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CÓMO ALCANZAR O TENER EL

PODER DE DIOS (ESTUDIO)


Estudio nº 83
(Publicado el día 13 de Mayo de 2012)

CÓMO ALCANZAR O TENER EL PODER DE DIOS (ESTUDIO)


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PARTE 1: LA PALABRA DE DIOS ES LA FUENTE DEL PODER.

El poder de Dios tiene que ver con la medida de la presencia del Espíritu Santo en el cristiano. Cuanto
más relacionados estamos con Dios, más poder adquirimos y experimentamos. Atención: dije
relacionados; esto significa tener una íntima y constante comunión, una convivencia.

Hay quienes están cercanos a Dios, y creen ser suficiente pero no lo es. Podemos estar cercanos a un
amigo; pero muy diferente será si lo invitamos a vivir a nuestra casa, y le damos a compartir una cama
en nuestra habitación. También podemos estar muy cercanos a alguien que estamos enamorados; pero
será muy diferente si se concreta una boda, y pasamos a convivir íntimamente. Así es la relación que hay
que tener con el Espíritu Santo de Dios: no cercana ni eventual; sino íntima y permanente.

Para que la presencia del Espíritu Santo sea plena en el cristiano, es necesario estar en comunión diaria
con Su Palabra, la Santa Biblia. El poder de Dios procede de cuánto ponemos en práctica el
conocimiento adquirido de la Palabra de Dios; porque este conocimiento puesto en práctica, accionará el
fluir del Espíritu Santo. Cuanto más ponemos en práctica la Santa Palabra, más fluir de Dios en nuestras
vidas; consecuentemente, más poder.

No podemos pretender ser cristianos victoriosos ni guerreros intercesores, si no tenemos una relación
con el Espíritu Santo, ni hay poder de Dios. No hay validad en oraciones y palabras declaradas por
cristianos sin el poder de Dios. Un cristiano que no vive según la Palabra de Dios, no puede alcanzar el
poder de Dios.

Muchos creen que hacer determinados rituales como orar y ayunar, son suficientes para tener una vida
espiritual correcta o completa; sin embargo esto es apenas parte de un trabajo complejo; además, hay que
alcanzar ciertos niveles superiores de oración y de ayunos, para que los resultados aparezcan. Podemos
tener una vida de cristianos bastante aceptable y satisfactoria en el día a día; pero cuando llegan las
pruebas y las adversidades fuertes, muchos se dan cuenta que están desprovistos de armas y de poder
para la guerra.

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PARTE 2: EL PODER EMPIEZA CON LA LIBERTAD.

La guerra espiritual del cristiano empieza oficialmente cuando se convierte al cristianismo, y desea ser
libre: digo libre completamente y para siempre.

Los demonios que están en nuestra alma o de alguna manera influenciando nuestra vida, cuando
llegamos al camino cristiano, debemos sacarlos todos. Pero ellos nunca quieren salir fácilmente; siempre
se resisten y hacen de todo para ganar esas batallas de permanecer aferrados a nuestro cuerpo y nuestra
alma. Entonces entra en acción el ministerio de la Liberación.

Gran número de personas no entienden la importancia de someterse a la liberación. Creen que eso es
malo o vergonzoso, porque realmente muchos ministros lo hacen parecer algo malo y vergonzoso;
humillan a la persona en público, envés de preocuparse de cuidarla y defenderla de más ataques y más
heridas en el alma. Es correcto denunciar el pecado y sacarlo, pero muchas veces tales ministraciones
deben ser hechas en privado, por el pastor y fieles hermanos que lo auxilian en esas tareas.

Decir a alguien que tiene que hacer liberación, no se trata de tener mal concepto de la persona sino que,
todos necesitamos limpiarnos de esto o aquello cuando comenzamos la nueva vida en Cristo. Si la
persona llega al evangelio y a la iglesia, y nada más se dedica a doctrinas y actividades, no será un
cristiano completamente libre; siempre habrá cosas ocultas o pendientes en su corazón.

Lo mismo se aplica a aquellos cristianos que ya crecidos en las cosas de Dios, han caído en pecados y
ataduras nuevamente. No deben esconder los demonios, no deben tener vergüenza de pedir ayuda;
porque esa vergüenza o culpabilidad es justamente causada en sus almas, por los demonios, para que no
busquen la correcta restauración. Nunca esconda los demonios que usted lleva encima o dentro;
delátelos, confiéselos, sáquelos inmediatamente. Si no se atreve a hacerlo con su pastor por el motivo
que sea, hágalo usted mismo en casa; pero no se conforme con esa situación; reaccione, haga algo.

