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Hacia los años 1940, los servidores de la hacienda de Chinche, Andachaca y Pacoyán;

deciden organizarse para reclamar sus justas reivindicaciones: El buen trato en el trabajo y la
recuperación de sus tierras en las que vivían asilados fuera de sus fronteras o pasaderos. Por otro
lado, el abuso que cometían los señores caporales en el control estricto de las raciones consistentes
en: leche, carne, mercancías como así o la falta de una escuela, para que pueden estudiar sus hijos
de los servidores.
Las reuniones los realizaban secretamente y en lugares fuera de la jurisdicción de las
haciendas, para evitar la suspicacia de parte de los señores patrones.
Años más tarde (1950 – 1960), se dan algunas leyes que beneficiaban a los indígenas,
denominadas “Leyes Indígenas”; donde los humildes servidores podían ampararse; pero era muy
difícil, porque solamente tenían descanso los días domingos de cada semana, mes y año; día en la
que ninguna oficina pública atendía.
Entonces, ellos no tenían oportunidad a denunciar los abusos que cometían, más aún el
poder judicial estaba a cargo de los terratenientes y en conclusión no eran atendidas sus peticiones.
Después de muchos años de reuniones, se organizaron fueron a robar sus ganados a los
hacendados con sus propios caballos; es decir, sus servidores vendían los ganados a otros
compradores fuera de la región. Así iniciaron las luchas para recuperar sus tierras.
El 3 de marzo de 1962, los comuneros estuvieron reunidos en Uchumarca y los
hacendados enterados de sus intensiones, reportaron a la Guardia Nacional quienes los
sorprendieron y 8 de estos luchadores al entrar en pánico huyeron tras la orden de alto que dieron
los guardias; quienes al no obedecer son asesinados. A estos 8 se les conoce hoy como los Mártires
de Uchumarca; pero quienes se quedaron fueron capturados, entre ellos Melesio Cuellar; quien
hoy recordamos.
Cuenta este personaje que prisioneros, los trasladaron descalzos a la ciudad de Lima en la
que fueron encarcelados en el penal del Sexto y el Frontón (cárceles de alta peligrosidad). Estos
comuneros eran los peor tratados, sin privilegios, golpeados, aislados; pero nunca dejaron de alzar
su voz de protesta; y tras reclamos de personalidades con Genaro Ledesma Izquieta lograron sus
propósitos.
Esta sublevación hizo que estas comunidades indígenas recuperaran sus tierras y luego se
posesionaran dando lugar a la próspera Chinche, de quienes somos ahora sus herederos; todo ello
gracias a que el General Juan Velasco Alvarado tras el golpe de estado del 03 de octubre de 1968
promulga la Ley de la Reforma Agraria bajo la consigna: “La tierra es, para quien la trabaja”; siendo
una fecha reivindicativa para el campesinado el 24 de junio de 1969.
Chinche, tiene hombres que se han sumado a estas luchas y que han sido motivo de obras
épicas como Garabombo: Fermín Espinoza Borja; Pichiaco: Víctor De la Rosa, entro otros.
Los recordamos y homenajeamos a través de este trabajo.

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