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Carlos G a r c í a Guaì

LA MITOLOGÍA
Interpretaciones del
pensamiento mítico

MONTESINOS
científico, producto del "pensamiento.salvaje". Losantro-
pólogos insertan ios mitos en un contexto amplio, en
conexión con los ritos y hábitos de la sociedad en la que
hunden sus raíces, tíos artistas se sirven de ios mitos para
plasmar sus. propios afanes y albergan en los símbolos e
imágenes dé la mitología nuevas intenciones expresivas. La
semántica de los mitos.es yaria, pero! fundamentalmente
tiene como objeto los grandes enigmas de la naturaleza y la
vida humana. 1

Los seis ensayos de éste pequeño libro ofrecen diversas '


perspectivas sobre la interpretación de los mitos.y su
historia, entendiendo en ese sentido nuestra relación con la
mitología.- Caben, ciertamente, muchos otros enfoques,-
complementarios o incluso .opuestos a éste. Hay alguna
corriente interpretativa que equt queda muy poco estudia-
da. como es-el caso de la de los simbolistas, comenzando .
•por Schellingy acabando.-por G . Durand, y también la de
las interpretaciones psicológicas, desde Freud y Jung. a las'
que tanto debemos. Él autor es muy consciente de todas
estas lagunas. 51 lector lo será probablemente también. Y
algunos temas que están aquí apuatados pueden llevarse.
mucho más allá, evidentemente. Casi todos, diríamos. Por
. ejemplo, el de las relaciones entre mito y literatura. En las
notas bibliográficas he procurado señalar algunos estudios
que ayudarán:a quien se interese por ello a proseguir estas
indagaciones y meditaciones. .
•De los seis capítulos qué aquí se reúnen, el último se
publicó en un volumen colectivo hace un par de años. Por
su. especial enfoque,• panorámico e informativo, po he
querido retocarlo. " '' . "
ivle gustaría que estas páginas sirvieran-de invitación a
meditar y a leer otros estudios, sobre mitos. Con qué
parezcan sugerentes.y en ningún modo- dogmáticas m'.e
sentiré satisfecho. Que "el coloquio, como los socráticos.
- sea de los que dejan con ganas jdc proseguirlo al día
siguiente. ^ •

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I. Definición de mito y
mitología.

¿Qué es m mico? Intento de definición.

Podemos comenzar afirmando, cauta y anstoiéiicanuti-


le. que e< mito pe dice de muchas maneras. Esta pluralidad
de sentidos, que. hace tan difícil una definición válida' prra
todos ellos, sé debe en buena parte a la difusión del
término, cargado de connotaciones valorativas. que ha
• pasado de un uso especializado a un empleo más amplio e
impreciso, quej encontramos, por ejemplo, en los periódi-
cos- o en las declaraciones de algún político.
La palabra "jmito"-se ha introducido en-español en una
fecha bastante ¡reciente-(la primera edición del Diccionario
."de la Real Acáde.mia de la Lengua que la recoge es la de
•1884)._ Pero la jjefinición que nos da el mismo diccionario,
en su edición fie 1970, resulta muy desfasada: definir un
mito-.cOrnó "fábula,"'ficción alegórica, especialmente en
materia religiosa".'es equivoco e inadecuado. Pargce una
definición dieciochesca, para uso de ilustradas y rctñriai.x
Ciertamente no cubre los sentidos del uso más amplio y un
tanto .coloquial, pero tampoco J a aceptación más estricta
del termino, j que podemos encontrar en escritos de
antropólogos 9 filólogos. Un mito no es una fábula ni una
alegoría, y solo desde una óptica racionalista podría
definirse como una "ficción".
El uso más; mplio actual está basado, al parecer, en un.i
extensión en la aplicación J e l termino, a partir 'de sus
connotaciones. A lo que es fabuloso, ejemplar, e x t r a o r d i -
nario. prestigioso, incre ble, puede adjudicársele la etique-
ta de " m i t o " . Fulgurantes figuras de! cine y la canción, por
ejemplo, pasan a ser 'mitos". Y .también se aplica el
término a alguna idea que coincida en esos.trazos. La
connotación peyorativa de mito, como "relato fabuloso" y
, por tanto, "ficción", ha influido también en oíros empleos:
Pero no es de ellos ie ¡os que vamos a tratar en este
libro. Aunque no cabe duda-de que la reflexión sobre la
fortuna dèi vocablo, a partir de usos primero figurados'y
luego imprecisos del m smo, sería muy sugerente. preferi-
mos dejar el tema apuntado. Tampoco entraré en ta
significación-de "mito" en la teoría de Roland Barthes (en
'Mythologies. París 195 7)- A partir dé esos usos. Barthes
intentó edificar una ¡ : o r í a mítica, desarrollada con su
ingenio y brillante dialéctica, que me parece interesante y
original, pero que está situada en otra perspectiva, la de un
enfoque semiótico y (sociológico,. que la que vamos a
•presentar aquí.
Tras estas advertené ias.preliminares, conviene ya decir
que incluso en su acep ación más académica o restringida,
la definición del "mito' parece harto ardua. Antropólogos,
filólogos, psicólogos., sociólogos y teólogos manejan e l .
término con tal varié dad que se ha dicho que recubre
"connotaciones infinit i s " , aun suponiendo que en todos
estos usos quede una denotación'común. Las variadas
perspectivas sobre los mitos .hacen que las aceptaciones
peculiares privilegien determinado aspecto del mito y un
significado que convie ie al propip teorizar, de manera que
a veces parece difícil e rvcontrar'un mínimo común semánti-
co entre esos variados usos. K a y . acaso, tantas definiciones
del mito'comd enfoq jes sobre el. Incluso -cíñéndonos al
campo más reducido de los estudiosos de las mitologías
históricas, hay una gran variedad de definiciones.
Fn(r<* Iris nnrrnpóló^o^, tanto los funcionaiistas - c o m o
Malinowski y, tras él. ¡Mircca Eliade-, como los estructura-
listas - c o m o Cl. Lévi-Strauss-, han enfocado el estudio de

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I
i
los mitos desde una- concepción unitaria, pretendiendo asi
encontrar lina única función sigmticativa a los mitos, bien
en su significado social o en su valor como instrumento
intelectual, en ana mentalidad arcaica. Tales intentos han
sido enormemente instructivos y esclarecedores. pero cabu
contra ellos una protesta como'la"de G . S . Kirk. cuando
advierte: '"No hay ninguna definición del mito. No hay
ninguna forma plaiónica del mito que se ajuste a todos \o<.(Z
casos" reales. Los mitos... difieren enormemente en sti '
.morfología y su 'función social." Las críticas de Kirk. que
H*a escrito dos excelentes : libros sobre los mitos antiguos \.
en especial, sobre lós' griegos, desde su perspectiva de
helenista e historiador del pensamiento, me parecen muy
aceptadas como' punto . de partida para una reflexión
general. Creo qué tie.ne'raión al denunciar la unilntcniii-
dnd dé esos enfoques hermenéuticos que parten de un;i
teQría excesivamente unitaria y rígida. Pero, aunque -sie
parece muy sano su escepticismo" y su eclecticismo, ne
• gustaría más compartir'et segundo que ci primero. ;il
menos ervun intento metódico. Es decir, admitamos i|iic
tos mitos tifcnen formas y funciones varias, tai vez uuas rr.iv
significativas que otras, y qué podamos combinar enfoq ivs
diversos para una comprensión más cabal ue los mitos •• l:i
mitología, ¿excluye esto cualquier definición de los ter ñi-
ños?. ¿supondría la renuncia a un método preciso. que
requiere unq. previa delimitación de sus objetos y obj.-ti-
vos. en el estudio de la" mitología? ("Mitología" o un
término que. como veremos luego, tampoco le gusta n.id.i
al profesor G . . S . Kirk).
" Intentemos no tirar el niño con el agua de la bañera.
como-I desde luego, no lo hace el autor recién mencionado.
La cautela iniciaí está bién. Prescindamos de asertos tan
simplistas como éste: "Mitos son historias de dioses. Quien
..hablü de mitos tiene, por tanto, que hablar de dioses. De lo
que se deduce que la mitología es una parte de l¡i religión"
(Jan de V r i e s ) . Está claro que muchos mitos no tratar, du
dioses (aunque muchos .e importantes lo-hagan. o inclu-n
haya una notable predilección por esos personajes en los
I

mitos) y hay relatos míticos alejados de lo religioso, más


conectados con el "cuento popular", ese folhate, que con
la fe religiosa. j j i L - ^ i i ^ o s ' ofrecen una sorprendente
^"iritvlndjlf l r m ; i s , tnrnivivr y fitnrinnfc £XL-laS i|Í£nruns_
.el jjqLent'o reduccionista de dar una
explicación • ú n i c a - y subsumi.rlos.'-todos bajo un único
• ^ . sm.eraha.rgck..
"S'm embargo, . e l ' r e c h a z o de una'definición general
mínima,, que- nos. permita distinguir qué eslcTque conside-
•?/J ramos propiamente un-mito, y qué no, es decir, advertir
qué usos .del término consideramos pertinentes' y qué
. aceptaciones-desestimamos en la'bgtahola desús aplicacio-
. , n c s . nos-parece extremado. Preferimos ¿ a r t i r d e u n a '
• .defin.idón.-m.ínimfr,-que permita^delimitar el objeto dél'qUí '
vanws-^Mwter. E n e s c sentido; propondrél¿~s7gu7enTeT~
• •. p - M i i q j a - k i : reintn i s u f c J a n a L ^ j s l ^ ^
¿ f a G i-meiftocable.^.-ejemplar de unos-personaiés extraordinarios..
• i ^ n ^ y a trempO' .prestigioso y'le'jarioV'
.•Él-mitoVcs'ühVe^ que puede contener
elementos..:simbólicqs, pero que, frente a los símbolos o a
• las. imágenes de carácter puntual.. se^_cara.ctgj[üa._gor_
tit&seníar-jjtaa-"historia". Este relato viene de tiempos
atrás y e.s conocrdo-demüchos'.y aceptado y transmitido-de
generación en-generación. "Es lo contrario de los relatos
--inventados o de las'ficciones momentáneas. Los mitos son
."historias de la tribu" y .viven "en el país de lajrieriiaiia"
comunitaria.'La tradición miuca es un fenómeno social que
puede-presentar variaciones-culturales notables, pero que
existe siempre. . . • • •• • :
El relato-mítico tiene un carácter dramático y ejemplar.
Se trata siempre de acciones de excepcional interés paraUT
comunidad, porque explican aspectos importantes -diría
vida social mediante la'nar-ración de cómo se produjeron
. por prtmera'vez-tales o-cuálcs-hechos. Ese v a b r p-.'.nidiy-
má^se-de- los mitos es uno de sus trazos más destacados
-• • pbY.IosTuncionalistas (Malinpwski, y también M. Eliade).
El dramati-smo de los- mitos los caracteriza con una alegre y
.feroz espontaneidad.' En el ámbito narrativo desfilan

12 ' • - . • - • . . . . . . I '
fulgurantes actores y aü l se cumplen las acciones más
extraordinarias: - creación ./destrucción de mundos, apari-
ción d e dioseí y héroes, t e m b l e s ~ e n c u e n t r o s con Uw
monstruos", etc.; todo es posible en este mundo coloreado y
mágico del mito. Ese cará fSter dramático caracteriza a estos
relatos frente a las trama inverosímiles de otrns_ nnrraciu-
nes', o frente al esquem i ' a b s t r a c t o .de las explicaciones
lógicas. El' mito explica- ^ J ] u s y ^ _ d _ t i i u i i i i ¿ m e d i : i n i c la
narración-de sucesos maravillosos"y e j e m p l a r e s .
' Los actores de los,£BÍaaf1ins míticos son srrrTralrnorUi-
n a ñ o s . m u y a menudo Iseres divinos,^ ya sean dioses u
figuras-emparentadas con ellos, como los héro.es_ do la
mitología griega. S cmjt¿¿5^qiijJmffiajias^Y. _actú.an_en un
roíumijde-po«biiidadís-¿up^o«lj^
A h í están.los seres prinjiigenios^cuya acción da_lugar_a]_
m u n d o ; y los diose^qufeJja.tfi.Qü-e.nfi.o_.en e]^orden = _de_las
c g¿g¿_y.dcja_vida hurhapa, y los héroes civ¡r¿ad"ores. que

^ r e n ' c a r r u ñ o s v-Tos~oesSéían dAmao^JXüiDs y "cié sombras.


