Hergenhahn, B. R. & Henley, T. B. (2014).
An intro-
duction to the history of psychology, (7th. Ed.).
Belmont, CA: Wadsworth, Cengage Learning.
6   CAPÍTULO 1 
¿Qué es la ciencia?  Combinación  de  Racionalismo  y  Empi‐
En diversos momentos de la historia, individuos
influyentes (como Galileo o Kant) han afirmado
que la psicología nunca podría ser una ciencia
debido a su interés en la experiencia subjetiva.
Muchos científicos naturales todavía lo creen y
algunos psicólogos no están de acuerdo con ellos.
Considerar o no a la psicología como una ciencia
influye en la manera de escribir su historia.
La ciencia nació como una forma de respon-
der preguntas sobre la naturaleza, examinándola
directamente en lugar de depender del dogma
eclesiástico, de las autoridades del pasado, de la
superstición o de los procesos del pensamiento
abstracto por sí solos. Desde el inicio de la ciencia,
su autoridad última ha sido la observación empí-
rica (es decir, la observación directa de la natura-
leza), pero la ciencia es algo más que una simple
observación de la naturaleza. Para ser útiles, las
observaciones se deben organizar o categorizar de
algún modo, y se deben advertir las maneras en
que son similares o diferentes de otras observacio-
nes. Después de advertir las similitudes y las dife-
rencias entre las observaciones, muchos científicos
dan el paso adicional de intentar explicar lo que
han observado. Por consiguiente, la ciencia se
caracteriza por tener dos componentes principales:
(1) la observación empírica y (2) la teoría. Según
Hull (1943), estos dos aspectos de la ciencia se
pueden reconocer en los esfuerzos iniciales de los
seres humanos para entender su mundo:
Los seres humanos siempre han estado comprometidos en
la doble actividad de realizar observaciones y luego bus-
car explicaciones de las revelaciones resultantes. En todos
los tiempos han observado la salida y la puesta del sol así
como las diferentes fases de la luna. Los más reflexivos se
preguntaron: “¿Por qué? ¿Por qué la luna crece y men-
gua? ¿Por qué el sol sale y se oculta, y a dónde se marcha
en su ocaso?” Aquí tenemos los dos elementos esenciales
de la ciencia moderna: Realizar observaciones es el com-
ponente empírico o fáctico, e intentar explicar sistemáti-
camente estos hechos es el componente teórico. A medida
que la ciencia se ha desarrollado, se ha producido una es-
pecialización o división de su trabajo; algunos hombres se
han dedicado principalmente a la observación, mientras
que unos pocos se han ocupado de los problemas de la
explicación (p. 1).1
                                                            
1
 Hergenhahn (2001): Los dos componentes princi‐
pales de la ciencia también se encuentran en la defini‐
rismo 
Como veremos en los capítulos 5 y 6, en la era
moderna existen dos grandes enfoques para enten-
der de dónde proviene nuestro conocimiento: el
racionalismo y el empirismo. El racionalista cree
que la validez o invalidez de ciertas proposiciones
se puede determinar aplicando cuidadosamente las
reglas de la lógica. El empirista sostiene que la
fuente de todo conocimiento es la observación
sensorial. El conocimiento verdadero, por lo tanto,
se deriva o valida únicamente por la experiencia
sensorial. La ciencia se basa en ambas posiciones.
El aspecto racional de la ciencia le impide que
simplemente se recoja una serie interminable de
hechos empíricos desconectados. Debido a que el
científico tiene que darle algún sentido a lo que
observa, se formulan las teorías. Una teoría cientí-
fica tiene dos funciones principales: (1) Organizar
las observaciones empíricas y (2) Actuar como
guía para futuras observaciones. Esta última fun-
ción de la teoría científica genera proposiciones
confirmables. En otras palabras, una teoría sugie-
re proposiciones que se prueban experimentalmen-
te. Si las proposiciones generadas por una teoría se
confirman a través de la experimentación, la teoría
se refuerza; si las proposiciones no son confirma-
das por la experimentación, la teoría pierde fuerza.
Si la teoría genera demasiadas proposiciones erró-
neas se debe revisar o bien abandonar. Por lo tanto,
las teorías científicas deben ser comprobables, es
decir, deben generar hipótesis que se puedan vali-
dar o invalidar empíricamente. Por consiguiente,
en la ciencia la observación directa de la naturale-
za es importante, pero dicha observación se guía
casi siempre por la teoría2.
                                                                                     
ción  de  la  misma  presentada  por  Stevens  (1951):  “La 
ciencia  busca  generar  proposiciones  confirmables, 
ajustando  un  sistema  formal  de  símbolos  (lenguaje, 
matemáticas, lógica) a la observación empírica” (p. 22). 
2
 Hergenhahn (2001): Haciendo que las observa‐
ciones controladas sean un aspecto importante de la 
ciencia. 

