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Manejo odontológico de pacientes pediátricos oncológicos.

Revisión Bibliográfica (revista


latinoamericana de ortodoncia y odontopediatria)

 Acosta de Camargo MG: Especialista en Odontopediatría,


doctorante de Doctorado Ciencias Odontológicas UCV, profesora
del Departamento de Odontología del Niño y del Adolescente.
Facultad de Odontología. Universidad de Carabobo.
Contacto: gabrieladecamargo@yahoo.com

 Bolívar M: Especialista en Odontopediatría. Profesora del


Departamento de Odontología del Niño y del Adolescente. Facultad
de Odontología. Universidad de Carabobo.

 Giunta C: Especialista en Odontopediatría. Profesora del


Departamento de Odontología del Niño y del Adolescente. Facultad
de Odontología. Universidad de Carabobo.

 Mora K: Especialista en Odontopediatría. Profesora del


Departamento de Odontología del Niño y del Adolescente. Facultad
de Odontología. Universidad de Carabobo.
 Resumen
El cáncer es una de las enfermedades sistémicas mas estudiadas en los
pacientes pediátricos. El propósito de esta revisión bibliográfica es ofrecer
una guía práctica para el odontopediatra, al describir las manifestaciones
bucales de niños con cáncer, sus complicaciones así como su manejo
odontológico y prevención, antes de que aparezcan y cuando estén
presentes en boca. También se analizan las formas de tratamiento. El
odontopediatra debe estar capacitado para manejar al paciente pediátrico
oncológico, así como educar a los padres para apropiada canalización.

Palabras clave: manejo odontológico, paciente pediátrico, oncológico.

Introducción

El cáncer es una patología que surge cuando las células de alguna


parte del cuerpo comienzan a crecer sin control, aunque existen
muchos tipos de cáncer, todos comienzan debido al crecimiento sin
control de las células anormales. Las células normales del cuerpo
crecen, se dividen y mueren en una forma ordenada, durante los
primeros años de vida de un individuo. Posteriormente, las células
normales de la mayoría de los tejidos solo se dividen para
reemplazar las células desgastadas o moribundas y para reparar
las lesiones (1).
En la población pediátrica el factor causal es multifactorial con el
predominio de mutaciones somáticas en 85 % de todos los casos,
mientas el 15 % restante, es transmitido por genes; así, la
proporción de neoplasias malignas en pediatría que poseen un
componente hereditario es reducida (2).
En Venezuela, el cáncer infantil representa el 3,9 % de todas las
neoplasias malignas. La incidencia de cáncer en menores de 15 años de
edad, para el año 2005 fue de 1661 nuevos casos de los cuales 907
corresponden a neoplasias hematológicas y 754 a tumores sólidos. En el
grupo etario de 15 a 24 años, la incidencia de cáncer en el año 2005 fue
de 969 nuevos casos de los cuales 575 fueron neoplasias hematológicas
y 394 tumores sólidos(3). Asimismo, en Venezuela en el año 2003 el
cáncer fue la segunda causa de muerte, siendo la 6ta causa de muerte
en niños de 1 a 4 años, la segunda en niños y adolescentes de 5 a 14
años de edad y la tercera en adolescentes y jóvenes de 15 a 24 años (4).

Las células cancerígenas surgen como consecuencia de daños en el


ADN. Las personas pueden heredar ADN dañado, que es el responsable
de los tipos de cáncer hereditarios. Sin embargo, en muchas ocasiones
el ADN de las personas se altera como consecuencia de alguna
exposición ambiental como el fumar o por una serie de factores
intrínsecos del organismo. El cáncer usualmente asume forma de tumor.
Algunos tipos de cáncer, como la leucemia, no forman tumores, sino que
las células cancerosas afectan la sangre y órganos que producen sangre
como la medula ósea, el sistema linfático y el bazo y estas células
circulan a través de los tejidos en los que se pueden acumular (1,5,6,7).

