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PROBLEMÁTICA DEL CONOCIMIENTO

INSTITUTO A. BUFANO
Profesorado de Filosofía

2013

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BOLILLA I
INTRODUCCIÓN
1. EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO

Nos preguntamos cuál es el problema del conocimiento, no porque pretendamos


definir la cuestión desde un principio, sino porque intentamos determinar, al menos, la
dirección de la búsqueda.
El problema no consiste en descubrir una verdad primera, porque nada autoriza a pensar
que las verdades metafísicas se deduzcan unas de otras, como los teoremas de geometría.
Tampoco se reduce al problema del mundo exterior, porque es absurdo preguntarse si
el mundo existe o no: Si las cosas no existieran ni siquiera podríamos preguntarnos por su
existencia.
Tampoco coincide con el problema de las ideas, ni de su origen (problema
psicológico).
Tampoco consiste en buscar cómo son posibles las ciencias y si la metafísica es posible
como ciencia. Es el planteo kantiano; pero parte desde un absurdo, dado que trata de investigar la
razón pura sin tomar en cuenta su referencia a lo real.

El problema del conocimiento se plantea en estos términos: ¿qué valor se debe


conceder, en los diversos grados de la elaboración del saber, al percibir y al
juzgar? ¿Cuál es el valor del conocimiento humano?
Es absurdo pedir que el pensamiento filosófico, antes de conocer nada, comience por
demostrar que puede conocer. A esto llama Santo Tomás “stultae quaestiones” comentando la
carta de San Pablo a Tito: “Stultas quaestiones devita... Item quando manifestum
proponitur ut dubium, sc. quaecumque debet aliquis per se tenere in scientia”1.

1
“Procura evitar las preguntas estúpidas (…) como cuando se propone como dudoso lo evidente, o sea, aquellas cosas
que cualquiera debe aceptar en una ciencia”.

2
Pero cuando el pensamiento ha comenzado a ejercitarse y a filosofar, a adquirir certezas de
ciencias y de sabidurías sobre las cosas y sobre el alma y sobre su causa primera, puede y debe
replegarse sobre sí mismo y aplicarse a conocer el conocimiento, a juzgar del mismo, a
verificarlo (para luego avanzar de nuevo y volver a retornar sobre sí mismo...) Tal es el trabajo de
la sabiduría metafísica.
Pero su obra será siempre un llegar a tomar conciencia, un puro repliegue sobre otra
actividad que es el conocimiento de las cosas, un trabajo puramente reflexivo; comprendida
plenamente esta condición, el principal peligro ya ha sido salvado: estamos libres del germen
idealista. El trabajo de la gnoseología es puramente reflexivo, no sólo en el tiempo sino en su
naturaleza, y, en consecuencia, en él no se puede prescindir para nada de lo real2.

2. NOMBRE DE LA MATERIA

Algunos nombres no son apropiados para designar al estudio del problema del
conocimiento. Uno de ellos es el de criteriología. Es inadecuado porque abarca muy poco,
pues reduce la gnoseología al estudio de los criterios de verdad. Epistemología, tampoco es
conveniente pues, la palabra en griego, significa ciencia y éste no es el único modo de
conocimiento. La epistemología es la parte de esta materia que trata de las ciencias y sus
métodos.
Mucha vigencia tiene aún el nombre de crítica, introducido por Kant. Se acepta el
término y se tiene en claro los errores de Kant para no incurrir en ellos. En este sentido no habría
mayor problema para su adopción, siempre que se tenga en cuenta la necesidad de no caer en
el equívoco del “realismo crítico”.
Pero como esta materia es la que específicamente se plantea el conocimiento como
problema y reflexiona acerca de él, el término más exacto para designarla parece ser el de
gnoseología.

3. MÉTODO GNOSEOLÓGICO

El método de la gnoseología no puede ser la duda porque no se puede dudar de todo


-menos aún de lo evidente- y porque, aun cuando la duda metódica me permitiese llegar a una
verdad primera, no se sigue que todas las demás verdades se deduzcan de ésta según el modelo
matemático. No puede ser, por otra parte, la búsqueda de las condiciones de

2
Cf. MARITAIN, J., Los grados del saber, 126-127.
3
posibilidad para el conocimiento científico porque, además de caer en lo anterior, caeríamos en
un reduccionismo, pues no todo conocimiento es científico. Tampoco puede ser la
introspección. La introspección es necesaria para descubrir y describir los conocimientos; pero
no puede explicarlos ni descubrir su valor.
Entonces el método gnoseológico es complejo. En un primer momento exige una
descripción de los conocimientos (fenomenología del conocimiento), luego la determinación
de los conocimientos, y por último una valoración de los mismos.
En definitiva, el método de la gnoseología no es distinto del método de la metafísica; es
fenomenológico-resolutivo porque avanza desde la descripción de sus objetos a la
fundamentación en los principios de ese modo especial de ser, que es el conocer. Se trata del
pasaje del fenómeno al fundamento.

4
BOLILLA II
LAS CORRIENTES PRINCIPALES DE LA GNOSEOLOGÍA3

No es posible enumerar todas las corrientes gnoseológicas.


Las reduciremos a las principales:
La primera cuestión que se plantea es saber si el espíritu humano puede conocer la verdad (si
tiene certezas legítimas); luego, si la respuesta es afirmativa, se pregunta ¿cómo es esa verdad? (si
es objetiva o no); después nos preguntamos ¿con qué se conoce la verdad? (si con una parte
de la conciencia o con todas sus partes conjuntamente); por último nos preguntamos ¿cuál
es el fundamento de la verdad? (la realidad o la conciencia).

1) ¿Existe la verdad? ¿Puede ser conocida?


Si se sostiene que la verdad no existe o que no puede ser conocida, tenemos el
escepticismo. Si nos decidimos por el escepticismo ya no hay problemas, la gnoseología ha
terminado antes de comenzar.
Por el contrario, si sostenemos que la verdad existe y que puede ser conocida, tenemos lo que
podríamos llamar verismo4.

2) ¿Cómo es la verdad? ¿Es la verdad objetiva?


Si afirmamos que no existen verdades objetivas y universalmente válidas, sino que toda verdad
depende de la persona o grupo que la experimenta (por ser la verdad relativa a ella/s), tenemos
el relativismo.
Hay distintos tipos de relativismo según se sostenga que la verdad depende de la relación
con cada persona (relativismo subjetivo o subjetivismo) o con cada grupo de
personas (relativismo cultural, relativismo social, relativismo político, etc…).
Por otra parte, si decimos que la verdad es objetiva y universalmente válida, independientemente
de las personas o grupos que la conocen, tenemos el objetivismo.

3
Cfr. VERNEAUX, R., Epistemología general o crítica del conocimiento, Herder, Barcelona, 19816.
4
Con el término “verismo” queremos significar lo que los antiguos expresaban con el término “dogmatismo” (la doctrina
filosófica que afirma que podemos conocer la verdad). Sin embargo no nos ha parecido conveniente usar hoy en día el
término “dogmatismo”, ya que en la modernidad este término ha tomado un significado distinto del que tenía
(Hoy en día se lo toma como la profesión de una doctrina sin examen crítico) por lo cual, es usado de modo despectivo:
como una especie de fundamentalismo gnoseológico que tiene una confianza ingenua en la verdad y una ausencia de
reflexión crítica.

5
3) ¿Con qué se conoce la verdad? ¿solo con una parte de la conciencia o con
todas sus partes conjuntamente?
Si respondemos que la verdad se conoce solo con una parte de la conciencia, tenemos un
reduccionismo gnoseológico. Esta postura tiene dos corrientes distintas:
 Si decimos que la única parte de la conciencia por la que se conoce la verdad es la
experiencia, tenemos el empirismo;
 Si, por el contrario, afirmamos que la única parte de la conciencia por la que se conoce la
verdad es la razón, tenemos el racionalismo.
Por otra parte, si respondemos que la verdad se conoce por el trabajo conjunto e integral de
todas las partes de la conciencia, tenemos lo que podríamos llamar, un integralismo
gnoseológico.

4) ¿Cuál es el fundamento de la verdad? ¿la realidad o la conciencia?


Si respondemos que el fundamento de la verdad no es la realidad, sino la conciencia, porque el
acto de conocer es lo más evidente, mientras que hay que dudar de la veracidad de la realidad,
tenemos el idealismo.
Si respondemos que la realidad, como “acto de ser”, se manifiesta por sí misma a la conciencia,
y que no hay fundamentos para negar esa evidencia, tenemos el realismo.

* * *

De este modo, quedan enunciadas las principales corrientes de la gnoseología: escepticismo y


verismo; relativismo y objetivismo; empirismo y racionalismo; idealismo y realismo.

Nosotros, por nuestra parte, sostenemos que la verdad existe y que puede ser
conocida por nosotros, que es objetiva, que la conocemos por la experiencia y la
razón conjuntamente, y que tiene como fundamento el ser real.

A continuación presentamos un cuadro sinóptico de estas principales corrientes gnoseológicas


y luego, nos detendremos brevemente en el análisis de cada una de ellas.

6
¿se puede
conocer la
verdad?

no si

escepticismo verismo

¿cómo es la
verdad?

relativa a la
objetiva
conciencia

relativismo objetivismo

¿con qué
grupal o indivudual o conocemos la
cultural subjetivo verdad?

con toda la
con una parte
conciencia
(reduccionismo)
(integralismo)

¿cual es el
fundamento
racionalismo empirismo de la verdad?

idealismo realismo

7
1. EL ESCEPTICISMO5
1.1. Noción de Escepticismo

Doctrina que afirma que la verdad no existe, o que, si existe, el hombre es incapaz de conocerla.
El escéptico es alguien que profesa duda o está en desacuerdo con lo que generalmente está
aceptado como verdad.

La palabra "Escéptico" viene del griego skeptikoi (de skeptesthai que en griego significa
examinar), éste fue el nombre dado a los seguidores del filósofo griego Pirrón de Elis (360 -
270 a. C.) que fue el primer y más radical escéptico. No dejó nada escrito, pero a él se le
atribuyen frases como: “nunca llegarás a conocer la verdad”; “no digas ‘así es’, sino ‘me parece
que es’”. Profesó la doctrina de la “epojé” que consistía en la suspensión de todo juicio sobre la
realidad, ya que si no se puede conocer nada, no se puede afirmar nada .

Otros modos de escepticismo son el probabilismo y el fenomenismo:

 El Probabilismo: afirma que no estamos seguros de estar en posesión de la verdad.


Ninguna representación es evidente, pero algunas son probables, y esto basta para la
vida.
 El Fenomenismo: acepta creer en las apariencias, porque están inmediatamente
presentes a la conciencia y se le imponen, pero se abstiene de juzgar sobre la realidad.
“Tengo frío; de esto no puedo dudar. Pero ¿hace frío? No hay medio de saberlo”. Según este
modo de escepticismo no podemos decir “la nieve es blanca”, “la miel es dulce”, sino “en
este momento la nieve me parece blanca”; “la miel me sabe dulce”.
El escepticismo es en algunos casos, tan radical que incluye al propio escepticismo: “ni siquiera
sabemos con certeza si el propio escepticismo es verdadero”, dijeron Arcesilao y Carnéades.

