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TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO 4

PROGRAMA GENERAL

Equipo docente: Rodrigo Ávila Huidobro (coordinación)


Pablo Castillo, Morena Corvaglia, Manuel Ferrer, Virginia Solari, Mariela Staffolani

INTRODUCCIÓN

La Universidad Nacional de Avellaneda, desde su creación, se ha planteado una fuerte vinculación con las problemáticas del
territorio en donde está situada. De esta forma, la relación con los actores que le dan vida al mismo, instituciones y organizaciones
sociales, ha sido una constante en sus prácticas. En este sentido, el trayecto curricular integrador Trabajo Social Comunitario tiene el
objetivo de formar a los estudiantes –y docentes- en el reconocimiento de este entramado social así como en la adquisición de
herramientas teórico metodológicas que les permitan desempeñarse activamente en él.
El cuarto nivel del trayecto curricular integrador Trabajo Social Comunitario apunta al diseño de proyectos sociocomunitarios
por parte de los/as estudiantes y en conjunto con las organizaciones e instituciones con las que trabajaron en los niveles II y III. Aquí
la propuesta parte de diseñar participativamente intervenciones que pongan en juego críticamente los saberes y competencias
disciplinares con las problemáticas del territorio. La aprobación de este último nivel supone, por tanto, la formulación de un proyecto
de extensión universitaria en conjunto con un actor social del territorio.
En este último nivel de TSC se interpela directamente a la formación académica de los/as estudiantes. Con un proceso de
apropiación de conocimientos teóricos, prácticos y metodológicos, a través de haber transitado la mayor parte de la carrera, con el
recorrido de niveles I, II y III de TSC, se plantea como desafiante y enriquecedor que puedan posicionarse desde su formación, en
diálogo con la comunidad, para poder proponer nuevas líneas de acción de la universidad en el territorio.
De esta forma, se retomarán análisis y debates teóricos desarrollados en los anteriores niveles, a efectos de profundizarlos y
ponerlos en juego con la elaboración de una propuesta concreta de trabajo.

OBJETIVOS

Que el/la estudiante logre:

• Diseñar un proyecto de extensión universitaria que proponga, desde la disciplina que se encuentra estudiando, el
desarrollo de un trabajo conjunto entre estudiantes, docentes, y al menos una institución u organización gubernamental o no
gubernamental.
• Consensuar con la organización contraparte la problemática a abordar y las acciones a desarrollar.
• Aplicar y poner en juego los marcos teórico-metodológicos trabajados en los niveles I, II, III y IV de TSC.
• Interrelacionar contenidos, enfoques y perspectivas teóricas de su formación académica de grado con la realidad de la
comunidad en el marco de un proyecto de extensión universitaria.
PROGRAMA SINTÉTICO

Debates en torno a la extensión universitaria y la integralidad. Sujetos sociales: instituciones, organizaciones y movimientos sociales.
Investigación Acción Participativa. Diagnóstico participativo. Problema Social. Políticas públicas. Elaboración de proyectos de
extensión participativos; distinción entre Plan/Programa/Proyecto. El Estado y el poder como dimensión de la praxis social. La
intervención social.

PROGRAMA ANALÍTICO

Núcleo temático 1 – La definición de lo público y el rol de la Universidad.


La universidad nacional en la construcción de las políticas públicas. El Estado como campo de disputa. Problema social. Perspectivas
de participación popular. Instituido-instituyente/ organización e institución.

Bibliografía obligatoria

DAGNINO, Renato
2007 “La universidad y el desarrollo de América Latina”, en ATOS DE PESQUISA EM EDUCAÇÃO – PPGE/ME FURB, v. 2, nº 3, p. 371-
382, sept./dic.

GARCÍA LINERA, Álvaro y otros


2010 “La construcción del Estado”, en Umbrales de América del Sur, Nº 10, Buenos Aires.
GROSSBERG, Lawrence
2004 “Entre consenso y hegemonía: Notas sobre la forma hegemónica de la política moderna”. Bogotá, Tabula Rasa No.2: 49-57,
enero-diciembre.

SEGATO, Rita
2013 “La nueva elocuencia del poder”, en: La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Territorio, soberanía
y crímenes de segundo estado, Buenos Aires, Tinta Limón.

Bibliografía complementaria

ABOY CARLÉS, Gerardo y otros


2013, Las brechas del pueblo. Reflexiones sobre identidades populares y populismo, Los Polvorines, Universidad Nacional de General
Sarmiento-UNDAV Ediciones, Universidad Nacional de Avellaneda.

ACHA, Omar y otros


2007 Reflexiones sobre el poder popular, Buenos Aires, El colectivo.

CASTRO-GÓMEZ, Santiago
2000 “Althusser, los estudios culturales y el concepto de ideología”, Revista Iberoamericana. Vol. LXVI, Núm. 193, Octubre-
Diciembre, 737-751.
Núcleo temático 2 – Perspectivas de vinculación Universidad - Territorio.
Investigación Acción Participativa. Integralidad. El diagnóstico participativo. La intervención social.

Bibliografía obligatoria

CARBALLEDA, Alfredo
2007 “Problemáticas sociales complejas y políticas públicas”, en Revista de Ciencia Social, Universidad ICESI, Cali.

LISCHETTI, Mirtha, PETZ, Ivanna; SINISI, Lilianai


“Aprender trabajando. Experiencia formativa en el ámbito del Centro de Innovación y Desarrollo Tecnológico para la Acción
Comunitaria (CIDAC), Barracas” En Primer Congreso Internacional de Pedagogía Universitaria; Facultad de Derecho;
UBA; 2009

NIREMBERG, Olga.
2006 El diagnóstico participativo en intervenciones sociales. Buenos Aires, CEADEL, cuaderno 44.

Bibliografía complementaria

ASTORGA, Alfredo; Bart van der Bijl.


1991 Manual de Diagnóstico Participativo. Buenos Aires, CEDEPO-HUMANITAS.

BALCAZAR, Fabricio
2003 “Investigación Acción Participativa (IAP): aspectos conceptuales y dificultades de implementación”. Fundamentos en
Humanidades, Año IV, Nº I y II (7/8) Universidad Nacional de San Luis, pp. 59-77.
VARGAS, Teresita y Natalia Zapata.
2010 Enredando prácticas. Comunicación desde las organizaciones sociales. Buenos Aires, San Pablo, capítulos 1 y 3.

Núcleo temático 3 – El proyecto de extensión


Diseño de proyectos de extensión. Plan-programa-proyecto. Especificidad disciplinar del campo de acción.

Bibliografía obligatoria

ACOSTA, Blanca, Agustín Cano, Alicia Migliaro

2009 “Formulación de proyectos sociales”, Unidad de Proyectos - Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio -
Universidad de la República, Montevideo.

FICHA DE CÁTEDRA

2013 “Elaboración de proyectos de extensión”.

Bibliografía complementaria

ANDER-EGG, Ezequiel
2003 Repensando la Investigación-Acción Participativa, Buenos Aires, Lumen Hvmanitas.

CELIS, Alejandra; Graciela Caputo; Mara Bartolome; Graciela Kisilevsky e Hilda Herzer.
2005 “Primeros pasos hacia una política local que gestione el riesgo de inundación”. Medio Ambiente y Urbanización IIED-América
Latina. Año 21 Nº 62/63, Noviembre.
METODOLOGÍA (RÉGIMEN DE CURSADA)

La modalidad de los encuentros será la de “Taller de diseño de proyectos de extensión universitaria”, estará a cargo de un
equipo de docentes extensionistas. Se trabajará en equipos de entre 2 y 4 estudiantes, de al menos dos carreras distintas, que
desarrollarán el proyecto en cuestión durante el cuatrimestre, debiendo coordinar reuniones con la organización elegida a fin de ir
construyendo el proyecto en conjunto. El Proyecto deberá respetar un formato determinado por los docentes de Trabajo Social
Comunitario 4. En la clase se tratarán los ejes teóricos y metodológicos propuestos por el nivel, y se plantearán allí también
instancias de reflexión y debate sobre la articulación con la organización o institución propuesta por los estudiantes para el diseño de
un proyecto de extensión universitaria. De esta forma, el rol de los docentes será el de coordinar el espacio teórico-metodológico y
de taller, acompañando y supervisando la articulación entre los estudiantes y las organizaciones a efectos de diseñar un proyecto en
un marco de participación popular.

MODALIDAD DE LAS EVALUACIONES


La evaluación del proceso de aprendizaje de los estudiantes se efectuará mediante la devolución periódica de las
producciones individuales, la supervisión del trabajo de articulación, la producción de los equipos de trabajo y del diseño del
Proyecto de Extensión Universitaria. Existirán tres instancias evaluativas:
1. Una evaluación teórica individual,
2. Entrega de 1 (un) Portafolio Grupal compuesto por la desgrabación de una entrevista a un/a referente de una organización
o institución social, la desgrabación de una entrevista a un/a docente especializado/a en la temática a abordar, un escrito grupal que
analice y conceptualice la problemática a trabajar a través del proyecto de extensión universitaria a diseñar,
3. Diseño y presentación de 1 (un) Proyecto de Extensión Universitaria grupal.

CONDICIONES PARA LA APROBACIÓN DE TSC IV

a) Promoción sin examen final.


- 75% de asistencia (art. 20 del Reglamento de Estudios de la UNDAV).
- Aprobación de la Evaluación Teórica Individual, del Portafolio Grupal y del Diseño y presentación del Proyecto de
Extensión Universitaria grupal con una calificación igual o mayor a 7 (siete) puntos. En caso de no aprobar algunas de
las actividades previstas por obtener una nota inferior a 7 (siete) puntos, éstas se podrán recuperar en una sola
oportunidad, siempre que el total de actividades en situación de recuperación no exceda el 50% del total de las
mismas. La calificación correspondiente a esa actividad será la obtenida en el recuperatorio (art. 20 del Reglamento de
Estudios de la UNDAV).

b) Aprobación de asignatura bajo el régimen de regularidad con examen final.


- 75% de asistencia (art. 20 y art. 21 del Reglamento de Estudios de la UNDAV).
- Aprobación de de la Evaluación Teórica Individual, del Portafolio Grupal y del Diseño y presentación del Proyecto de
Extensión Universitaria grupal con una calificación no menor a 4 (cuatro) puntos. En caso de no aprobar algunas de las
actividades previstas por obtener una nota inferior a 4 (cuatro) puntos, éstas se podrán recuperar en una sola
oportunidad, siempre que el total de actividades en situación de recuperación no exceda el 50% del total de las
mismas (art. 21 del Reglamento de Estudios de la UNDAV).
En todos los casos, la calificación definitiva del/la estudiante resultará de promediar las calificaciones obtenidas en cada una de las
instancias de evaluación propuestas (art. 20 y 21 del Reglamento de Estudios de la UNDAV).
ATOS DE PESQUISA EM EDUCAÇÃO – PPGE/ME FURB
ISSN 1809– 0354 v. 2, nº 3, p. 371-382, set./dez. 2007

LA UNIVERSIDAD Y EL DESARROLLO DE AMÉRICA LATINA*

Renato Dagnino
Departamento de Política de Ciencia e Tecnologia – DPCT/unicamp
rdagnino@ige.unicamp.br

Resumo: A universidade pública latino-americana vem se mostrando


crescentemente “disfuncional”. Ela continua sendo uma parte de um sistema sócio-
econômico marcado pela nossa condição periférica e em processo contínuo de auto-
organização, mas cada vez menos atende aos interesses dos dois segmentos
contraditórios que conformam esse sistema. Não serve nem à elite econômica e
política, que a ocupa e controla, nem ao que se vem chamando movimentos sociais,
que nela não podem entrar. Os atores políticos que nela se enfrentam - as
lideranças docentes e discentes e aqueles que elas denominam de governantes
obscurantistas e autoritários – pertencem ao primeiro segmento: à elite. Eles se
opõem em muitas coisas, mas ambos discordariam do diagnóstico da
“disfuncionalidade”. Garantem que a universidade é imprescindível para atender as
demandas cognitivas contidas nos projetos políticos dos dois segmentos
antagônicos da nossa sociedade. O fato de que a capacidade de acumulação da
empresa prescinde atualmente das universidades (e dos institutos de pesquisa
públicos) evidencia o lado empresarial da disfuncionalidade. Sobra para as elites
apenas o status, decrescente, que passar por ela proporciona. Sobre a
disfuncionalidade do lado da classe dominada, é redundante comentar as barreiras
ao seu acesso à universidade pública, mas vale a pena indagar sobre a utilidade que
poderia ter o conhecimento que lá se oferece num contexto de informalidade
crescente como o que vivemos. Colocar o interesse dos movimentos sociais na
agenda do enfrentamento surdo é uma tarefa urgente da comunidade de pesquisa
de esquerda. Essa parece ser a única maneira de explicitá-lo e impedir que a
universidade se torne ainda mais disfuncional.
Palavras-chave: universidade pública, Política de Ciência e Tecnologia, América-
latina.

Abstract: The Latin American public university has been increasingly proving itself to
be dysfunctional. It continues to be a part of a social-economic system marked by a
peripheral condition and that is in a continuous process of self-organization. This,
however, does not imply the encompassment of the interests of two rivaling social
segments. Latin American public universities serve neither the economic and political
elite by which they are controlled, nor the so-called social movements that have no
access to them. Political actors involved in power plays inside the university all
belong to the same segment (the elite). Although having quite a number of quarrels,
they both refuse the idea that Latin American universities are dysfunctional. They
believe that the role of universities in answering to the cognitive demands associated

*
Este trabajo tiene como origen una charla ofrecida a los profesores y alumnos de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Mantiene el tono coloquial de la presentación
capturado de modo magistral en una materia elaborada por Rosana Errasti de la Oficina de Prensa y
Divulgación Científica de esta Facultad. A ella agradezco, sin incriminar, el excelente trabajo que
hizo, y que sirvió de base para la elaboración del texto.
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to political projects of both the rivaling social groups is crucial. The fact that
companies profits in Latin America are largely independent of universities and public
research centers implies the productive side of the dysfunctionality. To the elite, all
that is left is the status of having attended college. Regarding the dominated class’
side of the dysfunctionality, it is redundant to comment on the obstacles to its access
to public universities. However, it is worthwhile to question the utility of the
knowledge offered there in a context of increasing informal employment.
To place the interests of social movements in the agenda is an urgent task for the left
wing research community. This seems to be the only path towards avoiding a yet
more dysfunctional university in Latin America.
Keywords: Public university. Science and technologyc policy. Latin American policy
of Science and technologyc.

Si tuviera que hacer un diagnóstico la universidad pública en Brasil éste


podría resumirse con la palabra disfuncionalidad. La universidad pública brasileña es
disfuncional a la sociedad y al país, y esta disfuncionalidad es interpretada tanto
desde la derecha como desde la izquierda.
Por una parte, la derecha en Brasil ve a la universidad pública como
disfuncional al modelo neoliberal implementado desde finales de los ochenta. Un
modelo de apertura económica indiscriminada, de desindustrialización, que no
necesita de una universidad que haga investigación y forme recursos humanos
calificados. Una condición característica de la situación periférica ha sido y es la
débil demanda de conocimientos y recursos humanos generados localmente. Si esta
situación ya se hacía sentir en relación con el modelo agroexportador primario y con
el modelo de sustitución de importaciones, donde no cambió significativamente el
problema, con más razón en el modelo neoliberal. Ese diagnóstico de
disfuncionalidad desde la derecha tiene como acción política la pragmatización de la
universidad y el consecuente recorte de todo lo considerado “innecesario”, que se
manifiesta no solamente en la presión sobre los salarios y las condiciones de
trabajo, sino también en un cambio de la función y reconocimiento que hoy ya no
tiene la universidad frente a las elites políticas y del poder económico en Brasil. Para
decirlo de una forma muy dura: las elites universitarias ya no logran convencer a las
elites del poder económico y político de que el conocimiento, el saber y, por lo tanto,
la investigación en la universidad pueden ser importantes para el futuro.
Durante mucho tiempo la comunidad universitaria ha logrado relacionarse con
esas fuerzas de poder económico y político, permitiendo que la universidad exista de
la forma que lo ha hecho hasta ahora en Brasil. Sin embargo esa vinculación hoy se
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vuelve imposible. Los aliados que ha tenido la universidad pública, de una forma
tácita o explícita, inclusive durante el gobierno militar, ya no son tales. El propio
gobierno militar vio en la universidad una herramienta para su proyecto de Brasil
“gran potencia” y estimuló varias áreas del conocimiento, sobre todo las áreas duras.
Esta situación, entonces, de crisis, de disfuncionalidad, se puede resumir más o
menos de esta forma: la universidad ya no es necesaria para que la clase dominante
siga con su proyecto de acumulación; la universidad, en un país cada vez más
dependiente desde un punto de vista tecnológico, sin proyecto nacional, es muy cara
para no ser necesaria. Y es su alto costo y baja legitimidad que la ponen cada vez
más indefensa frente a las amenazas de privatización.
Y el diagnóstico de la universidad desde la izquierda? La universidad pública
en Brasil hasta los años ’60 ha sido responsable de la mayor parte de la matrícula. A
comienzos de los años ’60, antes del golpe militar, la universidad pública era
responsable del 70% de la matrícula de la enseñanza superior. Hoy lo es sólo del
30%. Ese número varía en algunos estados, sobre todo en los del nordeste donde
han logrado presionar a sus dirigentes para que trajeran universidades federales del
gobierno central. En cambio, los estados más ricos, como San Paulo y los estados
más al sur, no han presionado al gobierno federal y de hecho el porcentaje de
matrículas públicas en el estado de San Paulo es del 17%. Quiere decir, que el 83%
de los estudiantes universitarios pertenecen al sector privado.
Por otra parte, de los jóvenes brasileños entre 18 y 24 años solamente el 10%
va a la universidad. En los países desarrollados, como en Canadá, el 80% de los
jóvenes en ese rango de edad está en la universidad. Estos datos dan una imagen
de cómo la universidad en Brasil es elitista, o mejor dicho, es elitizada. Debo agregar
que, si se puede hablar de calidad (una vez que el concepto que adoptamos es
socialmente construido en los paises de capitalismo avanzado) la universidad
privada tiene muy baja calidad y no hace investigación; es una “fábrica de hacer
diplomas”. Mientras que la gente que entra en la universidad pública, es decir que
pasa el examen de ingreso, tiende a ser la que hizo la enseñanza primaria y
secundaria privada, que en esos niveles es la mejor. Entonces se da la paradoja de
que la gente con menos recursos está en las universidades privadas y los ricos
están en la universidad pública.
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Esa situación hace que también exista un diagnóstico por la izquierda acerca
de la disfuncionalidad y es que la universidad pública no representa como en el
pasado, una alternativa o posibilidad de ascenso social para la clase de menores
ingresos, el ascenso social ya no ocurre vía la universidad. Además, es un hecho
que a finales de los años ’70 y comienzos de los ’80 Brasil formaba 23 mil ingenieros
al año y todos tenían empleo, incluso podían elegir entre más de un empleo al
término de su formación. Hoy Brasil forma 14 mil ingenieros y esos jóvenes no
tienen trabajo.
Si en el modelo de sustitución de importaciones existía la posibilidad, o al
menos la meta, de que Brasil luego de sustituir importaciones pudiera también
sustituir la tecnología necesaria para producir esos bienes, con el abandono de ese
modelo toda la política científica y tecnológica y la política de investigación
universitaria se ha visto sin rumbo. Se podría decir que hoy la universidad en Brasil
no es funcional, es decir, no es necesaria ni para la clase dominante ni para la clase
dominada.
Esta situación, sin embargo, no es percibida como tal por el movimiento
docente ni por las fuerzas políticas de la universidad. Desde hace mucho la
universidad viene perdiendo capacidad de convencimiento, viene perdiendo
prestigio, legitimidad y fuerza política. Sin embargo, la manera como se pretende
enfrentar esa crisis es lo que se conoce como una respuesta refleja. La comunidad
universitaria sigue intentando convencer a las elites políticas y económicas de su
importancia y necesidad, y se queja que el gobierno no la entiende, no valoriza la
ciencia, que los empresarios son atrasados, no son patrióticos, no hacen
investigación y no la demandan de la universidad. Es un discurso defensivo y como
tal se agota en sí mismo, no genera un proyecto, ni un planteo hacia el futuro.
Pareciera que la comunidad universitaria ha perdido la posibilidad de formular un
proyecto alternativo que le permita ganar fuerza, apoyo y plantear algo distinto. Esta
situación se agrava cada año y no tiene solución en el marco de un modelo de
universidad como el planteado hasta ahora.
Sin embargo, los cambios que se puede visualizar a futuro nos plantea la
pregunta sobre qué hacer con la universidad pública, cómo recomponerla, en qué
dirección, con qué proyecto. Durante el gobierno militar sabíamos cómo combatir al
enemigo, no es que nos resultara, pero al menos sabíamos qué hacer. Pero cuando
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se fueron los militares y comenzó el gobierno civil, el movimiento docente quedó


realmente desorientado y todavía está así. El contexto cambió y va a cambiar de una
forma muy clara y se hace difícil prever cuál va a ser la reacción de la universidad,
del movimiento docente ante esto. Durante el gobierno militar, una estrategia
defensiva que desarrolló la universidad para preservarse fue aislarse del mundo
político. Erigiendo la bandera de la calidad y insistiendo en criterios académicos de
contratación y promoción ella lograba ponerse a salvo del autoritarismo y
oportunismo de los regímenes militares. Pero ocultándose defensivamente detrás de
las mamparas de la ciencia pura no prestó atención a la posibilidad de generar
conocimiento relevante para su sociedad. Este fue un rasgo característico de la
universidad brasileña y quizás de la universidad latinoamericana en su conjunto.
En la actualidad la universidad pública en Brasil orienta su investigación de
una forma exógena, las agendas y los criterios de investigación son intentos de
emular lo que se hace en los países desarrollados. Una imitación de lo que nosotros
llamamos una “dinámica convencional de exploración de la frontera del
conocimiento” pero que es en realidad un conocimiento cada vez mas monopolizado
(la mitad de la investigación que se hace hoy en el mundo es hecha en las
multinacionales). No hay conciencia en los investigadores brasileños de que pudiera
haber otro tipo de ciencia y de investigación distinta de la que se hace por y para las
empresas de los países desarrollados.
Todavía subyacen en el quehacer científico las ideas de neutralidad de la
ciencia y determinismo tecnológico, como si la ciencia y la tecnología avanzaran por
un camino lineal e inexorable, y la ciencia fuera universal y el concepto de calidad
que de ahí emana debiera ser el único patrón de evaluación de la actividad de
investigación. Estas ideas que todavía predominan en la universidad latinoamericana
tienen raíces muy antiguas que se remontan al nacimiento de la propia ciencia, en el
origen del capitalismo, que surgen en confrontación con la religión, criticando el
pensamiento dogmático, sustituyendo la fe por el método. Pero si se mira con
detenimiento lo que pasa en el campo científico se advierte que esa manera de
pensar no tiene cabida. Ya no se puede hablar de ciencia y de tecnología, de
investigación básica e investigación aplicada, como si se tratase de actividades o
procesos separados; por el contrario, desde las últimas décadas del siglo XX lo
apropiado es hablar de tecnociencia. Los criterios de locación y de temporalidad
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utilizados hasta ahora para diferenciar ciencia básica de aplicada y ciencia de


tecnología, ya no funcionan. Mientras el criterio locacional ubicaba a la ciencia
básica en la universidad y a la ciencia aplicada o el desarrollo tecnológico en la
industria, el criterio temporal indicaba que la ciencia básica no sirve para ahora sino
para el futuro, en tanto el desarrollo tecnológico es para mañana.
Hoy las 20 empresas que más gastan en investigación en el mundo invierten
más que Francia y Gran Bretaña, dos países líderes en muchos campos del
conocimiento que junto con otros seis gastan el 90% de lo que se invierte en el
mundo en investigación. La pregunta es: ¿esas 20 empresas hacen ciencia básica o
ciencia aplicada? Una de esas grandes empresas tiene diez premios Nobel en su
hoja de pago, mientras que Japón, para dar un ejemplo, ha tenido seis premios
Nobel en ciencia, y sólo tres trabajaban en su país al momento de recibirlo. Lo que
quiero decir con esto es que cada vez más la investigación que nosotros llamamos
básica se hace en la empresa. Por lo tanto, el criterio espacial para distinguir ciencia
de tecnología, ya no es verdadero. El criterio temporal tampoco funciona. Si uno
mira la historia de las innovaciones desde comienzos del siglo XX, se va a dar
cuenta que el tiempo que media entre la invención y la innovación o entrada al
mercado de un producto, antes se contaba en décadas, después en años y ahora en
meses.
La pregunta entonces es: ¿por qué continuar con la idea que debemos emular
ese patrón de ciencia que, obviamente no es neutral, que sirve a las grandes
potencias y está cada vez más monopolizado por las grandes empresas de los
países ricos? Es claro que esta manera de producción del conocimiento está
sesgada por los países ricos y las clases dominantes. Por lo tanto, los bienes que
incorporan la tecnología más reciente jamás van a llegar a beneficiar al conjunto de
la población de nuestros países. Es una falacia creer que esa manera de explorar la
frontera del conocimiento puede ser funcional y adaptable para un proyecto de
incorporación de la mayor parte de la población brasileña que está totalmente fuera,
para no hablar del mercado, de los derechos de ciudadanía. Por supuesto, esta es
una afirmación polémica. Sin embargo, hoy un grupo creciente de profesores e
investigadores en Brasil está criticando a la comunidad científica porque aún parece
no advertir esto.
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Cuando en los países desarrollados se lanzó al mercado la computadora


