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Paola Vale ro
O le S kovsmo se
Compiladores
ISBN 978-958-695-736-6
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Contenido
Agradecimientos vii
Introducción ix
Referencias 327
Agradecimientos
Los cambios educativos durante la última década del siglo xx recalcaron la ne-
cesidad de repensar abiertamente, tanto en la investigación como en la prác-
tica, la conexión que existe entre educación, sociedad y política. En muchos
países de América Latina, la década de los años noventa del siglo pasado fue
vista como un periodo de ampliación y consolidación democrática, al haber
sobrepasado la existencia de regímenes totalitarios en la región. La educación
de los ciudadanos se convirtió en uno de los mecanismos centrales para con-
solidar formas de vida democráticas y sostener regímenes políticos participati-
vos. Dentro de este marco, en el campo de la educación matemática surgió la
justificación explícita de la formación matemática de las nuevas generaciones
respecto al avance y consolidación de la democracia.
Reconocer que la formación matemática de un ciudadano es de funda-
mental importancia para la vida democrática de la sociedad abrió espacios para
considerar la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas desde perspectivas
que resaltan su conexión intrincada con muchos otros fenómenos sociales y
políticos en el aula y fuera de ella. Estos espacios se han explorado internacio-
nalmente de diversas maneras tanto en la investigación como en la práctica.
Respecto a la investigación, las dimensiones sociales y políticas de las
prácticas de la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas escolares han sido
el foco de muchas investigaciones desde finales de la década de 1980. El inte-
rés por el estudio de tales dimensiones ha tenido mayor acogida y desarrollo
X Educación matemática crítica
La enseñanza [de las matemáticas] debería ayudar a que los estudiantes ex-
perimenten y reconozcan el papel de las matemáticas en la sociedad y en
la cultura. Para que sean capaces de tomar responsabilidades y de participar
en una comunidad democrática, los estudiantes deberían poder compren-
der las maneras en que las matemáticas se usan. (Undervisningsministeriet,
1995, p. 9)
¿Resonancia intrínseca?
A lo largo del tiempo se han dado diferentes justificaciones para la inclusión
de las matemáticas en la escolaridad como asignatura relevante y se han for-
mulado diferentes metas para su enseñanza y aprendizaje (Griffiths y Howson,
1974). Muchas de estas justificaciones están asociadas con ideas como: la edu-
cación matemática contribuye al desarrollo tecnológico y socioeconómico de
la sociedad; contribuye al mantenimiento y desarrollo político, ideológico y
cultural de la sociedad, y proporciona a los individuos los requisitos que deben
cumplir para desempeñarse en la vida en sus varias esferas (Niss, 1996).
El surgimiento y la consolidación del mundo occidental, lo mismo que
su cientifización, industrialización y tecnologización —procesos íntimamente
interconectados y fuertemente dependientes de las matemáticas—, dieron a
las matemáticas y a sus aplicaciones un papel central en el desarrollo so-
cial. Como consecuencia, a la educación matemática se le confió la función
de apoyar las capacidades tecnológicas en todos los ámbitos de la sociedad.
Hemos sido testigos de diferentes intentos de reforma de la enseñanza de las
matemáticas, con diferentes objetivos; sin embargo, la justificación básica de
la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas —en términos de asociación
al desarrollo tecnológico y, por consiguiente, al progreso social y al bienes-
tar— no ha cambiado en esencia en los últimos cincuenta años. En 1959,
el matemático M. H. Stone presentó la conferencia inaugural del seminario
Royaumont —el punto de partida del movimiento de las matemáticas mo-
dernas en Europa— y abogó por una educación matemática que pudiera ser
[…] claramente reconocida como el verdadero fundamento de la sociedad
tecnológica que nuestra época está destinada a crear. Estamos literalmente
forzados por este destino a reformar nuestra instrucción matemática para
adaptarla y fortalecerla con miras a que desempeñe el papel utilitario que
acarrea la responsabilidad aún más pesada de la superestructura científica y
tecnológica que descansa sobre ella. (oeec, 1961, p. 18)
Treinta años después, los Estándares del nctm señalan cómo, en una so-
ciedad postindustrial, la enseñanza de las matemáticas debería proporcionar
a los ciudadanos una competencia matemática que les permita comprender
la tecnología y su aplicación en el puesto de trabajo y, por consiguiente, ser
competitivos en el mundo (nctm, 1992). En el caso del Reino Unido, Noss
(1998) abogaba por la necesidad de habilidades matemáticas más comple-
jas en entornos de trabajo altamente tecnológicos. Para que las personas no
sean simples accesorios enajenados de la tecnología, deben “comprender
Rompimiento de la neutralidad política 5
[...] principios básicos; necesitarán precisar qué ha resultado mal, qué cono-
cimiento matemático está sepultado de manera invisible bajo la superficie de
sus computadores, y cómo llegar a él” (p. 7).
La educación matemática también ha estado conectada con la política.
Con referencia al desarrollo de las matemáticas y la democracia en la antigua
Grecia, algunas personas han afirmado (véase Hannaford, 1998) que hay una
conexión directa entre la educación matemática y la democracia. Las mate-
máticas llegaron a ser la base del techne logos, el debate racional que sustituyó
los discursos de la vieja retórica y que apoyó la nueva polis democrática. A
través del discurso preciso, bien sustentado, irrefutable, basado en el razona-
miento matemático, los ciudadanos pueden presentar sus argumentos en reu-
niones públicas y hacer oír sus voces en los procesos de toma de decisiones. La
educación matemática, entonces, es un medio para dar oportunidad a todos
los ciudadanos, no solamente a la élite, de aprender este poderoso estilo de
argumento que se requiere en la vida política. Por consiguiente, la enseñanza
de las matemáticas empodera a la gente: “Si los niños reciben una buena en-
señanza matemática, esto les enseñará mucho de la libertad, las habilidades y,
desde luego, las disciplinas de expresar, disentir y tolerar que necesita la demo-
cracia para tener éxito” (Hannaford, 1998, p. 186).
Estos argumentos, que apoyan la contribución de las matemáticas y de la
educación matemática a la democracia, sugieren que hay una resonancia intrín-
seca entre educación matemática y democracia. Esta tesis se basa en el supuesto
de que, debido a la naturaleza de las matemáticas, la educación matemática
puede resguardar los intereses y valores democráticos. La relación entre edu-
cación matemática y democracia es armoniosa en el sentido de que hay una
correspondencia entre las cualidades básicas de la educación matemática y
los principios democráticos. Naturalmente, se podrían tomar en cuenta casos
patológicos de la educación matemática para evitar romper la armonía. Sin
embargo, al ser eliminados, se restablece la armonía.
Si se puede suponer una resonancia intrínseca, no es necesario que la in-
vestigación en educación matemática discuta explícitamente la relación entre
la educación matemática y la democracia. Las cualidades políticas atractivas
de la educación matemática se pueden suponer a priori para cualquier pro-
grama de investigación. Ciertamente, si analizamos la mayor parte de las in-
vestigaciones actuales en educación matemática, no encontramos muchas
referencias en cuanto a su papel de impedir la democracia. En una búsqueda
(primavera de 1999) en la base de datos mathdi, que registró aproximadamente
74 000 artículos y reseñas desde 1977, encontramos que solamente veintiocho
6 Educación matemática crítica
ítems tienen democracia como palabra clave. Esta carencia de datos no es sor-
prendente, dado que enunciados como “las matemáticas y sus especificida-
des son inherentes a las preguntas de investigación desde el comienzo. Uno
está mirando el aprendizaje de las matemáticas y no puede hacer estas pregun-
tas por fuera de las matemáticas” (Sierpinska y Kilpatrick, 1998, p. 26) se usan
frecuentemente para definir el alcance y las preocupaciones de este campo
de estudio.
El internalismo de la investigación en educación matemática surge como
una característica de este esfuerzo académico. Sustenta el desarrollo de pro-
gramas de investigación que salvaguardan sus preguntas de investigación de
la “contaminación” de la sociedad y de la política. Por ejemplo, el marco
conceptual descrito por Brousseau (1997) especifica la naturaleza del sistema
didáctico en términos de la interacción entre un agente didáctico, un sujeto
y un milieu, y establece una agenda para una investigación más detallada en
tales especificidades. La ingeniería didáctica (Artigue, 1995) constituye una
metodología de investigación que se enfoca en el sistema didáctico y que,
por consiguiente, produce investigación internalista que elimina considera-
ciones acerca de la democracia y otros temas relacionados con el contexto
social amplio donde la educación matemática tiene lugar. Otra ilustración del
internalismo en la investigación en educación matemática se encuentra en
estudios que adoptan el constructivismo radical. Como ejemplo de esto, von
Glasersfeld (1991 y 1995) invitaba a investigaciones que se enfocaran en los
procesos cognitivos individuales de nociones matemáticas. No se hace refe-
rencia alguna a aspectos económicos, culturales, políticos o sociales de la edu-
cación matemática y tampoco se anima a ello. Tales programas podrían, como
justificación de esta falla, referir al supuesto de la existencia de una relación
armoniosa entre la educación matemática y la democracia.
¿Disonancia intrínseca?
En la literatura podemos también encontrar evidencia polémica que describe
la influencia negativa de las matemáticas en la sociedad. En su asociación
con la tecnología y la ciencia, las matemáticas han apoyado al belicismo con-
temporáneo, la inseguridad, las enfermedades y el deterioro del ambiente
(D’Ambrosio, 1994). Con su uso en la construcción de modelos que apoyan la
toma decisiones en asuntos sociales, las matemáticas se asocian con la creación
de estructuras de riesgo que amenazan a la humanidad. Las matemáticas tie-
nen un poder que escapa a las fronteras de la racionalidad y la argumentación
Rompimiento de la neutralidad política 7
y, por medio de sus aplicaciones, ha llegado a ser una de las fuerzas de la mo-
dernización social reflexiva (Skovsmose, 1998a y 1998b). Como una fuerza
sutil e implícita, oculta y protegida por la ideología de la certeza (Borba y
Skovsmose, 1997), el poder destructivo de las matemáticas ha escapado de las
sospechas de los ciudadanos, los científicos y los científicos sociales.
Además, la educación matemática ha desempeñado también un papel
negativo. A pesar de los discursos democráticos que justifican su permanencia
en la escuela, la educación matemática cumple funciones sociales de dife-
renciación y exclusión. Por ejemplo, Volmink (1994) afirmaba que las ma-
temáticas son un misterio para muchos y que se les ha asignado el papel de
un juez “objetivo”, que decide quiénes son o no capaces en la sociedad: “Ha
servido, por consiguiente, como portero de la participación en los procesos
de toma de decisiones de la sociedad. Negar algún acceso para participar en
matemáticas es entonces determinar, a priori, quien irá adelante y quién irá
detrás” (pp. 51-52). En lugar de abrir oportunidades para todos, la educación
matemática genera selección, exclusión y segregación. Se establece una de-
marcación entre aquellos que tienen acceso al poder y al prestigio dado por
las matemáticas y aquellos que no. Las observaciones de Bourdieu (1996)
sobre el papel de la educación matemática en la producción de una élite, la
“nobleza de estado”, ilustra también cómo la educación matemática ejerce un
poder al mantener filtros sociales para la movilidad social y filtros ideológicos
para la comprensión. No obstante, la creencia en la bondad y en la resonancia
intrínseca de las matemáticas respecto a la democracia legitima la estratifica-
ción que proporciona la educación matemática. Este hecho no es consistente
con la mayor parte de las concepciones de democracia como organización
social en la que la gente tiene oportunidades y posibilidades iguales para es-
coger durante su vida.
Estos argumentos nos permiten dar otra interpretación a la relación entre
la educación matemática y la democracia. Las matemáticas, como realmente se
usan y se aplican en la sociedad, y la educación matemática, como realmente
opera en muchos salones de clase, se oponen a los valores democráticos. La
tesis de la disonancia sugiere que la educación matemática ha establecido una
negación sistemática al acceso sobre la base del género (Leder, Forgasz y Solar,
1996; Rogers y Kraiser, 1995), de la raza (Khuzwayo, 1998; Stanic y Hart,
1995), del idioma (Licón-Khisty, 1995) y del estatus socioeconómico o clase
social de las personas (Boaler, 1997; Frankenstein, 1995; Zevenbergen, 1999).
Como un cruel recuerdo de episodios históricos antidemocráticos, nos
podemos referir al estudio de Merthens (1993) sobre las matemáticas y la
8 Educación matemática crítica
¿Relación crítica?
Muchos estudios que apoyan la tesis de la disonancia no suponen que ella
representa la única relación posible entre la educación matemática y la de-
mocracia. Sin embargo, muestran que ciertas formas de la educación mate-
mática producen disonancia. Por consiguiente, no confiamos en la tesis de la
resonancia intrínseca ni estamos listos para aceptar la tesis de la disonancia.
En lugar de esto, sostenemos que la relación entre la educación matemática y
la democracia es crítica, esto es, que la relación puede ir “en ambos sentidos”.
No confiamos en afirmación alguna que identifique una conexión intrínseca
entre el pensamiento matemático y los ideales democráticos ni aceptamos
un argumento que excluya la educación matemática de una lucha por la
democracia. La educación matemática (incluida la investigación) puede to-
mar muchas direcciones. Cuál dirección puede tomar es una pregunta abierta
—un asunto crítico tanto para la sociedad como para la educación—. No hay
lógica interna que guíe el desarrollo de la educación matemática en uno u
otro sentido. Una educación matemática comprometida con la democracia no
puede basarse simplemente en las cualidades intrínsecas de la matemática o en
los constructos conceptuales de la disciplina misma. En lugar de ello, hay que
considerar que muchos factores sociales, políticos, económicos y culturales
dirigen y redirigen constantemente su desarrollo.
Las matemáticas y las prácticas de educación matemática, lo mismo que
la investigación en educación matemática, enfrentan esta situación crítica
cuando abren sus puertas a la democracia. En primer lugar, ya no se puede
suponer que las matemáticas ostentan el título de “reina de las ciencias”, que
duermen en el limbo de la neutralidad, la asocialidad, la amoralidad y la apo-
liticidad. No se pueden concebir independientemente de la gente que en un
proceso social histórico las creó y las ha usado —ni pueden ser separadas de
10 Educación matemática crítica
los valores, las intenciones y los intereses de esa gente (Martin, 1997)—, ni
pueden ser excluidas de los marcos sociales donde crecieron o de las estruc-
turas sociohistóricas que les confirieron poder. Debido a que las matemáticas
en nuestros días son muy diferentes de lo que eran hace sólo cincuenta años,
se están desarrollando constantemente, lo mismo que sus funciones sociales;
es importante que la educación matemática ayude a identificar los diferentes
roles y funciones sociales posibles de las matemáticas a medida que la sociedad
avanza y se vuelve más compleja.
Hay un reto también para las prácticas de educación matemática. El con-
cepto de educación matemática podría ser reformulado. De una definición
estrecha que cobija las interacciones entre profesores y estudiantes para el
aprendizaje y la enseñanza de las matemáticas en un contexto de salón de clase,
se podría pasar a una noción más amplia que incluya otros tipos de prácticas
sociales que tienen un impacto en el aprendizaje y la enseñanza de las mate-
máticas. Las prácticas de educación matemática podrían considerar también,
por ejemplo, la elaboración de políticas generales y curriculares, la escritura
de textos de matemáticas y las actividades institucionales para organizar la
educación matemática dentro de la escuela lo mismo que la formación inicial
y continuada de profesores (Valero, 1999). Con esta definición más incluyente
podríamos esperar captar la complejidad de las prácticas de educación mate-
mática en la sociedad.
Consideramos que la educación matemática tiene el potencial de contri-
buir al desarrollo de las fuerzas democráticas en la sociedad. Sin embargo, tal
potencial no está vinculado intrínsicamente a la naturaleza de las matemáticas
y de la educación matemática. Surge de una combinación de factores como:
quién está comprometido en las prácticas de educación matemática, a los pro-
pósitos de quién sirven las prácticas, qué objetivos persiguen, cuándo y dónde
ocurren y por qué se ejecutan. Así como la educación matemática podría
servir intereses democráticos, también lo ha hecho a intereses antidemocrá-
ticos. Los ejemplos de la Alemania nazi y del apartheid de Sudáfrica sugieren
claramente que la relación entre la educación matemática y la democracia es
crítica, ¡muy crítica!
Esta situación crítica hace pertinente sugerir objetivos generales para la
educación matemática que apoyen el desarrollo de conexiones entre la educa-
ción matemática y la democracia. Sin embargo, es importante darse cuenta de
que tales objetivos no tienen mucho valor descriptivo. Incluso si ellos guían
los currículos de matemáticas, la educación matemática real puede no necesa-
riamente apoyar el desarrollo de valores democráticos ni tales objetivos tienen
Rompimiento de la neutralidad política 11
Colectividad
Las personas actúan como individuos para defender intereses privados. Esta
es la clase de acción política esperada en la tradición liberal. No obstante,
las personas no son mónadas libres, sino seres sociales cuya existencia está
hondamente arraigada en las intrincadas relaciones multilaterales establecidas
entre la gente para crear sus condiciones materiales de vida. Como lo enunció
Lave (1996): “Ser humano es un asunto relacional, generado en la vida social,
históricamente, en formaciones sociales cuyos participantes se comprometen
unos con otros como condición y precondición para su existencia” (p. 149).
Adoptar este punto de vista nos permite ver que la acción humana es social
y que la democracia requiere que las personas compartan la conciencia de la
necesidad de cooperar para tomar decisiones y generar condiciones de vida
apropiadas para todos. La colectividad refiere a esa conciencia y a su aplica-
ción al emprender acciones sociales.
La colectividad no es posible sin un sentido de igualdad en una comu-
nidad. Esta noción refiere aquí al punto de vista compartido de que todos
los miembros de una comunidad pueden realmente desempeñar un papel en
una acción conjunta. La comunidad debería lidiar con asuntos de inclusión
—o exclusión— para asegurar una participación activa de sus miembros en el
logro de las metas de su acción política.
Transformación
El propósito de la acción política es el cambio. Esta noción refiere a la capa-
cidad de acciones colectivas democráticas para modificar y mejorar las condi-
ciones de vida de quienes están involucrados y de la sociedad en general. Se
asocia con la percepción de “vida no como una situación estática de ser sino
como un proceso de llegar a ser” (Aronowitz, 1993, p. 11), en la que la gente
pueda trascenderse dándose cuenta de lo que le falta y comprometiéndose en
la empresa de llevar a cabo lo que le falta (Freire, 1990).
Rompimiento de la neutralidad política 15
Deliberación
En Long Walk to Freedom, Mandela (1994) describió las reuniones tribales de
la antigua Thembuland:
Todo el que quería hablar lo hizo. Era democracia en su forma más pura.
Puede haber existido una jerarquía de importancia entre los oradores, pero
cada quien fue oído [...] El fundamento del autogobierno consistía en que
todos los hombres fueran libres para expresar sus opiniones y fueran iguales
en su valor como ciudadanos. (Las mujeres, me temo, fueron consideradas
como ciudadanos de segunda clase.) [...] Las reuniones continuarían hasta
que se lograra algún consenso. Terminaban con alguna o ninguna unani-
midad. La unanimidad, sin embargo, podría ser un acuerdo para estar en
desacuerdo, para esperar un momento más propicio para proponer una
solución. La democracia significaba que todos los hombres fueran oídos y
la decisión se tomara conjuntamente como pueblo. (pp. 24-25)
Coflexión
La acción política requiere también que la gente se comprometa en procesos
epistémicos. Puesto que la acción colectiva transformativa basada en la deli-
beración es el foco, queremos proponer una manera de conocer de la gente
que participa en este proceso. Hay tanto un aspecto individual de este proceso
16 Educación matemática crítica
por muchos factores que operan fuera de ella. Podemos, por consiguiente,
concebir el Sistema Institucional de la Educación Matemática (siem) como
un escenario crítico para el desarrollo democrático —o para un bloqueo
de los esfuerzos democráticos en educación—. La noción del siem refiere al
conjunto de autores y factores y a sus relaciones, que determinan el funciona-
miento de la enseñanza del aprendizaje de las matemáticas dentro de la escuela
(Perry et al., 1998, p. 51). Estos actores son los profesores como individuos, el
grupo de profesores de matemáticas de la escuela, y los directivos escolares,
especialmente el rector y el coordinador de los profesores de matemáticas.
Los factores están conectados con cada actor; por ejemplo, el conocimiento
profesional, las creencias, el interés y la reflexión del profesor sobre su propia
práctica están asociados a profesores individuales; la cultura profesional, con el
grupo de profesores; y el liderazgo, con los directivos (p. 124).
En este escenario, podríamos proponer diferentes asuntos de investiga-
ción. Por ejemplo, Perry et al. (1998) mostraron cómo el siem puede alcanzar
un equilibrio potencial para el cambio sostenido cuando se consolida una
cultura profesional y, por consiguiente, los valores, las visiones y los compor-
tamientos colectivos se convierten en apoyo de las prácticas de los profeso-
res y de los directivos. Jess y Valero (1999) ilustraron cómo la formación de
profesores que ayuda a consolidar foros de comunicación entre profesores
de matemáticas y directivos de la escuela es un apoyo necesario para que los
profesores cualifiquen y mejoren sus prácticas. Valero (1998) sugirió también
que la manera en que las reformas educativas se implementan en las escuelas
depende de cómo, dentro de la estructura del siem, las ideologías democrá-
ticas respecto a las matemáticas y su enseñanza y aprendizaje son coherentes
y luchan contra otras ideologías tradicionales existentes. La colectividad y la
transformación vienen a ser entonces relevantes en este escenario y pueden
ser fuentes potenciales para preguntas de investigación sobre la complejidad
del funcionamiento de la educación matemática dentro de la escuela.
Agradecimientos
Agradecemos a Iben Maj Christiansen, Thomas Højgaard Jensen, Lena Lin-
denskov, Marilyn Nickson, Jeppe Skott y Bettina Dahl Søndergaard, por sus
comentarios sobre versiones anteriores de este manuscrito. Este capítulo forma
parte de la investigación iniciada por el Centre for Learning Mathematics, en
la Royal Danish School of Educational Studies, Roskilde University y Aal-
borg University, en Dinamarca.
Acceso democrático a ideas
matemáticas poderosas
1
Para ejemplificar el significado de globalización, analicemos el Third International
Mathematics and Science Study (timss) como estudio representativo de carácter inter-
nacional que produjo conocimiento e información acerca del estado de la educación
en matemáticas y ciencias en el mundo. A pesar de todas las discusiones sobre los pro-
blemas del timss como sistema de clasificación legítimo y medio de comparación, al
parecer, en varios ámbitos se concluyó la necesidad de seguir el modelo de los países
de alto puntaje, como Singapur y Japón. Así, en la mesa de trabajo que se llevó a cabo
al inicio del noveno Congreso Internacional de Educación Matemática (icme), el di-
rector del Ministerio de Educación de Singapur expuso la concepción subyacente de
educación en matemáticas y en ciencias y explicó, basándose en ella, el éxito obtenido
por su país. La realización de tal mesa redonda se puede interpretar como un intento de
presentar a la comunidad internacional de educadores matemáticos un modelo que es
deseable seguir. Por otra parte, la mención sistemáticamente escasa de los países que se
desempeñaban de manera muy pobre, como Colombia y Sudáfrica, muestra la dis-
pensabilidad de estos casos en lo que se acepta como pertinente internacionalmente.
28 Educación matemática crítica
2
Podríamos ir más lejos con este argumento si preguntáramos quiénes se benefician
realmente de la difusión del discurso de la sociedad del aprendizaje. Se pueden encon-
trar explicaciones plausibles acerca de las fuerzas asociadas con las tendencias recientes
de reforma en varios países, por ejemplo, en Apple (1996 y 2000).
30 Educación matemática crítica
3
Aquí estamos inspirados por Young (1998), quien presentó la idea de “sociedad del
aprendizaje” como un concepto polémico.
4
Para una discusión de la noción de Bildung, véase Klafki (1986) y Biesta (2000). No
hay una traducción adecuada en inglés ni en español de la palabra alemana Bildung,
aunque se ha sugerido “educación liberal”.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 31
para una ciudadanía activa; pero, por la otra, parece asegurar la adaptación del
individuo a un orden social dado. Aunque desde nuestro campo de investi-
gación y práctica (educación matemática), no podemos resolver las paradojas,
nos parece necesario hacerles frente. De otro modo, la educación matemática
podría actuar ciegamente en el desarrollo ulterior de la sociedad actual. Nos
comprometemos en la tarea de explorar la importancia de estas dos paradojas
desde la perspectiva particular de la educación matemática, examinando las
nociones de ideas matemáticas poderosas y acceso democrático. Lo hacemos me-
diante dos ejemplos.
