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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

3 ARISTÓTELES
1. VIDA Y EVOLUCIÓN DE SU OBRA.

1.1. Primer periodo: la Academia platónica (-367 – 347).

Aristóteles nació en Estagira

(actualmente Stavros) en la península

de Calcídica, en –384 o –383. Era hijo

de Nicómaco, médico del rey Amintas

II de Macedonia. Quedó huérfano

muy pronto y cuando tenía diecisiete

años su tutor le envió a estudiar a

Atenas, a la Academia de Platón,

donde permaneció veinte años. Esta

prolongadísima estancia junto a Platón

marcará su vida y su pensamiento,

aunque muy pronto las investigaciones

aristotélicas tomarán un carácter

original, separándose de los

planteamientos idealistas platónicos. .

A su ingreso, la Academia estaba dominada por las discusiones en torno a la

Teoría de las Ideas y por un interés científico y metodológico cada vez mayor, lo

cual se nota en sus obras de esta primera época. De esta etapa datan, seguramente

algunas obras “exotéricas” (destinadas por la academia al conocimiento externo,

del público en general), la mayoría de las cuales son diálogos al estilo platónico.

Entre estas obras cabe destacar: Eudemo es un escrito en memoria de este joven

Platónico que murió en la invasión de Sicilia por parte de Dión. Trata acerca de la

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inmortalidad del alma entera, la cual es concebida como una substancia

independiente del cuerpo; el Protéptico, en estilo epistolar es una exhortación a la

filosofía dirigida a Temisón, gobernante de Chipre, muy en la línea de actividades

políticas de la Academia. Es efectivamente, una guía filosófica para príncipes, los

cuales han de inspirarse en la contemplación de las Ideas; quizá es también de esta

época el diálogo Sobre la Filosofía, en él emprende Aristóteles una crítica directa

de la Teoría de las Ideas (lo cual no le impedía seguir considerándose platónico y

seguir en la Academia): la contemplación de las ideas es substituida por la

contemplación de los dioses – astros.

Este aspecto crítico de las primeras obras de Aristóteles estaba

justificado por dos razones: por un lado, en la época de ingreso de Aristóteles,

Platón se hallaba en Sicilia, tratando de convencer al tirano Dión de la necesidad de

conducir su gobierno por la Filosofía (como sabemos, cuando vuelve, inicia un

periodo de revisión de sus teorías). Por otra parte, sus estudios dirigidos

inicialmente a la revisión de la retórica de los sofistas (especialmente a la escuela

de Isócrates, principal competidor de la Academia platónica) que le llevaría a

desarrollar un espíritu abiertamente crítico contra las fórmulas tópicas

generalmente establecidas, incluso las adoptadas por los maestros de la Academia.

1.2. Segundo periodo: Transición y viajes (-347 –335)

En –347 muere Platón y Aristóteles decide abandonar la Academia,

acompañado de uno de sus condiscípulos, Jenócrates. Este abandono pudo deberse

a dos razones fundamentales: en primer lugar, las discrepancias con el sucesor de

Platón en la dirección de la Academia, su sobrino Espeusipo, quien acentuó las

tendencias de similitud de la escuela platónica con las comunidades pitagóricas; y,

por otra parte, la situación política de Grecia, en la que la política agresiva y

expansionista de Filipo de Macedonia creaba un gran rencor contra los ciudadanos

macedonios como el propio Aristóteles.

Aristóteles y Jenócrates marcharon a Assos, en Jonia, donde fundaron una

escuela filosófica, escuela que no guardaría ningún lazo de unión con la Academia

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platónica. Esta ruptura, si bien fue dolorosa, no la consideraron una traición puesto

que ellos consideraban que su escuela sería la verdadera depositaria de la herencia

platónica.

Tres años más tarde, se trasladó a Mitilene, en la isla de Lesbos, por

invitación Teofrasto (que se convertiría en el mejor colaborador y luego sucesor de

Aristóteles) y posteriormente se les uniría Calístenes, también, completando el

cuerpo inicial de investigadores-maestros de la nueva Academia. En estos cinco

años de Asssos y Mitilene, Aristóteles en plena madurez intelectual (37 / 42 años),

comienza la elaboración y redacción de sus primeras obras con una filosofía propia.

En el –342, Filipo de Macedonia llama a Aristóteles para que se haga cargo

de la educación de su hijo, Alejandro (Alexandrós), que entonces tenía trece años y

que se convertir{ia en el futuro conquistador del mundo civilizado. En –340,

Alejandro es nombrado regente de Macedonia por la ausencia de su padre Filipo. Es

el momento en que Aristóteles queda libre de la tutoría y marcha a Estagira, su

ciudad natal, para quien se convierte en legislador redactando para esta polis una

nueva Constitución.

Ésta es para Aristóteles una época enormemente creativa. Escribe gran

parte de sus tratados de Lógica, Física y la Ética a Eudemo (tratado publicado por

Eudemo de Rodas, de ahí su nombre). En esta época escribió también gran parte de

la Política y, al menos, parte de la metafísica.

Es una época de transición, de liberación de las formas platónicas mediante

una crítica severa a los planteamientos de su maestro. Sin embargo, cuando

Aristóteles critica la teoría de las Ideas, todavía sigue diciendo “nosotros, los

platónicos”. En cambio, en los cursos que pertenecen a la época siguiente habla ya

de “los platónicos” en tercera persona.

1.3. Tercer periodo: Atenas. El Liceo (-334 –332)

En –336 muere asesinado Filipo y le sucede su hijo Alejandro, quien en poco

menos de un año termina de someter y pacificar toda la península griega. Pronto

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sería conocido como “Alexándros Megas (Alejandro Magno o Alejandro el Grande),

el conquistador casi todo el mundo civilizado. Es es entonces cuando Aristóteles

aprovecha la ocasión para volver a Atenas.