personal (PC), muy pocas familias tenían acceso a ella. Pero esto no fue un
problema porque, en una sociedad con ingresos bien distribuidos y una economía en
crecimiento, rápidamente esa PC se coló por toda la pirámide de ingresos y hoy
prácticamente está en todas las casas de Estados Unidos. Eso por supuesto no
pasa en países como los nuestros. De la misma forma que la izquierda
latinoamericana ha criticado la idea de que tenemos que crecer para después
distribuir, es muy ingenuo creer que esa manera de desarrollar el conocimiento
puede servir a la gran masa de la población.
En Brasil, como en el resto de América Latina, hay una gran necesidad de
satisfacer demandas materiales de bienes y servicios, que tienen que ver con
infraestructura, telecomunicaciones, carreteras, alimentación, habitación, salud, etc.
Lo que nosotros llamábamos en los años ’70 necesidades básicas. Sin embargo, si
se mira la orientación que ha tenido la exploración de la frontera del conocimiento,
se puede ver que el conocimiento y las tecnologías disponibles para producir esos
bienes y servicios se han estancado en el tiempo, no han sido rejuvenecidas con
conocimiento nuevo. De tal forma, si hoy en Brasil se quiere producir casas o
suministrar agua potable para satisfacer el inmenso déficit que tenemos, habrá que
hacer pilas de ladrillos como la hacían los babilonios o canales como hacia los
romanos. El “progreso tecnológico” se ha orientado, como es natural que ocurra en
sociedades capitalistas, para atender a la demanda pudiente de los ricos de los
países ricos. No se ha desarrollado conocimiento eficaz para lo que necesitan los
pobres de los pises pobres. Y así con cualquier tecnología relacionada con la
infraestructura y la producción de bienes y servicios. En todos los casos vamos a
notar que son extremadamente ineficientes y ambientalmente desastrosas.
Sin embargo, la mayor parte de los profesores universitarios e investigadores
acostumbran a decir que los problemas asociados a la satisfacción de las
necesidades básicas son meramente políticos. No son tecnológicos y mucho menos
científicos. La Argentina, por ejemplo, tiene la posibilidad de producir y produce
comida para 700 millones de personas -según he leído-, tiene 40 millones de
habitantes y 20 con hambre. ¿Hay tecnología para producir comida para todos los
argentinos? Yo estoy seguro que no. Porque si la tecnología se produce de forma
concentrada, la producción va a estar concentrada. Pongo otro ejemplo: en Brasil
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vamos a tener que hacer una enorme aceleración de la reforma agraria. ¿Cómo se
va a hacer, dividiendo la tierra y dándole a cada campesino una pala, un azadón y
una bolsita de semillas? Por supuesto que no, eso sería condenar la experiencia al
fracaso. Obviamente se necesita un patrón tecnológico distinto que permita al
pequeño productor ser competitivo. Y ese paquete tecnológico no es el de
Monsanto, no solamente porque es insostenible desde el punto de vista ambiental
sino porque es inaccesible para el pequeño productor. Otro ejemplo: el 50% de los
hogares en Brasil no tiene agua potable, ¿cómo se resuelve esto? ¿Basta con
conectar todos los hogares a la red con una tubería de plástico, barata, para que
cualquier familia pobre pueda comprarla? Nuevamente debo decir que no. Estamos
hablando de millones y millones de casas, por lo que estamos obligados a resolver
primero otros temas como: de dónde sacar el agua, cómo transportarla, cómo
tratarla, cómo distribuirla, qué hacer con el agua servida, asegurarse que haya agua
para todos. Todos estos son problemas que tienen un componente científico y
tecnológico, que no solamente nos exige hacer investigación sino que, además, de
una manera que no sabemos hacer y que no se hace en ninguna parte:
investigación interdisciplinaria que trabaje por problema y no por disciplina. En
definitiva, creo que el futuro contiene desafíos que, por primera vez, pueden hacer
que la universidad brasileña no sea un lujo sino que sirva realmente a un proyecto.
Debemos intentar convencer a los investigadores, a los profesores, de que sí
hay necesidad de una universidad pública de investigación en el futuro que la
sociedad quiere construir. Hay que plantear una nueva política de alianzas de la
universidad. La estrategia de persuadir a las elites políticas o económicas para que
vuelvan a creer en la importancia de la universidad y de la investigación, tiene que
ser cambiada por otra visión que busque aliados en la sociedad. Las elites políticas y
económicas pueden pasarla muy bien sin la universidad, sin embargo, para
satisfacer las necesidades básicas del conjunto de la sociedad, para agregar valor a
las materias primas que producen nuestros países, se necesita conocimiento nuevo.
Por supuesto que Brasil, Argentina y todos los países de América Latina, no
van a poder, ni es intención de ningún gobierno progresista que pudiera resultar
electo, cerrar fronteras ni mucho menos. Vamos a tener que seguir viviendo en el
mercado internacional, quizá con una actitud más agresiva en relación a los centros
de poder internacional, la banca, etc. Yo creo que se presenta en el futuro para el
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gobierno brasileño una oportunidad y una misión, que es justamente crear un bloque
que nos permita tener una posición más firme en el mercado internacional frente a
los grupos de poder. En lo que atañe al comercio propiamente dicho, en Brasil
seguimos siendo un país exportador primario, seguimos siendo un país que exporta
sus mercaderías con muy poca elaboración, con muy bajo valor incorporado. Y eso
se debe en gran medida al hecho de que no hemos logrado desarrollar tecnologías
que nos permitan dar cuenta de la especificidad de nuestro país, de nuestra riqueza
natural, de nuestra minería, de nuestra biomasa, etc. Somos un país que todavía
sigue colonizado; pero desde adentro, por nuestras elites con mentalidad de
intermediarios coloniales.
La disfuncionalidad de la que he estado hablando va a continuar en tanto la
comunidad universitaria se mantenga refractaria y “se haga la sorda”. Pero si ella se
convence de algunas ideas básicas respecto de cómo la ciencia puede ser
transformada, entonces hay una oportunidad de que la universidad pública en Brasil
tenga un futuro brillante, que no sólo signifique la posibilidad de una buena
educación a un número creciente de jóvenes. Pero las dificultades son muchas,
porque cualquier intento de reorientar la agenda de investigación es visto por parte
de la comunidad científica como una intervención perniciosa. Los temas de
investigación son elegidos de una forma muy poco racional, sin participación; la
política científica y tecnológica sigue siendo controlada de manera dominante por la
comunidad científica y no ha habido posibilidad de traer nuevos actores para que
participen de ese proceso. Esa situación lleva a un círculo vicioso en el que no se
pueden ingresar nuevos temas y además se agrava por algo que es tradicional en
cualquier universidad, la incomprensión entre los “inexactos” y los “inhumanos”.
Todo esto debilita la capacidad de respuesta y de transformación de la misma
comunidad de profesores e investigadores. Por lo que he podido ver hasta ahora en
América Latina, la comunidad universitaria sigue dando respuestas reflejas ante una
situación que ha cambiado profundamente.
Por parte de unos hay una visión simplista de la universidad. Ella es vista
equivocada e ingenuamente como una arena más de la lucha de clases. La mayoría
tiene una visión muy despolitizada de la universidad, porque alega querer evitar a
cualquier precio el riesgo de la partidarización. En definitiva, que el conocimiento no
es politizable, es neutral, y nosotros tenemos que guiarnos por lo que hace Berkeley,
ATOS DE PESQUISA EM EDUCAÇÃO – PPGE/ME FURB 380
ISSN 1809– 0354 v. 2, nº 3, p. 371-382, set./dez. 2007

Standford, etc. Se dice que actuando de esa manera estaremos cumpliendo con
nuestro deber. Pero muchos ya quieren deshacerse de esta postura de “cumplo y
miento”.
La cultura política de la comunidad científica en Brasil -y en Argentina creo
que es igual-, tiene todavía una referencia importante en el marxismo. Y en una
lectura posible de Marx, la ciencia y la tecnología son neutrales, siguen un camino
inexorable. El motor de la historia es el avance de las fuerzas productivas; ese
avance lineal e inexorable es el que mueve a la humanidad desde la esclavitud, al
feudalismo, el capitalismo, el socialismo, el comunismo. El avance continuo de las
fuerzas productivas es el que lleva al cambio de un modo de producción a otro. Esa
lectura simplista, positivista, de la realidad, está todavía en el centro del
pensamiento marxista. La izquierda sigue todavía entendiendo que la ciencia en sí
misma es buena, en todo caso lo que puede ser buena o mala es la tecnología. Esa
idea optimista, del problema de la naturaleza del conocimiento ya no tiene cabida.
Pero sé que es muy difícil llevar esa discusión a la universidad justamente porque el
pensamiento de la izquierda ortodoxa rechaza esa idea, no entiende que podríamos
hacer otro tipo de investigación, podríamos explorar la frontera del conocimiento de
otra forma.
Otro tema central en esta discusión es cómo se evalúa el quehacer de la
universidad. Me parece cada vez más necesaria una forma de evaluación
universitaria y científica alternativa. Las formas de evaluación tradicionales se
centran en la “calidad”, pero ¿qué es la calidad? En los países desarrollados la
sociedad emite señales de relevancia que indican lo que es relevante. Esa señal es
percibida por la sociedad científica de una forma muy sutil, al punto que ella misma
no se da cuenta que la recibe. Sin embargo, los campos de relevancia que emiten
esas señales están ahí y la comunidad científica lo que hace es trabajarlos con
calidad. Y calidad, en ese caso, es juicio de pares.
Cuando hablo de relevancia no estoy haciendo ningún juicio de valor. Estados
Unidos en los años ’80 llegó a gastar el 70% de los recursos públicos para
investigación en el área militar. Sumado a lo que iba a energía nuclear y
aeroespacial, eso llegaba al 85%. El restante 15% era para agricultura, salud, etc.
Pero no hay ninguna duda que la población norteamericana (o el establisment que la
representa) en aquel momento creía que eso era importante. Había una señal de
ATOS DE PESQUISA EM EDUCAÇÃO – PPGE/ME FURB 381
ISSN 1809– 0354 v. 2, nº 3, p. 371-382, set./dez. 2007

relevancia y los científicos hacían con calidad lo que era considerado importante.
Por lo tanto, en los países desarrollados la relevancia es sustantivo, es necesaria, es
ex ante. La calidad es adjetivo, no es necesaria, es ex post. La calidad, por lo tanto,
no es universal, es socialmente construida. Nosotros que tenemos una situación y
condición periférica donde las empresas no hacen investigación y el Estado y los
movimientos sociales no demandan conocimiento, no emitimos señales de
relevancia. Esto hace que la comunidad científica no escuche y, a veces, se haga la
sorda.
La comunidad científica en los países desarrollados produce recursos
humanos que van a ser empleados en las empresas para innovar. En EEUU, el 70%
de los doctores que se forman van a la empresa privada a hacer investigación. Brasil
está formando 40000 maestro y doctores al año, y solamente 3000 trabajan en las
empresas locales haciendo investigación. Lo que quiere decir que si ese número
aumenta 10% el año que viene tendremos una demanda adicional de 300! En una
sociedad en la que no hay demanda de gente formada y que el criterio de calidad
que usamos es totalmente absurdo, es obvio que hay una enorme necesidad de
replantear esos criterios de evaluación y producir una nueva agenda de
investigación.
Otra insuficiencia es la manera de hacer política. Muchas veces se dice por
acá que la empresa no hace investigación, entonces la universidad debe hacer
investigación y luego ponerla al alcance de la empresa. Pero si en Estados Unidos,
del total del gasto de las empresas en investigación, solamente el 1% es utilizado
para contratar investigaciones con la universidad (el 99% restante lo gasta
intramuros), que se espera que pueda pasar en América Latina? En vez de seguir
machacando con el mito de los parques, polos e incubadoras, es hora que se se use
la realidad norteamericana para “entender” que significa relación universidad-
empresa. La universidad no sirve a la empresa como productora de conocimiento
intangible. Sirve como productora de recursos humanos que saben hacer
investigación y que van a hacerla en las empresas. La realidad norteamericana
cuestiona, además, la falacia de que las universidades se pueden autofinanciar
vendiendo servicios o resultados de investigaciones a la empresa: solamente el 1%
del “presupuesto” de la universidad norteamericana viene de esa actividad.
ATOS DE PESQUISA EM EDUCAÇÃO – PPGE/ME FURB 382
ISSN 1809– 0354 v. 2, nº 3, p. 371-382, set./dez. 2007

Hasta ahora, esas discusiones políticas sobre pensamiento estratégico,


proyectos (qué investigación vamos a hacer, qué alumnos queremos formar, cuál es
el rol de la universidad, etc?), no ocurren en los órganos de dirección de la
universidad, en los consejos, en las congregaciones, en las reuniones de
departamento. ¿Qué hacemos con nuestra representatividad política en la
universidad? Todavía no hemos logrado que esas discusiones penetren esos
organismos políticos. Al menos así ocurre en Brasil. Qué posibilidad tenemos de
cambiar la gestión de la universidad si no es politizando en el buen sentido del
término la vida universitaria. Y en la medida que esa politización gane cuerpo ahí
vamos a ir cambiando. Yo no veo otra forma...

RENATO DAGNINO é Professor Titular no Departamento de Política Científica e


Tecnológica da UNICAMP e tem atuado como Professor Convidado em várias
universidades no Brasil e no exterior. Graduou-se em Engenharia em Porto Alegre e
estudou Economia no Chile e no Brasil, onde fez o Mestrado e o Doutorado. Sua
Livre Docência na UNICAMP e seu Pós-Doutorado na Universidade de Sussex
foram na área de Estudos Sociais da Ciência e Tecnologia. Incorporou-se à
UNICAMP em 1977, onde colaborou com o Prof. Rogério Cerqueira Leite na criação
da primeira incubadora de empresas latino-americana - a Companhia de
Desenvolvimento Tecnológico - e, a partir de 1979, com o Prof. Amilcar Herrera na
criação do Instituto de Geociências e da área de Política Científica e Tecnológica da
Universidade.
u | América Latina

La construccion del Estado

Alvaro Garcia Linera

El 9 de Abril de 2010, por iniciativa de las Facultades de


Ciencias Sociales y Filosofía y Letras, la Universidad de
Buenos Aires entregó el título de Doctor Honoris Causa a
Álvaro García Linera. El texto que sigue es una edición
de la Conferencia Magistral* que García Linera dictó ese
mismo día en el Aula Magna de la, Facultad de Derecho
de la Universidad de Buenos Aires. La iniciativa fue
promovida por el profesor regular de la UBA (Facultad de
Ciencias Sociales), Mario Toer.

Por lo general, hay dos maneras de acercarse al debate


en torno al Estado en la sociedad contemporánea,
latinoamericana y mundial: una lectura que propone que esta-
ríamos asistiendo a la extinción del Estado. No se trata de una
lectura anarquista: lindo sería que fuera una realidad el cum-
plimiento del deseo anarquista de la extinción del Estado. Por
el contrario, es una lectura conservadora la que plantea que en
la actualidad la globalización –la interdependencia planetaria
de la economía, la cultura, los flujos financieros, la justicia y la
política– está volviendo irrelevante el sistema de estados con-
temporáneo. Esta corriente interpretativa, académica y mediá-
tica dice que la globalización significaría un proceso gradual
de extinción de la soberanía estatal debido a que los estados
tienen cada vez menos influencia en la toma de decisiones de
los acontecimientos que se dan en los ámbitos territorial, con-

* Preedición de la transcripción: Federico Montero

63
alvaro garcia linera

tinental y planetario; supuestamente, surge otro sujeto de los


cambios conservadores: los mercados con su capacidad de au-
torregulación. Esta corriente también sostiene que a nivel pla-
netario estarían surgiendo un gendarme internacional y una
justicia planetaria que debilitarían el papel del monopolio de
la coerción, del monopolio territorial de la justicia que poseían
anteriormente los estados.
Disiento con esa lectura. Aunque existe un sistema supraes-
tatal de mercados financieros y un sistema judicial de derechos
formales que trasciende las limitaciones territoriales del Esta-
do, hoy en día lo fundamental es que los procesos de privatiza-
ción y los procesos de transnacionalización de los recursos pú-
blicos –que es, en el fondo, lo que caracteriza al neoliberalismo
contemporáneo– que ha vivido nuestro continente, no los han
hecho seres celestiales, no los han hecho fuerzas transterrito-
riales, sino que quienes han llevado adelante estos procesos
son precisamente los propios estados. Esa lectura extincionista
del Estado, digámoslo así, olvida que los flujos financieros que
se mueven en el planeta, no se distribuyen por igual entre las
regiones y entre los estados, que los flujos financieros no por
casualidad benefician a determinados estados en detrimento
de otros, a determinadas regiones, en detrimento de otras. Y
que esta supuesta gendarmería planetaria, encargada de poner
orden y justicia en todo el mundo, no es más que el poder
imperial de un estado que se atribuye la tutoría sobre el resto
de los estados y sobre los pueblos del resto de los estados. Esta
lectura extincionista, por último, olvida, como lo están mos-
trando los efectos de la crisis de la economía capitalista de los
años 2008 y 2009, que quien paga al final los platos rotos de
la orgía neoliberal, de los flujos financieros y del descontrol de
los mercados de valores, son los estados y los recursos públicos
de los estados. En otras palabras, frente a esta utopía neoliberal
de la extinción gradual del Estado, lo que van demostrando los
hechos es que son los estados los que al final se encargan de
privatizar los recursos, de disciplinar la fuerza laboral dentro

64 umbrales n° 10
la construccion del estado

de cada estado territorialmente constituido, de asumir con los


recursos públicos del Estado los costos, los fracasos, o el enri-
quecimiento de unas pocas personas.
A esta lectura falsa y equivocada de una globalización que
llevaría a la extinción de los estados, se le ha estado contrapo-
niendo otra lectura que habla de una especie de petrificación
de los estados, su opuesto. Esta otra lectura argumenta que los
estados no han perdido su importancia como cohesionadores
territoriales. La discusión de la cultura, el sistema educativo, el
régimen de leyes, el régimen de penalidades, cotidianas y fun-
damentales que arman el espíritu y el hábito cotidiano de las
personas, siguen siendo las estructuras del Estado. A su favor
también argumentan que el actual sistema mundo, en el fondo
es un sistema interestatal, y que los sujetos del sistema mundo
siguen siendo los propios estados, pero ya en una dimensión
de interdependencia a nivel mundial. Sin embargo esta visión,
digamos así defensora de la vigencia del Estado como sujeto
político territorial, olvida también ciertas decisiones y ciertas
instituciones de carácter mundial por encima de los propios
estados: regímenes de derechos, ámbitos de decisión econó-
mica, y ámbitos de decisión militar. Incluso varios procesos de
legitimación y construcción cultural, en otros países exceden a
la propia dinámica de acción de los estados.
Podemos ver entonces que ni es correcta la lectura extincio-
nista de los estados, ni es correcta la lectura petrificada de la
vigencia de los estados. Lo que está claro es que tenemos una
dinámica, un movimiento y un proceso. La globalización sig-
nifica evidentemente un proceso de mutación, no extinción de
los procesos de soberanía política. No estamos asistiendo a una
extinción de la soberanía, sino a una mutación del significado
de la soberanía del Estado. Igualmente, lo que estamos viendo
en los últimos 30 años es una complejización territorial de los
mecanismos de cohesión social y de legitimación social. Pode-
mos hablar de una bidimensionalidad estatal y supraestatal de
la regulación de la fuerza de trabajo, del control del excedente

América Latina 65
alvaro garcia linera

económico y del ejercicio de la legalidad. En otras palabras,


hay y habrá Estado, con instituciones territoriales, pero tam-
bién hay, y habrá instituciones de carácter supraterritorial que
se sobreponen al Estado. Esto es más visible si tomamos en
cuenta la propuesta que hace Wallerstein de este periodo de
transición, de fases, entre la hegemonía planetaria y una nueva
hegemonía planetaria.
En América Latina, en nuestros países, en la Argentina, en
Bolivia, vemos a diario esta tensión entre reconfiguración de
la soberanía territorial del Estado y la existencia y presencia de
ámbitos de decisión supraestatales. En los últimos cinco a diez
años hemos asistido a un regreso, a una retoma digámoslo así,
de la centralidad del Estado como actor político-económico.
Pero, a la vez –América Latina esta viviendo dramáticamente
eso– existen flujos económicos y políticos desterritorializados
y globales que definen, muchas veces al margen de la propia
soberanía del Estado, temas que tienen que ver con la gestión
y la administración de los recursos del Estado.
Voy a dar un ejemplo para explicar esta complejidad de
retoma de una centralidad del Estado, pero ya no como en los
años 40 ó 50, sino en el ámbito de construcción de otra serie
de instituciones desterritorializadas. El presupuesto del Estado
es un ejemplo. Por una parte, los procesos contemporáneos
en América Latina de distribución de la riqueza, de potencia-
miento de iniciativas de soberanía económica del país, de me-
jora del bienestar de las poblaciones, tiene que ver con un uso
y disposición de recursos económicos que tiene el Estado, y
ésta es una competencia estrictamente estatal, territorialmente
delimitada. Pero a la vez, como las producciones de nuestros
países están externalizándose –es decir, ampliándose mas allá
del mercado interno y dirigiéndose a mercados internaciona-
les–, los ingresos que capta el Estado vía impuestos, vía ventas
propias, dependen cada vez menos de decisiones del Estado
que de los circuitos económicos de comercialización de esos
productos. De tal manera que si bien hoy los estados están

66 umbrales n° 10
la construccion del estado

retomando en América Latina una mayor capacidad de defi-


nir políticas sociales, políticas de empleo, inversión en medios
de comunicación, en medios de transporte, en infraestructu-
ra vial; a la vez, está claro que esos recursos, los volúmenes,
la intensidad de esta distribución social, la intensidad de esta
creación de infraestructura médica, educativa, en favor de la
población, depende más de la fluctuaciones de los commodities
como los llaman los economistas, de las mercancías que ven-
demos. Es distinta la soberanía de un estado con un precio del
petróleo a 185 dólares el barril, que a 60 o a 30 dólares el ba-
rril. La capacidad de disponer del excedente económico para
temas sociales, para temas de infraestructura, para inversión
productiva, para educación, varía en función de esa variación
de los precios, no solamente del petróleo; del gas, de los mi-
nerales, de los alimentos, de los productos que las sociedades
producen contemporáneamente. En este ejemplo, entonces,
se ve esta bidimensionalidad: por una parte, hay soberanía y
hay una retoma de la soberanía del Estado sobre estos recursos
y sobre el uso del excedente económico, pero a la vez hay una
dependencia de definiciones al margen del Estado, en cuánto
a los volúmenes de esos excedentes a ser utilizados en benefi-
cio de la población, porque éstos dependen cada vez más de
cómo se constituyen los precios a nivel internacional de esas
mercancías.

El concepto de Estado
Está claro que las experiencias sociales del continente, de Bolivia,
de la Argentina, del Ecuador, son experiencias que hablan de que
la política excede al Estado. Pero a la vez está claro que un nudo
de condensación del flujo político de la sociedad pasa en el Esta-
do, y que uno no puede dejar de lado –al momento de materia-
lizar y objetivar– una correlación de fuerzas sociales y políticas en
torno al Estado. ¿Qué fue entonces de este sujeto que llamamos
Estado? ¿A qué llamamos Estado? Es evidente que una parte del
Estado es un gobierno, aunque no lo es todo. Parte del Estado es

América Latina 67
alvaro garcia linera

también el parlamento, el régimen legislativo cada vez mas deva-


luado en nuestras sociedades. Son también las fuerzas armadas,
los tribunales, las cárceles, el sistema de enseñanza y la formación
cultural oficial. Estado es también el acatamiento de la legislación.
Estado es narrativa de la historia, silencios y olvidos, símbolos,
disciplinas, sentidos de pertenencia, sentidos de adhesión. Estado
es también acciones de obediencia cotidiana, sanciones, discipli-
nas y expectativas.
Cuando definimos al Estado, estamos hablando de una se-
rie de elementos diversos, tan objetivos y materiales como las
fuerzas armadas, como el sistema educativo; y tan etéreos pero
de efecto igualmente material como las creencias, las obedien-
cias, las sumisiones y los símbolos. El Estado en sentido estric-
to son entonces instituciones, no hay estado sin instituciones,
es lo que Lenin denominaba la “máquina del Estado”. Es la
dimensión material del Estado, el régimen y el sistema de ins-
tituciones: gobierno, parlamento, justicia, cultura, educación,
comunicación; en su dimensión de instituciones, de normas,
procedimientos y materialidad administrativa que le da vida
a esa función gubernativa. Pero también ese conglomerado,
ese listado que hemos dicho que es el Estado, no es solamente
institución, dimensión material del Estado, sino también son
concepciones, enseñanzas saberes, expectativas, conocimien-
tos. Es decir, esta sería la dimensión ideal del Estado. El Esta-
do tiene una dimensión material, que describió muy bien Le-
nin, como el régimen de instituciones. Pero también el Estado
es un régimen de creencias, es un régimen de percepciones; es
decir, es la parte ideal de la materialidad del Estado: el Estado
es también idealidad, idea, percepción, criterio, sentido co-
mún. Pero detrás de esa materialidad y detrás de esa idealidad
del Estado, el Estado es también relaciones y jerarquías entre
personas sobre el uso, función y disposición de esos bienes;
jerarquías en el uso, mando, conducción y usufructo de esas
creencias. Las creencias no surgen de la nada, son fruto de
correlaciones de fuerza, de luchas, de enfrentamientos. Las

68 umbrales n° 10
la construccion del estado

instituciones no surgen de la nada, son frutos de luchas, mu-


chas veces de guerras, de sublevaciones, revoluciones, de mo-
vimientos, de exigencias y peticiones.
En términos sintéticos podemos decir entonces que un esta-
do es un aparato social, territorial, de producción efectiva de tres
monopolios –recursos, cohesión y legitimidad–, en el que cada
monopolio, de los recursos, de la coerción y de la legitimidad,
es un resultado de tres relaciones sociales. Tenemos entonces,
utilizando brevemente a los físicos, que el Estado es como una
molécula, con tres átomos y dentro de cada átomo tres ladrillos
que conforman el átomo. Un estado es un monopolio exitoso
de la coerción –lo estudió Marx, lo estudió Weber–; un estado
es un monopolio exitoso de la legitimidad, de las ideas-fuerza
que regulan la cohesión entre gobernantes y gobernados –lo es-
tudió Bourdieu–; y un estado es un monopolio de la tributación
y de los recurso públicos –lo estudió Norbert Elias y lo estudió
Lenin–. Pero cada uno de estos monopolios exitosos y territo-
rialmente asentados está a la vez compuesto de tres componen-
tes: una correlación de fuerzas entre dos bloques con capacidad
de definir y controlar, una institucionalidad, y unas ideas-fuerza
que cohesionan. Uno puede jugar teóricamente la combinación
de tres monopolios con tres componentes en el interior de cada
monopolio. El monopolio de la coerción tiene una dimensión
material: fuerzas armadas, policía, cárceles, tribunales. Tiene
una dimensión ideal: el acatamiento, la obediencia, y el cumpli-
miento de esos monopolios, que cotidianamente los ejecutamos
los ciudadanos sin necesidad de reflexionarlos, dimensión ideal
del monopolio. Pero a la vez este monopolio y su conducción, es
fruto de la correlación de fuerzas, de luchas, de guerras pasadas,
sublevaciones, levantamientos y golpes, que han dado lugar a la
característica de este monopolio. Igualmente con la legitimidad,
el monopolio de la legitimidad territorial tiene una dimensión
institucional, una dimensión ideal y una dimensión de corre-
lación de fuerzas. Igual, el monopolio de los tributos y de los
recursos públicos.