Dos ejemplos
5
Este proyecto se describe en Alrø et al. (2000a y 2000b), en danés. Es una colabo-
ración entre dos profesores daneses, Henning Bødtkjer y Mikael Skånstrøm, y tres
investigadores, Helle Alrø, Morten Blomhøj y Ole Skovsmose. El proyecto Números
Pequeños y Terribles se ha puesto a prueba en diferentes salones de clase, pero aquí
proporcionamos, sobre todo, una visión general de sus ideas principales.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 33
luchan por encontrar buenas razones para terminar la escolaridad —si, por su-
puesto, tienen la posibilidad de hacerlo—. En verdad, Carlos encuentra difícil
ver el papel de tanto estudio en su futuro. Es incluso más difícil ahora cuando
su familia tiene que dejar la casa que su madre comenzó a pagar hace algunos
años. Recientemente, los abonos mensuales llegaron a ser tan altos que ella se
rindió. Cuando trató de vender la casa, no pudo recuperar un solo centavo de
lo que había invertido, y la mejor solución que encontró fue devolver la casa
al banco como parte de lo que debía.
Carlos no fue el único estudiante que perdió su casa entre 1998 y 1999.
Esta fue la historia de mucha gente en Colombia. Por primera vez, la gente se
preocupó por lo que la Unidad de Poder Adquisitivo Constante (upac), intro-
ducida en 1971, podía significar en sus vidas. Ciertamente una investigación
en el salón de clase habría podido ayudarlos. En lo que sigue imaginamos
algunas líneas generales de un proyecto que se podría llamar Macrocifras que
Llegan a Ser Macropeligros con estudiantes de los grados décimo y undéci-
mo.6 El proyecto puede permitir que los estudiantes reflexionen acerca del
uso de las matemáticas como una fuente de poder a través de modelos eco-
nómicos y sociales.
¿Dónde comenzar? Podríamos pedir a los estudiantes que se informen
con sus familias y amigos acerca del upac y sus predicamentos. Queremos
que el proyecto sea relevante para la situación actual de los estudiantes. Como
una de las fuentes esenciales de indagación, podemos recolectar recibos de
abonos a capital durante los últimos uno o dos años. Podemos pedir ayuda a
los profesores de ciencias sociales para tener información acerca del sistema
upac y de las razones por las cuales en la década de 1970 el gobierno adoptó
este sistema. ¿Es posible descubrir los supuestos del sistema? ¿Son todavía vá-
lidos? El sistema upac, que pretendía promover el ahorro del sector privado
y la adquisición de vivienda, se diseñó bajo el supuesto de que, por una parte,
la devaluación, la inflación y las tasas de interés podían ser controladas por el
gobierno (Currie, 1984; Perry, 1989), y por la otra, que el país podía tener un
crecimiento económico sostenible.
6
Este ejemplo se construye a partir de discusiones con profesores colombianos du-
rante el seminario Cómo desarrollar una educación matemática crítica en el salón de clase,
conducido por Ole Skovsmose, en Bogotá, Colombia (8 y 9 de octubre de 1999),
sobre la presentación de Paola Valero Desenmascarar las matemáticas: un reto para los
profesores del próximo milenio, en Portimão (Portugal), durante el ProfMat 99 (10-14 de
noviembre de 1999) y, en particular, se nutre con discusiones sostenidas con Jacque-
line Cruz y Verónica Tocasuche, profesoras de educación secundaria en Colombia, y
con Pedro Gómez. Estas ideas no han sido todavía implementadas.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 35
7
Desde enero del 2000 se estableció el sistema de unidad de valor real (uvr), que
reemplazó al upac. La uvr estableció un índice más simple basado en el costo de vida
básico nacional.
36 Educación matemática crítica
iniciar cambios en la vida de los estudiantes. ¿Es suficiente lo que todos obte-
nemos durante el desarrollo del proyecto para actuar políticamente alrededor
de las familias que están en problemas?
¿Ilustra este experimento aspectos esenciales de lo que se puede conside-
rar en una indagación en la clase de matemáticas? ¿Es importante hacer reali-
dad este proyecto? Del mismo modo, ¿qué podemos decir acerca de Números
Pequeños y Terribles? Si la educación matemática debe encarar las paradojas
de la inclusión y de la ciudadanía de la sociedad informacional, tales pregun-
tas llegan a ser importantes. Sin embargo, para discutir con mayor detalle las
posibilidades de lidiar con las paradojas, debemos explorar primero lo que
podría ser el significado de ideas matemáticas poderosas. Discutiremos luego los
diferentes aspectos de proporcionar acceso democrático y después regresaremos
a las paradojas.
Decir que algo es poderoso significa tanto como afirmar que puede ejercer
poder. Si establecemos que las ideas matemáticas pueden ejercer poder, po-
dríamos tratar de clarificar las siguientes preguntas: ¿qué queremos decir con
el término poder?, ¿cuál es la fuente del poder de las ideas matemáticas?, ¿cuáles
son las consecuencias de tal poder? En lo que sigue, presentaremos diferentes
interpretaciones posibles.
9
Uno de los signos de influencia de este trabajo es la magnitud, en cantidad y calidad,
en la que el documento de Sfard se ha citado en la investigación en educación mate-
mática desde su aparición en 1991.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 41
10
Para una discusión sobre la noción de porvenir, véase Skovsmose (1994a).
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 43
11
Una interpretación mucho más estrecha del término “cultural” se encuentra en, por
ejemplo, Seeger, Voigt y Waschescio (1998), donde se interpreta la cultura del salón de
clase de matemáticas como lo que se refiere, ante todo, a la interacción y comunica-
ción en el aula. Otras interpretaciones de cultura se presentan en el trabajo de Cobb y
colegas, para quienes el salón de clase es la microcomunidad de práctica donde se cons-
truyen las normas sociomatemáticas y las normas sociales más generales (Cobb, 2000).
44 Educación matemática crítica
12
Los profesores que trabajan desde una perspectiva que empodera culturalmente
pueden afrontar casos de estudiantes que se resisten al juego de “empoderamiento”
de los profesores, porque tales estudiantes pueden visualizar la enseñanza tradicional
como una contribución valiosa para su porvenir.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 45
13
Para una crítica de las etnomatemáticas, véase Vithal y Skovsmose (1997).
46 Educación matemática crítica
limitada por muchos puntos ciegos. Segundo, las matemáticas nos permiten
investigar detalles particulares de un plan aún no realizado. Sin embargo, el
razonamiento hipotético acerca de los detalles de construcciones imagina-
das, apoyado por las matemáticas, también constituye una trampa, porque las
matemáticas imponen una limitación de las perspectivas desde las cuales se
investigan las situaciones hipotéticas. En particular, pueden surgir riesgos que
provienen de los saltos del razonamiento hipotético, que podrían pasar por
alto conjuntos enteros de consecuencias de ciertas implementaciones tecno-
lógicas. Finalmente, como un recurso de la acción tecnológica y de la toma
de decisiones, las matemáticas llegan a ser parte inseparable de nuestra realidad
presente y de otros aspectos de la sociedad. Llegamos a vivir en un entorno
creado y apoyado por medio de las matemáticas. En particular, el desarrollo
de la sociedad informacional está íntimamente ligado a la difusión de las tec-
nologías basadas en las matemáticas.14
Al hablar acerca de ideas matemáticas poderosas, desde un punto de vista
sociológico, no tenemos en mente solo una lista larga de ejemplos de mode-
lación matemática o aplicaciones de las matemáticas que han sido presentadas
en muchos libros de texto para servir el propósito de motivar a los estudiantes
e ilustrar que las matemáticas pueden ser una materia útil.15 Queremos llamar
la atención hacia el hecho de que las matemáticas operan como una parte
integral de muchas acciones tecnológicas y que tales acciones, como cualquier
otra, pueden tener consecuencias positivas o negativas impredecibles. La ca-
lidad de las consecuencias de una acción tecnológica no está garantizada por
la calidad de la base matemática que está detrás de ellas. Las tres características
mencionadas acerca de cómo operamos con las matemáticas y por medio de
ellas pueden ayudar a captar la complejidad de las matemáticas en acción y lla-
mar la atención hacia la falta de certeza básica que está asociada con cualquier
idea matemática puesta en operación en cualquier contexto tecnológico.16
Por consiguiente, es necesaria una crítica de las matemáticas en acción.
14
Para una discusión de las matemáticas en acción y la noción del poder formativo
de las matemáticas, véase Skovsmose (1999), así como Skovsmose y Yasukawa (2000).
15
De Lange (1996) presentó una discusión de las matemáticas aplicadas en la educa-
ción. Encontramos que su punto de vista sobre las matemáticas realistas aplicadas es,
en muchos aspectos, diferente de lo que vemos como sociológicamente pertinente y
poderoso.
16
Para una discusión de la incertidumbre acerca de las matemáticas, véase Skovsmose
(1998 y 2000a).
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 47
Acceso democrático
Todos los estudiantes, en cualquier parte del mundo, tienen derecho a la edu-
cación. Podemos ir más lejos y decir que todos los estudiantes del mundo
deberían tener la posibilidad de aprender matemáticas. El acceso democrático,
en este sentido, se refiere a la posibilidad real de proporcionar “matemáticas
para todos”. Sin embargo, la idea de acceso democrático, entendida como el de-
recho a participar en la educación matemática, es más compleja. Aquí discuti-
mos con mayor detalle lo que la expresión puede representar.
Acceso democrático designa la posibilidad de ingresar a un tipo de edu-
cación matemática que favorezca la consolidación de las relaciones sociales
democráticas. Como lo hemos afirmado en otro lugar (Skovsmose y Valero,
2000), una visión crítica de la conexión entre la educación matemática y la
democracia sitúa la noción de democracia en la esfera de las interacciones
sociales cotidianas y la redefine como una acción política abierta, con un
propósito, emprendida por un grupo de personas. Esta acción es colectiva,
tiene el propósito de transformar las condiciones de vida de quienes están
involucrados, permite a la gente comprometerse en un proceso de comuni-
cación deliberativa para resolver problemas y promueve la coflexión —esto
es, la reflexión colectiva o proceso de pensamiento mediante el cual la gente
“dirige su atención” hacia los pensamientos y las acciones de cada uno de los
otros de una manera consciente (Valero, 1999)—.
El acceso democrático en la educación matemática, en el sentido que
hemos indicado, se lleva a cabo en muchas arenas diferentes en las que tiene
lugar la práctica de la educación matemática. Hacemos referencia a tres de
tales arenas que creemos son fundamentales: el salón de clase, la organización
escolar y la sociedad local y global.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 49
En el salón de clase
El salón de clase de matemáticas es una microsociedad en la que deben estar
presentes las relaciones democráticas entre los estudiantes y el profesor y entre
los mismos estudiantes si la educación ha de proporcionar alguna forma de
acceso democrático. Las relaciones democráticas que permiten la colabora-
ción, la transformación, la deliberación y la coflexión son centrales para abrir
posibilidades de una crítica acerca de los contenidos matemáticos en la clase
y de su importancia en las acciones sociales basadas en ellos.
La comunicación en el aula puede seguir muchos patrones, pero para es-
tablecer un espíritu de democracia son componentes indispensables el diálogo
y la crítica. Así que, un aula de matemáticas gobernada por un absolutismo
burocrático o por una comunicación que no incorpora posibilidades para
politizar la experiencia en educación matemática no representa democracia.
En Alrø y Skovsmose (1996a) se proporcionó un ejemplo de un modelo co-
municativo con una preocupación democrática en educación matemática. El
modelo de indagación cooperativa refiere a una variedad de actos comunica-
tivos que apoyan un proceso de indagación.Tal proceso no puede estar guiado
simplemente por el profesor; más bien son los estudiantes quienes actúan en
el proceso de investigación en cooperación con el profesor. Los elementos del
modelo de investigación cooperativa son: iniciar la comunicación, descubrir,
identificar, pensar en voz alta, cuestionar, reformular, negociar y evaluar.
La naturaleza de algunos de estos actos se puede clarificar con referencia
al proyecto Números Pequeños y Terribles. Cuando los estudiantes llevan a
cabo el experimento relacionado con el control de calidad de los huevos, el
proceso no se reduce a un conjunto de ejercicios organizados en una cierta
secuencia. La apertura permite a los estudiantes “poseer” el proceso de apren-
dizaje y experimentar lo que podría significar ser responsable de tomar de-
cisiones. Cuando los estudiantes trabajan por su cuenta y el profesor quiere
intervenir, los estudiantes no deberían sentir amenazada su calidad de dueños
del proceso de investigación. El profesor tiene que establecer comunicación con
los estudiantes y luego puede cuestionarlos: ¿cómo podría ocurrir que en al-
guna de las muestras hubiera más de un huevo con salmonela? Los estudiantes
pueden tratar de identificar fuentes para la explicación: ¿puede ser que el pro-
fesor no haya mezclado los huevos suficientemente? Se pueden hacer descubri-
mientos: ¿podría ser que las muestras no siempre “dijeran la verdad” acerca de
toda la población? Durante el proceso de negociación en el cual se consideran
varias explicaciones, es posible pensar en voz alta. El pensar en voz alta es una
50 Educación matemática crítica
17
Para mayores detalles sobre estos procesos, véase el capítulo “Aprendizaje dialógico
en la investigación colaborativa” de este libro.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 51
En la organización escolar
Aunque en el aula se dan muchas oportunidades para establecer el acceso de-
mocrático a las ideas matemáticas poderosas, no es la única ni la principal arena
donde ello ocurre. De hecho, investigaciones recientes han reconocido la im-
portancia y la necesidad de comprender las prácticas del salón de clase co-
nectadas con el contexto total de la organización escolar y, más generalmente,
con la institución educativa (Krainer, 1999; Perry, Valero, Castro, Gómez y
Agudelo, 1998; Stein y Brown, 1997;Valero, 2000). En el salón de clase, profe-
sores y estudiantes no están aislados de la manera en que trabajan los pro-
fesores de matemáticas y los directivos escolares para moldear la educación
matemática, mediante la planeación del currículo y del desarrollo profesional
de los profesores. Así que cuando analizamos el acceso democrático, tenemos
que considerar también de qué manera las prácticas de educación matemática
de la escuela operan como un todo y crean oportunidades u obstáculos hacia
este empeño.
52 Educación matemática crítica
18
Vithal (2000a) elaboró la noción de complementariedad en educación matemática
como la posibilidad de “acercar posiciones o teorías conflictivas irreconciliables pero
necesarias” (p. 307) para proporcionar comprensiones mejores y más completas de lo
que estudiamos en educación matemática.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 53
de texto o de una autoridad externa, sino que surgió a partir de una situación
que requería ser comprendida porque afectaba la vida de la comunidad esco-
lar. El potencial para la colaboración entre los profesores y los estudiantes en el
desarrollo del proyecto, lo mismo que para la transformación de sus compren-
siones, y en últimas de su situación en relación con los abonos a un préstamo,
son elementos clave en el proyecto. Si estuviera predeterminado que los pro-
yectos sirvieran como una introducción para, digamos, cálculos algebraicos,
entonces se podría perder fácilmente la importancia de los proyectos. Sería en-
tonces imposible para los estudiantes, o para los profesores, mantener su ca-
lidad de propietarios del proyecto. El carácter experimental del proceso de
diseño del currículo ejemplificado por el proyecto Macrocifras que Llegan a
Ser Macropeligros destaca la importancia de crear un “laboratorio para de-
sarrollo del currículo” (Vithal, 2000a). Esta noción refiere a la cooperación
entre diferentes participantes en la red de prácticas escolares en matemáticas
para construir un proceso de planeación de currículo abierto que reconozca
las preocupaciones democráticas.
países en desarrollo tiene que ver con la reubicación de los recursos como una
estrategia para distribuir las posibilidades de maneras radicalmente nuevas. Si
esto no ocurre, entonces, por ejemplo, las escuelas históricamente negras en
Sudáfrica están condenadas a pertenecer al Cuarto Mundo. La situación en ese
país ejemplifica el problema de cómo una distribución desigual de recursos
obstruye los ideales democráticos.
Un aspecto particular que concierne a la educación matemática y a la
sociedad informacional es el uso de la tecnología en la enseñanza y el apren-
dizaje. Debemos considerar cómo las matemáticas llegan a instalarse en más y
más aparatos tecnológicos (Wedege, 2000) y cómo operan “detrás de la panta-
lla”, haciendo posible el uso de herramientas matematizadas sin que ello pre-
suponga una comprensión profunda de la estructura matemática subyacente
o incluso, quizá, una conciencia de la gran complejidad matemática presente
en la operación. La implicación de esto es que la competencia necesaria para
operar con estas tecnologías ha dividido a la gente en dos categorías: quienes
pueden operar en la superficie de la tecnología y quienes pueden construirla
y reconstruirla. Ambas competencias son esenciales y, por consiguiente, es
importante discutir cómo opera la educación matemática en relación con esta
división. Además, debemos discutir cómo la educación matemática cumple
su función global en un mundo en el que el acceso a los computadores está
reservado todavía para unos pocos. Dada la naturaleza de la sociedad de la in-
formación, la educación matemática ocupa una posición sensible en la cual las
posibilidades en la era de la información están distribuidas entre estudiantes,
regiones y naciones. En la educación matemática, la barbarie de esta distribu-
ción es particularmente visible.
La globalización concierne también al contenido particular de lo que
se aprende. El proyecto Macrocifras que Llegan a Ser Macropeligros aborda
asuntos que representan aspectos generales de cómo se distribuyen los riesgos
y las incertidumbres. Intenta ilustrar de qué manera las cifras económicas de
gran escala y la toma de decisiones pueden tener efectos particulares y contri-
buir a la creación de macropeligros. Esta transformación de cifras en peligros
es una característica básica de la globalización, en la que la toma de decisiones
en gran escala distribuye el riesgo y las incertidumbres de maneras formida-
bles. En este sentido, el proyecto Macrocifras que Llegan a Ser Macropeligros
tiene un valor ejemplar particular.
56 Educación matemática crítica
● ● ● ●
Sociedad ● ●
● ● ● ●
● ● ● ● ● ● ●
Escuela
● ● ● ● ● ● ● ●
● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ●
● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ●●
Aula ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ●
● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ●●
● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ● ●
Lógica Psicológica Cultural Sociológica
19
En este punto, podríamos entrar también en la discusión de lo que significa in-
vestigar una situación que “no existe”, porque hay también una conexión entre las
deficiencias en el área de investigación y las deficiencias en las prácticas reales de
las matemáticas escolares. Debido a que esta discusión es amplia y que no es nuestra
intención exponerla aquí, simplemente mencionamos los trabajos de Skovsmose y
Borba (2004) y Vithal (2000a, 2000b), que han tratado de enfocar este asunto.
Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas 59
Agradecimientos
Agradecemos a Pedro Gómez, Brian Greer, Núria Gorgorió, Lena Lindenskov,
Swapna Mukhopadhyay y Tina Wedege, por sus comentarios a versiones an-
teriores de este capítulo. Hace parte de la investigación iniciada por el Centre
for Learning Mathematics, centro interinstitucional de la Danish University
of Education, la Roskilde University y la Aalborg University, en Dinamarca.
Se cc i ón i1
Ole Skovsmose
1
En lugar de crítico, he hablado de conocimiento “reflexivo” respecto a las matemáti-
cas. Esto se refiere a una competencia al evaluar de qué manera se usan o se podrían
usar las matemáticas. Las reflexiones podrían tener que ver con usos simples y com-
plejos de las matemáticas (véase Skovsmose, 1994a).
66 Educación matemática crítica
Matemáticas y poder
En estos comentarios iniciales acerca de la globalización, no he hecho men-
ción explícita del conocimiento o de las matemáticas. Pero el asunto saber-
poder puede salir fácilmente a la superficie. Daniel Bell (1980) ha sugerido
que el conocimiento y la información son recursos estratégicos. Así como
anteriormente el capital y el trabajo han sido básicos para cualquier teoría
del valor, así mismo el conocimiento y la información están listos para asumir
esa posición.4 Tales formulaciones proporcionan una manera cuantitativa de
relacionar el poder y el conocimiento, mientras que Michel Foucault (1977,
1989 y 1994) los ha relacionado por medio de análisis cualitativos.
4
Así que la función de producción, Q, previamente definida como una función de dos
variables Q = Q(C, L), donde Q denota resultado; C, capital invertido, y L, insumo
de trabajo, puede tomar la forma Q = Q(C, L, S), donde S refiere a comunicación y/o
negocios de servicios.Véase, por ejemplo, Tomlinson (2001).
70 Educación matemática crítica
5
De ese modo, las nociones de conocimiento e información no se analizan en Bell
(1980). En efecto, ambas nociones operan como “comodines” en su teoría del valor.
Así también aparecen en Castells (1996, 1997 y 1998).
6
Significancia no aparece registrada en la vigésima segunda edición del Diccionario de la
lengua española (drae). No obstante, se ha usado como traducción de significance, para
indicar el antónimo de insignificancia, vocablo que sí lo registra el drae. [N. de la T.]
7
Véase, por ejemplo, Skovsmose (1994a) para una discusión del poder “formateador”
de las matemáticas y Skovsmose (2005b) para una discusión del aparato de la razón
y de matemáticas en acción.
Alfabetismo matemático y globalización 71
Constructores
Los procesos de construcción incluyen sistemas avanzados de conocimiento y
técnicas, por medio de los cuales la tecnología, interpretada en la forma más
amplia del término, se mantiene y se desarrolla posteriormente.8 Es tarea de
8
Con el término “tecnología” incluyo no solamente su maquinaria, sino también
la organización, el saber hacer y los procedimientos para diseñar y tomar decisiones.
72 Educación matemática crítica
Operadores
Poner en operación la tecnología en las prácticas del trabajo y las funciones
del empleo incluye muchos elementos diferentes, uno de los cuales son las
matemáticas. Sin embargo, las matemáticas podrían no ser evidentes en la
situación. El operador podría no ser consciente del contenido matemático de
los procedimientos que lleva a cabo.
Tine Wedege (2002) observó cómo la persona responsable de cargar un
avión tiene que considerar qué tan bien balanceado está el avión antes de
despegar. El equipaje se tiene que cargar en diferentes compartimientos de tal
manera que el factor de balanceo permanezca dentro de un cierto intervalo.
El cálculo efectivo de ese factor se hace mediante un computador de acuerdo
con algoritmos que solamente el ingeniero puede conocer. Sin embargo, la
persona responsable de cargar tiene que proporcionar insumos al computador
y tiene que juzgar lo que podría hacerse en caso de que el factor de balanceo
parezca ser muy cercano a los límites superior o inferior de seguridad. Podría
Alfabetismo matemático y globalización 75
Consumidores
Las afirmaciones que provienen de expertos se expresan todos los días en la
televisión y los periódicos. Los números y cifras relativos a elecciones, econo-
mía, cambio de moneda, accidentes e inversiones se mezclan con anuncios de
cualquier tipo de “ofertas especiales”. Alguien debe estar oyendo todo esto.
A estas personas las llamaré consumidores. Uso el término consumidores con
una interpretación amplia y ligeramente irónica; la expresión ciudadano podría
ser más apropiada. Sin embargo, como ciudadanos estamos constituidos en
muchas situaciones como consumidores, y es este el papel que discuto aquí.
De manera más directa, se nos considera posibles consumidores cuando
se nos presenta toda clase de ofertas. Mientras los productos crecen en varie-
dad, los precios crecen en complejidad. No es necesario que un producto sea
tangible; podría ser un servicio en términos de, digamos, una oferta de segu-
ros.Y los precios están inmersos en una complejidad de condiciones de pago
que incluyen rentas y plazos. En otras situaciones estamos constituidos en
consumidores, pero en un sentido más amplio: miramos las noticias, recibimos
información, ideas, prioridades, “estilos de vida”, opiniones, entretenimiento;
escuchamos opiniones, argumentos, justificaciones, legitimaciones cuestiona-
bles y decisiones. Todas esas cosas tienen que ser consumidas por alguien.
En un informe publicado por el Consejo de Tecnología de Dinamarca
(Teknologirådet, 1995) se discute el uso creciente de modelos basados en
computación para la toma de decisiones políticas. El informe revisa sesenta
modelos que cubren áreas como economía, medio ambiente, tráfico, pesca,
defensa y población. Hace hincapié en que este uso extendido de modelos
matemáticos puede erosionar las condiciones para la vida democrática. ¿Quién
9
Una discusión detallada acerca de la confiabilidad y la responsabilidad en relación
con la práctica de aula se discute en Alrø y Skovsmose (2002).Véase también el capí-
tulo “Aprendizaje dialógico en la investigación colaborativa” de este libro.
78 Educación matemática crítica
10
Véase, por ejemplo, Nowotny, Scott y Gibbons (2001).
Alfabetismo matemático y globalización 79
“Desechables”
11
Véase Hardt y Negri (2004) para comentarios acerca del nuevo apartheid.
80 Educación matemática crítica
12
Para una discusión posterior del porvenir, véase el capítulo “Porvenir y política de
los obstáculos de aprendizaje” de este libro.
Alfabetismo matemático y globalización 81
Incertidumbre
Las matemáticas hacen parte de los procesos de construcción, operación, con-
sumo y marginación. En tales procesos se puede experimentar una interacción
entre matemáticas y poder. Esto significa que llega a ser importante considerar
lo que podría significar un alfabetismo matemático funcional o crítico (o
ambos), y que el análisis de este asunto podría conducir a diferentes compren-
siones respecto a las diferentes agrupaciones que se podrían considerar.
