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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL RÓMULO GALLEGOS

AULA TERRITORIAL MARACAY “VALENTIN ESPINAL”

PARTICIPACIÓN DE LOS PADRES EN EL DESEMPEÑO ESCOLAR DE LOS HIJOS


EN EDUCACION PRIMARIA EN LA ESCUELA BASICA ESTADAL CRISTINA
BAPTISTA

Autora: Mayra González

C.I: 13.138.951

Maracay junio de 2018


INDICE GENERAL
CAPÍTULO I

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

El proceso educativo se entiende como un derecho de todo ciudadano y un deber social,


cuya función es guiar, estimular a los estudiantes para despertar su iniciativa, su capacidad
de análisis, de manera que éste logre el pleno desarrollo de su personalidad y se convierta
en un ciudadano capacitado para la vida, tal como lo constituye la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela de (1999).

En ese sentido se promueve la participación del binomio escuela- familia para que los
objetivos de la educación se logren con eficiencia. Definida la participación como “un valor
mediante el cual los actores involucrados actúan de manera espontánea en los procesos”
(Mayz 1998, p.16); es decir, se participa porque es necesario compartir, establecer
responsabilidades y nexos comunes, de los cuales se derivan deberes y derechos recíprocos,
se toman decisiones en beneficio propio y de ayuda a los demás.

Entonces, participa aquel el cual percibe que su presencia es importante, es estar ahí sin
necesidad de indicaciones terapéuticas, prescribiendo sus deberes, compartimientos de
conductas que lo conduzcan al logro de las metas sin importar el tiempo necesario.
Atendiendo a estas consideraciones, hoy día los padres juegan roles fundamental en el
proceso de enseñanza y aprendizaje de los hijos, y también se reconocen los beneficios de
su participación

En cuanto a las demandas del desempeño escolar, cabría decir que apoya y orienta con
la palabra oportuna, dedica el tiempo necesario sin que sea solicitado, se ocupa de chequear
las tareas escolares, asiste regularmente a la institución educativa para recibir información
del rendimiento académico en fin está atento al autoconcepto académico y social traducido
en éxito escolar.

Según Plata (2011), la participación de los padres requiere que la escuela tenga la
apertura, genere la información y establezca espacios que acojan las necesidades y
propuestas que éstos manifiestan, pero también amerita que en forma individual y
organizada, los padres se involucren en la vida institucional de manera que su participación
se materialice en acciones concretas. Ambos actores, padres y escuela tienen tareas
específicas para posibilitar esta relación de participación y colaboración.

Lo anterior significa que el proceso educativo y pedagógico debe ser compartido familia
y escuela, que se promueva un cambio en el proceso de aprendizaje de los escolares bajo el
valor de participación, con trabajo mancomunado de los actores involucrados en la
convivencia diaria para contribuir al adecuado desempeño escolar del educando,
entendiendo que este desempeño es mucho más que las calificaciones e involucra aspectos
de su desenvolvimiento relacionados con motivación, sociabilidad, participación, entre
otros (Plata, 2011).

Según la Ley Orgánica de Educación (2009) en su artículo 17 las familias tienen el


deber, el derecho y la responsabilidad en la orientación y la formación en valores creencias,
actitudes y hábitos en los niños y niñas, y reitera la corresponsabilidad que tienen las
familias, junto con el estado, la escuela y la sociedad con el proceso de desarrollo integral
de los estudiantes.

Este planteamiento legal conduce a reflexionar que los padres son directamente los
responsables en la participación del proceso educativo, y con ello, en el desempeño escolar
de sus hijos. Esto requiere atención en sus actividades escolares, así como es importante
conocer sus necesidades y requerimientos de carácter pedagógico psicológico y social para
establecer de manera oportuna la atención adecuada.

La participación activa de los padres en el desempeño escolar de sus hijos, tanto en el


hogar como en la escuela, trae muchos beneficios y tiene un impacto significativo en la
vida del niño (Sanabria, 2009). Al mantenerse involucrados, los padres son fuente de
apoyo, creando un clima que permite una comunicación efectiva, de orientación de ayuda
para sus hijos, también sirve de modelo para la instauración de conductas responsables y
compromiso, en el desempeño escolar y en lo cotidiano.

En consecuencia, no solo es matricular y desentenderse de sus deberes en el proceso


educativo, es necesario que los padres se familiaricen con el contexto escolar, conozcan la
metodología que utiliza el docente en el proceso de enseñanza y esté atento al rendimiento
académico educativo, además de asistir con auténtico interés de participar, a las reuniones u
otras actividades convocadas por la institución.

En ese marco, la institución bolivariana contribuye a la formación integral de los


escolares con la pretensión de que los padres sean participativos y corresponsables de su
desempeño escolar con sentimientos de amor y respeto en sus diferentes manifestaciones
hacia la patria, sus compañeros y el ambiente. Donde la calidad se vincule a una
participación más directa de los actores del proceso (Torrealba, 2001).

Los padres participativos, asegura Pérez (2000), “Saben que su papel no se agota con
inscribir a sus hijos y proporcionarle lo que necesitan para sus estudios, sino que implica
participar activamente en su proceso de formación y crecimiento y en la marcha de la
escuela” (p.120) De esta manera, se consolida una acción eficaz para el óptimo desempeño
escolar.
Conviene señalar que la falta de participación de los padres puede traer consecuencias
negativas en el desempeño escolar de los hijos tales como: desmotivación, conductas
agresivas, apatía, para disposición hacia el aprendizaje y obviamente, en bajo rendimiento
académico.

Al respecto, investigaciones realizadas por Gilly (2005) y Hernández (2008), evidencian


que la ineficaz participación de los padres en el proceso educativo de sus hijos repercute
desfavorable en el rendimiento escolar y en el desenvolvimiento que éstos tienen desde el
punto de vista social y emocional. Martínez (2004), sostiene que el factor influyente en el
desempeño escolar son las prácticas familiares, incluso por encima de los aspectos
económicos y comunitarios que rodean al estudiante.

En el mismo orden de ideas, Pereira (2007) afirma que la poca participación y la falta de
atención por parte de los padres en los niños, sobre todo a nivel de educación primaria, crea
en ellos poca atención hacia los estudios y genera desmotivación hacia la escuela y, por
consiguiente, su rendimiento es menor que en los niños que tienen la atención y
participación activa de sus padres.

Esta situación se está suscitando en la Escuela Básica Estadal Cristina Baptista del
Municipio Santiago Mariño, Estado Aragua, donde se observa en los padres apatía y poca
participación en el desempeño escolar de sus hijos, tanto en lo referente a la acción
pedagógica, como en las actividades culturales y extracurriculares de sus representados.

Los comentarios de algunos padres hacen evidente esta problemática “Para que voy a la
escuela, si la profesora no me ha mandado a llamar es porque está todo bien”, ¿En qué
puedo yo ayudar a la profesora si ella es la que sabe…?” “Yo no tengo tiempo para asistir,
el horario de mi trabajo no me lo permite”. “Tengo cosas más importantes de hacer en mi
casa, cada vez que asisto es para pedir colaboraciones”… “Más de lo mismo”.

De igual manera, la asistencia de los padres a las reuniones convocadas por los docentes
para abordar asuntos educativos relacionados con sus representados, es escasa, y los que
asisten, se muestran impacientes, sin interés por conocer sobre el proceso pedagógico que
viven sus hijos, reacios a participar en cualquier actividad sugerida por el docente alegando
razones de tiempo. La preocupación de los padres está circunscrita a sí, su hijo está
rindiendo lo suficiente para aprobar el grado.

Esta situación pareciera estar relacionada con la ausencia de procesos comunicacionales


efectivos dirigidos a orientar e informar a los padres acerca de la labor educativa y la
importancia de su participación en el desempeño escolar de sus hijos, respecto a la escuela
y la educación de sus hijos los conduzca a considerar como innecesario su participación
activa en el proceso educacional. Asimismo, pudiera estar sucediendo que los padres
desconozcan las diferentes formas de participación que pueden llevar a la práctica para
optimizar el desempeño escolar de sus hijos, o que en el ambiente familiar existan factores
que minimizan las posibilidades de su participación.

Cualquiera sea el factor causal de la problemática descrita se hace necesario conocer


objetivamente la realidad acerca de la participación de los padres en el desempeño escolar
de sus hijos, para con base a ese conocimiento establecer las recomendaciones pertinentes
dirigidas a mejorar esta realidad.

En virtud de lo planteado es importante señalar que la investigadora, como maestrante


del programa de orientación y desde la perspectiva de la orientación ha considerado el
contexto educativo y su problemática a fin de generar conocimientos que permitan de
manera fluida y consciente la participación de los padres en el desempeño escolar de sus
hijos, asimismo, contribuir a que exista correspondencia del binomio escuela, familia en
beneficio del desarrollo integral de los educandos.

A partir de los planteamientos anteriores se formulan las siguientes interrogantes:

¿Cómo es la participación de los padres en el desempeño escolar de sus hijos?

¿Qué criterios tienen los padres sobre su participación en el desempeño escolar de sus
hijos?

¿Qué factores del ambiente familiar y escolar afectan la participación de los padres en el
desempeño escolar de sus hijos?

Objetivo General

Determinar la participación de expectativa que tienen los padres en el desempeño


escolar de los hijos.

Objetivos Específicos

Identificar las expectativas que tienen los padres sobre su participación en el desempeño
escolar de sus hijos.

Establecer los factores del ambiente familiar y escolar que afectan la participación de los
padres en el desempeño escolar de sus hijos.

Determinar las características del desempeño escolar de los hijos.

Justificación de la Investigación

La familia y la escuela conforman dos organizaciones fundamentales en la formación


del ser humano, por tal razón la desvinculación entre ambas instituciones desmejoran la
calidad en cuanto los proceso educativos que los estudiantes reciben; en consecuencia, se
hace necesario que los padres con apoyo de los docentes, orienten sus esfuerzos en pro de
una participación activa y constructiva que traduzca en beneficios para el desempeño
escolar de sus hijos. Diversos especialistas señalan la importancia de una participación
efectiva de los padres en el proceso de enseñanza aprendizaje de sus hijos, pero lo cierto es
que a pesar de las sugerencias, recomendaciones y argumentos teóricos, ésta es una meta
que aún tiene mucho camino que recorrer. Los padres todavía se resisten a asumir con
auténtico interés, el compromiso de ser partícipes activos en todos los procesos inherentes
al desempeño escolar de sus hijos, dejando la responsabilidad en manos de los docentes y la
escuela quienes sólo cuentan con una presencia insuficiente de los padres que en nada
favorecen la calidad educativa de los estudiantes.

