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Más allá de copiar y pegar.

Autor: Lic. Jorge A. Gálvez Choy.

Profesor del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero. México.

E-mail: jorgegalvez@prodigy.net.mx

Introducción.

Es indudable el valor de las nuevas tecnologías de información y comunicación


(TIC) en la educación. La inmensa cantidad de información disponible en
medios digitales, el alcance y penetración de la televisión educativa, el uso de
la computadora para realizar simulaciones y ejercicios interactivos y sobre todo
la vastedad e inmediatez de Internet son algunos claros ejemplos de las
bondades de la tecnología que hacen posible mejorar el proceso enseñanza-
aprendizaje.

En el caso del tradicional sistema escolarizado, vale la pena reflexionar que la


incorporación de tecnología, por si sola no es garantía de un aprendizaje
significativo y que su uso no sustituye la importante labor del docente, sino que
la complementan. De este modo, debemos considerar a las TIC como medios
alternativos que enriquecen y apoyan el quehacer docente, pero que de
ninguna manera son el único y/o mejor medio de lograr que nuestros
estudiantes aprendan.

Por esto es importante tomar en cuenta las ventajas y desventajas de utilizar


determinadas tecnologías basándonos en un análisis contingencial del contexto
educativo y la naturaleza del medio, tratando de sacar el máximo provecho de
ellas y minimizando sus puntos débiles.

Problemática.

Un ejemplo de la problemática resultante del uso de las TIC, es fácilmente


observable con las investigaciones hechas por Internet.

Como profesor universitario estímulo a mis alumnos a usar Internet para realizar las
investigaciones documentales requeridas en mi curso. Sin embargo, después de varios
semestres de observación, me llamó la atención un fenómeno repetitivo que se puede
resumir en 4 puntos básicos:

El estudiante considera a Internet como el único medio de búsqueda de


información.

El estudiante considera que los resultados de su búsqueda en Internet son


verdaderos.

En la mayoría de los casos, el estudiante se limita a copiar textos y a


pegarlos en su trabajo sin ninguna lectura analítica y reflexiva sobre su
pertinencia.

En términos generales, no saben buscar en Internet.

Naturalmente, los resultados de tan pobre acercamiento a la investigación


documental son pobres y limitados. Si a esto sumamos una deficiente
formación en metodología, nos encontramos con que los estudiantes entregan
documentos que rayan entre lo absurdo y el plagio.

Propuesta académica

¿Qué se puede hacer para atacar este fenómeno? ¿Qué responsabilidades


tiene el docente para abordar este problema?

En primer término, el maestro debe enfocar sus requerimientos generales de


búsqueda a partir de propuestas que obliguen y motiven al estudiante a
explorar de forma más creativa su investigación. En vez de buscar referencias
textuales y cerradas, propiciar propuestas abiertas, libres y creativas.

Hace algunos años, le escuche al maestro Edgardo Reyes Salcido la siguiente


anécdota: con motivo del aniversario del descubrimiento de América, le
encargaron a 2 niños de grupos diferentes una tarea relativa al hecho histórico.
A un niño le fue solicitada una biografía de Cristóbal Colon por lo que acudió a
una papelería, compró una estampa del navegante genovés, copió la pequeña
biografía del reverso y pegó la ilustración.

En cambio, la tarea del segundo niño fue investigar ¿Qué hubiera pasado si
Cristóbal Colon no hubiera descubierto América? Como es de imaginarse, para
poder llegar a una respuesta se hizo necesaria una investigación abierta en la
que el niño tuvo que analizar factores históricos, sociales y económicos,
teniendo al final la libertad de proponer una respuesta de acuerdo a su
interpretación particular del hecho en cuestión.

Los dos niños obtuvieron buena calificación por su trabajo, pero el aprendizaje
del segundo niño fue mucho más sólido que el del niño que solo se limitó a
copiar.

Partiendo de este primer enfoque de la función del docente, que estimula la


creatividad y desarrolla las habilidades de análisis y síntesis, es posible
plantear propuestas concretas para atacar la problemática de los cuatro puntos
expuestos en párrafos anteriores.