En fin, ahí están los seresextraocdiiuxios cuyas acciones
han marcado y dejado tina huella perenne en el curso del
mundo. Mediante la
j3K&diaLe¿_y_la evocación de esas hazañas heroicas _y,
divinas:.laj3JX0cimTrTutica explica por qué las costis sonjisí
procesos '-originales en- im_
^ ¡ f m p n primnrHiní Hnyj unos temas"cseñcTaIme ñTe"FriíiVcTvi.
los que se refieren al comienzo de las cosas: la cqismpgoria
y ta teogonia, y los q u a s e refieren al final de todo, al más
allá de la muerte y del .tiempo terrestre: la escuologüi.
Pero los mitos explican tambie'n la causa de muchos uso-. v
costumbres, de-más o menos importancia, que son J e
interés colectivo. Los riitos tratan del comienzo, del urehr.
• y de las causas, aicíai, i e l universo y, en especial, de la vi-.ln
humana. En ese inte ¿s explicativo y ctiologieu (uia.n-
legein) sufren luego la competencia de la filosofía en la
cultura griega (desde el s. V f a. C . ) .
• Pero la explicación; nítica es la más antigua, y. en c i c l o
modo, subsiste replegandose a ciertos temas al-enfrcnta:se
con otros tipos de explicación, más lógicos o cien tifie
E l mito c o m o p a r a d i g m a p a r a la acción.

".HIjTlito-garaíi.iscal ai h o m b r e q u e lo q u e él s e ' p r e p a r a a
hacer ha sido ya hed o— f l e a y u d a a r e c f t a z a r j a j cou«r
jüdiujpje_
pÍK^_^ftcíbir'-respeclt7-ah-resu!ra"dó""¿fe su e m p r e s a .
¿ P o r qué W a T S r a n r e ' u n í ' e x p e d i a ó i r m i f í ñ f ñ a . cuando"
f l Hcrtfe milico yá [a na e f e c t u a d o en un T i e r a p o
fabuloso? No hay m i s que seguir su e j e m p l o . D e igual
m o d o , ¿por q u é tener temor a instalarse en un t e r r i t o r i o
desconocido y s a l v a j e , . c u a n d o uno s a b e lo que. d e b e
h a c e r s e ? B a s t a , sencillamente, con repetir el ritual
c o s m o g ó n i c o , y'el territorio desconocido ( = el " C a o s " )
se transforma en " C p s r n o s " , s e - h a c e una ¡mago munái,
una " h a b i t a c i ó n " legitimada n l u a l m e n t e . L a existencia
de un modelo e j e m p l a r . n o e n t o r p e c e en a b s o l u t o el
impulso creador. Hl modelo mítico es s u s c e p t i b l e de
aplicaciones ilimitadas."
" E l h o m b r e de las sociedades donde el m i t o es algo
vivo vive en un mundo " a b i e r t o " , si bien " c i f r a d o " y
misterioso. El Mundo " h a b l a " al h o m b r e y . para
c o m p r e n d e r este lenguaje, basta con c o n o c e r los m i t o s y
descifrar los s í m b o l o s : ! . El M u n d o no es una m a s a o p a c a
• de o b j e t o s arbitrariamente' a r r o j a d o s j u n t o s , sino un
c o s m o s ^viviente, articulado y significativo. E n último
análisis, el Mundt se revela como lenguaje."

MÍR.CElA E L I A D E (en Aspeaos del miio).


; r

. L o s hechos_nacr.adqs.;R.pr_Jos rnitos_ revisten una forma


; dramática y. humanizada, de m o d o qu e~süsTct oTáTp ü e'iícn '
. fenet-Cocma J _huraana,..un tanto*-magnificada, como ios
dioscs-y-los-béroes-gtifigos, por ejemplo;-oin'o;,"'como los
:se^-qu)nstiuQ^s..p.rimigeníós'de.rnychas mitologías, pero
actúan y se mueven animados por impulsos como ios ds los
•síhumanos? 7 Así,p. e.,"et'Cielo y-la Tíerray'que están en ios
" ''' : romenzbs'tíe'losrdatos cosmogónicos','-searnan. se un;n y
'* . se deparan como una-pareja de amantes, y ios poderes
sobrenaturales se'engendran y destruyen corno los anims-
les. En cierto modo, podemos 'decir que la figuración de ins
fuerzas naturales n en formas'próximas- a ló humanó es un
rasgo básico en la representación-mítica. E t antropomoríis-
• mo de los dioses es uno de ios trazos más característicos ue
'la' l mitología griega. Pero, tal vez podríamos postular que
W v X i f J ^ X é s e humanizar la naturaleza, en cuanto a representarla
como poblada o animada por seres sobrenaturales dotados
de formas, deseos, e ' i m p u l s o s , próximos a los de. los
hombres, se encuentra en la raíz de todo el pensar
* knitoiógico. Hay dioses con formas monstruosas, como los
¡egipcios con cabeza'de animales,' o los de la India, quu-
. 'multiplican sus brazos o.aparecen c o m o tremendas fieras o
'¡sabios elefantes, ciertamente. Pero b a j o todas esas másca-
I ras se mueven como seres humanos; como serss humanos
j dotados de una inmensa libertad de acción y un incalcula-
[ ble poderío. Los 'mitos nos ofrecen una explicación del
; universo animado por fuerzas y figuras de rostro humano,
es decir, c o n s e n t i d o a la^altura del hombre.
Y a sea que esto se explique porque Dios hizo al hombre
: a su imagen y semejanza, o a l ' c o n t r a r i o . e s t a j i u n m a
) animación del cosmos nos* parece algo muy significativo.
: La ingenuidad del mito no se plantea ninguna du'da"soore
j este supuesto. La explicación filosófica significa, desde un
-• | comienzo, la renuncia a él. Entre afirmar que el fuiT3arnen-
¡ lo y el origen del mundo, el' arché de todo, es Océano,
j' como dice un antiguo mito helénico, o afirmar que es "el
¡ agua", como afirmó T a l e s de M i l e t o . hay una enorme
; distancia. La actitud espiritual con que el filósofo se

15

:
L o s m i t o s e x p l i c a n el o r d e n del m u n d o .
" E l hómtíre.'nniiguo., al .comparecer ante l a divinidad,
s c ' h a l l n í r e n l c s ! i s p c c i a fnitológiío del j ñ u n d o . Este
aspecto e s real para él: la religión antigua "no s e b a s a en la
creencia.'de q u e sean verdaderai las -narraciones de la.
mitología con sus variantes-tan c o n t r a d l c t i r i a s Cni siquie-
ra se plantea la cuestión ,de la verdad), s¡(ip, a n t e todo,
en la. c e r t e p ,de que el.cosmos a l a a M s i r v i c n d o de fondo
y t r o s í o n d o . c o h e r e n t e - p e t m á n e n t c y sin,discontinuida-
d e s - de c u a n t o - j y g r e c e en la m i t o l o g í a , .
,La p a l a b r a ü S s E O j - . h a y q u e ' e n t e n d e r l a aquí en el
sentido q u e tiene civ griego: c o m o la realidad del m u n d o
en u n ' e s t a d o determinadp. que co.nticne en si la validez
de .un determinado orden .espiritual, É s t e o r d e n es una
posibilidad del contenido'del mundo, que p u e d e e x p r e -
s a r s e .tioto" mitológicamente, por m e d i o - d e figuras de
dioses, c o m o d ? cualquier modo artístico o c i e n t í f i c o , por
. m e d i o d e i d e a s . - c i e n t i f i c a s .o artísticas. A q u i h a y que
t o m a r el concepto " i d e a " en un sentido tan a m p l i o q u e
incluya también las figuras. de los .dioses en calidad de
ideen mitológicas. -El nuevo orden espiritual q u e se
m o s t r a b a a los griegos en lá naturaleza c o m o o r d e n del
mundo." puede llamarse de este modo et a s p e c t o ideal del
mundo, d e j a n d o el apelativo de divino"para c a l i f i c a r la
más alta revelación' festiva de este a s p e c t o . "

KARL KERÈNYI.
s-
enfrenta a las cosas e?tá opuesta a la.-dcl.-crcvcjntc_.cn lo-
mitos, para quien todá la vida esta_marcada por los efecto- é'
de una historia sagradji. que yst.cn ía ñaTurnlcTn'liis hücllá-.
^d'e las divinidades' creadoras y organizadoras del mundo
Para¿lJjisj¿S3g..'so'n"asf porque los dioses Tas hicieron asi. - é
ha.y-j3lie vivir b.E¿aj.uq.as paiITaS~~cpi<r ios ,.üiuTe.s._aJ,ü.
tieroes. marcaron cog_ s_u accioif ejemplar. En las c c r c n u -
r
nias-'fé's'frvasT'é'rrios ritos y en la mimesis, de los Urania -
sacros. el creyente revive y rememo.ra esa historia sagrad:-.
C'
C •
..y asi' participa en 1; recreación de esos hechos.
I.?¡ narración miticL nq¿ habla de un tiempa.prestiyi»so v r *
• kj.ano'. el tiempo dé los comienzos, el de los dioses, u-i
- tiempo que es el dcflos 'orígenes de las cagas, un tiemp i ' r :

"qüé esdistinto del d H a vida real..aunque por medio de ta r


• f^memoraciójDy l jvocí^i~óñ)rituaL puede acaso renacer en —V
este. Ese^Qtro XiemgP- que los mitos australianos llaman r-
"el tiempo del sueño" o alcheringa. es aquél en el tjue los r
. seres, sobrenaturales, dioses y monstruos originarios,
-actúan y con sus acciones crean las cosas; es el tiempo de
©
c "
i o s orígenes. j^^H^O? '¡pidos a.la-recordación de tal_cs_o <v.
cuales^uccsosJniSEto tratan de establecerjtf)3_comúnica-
_Jin¿L ^ ^ ^
.cióff con ese tiempo_iundjL<¿QQaL .y sagrado.
En' muchas cultáras nos encontramos con un mito que
nos cuenta , el de'terioro progresivo o simplemente la
ruptura temporal e¡ntre el tiempo primordial y el de nuestra
•Vida. Así en el Próximo Oriente y en Grecia tenemos el
mito de las Edades, designadas con nombre de metales r"' ; '
•para referir esta decadencia. En la Versión hcsiódicu son
c* r -
' las Edades'de O r ¿ . de la Plata, del Bronce, de los Héroes
(un claro 'añadido! típicamente helénico al esquema gene-
•rál). y del Hierrq. Los humanos vivimos en ésta cvkul. Ui
del Hierro, lamentable y oscura. Sería fiiril 'encontrar
/- ejemplos paralelos en oíros pueblos. _' •
' • Insistir en la función social que tienen los relatos milicos q p.'
es muy conveniente.. Tanto Malinowski como Mircca ( i w -
i . j
¿ l i a d e ! por cital sólo dos nombres bien conocidos, han
destacado este aspecto funcional de los. mitos. Ahí
podemos encon rar un punto_de_agoyo para la distinción' ( i *-v
« •
17
( > ¡~V

> n !

hk
i-i . -
, - K ,
© P llBISS"^ ( Y a lo señalo también V .
P T o p p e ñ s u o6ra Las_¿a¡i W^Qtgnca^jlelcuento popular).

