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República Bolivariana de Venezuela

Confederación Concilio Asambleas de Dios de Venezuela


Instituto Bíblico Metropolitano
Asignatura: Profetas Menores

Malaquías

Integrante: Facilitador:

Mileidy Burgos Fernando Gonzales

C.I:16.308.675

26 de Mayo del 2018


LLAMADO DEL PROFETA
Malaquías, el nombre del último libro del Antiguo Testamento, significa «mi mensajero».
Es probable que sea una abreviatura de malachjah, palabra hebrea que significa «mensajero
de Jehová». Es traducida «Malaquías» en el capítulo 1:1 y «mi mensajero» en el 3:1. La
fecha exacta de Malaquías no se sabe. Se acepta generalmente que vivió cerca de 100 años
después de Hageo y Zacarías. La falta de mención de algún rey hace un poco difícil fechar
el libro. El uso de varias palabras persas en el texto, y las referencias la reconstrucción del
templo (1:10), recomiendan una fecha post-exilica con concordante con el momento en que
fue escrito Nehemías.
Malaquías fue el último de los profetas del Antiguo Testamento. Él vivió la época posterior
a la reedificación del templo y a la restauración de la adoración, pero vio al pueblo
volviéndose de nuevo a su vieja vida de pecados. Además de reprenderlos por su condición
espiritual, predijo también la venida del Mesías. Malaquías fue la última voz de Dios dirigida
a su pueblo, hasta que Juan el Bautista rompió el silencio 400 años después, con el llamado:
“Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”, Mateo 3:2.
Nada se sabe de él más allá de lo que está contenido en su libro de profecías Fue
posiblemente contemporáneo de Nehemías; las condiciones descritas en la profecía
corresponden a esa época.

CONDICIONES POLÍTICAS, ECONÓMICAS, SOCIALES Y RELIGIOSAS


DURANTE SU EJERCICIO PROFÉTICO

Al final del libro de Malaquías en el Antiguo Testamento, la nación de Israel se encuentra de


nuevo en la tierra de Palestina después de la cautividad babilonia, pero se encuentran bajo el
dominio de la gran potencia mundial de aquella época, el imperio persa y medopersa. El
templo había sido restaurado en Jerusalén, aunque era un edificio mucho más pequeño que
el que construyó y decoró Salomón con tan maravillosa gloria. No obstante, al leer el libro
uno puede deducir que el templo de Jerusalén ya había sido reconstruido y que los sacerdotes
ofrecían sacrificios (Malaquías 1:6-14). También observamos que un príncipe (del rey de
Persia) reinaba en la tierra (Malaquías 1:8). Por otro lado, la triste condición del pueblo es
muy similar a la que describe Nehemías 13.
Malaquías habla al pequeño remanente que regresó del cautiverio para establecerse en
Jerusalén y Judá. Sin embargo, el pueblo había caído en un cierto “letargo” después de la
actividad de Esdras y Nehemías. El profeta denunció la insensibilidad, el mero cumplimiento
exterior, el materialismo y la hipocresía en el culto a Dios. Este fue el llamado del profeta.
Así, en los días de Malaquías, los judíos habían estado de regreso de Babilonia cerca de
100 años; curados, mediante el cautiverio, de su idolatría, pero dados a descuidar la casa de
Dios. Los sacerdotes se habían vuelto indiferentes y degenerados. Los sacrificios eran
inferiores. Se descuidaban los diezmos. El divorcio era común. El pueblo había vuelto a su
práctica antigua de matrimonios mixtos con sus vecinos idolatras (Esdras 9).

Por el contenido de su libro es evidente que Malaquías profetizó cuando el cautiverio


casi había pasado al olvido y después de que el templo había sido restaurado y su culto
instituido por algún tiempo. , la profecía de Malaquías, un siglo más tarde, presenta una
escena lúgubre de decadencia espiritual progresiva. Los exiliados habían regresado de la
tierra de su cautiverio a la tierra de promisión, pero en su corazón permanecían en el lejano
país de la desobediencia y el olvido de Dios lo vemos Capitulo 1:1-5. Atravesaban una fase
de desierto espiritual.
En realidad, las cosas habían llegado a un punto tal que aun los sacerdotes menospreciaban
el culto y el servicio a Dios y estaban hastiados de la religión (cap. 1: 6, 13); Dios por su
parte estaba cansado de su infidelidad y de ninguna manera podía aceptar su culto y su
servicio. Su conducta para con los sagrados ritos del templo había sido contaminado o hecho
vulgares las cosas más sagradas, la inutilidad de su vacía rutina de ceremonias religiosas (cap.
1: 18 a 2: 12).