El estudiante considera a Internet como el único medio de búsqueda de


información. Si bien, es cierto que en Internet es posible encontrar revistas,
libros, periódicos y ponencias, también es cierto que hay muchas fuentes
alternativas para obtener información.

Solicitar a nuestros estudiantes que consideren en todas sus investigaciones


un mínimo de tres alternativas diferentes, con la libertad de seleccionar
aquellas que mejores resultados puedan aportar a la investigación es una
buena manera de orientar a los alumnos a considerar un espectro más amplio
en la búsqueda de fuentes de información.

Algunas fuentes alternativas de información son: bancos de tesis en


instituciones de educación superior; entrevistas personales con expertos y
personalidades que por su experiencia y conocimientos aporten datos
significativos; revistas y periódicos no digitalizados; memorias de congresos y
foros académicos; programas de radio y televisión, etc.

El estudiante considera que los resultados de su búsqueda en Internet son


verdaderos per se. Sin duda este es uno de los problemas relacionados con la
investigación que se presenta con mayor frecuencia. La gran mayoría de los
estudiantes creen que por el hecho de estar en Internet, toda la información
encontrada es válida.

Tal y como sucede con otros medios, existen muy buenas referencias en
Internet con sólido respaldo académico y metodológico, pero también existen
paginas que son simple charlatanería. Por esto, es necesario estimular al
estudiante a buscar todas las aristas de un punto de investigación y confrontar
posturas, de modo que se pueda llegar a una posición propia a partir del
análisis de los documentos encontrados.

Un buen ejercicio para demostrar este punto, es solicitar a los estudiantes que
preparen un debate a partir de informaciones opuestas o contradictorias
encontradas en Internet.

En la mayoría de los casos, el estudiante se limita a copiar textos y a pegarlos


en su trabajo sin ninguna lectura analítica y reflexiva sobre su pertinencia. Este
es un problema derivado de la deficiente formación metodológica, explicable en
estudiantes de nivel inicial y medio pero de ninguna manera justificable en los
niveles medio superior y superior.

Existen dos maneras de abordar este problema. La primera consiste en la


naturaleza misma de la tarea o investigación. Si el trabajo se plantea en forma
cerrada, mayor será la tendencia a copiar y pegar, ya que el estudiante
encontrará textualmente la respuesta al encargo del maestro. Por el contrario,
si la tarea se plantea abiertamente, como ensayo, caso o análisis, la cita textual
de párrafos pierde relevancia pues lo que se evalúa es la aportación personal
del estudiante.

Una segunda manera de enfrentar la tendencia a copiar y pegar, es requerir un


formato estandarizado para los reportes de investigación, basándose en las
técnicas metodológicas o en estándares internacionales, como el de la
American Psychological Association (APA). Esto permite que el estudiante se
acostumbre a trabajar con el rigor científico de altura que es práctica común en
los círculos de investigación.

En términos generales, no saben buscar en Internet. Aunque en términos


generales, las nuevas generaciones son más diestras en el manejo de las
técnicas computacionales, también es cierto que gran parte de las técnicas que
se utilizan están basadas en la costumbre. De este modo, se observa que
nuestros estudiantes siguen un mismo procedimiento de búsqueda, sin
discriminar tema o profundidad, recurriendo al buscador de moda o al que
siempre ha usado.

A este respecto, recomiendo ampliamente dedicar una o dos sesiones de clase


a capacitar a nuestros estudiantes sobre las mejores practicas de investigación
en Internet, ofreciendo un panorama general de las diferentes alternativas que
ofrece el medio al investigador.

Es preferible sacrificar una o dos sesiones de clase a este punto y no estar


improvisando sobre la marcha, aumentando la frustración de los alumnos.

A este respecto es muy recomendable la lectura del Capitulo 3 del libro Internet
y educación, cuyo autor es Jorge Rey Valzacchi y que trata precisamente de
cómo buscar y encontrar información en la web. El texto integro del libro esta
disponible en el Portal Educativo de las Américas.

Conclusiones

Si bien la problemática derivada del uso de las TIC en el entorno docente es


amplia y variada, este ensayo trata en particular de los problemas generados
en el uso de Internet como recurso para la investigación.