sojgmmdad v j m y cases.
a¡ ca ríz re_ngiosa.de.losiiúfesju.nciaméntales." A u nque es un
trazó' más amplío "q'ue'el d¿ ; ku carácter, religioso. Pense-
. m o s , por e j e m p l o , e n . lgunos" mitos heroicos griegos.
Parece.discutible.que todos^tuyieran un trasfondo religio- '
so. y la desproporción fr icuenté entre mitos'y ritos en el
mundo, helénico apoya . esa distinción. Sin e m b a r g o ,
cualquier historia mítica ronservá. un valor ; paradigmático,
como e j e m p l o heroico, que 'es distinta del matiz de
entretenimiento y divers ión de otros relat'os del folkrtile.
Sean cuentos maravillosos o historietas del tipo'-novelesí'o.
Sé bien que en algún cpso concreto esa distinción puede
ser difícil de trazar,-pero en la teoría general resulta útil y
clara. Y . creo, podría nos .postularla c o m o universal,
Aunque es cierto que en muchos cuentos populares puede
rastrearse el. eco de algunos mitos, o que tales cuentos
putdan .verse, como mitps decaídos, unos y otros relatos
b x f h pueden'distinguirse'porjsu'función social. S e ha dicho que
ní yi;**nfn
el c u e n t o mhrnvíllncn
maravilloso rf KCnrrKrri *es
<?l MarcKéh, ><: " e l --h^ii ji on , rrnmíiHrt
mimado y v
echado a perder" d'el; mito; .y eso vate para algunos
^ CS c^A^otdd
cuentos.• Pero, aunque coincidan cuento y mito en la
evocación de una atmóí ifera maravillosa y en la actuación
'de seres prodigiosos, lo:S mecanismos de uno y otro tipo de
relatos tradicionales som, atendiendo a su función e incluso
a su estructura narrar va (mas fija, en principio, en el
c u e n t o ) , diversas. La mentalidad mítica tiene algo en
común con laimagiriac ón infantil', c i e r t a m e n t e , y el lector
actual puede ver como cuentos algunos mitos de culturas y
pueblos extraños. Sin < mbargo, el encanto del cuento y el
del mito son sentidos como distintos por los receptores
habituales de ambos. en la cultura originaria.- Para el
primitivo la vana Tabulación de los relatos fantásticos está
radicalmente apartada' d e la historia rea]., vivaz V. sacra que
le dan los-mitos. Alj respecto. podemos señalar que los
personajes, del mito son distintos a los protagonistas de los
( r '
I 18
•cuentos,'que son personillas más cotidianas y de nombres
poco destacados y.singulares. En el decurso de la cultura
esa oposición puede matizarse y debilitarse, desde luego.
' como há sucedido en G r e d a , por recurrir a un ejemplo
próximo. Con todo, eso no suprime la distinción funda-
mental. 1
" Las explicaciones del mito remiten siempre a un más
allá, a otro tiempo, y a J gersonaies i dioses o héroes, que no
son como los_gfites h u m a ñ o s a e - nueSTi u entumo. Esa
IrSScerrdeñcia del mito está muchas veces cargada de
'emotividad. Por eso los-relatos míticos tienen un elevado
componente simbólico: abundan en símbolos y tratan de
evocar'un complemento ausente de esta realidad que
tenemos ante nuestros sentidos. En la épica hesiódien los
Héroes se oponen a los mortales que "ahora son" y a las
cosas "tal como ahora'son'". La fórmula; Hoioi nyn tisln.
"tales* como son ahora", que' sirve para indicar una
oposición a lo que e r a : a n t e s , en los tiempos del mito,
resulta sugergnte al respecto. T r a s esta realidad... indican
los mitos.^hay."otra, que ' e s más esen'cial:'3¿^ealidad_
íünHaciptill. la divina y eterna^ R e a l d a d . " El pasado
, ""prestigioso^e3""él ámbito - á e - l a s actuaciones míticas: en
f* nuestro presente subsisten ecos y huellas de esas actuacio-
nes. Para quien sólo atiende la- realidad empírica, el
mundo de los relatos míticos no.existe: es. a este r e s p e c t o ,
irreal. No- puede comprobarse con métodos empíricos.
Por otro lado nuestras leyes no están vigentes en el
' ámbito'mítico de un modo absoluto. Aunque es cierto que
• el mundo de los mitos ' está elaborado a imagen y
semejanza del nuestro.-y. por tanto, sus criaturas son
"antropo'mórficas.- como ya hemús comentado. Pero se
mueven sobre un campo muy amplio de posibilidades. De
.' ahí una cierta relación entre el ámbito maravilloso de los
. mitos y el mágico de los cuentos y de las historias
fantásticas. Por eso e L u s o vulgar califica de "mitu us"
sucesos o figuras fascinantes e inverosímiles.
Los. mitos domestican los prodigios naturales al pré-ca-
tarnos una naturaleza con.sentido humano-'y dirigid i al
La. reracid.a-d "de.Ips m i t o s . Revivir l o s '
" t ' mitos ritqalmente. ' •
, . " D e . Platón y F o n t e n e l l e a SchcHing y .BuItm'ann. los
filósofos y los teólogos-han. propuesto numerosas defini-
ciones del mito." P e r o - t o d a s ellas tienen en común el
fundarse'sobre .la mitología, griega. A h o r a bi.en, para un
historiador dé las religiones e s t a elección no es de lo más
a f o r t u n a d o . E s . Verdad que en G r e c i a e l ' m i t o ha
i n s p i r a d o ' t a h t o l a poesía é p i c a c o m o el teatro y |as artes "
pISsticasi pero también lo es' que en la cultura griega el
mito' - s e ha visto s o m e t i d o • i uir largo, y penetrante
análisis, del q u e ha s a l i d o r a d i c a l m e n t e " d e s m i t l f í c a d o " . '
S i . en ; todas las lenguas e u r o p e a s , e l " v o c a b l o - m i t o "
denota una " f i c c i ó n " , es p o r q u e loy griegas lo proclama-
b a n ya tvacc-veinticinco siglos. - •• "
' T a r a a ú n m i s gravé . d e s d e la perspectiva del historia-,
' du'r de las religiones:.la mitología de la que nos hablan
H o m e r o . H c s f o d o y los p o e t a s t r á f i c o s es ya resultado de
una selección y r e p r e s e n t a l a ' interpretación de una
materia arcaica q u e r e s i i l t a b a a v e c e s ininteligible. A h o r a
.bien." nuestra-tnejorvopprtunidad- para c o m p r e n d e r la.
estructura del-pensamiento mítico es estudiar las culturas
donde el.mitQ e s " c o s a viva!", dónde cd ristituye <1 suporte
. básico de 1a'vida religiosa; en b r e v e , allí donde, l e j o s de
• designar una "/7céiún",.designa la verdad por excelencia,
puesto'.que. no habla, sino, de r e a l i d a d e s . "
• "Yjvj£_los nulas i m p l i c a , p u e s . u p a _ c z R Q ü c " c ' a verda-
: d e f á m e n l e " r e i i g i o ; a T 7 3 ~ q i i £ _ £ g : distingue J e la expe-
riencia ordinaria. de la vida c o ü d i a n a . i ^ í ^ Í p o s T t i i K l "
' de esa e x p ~ c 7 i e ^ T - j c T Í E t r t r í F ^ l i ^ scj^üciuatt-
• zan los sucesos fabulosos, e x a l t a n t e s , slgnificativos.^uc
se asiste a la,1, obras c r e a d o r e s üe loi S e r e s Sobrenaturu-

ic¡u_ •..•.... ; • ; . . . . '


. . . . . E n s u m a , , los mitos revelan que' el M u n d o , el
h o m b r e y l a . vida t i c q c n u n - o r i g e n v uTra^figorla
'• sobrenaturales, y que esa historia es significativa, precio-
síTy e j e m p l a r "

MÍRCEA ELIADE.
hombre, regidapor dioses o poderes que tienen entendi
•miento y voluntad y. designios comprensibles para l o .
hombres, aunque, sea i a veces hostiles al género humano.
Todo está permeado por un hálito divino vivificador. El
mundo platónico de-las Ideas.-modelos trascendentes t:
inmanentes de, las realidades terrenas, parece-un vestisyu
de • la imaginación mítica recuperada pbr un enfoque
v filosófico. .
Al relatar sucesos extraordinarios,' actuaciones de seres
sobrenatúrales.actos; ; e n fin. que están más'alláde nuestro
tiempo y.tal veí de nuestro.espacio, los mitos ss_refkxen al
ámbito de- In -mnrn /¡lioso: de manera que, c o m " k a
fijemos. ^nn ifivj^r'ngfmiii»': Pptq elítendamos bjf.n q n f mi
' pretenden fer verosí niles,_ La verosimilitud significa ajus-
tarse, á unas limitacones de una realidad que los- mitos
trascienden- por su nismo impulso y su contenido. ?on
verdaderos'!/ para quienes creen en ellos: son la_ Verdad
l_a anterior a l^^aljdad..q.u.íL5e_exgjjea por ello-;. Por
la verosimilitud:han de preocuparse los relatos ficticios que
pretenden pasar'pocj reales, así, p. e . . los de las novelas de
aventuras. En cambio, los temas y los motivos de los mitos,
y sus personajes, están más allá de las normas habituales y
'. empíricas. Pertenecen a lo imaginario.- un ámbito más
-amplio que el de loj real, y que llega incluso a contener a
. ést«.
Los mitos suministran una primera- interpretación- del
mundo. En tal santido tienen mucho que ver con la
-'religión. Y también en el'sentido de que. al funcionar
como creencias cotectivas. como un repertorio de relatos
sabidos por la.comunidad, vinculan a ésta con su tradición
y fundan una sumajtrabaíla de creencias que transmite una
•cierta imagen del nundo, previa a los saberes racionales y
a las técniÜis y-cier cias. Un mito está, por lo tanto.inscrm
en un.entramado mítico : es una pieza, en el sistema que
forma uña. mitología.
Mitología, .¿una palabra^ pomposa y ambigua?

' La palabra "mitolog a" tiene dos acepciones claramente


distintas: "colección de mitos" y " e x p l i c a c i ó n . de los
mitos". La raíz que da en griego el verbo iégó y el
sustantivo lógos signi "ica tanto "reunir, recoger" como
'"decir", y el término compuesto fia Heredado esos dos
matices. Kirk, que o advierte, prefiere' renuncia/ a!
'empleo del término pe r considerarlo poco claro; pero creo'
que es fácil tener en ciienta esta distinción y reconocerla en
cualquier caso. Párete claro que la "mitología" como
"estudio de los mitos" o "tratado" o incluso "tiencia de los
mitos", presupone lá existencia de la "mitología" como
colección y corpus ¡n ¡tico.
El vocablo griego iryihología aparece en Platón, y no'es.
por azar que sea en e como ha señalado Má'rcel D-tie'níie
(en La invención de-la mitología. París 1983). Pero no es un
heologismo sorprendente, puesto que el verbo correspon-
diente mythologeúó e;tá ya en la Odisea X I I v..450,.con el
sentido de "contar un relato". Platón' lo enlaza (en la
República, en el Políi ico, el Timeo, el Crinas y Ley leyes) a
términos muy signific n ti vos. como genealogía. archaiologia
y phéme, ("rumor" o "fama"), dándole un'valor muy
parecido al que tier hoy.
En todo caso., la ir itología com'o un repertorio de mitos.
es algo previo a su re ropilación jpor escrito.en la obra de un
poeta como Hesíodo En el s. VU1 a. C. éste ha expuesto
de un modex sistemático y-ordenado la mitología de ios
helenos en su poemu Teogonia, de un modo mucho más
completo que ningúr otro poeta arcaico griego. Homero y
los líricos arcaicos ;e refieren y aluden a esos .mismos
dioses y héroes.- pe o sin esa preocupación por exponer
sistemática y ordenadamente-la nómina de los personajes
míticos. A h o r a ' b i e p , ya antes de Hesíodo existia una
relación sistemática entro los mitos y los personajes
míticos; el poeta no la inventa, tan sólo la recoge y la
expone prjcticamer te. Aunque quizás de modo menos

72
completo y ..jnenos rico, todo griego arcaico conocía, a
grandes rasgos, el esquema básico de esa ordenación de
seres divinos, y d e ' i o s mitos' fundamentales. <]
i L a signifícagó.n de un personaje mi'ricQ está fijada por JO _
•referencia ai conjunto d e relatos que constituyen la •
mitología: Cada' uno es como una pieza del tablero y su ' " ' 0
actuación dépcnd'é'de esa posición y ese valor asignado en
el juego mitológico. Las relaciones de parentesco, las-/-'
oposiciones y las referencias que se forrñan centro de este
sistema son lo que define a cada personaje, dentro'de es;i '.,-*
estructura simbólica que representa la mitología entera. «
Dejando para más ¿delante una reflexión a fondo sobre
este punto, podemos apuntar aquí algún ejemplo, aunque
queda sólo esbozado. .La significación de una diosa,
•pongamos 'por caso. Afrodita, está marcada no solo por
una Significación abstracta.' como la diosa del amor y del
deseo sexual, sino también por sii contraste con la posición
de otras diosas (Atenea. Artemis, Hera, etc.) y otros
dioses dentro'del. sistema politeísta,
i En Hesíodo tenemos un primer intento de exponer un
;sistema mitológico con un buen esquema organizativo
jbásico, que parte de las divinidades primigenias del
universo para concluir en los epígonos divinos, los héroes y
¡heroínas. E n ese mismo orden, en el que las genealogías
I constituycn. la.'base de la secuencia narrativa", hay ya un
: principio'de explicación " r a c i o n a l " , atento al desarrollo de

j los poderes divinos desde el caos originario hasta su


; conclusión; Hay por parte del poeta un principio tic
] ordenación "lógica", y .--no en vano se. suele hoy ver en
| Hesrodó. un precusór de los filósofos.
A'unos mil años de distancia de Hesíodo. un Jesconeei-
• do erudito, un tal Agolodoro. recopiló los mitos griegos en
i un par de libros y un apéndice, recogiendo cuantas mu» ¡a>
! le llegaron de la larga literatura griega. El título tic
: Biblioteca que se hu dado a ese resumen mitológico m- es
í muy afortunado: pero está claro que alude a una tradición
mítica milenaria que para Apolodoro ya no era '-ma
tradición viva ni oral (como lo fue para Hesíodo). sino .tna