1.2. Argumentos del Escepticismo


Las contradicciones entre los filósofos y más ampliamente la diversidad de opiniones
humanas, son un indicio de que el espíritu humano no puede alcanzar la verdad.
Los errores en el conocimiento: errores de los sentidos, los sueños, las alucinaciones,
la embriaguez y la locura.

1.3. Refutación del Escepticismo


Para los escépticos, las contradicciones entre los filósofos, la diversidad de opiniones
humanas y los errores en el conocimiento, son un indicio de que el espíritu humano no
puede alcanzar la verdad.
Sin embargo, para que estos hechos sean argumentos válidos de que no se puede alcanzar la
verdad, es necesario que sean conocidos como hechos verdaderos (verdades legítimas), por

5
Cfr. Echegoyen Olleta, J. Historia de la Filosofía, Filosofía Griega, Filosofía Helenística, Escepticismo, Torre de
Babel Ediciones:
http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Filosofiagriega/Filosofiahelenistica/Escepticismo.htm

8
lo que constituyen una prueba irrefutable, de que se puede alcanzar la verdad.
Además, para que los errores llamen la atención como errores (como algo contrario al buen
conocimiento) tienen que ser algo extraordinario y anormal. Si siempre estuviésemos en el
error no sabríamos lo que es el error (porque no se distinguiría de la verdad). Puede haber una
representación a la que no corresponda algo en la realidad (en la locura, en la embriaguez),
pero son situaciones patológicas, y por tanto excepciones.
La refutación más clara a esta doctrina, consiste en mostrar que el escepticismo llega a la
contradicción total en el pensar y a la incoherencia total en el obrar.
La postura más lógica del escéptico sería el dejar de hablar, e incluso de pensar, puesto que
todo hablar o pensar consiste en afirmar (o negar) algo, y tiene como base la suposición de que lo
afirmado o negado es verdadero.
Además un escéptico coherente tendría que reducirse a la inmovilidad, porque ningún ser
humano se mueve si no tiene certezas (ej: nadie camina por un lugar si no está seguro que el suelo
puede soportar su peso). Por eso, si hubiese un escéptico realmente coherente con lo que
profesa, tendría que portarse como una planta.

2. EL VERISMO
Con “verismo” queremos significar lo que los antiguos expresaban con el término
“dogmatismo” (la doctrina filosófica que afirma que podemos conocer la verdad). Sin
embargo no nos ha parecido conveniente usar hoy en día el término “dogmatismo”, ya que
jidesde Kant en adelante este término ha tomado un significado distinto (profesión de una
doctrina sin examen crítico y en virtud de una autoridad que no corresponde al valor intrínseco
de tal doctrina6) por lo cual, en la actualidad, se usa este término de modo despectivo (como una
especie de fundamentalismo gnoseológico que tiene una confianza ingenua en la verdad y una
ausencia de reflexión crítica).
La prueba más clara de que la verdad existe y que puede ser conocida por nosotros, es la
contradicción en la que cae el que quiere afirmar lo contrario. En efecto si alguien afirma que la
verdad no existe o que, si existe, no se puede conocer, podríamos preguntarle: “y usted
¿cómo es que conoció esta verdad?”

3. EL RELATIVISMO7

3.1. Noción de Relativismo

El relativismo afirma que no existen verdades objetivas y universalmente válidas, sino que toda
verdad depende de la persona o grupo que la percibe.

6
Actualmente la acepción más ordinaria del término “dogmatismo”, designa toda posición filosófica que suponga la total
sumisión a ciertos principios o a la autoridad que los postula (principios y autoridad) que se aceptan y/o defienden sin la
menor crítica o autocrítica, como si representaran "la verdad", sin más argumento o justificación. Kant, por ejemplo,
opondrá su propia "filosofía crítica" al dogmatismo racionalista del siglo XVIII, al haber dotado éste a la razón de la
posibilidad de conocimiento metafísico, sin haber hecho previamente un análisis crítico de tal posibilidad.
7
Tomo este punto usando el texto escrito por el Padre Miguel Ángel Fuentes, haciéndole modificaciones y agregados:
Cfr. Fuentes M. A. (20083) Las verdades robadas, San Rafael: Ediciones del Verbo Encarnado, pag 15-26.
9
Es preciso ser cuidadoso a la hora de definir lo que es relativismo; así, por ejemplo, no es
relativismo aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas; esto es obvio y
nadie lo ha negado. El relativismo aparece cuando además decimos que dichas opiniones son
todas verdaderas porque a las personas que las defienden les parecen verdaderas.

Los sofistas fueron los primeros filósofos en defender el relativismo. Y es precisamente


Protágoras de Abdera8 (480 - 410 a. C.), el primer sofista del que tenemos noticia, quien
expresó de modo gráfico la esencia del relativismo con la siguiente frase: “el hombrees la medida
de todas las cosas, de las que son en tanto que son y de las que no son en tanto que no son”. La
filosofía platónica puede entenderse como un intento de superar de forma radical y completa
el relativismo sofista. Aunque muy desprestigiado durante la mayor parte de la historia de la
filosofía, el relativismo ha encontrado en la actitud anti metafísica del pensamiento
contemporáneo un extraordinario desarrollo, no sólo en lo filosófico, sino también en la
antropología, la sociología, etc., siendo la posición más difundida en la cultura contemporánea
en general.

Hay distintos tipos de relativismos:

Cuando se afirma que el conocimiento cierto es relativo a condiciones propias del sujeto
(intereses personales, creencias previas, estado de ánimo,...) entonces se suele hablar de
relativismo subjetivo o subjetivismo;

Cuando se afirma en cambio, que el conocimiento cierto es relativo a condiciones propias del
grupo que conoce, tenemos diversos tipos de relativismo (según los distintos grupos), entre los
cuales el más famoso es el relativismo cultural (la verdad es relativa a condiciones
propias de cada cultura. Cada cultura tiene sus verdades).

3.2. Los Tipos más Comunes de Relativismo

3.2.1. Subjetivismo

Es el que enseña que lo que determina la verdad de alguna afirmación es cada individuo, por
tanto, habrá (o podría haber) tantas verdades cuantos hombres. Algo puede ser verdadero para
Juan y no para José, y ambos tienen razón: “su razón”.

Es fácil darse cuenta de que esto está muy divulgado en nuestra sociedad; nosotros lo
escuchamos bajo el título de “punto de vista”: cada uno tiene sus “puntos” de vista. Y así tiene
más valor la opinión que la verdad. Y no solamente cada uno tiene su verdad, sino que cada
uno tiene derecho a formarse su verdad. Por eso en nuestros tiempos relativistas, ya no puede
haber maestros que enseñen la verdad, ni tampoco se puede presentar una afirmación como si
fuese una verdad absoluta, sino que cada uno debe ofrecer a los otros su opinión por si a alguien le
gustaría hacerla suya.

Un modo de relativismo subjetivo muy popular en nuestro tiempo es el pragmatismo. Esta


corriente iniciada por William James (1842 - 1910), sostiene que el hombre no está hecho
para conocer, sino que está hecho para la acción, para orientarse en la vida. La verdad es
entonces la adecuación de nuestros pensamientos con nuestros fines prácticos, y por eso su
8
Cfr. Wikipedia, Protágoras, http://es.wikipedia.org/wiki/Protágoras.
10
valor es relativo a aquello que es útil y provechoso para nuestra conducta práctica. De este
modo la verdad se hace relativa a la conveniencia individual; y cuando dicha conveniencia
individual, se hace conveniencia de un grupo, la verdad, que era relativa a un individuo, se
convierte en la verdad de un grupo.

3.2.2. Relativismo cultural

Es el que hace depender la verdad de la cultura histórica. Cada cultura –china, hindú, egipcia,
babilónica, greco-romana, árabe, americana, occidental– realiza su propia valoración de lo
real, tiene su modo de comprender el cosmos, distinta de las demás culturas e irreductible a
cualquiera de ellas. Ninguna cultura puede aspirar a que su valoración sea absoluta,
universalmente válida. Según este tipo de relativismo no se puede juzgar un elemento cultural
desde otra cultura, sociedad, o momento histórico, ya que no hay un punto de comparación
objetivo entre mi cultura y la que quiero juzgar. Quizás el último y más sutil exponente de esta
doctrina es la llamada “filosofía hermenéutica” de Hans-Georg Gadamer (1900 - 2002).

3.3 Argumentos del Relativismo

Hay varias razones que permiten comprender por qué muchos filósofos consideran
adecuado el relativismo. Se pueden destacar las siguientes:

La influencia de elementos físicos, psicológicos, o culturales en los juicios de las personas;


La observación de las muchas ideas o concepciones diferentes (incluso opuestas), que
tienen los distintos grupos o culturas;
La observación del cambio de ideas a través del tiempo.

Todo ello puede favorecer la convicción de que realmente es imposible dejar de lado la
subjetividad en la adquisición de la verdad.

3.4. Refutación del Relativismo


Todo relativismo implica una contradicción intrínseca

Contradicción en el sentido común


La existencia de la verdad (de la verdad como algo objetivo y universal, invariable y superior a
cualquier opinión humana) es una certeza de sentido común; tan de sentido común que
basándonos en que hay verdades objetivas nos casamos, sembramos, nos subimos a un barco o a
un avión, compramos y vendemos y nos dejamos matar defendiendo la patria o las personas que
amamos… ¿Quién se casaría si aceptase que una cosa será la fidelidad para mí y otra para ti?
¿Quién se embarcaría si no estuviese seguro de principio por el cual un cuerpo sólido puede
flotar en definidas condiciones, o quien subiría a un avión basándose sólo en que el piloto opina
que su avión es capaz de mantenerse en el aire?

Contradicción en la razón
Pero no sólo tenemos una certeza popular de la existencia y valor objetivo de la verdad sino una
certeza científica de la misma. La verdad objetiva existe y no puede ser negada sin contradecirse.
En efecto, si “no hay verdad absoluta”, nada se puede «afirmar de modo

11
absoluto», por eso, el que «afirma de modo absoluto» que “no hay verdad absoluta” se está
contradiciendo.

