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Fallo Arriola :

Antecedentes :

Esta causa se inicio en 2006 , en ROSARIO.

La policía federal argentina , obserbo que de distintas actuaciones sumariales por infracción a
la ley 23.737 surgia que todos los detenidos habían tenido contacto en forma esporádica con
una casa de la ciudad antes mencionada , donde se habían observado los movimientos típicos
de la venta de estupefacientes.

Por ello la policía la justicia dispuso una allanamiento.

Que ocurrió en el juicio :

. Sebastian Eduardo Arriola , fue encontrado como autor responsable del delito de trafico de
estupefaciontes en la modalidad de tenecia de estupefacientes con fines de comercialización.

.Gustavo Alberto Fares , Marcelo Ezequiel Acedo , Marcelo Alberto Villareal , Gabriel Alejandro
Medina y Leandro Andres Cortejarena , fueron encontrados como autores del delito de
TENENCIA DE ESTUPEFACIENTES PARA CONSUMO PERSONAL ( ARTICULO 14 SEGUNDO
PARRAFO , DE LA LEY 23.737 ) Y condenados a la pena de un mes de prisión de ejecución
condicional.

Que estupefacientes poseían?

Encontraron como máximo la cantidad de entre uno y tres cigarrillos de marihuana por parte
de los condenados por tenencia para consumo personal , con pesos inferiores a 30 gramos.

El planteo de la defensa:

.Que la sentencia era violatoria del principio de reserva consagrado en el

Art 19 de la constitución nacional.

. La escasa cantidad de droga encontrada no permitiría inferir de manera alguna la


pontencialidad de la sustancia para generar dependencia física o psíquica en el consumidor , y
menos aun podía afectar la pretendida salud publica.

LA JURIDISPRUDENCIA:

EN ‘’COLVANINI’’ A FAVOR DE LA CRIMININALIZACION.

BAZTERRICA Y CAPALBO:SE APARTODE TAL DOCTRINA.

EN 1990 SE VUELVE A CRIMINALIZAR EL USO PERSONAL DE E STUPEFACIENTES.

.EL TRIBUNAL : DECIDIO VOLVER A BAZTERRICA ( OSEA DESCRIMINIZACION DE EL USO


PEROSNAL DE ESTUPEFACIENTES) la corte declro que el COSTARICA ARTICULO 14parrafo 2 de
la ley 23 737 porque va en contra de la ley del articulo 19 de la constitución porque invade la
libertad personal excluida de órganos estatales DEBE SER INVALIDADO. Por tanto se declara
inconstitucional la disposición legal en cuanto incrimina la tenencia de estupefacientes de uso
personal que no afecte a terceros

LA JUSTIFICACION :

Porque hay un incremento de drogas ilícitas en el país y su liderzgo frente a otros países de
latinoamerica especialmente en la juventud.

El debate jurídico bazterrica y Montalvo e había llevado a cabo antes en la reforma


constitucional de 1994

Por lo cual debería volver a darse el debate porque se establecia qel control de
convencionalidad . no solo tener en cuenta los fallos de la corte interamericana de derechos
humanos

.la CIDH estableció el principio de la dignidiad del hombre , que consagra al hombre como un
fin en si mimso , y se opone que sea tratado utilitariamente

Utilitariamente , es decir antes e trataba de criminalizar esta conducta con el fin de llegar a
quienes comercializaban estos estupefacientes , o sea usar al hombre o mujer que poseía estos
estupefacientes para llegar al que las repartía , o sea usar a la persona.

JUSTIFICACION :

Que no se puede criminalizar solo que podrían ser autores de algún otro delito , es decir
contradice el estándar internacional que impide justificar el poder punitivo del estado sobre
el nivel de peligrosidad , en un potencial

. de ninguna manera puede invocarse bien común ‘’ o orden publico como medios para
suprimir un derecho garantizado por la convención o desnaturalizarlo y privarlo de contenido
real ,

Debe aplicarse el principio pro hominem

Siempre habrá de preferirse la interpretación que resulte menos restrictiva para aplicación
de los derechos. Asi que cuando unas normas ofrezcan mayor protección , están habran de
primar , siempre habrá de preferirse la interpretación hermeutica que resulte menosx
restriciva para la aplicación del derecho fundamental comprometido.

O sea que sin hay 2 distintas siempre habrá que preferirse la menos restrictiva de los derechos.

CONSIDERACIONES FINALES :

LA DECISION QUE TOMO LA CORTE NO IMPICA LEGALIZAR LA DROGA

LA CONDUCTA NO PUNIBLE SOLO SE DA EN ESPECIFICAS CIRCUNSTANCIAS QUE NO DAÑAN A


UN TERCERO.
Resumen de fallo Arriola:
Caso "Arriola S. y otros s/ Causa Nº 9080".

En esta sentencia, la Corte declaró la iconsitucionalidad de la norma que sanciona penalmente la tenencia de estupefacientes
para consumo personal por ser incompatible con el principio de reserva contenido en el artículo 19 de la
Constitución Nacional que protege las acciones privadas que de ningún modo ofendan al orden y a la
moral pública, ni perjudiquen a un tercero.

Hechos: En el marco de una investigación por tráfico y comercialización de estupefacientes se realizó un allanamiento durante
el cual resultaron detenidas ocho personas con marihuana en su poder que, por su escasa cantidad, denotaba ser para uso
personal.

La defensa de los detenidos sostuvo que el artículo 14, segundo párrafo, de la ley 23.737, que reprime la tenencia de
estupefacientes para consumo personal, es incompatible con el principio de reserva contenido en el artículo 19 de la
Constitución Nacional y señaló que la intervención punitiva cuando no media un conflicto jurídico, entendido como la afectación
a un bien jurídico total o parcialmente ajeno, individual o colectivo, no es legitima.

Decisión de la Corte:
Una norma similar había sido declarada inconstitucional por la Corte en 1986 en el caso “Bazterrica”. Allí el tribunal había
destacado que la protección constitucional de los valores de la intimidad y la autonomía personal impedían castigar la mera
tenencia de drogas para consumo.

En 1989 el Congreso sancionó una nueva ley que contradecía el principio sentado en el fallo y mantenía la incriminación. Un
año después, ya con otra composición, la Corte destacó la clara voluntad de los legisladores y declaró legítimo el enfoque
punitivo. Indicó que incriminar al tenedor de drogas haría más fácil combatir el tráfico.

Ahora, en “Arriola” la Corte retomó y dijo “sostener” los principios sentados en “Bazterrica”. Indicó que el artículo 19 de la
Constitución sienta el principio de que el Estado debe tratar a todas las personas (y sus preferencias) con igual consideración y
respeto.

La Corte agregó que “las razones pragmáticas o utilitaristas” en las que se basaba el enfoque punitivo fracasaron, pues el
comercio de drogas aumentó notablemente pese a que por más de 18 años se castigó la tenencia. Añadió que la reforma
constitucional de 1994 y los tratados de derechos humanos a ella incorporados refuerzan la protección de la privacidad y la
autonomía personal y el principio de dignidad humana, que impide el trato utilitario de la persona.

Explicó que la idea de penar al consumidor para poder combatir el comercio de drogas difícilmente se ajuste a dicho principio.
Además, recordó que el consumidor es una víctima de los criminales que trafican drogas, y concluyó que castigarlo produce su
revictimización.

Tanto en su fallo como al difundirlo, la Corte destacó que su decisión no implica “legalizar la droga”, y que todas las
instituciones deben comprometerse a combatir el narcotráfico, y exhortó a todos los poderes públicos a asegurar una política
contra el narcotráfico y a adoptar medidas preventivas para la salud, con información y educación que disuada el consumo.

Lamentablemente, como el fallo está compuesto por 6 votos distintos alentó muchas dudas prácticas acerca de los alcances de
la protección constitucional.

¿Se extiende sólo a la tenencia para consumo de marihuana o también a la de otras drogas? ¿Hay alguna diferencia entre
tener la droga en el bolsillo, llevarla en la mano o consumirla? ¿Acaso todo depende de la cantidad de drogas que se tienen, o
también de su exposición?

Conceptualmente, ¿el acto privado es para la Corte el que se desarrolla en la intimidad o más ampliamente el que no daña a
terceros? Del fallo se desprende que la cantidad de estupefacientes que tenían los imputados era muy escasa y que ésta no
había sido exhibida públicamente. ¿Sólo en casos similares a éste la protección constitucional tendrá aplicación?
En el 2009, con el fallo Arriola, la Corte dictamina que el adicto es una víctima, junto con su
familia, y que este es el último eslabón de la gran cadena del narcotráfico.La tenencia de una
cantidad apta para el consumo personal no deberia estar penada ya que es parte del ámbito
privado (‘la adicción es un problema de salud y no debe encarcelarse a los afectados’ – Juez
Fayt). La Corte decide ignorar el precedente del fallo Montalvo ya que contrariamente a su
objetivo de combatir y disminuir el comercio de estupefacientes, éste habíaaumentado, lo que
la corte acusa a la interpretación restrictiva de los derechos individuales. Se presta también
atención a : las nuevas estadísticas de la ONU, que nos posicionan como importante país
productor y consumidor de drogas, lo cual impulsa a los jueces de la Corte a querer generar un
cambio; y también a los tratados de DDHH que se añadieron, con jerarquía constitucional,
particularmente a sus cláusulas sobre el derecho a la privacidad y su vinculación con el
principio de autonomía personal (válido siempre y cuando el comportamiento no resulte
ostensible). Las conductas que ampara la Corte al resolver el fallo Arriola son aquellas que no
traigan aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros, y nadie
puede ser arrestado por mera peligrosidad o potencialidad de riesgo, con lo cual se refiere
particularmente a la jurisprudencia internacional y la prevención de atacar a sujetos con
antecedentes en este tipo de penalidades.