Desde el año 1867, las enfermedades neoplásicas en niños han


adquirido gran importancia en todas las áreas pediátricas. Esto ha sido
acompañado de avances en el tratamiento de niños con cáncer,
supervivencia a largo plazo de 90% en algunos tumores, haciendo
necesario que más personas estén involucradas, tanto en el cuidado y
como en la salud del paciente. Entre los efectos secundarios de la terapia
anticancerígena (principalmente quimioterapia y radioterapia) existen las
manifestaciones bucales agudas y crónicas que son causas frecuentes
de incomodidad, focos infecciosos y otros efectos más, dependiendo de
la etapa de desarrollo del niño. En la mayoría de los casos, la incidencia
y severidad de las complicaciones bucales están asociadas a factores
preexistentes como caries dental, enfermedad periodontal y pobre
higiene que claramente afecta la presencia y aumento de las mismas (5-
8).

Entre los efectos secundarios existentes, se encuentran las


manifestaciones orales, de carácter agudo o crónico, que suponen una
frecuente causa de malestar, focos potenciales de infecciones sistémicas
y secuelas a largo plazo, que estarán en función del momento evolutivo
de desarrollo en el que se encuentre el niño(9).

El patrón general del cáncer en los niños es muy distinto al


observado en el adulto. En primer lugar, el niño afecto de un tumor
maligno, tiene un potencial de crecimiento y desarrollo muy
elevados, respecto al adulto. De este modo, la evolución normal de
su desarrollo, se verá seriamente dañada tanto por la enfermedad
como por el tratamiento al que será sometido. Frente al predominio
de carcinomas en el adulto, en el niño suele haber predominio de
sarcomas y sobre todo, de tumores con aspectos histológicos
reminiscentes del desarrollo fetal, que se denominan
"embrionarios" y que con cierta frecuencia, están estrechamente
asociados a malformaciones congénitas (9).

La leucemia aguda es el tipo más común de cáncer en niños, la


linfoblástica aguda es el tipo que tiene la mayoría de casos. Estos
pacientes reciben varias formas de tratamiento, incluyendo
quimioterapia así como trasplantes de células madres. La leucemia
y su tratamiento puede afectar la salud bucal directa e
indirectamente y mas aun el tratamiento dental. Las
complicaciones bucales de la leucemia incluyen mucositis,
infecciones oportunistas, inflamación gingival y sangramiento,
xerostomía y lesiones cariosas. También puede haber impacto en
la dentición en desarrollo así como en el crecimiento craneofacial
(10).

Los linfomas ocuparon el primer lugar en Venezuela, primero los no


Hodgkin seguido del linfoma Hodgkin, en segundo lugar los
tumores del sistema nervioso central, luego los neuroblastomas,
nefroblastoma (tumor de Wilms), osteosarcomas,
rabdomiosarcomas, tumores de células germinales, retinoblastoma
y tumores de células redondas, sarcoma de Ewing, teratomas no
gonodales (11).
Clasificación de lesiones Oncológicas

Tumores benignos: Su nombre acaba en el sufijo "oma".


Dependiendo del tejido del que procedan, pueden ser: fibroma
(tejido conjuntivo fibroso), mixoma (tejido conjuntivo laxo), lipoma
(tejido adiposo), condroma (tejido cartilaginoso), etc. Algunos de
los tumores benignos derivados de tejido epitelial terminan con el
sufijo "adenoma" porque el tejido epitelial de origen forma
glándulas.

Tumores malignos o cáncer: Su nombre suele acabar en el sufijo


sarcoma o carcinoma, pero muchos de ellos, como el melanoma,
seminoma mesotelioma y linfoma, son de carácter maligno a pesar
de que su nombre tiene una terminación similar a la de los tumores
benignos.
Carcinomas. Las neoplasias malignas de origen epitelial se denominan
carcinomas y representan el 80 % del los tumores malignos; por ejemplo:
carcinoma epidermoide o escamoso, carcinoma basocelular,
adenocarcinoma, cistoadenocarcinoma, coriocarcinoma, carcinoma de
colon, carcinoma de mama.

Sarcomas: Los cánceres que derivan de los tejidos mensenquimatosos o


mesodermo se denominan sarcomas (del griego sarcos, "carnoso"); por
ejemplo: liposarcoma, condrosarcoma, osteosarcoma.
Gliomas: Los tumores que proceden del tejido nervioso son los gliomas,
realmente no se trata de un tumor derivado de células nerviosas, sino de
uno de los tipos celulares encargados de su sostén, las células gliales.
Algunas de las variedades de gliomas son el glioblastoma,
oligodendroglioma y ependimoma.