América Latina 69
alvaro garcia linera

Tenemos entonces un acercamiento más completo al Esta-


do como relación social, como correlación de fuerzas y como
relación de dominación. El concepto que nos daba Marx del
Estado como una máquina de dominación entonces tiene sus
tres componentes complejos: es materia, pero también es idea,
es símbolo, es percepción, y es también lucha, lucha interna,
correlación de fuerzas internas fluctuantes. Entre los marxistas
y kataristas –indianistas– es muy importante este concepto que
no es solamente teoría, porque permite ver cómo asumimos
la relación frente al Estado. Si el Estado es sólo máquina, en-
tonces hay que tumbar la máquina, pero no basta tumbar la
máquina del Estado para cambiar al Estado: porque muchas
veces el Estado es uno mismo, son las ideas, los prejuicios, las
percepciones, las ilusiones, las sumisiones que uno lleva inte-
riorizadas, que reproducen continuamente la relación del esta-
do en nuestras personas. E igualmente, esa maquinalidad y esa
idealidad presente en nosotros, no es algo externo a la lucha,
son frutos de luchas. Cada cuerpo es la memoria sedimentada
de luchas del Estado, en el Estado y para el Estado. Y entonces
la relación frente al Estado pasa evidentemente, desde una pers-
pectiva revolucionaria, por su transformación y superación;
pero no simplemente como transformación y superación de
algo externo a nosotros, de una maquinalidad externa a noso-
tros, sino de una maquinalidad relacional y de una idealidad
relacional que están en nosotros y por fuera de nosotros. Por
eso, los clásicos, cuando hablaban de la superación del Esta-
do en un horizonte poscapitalista, no lo ubicaban meramente
como un hecho de voluntad o de decreto, sino como un largo
proceso de deconstrucción de la estatalidad en su dimensión
ideal, material e institucional en la propia sociedad.

Los momentos de transición de un tipo de estado a otro


Por lo general los teóricos han trabajado –en sociología, en
ciencias políticas– al Estado en su dimensión de estabilidad,
pero poco se han referido al Estado en su momento de transi-

70 umbrales n° 10
la construccion del estado

ción, cuando se pasa de una forma estatal a otra forma estatal.


Quiero referirme a ello, porque es justamente lo que hemos vi-
vido, lo que puede ayudar a entender, en términos de la socio-
logía y de la ciencia politica, el proceso boliviano contempo-
ráneo. Un estado –este régimen de instituciones, de creencias
y dominación– funciona con estabilidad cuando cada uno de
esos componentes, de esos ladrillos que hemos mencionado,
mantiene su regularidad y continuidad. Hablamos del Estado
en tiempos normales. Pero vamos a usar el concepto de “crisis
estatal general” de Lenin para estudiar cuándo esos compo-
nentes de Estado no funcionan normalmente, cuándo su re-
gularidad se interrumpe, cuándo algo falla, cuándo algo en la
institucionalidad, en la idealidad, en la correlación de fuerzas
que da lugar al Estado, se quiebra, no funciona, se tranca. En
esos momentos hablamos de una crisis de Estado. Y cuando
esa crisis de Estado atraviesa la totalidad de esos nueve com-
ponentes que hemos mencionado anteriormente hablamos de
una “crisis estatal general”.
¿Cuáles son los componentes de una crisis estatal general?
¿Cuándo vamos a decir que estamos pasando, no meramente
un cambio de gobierno, un cambio de administración de la
maquinaria del Estado, sino un cambio de unas estructuras de
poder y de dominación a otras estructuras de poder y domina-
ción? Cuando hay una crisis estatal general. ¿Y cómo identifi-
camos una crisis estatal general? A partir de cinco elementos.
La transición de un estado a otro estado tiene varias etapas,
digámoslo así.

El develamiento de la crisis de Estado


¿Qué significa que se exprese una crisis de Estado? En primer
lugar, que la pasividad, la tolerancia del gobernado hacia el
gobernante comienza a diluirse. En segundo lugar, que surge
inicialmente de manera aislada, puntual, pero con tendencia a
crecer, a irradiarse, a encontrar otros escenarios de aceptación,
un bloque social disidente con capacidad de movilizarse so-

América Latina 71
alvaro garcia linera

cialmente y de expandir territorialmente su protesta. En tercer


lugar, una crisis estructural del Estado en su primera fase de
develamiento surge cuando la protesta, el rechazo y el males-
tar, comienzan a adquirir ámbitos de legitimidad social. Cuan-
do una marcha, una movilización, una demanda y un reclamo
salen del aislamiento y de la apatía del resto de la población y
comienzan a captar la sintonía, el apoyo, la complacencia de
sectores cada vez más amplios de la sociedad. Por último, la
crisis se devela en su primera fase cuando surge un proyecto
político no cooptable por el poder, no cooptable por los go-
bernantes, con capacidad de articulación política y de generar
expectativas colectivas.
Esto es lo que sucedió en Bolivia desde el año 2000 hasta
el año 2003. En Bolivia, en el año 1985 hubo una retoma del
gobierno y luego del Estado, del poder, por parte de las fuerzas
conservadoras. En el año 82, se habían retirado los militares
del gobierno y había surgido un gobierno democrático de iz-
quierda que había fracasado en su capacidad de administrar y
de articular un bloque sólido de poder. Surge una propuesta
conservadora, con una política de liberalización del mercado,
privatización de empresas publicas, desregulación de la fuer-
za laboral, despido de trabajadores, cierre de empresas publi-
cas, dando lugar a 20 años de régimen neoliberal. Presidentes
como Víctor Paz Estenssoro, Jaime Paz Zamora, Sánchez de
Losada, Banzer, Quiroga representaron este largo período os-
curo de neoliberalismo en nuestro país. Y la propuesta de ellos
no solamente eran 20 años, eran 40, 50, 60 años de estabilidad
política neoliberal.
Pero algo sucedió en Bolivia en el año 2000. A partir de ese
año, protestas locales de los productores de hoja de coca, pro-
testas locales de la confederación de campesinos de las tierras
altas, básicamente en el mundo indígena aymara, protestas ba-
rriales en las ciudades más pobres que habían estado existiendo
de manera dispersa, sin repercusión y sin irradiación, a partir
del año 2000 comienzan a irradiarse. Uno podía preguntarse

72 umbrales n° 10
la construccion del estado

por qué pasó ello ¿Por qué protestas puntuales casi irrelevantes
frente a un sistema político neoliberal, estable, sólido, comen-
zaron a adquirir mayor eficacia? Porque el régimen neoliberal
de Bolivia, después de privatizar los recursos públicos estatales
(empresas mineras, empresas petroleras, de telecomunicacio-
nes), en las regiones comenzó a afectar los recursos públicos
no estatales. Durante 20 años privatizaron recursos públicos
estatales, y a partir del año 2000 intentaron comenzar a pri-
vatizar recursos públicos no estatales. ¿Cuáles son los recursos
públicos no estatales? El sistema de agua. El sistema de agua,
en el mundo campesino indígena boliviano es un sistema muy
complejo de gestión y administración colectiva y comunitaria
de esos recursos escasos, un sistema de regulación y adminis-
tración. Fue cuando el neoliberalismo pasó de la privatización
de lo público estatal a lo público comunitario, a lo público no
estatal, que se va a producir este quiebre.
A la guerra del agua de abril del año 2000 le seguirá el
bloqueo más largo en Bolivia, un mes de bloqueo (corte) de
las carreteras. Durante un mes entero trabajadores del campo,
inicialmente en las zonas altas del altiplano aymara, La Paz-
Oruro, luego de las zonas de los valles quechuas, Chuquisaca-
Cochabamba, y luego las zonas bajas van a paralizar, van a
bloquear las principales carreteras de nuestro país en rechazo
a una ley que buscaba privatizar nuevamente el recurso hídri-
co, el agua. El éxito de esta movilización va a ser tal que va a
dar lugar a la emergencia de liderazgos campesinos indígenas,
van a ser tiempos en que el gabinete entero va a tener que
ir a negociar con el dirigente que en ese momento era Evo
Morales del Chapare, para acordar el rechazo a la ley. Va a ser
momento en que otro dirigente indígena, aymara, le va a decir
al presidente de entonces que él como indígena no lo reconoce
como presidente, y que va a hablar de presidente indígena a
presidente mestizo: este va a ser Felipe Quispe, que va a volcar
el orden simbólico de una sociedad racista y colonial como
la boliviana. Desde ese momento el orden simbólico, la ca-

América Latina 73
alvaro garcia linera

pacidad de articulación de bloques sociales, y la legitimidad


de la movilización van a comenzar a expandirse. Bloqueo del
año 2000, un mes. Al año siguiente, 2001, otra movilización:
formación de los cuarteles indígenas de Calachaca, donde por
turnos comunidades y comunidades vendrán con viejos fusiles
de la guerra del Chaco, de hace 60 años, a hacer guardia para
impedir que las fuerzas armadas entren a un territorio que lo
consideran ellos como liberado del control del Estado.
Dos años después, en 2003, hubo otro levantamiento de
pobladores de la ciudad de El Alto. El Alto queda en el alti-
plano boliviano a 3.900 metros, y la ciudad de La Paz a 3.600
metros; son ciudades contiguas, que las separa simplemente
que una está en un hueco y la otra en la planicie, los de arriba
son en verdad socialmente los de abajo. Pero les tocará a ellos
sublevarse otra vez por el tema del agua y del gas, en rechazo
a la venta de gas a EEUU a través de una empresa a instalarse
en Valparaíso. Los alteños se sublevarán, inmediatamente esta
sublevación contará con el apoyo del movimiento campesino
indígena de tierras altas y de tierras bajas. Sánchez de Losada
buscará retomar la presencia y el monopolio territorial, y se
producirán asesinatos: mas de 67 muertos, hombres, mujeres
y niños, en dos días, marcarán el inicio del fin de Sánchez de
Losada, porque ante semejante barbarie, el resto de la pobla-
ción no campesina, no indígena, mestiza, urbana, profesional,
estudiantil, de clase media, igualmente se sublevará, y esto lle-
vará a la huida de Sánchez de Losada en el año 2003. Durante
casi 20 años había protestas, siempre hay protesta, pero eran
protestas aisladas, puntuales, focalizadas, y deslegitimadas más
allá del lugar de la movilización. Hay un corte en el año 2000.
Lo local se articula en torno a una demanda general movi-
lizadora: la defensa de los recursos públicos, de los recursos
comunes, del sistema de necesidades vitales, como el agua. En
torno a esa demanda los liderazgos –ya no de clase media, ya
no intelectuales ni académicos como venía sucediendo antes,
ni siquiera obreros, sino los liderazgos indígenas y campesi-

74 umbrales n° 10
la construccion del estado

nos– lograrán articular a indígenas, a trabajadores campesinos,


a jóvenes estudiantes, a pobladores migrantes urbanos, luego
a profesionales, luego a clase media. Lo harán inicialmente a
nivel local, en Cochabamba, seis meses después, en dos o tres
localidades, dos años después, en varios departamentos. A este
proceso de creciente surgimiento de un bloque popular con
capacidad de irradiar la suma de demandas, de articular otros
sectores, de encontrar legitimidad en la movilización, es lo que
denominamos, teóricamente hablando, el momento del deve-
lamiento de la crisis de Estado, de 2000 a 2003.

El empate catastrófico
El empate catastrófico es cuando estas movilizaciones que pa-
san de lo local a lo regional, que logran expandirse a otras
regiones, que tienen capacidad de irradiación y de articular
distintas fuerzas sociales, se expanden a nivel nacional. Pero
no solamente se expanden a nivel nacional, sino que logran
presencia y disputa territorial de la autoridad política en deter-
minados territorios. Cuando la demanda local, reivindicativa,
que cohesiona a un bloque popular, comienza a disputar la au-
toridad política en la región, la autoridad política en la zona,
la autoridad política en el departamento. Cuando comienza a
suceder eso, estamos en el momento del empate catastrófico.
Simultáneamente hay empate catastrófico cuando la fuerza de
dominación del gobierno y del Estado inicia un repliegue frag-
mentado de su autoridad y del gobierno, y frente a eso, hay
empate catastrófico cuando la sociedad comienza a construir
mecanismos alternativos de legitimidad, de deliberación, y de
toma de decisiones. Un empate catastrófico es, en parte, lo
que Lenin y Trotsky llamaban la “dualidad de poder”, pero
es más que eso: un empate catastrófico es cuando esa disputa
de dos proyectos de poder, el dominante y el emergente, con
fuerza de movilización, con expansión territorial, disputan te-
rritorialmente la dirección política de la sociedad por mucho
tiempo, no solamente una semana, no solamente 15 días, no

América Latina 75
alvaro garcia linera

solamente dos meses, no solamente tres meses. Dualidad de


poderes un año, año y medio, dos años, dos años y medio,
ese momento, de una irresolución de la dualidad de poderes
de una sociedad, es el empate catastrófico. Es lo que pasó en
Bolivia entre el año 2003 y 2005: por una parte había un par-
lamento electo por los ciudadanos años atrás, pero por otra
parte había un régimen de asambleas barriales, el régimen de
asambleas agrarias y comunitarias, donde se tomaban decisio-
nes con un efecto político incluso por encima de la decisión
del parlamento. Es un momento en que el monopolio de la
coerción no puede ejercerse en la totalidad del territorio, por-
que hay zonas donde estas fuerzas sociales comienzan a imple-
mentar un monopolio social de los procesos de coerción. Eso
es lo que pasó en Bolivia entre el año 2003 y el 2005.

La sustitución de las elites


Estabilidad política quebrada por focos que se irradian, que
se expanden: protesta, movilización, articulación social y au-
toridad. Empate catastrófico, cuando esos focos regionaliza-
dos y expansivos logran presencia de control territorial con
capacidad de deliberar y de tomar decisiones en paralelo a las
decisiones gubernativas. Sustitución de elites es cuando el blo-
que dirigencial de estos sectores sociales articulados acceden al
gobierno. Es lo que paso en el año 2006 cuando el presidente
Evo, en un bloque que unificó a los movimientos sociales, que
preseleccionó comunitaria y asambleísticamente a los repre-
sentantes para ir al congreso, logra la extraordinaria victoria
del 54 por ciento de los votos. Extraordinaria no solamente
porque no haya habido una victoria electoral de este estilo des-
de hace 50 años –todos los gobiernos en Bolivia eran elegidos
por el 23, 28 por ciento del electorado y el presidente Evo
logrará el 54– no solamente por eso, si no además –y esto es
quizás el acto más decisivo en la historia política de nuestro
país– porque es un indígena. Para los indígenas la vida colec-
tiva, la vida política y la vida económica de la sociedad había

76 umbrales n° 10
la construccion del estado

definido –pese a que son la mayoría– que solamente podían


ser campesinos, obreros, comerciantes y transportistas. Por de-
cisión propia se volvían gobernantes, en legisladores y en man-
dantes de un país. No había pasado eso desde los tiempos de
Manco Inca, allá en 1540, cuando se repliega a Vilcabamba,
zonas interandinas entre Bolivia y Perú. Sobre el sedimento de
500 años de que los indios son gobernados y nunca pueden
ser gobernantes, de que los indios tienen que ser mandados
y nunca pueden mandar; sobre esta loza colonial que había
horadado espíritus, hábitos, procedimientos, leyes y compor-
tamientos sociales, Bolivia, que siempre había sido un país de
mayoría indígena, por primera vez después de Manco Inca,
después de 450 años, tenia un líder, una autoridad indígena,
como siempre debía haber sido.
Lo que vemos entonces, en términos de la sociología políti-
ca, es un proceso de descolonización del Estado, que se había
ido construyendo, y de la sociedad, desde los ámbitos comuni-
tarios, sindicales y barriales, que logra penetrar el armazón del
Estado. Presidente indígena, senadores indígenas, diputados
indígenas, canciller indígena, presidenta de la asamblea cons-
tituyente indígena. Las polleras, la whipala, que había estado
marginada, escondida, muchas veces sancionada, perseguida,
castigada durante décadas y siglos, asumía y llegaba donde de-
biera haber estado siempre: el Palacio de Gobierno. Tenemos
entonces un primer momento de conversión de la fuerza de
movilización en transformación en el ámbito de la administra-
ción del Estado: ¿cómo pasar de la administración del Estado
a la transformación estructural del Estado? ¿Cómo convertir la
fuerza de movilización en institución, norma, procedimiento,
gestión de recursos, propiedad de recursos? Porque eso es el
Estado, la materialización de una correlación de fuerzas. Ese
fue el debate que tuvimos anteriormente con Toni Negri en el
año 2008. El Estado no es la sociedad política, el Estado no es
la realización de la movilización política de la sociedad, pero es
una herramienta –o puede llegar a ser una herramienta– que

América Latina 77
alvaro garcia linera

contenga esa movilización o que ayude a consolidar los logros


hasta aquí alcanzados. ¿Cómo no valorar algo que ya ahora es
irrevisable y que no tiene marcha atrás? Los derechos de los
pueblos indígenas en la constitución: solamente quien no ha
vivido la discriminación, el que se lo escupa por tener piel más
oscura, el que se lo margine por tener un apellido indígena, el
que se le haga una burla porque no pronuncie bien el castella-
no, solamente alguien que no ha vivido eso puede despreciar
que se institucionalicen derechos, que a partir de ahora vale
tanto un apellido indígena como un mestizo, un color más
oscuro o el color blanco, un idioma indígena o el castellano.
Eso fue lo que pasó. Esta es la tercera etapa de la crisis de
estado, de la visibilización de la crisis, empate catastrófico,
conquista de gobierno, que no es el Estado. Es a partir de ese
momento, en este proceso de sustitución de elites políticas,
que el Estado comienza a convertirse en una herramienta,
donde comienza a atravesarse una nueva correlación de fuer-
zas. Los procesos de nacionalización de los hidrocarburos, los
procesos de la nueva constitución y de la asamblea consti-
tuyente, de la nacionalización de las empresas de telecomu-
nicación, de la nacionalización de otras empresas públicas,
van a comenzar a darle una base material duradera a lo que
inicialmente había sido un proceso de insurgencia y de mo-
vilización social. Pero está claro que esto tiene un límite, o
mejor, tiene que rebasar un límite: si esta transformación del
Estado como correlación de fuerzas, donde ahora son otros
los que deciden, otras clases sociales las que toman las decisio-
nes, otros hábitos, otras percepciones de lo que es necesario,
requerible, exigible, son las que comienzan a apoderarse de
la estructura del poder gubernamental, y dado que el Estado
comienza a administrar crecientes recursos públicos –fruto de
la recuperación, de la nacionalización del gas, del petróleo, y
de las telecomunicaciones– estaba claro que eso iba a ser rá-
pidamente impugnable, observable, disputable y bloqueado.
Claro, ninguna clase dominante abandona voluntariamente

78 umbrales n° 10
la construccion del estado

el poder, a pesar de que uno se esfuerza para que lo hagan.


Ninguna clase dominante ni ningún bloque de poder puede
aceptar de la noche a la mañana que quien era su sirviente o
empleada ahora sea su legislador o su ministro. Ninguna clase
dominante puede aceptar pacíficamente, que los recursos que
anteriormente servían para viajar a Miami, comprarse su pis-
cina, su Hummer para él, para la esposa, para la amante, para
la hija, para la nieta, desaparezcan de la noche a la mañana,
y que esos recursos, en vez de dilapidarse en un viaje a París
o a Miami, en la compra de una hacienda o de un collar de
perlas, sean utilizados para crear más escuelas, para crear más
hospitales, para mejorar los salarios.
Está claro que en todo proceso revolucionario tiene que
haber un momento de tensionamiento de fuerzas, y me voy
a permitir aquí comparar, con el debido respeto, el proceso
de descolonización en Bolivia, con el proceso de descoloniza-
ción en Sudáfrica. En ambos la mayoría indígena y la mayo-
ría de color negra, para darle un nombre, que eran mayorías
y que habían sido excluidas del poder, acceden al gobierno:
son procesos de amplia democratización y de amplia desco-
lonización. Pero hay una diferencia: el caso de Sudáfrica, que
fue un gigantesco hecho histórico de descolonización, que fue
aplaudido por el mundo, por nosotros, dejó intacta la base
material del poder económico, la propiedad de los recursos
y de las empresas. En el caso de Bolivia, no. En el caso de
Bolivia avanzamos en un proceso de descolonización política
–indígenas en puestos de mando–, de descolonización cultu-
ral -hablar el aymara, el quechua, el guaraní tiene el mismo
reconocimiento oficial que hablar castellano, en Palacio, en
Vicepresidencia, en en el parlamento, en la universidad, en la
policía, en las fuerzas armadas. Descolonización política y cul-
tural, entonces, pero no nos detuvimos ahí, si no que pasamos
y dimos el salto a un proceso de descolonización económica y
material de la sociedad al depositar la propiedad de los recur-
sos económicos, los recursos públicos, a potenciar por encima

América Latina 79
alvaro garcia linera

de la empresa privada extranjera, al Estado; por encima de


la gran propiedad terrateniente, a la comunidad campesina y
al pequeño propietario. Tierra, recursos naturales, hoy son de
propiedad del Estado, de los movimientos, de los campesinos
y de los indígenas, en una proporción mayoritaria de lo que
era hace tres, cuatro o cinco años atrás. Está claro entonces que
esto no iba a ser aceptado fácilmente, no iba a ser tolerado y,
como lo previó inicialmente Robespierre, luego Katari, luego
Lenin, iba a tener que darse un momento de definición de la
estructura de poder.

Punto de bifurcación
Todo proceso revolucionario pareciera atravesar un momen-
to de fuerza, un momento en el que Rousseau calla y quien
asume el mando es Sun Tzu. En el que Habermas no tiene
mucho que decir y quien sí tiene que decir algo es Foucault.
Es decir, es el momento de la confrontación desnuda, o de la
medición de fuerzas desnuda de la sociedad, donde callan los
procesos de construcción de legitimidad, de consenso, y don-
de la política se define como un hecho de fuerzas. No es que la
política sea un hecho de fuerzas; de hecho, fundamentalmen-
te, la política son procesos de articulación, de legitimación.
Pero hay un momento de la política en que eso calla, en que
la construcción de acuerdos, los enjambres, las legitimaciones,
se detienen y la política se define como un hecho de guerra,
como un hecho de medición de fuerzas. Eso es lo que sucedió
en Bolivia en el año 2008, hace dos años, entre agosto y octu-
bre de 2008. Fue un tiempo muy complicado para nosotros.
Fue un tiempo en que algunos ministros renunciaron inter-
namente, fue un tiempo en que las secretarias y secretarios de
palacio se ponían a llorar en un rincón porque decían “¿Qué
va a ser de nosotros, cuando nos vengan a sacar?”, pero fue un
tiempo en que el presidente Evo mostró su capacidad de es-
tadista, de líder y de conductor de un proceso revolucionario.
Fueron tiempos duros porque a este gobierno del presidente

80 umbrales n° 10
la construccion del estado

Evo, del vicepresidente, de los sectores sociales, que habíamos


ganado con el 54 por ciento de los votos, se nos planteó un
revocatorio, una votación revocatoria de mandato. Nunca
antes se le había ocurrido a la derecha plantear lo mismo a
los gobiernos que tenían el 22, el 23 ó el 27 por ciento, y se
les ocurrió con el que había obtenido el 54 por cierto –con
un indio, evidentemente– plantearle el revocatorio. Y así fue.
Los sectores conservadores que se habían atrincherado en las
regiones, en las gobernaciones de las regiones, plantearon al
congreso un revocatorio. Lo hicieron aprobar en el senado,
donde tenían mayoría. Yo me acuerdo que estaba en Palacio,
el presidente había viajado a Santa Cruz y hablamos por telé-
fono. “Presidente Evo”, le digo, “acaban de aprobarlo en el se-
nado”. Se queda callado unos cinco segundos, y me responde:
“No importa, vamos al revocatorio, vamos a ganar”. Luego de
aterrizar en La Paz, nos reunimos de emergencia los del gabi-
nete político, y el presidente Evo nos dice: “No hay que tener
miedo, el pueblo nos ha llevado con su voto al gobierno, y si
el pueblo quiere que continuemos nos va a dar su voto, y si no
quiere que continuemos nos quitará su voto. Hemos sido fru-
to de las organizaciones sociales, de este ascenso democrático
de la revolución y enfrentémoslos con esas mismas armas”. Y
así fuimos al revocatorio: lo que fue un intento para derrocar
al presidente Evo electoralmente, se convirtió en una gran vic-
toria del 67 por ciento de los sufragios.
En agosto del 2008 fue el intento de derrocamiento demo-
crático electoral y superamos esa primera barrera. Derrotados
en el ámbito electoral, los sectores conservadores inmediata-
mente van a apostar por el golpe de estado: en septiembre del
año 2008, en verdad desde el 28 de agosto hasta el 12 de sep-
tiembre, se va a dar una escalada golpista en Bolivia, que va a
comenzar inicialmente bloqueando el acceso a los aeropuertos.
El presidente Evo, el vicepresidente, no van a poder aterrizar
en los aeropuertos de cinco departamentos de los nueve que
hay en Bolivia. Días después a ese bloqueo de los aeropuertos,

América Latina 81
alvaro garcia linera

a la toma física de los aeropuertos, los sectores conservadores


van a atacar a la policía, a su comandancia, para obligarlas a
subordinarse regionalmente al mandato de los sectores conser-
vadores. Logrado eso parcialmente, en los siguientes días van a
disponer un ataque a las instituciones del Estado: durante los
días 9 y 10 de septiembre, 87 instituciones del Estado –tele-
comunicaciones, televisión, representantes del ministerio en el
ámbito de la administración de las tierras, impuestos internos–,
¡ochenta y siete!, van a ser tomadas, quemadas y saqueadas por
las fuerzas mercenarias de la derecha. Al día siguiente, tropas
del ejército boliviano, soldados del ejercito boliviano, van a ser
desarmados por grupos especiales creados por esta gente, y al
mismo momento pequeñas células de activistas de derecha fas-
cista van a dirigirse a cerrar los ductos de la venta del gas a Brasil,
de la venta del gas a la Argentina, y del abastecimiento de gas,
petróleo y gasolina al resto de Bolivia. Era un golpe de estado
en toda la línea. Los que hemos conocido golpes de estado sa-
bemos que un golpe de estado comienza con el control de los
medios de comunicación, de los aeropuertos, de los sistemas de
abastecimiento, y luego le sigue la toma de los centros de de-
finición política: palacio, parlamento. Comenzaron con eso, y
ahí el gobierno actuó con mucha cautela. Ya habíamos previsto
que algo así iba a suceder, la sociología sirve para eso; la lectura
del punto de bifurcación, como otros conceptos, la habíamos
dialogado con el presidente. Me acuerdo que el presidente Evo,
el año 2008, inició el gabinete, creo que el 2 ó 3 de enero, a las
5 de la mañana, y nos dijo a todos: “Este año es el momento
de la definición. O nos quedamos o nos vamos, prepárense”.
La sociología dice eso, el punto de bifurcación. Es decir, o las
fuerzas conservadoras retoman el control del estado o las fuerzas
revolucionarias se consolidan. El presidente lo dijo de una ma-
nera, la sociología lo dice de otra manera, pero es la misma cosa.
Nos habíamos preparado para ello. Todavía es muy pronto para
comentar en detalle, para escribir en detalle estos acontecimien-
tos, pero el Estado –el gobierno– se preparó.