Inicialmente su propósito era volver a la Academia al frente de la cual se

encontraba su antiguo compañero Jenócrates. Sin

embargo, prefirió establecerse por su cuenta, en parte

porque ya no era un alumno sino un pensador en plena

madurez y con intereses y líneas de investigación

diferentes a las que se seguían en la Academia y, por

otra parte, porque la nueva dirección Académica había

acentuado la tendencia hacia el pitagorismo y al

idealismo que Aristóteles rechazaba. Por ello

Aristóteles rompe definitivamente con la Academia y

abre su propia escuela: el Liceo (llamada así por su

cercanía a un gimnasio dedicado a Apolo Lício aunque también fue conocida como

“El Peripato” , de “peripatos”, paseo y sus discípulos serán llamados peripatéticos,

quizá por la costumbre de dar las clases paseando).

Esta segunda estancia en Atenas, dedicada a la docencia y a la investigación

duraría dieciséis años, hasta el –323, año en que muere Alejandro y en Atenas

estalla una gran agitación contra los conquistadores macedónicos. Ante esta

situación, Aristóteles se siente en peligro y decide refugiarse en la isla de Eubea,

patria de su madre. De hecho fue acusado de “macedonismo, no sin razón: además

de haber sido tutor de Alejandro (aunque sus relaciones no siempre fueron

cordiales), era íntimo amigo del regente macedonio de Atenas, Antípater

Al año siguiente de su precipitada marcha de Atenas morirá, lejos de su

escuela y de sus discípulos, contaba entonces sesenta y un años. Teofrastro le

sucederá al frente del Liceo.

Pertenece a esta época la segunda ética, la Ética Nicomaquea (llamada así

porque Aristóteles se la dedica a su hijo Nicómaco), también un estudio Sobre el

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alma, en el que trata de desvelar las dificultades de las capacidades espirituales

humanas y las partes fundamentales de los libros de la Política, la Poética y la

Retórica. Sin embargo también es característico de esta época el progresivo

abandono de los estudios metafísicos para dedicarse a las investigaciones más

científicas o naturalistas.

Este último interés coincide con la orientación que toma el Liceo, cada vez

más alejado de las especulaciones idealistas de la Academia y más semejante a la

de una Universidad moderna dedicada a la investigación científica de campo.

Bajo la dirección de Aristóteles sus discípulos se consagraron a reunir datos

y observaciones sobre los temas más diversos. La investigación histórica, por

ejemplo, recopiló más de 150 constituciones de las ciudades griegas, o la lista de

los vencedores de los Juegos Píticos, estudios sobre las costumbres de los pueblos

bárbaros, investigaciones filológicas y literarias; recopilaciones de la historia de la

filosofía, las matemáticas o la medicina ...

Pero lo más notable son, quizá, los estudios sobre “historia natural” o

biología, en los que a pesar de encontrarnos con errores evidentes, se encuentran

observaciones y descripciones casi insuperables. Tan magistrales resultaron sus

observaciones y teorías que Darwin llegó a escribir “Linneo y Cuvier son mis dioses,

pero son unos niños comparados con el viejo Aristóteles”. En estos estudios

Aristóteles revoluciona los planteamientos puramente especulativos de la filosofía

griega, donde la observación directa se consideraba inútil y despreciable. Por el

contrario, plantea el siguiente principio de investigación “Se debe dar más crédito

a la observación que a las teorías, y a las teorías únicamente si están confirmadas

por los hechos observados” (en La generación de los animales).

• En conclusión, puede decirse que el proyecto aristotélico, si bien tiene un

origen platónico, su posterior evolución y madurez variará

fundamentalmente en sus intereses y metodología. Para Aristóteles el

inicio, el motivo de cualquier investigación ha de ser esencialmente

científico, es decir objetivo, a diferencia del punto de partida platónico

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cuyos problemas iniciales están marcados por motivaciones morales y

políticas.

• Por otra parte, la exigencia de objetividad le lleva a variar radicalmente la

metodología de estudio: para Platón investigar consiste contemplar la Ideas

para posteriormente deducir el mundo a partir de ellas; para Aristóteles,

cualquier teoría debe basarse en la investigación y la comprobación de

resultados, es decir, la experimentación.

2. NATURALEZA Y CAUSALIDAD.

2.1. El concepto de naturaleza.

Si las ideas filosóficas de Platón se vieron

profundamente condicionadas por sus ideales

políticos, el pensamiento de Aristóteles los fue por

sus conocimientos biológicos. Aristóteles,

perteneciente a una familia de médicos y médico él

mismo, fue un perspicaz y entusiasta observador

de la naturaleza (más de un tercio de las líneas

conservadas de las obras de Aristóteles se

refieren a la biología). Su importancia en la cultura europea se debe en buena parte

a estos estudios en los que creó buena parte del lenguaje y la terminología que,

todavía hoy, se utiliza en las ciencias.

Frente a Platón, que situaba la autentica realidad en el mundo trascendente,

el mundo de las Ideas, para Aristóteles, la verdadera realidad viene constituida

por la naturaleza de las cosas. Es decir, las cosas son lo que establece la naturaleza

que, en cuanto tal, constituye el principio de su ser y la posibilidad de su

movimiento y transformación. Por tanto, explicar qué son las cosas, qué es la

realidad debería ser para Aristóteles explicar qué es la Naturaleza.

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Tal como la define en el Libro V de la Metafísica: “la naturaleza primera, la

naturaleza propiamente dicha es la esencia de los seres que tienen en sí mismos y

por si mismos el principio de su propio movimiento”. En otras palabras, son los

seres que cambian por sí mismos y no por la acción de un agente externo a

ellos.