Leucemias y linfomas. Son cánceres hematológicos derivados del tejido


linfoide y el mieloide respectivamente (1,7).

Leucemia

La Leucemia es una enfermedad en donde hay proliferación anormal y


exagerada de las células precursoras de la línea blanca de la sangre. La
Leucemia Linfocítica Aguda (LLA) es la más común, se presenta con más
frecuencia en niños que en niñas y en la raza blanca, el grupo etario que
más la padece es entre los 3 y 5 años. La etiología de la leucemia no es
del todo desconocida aunque se manejan muchos aspectos
multifactoriales. También se han encontrado estrechas relaciones con
factores hereditarios y cromosómicos como el síndrome de Down,
síndrome de Turner y anemia de Fanconi. Se clasifica de acuerdo a la
morfología celular; como Leucemia mieloide, Linfoide y monocítica, de
acuerdo a su curso en aguda y crónica. La leucemia linfoblástica es la
más frecuente en niños (LLA) se puede presentar en un 85% y se
clasifica morfológicamente como L1, L2 y L3. Se pueden observar
diferentes manifestaciones bucales como: palidez en las mucosas,
petequias, agrandamiento gingival, sangrado, ulceraciones, nódulos
linfáticos palpables, mucositis, candidiasis, gingivitis y periodontitis.
(1,7,12-14). Estos hallazgos son tan importantes que incluso pueden
guiar el diagnóstico de la leucemia (15).

Linfomas

Harvey desde 1628 define el cáncer como una enfermedad provocada


por un grupo de células que se multiplican sin control y de manera
autónoma, invadiendo localmente y a distancia otros tejidos. En general,
tiende a llevar a la muerte a la persona afectada, si no se somete a un
tratamiento adecuado. Es un tipo de cáncer que también puede
presentarse en niños aunque con una menor incidencia. Se clasifica en
dos tipos de acuerdo a sus características celulares: (1,7,12)

Linfoma o Enfermedad de Hodkin: el cual se manifiesta como una


alteración de tipo proliferativo de las vías linfáticas, su origen se ha
mostrado desconocido aunque factores ambientales juegan un papel
importante, pero su presencia antes de los 5 años no es común,
encontrándose mayormente en la edad adulta. Existe una forma de
diagnóstico que es la punción ganglionar o aspirado de médula ósea. En
este examen se pueden encontrar las células reticulares multinucleadas
llamadas: Células de Reed Stemberg dando algunas manifestaciones o
signos que sugieren la revisión por especialistas como: fatiga, plurito,
inflamación de ganglios linfáticos, pérdida de peso sin hacer dietas y de
manera descontrolada, entre otros (7,16,17).

Linfoma o Enfermedad no Hodkin: se presenta como un trastorno


proliferativo de origen desconocido y puede manifestarse en todas las
razas y edades. El signo más característico es la inflamación no dolorosa
de la cadena ganglionar submandibular. La clasificación está basada en
la distribución y organización del grupo celular que puede ser o difusa o
ganglionar, también en el tipo celular que pueden ser linfocítico, histiocito
o combinado (7,18).

Linfoma de Burkitt: es una entidad proliferativa linfoide de células B


asociadas en la mayoría de los casos al virus de Epstein-Barr. Puede
estar presente en niños y adultos de todas las edades. Suele aparecer
con las características de tumor maxilar. Los casos reportados en
América se han caracterizado por afectar inicialmente ganglios linfáticos
y médula ósea. Al momento del diagnóstico se observan signos
radiográficos característicos como osteólisis y desplazamiento dentario
(7,16,17).

Neuroblastomas: son de aparición común en pacientes pediátricos


caracterizados por alteraciones ganglionares y de localización frecuente
en la médula adrenal, pelvis y otros. Puede comprometer el sistema
nervioso simpático. Cuando se encuentra el tumor localizado en el
mediastino posterior puede desencadenar dificultad respiratoria por
obstrucción de vías aéreas bajas (1,18-21).