Como se mencionó, es posible tener diferentes posiciones en cuanto a
los procesos de globalización. Afirmando el globalismo, se podría incluir una
perspectiva neoliberal y ver la globalización como un paso importante en la
expansión del mercado libre, que proporcionará una base adecuada a efectos
de resolver problemas sociales de toda índole. Se podría, sin embargo, tener
la preocupación respecto a que este liberalismo fuera incluido en la globali-
zación. Se podría tratar de pensar globalmente y considerar en qué medida
la justicia y la igualdad pudieran llegar a formar parte de los procesos de glo-
balización.
Posiciones alternativas similares también pueden estar relacionadas con
las matemáticas en acción. Por una parte, se podría considerar que las ma-
temáticas en acción representan un asunto valioso, en últimas, y celebrar el
uso libre de las matemáticas. En la investigación en educación matemática,
este movimiento neoliberal se plasma en la afirmación de que, como educa-
dor matemático, uno debe servir de embajador de las matemáticas. Cualquier
iluminación por medio de las matemáticas es necesariamente productiva y
conveniente. De acuerdo con este liberalismo, es suficiente un alfabetismo
matemático funcional. No hay necesidad de inventar una distinción entre ser
funcional y ser crítico en lo relativo al alfabetismo matemático.
Por otra parte, se podría encontrar también que las matemáticas en ac-
ción no se pueden considerar simplemente algo deseable en últimas, ya que
los procesos de imaginación tecnológica, razonamiento hipotético, rutiniza-
ción y autorización pueden incluir características atractivas pero también pro-
blemáticas. Esta posición no implica la abolición de las tecnologías basadas en
82 Educación matemática crítica
Agradecimientos
Agradezco a Miriam Godoy Penteado, por los comentarios críticos y su-
gerencias para mejorar las versiones preliminares de este artículo, y a Gail
FitzSimons, por realizar una revisión cuidadosa del idioma. El artículo resulta
de un proyecto de investigación, Aprendizaje para la Diversidad, financiado
por el Danish Research Council for Humanities y por Aalborg University. El
artículo representa un desarrollo posterior de “Ghettoising and Globalisation:
A Challenge for Mathematics Education”, publicado en Proceedings for XI
Inter-American Conference on Mathematics Education, 13-17 de julio del 2003,
Blumenau, Brasil (en cd).
En medio de lo global y lo local:
las políticas de la reforma en la educación
matemática en una sociedad globalizada
Paola Valero
1
Aunque no es pertinente entrar en detalles metodológicos aquí, quiero anotar que
el estudio siguió una variedad de métodos cualitativos que hicieron posible allegar
información acerca de los profesores y los estudiantes en el aula, los profesores como
una colectividad en la escuela, el papel de los directivos escolares en educación mate-
mática relacionado con la toma de decisiones, y acerca de los procesos de formulación
de políticas en los ámbitos nacional y local, concernientes a las matemáticas en las
escuelas secundarias (Valero, 2002).
86 Educación matemática crítica
2
Detrás de esta formulación está el debate clásico del vínculo macro-micro en las ciencias
sociales. Para detalles acerca de las implicaciones de este debate en recientes estudios
educativos véase Martín Izquierdo y Moreno Mínguez (2003).
3
Para una discusión crítica de la globalización y del neoliberalismo véanse, por ejem-
plo, Ocampo (2003), Raplay (2004) y Rupert (2000).
En medio de lo global y lo local 89
niveles micro está lleno de contradicciones y dilemas que salen a la luz en las
múltiples esferas de acción social a través de los cuales opera la globalización.
Esta naturaleza conflictiva se ha captado en la formulación de las dos pa-
radojas sobresalientes de la sociedad informacional, que son pertinentes para
el papel de la educación matemática en el orden actual (véase el capítulo
“Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas” de este libro). La para-
doja de la inclusión designa la contradicción entre el discurso del actual modelo
neoliberal globalizado de la organización social, que hace hincapié en la de-
mocracia, en el acceso universal y en la inclusión como un principio estable-
cido, y el desempoderamiento profundo y la exclusión que ciertos sectores
sociales realmente experimentan como resultado de las prácticas asociadas a
ese discurso. La paradoja de la ciudadanía se refiere a la contradicción entre el
papel de la educación que intenta preparar para la ciudadanía crítica, activa y
autónoma, pero que al mismo tiempo asegura la adaptación del individuo al
orden social dado. Esta paradoja surge del hecho de que la sociedad del apren-
dizaje, que reclama la necesidad de una educación significativa pertinente para
los retos sociales actuales, reduce el aprendizaje a un asunto de necesidad de
adaptación del individuo a las exigencias sociales. La presencia de estas dos
paradojas en el orden global actual es problemática, ya que pone a prueba
principios muy básicos de una democracia radical social con preocupación
por la equidad y la justicia social. Si la educación matemática se ve como una
práctica clave en el orden actual, ella está en la posición crítica de contribuir
a la instalación de las dos paradojas o de retar la producción y la reproducción
de los desequilibrios de la globalización en los ámbitos local y global.
La investigación en educación matemática puede estar implicada también
en la consolidación de las paradojas de la sociedad informacional (Skovsmose
y Valero, 2002). Una de las maneras de hacer esto es precisamente eliminando
una consideración seria del contexto de las prácticas de enseñanza y apren-
dizaje. Como lo he afirmado antes, la apertura del alcance de la investigación
para ver los niveles micro en relación con los niveles macro de la práctica
es una manera de ubicar la educación matemática en la complejidad de los
sistemas de acción y significado que proporcionan un papel a la educación
matemática en nuestra sociedad contemporánea.
Actualmente es inevitable considerar que muchos fenómenos de natu-
raleza social, política y cultural influyen en las prácticas y discursos de la edu-
cación matemática en las escuelas. En lo que sigue presento un análisis del
proceso de reforma educativa en Colombia y de los correspondientes cam-
bios en la educación matemática. Me concentro en tres niveles: el del marco
90 Educación matemática crítica
Los lineamientos curriculares pretendían, por una parte, superar las li-
mitaciones del currículo nacional centralizado de la década de 1980 y de
los primeros años de la siguiente década y, por la otra, seguir construyendo
sobre sus logros. El viejo currículo, basado en la teoría de sistemas aplicada a
las matemáticas,4 integraba los aspectos positivos del programa estructuralista
de las matemáticas modernas con una teoría constructivista piagetiana del
aprendizaje y sus implicaciones didácticas (men, 1991). Esta vieja propuesta
curricular no tuvo los resultados esperados en cuanto al mejoramiento de la
comprensión conceptual de los estudiantes, debido a varios factores: la con-
tradicción interna entre contenidos, métodos de enseñanza y objetivos para la
enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas (Agudelo, 1996); el rechazo de
los profesores a la naturaleza estructuralista y didáctico-tecnológica (García,
1996); la prescripción detallada de los programas que se debían desarrollar
junto con el examen de Estado en matemáticas, que condujeron a una ense-
ñanza procedimental y a un aprendizaje memorístico (Valero, 1997); y la falta
de oportunidades para que los profesores pudieran cuestionar las prácticas de
enseñanza tradicional a favor de la adopción de las nuevas propuestas (Perry,
Valero, Castro Gómez y Agudelo, 1998). A pesar de los escollos, el currículo
de la década de 1980 produjo avances para la educación matemática en el país,
porque fue el primer intento sistemático de difundir ideas fuertes acerca de
la didáctica de las matemáticas entre los profesores de matemáticas y sus dis-
cusiones institucionalizadas acerca de la educación matemática, especialmente
alrededor de la idea de “sistemas” (García, 1996).
Los nuevos Lineamientos curriculares (men, 1998) mantuvieron la idea de
las matemáticas escolares como sistemas de conocimiento, pero introduje-
ron los avances de la investigación internacional en educación matemática
concernientes a los procesos de enseñanza y aprendizaje constructivistas,
orientados hacia la resolución de problemas como idea fundamental acerca
de cómo profesores y estudiantes podrían interactuar en un aula. En contraste
con los lineamientos anteriores —y de acuerdo con el discurso de autono-
mía y descentralización en la Constitución Política y en la Ley General de
Educación— estos lineamientos no trataron de ser una prescripción centra-
lizada y detallada del trabajo de los profesores, sino una guía abierta para la
reflexión entre los profesores en su papel como diseñadores de currículo e
implementadores de este.
4
El currículo estaba basado principalmente en las ideas de Carlos Vasco, quien define
un sistema matemático como un conjunto de objetos con sus relaciones y operaciones
(men, 1991).
En medio de lo global y lo local 97
5
Para una discusión sobre los efectos de la internacionalización de la investigación
en educación matemática y los currículos nacionales en los países en desarrollo, véase
Vithal y Valero (2003).
98 Educación matemática crítica
6
Véase, por ejemplo, Mok y Welch (2003) para el caso de la región del Asia en el Pa-
cífico y Berryman (2000) para algunos países europeos y de Asia Central.
En medio de lo global y lo local 99
(en contraste con otras organizaciones posibles) establece un vínculo con los
puntos de vista estructuralistas de las matemáticas escolares que se han asocia-
do con su carácter procedimental abstracto en las guías curriculares anteriores.
La elección de una literatura de investigación particular (teoría de situaciones
didácticas de Brousseau) para la comprensión y reconceptualización de las
matemáticas escolares refuerza una perspectiva internalista de la disciplina y
de la práctica de la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas (Skovsmose
y Valero, 2001).
La profundidad de la explicación dada a estas ideas contrasta con los lige-
ros y tentativos enunciados proporcionados en relación con otras dimensio-
nes curriculares, como la psicológica, la cultural y la sociológica (Skovsmose
y Valero, 2002). Respecto a la orientación psicológica de los lineamientos,
no hay mayor indicio de preocupación por incluir ideas psicológicamente
significativas en el currículo, excepto la mención del constructivismo como
una posición epistemológica recomendada para adoptarla al pensar acerca del
aprendizaje matemático. Aunque los lineamientos refieren al asunto de poner
atención a la cultura de los estudiantes (men, 1998, p. 30), no es claro si la in-
terpretación de cultura que se adopta trasciende un reconocimiento simple de
todo lo que forma parte de la gente como grupo humano —con caracterís-
ticas particulares y precondiciones particulares para el aprendizaje—. La men-
ción y discusión acerca de la cultura y de su papel en la educación matemática
no es tan amplia como la descripción y el énfasis en el contenido matemático.
Además, parece que las consideraciones de contexto cultural se reducen a la
necesidad de proporcionar un contexto de tarea en situaciones problema.
Finalmente, no hay una indicación clara en el documento de una inter-
pretación sociológica que sea crítica en relación con el papel de las matemá-
ticas y de la educación matemática misma en la acción social y tecnológica.
Mientras que otras guías curriculares (e. g., nctm, 2000) justifican claramente
la enseñanza de las matemáticas en la sociedad (lo que puede abrir un espa-
cio político y sociológico en el currículo), los lineamientos colombianos no
proporcionan una contextualización para la enseñanza y el aprendizaje de las
matemáticas dentro de una justificación teórica social y política más amplia.
Los lineamientos curriculares para las matemáticas en Colombia, como
marco de referencia para el diseño curricular realizado por profesores de ma-
temáticas, ofrecen un marco incompleto para luchar con los retos que la ac-
tual sociedad informacional global le presenta a la educación matemática. La
educación matemática, al intentar enfrentarse a las paradojas de la inclusión y
de la ciudadanía, requiere adoptar perspectivas lógicas, psicológicas, culturales
100 Educación matemática crítica
Agradecimientos
Este artículo está asociado con el proyecto Aprendizaje Desde la Diversidad,
financiado por el Danish Research Council for Humanities y por Aalborg
University. Agradezco a Diana Stentoft, a Troels Lange y a Ole Skovsmose, por
sus comentarios a versiones preliminares de este artículo.
Se cc i ón ii1
Ole Skovsmose
1
Este artículo es una traducción de la versión inglesa titulada “Landscapes of Inves-
tigation” (Skovsmose, 2000) que, a su vez, proviene del original en danés “Undersø-
gelseslandkæber” (Skovsmose, 1999c) publicado en la Serie de Documentos del Cen-
tro de Investigación en Aprendizaje de las Matemáticas de Dinamarca. Este artículo
también se encuentra traducido al portugués en la revista Bolema, núm. 14, pp. 66-91,
de la Universidad de Saõ Paulo, en Rio Claro, en Brasil. La traducción y edición de
esta versión española ha sido realizada por Paola Valero, con la colaboración de Pa-
tricia Perry.
110 Educación matemática crítica
Un ejemplo2
Doy el nombre escenario de investigación a una situación particular que tiene
la potencialidad de promover un trabajo investigativo o de indagación. Pro-
pongo que le echemos un vistazo a la bien conocida tabla de números que,
sin duda, ha decorado las paredes de muchos salones de clase y que ha servido
como base para una variedad de ejercicios. Concentrémonos en un rectángulo
dibujado sobre una parte de la tabla, cuyos vértices nombramos, en orden
cíclico, a, b, c y d (figura 1). Es posible calcular un valor F dado por:
F = ac – bd
El rectángulo puede colocarse en otra posición en la tabla de números y
podemos calcular de nuevo el valor de F = ac – bd.
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
31 32 33 34 35 36 37 38 39 40
41 42 43 44 45 46 47 48 49 50
51 52 53 54 55 56 57 58 59 60
61 62 63 …
2
El siguiente ejemplo se inspira en la presentación de Ole Einar Torkildsen dentro
de la Conferencia NOMUS 1, llevada a cabo en Aalborg, Dinamarca, en 1996.
112 Educación matemática crítica
…-2 -1 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12…
…8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22…
…18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32…
…28 29 30 …
1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31 32 33 34 35
36 37 38 39 40 41 42
43 44 45 …
También sería posible realizar los cálculos en una base diferente. ¿Será que
la cualidad de “ser trasladable” depende de la base que estemos empleando?
Como es natural, no es necesario concentrarnos en configuraciones de nú-
meros determinadas por la ubicación de los vértices de cuadriláteros sobre la
tabla. Podríamos considerar cualquier configuración de números a1, a2,..., an y
cualquier función F = (a1, a2,..., an). Entonces trataríamos de responder a pre-
guntas como: ¿qué funciones definidas por una configuración de números son
constantes respecto a la traslación de la configuración? Y, ¿por qué no consi-
derar también la rotación o cualquier otro movimiento de la figura? Es más,
hasta el momento nos hemos concentrado solo en una propiedad particular
de la función F, su cualidad de ser constante o no; pero podríamos observar
muchas otras propiedades. Esto nos llevaría a preguntarnos ¿qué funciones
definidas en una configuración de números muestran propiedades “atractivas”
cuando la figura se traslada?
114 Educación matemática crítica
Ambientes de aprendizaje
Las prácticas educativas en el aula que se basan en un escenario de investi-
gación contrastan de manera radical con el paradigma del ejercicio. La dis-
tinción entre estos dos tipos de prácticas educativas se puede combinar con
una distinción diferente que tiene que ver con las “referencias” que sirven de
base para el significado que los estudiantes pueden construir de los conceptos
matemáticos y de las actividades en la clase.
En filosofía se han hecho muchos intentos para aclarar la noción de
significado con relación a una referencia. Tales intentos han inspirado a los
educadores matemáticos en la discusión del significado, en términos de refe-
rencias posibles para los conceptos matemáticos. Por ejemplo, la noción de
fracción puede presentarse inicialmente con una referencia a la repartición
de pizzas y luego el significado de fracción puede desarrollarse aún más con la
introducción de diversos conjuntos de referencias de significado. No obstante,
el significado también puede verse, primero que todo, como una característica
de las acciones y no solo de los conceptos. En mi interpretación las referencias
también incluyen los motivos para la acción. En otras palabras, incluyen el
contexto para ubicar un objetivo para la realización de una acción (llevada a
cabo por los estudiantes en un salón de clase). Cuando en las páginas siguien-
tes hable de diferentes tipos de referencias, en general estaré aludiendo a la
producción de significado en la educación matemática.3
Es posible encontrar distintos tipos de referencias. Primero, las preguntas
y actividades matemáticas pueden referirse exclusivamente a las matemáticas.
Segundo, es posible referirse a una semirrealidad —no una realidad que de
hecho podemos observar, sino una realidad construida, por ejemplo, por el
autor de un libro de texto4—. Finalmente, los estudiantes y el profesor pueden
trabajar con tareas que se refieren a situaciones de la vida real.
3
Para un análisis de la producción de significado en la educación matemática, véase
Lins (en prensa).
4
Christiansen (1997) se refiere a una “realidad virtual” como una realidad que el
ejercicio de matemáticas en sí establece en la clase. Mi uso de la noción de “semirrea-
lidad” es similar.
116 Educación matemática crítica
Al combinar los tres tipos de referencias con los dos paradigmas de las
prácticas en el salón de clase surge una matriz que define seis tipos diferentes
de ambientes de aprendizaje (figura 5).Trataré de aclarar lo que quiero decir con
este concepto comentando cada una de las celdas de la matriz.
Formas de organización
de la actividad de los estudiantes
Paradigma Escenarios
del ejercicio de investigación
Matemáticas puras (1) (2)
Tipo de referencia Semirrealidad (3) (4)
Situaciones de la vida real (5) (6)
X
X X X
X X X X X X X X
2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
5
Si no nos damos cuenta de que la manera como las matemáticas encajan con la
semirrealidad, en verdad, no tiene nada que ver con la relación entre matemáticas y
realidad, entonces la ideología de la certidumbre, dominante y frecuente en la educación
matemática habrá encontrado un espacio seguro de existencia. Para una discusión
sobre la ideología de la certidumbre, véase Borba y Skovsmose (1997).
6
Para ideas sobre ejercicios de este tipo véase, por ejemplo, Frankenstein (1989).
Escenarios de investigación 119
¡Mira! La agencia “Gane Más” paga ocho veces lo apostado por el caballo 9.
Pero, fíjate, ¡la agencia “La Segura” paga cuarenta veces lo apostado por el
caballo 10!
Otro ejemplo
Como es natural, se pueden desarrollar escenarios de investigación con un
mayor grado de realidad que lo involucrado en la “Gran carrera de caba-
llos”. En el libro Hacia una filosofía de la educación matemática crítica (Skovsmose,
1999a) he discutido algunos ejemplos organizados como trabajo por proyec-
tos que pueden ilustrar el ambiente de aprendizaje de tipo (6).
El proyecto “Energía” se concentró en modelos de entrada-salida de
energía. Como introducción, los estudiantes calcularon la cantidad de energía
(medida en kilojulios [kJ]) de algunos tipos de desayuno. Luego, empleando
fórmulas provenientes de investigaciones deportivas, se calculó cuánta energía
se emplea en un cierto paseo en bicicleta. Estas fórmulas expresaron el uso de
energía como una función de distintos parámetros como la velocidad, la lon-
gitud del viaje, el tipo de bicicleta y el “área frontal” del ciclista. ¿Cómo medir
esta área? Los estudiantes encontraron un método y realizaron sus cálculos.
De esta manera se aproximaron por primera vez a la idea de realizar un mo-
delo de entrada-salida de energía.
Luego el proyecto se concentró en modelos de entrada-salida para la
producción agrícola. Los estudiantes investigaron una finca no muy lejana a
la escuela. Primero calcularon cuánta energía entra en la producción en tér-
minos de, por ejemplo, el combustible necesario para arar un terreno durante
un año. Sentados en el establo, los estudiantes escucharon la explicación del
granjero sobre los métodos de preparación de un terreno. A continuación
los estudiantes midieron el ancho de las diferentes herramientas: el arado, la
recolectora, etc. Esto posibilitó la estimación de cuántos kilómetros, al año,
el granjero tenía que hacer rodar el tractor para preparar el terreno. En este
terreno se cultivaba cebada. También se calculó la cantidad de energía conte-
nida por la cebada recolectada. En estos cálculos se emplearon estadísticas de
7
Esta descripción la escribí estando en Inglaterra como profesor visitante. Pero si
hubiera estado en Dinamarca probablemente hubiera descrito una “gran carrera de
ciclismo”. ¿Qué habría podido escribir si hubiera estado en Colombia?
Escenarios de investigación 121
vuelve importante reflexionar acerca de los resultados de los cálculos. ¿Son los
cálculos confiables? ¿Consideramos los factores importantes? Bueno, pode-
mos comparar con las estadísticas oficiales; pero ¿son estos resultados correc-
tos? La reflexión crítica sobre las matemáticas y sobre el modelaje matemático
adquiere un nuevo significado.
A diferencia de muchos países del mundo, en Dinamarca el currículo
oficial de la escuela primaria y básica secundaria no es ningún impedimento
para que los estudiantes y el profesor operen en un ambiente de aprendizaje
de tipo (6). No existen exámenes al final de cada año escolar que determinen
lo que se debe aprender y, por lo tanto, las actividades específicas del salón de
clase tampoco están determinadas. Solo después del grado 9º los estudiantes
tienen que enfrentarse a un examen nacional en matemáticas. El examen pro-
duce un resultado para cada estudiante, pero todos los estudiantes pasan. No
es posible “perder” el examen. Más aún, este examen apoya un enfoque inves-
tigativo ya que, en su parte escrita, no se espera que los estudiantes tengan un
conocimiento memorizado.Y en su parte oral, el examen se realiza evaluando
el desempeño de grupos de estudiantes al realizar una pequeña indagación
matemática. A pesar de esta situación, también en Dinamarca el paradigma del
ejercicio tiene muchos adeptos.
8
Para una discusión sobre la comunicación en la clase de matemáticas, véase Alrø y
Skovsmose (1996a, 1996b y 1998).
9
Comparar también con Nickson (1992) y Lerman (1994).
Escenarios de investigación 127
La zona de riesgo
La investigación francesa en didáctica de las matemáticas ha prestado bastante
atención a la noción de contrato didáctico (cf. Brousseau, 1997). Respecto a
la noción ambiente de aprendizaje, un contrato didáctico puede definirse en
términos del “balance en un ambiente de aprendizaje”. Por lo tanto, un con-
trato didáctico se refiere a una armonía establecida entre los parámetros del
ambiente de aprendizaje, esto es, armonía entre la manera como se produce
significado, como se organizan las actividades, como se estructura el libro de
texto, como se lleva a cabo la comunicación, etc. Más aún, esta armonía debe
ser reconocida y aceptada tanto por la profesora como por los estudiantes. El
establecimiento de un contrato didáctico, no obstante, no revela nada sobre la
calidad del ambiente de aprendizaje. Primero que todo, indica que la profesora
y los estudiantes comparten una comprensión y aceptan las prioridades del
ambiente de aprendizaje. Su interacción no es problemática, en cuanto ambas
partes reconocen el contrato.
Un contrato didáctico puede romperse de varias maneras, por ejemplo,
cuando los estudiantes comienzan a preguntar sobre los detalles de una se-
mirrealidad, como se propuso anteriormente. El contrato puede romperse
si la evaluación se cambia drásticamente. En general, el mejoramiento de la
enseñanza de las matemáticas está estrechamente ligado con el rompimiento
del contrato. Mi sugerencia inicial de cuestionar el paradigma del ejercicio
puede verse como una sugerencia para romper el contrato de la tradición de
las matemáticas escolares.
Desde la perspectiva de la profesora, esto puede parecer un movimiento
desde una zona de comodidad a una zona de riesgo. Esta noción de zona de
riesgo ha sido presentada por Penteado (1999), en su estudio de las expe-
riencias de profesores que se adentran en un nuevo ambiente de enseñanza-
aprendizaje, donde los computadores desempeñan un papel crucial. Moverse a
través de los diferentes ambientes de aprendizaje posibles y prestarles atención
a los escenarios de investigación puede causar un alto grado de incertidumbre.
Mi punto es que la incertidumbre no debe eliminarse, sino que hay un gran
reto en enfrentarla.
Los computadores en el aula de matemáticas han contribuido a establecer
nuevos escenarios de investigación (a pesar de que algunos programas cerrados
traten de eliminar las incertidumbres al ajustar las actividades al paradigma
del ejercicio). De manera inmediata, el computador cuestionará la autoridad
de la profesora de matemáticas (tradicional). Los estudiantes que trabajan con,
128 Educación matemática crítica
Pero, ¿por qué molestarse con aprender a operar en una zona de riesgo?
¿Por qué no simplemente aceptar el contrato didáctico de la tradición de
las matemáticas escolares que ha sido elaborado de manera tan cuidadosa?
Cobb y Yackel (1998) se refieren a la “autonomía intelectual” como una meta
explícitamente establecida para sus esfuerzos por instaurar una tradición de
indagación matemática que contraste con la tradición de las matemáticas es-
colares. La autonomía intelectual se caracteriza “en términos de la conciencia
de los estudiantes y del deseo de confiar en sus capacidades intelectuales al
tomar decisiones y hacer juicios matemáticos” (p. 170). La autonomía intelec-
tual puede asociarse con las actividades de exploración y explicación que los
escenarios de investigación facilitan. Es difícil concebir esta autonomía como
algo enraizado en las reglas que determinan el comportamiento adecuado
para operar en la semirrealidad del ambiente tipo (3).
Moverse en la matriz de la figura 5, desde el paradigma del ejercicio hacia
los escenarios de investigación, puede ayudar a abandonar las autoridades del
aula tradicional de matemáticas y hacer que los estudiantes adquieran el papel
de sujeto activo en su proceso de aprendizaje. En el libro Hacia una filosofía de
la educación matemática crítica, he discutido el aprendizaje como una acción y
he enfatizado la importancia de establecer las intenciones de los estudiantes
como elementos que conducen el proceso de aprendizaje. Un sujeto crítico
tiene también que ser un sujeto que actúa.
