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SUMARIO
Quiénes son?
Con estos términos quiero aludir a la Medicina y al Psicoanálisis, y nos interesan
en tanto los enfermos que padecen enfermedades de transmisión sexual se constituyen
en un gran interrogante para médicos y psicoanalistas, que más de una vez están
dispuestos, sin diluir sus dircursos, a aunar esfuerzos.
Amplio saber o docta ignorancia?
Ojo clínico-microscopio o atención flotante-escucha?
Discurso médico o discurso analítico.
No se trata de un “versus”, se trata de diferentes lugares: médico-paciente y
analista-analizante.
Puntuaremos en forma sencilla la cuestión que plantean estas parejas, que no no
interesan en tanto que personas pues se trata de lugares.
El médico es requerido en variadas funciones, pero sobre todo por su saber, y
desde él debe asistir al enfermo, objetivándolo. La medicina des-subjetiviza al cuerpo;
esto es imprescindible para que su práctica clínica sea posible. La objetivación de los
síntomas y signos es condición fundamental; la comprobación objetiva permitirá la
sistematización de un diagnóstico que posibilite un tratamiento. De este modo, el
enfermo pasa al lugar de objeto de la ciencia, y se aplica sobre él todo el saber de la
Medicina del cual el médico es portador, para intentar dar solución a la enfermedad.
El psicoanalista opera desde un supuesto: el inconsciente trabaja y allí hay un
sujeto que se interrroga. Por ello, el psicoanalista supone en la enfermedad la respuesta a
una interrogación amordazada de un sujeto enmudecido.Entonces, su labor estará
encaminada a despertar al sujeto, a quien está decidido escuchar. Y, por ello, le deja un
lugar princeps, al punto que la pareja será: inconsciente-sujeto, y el psicoanalista está
allí para que así sea. El psicoanálisis presupone la emergencia de este sujeto y el analista
funcionará como causa para que éste demande y así se articule algo del orden del deseo
del sujeto.
El psicoanalista toma nota de la existencia de una falla epistemo-somática
marcada por el efecto de la ciencia sobre la relación de la medicina con el cuerpo. Para
la medicina, el cuerpo puede ser fotografiada, radiografiado, calibrado, diagramado y
condicionado. Pero, un cuerpo es algo más. Recordemos que el Psicoanálisis en sus
orígenes realizó el escandoloso descdubrimiento al respecto del goce del síntoma. Por
ello puede decir: un cuerpo está hecho para gozar. Entonces, un cuerpo no se caracteriza
sólo por la dimensión de su extensión, existe otra: la dimensión del goce. Esta es la que
se excluye dee la relación epistemo-somática generando la falla.
Se impone distinguir la noción de cuerpo para la Medicina y el Psicoanálisis. El
cuerpo biológico es considerado como una máquina que debe funcionar regulamente de
acuerdo a una media estadísatica que permite construir el concepto de “normal”. La
Biología excluye la dimensión del goce. Es en este cuerpo que la Medicina sitúa las
enfermedades de los órganos sobre los cuales el Psicoanálisis no tiene nada para decir.
En Biología el lenguaje (comunicación) se concibe como un eco físico de los
fenómenos del cuerpo. Por ejemplo, cuando se habla de mensaje hormonal se hace
referencia a una noción de umbral a partir del cuqal se constitue la señal unívoca para el
órgano.
Para el Psicoanálisis, el lenguaje está constituído por una combinatoria
sibnificante cuyos efectos son siempre equívocos y dependen de las leyes de la metáfora
y la metonimia.
Algunas observaciones clínicas nos llevan a pensar que no podemos afirmar que
el enfermo espere siempre del médico su curación; lo coloca ante la prueba de sacarlo de
su condición de enfermo, pero esto puede enmascarar, a veces, cuán atado está a la idea
de conservar la enfermedad, de preservarse en su enfermedad. Las más de las veces, los
enfermos que padecen enfermedades de transmisión sexual, nos muestran esta faz, por
cierto horrorosa, de la conducta humana, reflejo que revela un modo del funcionar
psíquico.
Cabe preguntar, cómo y por qué, el hombre, capaz de ejercer su libertad, la
pueda usar para su propia muerte.