82 umbrales n° 10
la construccion del estado

Sabíamos que se venia un momento complicado, que iba a


dirimirse un momento de fuerza, la estabilidad o el retroceso, y
nos preparamos. A través de dos tipos de acciones envolventes.
La primera fue un proceso de movilización social general, de
todas las fuerzas que tenía el partido: regantes, campesinos de
tierras altas, el movimiento indígena, el movimiento coopera-
tivista, barrios, ponchos rojos, ponchos verdes, productores de
hoja de coca, del Chapare, de los yungas. Tres meses antes de
este acontecimiento se había definido un plan de protección
de la democracia en Bolivia, y entonces cuando comenzaron a
darse estos sucesos, estas estructuras de movilización comenza-
ron a desplazarse territorialmente para defender al gobierno y
para acabar con la derecha golpista. Paralelamente, hubo una
articulación institucional cultivada por el presidente Evo en la
redefinición de una nueva función de las fuerzas armadas en
democracia, hubo también un desplazamiento militar acom-
pañado y en coordinación con los movimientos sociales. Una
experiencia extraordinaria, no muy común, entre fuerzas ar-
madas y movimientos sociales en una acción envolvente para
aislar los núcleos de rebelión y de golpistas. En medio de estos
acontecimientos se va a dar la masacre de Pando donde once
jóvenes indígenas van a ser asesinados brutalmente, a sangre
fría, algunos a palos, por el gobernador conservador que hoy
está en la cárcel, como debe ser. Y a partir de ese eslabón del
bloque conservador –el eslabón mas débil, usando la categoría
leninista– se comienza a retomar el control territorial, y ante la
presencia de la movilización social y del respeto institucional
de las fuerzas armadas en defensa de la democracia, las fuerzas
golpistas medirán fuerzas, observarán las posibilidades de esta
conflagración de ejércitos sociales y decidirán rendirse y se irán
para atrás. En septiembre de 2008 se dará la victoria militar del
pueblo sobre las fuerzas conservadoras de derecha y golpistas.
A la victoria electoral se sumará una victoria de movilización
social-militar que será completada con una victoria de carácter
político. En octubre, al mes siguiente –son meses sucesivos: en

América Latina 83
alvaro garcia linera

agosto se da el revocatorio, en septiembre el golpe– se dará una


gran movilización, encabezada por el presidente Evo, de miles
y miles de personas que se dirigirán al parlamento para exigir-
les la aprobación de la nueva constitución y que se convoque a
un referéndum. Más de 60 mil, 100 mil personas acompaña-
ron al presidente Evo a bajar de El Alto a la ciudad de La Paz,
y en tres días –soy el presidente del congreso, por lo que estu-
ve tres días sin dormir y sin comer– aprobamos esa ley. Este
punto de bifurcación, o momento de confrontación desnuda y
medición de fuerzas donde se dirime si sigues para adelante o
vas para atrás, se da en cualquier proceso revolucionario. En el
caso de Bolivia, tuvo tres meses y fue una combinación excep-
cional de acciones electorales, acciones de masas, y acciones de
articulación política. Yo lo quiero mencionar y relevar porque
de alguna manera es un aporte en la construcción de los pro-
cesos revolucionarios. No apostar todo a una sola canasta, no
apostar únicamente al ámbito meramente legal o electoral, no
apostar al ámbito de la movilización únicamente, sino tener
una flexibilidad, una combinación de los distintitos métodos
de lucha que tiene el pueblo: el electoral, el de la acción de ma-
sas, el de los acuerdos. Combinación política que va a permitir
que en ese octubre se logre la aprobación en el congreso de la
ley que convoca al referéndum para aprobar la nueva consti-
tución. Victoria electoral, victoria militar y victoria política
cerrarán el ciclo de la crisis estatal en Bolivia.

La consolidación de una estructura estatal


La consolidación de este ciclo estatal vendrá posteriormente
con tres actos electorales. En enero del 2009 se aprobará la
nueva constitución con el 72 por ciento del electorado, en di-
ciembre del 2009 el presidente Evo será reelecto con el 64 por
ciento de los votos, y el el 4 de abril de 2010, el Movimiento
al Socialismo, instrumento por la soberanía de los pueblos,
logrará el control de dos tercios de los municipios de todo
Bolivia y de mas de dos tercios de las gobernaciones de todo

84 umbrales n° 10
la construccion del estado

el país. En Bolivia existen 335 municipios, alcaldías, donde ha


habido elecciones, de los 335 municipios, el Movimiento al
Socialismo ha ganado solo y con sus aliados alrededor de 250
municipios que representan casi el 70 por ciento de la totali-
dad de los municipios del país. De las nueve gobernaciones en
disputa hemos ganado en seis gobernaciones y de los nueve
parlamentos regionales, el MAS tiene, mínimamente, en la
totalidad de ellos, entre el 40 y el 55 por ciento de los repre-
sentantes. La crisis estatal, la transición de un tipo de estado
neoliberal, colonial, a un nuevo tipo de estado plurinacional,
autonómico y con una economía social comunitaria, ha te-
nido entonces este intenso período de transición: en verdad
ocho años, ocho años y medio. Primera etapa: momento en
que se devela la crisis. Segundo momento: empate catastrófico.
Tercer momento: acceso al gobierno. Cuarto momento: pun-
to de bifurcación. A partir de ese resultado, la consolidación
de una estructura estatal. Hoy Bolivia reivindica, propugna
y comienza a construir lo que hemos denominado un estado
plurinacional, una economía social comunitaria y un proceso
de descentralización del poder bajo la forma de las autonomías
departamentales, indígenas y regionales. Un Estado complejo.

Estado aparente y Estado integral


¿A dónde nos dirigimos ahora? ¿A dónde se dirige este pro-
ceso? De manera muy breve, introduciré otro concepto, el
concepto de “Estado aparente y Estado integral”. El “Estado
aparente” es un concepto de Marx que utilizaba un gran so-
ciólogo boliviano ya fallecido, René Zabaleta Mercado, mien-
tras que el concepto de “Estado integral” lo acuñó Gramsci.
Llamamos Estado aparente –lo llaman Marx y Zabaleta– a
aquel tipo de institucionalidad territorial política que no sin-
tetiza ni resume a la totalidad de las clases sociales de un país,
sino que representa solamente a una porción de la estructura
social, dejando al margen de la representación a una inmen-
sa mayoría. En términos de la sociología política, podemos

América Latina 85
alvaro garcia linera

hablar de la inexistencia de un óptimo Estado-sociedad civil.


El Estado aparece entonces como un estado patrimonial que
representa y que aparece como propiedad de una fracción de
la sociedad, en tanto que el resto de la sociedad –indígenas,
campesino y obreros– aparece al margen del Estado sin nin-
guna posibilidad de mediación ni de representación. Ese es el
Estado aparente. “Estado integral” llamaba Gramsci a varias
cosas en sus reflexiones, pero en particular se refería a un óp-
timo entre cuerpo político estadual y sociedad civil. Y a una
creciente perdida de las funciones monopólicas del Estado
para convertirse meramente en funciones administrativas y de
gestión de lo público.
Utilizando estos dos conceptos, se pueden abordar tres ten-
siones, tres contradicciones y un horizonte en el proceso po-
lítico revolucionario. La primera tensión y contradicción no
se resuelve teóricamente sino en la práctica: Bolivia, con el
presidente Evo, con los sectores sociales sublevados y movi-
lizados ha constituido lo que denominamos un gobierno de
los movimientos sociales. Esto significa varias cosas: en primer
lugar, que el horizonte y el proyecto que asume el gobierno
de transformación, de nacionalización, de potenciamiento
económico, de diversificación económica, de desarrollo de
la economía comunitaria, es un horizonte estratégico creado,
formado por la propia deliberación de los movimientos socia-
les. En segundo lugar, que los representantes que aparecen en
el ámbito del parlamento, del congreso, de la asamblea, son
fruto en su mayoría de la deliberación asambleística de los sec-
tores sociales, urbanos y rurales para elegir a sus autoridades.
En algunos casos son elegidas por voto universal y en otros,
por asamblea. La constitución actual acepta que en el ámbito
de los gobiernos regionales la elección directa de asambleístas
o asambleas sea por aclamación, por democracia comunitaria.
En tercer lugar, que los mecanismos de selección del personal
administrativo del Estado deja de ser únicamente en función
de meritocracia académica y combina otro tipo de méritos,

86 umbrales n° 10
la construccion del estado

otro tipo de calificaciones, como es el haber ayudado a los


sectores sociales, el provenir de sectores sociales, el no haber
defendido dictaduras, no haber participado de privatizaciones,
haber defendido los recursos públicos estatales y no estatales.
Hay un mecanismo de preselección de la administración pú-
blica que pasa por los sectores sociales y que combina lo meri-
tocrático académico con otro tipo de meritocracia social, por
llamarla de algún modo.
Bien, este horizonte, este proyecto de movimientos socia-
les, estos funcionarios que emergen de los sectores sociales,
esta conversación continua y esta aprobación de las medidas
estructurales que toma el gobierno en las asambleas de los
sectores sociales movilizados, hacen de nuestro gobierno un
gobierno de movimientos sociales. Pero a la vez estamos ha-
blando de un gobierno del Estado y todo estado, por defini-
ción, es un monopolio. Aquí hay entonces una contradicción:
estado por definición es monopolio, y movimiento social por
definición es democratización de la decisión. El concepto de
gobierno de movimientos sociales es una contradicción en sí
misma (sí, ¿y qué?), por lo que hay que vivir la contradicción,
la salida es vivir esa contradicción. El riesgo es, si priorizas
la parte monopólica del Estado, que ya no será un gobierno
de los movimientos sociales, sino una nueva elite, una nue-
va burocracia política. Pero si priorizas solamente el ámbito
de la deliberación en el terreno de los movimientos sociales,
dejas de lado el ámbito de la gestión y de la toma de deci-
siones del poder del Estado. Tienes que vivir los dos. Corres
ambos riesgos, y la solución está en vivir permanentemente y
alimentar esa contradicción dignificante de la lucha de clases,
de la lucha social en nuestro país. La solución no está a corto
plazo, no es un tema de decreto, no es un tema de voluntad, es
un tema del movimiento social. Pero esta contradicción viva
entre monopolio y desmonopolización, entre concentración
de decisiones y democratización de decisiones, tiene que vi-
virse en un horizonte largo. Ahí viene la categoría de Gramsci

América Latina 87
alvaro garcia linera

del Estado integral. En un momento, decía Gramsci, en que


los monopolios no sean necesarios, Estado sería meramente
gestión y administración de lo público y no monopolio de
lo público. Y esta posibilidad está abierta en Bolivia a partir
de dos elementos: por una parte los movimientos sociales, los
que están encabezando este proceso de transformación. Y por
otra parte, hay una fuerza y una vitalidad comunitaria, rural
y en parte urbana, que permanentemente tiende a expandir-
se, a irradiarse, no solamente como deliberación de lo públi-
co, sino como administración de lo público no estatal. Si este
pueblo presenta a los movimientos sociales en la conducción
del estado; si el despliegue, irradiación, potenciamiento de lo
comunitario colectivo, de lo comunitario político, en barrios,
en comunidades, se potencia y se refuerza, está claro que esta
construcción del Estado que estamos haciendo hoy en Boli-
via, esta modernización del Estado ya no es la modernización
clásica de las elites de las burguesías nacionales, sino que su
tránsito es, evidentemente, al socialismo.
Lo que estamos haciendo en Bolivia de manera dificultosa,
a veces con retrasos, pero ineludiblemente como horizonte de
nuestro accionar político, es encontrar una vía democrática
a la construcción de un socialismo de raíces indígenas, que
llamamos “socialismo comunitario”. Este socialismo comu-
nitario que recoge los ámbitos de la modernidad en ciencia
y tecnología, pero que recoge los ámbitos de la tradición en
asociatividad, en gestión de lo común, es un horizonte. No ne-
cesariamente inevitable, como nunca es inevitable la victoria
de un proceso revolucionario: es una posibilidad que depende
de varios factores. En primer lugar de la propia capacidad de
movilización del los sectores sociales. Un gobierno no constru-
ye el socialismo, el socialismo es una obra de las masas, de las
organizaciones, de los trabajadores. Solamente una sociedad
movilizada que expanda y tenga la habilidad de irradiar, de
defender, de expandir y de tener formas asociativas –formas
comunitarias, modernas y tradicionales– de toma de decisio-

88 umbrales n° 10
la construccion del estado

nes sobre la producción y la distribución de la riqueza, puede


construir esa alternativa socialista comunitaria. Lo que puede
hacer un gobierno, lo que podemos hacer el presidente Evo,
el vicepresidente, sus ministros, es apuntalar, es fomentar, es
respaldar, es empujar ello, pero evidentemente, la obra del so-
cialismo comunitario tendrá que ser una obra de las propias
comunidades urbanas y rurales que asumen el control de la
riqueza, de su producción y de su consumo. Pero además, está
claro que cualquier alternativa poscapitalista es imposible a ni-
vel local, es imposible a nivel estatal: una alternativa socialista,
o pongámosle el nombre que queramos, que supere las contra-
dicciones de la sociedad moderna, de la injusta distribución de
la riqueza, de la destrucción de la naturaleza, de la destrucción
del ser humano, tiene que ser una obra común, universal, con-
tinental y planetaria. u

América Latina 89
Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal
Sistema de Información Científica
Lawrence Grossberg
Entre consenso y hegemonía: Notas sobre la forma hegemónica de la política moderna
Tabula Rasa, núm. 2, enero-diciembre, 2004, pp. 49-57,
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Colombia
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=39600204
Tabula Rasa,
ISSN (Versión impresa): 1794-2489
VSVH vinavi
^
repcpmcmn - * p cpuiay info@revistatabularasa.org
Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca
Colombia
I I
¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista
www.redalyc.org
Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto
ENTRE CONSENSO Y HEGEMONÍA: Notas sobre la
forma hegemónica de la política moderna1
LAWRENCE GROSSBERG2
University of North Carolina, Chapel Hill.
dockrock@email.unc.edu
(Traducción del manuscrito en inglés por Eduardo Restrepo)

Artículo de Reflexión Recibido: junio 8 de 2004 Aceptado: septiembre 27 de 2004

Resumen
La mayoría de los intérpretes de la modernidad han considerado que la política moderna es
ideológica y consensual. Sin embargo, la política moderna no es siempre una lucha por el
consenso ideológico, sino que involucra una lucha por la «hegemonía». Este artículo describe
las tres principales diferencias entre las luchas por el consenso ideológico y las luchas por la
hegemonía. Además, el articulo se enfrenta a la cuestión de cómo una particular hegemonía
es establecida, mantenida y confrontada.

Palabras clave: hegemonía, consenso, ideología, teoría política.

Abstract
Most interpreters of modernity have argued that modern politics is ideological and consen-
sual. However, modern politics is not always a struggle for ideological consensus, but that it
involves a struggle for «hegemony». This article describes the three main differences between
struggles for ideological consensus and hegemonic struggles. In addition, this article deals
with the question of how a particular hegemony is established, maintained or challenged.

Key words: hegemony, consensus, ideology, political theory.

1
Estas notas pertenecían al manuscrito inicial de su próximo libro de Grossberg, Caught in the Crossfire:
Kids, politics and America’s future (Boulder: Paradigm, 2005). Para hacer este libro asequible a un público
más amplio, Grossberg decidió extraerlas para su publicación independiente y que hasta ahora habían
permanecido inéditas. La importancia de estas notas radica en la forma como se expone un concepto
central de la teoría política contemporánea y de los estudios culturales como el de hegemonía,
estableciendo una distinción analítica importante entre este concepto de hegemonía y los de consenso
o dominación con los cuales muchas veces se tiende erróneamente a confundírselo (N.T.).
2
Profesor «Morris Davis» de Estudios de la Comunicación en la Universidad de Carolina del Norte
en Chapel Hill, Estados Unidos. Lawrence Grossberg es una de las figuras más visibles de los
estudios culturales no sólo en la academia estadounidense, sino en el mundo en general. Dentro de
sus publicaciones más conocidas se encuentra la edición (en compañía con Cary Nelson y Paola
Treichler) de la ahora clásica compilación Cultural Studies (Nueva York-Londres, Routledge, 1992) y
su libro Bringing it all back home. Essays on Cultural Studies (Durham: Duke University Press, 1997).

Tabula Rasa. Bogotá - Colombia, No.2: 49-57, enero-diciembre de 2004 ISSN 1794-2489
LAWRENCE GROSSBERG
Entre consenso y hegemonía

SIN TÍTULO, 2003


Fotografía de Johanna Orduz Rojas

50
TABULA RASA
No.2, enero-diciembre 2004

Uno de los efectos más obvios de la modernidad fue que cambió la naturaleza
de la política, y al cambiar la modernidad, así lo ha hecho la política. Tal vez sería
mejor decir que la relaciones e instituciones de poder y política han cambiado
continuamente al igual que lo ha hecho el más amplio contexto de la moderni-
dad. Uno de los cambios que marcan la entrada en la política moderna es que el
Estado busca legitimar su poder al lograr que la gente esté de acuerdo con él.
Esto contrasta claramente con las sociedades pre-modernas que a menudo ape-
laban a derechos divinos, mientras ellas usaban consistentemente la fuerza física
como la más espectacular forma de violencia.3 El Estado moderno no renuncia
enteramente a la violencia, sino que de hecho clama por ser el único poseedor y
ejercitador del poder violento; pero busca un balance entre consentimiento y
fuerza, y usa la fuerza sólo como una última alternativa. El Estado moderno
existe, entonces, en relación con un nuevo espacio de la política. La sociedad civil
refiere a aquellos espacios públicos e instituciones que son relativamente libres del
control del Estado, donde la gente tiene suficiente libertad como individuos pri-
vados para configurar opiniones políticas y compartir y actuar sobre estas opi-
niones.

La mayoría de los intérpretes de la modernidad han considerado este fenómeno


como que la política moderna es ideológica y consen-
3
Este contraste es igualmen- sual. Desde esta perspectiva, la política funcionaría tra-
te planteado por Ernesto
Laclau (1985: 21). (N.T.). tando de persuadir a la gente de que el mundo es de
cierta forma y que las cosas necesitan ser hechas de una
determinada manera. En un consenso ideológico, la gente comparte un común
universo de significado, experiencia y valor, una forma común de percibir y evaluar
el mundo. Si fuese totalmente exitoso, tal consenso significaría que cada cual en una
sociedad pensaría igual, compartiría mapas de sentido y tendría la misma serie de
valores. Pero en realidad, las sociedades modernas no son tan homogéneas para
que uno esté en probabilidad de tener un total acuerdo ideológico. Así, desde esta
perspectiva, la política estaría organizada sobre el supuesto de que la sociedad
puede ser dividida en dos grupos sociales mutuamente exclusivos, cada uno de
los cuales con su propia «visión del mundo», experiencias, valores y cultura. La
relación entre los dos grupos (clases, géneros, razas, etc.) sería directamente jerár-
quica: uno posee el poder, el otro carece de poder; uno es dominante, el otro
subordinado. Por supuesto, los grados de esta inequidad pueden variar desde
riqueza económica hasta educación, influencia política, acceso a la cultura pública, etc.

Así, el grupo dominante tendría que asegurarse que los grupos subordinados
acepten esta inequitativa relación. En este sentido, se vería obligado continuamen-
te a tratar de legitimar la forma en que las cosas son mediante lograr que el grupo
subordinado perciba el mundo de acuerdo con los significados y valores del

51
LAWRENCE GROSSBERG
Entre consenso y hegemonía

grupo dominante. Esto es, el grupo dominante trataría de imponer su ideología


sobre el grupo subordinado para que ambos estén de acuerdo sobre que las
cosas son de la forma que tiene que ser o debe ser. Esta tendencia que entiende la
política moderna como ideología, además plantea que el grupo dominante al ser
confrontado con el disenso o incluso con la oposición buscaría desarmarla me-
diante su incorporación dentro del consenso. Así, la protesta puede ser transfor-
mada en la legitimación del consenso existente porque reafirma que existe liber-
tad de expresión.

Ahora bien, la política moderna no es siempre una lucha por el consenso ideoló-
gico. Al menos en algunas ocasiones, la política moderna involucra una lucha por
la «hegemonía».4 Me refiero a ambas luchas porque quiero enfatizar que ambas
constituyen procesos continuos y en curso: nunca una de ellas culmina en una
completa y permanente victoria. Puedo empezar por ofrecer un sentido inicial de
las diferencia entre estas dos modalidades de lucha política recurriendo a la des-
cripción de John Gray (2000: 1) de los dos sentidos del liberalismo. En la primera
visión es la consensual, en la cual el liberalismo es considerado como un intento
por superar racionalmente la diferencia y el desacuerdo en una búsqueda por la
unidad y la comunalidad. La segunda visión del liberalismo es más pensando la
hegemonía, con lo cual el liberalismo aparecería como lo que se podría llamar
una visión de la unidad en la diferencia. Es decir, el liberalismo no trataría de
erradicar las diferencias o volverlas nimias. Al contrario, esta concepción del libe-
ralismo lo concibe como tratando de negociar una paz entre las diferencias (las
diferentes formas de vida, los diferentes sistemas de valores, etc.). Así, busca un
sentido de unidad junto a la diversidad.

Existen al menos tres diferencias entre las luchas por el consenso ideológico y las
luchas por la hegemonía.5 Primero, la hegemonía no
4
Para un detallado análi-
sis del concepto de hege- se refiere a la construcción del consenso, sino del con-
monía en el pensamiento sentimiento. No busca tanto el acuerdo sobre una vi-
de Gramsci, véase Hall sión del mundo, sino más bien estar de acuerdo en
(1991). (N.T.).
5
Para un reciente debate so- que un grupo particular debe liderar la nación. La he-
bre el concepto de hegemo- gemonía es menos sobre la construcción de un senti-
nía en la teoría social contem-
poránea, véase Butler, Laclau
do de unidad que de aceptar una estructura de mando
y Zizek (2000) (N.T.) y control. En la hegemonía, la gente no tiene que per-
cibir el mundo en la misma forma sino aceptar la des-
igual distribución de poder, riqueza o libertad, etc. Simplemente se debe consentir
en el liderazgo de un grupo particular. En efecto, la gente puede no estar de acuerdo
en la «ideología» o en la visión de que aquellos que se encuentran en la posición de
liderazgo, pero debe no ver otro grupo capaz de dirigir. En consecuencia, la
hegemonía no es una lucha ideológica. Aunque puede incluir asuntos ideológicos,

52
TABULA RASA
No.2, enero-diciembre 2004

se extiende mucho más ampliamente a lo largo de la vida de una sociedad,


involucrando igualmente aspectos y luchas económicas, sociales y culturales.

Segundo, la hegemonía no puede ser concebida como una lucha entre dos cam-
pos opuestos y homogéneos. No es la victoria de un campo sobre el otro. Las
sociedades modernas no pueden ser dividas simplemente en dos campos, hay
innumerables diferencias y lealtades sociales que se yuxtaponen y compiten entre
sí reorganizando constantemente la gente en torno a múltiples ejes en un fluido
rango de identidades sociales y políticas. A diferencia del consenso, la hegemonía
no trata de eliminar este complejo contexto de diferencias sino de reorganizarlo
en una nueva unidad diferenciada. La hegemonía es un proceso permanente en el
cual un grupo establece su poder para liderar y organizar la población.6

Finalmente, el grupo medular que trata obtener la posición de liderazgo no es


6
La relación entre hegemo-
homogéneo —todos los capitalistas contra los obre-
nía y diferencia se encuentra ros, todos los blancos contra los negros, todos los
sustentada en Laclau y hombres contra las mujeres, etc. —. Este grupo es
Mouffe (1985).
definido por su propia unidad en diferencia, al tratar
de organizar la sociedad en torno a su propia proyección de una unidad en diferencia
afirma su posición de liderazgo, privilegio y poder. Este grupo medular es unaalianza
de varias fracciones de diferentes grupos sociales y de interés que cons-tituyen la
población. Por ejemplo, tal grupo hegemónico medular puede incluir representantes
de ciertos sectores capitalistas (financieros pero no manufactureros) y ciertas
fracciones de los obreros; puede incluir algunas fracciones de las poblaciones
minoritarias tradicionalmente excluidas como, por ejemplo, los negros o los
hispanos. Un grupo hegemónico medular reúne los intereses neoliberales de los
lideres de la elite empresarial con varios movimientos sociales conservadores y, al
menos, una fracción de políticos republicanos o demócratas. Parte del trabajo
de la hegemonía es colocar y mantener este grupo junto de forma tal que aunque
las fracciones puedan trabajar juntas, no todas son iguales. Algunas fracciones
están más en el «núcleo» que otras y, como resultado, algunas pueden ser inclui
das sólo en momentos y lugares particulares.