---Año 2006 Rosario Santa Fé Hechos: Un domicilio en Rosario vendía clandestinamente


drogas, al momento del allanamiento secuestran varias personas. La mayoría de los
acusados poseían poca cantidad de marihuana y se justificaba que era para consumo
personal. Datos relevantes: La defensa plantea la inconstitucionalidad del art.14 (Penaliza la
tenencia p/consumo y/o venta) Y EL ART.19 CN (Derecho a la intimidad). Dicho planteo
es abalado y apoyado por la C.S. Precedentes: Fallo Montalvo, Fallo Bazterrica. C.S
(Holding): Declara la inconstitucionalidad del ART.14 y el Art.19 CN. y deja sin efecto la
sentencia apelada. Dado que la cantidad de marihuana que poseía el imputado al momento
del allanamiento, es abalada y permitida para consumo personal mediante el ART 14
CN. Argumentos:

● La Corte dictamina que el adicto es una víctima, junto con su familia, y que este es el
último eslabón de la gran cadena del narcotráfico. La tenencia de una cantidad apta
para el consumo personal no debería estar penada ya que es parte del ámbito privado
(‘la adicción es un problema de salud y no debe encarcelarse a los afectados’ – Juez
Fayt). ● La Corte decide ignorar el precedente del fallo Montalvo ya que contrariamente
a su objetivo de combatir y disminuir el comercio de estupefacientes, éste había
aumentado, lo que la corte acusa a la interpretación restrictiva de los derechos
individuales. Se presta también atención a: las nuevas estadísticas de la ONU, que nos
posicionan como importante país productor y consumidor de drogas, lo cual impulsa a
los jueces de la Corte a querer generar un cambio; y también a los tratados de
DDHH que se añadieron, con jerarquía constitucional, particularmente a sus cláusulas
sobre el derecho a la privacidad y su vinculación con el principio de autonomía personal
(válido siempre y cuando el comportamiento no resulte sostensible).

● Las conductas que ampara la Corte al resolver el fallo Arriola son aquellas que no
traigan aparejado un peligro concreto o un daño a derechos o bienes de terceros, y
nadie puede ser arrestado por mera peligrosidad o potencialidad de riesgo, con lo cual se
refiere particularmente a la jurisprudencia internacional y la prevención de atacar a
sujetos con antecedentes en este tipo de penalidades.

Año 2006 Rosario Santa Fé

Hechos: Un domicilio en Rosario vendía clandestinamente drogas, al momento del allanamiento secuestran varias
personas. La mayoría de los acusados poseían poca cantidad de marihuana y se justificaba que era para consumo
personal.

Datos relevantes: La defensa plantea la inconstitucionalidad del art.14 (Penaliza la tenencia p/consumo y/o venta) Y
EL ART.19 CN (Derecho a la intimidad). Dicho planteo es abalado y apoyado por la C.S.

Precedentes: Fallo Montalvo, Fallo Bazterrica.

C.S (Holding): Declara la inconstitucionalidad del ART.14 y el Art.19 CN. y deja sin efecto la sentencia apelada. Dado
que la cantidad de marihuana que poseía el imputado al momento del allanamiento, es abalada y permitida para
consumo personal mediante el ART 14 CN.

Argumentos:

 La Corte dictamina que el adicto es una víctima, junto con su familia,


y que este es el último eslabón de la gran cadena del narcotráfico. La
tenencia de una cantidad apta para el consumo personal no debería
estar penada ya que es parte del ámbito privado (‘la adicción es un
problema de salud y no debe encarcelarse a los afectados’ – Juez
Fayt).
 La Corte decide ignorar el precedente del fallo Montalvo ya
que contrariamente a su objetivo de combatir y disminuir el comercio de
estupefacientes, éste había aumentado, lo que la corte acusa a la
interpretación restrictiva de los derechos individuales. Se presta
también atención a: las nuevas estadísticas de la ONU, que nos
posicionan como importante país productor y consumidor de drogas, lo
cual impulsa a los jueces de la Corte a querer generar un cambio; y
también a los tratados de DDHH que se añadieron, con jerarquía
constitucional, particularmente a sus cláusulas sobre el derecho a la
privacidad y su vinculación con el principio de autonomía personal
(válido siempre y cuando el comportamiento no resulte ostensible).
 Las conductas que ampara la Corte al resolver el fallo Arriola son
aquellas que no traigan aparejado un peligro concreto o un daño a
derechos o bienes de terceros, y nadie puede ser arrestado por mera
peligrosidad o potencialidad de riesgo, con lo cual se refiere
particularmente a la jurisprudencia internacional y la prevención de
atacar a sujetos con antecedentes en este tipo de penalidades.
NUEVO CODIGO PENAL

El proyecto, que fue presentado este lunes en el Congreso, fue elaborado por la Comisión
Reformadora del Código Penal y estuvo presidida por Mario Borinsky.

Antes de ingresar al Congreso, fue presentado en Washington. En septiembre de 2018 el juez de la


Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal, Mariano Borinsky, presentó el proyecto durante un
evento en las oficinas del Departamento de Estado de los Estados Unidos en Washington.

Entre los puntos salientes del proyecto del Código Penal, se encuentran la criminalización del
aborto y la protesta social. Mientras que la ley antiterrorista, promulgada bajo el gobierno
kirchnerista, fue ampliada y redactada en las Oficinas de Contraterrorismo y Narcotráfico del
Departamento de Estado y en el Departamento de Justicia.

Además, el anteproyecto del Código Penal incorpora los delitos de “narcotráfico y tráfico de
estupefacientes”, aumentando las penas que están establecidas en la ley 23.737. Restringen el fallo
Arriola, para despenalizar el consumo personal cuando se ejerza solo en el ámbito privado.

Bajo las premisas de la “guerra contra el narcotráfico”, diseñada por los Estados Unidos y adoptada
abiertamente por el macrismo, se aumentan las penas en el nuevo proyecto del Código Penal.

Los cultivadores de sustancias psicoactivas seguirán penalizados. Manteniendo la escala actual que
va entre de 4 a 15 años de prisión. Asimismo, aumentan las penas para quienes siembre y se los
considere peligrosos en la cadena de “narcotráfico”. La escala penal va entre 5 a 20 años, pero la
ambigüedad de la definición pone en peligro aún más a cientos de comunidades cultivadoras.

Se aumenta además a 6 años de prisión el mínimo de la pena del tráfico de Paco o cualquier otra
sustancia de desecho o residual que se genere en el proceso de producción. El aumento de pena, así
como las políticas de guerra contra el narcotráfico, se mostraron impotentes para combatir a bandas
criminales ligas a este mercado ilícito. Estas leyes solo sirven para perseguir "perejiles" mientras los
capos narcos gozan de "buena salud".

En tanto los usuarios de sustancias psicoactivas no serán penalizados si el consumo fuera en el


ámbito privado. Según establece el anteproyecto, se basan en la jurisprudencia de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación en el fallo “Arriola”. En ese sentido, prevén “pena de 1 mes a 2 años de
prisión para la tenencia de estupefacientes cuando, por su escasa cantidad y demás circunstancias,
surgiere que la tenencia es para uso personal y se establece que dicha conducta no será punible si la
tenencia no hubiere trascendido el ámbito de la privacidad”.

Según explica Borinsky, la despenalización de la tenencia de drogas tiene que ser para uso personal,
tener escasa cantidad y cuando su consumo sea en ámbitos de privacidad. "Tienen que darse las tres
condiciones en simultáneo. Esto es por la aplicación del fallo de la Corte Suprema en el caso Arriola,
que sentó jurisprudencia".

Reinterpretación del fallo “Arriola”

El 25 de agosto de 2009, la Corte Suprema de Justicia resolvió, por unanimidad, declarar


inconstitucional el segundo párrafo del artículo 14 de la Ley de Estupefacientes (N° 23.737), que
penaliza la tenencia de estupefacientes para consumo personal con pena de prisión de 1 mes a 2
años. Según la Corte la inconstitucionalidad del artículo es aplicable a aquellos casos de tenencia de
estupefacientes para consumo personal que no afecten a terceras personas.

El fallo sostiene “el artículo 14, segundo párrafo, de la ley 23.737 debe ser invalidado,pues conculca
el artículo 19 de la Constitución Nacional, en la medida en que invade la esfera de la libertad
personal excluida de la autoridad de los órganos estatales. Por tal motivo se declara la
inconstitucionalidad de esa disposición legal en cuanto incrimina la tenencia de estupefacientes para
uso personal que se realice en condiciones tales que no traigan aparejado un peligro concreto o un
daño a derechos o bienes de terceros”.