Búsqueda de Leyes  danza causó necesariamente a la lluvia. Otro asun-
Otra característica de la ciencia es que busca
descubrir relaciones legales. Una ley científica se
puede definir como una relación consistentemente
observada entre dos o más clases de eventos empí-
ricos. Por ejemplo, cuando ocurre X, también
tiende a ocurrir Y. Al enfatizar la legalidad, la
ciencia manifiesta su interés en el caso general y
no en el caso particular. Tradicionalmente la cien-
cia no está interesada en eventos privados o úni-
cos, sino en leyes generales que se pueden obser-
var y verificar públicamente. Es decir, una ley
científica es general y debido a que describe una
relación entre eventos empíricos es susceptible a la
observación pública. El concepto de observación
pública es un aspecto importante de la ciencia.
Todas las afirmaciones científicas deben ser verifi-
cables por cualquier persona interesada. En la
ciencia, no hay conocimiento secreto disponible
solamente para autoridades calificadas.
Existen dos clases generales de leyes científi-
cas. Una la conforman las leyes correlacionales,
que describen cómo unas clases de eventos varían
conjuntamente de manera sistemática. Por ejem-
plo, el ejercicio tiende a correlacionar positiva-
mente con la salud. Con esta información, sólo es
posible la predicción. Es decir, si conociéramos el
nivel de ejercicio de una persona, podríamos pre-
decir su salud, y viceversa. Una clase más podero-
sa de leyes es la de las leyes causales, que especi-
fican la relación causal de los eventos. Por ejem-
plo, si conociéramos las causas de una enferme-
dad, podríamos predecir y controlar esa enferme-
dad, ya que evitar las causas de una enfermedad
impide que se produzca la enfermedad. De este
modo, las leyes correlacionales permiten la predic-
ción, pero las leyes causales permiten la predicción
y el control. Por esta razón, las leyes causales son
más poderosas que las leyes correlacionales y, por
lo tanto, se consideran más deseables.
Uno de los objetivos principales de la ciencia
es descubrir las causas de los fenómenos naturales.
Sin embargo, especificar las causas de los eventos
naturales es sumamente complejo y normalmente
requiere una investigación experimental cuantiosa.
Por ejemplo, no se puede asumir que la contigüi-
dad demuestre la causalidad. Si la lluvia sigue a
una danza de la lluvia, no se puede asumir que la
   INTRODUCCIÓN   7 
to complejo es el hecho de que los acontecimientos
rara vez, si alguna vez, tienen una causa única;
más bien, tienen múltiples causas. Preguntas co-
mo: ¿Cuál fue la causa de la Segunda Guerra
Mundial? y ¿qué causa produce esquizofrenia? no
se prestan a una respuesta simple. Incluso pregun-
tas comunes como, ¿Por qué dejó Juan su trabajo?
o ¿por qué Juana se casó con Juan? son, en reali-
dad, muy complejas. En la historia de la filosofía y
la ciencia, el concepto de causalidad ha sido uno
de los más confusos (véase, por ejemplo, Clatter-
baugh, 1999; or Meehl, 1978).
El Supuesto del Determinismo 
Como uno de los objetivos principales de la cien-
cia es descubrir relaciones legales, la ciencia supo-
ne que lo que se está investigando es legal. Por
ejemplo, el químico da por hecho que las reaccio-
nes químicas son legales y el físico que el mundo
físico es legal. El supuesto de que lo que se está
estudiando se entiende en términos de leyes causa-
les se denomina determinismo. Taylor (1967)
definió el determinismo como la doctrina filosófi-
ca que “afirma que para cualquier suceso existen
condiciones que una vez dadas, nada más podría
suceder” (p.359). Por consiguiente, el determinista
asume que todo suceso depende de un número
finito de causas y si éstas se conocieran se podría
predecir un evento con total exactitud. Sin embar-
go, no es necesario conocer todas las causas de un
evento; el determinista simplemente asume su
existencia y que a medida que se conozcan más
causas, las predicciones serán más precisas. Por
ejemplo, casi todo el mundo estaría de acuerdo en
afirmar que el tiempo es una función de un número
finito de variables como las manchas solares, las
corrientes de flujo de altitud y la presión baromé-
trica; pero las previsiones meteorológicas siempre
son probabilísticas porque muchas de estas varia-
bles cambian constantemente y otras simplemente
se desconocen. Sin embargo, el supuesto subya-
cente en la predicción del tiempo es el determi-
nismo. Todas las ciencias asumen el determinismo.