Para entender mejor esta definición, Aristóteles estableció una distinción

entre dos clases de seres: naturales (Physis) y artificiales (Tejné). Son seres

naturales aquellos que tienen “en sí mismos el principio de su propio movimiento”, es

decir, tienen movimiento propio, interno o autónomo, como los animales, las plantas,

etc; mientras que son artificiales los que son fruto de la técnica o el arte, esto es,

aquellos que poseen un principio externo de movimiento, como un vestido, una cama,

una estatua, etc. Respecto a estos últimos, se pueden decir artificiales porque han

sido generados desde un artista, fabricante o técnico externo a ellos mismos.

Ahora bien. Incluso los productos de la técnica son “naturaleza” puesto que, al fin

y al cabo, están compuestos de derivados de elementos naturales y, por tanto, se

hallan sometidos a las leyes naturales.

Además el árbol, el animal, etc, nacen, crecen y se mueren en virtud de (de

acuerdo con) su propia naturaleza. De este modo la naturaleza es lo que establece

coherencia, orden, regularidad del mundo. La naturaleza de una cosa determina las

posibilidades en que se puede desarrollar sus cambios y, por lo tanto, se opone a

todo posible cambio al azar (el cambio caótico, sin orden o sentido) el cambio

caprichoso de los poderes divinos o el cambio antinatural como en los seres

artificiales. El cambio de un árbol en cama no es un cambio natural, el árbol no se

convierte por si solo en cama.

Puesto que la Naturaleza es lo que da orden al aparente caos de cambios y

transformaciones de las cosas, la Naturaleza, en fin, es el principio que permite la

comprensión de los seres, su inteligibilidad respecto a la posibilidad del cambio y

el reposo de los seres.

2.2. El problema del cambio.

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Por tanto, para entender la realidad tanto si hablamos de seres naturales

como los derivados de estos, los seres artificiales, hay que tratar de entender a

la naturaleza y para entender la naturaleza hay que entender en qué consiste el

cambio, demostrar su existencia y establecer una explicación razonable de su

existencia.

Para nosotros y para Aristóteles, es evidente la existencia de cosas que

cambian, es algo tan trivial y evidente que ni siquiera reparamos en ello. Sin

embargo, la situación intelectual en la Grecia clásica era distinta. Entonces se

había negado la posibilidad del cambio con poderosos argumentos y afirmar la

posibilidad del cambio no consistía solo en señalar algo evidente, obvio, sino

también enzarzarse en una dura y difícil polémica intelectual.

Parménides había pretendido demostrar de modo definitivo que el cambio

es imposible. Platón había descubierto el engaño de los sentidos que pretenden

hacer pasar como verdadera la ilusión de una realidad cambiante. En uno y otro

planteamiento el principio es el mismo: a la verdad solo se llega por el razonamiento

y al razonamiento le es imposible demostrar la posibilidad de la existencia de seres

cambiantes. Veamos por qué.

Para Parménides y Platón el cambio consiste en que algo que no era P, es

decir, no-P, pase a ser P o viceversa. Pero eso, decían, es imposible: de no-P no

puede generarse P, el ser no puede surgir del no ser, lo real no es producto de lo

irreal. Sólo el Ser puede ser. Todo lo demás es engañarse uno mismo en el mundo

de los sentidos y las opiniones discordantes.

Aristóteles admitirá el análisis inicial, es cierto que resulta imposible

concebir que algo pase a ser nada y viceversa, pero rechazará la conclusión. Es

cierto que sólo del ser se puede pasar al ser, solo de lo real puede salir algo real. El

problema es que tanto Parménides como Platón han entendido el ser como algo

abstracto, teórico, de ahí que se enreden en juegos de palabras y olviden la

realidad del cambio. Es necesario, por tanto, un cambio de planteamiento. Primero

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hay que entender al ser para luego abordar el problema sobre la posibilidad

de que el ser pueda cambiar o no y dar una explicación razonable del cambio.

2.3. El ser que cambia: la sustancia.

Para empezar, Aristóteles se diferencia en lo fundamental de las posiciones

parmenídeas y platónicas, puesto que tratará de dar explicación de lo que

muestra la experiencia y no imponer la razón a lo experimentado. Y lo que muestra

la experiencia es que no hay un ser único, universal e inmóvil sino una variedad de

se seres individuales y concretos. La experiencia muestra, por el contrario la

existencia de seres individuales.

• El ser general de Parménides no existe salvo en la teoría sino que existen

seres que son los que sufren los cambios y, por tanto, no estamos

investigando un ser ideal sino un individuo concreto.

• Por otra parte, la experiencia nos muestra que tampoco podemos afirmar

que todas las cosas son una unidad sino que hay una pluralidad de seres que

están en continuo proceso de cambio.

• Finalmente, lo existente, la realidad, tampoco es algo simple (un “ser único”

al modo de Parménides) sino algo complejo, compuesto por partes.

Todo lo anterior (individualidad, complejidad, pluralidad, se resume en la

primera frase de la principal obra filosófica de Aristóteles, todo un manifiesto en

contra de las teorías idealistas e inmovilistas del platonismo: “el ser se dice de

muchas maneras”. O, lo que es lo mismo, la realidad es cambio y diversidad y no se

puede reducir a una simple idea, por muy importante que esta fuese.

Por otra parte, los cambios no son algo absoluto, de Ser a no Ser, de algo a

nada sino que en todo cambio hay algo que cambia y algo que permanece.

Lo que permanece en el cambio es la sustancia (hypokeimenon, sustrato).