Lo anterior justifica un estudio que permita ampliar el conocimiento del fenómeno


educativo referido a la participación de los padres en el desempeño escolar de los hijos y así
establecer los aspectos que dificultan esa participación en la Escuela Básica Estadal
Cristina Baptista del municipio Santiago Mariño Estado Aragua para en función de ese
diagnóstico ofrecer orientaciones que contribuyan al mejoramiento de esta realidad. Desde
una óptica intelectual, el estudio tiene como propósito establecer una confrontación entre el
deber ser y el ser de la realidad investigada, por lo cual se parte de fundamentaciones
teóricas de especialistas en el área del tema objeto del estudio con el fin de analizar y
avanzar en el conocimiento planteado, encontrando explicaciones contextualizadas de la
poca participación de los padres en el desempeño escolar de sus hijos. Sobre el aporte
práctico, la investigación tiene en consideración los aportes de la orientación como
disciplina que permite desarrollar acciones orientadoras para estimular la participación de
los padres en el desempeño escolar de los hijos. Estos aportes pudiesen servir de guía y
sustento a docentes, padres y comunidad en general en la toma de decisiones de quienes se
encuentren en situación similar.
CAPITULO II

MARCO TEÓRICO

La teoría es un elemento fundamental dentro del proceso de investigación, pues de


acuerdo con Best (1993), la misma permite ordenar el conocimiento existente en cuanto al
fenómeno que se estudia, facilitando de igual forma un marco para la interpretación de los
datos obtenidos durante el proceso. En tal sentido, se exponen en el presente capítulo los
aspectos teóricos que sustentan el presente trabajo de investigación, comenzando con los
antecedentes, referidos a estudios previos que se han realizado y que están vinculados con
la temática de la participación de los padres en el desempeño escolar de los hijos.

Antecedentes

Rodríguez (2003), en el Municipio Rivas del Edo Mérida, realizó un estudio con la
finalidad de proponer estrategias de participación familiar para mejorar el rendimiento de
los estudiantes del segundo grado de la Unidad Educativa “José Gregorio Ramírez”. El
trabajo se enmarcó dentro de la modalidad de proyecto factible, apoyado en una
investigación de campo de tipo descriptivo, en el cual aplicó un cuestionario con escala de
opinión tipo Likert a una muestra conformada por veinticinco (25) padres y representantes,
en quienes se midieron los aspectos referidos a la participación y rendimiento del escolar,
en los indicadores aspectos familiares, personales, entorno, participación docente y
rendimiento. Se concluyó la necesidad de implementar estrategias enfocadas hacia la
participación familiar como una manera de mejorar el rendimiento académico de los
escolares.

El antecedente anteriormente descrito guarda pertinencia con el presente estudio en el


sentido de que éste señala la importancia de la participación de los padres en la acción
educativa que desarrolla sus hijos y como consecuencia de ello, en el rendimiento de los
mismos, planteamiento éste que constituye una de las premisas básicas de la presente
investigación en la cual se parte de que la participación de los padres constituye un
elemento vital para el desenvolvimiento, formación y desarrollo integral del educando.

Pernía (2003), en su estudio se trazó el objetivo de proponer estrategias que faciliten a


los padres y representantes la participación activa en los procesos de enseñanza –
aprendizajes de sus hijos. El trabajo se enmarcó en la modalidad de Proyecto Factible
apoyándose en un estudio de Campo Descriptivo, en el cual se aplicó dos cuestionarios de
respuesta dicotómica, uno para los padres y representantes y otro a los docentes, a éstos
últimos, también se les aplicó una escala Likert. La muestra estuvo constituida por doce
(12) docentes y ochenta y siete (87) padres y representantes de la Unidad Educativa “José
Félix Ribas”. Los resultados reflejaron escasa participación y cooperación de los padres y
representantes en el proceso de enseñanza y aprendizaje de sus hijo, debido a la poca
motivación de la institución, ausencia de espacios para tal fin, falta de comunicación entre
docentes y representantes por no contar con programas para integrar a los padres y
representantes a la escuela y compenetrarlos en el proceso psicosocioeducativo de sus hijos.

Se ratifica en este antecedente la necesidad de que la organización escolar, y con ello, la


acción del docente favorezca, a través de la motivación, una adecuada comunicación y
estrategias de participación de los padres en los procesos de enseñanza y aprendizaje de los
escolares, lo cual constituye un aporte valioso para el presente estudio pues favorece la
comprensión de los aspectos a ser abordados por la escuela y la vinculación de la familia en
la vida escolar de sus hijos.

Gutiérrez (2003), llevó a efecto una investigación con el objetivo de diseñar un programa
a la integración escuela- comunidad como estrategia de participación para docentes, padres
y representantes de la Escuela Bolivariana “Caño El Tigre”, Municipio Zea del Estado
Mérida, con el propósito de fortalecer el proceso educativo y 30 organización de la
Institución Educativa. El trabajo se enmarcó bajo la modalidad de Proyecto Factible,
apoyando una investigación de campo de carácter descriptivo, durante el cual se aplicó un
cuestionario con escala tipo Likert a los docentes y una encuesta evaluada bajo el análisis
FODA a fin de dar conocer la disposición para el trabajo comunitario y la capacitación, la
falta de comunicación estratégica corporativa en representantes como en docentes, inciden
en las previsiones para integrar a la familia a la escuela en un trabajo efectivo, incidiendo
en el bajo nivel de participación en las diferentes actividades.

El elemento referido a la vinculación de los padres y representantes a la escuela es el


punto que hace pertinente al antecedente anterior para el presente estudio, por cuanto en el
mismo se plantea la premisa que la participación en la escuela debe ser la resultante de un
trabajo coordinado donde intervengan constructivamente los escolares, docentes y padres y
representantes.

Destaca también, la investigación realizada por Contreras (2004) con el objetivo de


promover la participación de la familia en el desarrollo de los proyectos de aula en la
Escuela Rural Concentrada s/n de la Casiana, Municipio San Judas Tadeo del Estado
Táchira. Para el cumplimiento del mismo se ejecutó un estudio bajo el enfoque cualitativo
en la modalidad de investigación acción participante en la cual participaron 2 docentes, 22
padres y representantes y 20 estudiantes, de quienes se obtuvo información a través de
entrevistas individuales no estructuradas, entrevistas focales y observación, los datos
obtenidos fueron registrados en forma escrita, fotográficas y grabaciones, también, se
utilizaron las notas de campo.

En la fase de diagnóstico padres, docentes y estudiantes coincidieron en señalar


limitaciones relacionadas con: adecuadas pero escasa comunicación entre docentes y
padres; dificultades en los educadores en cuanto al desarrollo de los proyectos de aula;
ausencia de información a los padres acerca de los proyectos de aula; ausencia de
información a los padres; dificultad en la escuela debido a la distancia geográfica de los
hogares y ocupaciones del hogar o labores del campo; ausencia de participación en la
actividad educativa de los estudiantes por parte de los padres, pero adecuada participación
en las actividades de la escuela (operación limpieza, festividades); los papás participan sólo
en estas últimas actividades.

En la fase de planificación, los grupos participantes determinaron las acciones a seguir


para superar las dificultades encontradas, lo cual se concretó en un plan de acción cuyos
resultados reflejaron mayor sensibilización de los docentes hacia los educandos y sus
familias; incorporación de algunos papás a las actividades educativas de los estudiantes,
mejoramiento de las relaciones docente-estudiantes-padres; mejoramiento de las
condiciones ambientales del hogar para el desarrollo de los deberes escolares de los
estudiantes; incorporación más efectiva de las madres a las actividades del proyecto de
aula.

Valdez, Martín y Sánchez (2009), ejecutaron una investigación de campo de carácter


descriptivo, con el objetivo de determinar el grado de participación de padres y madres de
niños y niñas de primarias del Estado de Yucatán, en México. Investigación que se
relacionó con las actividades educativas de sus hijos. Con base en juicio de expertos y en
referentes de la literatura, se diseñó una escala tipo Likert con 36 ítems para evaluar la
participación, que fue administrada a 106 padres de familia de estudiantes de una Escuela
Primaria Pública de la ciudad de Mérida capital de Yucatán.

La información recopilada se orientó hacia tres aspectos fundamentales: comunicación


con la escuela, comunicación con el hijo y conocimiento de la escuela. Los resultados
revelaron que la participación de los padres en las actividades de los hijos es baja o
precaria, especialmente en lo referido a los factores de comunicación y conocimiento de la
Escuela, mientras que las madres presentaron un nivel de participación significativamente
mayor en ambos factores.

El aspecto resaltante del anterior antecedente, es la significativa diferencia entre los


padres y las madres en cuanto a su nivel de participación en las actividades educativas de
los hijos, lo cual sirve de guía orientadora a la hora de analizar la participación de los
padres en el desempeño escolar de los hijos.

Bases Teóricas.

En las bases teóricas descritas a continuación se exponen el conjunto de proposiciones


teóricas interrelacionadas que fundamentan y explican los aspectos significativos del tema
en estudio relacionado con la participación de los padres en el desempeño escolar de los
hijos. Participación de los padres en el desempeño escolar de los hijos.
El papel de los padres en el proceso educativo de los hijos constituye un factor de
importancia para el éxito de los mismos. Los expertos en la materia coinciden en señalar
que la educación es demasiado importante para dejarla solo en manos de los docentes; se
ameritan que los padres participen activamente a fin de optimizar el desempeño escolar de
sus hijos en todos aquellos aspectos que involucren su vida estudiantil.

Por otra parte, la escuela no puede lograr por sí sola la formación integral de los
estudiantes, es necesaria la participación de los padres para que la educación se lleve a cabo
en términos de calidad, los mismos deben ser una fuente de apoyo que favorezca un
intercambio continuo y constructivo en pro de la formación del niño. Por esta razón Flores
(2008) indica:

La educación tiene como finalidad fundamental el pleno


desarrollo de la personalidad y el logro de un hombre sano,
culto crítico, apto para convivir en la sociedad democrática,
justa y libre, basada en la familia como célula fundamental y
en la valorización del trabajo; capaz de participar activa,
consciente y solidariamente en los procesos de trasformación
social; consustanciado con los valores de la identidad nacional
y con la comprensión, la tolerancia, la convivencia y las
actitudes que favorezcan el fortalecimiento de la paz entre las
naciones y los vínculos de integración y solidaridad
latinoamericana.

El mismo autor plantea que la escuela es ese espacio donde los padres participan
activamente, se enriquecen fortaleciéndose, no sólo en el cumplimiento de los objetivos
educativos, sino el establecimiento de una organización dinámica cuyos miembros se
integran para alcanzar las metas compartidas, bajo principio de solidaridad y cooperación.

Ahora bien, es necesario qué es y en qué consiste la participación de los padres en el


desempeño escolar de sus hijos, por cuanto ello permite claridad en el deber ser referido a
las formas de participar en él como pueden ser propiciadas. La participación la define Ruiz
(2007) como “un proceso de involucramiento de personas y grupos en cuanto a sujetos y
actores en las decisiones y acciones que los afectan a ellos en su entorno” “(p.11) desde
este criterio conceptual, la participación implica una labor conjunta en pro de objetivos
comunes.