Contradicción en la vida real


El más craso negador de que podamos conocer la verdad absoluta de las cosas, es capaz de
mover cielo y tierra para que le paguen su sueldo (¿cómo sabe que es suyo? ¿y si el patrón opina
que no le tiene que pagar?), y cuidado con que le toquen su esposa o sus bienes, y en esto no
valen opiniones ni el que cada uno tenga su verdad (también el ladrón dice tener su verdad, y esta
es que le gusta más mi auto que el suyo y por eso decide apropiarse de él;
¿qué le responderé yo, miserable relativista? “Señor, si usted lo ve así, aquí tiene las llaves;
disculpe si pensé mal de usted”.
Así es que un relativista puede enseñar el relativismo durante toda su vida con plena convicción
(lo que sería contrario al relativismo); pero si llegase a ir a un restaurante “relativista” y pidiendo
liebre le trajesen gato porque el dueño del restaurante desde su punto de vista sostiene que el
gato es igual que la liebre, no sólo puede ver derrumbarse su sistema en pocos segundos sino
pasar el resto “relativo” de su vida en prisión por intento de homicidio de un propietario de
restaurante. Todo relativista es, necesariamente, inconsecuente en la vida real.

Para terminar, si nos llegamos a encontrar con un relativista que intentando negar la
objetividad de la verdad, nos dice: “no se puede estar seguros de nada”, entonces tenemos que
preguntarle: ¿Está seguro de lo que dice?

3.5 Anexo: La guerra como consecuencia del relativismo


Si no hay una verdad objetiva, la verdad subjetiva u opinión que se impone es la del más fuerte.
En esta línea decía el Papa Francisco:

Pero hay otra pobreza. Es la pobreza espiritual de nuestros días, que afecta gravemente también
a los Países considerados más ricos. Es lo que mi Predecesor, el querido y venerado Papa
Benedicto XVI, llama la «dictadura del relativismo», que deja a cada uno como medida de sí mismo
y pone en peligro la convivencia entre los hombres. Llego así a una segunda razón de mi
nombre. Francisco de Asís nos dice: Esforzaos en construir la paz. Pero no hay verdadera paz sin
verdad. No puede haber verdadera paz si cada uno es la medida de sí mismo, si cada uno puede
reclamar siempre y sólo su propio derecho, sin preocuparse al mismo tiempo del bien de los
demás, de todos, a partir ya de la naturaleza, que acomuna a todo ser humano en esta tierra.
(Discurso del santo padre Francisco, audiencia al cuerpo diplomático acreditado ante la santa
sede, viernes 22 de marzo de 2013, Ciudad del Vaticano).

4. EL OBJETIVISMO

El objetivismo sostiene que la verdad es universalmente válida, independientemente de las


personas o grupos que la piensen.
La prueba más clara de que la verdad es universalmente válida, es (como en el escepticismo)
la contradicción en la que cae el que quiere afirmar lo contrario.
En efecto, es contradictorio «afirmar de modo absoluto» que “no hay verdad absoluta”, ya que si
“no hay verdad absoluta”, nada se puede «afirmar de modo absoluto»

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5. EL RACIONALISMO

5.1. Noción de Racionalismo


El racionalismo (del latín, “ratio”: razón) es una corriente gnoseológica que sostiene que la
fuente de todo conocimiento válido es la razón (en contraste con el empirismo, que pone la
fuente del conocimiento en la experiencia). Fue desarrollada en Europa continental durante los
siglos XVII y XVIII, por René Descartes, y luego por Spinoza, Leibniz, Wolff y Kant.
Se caracteriza por una firme confianza en que podemos alcanzar verdades objetivas y
universalmente válidas (objetivismo) y por la convicción de que sólo podemos alcanzar estas
verdades por la razón, ya que nuestros sentidos nos engañan. Manifestaba que estas verdades
que conocía la razón como evidentes en sí, eran innatas (porque no podían venir de la
experiencia), y que a partir de ellas, es posible deducir el resto de contenidos de la filosofía y de
las ciencias.

5.2. Argumentos del Racionalismo


El racionalismo parte manifestando una firme confianza en que podemos alcanzar verdades
objetivas y universalmente válidas. Esta confianza le viene del hecho de que existen las ciencias
(que tienen como contenido verdades objetivas y universalmente válidas). Especialmente
muestra una gran admiración por el método de las ciencias exactas, especialmente de las
matemáticas, la cual tiene principios tan evidentes y un método deductivo tan riguroso, que
nadie puede dudar ni de sus principios, ni de sus conclusiones.
Estos principios tan evidentes, que nadie pueda dudar de ellos, no pueden provenir de la
experiencia, ya que se puede dudar de la experiencia, porque muchas veces nos conduce al
error; Además estos principios deben ser universales y necesarios, mientras que la
experiencia, nos presenta solo objetos particulares y contingentes. Luego estos principios, no
provienen de la experiencia, sino que están grabados en la razón (como ideas innatas), y es a
partir de ellos que debemos deducir, el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias.

5.3. Refutación del Racionalismo


El racionalismo (como también el empirismo) tiene como error fundamental, en no reducirse al
momento originario del conocimiento (el contacto de la conciencia con el ser), para encontrar
allí el verdadero objeto de la conciencia (el ser), e indagando ese objeto, determinar la
naturaleza de la facultad con la que se conoce dicho objeto, ya que si reducimos el ser a un
sector del mismo, reduciremos también la facultad cognoscitiva a la parte que conoce ese sector
del ser. Así el racionalismo comienza reduciendo el objeto de la conciencia a las ideas simples
(claras y distintas) y por lo tanto, será la razón, la facultad cognoscitiva que podrá conocer esas
ideas y a partir de ellas, deducir las demás ideas, que constituyen los contenidos de la filosofía y
de las ciencias.

13
6. EL EMPIRISMO

6.1. Noción de Empirismo


El empirismo (del griego, “empeiría”: experiencia). es la corriente gnoseológica que reduce el
objeto de nuestro conocimiento a las percepciones de la experiencia. Llevando a la negación
de todo aquello que no se pueda conocer a partir de la experiencia (como la realidad
extramental, la razón, las ideas universales, etc…). Para el empirismo, entonces, la
experiencia es la base de todo conocimiento, no sólo en cuanto a su origen sino también en
cuanto a su contenido.
Además, como la experiencia nos muestra que lo único inmediatamente dado a la conciencia
son las impresiones simples, aunque también percibimos la existencia de impresiones
complejas, concluye que estas últimas son elaboradas por el espíritu humano, asociando
impresiones simples, gracias a un cierto hábito o costumbre. Esta teoría empirista se llamó:
“asociacionismo”.
Aunque históricamente el recurso a la experiencia ya se produjo, en determinados contextos,
en la filosofía antigua (ej: Sexto Empírico9 160 - 210), usualmente se entiende por
empirismo, la corriente gnoseológica que se desarrolla durante los siglos XVII y XVIII en
Gran Bretaña (empirismo inglés), que surge como una oposición al racionalismo de la época
(defendiendo que el conocimiento se funda en la experiencia) y cuyos representantes más
destacados fueron Locke, Berkeley y Hume.

6.2. Argumentos del Empirismo

El empirismo se basa en dos principios fundamentales, a partir de los cuales se deducen


otros principios.

Las ideas son el objeto de nuestra conciencia y todas nuestras ideas


provienen de la experiencia.

1ro) Las ideas son el objeto de nuestra conciencia.

Desde el momento en que la mente, en todos sus pensamientos y razonamientos, no tiene


ningún otro objeto inmediato que sus propias ideas, las cuales ella sola contempla o puede
contemplar, resulta evidente que nuestro conocimiento está dirigido sólo a ellas (Locke)10.
Cuando nos esforzamos por concebir la existencia de objetos exteriores, no hacemos sino
contemplar nuestras propias ideas (Berkeley)11.

9
Sexto Empírico fue un médico y filósofo griego, considerado como uno de los más importantes representantes del
escepticismo pirroniano, sin embargo su escepticismo no era radical, como el de Pirrón, porque aceptaba como válido el
conocimiento empírico y por eso puede ser considerado como el primer empirista. En una de sus obras afirma: “Nosotros no
echamos abajo las cosas que, según una imagen sensible y sin mediar nuestra voluntad, nos inducen al asentimiento...
Y eso precisamente son los fenómenos” (Sexto Empírico, Hipotiposis Pirrónicas, I, X, 19).
10
Cfr. Locke, J. Ensayo sobre el entendimiento humano, Libro IV.
11
Cfr. Berkeley, G. Tratado sobre los principios del conocimiento humano.
14
No tenemos idea alguna de sustancia de ningún género, pues sólo tenemos ideas de lo que
se deriva de alguna impresión; y no tenemos impresión de una sustancia sea ésta material o
espiritual. No conocemos más que cualidades y percepciones particulares (Hume)12.

2do) Todas nuestras ideas provienen de la experiencia.

No existen las ideas innatas


Ya que ni los niños, ni los salvajes, ni los locos, tienen las ideas del hombre culto.
Además no tendría ninguna razón de ser el aprendizaje, y todas las personas
estaríamos de acuerdo en las mismas verdades.
Tampoco existen virtualmente (de modo latente)
Ya que el pensamiento es consciente, por lo que estar en el entendimiento significa
ser percibido por el entendimiento. De suerte que si se sostiene que una cosa está en el
espíritu sin que el espíritu la perciba es lo mismo que decir que no está en el espíritu”.
Por ende, el espíritu al principio está vacío como una hoja en blanco, lo cual prueba que
todas nuestras ideas provienen de la experiencia.

3ro) Partiendo de la experiencia, advertimos que tenemos dos clases de percepciones:


las impresiones y las ideas.

Su diferencia consiste en el grado de fuerza y de vivacidad con el cual impresionan el


espíritu.
Impresiones: son las percepciones más fuertes. Pueden ser tanto externas (oír, ver,
etc.) como internas (desear, temer, etc.)
Ideas: Son más débiles que las impresiones, por ser copias de éstas. Por esto son tan
particulares como sus impresiones.

4to) Las ideas provienen de las impresiones, pero no hay modo de saber de dónde
provienen las impresiones.

Es un hecho de experiencia que toda idea es una copia de una impresión, luego si una impresión
es simple, su idea será simple; si una impresión es compleja, su idea será compleja.
Para asegurarse, entonces, de la realidad de una idea basta con indicar la impresión de la cual
proviene. En cambio, las causas de las impresiones son totalmente inexplicables a la razón
humana13.

5to) No existen ideas abstractas, sino que son todas particulares.

Todas las ideas son particulares, por ser débiles copias de nuestras impresiones, las cuales son
particulares.
Las ideas son particulares en sí mismas, aun cuando puedan llegar a ser generales por su
representación. Así como la imagen en la mente no es más que un objeto particular, aunque
podemos hacer que esa imagen, aun siendo particular, sea signo (representación) de muchas
cosas.

12
Cfr. Hume, D. Compendio de un tratado de la naturaleza humana.
13
Tratado, Iº libro, 3ª parte, 5ª sección.

15
6to) las impresiones, y por ende sus respectivas ideas, pueden ser simples o
complejas.