Si yo me traslado de un sitio a otro, lo que cambia es el sitio donde estoy, pero yo

permanezco: yo soy el sustrato, la sustancia de ese cambio. Alguien que se sonroja

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pierde su forma inicial, su color de palidez y adquiere una nueva forma, el color

rojo en sus mejillas. El sustrato del cambio es la persona que se sonroja, la forma

que adquiere es el color rojo, mientras que pierde el color pálido de las mejillas. En

definitiva: todo cambio consiste en algo (una sustancia) que pierde una

característica que tenía y adquiere en su lugar otra.

2.4. La complejidad de la sustancia: materia y forma.

El ser para Aristóteles no es ninguna

pretendida realidad abstracta, sino un individuo

concreto, una sustancia.

Sin embargo, las sustancias no son tampoco

realidades fáciles de entender. Y no lo son porque, la

realidad de las sustancias es algo compuesto, una

complejidad. Toda entidad es para Aristóteles un

“synolon”, un sistema compuesto de materia y forma,

componentes y estructura.

Todos los objetos tienen materia,

componentes. Los objetos sensibles (como los de

una mesa) tienen materia sensible (patas, tapa, cajones), los objetos inteligibles

(como los de un triángulo), tienen materia inteligible (lados, puntos).

Pero la materia es solo un aspecto de las cosas aquel en que nos fijamos

cuando solo tenemos en cuenta aquello de lo que se componen los seres. Un ser no

existe solo por sus componentes sino, fundamentalmente, por la forma que

presentan, la estructura o composición que adoptan los componentes. Así, la

madera o el mármol son los componentes, la materia de la estatua, los ladrillos o las

vigas lo son de la casa. Sin embargo para madera o mármol pueden tener la forma

de Afrodita o Apolo o con los mismos materiales podemos construir una casa

moderna o de estilo antiguo.

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La forma es, por tanto, lo que se conoce de la realidad y es lo que resulta

común a la variedad de cosas del mismo tipo. La forma es, de esta manera, la

“ousía”, la esencia de las cosas, es decir, aquello que la define.

Por su parte, lo que las hace individuales, diferentes, son los componentes,

la materia que las componen. Dos seres humanos, tienen una forma en común a la de

todos los seres humanos pero la materia que los compone es la que los hace ser

distintos unos de otros. Platón, Sócrates y Pericles por su forma son humanos, pero

es su materia lo que me permite distinguir a Sócrates de Pericles y a estos dos de

Platón.

Materia y forma son solo dos conceptos que nos permiten entender la

complejidad de lo real, pero no son dos realidades separadas. La materia es

siempre materia de algo, mientras que la forma no puede existir ajena o separada

de algún tipo de componente. Materia y forma son dos maneras de contemplar la

misma cosa.

No obstante, aunque son una misma realidad, Aristóteles otorga prioridad a

la forma. Es cierto que toda realidad tiene componentes: la mesa se compone de

patas y tapa, que a su vez se componen de madera, que a su vez se componen de

materia vegetal, etc. Incluso podríamos pensar en una materia que fuera originaria,

una materia prima de la cual aparecerían todas las demás clases de materia. Pero

de existir, esa materia sería inconcebible, no podríamos llegar a entenderla. Las

realidades, el ser se conoce por su forma, porque es la relación, la estructura, la

que define finalmente a las cosas.

2.5. ¿Cómo se produce el cambio? Tipos de cambio

Amparados en esta concepción compleja de la realidad, ya estamos en

disposición de resolver el problema del cambio. Para Aristóteles el cambio no

existe independientemente del ser que cambia. Siempre hay un ser concreto que

cambia: un sujeto, sustrato o sustancia que es lo que permanece antes, durante y al

final del proceso de cambio.

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Cada vez que ocurre un cambio, una forma se realiza, algo nuevo surge. Esta

novedad puede ser sustancial o accidental. Al producirse un cambio, este puede

afectar al sujeto mismo del cambio, por lo que deja de ser lo que era para pasar a

ser otra cosa o bien modificar algunos de los aspectos no sustanciales, los que

denomina accidentes.

En el cambio accidental la cosa sigue siendo la misma pero se produce un

cambio en alguno de los aspectos no sustanciales del ser que cambia. Puede cambiar

cuantitativamente, cuando cambia la cantidad, es decir, hay aumento o disminución

de algo; por la cualidad, en la que se produce una alteración ; y, finalmente, por el

lugar, y en este caso hablamos de locomoción.

Otro tipo de cambio se produce en uno de los aspectos de los dos que

componen la sustancia: una forma se presenta con una materia distinta (una

estatua de mármol o de oro) o una materia adquiere una nueva forma (el mármol

adquiere la forma de Afrodita a partir de la forma de bloque). Estamos hablando

entonces de un cambio material o de un cambio formal. En cualquiera de los dos

casos, el cambio siempre sería considerado como un sujeto S, que adquiere una

nueva forma en función de su materia (un huevo se convierte en polluelo pero no en

albaricoque) o bien cambia materialmente manteniendo su forma (una línea se

amplia en varios centímetros, conservando su característica de recta, curva, etc.)

Finalmente puede existir un cambio de tipo más definitivo: el cambio

sustancial. En el caso de cambio sustancial estaremos hablando de generación

(nacimiento, génesis de algo) o de corrupción (muerte, desaparición de algo. Este

cambio sustancial, no puede entenderse como el paso del ser a la nada, sino en la

transformación de una sustancia en otra sustancia diferente.

No obstante, la mayoría de los cambios se limitan al ámbito de los

accidentes: la sustitución de una forma accidental por otra. Así, el cambio

cualitativo no es más que la sustitución de una cualidad por otra en una entidad

(algo de color rojo pasa a tener color azul). El cambio cuantitativo será, a su vez,

crecimiento o sustitución (alguien engorda o adelgaza). El cambio de lugar

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consistirá en la sustitución de una forma asociada a un lugar por otra asociada a

otro lugar.