Estudios de aulas de clase donde problemas del mundo real fueron el
punto de partida para consideraciones matemáticas dieron pie a que Voigt
(1998) formulara la siguiente esperanza que yo también comparto:
Como futuros ciudadanos, los estudiantes tendrán que enfrentarse a muchos
problemas del mundo real que parecen no ser transparentes desde un punto
de vista matemático […] ¿Tiene el ciudadano la capacidad de distinguir
entre las inferencias matemáticas necesarias y los supuestos del modelaje que
dependen de otros intereses? Podría esperarse que prestarle más atención
a la calidad de la negociación del significado matemático en el aula pueda
mejorar la educación de los ‘ciudadanos rasos competentes’. (p. 195)
matemática”. Las referencias a la vida real parecen ser necesarias para estable-
cer una reflexión detallada sobre la manera en que las matemáticas operan
como parte de nuestra sociedad. Un sujeto crítico es también un sujeto re-
flexivo.
¿Cómo desarrollar una educación matemática como parte de nuestra
preocupación por la democracia en una sociedad estructurada por las tecno-
logías que incluyen a las matemáticas como un elemento constitutivo? (Cobb,
Boufi, McClain y Whitenack, 1997) ¿Cómo desarrollar una educación mate-
mática que no opere como una introducción ciega de los estudiantes al pen-
samiento matemático, sino que les permita reconocer sus propias capacidades
matemáticas y que los haga conscientes de la forma como las matemáticas
funcionan en algunas estructuras tecnológicas, militares, económicas y políti-
cas? Nunca me atrevería a afirmar que abandonar el paradigma del ejercicio
para explorar los escenarios de investigación pueda ofrecer una respuesta de-
finitiva a estas preguntas. Tampoco apoyaría la idea de que es suficiente cons-
truir una educación matemática únicamente sobre los pilares de las referencias
a la realidad. Mi única esperanza es que encontrar una ruta entre los diversos
ambientes de aprendizaje que he delineado pueda ofrecer nuevos recursos
para hacer que los estudiantes puedan ser sujetos activos y reflexivos. Y de
esta manera espero que se le pueda dar una dimensión crítica a la educación
matemática.
Agradecimientos
Este estudio de los diversos ambientes de aprendizaje ha sido parte de la in-
vestigación adelantada en el Centro de Investigación en Aprendizaje de las
Matemáticas, en Dinamarca. Deseo expresarles mis agradecimientos, por sus
comentarios y sugerencias para aclarar los escenarios de investigación, a Helle
Alrø, Morten Blomhøj, Gunnar Bomann, Henning Bødtkjer, Arne Astrup,
Miriam Penteado, Mikael Skånstrøm y Paola Valero.
Porvenir y política de los obstáculos
de aprendizaje
Ole Skovsmose
Significado y antecedentes
Trabajar con este problema tiene un significado muy diferente para los
niños de Londres que para los niños de Tanzania, quienes de hecho han usado
este libro de texto. En el primer caso, el ejercicio se puede ver como un intento
de proporcionar ejercicios matemáticos con algún significado (aunque me
parece dudoso el éxito del autor del libro de texto en este caso). Sin embargo,
cuando el texto se usa con niños de Tanzania, como parte de un programa
impuesto a ellos por los oficiales coloniales británicos de la época, el mismo
ejercicio se puede ver como un imperialismo cultural, y la educación mate-
mática se puede caracterizar, como lo ha hecho Bishop, como un arma de
imperialismo cultural.
Se ha discutido sobre significado, haciendo referencia a la noción de cul-
tura. Se ha buscado que la educación matemática sea significativa relacio-
nando actividades de clase y posibles ejercicios contextualizados en la cultura
y los antecedentes de los estudiantes. El escalador en la estación tubular de
Holborn puede tener algún significado para algunos niños ingleses. Traer an-
tecedentes culturales de los estudiantes al salón de clase como recurso para la
contextualización parece pertinente para dar significado a la clase de mate-
máticas. Recurrir a los antecedentes de los estudiantes parece ser una idea
simple y obvia. Sin embargo, no estoy seguro de que estemos tratando con
una verdad simple.
La cultura puede referir a muchas cosas y los antecedentes culturales
pueden operar de maneras diferentes en el aula. La cultura puede referir a la
tradición y al folclor. Pero cuando una noción como cultura zulú la expresa el
sistema del apartheid llega a operar de una manera opresiva. Podría constituir
una trampa. Una “apreciación” de la cultura zulú podría estar asociada con
el supuesto de que la gente que pertenece a esta cultura está por fuera del
desarrollo occidental. Esta cultura podría ser pintoresca e incluir, por ejemplo,
danzas con armas tradicionales. La noción de cultura podría tener una con-
notación negativa, que se refiere a la gente “de allá afuera” y “de allá abajo”, lo
que apoya el punto de vista de que la gente con esa cultura “diferente” debería
más bien quedarse en su casa.
Parece problemático que una apreciación de la cultura dé lugar a una
constante apreciación de las tradiciones. La cultura está cambiando y se está
desarrollando, incluye nuevos elementos, buenos y problemáticos, en una
mezcla compleja. El concepto de cultura es polémico. En consecuencia, no es
posible establecer una relación directa entre los antecedentes culturales de los
estudiantes y aquellos elementos que puedan hacer significativa su educación
matemática.
138 Educación matemática crítica
1
El uso que hago de disposición se puede comparar con el concepto de hábito de Bour-
dieu: “El hábito es el conjunto de disposiciones que inclinan a los agentes a actuar
y a reaccionar de ciertas maneras. Las disposiciones generan prácticas, percepciones y
actitudes que son ‘regulares’ sin ser conscientemente coordinadas o gobernadas por
‘regla’ alguna” (Thompson, en la Introducción a Bourdieu, 1991, p. 12).
Sin embargo, la noción de porvenir no cumple un papel vital en la noción de hábito
de Bourdieu, que parece estar más relacionada con “antecedentes” en mi interpreta-
ción. Mientras que antecedentes (y hábito) conciernen a experiencias, porvenir tiene
que ver con las expectativas, aunque ciertamente mediadas por experiencias. No obs-
tante, considero el concepto de hábito de Bourdieu muy interesante como parte de la
clarificación de las nociones de porvenir y antecedentes.
140 Educación matemática crítica
2
El principal trabajo de Brentano, Psychologie vom empirischen Standpunkte, es de 1874.
Una traducción al inglés se encuentra en Brentano (1995). Searle (1983) analiza co-
nexiones conceptuales entre acción e intencionalidad.
Porvenir y política de los obstáculos de aprendizaje 141
Significado y porvenir
Para establecer significado en la educación, los estudiantes deben involucrarse
en la producción de significado, y el porvenir de cada estudiante es un recurso
esencial para esta producción. Decidí hablar acerca de producción de significado,
siguiendo una terminología presentada en Lins (2001). Sin embargo, no sigo
el marco teórico que allí se presenta, pues restrinjo el uso que hago de pro-
ducción de significado a un sentido metafórico, para subrayar que el signifi-
cado se produce y se construye.
Imaginemos que, como educadores matemáticos, llegamos a una aldea
lejana “más allá de la montaña” y encontramos que en ella hay pollos por
todas partes. Inmediatamente se nos ocurren muchos tipos de actividades
142 Educación matemática crítica
3
Según las interpretaciones filosóficas clásicas, se supone que significado es una pro-
piedad referencial. El significado de un concepto es el conjunto de objetos o entida-
des a las cuales se refiere el concepto. Según esta interpretación, cuando nosotros en
educación matemática podemos expandir las referencias de nociones como función,
función exponencial y espacio métrico, proporcionamos significado extra de tales
conceptos.
Porvenir y política de los obstáculos de aprendizaje 143
Además:
El Cuarto Mundo comprende grandes áreas del globo, tales como parte del
África Subsahariana y las áreas rurales empobrecidas de Latinoamérica y
Asia. Pero literalmente está también presente en cada país, y en cada ciudad,
en esta nueva geografía de la exclusión social. (p. 164)
Se suponía que yo debía darles una hoja de ejercicios que ellos habían
comenzado a resolver en la sesión anterior. Mientras muchos de los estu-
diantes trabajaban, dos muchachos comenzaron a conversar conmigo. Se
suponía que debían estar trabajando en matemáticas. En lugar de ello mi-
raron la hoja de trabajo y se rieron. Pidieron mi ayuda, pero en realidad
tenían curiosidad sobre cuáles eran mis intenciones y motivaciones para
estar en su escuela. (2002, p. 490)
Los estudiantes no podían entender por qué Paola Valero había ido a su
escuela pobre y había elegido hablar con estudiantes pobres. La conversación
hizo que ella mencionara que había razones para estudiar y, en particular, para
estudiar matemáticas. Entonces uno de los estudiantes respondió: “La única
clase a la que me gustaría poner atención es a la de inglés, porque quiero salir
de este hijueputa país e irme a los Estados Unidos”.
Es difícil encontrar una expresión más clara de que las razones para el
aprendizaje deben encontrarse en el porvenir de los estudiantes y que un
porvenir arruinado es un obstáculo de aprendizaje de enormes dimensiones.
Los estudiantes pueden estar muy conscientes de esto. Ellos interpretan los
obstáculos de aprendizaje, y las dimensiones sociopolítica y económica de
tales obstáculos podrían ocasionar que un estudiante o un grupo de estudian-
tes opongan resistencia hacia el aprendizaje. Así, Planas y Civil observan: “Si
los estudiantes no pueden ver perspectiva alguna en lo que están haciendo,
entonces no podemos esperar participación significativa alguna de parte de
ellos” (2002, p. 15).
Alrø y Skovsmose (2002) discuten en detalle acerca de un grupo de estu-
diantes que no pueden hallar motivación alguna con la cual comprometerse
en la tarea propuesta en el aula. No son capaces de empeñar sus intenciones en
las actividades —no hallan motivos—. Un obstáculo de aprendizaje desempeña
el papel de resistencia al aprendizaje.
Porvenir y política de los obstáculos de aprendizaje 147
Agradecimientos
Agradezco a Helle Alrø, Bill Barton, Núria Gorgorió, Arne Astrup Juul,
Miriam Godoy Penteado, Núria Planas y Paola Valero, por sus comentarios
críticos y sugerencias para el mejoramiento de este artículo. Una versión preli-
minar se presentó en el segundo Congreso Internacional de Etnomatemáticas,
realizado del 5 al 7 de agosto del 2002 en Ouro Preto, Minas Gerais, Brasil.
Una traducción portuguesa se publicó en J. Ribeiro, M. Domite y R. Ferreira
(Eds.), Etnomatemática: papel, valor e significado. São Paulo, Brasil: Zouk.
Aprendizaje dialógico en la investigación
colaborativa
También son útiles para controlar lo que ya se sabe y, como bien lo saben pro-
fesor y estudiantes, pueden proporcionar seguridad y comodidad en el salón
de clase. Así, parece que la calidad de la comunicación influye en la calidad del
aprendizaje.
Una de las consecuencias más preocupantes del aula tradicional es la
autoridad que se impone subrepticiamente a través del libro de texto, el libro
de respuestas y la comunicación entre profesor y estudiante, y que limita las
posibilidades de los estudiantes de asumir responsabilidad, ser activos y apro-
piarse de su proceso de aprendizaje. Queremos cuestionar la organización
del aula tradicional de matemáticas introduciendo escenarios de investigación
como un marco que garantiza la cooperación indagativa y nuevas maneras de
comunicarse en el aula.1 Esto nos remite a la noción de diálogo.
Diálogo y aprendizaje
En el habla cotidiana, diálogo puede referirse a muchas cosas diferentes. Por
ejemplo, al diálogo entre el este y el oeste, o al diálogo tedioso o largo en el acto
final de una obra teatral. Aquí es nuestro deseo dotar la noción de diálogo con
un significado más específico. Caracterizamos el diálogo como una forma de
comunicación que requiere condiciones específicas: está asociada a un proceso
de indagación, incluye toma de riesgos y mantiene la igualdad. Esta noción de
diálogo establece el paso inicial de nuestra presentación en Dialogue and Learning
in Mathematics Education (Alrø y Skovsmose, 2002). En tal libro desarrollamos
nociones y perspectivas teóricas que permiten conectar diálogo y aprendizaje.
Aquí tratamos de recapitular algunos asuntos de este desarrollo. Nuestro con-
cepto de diálogo se inspira en diferentes autores, aunque no adherimos a nin-
gún marco teórico específico como fundamento para nuestro estudio.2
Entendemos el diálogo como parte de un proceso de indagación, cuyo
objetivo es obtener nuevas comprensiones. Durante este proceso, quienes
están involucrados actúan hacia cada uno de los demás y hacia el tema en
consideración con curiosidad, sentido crítico y ponderación reflexiva. Visto
1
La noción de escenario de investigación se discute con detalle en Alrø y Skovsmose
(2002). Véanse también Skovsmose (2002) y su traducción en el capítulo “Escenarios
de investigación” de este libro.
2
Este concepto de diálogo se desarrolla a partir de, e. g., Bohm (1996), Cissna y
Andersson (1994), Freire (1972), Isaacs (1999), Kristiansen y Bloch-Poulsen (2000),
Lindfors (1999), Rogers (1994) y Wells (1999).
Aprendizaje dialógico en la investigación colaborativa 151
3
Este proyecto se presentó en Alrø y Skovsmose (2002) y en Alrø, Skovsmose y Skåns-
trøm (2000 y 2003). El grado décimo es el último año en la escuela obligatoria danesa.
Después, los estudiantes pueden elegir continuar en diferentes direcciones dentro
de las escuelas vocacionales. Pueden escoger entrar al gimnasio (estudio de tres años
que prepara para la universidad). Algunos de los estudiantes miembros ya han dejado,
desde el grado noveno, la escuela obligatoria y han tomado la ruta más directa hacia
el gimnasio. El grado décimo puede ser útil para ayudar a que los estudiantes decidan
qué hacer en su vida en adelante.
Aprendizaje dialógico en la investigación colaborativa 153
acuerdo con alguna otra información la tasa de cambio está a 81,29). El costo
de la mano de obra es de 8%. Se espera que la ganancia para la división danesa
sea de 25%. Finalmente, no se debe olvidar el impuesto al valor agregado de
25%. Así, puede ser que el negocio no sea tan fácil de realizar.
Mary y Adam se sientan frente a un computador y abren la hoja de cálculo
Excel. Se concentran para sacar adelante el problema comercial, y pronto su
mundo parece volverse más y más pequeño. El sonido del local de producción
disminuye. Frente a ellos, la pantalla muestra la hoja de cálculo vacía, si bien,
dispuesta adecuadamente, ella podría clarificar la situación.
Parece razonable comenzar por las setenta coronas suecas y desarrollar
la hoja de cálculo sobre la base de tal cifra. Se tiene que agregar el seguro y
el embarque de 1,5%. Después de algún examen colaborativo, Mary y Adam
llegan a la fórmula B4 = B3*1,015. Entonces es necesario convertir coronas
suecas en coronas danesas. Mary se sorprende de que la tasa de cambio sea
tan baja. Se deben considerar muchos más elementos; pero, paso a paso, ellos
llegan a las formulaciones que se muestran en la tabla 1.
Tabla 1
Modelo “útil” de Mary y Adam
A B C
1 Se podría usar (fórmula) (valor)
2
3 Precio en moneda extranjera 70 70
4 Seguro y embarque =B3*1,015 71,05
5 Tasa de cambio 81,29 81,29
6 Total en coronas danesas =B4*B5/100 57,756545
7 Mano de obra 8% =B6*1,08 62,377069
8 Ganancia en % 25 25
9 Total =B7+B7*B8/100 77,97133575
10 Impuesto al valor agregado 25% =B9*0,25 19,49283394
11 Precio total =B9+B10 97,46416969
Estos cálculos muestran que es obvio que el negocio con Batman & Co.
no va a ser posible. La compañía está dispuesta a pagar 89 coronas danesas por
cada raqueta, pero los cálculos muestran que las raquetas solo se pueden ofre-
cer por 97,50 coronas danesas cada una. O ¿cuánto exactamente? ¿Se debería
pedir un precio de 97,50 coronas danesas o de 97,4641... coronas danesas
cuando se tuviera un pedido grande? ¿Cuántos decimales es efectivamente
importante considerar cuando se trata de un negocio grande?
154 Educación matemática crítica
Tabla 2
Modelo “Genialidad pura” de Mary y Adam
A B C
1 Genialidad pura (fórmula) (valor)
2
3 Precio máximo 89
4 Impuesto al valor agregado =B3*0,2 17,8
5 Total =B3-B4 71,2
6 Ganancia =B5*0,2 14,24
7 Total =B5-B6 56,96
8 Mano de obra =B7*8/100 4,219259
9 Total =B7-B8 52,74074
10 Tasa de cambio 81,29 81,29
11 Moneda extranjera =B9/B10*100 64,87974
12 Seguro y embarque =B11*1,5/101,5 0,958814
13 Precio máximo en moneda extranjera =B11-B12 63,92093
4
Para más detalles acerca del aprendizaje como acción, véase Alrø y Skovsmose (2002).
158 Educación matemática crítica
actos como unidades analíticas por medio de las cuales podemos observar
elementos de un diálogo.
A partir de estudios anteriores, en los que observamos la comunicación
entre profesor y estudiantes en un ambiente educativo de cooperación in-
dagativa, hemos identificado la siguiente serie de actos dialógicos: entrar en
contacto, localizar, identificar, defender, pensar en voz alta, reformular, con-
trovertir y evaluar. Los hemos agrupado en lo que hemos llamado modelo de
cooperación indagativa (modelo ci) (figura 1). La presencia de los componentes
del modelo ci indica que hay diálogo.5
Entrar
en contacto
Localizar
Identificar
Estudiante Defender
Profesor
Pensar en voz alta
Reformular
Controvertir
Evaluar
5
Véase Alrø y Skovsmose (1996a). El orden de los actos dialógicos es como lo re-
presentamos originalmente en el modelo ci. Naturalmente, este no es el orden en
el que suponemos se observan los actos en un diálogo, y ciertamente no es el orden
en el que encontramos los actos dialógicos en el proceso de indagación del proyecto
Batman. Por consiguiente, en las siguientes enumeraciones e ilustraciones de los actos
dialógicos, no seguimos el orden cronológico del proyecto.
Aprendizaje dialógico en la investigación colaborativa 159
Entrar en contacto
La siguiente secuencia tuvo lugar después de que el profesor hubiera sugerido
a Mary y Adam hacer una hoja de cálculo a la inversa. Aunque esta sugerencia
inicialmente se experimentó como una interrupción —incluida una inte-
rrupción del contacto—, pronto se transformó en un cuestionamiento que
ellos aceptaron y el contacto se restableció:
Entrar en contacto significa ponerse a tono cada uno con el otro. Significa
estar presente y estar consciente de lo que está ocurriendo en la conversación
y de las contribuciones de cada uno de los participantes. También significa
establecer una relación positiva entre los compañeros del diálogo que los dis-
pone para la cooperación. Durante la mayor parte del proceso, Mary y Adam
se mantienen en contacto, les es posible mantener ese contacto durante toda
la secuencia. El contacto se puede observar en sus preguntas de indagación,
frases interrogativas y confirmación mutua —sin olvidar el sentido del humor
y las risas—.
A veces ellos pierden contacto, como cuando no captan realmente la idea
central de cierta propuesta o cuando tienen problemas respecto a los tecni-
cismos del computador y comienzan a discutir. Cuando el profesor interfiere
con observaciones acerca del número de decimales, Mary experimenta esto
como una interrupción, y la pérdida de contacto está marcada por su giro
hacia atrás, hacia donde está el profesor. Él interrumpió antes de tener la sen-
sación de lo que estaba preocupando a los estudiantes. Este es un ejemplo de
falla relativa al acto dialógico de entrar en contacto. Sin embargo, el profesor
se las arregló para restablecer el contacto y una evidencia de ello puede ser
su primera observación en la que les confiesa que ni siquiera él mismo sabía
cómo una compañía manejaría lo relacionado con un gran número de deci-
males al hacer negocios.
160 Educación matemática crítica
Localizar
Mary: No, luego escribes 70 [el precio original en coronas suecas], y luego
es más la tasa de cambio, ¿no es así?
Adam: ¿Qué tal si se usa otra tasa de cambio y no 70 coronas?
Mary: Entonces llenas esa caja de allí más la tasa de cambio, ¿supongo?
Localizar hace referencia a hallar algo nuevo o algo de lo cual uno no era
consciente. El profesor y los estudiantes pueden localizar perspectivas nue-
vas o existentes formulando preguntas de indagación, es decir, preguntas que
expresan sorpresa o incredulidad. Las preguntas de indagación no tienen de
ninguna manera una respuesta directa o simple. Localizar en cooperación
alude a expresar y hacer visibles algunas perspectivas que podrían no haber
aflorado en la conversación. Localizar es explorar y ensayar posibilidades; con-
siderar con especial atención un tema en lugar de rechazarlo. También podría
significar, por ejemplo, explorar un algoritmo o una manera sugerida de lidiar
con un problema, aunque la propuesta pudiera parecer inadecuada, inútil o,
simplemente, “incorrecta”.
Aprendizaje dialógico en la investigación colaborativa 161
simplemente porque no las ha oído. Por lo tanto, se corre el riesgo de que las
perspectivas relevantes pasen desapercibidas por no estar localizadas.
Identificar
Defender
La siguiente observación hecha por Mary ocurrió cuando ella y Adam co-
menzaron el proceso de organizar la hoja de cálculo a la inversa. Debía remo-
verse el impuesto al valor agregado, y ellos luchaban para tratar de hallar cuál
podría ser la operación inversa de sumar el impuesto al valor agregado. Parecía
inmediato que esto debería implicar algo relacionado con sustracción. Sin
embargo, Mary hizo la siguiente propuesta:
Mary: Sí, de otro modo tendríamos que decir dividido por 1,25, ¿bueno?
Un poco más tarde, Mary volvió a la idea que, sin embargo, fue anulada
inmediatamente por Adam:
Pensar en voz alta significa expresar los pensamientos, las ideas y las emo-
ciones incluidos en el proceso de indagación. Pensar en voz alta es una manera
de hacer público lo que solamente se puede experimentar desde adentro.
De esta manera, más elementos se transforman en recursos de investigación.
Formular ideas impulsivas hace visible y accesible una perspectiva para la con-
troversia o la amplificación colectivas. A veces las preguntas hipotéticas pare-
cen provenir del pensar en voz alta y pueden funcionar como una invitación
a una investigación posterior.
El pensamiento en voz alta llega a parecer un mensaje codificado, como
en la secuencia que se ha citado. Aquí, Mary y Adam tienen que encontrar su
manera de crear la hoja de cálculo, y pensar en voz alta es corto y codificado,
pero esencial para asegurar la naturaleza colectiva del proceso de indagación y
mantener el proceso en la ruta correcta.
Pensar en voz alta puede tomar formas diferentes. Naturalmente, puede
operar en una forma verbalizada, pero si apenas atendemos lo que Mary y
Adam dicen, nos percataremos solo de algunos elementos de su “pensar en
voz alta”. Pensar en voz alta, en particular en matemáticas, también se puede
expresar en bosquejos, diagramas, resúmenes o fórmulas, o como experimen-
tos que se muestran en la pantalla.Tales actividades pueden estar acompañadas
por observaciones como: “aquí” o “solo mire”, así que el pensar en voz alta no
se registra adecuadamente mediante la grabadora de audio o transcripciones.
Pensar en voz alta podría significar pensar en público y el actuar en público de
los pensamientos se puede facilitar de muchas maneras diferentes. Esto es lo
que estaba ocurriendo entre Mary y Adam, y es un acto dialógico importante.
Reformular
Controvertir
La controversia que define la parte principal del proyecto Batman fue planteada
por el profesor al sugerir la posibilidad de volver al revés la hoja de cálculo.
Evaluar
Aprendizaje dialógico
El aprendizaje no se puede observar directamente, tampoco la comunicación
que tiene lugar en ambientes educativos. Así que, no podemos saber lo que
Mary y Adam aprendieron realmente. Solo podemos oír que Mary afirma
que ella, en verdad, aprendió algo, y podemos analizar la interacción entre el
profesor y los estudiantes durante el proceso para dar una ojeada al proceso
de aprendizaje de estos.
Hablamos acerca del aprendizaje dialógico cuando un proceso de en-
señanza-aprendizaje incluye una rica variedad de actos dialógicos. Los ac-
tos dialógicos del modelo ci pueden ocurrir en diferentes conglomerados
y combinaciones cuando el profesor y los estudiantes se involucran en una
cooperación indagativa. Cuando ocurren parecen tener gran influencia en
las posibilidades de que el profesor y los estudiantes produzcan juntos nuevas
ideas.9 Así que el modelo ci es un indicador de aprendizaje dialógico. Sin
embargo, dicho modelo no prescribe cómo apoyar el aprendizaje dialógico;
indica cómo y cuándo los procesos de aprendizaje están basados en la indaga-
ción, el riesgo y la igualdad.