23
inmensa chismografía, de l i'que él extraía y resumía ios
mitos. Apolodoro es. sinto míticamente. mucho más pro-
fuso -'y- menos sistemático ctue Hcsíodo. Es un anticuario
amante'de las anécdotas ylips.ecos literarios: un erudito
tardío, un-lector de los clasicos, como nosotros.
a-cefií . ; £ n su segunda aceptación, "mitología-jesuíta hablar de
' los mi.tos;. .un discurrir y - teorizar sobre" lo mítico para íízT
blc<^\ak Correr- - intentar comprenderlo; una! explicación de lo que los mitos
significan. E s j m a hermenéutica, más o menos científica.
'•-lo tte! w i ? Sólo para'esfe uso se.pocría hablar de una "mezcla de
\y contrarios" o-.una "fusión c e lo antagónico" en la palabra,
"formada de'.myihos y lògos, como ha hecho. A. Jollcs.
.
Ahora bien, la oposicióá-entre'ambos términos, que se icr
V.'
.- establece en ta .cultura griega a partir de un. determinado
.momento :histórico. es una oposición secundaria, ' que
. aféela'tan sólo a ún sentid? restringido del.término lúgas.

££ '
(En un principio, légtii; es "decir" o "reunir ordenadamon-
. .te". De- la misma raiz indoeuropea el yerbo latino legere
significa."leer", un claro derivado del sentido original). Es
.en Platón, donde encontramos lògos opuesto a ntyiltus. En
su ál&ÍQgo Protiigoras, ' [el-' sofista- del mismo nombre
• enfrenta un mythos a un lògos sobre el mismo tema, corno
• dos formas didácticas .distintas. " L a primera es mora
•• narración, no aporta pruebas, se declara libre de todo
compromiso. .La segunqa.'si bien puede'ser también
' narración o discurso, consiste esencialmente en argumen- 5«
tar y probar".'(K. K.erenyi).
Por otro lado, el mit.B_.es-un relato tradicional, lo que no •
cuenta de siempre, parecido a un "cuento de vieja", según
v dice -alguna vez Platón!. Mientras que z l j ñ p i s es lo i?
razonable, que se discute y se ofrece- como argumento 1
.>' racional y comprobable. sin otra autoridad que ' esa
capacidad de su propia demostración empírica. Del mito «T
' ' "nó-- tabe- tal cosa, d e e no se puede dar '-razón., Idgon
dìdónaì. •[
La mitologia-como discurrir sobre los mitos se-plantea V * I ''
".Ci".
desde una perspectiva cultural o histórica determinada. En C '!'
tal sentido.,1a crítica a( mito de los ilustrados, es decir, i p'
dentro de la cultura griega, de Jenófanes. los sofistas, o el
25 ^ 1 I ~
4TT i ^
mismo Platón, forman parte'del largo-coloquio mitológico
característico del mundo helénico. Las interpretaciones de
los mitos, desde Teá< enes de Regio, ya del s.. V I a. C.,
• hasta las de los simbolistas y los psicólogos de'nuestro
siglo¡ se ocupan de la mitología en esta misma vertiente. El
estudio de los mitos se constituye en una " c i e n c i a " de~su~
interpretación, u n a ciencia nertfi'e7réTirfra^Ti _ tXrrto^se^uTr
y va riahJ e. ,.~ci'¿~~dud0S r-prest-igio-.-

26
II. La\tradici6ri---,y la mitología.'
Cokio fue éti Grecia.

irimemonales de interés comunitario que vienen de mucho


atrás y se refieren a un-pasado fabuloso y que. de nlgún
modo, tienen una función ejemplar para la colectividad'y
para el individuo, que los aceptan X^mo paradigmas?
¿Quién se constituye en custodio de ¿só's,mitos\ narracio-
nes orales o textos que, herencia de todos, se transmiten
como un legado incesante de generación ¡¿¿i generación?
¿Quién defiende de la dispersión, del- desorden fantástico y
deT"oMdo esas viejas historias deMa tribu. q & viajan por
las sendas de la memoria? . \
D e algún modo es la comunidad entera del pueblo quien
guarda y alberga en su memoria esos 1 relatos. Los mitos
circulan por doquier. Las instituciones se apoyan en los
mitos; se 'recurre a ellos para tomar decisiones: se
' interpretan hechos de acuerdo co'i\eilos. Los más viejos se
los cuentan a los más jóvenes, y'^stos se inician en lus
l i b e r e s tradicionales de su pueblo 'mediante los grandes
relatos de los dioses y "los héroes fundadores. L'as p.tsdri/.as
les-cueñtan a los niños los fascinantes sucesos de un tiempo
lejano y divino. Los abuelos y las abuelas recuentan a los
pequeños lo que a ellos les contaron tiempo atrás sus
propios abuelos. Y-en las fiestas comunitarias se reitera, u
través de rituales miméticos y de narraciones escogidas, las

27
rituales, en la ordenación de una-enorme colección
universal de mitos y testos de muy diversa procedencia
sobre el mundo mágico y fascinante, lejano al hombre
moderno, que es -la mitología- comparada. Creía en una
cierta uniformidad en-la mentalidad primitiva, productora
de .los mitos. Pero, a diferencia deTylor, no veta al salvaje
como a un filósofo manqué,-con una racionalidad tranca.-
da, sino como a un pensador emotivo e infantil, dotado de
una extraordinaria fantasía. La lectura' de La Rama
\ Dorada, su obra más. ambiciosa, fue para muchos lectores •
una experiencia intelectual y literaria inolvidable. Para
Malinowski fue la causa de su conversión irresistible a. la
antropología.
¿rascA-jClasidsta y antropólogo de biblioteca, vivió en
Cambridge qna larga, vida dedicada a'las lecturas y la
.escritura. Editó','con'notas y comentarios a Pausanias (6
. vote., 1898), a ApolodOro (I921)'y a Ovidio (Los-Fastos,
1929-31). Su gran obra es TheGolden Bough. cn doce vols.
.. y siete partes/ El., nombre de La Rama Dorada alude al
ramo de áureo jnuérdago que^Eneas tleva en su viaje al
Más Áilá en l a ' E n e i d a . -La versión resumida, del mismo
-, Frazer, estájraducida al castellano. Otras obras suyas son:
Tótem and Exogamy, 4'vols, 1910; Folk-Lore in the Oíd
•'. Téstiimeiit; 3\vols. "19Í8; y The Worship-of. Huture l, de
1926. Para un acercamiento a su figura simpática y a su
•' obra excepcional, recomendamos el libro de R . A. Downie
James:(Jeorges Frazer,-'Londres 194U, y el capitulo que le
•' • dedican.. A. Kardmer y- E. Preble en su Introducúon á
l'edinologie, trád. franc*. París 1961.
VI. La' interpretación de los
.mitos en el siglo 'XX.

E n un trabajo excelente por lo condensarlo y claro de


sus observaciones 1 , J . P j Venrant lia tratado de los
estudios recientes-sobre e mito, y al tratar del enfoque
actual ("el mito hoy") ha comenzado por subrayar cómo
en el tiempo-de- entre-las dos guerras (mundiales)
cuando se transforma el horizonte de los estudios mitológi-
cos y se desarrolla una problemática nueva. Los cambios se
operan en direcciones múltiples, siguiendo ángulos de.vista
diferentes, a partir de di sciplinas variadas: filosofía del
conocimiento, psicología, sociología, etnologí?, historia de
las religiones, lingüística, Pero los investigadores tienen en
común el tomar el mito en serio, el aceptarlo como una
dimensión .irrecusable de la experiencia humana. Se
rechaza lo que tenia de es trechamente limitado el positivis-
mo del'siglo precedente,Icón su confianza ingenua en una
evolución de jas sociedadjes progresando desde las tinieblas
4 e ta superstición hacia-la luzjie_b_xazón". " B a j o diversos
aspectos, se esboza, en esta perspectiva, una rehabilitación
' del mito. Su "absurdidatí" no es ya denunciada como un
escándalo lógico; es Sentida como un desafío lanzado para
comprender eso otro que es el mito e incorporarlo al saber
Antropológico" 1 . ' .
Ese. nuevo ' tono en la atención al mundo de lo>

. mr.