Por su parte Costa y Torrubia (2009) indican “participar significa tener parte en algo,
compartir, colaborar, intervenir, cooperar…” (p.49). En esa perspectiva, la participación se
concreta en la generalización de sinergias que potencian la disposición de las personas, en
este caso, los casos para involucrarse activamente en todo lo relacionado con la educación
formal e informal de sus hijos. Tal planteamiento lo concreta Castillo (2010) en su
definición de participación “trabajar conjuntamente en la orientación de la persona
[alumno- hijo] en orden a un proyecto común de educación” (p. 2) lo cual hace referencia a
la acción integrada que debe darse entre los padres y la escuela para alcanzar un objetivo
comprendido: el adecuado desempeño escolar de los educandos.

Tomando en cuenta los aportes conceptuales antes expuestos, la autora del presente
estudio define la participación de los padres en el desempeño escolar de los hijos “como las
acciones puestas en práctica por los padres con los hijos y con la escuela para impulsar en
estos últimos un óptimo desenvolvimiento escolar en la consecuencia de los objetivos
educacionales destinados a su formación integral”.

En esa participación juega un papel muy importante las expectativas que los padres
tienen respecto a la educación de sus hijos, además existen diferentes niveles en la
participación de los padres y factores del ambiente familiar que pueden afectarlo. Estos
aspectos, que conforma el conjunto de inquietudes orientadoras del presente estudio, serán
descritos a continuación, sustentándose en las fundamentaciones, que al respecto han,
formulado los teóricos.

Expectativas de los padres sobre su participación en el desempeño escolar de los hijos.

Diferentes especialistas en el área de la relación familia-escuela convergen en la opinión


que las expectativas de los padres es un elemento determinante en el desempeño escolar de
los estudiantes y obviamente de la participación de los padres en el proceso educativo de
sus hijos. Al respecto López (2008); afirma: “la alta expectativa de los padres es un
elemento esencial y en directa relación con el rendimiento de los alumnos, lo mismo
podríamos decir a la inversa, decir, la baja expectativa de los padres puede iniciar en un
resultado menor” (p. 3). Razón por la cual es importante tomar en cuenta las expectativas
de los padres al analizar su participación en el desempeño escolar de los hijos.

Estas expectativas dependen de muchos factores tales como la zona donde vive la
familia, si es urbana o rural, el nivel cultural y económico de los padres, las características
particulares de la familia, entre otros (Oviedo, 2010); y las misma se manifiestan respecto a
lo que se espera de los hijos y de la escuela donde estudian. En función de las expectativas
que los padres tengan actuarán sintiéndose comprometidos o no, con los diferentes aspectos
involucrados en la formación de sus hijos.

García (2009) y Oviedo (2010) coinciden en señalar que las expectativas de los padres
se desglosan en dos aspectos; aquellas referidas a la escuela y las que tienen respecto al
desempeño escolar de sus hijos.

Las expectativas de los padres sobre su participación en la escuela, está condicionada


por sus concepciones acerca de la institución escolar. Si consideran que la escuela no es
importante en la formación de sus hijos y qué estos allí solo pierden el tiempo, obviamente
tampoco tendrá interés en participar en el desempeño escolar de sus hijos, ni en las
actividades escolares. Tampoco demuestran interés por lo que sucede en la escuela, por
participar en los proyectos que allí se realicen y por buscar información que les ayude a
comprender el proceso formativo que sus hijos reciben. Esto es muy propio, según Oviedo
(2010) de padres ubicados en zonas rurales y en sectores marginados socialmente. El envío
de los hijos a la escuela se hace para cumplir con una obligación de carácter legal. Por lo
general, afirma el autor citado, esta postura de los padres “se corresponde con un gran
rechazo hacia el maestro(a) y hacia la figura que representa” (p.1). En consecuencia su
participación es mínima cuando no inexistente.

Para otros padres, las expectativas de su participación en la escuela están circunscritas al


aspecto asistencial y no educativo, por cuanto conciben a la institución como una
“guardería”, sintiéndose conformes con que su hijo esté resguardado mientras ellos
trabajan. Desde esa expectativa, señala García (2009). La información que requerirá de la
escuela y del sistema educacional será mínima” (p.1), por supuesto que las expectativas en
cuanto a su participación estará limitada a cumplir con los requisitos asistenciales que la
institución le exija, pero involucrarse en el componente formativo que se ofrece a su hijo
por cuanto no consideran que su participación en tal sentido sea relevante para el
cumplimiento de los objetivos educacionales.

Existen otros padres cuyas expectativas de participación en la escuela van más allá del
aspecto asistencial, interesándose por algunas exigencias educativas en cuanto a la
formación de sus hijos, su postura gira alrededor de argumentos como “el niño está en la
escuela bien atendido y de paso que aprenda algo” (García, 2009, p.1) aprendizajes como
leer escribir, operaciones aritméticas básicas, son las exigencias educativas de algunos
padres y hacia ello orientarán sus acciones de participación en la educación de sus hijos, es
decir, estarán atentos que la escuela brinde estas enseñanzas básicas y que sus hijos las
aprendan.

Por último, se encuentran los padres para los cuales la organización escolar juega un
papel muy importante en la educación y formación de sus hijos, por lo tanto, consideran
que su participación en el mejoramiento de la calidad en el proceso educativo. Estarán
siempre atentos a lo que hace la escuela en el cumplimiento de los objetivos educacionales;
requerirán información sobre los proyectos educativos y se involucrarán activamente en
todo aquello que contribuya a fortalecer la formación integral brindada a sus hijos.

Sumado a lo anterior, es importante también hacer referencia a las expectativas de los


padres sobre su participación en el hogar para contribuir en desempeño escolar de los hijos,
lo cual está estrechamente vinculado con las expectativas que tienen acerca de ellos, pues
las mismas “influyen en la construcción de su confianza y seguridad, su capacidad de
ayudarle, de estimular su autonomía y su sentimiento de competencia” (González y Nieto,
2007, p.7)
Si los padres tienen altas expectativas de sus hijos, también serán altas sus expectativas
de participación en el hogar para ayudarle a un óptimo desempeño escolar, se preocuparán
en motivarlos, ayudarlos y apoyarlos, en conocer cómo se sienten en el ambiente escolar,
las dificultades que tengan, sus éxitos o fracasos. Consideran que su participación no debe
limitarse a inscribir a su hijo en la institución, enviarlo regularmente y proporcionarle los
materiales básicos requeridos, tal como sucede con los padres con bajas expectativas de sus
hijos, sino que debe, desde el hogar, involucrarse efectivamente para ofrecer orientación y
ayuda que contribuya al desempeño escolar de los hijos.

No obstante, es conveniente señalar que algunos padres se extreman en las expectativas


de su participación, haciéndoles exigencias a su hijos tan altas que los agobian. Al respecto,
Marulanda (2006) afirma: “con frecuencia se establecen expectativas y exigencias tan altas
que llegan hacer de la vida escolar de los niños un reto casi imposible de enfrentar…”
(p.295). Estos padres consideran que su participación no está orientada a exigirle a sus hijo
tareas perfectas, trabajos perfectos, las más altas calificaciones, a presionarlos
constantemente para que en definitiva, sean los mejores de la clase de la escuela.

Ambos extremos son nocivos para el desempeño escolar de los hijos. La ausencia de
expectativas de participación y exigencia por parte de los padres, les impide fijarse metas,
desarrollar el sentido de pertinencia y de responsabilidad, así como sentimientos del propio
valor como persona y estudiante. Las expectativas y exigencias…

Niveles de participación de los padres en el desempeño escolar de los hijos.

Como se ha indicado anteriormente, la participación de los padres en el desempeño


escolar de los hijos, implica el involucramiento con los hijos y con la escuela en función de
alcanzar objetivos comunes relacionados con la formación integral de los estudiantes.
Desde esa perspectiva, se describe a continuación los diferentes niveles de participación de
los padres, tomando como sustento teórico los niveles propuestos por Vásquez (2009) y
complementando con los aportes de otros teóricos especialistas en la temática.

Nivel informativo. Constituye el nivel mínimo de participación de los padres, limitada a


recibir las informaciones ofrecidas por la institución respecto al funcionamiento
institucional por el docente en cuanto al desenvolvimiento de su hijo y, por este último en
relación a las informaciones que la institución o docente le hace llegar a través de él, pero
sin involucrarse para participar de manera cooperativa con algunos de ellos a fin de
contribuir al mejoramiento del desempeño escolar del niño.

Así por ejemplo, un padre cuya participación se limita al nivel informativo, recibe las
informaciones sobre el proyecto del plantel, el proyecto de aula, el reglamento de la
institución, u otro, pero no opina, ni se involucra con el cumplimiento de los mismos;
igualmente sucede con respecto al desempeño escolar de los hijos, recibe las informaciones
del docente, sin tomar acciones que contribuyan a enriquecer, el trabajo pedagógico que
éste realiza y a fortalecer el desenvolvimiento de sus hijos en la actividad educativa. Estos
padres circunscriben su participación a ser receptores de información.

Nivel colaborativo. La participación a nivel colaborativo de los padres implica dos


aspectos sustanciales, el primero referido a la cooperación y ayuda con la escuela en todas
aquellas actividades que le sean solicitadas (eventos escolares, reparaciones, equipamiento,
apoyo a la labor pedagógica, entre otros); en segundo, la cooperación que los padres desde
el hogar desarrollan para contribuir con el adecuado desempeño escolar de los hijos. Ambos
aspectos involucran diferentes formas de participación de los padres relacionadas con el
desempeño escolar de los hijos.

La colaboración con la escuela. Está vinculada con la participación activa de los padres
en el funcionamiento institucional, en las organizaciones existentes en la escuela. Una de
las organizaciones más importantes la constituye la asociación de padres y representantes
cuyos integrantes directivos en conjunto con la asamblea participa en la gestión de la
escuela.

En este ámbito Ruiz (2007) distingue dos componentes de participación de los padres:
en la gestión pedagógica y en la gestión administrativa. La gestión pedagógica aborda
aspectos cruciales para la vida escolar, entre los que se encuentran:

• Participación de los padres en la elaboración del proyecto del Proyecto Educativo


Integral Comunitario (PEIC). Este es un proyecto que debe tener todo establecimiento
educativo y es un instrumento de planificación que contiene los elementos de la propuesta
educativa de la escuela y que unifica las actividades de los distintos elementos de la
comunidad educativa.

• Participación de los padres en la elaboración del reglamento que regula la convivencia


en cada escuela.

La gestión administrativa integra una serie de actividades que hacen posible el


funcionamiento de la institución. En este sentido, los padres organizados han de participar
en la toma de decisiones financieras y en la planificación del uso de la infraestructura y el
mobiliario escolar.

Asimismo, la colaboración con el trabajo de aula, se lleva a efecto en diversas formas.