Las impresiones simples: (se llaman simples porque el análisis psicológico no puede ir
más allá. Ej: una impresión simple es el mirar un color rojo). Provienen de dos fuentes:
o La experiencia externa (sensación): La sensación nos permite percibir
cualidades, que pueden ser “primarias”, como el movimiento, la forma, la
extensión, y “secundarias” (como el color, el olor, el gusto, etc…).
o La experiencia interna (reflexión): Por la experiencia interna percibimos
nuestras operaciones psicológicas (como entender, creer, pensar, dudar,
etc…).
Las impresiones complejas: Se forman por la asociación de impresiones simples (ej:
se tendrá la impresión compleja de “manzana” si, al tocarla, también se la mira y se la
gusta y a partir de esa impresión compleja se obtendrá una idea compleja de
“manzana” que combina tal forma, color, gusto, dureza, etc...).

7mo ) Las impresiones simples se presentan por si mismas al espíritu humano, que las
recibe de un modo pasivo; mientras que las impresiones compuestas son elaboradas
de modo activo por el espíritu humano, asociando impresiones simples, según un
cierto hábito o costumbre.

La vinculación de nuestras ideas entre sí es un hecho de experiencia, evidente, y que se funda


en elementos que funcionan como principios de esta asociación, llamados relaciones.14
De éstas las más importantes son la semejanza, la contigüidad en el espacio y en el tiempo, y la
relación de causa y efecto, y a éstas se reducen cualesquiera otras en el plano de los hechos o la
vida práctica.
Estas tres leyes o principios de la asociación de ideas son diversas formas de una única raíz:
el hábito o costumbre.
De esto se sigue que las ideas complejas no son universalmente válidas y que no se basan en
algo objetivo, sino en la costumbre.

6.3. Refutación del Empirismo


El empirismo (como también el racionalismo) tiene como error fundamental, en no reducirse al
momento originario del conocimiento (el contacto de la conciencia con el ser), para encontrar
allí el verdadero objeto de la conciencia (el ser), e indagando ese objeto, determinar la
naturaleza de la facultad con la que se conoce dicho objeto, ya que si reducimos el ser a un
sector del mismo, reduciremos también la facultad cognoscitiva a la parte que conoce ese sector
del ser. Así el empirismo comienza reduciendo el objeto de la conciencia a las impresiones
simples, aisladas entre sí, y por lo tanto, será la experiencia, la facultad cognoscitiva que podrá
conocer esas impresiones simples y que tendrá el deber de asociarlas, para formar impresiones
compuestas y así determinar la estructura habitual de nuestras ideas particulares. Este punto
de partida del empirismo, fue refutado por la Gestalt

14
En total hay siete relaciones filosóficas: identidad, cantidad y número, cualidad, contrariedad u oposición, semejanza,
contigüidad de especio y tiempo, causalidad. Las cuatro primeras son filosóficas puras, (no son simples tendencias
espontáneas); las tres últimas pueden ser tanto naturales (es decir, como tendencias espontáneas a la asociación), cuanto
relaciones entre conceptos. Cf. Tratado, Iº libro, 1ª parte, 5ª sección.

16
theorie (teoría de la forma), la cual mostró de modo experimental, que lo inmediatamente dado a
la conciencia no son impresiones aisladas, sino un objeto configurado, cualificado y unificado15.

7. EL IDEALISMO

7.1. Noción de Idealismo


El idealismo es la doctrina que hace depender “la verdad de la realidad” de “la verdad de la
conciencia”, en efecto, para el idealismo, la determinación de lo que es “realidad”,
“naturaleza” o “ser”, depende de la determinación de la “conciencia”. Por eso, el idealismo no
consiste en la simple negación de la «realidad exterior», sino en la determinación de la esencia de
la realidad (si es exterior o interior, si es nouménica o fenoménica, etc…) a partir de la
conciencia. Esto supone la afirmación de la conciencia como principio y fundamento del ser y
por lo tanto, del conocer (ya que el ser es el objeto del conocimiento). En este sentido es la
conciencia la que se da a sí misma su propio objeto, permaneciendo cerrada en su círculo
interminable de manifestarse en el ser y conocerse en su manifestación.
Esta corriente de pensamiento tuvo sus comienzos en 1781 con el filósofo alemán Immanuel
Kant, el cual intenta superar la dialéctica que en aquel entonces había entre la posición
racionalista y la empirista. Kant superó el racionalismo y el empirismo enfocando desde otro
punto la cuestión del conocimiento, porque sostenía que el error de estas corrientes era haber
puesto el acento en el objeto de conocimiento y no en el sujeto que conoce. En efecto, aquellos
afirmaban que conocemos ideas por medio de la razón y estos fenómenos a través de los
sentidos; pero ambos coincidían en que conocer es recibir las cosas de un modo pasivo,
dejándose impresionar por ellas. Para Kant el centro del problema no era ¿qué conocemos? (el
objeto) sino ¿cómo conocemos? (el sujeto). En la visión de Kant el sujeto ya no es el que recibe
su objeto desde el mundo, de un modo pasivo, sino que el sujeto pasa a ser el que, de modo
activo, “construye” el objeto de su conocimiento.
A este cambio se lo llama "giro copernicano" o "revolución copernicana". Porque así como
Copérnico revolucionó la Astronomía al sostener que no era la Tierra el centro alrededor del
cual giraban los cuerpos celestes sino que era el Sol el astro alrededor del cual giraban la Tierra y
todos los planetas del sistema solar, del mismo modo Kant sostuvo que no era el objeto el centro
del conocimiento sino el sujeto. Así nació la doctrina llamada “idealismo trascendental”, para el
cual el fundamento de la objetividad de la verdad es la conciencia, mientras que el mundo
exterior (o nouménico) permanece incognoscible para el sujeto.
La obra de Kant dio inicio al idealismo alemán, escuela que afirma la conciencia como el
fundamento de todo ser, y que tuvo como mayores exponentes a los filósofos Fichte, Schelling
y Hegel.

7.2. Argumentos del Idealismo


Podemos decir que el principio idealista tiene como primer defensor el racionalismo de
Descartes, el cual sudaba de todo en busca de algo que le dé una certeza firme. En efecto, para
Descartes, nuestra razón puede alcanzar la verdad, sin embargo constataba que entre

15
Cfr. Fabro, C. La fenomenologia della percezione, Vol. 5 de Opere complete, segni 2006: EDIVI

17
los hombres había una multitud de opiniones opuestas. Entre estas opiniones opuestas solo una
tenía que ser verdadera y las demás erradas. ¿Cómo encontrar la verdad? Tenemos que dudar
de todo - decía - hasta encontrar un principio tan evidente que nadie pueda dudar de él, y a partir
de ese principio debemos deducir las otras verdades.
Hasta aquí los argumentos presentados por Descartes son más bien racionalistas. Lo que sigue
a continuación, en cambio, es el comienzo de la reflexión idealista.
Esta idea evidentísima e indudable que Descartes buscaba, principio sólido a partir del cual deducir
las otras ideas, es que “pienso y por lo tanto, existo” (“cogito ergo sum”). Por lo tanto, es a partir
de este principio que deben deducirse el resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. De
este modo, la conciencia (cogito) se constituye en el punto de partida a partir del cual debe ser
determinada la naturaleza de la realidad. En efecto escribía Descartes en su Regulae16 “Nada me
parece más absurdo que discutir osadamente sobre los secretos de la naturaleza sin haber
antes examinado si la inteligencia humana es capaz de penetrarlos”; o también: “No podemos
conocer nada antes de conocer la inteligencia, pues por ella conocemos las demás cosas”.
El argumento más fuerte del idealismo es entonces, el sostener como evidente que la verdad más
cierta, a partir de la cual podemos hacer ciencia, es “que pensamos”, y por lo tanto “que el objeto
de nuestro pensamiento debe ser determinado por el pensamiento”, ya que no sabemos si
proviene de algo extramental.

7.3. Refutación del Idealismo


El conocimiento es presencia del ser a la conciencia: en efecto, en todo conocimiento ser
presenta ante todo, el acto de ser; y es en ese mismo presentarse del acto de ser, donde
distinguimos la presencia de otro acto, diverso del ser: el acto de conocer. Acto de ser y acto de
conocer están presentes, entonces, en todo conocimiento, como condiciones constitutivas y
necesarias para que se produzca el conocimiento. Negar uno de estos dos términos
constitutivos de la relación gnoseológica con que se actúa primeramente la conciencia, sería
quedar atrapado en una visión restringida de la realidad17.

El error idealista consiste en dudar de la veracidad del acto de ser (le quita autoridad), dándole
certeza y autoridad sólo al acto de conocer, a partir del cual determinará posteriormente,
la naturaleza del acto de ser. Al idealista no le importa lo que el ser diga de sí mismo, sino lo
que la conciencia diga del ser. El error consiste entonces, en negar uno de los fundamentos del
conocer: la presencia del ser, sin tener otro fundamento para hacerlo, que el querer hacerlo18.

16
Cfr. VERNEAUX, R., Epistemología general…, pag. 9.
17
Sabemos que la experiencia humana presenta desde su comienzo una constitución bifronte en cuanto que es el lugar
del darse recíproco del espíritu y del ser, del yo y del mundo, de tal manera que ambos resultan constituidos mediante
esta complementariedad. El mundo sólo puede ser conocido en cuanto diverso del yo, y el yo sólo aparece como tal en
cuanto aparece como conocedor del mundo. La conciencia se constituye en acto por esa doble presencia del yo y del
mundo, de carácter irreductible y dialéctico (texto extraído de la dispensa de filosofía moderna del seminario “María
Madre del verbo Encarnado”, escrita por el Padre Christian Ferraro, san Rafael, 2006).
18
La duda absoluta que pretende erigirse en comienzo para el idealismo, es un acto absurdo, porque consiste en
suprimir la dualidad originaria del actuarse de la conciencia y, por consiguiente, el vaciamiento total del contenido. El
acto de conciencia de que parte el idealismo es un cogito completamente vacío y, por consiguiente, no es acto de nada,
ni es acto, ni nada. Si el acto con que comienza la conciencia es reflexión, la conciencia queda abolida en su punto de

18
8. EL REALISMO
El realismo es la doctrina que afirma que es “la realidad”, como “acto de ser”, la que pone en acto
la conciencia, permitiéndole realizar su acto propio, que consiste en conocer “el ser” y al
mismo tiempo, conocer “que conoce”. De esto se sigue que es solo a partir de la presencia del
ser, que podemos determinar la naturaleza del mismo y no a partir de la conciencia.

