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¿Qué es y cómo nació el luteranismo?


Octubre 23 de 2019
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El luteranismo es la denominación protestante que


sigue el legado del hombre a quien Dios usó para
impulsar la Reforma. La iglesia luterana tiene hoy
presencia en todo el mundo y su importancia histórica
es tan profunda, que probablemente no podríamos
hablar de protestantismo sin antes hablar de
luteranismo.
La pregunta por la que deberíamos empezar es, ¿qué
significa luteranismo? Las iglesias luteranas recibieron
su nombre del propio Martín Lutero (1483-1546),
aunque ni él ni los reformadores contemporáneos
quisieron que se les designara así. El término luterano,
que apareció en 1519, fue acuñado por los opositores
de Lutero, aunque los luteranos hubieran preferido
que se les llamara “evangélicos”.

El significado de
“Luteranismo”
En 1517, cuando cuestionó las prácticas eclesiásticas
en torno a las indulgencias con sus 95 Tesis, Martín
Lutero no tenía la intención de separarse de la Iglesia
Católica, suponiendo que su llamado a una reforma
sería escuchado. En cambio, se produjo una feroz
controversia. Lutero y sus seguidores fueron
excomulgados, lo que los enfrentó con la alternativa de
ceder o encontrar nuevas formas de vivir su fe.

La división entre luteranos y católicos se hizo clara con


el Edicto de Worms de 1521, que condenó a Lutero y
prohibió oficialmente a los ciudadanos defender o
propagar las ideas reformadas, sometiendo a los
defensores del luteranismo a la posibilidad de perder
todos sus bienes. En 1530 se exigió a los luteranos que
presentaran su confesión de fe ante el emperador en
Augsburgo, Alemania. Philip Melanchthon (1497-1560)
escribió la Confesión de Augsburgo, que fue leída ante
la corte imperial el 30 de junio de 1530.

En 1546, el emperador Carlos V (1500-1558) inició


una guerra contra los principales territorios y ciudades
luteranas, de la que salió victorioso en la hoy conocida
como ‘Guerra de Esmalcalda’. Pero Carlos se
extralimitó al agregar objetivos políticos a su propósito
de desmantelar las reformas de Lutero. Así, en 1555 se
vio obligado a reconocer formalmente a la iglesia
luterana.

La Paz de Augsburgo, por la cual se resolvió el conflicto


entre el luteranismo y el Emperador, marcó un
importante punto de inflexión en la historia de la
Iglesia luterana. Después de una generación de lucha
contra las autoridades católicas e imperiales, los
luteranos obtuvieron reconocimiento legal en 1555. A
partir de entonces, las iglesias luteranas que se
declararon protestantes en los territorios del Sacro
Imperio Romano Germánico fueron libres de
desarrollarse sin amenazas políticas ni militares.

Después de Lutero
Luego de la muerte de Martín Lutero, varias
controversias surgieron respecto a la organización y a
algunos puntos de la doctrina de la Iglesia luterana. Las
diferencias fueron resueltas a través de un documento
publicado en 1580, titulado Libro de la Concordia. El
libro reunía 10 documentos reconocidos como
autorizados por los luteranos: el Credo de los
Apóstoles, el Credo de Nicea, el Credo de Atanasio, el
Pequeño y el Gran Catecismo de Martín Lutero, la
Confesión de Augsburgo, la Apología de la Confesión de
Augsburgo, los Artículos de Esmalcalda, el Tratado
sobre el Poder y la Primacía del Papa, y la Fórmula de
la Concordia. Así, los luteranos unificaron su doctrina.

En el siglo XVI, las ideas luteranas se trasladaron a


Bohemia, Polonia, Hungría y Transilvania. Aunque
fueron bien recibidos por clérigos y laicos por igual, la
falta de apoyo de las autoridades impidió la formación
de nuevas iglesias.
Por otro lado, los comerciantes y estudiantes
introdujeron nociones luteranas en Escandinavia, que
estaba unida bajo la corona danesa. Un conflicto entre
el rey danés y la nobleza sueca en el siglo XVI condujo a
la aparición de Gustav Eriksson Vasa (1496-1560),
quien aseguró la independencia sueca. Desde el
principio, Vasa buscó disminuir el poder de la Iglesia
Católica y apoyó al luteranismo. La Dieta en Västerås
(1527) confiscó las propiedades de la iglesia, eliminó la
inmunidad del clero y declaró que sólo se debía
predicar la Biblia. Mientras tanto, el luteranismo se
extendía también a Estonia y Letonia.