El principal argumento utilizado en el fallo es que la norma que penaliza la tenencia para consumo
personal, afecta el derecho a la intimidad protegido por normas constitucionales (artículo 19 de la
Constitución Nacional y otras que se incluyeron en la reforma constitucional de 1994).

El fallo nunca estableció que la tenencia y consumo no fuera punible solo en casos que se realicen en
un ámbito privado. Es cierto que no estableció lo contrario, por lo cual quedó en una zona gris.

El juez Carlos Fayt, uno de los votantes de este importante fallo, justificó su voto: “hoy, la respuesta
criminalizadora se advierte a todas luces ineficaz e inhumana”.

Sin embargo, al establecer este fallo la limitación de que no afecte “a terceros” fue utilizado por las
fuerzas de seguridad y ciertos jueces que buscan criminalizar a los usuarios de drogas.

El anteproyecto del código Penal no se propone revertir este camino, sino profundizarlo.
Aumentando las penas para el narcotraficante no podrán en jaque a las bandas criminales. Por el
contrario, la prohibición genera un negocio millonario y sangriento de los que se benefician los
grandes capitalistas.

Legalizar todas las drogas es parte de una política para combatir el narcotráfico, en tanto la
penalización a los usuarios es una herramienta que tiene el Estado capitalista para criminalizar, sobre
todo, a la juventud de los sectores populares.

10 años del caso Arriola


El contraste de opiniones cobra especial sentido este 25 de agosto, a 10 años del
mítico “fallo Arriola”, que –al menos en el plano simbólico- trazó un antes y un
después en materia de tenencia de estupefacientes. Comprender la sentencia de la
Corte es clave para adentrarse en las modificaciones que podría traer el nuevo Código
Penal.

¿Qué dijo el máximo tribunal? Resolvió la inconstitucionalidad del segundo párrafo


del artículo 14 de ley 23.737 del Código Penal vigente que castiga a quien tenga en su
poder estupefacientes para uso personal. Lo hizo basándose en el artículo 19 de la
Constitución Nacional, que aclara que “las acciones privadas de los hombres que de
ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero,
están sólo reservadas a Dios”.

Más allá de su impacto, el alcance del fallo era menor, explicó Borinsky, “por ser el
nuestro un sistema difuso”. En Argentina, los fallos alcanzan casos particulares,
salvo que se exprese lo contrario (como sí ocurrió con el F.A.L., con el derecho al
aborto no punible).

Pero muchos jueces terminaron por alinearse con el pronunciamiento del caso Arriola.
De hecho, según Borinsky “el 50% de los casos de la ley de estupefacientes -la
mayoría por consumo personal- nunca terminan en condena. Le asignás
recursos a la Justicia para causas que no terminan en nada”. Por eso "parece lógico que
la norma incorpore que la tenencia para consumo personal no es punible. O
sea, institucionalizar lo que ya estaba en el fallo”.

Si el Congreso en un futuro aprueba el nuevo Código tal como figura en el anteproyecto


(la comisión que lo trata tiene una próxima reunión el martes), se despenalizaría el
consumo, pero con particularidades que algunos expertos objetan. Es el caso de
Alejandro Corda, abogado, integrante de Intercambios Asociación Civil y del Colectivo
de Estudios de Drogas y Derecho, para quien hay “zonas grises que van a seguir
permitiendo la criminalización de usuarios de parte de la Policía”.

Corda admitió que “el proyecto es mejor que la ley actual, ya que intenta incorporar al
texto de los tipos penales una suerte de eximente para casos que se ajusten al fallo
Arriola, e incluso la extiende al cultivo para consumo personal, todos aspectos
superadores". Pero aclaró que "se esperaba una reforma más ambiciosa, como algunos
intentos que hubo en 2012, que sacaban la tenencia para consumo personal. Cualquier
caso de ese tipo quedaba fuera de la órbita del derecho penal

A la vez se aclara que si por la escasa cantidad se probara que fueran para consumo
personal, “la pena de prisión será de un mes a dos años”. Pero en dos pasajes –uno para
tenencia, otro para generación de materia prima- se agrega otra norma: “No será
punible si no hubiere trascendido el ámbito de la privacidad”. Por un lado se
afirma que “no se puede”, en un sentido amplio, y luego se restringe el “se puede” al
ámbito privado. ¿Hay una contradicción?

Según Borinsky, no: “Las normas se interpretan conjuntamente y no aisladamente. En


un Código los artículos son muchos”. Al respecto, Corda evaluó que “es una falacia
normativista”, y apuntó: “Soy secretario de un juzgado: la Policía no
necesariamente mira la letra del Código Penal sino que sigue prácticas
instaladas. Borinsky habla del ‘deber ser’, pero sabemos que la realidad opera de otra
forma”. El punto de vista del magistrado, sin embargo, es otro: “Presido la comisión
número 18 de reforma del Código Penal. En casi 100 años, es la primera vez que
un anteproyecto llega al Congreso”.

¿Qué hace tan difícil reformar un Código escrito en 1921? Según Borinsky, “tres temas
trabaron históricamente posibilidad: reincidencia, aborto y tenencia
de estupefacientes”. Por eso para él la vara del éxito está en otro lugar: “De
aprobarse el nuevo Código Penal se institucionalizaría algo que hasta ahora no estaba.
Para lograrlo fue necesario buscar un Código de consenso que además fuera ágil.
Parece mínimo, pero los avances en Argentina son pasito a paso. Mejor dar pasos
cortos, pero firmes”.

Leyendo el pdf :

el Tribunal Oral en lo Criminal Federal n° 2


de Rosario, Provincia de Santa Fe, con fecha 30 de agosto de
2007, rechazó las nulidades interpuestas por las defensas y
el planteo de inconstitucionalidad del artículo 14, segundo
párrafo, de la ley 23.737, y condenó a: I) Sebastián Eduardo
Arriola o Eduardo Sebastián Arriola, como autor penalmente
responsable del delito de tráfico de estupefacientes en la
modalidad de tenencia de estupefacientes con fines de
comercialización —dos hechos, en concurso real— (artículos 55
del Código Penal y 5°, inc. c, de la ley 23.737), a la pena de
seis años de prisión, multa de seiscientos pesos ($ 600) e
inhabilitación absoluta por igual tiempo al de la condena,
imponiéndole la medida de seguridad curativa prevista en el
artículo 16 de la ley citada;

II) Carlos Alberto Simonetti,


como autor penalmente responsable del delito de tráfico de
estupefacientes en la modalidad de tenencia de estupefacientes
con fines de comercialización —dos hechos en concurso real—
(artículos 55 del Código Penal y 5°, inc. c, de la ley 23.737),
a la pena de cuatro años de prisión, multa de quinientos pesos
($ 500) e inhabilitación absoluta por igual tiempo al de la
condena (artículo 12 del Código Penal); III) Mónica Beatriz
Vázquez, como autora penalmente responsable del delito de
tráfico de estupefacientes en la modalidad de tenencia de
estupefacientes con fines de comercialización —dos hechos en
concurso real—, en carácter de partícipe secundaria (artículos
5°, inc. c, de la ley 23.737, y 46 y 55 del Código Penal), a
la pena de dos años y seis meses de prisión y multa de doscientos

pesos ($ 200); IV) Gustavo Alberto Fares, Marcelo Ezequiel


Acedo, Mario Alberto Villarreal, Gabriel Alejandro Medina y
Leandro Andrés Cortejarena, como autores del delito de tenencia
de estupefacientes para consumo personal (artículo 14, segundo
párrafo, de la ley 23.737) a la pena de un mes de prisión de
ejecución condicional (artículo 26 del Código Penal),
imponiéndoles por el término de dos años las siguientes reglas
de conducta (artículo 27 bis del Código Penal): 1) fijar
residencia y someterse al cuidado de un Patronato; 2) abstenerse
de usar estupefacientes, de abusar de bebidas alcohólicas y
de relacionarse con personas vinculadas al expendio o consumo
de estupefacientes.

En todos los casos sustituyó la aplicación


de la pena y dispuso una medida de seguridad educativa en la
forma prevista por el artículo 21 de la ley 23.737, dando
intervención a ese efecto al señor juez de ejecución penal (fs.
1021/1023 y 1048/1063).

Que la defensa interpuso recurso de casación en


favor de Eduardo Sebastián Arriola, Mónica Beatriz Vázquez,
Gustavo Alberto Fares, Marcelo Ezequiel Acedo, Mario Alberto
Villarreal, Gabriel Alejandro Medina y Leandro Andrés Cortejarena
(fs. 1101/1130), que fue rechazado por el tribunal a
quo a fs. 1154/1157, quien —a su vez— declaró inadmisibles los
recursos extraordinarios deducidos por la defensa.

por parte de personal de la


Brigada Operativa Departamental II, depe

en el recurso de casación la defensa se agravió


del rechazo del planteo de inconstitucionalidad del
artículo
14, segundo párrafo, de la ley 23.737, y postuló la
revisión
de lo decidido sobre la base de la nueva composición de la
Corte
Suprema y de los argumentos que habían conformado el fallo
dictado por dicho Tribunal en el caso "Bazterrica", en el
cual
se había declarado la invalidez constitucional de un texto
normativo —ley 20.771, artículo 6— que incriminaba la
tenencia
de estupefacientes para uso personal con un alcance
semejante
al que lo hace la norma impugnada.