CY
f sr
i
"primitivos" y a s u expresión en los relatos míticos, ese l'ej mundo y expresarlo como una- etapa infantil situada al
"tomar al mito en serio", que caracteriza el enfoque de las | comienzo de ese' proceso histórico que na&ia rtevndo a la
I racionalidad y la.moralidad modernas como su madurez
investigaciones mi tojógicarn partir de los años veinte, es,
¡lógica y natural. D e alguna manera se había remediado el
como ya había s igerido J . de Vries 3 , un' efecto de la -
•escándalo de la .mitología con sus extraños, bárbaros c
conmoción sufrid;. por la .cultura europea tras la Primera .
'irracionales relatos, atribuyéndolo a su lejanía y a la
Guerra Mundial, El europeo, que había creido en ei 1 fantasía desbordada y selvática de pueblos rezagados en el
progreso intelectu al y moral, que se consideraba asentado ! nebuloso estadio de una cultura agreste, ingenua y sin
sobre unas creen cías religiosas- civilizadas y sobre un i desarrollar. Los antropólogos habían llevado a cabo una
racionalismo crítico en constante'avance en una sociedad
cada día más^culta, mejor, y más-humana, como culmina- i labor importante de información y de comparación.
ción de un devenir histórico y cultural irreversible, se I Incluso en las mitologías clásicas se habían señalado.
encontró.sumido en un caos, en la quiebra radical de sus ¡ curiosas coincidencias'con esas mitologías salvajes, y eso
creencias, en la kgo'nía de.' esa fe en' la razón u.nida al I era una prueba de la persistencia de esas creencias
progreso moral. Bajo |a másrara rfo la civilización latían, I primitivas, como tales "survivals" en .estados culturales
como" la .guerra, había- revelado cora» una intensa crudeza, ! avanzados, así como subsistían reliquias del pensamiento
la ferocidad, ías- angustias y las pasiones' del hambre i mágico en creencias populares de diversas regiones de
primitivo.- " E l hombre de la Europa Occidental', que hasta i Europa, en el folklore al que se prestó una considerable
entonces había valido como muestra de una civilización j atención en el s. XIX-. Ahora, sin embargo, no se va a
moral refinada, s!e mostró en la desnudez de sus instintos. 'i subrayar ese primitivismo del mito, sino su alteridad; no se
primitivos, que llegaban a la.bestialidad. Cuando el caos I trata de que los mitos' sean explicaciones alegóricas
completo se presentó, no pudo velarse por más tiempo que
1 primitivas - d e los procesos naturales, p. e., o imágenes
la vieja Europa habíase hundido para siempre. Se dejaban i fantásticas sugeridas por un lenguaje primitivo mal com-
1 prendido, una "enfermedad del lenguaje" (Ni. Müllcr) un
oir voces como ía de O. Spengler, que hablaban de que
hundimiento de Occidente." ..."Pues el ; tanto infantil sino de que son explicacionesdiferentes de las ,
estamos ante el i explicaciones de la filosofía y la ciencia modernas. Y .
ya el superhombre altamente cultivado,
europeo no era ! puesto que la crisis de los valores de la cultura occidental
técnica y la naturaleza, sino'el mismo ser
dominador de la i ha mostrado que estas explicaciones no eran ejemplares ni
débil y menester oso que había existido desde los tiempos I únicas, que no son la culminación de tal progreso
primeros... El irjterés hacia los primitivos se hizo por ello
' intelectual y- moral ni tienen una validez total para la
. mas intensivo; se vio en ellos no sólo la humanidad satisfacción de la pregunta del hombre-por su destino, en
i profundamente sumergida bajo nosotros, sirio_que_se_ i este nuevo horizonte se enfoca -más imparcialmente el
: 'reconoció-'que eran nuestros-semejantes-y que_nosnJxos i estudio de-los mitos; con sus "escandalosas" imágenes, y
"eramos_ semejar tes^aZEIIHIZzZ "¡ también de los ritos que las sociedades "primitivas"
7ral_vez._.es_ta_vivencia general, del fracaso de üna ¡ ofrecen. ——^
civilización den.asiado segura de sí - c o m o muestra el
De todo's modos, esta sugerencia tan generab sobre el
optimismo victo riano, tan de "belle é p o q u e " - , explique la
cambio de actit-ud ante' To^prtrnmvcT y de disposición
renuncia a la perspectiva que había caracterizado a gran i intelectual hacia la comprensión de4 "pensamiento sal-
parte de la investigación sobre l o ^ p r W i t i i o s ^ truel siglo ¡ vaje", como diríamos utilizando una expresión posterior.
X I X consideran Jo a estos pueblos v sus m.odos de concebir
105
104
es nada más que-una-rápida y fácil generalización. No está
de' más, aunque..por otro .lado es una constatación obvia,
. advertir .que tales cambios d e perspectiva no son fenóme-
n o s repentinos ni tajantes,, y no.se deben a meros'factores
externos', sino que acontecen en el mqrrn drr ^in m-tindo'
cultural muy'complejo. b i panorama intelectual a n t e r i o r j .
• la guerra deTF4 era extraordinariamente vivaz^L-tai-ucz .
SásCeugra-su^ertgsá nqucz¿"cTe idéjs'y nuevas orientacin- •
frca-reeorchir^Igunós tftulps.de ésos años' inmediatamente
anteriores a' lá U r a n ' G u e r r a / ' ~ ; '.'
Eh~i9"l2 se-publica el libro de^E. Durkheim Formes
• élémentaires de la vie reli&ieuse, que.abre un camino nuevo
a la sociología-de'la religión. El mismo año concluye W.
Schmidt_el-primef. t o m a . ' d e . s u monumental libro Der
•Ursprung.der Gotiesi'dec, que se opone, a la teoría animista
de Tylo.r-yal preaftimismo de otros evolucionistas (La obra
de Schm.idt.llegará a las 11.000 pags.. y sólo concluirá
su publicación, ya'postuma, en 1955)..'También ese año
aparece-el libro de C. G . ]uns.Wandlnnffen and Symbole
der-Libido, que rnárca su ruptura definitiva con las teorías -
de su maestro S.-Freud. quien está redactando su Tótem
uiid Ta6u,''publicado "eíí '1913. • " - . • ; • • •
Entre..' 1911 y 19.15 aparecen, los doce tomos de la 31
edición d e la- más famosa obra de Sir James Frazer •
'•(1854-1941),. The Golden Bough\. cuya mtluencia es en.
estos años enorme: A su sombra aparecen algunos de los
libros.'más significativos de -los helenistas de la llamada
"Escuela de Cambridge" 7 . Podríamos recordar que Tltemis
de J a n e - E . Harrison. es de 1912, el. mismo año en que F.
Corhford publicó su From Religiónto Philosophy, y-G.
;• .^UuTji^su. Fbur'Stages of Greek Religión (ampliado lu^go
"¿n Fivé Stagcs!..)?~ ' • '• • " • • '
Ert sus estudios sobre Ta religión helénica, tanto miss
HarTÍ«on corno Murray-y Comford. destacaron cómo la
" serenidad y la belleza del panteón olímpicoeran el término
luminoso de -un largo proceso, en el que .Se habían
• decantado por encima de formas religiosas mucho más
bárbaras,'oscuras y primitivas. Señalaron cómo en mitos y

106
rituales pervivían durante mucho tiempo ésos dioses
clónicos, o mistéricos -Dionisio. A d o n i s . O r f e o - que
tienen características más arcaicas, c o m p a r a b l e s a divinida- .
des y cultos, salvajes estudiados por los antropólogos en : '
otras latitudes.. Supieran'relacionar m i t o s ' y rituales e n " ,
busca de. una' religiosi dhd más primitiva que la reflejada
por los textos griegos literarios, y se mostraron muy
receptivos a las sugerencias, de la mitología comparada,
para escándalo,de algiinos filólogos, colegas suyos: Corn-.
ford destacó que razón y mito no eran términos radical-
mente enfrentados, e -hizo ver que la filosofía griega
entroncaba -con- la explicación mitológica que ofrecía
Hestodo. Ya Nietzsch¿ y E . Rohde habían sugerido, con
otros acentos» algunos de-escis puntos; pero los helenistas
de la Escuela de Cambridge consiguieron expresar osos "
aspectos con gran claridad y e x c e l e n t e entusiasmo.
• Todos-ellos insistieron en el proceso histórico por el que
laS creencias,.las instituciones', y los ideales griegos habían
evolucionado hasta la época clásica, insistiendo en sus
orígenes, .en sus implicaciones'sociales y rituales, en 'su .
trasfondo colectivo }¡¡ arcaico, ü i s i n r i c i s m o , Y al mismo
tiempo, apertura hacia los estudios- contemporáneos, de
'sociología y ' antropología caracterizan esta actitud, tan
diferente del .clasicismo winckelmaniano o del-conservadu-
: rismo corriente del i e l e n i s t a profesional. Pero todos ellos*
eran Victorianos en cuanto que fc2j¿M£t^aj¿eLixumtkuicl
mito como algo arcaico y primordial, originario de nuevas
formliT'tféTeligiosidad. y. de úha razón-Que_s_uroieniJc) de .
• csrtcrCróyvwig'^
'tüRRTHástárlIegar al racionalismo filosófico-v.a-la.secenidad-
• olímpica'.- ~ '
A . este/eáfoque de las representaciones míticas'cumo
• re.lativas'a una etapa arcaica dentro de.uftYeyolución o un
•esquema de desarrollo histórico y social va a succdcrlc un
modo .distinto de abordar los estudios sobre religión y
mitología antiguas. Siguiendo una división que encontr.a-
' mos cómoda, ya presente en'ótros estudiosos, c o m o l e u c h
' y Vernant'', distinguiremos tres orientaciones fundamenta-
| tes, q u e d e s i E n a m o s con lasxptiquetas dei- simbolismo.
i tuncionalismo, y estnjctufralism'a. • •
I ~fcx~TEff3encia general-j etT los estudiosos a los que
alojamos b a j o esta amplia calificación de "símbalistgs" es
| la de indicar que ej_mitp es, ante todo, una"jÉ5mq j ¿de 5 .
expresar, comprender. j s e n ü r e l mundo y J a vida, diversa
cfejg regresentarián-ló°ic¿j¿s trar¿rrdínán7de gtró tipo de
•i jeagia.iA.jnas emotivo^y colectivo, pletódmdxumiigengs^.
_ sfttibolos_que expresa ¿Igbjyj^jio^üed&aiad^rirse en los _
_ signos arbitrarios de la llengüa corriente. EnTo?TñTtos
queda reflejada de manera intraducibie una experiencia
primordial.y- religiosa de ja existencia; en los mitos se nos
presenta con forma poética una, intuición .esencial deí
mundo de lo eterno, lo divino y.lo sagrado. El pensamiento
mítico nos propone una serie d e imágenes, que no sólo se
dirigen al entendimientoJ sino también a la fantasía y a la
.sensibilidjSr'Como ya habían dicho Creuzer y Schelling, y
creido algunos románticos alemanes, en el. mito se nos
habla de una original concepción del universo de un modo
.^Figurado y profundo, no a. través de alegorías, sino de una
forma tautegórica, i. e.-significando lo que se dice con una
intraducibie fuerza expresiva. .Tanto Freud y.Juns;, desde
la_psicoiojía profunda, .bomo E.. Cássirer, desde la her-
menéutica filosófica,'' Van der li'eeuw en su fenomenolo-
gía religiosa; y M. Efütfe",' historiador de las religiones,
convergen en estaTxegesIs y revalorización del sentido del
mito. Seguramente es aj E . Cássirer a. quien debemos la
más clara teoría sobre la significación y característica del
pensamiento.mítico. En su-estudio sobre el mito como
. Jor-ma simbólica, en clara prosa Filosófica ha reflejado la
singularidad del mito co no "-forma.de pensamiento, forma
de intuición y forma de ida", expresión colectiva, poética,
y primordial del mundo diferente del pensamiento lógico?"
El lomo 11 de la Filosofía de las formas simbólicas'0 de E.
Cassirer, dedicado al m' to, es de 1923 - l o que quiere decir
que es contemporáneo' de los escritos más influyentes de
Lévy Bruhl-, de Malinpwski, y de Jung—.
Aquí no tenemos tie npo para examinar ta teoría de E.

IOS
Cassirer sobre las 'categorías fundamentales del pensa-
miento milico. Como grovis¡flnal_iESiimen citaré unas
líneas de su obra posterior Antrppologia filosófica":
" L o que caracteriza a ta mentalidad primitiva no es su j i
lógica sino su sentimiento general de ta vida. El hombre
primitivo no mira a la naturaleza con los ojos de un |
naturalista que desezu^asjfjcrir l a m o s a s para satisfacer una |
curiosidad..intelectual, ni se acerca a ella con intereses 1
meram en te. .pragmáticos p t é c n i c o s . ' N o es parn ci ni un I
mero obietQjle--c&nQci.m.isn-to-FH--el-eampo-de-sus-nepes i d a - |
des,prácticas inmediatas. Estamos acostumbrados a dividir í
.nuestra vida en las dos esferas de la actividad práctica y la |
teórica y al hacer esta división fácilmente .olvidamos que I
existe, junto a las dos, otra capa más( honda. .El h.o.nibre 1
primitivo no es víctima de tol ~t5Tvi5o^ sus pensamientos y f
sus sentimientos' continúan "encauzados en este estrato |
original. £y_ visión de—La-naluraleza no es puramente 1
práctica no meramente teórica-, es simparética; si descuida-
mos este punto no -podremos abordar el pensamiento
mítico. El rasgo fundamental del mito no es una dirección
especial del pensamiento o una dirección especial uc la
imaginación humana; brota de ia emoción y su trasfondo
emotivo tiñe sus .producciones de su propio color específi-
co. E n modo alguno le falta al hombre primitivo capacidad
para captar las diferencias empíricas de las cosas, pero en
su concepción de .la naturaleza y de la vida todas estas
, diferencia^ se hallan superadas por un sentimiento más
fuertciTOLcaayicción profunda de una solidaridad funda-
mental e indeIeble de la nt?ñ¿qu.e._~salTá'r^pQC-So.b.re"fa
mal.tiplicidaO'^^üsJ-Oj-jiias singulares. No se atribuye a si
mismo un lugar único y privi 1 egiado_erTla~jerarquja _d¿,.1 a
riaturalez¿7~Üá c o n s a n g u i h í d a d ^ é ' t o d a r las formas de- la
— vida parece ser Xin supuesto general del pensamiento
mítico..."
En el campo de la fitología clásica quien de un'modo más
claro expresa esa nueva concepción del mundo mítico
y de lo religioso es W . F-¡ Otto con su libro Los dioses de
Grecia. La imagen dé lo divino a la luz del espíritu griego.
i •
! 109
del año 1927. ( L a traducción castellana es muy posterior,
Bs. Aires 1973). Más tarde Wgiter Otto- publicaría Theo-
pham'a. Der Ceist der griechbchen Religión (1956), que
está muy en consonancia con ese su primer gran libro.
Nada más j e j o s de los habituales estudios sobre la religión
griega, bien"meramente arqueológicos y positi'vistas,"cQn
acumulación de datos y citas, bien guiados por esquemas
evolutivos':de un culto o de.una figuri divina, que'esta-
• VisWrrde Otto. Para'cl'La£figurás délos dioses sriegos -tal
como se nos m u e s t r a n ' y a ' e n Homerc^ - soo^irnjífiiies _
• simbólicas de .una intuición vital intraducibie e n o t r o s ^
• -términos, bn ellos s T e m a ^ a a n s u f t ^ a b l e m e m t e j a . yisioiv
.'religiosa, poética y"mi'tica"de loy-grieros^ No vienen diTy'
Van;hacia otras formas", siiio.que^es.os'dioses son m»n¡festa-
ciones irreductibles.de una ir)íuicion de la existencia, de lo
sagrado^,, y de -ahí -su yTtalida'd"y"su "'belleza que aún nos
conmueve y nos. ilumina. . - . . '• '
; Citaré unas líneas-de.-Otto; como muestra de su-.estilo:

. " E l -Jiombr? moderno está dispuesto a confundir la


. validez universal'de los conceptos'con la : abstracta objetivi-
. dad. Todavía hoy. el investigador de-religiones rara, vez
, sabe reconocer en las personas divinas de la fe antigua otra
cosa que objetos naturales'y- poderes-físicos o conceptos
t generales ilusorias. .Está voluntad interpretativa que vacila
i- „'entre- la -cruda materialidad-y .'el racionalismo -.fracasa
- siempre en' la vida plástica de -la figura de los dioses
"griegos. Esta da.testimonio de un conocimiento superior
• en el que. el comprender y el contemplar son idénticos.-
Este conocimiento encuentra .siempre totalidades y de ellas
toma precisamente esos-rasgos para l.os que el intelecto rio
posee .norma: nobleza y'majestad, solemnidad, magnifi-
cencia. bondad.-.aspereza, rareza, astucia, gracia, encanto
• y-muchos-otros valores significativos y manifiestos que el
pensamiento r a c i m a l ha de pasar por alto. Este conoci-
miento, ni siquiera-necesita lo expreisable porque recibe la
forma que. puede renacer una-y otra vez en el dcstello.de
espíritu a espíritu. Sú lenguaje propio es la creación del
poeta y .del - artista, lo que no impide reconocer su

110 .
significación eminentemente religiosa, ¿ ( j u e ^ p u s s ^ o x o .
religioso sino la emoción ( E r g r i j f é n h e i t j de! hombre que
mira las honduras "de la e x i s t e n c i a ? " 1 2 .
Aunque U . v. vMilamowitz-MoelIendorf publicó pocos
años.después su importante libro Der Glaube der Heilenen
^1931'), jamás- expresó la opinión que le merecían los _
escritos sobre religión y mitología- de W . Otto; pero-
podemos suponer q|ue ese estilo - y a que no el e n f o q u e - le i
resultaba tan molesto e incómodo c o m o los de su antiguo
condiscípulo F . Nijetzsche'..
• E l discípulo más ¡importante de W . O t t o fue K . Kerénvi.
•autor notablemente prolífico, que supo l y r n g r r j . f l [ £ j p r c -
tación'.psicolóeica'íde G . J u n e - y acordarla, con su propia -
consideración, muy afín a la de W . O t t o . Sería muy largo
citar los muchos j t b r o s de Kercnyi." S u Einfñhrung in cías
Wesert der Mythologie. ert colaboración con el psicólogo
suizo,-, es de .194 . (trad. francesa 1968). Traducido al
.castellano está .su, libro La religión antigua. Madrid 197'2.
que: recoge algúnios de sus artículos más interesantes d<. "
años cercanos..
I.a m i t o l o g í a - t i e n e ' $ u , p r o p i o J e p t ^ ' r c . ' c o m o . l a m j i s i c a ^ - .
_dice KerényiT El buen estudioso d e ' l i T m i t o i o g i a cíe-bi
' atender-a esas imágenes esenciales- que.se combinan en lo-,
textos y relatos dfe la antigüedad, que encuentran muchas
veces su-paralelo. en culturas lejanas y distantes. Esas_
•. j f f ú g e n e s ^ e s o s e/leamos,narr-a-ti-ws-^ue u n ^ ^ t r a - ^
¿parecen en-la fomposiciój-miricason-lo que 'cTTfiirna
. "rrutológemas''. :on un valqr c í m h ñ l i r n "La
• áctTIQci correcta-fccm relación, á la mitología viene dictada
p o r . s u aspecto, inteligible, por así decir, imaginativo v
•musical': Hay que dejar hablar á los mitologemns y
sencillamente p -estarles o í d o " . l \ .
Fsos mic'oúmemas tienen un fundamento profundo c o m o
expresión. de ¿syche colectiva del pueblo que croa su
mitología. De a: gun modo corresponden a ios " a r q u e t i p o s "
.o, imágenes arq jetípicas deLaLmfl-rrrlrrrivn „dé "que "naPlii"
J u n g . y . p u e t l e r aflorar en ;tos sueños- de'hombres moder-
nos, porque-ese trasfondo mítico pervive en las profundi-
dades del alma human... Por otro lado, K e r é n y i advierte mitología de todo el mundo, c o n el título de The mnsks of
bien c ó m o la mitología informa la vida social del hombre C ó d , 4- tomos. 1959).
antiguo, y es un trazo básico de la vida c o m ú n . E l 'estudio- más moderno, y m á s de actualidad, de esta
" C o m o l a . cabeza t o r t a d a de O r f e o , la mitología corriente hermenéutica, de análisis simbólico, es el libro de ,
continúa cantando, incluso después de su m u e r t e , incluso a G/Dyxajzá-^Les structures anthropologiques de l'imc- <
través de la distancia. Durante Su vida, en el pueblo donde Introduction A l'archetypologie genérale. París}..
tenía^u_hogjr, no sóloIsecantaba en su a c o m p a ñ a m i e n t o , 1969. donde se alia la influencia de G . Bochelard a esta"-"'
como al son de una eispecie. de música; eHa__fue_ vmda 1 . hermenéutica de símbolos. A u n q u e el estudio versa sobre
A u n q u e material, fue para el pueblo que e r V s u portador, una temática más amplia que la de la mitología antigua., y
su modo de expresión de pensamiento y de vida. S e ha se nos representa con otra r e t ó r i c a , - m á s moderna y con
hablado, con razón, de la vida " h e c h a de c i t a s " del hombre referencias ai estructuralismo y l a . c r í t i c a literaria más
de las edades mitológ.ic as, y es muy justamente' eso lo que r e c i e n t e - es_de_algún modo la^ulminación_ae e j j f . n T i r ^ n
ha sido concretizado por unas imágenes que nada m e j o r ' interpretativo a n j i ^ ü o _ £ n J I ^ ~ T é ó r T á F ^ . J i i n g - ¡£_cn_ki
puede reemplazar. Se ía dicho del horírbre'de ía"Antigüe- pe rspect ¡ " d e j - s Irn bolismpT~H~pt i ca d a. aJa..mu~ol£gía..cnJas
dad q u e , antes de hao r lo que fuera, habría reculado un obras-de feYényTr'Zliunicr r^mpbg.ll, C'c.'
paso, c o m o ' el torero que se apresta a""dSr lá estocada (_o"mo"ÍIE>Fo.curioso. aunque m e n o r y un tamo adultera-
mortal. Habría.buscadi en el pasado un m o d e l ó en el que do.;, en el que el simbolismo deriva hacia un alegorismo
refugiarse", como en urta escafandra, para precipitarse así, psicológico, podríamos .citar aquí el- de Paul Diel. Le
protegido y deformado simultáneamente, en el problema svmbolisme' daris la myüvologie Grecque. cuya primera
¡ncontraba de,'este m o d o su propia edición es de 1927 (trad. e s p ' . . 197S)._ •
y su' propio sentido.. P a r a "él lá i F r e n t e a las teorías que ven en el mito una - f o r m a j k
mitología de su pueblo no sólo e r a ' c o n v i n c e n t e , es decir, pensar y ' e x p l i c a r el mundo a ^través de un sim&ñíismó
llena de, sentido, sino además explicativa, es decir. científica del hombre
racional."14 - m o d e r n o ' . " ^ ^ ^ ^ í ó ñ á I i s mo)no trata de buscar la significa-
En el estudio del í imbolisfno mitológico c a b e b i e n j ¿ CÍÓTI'espiritual o intelectual de los retatos tradicionales que"
comjmaciáti—entre .1; una _mjsma configuran el -corpas mitológico de tal o cual pueblo, sino
irrnUM-n mftign un mit ílogema en distifltog. corpus míticos. que insiste en la función sociabxue-esa.miífllo.gkdcsempc-
Así en el c i t a d o l i b r o de Jung-Kei-ényi se estudia el tema aT^ri~ia~vida comunitaria, ¿ s e es el sumido del mijo'
del " n i ñ o divino" y de la "muchacha divina", básicamente
sobre un mito griego pero con múltiples c o m p a r a c i o n e s , coltviveñcla"^ _na£r¿iiÁ':i
Otros estudiosos com pondrán en la misma linea brillantes áv51a3a por la tradición y aceptada p o r todos. 'ES B.
estudios, c o m o el de Q. R a n k ' s o b r e El nacimiento del •^íalippwsia (1884-1942) quien - a n t r o p ó l o g o de campo,
héroe1*. o el de J. C ampbell sobre EL héroe de las mil "tras" su larga estancia- entre -los nativos de las isla*
caras'6, donde se trazi un esquema de la carrera arquetípi- T r o b r i a n d - e x p u s o con claridad y buen estilo, esta sencill.i
_ca del h é r o e , con par líelos de muchos textos mitológicos.
(El estudio de Campbell lleva el subtítulo, muy significati- | (J/íaHriowskí reclama para el antropólogo una priorid;i.l
vo,'"de Psicoanálisis. del mito. Precede a su o b r a , mas 'en el momento de formular una explicación de los mito-.,
amplia, donde se hac c un estudio c'n lá misma clave de la 'porque quien, c o m o el propio Mnl'mowski. ha vivido jitni.»
a gentes primitivas, cuyo comportamiento estaba de algún
modo ligado' a esa forma de considerar el mundo, a travé>
de sus mitos, puede captar m e j o r la significación del
mito 1 8 . " E l antropólogo' no está atado a los escasos restos
de una cultura, COITO, tablillas rotas, deslucidos textos o
..fragmentarias, inscriocio'nes. No precisa' llenar inmensas
Rrgtfinás con. comenOafTtis voluminosos, .pero basados en
. conjeturas. E l antropólogo tiene a mano_a su lado al
propio hacedor del lnito." Y esta proximidad al primitivo
. fundamenta..su. observación.
. ."El mito, t a í c o m p existe en una comunidad salvaje, o
. sea. en su vivida forma primitiva, nó es ú n i c a m e n t e una
• narració^ujL5tLaU^£^5jjQQ.u'na re~alidad que se vívcTNo*
es~3e lá naturaleza de la ficción, del modo como podemos
lee.rhoy una novela! sino que es una realidad viva que se
' c r e e T)cnntfriñ una Vf»7>n los Tiempos más remotos v_cjue
desde, entonces ha Venido -influyendo en el.._mundp._jiJ.os
destinos humanos. W.si e mito es p a r a d salvaje lo que
: para- un. cristiáñcf' t c fe ciega es el relato bíblico de a
•Creación,, lá .Caída o la Redención de Cristo en la Cruz.
Del mismó modo que nuestra historia sagrada está vj.ya en
el ritual y en nuestra moral, gobierna nuestra fe y controla
• nuesyra 'conducta, ¡del .m]_s_m_o..mojdo funciona. para ~el
"salvaieT^ú mTR)". -
•' '-'.'Estudiado en vida, el mito, como veremos, j o es
• .simbólico, sino qué es expresión directa de lo que
•.constituye su asunto; no e T u n a explicación que venga a
satisfacer un interés científico, sino una resurrección, en el
- relato., .de 1.6 que fule una realidad primordial que se narra
para satisfacer profundas necesidades religiosas, anhelos
. morales," sumisiones sociales, reivindicaciones e incluso
requerimientos prácticos."El mito. cum,ple. en la cultura
primitiva, urvajndispensable función: exgresgy-da bríos j r .
codifica el credo, salvaguarda y x s i l i ¿ S O ^ a 3 a m l i c M i _
responde de la eficacia del ritual y cnniirn'f reglas prikíka^''
•ara ía guía del hombre. Dé esta suerte el mito es un
ingrediente vitil d¿ lá civilización humana; no es un cuento
ocioso, sino una laboriosa y. activa fuerza, no una