Llegada de la ilustración
Posteriormente, ante la tendencia ortodoxa de la
iglesia luterana en Alemania, algunos teólogos
luteranos reaccionaron. El pietismo comenzó en 1675,
cuando el pastor Philipp Jakob Spener (1635-1705)
publicó su libro Pia Desideria[1].

Luego, el luteranismo se siguió expandiendo. La


primera gran ola de inmigrantes luteranos llegó a
Norteamérica en la década de 1740, con asentamientos
en Nueva York, las Carolinas y Pensilvania.
En 1806 la invasión de Alemania por Napoleón
Bonaparte (1769-1821) vino con la ilustración. La
ilustración desafió los supuestos cristianos
tradicionales sobre los milagros, las profecías y la
revelación divina. En contraste con el pensamiento
teológico de la época, que abogaba por el uso de la
razón pero que enfatizaba en la primacía de la
revelación, en la teología luterana se empezó a sentir
una tendencia a subordinar la revelación a la razón. Sin
embargo, muchos líderes luteranos no aceptaron el
racionalismo de la ilustración y buscaron avivamientos
basados en las Escrituras.

Luteranismo en todo el
mundo
Los comerciantes europeos llevaron el luteranismo a
África a partir del siglo XVII cuando se establecieron a
lo largo de las costas. Durante la primera mitad del
siglo XIX, la actividad misionera en África se expandió
con un aumento de los misioneros, nuevas
traducciones de la Biblia y el fomento de la educación.

El luteranismo llegó a la India a principios del siglo


XVIII. Se desarrolló una comunidad de varios miles de
cristianos, traduciendo la Biblia, un catecismo, un
himnario e iniciando un sistema de escuelas luteranas.
La inmigración llevó también el luteranismo a
Australia, Nueva Zelanda y a varias zonas de Oceanía.
En América Latina, las misiones comenzaron a servir a
los inmigrantes europeos de origen luterano. Las
iglesias luteranas de inmigrantes se establecieron
principalmente en Brasil, Argentina y Chile.

En 1892, los primeros misioneros luteranos llegaron a


Japón. Aunque el trabajo comenzó lentamente y se
produjo un gran revés durante la Segunda Guerra
Mundial, el luteranismo ha sobrevivido allí. Después de
que los misioneros en China fueron expulsados,
comenzaron el ministerio en Taiwán y Hong Kong.

Luteranismo en el siglo
XX
La posterior experiencia traumática de la Primera
Guerra Mundial desencadenó en el luteranismo tanto
una reacción conservadora, como un interés en la
cooperación interconfesional y el ecumenismo. La
mayoría de los teólogos luteranos siguieron la
reorientación general de la teología lejos del
liberalismo y hacia una síntesis entre religión y cultura,
teología y filosofía, y ciencia y fe. Este sentimiento se
sintetizó en lo que hoy conocemos como
«neoortodoxia», cuyo principal exponente fue el
teólogo suizo Karl Barth (1886-1968).

En 1934, ante el ascenso del nazismo, varios líderes y


teólogos de la iglesia luterana se unieron para firmar la
Declaración de Barmen. Esta declaración afirmó la
doctrina protestante tradicional y condujo a la
formación de la Iglesia Confesante, que unía a pastores
y congregaciones que rechazaban el control nazi sobre
la iglesia luterana alemana. Entre ellos estuvieron
Martin Niemöller (1892-1984) y el famoso Dietrich
Bonhoeffer (1906-1945)[2].