Para entender el poder moderno como consenso, tenemos que imaginar el con-
texto social dividido en dos grandes campos, cada cual intentando conquistar el
otro en aras de crear un campo totalmente unificado y homogéneo. El poder
hegemónico, en cambio, trata de reunir las diferencias. En vez de dos campos,
hay muchos y, de hecho, al menos cierta gente se mueve entre campos, incluso si
algunos campos pueden acercarse o alejarse de las alianzas. Antes que dos gran-
des fuerzas, cada cual con un propósito único (de conquista ideológica total),
existen muchas diferentes fuerzas cada cual con sus propios objetivos y búsquedas.

53
LAWRENCE GROSSBERG
Entre consenso y hegemonía

Algunas buscan cambios más globales mientras que otras buscan transformacio-
nes más específicas en un campo particular, tales como la educación, la medicina
o la moralidad. Estas fuerzas para el cambio no necesariamente pertenecen a un
campo. Un campo particular puede alinderarse con una fuerza particular para el
cambio que no ha apoyado antes.

La hegemonía es un intento de reunir en balance, encontrar un estado de equilibrio.


Por supuesto, el equilibrio es siempre inestable y temporal con el campo continua-
mente cambiando.7 La hegemonía trata de lograr un acuerdo temporal. Es el
7
Esta característica de la he-
resultado de y mantenida a través de una constante
gemonía es elaborada por negociación y compromiso entre los intereses políti-
Ernesto Laclau (1985: 22- cos, económicos y culturales en competencia y entre
23). (N.T.).
varios grupos sociales, siempre bajo el liderazgo del
particular interés de los grupos medulares, los cuales deben constantemente re-
construir su unidad y su liderazgo. En otras palabras, tanto las negociaciones como
como sus compromisos son siempre inequitativos.

Esto significa que en la hegemonía, el bloque medular o líder no puede ignorar ni


eliminar cada conflicto, cada grupo o fuerza competitiva, cada forma o acto de
resistencia, cada grupo que se opone a su liderazgo o que ofrece una visión alter-
nativa para la sociedad o una definición alternativa de los problemas, o una solu-
ción alternativa a un problema particular. Este bloque medular negocia con al
menos algunos elementos de la resistencia y la oposición; puede hacer un lugar
para aquellas visiones competitivas y fuerzas sociales antagonistas. En vez de tra-
tar de desarmarlas completamente, el bloque medular puede empoderar algunas
de ellas; puede incluso acomodarse a sí mismo a ellas y hacerles concesiones. Para
contener los retos a su liderazgo, el bloque medular puede incluso permitirle a
grupos disidentes afectar su programa y proyecto, alterar la dirección de la socie-
dad, cambiar aspectos de su visión hegemónica. Lo que puede ganar constante-
mente es el consentimiento de estos grupos a su continuo liderazgo. Esto no
significa que acepte enteramente la resistencia y abandone su propia visión y pro-
yecto, sino que se mantiene abierta y flexible, continuamente lista y capaz de
renegociar el balance temporal. Los líderes hegemónicos no aceptan cualquier
diferencia, cualquier alternativa. Al contrario, siempre hay quienes son excluidos
de cualquier posibilidad de negociación. Así, el bloque medular busca contener y
posicionar, antes que destruir la resistencia para estructurarla de forma tal en un
balance de fuerzas que sustenten la continuación de su liderazgo, tal vez incluso
ocasionalmente lo haga un aliado potencial contra un enemigo común. En última
instancia, esto significa que uno no puede asumir que los argumentos y posiciones
del grupo medular son siempre traducidos directamente en la realidad o incluso
en políticas. Dentro de un contexto hegemónico, uno tiene que pensar sobre los

54
TABULA RASA
No.2, enero-diciembre 2004

cambios como están teniendo lugar diferencialmente a lo largo de los diferentes


planos y sitios, a través de un proceso complejo de conflicto, confrontación,
negociación, adjudicación, traducción y compromiso.

Podemos pensar el poder hegemónico como un intento de organizar una socie-


dad, para estructurar el campo social de forma tal que a cada grupo (interés,
fuerza) le es asignado su propio lugar particular con el grupo medular al centro y
la locación de otros grupos definida por la proximidad a este centro. Aquellos
más cerca al centro son los que más posibilidades tienen de ser incluidos en los
procesos de toma de decisión. Pueden sentir, incluso, que han sido incluidos en el
centro, aunque son localizados en su periferia. Otros grupos son localizados en la
periferia del campo social mismo, lo que hace poco probable cualquier relación
con el centro o aquellos grupos con los cuales éste está negociando. Puede haber,
por supuesto, grupos posicionados tan lejos del centro —la posición del liderazgo
hegemónico— que son virtualmente excluidos de la misma sociedad. De esta
manera, el grupo medular puede re-crear un tipo de organización binaria (noso-
tros y ellos —aquellos quienes no pueden ser aceptados e integrados en la socie-
dad, el «enemigo interno» a quien se debe, por los medios que sean necesarios,
denegar los privilegios de la pertenencia).8

Dado este modelo de la sociedad hegemónica, es obvio que las narrativas de


conspiración son improbablemente útiles. En primer
8
Para una discusión sobre lugar, el centro hegemónico no es nunca tan simple u
hegemonía, antagonismo,
agonismo y democracia ra- homogéneo como tales narrativas asumen; al contra-
dical, véase la entrevista a rio, al igual que la sociedad en su conjunto, este centro
Chantal Mouffe realizada es una unidad en diferencia que ha sido mantenida re-
por Worsham y Olson
(1999). (N.T.). unida a través de toda una labor. Más importante aun,
la hegemonía en tanto equilibrio inestable puede sólo
ser mantenida mediante las acciones de muchos grupos diferentes, algunos de los
cuales no son ciertamente parte del grupo medular. La hegemonía depende de la
voluntad de la gente de negociar —o algunas veces, de negarse a negociar por lo
que pueden ser excluidos— con los grupos que constituyen el núcleo y que están
liderando la sociedad.

Una pregunta se mantiene: ¿cómo es establecida una hegemonía particular, soste-


nida y retada? ¿Cuál es la naturaleza de la lucha por establecer una nueva hegemo-
nía? Primero, la hegemonía es ganada a través de series continuas de pequeñas
luchas locales dadas sobre sitios, asuntos e instituciones específicas de la sociedad
(e.g. sobre el servicio de salud, sobre las ayudas escolares o sobre el subsidio de
desempleo). En cada uno de los sitios de la lucha, el centro hegemónico lucha
por ganar consentimiento a su liderazgo en este asunto, sobre tales valores, contra

55
LAWRENCE GROSSBERG
Entre consenso y hegemonía

aquellos competidores. Cada batalla es relativamente independiente de las otras;


la victoria en una no garantiza la victoria en otra (aunque probablemente no
estorba), parcialmente porque en cada batalla los lados son definidos
diferentemente. Una lucha hegemónica es desplegada mediante la constante re-
forma de las alianzas propias de forma estratégica por un asunto en particular.
Así, en esta lucha ciertas personas están con el centro hegemónico, pero sobre
aquella otra lucha están en el otro lado y alguien diferente, que no estaba con el
centro antes, puede estar ahora trabajando con él. Por supuesto, para lograr que
un grupo determinado participe de la lucha sobre, digamos, las ayudas escolares,
el centro hegemónico puede modificar su retórica o incluso su posición (o tal vez
puede comprometerse con algo más). Pero así es que la hegemonía trabaja. Des-
pués de todo, si la hegemonía no es sobre dos lados, sino sobre una unidad en
diferencia, es comprensible que el centro hegemónico tendrá constantemente que
construir alianzas temporales para cualquier confrontación.

Una lucha hegemónica es, entonces, siempre móvil, estratégica y dispersa. Incluye
la reorganización constante de las relaciones entre diferentes grupos, posiciones y
políticas. No hay una simple victoria en la hegemonía, sino que tiene que ser
constantemente construida en sitios particulares a través de alianzas y compromi-
sos concretos. Esta clase de lucha es difícil que se organice una «movilización
disciplinada» en contra el bloque medular de la hegemonía ya que quienes se le
oponen probablemente carezcan de los recursos para pelear en el rápidamente
cambiante sinnúmero de sitios donde se despliegan las luchas por la hegemonía.
La resistencia no puede ser preparada para una lucha particular puesto que para el
tiempo que se está listo, la lucha puede haber cambiado ya. El centro, después de
todo, trata de liderar en definir dónde están los problemas y dónde las luchas
serán libradas.

Segundo, una lucha hegemónica está siempre anclada en la vida diaria de la gente;
es siempre una lucha popular. Es librada con las herramientas desde la vida de la
gente, su cultura, sus lenguajes, sus formas de pensamiento, sus lógicas de cálculo,
sus sistemas de valores, etc. Y, al mismo tiempo, lo que está en juego en tales
luchas es precisamente la manera en que la vida cotidiana es organizada y entendi-
da. Una lucha hegemónica usa la conciencia y lenguajes populares para cambiar la
conciencia y lenguajes populares. Usa el sentido común, opera con y sobre el
sentido común para cambiar el sentido común. Habla al y con sentido de lo que
la gente considera como lo que realmente importa en aras de redefinir sus mapas
de lo que importa. En otras palabras, las luchas hegemónicas tienen que mante-
nerse en contacto con dónde y cómo la gente vive sus vidas, tiene que entrar en y
luchar con los dominios contradictorios del sentido común y de la cultura popu-

56
TABULA RASA
No.2, enero-diciembre 2004

lar, con los lenguajes y lógicas con las cuales la gente calcula qué está bien y qué
está mal, qué puede ser hecho y qué no, qué debería ser hecho y qué tiene que ser
hecho.

Lo popular es donde la imaginación social es definida y cambiada, donde la


gente construye sus identidades personales, identificaciones, prioridades y posibi-
lidades, donde la gente forma y formula las agendas morales y políticas para ellos
mismos y sus sociedades, y donde ellos deciden si y en qué (o quién) invertir el
poder de hablar por ellos. Es donde la gente conoce qué puede ser dado por
sentado, qué tiene que ser y qué no puede ser posible. Es donde la gente constru-
ye sus esperanzas por el futuro a la luz de su sentido de presente. Es donde se
decide qué importa, qué vale la pena, y a qué están comprometidos. Este domi-
nio de lo popular está en el centro de todas las luchas hegemónicas. Al reconocer
y utilizar los contornos, contradicciones y fracturas de los lenguajes y lógicas de lo
popular, las luchas hegemónicas crean consentimiento y liderazgo, aún cuando
ellas luchan por forjar una nueva relación entre Estado, economía y cultura.

Bibliografía

Butler, Judith; Ernesto Laclau y Slavoj Zizek. 2000. Contingency, Hegemony, Universality:
Contemporary Dialogues on the Left. Verso, London.

Hall, Stuart. 1991. «Reading Gramsci». En Gramsci’s Political Thought. An Introduction. 7-129.
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Gray, John. 2000. Two Faces of Liberalism. New Press, New York.

Laclau, Ernesto. 1985. «Tesis acerca de la forma hegemónica de la política». En Hegemonía y


alternativas políticas en América Latina. Del Campo, J. (ed). 19-44. Siglo XXI, México.

Laclau, Ernesto y Chantal Mouffe. 1985. Hegemony and socialist strategy. Toward a radical democracy
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Worsham, Lynn y Gary Olson. 1999. «Rethinking political community: Chantal Mouffe’s
liberal socialism». En Race, rhetoric, and the postcolonial. Olson, G. y Worsham, L. (eds.). 165-
201. State University of New York Press, Albany.

57
Rita Laura Segato
La escritura en el cuerpo
de las mujeres asesinadas
en Ciudad Juárez
Territorio, soberanía
y crímenes de segundo estado
Segato, Laura Rita
La escritura en el cuerpo de las mujeres asesinadas en
Ciudad Juárez. - 1a. ed. - Buenos Aires : Tinta Limón, 2013.
88 p. ; 17x11 cm.
ISBN 978-987-27390-4-1
1. Sociología. 2. Antropología. I. Título
CDD 306

1a. edición: La escritura en el cuerpo de las mujeres


asesinadas en Ciudad Juárez. Territorio, soberanía y crímenes
de segundo estado, Universidad del Claustro de Sor Juana,
México DF, 2006.

Diseño de cubierta: Sofia Durrieu

2013, del texto, Rita Laura Segato


2013, de la edición, Tinta Limón
www.tintalimon.com.ar
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723
Índice

Prólogo | 5

La escritura en el cuerpo
de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez.
Territorio, soberanía
y crímenes de segundo estado | 11

La nueva elocuencia del poder.


Una conversación con Rita Segato | 53
Prólogo

El mapa latinoamericano

América Latina parece atravesada por un nuevo len-


guaje: el de la violencia. Pero esta palabra por sí mis-
ma no explica nada. O nos lleva a una suerte de lugar
común que de tan general bordea lo obviedad, o nos
envuelve en una serie de clasificaciones sin fin.
Después de más de una década de levantamientos
y revueltas populares, asoma ahora un nuevo mapa: el
de un modo del conflicto social vinculado a formas de
explotación y desposesión que redoblan su apuesta de
subordinación en el continente.
La disputa por la tierra y el modelo de agro-negocios,
la maquila como prototipo de una realidad laboral re-
plicada y valorada, la guerra territorial protagonizada
por bandas ligadas al narcotráfico, la difusión de los
códigos carcelarios a barrios enteros, la desaparición
de mujeres a manos de mafias, la proliferación de sica-
rios que multiplican crímenes por encargo, redefinen un
proceso de explotación que intensifica sus modalidades
de beneficio y se extiende a nuevos circuitos y espacios.
¿Cómo darle una inteligibilidad a esta cadena de
hechos que parecen inorgánicos y episódicos? ¿Cómo
comprender su racionalidad sin echar mano a formu-
lismos vacíos?

5
Dualidad y excepción

En América latina parece funcionar de manera cada


vez más fuerte una doble realidad. La visible que agru-
pa medios, políticos, retóricas y diagnósticos, y otra,
que sin embargo organiza la línea misma entre lo visi-
ble y lo invisible. No se trata de dos espacios diferidos,
sino de una misma dinámica dual. Un modo del desa-
rrollo de la “excepción”.
La otra, y la misma, cara de este nuevo conflicto
social es una difusión multiforme del miedo como dis-
positivo de gestión social general, regulando las fron-
teras móviles entre las realidades. La securitización es
una dinámica que atraviesa todas las clases, reprodu-
ciendo fractalmente sus jerarquías.
¿Hay formas de autodefensa posibles? Los movi-
mientos sociales, antes protagonistas decisivos del
lenguaje y las formas de la protesta, la resistencia y la
creación social, se encuentran desarmados o incluso
impotentes frente a este nuevo código, que los sobre-
pasa en recursos, capacidad operativa y, muchas ve-
ces, velocidad de respuesta. Pero sobre todo porque
propone otro tablero de juego: el de la violencia directa
como modo de guerra civil en sordina.
¿Qué otras formas de construcción de autoridad
y de territorio, definitivamente ya no bajo monopolio
del Estado, emergen en este momento? Explicar no
alcanza, tampoco tranquiliza. Hay que buscar otra
función a la palabra y a la interpretación de los signos
para remapear nuestro presente.

6
Lo visible y lo invisible

Cada uno de estos rasgos que caracterizan la situa-


ción latinoamericana constelan o co-funcionan (ma-
quinalmente, como diría Guattari) en torno a lo que
podemos llamar –como hipótesis– “lo financiero”.
Nos referimos a una modalidad global de apropia-
ción y gobierno de la riqueza generada colectivamen-
te, cuyo modus operandi consiste en reglar la pro-
ducción de valor de manera cada vez más exterior al
proceso de valorización colectiva, comunitaria. Esta
“exterioridad” es abstracción. Y determina, coaccio-
nándolos, los procesos de producción/reproducción
de lo común, sometiendo la trama colectiva de pro-
ducción de la vida a mecanismos de valorización di-
neraria y a la desposesión de equipamientos sociales
de bienestar.
Quienes intentan dar cuenta del funcionamiento
de este fenómeno se dividen entre aquellos que se
dedican a investigar lo que sucede en la dimensión
“visible”, en torno a las regulaciones explícitas, la
normativa legal, la legitimidad tal y como se organiza
bajo la forma de opinión pública y quienes dirigen su
inquietud a ese terreno sumergido, de un dinamismo
extremo. El dilema es aquello que permanece oscuro
al saber pero que intuimos como fuerza real e insos-
layable que produce la división misma entre lo visible
y lo invisible.
Entre quienes se atreven a dar un paso más en la
investigación siguiendo la realidad en sus desdobla-
mientos oscuros se formula la cuestión de los signos.
Porque la sucesión de episodios trágicos o mórbidos

7
(en Ciudad Juárez o en el conurbano bonaerense) nos
indican el estado actual del cuerpo social pero sin lle-
gar a proveer una inteligibilidad sobre las relaciones
que traman estos fenómenos.

Una hipótesis: la violencia expresiva

Rita Segato nos presenta en este texto una hipótesis


respecto de este preciso problema: la violencia expre-
siva. A diferencia de la “violencia instrumental”, ne-
cesaria en la búsqueda de un cierto fin, la violencia
expresiva engloba y concierne a unas relaciones deter-
minadas y comprensibles entre los cuerpos, entre las
personas, entre las fuerzas sociales de un territorio. Es
una violencia que produce reglas implícitas, a través
de las cuales circulan consignas de poder (no legales,
no evidentes, pero sí efectivas).
La investigación militante se ve arrojada a inter-
pretar signos, a leer en ellos la pugna de nuevas fuer-
zas sin las cuales no es posible comprender la natu-
raleza dual de la máquina soberana. Este dualismo
(que Segato atribuye a la lógica indígena y que no hay
que confundir con el tipo de binarismo del racionalis-
mo occidental), se desdobla permanentemente entre
regla y excepción. En este desdoblamiento (que se
observa en casi todas las instituciones de regulación:
de los bancos a la policía) funciona lo que hay que
desentrañar: la magia y la fuerza con la cual los dis-
positivos de control identifican y subsumen las má-
quinas de guerra en los territorios, en las economías,
en los discursos.

8
Esta hipótesis empuja a crear una nueva sección
en nuestro pensamiento para sacar de la página de
“policiales” el tratamiento de estos hechos (mone-
tarios, sociológicos, subjetivos, corpóreos), o bien
hacer de la investigación oficio de nuevos detectives
(salvajes) para situar allí, en este nivel, las claves del
nuevo conflicto social. Sobre esta cuestión tan urgen-
te y tan delicada tuvimos una larga conversación con
Rita –que agregamos al final de este libro– que propo-
ne una nueva trama interpretativa, un lenguaje para
empezar a hablar de estas nuevas formas de la guerra
y sus posibles resistencias.

Tinta Limón Ediciones


Buenos Aires, noviembre de 2013

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La nueva elocuencia del poder
Una conversación con Rita Segato1
Por el Instituto de Investigación
y Experimentación Política

¿Cómo pensar las formas de violencia desbocada que se


están expandiendo en las periferias de las grandes ciuda-
des argentinas y latinoamericanas?

No podemos pensar las nuevas formas de violencia


que se expanden en las periferias de las grandes ciu-
dades de América Latina sin proponer modelos que
nos permitan hacer apuestas sobre su significado. Es
decir, sin suponer una estructura de relaciones, un
circuito subterráneo de personas, situaciones, inte-
reses; no podemos pensar tales eventos de violencia
aparentemente irracional, fortuita, casi caprichosa.
No es posible proceder de otra manera que no sea
proponiendo modelos explicativos porque la única
evidencia de superficie con que contamos son las
noticias de una crueldad ininteligible que estalla en

1 Esta conversación se desarrolló en el transcurso del año 2013,


entre Buenos Aires, Río Cuarto y Brasilia.

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un barrio u otro, en una ciudad u otra, y nos llama
la atención. Solo podemos conjeturar su sentido a
partir de una estructura de relaciones invisible que
imaginamos existir en algún plano y que sea capaz
de explicar su ocurrencia. Entendemos, así, que tales
actos de crueldad no son otra cosa que epifenóme-
nos de una realidad que solamente podemos inferir
y postular, irrupciones violentas en las cuales un cir-
cuito profundo de vínculos se asoma a la superficie y
deja el rastro, deja indicios de su existencia. Es decir,
hay un fondo secreto, una estructura oculta por de-
trás de esos fenómenos de extraña violencia…
El diseño de un modelo que pueda darnos una ex-
plicación de lo que está pasando no es otra cosa que
una apuesta, una suposición, de lo que se esconde de-
trás de esa miríada de epifenómenos dispersos, frag-
mentarios, como son los hechos que me contaban,
por ejemplo, con relación a los niños de las villas rosa-
rinas o lo que yo he tratado en mi ensayo sobre Ciudad
Juárez: son los fragmentos mas visibles de un fondo
secreto, una estructura oculta. Apostamos a que ella
tiene un cierto diseño que vincula figuras, personajes
situados en la escena de los negocios, de los cargos de
la política y de la administración pública, de la justicia,
de la policía, etc. pero no podemos, excepto en raras
oportunidades, constatar los acuerdos que se sellan
en esos circuitos, ni cómo se llega a los mismos. 
Para buscar tornar inteligibles una serie de datos
inconexos de la realidad y llamativos por su crueldad,
que no podemos explicar con relación a fines prácti-
cos, tenemos que atribuirles, como ya he sostenido en
otras ocasiones, una intención expresiva. Como, por

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ejemplo, en primer lugar, la de una ejemplaridad que
se constituye inmediatamente en una amenaza parali-
zante, aterrorizante, dirigida a toda y cualquier inten-
ción de desobediencia, como en las antiguas ejecucio-
nes públicas que Foucault analiza en su Vigilar y casti-
gar. Esta ejemplaridad, que alcanza con su dolor y su
truculencia a toda la sociedad, es clara en la crueldad
ejercida en el cuerpo de las mujeres y también, como
en el caso de los adolescentes de las villas rosarinas,
en el cuerpo de niños y adolescentes de las periferias
pobres y también pobremente organizadas, como las
de Rosario. Lo que se espectaculariza ahí, en estos
castigos ejemplares contra figuras sociales que, evi-
dentemente, no son el antagonista, no son el miembro
de la patota enemiga, de la facción sicaria enemiga, de
la corporación armada enemiga, sino personas que se
encuentran entre el fuego cruzado de la guerra sorda,
informal, que allí se está librando, lo que se muestra
en ese espectáculo de crueldad no es otra cosa que la
propia capacidad de muerte y la insensibilidad extrema
frente al sufrimiento; es decir, un trazo cultivado con
esmero en todos los procesos de iniciación de jóvenes
guerreros, o sea, en todas la prácticas ancestrales y
presentes, de todas las tribus y sociedades conocidas,
que transforman a los hombres en guerreros tribales
o en soldados modernos. Pues es así, las estrategias
psíquicas y físicas de des-sensibilización son esencia-
les en la preparación de los hombres para la guerra. Y
esa costra gruesa frente al sufrimiento, ese callo espi-
ritual es lo que se cultiva y lo que se exhibe y, más que
se exhibe, se espectaculariza, ante la tropa informal,
la mara, la patota, y ante la sociedad también. Es una

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exhibición de masculinidad y de capacidad cruel, letal.
Más que nada, es una forma de exhibir la absoluta falta
de sensibilidad compasiva. Una prueba exigida, indis-
pensable, en ciertos ambientes. Y esa “masculinidad”,
así construida y comprobada, resulta perfectamente
funcional para la actividad mafiosa, para el accionar
del crimen organizado. Las estructuras de las mafias y
de la masculinidad, como he afirmado muchas veces,
son perfectamente análogas.
Como venía diciendo, entonces, la función de la
ejemplaridad es central en las prácticas crueles, pues
ella permite el ejercicio de una soberanía, de un con-
trol territorial, que se expresa en su capacidad de acción
irrestricta sobre los cuerpos. Por detrás de este control
territorial se esconden límites jurisdiccionales subterrá-
neos y, en este sentido, control territorial es control ju-
risdiccional, con estratos de autoridades “informales”,
desde el punto de vista de la esfera estatal, pero contun-
dentes en sus prácticas. Quiero, todavía, enfatizar que
existe una segunda función de las prácticas violentas,
especialmente sobre las mujeres, y es la función peda-
gógica de las mismas. Tomando y modificando la expre-
sión de Hannah Arendt al hablar del nazismo como una
“Pedagogía de la Traición” en sus Orígenes del Totalita-
rismo, describo esta función como una “Pedagogía de
la Crueldad” que, por razones que no puedo examinar
aquí, es absolutamente esencial al mercado y al capital
en esta fase ya apocalíptica de su proyecto histórico. Sin
embargo, la función ejemplar del castigo en el submundo
de las jurisdicciones informales mafiosas y la “Pedago-
gía de la Crueldad” ejercida en el cuerpo de las muje-
res y esencial para forjar sujetos dóciles al mercado y

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al capital, aunque emparentadas, no son lo mismo, no
constituyen la misma función.

¿Y cómo ves la estructura que se encuentra por detrás de


todos esos episodios de extrema crueldad y que permite
explicar lo que está ocurriendo en términos de violencia?