¿Se puede desarrollar más el modelo ci? Usar el proyecto Batman como ejem-
plo nos ha permitido describir los elementos del modelo ci original. Como
lo hemos mostrado en la sección anterior, entrar en contacto se puede describir
mediante el uso de nociones como poner a tono, tener cuidado, estar pre-
sente, apoyar, confirmar, usar el humor, formular preguntas de indagación y
preguntas de confirmación. Localizar implica la posibilidad de solicitar que se
indague, se dude, se amplíe, se formulen preguntas de examen y verificación y
también que se exploren y ensayen estrategias o ideas, que incluyen formular
9
Véanse ejemplos en Alrø y Skovsmose (2002).
Aprendizaje dialógico en la investigación colaborativa 169
¿Por qué tratar de apoyar el aprendizaje dialógico? Esta pregunta nos con-
duce a las perspectivas básicas de la educación y el aprendizaje. El aprendizaje,
especialmente el de las matemáticas, se puede organizar sobre el supuesto de
que las matemáticas constituyen una forma de conocimiento que es valiosa
en sí misma. En Dialogue and Learning in Mathematics Education nos referimos,
sin embargo, a un cuestionamiento crítico. Esto surge de la observación de
que las matemáticas en todas sus muchas formas no se pueden considerar una
“bondad última”, sino una forma de conocimiento que puede operar en con-
textos muy diferentes y que necesita reflexión y crítica. D’Ambrosio (1994)
ha hecho hincapié en que las “maravillas”, lo mismo que los “horrores” de la
ciencia y la tecnología tienen que ver con los avances en matemáticas.
Esto lleva a la necesidad de una educación matemática, que no solamente
trate de aportar competencia al operar con las nociones matemáticas, sino
también competencia para reflexionar en lo que se puede hacer por medio de
las matemáticas. Las reflexiones críticas sobre las matemáticas llegan a ser un
elemento importante en el desarrollo de una ciudadanía crítica, y el aprendizaje
dialógico, con sus cualidades de indagación y reflexión, es importante para
apoyar tal aprendizaje crítico de las matemáticas.
Así que consideramos el aprendizaje dialógico, en particular en mate-
máticas, como necesario para el desarrollo de una posición crítica. Debemos
recalcar que podría haber muchas razones para no desarrollar el aprendizaje
dialógico en un contexto escolar. El profesor tiene una responsabilidad en
relación con los estudiantes. Podría haber situaciones en las que tuviera que
tomarse una decisión rápida, por ejemplo, cuando los estudiantes se burlan
unos de otros. Podría haber situaciones que exigen instrucción y control.
Podría haber muchas situaciones en las que el profesor tiene que romper el
diálogo. Imagínense una conversación que se ha convertido en un diálogo
entre el profesor y ciertos estudiantes acerca de un asunto específico que, sin
embargo, pudiera involucrar solo a ese grupo particular. Como el profesor
debe tener en cuenta el interés de todos los estudiantes, podría haber límites
en relación con qué extensión es posible proseguir un diálogo particular. Por
ello, no consideramos que la invitación a un escenario de investigación y al
aprendizaje dialógico sea la respuesta a todo tipo de retos educativos; pero
encontramos que este tipo de aprendizaje tiene ciertas cualidades, de las que
debemos ser conscientes para cuestionar las rutinas y facilitar la investigación
colaborativa.
Aprendizaje dialógico en la investigación colaborativa 171
Agradecimientos
Agradecemos a Mary y Adam (seudónimos), por proporcionar la oportu-
nidad de escucharles su conversación, y a Mikael Skånstrøm, por invitarnos a su
salón de clase. Este estudio se llevó a cabo como parte de la investigación ini-
ciada por el Centre for Researh in Learning Mathematics, Dinamarca, y que-
remos agradecer a nuestros colegas Morten Blomhøj, Iben Maj Christiansen,
Elin Emborg, Lena Lindenskov y Tine Wedege, por sus preocupaciones en
relación con el desarrollo de todo nuestro estudio. Finalmente, queremos
agradecer a Leone Burton, por sus comentarios muy útiles y sugerencias para
mejorar el texto y por llevar a cabo una revisión cuidadosa del lenguaje. Una
versión preliminar de este documento se presentó en la sexta Conferencia
Griega en Educación Matemática e Informática en Educación, realizada en
Volos, en 2003.
Posmodernismocomo una actitud
de crítica hacia la investigación dominante
en educación matemática
Paola Valero
Paola: Muchachos, ¿por qué no hacemos una mesa redonda? Esta sería la
mejor organización para lo que vamos a hacer hoy.
Estudiantes: ¿Dónde está Julia?
Paola: Ella no pudo venir hoy porque está realizando una solicitud para un
proyecto de matemáticas. ¡Su profesora trabaja duro! Muy bien. Como
Julia les dijo, yo estoy en esta escuela observando la manera en que
sus profesores enseñan matemáticas, y tratando de comprender cómo
trabajan ellos y cómo hacen lo que hacen. Me gustaría tener una
charla con ustedes acerca de lo que ven en este cuento de aprender
matemáticas. Mi intención es que tanto ustedes como yo nos hagamos
preguntas y tengamos una buena conversación. Así que, para comenzar,
¿les gustan las matemáticas?
[Silencio]
Paola: ¿Opiniones? ¿Son chéveres? ¿Son aburridoras?
[Silencio]
Paola: ¿Nadie quiere decir algo?
[Silencio]
Paola: Yo no le voy a decir a Julia lo que ustedes hayan dicho aquí. ¡Esto es
entre ustedes y yo!
Carolina: Bueno, yo creo que la mayor parte de nosotros cree que es difícil, por
consiguiente no nos gusta.
Paola: ¿Por qué piensas que es difícil?
Posmodernismo como una actitud de crítica 175
[Silencio]
Tomás: ¡Es porque no se puede usar para nada, excepto para pasar el examen!
Paola: Si es difícil y ustedes no pueden saber para qué se usa, ¿significa esto
que no vale la pena estudiar?
[Silencio]
Daniel: Bueno, si no estudiamos, no pasamos.Y si no pasamos, no obtenemos
nuestro diploma de bachillerato, y esto es lo mínimo que necesitamos
para obtener un trabajo incluso en el mercado que está al otro lado de
la calle.
Paola: ¡De modo que en cualquier caso es importante aprender matemáticas!
[Silencio]
Tomás: ¡No son las matemáticas! Es pasar, ¡salir de esta escuela y tener
un trabajo!
[Silencio]
La conversación siguió de esta manera durante un rato hasta que fue hora
de continuar con la hoja de trabajo. La casi reticencia de los estudiantes para
involucrarse en nuestra conversación difería de su aparente involucramiento
en la resolución de ejercicios de trigonometría planteados en la hoja de tra-
bajo. Especialmente, me di cuenta de dos muchachos que miraban el papel y
reían, me miraban a mí y reían, miraban a los otros y reían. Me llamaron para
pedirme ayuda:
Andrés: Podemos ver en tu cara que nunca has sufrido; tú lo has tenido
todo fácil.
Paola: Yo no he sufrido, es cierto. Pero esto no significa que para mí haya
sido fácil. Estudié duro para tener la posibilidad de hacer lo que estoy
haciendo.
1
El nombre ficticio Esperanza, que se la ha dado a esta escuela, alude al compromiso
de los profesores con su trabajo y a sus esperanzas de contribuir a la mejora de las con-
diciones de vida de los estudiantes. Para más detalles sobre la escuela y sus profesores
véase el capítulo “En medio de lo global y lo local” de este libro.
Posmodernismo como una actitud de crítica 177
Retos al discurso
Si se me pidiera dibujar al “estudiante ideal de la reforma”, yo dibujaría a un
ser que parece visitante del espacio, con una cabeza grande, probablemente
un corazón pequeño, y un pedacito de cuerpo. Este ser estaría principalmente
Posmodernismo como una actitud de crítica 179
solo y la mayor parte del tiempo hablando acerca del aprendizaje de las mate-
máticas, y debería ver el mundo a través de su experiencia matemática escolar.
Sería un esquizoser2 pues posee un yo claramente dividido —uno que tiene
que ver con las matemáticas y el otro, con otras cosas no relacionadas—.
Andrés y José me hicieron cuestionar esta caricatura del aprendiz esquizo-
matemático. ¿Será que Andrés y José son aprendices esquizomatemáticos? ¿Será
que puedo concebirlos como estudiantes que están principalmente aprendien-
do matemáticas? ¿Será que ellos actúan de una manera particular? ¿Será que
están interesados en aprender matemáticas? ¿Será que pueden separar su ex-
periencia de aprender matemáticas de su experiencia escolar y de toda su expe-
riencia de vida? Sus palabras,“La única clase a la que me gustaría poner atención
es la de inglés, porque quiero salir de este hijueputa país e irme a los Estados
Unidos. Aunque ni siquiera sé decir ‘Hello, good morning’.”, me hacen pensar
que los estudiantes no son solo aprendices de matemáticas, no están nece-
sariamente interesados en aprender matemáticas, no actúan de las maneras
esperadas, no perciben una separación entre la experiencia de su aprendizaje
matemático y toda su experiencia escolar y vital, y tienen toda una integridad
humana. Me vi forzada a ampliar el foco de lo que parece ser fundamental
en la investigación en educación matemática concerniente a los estudiantes
de las escuelas. En la búsqueda para ampliar mi punto de vista acerca de los
estudiantes de las clases de matemáticas, examiné la literatura de investigación
otra vez a la luz del episodio con José y Andrés y su contexto.
Muchos documentos de investigación describen situaciones de clase en
las que los estudiantes realizan actividad matemática. Estos salones de clase son
limpios; los estudiantes se comportan bien —por una parte, nunca usan pa-
labras malsonantes— y los profesores nunca tienen que enfrentar problemas
de disciplina, falta de atención o motivación insuficiente. Como un ejemplo de
tal retrato, examinemos la descripción de una secuencia de clase en la inves-
tigación de diseño y desarrollo de Cobb y sus colegas; una clase de séptimo
grado que estaba trabajando en análisis de datos estadísticos (Cobb, 2000). Los
investigadores que colaboraban con el profesor en la clase estaban interesa-
dos en hacer que las concepciones de los estudiantes acerca del análisis de da-
tos evolucionaran en una cierta dirección que se considera matemáticamente
2
Soy consciente de los posibles problemas de usar el prefijo esquizo para construir esta
imagen. Uso el prefijo como “una forma de combinar el significado de ‘partición’,
usado en la formación de palabras compuestas: esquizogenética. [<Gr. forma com-
binada para representar schízein partir, dividir>]” (Webster’s Encyclopedic Unabridged
Dictionary, 1996, p. 1714).
180 Educación matemática crítica
3
Vithal (2000) presenta descripciones cruciales de aulas de matemáticas en Sudáfrica,
en las que son visibles toda la realidad y el desorden de la enseñanza. Así lo hacen Alrø
y Skovsmose (2002) en sus descripciones de algunos salones de clase daneses.
Posmodernismo como una actitud de crítica 181
a un grupo de niños durantes tres años para estudiar “cómo los niños cons-
truyen sus ideas cuando se enfrentan a tareas problemáticas que promueven la
reflexión acerca de situaciones matemáticas” (p. 342). Ellos se concentraron en
el desempeño de dos estudiantes de quienes los únicos datos disponibles eran
sus nombres, género y que cursaban los grados primero y tercero en la época
en que fueron observados.
A partir de sus análisis, Maher y Martino obtuvieron conclusiones ge-
nerales acerca del aprendizaje matemático de los niños. Lo que es importante
para los autores respecto de estos niños es cómo ellos llegaron a pensar acerca
del tema matemático específico concerniente al problema que tuvieron que
enfrentar y cómo las interacciones individuales e interindividuales con los
problemas permite que los niños avancen en la construcción de su conoci-
miento. El artículo, como muchos otros, no menciona el lugar donde tuvo
lugar el experimento. Aunque el problema matemático mismo está dado en
un contexto, estos “niños de laboratorio” están modelados como niños uni-
versales libres de contexto.
La investigación realizada desde la perspectiva del constructivismo social
y del interaccionismo revela más del contexto de los niños. El contexto, en
este caso, es el salón de clase y los niños son reificados como “seres limitados
a un salón de clase”. Podemos observar de nuevo el artículo de Cobb (2000).
La integración de una perspectiva psicológica con una social permite a Cobb
incluir todos los aspectos del aprendizaje individual, lo mismo que del inter-
subjetivo, así como la interacción social en el marco del salón de clase. Esta
combinación lo condujo a formular un modelo en el cual el aprendizaje ma-
temático de los estudiantes está situado respecto a la microcultura del salón de
clase. En esta microcultura, las interpretaciones individuales y el razonamiento
surgen simultáneamente con el desarrollo de las normas sociales del aula, sus
normas sociomatemáticas y sus prácticas matemáticas. Concluye él que la
práctica matemática que surgía en el aula se constituía a través del discurso pú-
blico hecho explícito en la interacción entre estudiantes y profesor. El artículo
no proporciona información acerca de quiénes son los estudiantes, con excep-
ción de su edad, grado de escolaridad y nombres. Aunque se da información al
lector respecto a ellos como participantes de una situación del aula en la que
tienen lugar actividades matemáticas individuales y sociales, no hay referencia
a los participantes como aprendices de carne y hueso —aprendices que viven
y, por consiguiente, conocen, dentro de un contexto social más amplio—.
Los estudios socioculturales del aprendizaje realizados desde perspecti-
vas antropológicas plantean la idea del contexto en la educación matemática
Posmodernismo como una actitud de crítica 183
4
El pei de la escuela es un documento extenso producido como resultado de la nego-
ciación con la comunidad educativa Esperanza acerca de la fundamentación filosófica
para todas las actividades educativas de la escuela. Después de la Ley General de Edu-
cación de 1994, todas las escuelas colombianas debían escribir sus propios pei. El de
la escuela Esperanza se terminó de elaborar en 1997 y se titula La mejora del entorno
educativo y su influencia en la calidad de vida de los estudiantes (Escuela Esperanza, 1997).
Posmodernismo como una actitud de crítica 185
5
La escuela secundaria Esperanza ofrece un bachillerato académico orientado hacia
el acceso a la universidad. No obstante, como parte de sus planes, la escuela quería
introducir algunas materias que pudieran ofrecer también al estudiante una educación
vocacional práctica orientada hacia el trabajo. A esto se refiere lo de materias tecnológicas
(comercio, dibujo, informática, recreación y salud).
186 Educación matemática crítica
Los estudiantes vieron que podrían usar su educación actual para entrar a
la universidad, mientras que los padres no consideraban la educación superior
como una posibilidad. Julia y Laura, las profesoras encargadas de los grados
décimo y undécimo, comentaron conmigo cómo, a pesar del hecho de que
algunos estudiantes querían continuar estudios universitarios, pocos de ellos
podrían realmente hacerlo. Para tal grupo particular de estudiantes que ter-
minaban el grado undécimo en 1999, los puntajes de los exámenes de Estado
(uno de los pasaportes para la universidad) no eran muy altos. Otro factor era
el alto costo de la educación superior que, los profesores enfatizaban, en ese
momento particular, pocas familias podían pagar. Aún peor, los estudiantes no
podrían entrar a la universidad, ya que la supervivencia de la familia dependía
de que ellos obtuvieran un trabajo para contribuir económicamente a los
gastos familiares. La situación, tal como Laura y Julia lo comentaron, era muy
frustrante.
Es necesario considerar también los predicamentos que afrontaba Co-
lombia al final de la década de 1990. Como resultado de una confluencia
de factores políticos y económicos, Colombia entró en una crisis que em-
peoró las posibilidades de vida de la gente. Una de las causas inmediatas de
la recesión económica fue el control combinado, en los ámbitos nacional e
internacional, del flujo de dinero procedente de actividades de narcotráfico.
Había también un escándalo que involucraba al presidente de esa época. La
combinación de la inminente inestabilidad política interna, junto con el co-
mienzo de un decaimiento económico, generó pánico en inversionistas na-
cionales e internacionales quienes, poco a poco, retiraron sus capitales del país.
Un decrecimiento en la balanza de pagos, un sorpresivo y rápido crecimiento
de la tasa de desempleo entre 1998 y 2000, lo mismo que la presencia de la
guerrilla, la actividad de grupos de extrema derecha y paramilitares, todo ello
contribuyó al deterioro de la situación económica. Al comenzar el nuevo
siglo parecían remotas las posibilidades de recuperar la estabilidad política y
económica. Para muchos colombianos la única alternativa parecía ser la emi-
gración en busca de futuras oportunidades.
Dentro de ese contexto se produjeron los comentarios emotivos de José.
Es fácil interpretar sus comentarios como un indicador de la conexión que
existe para José entre la experiencia escolar y el contexto más amplio. ¿Tiene
sentido estudiar en un lugar donde parece no haber futuro? Esta es proba-
blemente la pregunta que rondaba las cabezas de algunos estudiantes de la
escuela Esperanza —o de algunos estudiantes sudafricanos en una aldea negra,
o de estudiantes “inmigrantes de segunda generación” en un gueto turco de
Posmodernismo como una actitud de crítica 187
Estudiantes “reales”
Cuestioné el retrato dominante de los estudiantes como sujetos cognitivos,
involucrados en el aprendizaje de las matemáticas y contextualizados en el
188 Educación matemática crítica
salón de clase. Propuse una visión “realista” de los estudiantes como aprendi-
ces integrales, que tienen múltiples motivaciones para aprender, y que viven
en un contexto amplio que influye en sus intenciones para participar en las
prácticas de las matemáticas escolares.
Los estudiantes como seres reales constituyen una característica esencial
de una perspectiva sociopolítica en la educación matemática. Hay muchas
razones para ello. Primero que todo, tener en cuenta estudiantes que son
seres humanos completos nos permite reconocer la agencia que tienen en la
empresa educativa total. Decir que son agentes implica que actúan en situa-
ciones sociales complejas. Los estudiantes construyen diferentes razones para
involucrarse en las prácticas de las matemáticas escolares. Su participación
en esas prácticas, que son percibidas por el estudiante como una experiencia
social integral y no solamente como un esfuerzo intelectual mental o cogni-
tivo, resulta de su intención de actuar e influir en el espacio social donde el
aprendizaje y la enseñanza de las matemáticas tienen lugar. En otras palabras,
los estudiantes son partícipes en una situación social, y el desarrollo de tal
situación social depende fuertemente de la agencia que ellos ejerzan sobre
tal situación.
Segundo, los estudiantes ganan una posición de poder en relación con el
profesor y cómo se desarrollan las prácticas escolares de matemáticas. En una
situación real del salón de clase, hay estudiantes que parecen seguir el juego
que el profesor propone. Estos son los estudiantes cuyas intenciones parecen
“estar alineadas” con algunas de las intenciones del profesor en una situación
dada. Estos pueden ser los estudiantes brillantes, de buen comportamiento, que
muchos informes de investigación muestran. Pero, en las aulas reales, este tipo
de estudiante tiende a representar solo una pequeña proporción del grupo.
Hay otros cuyas intenciones divergen de las del profesor. Ellos deciden par-
ticipar de diferentes maneras: manteniéndose en silencio, haciendo bulla o
resistiéndose (e. g., Alrø y Skovsmose, 2002, y el capítulo “Aprendizaje dia-
lógico en la investigación colaborativa” de este libro). Estos son grupos de
estudiantes que abiertamente adoptan una actitud de no participación en el
juego propuesto por el profesor. Desde el punto de vista de la educación
matemática tradicional, estos podrían considerarse estudiantes “desviados” o
“problemáticos”, que deberían ser normalizados. Desde un punto de vista
sociopolítico, estos estudiantes están expresando su agencia para comprome-
terse (o no hacerlo) en el aprendizaje. Por consiguiente, la investigación y la
práctica, desde esa perspectiva, deberían considera seriamente la intenciona-
lidad que está detrás de su participación. Esta es la base para una negociación
Posmodernismo como una actitud de crítica 189
Al explicar los mecanismos para gobernar a los niños, y por ende a los
profesores, Popkewitz señala el papel de la psicología como la herramienta de
traducción que permite la alquimia de los sujetos escolares. La investigación
en educación matemática elabora constructos que nos permiten hablar acerca
de las características deseadas del comportamiento de los estudiantes, hacia los
que deberían converger las prácticas de la educación matemática. Esta cons-
trucción, a través de la cual operan los procesos de normalización y exclusión
en el núcleo de la modernidad, está apoyada por la ilusión de que la educación
matemática es una cuestión de aprendizaje matemático.
192 Educación matemática crítica
Agradecimiento
Agradezco a Ole Skovsmose, por sus comentarios a versiones anteriores de
este capítulo.
Se cc i ón iv
Paola Valero
matemática está dominada por estos dos puntos de vista del campo (véase
Chassapis, 2002; Gómez, 2000; y el capítulo “Acceso democrático a ideas ma-
temáticas poderosas” de este libro).
Al observar la evolución del campo en relación con la época histórica
en la que comenzó su florecimiento —a saber, alrededor de la mitad del siglo
xx—, no es sorprendente que la asociación entre matemáticas y psicología
haya apoyado la investigación en educación matemática. Si observamos la his-
toria de la educación matemática, como se ve desde la perspectiva de Estados
Unidos (véase Schoenfeld, 2002, pp. 437-443), hallamos una relación entre
la expansión de diferentes escuelas en psicología —como la psicología de la
Gestalt, el conductismo y el constructivismo— y los diferentes tipos de estu-
dios y direcciones que ha tomado la investigación.1 No es poco plausible la
hipótesis de que la gente que comenzó a hacer investigación sobre diferentes
fenómenos relacionados con la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas
haya encontrado fructífero tomar prestadas teorías y herramientas de inves-
tigación de la psicología. Tal productividad se podría ver en la posibilidad de
concentrarse en la comprensión y mejora del aprendizaje y el rendimiento
individual, una de las principales justificaciones y características de las refor-
mas generales en la educación en Estados Unidos desde la década de 1960
(e. g., Lieberman, 1992); y de enfocarse en el pensamiento matemático y la
cognición, una de las banderas de los movimientos de educación matemática
desde la época de las matemáticas modernas.
Es probable que algunas tendencias de investigación psicológica se ha-
yan considerado las más apropiadas para alcanzar propósitos tanto educativos
como investigativos relacionados con las matemáticas. También vale la pena
recordar que en la búsqueda de reconocimiento académico, los educadores
matemáticos pudieron haber encontrado en la psicología y en las matemáticas
buenos aliados para legitimar su trabajo, como lo afirma Lerman (2000, p. 22):
“Ambas disciplinas, las matemáticas y la psicología, tienen un alto estatus en
las universidades y, en algunos países, la ubicación de la educación matemática
dentro de cualquiera de esos grupos se ve como un asunto vital en términos
de estatus y, por consiguiente, de apoyo económico y respetabilidad”.
1
Un ejercicio interesante para investigar la historia de la disciplina, por lo menos en
Estados Unidos, consistiría en analizar las tendencias del gran número de volúmenes
producidos por el National Council of Teachers of Mathematics (nctm) y seguir la
huella de la construcción emergente de los objetos tales como “prácticas de educa-
ción matemática” e “investigación en educación matemática”. Esto es en parte lo que
Schoenfeld (2002) hace para explicar los desarrollos iniciales de la educación mate-
mática en ese país al comienzo del siglo xx.
198 Educación matemática crítica
matemáticas escolares como otra construcción social que, dadas las condicio-
nes particulares en las que se constituyen, obedecen reglas de práctica que no
son las de la comunidad profesional de matemáticos. Como un ejemplo de lo
que significa la crítica anterior, permítaseme examinar la recontextualización
de la psicología cultural-histórica de Vygotsky que hace van Oers (1996),
a fin de producir algún conocimiento acerca de las matemáticas escolares.
Van Oers comienza definiendo el aprendizaje de las matemáticas como “un
proceso de darle sentido a las matemáticas tal como nos llegan a través la
historia cultural” (p. 92). Este proceso incluye la negociación de significados
de las matemáticas creados culturalmente. Una teoría del aprendizaje debería
entonces explicar cómo forman los niños, en el contexto de la escuela, esos
significados que son negociados en primer lugar por los matemáticos en su
actividad sociocultural. El centro de una teoría del aprendizaje que procure
proporcionar una descripción de la creación del significado reside en cómo
el profesor —participante más competente en el proceso de interacción y
negociación del significado, es decir, representante de la cultura matemáti-
ca— puede, en efecto, apoyar y dirigir la adquisición del significado por parte
de los estudiantes en las direcciones deseadas. Es interesante observar cómo
en las formulaciones de van Oers parece haber una descontextualización del
espacio social de la clase y, consecuentemente, del aprendizaje matemático. Lo
situado de los procesos de aprendizaje parece desdibujarse una vez que se ha
establecido que el núcleo de la “cultura” y de la “sociedad” reside tanto en la
naturaleza intrínseca de las matemáticas como en la interacción estrecha entre
estudiantes y profesores en el aula. Una vez que ocurre esta descontextua-
lización, la esencia de las dimensiones social y cultural del aprendizaje —lo
que diferenciaría las formulaciones de van Oers de, por ejemplo, las de un
constructivista— es el mantenimiento de una semejanza necesaria entre el
proceso de producir matemáticas —por parte de los matemáticos— y el de
llegar a saber matemáticas escolares —por parte de los estudiantes en el salón
de clase—. En otros términos, parece que los pilares socioculturales de este
enfoque del aprendizaje matemático se han diluido.