Rabdomiosarcomas: Son alteraciones de tejido blandos que se generan


histogenéticamente del mesénquima primitivo, que sufre una
diferenciación hacia diferentes tejidos como músculo estriado, músculo
liso, tejido graso, tejido fibroso, sinovia y huesos. Se denomina según el
tejido: leiomiosarcoma, liposarcomas, fibrosarcomas, sarcomas
sinoviales, angiosarcomas, linfangiosarcomas y hemangiopericitomas. El
más frecuente es el rabdomiosarcoma con una incidencia de entre el
58% y 78% de presencia en niños. Y el sitio o parte del cuerpo más
frecuente para su aparición es el abdomen, así como en la zona de la
órbita, rinofaringe, fosa pterigomaxilar y cuello (6,17,20). En la lengua
también puede aparecer aunque con rara ocurrencia (22).

Osteosarcoma: Su localización está asociada anatómicamente a la


máxima velocidad de crecimiento como el del fémur, la proximal de la
tibia y el húmero. Afecta principalmente a adolescentes (21,23).

Tumor de Wilms: Es el tumor de riñón más frecuente de la etapa de la


infancia, principalmente en niños de 1 a 3 años de edad. Se asocia a
malformaciones genito-urinarias y hemartomas en piel (1,7,18,23).

Retinoblastoma: Se presenta como un tumor ocular de mucha


frecuencia en niños, sin preferencia por sexo. Característicamente se
presenta leucocoria, estrabismo del ojo afectado y disminución de la
visión. El factor hereditario es de gran importancia (1,7,18, 23).

Presentación clínica.

Los tratamientos para los diferentes tipos de cáncer aun se encuentran


en estudio debido a los diferentes orígenes y características, sin
embargo, desde hace varias décadas se han practicado terapéuticas que
en muchos casos han resuelto la enfermedad o atenuado sus
manifestaciones y mejorado la calidad de vida. Dentro de los
tratamientos más practicados se encuentran la quimioterapia por vía
parenteral, la radioterapia o combinación de ambas y la cirugía si es
necesario (24-27).

Manifestaciones bucales.

La incidencia y severidad de las alteraciones bucales dependen de la


edad del niño al momento del diagnóstico y el tipo de agente
quimioterapéutico usado, así como la dosis de irradiación y el área.
Disturbios en el desarrollo dental están caracterizados por cambios en la
forma, número y desarrollo radicular. Defectos de esmalte como
decoloración, opacidades e hipoplasias también han sido observados en
estos pacientes. Cuando estas alteraciones son severas, pueden causar
secuelas funcionales y estéticas que pueden impactar la calidad de vida
de niños y adolescentes(28).

Las manifestaciones bucales en el paciente pediátrico con compromiso


oncológico van a variar según el tratamiento que reciban.

Quimioterapia: Son medicamentos para usados para eliminar


directamente las células cancerosas y reducir tumores. Dichas drogas
pueden administrarse ya sea por oral o vía parenteral intravenosa o
intramuscular(15). El periodo de quimioterapia se desarrolla con un
esquema que incluye un periodo de inducción a la remisión de 4 a 6
semanas, un periodo de consolidación de 4 a 12 semanas y un periodo
de mantenimiento que puede durar aproximadamente de 24 a 36 meses.
Las drogas usadas en la quimioterapia actúan directamente interfiriendo
el ciclo celular de las células cancerígenas que se reproducen
velozmente, éstas atacan selectivamente a dicho grupo celular.
Lamentablemente, otras células normales también son de crecimiento
rápido como las células de la medula ósea, las formadoras de pelo y
cabello y las que revisten la mucosa bucal y del intestino. Los
medicamentos se clasifican en diferentes grupos: Agentes alquilantes
(ciclofosfamida), antibióticos antitumorales (daunorubicina),
antimetabolitos (metotrextae), fluoracilo (mercaptopurina), metales
pesados (cisplatino), alcaloides vegetales (vincristina) (25).