A su vez todos estos cambios pueden ser naturales o artificiales

dependiendo si surgen espontáneamente de la cosa o si es producido por

interferencia humana. La ciencia de la naturaleza se ocupa de los cambios

naturales, mientras que los cambios artificiales son el objeto de la técnica.

2.6. La comprensión del cambio: potencia y acto.

Que una sustancia sea compleja, un compuesto de materia y forma es lo que

nos va a permitir entender la realidad como algo variado y cambiante. Pero queda

por explicar qué ocurre en una sustancia para que ese cambio se pueda producir

efectivamente, es decir, ¿por qué es posible que una sustancia deje de tener una

materia o una forma y adquiera otras?

Aristóteles advierte aquí otra diferencia fundamental con el planteamiento

del concepto de cambio respecto a la filosofía anterior. Hasta entonces se ha

entendido que el cambio es algo súbito: el ser desaparecería y nos encontraríamos

con el no ser. Sin embargo, Aristóteles advierte que, para comprender el cambio

hay que concebirlo como un proceso que tiene un origen, un desarrollo y un

final. Y para poder entender este proceso introduce los conceptos de potencia y

acto. Un cambio consiste en la actualización de una potencia.

Potencia, dýnamis en griego de la que deriva el concepto castellano

dinámica, significa para Aristóteles la capacidad para ser algo. Así un huevo tiene

la capacidad para ser un polluelo, es un polluelo en potencia; una línea de cinco

centímetros tiene la capacidad de convertirse en una linea de diez, está en

potencia de ser una línea de diez centímetros.

Al concepto de potencia hay que oponerle el de Acto, enérgeia. El acto es la

realización, la actualización de una potencia, su actividad. El acto del bloque de

mármol es la estatua de la mujer, el ver es la actualización de la potencialidad del

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ojo para la visión o la lectura de los apuntes es la actualización de la capacidad de

leer.

Con esta distinción Aristóteles trata de hacernos entender el concepto de

cambio en los seres. Cuando se produce un cambio, la potencia se actualiza. Por

eso, mientras el cambio no se inicia, la potencia está como dormida, pasiva, es una

posibilidad meramente potencial. Una vez producido el cambio, la potencia ya no

existe, ha desaparecido sustituida por el acto, por la realización actual de aquello

que era en potencia. Pero durante el proceso, entre el principio y el final del

cambio, es como si la potencia despertase y brillara por un momento con luz propia,

como una potencia, activa, eficaz, antes de que sea sustituida por el acto. Es el

desarrollo del cambio que Aristóteles define como la “culminación de la potencia,

en tanto que está en potencia”.

Ahora bien, la potencia es una capacidad pasiva. La potencia es solo la

posibilidad de ser unas determinadas cosas no cualquier cosa. El huevo puede

convertirse en pollo pero no en perro. Un bloque de mármol puede llegar a ser la

estatua de una mujer pero no una mujer. Son posibilidades limitadas que, por si

solas no pueden llegar a ser realmente, para que esto ocurra la potencia ha de

actualizarse1.

1
No obstante, aunque aparentemente simple, la distinción potencia / acto es más compleja

de lo que parece. Así la potencia se puede entender como activa - el poder hacer algo (yo puedo

levantarme del asiento y beber un vaso de agua); o potencia pasiva, es decir posibilidad de sufrir

algún tipo de transformación (yo puedo quemarme el dedo con una cerilla). Por su parte el acto puede

entenderse como acción (la capacidad de mis músculos para levantarme) o como plenitud, culminación

del proceso de cambio (“entelékheia”). Arsitóteles utilizará unos u otros significados dependiendo del

contexto en el que exponga sus teorías.

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2.6. La explicación del cambio

El conocer la naturaleza no se limita a constatar la existencia del cambio, a

describirlo o clasificarlo. También necesitamos poder explicarlo en cada caso. Una

explicación es una respuesta a una pregunta que empieza con un “¿por qué? Las

respuestas a este tipo de preguntas son muy variadas, por eso hay distintos tipos

de explicaciones, a las que denominará aitíai , factor explicativo, o como se traduce

en español causas

Aunque las explicaciones acerca de por qué ocurren las cosas pueden ser

múltiples, casi tantas como cosas que ocurren, podremos tratar de clasificar las

maneras de explicar los sucesos en cuatro tipos básicos.

Aristóteles distingue cuatro tipos distintos de factores explicativos: 1) la

materia (hyle), 2) la forma (eídos), el iniciador (Kinoûn) y el para qué o finalidad

(hoû héneka). Las dos primeras son causas intrínsecas, puesto que nos permiten

explicar el cambio a partir de las cosas que cambian. Las dos últimas son causas

extrínsecas puesto que explican el cambio desde el exterior de la sustancia.

Veámoslas más detenidamente

 Causas intrínsecas:

 Causa material: la materia es siempre la potencia de recibir una nueva

forma y, en ese sentido resulta ser causa del movimiento. Aunque por ser

potencia es una causa pasiva.

 Causa formal: la nueva forma producida, que puede ser una forma sustancial

o una forma accidental, dependiendo si el cambio es accidental o sustancial.

 Causas extrínsecas:

 Iniciador o causa eficiente: es el disparador del proceso, lo que lo pone en

marcha (o lo para), el motor, el culpable, el causante en sentido usual

 El para qué o causa final: es, como su nombre indica, aquello para lo que se

provoca el cambio, la meta o el propósito o función o misión del cambio. Se

opone al azar, que es lo que se sucede sin fin ni misión alguna, para nada.