Pero el enfoque de van Oers es uno entre muchos puntos de vista que
podrían identificarse como parte del viraje hacia lo social. Como ejem-
plo representativo de esta variedad, el lector puede dar una mirada a Steffe,
Nesher, Cobb, Goldin y Greer (1996). En este libro hay una sección titulada
“Sociological and Anthropological Perspectives on Mathematics Learning”.
En esa sección hay diez capítulos, escritos por investigadores reconocidos, en
los que se presentan los principales supuestos de sus perspectivas. Los libros
204 Educación matemática crítica
editados por Atweh, Forgasz y Nebres (2001), Boaler (2000a) y Burton (1999)
incluyen también algunos capítulos que representan otros enfoques relacio-
nados. Algunos enfoques son más cercanos a la psicología cultural (e. g., van
Oers, 1996); mientras que otros han adoptado teorías de la cognición situada
(e. g., Forman, 1996). Algunos de estos puntos de vista se pueden considerar
complementarios a las perspectivas psicológicas tradicionales —como el tra-
bajo de Cobb y colaboradores (e. g., Cobb, 2000), que aboga por la coordina-
ción de análisis individuales y sociales del aprendizaje en el salón de clase—,
mientras algunos abogan a favor de la naturaleza alternativa de sus construc-
ciones teóricas (véase Cobb, Jaworski y Presmeg, 1996). Así que hay múltiples
definiciones de lo social, incluso dentro del viraje hacia lo social.
Dentro de esta multiplicidad, veo que una tendencia sociopolítica, mu-
cho menos representada en términos de investigación publicada, está en
consolidación dentro de las perspectivas sociales. Esta tendencia merece ser
examinada y caracterizada como una línea de pensamiento dentro del viraje
hacia lo social.
nos lleva a una nueva forma de platonismo (Valero, 2002a). De esta manera, el
campo comienza a estar atrapado de nuevo en la “ilusión platonista”, que los
sociólogos de las matemáticas han criticado ferozmente.
Es necesario examinar detenidamente lo que significa el poder asocia-
do con la educación matemática (véanse los capítulos “Rompimiento de la
neutralidad política” y “Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas”
de este libro). Por consiguiente, es importante examinar la definición ingenua
de poder presentada antes y aportar una noción más compleja de los térmi-
nos político y poder. Permítaseme adoptar un punto de vista enraizado en la
tradición marxista para abordar la noción de poder. Desde tal perspectiva, el
poder es la capacidad de algunos —los poseedores de recursos o una clase do-
minante— para moldear las condiciones de vida de otros —los desposeídos—,
al alienarlos del producto de su actividad laboral. Tal capacidad, arraigada en
formas básicas de producción, la refuerza toda una superestructura ideológica
que apoya y nutre el mantenimiento de las divisiones de clase. El poder, en-
tonces, es una capacidad de algunas personas —o grupos de personas— para
mantener a otras en su condición de excluidas. Aunque esta definición, así
formulada, puede no hacer justicia a la profundidad de su linaje teórico, es
importante destacar que en esta definición la esencia del poder es una división
y una lucha entre quienes están “incluidos” y quienes están “excluidos”. Esta
lucha representa una relación en la que algunos tienden a ganar —aunque en
el lado de los excluidos siempre hay espacios para controvertir y resistir, como
nos lo recuerda (Apple, 2000a)—.
Esta concepción de poder ha tomado diferentes formas en la educación
matemática. Un representante significativo de este punto de vista es el reto
político planteado por las etnomatemáticas al reino de las matemáticas blancas
occidentales. Una crítica fundamental de D’Ambrosio (1993) es la impo-
sición sin resistencia de las matemáticas como “una forma de pensamiento
lógico y racional que llegó a ser la característica sobresaliente de la especie
humana” (p. 10). Debido a su estatus privilegiado en la construcción cultural
del mundo occidental —una racionalidad particular, pero universalizada—,
las matemáticas “son posicionadas como promotoras de cierto modelo para
ejercer el poder a través del conocimiento” (p. 24). En el desarrollo histórico
del mundo occidental, que ha impactado la transformación del resto de otros
pueblos, las matemáticas “traen la memoria del conquistador, del dueño de es-
clavos, en otras palabras, del dominador; se refieren también a una forma de co-
nocimiento que fue construida por él, el dominador, y que usó y aún usa para
ejercer su dominio” (D’Ambrosio, 1996, p. 114).
208 Educación matemática crítica
las estructuras sociales en las que surgen. Los usos de las matemáticas aquí no
solo refieren a las aplicaciones concretas de las matemáticas en el desarrollo
de aparatos tecnológicos —como lo enfatiza Skovsmose (1994a)—, sino tam-
bién a la ‘funcionalidad’ que la gente da a ellas en la construcción de las re-
laciones sociales y la cultura. También es claro que las prácticas educativas se
construyen alrededor de un intercambio constante entre los diferentes tipos
de conocimiento —e. g., matemáticas escolares y matemáticas asociadas a la
práctica— y alrededor de discusiones relativas a la legitimidad y la fortaleza
de cada tipo de conocimiento para abordar una situación particular (véase
Knijnik, 1996). Para resumir, una noción de poder enraizada en las tradiciones
marxista y crítica destaca la necesidad de incorporar la crítica como elemento
esencial de un enfoque sociopolítico. El examen del poder requiere crítica
como medio para ofrecer una contraparte a las visiones ingenuas acerca de la
manera en la que las matemáticas y la educación matemática están implicadas
en la creación y el mantenimiento de estructuras sociales particulares.
Una tercera posibilidad para definir poder, que se aparta de los atajos
de las dos definiciones previas, es considerarlo una característica de las rela-
ciones sociales, en la cual personas se posicionan en situaciones diferentes y
mediante el uso de varios recursos de poder. Esta definición está claramente
expuesta en Cotton y Hardy (2004). Implica que el poder no es una carac-
terística intrínseca y permanente de los actores sociales —como lo pueden
implicar los dos tipos de definición previos—, sino que el poder es situa-
cional, relacional y está en constante transformación. Tal transformación no
ocurre directamente como consecuencia de una lucha y resistencia abiertas,
sino a través de la participación de actores en la construcción de discursos.
En este sentido, el poder es sutil, y precisamente a causa de esta sutileza se
vuelve “más poderoso”. Cuando el poder se define en estos términos, llega a
ser posible realizar análisis de grano fino sobre cómo la gente usa las matemá-
ticas y la educación matemática en discursos particulares y sobre los efectos
que esos discursos tienen en las prácticas sociales y, en consecuencia, en las
vidas de la gente.
Esta última manera de definir poder no ha sido popular entre los inves-
tigadores en educación matemática, debido probablemente al hecho de que
está relacionada con concepciones posmodernas y postestructuralistas de poder
recientes (e. g., Foucault, 1986). Sin embargo, este tipo de definición podría
estimular nueva producción prolífica en la investigación en educación ma-
temática. La razón es que tal definición de poder encuentra resonancia no
solo con el avance de las ideas posmodernas en educación (e. g., Popkewitz
210 Educación matemática crítica
2
Véase una revisión crítica de Keitel (1998) en Valero (2001).
214 Educación matemática crítica
Agradecimientos
Agradezco a Mahesh Bhatia, Wenda Bauchspies, Sal Restivo, Ole Skovsmose
y Robyn Zevenbergen, por sus comentarios a versiones preliminares de este
artículo.
La investigación en educación matemática
en situaciones de conflicto
social y político1
Entre todas las personas que trabajan en educación matemática, desde docen-
tes hasta investigadores pasando por asesores y legisladores, parece haber acuer-
do sobre la importancia de proporcionar a los estudiantes una experiencia
matemática adecuada en la escolaridad, ya que aquella los preparará, se espera,
para ser miembros activos de nuestras sociedades (Niss, 1996). Esta clase de
afirmación parece presuponer que, tarde o temprano, en menor o mayor gra-
do, es importante establecer una conexión entre lo que uno hace en la edu-
cación matemática en la escuela y el mundo social más amplio en el que los
estudiantes actúan. Sostenemos que el mundo actual en el que tienen que
vivir los estudiantes es un mundo lleno de toda clase de conflictos. Por lo
tanto, es necesario que la educación matemática considere el conflicto de ma-
neras relevantes. Antes del ataque del 11 de septiembre de 2001, en Estados
Unidos, el conflicto y su importancia para la educación matemática pudo ha-
berse considerado un asunto de interés principalmente para los investigadores
de los países en desarrollo,2 donde, de hecho, el conflicto ha sido evidente y,
1
Una versión más extensa de este capítulo está publicada como Vithal y Valero
(2001).Varias partes de este artículo también aparecen en Vithal (2000a).
2
Cualquiera sea el término que se escoja para referirse al hecho de que hay
desequilibrios de poder y recursos entre los países del mundo es problemático. Por
consiguiente, optamos por parejas como desarrollado-en desarrollo, norte-sur y
Primer Mundo-Tercer Mundo, de acuerdo con el significado que queramos convenir
en una parte específica de nuestro discurso. Queremos dejar en claro que el uso
de cualquiera de estas parejas no quiere decir que creamos que el mundo se puede
representar en términos de opuestos. Sin embargo, es central reconocer las diferencias
estructurales y la inequidad entre las comunidades, países y regiones del mundo.
218 Educación matemática crítica
Todos estos conflictos y tensiones han sido retomados por los movimien-
tos para desarrollar sistemas indígenas de conocimiento en contra o dentro de
los valores, marcos y procesos de conocimiento dominantes (e. g., Smith, 1999)
del mundo moderno o, incluso, posmoderno de hoy, como se puede ver en los
debates para transformar la educación mediante el renacimiento africano en un
mundo globalizante (Nekhwevha, 2000) o la africanización de la educación
(Seepe, 2000). En la educación matemática, este proceso se observa de manera
directa en los retos que lleva consigo el desarrollar un campo de estudio y de
práctica como las etnomatemáticas (e. g., Barton, 1999; Gerdes, 2001; Powell
y Frankenstein, 1997; Vithal y Skovsmose, 1997).
Para las antiguas colonias —cada una con determinado tiempo de inde-
pendencia y sus propios patrones de reconstrucción nacional— los conflictos
han surgido asociados al reto de establecer nuevos órdenes social, económico
y político por cuanto diferentes grupos de la sociedad luchan por obtener una
distribución más equitativa de bienes, servicios y oportunidades de educación
y trabajo, y por obtener posiciones de poder para controlarlos. En muchas de
estas naciones en desarrollo, que se están recuperando de diferentes formas
de colonización y están luchando para establecer regímenes democráticos,
los conflictos son públicos y explícitos, y a menudo involucran las naciones
enteras. La educación matemática no es inocente en la producción de algunos
de estos conflictos; especialmente en su papel como filtro para acceder a la
educación posterior (e. g., Volmink, 1994; Zevenbergen, 2000b) opera como
una de las muchas barreras que constituyen parte de la lucha por el acceso a
los recursos del poder.
La investigación en educación matemática 221
Tabla 1
Usos de la palabra conflicto en la literatura de investigación en educación matemática
Categorías Frecuencia %
Conflicto cognitivo
Conflicto cognitivo 7
Metodología del conflicto 14
Visiones conflictivas 11
Temas 4
Subtotal 36 47
Conflicto en la interacción
Padres-profesores 1
Aula 5
Conocimiento profesional de los profesores 17
Subtotal 23 30
Conflicto cultural
Etnomatemáticas 2
Escuela-matemáticas de los niños 3
Grupos diferentes 4
Subtotal 9 12
Conflicto social y político
Género 4
Política 5
Subtotal 9 12
Total 77 100
Fuente: mathdi Database, octubre de 2000.Véase http://euclid.hms.gr/MATH/DI.html
Esta consulta, junto con una revisión más amplia, nos conduce a afirmar
que en la investigación en educación matemática, la discusión del conflicto no
se puede separar de la discusión acerca del contexto. El conflicto es inherente
al contexto. Sostenemos, por lo tanto, que una forma de enfocar las confron-
taciones de naturaleza política y social es reconociendo las situaciones en que
el aprendizaje y la enseñanza tienen lugar como parte integrante del estudio
de los fenómenos de educación matemática. De hecho, los cuatro usos de la
palabra conflicto coinciden con diferentes nociones de contexto.
Una primera interpretación de contexto, presente en la literatura que dis-
cute los procesos de aprendizaje de las matemáticas, proviene de un punto
de vista constructivista. El conflicto cognitivo se refiere al mecanismo mediante
La investigación en educación matemática 227
género (e. g., Burton, 1990; Parker, Rennie y Fraser, 1996; Hanna, 1996;
Harris, 1997; Keitel, 1998; Walkerdine, 1998); preocupaciones de equidad y
educación matemática (Rogers y Kaiser, 1995; Secada, Fennema y Adajian,
1995; Trentacosta y Kenny, 1997); justicia social y educación matemática
(Cotton, 1998; Gates, 2000; Zevenbergen, 2000b); educación matemática an-
tirracista (e.g., Shan y Bailey, 1991); educación matemática multicultural (e. g.,
Gorgorió y Planas, 2000; Nelson, Joseph y Williams, 1993; Zaslavsky, 1991); y
en temas como educación matemática y democracia (e. g., IM Christiansen,
1996; D’Ambrosio 1990; Skovsmose 1990; Tate, 1996; Valero, 1999a; Vithal,
1999a;Volmink, 1994; Woodrow, 1997).
Si de una manera u otra se aborda el conflicto, entonces ¿qué es lo que
afirmamos? En primer lugar, tenemos buenas razones para aseverar que las
preocupaciones sociopolíticas que abordan el conflicto y que se han desa-
rrollado en la educación matemática se han presentado como investigaciones
desconectadas de, fuera de, o paralelas a la corriente principal más amplia de
los enfoques psicológicos. Es decir, estas preocupaciones realmente no se han
integrado del todo a las comprensiones y explicaciones dominantes de la en-
señanza y el aprendizaje de las matemáticas. Por lo tanto, su reconocimiento
en la construcción de preguntas de investigación, metodologías y teorías está
limitada seriamente. En segundo lugar, gran parte del desarrollo que se pre-
ocupa por conflictos sociales y políticos en la educación matemática ha per-
manecido principalmente en el dominio de la teoría y de las formulaciones
prescriptivas relativas a lo que se aboga y se argumenta con mucho menos
grado de aceptación en la práctica en los sistemas educativos amplios. En ter-
cer lugar, dentro de la investigación misma ha habido un desarrollo limitado;
es decir, ha habido poco avance en los procesos de investigación, los criterios,
las herramientas de análisis y las formas de representación apropiadas para los
contextos de conflicto. En cuarto lugar, es necesario problematizar muchas
más áreas y concebirlas como situaciones de conflicto social y político. Se
requiere una mayor variedad de espacios y de aspectos de investigación como
son: la formación de profesores de matemáticas, la investigación en políticas
educativas e, incluso, las comunidades mismas de investigación en educación
matemática, tanto en lo nacional como en lo internacional. El punto central
de nuestra tesis es que si aceptamos que el mundo actual está lleno de con-
flictos y que la educación matemática tiene de hecho algo que ver con este
mundo, entonces tenemos que ir mucho más allá y más profundamente en la
búsqueda de las implicaciones de considerar el impacto de un mundo cargado
de conflictos no solamente en la educación matemática en general, sino
230 Educación matemática crítica
3
Nyspor es una palabra danesa que traduce nuevas rutas. Este nombre ficticio repre-
senta lo que veo como una de las características más fuertes de esta escuela: es un lugar
donde se construyen diferentes alternativas y rutas para hacer que corra el “tren” de
cambio en la educación matemática.
4
En la tradición védica hindú, Rajas representa una de las tres fuerzas básicas de la
naturaleza, encargada del cambio y del movimiento. En la historia de Sudáfrica la po-
blación india fue traída de la India al territorio sudafricano en el tiempo de la colonia
inglesa, como fuerza de trabajo por contrato. Rajas es un colegio formado por
población india para población india en el tiempo del apartheid.
5
El nombre ficticio Esperanza, con el que designo la escuela, ilustra lo que vi en ella:
los profesores que, a pesar de las adversidades, tienen un compromiso fuerte con su
trabajo y la esperanza de que lo que hacen contribuya al mejoramiento de las condi-
ciones de vida de sus estudiantes.
232 Educación matemática crítica
2000). En esta obra y otras, como los volúmenes editados por Sierpinska y
Kilpatrick (1998), las preguntas de investigación y las preocupaciones sobre
situaciones de conflicto, aunque se mencionan, permanecen subrepresentadas
y subdesarrolladas.
Los análisis de los tipos de artículos que se publican en revistas y con-
ferencias internacionales realizados por Gómez (2000) y Skovsmose y Valero
(2001b) proporcionan indicación adicional del predominio de estudios que
se enfocan en la tríada profesor-matemáticas-estudiantes en el contexto de la
clase y principalmente desde una amplia perspectiva psicológica. Aunque tales
estudios proporcionan una comprensión valiosa en aspectos particulares de la
enseñanza-aprendizaje de nociones matemáticas específicas, les falta una ubi-
cación más amplia en sistemas de práctica más extensos y, por lo tanto, tienen
un poder explicativo limitado. Por ejemplo, se podría cuestionar la validez
de afirmaciones sobre la comprensión que un estudiante tiene de conceptos
matemáticos particulares, producidas a partir del análisis de datos recogidos me-
diante pruebas cuidadosamente construidas y entrevistas enfocadas matemáti-
camente, si el saber y el hacer bien en matemáticas no se valoran en la familia
o en la comunidad del estudiante, o si un desempeño particular pudiera tener
otras consecuencias negativas en otras partes de la vida del estudiante en el
aula o fuera de ella. Si las escuelas y las aulas son parte de la sociedad —y se
entiende que la sociedad constituye una miríada de diferentes conflictos—,
entonces la posibilidad de “observar” conflictos o cualquier aspecto asociado,
requiere que el investigador considere la “vida entera”, la “clase entera” y la
“escuela entera” como unidades de análisis en la investigación, incluso si el
foco está en explorar un aspecto específico de la educación matemática.
En la investigación de Paola, las unidades de análisis fueron la organi-
zación escolar y las interacciones entre los diferentes actores que participa-
ban en las prácticas de educación matemática. Esto significó ver la educación
matemática a través de la complejidad de las interacciones entre diferentes
personas y en diferentes escenarios —no solamente en el aula, sino también
en encuentros de profesores, espacios para la toma de decisiones administra-
tivas y espacios para la interacción profesional—. Ampliar el foco de expli-
cación sobre la manera como los profesores llevan a la práctica las ideas de
la reforma tanto en el aula como en la organización escolar como un todo
permite explorar la complejidad de las diferentes interpretaciones sociales de
las formulaciones teóricas de la reforma y de las múltiples razones y repre-
sentaciones sociales de tales ideas en ámbitos y espacios múltiples. Cuando en
este escenario complejo se exploran la reforma, la democracia y la educación
La investigación en educación matemática 237
realizado una observación más cercana a las escuelas, a fin de examinar qué
ocurre en la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas como resultado de
tales interrupciones, que son una característica frecuente del sistema educa-
tivo en Sudáfrica. Qué tanto se puede distanciar el investigador del foco ini-
cial de su investigación depende de varios asuntos diferentes, entre los cuales
se incluyen la gravedad y duración de una interrupción particular, la etapa en
la que está la investigación cuando sucede la interrupción, la naturaleza y el
contenido de la interrupción y la parte del sistema educativo afectada por ella.
Ampliar o abrir el foco o la pregunta de investigación no implica disminuir
el rigor, la claridad o la coherencia en el diseño de investigación; en cambio,
permite flexibilidad y cambios en el estudio, que mejoran su pertinencia, su
sensibilidad al contexto y las posibilidades para análisis alternativos, incluso
conflictivos, que conducen a ideas más profundas.
Este punto sobre el manejo del foco de investigación se puede objetar
alegando que se debería escoger cuidadosamente el lugar de la investigación
previendo las posibles interrupciones. Si la investigación se está enfocando
principalmente en la manera como los estudiantes que se están formando
como profesores interpretan un enfoque particular en la práctica, escoger las
escuelas en áreas en las que posiblemente no haya huelgas, como sucedió en
las escuelas “blancas” de Sudáfrica, sería una opción más segura. Aunque este
curso de acción podría significar escoger una escuela que no refleje el con-
texto más amplio, habría sido conveniente desde una perspectiva metodoló-
gica. De esta manera, hemos sustentado en otro artículo (Valero y Vithal, 1998)
que los investigadores que están en situaciones de conflicto social y político
generalizado pueden continuar haciendo investigación de “buena” calidad,
metodológicamente “correcta”, pero marginalmente pertinente al contexto
más amplio en el que trabajan. Así mismo, podrían enfrentar las implicaciones
de hacer investigación de “baja calidad”, dadas las interrupciones que alteran
la selección de las preguntas y los procesos, pero que puede resultar en el
abordaje de problemas de mayor relevancia dentro de un ámbito particular o
un ámbito regional más amplio.
Cuando un investigador elige una pregunta de estudio, tiene en mente los
lugares donde la va a conducir. Los focos de investigación abiertos y flexibles
posibilitan trabajar a través de escenarios de investigación muy diferentes, de
maneras que no se consideran deficientes respecto a otras. Seleccionar contex-
tos radicalmente diversos hace poderosamente visibles los supuestos de investi-
gación que se dan por sentados y reta los análisis y las teorías del investigador.
Por ejemplo, en la investigación de Paola se han capturado tres situaciones:
La investigación en educación matemática 239
6
Para más detalles sobre este episodio, véanse los capítulos 4 y 8 de este libro.
240 Educación matemática crítica
ideas educativas que se requieren para trabajar allí. En tales contextos, donde
la carencia severa, muy difundida, de espacio físico y materiales de aprendizaje
es evidente, las llamadas prácticas progresivas, irónicamente, pueden producir
resultados de aprendizajes más pobres que los que se podrían obtener con la
enseñanza tradicional.
La ausencia de una agenda de investigación más amplia relacionada con
la política implica que, al parecer, no hay suficiente investigación y discusión
acerca de cómo se están desarrollando las políticas relativas a los currículos de
matemáticas en los ámbitos nacional o local; qué impacto están teniendo, desde
el punto de vista sistémico, en todas las escuelas y aulas que constituyen el sis-
tema educativo en cuestión; qué fuerzas están manejando las olas sucesivas de
reformas nacionales en los currículos matemáticos en el marco de las trans-
formaciones sociopolíticas más amplias; y qué tipos de teorización podrían
enriquecer nuestro entendimiento de los procesos sistémicos en relación con
los aspectos de la microclase de la educación matemática.
Esta brecha minimiza las oportunidades que la investigación tiene de
afectar de manera significativa la práctica. La brecha también es crucial para
comprender cómo los cambios hechos en un nivel macro moldean de varias
maneras lo que los investigadores hacen o pueden hacer, cómo y por qué
los profesores y las escuelas pueden elegir participar en las reformas y en la
investigación relacionada. Después de realizar investigación curricular en un
periodo de cambio constante y estructural del currículo y la política del sis-
tema educativo de Inglaterra y Gales, Paechter (2000) concluye:
Los cambios en el nivel macro pueden tener efectos de largo alcance in-
cluso sobre la investigación enfocada explícitamente en el nivel micro. En
circunstancias en las que están teniendo lugar cambios rápidos en las políti-
cas nacionales, es esencial replantear la investigación de tal manera que sea
posible hacer cambios significativos en el foco sin perder el espíritu de los
propósitos originales que uno tiene, incluso si tales propósitos tienen que
ser modificados a la luz de la experiencia en el campo. (p. 34)
preguntas fundamentales acerca de lo que significa saber algo sobre los profe-
sores y los estudiantes—. Este repensar implica considerar que la investigación,
en sí misma, se construye socialmente y se pone en acción políticamente
dentro de relaciones de poder y conocimiento cambiantes, vinculadas a con-
diciones materiales particulares en las que la gente hace elecciones sobre su
participación y sobre qué revelar y qué conciliar en sus pensamientos y accio-
nes, implícita o explícitamente.
Sin duda, una orientación teórica que reconozca una preocupación por
el conflicto enriquece el reconocimiento de diferentes conflictos metodoló-
gicos y analíticos en la investigación. Las herramientas teóricas desarrolladas
en la metodología del estudio de Renuka intentaron respetar por igual a los
estudiantes que se estaban preparando como futuros profesores y a los profe-
sores —no como implementadores de un enfoque curricular particular, sino
como seres intelectuales con diferentes pensamientos, razones y sueños para
plasmar en lo que hacen y dicen en la clase de matemáticas—. Es decir, el
estudio aceptó una situación hipotética, imaginada, en la que la investigadora
y los participantes en la investigación aportaron sus pensamientos y acciones
colectivos —con todos sus conflictos y esperanzas— a una situación de aula
existente para crear una situación diferente, dispuesta para la investigación
(Skovsmose y Borba, 2004;Vithal, 2000c).