Defensa

postuló la revisión
de lo decidido sobre la base de la nueva composición de la
Corte
Suprema y de los argumentos que habían conformado el fallo
dictado por dicho Tribunal en el caso "Bazterrica", en el
cual
se había declarado la invalidez constitucional de un texto
normativo —ley 20.771, artículo 6— que incriminaba la
tenencia
de estupefacientes para uso personal con un alcance
semejante
al que lo hace la norma impugnada.
6) Que por su parte, los integrantes de la Sala I
de la Cámara Nacional de Casación Penal rechazaron el
recurso
señalando que esa sala se había expedido con anterioridad
en
los antecedentes que citan, acerca de la constitucionalidad
del segundo párrafo del artículo 14 de la ley 23.737.

Agregó que si bien la postura del tribunal a quo hacía


pie en el precedente "Montalvo", la jurisprudencia de la
Corte
Suprema había sido errática, de modo que correspondía
verificarse si los argumentos de mérito, oportunidad y
conveniencia que sostuvieron aquella decisión seguían
vigentes.
Al respecto consideró que el gran incremento de causas por
tenencia para consumo personal a partir de la vigencia de
la
ley 23.737 demostraba que el resultado no era acorde al fin
con el que había sido concebida sino, antes bien, la prueba
del fracaso del efecto disuasivo que se había pretendido
obtener
persiguiendo indistintamente al tenedor de estupefacientes
para
consumo personal.
Expuso que la postura asumida por la Corte Suprema
en los precedentes "Bazterrica" y "Capalbo" era la más
adecuada
a un Estado de Derecho que respete el ámbito de
autodeterminación
de los ciudadanos; en este sentido avaló su posición en
torno
a la afectación al principio de reserva con transcripciones
del fallo "Bazterrica", y el voto en disidencia del juez
Petracchi en "Montalvo".
Asimismo, subrayó que el argumento de cambio de
composición del Tribunal había sido utilizado por la misma
Corte
como fundamento al retomar en "Montalvo" lo decidido en
"Colavini".
Por último, con invocación de la doctrina de la
arbitrariedad sostuvo que en el caso no se había acreditado
que la conducta de los imputados hubiese afectado de alguna
forma el bien jurídico protegido por la norma —salud
pública—,
de modo que con fundamento en el principio de lesividad que
proscribía el castigo de una acción que no provocara un
resultado
o, por lo menos, un riesgo especialmente previsto, era
inadmisible la sanción pretendida por tratarse de una
acción

De ese modo, puso en tela de juicio una ley federal


(artículo
14, segundo párrafo, de la ley 23.737) como contraria al
principio de reserva contenido en el artículo 19 de la
Carta
Magna, y la decisión definitiva fue contraria a los
derechos
que la recurrente fundó directamente en la Constitución
Nacional
(artículo 14, inciso 1, de la ley 48).
El tribunal

Así en "Colavini" (Fallos:


300:254) se pronunció a favor de la criminalización; en
"Bazterrica" y "Capalbo", se apartó de tal doctrina
(Fallos:
308:1392); y en 1990, en "Montalvo" vuelve nuevamente sobre
sus pasos a favor de la criminalización de la tenencia para
consumo personal (Fallos: 313:1333), y como lo
adelantáramos
en las consideraciones previas, hoy el Tribunal decide
volver
a "Bazterrica".

Que si bien el debate jurídico sobre la tenencia


de estupefacientes para consumo personal, aparece
claramente
planteado y resuelto en las posturas antagónicas de
"Montalvo"
y "Bazterrica", lo cierto es que habida cuenta el carácter
institucional de la Corte Suprema, llevan hoy a dar las
razones
de este nuevo cambio.

Corte dándole la negativa a la defensa

Por el contrario, la extensión de ese período ha


permitido demostrar que las razones pragmáticas o
utilitaristas
en que se sustentaba "Montalvo" han fracasado.

Que otra razón no menos importante que justifica


un nuevo cambio jurisprudencial en la cuestión aquí traída,
es que el debate jurídico plasmado en "Bazterrica" y
"Montalvo",
se ha llevado a cabo con anterioridad a la reforma
constitucional
de 1994. En efecto, "Bazterrica" es un pronunciamiento del
año
1986, y "Montalvo" de 1990.
Cabe tener presente que una de las pautas básicas
sobre la que se construyó todo el andamiaje institucional
que
impulsó a la Convención Constituyente de 1994 fue el de
incorporar
a los tratados internacionales sobre derechos humanos
como un orden equiparado a la Constitución Nacional misma
(artículo 75, inc. 22)
Que también el principio de dignidad del hombre,
proclamado en el sistema internacional de derechos humanos
(Preámbulo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos, y de la Convención Americana), guarda más
compatibilidad con la solución postulada en "Bazterrica".
En
efecto, tal principio de dignidad que consagra al hombre
como
un fin en sí mismo, se opone a que sea tratado
utilitariamente.
Parece dudosa la compatibilidad de tal principio con los
justificativos
de la ley 23.737 y "Montalvo", respecto de la con

No cabe penalizar conductas realizadas en privado


que no ocasionan peligro o daño para terceros. Los
argumentos
basados en la mera peligrosidad abstracta, la conveniencia
o
la moralidad pública no superan el test de
constitucionalidad.
D) La conducta realizada en privado es lícita, salvo
que constituya un peligro concreto o cause daños a bienes
jurídicos o derechos de terceros.

El Proyecto Peco (1942) sólo reprimía la tenencia


de sustancias estupefacientes enderezada "a algún propósito
de destinarlas al comercio o de suministrarlas o
procurarlas
a otro" (artículo 230; exposición de motivos, página 399).
El
proyecto de 1960 excluyó de punición "la tenencia de una
dosis
para uso personal" (artículo 262 y su nota). En 1968 la ley
17.567, derogó la reforma al Código Penal de la ley 11.331,
modificando nuevamente este cuerpo legal por la
introducción
del párrafo tercero del artículo 204 que sancionaba al
"que,
sin estar autorizado, tuviere en su poder en cantidades que
excedan las que correspondan a un uso personal, sustancias
estupefacientes...". La exposición de motivos de esta ley
vinculaba la tenencia de dosis correspondientes al mero
consumo
individual

El Proyecto Peco (1942) sólo reprimía la tenencia


de sustancias estupefacientes enderezada "a algún propósito
de destinarlas al comercio o de suministrarlas o
procurarlas
a otro" (artículo 230; exposición de motivos, página 399).
El
proyecto de 1960 excluyó de punición "la tenencia de una
dosis
para uso personal" (artículo 262 y su nota). En 1968 la ley
17.567, derogó la reforma al Código Penal de la ley 11.331,
modificando nuevamente este cuerpo legal por la
introducción
del párrafo tercero del artículo 204 que sancionaba al
"que,
sin estar autorizado, tuviere en su poder en cantidades que
excedan las que correspondan a un uso personal, sustancias
estupefacientes...". La exposición de motivos de esta ley
vinculaba la tenencia de dosis correspondientes al mero
consumo
individual
10 años del caso Arriola