De manera general y no exhaustiva, se proponen diversas maneras de atacar


el problema, mismas que han sido tratadas de forma empírica con buenos
resultados con estudiantes del Instituto Tecnológico de Ciudad Madero.

Por último, este ensayo abre un espacio de reflexión sobre el tema con la idea
de generar más propuestas que enriquezcan el debate y den a los maestros
herramientas que les permitan mejorar su práctica docente con las TIC.

ALGUNOS SITIOS QUE PRESENTAN OPINIONES SOBRE ESTE TEMA

Copiar, pegar y plagiar

Escrito por Rafael Morales Gamboa.

Fuente: http://investigacion.udgvirtual.udg.mx/blogs/archives/1469

El día de ayer platiqué con una de mis estudiantes sobre el asunto del plagio e
identifiqué algunos puntos que pudieran no haber quedado suficientemente
claros en mis comentarios a sus productos. Como se trata de una situación que
afecta prácticamente a todos mis estudiantes, creo que es conveniente una
explicación más abierta.

Para empezar, cabe aclarar que cuando he comentado sobre plagio en sus
documentos, en ningún momento he asumido una actitud deshonesta o una
mala intención de su parte. A lo que hago referencia realmente es a la mala
práctica de copiar y pegar textos de otros para construir los documentos
propios y presentarlos como tales (lo cual es técnicamente plagio, porque
presento trabajo de otros como propio, independientemente de la intención
detrás de la acción). Se trata de una una mala práctica de uso generalizado;
una plaga que afecta a todos nuestros programas educativos, desde el
bachillerato hasta las maestrías e incluso, aunque en menor grado, al
doctorado. Seguramente no somos los únicos afectados, sino un fenómeno
mundial en los procesos educativos.

Claramente es un problema porque se trata, como dije antes, de una mala


práctica. La razón es muy simple: permite construir documentos y obtener
buenas calificaciones, pero no genera aprendizajes. En primer lugar, rara vez
es indispensable citar textualmente a un autor, pues casi siempre hay maneras
de decir lo mismo con otras palabras, nuestras propias palabras. Si el
argumento es que el otro autor lo dice muy bonito, cabe preguntarnos ¿Cómo
es que vamos a desarrollar nuestra habilidad para escribir si no la practicamos
y solamente copiamos y pegamos?

En segundo lugar, copiar un texto no garantiza la comprensión del mismo. Al


contrario, el hecho de que no nos decidimos a expresar las mismas ideas con
nuestras propias palabras sugiere falta de comprensión lectora, habilidad que
tampoco desarrollados porque no la ejercitamos: no nos hace falta “digerir” un
texto, construir una representación mental de las ideas ahí vertidas en la
memoria de largo plazo vinculada con nuestros conocimientos previos, si lo
único que tenemos que hacer es copiar y pegar.

En síntesis, copiar y pegar obstaculiza el desarrollo de nuestras habilidades de


lectura, comprensión y redacción porque disminuye severamente el ejercicio de
éstas. Como consecuencia, aprendemos menos.

Dicho lo anterior, atendiendo específicamente al caso poco común de que


realmente necesitamos citar textualmente a otro autor, hay aspectos de forma
que vale la pena atender. Vamos suponer que estoy escribiendo un documento
y estoy consultando otro, digamos, éste.
(http://www.aufop.com/aufop/uploaded_files/articulos/1224230132.pdf)

Si yo escribo

Nos queda claro hoy en día que la educación de la ciencia en el siglo XXI no
puede ser la misma que la del siglo XX. Los futuros profesores deben saber
que hay más de una forma de explicar qué es la ciencia y que las decisiones
sobre que contenidos enseñar en el aula y para que enseñar ciencias a los
alumnos de secundaria se toman en base a una de las posibles explicaciones
sobre la naturaleza de la ciencia (Angulo Delgado & García Rovira, 1997).