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Muchas de las explicaciones que damos, muchas de las respuestas a

preguntas sobre el por qué caen bajo alguno de los cuatro tipos aristotélicos. ¿Por

qué se derrumbó la casa? Y usaremos la causa material: el mortero de los cimientos

contenía demasiada arena. O bien ¿por qué le salen cuernos al ternero? Porque es

un buey y la forma del buey incluye los cuernos. ¿Por qué te has caído? Porque

fulano me ha empujado y fulano es el culpable, la causa eficiente ¿por qué estás

haciendo gimnasia? Para fortalecer los músculos y aquí es la finalidad la que

suministra la explicación2.

Ahora bien, de todas estas posibles explicaciones da preferencia a la

explicación del para que o causa final. De ahí que su filosofía haya sido calificada

de teleologismo (de telos, finalidad). Es una concepción que, seguramente deriva de

su educación platónica, pero, sobre todo, de su interés por los seres vivos en los

que cada acción que realizan tiene alguna explicación final: todos los órganos, todos

los proceso, todas las acciones animales tienen un propósito. Quien mira al mundo

orgánico con sentido común encuentra por todas partes fines. Por eso Aristóteles

no vacila en generalizar su visión finalista de las acciones al conjunto de toda la

naturaleza, incluida la naturaleza de los seres inertes

2
(Aristóteles no pretende que los cuatro tipos de causas, los cuatro tipos de explicación

sean aplicables a cada caso. Tampoco pretende que ellos agoten la variedad de explicaciones. Él es

consciente de la complejidad de los sucesos que ocurren y de la variedad de posibles explicaciones

que pueden darse. De hecho, en algún pasaje llega a reconocer 64 tipos distintos de explicaciones. En

efecto, dice que cada uno de los cuatro factores explicativos puede, a su vez, entenderse como

particular o como genérico (del individuo o de la especie), también como accidental o sustancial y

además como simple o combinado. Así pues tenemos 4 x 2 x 2 x 2 = 32 tipos distintos. Y añade que

cada uno de ellos puede entenderse como estando en potencia o en acto, con lo cual resultan 32 x 2 =

64 tipos distintos de explicaciones).

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2.7. La maquinaria celeste

Esta concepción finalista de la naturaleza tendrá una importancia decisiva

en la concepción del cosmos que propone Aristóteles. A su vez, la cosmología

aristotélica que, con algunos retoques (sobre todo de la mano de Ptolomeo) tendrá

una enorme influencia en el pensamiento islámico y la filosofía cristiana de la edad

Media.

Aristóteles Establecerá una jerarquización de la naturaleza según la

perfección de su naturaleza, es decir, según se acerquen más o menos a la mayor

organización, orden, en otras palabras, a su finalidad. Divide el mundo en una

esfera física o zona sublunar está formado por todo lo que constituye a la

naturaleza, centro del cosmos, en él que las cosas están compuestas por los cuatro

elementos que se estructuran según una materia y una forma; por otra parte la

esfera celeste o zona supralunar que se constituye por la luna y los demás astros

celestes. Esta esfera es diferente a la anterior incluso por su composición ya que

no la constituye la variedad de elementos terrenales sino un quinto elemento al que

denomina éter.

La esfera supralunar gira de forma circular en torno a la tierra. Esta

esfera, con los planetas, el sol, la luna y las estrellas, no giran de manera azarosa

en el cielo sino que tienen un orden, orden que no se puede suponer mero capricho

de la naturaleza, sino que obedece a un propósito, a una causa final. Esta causa

final de todo movimiento es el primer motor una realidad que está más allá del

espacio físico, que es eterna (no cambia) y simple (no está compuesta de materia y

forma ni de acto o potencia, es forma pura sin materia y puro acto sin potencia).

Este primer motor es el más perfecto de los seres, ya que al ser acto puro sin

potencia es Ser en sentido pleno. Además, puesto que no se mueve ni cambia,

resulta ser un motor inmóvil, mueve pero sin moverse, provoca el cambio pero sin

cambiar el mismo, es la causa del movimiento sin ser a su vez causado.

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

3. LA ÉTICA: VIRTUD Y FELICIDAD

3.1. La vida buena: la felicidad

En el apartado anterior hemos definido

lo natural, la Physis, como aquello que tiene

en sí mismo el principio de su movimiento.

El ser humano es natural porque se

mueve, cambia, se modifica a sí mismo.

Algunos de esos movimientos son

comunes a los de otras sustancias. Así,

en tanto que es cuerpo y habita el mundo

sublunar, el hombre está sometido a los

movimientos físicos. En tanto que

sustancia viva, psique o alma engloba a la

vida vegetal y tiene los movimientos

propios de esta: crecimiento, nutrición y

reproducción; y, en tanto que su alma también engloba la vida animal tiene los

movimientos propios de los animales; sensaciones y movimientos locales.

Pero el ser humano tiene, además, movimientos que le son propios en tanto

hombre, es decir, que no tiene en común con ninguna otra sustancia. Estos

movimientos son de dos tipos:

1. Orientados a la producción (“poiesis”)cuando el movimiento tiene por objeto

hacer algo – producir- distinto del movimiento mismo. De este último tipo de

movimientos propios (es decir, exclusivos) del ser humano se ocupan las

ciencias que tienen como objeto la producción, la “tejné” (que en este caso

hay que traducir como técnica o arte)

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

2. Orientados a la acción (“praxis”) cuando el fin que se busca es el propio

movimiento, cuando el propio movimiento es acto (energéia). De este tipo de

movimientos se ocupa la ética y la política

La producción es algo fácilmente comprensible, hacemos algo para

obtener algo. Pero ¿qué es la “acción” humana? ¿Cómo se puede entender un

movimiento que “tiene un fin en sí mismo”? Para comprenderlo debemos

recurrir a los conceptos de potencia y acto. El acto es la finalidad del

movimiento que estaba al comienzo solo potencialmente. Ahora bien, se

pueden distinguir dos tipos de acciones (energeía) en el ser humano:

1. Fines útiles como medios para conseguir otras cosas. No son, por tanto,

válidos por sí mismos. Por ejemplo, estudiar es algo que hacemos con vistas

a aprobar un examen, que a su vez nos servirá para aprobar el curso, que nos

permitirá obtener un título, que nos capacitará para trabajar, trabajo que

nos permite ganar dinero, dinero con el que compraremos cosas,.... Y así

hasta el infinito, parece que nos metemos en un proceso que nunca tendrá

fin.

