Más allá de los estudios éticos que actualmente se han realizado para poder entender la

conducta de las personas existe “el interior” de cada individuo, que aunque mucho se
investigue, nadie sabe a ciencia cierta el origen de las acciones realizadas por el hombre en
cada medio en el cual se va desarrollando en el trascurso de su vida.
Para lograr explicar las actividades conductuales de las personas, aquellos que intenta darle
una razón a esto trajeron consigo la llamada ética que no sólo muestra las acciones tal y como
son, sino, se introduce en el ser humano e invade su mente, dando como origen de estas
acciones, las enseñanzas contraídas desde la crianza.
Un individuo, desde el momento en el que nace se ve acompañado de demás personas que
ya tienen una línea ética definida, quedando sin alternativa alguna más que seguir dichas
“enseñanzas” en las que ya por nacimiento se ve involucrado.
Durante el crecimiento, la formación moral se va fortaleciendo y se inculca en cada persona
una serie de ideología que podría ayudarle a disuadir entre lo bueno y lo que no lo es.
Dicho anteriormente, cada persona se ve integrada en medios familiares, laborales, amorosos,
ambientales, entre otros, por lo que en casi imposible evitar algún tipo de desacuerdo entre
todos estos. Es aquí el momento en el que todas aquellas creencias éticas se ponen al límite
porque son puestas a prueba por factores externos al individuo.
Es de esta forma como factores como la ignorancia, la racionalización, la arrogancia y la poca
fuerza de voluntad inciden y afectan la ética personal y es justo ahí donde se empiezan a
desarrollar las demás, como ambiental y organizacional.
Cuando un individuo tiene claro su ideología ética es menos propenso a depender de
situaciones externas las cuales pueden llevarlo al punto de cometer actos no tan éticos
concebidos por la sociedad.
Para hablar entonces al ámbito ambiental, un factor importante es el egocentrismo y la poca
capacidad de reconocimiento de la naturaleza y de los beneficios que esta le trae a la
humanidad y su supervivencia. Por el poco nivel ético con el ecosistema es que éste está
sufriendo tantos daños y catástrofes que afecta directamente a la vida humana y además de
dejarle daños y consecuencias, los hace los responsables directos de ésta situación.
Además de establecer la relación ambiente-individuo, es necesario que cada ser humano se
deje de concebir a él mismo y empiece a identificar el equilibrio de valor que tiene con su medio
natural dejando a un lado el pensamiento de superioridad con su raza.
Es una relación bidireccional, es decir, los dos proporcionan y los dos reciben. Por esta misma
razón, cuando el hombre recibe en su mente la idea de que hay algo más a su alrededor y que
él no es el centro de todo, es donde inicia toda aquella relación positiva y beneficiosa para
ambos.
Estas definiciones no sólo pueden aplicar al concepto natural y su relación directa con el
hombre, sino, en el medio laboral en el que el individuo puede desempeñarse.
Teniendo entonces la idea de que el hombre vive en comunidad con otros más y de que cada
uno posee unas diferencias del otro, es muy común creer que la convivencia no es complicada
pero que sí tiene puntos clave para un buen funcionamiento.
La concepción ética y su fuerza en cada una de las personas que la tienen, es muy influyente
frente a la relación compañero-compañero y la de empleado-jefe. No sólo es su día a día con
un grupo de trabajo sino, su desempeño en su labor individual.
Algunos factores que ponen al borde la ética son el trabajo en equipo, el liderazgo, la
responsabilidad, la docilidad, la progresividad y la arrogancia, entre otros. Y ¿cómo es que
todo esto puede hacer que un individuo realice actos no tan éticos?
Es de esta manera como el juicio ético que tenga cada persona empieza a jugar entre su
conducta y su conciencia, es decir, en algunas ocasiones, el hombre realiza actos que son
éticamente justos para él, pero, éticamente injusto para la sociedad y viceversa. Esto se debe
a que cada persona tiene dentro de sí una manera diferente de ver el mundo y de percibir las
situaciones a las que se ve expuesto.
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