Arriola: Aumentó el uso de drogas y sólo en CABA


se abren 43 causas al día por tenencia para consumo

25/08/2019. Noticias sobre Justicia > Noticias de Argentina


Pasaron 10 años del “Fallo Arriola”, aquél en el que la Corte Suprema despenalizó la tenencia de droga para
consumo personal. A pesar de la repercusión que tuvo la sentencia, recibida con entusiasmo por algunos
sectores y alarma en otros, poco parece haber cambiado desde entonces. Las cantidad de causas contra
“perejiles” sigue creciendo y también el consumo.
El fallo declaró inconstitucional parte del artículo 14 de la “Ley de Drogas” N° 23.737 en el que se castiga la tenencia
para uso personal, en un caso contra cinco jóvenes detenidos en Rosario en 2006 con cigarrillos de marihuana. “El
artículo 19 de la Constitución Nacional constituye una frontera que protege la libertad personal frente a cualquier
intervención ajena, incluida la estatal. No se trata sólo del respeto de las acciones realizadas en privado, sino del
reconocimiento de un ámbito en el que cada individuo adulto es soberano para tomar decisiones libres sobre el estilo
de vida que desea”, argumentó en su voto el entonces presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti.
Una década después, la cantidad de causas por un porro, una dosis de cocaína u otra droga ilegal se mantiene. Las
estadísticas de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) indican que en 2018 hubo en todo el país 22.321
causas iniciadas por infracción a la Ley 23.737 en el fuero federal. El 37% de ellas fueron por tenencia para consumo
personal y otro 7% por tenencia simple –cuando no puede acreditarse que la sustancia que le encontraron a una
persona era para consumirla, almacenarla, ni venderla.
No obstante, como distritos como Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos y Capital Federal, entre otros, desfederalizaron
las investigaciones por venta minorista de sustancias, cada una tiene sus propios datos.
En la Ciudad, la Policía y la Justicia porteñas tienen competencia en causas por narcomenudeo desde el 1° de enero
pasado. Desde entonces y hasta el 31 de julio ingresaron a las Fiscalías de la Ciudad 13.153 causas por drogas, más
de las que había comenzado el fuero federal en todo el 2018 (12.008). Dentro de ese total, el 68% fueron por
consumo personal, un promedio de 43 por día. El 7% restante fue por tenencia simple y el 22% por comercialización.
“Las causas por consumo terminan archivadas porque aplicamos el criterio de principio de oportunidad”, dijo a Clarín el
fiscal general porteño Luis Cevasco, quien en junio fijó un límite de tres dosis de droga como referencia para
determinar cuándo se trataba de un caso de “tenencia para consumo”. No obstante, explicó que “no hay un criterio de
cantidad” ya que se debe analizar la situación.
“No perseguimos al consumidor. Trabajamos para desarticular organizaciones delictivas”, dijo y apuntó que ya hubo
172 condenas, 290 probations y 23 expulsados del país. Cevasco señaló que en los casos de tenencia para consumo,
una vez que se archiva la causa, “a la persona no le queda un antecedente penal, ya que no ha sido imputada”.
Sobre el incremento en la cantidad de causas que se iniciaron en la Ciudad, el subsecretario de Justicia porteño,
Hernán Najenson, detalló que la Policía de la Ciudad demoró a 9.038 personas por tenencia de drogas, de las que
terminaron procesadas 1.754 por "tenencia simple" y "para comercialización".
"Hay una Policía más atenta a lo que pasa en el espacio público, con más presencia y predisposición para actuar. Si
bien no se trata como un delincuente al que consume, tampoco se hace la vista gorda con lo que pasa en la calle. Sin
embargo, se avanza sobre las causas que realmente generan peligro para la sociedad", aseguró Najenson.
Hace diez años, los ministros de la Corte también exhortaron “a todos los poderes públicos a asegurar una política de
estado contra el tráfico ilícito de estupefacientes y a adoptar medidas de salud preventivas, con información y
educación disuasiva del consumo, enfocada sobre todo en los grupos más vulnerables, especialmente los menores".
Pero los datos oficiales de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas (Sedronar) indican que en este
tiempo aumentó el consumo de drogas legales (alcohol, tabaco y psicofármacos) e ilegales (marihuana, cocaína
y sintéticas).
"Hubo una tasa de incremento entre 2010 y 2017 de alrededor del 100%. Cuando preguntamos quiénes habían
consumido en el último año, encontramos que en relación a 2010, pasó de 3,2 a 7,8, hablando sólo de marihuana. Esto
sobre 1,5 millón de personas en población de 12 a 65 años, en medios urbanos", dijo a Clarín María Verónica
Brasesco, directora nacional del Observatorio Argentino de Drogas de la Sedronar.
"El aumento relativo fue mayor en las mujeres, si bien incluso hoy hay más varones consumidores, en ellos la cifra se
duplicó, mientras que en ellas se triplicó", afirmó. La funcionaria admitió "preocupación" por el aumento del consumo
"abusivo y frecuente de marihuana" en la franja de 18 a 24 años.
Para conmemorar los 10 años del fallo Arriola, distintas organizaciones realizaron una jornada de debate en el Senado,
el martes pasado. Uno de los que disertó fue Raúl Zaffaroni, ex juez de la Corte que votó en aquella sentencia.
"A 10 años del fallo Arriola creo que ha cambiado poco la política criminal y la política general en materia de consumo
de tóxicos en el país --dijo el ex juez--. La ley sigue vigente, los jueces la consideran constitucional o inconstitucional
como quieren y (las causas) tienen que llegar de nuevo a la Corte".
Leandro Halperín, legislador porteño (Evolución) y autor de un proyecto para legalizar el cannabis con fines
medicinales en Capital, también participó de la jornada. En diálogo con Clarín, sostuvo que en el fallo Arriola "la Corte
no despenalizó el consumo de drogas y ahí hay una confusión: declaró inconstitucional para ese caso esa ley. Y le
recomienda a los otros poderes del Estado que la modifiquen porque no da resultado". Sobre la naturaleza de la
sentencia, Halperín dijo que "esa inconstitucionalidad plantea una matriz, que es que el Estado no tiene derecho a
decirte cómo vivir. El Estado te tiene que dar herramientas para que vos elijas cómo vivir y recomendarte modelos de
vida

e cumple un nuevo aniversario del fallo de la Corte Suprema


mediante el cual se declaró la inconstitucionalidad de la represión
de la tenencia de drogas para consumo personal.

El 25 de agosto del 2009, la Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional al


segundo párrafo del artículo 14 de la Ley de Estupefacientes 23.737 en tanto y en
cuanto esa tenencia personal no afecte a terceros.

En efecto, los ministros coincidieron en declarar la inconstitucionalidad de la pena


de la tenencia para el consumo en privado. Fundamentaron su postura en la
protección de la privacidad de las personas adultas para decidir cuál es su
conducta y en el caso, se desean tener o consumir drogas. Sin embargo, el Alto
Tribunal no ordenó la despenalización.
En el caso, los jóvenes tenían cigarrillos de marihuana y “no hacían ostentación de
la droga, ni había peligro para terceros, ni había adicción demostrada, ni hubo
evidencia alguna acerca de que tuvieran intenciones de comercializarla”.

La ley 23.737 prevé de 1 a 6 años de prisión para quien tuviera drogas en su


poder, y de 1 mes a 2 años “cuando, por su escasa cantidad y demás
circunstancias, surgiere inequívocamente que la tenencia es para uso personal”.

En este sentido, el proyecto de Código Penal propone modificaciones sobre la


tenencia para consumo personal, la cual no será punible siempre que se trate de
una “escasa cantidad” y que se registre “en el ámbito privado”.

Al cumplirse 10 años del pronunciamiento, la Procuración Penitenciaria de la


Nación declaró que “persiste en Argentina una política de drogas que tiende
fuertemente a la criminalización de las personas usuarias de drogas”, y puso de
resalto la especial situación que atraviesan las mujeres.

Entre otras cuestiones, el texto impone prisión de 1 a 6 años y 12 a 72 días-multa,


al que tuviere en su poder estupefacientes. Establece, además, la pena de prisión
será de 1 mes a 2 años “si por su escasa cantidad y demás circunstancias,
surgiere que la tenencia es para uso personal”, y aclara: “Esta conducta no será
punible si la tenencia no hubiere trascendido el ámbito de la privacidad”.

Al cumplirse 10 años del pronunciamiento, la Procuración Penitenciaria de la


Nación declaró que “persiste en Argentina una política de drogas que tiende
fuertemente a la criminalización de las personas usuarias de drogas”, y puso de
resalto la especial situación que atraviesan las mujeres.

“De hecho, a nivel mundial preocupa la tendencia ascendente del encarcelamiento


de mujeres”, señaló el organismo encargado de la protección de los derechos
humanos de las personas que se encuentran privadas de libertad.

Sobe este último punto, la Procuración destacó que la infracción a las leyes de
drogas constituye el primero o segundo delito en los países de la región
latinoamericana, para el caso particular de las mujeres. Según datos oficiales,
entre el 2015 y el 2018 se incrementó en un 34.85% la población de mujeres
detenidas por delitos de drogas, en el ámbito del Servicio Penitenciario Federal.

“Si bien siguen representando una minoría en los sistemas penitenciarios y, en


términos absolutos, en el número de personas procesadas por delitos de drogas,
su participación en estos ilícitos es cualitativamente mayor que la de los hombres”,
concluyó.
Especialistas y organizaciones advirtieron hoy que el incumplimiento de la "Ley Arriola", el fallo
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) que estableció la no punibilidad de la
tenencia de drogas para consumo personal, generó sobrepoblación carcelaria, falta de
acceso a la salud, a la alimentación y malos tratos en unidades penales. Esas consecuencias
fueron analizadas durante la campaña "A 10 años de Arriola", que busca intercambiar
conocimientos sobre la problemática de drogas.

El 25 de agosto de 2009, la CSJN declaró inconstitucional el artículo 14 de la Ley de


Estupefacientes 23.737, que reprime la tenencia de drogas para consumo personal con penas
que van desde un mes hasta seis años de prisión.

Los especialistas que debatieron hoy en el salón Atrio del Senado de la Nación señalaron que
persiste en Argentina una política de drogas que tiende a la criminalización de los
consumidores, pese a que la jurisprudencia del fallo Arriola fue incorporada al nuevo Código
Penal.

El ex juez de la CSJN, Eugenio Zaffaroni, quien fuera uno de los firmantes de la sentencia,
afirmó hoy que "el fallo no tuvo el efecto que deseábamos", y agregó que esto se debió,
principalmente, a que el "control de constitucionalidad es débil" en Argentina, ya que "cada juez
sostiene su posición mientras la ley se sigue aplicando".

Zaffaroni también advirtió que "el tóxico criminógeno por excelencia es el alcohol, no
las drogas", y agregó que en "los 11 años que fui juez de la CSJN y me llegaron las causas
penales más graves, vi muy pocas causas criminales donde los agentes estuvieran bajo el efecto
de la cocaína, pero bajo el efecto del alcohol, todos los días".

