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Cortejo y apareamiento

El apareamiento de los tigres puede suceder en cualquier época del año, si bien en las regiones con climas
tropicales ocurre con más frecuencia durante el período comprendido entre noviembre y abril, cuando las
temperaturas son más frías. En zonas geográficas de clima templado los tigres se aparean sólo durante los
meses de invierno. Las hembras suelen entrar en celo cada 3-9 semanas, pero son receptivas sólo unos
cuantos días, que normalmente son de 3 a 6.
Durante el tiempo que precede al celo las hembras marcan su territorio con una orina que deja un olor muy
particular, diferente al olor que siempre expide. Una vez que entra en celo, procura comunicarlo a los machos
mediante la emisión frecuente y repetitiva de vocalizaciones que consisten en rugidos, gemidos y más
señales olorosas.
Cuando una hembra receptiva y un macho se encuentran, establecen el cortejo moviéndose en círculos y
vocalizando; ambos se gruñen y se separan en un proceso de reconocimiento mutuo y creación de
confianza. Entonces se acercan y la hembra comienza a lamer, acicalar y acariciar al macho con el hocico
para después revolcarse en el suelo y tenderse boca abajo, indicando que está lista. Acto seguido, el macho
se coloca sobre ella con las rodillas dobladas para no aplastarla con su peso, ruge y le sujeta el cuello con
los dientes mientras su compañera intenta ponerse de pie y darle zarpazos.
Para ella, la cópula es un acto doloroso, ya que el pene del macho posee unas estructuras como púas. Con
frecuencia es repetida durante el período de celo, es decir, durante los siguientes 5 o 6 días, aunque el acto
en sí dura un tiempo muy breve. Esto es porque que la ovulación es inducida y por ende pueden existir más
oportunidades de fecundación.
Una vez que una hembra queda preñada, espera durante 3 o 3.5 meses el nacimiento de sus cachorros. El
período de gestación suele durar estos meses, traducidos en 93-112 días aproximadamente. El tamaño de la
camada suele ser de 2 o 3 cachorros (aunque pueden ser hasta 7) que nacen ciegos e indefensos en una
guarida ubicada en una cueva, gruta o depresión entre hierba alta, por lo que dependen absolutamente de su
madre durante las primeras semanas de vida. A partir de entonces la hembra establece un vínculo social
estable con sus cachorros que dura hasta que éstos se independizan.
Desarrollo embrionario y naciemiento
La gestación de los tigres es de tipo vivípara, lo que quiere decir que la camada de cachorros se desarrolla
completamente dentro del vientre materno, alimentándose de los nutrientes que la madre es capaz de
proporcionarles.
Para el parto la tigresa elige una ubicación estratégica y protegida, la cual puede ser una cueva o una
guarida que se encuentre rodeada de abundante vegetación. Los cuidados parentales corresponden única y
exclusivamente a la hembra, la cual se encarga de proteger a sus cachorros desde el nacimiento y proveerle
todos los cuidados que necesitan durante sus primeras semanas de vida. El papel del padre en la cría de los
cachorros inicia y acaba con la fecundación de la hembra, a partir de ese momento se desentiende
totalmente de su descendencia.
Desarrollo y crecimiento
El período de gestación es de 104-106 días, aunque pueden ser menos (98 días) o un poco más (hasta 110
días). La hembra da a luz de 1 a 4 cachorros en un lugar situado entre la vegetación o en cuevas y comienza
a amamantarlos hasta los 3-6 meses después del nacimiento. Entre los 5 y los 6 meses de edad comienzan
a aprender a cazar y a los 2 o 3 años inician la aventura de la vida solitaria.
La madurez sexual en los machos ocurre entre los 4 y 5 años de edad, siendo las hembras más tempranas:
maduran entre los 3 y los 4 años.

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