9. JUICIO CRÍTICO SOBRE LAS CORRIENTES GNOSEOLÓGICAS19


Para determinar la verdad o falsedad de estas corrientes gnoseológicas, es necesario estudiar el
conocimiento en sí mismo, partiendo desde su momento originario, es decir, desde su punto de
partida.
El momento originario del conocimiento consiste en una doble presencia de “acto de ser” y “acto
de conocer”, la cual es de carácter irreductible y dialéctica. En efecto, el conocimiento humano
presenta, desde su comienzo una constitución bifronte en cuanto que es el lugar del darse
recíproco del ser y del espíritu; del mundo y del yo, porque es un hecho evidentísimo que en
todo conocimiento se presenta ante todo, el acto de ser; y que en ese mismo presentarse del
acto de ser, se distingue la presencia de otro acto, diverso del ser: el acto de conocer. Acto de ser
y acto de conocer están presentes, entonces, en todo conocimiento, como condiciones
constitutivas y necesarias para que se produzca el conocimiento.
Sin embargo, el acto de conocer, solo dice: “pienso”, a partir de lo cual, comprendo que “yo
soy algo que piensa” (un pensante), y nada más, mientras que “todo el contenido
cognoscible restante”, es presentado por el “acto de ser”, según una variedad de estructuras y
formas actuales, por ejemplo: conocemos que “corre”, y comprendemos que es “algo que
corre” (un corriente); que “vive”, y comprendemos que es “algo que vive” (un viviente); “es”, y
comprendemos que es “algo que es” (un ente); etc…20.
De esto se sigue que es sólo a partir del ser (de su contenido) que podemos determinar la
naturaleza del mismo ser y más aún, que es solo a partir de la determinación del ser, que
podemos determinar la estructura del conocimiento. Precisamente, todas las corrientes
gnoseológicas que han determinado mal la estructura del ser, lo han hecho también con la
estructura de la conciencia:
Entonces, por no reducirse al momento originario del conocimiento…
El escepticismo: Comienza partiendo del prejuicio de que el ser dado a la conciencia, no es
evidente y por lo tanto, la conciencia no puede conocerlo.
El relativismo: Comienza partiendo del prejuicio de que el ser dado a la conciencia, no está
determinado de manera estable, y por lo tanto, la determinación última del ser, depende de las
condiciones propias de cada conciencia particular

partida, queda encerrada en el círculo de los círculos y en la unidad analítica de un absoluto que se identifica con la
nada, de un ser vacío que se identifica con el pensamiento vacío y del cual la ciencia, el arte, la técnica, la religión, etc.,
no son más que desarrollos analíticos (texto extraído de la dispensa de filosofía moderna del seminario “María Madre
del verbo Encarnado”, escrita por el Padre Christian Ferraro, san Rafael, 2006).
19
Cfr. Fabro, C., Dall'essere all'esistente, Morcelliana, Brescia 19571, pags. 11-70; Idem, «San Tommaso e il pensiero
moderno», en Tomismo e pensiero moderno, Ed PUL, Roma 1969, pags. 428-429; Idem, appunti di un itinerario,
EDIVI, segni 2011, pag. 158.
20
Estos actos se fundamentan unos en otros, como por ejemplo: no se puede correr, si no se vive, no se puede vivir sin
ser, así correr es un modo de vivir y vivir es un modo de ser. Así todos los actos son modos de ser, de tal modo que a
todos ellos podemos llamarle entes.

19
El racionalismo: Comienza partiendo del prejuicio de que el ser dado a la conciencia, son las
ideas simples (claras y distintas) y por lo tanto, la razón es la que tiene que deducir de esas ideas
simples, las ideas complejas, para determinar la estructura de nuestras ideas.
El empirismo: Comienza partiendo del prejuicio de que el ser dado a la conciencia, son las
impresiones simples y por lo tanto, la experiencia es la que tiene que asociar dichas
impresiones, para formar impresiones compuestas y así determinar la estructura habitual de
nuestras ideas particulares.
El idealismo: Comienza partiendo del prejuicio de que el ser dado a la conciencia, es vacío e
indeterminado y por lo tanto, la conciencia es la que tiene que determinarlo, llenándolo de
contenido.

20
BOLILLA III
EL CONOCIMIENTO

1. NATURALEZA DEL CONOCIMIENTO


Intentaremos una definición de conocimiento haciendo un estudio fenomenológico del
mismo.

1. Primero, podemos comenzar diciendo que el conocimiento: es el “acto de aferrar” “el


acto que se presenta a nuestra conciencia”. En efecto, en eso consiste propiamente el conocer.
Porque algo es cognoscible en cuanto está en acto21, y por lo tanto, algo es cognoscente en
cuanto puede aferrar ese acto.

2. Posteriormente, al conocer que el “acto” que se presenta a nuestra conciencia es el “acto


de ser”, podemos intentar una definición más precisa de conocimiento como: el “acto de
aferrar” el “acto de ser”. Esto además de ser algo metafísicamente evidente, también es
afirmado por los filósofos más serios, entre los cuales se destaca santo Tomás:

Alguna cosa es tan cognoscible, cuanto tiene de ser (Summa Theologiae I, q. 16 a. 3


co)22.
Por eso dice que este verbo “es” cosignifica la composición, porque no la significa
principalmente, sino de modo derivado; significa pues en primer lugar, aquello que cae en el
intelecto por modo de actualidad absoluta; pues “es”, dicho en absoluto, significa ser en acto; y
por eso significa a modo de verbo. Porque la actualidad que principalmente significa este
verbo “es”, es la actualidad común de toda forma, ya sea acto substancial o accidental, de
donde proviene que cuando queremos significar alguna forma o acto inhiriendo
actualmente en algún sujeto, lo significamos a través de este verbo “es”(Cfr. In Libros
Perihermeneias, Lb I, Lect. 5, N. 22)23. Comillas nuestras.

3. Pero sucede en el conocimiento que, simultáneamente con el “acto de ser”, también se


presenta el “acto de aferrar”, como “el acto con el que nuestra conciencia aferra el acto de ser”.
Es decir que: acto de ser y acto de aferrar están presente en todo conocimiento. Con este dato
de experiencia fenomenológica podemos precisar más aún la definición de conocimiento
como: el “acto de aferrar” “el acto de ser” y al mismo tiempo, a “sí mismo”, como “acto de
aferrar el ser, que realiza la conciencia”. A propósito de esto dice Cornelio
21
Como decía Santo Tomás citando el libro noveno de la metafísica de Aristóteles (Cfr. Metaphysica IX 9 1051 a 30):
Et quia, ut dicitur in IX metaphys., unumquodque cognoscitur secundum quod est actu, non autem secundum quod est in
potentia, scientia primo et principaliter respicit ens actu (Summa Theologiae III, q. 10 a. 3 co); Respondeo dicendum
quod unumquodque cognoscibile est secundum quod est in actu, et non secundum quod est in potentia, ut dicitur in IX
metaphys., sic enim aliquid est ens et verum, quod sub cognitione cadit, prout actu est. Et hoc quidem manifeste apparet
in rebus sensibilibus, non enim visus percipit coloratum in potentia, sed solum coloratum in actu. Et similiter intellectus
manifestum est quod, inquantum est cognoscitivus rerum materialium, non cognoscit nisi quod est actu (Summa Theologiae
III, q. 10 a. 3 co).
22
Unumquodque autem inquantum habet de esse, intantum est cognoscibile.
23
Ideo autem dicit quod hoc verbum est consignificat compositionem, quia non eam principaliter significat, sed ex
consequenti; significat enim primo illud quod cadit in intellectu per modum actualitatis absolute: nam est, simpliciter
dictum, significat in actu esse; et ideo significat per modum verbi. Quia vero actualitas, quam principaliter significat
hoc verbum est, est communiter actualitas omnis formae, vel actus substantialis vel accidentalis, inde est quod cum
volumus significare quamcumque formam vel actum actualiter inesse alicui subiecto, significamus illud per hoc verbum
est.

21
Fabro:

Se trata de que la conciencia humana es iniciada por una experiencia bipolar, aunque
evidente a cualquiera, que se constituye en el acto de una doble presencia - del mundo y
del yo - y de un doble contenido - de la naturaleza y de la conciencia (C. FABRO, La
dialettica, Ed. La Scuola, Brescia 19834, pag. XVII)24.

Pero el segundo cogito (reflejo) supone el primer cogito (inmediato y directo) que es la
aprensión-presencia de «alguna cosa» a «alguno»: alguna cosa es cualquier cosa y alguno es
cualquier cognoscente (FABRO, C., Appunti di un itinerario, EDIVI, Segni
2011, pag. 158)25.

Entonces en cada acto de conocimiento, ser y conciencia se manifiestan por sus actos
propios (acto de ser y acto de aferrar), siendo aferrados intencionalmente por la misma
conciencia. También, al mismo tiempo que conocemos el acto de ser, podemos tener
conciencia de otros actos de nuestro yo (como del acto de nuestra voluntad, de nuestros apetitos
etc…).

4. En el conocimiento, el acto de aferrar se presenta pobre de contenido inteligible, solo


dice conocer (como aferrar el acto) y lo que podamos deducir de esto, todo el resto de contenido
inteligible proviene del acto de ser, del cual aferramos su naturaleza y estructura interna. Al
respecto dice Fabro:

El impulso a las antípodas nace - se note bien - desde el primer momento del constituirse
de la presencia inicial, intercambiable y antagónica, del mundo a la conciencia que el yo
tiene de sí misma como «conciencia de un mundo»: la conciencia, lejos de ser
principio del mundo, encuentra en el mundo «el otro del propio ser», y en la presencia
del mundo «el otro de la propia presencia», así que la conciencia en tanto puede advertir
la presencia de sí misma en cuanto es actuada por el mundo y al mismo tiempo en cuanto
advierte que su ser en acto como “presencia del mundo” debe ser el “no-ser del mundo” o
bien no puede coincidir con la cualidad del ser del mundo. Así si es verdad que el mundo
clarifica sus estructuras de ser solamente en el espíritu cognoscente, no es menos verdad
que tal clarificación está ligada trascendentalmente al ser, por la trascendentalidad que
compete al «ser como acto» respecto al pensamiento, así que el último Acto no es el
pensamiento que se infla a plenitud de ser sino es el Ser mismo que contiene y actúa al
pensamiento y a las otras perfecciones (C. FABRO, La dialettica, Ed. La Scuola, Brescia
19834, pag. XVII)26. Comillas angulares nuestras.