La pulsión de muerte
La muerte no es eso que está mas allá de la vida, sino aquello que permanece
indefectiblemente unida a ella. Es un límite que funciona como posibilidad inherente,
incondicional e indeterminada del sujeto definido en su historicidad. Límite con que él
mismo se encuentra a cada instante de su vida en lo que esa historia tiene de acabada en
el sentido de lo que se manifiesta invertido en la repetición.
Dentro de la última teoría freudiana de las pulsiones, la pulsión de muerte
designa una categoría fundamental que se contrapone a las pulsiones de vida y que
tiende a la reducción completa de las tensiones, es decir, a devolver al ser vivo al estado
inorgánico.
Una particularidad de la pulsión de muerte es que se dirige primeramente hacia
adentro y tiende a la autodestrucción. Es decir es fundamentalmente antibiológica,
antihomeostática, intenta llevar al grado de tensión cero, o sea, al nirvana. Solo
secundariamente se dirige hacia el exterior manifestándose como pulsión agresiva o
destructiva.
Lo que Freud designa con el término de pulsión de muerte es lo que hay de
fundamental en la noción de pulsión: el retorno a un estado anterior, esto es el retorno al
reposo absoluto de lo inorgánico. Por lo tanto la pulsión de muerte designa un principio
intrínseco a toda pulsión. La pulsión de muerte es irreductible e indestructible, es la
expresión del principio mas radical del funcionamiento psíquico: hay primariedad de la
pulsión de muerte (primariedad del goce).
El fin de la pulsión de muerte es disolver los conjuntos, destruir las cosas,
mientras que las metas de Eros es ligar, crear unidades cada vez mayores y mantenerlas.
En esta diferenciación se sitúan el goce y el deseo.
Lo que Freud descubre y conceptualiza como pulsión de muerte en 1920 es que
el sujeto humano no solamente repite lo displacentero sino que la tendencia a la
destrucción es mas radical. “La compulsión a la repetición parece ser mas primitiva,
elemental e instintiva que el principio de placer”(7). Es decir hay primariedad de lo que
está mas allá del principio del placer.
La pulsión de muerte causa lo que denominamos “trop-de-mal”(8), o sea
sufrimiento en demasía, mal de sobra, como una de las vicisitudes de la pulsión, siendo
origen de las satisfacciones del padecer.
La pulsión de muerte es muda, pero se hace escuchar a través de todas las
desgracias del ser. Estas pueden ser de un orden imaginario o simbólico pero también
real encarnándose en el cuerpo. En este último sentido “la vuelta a lo inorgánico” como
metáfora puede fracasar y el goce pulsional tiende a realizarse sin rodeos, a descargarse
lo máximo posible. Ubicamos aquí el mecanismo mediante el cual el “enfermar” está
relacionado a la pulsión de muerte.
Mientras que el deseo es el deseo del Otro, el goce es el goce del Uno. Deseo y
objeto son escluyentes: si hay deseo no hay objeto, si hay objeto no hay deseo. Mas allá
del principio del placer está el goce. Si como seres vivientes deseamos, el goce está del
lado de la muerte. El placer es la menor excitación, en cambio el goce está del lado de la
tensión, del forzamiento. Hay goce en el nivel donde comienza manifestarse el dolor,(no
necesariamente físico) y es sólo en este nivel que puede experimentarse toda una
dimensión del organismo que de otra forma permanece velada. El goce implica la
dimensión del cuerpor. Cuando Lacan se pregunta por el goce de la ostra o del árbol
concluye en que no se puede saber porque no hay distancia entre el goce y el cuerpo.
Esta distancia es introducida por el significante, (mortifica al cuerpo), que separa el goce
del cuerpo. Así surge el deseo como una barrera al goce fundada en el lenguaje.
El imperativo superyoico que gobierna la pulsión de muerte es: Goza!. Esto es
una situación de estructura, nadie escapa al goce. Pero, entonces, se trata de gozar lo
menos posible y fuera del cuerpo. La hipótesis que podríamos sostener es que el cuerpo
lesionado representa una posibilidad de foce en-el-cuerpo sin más allá.
Jacques Lacan en los años 72-73 trabaja sobre los temas del amor y el sexo.
Comienza diciendo: ”mi manera de avanzar estaba constituida por algo que pertenecía al
orden de no quiero saber nada de eso”. No quiero saber nada de eso, déjenme la ilusión,
podríamos decir que somos dos en Uno, que él o ella es mi media naranja... pero, aún,
habrá que poder inventarla, habrá que poder inventar el amor. El amor pide amor, lo
pide sin cesar. Lo pide... aún.”Encone”, “Aún”, es el nombre propio de esa falla en
donde en el Otro parte la demanda de amor(9).