El caso Arriola ocurrió en Rosario en 2006, cuando ocho jóvenes de entre 18 y 20 años
fueron detenidos por tenencia de marihuana en cantidades que sólo podían destinarse al
consumo personal. En 2006, Matilde Bruera era defensora en los tribunales federales de
Rosario e intervino en la causa, por lo que acompañó a Zaffaroni en el encuentro de hoy.

"El debate sobre el fallo Arriola es también un debate sobre qué se puede prohibir y qué no,
sobre la autodeterminación de la propia vida y, en definitiva, sobre la libertad", dijo Bruera al
iniciar su exposición.

"Concentrarse en los consumidores es más fácil porque resguarda la impunidad del


narcotráfico, y sirve para mostrar un trabajo como si fuera combate contra el narco cuando,
en realidad, es criminalización de niños y jóvenes, en su mayoría pobres", dijo Bruera.

Sergio Balardini, de la Fundación Friedrich Ebert, destacó -por su parte- la necesidad de no


sancionar la tenencia y el cultivo personal de drogas porque eso, dijo, sólo genera un "lucrativo
mercado ilegal de drogas".
En tanto Graciela Touzé, presidenta de la Asociación Intercambios, advirtió que "hoy vivimos
una realidad de tutela y de castigo a personas que necesitan acompañamiento, comprensión y
contención".

"En lugar de asegurar el derecho a la salud se ha generado violencia social, violencia


institucional, criminalización, encarcelamientos masivos y penas desproporcionadas", remarcó.

“La política de drogas que está llevando el Gobierno es una de las políticas públicas más
desastrosas porque no cumplió ninguno de los objetivos que se propuso”, consideró por
su parte el director de la Revista THC, Sebastián Basalo.

Pablo Ferreyra, vicepresidente de Asociación Contra La Violencia Institucional, consideró


“muy importante” vincular las políticas de drogas a los derechos humanos y enfatizó sobre la
importancia de la realización de estas jornadas para trabajar en la mejora sobre la política
de drogas.

El cierre del primer panel estuvo a cargo del procurador adjunto interino de la Penitenciaria de
la Nación, Ariel Cejas Meliare, quien enfatizó el incremento -durante estos diez años- de la
detención de hombres y mujeres por delitos de droga, y destacó que “preocupa el aumento
de encarcelamiento mujeres y trans”.

Reapareció Eugenio Raúl Zaffaroni y pidió dejar de perseguir a los


consumidores de drogas

Hace una década la Corte Suprema de Justicia de la Nación publicó una sentencia
que, a la vista del paso del tiempo, no fue lo paradigmática que se esperaba: el
célebre fallo Arrioladeterminó que castigar a una persona adulta por tener drogas
para consumir en el ámbito privado era inconstitucional, protegió las libertades
individuales amparadas en el artículo 19 de la Constitución y exhortó a todos los
poderes públicos a ir contra el tráfico de estupefacientes y dejar de perseguir a los
consumidores.

Diez años después, las consecuencias de Arriola no tuvieron el impacto que se podría
haber sospechado en aquel momento: la ley de drogas es la misma desde hace 30
años y las personas que tienen sustancias para consumo personal pueden ir
presas. Las fuerzas de seguridad todavía llenan las cárceles con usuarios o eslabones
bajos de la cadena de narcotráfico (como "mulas", dealers y camioneros) y las causas
abiertas a ciudadanos por tenencia para consumo personal batieron varios
récords en los últimos tres años.
Para conmemorar aquel fallo de la Corte, diferentes organizaciones relacionadas a las
políticas de drogas y Derechos Humanos organizaron una jornada este martes en el
Senado de la Nación con una decena de mesas de debate.

El invitado estrella fue sin dudas el magistrado Eugenio Raúl Zaffaroni,


quien reapareció en la arena pública para este evento, como uno de los integrantes
de aquel Tribunal que el 25 de agosto de 2009 sentó un precedente en relación a la
cuestión toxicológica.

Zaffaroni fue crítico de lo que vino después de Arriola e insistió con un reclamo que
marcó su trayectoria jurídica: dejar de criminalizar a los consumidores de drogas,
poner el foco en el negocio del tráfico ilegal y combatir, especialmente, la venta de
paco, que, según él, "no es una droga, no es un tóxico, es un veneno"

Diez años del fallo y desde mi punto de vista ha cambiado poco la política criminal y
general en materia de consumo de tóxicos en el país", comentó Zaffaroni,
actualmente juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
quien compartió la mesa "A 10 años de Arriola" con Matilde Bruera, ex defensora
oficial ante la Cámara de Casación Penal en Rosario, que intervino en la causa Arriola, y
con el juez de la Suprema Corte bonaerense, Sergio Torres.

"Lo que hacemos es un dispendio de actividad policial, judicial, gastamos horas de


trabajo, papeles, una cantidad de dinero que estamos pagando con nuestros
impuestos para nada. Independientemente de que estamos violando el articulo 19 de
la Constitución Nacional, estamos afectando la concepción antropológica
constitucional, y estamos gastando inútilmente nuestro dinero y lo mostramos
como combate al narcotráfico, cuando no tiene nada que ver. Sin contar
la estigmatización de cualquier persona detenida que pasa por un juzgado o una
comisaría", remarcó Zaffaroni.

Para el ex juez de la Corte se llegó a Arriola porque la ley de drogas actual, sancionada
en 1989, no respetó el artículo 19 de la Constitución, que dice en su primer párrafo:
"Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la
moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de
la autoridad de los magistrados".

"El Estado argentino no puede meterse, no puede penar, no puede ejercer su


poder mientras no haya un derecho ajeno afectado. Esto es lo que garantiza la
diferencia entre delito y pecado, entre lo antijurídico y lo contrario a la ética", destacó
Zaffaroni y advirtió: "Desde los albores del pensamiento liberal, garantista, se ha
distinguido y es una herencia del Iluminismo este reconocimiento del ser humano
como persona con autonomía moral. El Estado paternalista pretende ser un estado
ético y es inmoral

La causa Arriola tardó tres años en llegar a la Corte. Comenzó en febrero de 2006, tras
un allanamiento en una casa de Rosario, donde se sospechaba que se vendían
pequeñas cantidades de sustancias ilícitas. En la vivienda fueron detenidos Sebastián
Eduardo Arriola, Carlos Simonetti y Mónica Beatriz Vázquez, a quienes acusaron de
comercializar estupefacientes y poco tiempo después condenaron a penas de seis,
cuatro y dos años respectivamente.

Además de los detenidos como sospechosos de comercializar, la Policía de Rosario


también apresó a los pocos días a cinco personas que tenían menos de un gramo
cada uno de marihuana, que se sospechaba, eran compradores de Arriola, Simonetti y
Vázquez. Los abogados defensores de estos ciudadanos detenidos elevaron un recurso
a la Cámara Nacional de Casación Penal, que rechazó el planteo. Por eso, el caso llegó a
la Corte.

El Máximo Tribunal, integrado entre otros por Zaffaroni, consideró que los
detenidos no hacían ostentación de la marihuana, ni generaron peligro para
terceros, ni habían demostrado adicción ni existía evidencia de comercio de la
sustancia. Amparada en el artículo 19, la Corte remarcó que cada individuo adulto es
soberano para tomar decisiones libres sobre el estilo de vida que desea llevar sin
que el Estado pueda intervenir en ese ámbito.

Este martes en el Senado, Zaffaroni criticó que, si bien la Constitución Nacional está
inspirada en la de Estados Unidos, no tomó de esta el control constitucional. En el país
del norte, explicó el juez, una sentencia de la Corte es jurisprudencia obligatoria para
todos los estamentos que están abajo. "Cada juez sigue sosteniendo la posición que
quiere. Es anárquico. La ley sigue vigente, los jueces la consideran como gusten y hay
que llegar de nuevo a la Corte", dijo.

Para Zaffaroni, la llamada "guerra a las drogas" distrae de un enemigo más peligroso,
que es el paco: "Creo que hay frentes de lucha que tienen que abrirse. Básicamente
hay que hacer una lucha frontal contra el paco, que no es un tóxico, no es una
droga, es un veneno, cuidado. Y afecta a personas muy jóvenes, adolescentes, niños,
en los sectores más humildes. Ahí está el frente de lucha, no en perder tiempo en
criminalizar a consumidores".

Para el magistrado, "criminológicamente" la droga "por excelencia" es el alcohol: "La


política que llevamos en el país dista mucho de ser satisfactoria y hay errores
estratégicos de la política respecto del tóxico".

En consonancia con Zaffaroni, Matilde Bruera consideró que "todo el aparato legal
fue dirigido a perseguir consumidores y expendedores pequeños" y que "el
discurso de la guerra contra las drogas es una mentira, es una guerra contra los
pobres".

La abogada santafecina acusó al Estado porque "victimiza a determinados sectores de


la población" y pidió reflexionar sobre el control de constitucionalidad: "Qué pasa que
muchos jueces se niegan a aplicar una doctrina de la Corte como Arriola".