24
«Si tratta che la coscienza umana s’inizia da un’esperienza bipolare, eppure a chiunque evidente, che si costituisce
nell’atto di una duplice presenza - del mondo e dell’io - e di un duplice contenuto - della natura e della coscienza».
También santo Tomás dice: «De parte del inteligente, así como no puede entender la cosa sin el acto de entender; se
sigue que si no estuviera el acto de entender, no podría entender nada; de donde se sigue que no puede entender que el
acto de entender no esté presente»; Ex parte intelligentis, sicut non potest intelligi res sine actu intelligendi; unde si
actus intelligendi non esset, nihil posset intelligi; unde non potest intelligi actus intelligendi non esse (In Sent., lib. 1 d.
19 q. 5 a. 3 ad 4).
25
Ma il secondo cogito (riflesso) suppone il primo cogito (immediato o diretto) Che’è la apprensione-presenza de
«qualcosa» a «qualcuno»: il qualcosa è cualsiasi cosa e il qualcuno è qualunque conoscente.
26
La spinta agli antipodi nasce - si noti bene! - fino dal primo momento del costituirsi della presenza iniziale, scambievole e
antagonista, del mondo alla coscienza che l’io ha di se stesso come coscienza di un mondo: la coscienza,
lungi dall’essere principio del mondo, trova nel mondo l’altro del proprio essere, e nella presenza del mondo l’altro

22
5. Sin embargo, cuando conocemos, no aferramos el “acto mismo de ser” o “de aferrar”,
sino sólo una “reproducción intencional” de los mismos. Porque, por ejemplo, cuando
conocemos una árbol, no aferramos el mismo acto de ser del árbol, de modo que el árbol entre en
nuestra conciencia (lo cual sería doloroso), sino sólo una representación de su ser, en nuestra
conciencia27. Agregando esta verdad queda que el conocimiento: es el “acto de aferrar”, de
modo intencional, el “acto de ser” y al mismo tiempo, a “sí mismo”, como “el acto de
aferrar el ser, que realiza la conciencia”.

6. El acto de ser se presenta a nuestra conciencia de modo limitado (siendo algo limitado),
este ser limitado es lo que llamamos ente (algo que es) y es el objeto proporcionado de nuestra
conciencia. Porque así como cuando vemos las cosas iluminadas vemos luz (es lo que entra a
nuestros ojos), pero por ser luz limitada a una banda del espectro luminoso le llamamos color
(rojo, verde, azul, amarillo, etc… todos estos son luz limitada) y por eso decimos que el color es el
objeto proporcionado de nuestra vista, del mismo modo al ser los entes “ser limitado” (ser
limitado a ser una esencia, que además se da limitada, por encontrarse realizada de modo
concreto), decimos que estos entes son el objeto proporcionado de nuestra conciencia. Por
eso santo tomás afirma que el ente es el objeto de nuestra conciencia. A continuación
presentamos algunos textos del Angélico interpretados en esta línea:

Pero según la verdad, la causa primera está sobre el ente, en cuanto es el “mismo ser
infinito”, mientras que “ente” se dice que es “aquello que participa el ser de modo finito”,
y esto es “proporcionado a nuestro intelecto”, cuyo objeto es “aquello que es” como se
dijo en el libro IIIro sobre el alma, de donde se sigue que solo es aferrable por nuestro
intelecto aquello que tiene una esencia que participa del ser; pero la esencia de Dios es el
mismo ser, por lo que está sobre el intelecto (Super De causis, I. 6)28. Comillas nuestras.

Pues lo primero que cae en la concepción del intelecto es ente, porque una cosa es
cognoscible en cuanto está en acto, como se dice en el libro IXno de la metafísica. De
donde se sigue que “ente” es el objeto propio del intelecto, y así es lo primero que

della propria presenza, così che la coscienza in tanto può avvertire la presenza di se stessa in quanto è attuata dal mondo
e insieme in quanto avverte che il suo essere in atto come “presenza del mondo” dev’essere il “non-essere del mondo”
ovvero non può coincidere con la qualità dell’essere del mondo. Così se è vero che il mondo chiarifica le sue strutture di
essere soltanto nello spirito conoscente, non è men vero che tale chiarificazione è legata trascendentalmente all’essere,
per la trascendentalità che compete all’essere come atto rispetto al pensiero, così che l’ultimo Atto non è il pensiero che
si gonfia a pienezza di essere ma è l’Essere stesso che contiene e attua il pensiero e le altre perfezioni.
27
Así lo afirma Santo Tomás diciendo: Aquello que se entiende no está en el intelecto según sí mismo, sino según su
similitud, pues la piedra no está en el alma, sino la especie de la piedra, como se dice en el libre III sobre el alma. Y sin
embargo aquello que se conoce es la piedra, y no (se conoce) la especie de la piedra, sino por reflexión del intelecto
sobre sí mismo, de otro modo la ciencia no sería (ciencia) de la cosas, sino de las especies inteligibles; Id enim quod
intelligitur non est in intellectu secundum se, sed secundum suam similitudinem, lapis enim non est in anima, sed species
lapidis, ut dicitur in III de anima. Et tamen lapis est id quod intelligitur, non autem species lapidis, nisi per reflexionem
intellectus supra seipsum, alioquin scientiae non essent de rebus, sed de speciebus intelligibilibus (Summa Theologiae I,
q. 76 a. 2 ad 4).
28
Sed secundum rei veritatem causa prima est supra ens in quantum est ipsum esse infinitum, ens autem dicitur id quod
finite participat esse, et hoc est proportionatum intellectui nostro cuius obiectum est quod quid est ut dicitur in III de
anima, unde illud solum est capabile ab intellectu nostro quod habet quidditatem participantem esse; sed dei quidditas
est ipsum esse, unde est supra intellectum.

23
puede ser entendido, como el sonido es lo primero que puede ser escuchado (Summa
Theologiae I, q. 5 a. 2 co.)29. Comillas nuestras.

Aquello que primero concibe el intelecto como evidentísimo, y en lo cual resuelve todas
las concepciones, es ente, como dijo Avicena en el principio de su metafísica (De veritate,
q. 1 a. 1 co)30.

A lo primero diciendo (respondiendo) que aquello que primero cae en el intelecto es ente,
de donde se sigue que a cualquier cosa aprehendida por nosotros, le atribuimos que sea
ente (Summa Theologiae I-II, q. 55 a. 4 ad 1)31.

De todo esto podemos definir el conocer como:

El “acto de aferrar”, de modo intencional, el “acto de ser” del ente y al mismo


tiempo, a “sí mismo”, como “el acto de aferrar el ser del ente, que realiza la
conciencia”.

7. Pare terminar, agregamos que luego de conocer el ente, nuestra mente hace el primer
juicio sobre el ente, distinguiendo lo que es (el ente) de lo que no es (el no-ente). Este juicio es
llamado principio de no-contradicción, porque expresa la condición fundamental de las cosas
(que no pueden ser contradictorias).

Puede formularse del siguiente modo «es imposible que una cosa, al mismo tiempo sea y no
sea»32. Pero como nuestra inteligencia conoce la realidad tal como es, este “primer principio”
derivado del conocimiento del ente, es a su vez, la primera y fundamental ley del
pensamiento lógico. De ahí que encontremos otras formulaciones de este principio con un
carácter más lógico (que se refieren más bien a nuestro conocimiento del ente), como por
ejemplo: «no se puede al mismo tiempo afirmar y negar algo del ente»33.
En este primer principio se basan todos los otros principios de nuestro pensar.

29
Primo autem in conceptione intellectus cadit ens, quia secundum hoc unumquodque cognoscibile est, inquantum est
actu, ut dicitur in IX metaphys.. Unde ens est proprium obiectum intellectus, et sic est primum intelligibile, sicut sonus
est primum audibile.
30
Illud autem quod primo intellectus concipit quasi notissimum, et in quod conceptiones omnes resolvit, est ens, ut
Avicenna dicit in principio suae metaphysicae.
31
Ad primum ergo dicendum quod id quod primo cadit in intellectu, est ens, unde unicuique apprehenso a nobis attribuimus
quod sit ens.
32
Aristóteles, Metafísica, IV, 4, 1006a 30.
33
In his autem quae in apprehensione omnium cadunt, quidam ordo invenitur. Nam illud quod primo cadit in apprehensione,
est ens, cuius intellectus includitur in omnibus quaecumque quis apprehendit. Et ideo primum
principium indemonstrabile est quod non est simul affirmare et negare, quod fundatur supra rationem entis et non entis,
et super hoc principio omnia alia fundantur, ut dicitur in IV Metaphys (Summa Theologiae I-II, q. 94 a. 2 co).
23
2. TIPOS DE CONOCIMIENTO

2.1. Percepción y Pensamiento

2.1.1. Percepción
El término percepción deriva del latín: perceptio, y designa el proceso por el cual una
persona tiene conocimiento inmediato de una cosa exterior a partir de la información que le
brindan los sentidos.
No es lo mismo que sensación, ya que ésta es el conocimiento experiencial de un
estímulo, mientras que la percepción es la unificación de los estímulos sensibles (síntesis
sensorial) según el contenido de estos, realizada por los sentidos internos en continuidad con el
intelecto, para conocer de modo inmediato el objeto presentado por dichos estímulos. Fabro
dice al respecto: “La percezione pertanto non è né sensazione pura, né pensiero puro; ma
piuttosto essa è un «pensiero vissuto», al quale però non può essere estraneo lo stesso pensiero
puro, e senza del quale non è possibile alcuna forma di pensiero puro”34.

2.1.2. Pensamiento
El término pensamiento designa los actos que realiza la razón, por los que produce
representaciones intelectuales de lo conocido. Existen tres operaciones de la razón, las cuales
producen sendos frutos:

1. A la primera operación de la razón se la llama simple aprehensión, que es el acto


por el que la inteligencia concibe la esencia de una cosa. Su fruto es el concepto. Es realizada
por la razón mientras se percibe una cosa. No hay que confundir simple aprehensión con
el “proceso abstractivo” que es un modo de inducción35.
2. La segunda operación se denomina juicio, también “composición y división”, en
cuanto afirma (uniendo un predicado a un sujeto), o niega (separando un predicado de un sujeto).
Su fruto es la proposición.
3. La tercera operación es el razonamiento, la cual consiste en un movimiento o
discurso de la mente por el que pasamos de juicios conocidos – comparándolos entre sí – a la
formulación de un nuevo juicio, que necesariamente sigue de los anteriores. Su fruto es la
argumentación.

Una simple reflexión sobre el conocimiento humano nos demuestra la necesidad de que
el pensamiento tenga estas tres operaciones:

Los conceptos que forma el entendimiento humano son imperfectos porque la


inteligencia humana no puede captar en un solo acto aprehensivo todas las perfecciones de un
sujeto, sino que las va captando una por una. Por eso, es necesaria otra operación del
entendimiento que una las perfecciones según se den unidas en la realidad y las separe según
se den separadas en esta. Esta operación del entendimiento es el juicio. Además necesitamos
otra operación que pase de un juicio a otro, lo cual es raciocinar. Santo Tomás de Aquino lo
explica del siguiente modo:

34
FABRO C. Percezione e pensiero, EDIVI, Segni, 2008, pags, 10-11.
35
Más adelante veremos la diferencia entre inducción y simple aprehensión.
24
Respondo, debe decirse que el entendimiento humano tiene necesidad de conocer
componiendo y dividiendo. Pues como el entendimiento humano pasa de la potencia al
acto, guarda una cierta semejanza con los seres susceptibles de generación, los cuales no
poseen inmediatamente toda su perfección, sino que la adquieren gradualmente. Del
mismo modo el entendimiento humano no adquiere de repente el conocimiento
perfecto de una cosa al percibirla por primera vez, sino que empieza por conocer algo de
ella, como por ejemplo su esencia, que es el objeto primero y propio del entendimiento.
Después conoce las propiedades, accidentes y relaciones que acompañan a la
esencia. Según esto [el entendimiento humano] tiene necesidad, al percibir una cosa, de
componerla o dividirla con otra; y además de pasar de una composición o división, a
otra, lo cual es raciocinar.36

2.2. Intuición y Discurso


La intuición se distingue del discurso, en cuanto que ésta es un conocimiento
inmediato, mientras que el discurso es mediato, porque las verdades que conocemos por
discurso no se presentan inmediatamente a la conciencia, sino que su conocimiento deriva de
otras verdades que sí son inmediatas. La intuición se da tanto en la percepción como en el
pensamiento, mientras que el discurso se da solo en el pensamiento.

