Sei sulla pagina 1di 6

Diócesis de Montería

Plan de evangelización
Jesucristo verdad

Tema numero 1
Nacimiento de Jesús (Mt. 1, 18)

"¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y
hemos venido a adorarle."

Encuentro numero 1: Jesús hijo de David (Mt. 1, 1-25)

1. saludo e invocación al Espíritu Santo.


El animador da la bienvenida a los presentes y los anima a disponerse para
este encuentro con Cristo a través de su Palabra y a reconocerlo como la
verdad más grande que se nos ha revelado.

Luego realiza la invocación inicial: en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu
Santo.
R/ Amen.
cantamos

TUTAINA

CORO: Tutaina, tuturumá, tutaina, tuturumáina, tutaina, tuturumá, turumá,


tutaina, tuturumáina. (1) Los pastores de Belén vienen a adorar el Niño, la Virgen y San
José los reciben con cariño. (2) Vamos todos a cantar con amor y alegría, porque acaba
de llegar de los cielos el Mesías. (3) Tres reyes vienen también, con incienso, mirra y
oro, a ofrendar a Dios su bien con el más grande tesoro.

2. Ambientación/ signo.
el animador tiene dispuesto un cofre con la pregunta ¿Cuál es la ofrenda
que le has traído hoy al salvador que nos ha nacido? Y a cada asistente se
le dará un papel y un lapicero para que escriba la ofrenda que le ha traído
al Señor, luego de un espacio prudente para que cada participante medite y escriba la
ofrenda que ha traído, se coloca en pie lee en voz alta mi ofrenda es… y la deposita en
el cofre.

3. Leamos la Palabra Mateo 1, 1-25


¡Qué dice la palabra de Dios!
Genealogía de Jesucristo
Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de
Abraham. Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos;
Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, y Esrom a Aram;
Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón; Salmón
engendró, de Rahab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, y Obed engendró a Isaí;
Isaí engendró al rey David. Y David engendró a Salomón de la que había sido mujer de
Urías. Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa; Asa engendró a
Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías; Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz
a Ezequías; Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías; Josías
engendró a Jeconías y a sus hermanos durante la deportación a Babilonia. Después de la
deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel; Zorobabel
engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor; Azor engendró a Sadoc, Sadoc
a Aquim, y Aquim a Eliud; Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, y Matán a
Jacob; Jacob engendró a José, el marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el
Cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce
generaciones; y desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce generaciones; y
desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones. Y el nacimiento de
Jesucristo fue como sigue. Estando su madre María desposada con José, antes de que se
consumara el matrimonio, se halló que había concebido por obra del Espíritu Santo. Y
José su marido, siendo un hombre justo y no queriendo difamarla, quiso abandonarla en
secreto. Pero mientras pensaba en esto, he aquí que se le apareció en sueños un ángel del
Señor, diciendo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque el Niño
que se ha engendrado en ella es del Espíritu Santo. Y dará a luz un hijo, y le pondrás
por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para
que se cumpliera lo que el Señor había hablado por medio del profeta, diciendo: HE
AQUI, LA VIRGEN CONCEBIRA Y DARA A LUZ UN HIJO, Y LE PONDRAN
POR NOMBRE EMMANUEL, que traducido significa: DIOS CON NOSOTROS.
Y cuando despertó José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y
tomó consigo a su mujer; y la conservó virgen hasta que dio a luz un hijo; y le puso por
nombre Jesús.

4. Meditemos la Palabra en comunidad.


¡Qué nos dice el texto!
"Mostrar que el nacimiento de Jesús no es un acontecimiento
fortuito, perdido dentro de la historia humana, sino la realización de
un designio de Dios al que estaba ordenado todo el antiguo
testamento". Dentro de este enfoque, Mateo -que se dirige a los judíos en su evangelio-
trataría de probar que en Jesús se cumplen las promesas hechas a Abrahán y David. A esta
luz las listas evangélicas dejan de ser aburridas y se convierten en conmovedoras e incluso
en apasionantes. Pero no sólo hay luz en esa lista. Lo verdaderamente conmovedor de esta
genealogía es que ninguno de los dos evangelistas ha "limpiado" la estirpe de Jesús.
Cuando hoy alguien exhibe su árbol genealógico trata de ocultarlo, por lo menos, de no
sacar a primer plano las "manchas" que en él pudiera haber; se oculta el hijo ilegitimo y
mucho más el matrimonio vergonzoso. No obran así los evangelistas. En la lista aparece
-y casi subrayado- Farés, hijo incestuoso de Judá; Salomón, hijo adulterino de David. ¿Por
qué este casi descaro en mostrar lo que cualquiera de nosotros hubiera ocultado con un
velo pudoroso? No es afán de magnificar la ascendencia de Cristo, como ingenuamente
pensaban los racionalistas del siglo pasado; tampoco es simple ignorancia. Los evangelistas
al subrayar esos datos están haciendo teología, están poniendo el dedo en una tremenda
verdad que algunos piadosos querrían ocultar pero que es exaltante para todo hombre de
fe: Cristo entró en la raza humana tal y como la raza humana es, puso un pórtico de pureza
total en el penúltimo escalón -su madre Inmaculada- pero aceptó, en todo el resto de su
progenie, la realidad humana total que él venía a salvar. Dios, que escribe con líneas
torcidas entró por caminos torcidos, por los caminos que- ¡ay! - son los de la humanidad.