Bruera aportó datos sobre la persecución a consumidores. "En un tribunal oral


federal de Rosario, de 121 causas por tenencia para consumo en 2017, en 2018 se
triplicó a 399. Al compás de los discursos de la guerra contra el narcotráfico lo que fue
creciendo es la persecución de tenedores. Y de 1.152 causas en 2017 decreció a 571
la persecución en causas de narcotráfico mayores", resaltó.

El juez Sergio Torres, integrante de la Corte provincial, también aportó datos para
demostrar que la jurisprudencia de Arriola no se aplica en los tribunales federales.
"Arriola tiene 10 años. En Salta, en 2018, el 43% de las causas son por tenencia. En
Santa Fe, el 42%. En Ciudad de Buenos Aires, el 46%. En la Provincia, con ley de
desfederalización, en 2017, era el 29% de causas iniciadas. Pero esta tendencia que se
había modificado a la baja en 2018 subió al 39%. Pareciera que el rol del Estado es
ocuparse con su cara mala del consumo, en lugar del tráfico, sobre todo de paco",
comentó.

Zaffaroni destacó que Argentina "no es un país de producción ni de exportación" de


sustancias, por lo que consideró que el país no tiene un problema grave en relación al
tema drogas, y apuntó a los medios por "manipular" la construcción de la realidad, que
"distorsiona la política criminal del país".

"En esta nebulosa que llaman 'la droga', nuestro problema es de distribución en
clases medias", consideró Zaffaroni y apuntó a que no se ejecute el fallo Arriola en el
Poder Judicial al interés por no perseguir a los grandes narcotraficantes: "Hay intereses,
cajas chicas, cajas grandes, cajas mayores. Algunos los llaman corrupción, yo las
llamo fuentes de recaudación autónomas.La prohibición en el contexto mundial
no ha hecho más que generar una plusvalía enorme en el servicio de distribución
de tóxicos".

La PPN junto a Reset - políticas de drogas y derechos humanos-, el CELS y otras organizaciones,
presentaron en el Congreso de la Nación la jornada “A 10 años del Fallo Arriola”. El objetivo del encuentro
fue visibilizar el impacto de las políticas de drogas y sus consecuencias en la sociedad.
El martes 20 de agosto se realizó en el Salón Atrio del Senado en el Congreso de la Nación el evento que
conmemoró los 10 años del histórico fallo que declaró inconstitucional el segundo párrafo del artículo 14
de la Ley de Estupefacientes.
Del panel de presentación participó el Procurador Adjunto Interino, Ariel Cejas Meliare, la Directora de
proyectos de la Fundación Friedrich Ebert, Mónica Sladogna, la Asesora legal en políticas de drogas de la
Defensoría del Pueblo (CABA), Cinthia Hecht, la presidenta de intercambios A.C, Graciela Touze, el
Director de la revista THC, Sebastián Basalo, y el Vicepresidente de la Asociación Contra la Violencia
Institucional (ACVI), Pablo Ferreyra.

Cejas Meliare señaló que en el ámbito carcelario se puede dar cuenta de las consecuencias del
incumplimiento del fallo Arriola. Entre otras cosas se puede mencionar la sobrepoblación carcelaria, la
falta de acceso a distintos derechos fundamentales y a las torturas y/o malos tratos. Además, sostuvo que
el 48% de las mujeres detenidas en Argentina, está detenida por drogas y afirmó que este tipo de
encuentros ayudan en el trabajo de confeccionar una nueva ley que amplíe derechos en línea con el
respeto a los derechos humanos de la sociedad en su conjunto.

Por la tarde se desarrolló, entre otros, el panel “Drogas y Género”. Allí disertó Josefina Alfonsín,
integrante del Equipo de Género y Diversidad Sexual de nuestra institución, quien indicó que el 70 % de
las mujeres trans y travestis se encuentran detenidas por delitos vinculados a la ley de drogas. Asimismo,
remarcó que este colectivo sufre un uso excesivo de la prisión preventiva y un nulo acceso a
excarcelaciones, por la falta de perspectiva en géneros y diversidad sexual por parte del poder judicial. La
mesa fue moderada por María Santos, quien representó a la PPN en el armado y diseño de la histórica
jornada y resaltó la necesidad de continuar visibilizando estás temáticas con perspectiva de género sin
miradas paternalistas o estigmatizantes.

Se cumplen diez años del fallo Arriola, que estableció la inconstitucionalidad del artículo 14 de

la ley 23.737, que justamente penaliza la tenencia de drogas para consumo personal. Una

sentencia que no puede ser decodificada sin insertarla en el contexto político en el cual

se gestó y germinó, sin contrastarla con los cambios que se fueron dando en todos estos

años en materia de legislación sobre drogas tanto en la Argentina como en algunos países, y

con la forma en la que esta sentencia sedimentó en los imaginarios sociales y en las prácticas

institucionales.

Primero, el fallo debe ser leído del mismo modo que se puede explicar a Bazterrica en el

gobierno de Alfonsín post-dictadura, o a Montalvo durante la denominada "mayoría automática"

del menemismo. Arriola no sólo representó un retorno a la doctrina de 1986. También fue

el corolario de un orquestado cambio de paradigma más cercano al abolicionismo que al

garantismo, desenlace visible de aquel doble comando que signó la definición de las políticas

públicas sobre drogas en Argentina durante casi una década. Arriola no puede ni debe ser

analizado por fuera del poder político que, a través de los medios de comunicación, propició el

escenario para que la nueva jurisprudencia encontrara más adeptos y menos rechazos.

En segundo lugar, en el marco de ese nuevo cambio de paradigma teñido de restitución de

derechos, la torcida Ley de Salud Mental podría catalogarse como un apéndice de Arriola.

Los actores detrás de la despenalización fueron los mismos que orquestaron la incorporación

de las adicciones bajo el paraguas de dicha norma, la erosión y el desguace de la histórica

Sedronar por considerarla un organismo surgido del Consenso de Washington, la

demonización de las comunidades terapéuticas y la banalización del uso de sustancias

psicoactivas, especialmente la marihuana.

Sin forzar las relaciones de causa-efecto, tampoco resulta casual que durante los años

siguientes se empezaran a producir modificaciones a nivel mundial relacionadas con el

marco normativo en materia de drogas. En oposición a las convenciones internacionales,

diversos países y Estados avanzaron hacia la legalización de la marihuana tanto para uso
medicinal como recreativo. Frente a los 20 mil millones de dólares que se calcula moverá el

mercado de esta droga en los próximos años sólo en los Estados Unidos y Canadá, debatir

Arriola y el derecho al auto-cultivo es, cuanto menos, inocente. Pero del mismo modo, hay un

cambio en la percepción social que hace que hablar de despenalización hoy genere mucho

menos ruido que allá por agosto de 2009.

Un tercer aspecto a analizar tiene que ver con los imaginarios sociales. Aquel fallo de la Corte

Suprema fue un instrumento de comunicación y modelaje, un recurso para que la

sociedad comenzara a creer que aquello que hasta ese momento estaba prohibido,

comenzaba a estar permitido. Porque Arriola sentó el precedente judicial, mas no modificó la

ley de estupefacientes. Es al día de hoy que la norma sigue vigente: tener drogas para

consumo personal sigue siendo un delito.

Sin embargo, el incremento en las estadísticas de prevalencias de uso de marihuana en

población adolescente post fallo Arriola y la baja en la percepción de riesgo son un indicio de

cómo el estatus jurídico de una droga resulta mucho más nocivo que su composición

química, y por qué la ilegalidad (o suposición de legalidad) de una conducta actúa como una

barrera subjetiva. En el año 2009, el Observatorio Argentino de Drogas de la ex Sedronar

registraba una prevalencia anual de 8,4% en cuanto al consumo de marihuana entre

estudiantes de enseñanza media. En 2012 esa variable subió al 10,3%, y en 2014 llegó al 13,7

por ciento. Este incremento, superior al 60%, no ocurrió luego del fallo Bazterrica.

No tengo dudas de que el mayor daño de Arriola fue la forma en la cual se comunicó. El

ex juez Raúl Zaffaroni proclamando que, a partir de ese momento, cualquiera podía tener una

macetita de marihuana en su balcón fue decodificado por la sociedad como un permiso tácito

proveniente de la máxima autoridad judicial. Es interesante analizar la particular interpretación

que la ciudadanía parece haber efectuado del fallo Arriola, la representación social dominante,

y los permisos y licencias que surgen de dicho imaginario para transgredir la norma.

Recuerdo que a mediados del 2012, la inminente concurrencia a la Comisión de Adicciones de

la Cámara de Diputados de la Nación del flamante secretario de Programación para la

Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico, Rafael Bielsa, era celebrada

como una victoria por los impulsores y militantes de la reforma de la ley 23737. "La Corte dijo

en el caso Arriola que la tenencia para uso personal de determinada cantidad de marihuana no

es punible, y el Poder Ejecutivo está obligado a que se coordine el derecho legal con el
jurisdiccional e introducir las modificaciones en el derecho positivo", había expresado el ex

canciller al asumir funciones.