Hacer frente a los propios demonios, es la primera grande batalla y prueba que tenemos que pasar para
ser aprobados, como cristianos y como hijos de Dios. Si queremos llegar al cielo, más vale que
aprendamos a pelear contra las tinieblas y vencerlas; sacarlas de nuestras vidas y no permitir nunca más
que regresen y se instalen, porque siempre será peor; porque la única tarea y misión que tiene Satanás y
los demonios en esta Tierra, es mandarnos a todos para el infierno.

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PARTE 3: BUSCAR LA LIBERTAD COMPLETA.

Es importante definir que existe la liberación completa y la liberación parcial. Podemos haber pasado
por ministraciones de liberación, y aun así tener demonios que quedaron escondidos en algún lugar de
nuestra alma o cuerpo. Cualquier persona que tenga presencias o influencias de demonios en su vida,
absolutamente está en desventaja espiritual y sin autoridad contra los demonios; sus oraciones tendrán
poquísimo efecto o ninguno.

Los demonios que de alguna manera hayan quedado de las primeras etapas de ministración, son como
porteros del alma para llamar y dejar entrar a otros demonios. Y los pecados son esas brechas que le dan
lugar a los demonios para entrar y permanecer. Si queremos tener verdadero poder contra los demonios,
el primer paso es santificarnos; esto es sacar de nuestra vida todo lo que desagrada a Dios, sea pecado o
anatema; identificar cuáles pecados o brechas han quedado abiertas y que están dando lugar a los
espíritus malignos, y limpiarse de todo eso también. Esto costará tiempo y disposición, pues es un
proceso. Cuanto antes lo hagamos y estemos seguros de nuestra libertad en Cristo, mejor.

Si somos libres en un evento o reunión por la oración de un siervo, pero inmediatamente no buscamos la
santificación, es como no haber hecho nada; pronto todo se vuelve como antes y peor. Dios no da
autoridad espiritual a una persona que no se santifica; pues la santidad y el pecado son dos cosas
opuestas; o tenemos lo uno, o tenemos lo otro.

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PARTE 4: EL CONOCIMIENTO ES PODER.
Los demonios nos conocen mucho más de lo que imaginamos. Ellos tienen conocimiento de nuestra
intimidad, de nuestras debilidades, de nuestros anhelos y deseos, de quienes amamos, de quienes
odiamos, de lo que nos lastima o molesta, de todo lo que hacemos en el presente y de todo lo que hemos
vivido en el pasado. Lo único que ellos no saben es el futuro, lo demás lo saben todo.

Ellos conocen lo suficiente de una persona para saber cómo y dónde afectarla, para poder invadirla,
dominarla y destruirla. Por otro lado, los humanos conocemos muy poco y casi nada de las tinieblas y
los demonios; muchos son tan ajenos al tema que no creen que existan. Esto nos pone a los humanos en
grandísima desventaja en cuanto a cómo tratar, atacar y defendernos de nuestros enemigos espirituales,
así como de los que trabajan para Satanás.

No creer no significa que no existan; están ahí todo el tiempo. No conocer cómo es la guerra espiritual,
no nos pone en una posición de participar menos, o de ser menos atacados; sino a estar más expuestos al
peligro. No conocer la Biblia y sus secretos, no nos hace niños consentidos delante de Dios cuando las
cosas van mal; en realidad Dios permite que el enemigo nos maltrate un poco, para que reaccionemos y
tomemos la debida actitud al respecto.

La gran mayoría de las veces, la victoria no está en cuánto hemos aprendido sobre las tinieblas, sino en
cuánto nos hemos fortalecido como hijos de Dios. Saber mucho del diablo y no saber casi nada de Dios,
no da garantías ni ventajas ningunas; sólo nos familiariza más con el enemigo y hasta de manera muy
peligrosa; porque podemos caer en las influencias y engaños demoníacos, por estar leyendo y
aprendiendo tanto sobre esos temas, sin estar debidamente resguardados por Dios.

Bueno es saber todo sobre Dios, y algunas cosas básicas sobre el diablo. Porque también no es correcto
ignorarlo y no saber nada; eso es muy ingénuo y hasta torpe. A medida que vamos teniendo experiencias
con los demonios, los vamos conociendo; y nos vamos fortaleciendo en el conocimiento y en el poder de
Dios.