El asunto no se refiere solo a cómo los profesores pueden de alguna
manera llegar a ser coinvestigadores, sino también a cómo pueden ser valora-
dos como personas que ejercen una práctica dentro de una empresa de pro-
ducción de conocimiento científico. La volatilidad e impredecibilidad de
situaciones de conflicto “fuerzan” a los investigadores a repensar sus papeles,
relaciones y razones para comprometerse en un estudio particular de investi-
gación. Estas consideraciones e involucramientos hacen que la investigación
en ambientes de conflicto sea generativa, lo que abre posibilidades para revelar
nuevas dimensiones de conceptos teóricos particulares, debido a que se estima
como esencial la multiplicidad de puntos y perspectivas de observación para
la investigación. Por lo tanto, la construcción de teoría requiere, entre otras
cosas, que las ideas desarrolladas en un ambiente se reinterpreten y recontex-
tualicen de forma continua (Bernstein, 1996), principalmente en situaciones
de conflicto. Sin embargo, para abrirse a este proceso se necesita un enfoque
para la investigación basado en diferentes supuestos y preocupaciones. Esta
investigación tiene que cobijar y trabajar los siguientes asuntos: elección, ne-
gociación, reciprocidad, reflexividad, flexibilidad, cambios e inestabilidad del
contexto, interrupción y discontinuidad (Vithal, 2000c).
La investigación en educación matemática 251
tal red necesita comprenderse más como participante que como intruso. Si la
intención de destacar el poder en aquellas prácticas no se puede desconectar,
entonces tampoco se puede perder la adopción consciente y activa de una
posición del investigador en esa red. Incluso, la elección consiste en hacer
explícito ese posicionamiento —lo que se considera teórica, metodológica y
éticamente correcto desde la perspectiva del investigador—.
Diversos asuntos que revelan el posicionamiento del investigador en la
investigación surgen de este argumento. Uno de ellos es cómo el investigador
comprende y maneja los supuestos teóricos e ideológicos cuando elige actuar
de maneras particulares como investigador (e. g., al resolver el dilema de obje-
tividad-subjetividad), la calidad de las relaciones de investigación construidas,
y lo que interpretará como datos y elegirá analizar. Otro es cómo se conduce
el análisis y con quién, cómo se presentan los resultados en el producto final
y cómo se decide actuar basándose en ellos. En situaciones de conflicto social y
político surgen contradicciones agudas en el posicionamiento del investiga-
dor, debidas quizá a los múltiples papeles que con frecuencia debe asumir;
pero también porque puede verse forzado a confiar en los participantes de
la investigación de maneras “inusuales” o no previstas en la empresa de in-
vestigación; por ejemplo, al recoger información y realizar análisis iniciales.
La inestabilidad y las interrupciones inherentes al conflicto, muchas veces,
reducen el control que el investigador ejerce en el ambiente de investigación,
lo que obliga al involucramiento de los participantes en la investigación de
diferentes maneras que pueden servir en últimas para enriquecer la calidad
de las afirmaciones y su utilidad. En esta situación, el investigador y los par-
ticipantes se involucran en coaprendizaje más que en acuerdos para extraer
información (Wagner, 1997). Nociones como docente investigador o profesores
como investigadores toman diferentes significados que pueden requerir reco-
nocimiento y manejo de múltiples intereses, posiblemente conflictivos, en
el proyecto de investigación y en sus resultados. Hacer investigación con par-
ticipantes en la investigación, lo mismo que sobre ellos (Setati, 2000), abre
posibilidades para ver relaciones de poder y conocimiento cambiantes en la
empresa de investigación.
Ampliar la red de esta manera para la producción y el análisis de datos
apunta a la colaboración teórica y metodológica entre investigadores y parti-
cipantes en la investigación que reconocen tanto la cooperación como el con-
flicto. En situaciones de conflicto social y político, la gente actúa muchas veces
de forma colectiva más que como individuos para asegurar sus derechos e
intereses. Aprendices, padres y profesores “se organizan” para protestar contra
La investigación en educación matemática 253
políticas particulares o para hacer antesala relacionada con sus intereses. Por
lo tanto, la noción de colectividad (Skovsmose y Valero, 2001a y 2001b; Valero,
1999a), desarrollada en el estudio de Paola para discutir el significado de la
democracia en educación matemática, también llega a ser importante en el
diseño de la investigación. Se refiere a la manera en que un proceso de inves-
tigación en una situación de conflicto producirá información particular como
resultado de un tipo especial de relación que el investigador construye con los
participantes como grupo. La colectividad como concepto en metodología
puede ser importante también cuando se enfocan sitios de investigación pro-
pensos a la violencia asociada frecuentemente con el conflicto. La presencia
y la participación del investigador se negocian y aceptan dentro del colectivo,
situación que proporciona algún grado de seguridad y confianza.
Aquí puede ser necesario clarificar, declarar y aceptar con respeto y reci-
procidad tanto la pertenencia del investigador a un grupo como su identidad
—en términos de género, raza, etnicidad, cultura, clase social, idioma, filiación
religiosa, edad, antecedentes académicos e identidad geográfica—. En conse-
cuencia, se requiere negociar y aceptar diferentes intereses presentes en la in-
vestigación y sus intenciones y metas. La noción misma de colectivo va más allá
del denominado grupo focal en la investigación basada en entrevistas; se amplía
a medida que se trabaja para conocer, comprender y actuar conjuntamente.
Los colectivos, por supuesto, también integran sus propias relaciones de poder
y conocimiento y generarán sus propios conflictos que, a su vez, moldearán el
proceso de investigación. De esta manera, observamos que la metodología y
la teoría ofrecen una fuente para el desarrollo mutuo y, por lo tanto, están en
mutua consonancia.
Si las teorías están cargadas de valor y de contexto, ¿cómo ponerlas a
prueba? Una aproximación a ello podría consistir en proporcionar descrip-
ciones de la práctica a partir de investigaciones que no estén estrechamente
ligadas al marco teórico que se está usando en un estudio. Es decir, descrip-
ciones que “le permitan a un extraño hacer una crítica de una cierta posi-
ción teórica en la educación matemática” (Vithal y Skovsmose, 1997, p. 150)
y que posibiliten la autocrítica que el investigador ha desarrollado dentro
de la investigación al explorar enfoques críticos a la educación matemática
—llamados “descripciones cruciales de la práctica”—. Las descripciones cru-
ciales pueden servir para conectar la teoría a la práctica, por un lado, y una
relación teoría-práctica a la investigación, por otro lado. En el estudio de
Renuka (Vithal, 2001a) se sostiene que tales descripciones cumplen, por lo
menos, cuatro funciones en la investigación. Primera, permiten la transparencia
254 Educación matemática crítica
—de las prácticas, las teorías y el contexto más amplio en el que ellas se con-
sideran—. Someten a un escrutinio amplio procesos y relaciones educativos
e investigativos, de manera que se puedan observar y criticar los conflictos y
los aspectos relacionados. Segunda, las descripciones cruciales también tienen
una función transformadora. Hay potencial para el cambio una vez que se ha-
yan hecho visibles y actuantes las ideas y prácticas particulares en educación
e investigación dentro de un contexto particular. Tercera, la posibilidad de
transformar la práctica o las ideas teóricas implica la posibilidad de inventar
diferentes ideas y maneras de actuar tanto en educación como en ambientes
de investigación —es decir, una descripción crucial puede desempeñar una
función generativa.Y, cuarta, la ejemplaridad permite a educadores e investigado-
res comprender y reflexionar sobre cómo operan las situaciones de conflicto
social y político dentro del sistema general o de la sociedad, al enfocarse en
una sola situación de conflicto. La producción de una descripción crucial que
proporcione suficiente profundidad y detalle descansa en una metodología
que permita capturar información múltiple, amplia y abierta y, por lo tanto, es
particularmente importante en la inestabilidad e incertidumbre de situaciones
de conflicto social y político.
Al poner a prueba y abrir las metodologías y teorías para el reconoci-
miento de una situación de conflicto, es claro que algunos métodos y marcos
teóricos se prestan mejor que otros para esta tarea.Varias formas de metodolo-
gía —entre las que cabe citar la etnografía, la investigación acción, la narrativa,
la biografía y la historia de vida— han sido tomadas de las ciencias sociales y
humanas, por parte de la investigación en educación y en educación matemá-
tica, y han demostrado su potencial para trabajar en situaciones de conflicto
(e. g., Cotton 1998; Mellin-Olsen, 1995; Reddy, 2000; Samuel, 1999a; Singh,
2000). De manera similar, hay enfoques teóricos —además de los que se han
discutido antes— que involucran asuntos de poder, desigualdad y justicia so-
cial en la investigación en educación matemática, que pueden servir también
para investigar situaciones de conflicto. Los trabajos de Bernstein, Bourdieu,
Foucault, entre otros, se han adoptado y desarrollado en varias áreas de la edu-
cación matemática: Dowling (1998), Zevenbergen (2000a) y Hardy (1998),
por ejemplo.
Sin embargo, sostenemos enfáticamente la necesidad de revisar y recon-
siderar tales esfuerzos cuando se trate de investigar los contextos de conflicto
del mundo en desarrollo para tener en cuenta las desigualdades más profundas,
la fluidez, la discontinuidad e inestabilidad de esa realidad. Podría ser nece-
sario introducir la expresión situaciones de conflicto para hacer referencia a la
La investigación en educación matemática 255
1997). Estas propuestas van más allá de una preocupación por la credibilidad
y la aplicabilidad de las afirmaciones de un estudio; se refieren al proceso de
investigación y a los participantes. Además, la preocupación por la validez ya
no le atañe solo al investigador, sino que la comparten el investigador y quie-
nes leen y usan la investigación de varias maneras, incluidos los participantes
en la investigación.
Cuando, como en el estudio de Paola, la investigación se basa en la no-
ción de colectividad, los meros acuerdos de extracción de información (Wagner,
1997) tienen poca posibilidad de ser aceptados o de proporcionar información
auténtica, e incluso pueden ser considerados explotadores, porque dar o com-
partir información podría tener consecuencias serias para los participantes de
la investigación y también para los investigadores. Las situaciones de conflicto
social y político conllevan típicamente alguna desigualdad seria alrededor de
la cual ocurre una confrontación que produce el conflicto en primera ins-
tancia. Por lo tanto, se deben tener en cuenta constantemente las nociones de
poder y conflicto, y al servicio de qué interés y de quién están los procesos,
relaciones y resultados de la investigación. ¿Qué significa ejecutar un estudio
técnicamente “bueno” si sus procesos o hallazgos sirven posteriormente para
oprimir a la colectividad deprimida? A este respecto, una noción tal como
validez catalítica (Lather, 1991) —“el grado en el que la investigación mueve
a quienes estudia, para que comprendan el mundo y la manera en que está
moldeado, y puedan transformarlo” (Kinchloe y McLaren, 1998, p. 289)—,
desarrollada en la investigación crítica, puede ser importante para determinar
la calidad de la investigación pues ayuda a enfocar las consecuencias de la in-
vestigación como parte de la empresa investigativa en contextos de conflicto.
La noción de participantes en la investigación, como opuesta a la de su-
jetos, señala un cambio importante y está bien establecida en enfoques de in-
vestigación cualitativa. El asunto es cómo la noción de participación —de
colectivos comprometidos en diálogo deliberativo— se convierte en un asunto
de validez. La tarea consiste en construir un concepto de validez participativa
que sea apropiado en situaciones de conflicto en las que el diálogo es impor-
tante. Tal concepto ha sido desarrollado con referencia a la investigación en
educación matemática crítica (Vithal, 2000b), a la investigación realizada por
personas inmersas en la práctica educativa y también a la investigación acción
(Anderson y Herr, 1999).
Proponemos una concepción de validez que podría usarse de manera más
general en la metodología de investigación para observar o declarar tanto la
naturaleza de la relación entre investigador y participantes en la investigación
La investigación en educación matemática 259
Para terminar
La educación matemática como un dominio de investigación en busca de su
identidad, tal como Sierpinska y Kilpatrick (1998) lo sugieren, puede no estar
en crisis de identidad (Steen, 1999). En cambio, puede estar comenzando a
reconocer sus identidades múltiples y posiblemente conflictivas. Considerar
el dominio de esta manera permite reconocer que está surgiendo una rica
diversidad en la educación matemática como campo de estudio, tal como
ocurre en la práctica de la educación matemática que valora la diversidad de
los aprendices. La educación matemática se está expandiendo en respuesta
al reconocimiento de un mundo cambiante; unas exigencias cambiantes de
conocimiento, habilidad y actitud; y la necesidad de inter, multi y transdisci-
plinariedad en la educación.
Diferentes investigadores con diferentes perspectivas y enfoques teóricos,
epistemológicos y metodológicos, lo mismo que con diferente experticia dis-
ciplinar, están cambiando constantemente nuestro “panorama investigativo”
266 Educación matemática crítica
Ole Skovsmose
Para comenzar, pasamos por alto el hecho de que tanto investigación como
práctica son términos sumamente complejos a los que no se les puede asignar
un significado específico. Son abiertos; son controversiales; son lo que en la
teoría del discurso se ha llamado indecidibles (cf. Torfing, 1999). Sus significa-
dos pueden desempeñar su papel de maneras diversas y también radicalmente
diferentes. No considero que la práctica sea, en primer lugar, la práctica de
los profesores como lo sugieren, por ejemplo, Malara y Zan (2002) cuando
se refieren a la distancia entre teoría y práctica como una distancia entre
“un corpus de conocimiento sobre la educación matemática en manos de
los investigadores” y “la enseñanza real llevada a cabo por los profesores”
(p. 555). Otras prácticas se relacionan con la educación matemática: las de los
estudiantes en el aula, las de los estudiantes fuera del aula, las de la vida diaria
y las profesionales.
Es posible considerar la investigación, como se expresa en teoría, como
algo anterior a la práctica. Si esto es así, la pregunta llega a ser en qué medida
es posible para la investigación influir en la práctica. Si tenemos en mente la
educación matemática, llega a ser clave la pregunta sobre cómo los resultados
de la investigación, que pueden haber clarificado aspectos del aprendizaje de
las matemáticas, pudieran ser implementados en la práctica. Podríamos también
considerar, sin embargo, la situación inversa. Una celebración de la práctica es
también una posibilidad, y entonces surge la pregunta: ¿cómo podrían refle-
jarse las diferentes prácticas en la investigación y en la comprensión teórica?
No hay duda de que la relación entre investigación y práctica es mucho
más compleja que eso. Ni la investigación ni la práctica tienen que ser signi-
ficadores directos de progreso. El asunto podría ser qué papel desempeña una
270 Educación matemática crítica
1
En su estudio clásico Bury (1955) establece que la idea de progreso surgió con la
Modernidad y fue desplegada durante la Ilustración.Véase también Nisbet (1980).
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 271
2
La investigación en educación matemática está globalizada, como lo discuten Atweh,
Clarkson y Nebres (2003). Esta globalización parece también incluir una predomi-
nancia del idioma inglés. Ello implica que una idea educativa solo existe cuando se
presenta en inglés. Aunque soy consciente de este problema, me temo que esta pre-
sentación sufre también de esta distorsión y limitación.
272 Educación matemática crítica
3
Naturalmente, mucho menos de 10% de los niños que pertenecen a la región 1
asiste a clases prototípicas, y ciertamente hay también muchas clases prototípicas para
muchos de los niños que pertenecen a las otras dos regiones.
4
Se puede desarrollar un respaldo empírico preliminar para este punto usando las
mismas líneas de la revisión bibliográfica presentada en Skovsmose y Valero (2002b),
en el capítulo “Acceso democrático a ideas matemáticas poderosas” de este libro.
274 Educación matemática crítica
llega a ser posible discriminar cuáles datos pueden contar como pertinentes y
cuáles no, para una comprensión ulterior del aprendizaje de las matemáticas.
Y si consideramos el número total de transcripciones que se han presentado
a través del tiempo a la comunidad de investigación (en todo tipo de publi-
caciones de investigación arbitradas), parece que ha operado un alto grado
de (auto)censura. Solo unos pocos casos se refieren claramente a estudiantes
obstructivos o violentos. Tienen que haber existido fuertes criterios paradig-
máticos de pertinencia, que reflejan preocupación por la clase de matemáticas
prototípica. Si tratamos de traspasar esta preocupación paradigmática, enca-
ramos asuntos como los datos interrumpidos y se deben repensar las nociones
de generalizabilidad y validez (véase Vithal y Valero, 2003, en el capítulo “La
investigación en educación matemática en situaciones de conflicto social y
político” de este libro).
Es fácil sugerir explicaciones de este sesgo prototípico. Si consideramos
que la investigación en educación matemática es un asunto costoso, es de es-
perar que aborde asuntos que puedan obtener financiación. Es posible esperar
progreso en la investigación que produce resultados que se pueden transfor-
mar en materiales de aprendizaje, textos, programas de computador, etc. La
investigación en educación matemática es sensible al sistema del esquema de
oferta y demanda.5 Así, al reconsiderar la perspectiva económica, no hay nada
sorprendente (ni muy digno de elogio) en el sesgo de la educación matemá-
tica. Quiero poner de manifiesto que estoy hablando sobre un sesgo paradig-
mático relativo a las prioridades que presenta la comunidad de investigación.
Por tanto, me parece importante que también se investigue la clase de matemá-
ticas prototípica (y gran parte de mi propia investigación se relaciona con este
prototipo). Este es un sitio importante para el aprendizaje de las matemáticas,
aunque es solo uno entre muchos otros.
Ejemplos
Un aula no prototípica podría tener un número excesivo de estudiantes, o
estar localizada en una vecindad pobre, o estar arruinada por la violencia.
El aula no prototípica podría estar ubicada en ámbitos culturales que, según
normas paradigmáticas de la educación matemática, podrían contar como
“extranjeras”. La inseguridad podría predominar en un aula no prototípica.
Encontramos aulas localizadas en situaciones prácticamente de guerra. Jeanne
5
Para comentarios sobre la economía política de la educación matemática, véase
Skovsmose y Valero (2002a).
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 275
6
Gutstein me ha proporcionado información adicional para la presente descripción.
276 Educación matemática crítica
7
Véase también Gutstein (2006).
278 Educación matemática crítica
Barcelona. Ellas identifican diferentes normas que regulan las prácticas del
aula, como “en esta clase trabajamos colaborativamente y las personas deben
ayudarse unas a otras”. Otra norma es que “la contextualización de la tarea
matemática se debe considerar seriamente”. Tales normas estimulan prácticas
abiertas a la exploración de matemáticas situadas; facilitan el trabajo en grupo
y la cooperación en la indagación. En su estudio, ellas investigaron aulas que,
según los profesores, estaban regidas por dichas normas.
Gorgorió y Planas (2005) se concentran en dos estudiantes inmigrantes:
Ramia y Esmilde. Como resultado de los episodios investigados, ambos estu-
diantes decidieron ser no participantes. Tuvo lugar una exclusión. Ramia no
aceptó las normas de la clase. Ella restringió sus consideraciones, respecto a
cierta tarea, a aspectos puramente matemáticos de proporcionalidad, calcu-
lando que se deberían usar 6,66 huevos en una receta, y sosteniendo que este
resultado era apropiado. Aquí el profesor y otros estudiantes estuvieron en desa-
cuerdo y se refirieron a la norma de contextualización: la contextualización
tiene que tomarse seriamente, y no tiene sentido usar 6,66 huevos cuando se
cocina o se hornea. Sin embargo, Esmilde, también estudiante inmigrante, era
bien consciente de la norma de contextualización, y se refirió explícitamente
a ella en una tarea de matemáticas relativa a la densidad de población en una
vecindad que le era familiar. Él consideró que su conocimiento era pertinente
a la solución del problema. Sin embargo, en este caso tanto el profesor como
los otros estudiantes afirmaron que la tarea concernía a la proporcionalidad,
y que no había necesidad de tanta “molestia” respecto a esto. La norma de
contextualización se abandonó durante un rato. En los dos casos se trataba
de profesores diferentes, pero, como lo recalcaron Gorgorió y Planas, ambos
eran receptivos y apoyaron la idea del aprendizaje situado en matemáticas.
La observación interesante de Gorgorió y Planas es que el patrón de ex-
plicación (esto es, que los estudiantes inmigrantes traen consigo normas que
no armonizan con las establecidas en el aula) no parece aplicarse de manera
general. Esto nos lanza a una interpretación más desagradable de la observa-
ción. El asunto no es simplemente que los estudiantes inmigrantes traigan
consigo normas diferentes al aula, y de esta manera causen conflictos. Bien
podría ser que los estudiantes inmigrantes lucharan por llegar a ser miembros
de la comunidad de la clase mediante la observación de las normas estableci-
das. Podrían estar operando otras formas de exclusión. Estas no tienen mucho
que ver necesariamente con el hecho de que los estudiantes inmigrantes no
cumplan tales normas. Ellos pueden o no hacerlo: ambos casos podrían sig-
nificar exclusión. Podría ocurrir que el profesor y los estudiantes que están
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 279
familiarizados con las normas eligieran cancelarlas por un rato, de manera que
se mantuviera la exclusión. Esto podría indicar que las causas para la exclusión
se producen desde dentro de la comunidad establecida en el aula, y que no es
necesario buscarlas en algunas normas divergentes del estudiante inmigrante.
Las razones se podrían hallar en el hecho de estereotipar al “inmigrante”, y
este estereotipar podría ejercerse a través de modos particulares de administrar
normas reconocidas. La exclusión podría ser causada por la “aparición” del
inmigrante, y no simplemente por normas que el estudiante inmigrante trae
al aula de clase.8
A través de estas cortas visitas a Chicago y Barcelona, solo he abordado
ejemplos particulares de la interacción entre investigación y práctica respecto
a dos clases no prototípicas. La comprensión obtenida en los procesos de posi-
ble empoderamiento y de cómo los procesos de inclusión y exclusión podrían
operar no se puede identificar fácilmente en caso de que nos concentremos
en una clase prototípica.
Prácticas matemáticas
Para desarrollar aún más una comprensión de las funciones de la educación
matemática, es importante explorar de qué manera se relacionan las prácticas
de las matemáticas escolares con otras que incluyen matemáticas y exami-
nar estas con detalle. Es posible ejercer el poder a través del currículo de
matemáticas, mediante la priorización de las prácticas extraescolares al hacer
referencia a ellas o dejarlas de lado. Para efectos de simplicidad, agrupo las
prácticas refiriéndome a las de: 1) los constructores, 2) los operadores, 3) los
consumidores y 4) los “desechables”.10
Primero, cualquier área de la tecnología parece poner en acción las ma-
temáticas. No podemos pensar en el surgimiento de la tecnología informa-
cional sin que las matemáticas entren en acción. Los sistemas de gerencia, de
planeamiento económico, de diseño tecnológico, de planeación del tráfico,
etc. operan con las matemáticas. Ciertos grupos de personas van a mante-
ner y a desarrollar posteriormente el conocimiento, las técnicas, los sistemas
9
Pero la acción de calificar de matemática una actividad se puede “colonizar” como
“dominio” de la educación matemática. Paul Dowling (1998) ha recalcado esto en su
crítica a las etnomatemáticas. Knijnik (1996) también aborda este asunto.
10
Para mayores detalles sobre esta discusión, véase el capítulo “Alfabetismo matemático
y globalización” de este libro.
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 281
Ejemplos
El programa de etnomatemáticas, presentado al mundo por Ubiratan D’Am-
brosio en la plenaria del quinto Congreso Internacional de Educación Ma-
temática (icme-5), en Adelaide, se centró en la idea de que las matemáticas
operan en una variedad de ámbitos culturales. Como se mencionó, el pro-
grama de etnomatemáticas amplía el concepto de matemáticas. No solo po-
demos experimentar las matemáticas en los textos y revistas de investigación
en esta área, sino también en los botes construidos por los indígenas para na-
vegar en el río Amazonas. Las matemáticas pueden estar integradas en herra-
mientas, artesanías, artes y rutinas. Pueden ser parte de una silla lo mismo que
de un computador. El concepto de matemáticas ha sido abierto. D’Ambrosio
ha interpretado la noción de etnomatemáticas considerando sus tres elemen-
tos conceptuales: etno-matema-ticas. Etno refiere a la gente; matema, a la com-
prensión; y ticas, a las técnicas.11 Así que, etno-matema-ticas refiere a técnicas
para la comprensión incrustadas en la cultura. Debe observarse que la noción
de matema es más amplia que la de matemáticas como normalmente la consi-
deramos, y que etno debe entenderse como gente/cultura, y que no incluye
referencia alguna a etnicidad.
El programa de investigación etnomatemática ha proliferado alrededor
del mundo. Así que podemos ver estudios que tratan con las matemáticas en
Véanse, por ejemplo, D’Ambrosio (2001) y Ribeiro, Domite y Ferreira (2004), para
11
las granjas de caña de azúcar (Abreu, 1993; Regnier, 1994). Duarte (2003)
aborda el “mundo de la construcción”, por ejemplo, la mezcla de mortero
(arena, cemento y agua) y dependiendo del uso particular, piedras partidas
en pequeños pedazos. Giongo (2001) analiza la práctica de los zapateros.
En Brasil, los investigadores y los docentes han luchado con los problemas de
lidiar con formas híbridas de conocimiento que caracterizan las condiciones
de vida de muchos grupos de indígenas (véanse, por ejemplo, Amancio, 1999;
Scandiuzzi, 2000 y 2004). Knijnik (1999) aborda la educación para la gente
sin tierra en Brasil. Recientemente, la perspectiva de los niños de la calle ha
sido estudiada por Mesquita (2004), quien investiga la noción de espacio.