Al respecto de esta violencia desenfrenada, la prime-


ra suposición que hago es que una serie considera-
ble de negocios ilícitos produce sumas masivas de
capital no declarado. Estos negocios son de muchos
tipos: contrabandos diversos como el narcotráfico, el
tráfico gigantesco de armas, de personas en forma de
tráfico consentido y de la trata engañosa de adultos y
de niños, el tráfico de órganos; el tráfico también de
una cantidad inmensa de bienes de consumo legal
que ingresan desde el exterior, incluyendo bebidas
alcohólicas, drogas lícitas y partes de aparatos elec-
trónicos, entre muchos otros productos que pasan a
venderse en el comercio legal. También por el contra-
bando hacia el exterior de minerales estratégicos, pie-
dras preciosas, maderas, y hasta animales exóticos.
Aquí también suma mucho dinero la explotación de
la prostitución en reductos francamente concentra-
cionarios donde se somete especialmente, pero no
exclusivamente, a las mujeres al trabajo sexual escla-
vo. Otra fuentes de ese gran lago de capital sumergi-
do, subterráneo, no declarado, son las casas de jue-
go, los casinos, públicos o clandestinos, en los que
es muy difícil medir los dineros que por allí circulan.
También el pago de varias formas de protección ma-
fiosa como, por otra parte, de servicios de seguridad

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privada, cuyas contabilidades son siempre ambiguas
pues es común contratarse, para los mismos, “en ne-
gro”, el trabajo de policías en sus horarios fuera de
servicio. El valor extraído del trabajo no remunerado
en la extracción de trabajo esclavo y servil, no paga-
do en la forma de salario declarado, así como en la
diferencia entre los valores de pagos declarados y no
declarados. Las varias formas de la evasión de im-
puestos, las varias magnitudes de la coima, así como
los dineros que circulan en el tráfico de influencia y
la compra de voluntades políticas. La corrupción que
circunda todas las grandes obras, los emprendimien-
tos intermediados por las mega-corporaciones con-
tratistas, con conexiones transnacionales; la evasión
de impuestos en los grandes negocios, los impuestos
de los sectores ricos de la sociedad (no de las híper y
estúpidamente vigiladas clases medias que viven de
sus sueldos). Y la lista podría seguir. Nos convence-
mos, entonces, de que se trata de una segunda econo-
mía de porte y caudal extravagantemente inmenso.
En el subtítulo “La Conexión Perversa: La Economía
del Crimen Global” de Fin de Milenio, último volumen
de su trilogía sobre la Era de la Información, Manuel
Castells hace una reseña estimativa de este bulto de
capital de origen criminal, y dice, por ejemplo, que
la Conferencia de la ONU de 1994 sobre el Crimen
Global Organizado estimó que solo el narcotráfico ya
rendía cifras anuales mayores que las transacciones
globales de petróleo. Eso nos da una idea de la im-
portancia de esa segunda economía, de la que pode-
mos suponer que duplica, especularmente, la primera
economía, que circula a cielo abierto.

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La informalidad de la economía hoy es inmensa.
Pero, una vez más, cuando hablamos de informalidad
de la economía estamos hablando de banqueros, de
grandes empresarios, de gente “blanca” y de “buenas
familias”. No podría ser de otra forma, dada la enorme
masa de caudales que allí se administra. Desafortuna-
damente, lo que vemos en los noticieros es la solda-
desca oriunda de las ranchadas pobres y no blancas,
la leva reclutada por la persuasión, por la necesidad
de los desposeídos o por la fuerza, para ser carne de
cañón en la primera línea de fuego a la que son man-
dados los peones, los soldados rasos, de esa organi-
zación gigantesca que atraviesa todos los estratos y
niveles económicos de la sociedad.
Entonces, volvamos por un momento a la realidad
a cielo abierto y pensemos en lo que es el Estado, en el
papel del Estado con sus leyes y normativas de diver-
sos niveles. ¿Qué se protege, cuáles son los valores ju-
rídicos que los códigos normativos estatales colocan en
foco, cuáles son los derechos privilegiados por su mira
protectora? En primer lugar, la propiedad y, en segun-
do lugar, se protege la vida contra la violencia ilegítima,
quedando garantizada la violencia legítima en manos de
los agentes estatales que actúan en la seguridad pública.
Decimos, entones, que el Estado dedica una proporción
considerable de sus fuerzas y de la violencia legítima de
que dispone a proteger la propiedad. Será inevitable la
pregunta: ¿y qué fuerzas y qué tipo de violencia protege
la cuantiosa y enormemente variada propiedad en el ni-
vel subterráneo de la “segunda economía”?
Llegamos, a través de esa pregunta, a postular la
existencia de dos realidades: una Primera Realidad,

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constituida por todo aquello regido por la esfera del
Estado, todo aquello declarado al Estado, visible en las
cuentas de la Nación, en las páginas de Internet de la
Transparencia en Gestión Pública, los impuestos re-
caudados, los pagos “en blanco”, todo lo producido y
comercializado, las propiedades compradas o hereda-
das, las empresas y sociedades de lucro y ONGs regis-
tradas, etc., y las fuerzas policiales y militares, institu-
ciones y políticas de seguridad pública que protegen
ese caudal legítimo, legal. Por otro lado, en el subsue-
lo de ese mundo de supuestas transparencias, se en-
cuentra lo que en mi ensayo sobre Ciudad Juárez llamé
“Segundo Estado”, y que hoy prefiero llamar Segunda
Realidad, pues es una realidad especular con relación
a la primera: con bulto de capital probablemente idén-
tico, con caudal circulante ídem, y con fuerzas de se-
guridad propias y ocupadas en proteger la riqueza que
en ese universo se produce y administra.
No podemos entender la violencia como nos la
presentan los medios, es decir, como dispersa, media-
tizada como anómala y, en algunos casos, como espo-
rádica. Tenemos que percibir la sistematicidad de esta
gigantesca estructura que vincula redomas aparente-
mente muy distantes de la sociedad y atrapa a la pro-
pia democracia representativa. Y, si pensamos un poco
más, concluiremos que necesariamente esa estructura
tiene una extensión global y una importancia política,
es decir, que interfiere en la política, como también es
interferida por centros imperiales. En el ámbito nacio-
nal porque su impacto es determinante en los pleitos
electorales. Y en el ámbito global porque, por un lado,
prestigiosos bancos del Norte lavan el dinero que pro-

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duce y acumula la segunda economía y no es posible
investigarlos y procesarlos con todo el rigor de la ley,
allá, en el mismo Norte, ya que, como afirmó este año
el propio Fiscal General de los Estados Unidos, Eric
Holder, los actos de corrupción y fraude cometidos
por los ejecutivos de los bancos norteamericanos no
pueden ser judicializados debido al tamaño de esas
instituciones y su incidencia en las economías nacio-
nal (de los Estados Unidos) y global. Estamos aquí en
la clara duplicación del Estado y en la llana aceptación
de la intocabilidad y funcionalidad de la “segunda rea-
lidad”. Una muestra también de la conexión entre los
caudales que fluyen subterráneamente y los que fluyen
en la superficie. Por otro lado, los siempre atentos es-
trategas del Norte ven también, en esta partición del
control estatal, una nueva oportunidad para controlar
nuestros destinos como naciones, y ciertamente se
hacen presentes aquí, con agentes al servicio de in-
tereses imperiales interviniendo en ambos lados de
la realidad, es decir, tanto en los negocios sombríos y
subterráneos como en las políticas represivas. La aber-
tura y vulnerabilidad de los negocios subterráneos a la
ingerencia de los servicios imperiales y su expertise es
de mano doble: por debajo, a través de los acuerdos
del mundo subterráneo, sus tráficos de capital, bienes
e influencias, como muestra la omisión declarada, que
cité hace un momento, del Fiscal General de los Esta-
dos Unidos frente al hecho de que sus bancos lavan
el dinero de los negocios sucios en América Latina;
y, por arriba, en los servicios de asesoría para la re-
presión como, por ejemplo, es el caso del equipo de
tres militares estadounidenses que visitó Argentina en

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septiembre de 2012 para dictar un curso en el Ministe-
rio de Defensa sobre Seguridad Nacional y Guerras no
Convencionales. En esa época Página/12 publicó va-
rias notas de Horacio Verbitsky sobre el tema, por las
que nos enteramos que los tres instructores enseñan
regularmente en un Centro creado especialmente en
1994 para reorientar a las Fuerzas Armadas de nues-
tros países en un escenario bélico ya no intervenido
por la Guerra Fría y diseñado ahora por nuevas formas
de conflictividad. Las “pandillas” fueron su tema cen-
tral, un tipo nuevo de amenaza que requiere, según
los visitantes, de asesoría del Norte. Resaltaron, según
cuenta Verbitsky, que dos años antes, cuando ofrecie-
ron sus servicios de expertos para discutir el tema de
las pandillas en los países de América del Sur, no hubo
interés. Hoy, curiosamente, pasados apenas dos años,
según los expertos, el tema causa gran preocupación.
También nos enteramos por Verbitsky de un dato evi-
tado por los anfitriones del curso de 2012, y que es
sin duda de la mayor importancia: que uno de los ins-
tructores, de nombre Goetze, trabajó en la embajada
Argentina entre julio de 1976 y julio de 1978, época
en que la dictadura perpetró las mayores atrocidades,
concentrando en su persona dos agregadurías, la de la
Fuerza Aérea y la del Pentágono.
Es vinculando estas dos evidencias que acabo de
mencionar –la complicidad de los bancos del Norte con
el lavado del dinero que arrojan los negocios mafiosos
en el Sur, por un lado, y la oferta de instrucción para la
represión de las pandillas por parte de expertos mili-
tares norteamericanos– que podemos afirmar que las
formas nuevas de la conflictividad son puertas de ac-

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ceso para el control de nuestros asuntos en una vía de
doble mano, como estoy diciendo, en ambos universos
o “realidades”, la Primera y la Segunda Realidad, como
las vengo llamando aquí. Estoy por lo tanto convencida
de que hay que pensar grande para entender este tipo
de asunto. No hay que conformarse con el menudeo de
los epifenómenos ofrecido por los medios.

¿Cuáles son las consecuencias para la sociedad de esta


estructura que conecta, como decís, sectores aparente-
mente muy distantes de la sociedad y también engloba
la política?

Una de las consecuencias es la expansión de un cam-


po bélico de características nuevas, difuso, de difícil
aprehensión, que está afectando progresivamente la
vida de las sociedades latinoamericanas. Se dijo que
México se “Juarizó” (aludiendo a las formas de ope-
rar del cartel de Ciudad Juárez, en la frontera norte
mexicana), y yo creo que Argentina se ha mexicaniza-
do. Sin duda el proceso se expande también en Brasil,
pero allí los medios confunden todavía más la per-
cepción de la existencia de un universo que conspira
contra la propia democracia. En Brasil, la ilusión de
transparencia es siempre mayor que en la Argentina.
Fuera de estas diferencias de percepción, los méto-
dos, las prácticas, son muy semejantes en los diver-
sos países, delatando la existencia de conexiones y,
posiblemente, de una agenda común. Son guerras in-
formales y difusas, que están ocupando cada vez más
espacios en nuestros países. En América Latina, des-
de Centroamérica hasta la Argentina, hay un proceso

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de mafialización de la nación y un escenario bélico
en expansión. Como parte de ese escenario debemos
agrupar tanto las guerras del para-estado mafioso,
como las guerras de los Estados cuando actúan como
para-estados. Lo que esta ocurriendo es una expan-
sión vertiginosa de lo que podríamos llamar “esfera
para-estatal”, que siempre existe; que, en sus varie-
dades, siempre está operativa, que es inherente a la
naturaleza del Estado, pero que ahora, nuevamente,
amenaza con imponerse sobre la esfera estatal, ya no
por el camino de un golpe militar, sino desde abajo
y por una forma nueva de inflación de la dimensión
para-estatal que ya habita dentro del Estado.
La duplicación del Estado fue teorizada por Ernst
Fraenkel en una obra de 1941, en el contexto de la Ale-
mania nazi. Allí el autor cita a Toennies diciendo que la
principal característica de todo estado moderno es su
naturaleza dual. La co-etaneidad de la regla y la excep-
ción, como afirma Giorgio Agamben en su relectura
de Schmitt, Benjamin y Kafka, y también Zaffaroni en
su relectura de Gunther Jacobs, es propia de todo Es-
tado en toda y cualquier época, de paz o de guerra, de
democracia y, claro, de autoritarismo. Esa estructura
dual se debe a que ningún gobierno puede actuar sólo
estatalmente. Es imposible controlar o disciplinar una
sociedad nacional, con toda su pluralidad de intere-
ses y de grupos, sólo con las leyes constitucionales. El
gatillo fácil, por ejemplo, es la consecuencia de que el
policía en la calle tiene poder de juez. El agente puede
juzgar la situación si está en peligro de muerte, y ese
vacío es un agujero negro de la legalidad. Ese hiato
natural de la ley, digamos así, ese vacío de jurisdicción,

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permite que un policía en la calle se comporte como
juez, y que esto no sea precisamente ilegal sino una
de las formas naturales de la duplicación del accionar
estatal a través de sus agentes. Eso permite que ese
policía concentre en sí, y dentro de la legalidad, las
dos funciones. A esto se le llama discrecionalidad de
la decisión policial en la calle, y yo lo considero una de
las formas en que se revela la dualidad del estado, en
su accionar “normal”. Dualidad aquí entendida como
su duplicación en un permanente accionar estatal y
para-estatal, porque la licencia policial de actuar con
capacidad de juez abre un espacio no claramente nor-
mativo, abre un peligrosísimo espacio de arbitrio que,
encontrándose plenamente dentro de la ley se resbala
con facilidad hacia afuera de la misma. Esta es una de
las formas en que el estado es legalmente dual y actúa
para-estatalmente sin traicionar su normativa. Existen
varias formas de duplicación, y todo un territorio li-
minal entre lo legal y lo criminal, un verdadero limbo.
Entonces, si la Primera Realidad a la que me he re-
ferido ya contiene, en su accionar, ese tipo de desdo-
blamiento, de duplicación, la Segunda Realidad es toda
ella operada por un segundo Estado, marcado por la
acción de corporaciones armadas propias, sicariatos
organizados y conducidos por cabezas que actúan a
nivel local, barrial, y otras más distantes, a distancias
sociales por el bulto de capital que circula, y a distan-
cias geográficas que no podemos verificar pero que
podemos suponer por la recurrencia de ciertas tácti-
cas, por la sistematicidad de su forma de operar en
localidades distantes e inclusive cruzando fronteras
nacionales y continentales. Como expliqué, el accionar

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de esas corporaciones armadas tiene por finalidad
proteger la propiedad, el comercio ilegal, el flujo de los
capitales sumergidos, y la propia intocabilidad de este
ambiente todo. Es, por esto, un Segundo Estado, con
sus leyes, fuerzas de seguridad y organización propia.
El efecto, para toda la sociedad, de la existencia subte-
rránea de esos elementos es la expansión, muy actual,
de un escenario bélico caracterizado por la informali-
dad, tipo de guerras no convencionalizadas, en las que
las facciones en conflicto por la apropiación territorial
de espacios barriales y personas, en general jóvenes
reclutas que se agregan a sus fuerzas, no usan uni-
formes ni insignias y expresan su poder jurisdiccional
con la ejemplaridad cruel a la que hice referencia an-
tes. Por otra parte, no hay un lenguaje para hablar de
estas nuevas formas de la guerra. No están legisladas
en ningún lugar. La Convención Contra la Tortura, por
ejemplo, habla de la tortura a mano de agentes del Es-
tado, pero allí practican la tortura los agentes de otro
Estado, los miembros de otro tipo de corporaciones
armadas. La segunda realidad es un campo incierto
completamente, un pantano. No es fácil entender con-
tra quién estamos actuando.
En la frontera o corredor intermediario entre las
dos realidades se encuentra la policía, que participa
de ambas, tiene tránsito en ambas, inevitablemente.
Una vez un director de seguridad de la penitenciaría
de Brasilia me dijo: “Nosotros, la policía, somos el
‘condón’ de la sociedad, el muro de contención, los
que retenemos toda la suciedad para que no pase,
para que no atraviese”. Una especie de liminar activo,
de umbral intermediario entre la Primera y la Segunda

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Realidad que, de repente, se vuelve potente, se extrali-
mita, parece estar en control de los dos mundos. Sin
embargo, no nos confundamos sobre esto: la policía
tiene un margen grande de poder, pero un margen li-
mitado, porque ciertas decisiones de los liderazgos del
Estado y del para-estado pueden asociarse y promover
recambios. La policía, así como los sicariatos, que mu-
chas veces se mancomunan, son recursos humanos
descartables. Allí no están las cabezas. Son solamente
los elementos más visibles, la superficie productora de
los epifenómenos del sistema.
Finalmente, un tema central aquí es el papel de la
política o, mejor dicho, de los políticos, y la situación
de la propia democracia liberal representativa en este
complejo escenario –la “democracia real” deberíamos
decir, la “democracia realmente existente”. En estos
días, el 19 de octubre, el periódico brasilero O Globo
publicó una entrevista con el jefe del Combate al Cri-
men Organizado de la Policía Federal brasileña, Oslain
Santana. Lo que él dice allí, los datos que aporta, son
importantísimos. Literalmente afirma que no existe po-
lítico, de partido alguno, que se elija sin contar con un
fondo de campaña de origen ilícito. De acuerdo a esa
autoridad policial, todos los partidos se comportan de
la misma forma, y ninguno de ellos podría permitirse
rechazar una fuente que aporte a la caja electoral, a la
“caja dos”, como se llama en Brasil.
La diferencia entre lo que el entrevistado dice con
lo que yo digo no es una diferencia relativa a la infor-
mación, a los datos. Él y otros muchos actores estata-
les, de las fuerzas públicas o también de los medios
–como, por ejemplo, Tomás Méndez, el periodista

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cordobés que identificó los nexos entre la política de
su provincia y el narcotráfico– ofrecen descripciones
muy relevantes y precisas de las circunstancias, descri-
ben un cuadro muy similar al que yo vengo alertando
en mis clases, conferencias y  entrevistas más recien-
tes, sobre la conexión indeclinable entre políticos de
todos los partidos y las mafias, con sus aportes indis-
pensables de fondos electorales. Es muy importante
estar al tanto de ese dato de conexión y entramado
entre la Segunda y la Primera Realidad. Así como tam-
bién tener conciencia de que los políticos piensan
que, desde su posición de autoridad en el campo del
Estado, no perderán control, es decir, tendrán en to-
dos los casos la última palabra sobre la policía, que
es la agencia intermediaria por excelencia a cargo de
extraer, mediante coima o extorsión, las dádivas que
fluyen desde la Segunda Realidad hacia las fondos elec-
torales de los procesos políticos sacramentados por el
Estado. La policía también tiene fe en que no perderá
control. Pero este sistema de tres partes se mantiene
en un equilibrio inestable y, por lo tanto, no es posible
afirmar quién tendrá la capacidad última de controlar
la manija que opera todo el sistema. No es imposible
que sean las mafias, las cabezas de la mafia, quienes,
por otro lado, operan a la luz del día, en bancos y em-
presas, y también en el submundo.
No nos confundamos entonces, hay una diferen-
cia que es fundamental con lo que intento señalar. En
mi perspectiva, intento la formulación de un modelo
que trascienda los casos particulares, con todo su do-
lor. Y esa formulación teórica no es otra cosa que un
discurso sobre la estructura misma de la democracia

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representativa de masas. En otras palabras, no se tra-
ta, para mí, de hacer una crítica constructiva a su mal
funcionamiento, sino una crítica destructiva a sus ba-
ses estructurales, que no pueden defenderse ni de su
propia sombra para-estatal ni del capital en su doble
flujo: su flujo en los circuitos de la Primera Realidad y
su flujo en los circuitos de la Segunda Realidad, am-
bos interconectados por adherencias irrigadas capi-
larmente por vasos sanguíneos muy bien surtidos. La
democracia hace aguas, está expuesta al nuevo golpe
en curso, que no le llegará desde arriba, a manos de
militares uniformados que por la fuerza se apropia-
rán del Estado, todos sus recursos y aparataje. Sino
que este golpe le llega a la democracia desde abajo,
desde el control que las mafias obtienen por su capa-
cidad de financiamiento de la propia política. Sin su
contribución, ningún candidato se encuentra hoy en
condiciones de elegirse, pues ese influjo de recursos
es necesario para la compra de voluntades políticas,
así como para la destrucción de coaliciones y alianzas
del campo antagonista.
Entonces, mi argumento sobre la indefensión del
campo estatal con relación a la Segunda Realidad es
un argumento que se encuentra dentro de un horizon-
te teórico político de mayor alcance. No se trata de
pensar remedios para resolver algunos casos y pren-
der a los culpables ocasionales, ni se trata de reformar
las policías para que se vuelvan respetuosas de la ley,
para que se disciplinen y sean confiables. Es necesa-
rio evaluar de forma cruda y realista las verdaderas
posibilidades efectivamente constatables a la luz de
experiencias pasadas de que una estructura estatal

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conseguirá por sí misma dar cuenta de la magnitud
de las dificultades que tenemos en puertas, es decir,
conseguirá blindarse contra la expansión oportunista
del para-Estado que actúa en su interior o a su lado, en
la Segunda Realidad.
Yo he sido clara en todos mis textos de la última dé-
cada y tengo una certeza: sólo un Estado que promue-
va la reconstrucción de los tejidos comunitarios, un
Estado que devuelve, restituidor de foro étnico o co-
munitario podrá proteger a la gente en América Latina.
Es por esto que tenemos que reaprender a pensar
por fuera de la Res-Pública, libertarnos del secuestro
de toda política en la esfera pública estatal. Los movi-
mientos se han dejado capturar por esa esfera pública,
y emplean toda su energía e inteligencia en ese campo.
Por eso creo que su fe en el Estado es pía, su ingenui-
dad es total. Es importante advertir que las luchas y la
recomposición política debe correr dentro y también
fuera del campo estatal.

Cuando el poder no puede expresarse a través de la ley y


del código, utiliza los cuerpos como territorio de inscrip-
ción. En Ciudad Juárez las mujeres ocupan ese lugar de
bastidor, pero acá en Argentina aparecen los jóvenes como
superficie de escritura de esta nueva forma de soberanía.

Yo empecé a pensar esto como alternativa de expli-


cación ante algo que aparecía como irracional. Por-
que buscamos siempre la dimensión instrumental de
la violencia. Nos preguntamos “para qué”. Intenté,
en cambio, rastrear en estos crímenes la dimensión
expresiva. Toda violencia tiene una dimensión ins-

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trumental y otra expresiva. En la violencia sexual, la
expresiva es predominante. No se trata de obtener
un servicio sin pagar. El ataque sexual común, del
violador de calle, tiene una racionalidad evasiva, di-
fícilmente capturable hasta para los propios agreso-
res. Cuando un preso, ya condenado, un tiempo des-
pués del hecho, es confrontado con la violación que
cometió, lo que encuentra es algo tan opaco que se
asombra, se espanta, él mismo no consigue acceder
a la racionalidad de ese acto, a pesar de que lo ha
perpetrado. Es como que la violación se apropia de
la persona del propio violador, la sorprende. Hay una
estructura compartida que actúa a través del sujeto,
desde dentro de sí, utilizando al individuo para operar
un pasaje al acto. Y la persona se disuelve en ese acto.
El sujeto que está en una búsqueda por reconstruir su
virilidad se apropia de un tributo femenino y se cons-
truye como hombre. He analizado este tipo de irrup-
ción de un contenido compartido a través del sujeto
en la violación en mi libro Las Estructuras Elementales
de la Violencia. Lacan tiene dos categorías diferentes
para dar cuenta de estas irrupciones: el acting out,
en la cual en lugar de hablar la persona se expresa a
través de una acción expresiva de ese contenido; y el
“passage a l’acte”, en la que el sujeto se destruye en
la acción. Esto ocurre en la violación. Es muy impre-
sionante escuchar al violador decir: “yo ahí me morí”,
“me maté”. En la atmósfera patriarcal-colonial moder-
na, la violación se vive como un asesinato moral. Sólo
que la mujer que es violada no tiene por qué acatarlo
de esa forma. Esto me trajo muchos problemas con
las feministas, sobre todo mejicanas. La violación es

71
una agresión tremenda pero no necesariamente un
asesinato moral, a pesar de que su intención lo sea.
Es la atmósfera patriarcal que respiramos lo que la
convierte en un asesinato moral, atmósfera patriarcal
de la cual el violador es un agente.

En este pasaje al acto que describís, ¿qué tipo de fuerza se


estaría expresando?

Algo que atraviesa al sujeto, una estructura que pasa a


través de todos nosotros. La violación no es una ano-
malía de un sujeto solitario, es un mensaje pronun-
ciado en sociedad. Hay una participación de toda la
sociedad en lo dicho ahí. No en cuanto conciencia dis-
cursiva pero sí en una especie de conciencia inmedia-
ta, práctica. La finalidad de esa crueldad no es instru-
mental. Esos cuerpos no están siendo forzados para
la entrega de un servicio, sino que hay una estrategia
dirigida a algo mucho más central, una pedagogía de
la crueldad en torno a la cual gravita todo el edificio del
capitalismo. Enseñar la mirada exterior con relación a
la naturaleza y a los cuerpos; producirse como seres ex-
ternos a la vida, para desde esa exterioridad colonizar y
dominar la vida, extorsionarla y rapiñarla de una forma
nueva. Pero estamos hablando aquí de la violación en
un escenario de género y, más especialmente, de un
tipo de acto referido a la construcción y reconstrucción
de la masculinidad. Sin embargo, el foco de esta en-
trevista es el crimen de guerra, es decir, la violación y
la tortura sexual de mujeres y, en algunos casos como
los de las villas de Rosario, de niños y jóvenes, como
crimen de guerra en el contexto de las nuevas formas

72
de la conflictividad en las barriadas periféricas de las
grandes ciudades latinoamericanas. La violación en el
contexto de las pandillas y maras. Allí, la racionalidad
es otra, aunque algunos elementos de la estructura
patriarcal permanecen como, por ejemplo, lo que he
descripto como el mandato de violación emanado de
la cofradía masculina en el horizonte mental del vio-
lador común, que acaba siendo análogo al mandato
de la mara o pandilla que ordena reducir, subordinar,
masacrar moralmente mediante la violación sexual de
la mujer asociada a la facción antagonista o al niño
que no se deja reclutar o que desobedece.

Sin embargo, hay distintos campos de inteligibilidad. Hay


quienes comprenden la gramática de esas violencias, sus
códigos, y otros que guardan distancia y lo que ven son
muertes sin sentido.

Volviendo a la primera pregunta, cuando empecé a


ver lo que sucedía con las mujeres en el caso de Ciu-
dad Juárez, con la mutilación y tortura sexual de los
cuerpos, luego desechados en baldíos y basurales,
me di cuenta que esto podía suceder también con los
niños. No es una agresión al cuerpo antagonista, al
cuerpo del sicario de la facción enemiga, es otra cosa.
Los agredidos son cuerpos frágiles, no son cuerpos
guerreros. Y me dio un escalofrío. Candela (Rodrí-
guez) era una niña. En Argentina también está el caso
de un niño (Marcos de Palma) que es impresionante.
Un niño que era huérfano de madre, y al padre lo se-
cuestran con él. Era un empresario de medio porte a
quien comenzó a irle bien y se compró una avioneta.