Radioterapia: Consiste en el uso de rayos X u otro tipo de alta energía


para eliminar las células cancerosas o reducir tumores. Dentro de este
tratamiento también existen algunas complicaciones o efectos
secundarios como la xerostomía, debido a que el tejido acinar salival
situado en la zona de irradiación resulta dañado, por esta razón el
volumen del fluido salival disminuye considerablemente. También se
presenta la mucositis al igual que en la quimioterapia (25).

Efectos secundarios

Dentro del tratamiento oncológico existen efectos secundarios como la


mucositis que se presenta como una inflamación y ulceración de las
mucosas que van desde la cavidad bucal hasta el recto(16,25). La
candidiasis es una infección fúngica muy frecuente en la mucosa de la
cavidad bucal, específicamente en la mucosa labial, vestibular, lengua,
paladar blando y mucosa faríngea. También se presentan diversidad de
infecciones bacterianas, relacionadas a la neutropenia que se desarrolla
durante la terapia. Otra complicación frecuente es la infección por virus
herpes simplex, asociada principalmente a la quimioterapia y a la terapia
de médula ósea (16,19,24,29).

Un porcentaje importante de las patologías bucales corresponde a


lesiones de tipo ulcerativo, las que según algunos autores han sido una
de las complicaciones bucales más prevalentes en los pacientes
sometidos a quimioterapia(30-32). Respecto a las úlceras se sabe que
están estrechamente asociadas de Virus Herpes Simplex (VHS) tipo 1 y
Cándida albicans (33). Raíces finas y cortas en primeros molares
también han sido observadas, así como microdoncia y anodoncia de
premolares (34).

La mucositis es una de las reacciones adversas más comúnmente


encontradas en radioterapia de cabeza y cuello, así como en
quimioterapia, particularmente en drogas que afectan la síntesis de ADN.
Puede limitar la habilidad del paciente para tolerar la terapia y el estado
nutricional se compromete, así como la calidad de vida. Se estima que la
incidencia es de 40% en pacientes tratados con quimioterapia estándar y
que no solo aumenta con el número de ciclos de tratamiento sino
también con episodios anteriores. De manera similar, en pacientes que
reciben trasplante de médula ósea y quienes están en quimioterapia
tienen 76% de riesgo de tener mucositis. Pacientes en radiación en
cabeza y cuello, tienen de 30 a 60% de riesgo. La exacta fisiopatología
es desconocida. Tanto la quimioterapia como la radioterapia interfieren
con la rotación normal de células epiteliales que revisten la mucosa.
Asimismo, puede haber invasión indirecta de las bacterias Gram
negativas y algunos hongos debido a los cambios generados por la
mayoría de fármacos contra el cáncer en la cuenta sanguínea. Factores
de riesgo como: edad, estado nutricional, tipo de tumor maligno y el
cuidado bucal durante el tratamiento, jugarán un papel importante en el
desarrollo de la mucositis. Existen muchas opciones de tratamiento
disponibles para prevenir y tratar esta enfermedad, pero ninguno de ellos
puede prevenir completamente o tratar la mucositis. Aunque la mucositis
rara vez amenaza la vida del paciente, si interfiere con el tratamiento de
cáncer en gran medida (24,35,36). La sensibilidad dental es otra
complicación debida a la disminución del flujo salival y descenso del pH
salival. Se presentan caries post-radiación y alteraciones en el
crecimiento y desarrollo maxilar y dental, como la amelogénesis
imperfecta, microdoncias y otras anomalias de desarrollo (24,35,36).

Se hizo una revisión sistemática y metanalisis para determinar si la


terapia profiláctica de laser bajo nivel reduce el riesgo de mucositis
severa al compararse con un placebo o sin terapia en pacientes con
cáncer o pacientes que reciben trasplante de células hematopoyéticas
stem. Se encontró que este tratamiento reduce la mucositis severa y el
dolor en estos pacientes(37).