Entonces estoy plagiando parte del primer párrafo de la sección ¿Qué


entendemos por aprender a enseñar ciencias? (pág. 2) del documento al que
se hace referencia, porque la referencia al texto original no es suficiente para
hacer explícito qué parte del texto es mío y qué parte del texto es de los otros
autores. Por supuesto, sería peor no incluir la referencia, pero incluirla no evita
el plagio.

Ahora bien, si yo escribo

Nos queda claro hoy en día que la educación de la ciencia en el siglo XXI no
puede ser la misma que la del siglo XX. Las visiones sobre lo que es ciencia se
han ampliado y los docentes del nuevo siglo deben estar conscientes de su
postura al respecto y que ésta no es la única válida (Angulo Delgado & García
Rovira, 1997).

Entonces no estoy plagiando el texto original porque estoy interpretando lo que


los autores del mismo escribieron y estoy expresando lo que yo entendí con
mis propias palabras, haciendo la referencia al documento de donde tomo, o
en el que sustento, las ideas.

Finalmente, si yo escribo

La educación de la ciencia en el siglo XXI no puede ser la misma que la del


siglo XX. Como señalan Angulo Delgado & García Rovira (1997), ‘Los futuros
profesores deben saber que hay más de una forma de explicar qué es la
ciencia y que las decisiones sobre que contenidos enseñar en el aula y para
que enseñar ciencias a los alumnos de secundaria se toman en base a una de
las posibles explicaciones sobre la naturaleza de la ciencia’.

Tampoco estoy plagiando, porque estoy haciendo explícito y dejando muy


claro, mediante el uso de comillas, qué parte del texto es mío y cuál estoy
copiando literalmente del documento al que hago referencia.

En conclusión, copiar y pegar es una mala práctica que disminuye el


aprendizaje y obstaculiza el desarrollo de las habilidades de lectura,
comprensión y escritura; que además, técnicamente, es plagio y puede ser
sancionado como tal.

El mal uso del “copia y pega”

ANDRÉS PINZÓN-SINUCO
@asinuco
28 de Febrero de 2010 12:01 am
Fuente: http://www.eluniversal.com.co/cartagena/actualidad/el-mal-uso-del-
%E2%80%9Ccopia-y-pega%E2%80%9D

Durante siglos, antes de la aparición de la Internet, los únicos medios de


consulta académica eran los libros y las enciclopedias.

Estos textos eran los moldes del conocimiento que decantaban los
historiadores, científicos, filósofos y demás académicos, pero ahora con la
embestida de las nuevas tecnologías y la revolución de la información, aquellas
viejas herramientas han quedado como vestigios del pasado.
Hoy todo aquel que quiere profundizar sobre algún tema de estudio, sólo debe
entrar a las múltiples webs, cuyo contenido de acceso fácil se ha convirtiendo
en dolores de cabeza para muchos maestros y docentes de universidades y
colegios, que alegan que sus alumnos copian directamente desde estos sitios
los trabajos que les presentan.

No obstante la situación plantea un debate amplio: ¿Cómo prevenir que los


estudiantes no se acostumbren a hacer este tipo copy-paste (copiar y pegar),
sin deslegitimar el uso de la Internet como una herramienta fundamental en
estos tiempos?

TESTIMONIO

Para David Benítez (*), de 27 años, el hecho de copiar y pegar un trabajo


desde la Internet para una cátedra de Comunicación Social, casi le significa no
sólo la pérdida de su materia, sino la expulsión definitiva de su Universidad.

“Recuerdo que había trabajado todo el día y buena parte de la noche, al día
siguiente tenía que entregarle un trabajo a mi profesor de Teoría de la
Comunicación, así que decidí rebuscar entre las páginas webs el escrito que
necesitaba, porque no tenía ni el tiempo ni las ganas de hacerlo”, explica el
estudiante.

Benítez relata que decidió copiar el texto entero porque debía sacar una nota
muy alta, pues sus faltas de asistencia constantes se traducía en ‘números
rojos’ en la asignatura.

“El día de la entrega me sentí aliviado, no pensé que ese profesor me fuera a
descubrir porque había buscado muy bien el texto, en lo más recóndito del
ciberespacio”, se lamenta.

El joven asegura que cuando el docente en cuestión advirtió que todo era un
plagio, lo llamó aparte de la clase y le inquirió por su falta.