El pueblo se defiende insinuando que la acusación divina no tiene fundamento y es injusta,


aminoran el mal con la disculpa de que realmente no tiene importancia, con lo que sugieren
que Dios no debiera ofenderse mientras mantengan las formas de la religión (vers. 17). Pero
Dios los amonesta diciéndoles que la impenitencia obstinada inevitablemente tendrá el
resultado de apresurar el día del castigo final (cap.3: 1-6). En los cap. 3: 16-18 y 4: 2 Dios
reconoce que hay unos pocos fieles en Israel que le permanecen leales, y les asegura su amor
inalterable.

Refleja algunos cambios en las pólizas económicas y en el ambiente internacional, los cuales
son similares a lo que estaba sucediendo en el Cercano Oriente durante el tiempo de Jerjes
(hijo de Darío el Grande). Habían escuchado del amor de Dios, pero vivían en una época
potencialmente frustrante, pues era un tiempo de compás de espera Algo así como el “tiempo
las muerto”.

Condiciones son de pobreza y de sencillez extremas. (Mal. 2. 10 – 16). Faltas parciales de


cosecha, esto provocó falta de alimento. El profeta, hijo de su tiempo, insta a la fidelidad
también en este aspecto y achaca su descuido a la pobreza material que ahora vive la mayor
parte del pueblo. Con todo, el profeta no critica ni la pobreza ni la sencillez, lo que critica es
la manera como se está pervirtiendo el culto, la crítica va dirigida a los sacerdotes; de ellos
depende que el pueblo viva un culto digno. Si ellos no propician esto, el pueblo rebaja
también la calidad de dicho culto. (Mal. 2. 13 – 16). (13) Los hombres engañaban a sus
empleados en lo tocante a jornales y se aprovechaban de sus hermanos más débiles, existía
injusticia social hacia los asalariados, las viudas, los huérfanos y extranjeros (Mal. 3. 5). (14)
Al pobre que hipotecaba sus campos en tiempos de escasez, se le embargaban los bienes y
juntamente con sus hijos, eran tomados como esclavos (Neh. 5. 1 – 5). Y es en medio de esta
situación tan caótica desde el punto de vista económico, religioso y moral, que a Malaquías
le toca realizar su labor profética. Por tanto su mensaje tenía que ser también singular.

El segundo templo ya estaba en pie, el altar de los sacrificios en uso y los judíos y su
comunidad se hallaban bajo la jurisdicción de un gobernador persa. Esto lo ubica en
tiempos de Hageo y Zacarías, cuando el templo había sido reconstruido con Zorobabel.

RESUMEN
En Malaquías que quiere decir Mensajero nos muestra la condición de los Judíos que habían
regresado de la esclavitud, se habían convertido en gente insensible se olvidaron de Dios de
los estatutos que le habían sido enseñados estaban indiferente a las demandas de Dios.

Ellos respondían de manera inapropiada, despreciaban la voz de Dios rehusaban reconocer


sus graves faltas delante de Dios, la situación económica estaba en decadencia por falta de
cumplimiento en cuanto a los diezmos, ofrecían animales con defectos. A pesar que habían
regresado del exilio su corazón aún permanecía la desobediencia y el olvido de Dios. La
situación había llegado a tal punto que también los sacerdotes tomaban el culto a y el servicio
a Dios como algo meramente aburrido.

Dios le dio la tarea a Malaquías para dar un duro mensaje que los instara a volverse a Dios y
como habían sido antes como nación delante de Dios. Hacia llamado de atención por su
apostasía a sus dirigentes religiosos, el esfuerzo de Dios a través de dirigir su mensaje a los
Israelitas para reconocieran sus errores del pasado.

Dios aun así comenzó este Libro demostrándole su amor eterno por ellos aun asi ellos pedían
a dios prueba de amor, la reacción de ellos delante de Dios era de soberbia y desobediencia
tenía una incapacidad de reconocer entre lo bueno y lo malo aminoraban el mal con la
disculpa.
Finalmente Dios acusa a los judíos por sus respuestas sin base alguna con descaro, dios los
acusa que tenían un espíritu mercenario y egoísta afirmándole que no le habían servido de
corazón sincero

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