A pesar de que la mucositis es una de las complicaciones orales


frecuentes en la terapia del cáncer, su tratamiento es controversial. Se ha
señalado que la efectividad de algunos agentes depende de la fase de la
mucositis en la que se inicia el tratamiento como la utilización de la
vitamina E y de laser, pudiendo ser terapias efectivas en el tratamiento
de estas lesiones tempranas de mucositis oral (38).
La American Society of Clinical Oncology, afirma que el tratamiento a
través de la radioterapia conduce a una reducción en la vascularidad y
tensión de oxígeno en los tejidos duros y suaves orales y también en la
disfunción de glándulas salivales. Estos cambios aumentan el riesgo de
caries bucal y reducen la cicatrización luego de procedimientos
quirúrgicos. De hecho, una de las complicaciones más severa es la
osteonecrosis del hueso mandibular (7,24). Es conveniente que a
pacientes que necesiten radioterapia se les cumplan ciertas
consideraciones:

1. Identificar las enfermedades bucales existentes y su potencial de


riesgo.
2. Remoción de focos infecciosos antes del tratamiento.
3. Informar y preparar al paciente por los posibles efectos
secundarios.
4. Establecer un adecuado plan de higiene bucal.
5. Hacer mantenimiento de la salud bucal con fluoruros, rehabilitación
y seguimiento.
6. Informar acerca de planes de ayuda o financiamiento.
7. Establecer equipos multidisciplinarios de ayuda al paciente y sus
familiares. (36,39,40).

Trasplante de médula ósea y terapia biológica.

El trasplante de médula ósea, se efectúa luego de haber aplicado


una quimioterapia para destruir la médula ósea afectada. La
donación de médula ósea debe hacerse de un individuo sano. Esta
terapia biológica pretende estimular o restaurar la habilidad del
sistema inmunológico del paciente para combatir las células
malignas (23,26,41).

Manejo odontológico

Dentro de la terapéutica de un paciente con cáncer el papel del


odontopediatra es de suma importancia debido a que muchas de
las complicaciones del tratamiento para el cáncer afectan
estructuras y función de la cavidad bucal que disminuyen la calidad
de vida sobre todo en los pacientes pediátricos(7,15,22). El niño
que se encuentra inmunosuprimido está en alto riesgo de
septicemia debido a infecciones de origen dental, es por esto la
importancia de erradicar focos infecciosos activos o potenciales
previos a las terapias con quimio-radioterapia o trasplante de
médula ósea. Por esta razón se recomienda una examen
odontológico exhaustivo y tratamiento como parte de un protocolo
de tratamiento pre-cáncer (16,23,41).

Es importante en el paciente pediátrico con tratamiento oncológico:


Disminuir la morbilidad y mortalidad debido a una infección, así
como la morbilidad debido a hemorragias. Facilitar y optimizar la
nutrición del paciente, mejorar la comodidad del paciente y su
calidad de vida y por último, optimizar la educación al paciente,
familia y al personal médico en cuanto a higiene oral (16,23,40).
La American Academy of Pediatric Dentistry sugiere las siguientes
fases para cumplir un protocolo para la atención del los pacientes
pediátricos que se encuentren en inicio o estados avanzados de
tratamiento para el cáncer (24).

Fase I

Es el periodo de tiempo que va desde el diagnóstico médico y la


admisión, al inicio de la quimio-radioterapia. En esta etapa el
paciente tiene la enfermedad activa y presenta cambios
hematológicos. Es ideal la eliminación de focos de infección y
mejorar las condiciones existente en la cavidad bucal. Debe
realizarse entre 7 y 10 días antes del inicio del tratamiento para el
cáncer, tomándose en cuenta las condiciones del paciente y las
recomendaciones del médico tratante. Esta fase consiste en la
elaboración en una historia médica y odontológica completa,
revisión odontológica profunda, revisión del cuadro hemático,
mayormente el conteo de neutrófilos plaquetas y hematócritos,
revisión del tratamiento para el cáncer en cuanto a ciclos agentes y
dosis. Educación e instrucción en higiene oral. Profilaxis profundas
y aplicaciones de flúor, rehabilitación y restauraciones en boca.
Realización de terapias pulpares si amerita (estos procedimientos
se prefieren ante una exodoncia). Si presenta infecciones agudas o
crónicas deben extraerse antes del inicio de la quimio-radioterapia
con 5 a 7 desde anticipación. Manejo de lesiones de tejidos
blandos. Eliminación de aparatología y prótesis. Inicio de
estrategias de higiene antimicrobianos como enjuagues con
clorexhidina 2 o 3 días antes de la quimio-radioterapia (23-24,41-
42).