Con estas alusiones pretendemos aproximarnos a la problemática de la
castración. Con el concepto de castración la teoría psicoanalítica alude a aquello de lo
cual no se soporta saber, que, no hay el Todo Saber.
Desde los inicios freudianos la referencia a la diferencia sexual anatómica habló
de ello, así como también el complejo edipiano. Ambas referencias conceptualizan de
diferente manera la falta.
Jacques Lacan nos muestra la castración como la condición fundamental del
sujeto: su división, la disyunción entre verdad y saber.
El psicoanálisis, en su praxis, detecta al sujeto en una estructura que da cuenta de
su división constitutiva. La admite en la base, puesto que ya el solo reconocimiento del
inconsciente basta para motivarla.
El deseo del hombre es el deseo del Otro y es el el nivel del Otro, de la
castración de la madre, donde se instituye lo que se llama castración.Y allí, entonces, la
imposibilidad del Uno.
Ya hemos realizado referencia a la relación del lenguaje y el sujeto. De ello se
desprende lo no existencia de la posibilidad de una relación proporción sexual. Por
supuesto, que existen las relaciones sexuales, pero esto no asegura una proporción ni
menos aún una relación. Que el cuerpo sea sexuado es secundario. El ser sexuado no
pasa por el cuerpo sino por lo que se desprende de una exigencia en la palabra. El
lenguaje está fuera de los cuerpos. El hombre, la mujer, no son más que significantes,
del decir toman su función, porque lo que hay debajo de la vestimenta-sexo no es más
que ese resto que se llama objeto pequeño “a”.
Uno de los efectos del lenguaje es el de llevar a la gente a reproducirse, en el
cuerpo a cuerpo, en cuerpo encarnado. Pero sin embargo, toma existencia la “carta de
amor, de “almor” porque el lenguaje también funciona como aparato de recuperación de
goce. Neruda escribe versos, pero no solamente él. Todos los enamorados lo hacen. Son
maneras de darle vueltas a la relación-proporción que no hay, son maneras de dar
vueltas a ese “fallar” del objeto. La otra satisfacción: la satisfacción de la palabra, y de
ahí los esfuerzos del amor.
Cuando se interroga por su ser, el lugar de la pregunta está planteado en el lugar
del sujeto, que en tanto formula esta pregunta se constituye como enunciador de esta
interrogación. El enunciado: “
quién soy yo?”, el sujeto de la enunciación: el ”Je”, que trata esta pregunta como un
espejo sobre el cual puede mirarse. Pero ya no hay nada del “soy”, del ser, en la misma,
en tanto que la aprehensión del ser sería la aprehensión de lo óntico, y lo único que
puede responderse se despliega en la ontología posible para cada sujeto.
Lo que piensa así en mi lugar es pues otro yo? Cuál es pues ese otro con el cual
estoy más ligado que conmigo mismo puesto en el seno más asentido de mi identidad, es
él quien me agita? Ese Otro cortado en relación al yo es el Otro del inconsciente.
Recordamos a Oscar Massotta en susLecciones de Introducción al Psicoanálisis.
Decía, al respecto de lo que el hombre no quiere saber, que “no quiere saber que no hay
saber sobre lo sexual, que allí hay que arreglárselas solo”. Allí siempre, infinitamente,
solo. Siempre dividido, siempre trabajando para el amor, para forjar el alma, para ser.
Desde estos planteos podemos realizar varios cuestionamientos al respecto de los
enfermos de transmisión sexual:
De qué se trata cuando la ontología de un sujeto camina por los
desfiladeros de la enfermedad de la carne y de la muerte?
Qué se escapa, o no tiene lugar, o se rechaza, o se niega, en el cuerpo significante?
Si el cuerpo significante es el cuerpo en tanto que neurótico, qué sucede en los enfermos
orgánicos? Habrá algún punto de fracaso de la neurosis? Se trata de una desestabilización de
la neurosis? Se trata de un fenómeno por fuera de la neurosis? Se trata del fracaso del trabajo
del amor-almor?
Qué es lo que falla en la recuperación de goce que implica la palabra para que se
produzcan lesiones en el cuerpo biológico?
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS