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Andrea Carolina Maldonado Medina

Los fundamentos de la intervención psicosocial – Blanco y Rodríguez

La psicología como ciencia se basa en la fundamentación teórica de la intervención,


para ayudar a las personas a sentirse bien consigo mismas, a potenciar sus habilidades y
servirles herramientas para afrontar situaciones que crean imposibles. Pero este objetivo
solo se puede alcanzar y cumplir de manera satisfactoria entendiendo todos los procesos
que han llevado a una preocupación de la psicología por el bienestar de las personas y las
comunidades, haciendo un recorrido de las necesidades surgidas de procesos y cambios en
las estructura y ordenes sociales. Los autores hacen un breve recuento de los cambios
significativos de las sociedades que han llevado a grandes pensadores a plantearse
preocupaciones sobre el bienestar humano. De igual manera hacen un recuento de
conceptos fundamentales para crear y fomentar la intervención psicológica. Toman especial
atención a los constructos de bienestar, emancipación y liberación que comprendidos en
conjunto llevan a un planteamiento de necesidades que van a ser el punto principal y el
pilar de la intervención. A lo largo del capítulo los autores ofrecen alternativas de acuerdo a
los puntos de vista de otros autores para llegar a una unanimidad que permita dar frente a
los fenómenos sociales proponiendo una intervención que vaya más allá de la simple
aplicación de conceptos y teorías, sino de una práctica que lleve a la teorización.
La psicología como ciencia que está en la búsqueda constante del bienestar humano
hace aparición a partir de las preocupaciones particulares de autores como Marx,
Durkheim, Engels, Tönnies, Weber y Comte, que dejan entre ver el ultraje al que es
sometido la sociedad por intereses particulares de un grupo minoritario, que concentra en si
las riquezas y enajena a los demás. Estos autores dejan ver su preocupación y lanzan una
señal de alarma, sobre una nueva situación estimulada por un cambio demográfico de la
población, conflictos bélicos y cambios trascendentales en la producción, generados por
una revolución tecnológica que fue creando condiciones perjudiciales para las personas y la
estabilidad social (Blanco y Valera, 2007). Estos cambios en el sistema político, económico
y social no se han dejado de ver en la actualidad, y sus consecuencias siguen afectando a
poblaciones enteras, tanto al hacer la comparación de unos 10 años atrás y la actualidad no
se evidencia una mejoría en las condiciones de las personas, por el contrario la brecha de
desigualdad ha aumentado de manera significativa, esto deja entre ver que el camino fue
trazado por los autores pero el trabajo que queda actualmente es mucho más arduo y
requiere cada vez más de profesionales comprometidos con la práctica.
De lo anterior surge la necesidad de liberar a la sociedad de toda la angustia que han
generado los cambios, es entonces cuando se propone una emancipación de la ciencia,
como lo propuso Augusto Comte: “se hace prioritario liberar a la ciencia social de las ideas
metafísicas y tecnologías, conciliar el orden y el progreso abriendo la participación a las
personas para mejorar sus condiciones” Augusto Comte (como se citó en Blanco y
Valera, 2007), y como más tarde lo reafirmaría Habermas que “un interés emancipatorio
asegura la conexión del saber teórico con una práctica vital” Habermas (como se citó en
Blanco y Valera, 2007) Cuando se logré, todo esto llevara a un innegable cambio social. De
ahí nace una ciencia social dominada por aspiraciones morales, por el deseo del
mejoramiento continuo de la condición humana y su naturaleza, y debido a su propia
naturaleza esa ciencia nunca podrá desligarse de los valores ya que estos siempre están
presentes, implícita o explícitamente, en los temas que estudiamos. No puede haber margen
para la neutralidad, indiferencia ni imparcialidad frente a fenómenos sociales y esto es lo
que lleva a la psicología a una liberación que propuso Martín Baro en tres supuestos:
volver a situar la psicología en un contexto social, en una realidad histórica; comprometer a
la psicología con el cambio de condiciones personales y socio-culturales; este principio de
liberación invita a una tarea fundamentalmente práctica, en conclusión una psicología que
tenga como objetivo la liberación es una psicología comprometida con el cambio.
Como ya se ha mencionado el objetivo que persigue la ciencia psicológica es el
bienestar de las personas y las comunidades, tal como lo dijo Miller en 1969. El concepto
de bienestar pasa a tener atención en 1948 cuando la Organización Mundial de la Salud
planteo «La salud es un estado de bienestar completo, físico, social y psicológico, y no
solamente la ausencia de enfermedad o de invalidez». A partir de esto aparece una
preocupación por el bienestar y la felicidad, este bienestar como lo propuso Ed Diener se
puede definir como “las evaluaciones cognitivas y afectivas que una persona hace en torno
a su vida. Estas incluyen tanto reacciones emocionales a acontecimientos así como juicios
sobre satisfacción y logro. El bienestar subjetivo es, pues, un concepto amplio que incluye
la experiencia de emociones agradables, bajo nivel de emociones negativas y alto nivel de
satisfacción con la vida” Diener (como se citó en Blanco y Valera, 2007). El bienestar
también puede ser entendido como el nivel de satisfacción resultado de nuestras
oportunidades vitales, el decurso de acontecimientos y la experiencia resultante de las
anteriores. De acuerdo con lo que se ha entendido de bienestar se plantea el concepto de
calidad de vida, el cual solo sería alcanzado por medio de esa satisfacción del bienestar, de
esto nace el modelo de Calidad de Vida de Pol y Valera donde se postula que tendemos a
buscar un ajuste o equilibrio entre nuestras necesidades o aspiraciones, nuestras
capacidades y los requerimientos del entorno, esta triada en un contexto socio-cultural
actúa de manera dinámica de tal manera que de una insatisfacción trataremos de obtener del
entorno lo necesario para modificar esa percepción Hernández y Varela (como se citó en
Blanco y Valera, 2007)