Por ultimo Al poner fin a la serie de nombres (Mt 1, 16), Mateo no llama
intencionadamente a María esposa de José, sino todo lo contrario: José, esposo de María.
La cadena de generaciones desemboca, por fin en el último eslabón, no uno más, sino
único, definitivo y extraordinario: un nacido de “virgen”. Mateo se apoya en la promesa
de Is 7, 14, leída en un sentido especificado ya por la tradición judía. Mateo sigue esa
tradición y la autentifica en este relato que desarrolla con total claridad que la maternidad
de María no es obra de José sino del Espíritu Santo. Así habla el texto (Mt 1, 20 – 23),
y así ha permanecido en la fe de la Iglesia.
¿Cómo reacciona José ante el acontecimiento del embarazo de María? Se dice que
José era justo (1, 19) y no quería difamarla repudiándola públicamente; por eso decidió
Podemos pensar que la decisión de José tiene en Mateo un sentido más profundo: se siente
perplejo y desconcertado, lleno de temor reverencial ante un misterio que intuía y que le
desbordaba. La instintiva reacción de huída ante la presencia del misterio de Dios es una
constante en los relatos de vocación de todos los grandes personajes del Antiguo
Testamento y esto es probablemente lo que el evangelista quiere contarnos a través del
drama humano de su relato: la vocación de José al servicio del misterio de
la salvación. Una vez que el ángel calma su temor, José, convertido en el padre legal del
hijo de María iniciará su misión e impondrá al futuro recién nacido un nombre, Jesús,
cuyo significado resume toda la nueva revelación que se hará realidad en su vida, muerte
y resurrección: “porque él salvará a su pueblo de los pecados” (Mt 1, 21). Así inicia José
su vocación: encubriendo y protegiendo el misterio del “Emmanuel, Dios con nosotros”
(Mt 1, 23), hasta que llegue su hora.

Aparecida nos recuerda que toda “comunidad de los discípulos misioneros nace de una
familia: ... Jesús nos hace familiares suyos, porque comparte la misma vida que viene del
Padre y les pide, como a discípulos, una unión Intima con él...” (Aparecida 133). “La
virgen de Nazaret tuvo una misión única en la historia de salvación concibiendo,
educando, acompañando a su hijo hasta su sacrificio definitivo… Perseverando junto a
los apóstoles a la espera del Espíritu (Cf. Hch 1, 13 – 14), cooperó con el nacimiento de
la Iglesia misionera, imprimiéndole un sello Mariano hondamente. Como Madre de
tantos, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta a la reconciliación y el perdón,
y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se experimenten como una familia, la familia de
Dios”. (Aparecida 267).

5. Mateo nos enseña hoy.


Dios se ha hecho historia. Dios ha querido hacerse
historia. Está con nosotros. Ha hecho el camino con
nosotros.
Dios quería que nosotros fuéramos como su Hijo y que su Hijo fuera como
nosotros. Y esto hasta la plenitud de los tiempos cuando su Hijo se hace
hombre.

Dios camina con justos y pecadores. Camina con todos, para llegar al encuentro, al
encuentro definitivo del hombre con Él. Dios camina con nosotros, porque Él
quiere que todos nosotros lleguemos a ser conformes a la imagen de su Hijo.

Jesús es el Emanuel que nace y el Emanuel que nos acompaña cada día, el Dios
con nosotros que nace y el Dios que camina con nosotros hasta el fin del mundo.
Dios se vale de los hombres para realizar su designio en la historia. Jesús está
ligado para siempre con sus hermanos los hombres. Con él la historia ha llegado a un
remanso de nueva vida divina. Sabemos que por la fe y no por la sangre recibimos de él
el nuevo impulso creador. El nombre de Jesús anuncia la novedad de la salvación.

6. Compromiso
 Dejar que Dios transforme mi historia de vida con su amor,
abriéndome a su perdón y misericordia.
 Hacernos una verdadera familia en Cristo, sabiendo que Él
hace parte de la historia de cada hombre y en Él todos somos
hermanos.

¿Qué aprendimos?

 Jesús nace de una familia. Nuestras comunidades y grupos nacen de


la familia de Jesús que es la Iglesia.

Potrebbero piacerti anche