Los padres pueden participar con la actividad académica desarrollada por los docentes con
los estudiantes. Algunos no podrán colaborar de manera directa con actividades que
requieran periodos prolongados de participación, lo cual no evita que puedan hacerlo en
otras de manera coordinado con el docente.

Algunas de las actividades en las que los padres pueden participar y que no requieren
mucho tiempo al año son: elaboración de material didáctico (el padre lo puede elaborar en
hogar y luego llevarlo a la escuela); sesiones de lectura de diferentes textos en el salón de
clases; ofrecer explicaciones a los estudiantes sobre experiencias laborales, en los cuales se
retoman temas de apoyo a los conocimientos escolares manejados por los mismos padres de
familia; participación en el huerto escolar: regando, plantando o cosechando;
organizaciones de algún coro o danza u otra actividad complementaria de trabajo de aula,
entre otras que el ingenio o imaginación de los padres puedan llevar a la práctica en su
colaboración con la labor escolar. (Flores, 2008).

Los padres con mayor disponibilidad de tiempo pueden participar: como auxiliares del
docente ayudando a repartir material en actividades, por ejemplo, artísticas, costura, u otras:
ayudar a los niños con debilidades en conceptos matemáticos, en lectura, en escritura, etc.;
organización de material de apoyo para ser utilizado en clase y muchas más.

Al participar activamente en una o varias de las actividades antes mencionadas, los


padres, al mismo tiempo que contribuyen con la calidad de los procesos educativos
desarrollados por el docente, también fortalecen el desempeño escolar de su hijo y de los
otros estudiantes, al ampliar sus saberes respecto a la labor de enseñanza, aprendizaje
dentro del aula.

Igualmente, la participación de los padres en las actividades extraescolares, constituye


un aspecto importante en el fortalecimiento del desempeño escolar de sus hijos, por cuanto
les indicará el interés que los padres tienen hacia la escuela y en colaborar con ella para
enriquecer o ayudar a que las actividades educativas se desarrollen eficazmente. Es
oportuno acotar que las actividades escolares son aquellas que se desarrollan fuera del aula
como complemento a la formación educativa ofrecida a los estudiantes.

En esta área, Colorín y Colorado (2008) sugieren a los padres: acompañar a los
estudiantes y docentes en las excursiones que se realicen fuera de la institución; servir de
apoyo en los actos institucionales; colaborar como voluntario en la biblioteca, cafetería
escolar, en la sala de computación, preparar comida para algún evento escolar; participar en
actos culturales o ayudar en su organización; participar en las festividades escolares
(aniversario de la escuela, día de la paz, día del libro…).

Es importante también hacer referencia a la participación de los padres a las reuniones


que son convocadas por la escuela o el docente. En este sentido, Ruiz (2007) asegura “los
profesores observan y miden en la asistencia y participación de los padres, el interés que
tienen éstos por la educación de sus hijos” (p. 15). No basta que los padres asistan a las
reuniones, es necesario que participen activamente en las mismas de manera que su
involucramiento sea efectivo.

Cuanto más padres y más intensamente participen en las reuniones, mejor será el
mensaje que estarán enviando a los docentes, demostrando su fuerza como padres de los
estudiantes. Además, una activa participación indicará al personal docente y directivo que
los padres siguen de cerca lo que pasa con la educación de los hijos, para lo bueno y para lo
malo, y que les aplaudirán o denunciarán, según su comportamiento.

Según el autor citado, participar activamente en las reuniones implica: escuchar


atentamente lo que dice el docente o director, preguntar en caso de que haya dudas; solicitar
información sobre materias, tareas…; solicitar explicaciones acerca de la vida institucional;
proponer sugerencias para el mejoramiento de la calidad de la educación o del trabajo en el
aula. En definitiva, si la escuela no lo hace, los padres deben propiciar que las reuniones de
padres y representantes, bien sea de aula o la asamblea, se conviertan en un auténtico
intercambio de información que se traduzca en propuestas para optimizar cada día el
proceso educacional.

De la misma forma, los padres con una adecuada participación en el desempeño escolar
de sus hijos, están en permanente comunicación con el docente, no sólo para estar
oportunamente informados de la actuación académica, personal y social del niño y niña en
el ambiente escolar, sino para coordinar junto con el docente las acciones a seguir en caso
que el desempeño escolar no sea el esperado.

Sumado a lo anterior, la colaboración con el desenvolvimiento educativo del niño, es


una de las formas de participación más importantes en relación con el desempeño escolar
de los estudiantes, e involucra todas aquellas acciones que los padres ponen en práctica
desde el hogar dirigidas a optimizar el desempeño escolar de sus hijos.

Los docentes esperan que los padres ofrezcan en el hogar las condiciones y el ambiente
necesario para que el niño pueda estudiar y cumplir con sus deberes escolares, poniendo en
práctica una disciplina y establecimiento de normas que los ayuden a ser responsables,
organizados y cumplidos (Marulanda 2006).

Las normas constituyen un instrumento ideal para la formación de hábitos de estudio y


de valores como la constancia, responsabilidad y perseverancia, tan importantes en el
desempeño escolar de los hijos. Las mismas, son resaltadas por el Departamento de
Formación y Capacitación (2011) de Perú cuando señala:

El asumir el reto de brindar a sus hijos hábitos y herramientas para que el


estudio sea una parte cotidiana y constante en sus vidas es una empresa
desafiante y de mucha dedicación y perseverancia. Es verdaderamente, un
regalo de un gran valor formativo y humano que también fortalecerá el
intercambio entre padres e hijos (p.1).

De acuerdo con lo anterior, el rol de los padres al fomentar hábitos relacionados con la
vida escolar de los hijos, a través del establecimiento de normas favorece, tanto el
desempeño escolar presente y futuro, como las relaciones entre padres e hijos.
Entre algunas de las normas que los padres han de fijar con sus hijos están las
relacionadas con (Von Borstel, 2008): Establecer un horario regular para estudiar, ausencia
de televisión mientras hace la tarea o estudia y fijar el límite en cuanto a la ayuda de los
padres en las tareas. En esto último, es necesario dejar claro a los hijos que nunca se hará
las tareas o trabajos por ellos, pero que siempre se estará dispuesto para ayudar, orientar o
contestar cualquier pregunta o inquietud que ellos tengan respecto a sus deberes escolares.

Es conveniente también, el establecimiento de normas en cuanto a horarios relacionados


con la hora de irse a la cama y la hora de levantarse, así como dejar preparado lo que
necesita llevar para la escuela y la hora que se le espera en casa después de la escuela
(Sanabria, 2009) .

Es preciso reiterar que en el apoyo brindado por los padres a los hijos en las tareas y
trabajos escolares, estos nunca deben convertirse en una acción que quite la
responsabilidad a los hijos. La participación de los padres en tal sentido ha de estar
orientada hacia dos aspectos sustanciales (Villalobos, 2009); ofrecer un ambiente propicio
para la realización de los deberes, es decir, un lugar de la casa, libre de distracciones, que
tenga buena ventilación e iluminación; y ayudar a los hijos a prever los materiales que
requieren para la realización de sus tareas, de manera que cuenten con los útiles al
momento de ejecutarlas.

Marulanda (2006) ofrece a los padres una serie de pautas para una eficaz participación
de los mismos en el desempeño de los hijos relacionado con el cumplimiento de sus
deberes escolares, entre los cuales están:

• Hablar con ellos sobre la tarea, asegurándose que entiendan lo que se espera que hagan.

• Ayudarlo a organizarse, es decir, a fijar prioridades si tienen diferentes deberes por


realizar.

• Orientarlos sobre donde pueden obtener información que requieran.

• Cuando hay algún punto de la tarea que no entienda, averiguar qué es exactamente lo que
no entiende y luego aclararle solo ese punto.

• En trabajos largos, es necesario enseñarle a dividirlo en partes. Por ejemplo, la primera


semana, buscar información (leer el libro, internet…); la segunda hacer un resumen,
esquema, etc. Y la siguiente preparar el informe. Hacerlo por etapas da mejores resultados
que tratar de hacer todo el día anterior a la entrega del trabajo.

• Si no se cuenta con libros en casa, se orienta al niño(a) en el uso de la biblioteca de la


comunidad o de la escuela. En caso de tener el recurso Internet, se le puede ayudar en la
localización de fuentes de información en sitios Web que sean adecuados.
• Si el niño o niña lo solicita, el padre puede revisarle su tarea y señalarle los errores (si los
hay), pero permitiéndole que encuentre por sí mismo(a) la respuesta correcta.

Conviene también, resaltar en este punto que existen hogares donde los padres son
analfabetos o tienen poco nivel de estudios. Sus conocimientos no les permiten ayudar a
sus hijos por no entender nada de sus tareas del contenido de las mismas, no obstante esto
no debe constituirse en una excusa para no brindarles apoyo; en tal sentido, Peñaranda
(2007) sugiere a estos padres, prestándoles apoyo haciéndoles saber que están disponibles,
recordándoles las normas, ofreciéndoles el ambiente más adecuado y disponible y
demostrándoles interés en lo que hacen. La presencia paterna bajo esta actitud constituye, a
veces, el mejor aliciente para los hijos cuando desarrollan sus deberes.

Otro aspecto a considerar en el nivel colaborativo de participación de los padres cual


desempeño escolar de los hijos es el referido a los procesos motivacionales que les
brindan, para estimularlos positivamente hacia el estudio y la escuela.

Para conseguir que los hijos estén motivados hacia el estudio con todas sus
implicaciones, es necesario que en el hogar (al igual que en la escuela) se despierte su
atención creado en ellos un genuino interés, estimulando su deseo de conseguir los
resultados previstos y cultivando el gusto por los trabajos escolares (Ramos, 2009).

El mismo autor, reitera que la motivación en una de las condiciones generales más
poderosas, no solo que lo que se aprenderá, sino de la proporción del aprendizaje; aspecto
a un más importante si se toma en cuenta que el proceso de aprender como actividad
personal, reflexiva y sistemática, exige de los estudiantes tres condiciones básicas:

(a) atención y esfuerzo sobre áreas nuevas de observación, de estudio y de actividad.

(b) autodisciplina con el sacrificio de otros placeres y satisfacciones inmediatas, para


realizar los estudios y cumplir las tareas exigidas.

(c) perseverancia en los estudios y en los trabajos escolares hasta adquirir el dominio de la
materia de estudio; de modo que sea de utilidad real para la vida.

En el ambiente familiar, los padres pueden ser fuente de motivación para los hijos en el
desempeño escolar a través de diferentes actuaciones, como las señaladas por Marulanda
(2006), Von Borstel (2008), Sanabria (2009), entre otros y que se describen a continuación:

Proporcionar refuerzos positivos. Los padres pueden en este sentido, por ejemplo,
alabar el trabajo del niño o niña, reconociendo su esfuerzo; colocar el trabajo de arte,
matemática u otro, en el refrigerador o en un lugar especial de la casa; compartir con los
otros miembros de la familia los logros obtenidos por el niño o niña en determinada
disciplina o materia escolar; felicitarlo al obtener buenas calificaciones en una prueba o
trabajo.
- Reconocer y celebrar el esfuerzo de los niños, más que el resultado final. El interés y
dedicación que pone a una tarea así no le quede perfecta, es mucho más importante que la
calificación que se obtiene. Al respecto Marulanda (2006) indica: “cuando nos centramos y
sólo aplaudimos las buenas calificaciones, los niños que no sobresalen en las áreas
académicas no tienen oportunidades para sentirse triunfadores” (p. 287).