73
Cabe preguntarse por la finalidad de la avioneta. Al
papá lo matan, pero al niño no sólo lo matan, sino
que también le cortan las manos. Y los medios dicen:
“Bueno, lo mataron como quema de archivo, porque
había testimoniado cómo mataban al papá”. Pero,
¿por qué cortarle las manos? Se trata claramente de
una “firma” mafiosa. Es la expresividad misma de la
amenaza truculenta lanzada a toda la colectividad.
Un mensaje de ilimitada capacidad violenta, y de ba-
jos umbrales de sensibilidad humana. En la acción
para-estatal de estos grupos es todavía más crítica la
necesidad de demostrar esa ausencia de límites en
la ejecución de acciones crueles, ya que no hay otros
documentos o insignias que designen quién detenta
la autoridad jurisdiccional.

En Rosario hay estadísticas de los pibes muertos por el ac-


cionar del narco, pero no aparecen datos sobre la crueldad
que se pone en juego y las marcas que se dejan inscriptas
en aquellos cuerpos que no se quieren matar. Nosotros,
en diálogo con trabajadores de la salud, vamos sabiendo
que los disparos en esos casos se realizan a la cintura, a
la altura del nervio ciático o la columna vertebral, y las
rodillas, para que queden paralíticos.

Eso lo hacía el IRA (Irish Republican Army) en Irlanda


a los traidores y desertores, y se llama, en inglés, knee-
capping. Les tiraba a las rodillas porque esa ruptura es
irrecuperable y dejaba a la persona definitivamente ren-
ga. En otras palabras, le dejaba una marca indeleble en
el cuerpo. En el caso del tiro a la médula, a la espina
dorsal, la persona queda parapléjica. Son castigos im-

74
puestos por diversas formas de desacato o pequeñas
traiciones, porque las grandes se castigan con la muer-
te. No olvidemos que las condiciones de esa Segunda
Realidad no permiten la manutención de cárceles, que
son el lugar del castigo en la primera realidad.
Todas esas formas de castigo y violencia difusa, ese
temor que se ha alojado ya sin duda entre las gentes de
las periferias pobres de Rosario, de Córdoba, de Bue-
nos Aires y de todas las grandes urbes latinoamericanas
muestran que hay un caldo de cultivo del cual emana
una amenaza clara para toda la sociedad, son señales
disimuladamente emitidas a voz en cuello para anun-
ciar que un peligro se cierne sobre el orden y previsibi-
lidad de la existencia. Un signo de interrogación planea
ahora sobre los códigos y las convenciones que dan es-
tabilidad a las relaciones entre las personas.
Pienso en la extraordinaria película de Igmar Berg-
man sobre los preanuncios del nazismo “El huevo
de la serpiente”. Es una película que muestra cómo
se cocina un nuevo régimen de poder, como emerge
un nuevo poder. Es el huevo de la serpiente que está
siendo incubado en un nido oculto. Todo esto de las
mafias que está pasando es muy nuevo. Este tipo de
crueldad, por ejemplo, con el cuerpo de la mujer, es
propio de las nuevas formas de la guerra, inauguradas
en nuestras dictaduras militares y guerras sucias con-
tra la gente, en Guatemala, en las guerras internas, en
la guerra de la Antigua Yugoslavia, de Ruanda, y ahora
en el universo de los sicariatos. Antes, en las guerras
hoy consideradas convencionales, desde el mundo tri-
bal hasta las guerras entre Estados durante el siglo XX,
la mujer era capturada, como el territorio. La tierra, la

75
naturaleza, no es el territorio. El territorio es el espacio
delimitado, circunscrito y políticamente habitado, ad-
ministrado. La mujer siempre fue apropiada, violada e
inseminada como parte de las campañas de conquis-
ta. En ella se plantó una semilla tal como se planta en
la tierra, en el marco de una apropiación. Pero no es lo
que está pasando ahora. La tortura de las mujeres has-
ta la muerte es una acción de guerra de tipo distinto.
Es la destrucción del enemigo en el cuerpo de la mujer.
No es su conquista apropiadora sino su destrucción.
Y yo creo que es la expresión también de una nueva
relación rapiñadora con la naturaleza. Ese huevo de la
serpiente que está siendo incubado, cuya existencia se
revela en varios epifenómenos, es un nuevo orden en
el cual el mal es regla.

¿La novedad cuando aparece la tortura en la mujer sería


que hay menos un intento de captura y de dominio y más
una agresividad destructiva de lo humano?

En mis análisis yo no incluyo el gozo ni hablo del móvil


del odio. No uso, por ejemplo, la expresión “crímenes
de odio”, porque es monocausal y porque alude al fue-
ro íntimo, emocional, como causa única. Sugiero que
la persona que ataca tiene interés en pertenecer a una
corporación armada, a una pandilla de sicarios, a una
mara. Es un cálculo: para ser parte, será necesario ofre-
cer algunas demostraciones de capacidad letal y cruel
sin quebrantarse. Por lo tanto empieza a trabajar y a ser
entrenado por este grupo para lograr el descenso del
umbral de fragilidad, y el aumento de la capacidad de
crueldad sin sufrir ni vulnerarse. Se prepara para entrar

76
en un mundo en el cual el sufrimiento es el modo, es la
forma de vida, la persona se sujeta a ese orden intere-
sadamente. La crueldad es expresiva y se separa de lo
instrumental; pero la opción por ella es instrumental.
Es un cálculo con referencia a los beneficios codiciados.

En distintos barrios del conurbano bonaerense se han visto


idénticas acusaciones a referentes de organizaciones so-
ciales por supuestos abusos de menores, impulsadas por
miembros de grupos criminales con la intención de orga-
nizar puebladas y quemarles las casas. El objetivo es que
se vayan del lugar, y disponer del territorio. Pero quienes
agreden, violan y brutalizan a los niños del barrio son las
propias organizaciones criminales

Es la inversión de un procedimiento comunitario, que


es ahora adoptado como una metodología de la bandas
pero con intención contraria: destruir la organización
comunitaria, la politización de la gente. En el caso del
castigo a niños varones violándolos, el castigo mismo
es la feminización de sus cuerpos, su desplazamiento
a la posición femenina –incluso, vale la pena comentar
aquí, la violación de las mujeres es también su destitu-
ción y condena a la posición femenina, su clausura en
esa posición como destino, el destino del cuerpo vic-
timizado, reducido, sometido. Cuando se viola a una
mujer o a un hombre, la intención es su feminización.
Esto porque nos atraviesa un imaginario colectivo que
confiere significado a la violación y que establece la
relación jerárquica que llamamos “género”, es decir,
la relación desigual que vincula la posición femenina
y la posición masculina. Cuando se trata de un niño,

77
como el caso de este pobrecito al que le cortaron las
manos, aparece en el imaginario general en la misma
posición de la mujer, es decir, aquello que tiene que
estar protegido, aquel cuerpo que por definición es un
cuerpo tutelado. La falla en poder tutelarlo, protegerlo
de la saña enemiga es un indicativo de quiebra moral,
una de las formas más importantes de la derrota en
un imaginario que es arcaico, ancestral. La imagina-
ción de género no se modifica fácilmente, no se mo-
difica por un decreto, tiene tiempos muy largos para
el cambio. Los cuerpos de las mujeres y los niños, en
la perspectiva de esa imaginación de tiempo larguísi-
mo, tienen que estar protegidos. Para eso están los
padres, los hermanos mayores, sus tíos, el intendente,
los soldados, que tienen que custodiar el cuerpo de
las mujeres que se encuentran bajo su cuidado, en su
jurisdicción territorial.
Pero en el caso, como sucede en Rosario, que
quienes sufren este tipo de ataque son niños que ya
son potenciales soldados, es decir, que tienen doce
años o más, la estructura, la economía simbólica que
confiere significado al mensaje no es exactamente
la misma, porque éste es un niño que ya es un su-
jeto con relativa autonomía, en la percepción de la
consciencia colectiva, por lo tanto no tiene que ser
cuidado. Cuando se agrede el cuerpo de un niño, o
el cuerpo de una mujer, a través de ese cuerpo se de-
safía y destruye la moral de aquel que debería poder
proteger y cuidar ese cuerpo. En el caso de los “sol-
daditos”, en cambio, se estaría reclutando cuerpos
como mano de obra para la guerra, o castigando y
destruyendo la mano de obra que no se deja reclutar,

78
que no se entrega a esa leva forzada para el tráfico y
otras tareas del nuevo frente de conflictividad.

La diferencia que hiciste entre niño y soldadito, aún cuan-


do puedan tener la misma edad, puede ser una clave. La
pregunta por qué a esos pibes no se los viola, y sí se les
pega un tiro en la rodilla o la cintura parecería entonces
que tiene que ver con inutilizar a la fuerza de trabajo…

Claro, si no vas a ser de mi legión, no vas alimentar


las filas de ninguna. También lo que me parece asus-
tador es que hay métodos que se transnacionalizan.
Pero, ¿cómo se transmite el conocimiento de esos mé-
todos? Hay una tradición bélica de esta Segunda Rea-
lidad que tiene ramificaciones transnacionales. Hay
migraciones de jefes, se sabe que los colombianos se
fueron a México, Sendero Luminoso se desparramó en
el Cono Sur…, y ellos se desplazan con sus métodos.
También hay correos, atravesadores que relatan e ins-
truyen sobre las nuevas tácticas.

La impresión es que en esta Segunda Realidad se arma un


código que supone un tipo de legibilidad específico, cada
vez más heterogéneo respecto del campo de sentido de la
Primera Realidad. La capacidad de leer esas formas de
manifestación de la violencia es casi exclusiva para quienes
viven en esos territorios, y quienes lo vemos desde afuera, a
través de los medios, no entendemos de qué se trata.

En una oportunidad participé de una movilización


de madres de Ciudad Juárez que pedían dos co-
sas: el fin de la impunidad, por un lado, y también,

79
sorprendentemente, la libertad de los acusados que se
encontraban en prisión. Algo nunca visto, porque las
víctimas y sus parientes por lo general siempre quie-
ren un culpable y su linchamiento. Pero esas madres,
no. Esas madres, de alguna forma inquietante, sabían
que los que estaban presos no eran los culpables. ¿Por
qué? Eso es lo interesante… ¿Cómo lo sabían? ¿Dónde
se originaba su certeza? Y la razón, en toda su gran-
deza e interés, es que en Ciudad Juárez hay un con-
senso, un saber compartido, que no es otra cosa que
el conocimiento de que esos raros crímenes contra
las mujeres son crímenes del poder. Y los presos no
son ni representan el poder. Quiero aclarar que pienso
que, así como le estoy poniendo nombre a lo sucedido
en esa extraña protesta que no demandaba el lincha-
miento de los presos y sí su liberación, así como que
el nombre que he encontrado es “crímenes del poder”,
por ese camino, estoy convencida que nuestro papel
como intelectuales es producir retóricas, ofrecer un
léxico a las gentes para que puedan dar voces a lo que
ya saben. Porque la gente estaba diciendo algo en la
marcha: no son éstos, son los poderosos. Y nosotros
somos los operarios de las palabras, que podemos for-
mular la idea de “crímenes del poder”.
Por otra parte, déjenme, finalmente, decir que la in-
tocabilidad e impunidad que se constata en estos es-
cenarios de la guerra contemporánea es gigante. El go-
bernador de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli,
dio respaldo a todos los implicados por la investigación
del Congreso Provincial en torno al caso Candela. Por lo
tanto, yo no creo que este Estado pueda proteger a las
personas. Se trata de una ficción que no funciona.

80
¿Qué avances hay en el campo del Estado?

En el caso de las violencias contra las mujeres, nunca


hubo tantas leyes de protección a las mujeres, nunca
hubo tanta capacidad de denuncia. Leyes, políticas pú-
blicas, instituciones. Pero la violencia letal contra las
mujeres en lugar de disminuir, aumenta. En Brasil mue-
re asesinada una mujer cada hora y media. Para una
cantidad de problemáticas cada vez más urgentes no
hay correlación entre derecho y justicia. Las exigencias
de justicia no alcanzan a ser traducidas en el lengua-
je del derecho. El derecho está muy distanciado de las
cuestiones importantes, la vida se está feudalizando, y
las redes corporativas de favores ganan cada vez más
espacio en la vida de los ciudadanos comunes. Esta
constatación debe ser proyectada a nivel teórico, para
elaborar una crítica contemporánea a la estructura de
la democracia representativa de masas. Como dije, es
posible que ya no alcance con una crítica constructiva
a su mal funcionamiento, porque sus bases estructura-
les son muy vulnerables y aparecen comprometidas e
involucradas. Las instituciones ya no pueden defender-
se del doble flujo del capital del que hablé.
Eso supone también un desafío para nosotros, para
quienes estamos proponiendo una lectura de lo que
acontece. Un modelo es una apuesta de interpretación
que permite dar sentido y constelar una cantidad de
eventos dispersos que parecen sueltos e inexplicables,
respecto de los cuales no se ha descubierto qué los
causa. De repente a uno empieza a ocurrírsele que
existe una estructura profunda que no podemos ob-
servar, pero que tenemos que postularla para develar

81
cierta coherencia entre esos hechos de la superficie. El
ensayo sobre Ciudad Juárez, en este sentido, es una
modelización posible a partir de la cual cobran inteligi-
bilidad una serie de hechos.
De forma análoga, para Argentina, podemos hablar
de la trata y preguntarnos muchas cosas que sólo pue-
den ser respondidas sugiriendo un modelo de relacio-
nes invisibles, que no pueden fácilmente ser observa-
das, constatadas, pero cuya suposición permite expli-
car algunos aspectos ininteligibles de ese fenómeno,
como, por ejemplo: ¿cómo puede ser que la trata y
la impunidad con relación a la misma persistan? Pa-
recería que hay una intocabilidad de ciertos tipos de
crímenes, cuando sería facilísimo destruirlos. La trata
está a la vista de todos, en lugares conocidos; en las
localidades es muy fácil saber dónde se encuentran los
burdeles. ¿De dónde surge esa imposibilidad de ata-
carla, de desmontar la trata, siendo algo tan evidente?
Entonces, tenemos que ponernos a pensar: ¿dónde
reside, en qué consiste lo que blinda a la trata, lo que
la vuelve indestructible, lo que le permite permanecer,
como crimen a la vista de todos? Y para contestar esa
pregunta, al igual que en el caso de Ciudad Juárez, te-
nemos que valernos de conjeturas razonables, acepta-
bles, convincentes. Como, por ejemplo, los siguientes
aspectos que producen, garantizan su intocabilidad: 1.
Desde el punto de vista económico, la trata y explota-
ción de la prostitución forzada es una forma de despose-
sión del cuerpo de las mujeres que arroja valor, es decir,
capitaliza con bajísimos niveles de inversión, al punto
que puede decirse que se trata de un tipo de renta de-
rivada de la explotación de un territorio cuerpo que ha

82
sido apropiado. Se puede hablar, inclusive, en términos
estrictamente económicos, de acumulación por despo-
sesión. De acuerdo a cifras de la ONU, la trata con fi-
nes de explotación sexual produce anualmente un lucro
de 27,2 billones de dólares; 2. Las cuantías que la trata
produce, en consonancia con la tesis que vengo susten-
tando aquí, pasa, a través de las coimas entregadas a
la policía para que ésta no desactive los burdeles, a los
fondos de elección de los políticos. He sabido de un co-
misario de los alrededores de La Plata a quien, por no
aceptar la explotación de niñas paraguayas en un burdel
de su distrito, le fueron ofrecidas dos opciones: o pasar a
retiro prematuramente o ser trasladado a municipio bo-
naerense remoto y de importancia menor. La orden vino
directamente de un funcionario de gobierno por motivo
de la disminución de la colecta para la caja electoral. La
razón no es el mero enriquecimiento sino, como vengo
defendiendo aquí, la alimentación de los fondos electo-
rales de lo que llamamos “democracia representativa”;
3. Simultáneamente, su práctica juega un papel en una
economía simbólica que sustenta y alimenta la econo-
mía material propia del mercado en esta fase apocalípti-
ca del capital, pues escenifica una pedagogía perversa, lo
que he llamado más arriba de una pedagogía de la cruel-
dad, al promover y acostumbrar al espectáculo de la ra-
piña de la vida hasta el desecho, hasta dejar solo restos.
Es la propagación de la idea del goce como secuencia
de consumo y desecho; 4. La motivación de la visita a
burdeles por parte de los hombres en la actualidad no es
la satisfacción sexual –si alguna vez lo fue. Los clientes
generalmente concurren en grupos. Es común que estos
grupos tengan el burdel como el local para una confra-

83
ternización entre hombres que incluye la celebración de
acuerdos, alianzas, negocios y pactos que entrelazan a
empresarios de los más diversos portes y ramos, jueces,
policías y miembros de otras fuerzas, y políticos con sus
punteros y cabos electorales; 5. Como un subproducto
derivado del burdel como local para el pacto comercial
entre hombres se encuentra la exclusión de mujeres em-
presarias, políticas, juezas, etc., del acceso a los nego-
cios que allí se aciertan. La trata y la explotación sexual
en los burdeles es, por lo tanto, un negocio redondo,
perfectamente blindado por donde se lo mire. Solo así
podemos explicar su comprobada indestructibilidad.

Nosotros estamos proponiendo una hipótesis según la


cual, en el marco de esta complejidad promiscua, ha
emergido un nuevo tipo de conflicto social que exige la
creación de un inédito estilo de intervención política...

Para mí, este tipo de estructura de relaciones que he


descripto representa la trampa final de la democracia.
Un golpe a la misma que le llega desde abajo. No sor-
prende entonces el ataque de los sicarios al servicio
de las organizaciones criminales contra las organiza-
ciones comunitarias que intentan politizar los barrios,
construir colectividades que practican la reciprocidad
y construyen polos de economía popular alternativa.
El antagonismo entre las dos formas de organización
es total: la organización criminal opera fuera de la ley
pero no nos engañemos porque, por otro lado, ope-
ra, como surge de lo dicho más arriba, perfectamente
dentro de la lógica del capital. Por lo tanto, la construc-
ción de economías alternativas, populares, basadas en

84
la reciprocidad y en la ayuda mutua se encuentra en el
campo enemigo, lo que es un obstáculo para la expan-
sión de su mercadeo. Al mismo tiempo, la organiza-
ción comunitaria ofrece una alternativa de sobreviven-
cia para la gente que, al tener esa opción, no aceptará
la muerte como proyecto de vida. Es esencial que no
exista esperanza alternativa para la expansión del capi-
tal en la Segunda Realidad, con su correlato de guerra
y muerte como forma de vida. Solo cuando no existe
opción la gente se deja entrampar por esa escena. Es
por eso que la organización criminal destina mucha
munición a extinguir el conjunto de oportunidades ba-
sadas en la solidaridad y la organización comunitaria.

Entonces, ¿cuál es la opción? ¿Qué es lo que puede frenar


las nuevas formas de conflictividad? ¿Cuál sería el papel
del Estado frente al peligro de la expansión del control ma-
fioso sobre la sociedad y la política?

El laboratorio que es Centroamérica para estos temas


puede ofrecernos una luz para responder esa pregunta
y orientarnos acerca de cómo detener la destrucción del
proyecto popular a manos del proyecto mafioso. Hay un
fenómeno muy revelador sobre cuál es y cuál no es el cal-
do de cultivo favorable a la proliferación de las pandillas
que actúan al servicio de las organizaciones criminales.
Es sabido que las maras que se multiplicaron desde El
Salvador hacia los otros países de la región no atrave-
saron la frontera sur de Honduras. Y es sabido que el
territorio que no consiguieron cruzar en dirección a Cos-
ta Rica y Panamá es Nicaragua. Entonces, los analistas
se han preguntado por qué Nicaragua se ha constituido

85
hasta el momento en esa barrera infranqueable para las
pandillas reclutadas como tropa sicaria de las organiza-
ciones mafiosas. Para este enigma de cuál es el antídoto
nicaragüense para las maras hay dos respuestas que, al
final de cuentas, apuntan a una cuestión común: la po-
lítica. Un analista, Steven Dudley, lo explica a partir de
la diferencia del tratamiento que se dio a los migrantes
nicaragüenses en los Estados Unidos durante los años
80, ya que, naturalmente, los que dejaron Nicaragua por
Estados Unidos en esa década eran disidentes del nue-
vo orden instalado en su país después de la Revolución
Sandinista y, por lo tanto, muy bienvenidos en el país
del Norte. Al contrario, los inmigrantes de El Salvador,
Honduras y Guatemala eran vistos como marginales in-
deseables y fueron deportados masivamente hacia sus
países de origen, donde a su llegada dieron origen a las
pandillas de mareros. La segunda explicación, ofrecida
por Francisco Bautista Lara, uno de los fundadores de la
policía sandinista después del derrocamiento de Somo-
za, me parece todavía más interesante: la transformación
de la sociedad nicaragüense en el proceso revoluciona-
rio sandinista y la reorganización del país después de su
victoria, con vigorosos mecanismos de participación po-
pular en la política. Este autor destaca también el hecho
de que Nicaragua es un país donde la gente mantiene
fuertes lazos comunitarios. Allí encontramos, por lo tan-
to, la respuesta a lo que estamos buscando: el freno a la
mafialización solo puede venir de la participación política
de la sociedad y su organización comunitaria.
En fin, sintetizando, lo que he afirmado aquí es
que no se puede mirar más los problemas del Estado
como una falla de sus agentes, de sus representantes,

86
de sus gestores. Tenemos que encarar la vulnerabili-
dad del Estado, su flanco abierto al oportunismo de la
expansión del capital en sus dos realidades. Necesita-
mos volver a preguntarnos sobre la estructura misma
del Estado, sobre su verdadera capacidad de conducir
a la sociedad hacia metas de paz, justicia e igualdad y,
en especial, sobre las razones por las cuales a lo largo
de la historia de los países latinoamericano su fracaso
es recurrente, permanente. ¿Por qué las buenas inten-
ciones de todos aquellos que han trabajado por correc-
tivos parciales no han dado resultado?
Yo creo, como he argumentado en otra parte, que
los Estados latinoamericanos deben abandonar el te-
rror étnico que orientó el proceso de unificación na-
cional emprendido a partir de la fundación de las Re-
públicas y promover la reconstitución de los tejidos
comunitarios agredidos y desintegrados por la inter-
vención colonial primero ultramarina y más tarde re-
publicana. El único Estado capaz de frenar la expan-
sión mafiosa es el que devuelve fuero comunitario y
garantiza los mecanismos de deliberación interna, un
Estado restituidor de ciudadanía comunitaria. Sólo
las comunidades con tejido social vigoroso, política-
mente activas y dotadas de una densidad simbólica
aglutinante tienen la capacidad de proteger a todas
sus categorías de miembros, mantener formas de
economía basadas en la reciprocidad y la solidaridad,
y ofrecer un sentido para la vida. Cuando esa opción
existe, la muerte como proyecto es rechazada.

87
1
La intervención en Lo Social, las Problemáticas Sociales Complejas y las
Políticas Públicas

Por: Alfredo Juan Manuel Carballeda


Introducción:
En este artículo se intenta abordar la problemática de la Intervención en Lo Social
desde diferentes aspectos. Por un lado la complejidad de los nuevos escenarios donde la
Intervención se aplica. Por otra parte, los obstáculos que surgen a partir de las diferentes
crisis de los mandatos institucionales a su vez se hace énfasis en la necesaria mirada
transversal a los emergentes de la cuestión social que denominamos “Problemáticas
Sociales Complejas”.
Esta serie de temas, dialoga en forma intensa con las Políticas Públicas y marca de
alguna forma nuevas direcciones a la relación Estado – Sociedad, interpelándose desde
diferentes aspectos el sentido de la Intervención en Lo Social, como saber experto y
sistematizado desde una perspectiva de construcción a posteriori de éste.
Forma parte de una serie de trabajos de investigación y docencia que vengo
desarrollando desde diferentes ámbitos académicos. Desde la Materia “ La intervención en
Lo Social” de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, como así
también de diferentes Proyectos de Investigación Acreditados y Finalizados desde la
Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata1, ambos en Argentina.

1- Una mirada al Escenario de la Intervención

Los acontecimientos vividos en los últimos treinta años en prácticamente todo el


mundo, transformaron de manera relevante los espacios de la Intervención en lo Social.
Desde las dificultades de sostenimiento de los lazos sociales, o el “enfriamiento” de
éstos, hasta la problemática de la fragmentación, emergieron nuevas formas de expresión
de la cuestión social, dentro de escenarios singulares pero con algunos comunes
denominadores que muestran determinadas formas de expresión que interpelan a las
Políticas Públicas; las Instituciones Típicas de Intervención Social y a la Intervención
misma.
En este aspecto una vía de entrada posible al tema es desde el análisis y
conceptualización contextual de las situaciones que se presentan como interrogantes o
interpelaciones hacia la Intervención.
A partir de diferentes desarrollos es posible ponderar a estas cuestiones como
“Problemáticas Sociales Complejas”2. Estas surgen en una tensión entre necesidades y
derechos, la diversidad de expectativas sociales y un conjunto de diferentes dificultades
para alcanzarlas 3 en un escenario de incertidumbre, desigualdad y posibilidades concretas
de desafiliación. Las Problemáticas Sociales Complejas, prorrumpen en un mundo en el
cual el mercado aparece como gran disciplinador, en el que el orden simbólico y real de la
vida cotidiana se presenta como efímero y sin sentido, dentro de un contexto donde

1
Los Proyectos de Investigación son : Modelos de Intervención del Trabajo Social ( 1997-1999). La Intervención del
Trabajo Social y las problemáticas emergentes en el sector salud.( 1999- 2001).Modelos de gestión de las Políticas de Salud
y Acción Social en Municipios de la Provincia de Buenos Aires.( 2001-2005) y Políticas Sociales y Municpalidades su
relación con las pequeñas localidades de la Provincia de Buenos Aires 2006< en ejecución>
2
Carballeda , Alfredo J. “Políticas de Reinserción y la integración de la sociedad. Una mirada desde las Políticas Sociales”.
En Margen Nº 39. 2005.www.margen.org
3
En este aspecto es conveniente revisar el concepto de Anomia desde los trabajos de Robert Merton en función de
adaptarlos a las circunstancias actuales.
2
emergen una serie de derechos subjetivos <con grandes dificultades para alcanzarlos>,
en un marco de crisis del Imperativo Categórico Kantiano.
A su vez, la idea de futuro como incertidumbre, la incidencia de nuevas formas de
la pobreza, la pérdida de espacios de socialización y las nuevas formas de los movimientos
migratorios < más ligados a la desesperación que a la inserción>, muestran un mundo
sumamente complejo que demanda a la Intervención Social nuevas miradas y
propuestas.