“Por fortuna no me avergonzó delante de mis compañeros. Me disculpé con él,


pero no acepto dejar pasar el hecho, me dijo que tenía que tomar medidas en
el asunto junto con la Directora del Programa”.

El proceso disciplinario siguiente para Benítez fue firmar un compromiso en la


Dirección del Programa de Comunicación Social, en el que se acordaba que el
estudiante no volvería a copiar, pues de lo contrario se le expulsaría
inmediatamente de la institución.

“En todo momento –prosigue– pensé que me iban a expulsar, me hablaban con
severidad y me dijeron que iban a fijarse mucho en todos mis escritos, de ahí
en adelante la materia la perdí, pero la recuperé en el siguiente semestre. Fue
una acción absurda”.

Benítez dejó el plantel para buscar “mejor futuro”, como el mismo lo indica, en
Bogotá, donde ahora reside.
NO APRENDEN

El decano de la Facultad de Derecho de la Universidad San Buenaventura,


Miguel Raad Hernández, hace varias aclaraciones.

“Pensar que la Internet pervierte es de por sí equivocado, el punto de discusión


radica en que aquellos que fusilan la información no están aprendiendo
realmente”, asegura Raad.

El Decano afirma que: “La formación del estudiante que hace este tipo de
plagios va a quedar castrada, pues no desarrolla las competencias cognitivas,
ni interpretativas necesarias. Lo que se busca es que nuestros estudiantes
analicen, confronten, debatan y propongan nuevo conocimiento”.

PÁGINAS ESPECIALIZADAS

Más allá de esta circunstancia, la Internet está plagada de todo tipo de


contenido, tan variado como ficticio, es decir, algunas páginas desinforman o
informan a medias a sus visitantes.

Incluso hay webs especializadas en proveer a sus usuarios, tesis de grados y


diferentes trabajos escritos, que van desde resúmenes de libros hasta
monografías sobre múltiples temas.

De esta manera, se han vuelto muy populares los sitios virtuales El Rincón del
Vago, Sabe Todo, Mis Tareas y Monografías.

SANCIONES

En todas las épocas ha habido ‘copietas’.

El decano de la Facultad de Derecho de la San Buenaventura, Miguel Raad,


expresa: “Hoy para el estudiante es más fácil copiar, pero también es más fácil
detectarlos, casi siempre basta con ingresar parte del texto del trabajo
presentado a un buscador como Google”, advierte.

Una vez descubierto el plagio, en la mayoría de las instituciones los estudiantes


implicados son sancionados, en primera instancia, con una nota académica
baja.

“En la Universidad San Buenaventura les abrimos un proceso disciplinario a los


estudiantes que acostumbran a hacer estos plagios, luego se llaman a que
hagan sus descargos. Después de escuchar al estudiante, se decide el tipo de
sanción siguiente, cuyo tope es la expulsión del plantel educativo”, declara el
Decano.

Cada plantel tiene normas que regulan el fraude por parte de los estudiantes.
Sin embargo, más allá de las medidas a tomar frente a este auge de copiar y
pegar, se debe enfocar la atención en la formación del alumno, sobre todo
desde su infancia, mejor dicho, desde los colegios.

“Ahora los estudiantes son muy ágiles con ese tipo de aprendizaje, pues están
muy relacionados con el mundo cibernético ya que les resulta muy familiar y
han crecido con este tipo de tecnología, sin embargo es entonces cuando debe
intervenir el educador para desarrollar todas las competencias básicas y las
profesionales”, expresa el decano Miguel Raad.

(*) Nombre cambiado a petición de la fuente.

CAPACITACIONES DOCENTES

La academia indica que ante esta situación los docentes deben recibir
capacitaciones en el uso de herramientas informáticas, para ir un paso delante
de quienes realizan este tipo de copias.

“A los maestros de nuestra universidad se les brindan algunas cátedras


informáticas en las que se les enseña cómo detectar este tipo de copias,
además del manejo de softwares varios”, dice Miguel Raad, decano de la
Facultad de Derecho de la San Buenaventura.

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