En los pasillos del Anexo se interpretaba ese gesto como una luz verde del gobierno de

Cristina Fernández para, por fin, avanzar hacia la despenalización. Lo cierto es que el ex

canciller ese día no fue al Congreso, el tema se fue diluyendo de la agenda política-legislativa

y, más allá de esporádicas proclamas que no encontraron asidero firme, la trascendencia de

Arriola se fue debilitando.

Retomo las palabras de Bielsa. Pasaron ya diez años de aquella toma de posición del

máximo tribunal de Justicia, pero poco y nada se ha hecho para abrir un debate sincero,

plural, lejos de cualquier ideología y más cercano a la evidencia científica y empírica. En

todo este tiempo, la jurisprudencia y la ley han caminado en líneas paralelas que sólo se

cruzan al momento en el que la Justicia, aplicando el espíritu de Arriola, desestima el 100% de

las causas iniciadas por infracción al artículo 14 de la ley 23.737. Porque la realidad es que

todos esos casos se cierran casi al mismo tiempo en que comienzan a ser investigados, y

nadie va preso por consumir drogas. Lo que creo más preocupante es que los jueces sigan sin

comprender el alcance social de algunos de sus fallos, que van mucho más allá de un acto

teóricamente individual, autónomo y privado.

¿Se inician menos causas por tenencia para uso personal en la Justicia Federal? Sí.

Según datos de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), en el año 2011 se iniciaron

10.633 causas por tenencia de drogas para consumo personal en todo el país. El año pasado,

esa cifra fue de 8.158. En virtud de la adhesión de algunas provincias a la ley 26.052 (entre

ellas Buenos Aires), que las facultó a perseguir, juzgar y reprimir ciertos delitos tipificados en la

ley 23.737, casi la mitad de esas causas se iniciaron en el fuero de la Ciudad Autónoma de

Buenos Aires.

¿Qué proporción de todas las causas por infracción a la ley 23737 son iniciadas por el artículo

14, justamente el que la Corte Suprema declaró inconstitucional? Datos generales. En el fuero

federal nacional, cuatro de cada diez causas serían por tenencia para consumo. En la

provincia de Buenos Aires, según un informe del Defensor del Pueblo Adjunto, estos

expedientes representarían el 25 por ciento del total.


Cuantificar las causas que se tramitan en los juzgados federales o en la justicia provincial,

haciendo especial hincapié en la sobrecarga administrativa, los costos que ciertas infracciones

a la ley de estupefacientes 23.7373 generan en este fuero, y el teórico exceso punitivista en el

eslabón más débil de la cadena, no me dice absolutamente nada. Por el contrario, determinar

qué porcentaje de todas las causas por tenencia para consumo personal corresponden a

situaciones de consumo callejero o manipulación de drogas en la vía pública arrojaría

mucha más luz a la interpretación del fallo Arriola, cómo se aplica y en dónde hacer

hincapié. El fiscal Federico Delgado viene realizando una interesante tarea en este sentido.

Para el titular de la Fiscalía Nº6 en Comodoro Py, el fallo Arriola está mal explicado o mal

entendido en la población general: "Se piensa que tener drogas para consumo no es delito.

Ello no es así. Tener drogas es delito. Sólo que en algunas circunstancias es

inconstitucional su penalización. Nótese que el 67 por ciento del total de las causas por

tenencia para consumo se inició porque las personas muestran o consumen la droga en la

calle. Es evidente que el fallo Arriola se explicó mal".

Entonces, ¿correspondería seguir desestimando esa enorme cantidad de causas? Entiendo

que no. ¿Por qué? Porque en 2009, de acuerdo con el Centro de Información Judicial (CIJ), "la

Corte no se expidió ni legitimó el consumo con ostentación hacia terceros, ni aquel con

intención de comercializar, y sólo se refirió a la marihuana. Los condenados tenían marihuana y

no hacían ostentación de la droga, ni había peligro para terceros, ni había adicción

demostrada, ni hubo evidencia alguna acerca de que tuvieran intenciones de comercializarla.

No se consagró un permiso legal para consumir indiscriminadamente sino sólo en el supuesto

que definió con rigor".

Cabe señalar que en el anteproyecto de reforma del Código Penal presentado a

comienzos de este año se plasma el espíritu de Arriola, y se establece que no es punible la

tenencia de estupefacientes para uso personal en el ámbito privado. Pero la condición para la

no punibilidad es el uso personal, la escasa cantidad y el ámbito de privacidad, todas en

simultáneo.

Sigo creyendo que la flexibilización nunca puede ser un camino para disminuir el índice

de uso de sustancias, especialmente entre adolescentes y otras poblaciones vulnerables

en desigualdad de oportunidades. No se apaga el fuego con nafta. No modifico mis

convicciones ni mi forma de abordar la problemática. No estoy entregando ninguna bandera, ni


resignando ninguna militancia. Pero así como allá por 2005 no podíamos ser Holanda, cuando

todos sostenían que había que imitar el modelo de los coffee-shops, ni tampoco podemos ser

Uruguay, involucrando al Estado en la regulación, producción y acceso a la marihuana cuando

hay miles y miles de argentinos que no pueden acceder ni a un sachet de leche, creo que nos

merecemos una nueva ley de drogas.

¿Por dónde empezaría? Por aceptar que la criminalización del usuario de drogas, desde una

perspectiva jurídica, no ha sido la mejor respuesta para un problema de salud pública, pero que

el Estado no puede auto-excluirse del fenómeno y quedar como un mero expectador

pasivo. Descriminalizar sí, despenalizar (quitar la pena o sanción) no. Es imperioso

mantener en la nueva normativa algún tipo de reproche sancionatorio que continúe penalizando

toda conducta que exceda lo establecido en el anteproyecto de reforma del Código Penal. Para

ello, fijar una dosis umbral para cada sustancia, con una revisión flexible y periódica, es

la única forma de poder discernir entre tenencia de drogas para exclusivo consumo

personal, tenencia simple o tenencia con fines de comercialización.

¿Otra propuesta? Balancear las sanciones de acuerdo con la gravedad de cada conducta,

crear ámbitos específicos para juzgar ciertos delitos sobre drogas con el mismo enfoque

socio-sanitario que se le pretendió dar originalmente a la ley 23737, derogar el artículo 4º de la

Ley Nacional de Salud Mental 26.657 y la demonización del recurso de la internación

compulsiva, y desarrollar un instrumento específico que permita agilizar el tratamiento para

todas las personas con algún tipo de adicción o dependencia. Nada es esto es posible sin

volver a jerarquizar al organismo rector de las políticas públicas sobre drogas tanto en

materia de oferta como de demanda, con una adecuada asignación presupuestaria que

debería ser fijada, tal como sostiene el diputado Daniel Arroyo, como un porcentual fijo del

Producto Bruto Interno. Salvando las diferencias, y sin sugerir que se trata de contextos

extrapolables, el modelo portugués puede ser un buen faro para orientar el renovado debate.

Empezaría también por consolidar todo el plexo normativo bajo una única ley sobre

drogas, adicciones y otros consumos problemáticos, que más allá de la ilegalidad o

legalidad de las sustancias, vele por la salud y la seguridad de la población, tanto de

quienes deciden consumir como de aquellos que no lo hacen. Bajo ese paraguas integral,

quizás el desafío sea animarnos a restringir lo actualmente permitido, y fijar un liderazgo


internacional en materia de control del alcohol tal como lo hizo Uruguay en materia de lucha

antitabáquica.

A diez años del fallo Arriola, y en vísperas del más que probable cambio de gobierno en el mes

de diciembre, aquel debate antagónico entre Fernández y Granero en el despacho

presidencial cobra hoy una trascendencia innegable. Prohibir o permitir resulta ya un

anacronismo, una grieta más, un símbolo de las dificultades para dialogar, escuchar y

consensuar que hemos tenido en todo este tiempo todos los que, de alguna u otra forma,

hemos confluido en la definición de políticas públicas sobre drogas, adicciones y narcotráfico

desde veredas opuestas.

El nuevo código penal entra en vigencia el prox 1 marzo


El 21 de agosto próximo, el presidente Mauricio Macri presentará el
anteproyecto de reforma del Código Penal (CP), elaborado por la comisión
redactora que preside Mariano Borinsky, juez de la Cámara Federal de
Casación Penal. El articulado propone la despenalización de la tenencia de
marihuana para consumo personal, siempre que sea para usarla en un ámbito
de privacidad, siguiendo así los lineamientos que sentó la Corte Suprema de
Justicia en el precedente “Arriola”.
La reforma también acata las previsiones del artículo 19 de la Constitución
Nacional (CN). En “Arriola”, sentencia de 2009, el Máximo Tribunal sostuvo que
es inconstitucional castigar a una persona por tener y consumir marihuana si no
pone en peligro a terceros y enfatizó la necesidad de proteger la libertad
personal. En la actualidad, cuatro de cada 10 causas por tenencia de
estupefacientes terminan en sobreseimientos y el grupo de expertos
convocados por Macri para modificar el ordenamiento criminal tomó en cuenta
este dato.
Bajo esa premisa, el nuevo CP aumenta las penas para narcotráfico cuando
haya menores involucrados.
Además, incorpora la prisión perpetua para las organizaciones internacionales
que estén involucradas en narcotráfico.

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