La educación de la gente indígena de Brasil ha sido estudiada por Ribeiro
y Ferreira (2004); mientras que el enfoque general etnomatemático ha sido
abordado por Barton (2004).
De acuerdo con la delineación conceptual de las etnomatemáticas, po-
dríamos hablar sobre las matemáticas de panaderos, carpinteros, niños de la
calle, vendedores, asistentes bancarios; sobre las matemáticas de los incas, lo
mismo que la de los teleingenieros, desarrolladores de sistemas, dentistas, esta-
dísticos. No debe olvidarse que podríamos hablar sobre las etnomatemáticas
de los matemáticos puros. Sin embargo, parece que el programa etnomate-
mático mismo ha incorporado una prioridad que se enfoca solo en las etno-
matemáticas de ciertos grupos culturales. Así que no hay mucha investigación
dentro del programa etnomatemático que aborde, digamos, las matemáticas
de la ingeniería.
Las sociomatemáticas,12 según Wedege (2003 y 2004), abordan relaciones
entre la gente, las matemáticas y la sociedad. Los problemas sociomatemá-
ticos conciernen a: 1) las relaciones de las personas con las matemáticas y la
educación matemática en la sociedad; 2) las funciones de las matemáticas y
de la educación matemática en la sociedad, lo mismo que la influencia de la
sociedad en las matemáticas y la educación matemática; y 3) el aprendizaje,
el conocimiento y la enseñanza de las matemáticas en la sociedad. Esta suge-
rencia conceptual podría ayudar a establecer relaciones posteriores entre el
programa etnomatemático y los muchos estudios que comparten algunas de
tales preocupaciones, pero que podrían considerar arduo operar con la noción
de etnomatemáticas.
Ampliar la noción de matemáticas centra la atención en la transición. De
manera amplia, interpreto que la transición refiere a cualquier asunto que
12
La noción de sociomatemáticas ha sido presentada antes por Zaslavsky (1973).
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 285
13
La noción de producción de significado ha sido presentada por Lins (2001).
286 Educación matemática crítica
14
Véase Skovsmose (1994a) para una discusión de la arqueología matemática en un
contexto educativo.
15
Una tal arqueología corre el riesgo de presuponer lo que se está cuestionando: las
matemáticas se encuentran en la práctica, muchas veces con gran sorpresa de quienes
están involucrados en ella, y las matemáticas halladas podrían muy bien ser las mate-
máticas incluidas en la perspectiva de quienes interpretan la práctica.
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 287
16
Para una discusión de la “política de obstáculos de aprendizaje”, véase Skovsmose
(2005b), en el capítulo “Porvenir y política de los obstáculos de aprendizaje” de
este libro.
17
Las nociones alemanas Bildung y Mündigkeit se han usado de manera amplia en
el discurso educativo. La noción portuguesa conscientização ha sido usada por Freire
para indicar un aspecto crucial del alfabetismo. El término zulú ubuntu y el término
sotho botha han llegado a tener significancia educativa a través del trabajo de Bo-
pape (2002), que ha mostrado cómo tales términos abarcan las ideas de solidaridad
y “ciudadanía crítica”.
288 Educación matemática crítica
18
Los asuntos sociopolíticos se han abordado recientemente en Appelbaum (1995);
Keitel (2000 y 2003); Adler (2001b) y Atweh, Forgasz y Nebres (2001).
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 289
la mayoría de los niños del mundo, que aprenden matemáticas en aulas que
no tienen un computador a la vista. ¿Los han dejado atrás? ¿Tenemos que vér-
noslas aquí con una nueva forma de exclusión social?19 Una perspectiva que
se da por sentada permea la discusión de la tecnología en educación ma-
temática. Naturalmente, no hay problema en que estudios particulares del uso
de la tecnología en la educación matemática supongan que esta tecnología
está disponible, pero la perspectiva que da por sentada la tecnología se vuelve
un problema para el paradigma de investigación, si la mayoría de estudios su-
pone la perspectiva como una condición natural dada.20 Para abreviar: lo de la
educación matemática y la pobreza no es un asunto explorado ampliamente
en la investigación en educación matemática. Pero es un tema esencial, ya que
la discriminación de las oportunidades de aprendizaje está causada por una
distribución desigual de los recursos.21
Segundo, no es difícil hallar ejemplos de racismo rampante ejercido a tra-
vés de la educación matemática, especialmente cuando consideramos el papel
de la educación en el curso de la era del apartheid en Sudáfrica. Otras expre-
siones de racismo, posiblemente más directas, se revelan cuando, como lo su-
girió Wenda Bauchspies (2005), consideramos hasta qué punto el aprendizaje
—en particular el aprendizaje de las matemáticas— puede significar coloni-
zación. Muchos estudios han resaltado el hecho de que aprender matemáticas
de una forma particular podría servir a la supresión de una forma existente de
pensamiento. Fashed (1993 y 1997) ha hablado sobre la ocupación de la mente
y asuntos relacionados, y Khuzwayo (2000) ha desarrollado con mayor detalle
lo que esto podría significar para interpretar el funcionamiento de la educa-
ción matemática durante la era del apartheid en Sudáfrica.
Tercero, el sexismo, o asunto del género, se ha examinado en la educación
matemática durante un largo periodo. Las matemáticas se pueden interpretar
como un lenguaje que da acceso al poder, a la tecnología y a las oportuni-
dades de trabajo. Las estadísticas han documentado la distribución desigual
de hombres y mujeres respecto a estudios de matemáticas densas y trabajos
posteriores. Es evidente que la educación matemática incluye o “materializa”
19
Para reflexiones sobre el acceso y el no acceso a los computadores, véase Borba y
Penteado (2001).Véase también Borba y Villarreal (2005).
20
Desde mi punto de vista, la extensa discusión de respuestas de la educación mate-
mática al desarrollo tecnológico, formulada en Bishop, Clements, Keitel, Kilpatrick y
Leung (2003) adolece de esta perspectiva limitada; algo similar ocurre con la sección
Influences of advanced technologies en English (2002).
21
Para una discusión sobre educación matemática y pobreza véase, por ejemplo, Kit-
chen (2002 y 2003).
290 Educación matemática crítica
25
En alemán y en las lenguas escandinavas, la dimensión sociopolítica de la educación
matemática fue discutida intensamente durante la década de 1970. Una visión
panorámica de los asuntos abordados se encuentra en Volk (1979). Véase también
Damerow, Elwitz, Keitel y Zimmer (1974) y Mellin-Olsen (1977).
292 Educación matemática crítica
Ejemplos
Como la preocupación sociopolítica en la educación matemática concierne
también al contenido mismo (incluido el contenido matemático) de la educa-
ción, nociones como Mündigkeit, conscientização y ubuntu tienen que entenderse
en términos de los asuntos de contenido. Este también es el caso al hablar de
la educación matemática para la ciudadanía, para la ciudadanía crítica, para el
empoderamiento, para la democracia, para la equidad, para la autonomía, etc.
Se han acuñado varias nociones a fin de destacar tal potencial sociopolí-
tico para la alfabetización matemática. Aunque el alfabetismo numérico (nume-
racy) en muchos casos se ha descrito con referencia a las competencias que
podrían expresarse en términos matemáticos, también se ha definido en tér-
minos de la ciudadanía crítica. D’Ambrosio ha acuñado el término mateza-
ción (matheracy). Con base en las ideas de Freire (1972) yo prefiero hablar de
alfabetización matemática (mathemacy) para significar un contenido “crítico” de
la educación matemática. En Alrø y Skovsmose (2002) la alfabetización mate-
mática se relaciona con las nociones de diálogo, intención, reflexión y crítica.26
Jablonka (2003) presenta una clarificación cuidadosa de la noción de
alfabetismo numérico, al señalar diferentes interpretaciones del término —lo
que también ayudó a mostrar variadas interpretaciones posibles de la alfabe-
tización matemática—: 1) el alfabetismo numérico se puede ver como un
recurso para desarrollar el capital humano. Esta interpretación, con frecuen-
cia, subraya la capacidad de asegurar la productividad por medio del conoci-
miento matemático mismo. La fuerza de trabajo será mejor calificada cuando
se dominen las matemáticas, y el individuo tendrá mejores oportunidades en
la vida, en particular en el mercado laboral. Tal “filosofía del alfabetismo nu-
mérico” ha guiado muchos programas de educación matemática para adultos.
Así que el alfabetismo numérico se interpreta como alfabetismo en matemá-
ticas, es decir, como un alfabetismo que se puede describir en términos mate-
máticos —un alfabetismo que parece sencillo de medirse y evaluarse—. Esta
interpretación de alfabetismo numérico podría, sin embargo, ser limitada a
efectos de abrir una perspectiva sociopolítica. 2) El alfabetismo numérico para
la identidad cultural puede estar relacionado con estudios etnomatemáticos.
26
Véase, por ejemplo, Keitel (1997) para una discusión del alfabetismo numérico, cien-
tífico y tecnológico; y Yasukawa (2002), para investigar la relación entre matemáticas
y alfabetismo tecnológico. Otros varios estudios se han ocupado de asuntos similares.
Véanse, por ejemplo, Gellert, Jablonka y Keitel (2001); Jablonka (1996); Johnston y
Yasukawa (2001); Keitel (1993); y Yasukawa (1998).Véase también Niss (2003) y Niss
y Jensen (2002) para una discusión sobre las competencias.
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 293
Con cada cosa de matemáticas que aprendí vino algo más. A veces aprendí
más de otras cosas que de matemáticas. Aprendí a pensar en lo justo, lo in-
justo, etc. Por todas partes veo números distorsionados en el mundo. Ahora
mi mente se abre a muchas cosas nuevas. Soy más independiente y cons-
ciente. He aprendido a ser fuerte en cualquier cosa que se pueda imaginar.
(p. 37)
27
Para una discusión de aporía véase Skovsmose (2005b).
Investigación, práctica, incertidumbre y responsabilidad 297
Aunque no hay una manera directa de resolver una aporía, esto no signi-
fica que no se la deba considerar. Mientras que la aporía señalada por Sócrates
abría una ruta hacia la filosofía, me parece que la aporía respecto a la educación
matemática nos lleva a la noción de responsabilidad, que se refiere a una acti-
tud de tratar de abordar contradicciones aparentes involucradas en la educa-
ción matemática. Naturalmente, la responsabilidad se puede interpretar como
una empresa individual, y yo no negaría que esta es una interpretación útil.
Sin embargo, estoy interesado ante todo en ver esta noción como una carac-
terística posible de un paradigma de investigación en educación matemática.
Así que, no sugiero que cada iniciativa y cada investigación deban mirar más
allá del aula de matemáticas prototípica, y ciertamente tampoco que toda la
investigación deba ir más allá de los lugares escolares de aprendizaje de las
matemáticas. Mi punto es que la comunidad de investigación, como un todo,
debería mostrar una amplia cobertura de intereses que se reflejara apropiada-
mente en la investigación de muchos y diferentes sitios de aprendizaje de las
matemáticas. Esta es una manera de llegar a ser conscientes de las incertidum-
bres en relación con las posibles funciones de la educación matemática. Para
mí, la responsabilidad refiere a la manera como la comunidad de educación
matemática se ocupa de las incertidumbres, por ejemplo, respecto a cómo la
educación matemática pudiera involucrar la discriminación o el empodera-
miento, la inclusión o la exclusión, y de esta manera abordar la dimensión
sociopolítica de la educación matemática.
Agradecimientos
Este artículo es una versión revisada de mi contribución al Survey Team sobre
la relación entre investigación y práctica en el icme-10. Agradezco a los mu-
chos educadores matemáticos que me han apoyado en la preparación de este
artículo. En particular, a mis colegas del Survey Team, Anna Sfard, Yoshihiko
Hashimoto, Gelsa Knijnik y Aline Robert, por sus sugerencias y comentarios,
y a Leone Burton, por hacer una revisión cuidadosa del idioma.
La educación matemática como una red
de prácticas sociales
Paola Valero
A medida que los campos académicos avanzan, la reflexividad sobre sus pro-
pios resultados y procesos se convierte en centro de atención y de indagación
disciplinada. La cantidad creciente de artículos publicados y de actividades
realizadas en conferencias en torno a la educación matemática, sus teorías,
métodos y resultados ejemplifican la necesidad que tienen los investigadores
de dar sentido a la práctica en la cual están involucrados. Ese tipo de reflexi-
vidad siempre ha sido parte central de mi interés, debido probablemente al
hecho de que mi formación en las ciencias sociales me ha conducido a for-
mular de manera constante preguntas relativas al tipo de conocimientos que
la investigación en educación matemática ofrece a las prácticas educativas,
respecto a las realidades de las escuelas y las aulas de matemáticas. Así, para mí,
desarrollar una conciencia sobre la perspectiva de investigación que adopto ha
sido tan central como generar comprensiones e interpretaciones particulares
de las prácticas de enseñanza y aprendizaje en las aulas de matemáticas.
En este capítulo me enfoco en cómo concebir la educación matemática
como campo de investigación. Esto implica, por una parte, examinar defini-
ciones del campo tal como aparecen en la literatura existente y, por la otra,
articular puntos de vista y lenguajes alternativos para hablar sobre el campo.
Mi intención es proporcionar una base para discutir sobre las prácticas de
investigación en las que nos comprometemos y a las que dedicamos una gran
cantidad de nuestro esfuerzo. En el examen que hago de este asunto, argüiré
que en el desarrollo histórico de lo que podemos identificar como el campo
de investigación de la educación matemática, han surgido y predominado
300 Educación matemática crítica
Mi intención al distinguir los dos campos tiene que ver con la relación
entre los dos, no en términos de cómo el campo de la práctica investigativa
podría iluminar y mejorar el campo de la práctica educativa, sino más bien en
términos de cómo las definiciones construidas por cada uno de ellos se cons-
tituyen mutuamente. Para explicarme voy a comenzar con un supuesto básico.
Una perspectiva teórica y un objeto de estudio se constituyen mutuamente.
No es posible hablar sobre un objeto de estudio sin tener un conjunto de su-
puestos y un lenguaje que reconozcan y verbalicen una ocurrencia o un evento
social, y lo hagan foco de atención. Si esto es así, entonces podemos pensar en
la relación entre lo que se considera educación matemática como campo de
práctica educativa y educación matemática como campo de práctica investi-
gativa. Mi afirmación aquí es que en el desarrollo del campo de la práctica
investigativa han surgido definiciones del campo de la práctica educativa.
Al remontarme a la historia del campo de la práctica investigativa, a través
de un estudio general de las diferentes tendencias que han surgido en la lite-
ratura y de un examen de textos que abordan la historia de la investigación en
educación matemática, parece surgir una narrativa común sobre los orígenes
de la investigación. El interés de matemáticos y educadores involucrados en
la enseñanza de la materia en diferentes niveles, particularmente en relación
con la formación de profesores, fue una semilla para prestar atención de ma-
nera sistemática a las matemáticas en un entorno de aprendizaje y enseñanza
(Kilpatrick, 2006). “Los problemas de la práctica”, es decir, el conjunto de
preocupaciones para los predicamentos de la enseñanza a cargo de profesores
y el aprendizaje de temas matemáticos por parte de los estudiantes, como fue-
ron formulados por Silver y Herbst (2007), se han convertido en la piedra an-
gular del esfuerzo investigativo. Los problemas de la práctica se han convertido
en el objeto natural de estudio del campo de la investigación. También han
determinado la meta última de la investigación, que es contribuir al mejora-
miento de la práctica. Muchas personas defienden estas ideas como la esencia
de la investigación en educación matemática (e. g., Hart, 1998). Muchos las
ven en oposición a la idea de que la investigación en educación matemática
está creciendo como un campo académico en sí mismo, con un desarrollo
teórico y metodológico que no siempre se conecta tan estrechamente con las
prácticas de enseñanza y aprendizaje. También hay muchos académicos que
reconocen y tratan realmente de entender no solo los hallazgos, sino también
las construcciones teóricas y metodológicas del campo (e.g., Silver y Herbst,
2007). Por supuesto, este debate también lo nutren diferentes agendas externas
al campo de estudio y al campo de práctica de la educación matemática, como
304 Educación matemática crítica
p e
Figura 1. Las matemáticas en el centro del campo de práctica de investigación
P E
Aula
P E
aunque desde una posición teórica diferente. Por ejemplo, parte1 del trabajo de
Luis Radford relativo a las interpretaciones semióticas corporeizadas del pen-
samiento matemático de los estudiantes da una dimensión cultural a los asun-
tos de la tríada didáctica y muestra una conexión del pensamiento de los
estudiantes y las prácticas escolares con otras formas de prácticas externas a
la escuela y al aula (Radford, 2008). El foco de atención de la investigación
continúa siendo el aula y, dentro de ella, la tríada didáctica, no obstante la
adopción de marcos teóricos que conciben que lo social y lo cultural van
más allá de la comprensión limitada presente en las teorías interaccionistas
asociadas al constructivismo, en las que lo “social” se entiende en términos de
interacción entre personas.
Otros tipos de investigación también han cuestionado la idea de que el
lugar privilegiado para la investigación sea el aula de clase. Si el pensamiento
matemático es una actividad social y cultural, este ocurre en otros espacios
sociales distintos al aula de clase. El ejemplo clásico de esta ampliación es la
investigación realizada por Nunes, Carraher y Schliemann (1993), que abrió
el espacio para investigaciones sobre las relaciones entre las matemáticas en la
escuela y fuera de ella. La amplia investigación concerniente al programa et-
nomatemático también ha explorado prácticas matemáticas en ámbitos de tra-
bajo y en la cotidianidad.Ya al comienzo de la década de 1990, Gómez, Perry
y colaboradores (e. g., Gómez y Perry, 1996; Perry, Valero, Castro, Gómez y
Agudelo, 1998) estudiaron el cambio de los profesores de matemáticas y el
desarrollo profesional dentro de la complejidad de la organización escolar. Tal
tendencia ha sido explorada más recientemente por Cobb y colaboradores
(e. g., Cobb, McClain, Silva Lamberg y Dean, 2003), en un intento de conec-
tar las comunidades de aula con sus contextos organizacionales inmediatos.
Más recientemente se ha prestado atención a las experiencias matemáticas es-
colares de los padres de familia en relación con las prácticas matemáticas esco-
lares de los estudiantes cuando llegan a nuevos países y culturas (Civil, 2007).
En general, ha habido un crecimiento en la investigación que documenta las
relaciones entre factores externos al aula de clase (pertenecientes al contexto
del aula) y el estado de cosas dentro del aula, en la tríada didáctica (figura 4).
1
En algunos de sus artículos, Radford muestra un análisis más amplio de la relación
entre matemáticas y cultura. Por ejemplo, Radford y Empey (2007) presentan un
estudio de prácticas sociales y matemáticas realizado fuera de la tríada didáctica. Los
investigadores muestran que “dentro de un cierto periodo histórico, las matemáticas
—en su más amplio sentido […] explican la formación de nuevas sensibilidades socia-
les— tanto en términos de las capacidades para crear nuevas formas de entendimiento
como nuevas formas de subjetividad” (p. 232).
La educación matemática como una red de prácticas sociales 309
Aula
M
Padres de familia
Contexto Mercado laboral
Organización escolar P E
2
Agradezco a Alexandre Pais, por su apoyo en la realización de esta revisión.
La educación matemática como una red de prácticas sociales 311
con el “contexto”. Miremos esto con más detalle. En primer lugar, es impor-
tante discutir la noción de contexto y cómo el campo de investigación la define
y aborda. En la sección anterior definí brevemente contexto como lo que
rodea un objeto —el “con” que acompaña a “texto”—. Como lo argumenté
antes, los enfoques de investigación que recaen en la tríada didáctica tienden a
desconocer el contexto, ya que el núcleo de la investigación es el “texto”. En
el tipo de investigación que se concentra en el pensamiento y aprendizaje ma-
temáticos dentro de la tríada didáctica, están presentes algunas comprensiones
de “contexto” aunque estas se refieran al contexto de las ideas, los contenidos
o los problemas matemáticos con los que los estudiantes y/o los profesores
tratan. Esto es lo que Wedege (1999) llama el contexto de la tarea.
También sostuve que las teorías socioculturales en la educación ma-
temática se han abierto a consideraciones de los factores que afectan la si-
tuación del aula. Un contexto de la situación, siguiendo las formulaciones de
Wedege, ha sido evidente en la literatura de investigación, esto es, en la inves-
tigación que aborda el contexto inmediato de la enseñanza y el aprendizaje
en el aula. Pero también sostuve que el contexto puede ser mucho más que
las paredes del aula. En lo que respecta a las conceptualizaciones de la noción
de contexto en las teorías socioculturales, Abreu (2000) ha discutido cómo
diferentes tendencias teóricas socioculturales conceptualizan contexto y qué
implicaciones tienen tales conceptualizaciones para el estudio del pensa-
miento y el aprendizaje matemáticos. Por una parte, es posible considerar los
contextos microsocial y cultural de la enseñanza y el aprendizaje de las matemá-
ticas enfocándose en “el ámbito de interacción inmediata donde tienen lugar
las interacciones cara a cara” (p. 2). Por otra parte, uno podría enfocarse en los
contextos macrosocial y cultural que son los “ámbitos de interacción no inme-
diata” definidos laxamente por otros autores como “sistemas socioculturales
más amplios” […] o “milieu sociocultural más amplio” (p. 2), que enmarcan
la actividad matemática en cualquier ámbito de interacción particular. Sin
embargo, la tarea investigativa interesante está en determinar cómo las teorías
conectan los contextos de niveles micro y macro en busca de relaciones que
permitan entender cómo los individuos dan sentido a las ideas matemáticas
en el complejo campo de la actividad dentro de sistemas simbólicos más am-
plios. Para Abreu, la relación micro-macro no es solo un asunto de cómo las
interacciones particulares con ciertas herramientas culturales median el pen-
samiento, sino también de cómo las valorizaciones sociales del conocimiento
median el posicionamiento individual hacia ese conocimiento en la creación
312 Educación matemática crítica
3
La investigación de Guida d’Abreu ofrece un ejemplo interesante de las diferen-
tes nociones de contexto puestas en operación en la investigación sobre prácticas
matemáticas. Desde su investigación inicial sobre los productores de caña de azúcar en
Brasil hasta su trabajo reciente sobre las valorizaciones de las matemáticas entre niños
inmigrantes y sus padres en Inglaterra (Abreu, 2007), es posible identificar las diferen-
cias en las perspectivas teóricas que tienen que ver con el manejo de la significancia
del contexto en relación con las prácticas matemáticas.
La educación matemática como una red de prácticas sociales 313
4
Skovsmose (2005) ha señalado esta idea en relación con el sentido que dan los es-
tudiantes a las ideas matemáticas. Para este investigador, el significado se construye en
asocio con los porvenires de los estudiantes y el papel que las matemáticas ejercen
en cómo los estudiantes perciben sus posibilidades futuras en la vida.
La educación matemática como una red de prácticas sociales 317
A r en a in ter n aci on a l
N a ció n Matemáticas
académicas
Formulación
de políticas E s cu ela
Cultura Desarrollo
Comparaciones Liderazgo de la juventud tecnicocientífico
internacionales escolar
Práctica de aula
Mercado
M de trabajo
Equipo T L Familia
Comunidad
Investigación
en educación Educación Agencias
matemática de profesores internacionales
5
Para un ejemplo de un estudio que explora la significancia de la contingencia y la com-
plejidad cuando se investigan prácticas de educación matemática, véase Stentoft (2009).
La educación matemática como una red de prácticas sociales 321
A r en a in ter n aci on a l
N a ció n Matemáticas
académicas
Formulación
de políticas E s cu ela
Cultura Desarrollo
Comparaciones Liderazgo de la juventud tecnicocientífico
internacionales escolar
Práctica de aula
Mercado
M de trabajo
Equipo T L Familia
Comunidad
Investigación
en educación Educación Agencias
matemática de profesores internacionales
Hacia el futuro
La investigación en educación matemática ha crecido como campo de in-
vestigación educativa. Se ha expandido en términos de cantidad de resulta-
dos producidos, diversidad de enfoques teóricos y riqueza de los problemas
abordados. Las prácticas relacionadas con las matemáticas en las escuelas y
en diferentes esferas sociales de práctica también se han hecho cada vez más
evidentes para los diferentes participantes en ellas. El que la investigación en
La educación matemática como una red de prácticas sociales 325
6
El trabajo reciente de Alexandre Pais (2011 y en prensa) ofrece una interpretación
de la dimensión económica y política que se ha dejado a un lado en la investigación
en educación matemática.
326 Educación matemática crítica
Agradecimientos
Agradezco a los miembros del Science and Mathematics Research Group
(smerg) del Department of Education Learning and Philosophy en Aalborg
University; en particular a Annica Andersson, Alexandre Pais y Troels Lange, y
a Tamsin Meaney, de Charles Sturt University en Australia, por las numerosas
conversaciones y discusiones durante la preparación de este texto. Este artículo
se ha basado en mi presentación plenaria en el cerme 6, realizado en Lyon,
Francia, en enero de 2009.
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