- Nunca se debe humillar ni ridiculizar a un niño (a) por sus fracasos académicos (ni
permitir que otros familiares lo hagan). Esto no los anima, ni motiva a mejorar, sino que
los precipita a fracasar. En estas situaciones los padres deben conversar con sus hijos para
ayudarles a descubrir las razones de su fracaso académico y la solución para superarlo.
Posteriormente, los padres deben observar todo progreso por mínimo que sea, y ser
generosos en elogios. Prestar atención a los logros obtenidos, estimulando al niño a
continuar, es la manera más eficiente de motivarlo en el camino de superar sus dificultades
académicas.

- Reconocer las fortalezas y debilidades. Es importante que los padres ayuden a sus
hijos a “entender y aceptar que no todos tenemos las mismas habilidades, pero sí que todos
tenemos un gran potencial” (Marulanda, 2006, p.290). El reconocimiento de las fortalezas
y debilidades les permitirá desarrollar la capacidad para superar sus limitaciones.

En estrecha vinculación con lo anterior, los padres han de estar conscientes que cuando
sus hijos ingresan al ambiente escolar, entran en un mundo nuevo que representa para ellos
retos, emociones, actividades innovadoras, conocimientos novedosos, pero también
dificultades, algunas veces fracasos o frustraciones. Requieren por lo tanto conseguir en el
hogar quien los escuche en sus dudas e inquietudes, y son los padres los llamados a
satisfacer estas necesidades mediante su participación comunicacional con ellos.

El desempeño escolar de los hijos se fortalece cuando los padres desarrollan una
adecuada y creciente comunicación con ellos, con autentico interés por escucharlos,
entendiendo sus puntos de vista y orientarlos en las dificultades que se les presenten en su
desenvolvimiento educativo. (Van Delt ,2001). Este autor junto con Marulanda (2006)
recomiendan a los padres las siguientes acciones dirigidas a fortalecer el desempeño
escolar de los hijos a través de la comunicación que desarrollen en el hogar.

• Hablar con ellos regularmente sobre lo que ocurre en la escuela.

• Preguntarles diariamente ¿Cómo le fue en la escuela?, ¿Cómo se sintió? Sus


respuestas deben ser escuchadas con autentico interés tan importante como hablar es saber
escuchar a los hijos, estimulando la expresión de sus puntos de vista, de sus intereses y
necesidades.
• Evitar los sermones, regaños, descalificaciones cuando los hijos incumplen las normas
de estudio o elaboración de tareas lo adecuado es recordarles las consecuencias que trae
consigo su comportamiento.

• En conversaciones informales, pero sin distracciones, conversar con los hijos sobre la
escuela, los maestros, lo que se espera de ellos y lo que ellos esperan de los hijos y padres,
jamás debe expresarse negativamente de la escuela o del docente delante de los hijos.

• Conversar sobre los libros y las historias que ellos leen.

• Escucharlos activamente cuando los hijos plantean alguna dificultad en la realización


de su tarea escolar y orientarlos en la búsqueda por si mismos de la solución.

• La conversación con los hijos no debe limitarse a preguntas inquisitivas, advertencias


solemnes y continuos recordatorios sobre lo que deben hacer o dejar de hacer en vida
escolar, sino que deben ir mas haya. Debe ser una oportunidad para compartir
sentimientos, creencias y opiniones con respeto y sincero interés.

• Para mantener los canales de comunicación abierta, deben evitarse las distracciones:
uso del teléfono, televisor o equipo de sonido encendido.

• Demostrar comprensión. La comprensión se demuestra con actitudes y gestos, es


decir, lo que se llama el lenguaje no verbal o corporal, que reflejen empatía con lo que los
hijos están contando. Ellos deben estar acompañados de una actitud de imparcialidad y
respeto por los sentimientos e ideas que expresa el niño o la niña.

Nivel consultivo. Para que los padres tengan participación en este nivel, es necesario
que la escuela ofrezca consultas amplias e informadas sobre diversos temas relacionados
con la educación de los hijos. Ello puede implementarse a través de los departamentos de
orientación o de los centros de padres organizados en las instituciones, en lo que se ha
conocido como escuela de padres

En relación con la temática del estudio (participación de los padres en el desempeño


escolar de los hijos), la participación en este nivel implica que, al presentarse una dificultad
con el desenvolvimiento bien sea académico, social o personal de los hijos que no pueden
ser resueltas por los padres, es necesario que éstos busquen ayuda a través de consultas a
profesionales expertos en el área. Lo ideal es que la escuela ofrezca este servicio pero si no
lo hay debe buscarlos en ambientes extra escolares.

Los padres también pueden a través de su participación activa en la asociación de los


padres de la escuela, organizarse para desarrollar acciones con la participación de
profesionales invitados, a fin de encontrar espacios consultivos donde puedan despejar sus
inquietudes, encontrar respuestas, a sus interrogantes, recibir orientación e información que
le ayude en la solución de problemas relacionados con el desenvolvimiento educativo del
niño, en fin a enriquecer y hacer efectiva su participación en el desempeño escolar de sus
hijos.

Nivel resolutivo. Este nivel es considerado como el más efectivo en el marco de una
real participación de los padres. Involucra una incorporación efectiva en la organización
escolar como derecho a voz y voto en la sustancia máxima de toma de decisiones
relacionadas con el funcionamiento institucional, o en asumir responsabilidades directas en
la gestión administrativa o pedagógica. Por ejemplo, los padres que participan
directamente a través de comisiones o equipos de trabajo, en la elaboración y puesta en
práctica de proyectos o programas que impulsen estrategias innovadoras dirigidas a
mejorar las acciones educativas.

También, en este nivel se encuentran los padres que se comprometen individual y


colectivamente a la solución de problemas que afectan a la institución y que estén
afectando el desempeño escolar de sus hijos. Por ejemplo, las condiciones ambientales del
aula el ofrecimiento de recursos pedagógicos, restructuración de instalaciones deportivas,
entre otros.

Nivel contralor. La participación de los padres en este nivel vinculado con el rol de
supervisor. La supervisión significa “misión sobre” (Wereci, 2000), también entendida
como “la función que se traduce en acciones o cursos de acciones dirigidas a guiar, enseñar
a personas o grupos de personas con miras al logro de los mejores resultados (Lemus y
Rivero, 2004, p. 148). Extrapolando estas definiciones a la participación de los padres, con
el nivel contralor, la misma comprende el conjunto de acciones realizadas por ellos
dirigidas a obtener una visión sobre la escuela y sus hijos con miras a lograr el desempeño
escolar en estos últimos en función de los objetos educacionales propuestos.

La participación a nivel contralor de la actividad educativa en la escuela; implica estar


atentos al cumplimiento del proyecto educativo y de la gestión del plantel y más vinculado
con el desempeño escolar de los hijos, estar atentos al desarrollo de las actividades de aula,
el cumplimiento del trabajo docente, las condiciones físicas y ambientales en las que se
llevan a efecto las actividades de enseñanza aprendizaje, así como de las relaciones que el
docente establece con los estudiantes.

Indefectiblemente, esta participación de los padres amerita que el personal de la


institución educativa (docentes, directas…) dejen de percibirla como una amenaza, y la
escogen como una fuente valida a través de la cual se pueden desprender opiniones,
sugerencias y acciones que contribuyan al mejoramiento y enriquecimiento del servicio
educativo ofrecido a los estudiantes.

Por otra parte, en el hogar los padres deben controlar el desenvolvimiento escolar de sus
hijos. Esta participación les permite conocer con precisión, el cumplimiento de las
responsabilidades escolares por parte de sus hijos, las dificultades que se les presenten, los
éxitos o fracasos y generan el tiempo las acciones correctivas en caso de ser necesarios.

En esa participación controladora, los padres deben cuidar que la misma se convierta en
una acción fiscalizadora. Supervisar cómo va el desempeño escolar de sus hijos ha de ser
un proceso de observación e intervención para ayudarlos, apoyarlos y estimularlos en el
cumplimiento de sus responsabilidades. De esta manera, ellos percibirán la participación
de los padres como un proceso de ayuda para reafirmar comportamientos positivos que
contribuyan a su éxito escolar.

Diversos autores, entre ellos Villalobos (2009), Sanabria (2009) y Von Borstel (2008)
indican que este rol de los padres los debe encauzarse hacia decisiones relacionadas con:

- Supervisión de las tareas escolares. Todas las noches los padres deben revisar las
tareas de sus hijos, en primer lugar para verificar su cumplimiento; en segundo término,
para asegurarse que el niño(a) lo entendió todo.

- Supervisión en el cumplimiento de normas. Los padres deben estar atentos que sus
hijos realicen sus tareas en el horario establecido para ello; que cumpla las reglas en cuanto
a: no ver televisión mientras hace la tarea; organice oportunamente los materiales
requeridos para la elaboración de sus trabajos.

- Supervisión del progreso en la escuela. Si bien los informes y las notas son una
indicación de cómo se están desempeñando los hijos en la escuela, es importante que los
padres indaguen qué sucede en la escuela comunicándose con el docente. De esta manera,
podrán enfrentar algún problema, si lo hay, antes de que se convierta en una situación más
seria.

- Rendimiento en las asignaturas: Los padres deben averiguar con el docente cómo
es el rendimiento de los hijos en las diferentes asignaturas. Asimismo, con los hijos,
averiguar las materias que les gustan y las que no. Averiguar qué es lo que parece difícil en
una clase y buscar con él las formas de superar las dificultades.

- Relaciones con los compañeros de escuela. Es su rol de supervisor los padres deben
estar atentos a si los hijos se relacionan eficazmente con sus compañeros de clase, si se
integra al trabajo en grupo sin dificultad, estar también atentos a quiénes son sus amigos
más asiduos. Si el niño o la niña solicitan permiso para hacer las tareas en casa de un
compañero de clase, constatarlo.

Cabe destacar la importancia de la supervisión de los padres en cuanto a higiene, aseo,


pulcritud de los hijos, es decir, de higiene personal, en este caso, para asistir a la escuela, a
efectos de que en el niño (a) existan los hábitos de higiene y con ello se aplique la
prevención, evitando enfermedades e infecciones ocasionadas por agentes patógenos.
Factores del ambiente familiar y escolar que afectan la participación de los padres
en el desempeño escolar de los hijos.

La participación de los padres es una acción que se construye y se incentiva, pero


también pueden presentarse factores escolares que inciden en la misma, una de ellas es la
actitud del docente. Si los educadores no creen necesaria la participación de la familia en
las escuelas, difícilmente ésta se va a producir (Costa y Torrubia, 2009).

El mismo autor considera también que muchas de las frustraciones relacionadas con la
participación de los padres puede tener su origen en “no haber precisado con cierto detalle
en qué parte de los procesos educativos o del ámbito de la escuela debe intervenir cada
uno” (p.51). Es decir, la ausencia de una comunicación abierta para definir espacios de
participación que se convierte en un obstáculo para que los padres precisen las maneras de
participar en la escuela.

Un nivel únicamente informativo a los padres acerca del proyecto educativo


institucional, desfavorece su participación activa en los procesos escolares. Los padres
deben ser sujetos partícipes en la elaboración de estos proyectos para que puedan delimitar
los objetivos a compartir en la espera colectiva e individual (Aguilar, 2009), de otra
manera, sentirán que el proyecto no les pertenece ni les compete, y, en consecuencia,
tampoco consideran necesaria su participación activa en el cumplimiento del mismo.

Costa y Torrubia (2009) concreta en seis aspectos las condiciones necesarias que deben
estar presentes en las escuelas para que se dé la participación de los padres en los centros
escolares. De la primera, que el modelo participativo que la escuela disponga de un amplio
consenso social; la segunda condición es que el equipo docente este convencido de una
implicación de la familia; la tercera, que padres y docentes compartan unos objetivos; la
cuarta, que exista un reparto claro de funciones que no dificulte una gestión ágil y la toma
de decisiones; la quinta, que en el centro se creen contextos que favorezcan la participación
y; la sexta y última condición es que los docentes dispongan tiempo y de formación para crear
y mantener vivos los contextos participativos.

Sin estas condiciones difícilmente podrá hacerse realidad la participación afectiva de los
padres en la institución escolar.

Asimismo pueden presentarse factores familiares que menoscaben la participación de


los padres. Es un hecho que las familias actuales se diferencian notablemente de la
tradicional. Diversos factores económicos, sociales y culturales, como el distanciamiento
del trabajo respecto al hogar, la inserción de la mujer en el área laboral, la perdida de
espacios de convivencia de la familia, entre otros, han propiciado que la familia, sufra
transformaciones en su estructura y organización (Flores, 2008).
Estas transformaciones generan también algunos factores que obstaculizan o afectan la
participación de los padres en el desempeño escolar de los hijos, los cuales deben ser
tomados en cuenta por las organizaciones escolares a fin de coordinar acciones que ayuden
a superar las limitaciones de participación derivadas del ambiente familiar.

En tal sentido, puede indicarse la situación familiar donde ambos padres trabajan, lo
cual trae consigo que ninguno de los dos permanece todo el tiempo en casa, los hijos al
llegar de la escuela, permanecen solos, mientras sus padres llegan o bien quedan al cuidado
de la empleada doméstica o de un familiar. En esta situación familiar disminuye el tiempo
de participación de los padres con sus hijos para orientarlos en el desempeño de todo
aquello que compete a su actividad escolar, también los limita para acudir frecuentemente
a la escuela y participar en eventos o reuniones convocadas o para entrevistarse con la
docente.

Lo mismo sucede en aquellos hogares maternos o paterno filiales, donde uno solo de los
padres (por lo general la madre) es el responsable del funcionamiento del hogar. A veces
estos padres desempeñan dos trabajos para cubrir las necesidades económicas de la familia.
Aspecto que dificulta su participación en la escuela y la atención brindada a sus hijos en
los deberes escolares.

El hacinamiento y la carencia de recursos económicos también es un factor familiar


determinante en la participación que los padres tengan en el desempeño escolar de los
hijos. Por esta situación, cualquier familiar de los padres no puede ofrecerles las
condiciones ambientales óptimas para que sus hijos estudien o realicen sus deberes
escolares.

Así mismo la presencia de algún miembro de la familia (un hijo u otro familiar) con
necesidades especiales o enfermedades graves, es un factor que puede menoscabar el
tiempo de los padres para dedicar atención a sus otros hijos y a la escuela.

Problemas relacionados con la desintegración familiar (separación, divorcio) también


afecta la participación de los padres en el desempeño escolar de sus hijos, los cambios que
entraña un divorcio trastornan el equilibrio emocional de los padres impidiéndoles ser
afectivos para actuar en los procesos de ayuda a sus hijos en lo que concierne a su
desenvolvimiento en la escuela.

El nivel educativo de los padres pudiera también repercutir en la calidad de su


participación para brindar procesos de ayuda a sus hijos en su desempeño escolar; según
Bello (2004) los padres con niveles educativos más altos tienden a influir en la lectura en
los niños, discutir con ellos temas de interés intelectual y escuchar sus opiniones, lo cual
favorece un clima cultural, valorativo y educativo, que permite a sus hijos un desempeño
más afectivo a las demandas de la escuela. Por otra parte estudios reportados por Ortega
(2004) indican que los padres con bajos niveles académicos tienen menor presencia en
variable aceptación y recurren más al castigo para orientar el comportamiento de sus hijos
en el desempeño escolar.

Una vez expuesto los factores del ambiente familiar y escolar que afectan la
participación de los padres, es importante señalar el papel activo del docente en su rol
orientador. Entendida la orientación como ese proceso mediante la cual se busca explorar
las potencialidades del sistema humano a efecto de ofrecer la mejor herramienta
conducente a que la persona decida o elija la mejor opción En este sentido lo que busca el
profesional es que haga una mejor calidad de vida de manera integral, es decir que todas
sus aéreas se encuentren satisfechas.

En la siguiente investigación es importante que los padres, docentes y alumnos reciban


la orientación oportuna y adecuada a fin de que los procesos fluyan con eficacia y
eficiencia, es decir que los docentes se ocupen se sensibilicen a la atención óptima en el
desempeño escolar de sus hijos y que exista una mayor participación a fin de formar un
alumno de manera integral.

Desempeño Escolar

El desempeño escolar va más del rendimiento académico obtenido por el estudiante


durante su desenvolvimiento en la actividad educativa (Romero, 2009) para abarcar
aspectos concernientes al desempeño personal y social involucrados en el proceso
enseñanza –aprendizaje. Así lo indica García (2007) cuando expresa “desempeño escolar
tiene que ver con la actividad, la actitud y la responsabilidad del alumno en el ámbito
escolar y las actividades que allí se realizan” (p.38).

Estos aspectos del desempeño escolar son tomados en cuenta por el ministerio de
educación (2000) cuando en los contenidos abordados en la acción educativa, integra los
conceptuales y procedimentales con los actitudinales y con los aprendizajes en cuanto al
aprender a conocer (conocimientos) aprender a hacer (habilidades y destrezas) y aprender a
ser aprender a convivir (valores, sentimientos, creencias, preferencias, normas de
convivencia, disposición a actuar).

En esa perspectiva, se definen a continuación los tres aspectos básicos que, para efectos
de la presente investigación, serán tomados en cuenta para determinar las características
del desempeño escolar de los hijos objeto del estudio: Rendimiento académico, desempeño
personal y desempeño social.

El rendimiento académico, como parte del desempeño escolar, se refiere a la serie de


cambios conductuales expresados como resultado de la acción educativa (Stagnaro, 2007).
Involucra lo cognitivo con lo conductual en las respuestas del alumno ante el aprendizaje
obtenido; es decir, no se trata solo de lo que los estudiantes aprendan intelectualmente, sino
de los aprendizajes que han incorporado realmente a su conducta manifestándolo en su
manera de sentir, de resolver problemas y hacer o utilizar lo aprendido.

El estado de aprendizajes en el rendimiento académico se refleja en los conocimientos y


capacidades, cuya comprobación y evaluación es concentrada en las notas o evaluaciones
descriptivas del alumno, indicadoras del grado de logro en los objetivos establecidos por
los programas oficiales de estudio.

Se desprende de lo anterior, que un estudiante con un adecuado rendimiento académico,


presenta ausencia de repitencia en sus años escolares, obteniendo en cada uno de ellos
exitosos aprendizajes evidenciados en sus calificaciones cuantitativas o cualitativas de su
desempeño escolar.

Desempeño personal.

Este componente del desempeño escolar involucra el conjunto de conductas


individuales manifestada por el estudiante durante las actividades escolares y que son
reflejos de sus actitudes, sentimientos, emociones y valores, respecto al estudio y la
escuela. También implica aspectos referidos a la presentación personal.

En el marco del presente estudio, se delimitan los aspectos del desempeño personal a
los siguientes indicadores: Presentación personal; asistencia, puntualidad y cumplimiento
de los deberes escolares (valor responsabilidad), autonomía y toma de decisiones, actitud
creativa hacia la escuela y hacia el estudio y creatividad.

La presentación personal está inmersa en el cuidado que el estudiante presta a su cuerpo


(higiene personal) y vestuario, en el uniforme escolar (limpieza y arreglo). Un adecuado
desempeño escolar en este sentido implica que el educando manifiesta en su conducta el
cuidado por mantener una presentación personal ajustada a los requerimientos de su
entorno escolar.

Sumado a lo anterior, la puesta en práctica del valor responsabilidad con sus deberes
estudiantiles es un indicador del desempeño escolar de los estudiantes. La asistencia y
puntualidad a la hora de llegar a la escuela, el cumplimiento con las tareas y trabajos
asignados por el docente, son entre otras, conductas emitidas por los escolares
compenetrados con su vida escolar.

Asimismo, estos estudiantes demuestran en sus comportamientos escolares, autonomía,


siendo capaces de gobernarse a sí mismos y a sus emociones, de decidir asumiendo con
responsabilidad las consecuencias de las decisiones tomadas. Un estudiante con un
desempeño escolar caracterizado por la autonomía, no espera que los adultos (padres o
docentes) le den las soluciones a los problemas o dificultades que se le presenten en sus
estudios, sino que buscan por sí mismo como superarlas, solicitando su orientación solo
para guiarse en la alternativa de solución que haya tomado.
En estrecha vinculación con lo anterior, la iniciativa y la creatividad son características
presentes en estudiantes con un adecuado desempeño escolar. La iniciativa, inherente a la
toma de decisiones, refleja la capacidad del alumno para ser líder en determinado momento
y proponer alternativas de acción para realizar una actividad, solucionar un problema
presentado, mejorar un trabajo, entre otros. Esta capacidad se refleja también en su actuar
creativo ante la actividad escolar. El escolar creativo se adapta, redefine, reinterpreta y
toma nuevas tácticas para llegar a una meta, buscando soluciones o productos originales
(Espriu, 2003). Obviamente, el pensamiento y el hacer creativo dependerán de la libertad
que se le brinde al alumno para expresarse de manera distinta a la esperada.