115
explicación intelectual ni m a imaginería del arte, sino una
pragmática carta de validez de la .fe primitiva y de la
sabiduría m o r a l " . " • ^ •
Los libros de Malinowski, escritos''.con entusiasmo y
brillante estilo, tuvierorv una considerable difusión e .
influencia,, no sólo entre los 'antropólogos sino ante un
público mucho más amplip. Fueron sobre todo antropólo-
gos'ingleses los que continuaron la indagación funcionalis-
ta en diversos pueblos salvajes, y las huellas de los consejos
y. teorías de Malinowski se encuentran en muchos de l o s ^
cultivadores de la llamadja "antropología social" ( R a d c l i ^
fe-Brown, Evans-Pritchard.-tfíc.). Sus libros más importan-
tes aparecen en la décadji de los veinte ( A r g o n a u t s of llie
Western Pacific, Londres 1922, Crtme and Custdm in ¡he
Savage Sociely, Londres 1926, Myth in primiiive Psicholo-
gv. Nueva Y o r k , 192Ó. e t c . ) . 2 0
No nos interesa ahora subrayar ."los méritos y las
simplificaciones de la terina funcionalista; perosí quisiéra-
mos destacar que venial a poner su énfasis' en u'n TTUnVo
preFeridogor lós"sTm'66¡í¡sIas: ese trasfondq_s.QsaI-. y_.ese
marco co!ect?/'o"y'vrtal en e f q u e se insertar!.lolmitos-.vivos.
ET'prBB'a'BIt; que, a "pesar de las criticas de Malinowski
contra los que "limitaban el estudió de los mitos al mero
examen de unos textosjantiguos". pudiéramos encontrar
entre algunos estudiosos de la mitología griega partidarios
de ese estudio que relaciona mitos y vida colectiva, ritos y
creencias y costumbres como un todo organizado y
coherente, basado en una fe tradicional. Desde los
enfoques de los miembros más notorios de la llamada
"escuela dé:"Cambridge" hasta los trabajos de! propio
Wilamowitz (su va cita'dq Der Claube der Hellenen) o de
M." P. Nilsson (so.brejlas fiestas antiguas) 1 1 , podríamos
e n c o n t r a r una atención renovada hacia el aspecto cultural
y la repercusión d e l i m i t o en la vida de los antiguos.
También el filólogo podía-aprender del antropólogo-y, en
una buena medida, ¿kta-ba dispuesto a hacerlo.
La llamada, teoría del mito y ritual recoge la enseñan-
za de Malinowski. aunque la expone con matizaciones

116
y precisiones nuevas. •(Cf. Cl. Kluckfíoh n "Myths and
Rituáls. A general Theory" en Harvard Thcojogiail
Revitriv, 1942. y J . Fontenrosc The Ritual Theory of Myth.
Berkeley 1966). En esta dirección podríamos situar algu-
nos libros de.tema clásico, como el de T . Gaster sobre los
orígenes del drama (Thespis. Nueva York 1951). el de
Fontenrode-'Sóbre los orígenés de J a mántica deifica
{P-ythor^ Berkeley 1959), y el amplio estudio de W.
Burkert sobre ritos y sacrificios ( H o m o Necaits. Berlín
1972). (También eri su libro más reciente: Struaure and
History in Creek Mythology and Ritual, Berkeley 1979.
puede advertirse esa atención constante hacia las implica-
ciones sociales del mito y su conexión con el ritual.).
Realmente sirribolismo. y funcionalismo no se excluyen
• de un modo tan tajante como pensaba Malinowski. Es
posible una combinación de ambos, y en gran parte esio es
lo que ha-hecho M. Eliade.en numerosos ensayos. Son dos
enfoques que destacan aspectos diversos de un mismo
fenómeno, y en su énfasis sobre uno u otro aspecto dejan
algo en la sombra. Citaré un3s líneas de Vernant que dejan
muy clara esta reserva -crítica:
"Funcionalismo y simbolismo aparecen, en su oposición,
como el envés y el derecho de un mismo cuadro: cada uno
oculta e ignora lo qué el otro reconoce y describe. Los
simbolistas se interesan por el mito en su forma peculiar de
relato, pero sin aclararlo por su contexto cultural: tra-
bajando sobre el objeto mismo, sobre el texto en tanto que
tal, no buscan, sin embargo, el sistema, sino los elementos
aislados del vocabulario. L ° s funcionalístas están desde
luego en busca del sistema que confiere al mito su
inteligibilidad, pero en lugar de buscarlo en cl texto, en su
organización aparente u oculta, es decir, en el objeto, lo
sitúan más allá, en los contextos socioculturales en que
aparecerTtos relatos, es decir, en las modalidades de
inserción del mito en el seno de la vida..El mito pierde asi
en ellos su especificidad y sus valores de significación: no
dice otra cosa sino la vida social misma, y no tendría por
consecuencia nada que. decir sino que. como todos los

j • 117.
Universalidad de los mitos. _
El p a í s q u e no tenga leyendas, d i i j c d p o e t a , está
. c o n d e n a d o a ' m o r i r , de frío. E s muy p o s i b l e . P e r o el
• pueblo q u e no tenga mitos está ya m u e n o . . L a función de
la c l i s e peculiar de teiyendais q u e son los mitos e s , .en
e f e c t o , e s p r e s a r d r a m á t i c a m e n t e la-ideología de q u e vive
la s o c i e d a d , m a n t e n e r a n t e . s u c o n c i e n c i a no s o l a m e n t e
los valores q u e r e c o n o c e y los ideales q u é persigue de
generación en g e n e r a c i ó n , sinp a n t e lodo su ser y-
estructurs mismos, los - e l e m e n t o s , los vínculos, las
' t e n s i o n c s ^ u e ' l a constituyen: justificar, en fin. las reglas y
las practicas tradicionales sin las c u a l e s ' t o d o lo suyu se
dispersaría. , - - . •

• GEORGES DUMÉZIL.
í«í2
otros elementos del sistema sódéd', permite a la vida del
grupo que funcione." 22
v
Esta'crítica advierte bien la falla de ambos tip_Qs..de
.•hermenéutica* fallas que |mentaráremedlar el estructura-
Ii'smo, o mejor a ú n l á c o m B p a a ó ñ dé^estrucruralismo y
funcionalismo que'encontramos"en estudiosos modernos
' (Leách; Kirfc.-Vern^nt;'etcn. Pero, .antes de pasar a
considerar la aportación H>»i Utni^^rati^mn detengámo-
n o s brevemente en la consideración-de la'obra de un gran "V
»• i i « i r '* * ** 13 . •* • en < t
estudioso de la mitología ¡nc oéitropea y ún gran filólogo:
Georges Dumézil.
- Decenas, de libros.'y. de artículos • forman la copiosa "V
bibliografía de G. D u m é z i P una obra imponente redacta-
da a'lo largo de más. de-cincuenta anos, producto de una "V
.singular erudición en él campo de la filología, la lingüistica
-"v
y-la" historia de los pueblos ijndocuropéos. Partiendo de la
mitología comparada (aunque una mitología compara-
da' muy distinta' a aquella q j e desacreditó el excesivo ce-
lo gener'alizador de-j Max Müller-y otros autores del a
diecinueve2"1) para escrutar as estructuras de la sociedad y
elpensamiento.y-la ideología de distintos pueblos indoeu- •'"•jf
ropeos. partiendo del análisis de textos varios d e ' l a « n

$
literatura antigua, de epojpeyas hindúes, germánicas o C-
(
célticas; de textos de historiadores romanos, de leyendas ¡i: r - -
griegas, eslavas, etc.'.. G. Dumézil ha tratado de rastrear
las- formas .de representación y la ideología de la mentali-
dad antigua indoeuropea, que los relatos míticos habrían
!.preservado. No ha cesado, en su minuciosa labor, de
confrontar esos textos, de señalar la' pcrvtvcncia de ana , "V
estructura ideológica peculiar en la_mitologia maoeurope~a:
una concépctqjTde'ja. sp.cieaad jericquiza'di? n_tfSs'Jru^ós.
"V
cada úno' de "lo?cuales tiene asignada una funci'on p'rspía:
la sobeVagia mágica y jurídica, la fuerza, físjcá~y guerrera, o
la fecundidad y labonqski&L-Cncam'mada a la producción
'de lo''ó¿cesario-para la (subsistencia colectiva. En es'.e
esquema trifuneiemal se reOeja4a^sj_ruct_ura_esendaLdeJ;i
W 3 ! ^ Í ¿ W : . P r U P . < J i v o l'HJí&lR indoeuropeo, dispersado • V
é'n'multitud"'iie* lugares, razas" e idiomas. Ritos, miu s.
" v
119 "V

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teologías y epopeyas e vocan ese esquema a través de los
textos que-Dumézil, fi ólogo de una vasta y fina erudición,
sabe explorar con si ngylar maestría. L a tripartición funcio-
nal dc -la primitiva soc edad está reflejada con variaciones
múltiples erija herenci t mítica de los distintos pueblos, con
matices'yltcmas propios a cada uno, porque la historia.de
los distintos.''pueblos puede'modificar esas representaoio-
nes. n P e—r ò desde ila. '--" Ind a hasta irlanda hay temas y motivos
míticos que coinciden en expresar esa herencia común en
sus reflejos mitologìe:bs. . • - •
Hay en la qoncepci:tón de G.-Duméztl de que los dio-
ses forman ün siste-na y que esta estructura refleja
"la concepción que de sí misma se hace una sociedad
determinada, una jnifluencia de la escuela sociológica
francesa, la de Durk<heim y M . Mauss. Esá noción de
estructura es-una noción-básica, ya que las figuras de los
dioses' no se ven como piezas sueltas e independientes, sino
que en su interreiac ón se definen en un sistema (que
refleja la estructura d e la primitiva .sociedad indoeuropea,
tal y como, ella .misrn a se vio en un esquema tripartito y
funcional). La mitología recoge y reasume la ideología. Á
'diferencia de los co npáratistas anteriores, Dumézil no
compara elementos sueltos, ni abusa de las etimologías
aisladas; sino que se iplica al estudio de textos precisos y
confronta mitos muy definidos. Efi su representación del
„ s i s t e m a m í t i c o , " l a cc mparación sistemática de los rituales
y mitos, de las co icordancias y discordancias de las
diversas realidades indoeuropeas- en relación con una
estructura trifuncion;!. delimita un campo específico, en el
que cada pueblo se di fine en su historia propia. Así. lo c¡ue
•la-, diacronja hace üinnrecer son las- .variaciones . Ife J a
cstructuraprimordial según el genio de cada pueblo todo a
loTargo de su msToria. La amplitud de estas variaciones,
diferente según "el nivel-étnico y cultural, determina ta
importancia mayor o menor, a lo largo de la evolución, que
toma una de las funciones en detrimento de las otras. Este
• desplazamiento relativo de las fronteras entre las funciones
primordiales circuns :ribe el dominio'ideológico, en el que

120
i
!

se manifiesta la originalidad de cada rama indoeuropea. La


herencia cultural común ha fructificado, en efecto, diferen-
temente: una evolución hacia un sentido cósmico más
profundizado en -los Hindúes, una cierta indiferencia
biológica' y una imaginación a veces irracional entre los
Celtas y los Germanos: un modo de historización muy
avanzado.entre los Latinos" 2 *. Así, en su'análisis Dumézil
advierte el valor de la historia sobre-el-mito, ;_
¡ La introducción del método de anájps-e^tpuctar.a 1"a la
mitología es la aportación decisiva'de CUajjggJLévi^trauss.
cuya obra marca un híto intelectual en la concepción
científica de la antropología del siglo X X , y cuya influencia
en otros terrenos'de la cultura tampoco es desdeñable. No
' vamos aquí a analizar ni a reseñar siquiera las aportaciones
y principales trabajos de Lévi-Strauss. sobre las que hay
una larga 'bibliografía 26 . Recordamos sólo que su primer
ejemplo del método estructural, originario de los estudios
lingüísticos, aplicado a un'mito, es de 1955. C. Lévi-Strauss
tomó entonces como, ejemplo el famoso mito de Edipo,
para destacar en un análisis • sus secuencias mínimas
•fundamentales (los "mitemas") y destacar cómo, por
^debajo de. la narración aparente, eLmito revelaba otra
: siroüj.cacián en su estructanLpxoxuñdx. Ese ensayo se

'publicó de nuevo en 1958, en su Antropología estructural.