El bienestar, heredero principal del principio de emancipación constituye la


aspiración moral de la psicología como ciencia y como profesión, y por lo tanto es el marco
que define la intervención. El bienestar como marco de la intervención es una apuesta
decidida en dos direcciones teóricamente muy importantes: a) primero, de una apuesta por
un modelo de sujeto inserto dentro de un contexto y b) un modelo de salud alejado de la
lógica de la enfermedad. Como consecuencia de ello, la filosofía que sustenta el principio
emancipación y el concepto de bienestar apunta a un modelo de intervención que, al mirar
cara a cara al contexto social donde está inserto el sujeto, se ve obligado a centrar su
atención en el cambio social, en el cambio de aquellas condiciones externas que están
afectando al bienestar de las personas: los fenómenos sociales que requieren urgentemente
atención. En realidad lo que la psicología necesita es fomentar la intervención psicosocial.

La intervención psicosocial entonces nace de una necesidad de respuesta a


fenómenos acuciantes de las comunidades, esta intervención será entendida como un
proceso de gestión del cambio sobre los sistemas encargados de una triple tarea: Promover
el bienestar, promover el desarrollo de las personas y las comunidades, actualizar el
proceso social en términos de construir condiciones que favorezcan al bienestar. La
intervención comunitaria propuesta por Nelson y Prilleltensky (2005), pone su atención en
liberar de la opresión a los más desfavorecidos y acompañarlos en la búsqueda de su
bienestar y liberación. Estos serán los pilares de la intervención comunitaria y esto dará
lugar a una aplicación e intervención, ambas entendida de diferente manera, mientras que la
aplicación es la puesta en escena de conceptos y teorías a fenómenos sociales mientras que
Intervenir es planificar con los participantes acciones para prevenir o reducir el impacto de
algo que entendemos perjudicial para su bienestar; intervenir es buscar el impacto de un
determinado programa sobre personas, grupos o comunidades; intervenir es buscar el
compromiso activo y convencido de las personas; intervenir es alterar un determinado
orden de cosas a fin de que ocurra aquello que pretendemos; intervenir es modificar el
decurso de un acontecimiento para reconducirlo en una determinada dirección (Blanco y
Valera, 2007).

En conclusión la psicología social ha sido una ciencia nacida de una serie de


desigualdades que han tenido lugar a lo largo de la historia, comprender y prestar especial
atención a esos fenómenos son los que dieron paso a prestarle especial atención, logrando
con esto fomentar una investigación sobre la aplicación de teorías e intervención de
fenómenos sociales. Si bien ya está centrado el interés en estos fenómenos hace falta
herramientas y profesionales dispuestos a hacerle frente a estas situaciones, dispuestos a
generar e implementar alternativas que ayuden a conseguir ese bienestar por las personas
que tanto persigue la ciencia psicológica.

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Blanco, A. & Valera, S. (2007). Los fundamentos de la intervención psicosocial. En
A. Blanco & J. Valera (Coords). Intervención Psicosocial. (pp. 9-42). Madrid: Pearson
Education..

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