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El campo magnético de la Tierra posee un polo norte y un polo sur que no son estáticos y, de hecho,
sus variaciones han trasladado estos polos hasta 16 kilómetros por año. Así, el campo magnético
jamás está en un solo lugar y los polos se invierten aproximadamente cada 450 mil años, de modo
que el norte magnético se sitúa en donde estaba el sur y viceversa.
Un debilitado o inestable campo magnético podría ser la clara evidencia de que la inversión de los
polos terrestres está por suceder. Las consecuencias del cambio en el magnetismo de la Tierra
afectarían directamente las infraestructuras eléctricas e instrumentos de navegación a nivel global,
así como la orientación de la fauna silvestre, como aves y ballenas, que emplean el campo magnético
para orientarse.
Los científicos están preocupados por la posibilidad de que, durante el proceso de inversión de los
polos, el campo magnético se debilite excesivamente, o incluso desaparezca, siquiera por un corto
período, situación que inmediatamente haría desaparecer la única protección con que cuenta la
Tierra –y sus habitantes– para defenderse de la radiación solar.
https://latam.historyplay.tv/noticias/advierten-que-la-tierra-invertira-su-campo-magnetico-y-alertan-sobre-las-consecuencias-que
Responde:
Algunas llegan a recorrer miles de kilómetros al año alrededor del globo. Las ballenas yubartas van y vienen
entre la Antártida y Centroamérica. Las tortugas laúd cruzan el Pacífico. Sin GPS y sin smartphone, sin
mapas y sin brújulas. Otras se mueven en distancias más cortas. Pero cada vez se descubren más especies
animales que trazan rutas eficientes. Las recuerdan y las transmiten de generación en generación. Incluso
las mejoran con el paso del tiempo. ¿Cómo lo hacen?
Sus preguntas incitaron el debate académico. Entre las respuestas destaca la de Joseph John Murphy, que
señalaba que tenían que existir métodos de orientación propios de los animales, pues podían seguir rutas
aún sin conocerlas ni haberlas recorrido antes. Estos mecanismos fueron descritos científicamente, por
primera vez, por Karl von Frisch. Las abejas fueron sus sujetos de investigación.
En su libro ‘The Dance Language and Orientation of Bees’, Von Frisch señala que las abejas tienen tres
mecanismos para orientarse: el sol, los patrones de polarización del cielo y el campo magnético de la Tierra.
La posición del sol y la cantidad de luz eran, según él, el método preferido para orientarse y para llevar un
control del tiempo. Sus conclusiones se han demostrado ciertas con posterioridad. Además, las abejas no
solo se orientan, sino que son capaces de transmitir la información de rutas a sus compañeras de colmena
mediante su conocida danza.
PALOMAS MAGNÉTICAS
Como en las abejas, muchas especies de aves utilizan el campo
magnético para orientarse. Tanto para las grandes migraciones
como para rutas más cortas. Ya en 1980, las investigaciones de
Wolfgang Wiltschko demostraron que, si se cambiaba el campo
magnético de forma artificial, las aves (él analizó 18 especies
migratorias) modificaban sus rutas. Pero ¿cómo lo hacían?
Ya en el siglo XXI, varias investigaciones señalaron que las palomas disponían de una especie de brújula en
la parte superior de su pico. Una serie de células ricas en hierro ayudarían a esta especie a orientarse.
Durante años, esta se tomó como la explicación más lógica. Sin embargo, en la última década se ha
señalado también la posibilidad de que los pájaros sean capaces, directamente, de ver el campo
magnético. Así, no sería el hierro en las células, sino una proteína presente en los ojos, Cry4, la que
reaccionaría ante el magnetismo terrestre.
REFUERZO NRO. 4 CIENCIA Y TECNOLOGÍA AGEBRE UGEL 07
Además de su visión magnética, las palomas se orientan por el olfato, el sonido y el recuerdo de referencias
terrestres. Pero lo que más ha llamado la atención de la comunidad científica en los últimos tiempos es su
capacidad para optimizar sus rutas con el paso de generaciones. Según la investigación de un grupo de
biólogos de la Universidad de Oxford, publicada el año pasado, las palomas acumulan conocimiento y
perfeccionan sus rutas con el paso del tiempo. Es decir, tienen inteligencia colectiva y una cultura
acumulativa.
Como con las mariposas y las abejas de von Frisch, la posición del sol y su luz son uno de los métodos de
orientación más usados en el reino animal. Algunos lo usan para fijar su posición. Otros para decidir cuándo
y en qué dirección ponerse en movimiento gracias a la relación del sol con sus ritmos circadianos. Estos
mecanismos se han observado en hormigas, pulgas de playa y otros insectos, varias especies de aves
marinas, peces y reptiles.
El sol no está siempre por encima de la línea del horizonte. Pero los animales se siguen orientando de
noche. De los escarabajos peloteros de Sudáfrica y de las investigaciones de la Universidad de Lund, en
Suecia, ya hemos hablado antes. Estos insectos son capaces de reconocer los patrones del cielo nocturno.
Según los científicos suecos, no se fijan en una estrella concreta, sino en los patrones de luz de la vía láctea.
Este método de orientación se ha señalado también en ranas, focas y polillas.
En distancias más cortas, la evolución ha dotado al reino animal de muchos otros mecanismos de
orientación. Las focas sienten los cambios hidrodinámicos en el agua para, en situaciones de casi total
oscuridad, detectar a sus presas. Los delfines usan la ecolocalización como si de un radar se tratase.
Además, la mayor parte de especies puede, como los humanos, recordar caminos y referencias en el
terreno. Eso sí, el GPS sigue siendo exclusivo del Homo sapiens (de momento).
https://www.nobbot.com/general/orientacion-de-los-animales/