En un adecuado desempeño escolar también se expresan actitudes positivas hacia los


estudios y hacia la escuela, entendiéndose la actitud como la disposición para participar
activamente en la actividad escolar, lo cual está directamente relacionado con la
motivación que el alumno tenga hacia la misma (Villegas, 2002). Un estudiante motivado
muestra interés, persistencia y constancia en las diferentes actividades académicas, con
conciencia de sus posibilidades y limitaciones para aprender por sí mismo, solicitando
ayuda solo cuando lo considere indispensable.

La actitud positiva hacia la escuela, se refleja igualmente, en conductas como la


valoración y disfrute en las diversas actividades escolares desarrolladas en la institución,
participando activamente en ellas (culturales, deportivas, de limpieza, de ornato…),
cuidando su escuela estando atentos a que los demás se involucren en ese cuidado.

Desempeño social

Este involucra las habilidades sociales del educando al interactuar con los adultos
(docente) y sus compañeros. Las habilidades sociales comprende el conjunto de
capacidades que “permite al niño interactuar con sus padres y entorno de una manera
socialmente aceptable” (Mendoza, 2008, p.5). Las mismas son las expresadas en un
contexto interpersonal y le permiten al estudiante, relacionarse eficazmente con sus
semejantes.

En este sentido, un adecuado desempeño escolar involucra una relación de respeto del
niño con el docente y sus compañeros, habilidad para trabajar y participar en tareas
grupales con armonía, para actuar adecuadamente en un momento o situación concreta
integrándose al grupo con facilidad.

De igual forma, el desempeño social adecuado con los alumnos, se manifiesta en el


respeto a las normas de convivencia estipuladas para el trabajo escolar en el aula, las
actividades en la escuela y las relaciones inmersas en la vida institucional. Los
planteamientos expuestos muestran que el desempeño escolar es un constructo complejo
que viene determinado por diversos indicadores en la conducta de los estudiantes. Desde la
óptica del presente estudio, en este desempeño juega un papel primordial, la participación
de los padres, desde el hogar y en la organización escolar, en el proceso educativo de sus
hijos.

Cabe destacar en la siguiente investigación el rol orientador que ejercen los docentes en
su desempeño, es entendida como la disciplina q se ocupa se ayudar al sistema humano en
cualquier contexto donde este se encuentre. En ese sentido de utilizan estrategias a fin de
potenciar los procesos en el cual se desenvuelve la persona; por ello la orientación fomenta
sesiones dirigidas al buen desarrollo del binomio escuela y comunidad.

Así mismo Vera (2004) plantea La orientación como profesión. “Es un servicio de
asistencia al individuo, familia, los grupos a través de la reacción cliente-orientador" es
decir, la visión que presenta es asistencial e individualista. Así mismo, se refiere al
contexto como el lugar donde el orientador interviene de acuerdo a los procesos que valla a
realizar.

El término orientación tiene varias acepciones, tomando significado según el contexto


en el cual sea utilizado. De acuerdo a Àrraga y col (2010) La orientación se concibe como
una praxis social dirigida a la facilitación de los procesos de desarrollo humano en las
dimensiones del ser, convivir, servir, conocer y hacer. En el contexto personal, familiar y
comunitario a lo largo del continuo de la vida, con la finalidad de potenciar talentos y de
generar procesos de autodeterminación, libertad y emancipación en la construcción
permanente del desarrollo y bienestar integral de las personas y sus comunidades.

Bases Legales

La educación como un derecho y un deber social establecido en el Art. 102 de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), pero además en el Art.103
señala el derecho que tiene cada persona “a una educación integral, de calidad permanente,
en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus
aptitudes, vocación y aspiraciones”.

Este señalamiento legal enfatiza dos aspectos de especial importancia para el presente
trabajo de investigación, en primer lugar el derecho que tiene el niño a una educación
integral, lo cual necesariamente implica su atención formativa desde el punto de vista
educativo, intelectual, físico y psicomotor entre otros.

Por otra parte para el logro de una educación integral del niño, es indispensable la
vinculación de la escuela con la familia a fin de que la misma sea completada por la
escuela en los procesos formativos que se les brinda a los futuros ciudadanos, pues tal
como lo plantea la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), en su
Art. 76 “El padre y la madre tienen el deber…de formar, educar, mantener y asistir a sus
hijos e hijas” obviamente que para el cumplimiento eficaz de este señalamiento legal, los
padres en el marco de sus funciones como responsables de sus familias, deben participar
activamente e involucrarse en la educación formal que sus hijos reciben, de allí que la
integración de escuela - familia su sustento legal en este planteamiento de la carta magna.

Los basamentos legales anteriores, se ratifican en la Ley Orgánica de Educación (1980),


que en su Art. 3 plantea:

La educación tiene como finalidad fundamental el pleno desarrollo de la


personalidad y el logro de un hombre sano, culto crítico, apto para convivir en la
sociedad democrática, justa y libre, basada en la familia como célula fundamental y
en la valorización del trabajo; capaz de participar activa, consciente y solidariamente
en los procesos de trasformación social; consustanciado con los valores de la
identidad nacional y con la comprensión, la tolerancia, la convivencia y las actitudes
que favorezcan el fortalecimiento de la paz entre las naciones y los vínculos de
integración y solidaridad latinoamericana.

De acuerdo con lo anterior, la familia se considera la organización fundamental en la


vida del ser humano, y la escuela, completada por la organización escolar que contribuye
con la familia en el pleno desarrollo de la personalidad del individuo, de allí la necesidad de
que ambas organizaciones se integren en una acción compartida para lograr altos niveles de
calidad en la formación integral del niño. Conviene además señalar que la formación en
valores, para la convivencia democrática y la solidaridad en los procesos de trasformación
social, que señalan en el artículo que preceden, solo pueden lograrse a través de una
relación estrecha entre la organización escolar y el entorno sociocultural en la que se
desenvuelven, entre la cual se encuentran el entorno familiar de los escolares.

Unido a lo expuesto, la Ley Orgánica para la Protección del Niño y del Adolescente
(1998), indica en su Art.53, el derecho que tiene el niño a la educación, especificándose en
el Parágrafo del mismo artículo la obligatoriedad de que esta educación sea “integral y de la
más alta calidad”. Asimismo, el Art. 54, de la ley mencionada, señala claramente la
obligación que tienen los padres y representantes no sólo de inscribir oportunamente a sus
hijos a la escuela, plantel o instituto, sino la de “participar activamente en su proceso
educativo”, igualmente, el Art. 55, especifica respecto al escolar, su derecho a “ser
informados y participar activamente en el proceso educativo”, señalando el mismo derecho
para los padres.

De lo que se desprende que a través de la participación escuela-familia se desarrolle la


vinculación de: Padres, representantes, docentes y escolares en la formación del nuevo
republicano, donde se cumplan los deberes y derechos que tienen los niños padres de
participar en los procesos educativos, promoviendo con ellos lo que también está planteado
desde de vista Legal: una educación de calidad que este enmarcada a las exigencias del
nuevo Currículo Básico Nacional y a las necesidades de los mismos.
Sistema de variables

Las variables del estudio son: Participación de los Padres y Desempeño Escolar de los
hijos.

Variable Nominal de Participación de los padres.

Esta variable se define “como el conjunto de acciones realizadas por los padres en el
hogar y la escuela dirigidos a fomentar el desempeño escolar adecuado de los hijos”. (Ruiz,
2007) Esta variable se operacionaliza en las siguientes dimensiones:

1. Expectativas de participación. Entendida como la perspectiva que tienen los padres


respecto a su participación en el desempeño escolar de los hijos, medida en los indicadores:
en la escuela y en el hogar.

2. Niveles de participación. Esta dimensión se entiende como los logros de participación


obtenido por los padres en los indicadores: informativo, colaborativo, consultivo, resolutivo
y contralor.

3. Factores que afectan la participación. Se define como los factores que favorecen o
desfavorecen una adecuada participación en el desempeño escolar de los hijos. Medida en
los indicadores: factores familiares y factores escolares.

Variable Nominal de Desempeño Escolar.

Se define “como el desenvolvimiento que presentan los hijos en su actuación y en el


ambiente escolar”. García, (2007) Operacionalizada en las siguientes dimensiones:

1. Desempeño académico. Referida a los resultados del producto del aprendizaje


(calificaciones-cualitativas o cuantitativas) obtenido por los hijos en la actuación escolar.
Medida en los indicadores: repitencia y calificaciones actuales.

2. Desempeño personal. Entendida como las actuaciones individuales que presentan los
hijos durante la actividad educativa, en los indicadores: presentación personal, asistencia,
puntualidad, cumplimiento de los deberes escolares, autonomía en el trabajo escolar,
iniciativa y creatividad, interés por el estudio e interés por la escuela.

3. Desempeño social. Esta dimensión comprende el desenvolvimiento de los hijos al


interactuar con otras personas en el ambiente escolar. Medida en los indicadores: relación
con el docente, relación con los compañeros, participación en las tareas grupales,
cumplimiento de las normas de convivencia.
Cuadro 1. Operacionalización de Variables

Objetivo General: Determinar la participación de los padres en el desempeño escolar de los hijos.

Objetivos Variable Dimensión Sub Indicadores Ítem


Específicos Dimensión Padres Docentes
Identificar las
expectativas Posición de 1, 2, 3, 4, 5, 1, 2, 3, 4
que tienen los Expectativas de los padres 6
los padres En la escuela acerca de la
padres sobre su
escuela
participación en (asistencial
el desempeño educativo)
escolar de los En el hogar Preocupación 7, 8, 9, 10 5, 6, 7
hijos por motivar
ayudar y
apoyar a los
hijos (altas
Participación de expectativas)
los padres y limitarse
sólo a
inscribir al
hijo (bajas
expectativas)
Niveles de Nivel mínimo 11, 12, 13, 8, 9, 10, 11
Describir los participación de 14
Informativo participación
niveles de
padres que no
participación de se involucran.
los padres en el Padres 15, 16, 17, 12, 13, 14,
desempeño cooperadores 18, 19, 20 15, 16
escolar de los y ayudan en
hijos. Colaborativo todos los
procesos
educativos de
la escuela.
Atención de 32, 33, 34, 28, 29, 30,
Consultivo los padres al 35 31
centro de
orientación.
Asumir 36, 37, 38, 32, 33, 34,
responsabilida 39 35
Resolutivo des en la
gestión
administrativa
o pedagógica
de la escuela.