2. Fines últimos. Por lo anterior, parece que todas las acciones no son más que

medios para obtener alguna otra cosa que a su vez ha de entenderse como

medio y así sucesivamente. Sin embargo Aristóteles distingue un tipo de

acciones que valen por sí mismas y no para obtener algo, son fines en sí

mismos y no están condicionadas por otras cosas. Es decir es el fin que no

se puede utilizar para otra cosa sino que se puede entender como objetivo

final de todas las acciones. Este tipo de acciones orientadas hacia el fin

último es lo que se conoce como felicidad (Eudaimonía)

Aristóteles habla de fines últimos y no fin último porque no hay una idea

única para todos los hombres acerca de qué sea la felicidad (lo cual lo distingue

definitivamente del concepto idealista de la ética Platónica en el que el Bien es el

sol único que ilumina todas las acciones humanas). Para algunos hombres, consistirá

en el placer, para otros en le honor, riquezas o poder. En cualquier caso cada

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

persona tiene su carácter (Ethos) y la felicidad consistirá en realizar aquella

actividad que le es más propia y natural de acuerdo con ese carácter propio.

La tarea de la filosofía aplicada a la búsqueda de la felicidad consistirá en

averiguar cual es la característica común de todos los hombres y cual la tarea

propia que le corresponde. De esta manera la investigación filosófica se convierte

en ética, investigación sobre el ethos, sobre las características comunes de los

seres humanos para averiguar cual es la actividad “propia y natural” que le

conducirá a la felicidad.

Cada ser humano es, pues, feliz si realiza la actividad que le es propia según

su naturaleza, según su carácter. El problema es la enorme variedad de seres

humanos y cada uno establece la felicidad en una actividad distinta como el honor,

la fama, el placer, el dinero ... Sin embargo, estas acciones no son más que medios.

Hay que buscar algo que sea común a todos los hombres y cuyo ejercicio hace por si

misma deseable la vida. De todas las acciones lo primero de todo es vivir pero eso

es común a todas los animales y todas las plantas; lo segundo sentir y eso es común

con los animales. Sin embargo hay algo que solo los seres humanos pueden realizar

y que les distingue del resto de seres vivos: la búsqueda de sabiduría, el razonar.

3.2. Como obtener una vida buena: La virtud

La vida feliz la entenderá Aristóteles como la vida dedicada a hacer lo que

en el hombre es su característica definitoria, la vida dedicada al razonamiento, a la

actividad contemplativa (“theorein”), la vida teórica de investigación y estudio,

pero a diferencia de Platón que entendía esta contemplación como algo pasivo,

como el mero contemplar la idea del bien, la felicidad solo puede ser una actividad,

jamás una satisfecha pasividad. La felicidad aristotélica será por consiguiente un

esfuerzo consciente, inteligente por llegar a ser plenamente humano, por realizar

lo mejor de la propia esencia.

Ahora bien, Aristóteles es consciente de que el ser humano no consiste

exclusivamente en pensamiento, puesto que comemos, dormimos, nos relacionamos

con los demás..., sin embargo, puesto que la naturaleza humana es pensamiento, es

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

la inteligencia, la actividad racional la que debe dirigir y regular todos los actos

de la vida humana y en eso consiste la virtud.

La virtud (Areté, excelencia o éxito de las buenas acciones) es el concepto

más polémico de las

investigaciones que sobre el ser

humano se realizaron en la Grecia

clásica. Para los antiguos griegos

la areté, consistía en el honor

reservado a los mejores de cada

ciudad (aristós) Pero con los

sofistas la excelencia es el éxito,

el triunfo social y político. Por su parte, para Sócrates y Platón será la capacidad

de purificación, de actuar de manera coherente con los principios ideales.

Aristóteles tratará, sin embargo de entender la virtud de manera más

cercana a los seres humanos corrientes. La virtud está al alcance de todos porque

todos somos capaces de alcanzar la felicidad. Es decir, la felicidad no es un regalo

de los dioses, ni el producto del azar, ni siquiera, como pensaba platón, el duro

camino de renuncia al mundo sensible. Es, por el contrario el difícil, pero

gratificante ejercicio de nuestras cualidades. Pero alcanzar la felicidad requiere

de que nos habituemos a ir mejorando progresivamente, al modo en como los

gimnastas ejercitan sus cualidades para mejorar su grado de excelencia física.

Por tanto, la felicidad solo se alcanza por el ejercicio de la virtud y la

virtud es el hábito voluntario y libre para mejorar las cualidades personales. Es

la disposición permanente del espíritu por alcanzar la plenitud, la huida de la

mediocridad.