Fase II

Corresponde al periodo desde el inicio de la quimioterapia y 30 a


45 días después. En este periodo hay mielosupresión e
inmusupresión como resultado del tratamiento para el cáncer. Se
debe realizar control periódico para detectar lesiones secundarias a
la terapia como mucositis, candidiasis y si se presentan, realizar
tratamiento tópico y sintomático. En esta fase no se deben realizar
tratamientos odontológicos de rutina, y si existe alguna urgencia
deben hacerse bajo la consulta y aprobación del médico-oncólogo.
En casos de radioterapia de cabeza y cuello deben hacerse
aplicación periódica de flúor (23-24,41,43).

Fase III

Es la fase posterior a la quimio-radioterapia o trasplante de médula


ósea, dura aproximadamente desde un año al resto de la vida.
Deben hacerse control cada tres meses en el primer año y cada 6
meses a partir del segundo año. Es necesario revisar la medicación
que recibe el niño para conocer si tiene terapia inmunosupresora o
mielosupresora, así como los cuadros hemáticos con recuento
plaquetarios leucocitario y de hematócrito. Se necesita educar al
paciente y familiares acerca de las posibles secuelas a largo plazo
de la quimioterapia y radioterapia en el complejo craneofacial y
proveer cuidado sintomático para las complicaciones orales a largo
plazo (23,24,29,41-43).

Tratamiento odontológico posterior al trasplante.

Se debe tener cautela respecto al tratamiento dental para los


pacientes de trasplante hasta que se reponga el sistema
inmunitario; el tiempo de esta reconstitución puede variar de 6 a 12
meses. Aunque los parámetros hematológicos, incluso el recuento
sanguíneo completo y diferencial, pueden estar dentro de los
límites normales, todavía puede haber anomalías inmunitarias
funcionales. Los pacientes no deben retomar el tratamiento dental
de rutina, incluso pulidos dentales, hasta que la reconstitución
inmunológica adecuada haya tenido lugar, lo que incluye
recuperación de la enfermedad de injerto contra huésped. La
aerosolización de residuos y bacterias durante el uso de
instrumentos cortantes ultrasónicos o rotatorios de alta velocidad
puede implicar un riesgo de neumonía por aspiración para el
paciente. Además, las bacteremias se presentan a menudo, como
resultado de tratamiento odontológico y su efecto puede ser notorio
(43-44). Para los pacientes que necesitan tratamiento dental
urgente o de emergencia, se deben usar antibióticos profilácticos y
estrategias para reducir la posible influencia de los aerosoles
dentales aspirantes. Antes de que se lleven a cabo procedimientos
orales de tipo invasivo, hay que considerar ampliamente la
atención apropiada de apoyo (como antibióticos, administración de
Inmunoglobulina G, ajuste de dosis de esteroides o transfusión de
plaquetas (43).

El tratamiento para el cáncer en niños afecta negativamente el


sistema inmune, aumentando el riesgo de bacteremia y septicemia.
Como la cavidad bucal es puerta de entrada de agentes patógenos
al torrente sanguíneo, el tratamiento dental tiende a ser radical en
estos niños, favoreciendo la extracción dental sobre tratamientos
menos drásticos como la pulpotomia. Sin embargo, se hizo un
estudio donde se compara un grupo de pacientes con cáncer y un
grupo control, la tasa de éxitos en el grupo de estudio y el grupo
control fueron 82.9% (±?5.9) and 90.2% (±?4.7) respectivamente,
lo que llevó a los autores a recomendar una reevaluación de
protocolos actuales acerca del tratamiento de pacientes pediátricos
oncológicos (45).

Aunque existen muchos reportes acerca del manejo odontológico


de pacientes pediátricos oncológicos, no existe una valoración de
los protocolos de tratamiento y prevención bucodentales. Es
necesario reevaluar las terapias existentes con evidencia científica
que proporcionen al clínico una guía más fidedigna de la conducta
a seguir.

El odontopediatra juega un papel importante en la prevención y


tratamiento de los problemas bucales que pueden comprometer la
salud del paciente pediátricos oncológicos y debe capacitarte para
formar parte efectiva de equipos multidisplinarios.

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