2.2.1. La Intuición

a). Naturaleza
El término intuición deriva del latín intuere que significa “ver” y por esto se lo utiliza
para designar el conocimiento donde se capta inmediatamente un objeto, como ocurre en la
visión.
En cuanto conocimiento inmediato la intuición puede ser aplicada de modo general al
conocimiento que toda potencia cognoscitiva tiene de su objeto (el ver, el oír, el observar con
el sentido común, el recordar con la imaginación o la memoria, el entender la esencia con el
intelecto, etc…), ya que todas éstas potencias conocen inmediatamente sus objetos, sin
embargo, el sentido preciso de intuición, designa el conocimiento inmediato de un “objeto”,
entendiendo como objeto aquello que se presenta a nuestra conciencia y no solo a uno de
nuestros sentidos o facultades. Por esto podemos definir intuición como “el conocimiento
inmediato del objeto presente a nuestra conciencia”. Solo falta agregar que el objeto de
nuestra conciencia es el ente, lo cual simplifica aún más nuestra noción de intuición,
definiéndola como “el conocimiento inmediato del ente”.

b). Intuición perceptiva e intuición especulativa


De dos modos la conciencia conoce inmediatamente su objeto.
De modo perceptivo, cuando la conciencia conoce el objeto de modo intelectual-
sensible, a través del conocimiento simultaneo que el intelecto tiene, tanto de la síntesis
sensorial hecha por la cogitativa, como de las esencias que abstrajimos de esa síntesis.
De modo especulativo, cuando la conciencia conoce el objeto de modo intelectual-
reflexivo, a través de la síntesis especulativa y explícita que realiza el juicio.
De aquí se sigue que podamos distinguir una intuición perceptiva de otra especulativa.

36
Cfr. S. Th. I, q. 85, a. 5, co:
25
2.2.2. Discurso
Hay conocimiento discursivo cuando de verdades conocidas pasamos al conocimiento
de verdades que antes ignorábamos37. El discurso se encuentra en el ámbito del
pensamiento, y más precisamente, en el del razonamiento.
El razonamiento es un movimiento de la mente por el que pasamos de varios juicios –
comparándolos entre sí – a la formulación de un nuevo juicio, que necesariamente sigue de
los anteriores. A partir de las proposiciones “el hombre es animal” y “lo animal es mortal”, se
puede concluir que “el hombre es mortal”. Esta nueva verdad es conocida en este caso por medio
de las verdades anteriores, pues en ellas hay algo en común (el concepto “animal”) que permite
relacionar los conceptos de “hombre” y “mortal”. En cambio, de dos enunciados que nada
tienen que ver entre sí (ej: “el fuego quema” y “el agua es incolora”) nada puede concluirse. El
llegar a una conclusión que se sigue, de modo necesario, de las proposiciones anteriores es lo que
llamamos inferencia. Hay dos tipos de conocimiento discursivo o razonamientos: la inducción y
la deducción.

2.3. Inducción y deducción

2.3.1. Inducción

a). Naturaleza de la inducción


La inducción es verdadero discurso, en cuanto que es el paso de determinadas verdades
inteligibles conocidas a otras aún no conocidas. Se parte de los juicios particulares que se
manifiestan verdaderos a nuestra experiencia, y de dichos juicios se extrae un juicio universal,
cuya verdad se encontraba implícita en ellos.
Podemos definir a la inducción como el discurso de la razón, que a partir de verdades
particulares, suficientemente enumeradas, infiere una verdad universal.
En sentido estricto, inducción no es “generalización”, en cuanto que la generalización
atribuye a una colección entera de individuos, un predicado verificado solo en algunos miembros
de esta colección. Ej. “Este perro mordió al cartero, y este, y aquel; luego, todos los perros
muerden a los carteros”.
Tampoco hay que confundir la inducción con la simple aprehensión, lo que puede llegar
a darse si se define la inducción, como un mero paso de lo sensible a lo inteligible, porque por la
inducción se obtienen las verdades universales que constituyen el contenido inteligible de los
conceptos obtenidos por simple aprehensión.

Ejemplos de inducción:

“Esta porción de agua hierve a 100°C, y esta otra, y esta otra, y esta otra también..., luego
el agua hierve a 100°C.”

“Este hombre es racional, y este otro, y este otro, y este otro, etc…, luego los hombres son
racionales”

37
Discursiva cognitio attenditur secundum quod ex aliquo prius noto devenitur in cognitionem alterius posterius
noti, quod prius erat ignotum (S. Th. I, 58, 3 ad 1).
26
b). Inducción esencial

i. Naturaleza
La inducción esencial es el descubrimiento, realizado por el intelecto en su unión con la
experiencia, de un vínculo necesario y universal entre un sujeto y un predicado. Por ejemplo, así
descubrimos que: “El todo es mayor que las partes”.
El fruto de este proceso inductivo son juicios universales y ciertos, con una certeza
que no depende de algún juicio anterior, sino de la evidencia de los mismos. A la certeza que
proviene de estos juicios de le llama metafísica.
De este modo son conocidos no sólo los primeros principios sino también muchos otros
juicios filosóficos, éticos, antropológicos, etc., que se conocen con certeza de este modo, y muy
difícilmente puedan fundamentarse de otra manera (Ej. “el hombre es libre”, “todo agente
obra por un fin”).

ii. Fundamento
El fundamento de esta inducción se encuentra en la captación intelectual de un vínculo
necesario entre un Sujeto y un Predicado. Se capta que el Predicado conviene al Sujeto, no
simplemente porque es así en multitud de casos semejantes, sino porque se percibe
intelectualmente que tal predicado conviene necesariamente a la naturaleza del sujeto.
La repetición de casos observados no aumenta la certeza de la verdad inferida, sino que
infiere de otro modo lo que desde el primer momento se conocía ciertamente. Sobre la base de la
experiencia de una sola verdad particular, bien penetrada intelectualmente, se puede llegar a la
certeza de la proposición universal inducida. Por eso en este tipo de inducción, la verdad
universal se conoce primeramente por intuición, y posteriormente por discurso.

c). Inducción empírica

i. Naturaleza
La inducción empírica es una universalización de un hecho repetido en la naturaleza,
no siendo evidente para nosotros la conexión necesaria entre el sujeto y la propiedad. Ej.:
Siempre que acercamos la mano al fuego, este quema nuestra piel, y formulamos el juicio “el
fuego quema”, basándonos en la repetición de un fenómeno, no en la comprensión de la
naturaleza.
A partir de esta inducción se enuncian juicios universales, pero con una universalidad
“aproximada”. El asentimiento del espíritu, y la certeza de los juicios que surgen de esta clase de
inducción, reposa sobre la multiplicidad de casos. Se mantiene la proposición universal hasta
que algún hecho demuestre lo contrario. De esto se sigue claramente que la certeza de estos
juicios es menor que la que corresponde a los juicios que son fruto de la inducción esencial.

ii. Fundamento.
El fundamento de la inducción empírica es nuestro conocimiento inductivo de la esencia
como causa de los hechos de experiencia: El obrar sigue al ser, es decir, el obrar constante de las
cosas no es casual, sino que procede siempre de una naturaleza. Este fundamento es cierto, y
permite la enunciación de juicios universales y ciertos para el progreso de las ciencias
experimentales.

27
Podemos decir que la inducción empírica concluye en certeza plena si se elabora por
“enumeración completa”, y solo alcanza certeza imperfecta, llamada física, si se basa en una
“enumeración incompleta”, aunque suficiente para sostener que tal naturaleza posee de modo
estable tales propiedades.

2.3.2. Deducción
La deducción (o razonamiento deductivo) es el discurso que parte de principios
conocidos por la inteligencia de los cuales al menos uno es universal, infiriendo, a partir de esos
principios, una conclusión. Se manifiesta la verdad de una proposición en tanto está contenida
en una verdad universal de la cual deriva. Ej: “Todo lo espiritual es indestructible. El alma
humana es espiritual. Luego, El alma humana es indestructible”.
El razonamiento deductivo puede ser categórico, cuando está formado por
proposiciones simples (como el silogismo que acabamos de ver); o hipotético, cuando está
formado por proposiciones compuestas, sobretodo condicionales, ej.: “Si estudias aprobarás
el examen. Estudias. Luego, aprobarás el examen.”

28
29
BOLILLA V
LA CERTEZA

1. NATURALEZA DE LA CERTEZA
La certeza es el estado que tiene la mente cuando se adhiere firmemente y sin temor a
una verdad42. Es algo subjetivo, un estado del espíritu y por eso no debe confundirse con la
verdad (yo puedo tener certeza y estar en un error).

2. CAUSAS DE LA CERTEZA
Entonces surge la pregunta sobre qué es aquello que produce en nosotros la certeza, es
decir, ¿qué cosa causa en nosotros la seguridad de hallarnos en la verdad?
Respondemos que lo que puede causar en nosotros la seguridad de hallarnos en la verdad
es, por un lado, la notoriedad del objeto que se presenta claramente a nuestra conciencia, lo
cual se llama evidencia; por otro, el impulso de la voluntad que, creyendo firmemente en la
autoridad del que sostiene algo como verdadero, mueve a la inteligencia a afirmar con seguridad,
que lo sostenido es verdadero, lo cual se llama fe. Luego las dos causas posibles de certeza son la
evidencia o la fe.
Veamos más detalladamente estas dos causas de certeza:

2.1. La evidencia

Evidente se dice de aquel objeto o verdad que aparece a la conciencia de modo manifiesto.
Los objetos que percibimos aparecen de modo evidente a nuestra conciencia, aún antes de hacer
juicios para obtener verdades a partir de ellos, luego hay una primera evidencia, que compete a
los objetos que conocemos por percepción, [este tipo de evidencia inmediata se obtiene por
intuición perceptiva]. También al juzgar hay verdades que se presentan de modo evidente, ya
sea porque vemos claramente la conveniencia o disconveniencia que el predicado tiene con
respecto al sujeto, en un juicio particular (ej: este hombre está vivo), [este tipo de evidencia
inmediata se obtiene por intuición especulativa], o la pertenencia o no del predicado a la razón
del sujeto, en un juicio universal (ej: el hombre es viviente), [este tipo de evidencia inmediata se
obtiene por inducción esencial]. Por último, también son evidentes las verdades que son
conclusiones de en un razonamiento correcto, que parte de verdades evidentes. Pero estas
últimas no son evidentes “por sí mismas” como las anteriores, sino que se llaman evidentes
“por otro”, [este tipo de evidencia mediata se obtiene por razonamiento]. Las proposiciones que
son evidentes “por otro”, son evidentes en un sentido verdadero y no sólo figurado, pues si la
demostración está bien hecha y el principio del que es parte es evidente, la inteligencia tiene
que admitir la evidencia de la conclusión.