Acciones 40, 41, 42 36, 37, 38,


Contralor realizadas por 39
los padres a
fin de
supervisar el
proyecto
educativo y el
desenvolvimie
nto escolar de
los hijos.
Del 43, 44, 45, 40, 41, 42,
desenvolvimiento
del niño 46, 47 43

Depende de la 48, 49, 50, 44, 45, 46,


Establecer los Factores actitud 51, 52, 53 47, 48, 49
factores del escolares docente y del
ambiente Factores que contexto
escolar y afectan la
familiar que participación Limitaciones 54, 55, 56,
afecta la económicas 57, 58, 59,
participación de Factores perdidas de 60
los padres en el familiares espacio en la
desempeño convivencia
escolar de sus familiar.
hijos
CAPÍTULO III

MARCO METODOLÓGICO

El marco metodológico está referido, según lo señalan Hurtado y Toro (2001) “… al


desarrollo propiamente dicho del trabajo investigativo” (p, 78), en el cual se contesta
fundamentalmente al cómo se ejecutó el estudio para obtener respuestas a las interrogantes
y alcanzar los objetivos propuestos. Ello comprende la explicación con respecto al tipo y
diseño del estudio, la población y muestra con la que se trabajó, los procedimientos y
técnicas utilizadas para la recolección de la información, así como la forma en la que ésta
es procesada y analizada. Estos componentes metodológicos son los que se exponen en el
presente capítulo.

Tipo de Investigación

El presente estudio se enmarca dentro del paradigma cuantitativo, también denominado


positivista, cuyo fin es la búsqueda del conocimiento sistemático, comprobable y medible
Pérez (2008); En esa perspectiva metodológica, se buscó el conocimiento sistemático de las
variables participación de los padres y desempeño escolar de los hijos, a través de
mediciones objetivas que permitieron conocer sus regularidades básicas y aportar
generalizaciones respecto a los aspectos observados.

Apoyado en este enfoque, el tipo de investigación fue de campo de carácter descriptivo.


El estudio de campo permitió conocer la realidad investigada con base en los datos
recopilados directamente en la población objeto del estudio, tal como lo señala Barrios
(2006); cuando indica que el estudio de campo consiste en “… El análisis sistemático de
problemas en la realidad… A partir de datos originales y primarios” (p. 16). De esta
manera, el análisis de la realidad respecto a la participación de los padres en el desempeño
escolar de sus hijos se sustentó en los datos suministrados directamente por los padres y los
docentes.

Este análisis tuvo un alcance descriptivo de allí el tipo de investigación descriptiva, la


cual busca “especificar las propiedades importantes de las personas, grupos, comunidades o
cualquier otro fenómeno que sea sometido a análisis” (Tamayo 2000, p.12). En tal sentido,
se describen las características más resaltantes de las variables objeto de la investigación.

Diseño de la investigación.

El diseño es de carácter no experimental descriptivo, referido a aquel en el que no se


manipulan las variables, sino que se presentan un panorama de los estados de las mismas en
uno o más grupos de personas (Hernández, Fernández y Baptista (2006). En este caso no
hubo manipulación a las variables participación de los padres y desempeño escolar de los
hijos, puesto que el propósito fue obtener una panorámica descriptiva de la misma con
respecto a las diferentes dimensiones e indicadores en las que fueron medidas.
Población

La población en el marco de una investigación, está conformada por los “elementos o


unidades para el cual serán válidas las conclusiones que se obtengan” (Hurtado y Toro,
2001, p. 78). En el presente estudio la población estuvo constituida por

Muestra

La población fue tomada en su totalidad para la ejecución del estudio debido a que el
tamaño de la misma permitía trabajar con todos los sujetos sin limitaciones de recursos o
tiempo. En este sentido, se siguió la pauta establecida por Hurtado y Herrera (2000) al
indicar que cuando el investigador puede tener fácilmente acceso a toda la población no
necesita muestra. Por ello se consideró pertinente abarcar en la investigación al total de la
población cuyas características se presentan en los cuadros siguientes.

Cuadro 2. Características de la población de padres


Escuela Grado Sección Sexo Edad / Años
Total
M F 20 a 30 31 a 45 46 a 65

1° “A”
1° “B”
1° “C”
1° “D”
1° “E”
1° “F”
2° “A”
2° “B”
2° “C”
2° “D”
2° “E”
2° “F”
3° “A”
EBE
3° “B”
CRISTINA
3° “C”
BATISTA
3° “D”
3° “E”
3° “F”
4° “A”
4° “B”
4° “C”
4° “D”
4° “E”
4° “F”
5° “A”
5° “B”
5° “C”
5° “D”
5° “E”
5° “F”
6° “A”
6° “B”
6° “C”
6° “D”
6° “E”
6° “F”
Total
Fuente: Estadística de la Escuela Básica Estadal Cristina Baptista

Cuadro 3. Características de la Población de Docentes


Sexo
Grado Sección M F Titulo Total

1° “A”
1° “B”
1° “C”
1° “D”
1° “E”
1° “F”
2° “A”
2° “B”
2° “C”
2° “D”
2° “E”
2° “F”
3° “A”
3° “B”
3° “C”
3° “D”
3° “E”
3° “F”
4° “A”
4° “B”
4° “C”
4° “D”
4° “E”
4° “F”
5° “A”
5° “B”
5° “C”
5° “D”
5° “E”
5° “F”
6° “A”
6° “B”
6° “C”
6° “D”
6° “E”
6° “F”
Total
Fuente: Estadística de la Escuela

Técnica e Instrumento de Recolección de la Información


La técnica de recolección de datos es uno de los aspectos más importantes a tomar en
cuenta dentro del proceso investigativo. A tal efecto, Arias (2004) señala que la técnica “es
el procedimiento o forma particular de obtener datos o información. Son particulares y
específicas de una disciplina, por lo que sirven de completo al método, el cual posee un
carácter general”. Determinado el tipo de investigación y el diseño de la misma, además de
establecer la población y la muestra se procederá a la recolección de datos de acuerdo con
el problema que se está estudiando, y las variables involucradas.

Para la recolección de la información en los padres, se utilizó un cuestionario de


preguntas cerradas (ver Anexo Pág. ) estructurado en tres partes: La primera parte,
conformada por diez ítems con tres alternativas de respuestas (De acuerdo, Indeciso y en
Desacuerdo) midió la dimensión Expectativas de Participación; La II parte, compuesta por
54 ítems con tres alternativas de respuesta (Siempre A veces y Nunca), mide la dimensión:
Niveles de participación y la III parte compuesta por 7 ítems que midió la dimensión
factores que afectan la participación en el indicador factores familiares.

Para la recolección de la información en los docentes, se empleó un como instrumento


un cuestionario similar al utilizado con los padres,(ver anexo Pág. ) conformado por 70
ítem, organizados en tres partes: la primera, con 7 ítem y tres alternativas de respuesta ( De
acuerdo, Indeciso y en Desacuerdo) que midió la dimensión expectativa de participación y
los factores que afectan la participación en el indicador factores escolares; y la tercera
parte, de 21 ítem, midió la variable desempeño escolar.

Estos instrumentos fueron aplicados mediante la técnica de la encuesta, en la cual el


encuestado auto administra el cuestionario sin intervención del encuestador (Arias, 2004).

Validez y Confiabilidad.

Para verificar fidedignamente la información recabada se realizó la validez y


confiabilidad del instrumento, el cual fue llevado a cabo, de la forma siguiente: la validez
del instrumento de medición está dada según Sierra (2004) por la “comprobación que hace
el investigador acerca de si las preguntas o ítems diseñados son comprensibles y si las
respuestas a estos son significativas en el orden a lo que se pretende”. Ésta, fue evaluada
por parte de tres (3) expertos en la materia, en el área metodológica y de contenido, dos (2)
Magíster en Psicología y una Magíster en Orientación, quienes revisaron la pertinencia de
los ítems con la variable, dimensiones e indicadores; así como también la redacción y
ortografía de cada uno de ellos. Las observaciones y recomendaciones dadas por los
expertos, permitieron mejorar algunos aspectos de los cuestionarios y construir la versión
definitiva para ser aplicado a los padres y docentes del estudio.

La confiabilidad, según Hernández, Fernández y Baptista (2000), “es el grado en que la


aplicación repetida de un instrumento de medición al mismo fenómeno genera resultados
similares y varía de acuerdo al número de ítems que incluya el instrumento de medición de
una variable. Para determinar ésta, se utilizó en este estudio la fórmula de Alfa Cronbach, la
cual permitió determinar el coeficiente de confiabilidad, siendo pertinente para
cuestionarios con más de dos alternativas.

Los resultados obtenidos se analizaron a través de la siguiente fórmula de Alfa


Cronbach, sugerido en Chávez (2004).

Cronbach, sugerido en Chávez (2004). Dónde:

Rtt = coeficiente de confiabilidad

K= número de ítems = 20

Si2= varianza de los puntajes de cada ítems=

St2= varianza de los puntajes totales =

La aplicación de esta fórmula dio como resultado 0,98 para el cuestionario de los padres,
y 0,98 para el cuestionario de los docentes (Anexo ) lo cual indicó, según la escala
propuesta por Ruiz (1998) un alto nivel de confiabilidad para ambos instrumentos.

Análisis de los datos

El análisis para este estudio se realizará a través de la estadística descriptiva mediante la


distribución de frecuencia absoluta y relativa, la cual, en opinión de Hernández, Fernández
y Baptista (2003, p.350) “es un conjunto de puntuaciones ordenadas en su respectiva
categoría”.

Procedimiento de la Investigación

El procedimiento de datos consiste en realizar una serie de operaciones estrechamente


ligadas entre sí, a fin de resumir las observaciones realizadas y que se han registrado en el
instrumento utilizado (Acevedo y Rivas, 2001). En el presente estudio estas operaciones se
concretan en los pasos siguientes:

1- Tabulación de la información, es decir conteo de la frecuencia en que se presenten


cada uno de los rasgos medidos en cada uno de los indicadores y sus respectivos
ítems.
2- Procesamiento estadístico de la información para obtener las frecuencias absolutas
y relativas, elaborándose con ello una matriz de datos. (ver anexo (Pág.)
3- De esta matriz se desglosaron los datos numéricos obtenidos por cada indicador y
sus respectivos ítems para presentarlos en cuadros.
4- Los resultados obtenidos por subdimensión fueron promediados tomando en cuenta
la tendencia de los ítems según la codificación del instrumento. (ver anexo) Estos
resultados fueron ubicados en tres categorías: alto, mediano, y bajo, elaborándose
con ellos gráficos en los que pueda apreciarse, en una visión general, las
características de participación de los padres y el desempeño escolar de los hijos en
cada una de las dimensiones medidas.
La categoría alto indica una actuación positiva en la participación de los padres y en el
desempeño escolar de los hijos; la categoría media refleja que la participación y el
desempeño escolar aunque presente algunos rasgos positivos, existen otros en los cuales no
se ha alcanzado la participación y el desempeño escolar esperado; y la categorización baja
indica ausencia de la participación e inadecuado desempeño escolar.
Culminado este proceso, se continúa con el análisis de la información, lo cual
comprende la síntesis e interpretación de los resultados obtenidos, a la luz de la
sustentación teórica que fundamenta el estudio (Acevedo y Rivas, (2001). A tal fin se
procedió a analizar descriptivamente la información numérica presentada en cada cuadro y
gráfico, interpretándola con base en la sustentación teórica que enmarca la investigación.
CAPITULO IV
ANÁLISIS Y DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS

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