Ahora bien, la felicidad superior consiste en realizar aquello que es propio

del ser humano: la actividad intelectual, aquella que radica en la parte racional del

ser humano. Pero además el hombre tiene apetencias sensibles (debido a que el ser

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

humano es un ser vivo y, además un ser animal), de ahí que Aristóteles distinga dos

tipos de virtudes:

3.2.1. Virtudes dianoéticas

Son las que se consiguen mediante el habito de utilizar la inteligencia en la

acción, es decir, son virtudes intelectuales: puesto que la felicidad superior

consiste en la actividad intelectual, la disposición permanente a actuar

racionalmente es una forma de virtud, y, como consecuencia, los distintos modos

de actividad intelectual: el arte (tékhné) la prudencia (phrónesis), la ciencia

(episteme), la inteligencia (nous) y la sabiduría (sophía), son distintos tipos de

virtudes intelectuales.

3.2.2. Virtudes éticas

Pero el ser humano tiene apetencias, sensaciones, deseos, relaciones. La

búsqueda de la perfección en estos aspectos de la vida desarrolla el carácter, el

modo en como realizamos las acciones. Si somos capaces de aplicar un modo

racional de desarrollar nuestro carácter estaremos desarrollando un nuevo modo

de virtud, las virtudes éticas. Para Aristóteles el mayor problema a la hora de

comportarse en la vida cotidiana es la posibilidad de que no actuemos

adecuadamente, es decir, como corresponde a cada momento. Por regla general

tendemos a no realizar lo oportuno sino que actuamos en ocasiones por exceso o

por defecto (“o nos pasamos o no llegamos”)

En este sentido la virtud consistirá en habituarnos a realizar las

acciones con un cierto orden buscando el justo medio entre el exceso y el

defecto. Por ejemplo, en una guerra una manifestación exagerada de arrojo es una

temeridad en la que se pone en peligro la propia vida y la de los compañeros, pero

demasiado poco arrojo sería una cobardía e igualmente nefasto en el resultado

final. El justo medio sería la práctica de una virtud: la valentía. Otras formas de

virtudes éticas se recogerían en el siguiente cuadro

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

EXCESO VIRTUD DEFECTO

Temeridad Valentía Cobardía

Desvergüenza Modestia Timidez

Adulación Gentileza Mezquindad

Prodigalidad Generosidad Tacañería

Ostentación Magnificencia Avaricia

Desenfreno Templanza Insensibilidad

Irascibilidad Afabilidad Indolencia

Fanfarronería Sinceridad Pusilanimidad

3. 2.3. Política: el carácter comunitario del bien

3.2.3.1. El ser humano como “animal político”

Para Aristóteles no tiene sentido la distinción que en la actualidad hacemos

entre el comportamiento público y el comportamiento privado. Según señala en sus

obras, el ser humano es un “animal político” es decir, que está en su naturaleza,

inevitablemente relacionarse con los demás y, de esta manera, interesarse por los

asuntos públicos. De esta manera, si el fin último del ser humano es alcanzar la

perfección de sus capacidades, de su carácter o naturaleza (su éthos), la felicidad

personal solo se puede alcanzar si se realiza la naturaleza política del ser

humano.

Esta concepción coincide plenamente con la forma en como la mentalidad

antigua tiene de ver las relaciones políticas. Son naturales, no artificiales. No es

algo establecido previamente, mediante un pacto o convención entre individuos

(como pretendían los sofistas) sino algo que pertenece a la naturaleza misma del

hombre, a esa inclinación natural que tiene el hombre a ser social, a integrarse en

una polis, a ser animal político. Por tanto, la política no es una realidad abstracta

como pretendía Platón, no hay que superponer una forma de vida en la polis

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

artificial que fuerce o contradiga las formas naturales de relacionarse de los

seres humanos. Para Aristóteles estas formas naturales se realizan a tres niveles:

1. La familia: constituida por el marido, la mujer, hijos, nietos, esclavos en

incluso los animales.

2. La aldea: conjunto de familias que se agrupan en busca de ventajas.

3. La polis: Es para Aristóteles la forma de agrupación más perfecta. Lo

suficientemente grande para que pueda autoabastecerse, pero lo

suficientemente pequeña para que los ciudadanos se conozcan y puedan

establecer auténticas relaciones.

4. El Estado: La Polis, la ciudad es una entidad dinámica, que tiende a conseguir

un fin determinado, concreto y este es la felicidad de los individuos que la

componen. Es el bien del ser humano y es el bien de la ciudad el fin último

de la organización de la ciudad, organización que ha de entenderse como

Estado: los hombres no se han asociado para vivir sino para vivir bien. Por

vivir bien no hay que entender abundancia de bienes materiales (una “buena

vida”) sino una vida conforme a la virtud para todos los ciudadanos. Esta

virtud común que ha de procurara el buen vivir para los ciudadanos es la

justicia.

El análisis posterior de las formas de organización de las ciudades

dividirá los tipos de estado de acuerdo con la aplicación de la justicia a los

ciudadanos. De esta manera son justos aquellos tipos de constituciones

que están orientadas al bien común y serían las siguientes:

1. La monarquía cuando uno gobierna en bien de la comunidad.

2. La aristocracia cuando gobiernan los mejores en bien de todos.

3. La república (politeía) cuando gobierna la mayoría en bien de todos. Es


entonces cuando se consigue el equilibrio entre los intereses de la

aristocracia y el de los simples ciudadanos.

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Filosofía II Tema 4: Aristóteles

Son injustas aquellas constituciones orientadas a defender el

interés privado de de un individuo o grupo. Son las siguientes:

1. La tiranía cuando gobierna uno solo en su beneficio o en el del

grupo que grupo que representa. Es la degeneración de la

monarquía.

2. La oligocracia: cuando gobierna un grupo en su exclusivo

beneficio. Es la degeneración de la aristocracia.

3. La democracia cuando los que gobiernan lo hacen en beneficio

exclusivo de los más pobres. Es una degeneración de la república

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