Luteranismo hoy
A diferencia de la Iglesia de Roma, el luteranismo no es
una entidad única. Se organiza en iglesias autónomas
regionales o nacionales. A nivel mundial, hay unos 140
cuerpos de iglesias luteranas de este tipo; 138 de estos
se unieron libremente en la Federación Luterana
Mundial, que se estableció en 1947.
Actualmente el luteranismo tiene entre 70 y 80
millones de miembros, lo que lo convierte en el tercer
movimiento protestante más grande del mundo,
después del anglicanismo y el pentecostalismo.
También es la principal denominación protestante en
Alemania.

Los países con mayor población luterana, fuera de


Alemania, incluyen a Canadá, Francia, República Checa,
Polonia, Hungría, Eslovaquia, Brasil, Malasia, India,
Indonesia, Países Bajos, Sudáfrica, Reino Unido y los
Estados Unidos. El luteranismo también es la religión
estatal en Islandia, Noruega, Dinamarca, Groenlandia y
las Islas Feroe. Suecia y Finlandia tienen su propia
iglesia nacional que es hija de la Iglesia luterana.
Actualmente, la iglesia luterana tiene presencia oficial
en casi cien países en los cinco continentes.

¿En qué creen los


luteranos?
El pensamiento de Lutero siempre ha sido la fuerza
que guía la delineación de la teología luterana.
Tradicionalmente, se ha pensado que las dos
principales declaraciones confesionales luteranas del
siglo XVI, la Confesión de Augsburgo de 1530 y el Libro
de la Concordia de 1576, explican las enseñanzas de
Lutero. La autoridad en el luteranismo se entiende
como la fidelidad a los documentos confesionales que
constituyen una exposición auténtica de la enseñanza
bíblica.

La principal de las enseñanzas luteranas es la


insistencia de que la Biblia es la única fuente de
autoridad para la iglesia. Por eso Lutero entendió la
necesidad de una Biblia en la lengua alemana ya que,
solo si la Biblia era accesible, se apreciarían sus
enseñanzas. Los teólogos cristianos occidentales hasta
el siglo XVI concibieron el acto redentor de la gracia
divina dentro del contexto de la colaboración humana
voluntaria. Este consenso de siglos de cooperación
divina y humana fue rechazado por Martín Lutero,
quien sostuvo que la Biblia negaba la participación
humana en el proceso de salvación.

Las confesiones luteranas reconocen dos sacramentos,


el bautismo y la Cena del Señor. Ya que los
sacramentos son actos instituidos por Cristo, la iglesia
debe practicarlos. El ministerio entonces se entiende
como la predicación y la administración de los
sacramentos. Sin embargo, esto no implica un estatus
especial para el ministro[3]. La teología luterana
enfatiza la obediencia al gobierno como un deber
cristiano. Lutero abogó por la resistencia solo si la
predicación del evangelio estaba en peligro.

En cuanto a la organización del luteranismo, las


congregaciones locales son parte de una organización
regional o nacional llamada “sínodo”. Los sínodos unen
el trabajo de las congregaciones dentro de sus áreas,
sirven de apoyo regional y guían la búsqueda de
candidatos pastorales y otros funcionarios.

El luteranismo también ha hecho una contribución


importante a la himnología protestante. Muchos de los
himnos luteranos conocidos provienen de los siglos
XVI y XVII, como por ejemplo «Castillo fuerte es
nuestro Dios» de Martín Lutero.

El legado del luteranismo nos recuerda la importante


labor de Martín Lutero. La forma en la que el Señor usó
a este hombre desencadenó el nacimiento del
protestantismo y la expansión de la idea de que la
Biblia debe ser leída, enseñada y aplicada por todos los
creyentes en cualquier lugar del mundo. La labor de
Lutero y sus seguidores inspiró a muchos otros a
buscar reformas en sus propios países, y en el proceso
tradujeron la Biblia a muchos idiomas, entre ellos al
español.

Puedes aprender más sobre este tema en el siguiente


[1]

enlace:

[2]Para aprender más sobre este hombre, visita el


siguiente enlace:

[3]Para conocer más sobre Lutero y la predicación,


visita el siguiente enlace:

octubre 23, 2019 Movimientos Alemania, Luteranismo, Martín Lutero, Pietismo

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