cenicienta, como no tenia padre vivía con su madrastra y sus dos hermanastras. Ella era la que hacia los trabajos mas duro de la casa. Un día el rey anuncio que iba a ser una gran fiesta en su palacio a lo que invitaría a todas las jóvenes. Pero la madrastra de cenicienta no le dejo ir a la fiesta y le dijo: Tú, cenicienta, no iras al baile te quedaras aquí limpiando el suelo. Cuando llego el día de la fiesta, cenicienta estaba muy triste porque no iría.
Cuando se fueron sus hermanastras
lloraba desconsoladamente. Pero en ese momento se le apareció su hada madrina. ¡ Oh Dios mío! ¿Quién eres tú?
Soy tu hada madrina, respondió ésta y
vengo ayudarte.
¿Ayudarme?, no me puedes ayudar, tengo
muchas ganas de ir al baile del príncipe y no puedo.
Con mi magia hare que me vayas a la fiesta
con un vestido precioso. Pero … con una condición debes volver antes de la 12 de la noche a esa hora acabara la magia.
Muchas gracias madrina, dijo cenicienta.
Además, cenicienta aún queda otra sorpresa en la puerta de la casa tienes un carruaje que te llevara al palacio del rey. Cuando cenicienta llega al palacio todos los invitados la miraban. Su madrastra y sus hermanastras no la reconocieron. El príncipe cogió su mano y la saco a bailar en medio de la pista. Pero … empezaron a sonar las campanas de las doce de la noche. ¡Oh Dios mío tengo que irme! Dijo cenicienta.
Pero cuando bajo las escaleras se le
cayó un zapato. Por ello el príncipe lo cogió y en ese momento ideo un plan. Así que el príncipe mando a su sirviente a que fuera a las casas de los vecinos para ver de quien era ese zapato. Pero las doncellas que se lo probaban no les quedaba el zapato. Hasta que tocaron la casa de cenicienta. Por su puesto a las hermanastras de cenicienta no le quedaban bien, a pesar de la negativa de su madrastra, cenicienta se lo probo y … ¡era ella! Finalmente, cenicienta y el príncipe se casaron y vivieron felices para siempre en su palacio.