2.2. La fe

La fe es el acto de la voluntad que mueve a la inteligencia a asentir a alguna verdad no


evidente, basada en la autoridad del que sostiene dicha verdad. La fe puede ser natural cuando
nos basamos en la autoridad de un hombre, y esta fe alcanza una certeza llamada de “fe
natural”, que no va más allá de la probabilidad. La fe también puede ser “fe sobrenatural”
cuando tiene como fundamento la autoridad de Dios, el cual confiere a la
42
“Certeza propiamente se dice de la firme adhesión de la virtud cognoscitiva al objeto conocido” (III Sent. 26, 2, 4).

30
voluntad una seguridad total, para que mueva a la inteligencia a asentir con una certeza indudable,
llamada certeza de fe sobrenatural o fe divina.

3. GRADOS DE CERTEZA
Como es obvio la certeza puede ser mayor o menor. Ya lo decía Aristóteles “no debemos
buscar el mismo grado de certeza en todas las cosas”43. También Santo Tomás dice que “en
materias contingentes basta la certeza de que algo es verdadero en la mayoría de los casos,
aunque falle en unos pocos”44. Veamos cuales son los distintos grados de certeza.

3.1. La duda
Es la ausencia de certeza, ya que es el estado en el que el intelecto fluctúa entre la
afirmación y la negación de una determinada proposición, sin inclinarse más a un extremo de
la alternativa que al otro. Se suele distinguir entre duda positiva y negativa. En esta última, la
mente no admite ninguna de las dos partes de la contradicción por falta de motivos para
hacerlo: no hay razones concluyentes ni a favor ni en contra. En la duda positiva, en cambio, se
tiene razones para elegir una u otra posibilidad, pero las razones que nos mueven a asentir una u
otra, parecen tener igual peso.

3.2. La opinión
Es un asentimiento débil, ya que es dado sin tener todavía certeza. En este caso el
entendimiento se inclina más a una posibilidad que a la otra, pero las razones que lo impulsan no
son determinantes para él. Se afirma algo con temor a equivocarse, es decir, admitiendo la
posibilidad de que el juicio contrario sea verdad45.

3.3. Certeza moral (Probable)


La certeza moral tiene como fundamento el obrar de los seres humanos, el cual, aunque
es libre y por lo tanto impredecible, obra en la mayoría de los casos, de un modo estable, según su
naturaleza, lo cual genera en nosotros una certeza. En efecto, sabemos que el hombre es libre,
y por tanto que puede en todo momento hacer fracasar los pronósticos más seguros por medio de
una decisión imprevisible. No obstante, no se excluye toda certeza porque la libertad humana no
es absoluta, sino que está contenida dentro de los límites de la naturaleza humana. Por
ejemplo, tengo certeza moral de que cuando salga de la clase al recreo, nadie vendrá a
asesinarme, por eso salgo del aula sin miedo.

Para designarla, Santo Tomás emplea la expresión de “certeza probable”, la que opone
a certeza demostrativa:

Como dice el filósofo [Aristóteles] en el primer libro de la ética, no se debe buscar el mismo tipo
de certeza en toda materia, porque en los actos humanos, sobre los cuales se fundan juicios y se
llevan a cabo testimonios, no puede haber certeza demostrativa, ya que son acerca

43
Et. Nic. I, 13.
44
S.Th., I-II, 96, 1 ad 3.
45
“Cuando el intelecto se inclina más a uno que a otro, pero aquello que lo inclina no es suficiente para mover al
intelecto hacia esto que determina, el mismo no lo inclina hacia esa parte totalmente, de donde se sigue que el intelecto
toma ciertamente una parte pero siempre duda sobre lo opuesto, y esta es la disposición del que opina: el asentimiento a
la verdad de una parte de la contradicción, con temor de la verdad de la opuesta” (De Ver, 14, 1).
34
de lo contingente y variale. Por eso es suficiente una certeza probable, que en la mayoría de los
casos alcance la verdad, aunque en pocos defeccione de la misma46.

3.4. Certeza de fe natural (Probable)


Esta certeza se basa en la veracidad de los seres humanos, los cuales pueden
manifestarnos de modo oral o escrito las verdades que ellos alcanzaron y que para nosotros
todavía no son evidentes.
El grado de certeza es similar al de la certeza moral, es decir, es una certeza probable, ya que es
probable que lo que afirma alguien como verdadero, sea verdadero, aunque existe la posibilidad
de que la persona que afirma algo, esté errada o que me esté engañando. Esta certeza, sin salir
de la probabilidad, tiene grados, según la autoridad del que sostiene algo como verdadero.
Cuando la autoridad del que sostiene algo es total, como es el caso de Dios, la certeza ya no es
probable, sino total, como veremos más adelante que ocurre con la fe sobrenatural.

3.5. Certeza física (Segura, aunque hay una posibilidad mínima de caer en
error).
Esta certeza surge cuando se conoce por inducción empírica la esencia como causa de
los hechos de experiencia. Ej.: Siempre que acercamos la mano al fuego, este quema nuestra
piel, luego “el fuego quema”. Su fundamento es la manifestación externa (entre ellas el obrar),
de los seres materiales, los cuales siguen leyes estables, por las que podemos conocer sus
naturalezas: El obrar sigue al ser, es decir, el obrar constante de las cosas no es casual, sino que
procede siempre de una naturaleza. Este fundamento es cierto, y permite la enunciación de
juicios universales y seguros para el progreso de las ciencias experimentales. Dentro de la
certeza física pueden haber grados, según la multiplicidad de casos en que se constató el hecho
afirmado, (mientras más casos más certeza). Se mantiene la proposición universal hasta que algún
hecho demuestre lo contrario.

3.6. Certeza metafísica (Seguridad total)


Es la certeza absoluta, pues resulta del conocimiento de las leyes del ser, que son
estrictamente necesarias y no admiten ninguna anulación. Es la seguridad que surge en todo
conocimiento intuitivo ya sea perceptivo (cuando percibo “algo que es”, ej: “un árbol”, “una
piedra”, “un perro”) o especulativo (cuando juzgo que, ej: “yo existo”, “está lloviendo”47, o
sostengo alguno de los primeros principios, como: “algo no puede ser y no ser al mismo tiempo
bajo el mismo respecto”). También es producida por las conclusiones de un razonamiento
correcto, que parte de verdades evidentes (Por eso se puede decir que la existencia de Dios o la
espiritualidad del alma, demostrada a partir de la aplicación de los primeros principios a
hechos contingentes inmediatamente dados, son certezas metafísicas). A todo aquello que
produce este tipo de certeza en nuestra conciencia lo llamamos “evidente”.

46
Respondeo dicendum quod, secundum philosophum, in I Ethic., certitudo non est similiter quaerenda in omni materia. In
actibus enim humanis, super quibus constituuntur iudicia et exiguntur testimonia, non potest haberi certitudo
demonstrativa, eo quod sunt circa contingentia et variabilia. Et ideo sufficit probabilis certitudo, quae ut in pluribus
veritatem attingat, etsi in paucioribus a veritate deficiat (S.Th. II-II, 70, 2).
47
Éste último si bien trata de hechos que no son necesarios (yo podría no existir o podría no estar lloviendo) sin
embargo la intuición revela una necesidad de hecho que es análoga a la necesidad de los principios: no es posible que
yo no exista cuando tengo conciencia de existir.

35
3.7. Certeza de fe sobrenatural (Seguridad total)

Esta certeza se basa en la veracidad de Dios, el cual puede revelarnos verdades que no son
evidentes para nosotros. El grado de certeza de esta fe es total, ya que se basa en la autoridad
absoluta de Dios, el cual, no puede engañarse ni engañarnos. Además el mismo Dios confiere a
la voluntad una fuerza sobrenatural, para que mueva a la inteligencia a asentir con una certeza
indudable, eliminando todo temor a equivocarse.

Si bien desde el punto de vista del conocimiento la certeza que viene de la evidencia es
más perfecta, sin embargo la certeza de fe puede ser más perfecta ya sea porque la firmeza de
la adhesión es mayor, ya sea porque el objeto de conocimiento es superior.

Fin de la primera parte

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PROGRAMA

BOLILLA I - INTRODUCCIÓN
1. EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO
2. NOMBRE DE LA MATERIA
3. MÉTODO GNOSEOLÓGICO

BOLILLA II - LAS CORRIENTES PRINCIPALES DE LA GNOSEOLOGÍA


1. EL ESCEPTICISMO
1.1. Noción de Escepticismo
1.2. Argumentos del Escepticismo
1.3. Refutación del Escepticismo
2. EL VERISMO
3. EL RELATIVISMO
3.1. Noción de Relativismo
3.2. Los Tipos más Comunes de Relativismo
3.2.1. Subjetivismo
3.2.2. Relativismo cultural
3.3 Argumentos del Relativismo
3.4. Refutación del Relativismo
3.5 Anexo: La guerra como consecuencia del relativismo
4. EL OBJETIVISMO
5. EL RACIONALISMO
5.1. Noción de Racionalismo
5.2. Argumentos del Racionalismo
5.3. Refutación del Racionalismo
6. EL EMPIRISMO
6.1. Noción de Empirismo
6.2. Argumentos del Empirismo
6.3. Refutación del Empirismo
7. EL IDEALISMO
7.1. Noción de Idealismo
7.2. Argumentos del Idealismo
7.3. Refutación del Idealismo
8. EL REALISMO
9. JUICIO CRÍTICO SOBRE LAS CORRIENTES GNOSEOLÓGICAS

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BOLILLA III - EL CONOCIMIENTO
1. NATURALEZA DEL CONOCIMIENTO
2. TIPOS DE CONOCIMIENTO
2.1. Percepción y Pensamiento
2.1.1. Percepción
2.1.2. Pensamiento
2.2. Intuición y Discurso
2.2.1. La Intuición
a). Naturaleza
b). Intuición perceptiva e intuición especulativa
2.2.2. Discurso
2.3. Inducción y deducción
2.3.1. Inducción
a). Naturaleza de la inducción
b). Inducción esencial
i. Naturaleza
ii. Fundamento
c). Inducción empírica
i. Naturaleza
ii. Fundamento
2.3.2. Deducción

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