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PARTE 5: BUSCAR EL PODER DE DIOS.

Para entender los niveles de poder de Dios en la vida del cristiano, también hay que separar las
definiciones de: tener el Espíritu Santo, ser bautizado con el Espíritu Santo, o tener la llenura del Espíritu
Santo. Estas tres son cosas muy diferentes aunque para una gran cantidad de cristianos, parece que es
todo lo mismo; y esa falsa o equivocada definición hace que no se utilice el poder del Espíritu Santo
como corresponde. No todos los que tienen el Espíritu Santo, están bautizados en el Espíritu, ni mucho
menos llenos de Él. Estos tres niveles se pueden explicar en estas pocas palabras:

1- Tener el Espíritu Santo es: la salvación; El cristiano que ha aceptado a Jesucristo como su Señor y
Salvador, apenas ha pasado el umbral de la puerta que lleva por un largo camino; ahora hay que empezar
a caminar por ese camino. Cuando Jesucristo viene a nuestra vida, en ese momento recibimos el Espíritu
Santo, la presencia de Dios, viva y eficaz en nuestro ser. En esta etapa, el poder de Dios nos sostiene
pero no podemos ministrarlo a otros. Esta dosis de poder de Dios está a nuestra disposición para
ayudarnos a dar los primeros pasos y permanecer en el camino cristiano; es poder de FE y poder para
mostrar frutos dignos de arrepentimiento. Este poder de Dios nos fortalece en las pruebas y nos capacita
para vivir la vida nueva.

2- Tener el Bautismo del Espíritu Santo es: tener una medida especial del poder de Dios. Buscar el
bautismo del Espíritu, es anhelar el poder de Dios; esto ocurre cuando Dios sella el cristiano con su
poder; en este acto Dios envía sobre el cristiano una dosis especial y reforzada de su Espíritu, con lo cual
podrá hacer señales y prodigios, hablar en lenguas, echar fuera demonios, poner en práctica sus dones
espirituales, todo lo que tenga que ver con la actividad y la manifestación del Espíritu Santo en el
cristiano y a través del cristiano. La falsa doctrina en cuanto al Espíritu Santo en el cristiano, hace que no
busque el correcto crecimiento espiritual ni el verdadero bautismo del Espíritu Santo. Resultado:
cristianos carnales y sin poder de Dios.

3-- Tener la llenura del Espíritu Santo es: total poder de Dios; vivir en el Espíritu. ¿Cómo llenarse para
vivir en el Espíritu? En santidad, quitando todo pecado y anatema; quitando y alejándose de todo lo que
desagrada, o está en contra del Espíritu Santo. Practicando la pureza de alma y de cuerpo. Cortando
completamente toda amistad con el mundo y las cosas del mundo tales como: mentira, violencia,
pasiones, vanidades, codicias, vanagloria. Buscando a Dios en oraciones y ayunos, en adoración y en el
estudio profundo de la Santa Biblia. Tener tiempos dedicados especiales para estar con Dios cada día;
esta es la forma correcta de obtener la llenura o la plenitud del Espíritu. Cuando hay llenura se alcanzan
niveles de santidad y crecimiento espiritual elevados y estables.

Este nivel de cristianos tienen una relación vívida y estrecha con Dios; oyen la voz de Dios y le
obedecen, son sensibles a Su Palabra; no hacen nada sin consultar primero con el Espíritu Santo; y si
Dios les reprende en algo, inmediatamente cambian de actitud y de pensamientos. Son temerosos de
Dios y de sus mandamientos. Son hijos que viven para agradar y hacer la voluntad de su Padre Celestial
en todas las áreas de su vida. Son hombres y mujeres reverentes, celosos de las cosas santas; que están
dispuestos a ser usados para los propósitos de Dios, y no para los suyos. Son cristianos con evidentes
frutos del Espíritu Santo; evidente poder, llenos de experiencias espirituales, que todos los días tienen
testimonios para compartir. Son cristianos que se destacan por su honradez, cordura, fidelidad, verdad,
visión, profecía, revelación, sabiduría, ciencia, entendimiento, conocimiento, discernimiento, autoridad,
y completo respaldo de Dios. Estos son los cristianos que busca Dios: los verdaderos adoradores, y con
un corazón conforme su corazón.

Amén.

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