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Yo, robot es una colección de relatos basados en las tres leyes de la robótica que
son un compendio fijo e imprescindible de moral aplicable a supuestos robots
inteligentes, con las que supuestamente nunca debería haber un conflicto si se
cumplieran fielmente. Los relatos, no obstante, plantean diferentes situaciones en
las que dichas "tres leyes" se cumplen, y aun así plantean problemas, paradojas e
ingeniosos ejercicios intelectuales a los que tendrán que enfrentarse distintos
especialistas en robótica, en definitiva, el libro termina indagando sobre la situación
del hombre actual en el universo tecnológico.
1. Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser
humano sufra daño.
2. Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano,
excepto cuando estas órdenes se oponen a la primera Ley.
3. Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no
entre en conflicto con la primera o segunda Leyes.
Si se detiene usted a estudiarlas, verá que las tres leyes de la robótica no son más
que los principios esenciales de una gran cantidad de sistemas éticos del mundo.
Todo ser humano se supone dotado de un instinto de conservación. Es la tercera
ley de la robótica. Todo ser humano bueno, con conciencia social y sentido de la
responsabilidad, deberá someterse a la autoridad constituida, aunque sean un
obstáculo a su comodidad y seguridad. Es la segunda ley de la robótica. Todo ser
humano bueno debe, además, amar a su prójimo como a sí mismo, arriesgar su
vida para salvar a los demás. Es la primera ley de la robótica (I. Asimov, Yo, robot,
pág. 306 de la edición española en ed. Edhasa). Y, desde luego, llevaba razón en
que el contenido de las tres leyes forma parte, de casi todas las morales conocidas.
los robots y los hombres que los controlaban tenían que vérselas con algunos
problemas clásicos de la ética como el de la relevancia moral de las omisiones, la
distinción entre medios y fines o la opción entre una ética de la responsabilidad y
una ética del deber, además de tener que resolver contradicciones y técnica
legislativa.
Pero, ¿es posible que una máquina pueda tomar una decisión moral? ¿No era la
moral una cualidad exclusivamente humana, algo que nos hacía únicos en el
universo? Si bien están las leyes en la robótica, surgen la pregunta que están arriba
las cuales ponen la pauta de nuestra reflexión moral sobre la conciencia, la decisión
y el libre albedrío, en la inteligencia artificial la cuales cargada de información de los
eventos cotidianos del hombre que permiten que las maquinas empiecen a
responder a estímulos que el hombre a cargado en ellos, es por eso que al ver la
película vemos muchos elementos que cargan la imagen de la maquina autora de
una conciencia y decisiones por sí misma, pero esto es por la acumulación de
información contenidas en ellas que permite que actúen.
La conciencia es un don dado al ser humano, (El hombre tiene una ley inscrita por
Dios en su corazón CIC.1776) dando la capacidad de realizar juicio sobre los actos
realizados, por tanto, las maquinas no tendrían una conciencia, sino una copia de
los actos que el hombre realiza, podemos decir entonces, que la maquina es una
copia del ser humano que riendo remplazarse así mismo. Esto moral mete no es
bien visto porque, en primer momento atenta contra la creación de Dios padre, a
cambado con la humanidad para llenar al mundo de máquinas, que no realizaran
juicios por su cuenta, sino que actuaran según la información que han puesto en
ella.
La decisión es, el punto de inflexión en que convergen, por una parte, la actividad
resolutoria que le había precedido al acto (no es casual que se llame a la decisión
también resolución) y, por otra parte, la composición de la acción en su totalidad
partiendo de aquéllos medios que la deliberación ha encontrado. Santo Tomás
denominaba a la decisión el voluntario perfecto cuando va respaldada por el
recorrido deliberativo. Las maquinas carecen de este aspecto de decidir sobre lo
que realizan, bien se sabe que las maquinas o robot tienen inteligencia artificial eso
no los dota de capacidad de decisión porque es un acto que realiza el ser humano
antes de realizar una acción,
¿Cómo será nuestra conducta cuando nos encontremos con Robots insertos en
nuestras sociedades?
Habría una rivalidad, pues la relación humana – máquina nunca sería buena por el
simple hecho de que los humanos tenemos sentimientos y nos invadirían algunos
aspectos como lo es la envidia, pues en un mundo globalizado la competencia
laboral y profesional está a la orden del día. No estaríamos conformes sabiendo que
un Robot hace las cosas mejor que nosotros.
Aún más desde la ética tecnológica, la enseñanza que deja la película es que la
tecnología como todo se tiene que reñir por unos valores en los cuales se garantice
que la vida de un ser humano es más importante que un aparato electrónico y en el
cual se puedan ver las implicaciones negativas de abusar de este recurso.
Las maquinas quedas libre de actos morales ya que esta, solo es faculta del ser
humano de tomar decisión moral y ética de sus actos realizados, y las decisiones
están viciadas al interés de su creador por eso el acto moral sobre cae en el creador
y no en la maquina esto queriendo decir que la maquina no busca un bien o un mal
por si solo es neutra, pero la información que contenga en su memoria es la que la
inclina al fin último de su creador o fundador.
Cibergrafia:
-https://es.catholic.net/op/articulos/44070/cat/415/decisiones-morales.html#modal
-Ricardo García Manrique. Profesor Titular de Filosofía del Derecho y Miembro del
Observatorio de Bioética y Derecho de la Univ. de Barcelona.
www.bioeticayderecho.ub.es