' El mismo año publicó otro ejemplo más complejo de su
• método en " L a gesta de Asdiwal". Pronto siguieron los
! cuatro volúmenes de sus Mitológicas (Lo crudo y lo cocido.
• 1964, Dé la miel a las cenizas. 1966. El origen de los
¡materias de mesa. 1968, Él hombre..desnudo, 1971) : 7 .
j donde analiza un repertorio inmenso de^mito's americanos,
i • Considerando que el mito es un sis'téma serniológicu. en.
j pj" r]iu- Ins elementos se definen - c o m o señaló F. de
¡ Saussure- por oposiciones y relacionss_mutuas, ve en _el
; mito una'estructura narrativa que puede estudiarse sinTág-
! mática y paradigmáticamente, descomponiendo el relato
en secuencias mínimas - l o s mitemas-, cuya combinación
| revela, no sólo Üaü5nl¡d.0__explícita,~ lo que se Hice
i manifiestamente, sino tambiénVu_n_sentid.Q_&„U.p nivel más

121
profundo, que-se deduce de! análisis de esos mitemas del.
cocfigo mítico.-H! mito .es>-pues, un lenguaje, de segundo
orden, un tanto ambiguo, que.presenta un modelo lógico,
; que plantea los.problemas y los dilemas fundamentales de
una sociedad.. En sus' libros sobre El totemismo hoy y El
pensamiento'salvaje.(ambqs .de 1962) L-S. expone sus
conceptos sobre el mundo y'la mentalidad primitiva; Está
bien claro, que su ponpcpción se.opone, de ,ün lado, al
pragmatismo positivista.iie B . Malinowski, y, de otro, a las
. tesis sobra el pensamiento prirmtivcTy mítico, pomo propio
de'.una mentalidad.-infan.til, ingenua, mágica o. fundamen-
talmente-emocional." Para L - S . laLmitas sort expresión de
una manerá-lpgica-'de'.conccbir gl mundo,_s¿lo-^us-«s-¿s-ta
urTa' lógica.-jm ~¡Tenerts. distinta—a-4a-rde—nuestra-ideica
•científica. - . • . • ' .
En~süranálisis L : S : estudia fcl texto del mito descompo-
niéndolo eti.°secuenci.a$ y elementos significativos mínimos,
como .hace-el lingüista con los fonemas y:los morfemas, y
••"trata de encontrar.-juego ; la significación.-'de. estos por
oposición- y referencia. a t o d o ' e l corpiits narrativo de la
mitología-en. cuestión. Hay una sin-taxls y unajgmititiga
mítica-... Y hay también una especie de arTcómbinatoria.o
de "-gramática -generativa" • de estos relatos:míticos que se
componen..y ..descomponen en. mitemas, -que pueden
enfrentarse" y" complementarse, en ese- diálogo consigo'
ímsrno q u e es un repertorio mítico.. El juego de combina-
c i o n e s y d e transformaciones puede explicar la multiplici-
dad de los mjtos y su riqúeia, fabuladora. Pór'otro lado, L.
S . no olvida.-las enseñanzas 'd.c Mauss-y de. la sociología
francesa,'yv-a' pesar de su formalismo a veces estremado,
advierte cómo el significado de ios mitos y=mitemas está
también? e n : s u referencia a la .cultura. de una sociedad
determinada- y .cómo su sentido remite a un contexto social
s i e m p r e . . . . •. „• . ; .. ; _ v•
. Destacando, en primer' término ese valor comunicativo
de losmitbs. que.sc.prccisa en la observación sincrónica de
sus temas y motivos, y de.su interpretación semántica, la
influencia de L- S. :ha hecho que la atención de los

122. •' '' S


estudiosos se centre en ei análisis de los relatos míticos. en
la sintaxis y semántica de las.mismos; dejando de lado las -
especulaciones sobre-ía ti rbia psicología mitopoética de C^
los primitivos y el acopio de simbolismo eternos de una 1
fantasía colectiva. • •„.
Contra la pretensión d e - L . S. de encontrar en una
lectura estructural de los mitos una única función y de
poder analizar tales relatos mediante un método analítico
unido a una combinatorial de mitemas encuadrada por el
repertorio de los mismos, se han levantado algunas críticas •
importantes. Desde el punto de vista de algunos estudiosos
atentos a los contextos determinantes concretos.de los .
> mitos antiguos se le ha censurado a L. S. que generaliza en
exceso sus conclusiones sacadas de un repertorio mít.ico
donde sólü 'es posible el análisis sincrónico -^err estos
pueblos americanos "siri historia" y'sin escritura .el mito
tiene características propias diversas de l'as que el mito
podría sumir en Mésopotarnia. Grecia o el mundo hebreo—
P. R i c o e u r * , ' G . S. K i r l c j , J . P,- Vernant™. han precisado
esas reservas respecto a la generalizada' tesis de L . S. de
que todos los mitos pose|eri~ la función de presentar una
mediación intelectual de los problemas fundaméntales de
una concepción social, y de que todos los mitos son
variantes de una estructura profunda harto universal.
No voy a tratar de esas críticas en detalle. Sólo tengo
espacio para mencionar Iqs estudios más interesantes, a mi
ver, que desde la.perspectiva de los estudios clásicos se han
hecho aprovechando la aportación de Cf. Lévi-Strauss.
El libro de G . S. Kirk mito. Su significado, y función
en las culturas antiguas (1^70, trad. esp'. 1973), supone un
intento importante de recpgerla enseñanza del cstructura-
lismo y combinarlo cora un. enfoque atento al valor
funcional y la configuración literaria y el Contexto histórico
de la mitología helénica Es un estudio muy valiente,
sugeridor y crítico- 1 ' (aune ue hay que destacar que luego el
prof. Kirk no haya avanzado en su empeño y se haya
quedado detenido en sus; criticas, como se ve por su libro
posterior The Nature- of Greek Myths. Londres -1974).

124
Entre los filólogos franceses quienes m e j o r han aprove-
chado las enseñanzas dç L . . S . son J . P . Vernant. cñ sus
minuciosos t r a b a j o s sobre textos de Hestodo (en M vine n
pensée chez ¡es Grecs, París 1965, y Mythe et société ru
Grèce ancienne, Paris 1972) y ¡yl. Detienne, cuyo libro £_>•.«
jardins'd'Adonis. La mythologie des aromates en Grc¡ e
(1972) constituye el mejor ejemplo de la aplicación del
método estructuralista a un mito griego." Mediante :l
estudio de..todos los elementos narrativos del relato de la
muerte de Adonis y sus referencias en el contexto ritu.il-
Detienne logra un magnifico comentario de un mit» q u e
Frazer había tratado de un modo general (como un ca-o
ejemplar del dios que muere), sin recurrir para'nada a es ts
extrapolaciones y fantasías de otros intérpretes. En diver-
sos libros y estudios Vernant v Detienne ¿um Tini-inn.-a.in
con esa exégesis. Y.esa hermenéutica que están.apayadas-.-n
un met'odoesjmctutalista, no menos-que en una profun.la
y~bien" administrada pericia filológica y . s a b e r histórico.
Hay otros libros que no se enmarcan en esta corriente
hermenéutica, pero que- son muy importantes en ios
estudios.de mitología helénica. Así, p. e . . él libro de A .
Brelich Gli eroi greci ( R o m a 195S) es un espléndido
trabajo donde, mediante la comparación sistemática de un
vastó corpus, s e intenta señalar lo que define la silueta del
héroe en los mitos griegos, es decir, se buscan los rasgos
pertinentes en la construcción de ésta figura mitológica.
También el libro de B . Vickers, Towards Greek Tragccly.
Londres 1973. contiene una crítica .que es'miiy.açcciad'o. a
mi modo de ver. contra Jos excesos ;te¿ric_qs_del.c£Uuctura-
lismóVjunto con algunos'agudos*análisis y propuestas de
~ anáfisis. En un terreno cercant? al de la mitología helénica.
, el de la mitología e.n el contexto bíblico, habría que reseñar
el estudio de E . Leach Genesis a s Myth and otltcr essaya:
Londres 1969. '
La investigación actual sobre mitología parece caracteri-
zada por un cierto eclecticismo.y una atención a los textil,
hecho que puede resultar estimulante para quienes apre-
cian la labor filológica. La hue.Ha de Lévi-Strauss c<
indiscutible,- así coma también está claro que no. hay
•estru'cturalistas ortodoxos y que el método analítico ha de •
ser completado con referencias al marco exterior, sociócul-
tural concreto, del'que hablan los mitos. El positivismo
funaonalista .há de ser .recuperado y'combinado c o a una
atención a la manera.'simbóli.ca de significar de esc tipo de
_ relatos á - l o s - q u e llamamos "míticos". Ahora bien, el
'-.problema es definir cuáles el sentido de estos relatos y cuál
e s ' l a marca que déjñné a.un mito. • •
' Repitamos la Crítica de Kirk: " E n una cuestión yerra
claramente Lévi-Strauss. Al dar por'sé'ntado que todos los •
mitos en todas las culturas tienen una función.similar, para
"conciliar" contradicciones, se alinea innecesariamente
con una serie de-movimientos interpretativos'(com.o los dé
' mito-de-lá-natUraleza.o mito-y-ritüal) que han reducido
sus. posibilidades de ser justamente estimados a causa dé la
excesiva generalidad de sus- pretensiones. No hay ninguna
definición del mito, ninguna forma platónica de un mito
que se ajuste a"todos Ios-casos reales. Los mitos... difieren.
enormemente en sú morfología y e n su función social. Hay
síntomas de que tañ obvia verdad está siendo cada vez más
. ampliamente aceptada-y uní) de los propósitos de la
presente obrá (£/ Mito) es el de examinar la naturaleza.de
ios mitos en sus'diferentes aspectos y sob're el. fondo dé trias
de un tipo de cultura,"" 11 •' •
Frente al aserto de L: S. de' que "Sea cual sea nuestra
ignorancia de la lengua y la cultura-de la población que lo
ha-recogido, un m-itó es percibido como mito por todo
lector en el mundo entero" (Aatlirópologie siructurcile.
-.' 1958. p. 232), queda la constatación positiva de que los
mitos no se distinguen formalmente de-otros relatos, sino
que aparecen en el repertorio tradicional de una cultura
con una ejetraña y ambigua libertad formal. L o que de
algúná 'mane'rá constituye al mito"como tal ¿s su ejemplari-
dad. el pertenecer al campó de-la memoria, de ser algo que
se cuenta y qyc se acepta colectivamente., y va y viene poco
.' discutido én el rumor y las tradiciones de un pueblo. Por lo
demás, cuando los griegos precisan el uso del término
rnyihos y luego el de \myiholog{ar ..es la alteridad, la
estrañeza, la disrancia frente.¿I;/dgaí;_k}~quc parece ser la
marca, de tales relatos33.. El -mitiimd^' p o r utilizar otro
termino introducido por L. S. es ese'trazo de "memorable
y socialmente interesan :e" que .unajsociedad confiere a
.ciertos-relatos del . pasado, un tanto misterioso 34 . Los
problemas que la introducción de la"'cscritura crea en el
repertorio mítico, y lasjjtransformaciones que la literalu-
• ra supone,• han sido señaladas claramente por J . Goodv. E.
•Haifélock.B. y * M. D^tienne :ií ; ¿ u y o ^ r e c i e n t e libro
L'inveficion de la mytlwlogie (París": 1-981)' nos incita a
volver a reflexionar sojbre estos temas.
Para no alargarnos más. podríamos concluir esta apresu-
rada.y esquemática ojeada a los.estudios de mitología en
ios Ultimos-decenios con una nueva cita. bastante"amplia.
de J . P. -Vernant, qué refleja-en su' concisa alusión la
paradójica situación ajuual:
" E l tiempo de la reflexión, para el m'itológo de hoy,
¿qué quiere decir? En. el espacio de un medio siglo, el
análisis de los mitos ha hecho .progresos tan rápidos que
una nueva'disciplina parece hafcier emergido a la luz. -
Vastos conjuntos legendarios, en los dominios indoeuro-
peo,, amerindio, helénico, proximo-oriental, africano, asiá-
. tico, han sido-'interprctados de-un nuevo modo, preciso.
' sistemático. Pero no está ahí. sin duda, lo esencial. El
hecho decisivo es que, a despecho de ciertas divergencias,
de personas o de escuelas, se ha establecido un consenso,
tras los trabajos ejemplares de .G. Dumézil Y de Cl.
•. LéW-Strauss. sobre h orientación general de los procedi-
mientos de desciframiento y sobre las reglas a las quo se
deben satisfacer. pa - a ser pertinente, una lectura de los
mitos.
...Así. que los que hoy,-en- el surco de lus grandes
fundadores, han toniado el relevo-en (u. labor ÜC compren-
der-los mitos no poáen fundamentalmente en cuestión los
• métodos de interpretación de sus-precursores, ni siquiera
los soportes teorice s de tal empeño. Su interrogación no'
apunta directament : a la. nueva disciplina tal y como se ha

127

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