2-Intervención Lazo Social e Institución

De este modo, las relaciones sociales, en tanto construcción de procesos de


identificación y subjetivación, se dificultan a partir de distintas formas de una crisis de
pertenencia e identidad, ligada a la caída de las formas típicas de socialización.
Desde estas cuestiones es posible, pensar que gran parte de la población se
encuentra no “al margen”, si no excluida de la sociedad, es decir, sencillamente, no
formando parte de ésta.
Desde esa perspectiva, las prácticas típicas de reinserción se oscurecen dado que
la demanda hacia la Intervención puede provenir de sujetos que nunca estuvieron
insertados en la sociedad. De allí que la intervención deba dialogar con la inscripción o
reinscripción de esos otros que quedaron fuera, los que padecen subjetivamente la
posibilidad de estarlo o los que sencillamente nunca estuvieron.
Las Problemáticas Sociales Complejas 4, expresan de diferentes formas esas
cuestiones que, en definitiva atraviesan todo el escenario de la intervención, generando
nuevos guiones, papeles y tramas, donde lo que sobresale es lo novedoso del
padecimiento, especialmente desde su heterogeneidad. Por ejemplo, ante la pérdida de la
jornada de trabajo, el tiempo social organizado desde esa esfera durante gran parte de
todo el siglo pasado, marca una variación donde el tiempo de <<cíclico>> pasa a ser
<<lineal>>, alterándose los elementos constitutivos de la habitualidad en la vida
cotidiana5.
El lazo social en tanto, sufre el impacto de la crisis, genera a pesar de todo, nuevas
formas de asociación que es necesario conocer en profundidad, con esquemas novedosos
y fuertemente fragmentarios.
La “ausencia” del lazo social y su crisis forman parte de los padecimientos de este
nuevo siglo, presentándose estas cuestiones en general dentro de los espacios típicos de
intervención.
La expresión institucional de estas cuestiones se manifiesta en una serie de
inconvenientes que ponen en discusión los aspectos fundacionales de las instituciones
típicas de intervención social.
De este modo, la Escuela, el Hospital, la Acción Social, al constituirse en relación
de temas y problemas concretos una de sus características fundacionales es su
especificidad.
La complejidad de la cuestión social actual da cuenta de una serie de
problemáticas y temas que se hacen inmediatamente transversales y sobrepasan la
especificidad de cada institución desde su comprensión y explicación hasta el sentido de la
intervención.

4
Ver Plan Provincial de Intervención en Problemáticas Sociales Complejas. Provincia de Río Negro. Argentina. 2005.
Mimeo.
5
Carballeda , Alfredo Juan Manuel .Salud mental y Cuestión Social. Una mirada desde la Intervención. Ponencia en
Jornadas Nacionales de Salud Mental. Mendoza. 2005.
3
En otras palabras, las Problemáticas Sociales Complejas, también se caracterizan
por su movilidad y permanente metamorfosis. Así de en una internación en un hospital
pueden surgir interrogantes, inconvenientes y urgencias que trascienden la esfera
institucional del campo de la salud. Lo mismo ocurre con la Escuela, donde el espectro de
la intervención va desde la educación, pasando por la violencia urbana, doméstica, las
adicciones o la alimentación.
Estas cuestiones muestran la necesidad de pensar la Intervención en escenarios
complejos atravesados por múltiples lógicas y con la preeminencia de una u otra desde
planos muchas veces azarosos.
Otra vía de entrada a este tema es el concepto de “pérdida de solidaridad
sistémica”6 entre las instituciones. Este tema remite a aspectos fundacionales de las
mismas. En otras palabras, desde la construcción de las instituciones típicas de
intervención la que las sostenía era una relación solidaria entre ellas. Así el sujeto que
construía o producía una institución era articulado y aceptado por la otra, en la actualidad
esta relación se presenta a la inversa, donde el sujeto que proviene de una institución,
posiblemente sea rechazado por otra.
Es más, en una institución se pierde muchas veces la solidaridad sistémica dentro
de ella misma.
Las dificultades del Estado en las últimas décadas se observan también en este
aspecto dado que este era la garantía de la construcción y puesta en acto de esa
expresión de la relación interinstitucional e intra institucional. De este modo se altera el
concepto de institución si es entendida como:"... una red simbólica, socialmente
sancionada, en la que se combinan, en proporción y relación variables, un componente
funcional y un componente imaginario... la sociedad vive sus relaciones con sus
instituciones a la manera de lo imaginario, dicho de otra forma, no reconoce en el
imaginario de sus instituciones su propio producto". (Castoriadis; 1983, p. 227-228; Vol.
I).
Las instituciones modernas son en definitiva una forma de expresión de la
sociedad. Pero siempre formando parte de una maquinaria donde articula mecánicamente
con otras instituciones, coordinadas, reguladas sistematizadas y organizadas por el Estado.
“Cada institución se considera como productora exhaustiva de los sujetos que necesita en
la situación que los necesita” (Lewkowicz, Ignacio p. 44). Ocurre en la actualidad que esa
forma de relación no se presenta, incluso la solidaridad puede ser transformada en
hostilidad. Los sujetos que produjo una institución no son <<necesitados>> por la otra,
no hay un encadenamiento y necesidad de una institución con respecto a la otra. La
fragmentación también se entromete en las relaciones interinstitucionales y en la
institución misma.
Allí, en el terreno de la intervención, es donde algunos postulados básicos de la
modernidad comienzan a mostrar algunas dificultades, tanto desde su dimensión interior
como en su expresión hacia fuera. Pareciera que cada institución construye su propia
esfera y lógica en algunos casos con una fuerte desarticulación con las otras instituciones
o con la sociedad misma. Así, esta no produce sujetos para otra institución, ni acepta
“tomar” los sujetos que otra construye.

3-Intervención como dispositivo


De esta forma la intervención en lo social se presenta como un instrumento de
transformación no solo de las circunstancias donde concretamente actúa, sino también
como un dispositivo de integración y facilitación del diálogo entre diferentes lógicas que

6
Ver Lewkowicz, Ignacio. Pensar sin Estado. Editorial Paidós. Buenos Aires 2004.
4
surgen de distinta forma comprensiva explicativa, no solo de los problemas sociales, sino
de las Instituciones en si mismas.
De allí que la Intervención en tanto dispositivo, entendiéndolo desde la perspectiva
de Michel Foucault,7 sería una trama de relaciones que se pueden establecer entre
componentes diversos. De este modo la Intervención da cuenta de una importante
capacidad para articular y generar diálogos entre diferentes instancias, lógicas y actores
institucionales.
Teniendo en cuenta, además, que el carácter normativo de las lógicas de las
institucionales se encuentra en crisis dado que la superposición de problemas las hace
heterogéneas y muchas veces incomprensibles. Por ejemplo a partir de la aplicación de la
lógica judicial en una institución sanitaria se genera el embate de diferentes formas de
comprender y explicar un problema. Como efecto de la fragmentación social, el escenario
institucional también se retrae y fragmenta. Estas cuestiones, para las instituciones
generan circunstancias imprevistas, difíciles de comprender y explicar, dado que no
concuerdan con sus mandatos fundacionales.8
La crisis de lo normativo, a nivel institucional interpela desde su dificultad o
imposibilidad de aplicación. Entender las relaciones intra institucionales e
interinstitucionales desde el concepto de dispositivo puede ser útil en la medida que este
permite una mirada mas amplia y la posibilidad de hacer actuar formas de acción desde
diferentes nociones, recuperando el concepto dispositivo trama de relaciones
Las diversas expresiones de la crisis impactan en circunstancias y cuestiones
institucionales que se hace necesario abordar. La idea de “tiempo” hoy se presenta como
heterogéneo tanto desde la perspectiva del sujeto de la práctica sobre el que se interviene
como en los diferentes espacios institucionales e interinstitucionales.
La noción de tiempo no es la misma para el sector Educación que para el sector
Salud de ahí que las expresiones conflictivas, los reclamos y la dificultad de relación e
interacción sistémica, tal vez tenga que ver con la pérdida de una instancia que las
aglutinaba, pero que, marcaba desde un lugar de autoridad y legitimidad el sentido de
éste. Esa instancia era el Estado Nación.
Desde la Intervención se hace necesario repensar diferentes perspectivas
instrumentales desde las mismas, es posible que se construyan en el diálogo de distintos
campos de saber con una perspectiva orientada hacia ella pero, básicamente en relación
de su “sentido”.
Es frecuente observar disímiles formas de expresión de la intervención en lo social
donde los desarrollos de esta culminan en metas u objetivos limitados.
La intervención, si bien puede pensarse en relación a metas, propósitos, etc, debe
definirse en relación a sus fines últimos. Allí la historia marca algunas cuestiones que
pueden ser interesantes. El surgimiento de las Ciencias Sociales, tal como las conocemos
en la actualidad, hacia fines del siglo XIX va acompañado de la aparición del Trabajo
Social, disciplina que surge con el mandato de intervenir desde el conocimiento en lo
social. 9
En otras palabras se intentaba conocer sistemáticamente la sociedad para
intervenir sobre ella. En ese período sobresalía la preocupación por la integración de la
sociedad por la amalgama de ésta, agotado el modelo económico de la segunda
revolución industrial y el liberalismo.

7
Ver noción de Dispositivo en Michel Foucault.
8
Políticas de Reinserción y la integración de la sociedad. Una mirada desde las Políticas Sociales. Op.Cit.
9
Carballeda, Alfredo.Prólogo del libro “La dimensión técnico instrumental en Trabajo Social” Travi Bibiana. Editorial
Espacio. Buenos Aires 2006.
5
Con el siglo XX surgen Estados que se caracterizarán por su centralidad en la
relación con la sociedad. Desde allí, se construyen dispositivos de intervención con la
forma de instituciones que comienzan a estar en crisis a partir del desmoronamiento del
Estado de Bienestar. El origen de las intervenciones modernas en lo social, pueden
ubicarse en ese contexto donde algunos atravesamientos fundacionales ligados a los
pensamientos hegemónicos de esa época como el positivismo y el liberalismo económico
siguen aún presentes, dialogando con otras formas de entender lo social, tal vez mas
ligadas al lazo social , a una perspectiva de comunidad.
La intervención no pude desprenderse de la sociedad a la que pertenece de allí que
en la misma se entrecrucen diferentes miradas y discursos que, en este contexto de
complejidad es conveniente analizar. En este aspecto, desde las miradas más sencillas
vinculadas con lo epistemológico interpelan a la intervención en si misma. En otras
palabras, muchas veces la Intervención, es pensada y puesta en acto desde una
perspectiva cercana a la relación causa efecto que vincula a esta actividad más con las
ciencias naturales que con las sociales.
De esta forma se construyen determinismos subjetivos que atraviesan a todos los
actores del escenario de la intervención. De allí se produce una visión, si se quiere
“fatalista”, que anuncia el resultado o el fracaso del programa, política o plan que se está
gestando. Pensar la intervención desde condicionantes y no determinantes, nos lleva al
terreno de lo probabilístico, donde la singularidad y la subjetividad suben a la escena
ahora con papeles relevantes. La intervención en lo social es una acción básicamente Inter
– Subjetiva y fuertemente discursiva. De allí que la palabra, la mirada y la escucha sigan
siendo sus elementos mas sobresalientes.
Desde una perspectiva académica cabe preguntarse el “lugar” de la intervención
social como episteme en tanto si se construye como conocimiento a priori o a posteriori.
La intervención en lo social básicamente se vincula con el conocimiento a posteriori, su
saber proviene de la práctica cotidiana, la intervención se funda en el hacer y es desde allí
de donde debe abrevar el conocimiento y especialmente las preguntas a otros campos de
saber.
De este modo, surgen algunas cuestiones relacionadas con el acceso a la
subjetividad, a pensar las representaciones sociales del problema que se quiere abordar, y
como esas representaciones atraviesan el momento de la intervención. Tal vez una mirada
a las modalidades de registro de cuenta de cómo es tratada esa singularidad o si ésta es
ocultada detrás de casilleros que solo buscan construir cuestiones a mensurar a
cuantificar.
Una vía de acceso posible es la utilización de la noción de “trayectoria”, como
historia social de vida, en una aplicación que trate de ubicar diferentes accidentes
topológicos en la historia de ese sujeto, entendido como sujeto histórico social. En este
aspecto, la memoria como instrumento de intervención confiere un carácter singular a
ese otro en el diálogo con el propio relato colectivo que lo rodea.
A partir de los acontecimientos ocurridos ya mencionados, y las nuevas
expresiones de la cuestión social enunciadas como “Problemáticas Sociales Complejas”, la
intervención en los escenarios actuales se puede orientar hacia la reparación, hacia la
recuperación de capacidades y habilidades que fueron, posiblemente obturados por las
circunstancias que generaron la desigualdad.
Desde esta perspectiva, el concepto de re inscripción llevado a la Intervención
Social, implica la de - construcción de procesos de estigmatización, desde un abordaje
singular de padecimiento objetivo y subjetivo. Pero, básicamente, re inscripción significa
recuperar la condición socio histórica del sujeto. De allí la Intervención se enuncia como
posible dispositivo de reconstrucción de subjetividades, entendiendo a la necesidad como
producto de derechos sociales no cumplidos, considerando a la intervención como un
6
medio y no un fin en si misma, dado que contribuye a la integración de la sociedad desde
una perspectiva inclusiva. La Intervención se transforma en un hacer de tipo
anticipatorio, en la medida que pueda recuperar su carácter estratégico. Dado que la
principal característica de su escenario es ser el lugar de encuentro entre lo macro y lo
micro social.

4- Las Políticas Públicas

La relación Intervención – Políticas Públicas, muchas veces es planteada como


“mecánica”, donde la relación sujeto – políticas públicas, se construye de manera
automática, con muy pocas mediaciones, en general preestablecidas y en forma
programada. Desde una mirada centrada en la intervención esta correlación se hace
mucho más compleja y da cuenta de las posibilidades de dirección de éstas desde el
terreno de la práctica.
En otras palabras, la Intervención le puede conferir singularidad a la aplicación de
las Políticas Públicas, justamente en un contexto donde se ve la necesidad de
transversalidad e integración de las mismas. 10
Es posible pensar algunas orientaciones referidas a la relación intervención y
políticas públicas. En principio, en términos de sentido la asociación entre ambas puede
marcar caminos en tanto la recuperación de ciudadanías o en relación a posibilidades de
reconstrucción de éstas. En este aspecto las políticas públicas en diálogo con la
intervención implican una estrategia de recuperación de capacidades, habilidades y
básicamente de formas constitutivas de la identidad, dando, de alguna manera, respuesta
a los efectos de la crisis mencionados mas arriba. Desde este punto de vista, las Políticas
Públicas deben ser flexibles y tener la capacidad de adaptarse a circunstancias de índole
singular, sin perder la centralidad que les da sentido total y perspectiva en función del
Estado y la Nación.
El modelo de las prestaciones uniformes en la Política Pública, está más
relacionado con poblaciones homogéneamente constituidas y no responde a las
necesidades de respuesta relacionadas con la heterogeneidad de lo social. De este modo,
desde la Intervención es posible definir prestaciones a partir de necesidades mas cercanas
a la constitución heterogénea de éstas.
Por otra parte, un abordaje transversal desde las Políticas Públicas, requiere de
una aproximación al conjunto de problemas, necesidades, padecimientos, expectativas,
experimentados por una persona, surge en este punto la importancia de acceder a la
trayectoria, historia de vida, potencialidades y perspectivas del sujeto.
La intervención también abre el camino para salir del esquema de gestión
centralizada hacia la gestión participativa. Como así también el cambio de la concentración
piramidal hacia una descentralización territorial.
Las Políticas Públicas, son en este contexto aplicables en la medida que posean un
sentido estratégico en diálogo con la sociedad civil, articulando aquello que la crisis
fragmentó. Desde esta, perspectiva en relación con la Intervención las posibilidades de
ésta son de carácter anticipatorio, con una mirada a futuro centrada en el hacer cotidiano
del presente y una proyección al pasado como forma de búsqueda de los perjuicios que
las diferentes crisis generaron y su inscripción en la historia, en la subjetividad, en la
memoria colectiva.

5- El Sentido de la Intervención

10
Carballeda, Alfredo . “La Política Social Como estrategia”. Artículo Publicado en www.margen.org
7

La Intervención, implica una serie de acciones, mecanismos, procesos que


construyen representaciones y construcción de ese “otro” sobre el que se interviene.
Desde esta perspectiva, la Intervención como campo es un lugar de construcción de
creencias, hábitos, y modalidades de hacer. La intervención es también un lugar de
certezas e incertidumbre. De ahí que la Intervención involucre un compromiso ético. Dado
que se interviene no solo sobre los problemas sociales, sino en función del padecimiento
que estos generan. En este aspecto, la reflexión también se orienta hacia los
condicionantes de la Intervención, desde diferentes aspectos, pero esencialmente a partir
de prácticas, representaciones sociales y construcciones discursivas que la preceden. De
algún modo le imponen un orden una ley que le confiere dirección al hacer De allí que la
Intervención envuelve una reflexión ética, donde las prácticas requieren mirarse hacia
dentro, dialogar con su propia historia, con los atravesamientos del contexto.
Analizando críticamente los argumentos que la construyen, desde una perspectiva
de “deliberación; el latín deliberatio, de librare, pesar: acción de pesar, reflexionar. Es
decir desde la reflexión acerca de las motivaciones que se tienen en cuenta antes de
tomar una decisión. n definitiva la deliberación en tanto reflexión hace responsable a la
Intervención y ratifica o no la propia autonomía de una práctica.
Dentro de la Intervención, la reflexión ética implica una revisión de los marcos
conceptuales desde donde se actúa y de los esquemas de justificación.
La intervención desde esta perspectiva es un lugar de construcción de nuevas
preguntas, un espacio desde donde se construye agenda pública, teniendo en cuenta las
dimensiones de lo micro en lo macro social.
La intervención también es un “lugar” de generación de acontecimiento, donde se
rompe la dicotomía individuo sociedad, en la posibilidad de visualizar relaciones de fuerza
que se invierten, desde un vocabulario retomado. Es decir la posibilidad de encontrar
nuevos espacios para la palabra.
La intervención, muchas veces hace visible aquello que no se visualiza, que se
encuentra naturalizado, de este modo se sale de lo establecido.
En síntesis, la Intervención es un “hacer ver”, no agrega ni quita nada a ese “otro”
sobre el cual llevamos adelante nuestra práctica cotidiana.
Conclusiones:
La Intervención en Lo Social Implica una serie de mecanismos y acciones que van
cobrando complejidad a través del tiempo, por el propio desarrollo de las prácticas que
intervienen y por la complejidad del contexto de intervención. La emergencia de las
Problemáticas Sociales Complejas implica reconocer la Intervención en lo Social como un
saber experto que trasciende los campos disciplinares dialogando con cada espacio de
saber, generando nuevas preguntas que en definitiva son trasladadas desde los escenarios
de la Intervención donde sobresale la incertidumbre, la injusticia y el padecimiento.
Entender la Intervención como dispositivo implica también una necesaria articulación con
las políticas públicas y las organizaciones de la sociedad civil

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8

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“Aprender trabajando. Experiencia formativa en el ámbito del Centro de


Innovación y Desarrollo Tecnológico para la Acción Comunitaria (CIDAC)-
Barracas”

Lischetti, Mirtha; Petz, Ivanna; Sinisi, Liliana;

Introducción

Hace ya más de una década que en el ámbito universitario, en los temas de investigación
de las ciencias sociales se expresan preocupaciones por las condiciones de vida de los
sectores populares atravesados por procesos de fuerte empobrecimiento como producto
de políticas de corte neoliberal que en los últimos 15 años han dejado a gran parte de la
población fuera de las redes de contención del Estado o de la integración que produce el
trabajo, población que queda sujeta a programas focalizados que la colocan en una
situación de extrema fragilidad en tanto dependientes de esas políticas.
Los científicos sociales, desde sus posturas más críticas, deben dar respuesta a estas
situaciones ya que son o deberían ser productores de un conocimiento que le sirva a la
gente.

Creemos que las universidades nacionales, fundamentalmente las universidades


públicas se enfrentan a desafíos impostergables en el presente siglo XXI. Luego de su
recuperación institucional en el período pos dictatorial, y tal vez abocadas a esta
función, las universidades públicas no lograron profundizar su accionar hacia políticas
de inserción social y atención a las demandas sociales, más allá de casos aislados. En
este sentido, las Universidades Nacionales siguieron el camino de propender a la
tradicional movilidad social de algunos sectores de la población, a partir de la formación
profesional, pero no avanzaron en el camino de una mayor legitimidad social, teniendo
en cuenta que su futuro reside allí. La Universidad Pública no puede sostenerse
únicamente naturalizando su clásico rol de productora de profesionales, aunque el
mismo sea trascendente. Tampoco la investigación científica, independientemente de su
carácter específico en la producción de conocimientos, puede recluirse únicamente en la
elaboración de monografías y publicaciones orientadas a un público experto.

Entre los desafíos actuales de la Universidad Pública deben incluirse los de la


innovación, el desarrollo científico y tecnológico de impacto social positivo y
sustentable y la producción de conocimientos relevantes susceptibles de ser compartidos
con la sociedad. Para ello, pensamos que la universidad pública en Argentina debe
expandir sus horizontes creativos extramuros al tiempo que debe vincularse con los
equipos de trabajo de las universidades latinoamericanas y nacionales que han avanzado
en estos desarrollos.

La sede física del Centro de Innovación y Desarrollo para la Acción Comunitaria


(Cidac), sede de nuestra Facultad se localiza en los terrenos lindantes a la estación
Buenos Aires, comparte el espacio social que se construye en Barracas sur. Contexto
social sumamente heterogéneo donde se localizan gran cantidad de hoteles, inquilinatos,
muchos de los cuales están desprovistos de los servicios esenciales; las villas 21-24 y
26, el Núcleo Habitacional Transitorio Zabaleta, numerosos galpones de fábricas,
depósitos y centros de transporte que ocupan grandes extensiones parcelarias,
2

determinantes divisorias de la falta de cohesión social barrial. Se trata sin duda de un


espacio urbano fragmentado y con alta concentración de la pobreza.

En este espacio social, el CIDAC pretende construirse en la interfase de articulación de


la universidad con el ámbito comunitario. Dicha interfase supone una serie de
movimientos tanto en el ámbito comunitario como al interior de la universidad. Esto
implica avanzar simultáneamente en un doble sentido. Por un lado, al repensar las
formas de producción de conocimiento hegemónico. Por otro y al mismo tiempo, el
promover y construir dispositivos de producción de conocimiento que habiliten su
construcción colectiva.

Subyacen en el planteo de trabajo del CIDAC las siguientes consideraciones:


a) el mundo social no es “un espectáculo a ser interpretado (...) [sino un] conjunto
de problemas concretos que reclaman soluciones prácticas” (Bourdieu y
Wacquant, 1995:32). En este sentido, entendemos que el conocimiento
científico no debe autocondenarse a detenerse en la interpretación sino que debe
ir más allá si lo que se propone es la acción transformadora de la realidad. Ahí
se revela el carácter político de la producción de conocimiento conjunta y
crítica.
b) Los sectores populares son productores de conocimiento legítimo. Reconocer tal
agencialidad epistémica y política conduce a crear condiciones para la
participación de la mayoría de la población en los procesos de generación y
validación de conocimiento teórico y técnico-metodológico (democratización
epistemológica).
c) Si bien lo planteado hasta aquí posee una dinámica que interpela fuertemente a
la autoridad del saber cientificista/academicista, debemos aclarar que dicha
dinámica no descansa en la negación de las diferencias respecto de la condición
social de los que participamos, propia de la demagogia de las propuestas
posmodernas. Al contrario, la misma se funda en el reconocimiento de las
distancias presentes “... con respecto a la necesidad específica del universo
tratado” (Bourdieu y Wacquant, 1995: 34)1. Esto, nos implica una vigilancia
epistemológica permanente.

Ahora bien. ¿Cuales han sido las formas concretas de implementación de esta
perspectiva de trabajo en el momento de formación del CIDAC?

En primer lugar, el dictado del seminario Universidad-Sociedad en el segundo


cuatrimestre de 2008, cuya dimensión política fue definir la concepción de la relación
universidad-sociedad que se sostiene2.

En segundo lugar, el armado de proyectos donde se articulan equipos y cátedras de la


facultad y de otras facultades de la UBA con las principales áreas-problema
(Varsavsky;1974)3 que se han detectado en el territorio 4. En esta primer etapa del Cidac,
estos equipos avanzan en el diagnóstico.
1
Bourdieu, P. y Wacquant, L. (1995). Respuestas por una Antropología Reflexiva.. México. Grijalbo
2
Este seminario fue curricular para algunas carreras de la FFyL, y de extensión universitaria, para el resto
de las carreras de la UBA y otras universidades y no universitarios que se acercaron por el interés de
debatir el tema.
3
Varsavsky, O. (1974) Ciencia, Política y Cientificismo. CEAL, Buenos Aires.
3

En tercer lugar, la construcción del vínculo con áreas del Estado con despliegue de
políticas compartidas por los objetivos del centro. En este sentido, se ha avanzado de
manera importante con el MTESS en la implementación del Programa Obra Pública
Local con aporte de materiales.5 Esta política de capacitación en obra, permite ir
construyendo las aulas del centro de formación profesional del Cidac en Barracas al
tiempo que se trata del primer trayecto formativo del mismo.

Si bien el Cidac, institucionalmente depende de la secretaría de extensión de la FFyL,


encuadramiento institucional que abarca al conjunto de las carreras de la facultad, en su
primer etapa reconoce un afluente importante, tanto de antecedentes como de
especialistas en la modalidad de trabajo planteada, provenientes de la carrera de
Ciencias Antropológicas.

Tradicionalmente la Antropología se ha caracterizado por llevar a cabo una línea de


trabajo de campo conocida como etnográfica, siendo una práctica que los alumnos de la
carrera deben llevar a cabo en diferentes instancias de su formación -tanto materias
como seminarios-, acompañados por profesores y tutores de campo. En los últimos,
años la situación de emergencia social por la que pasan los sectores atravesados por
procesos de profunda desigualdad social ha sido objeto de estudio y de diferentes
“formas de acción”6 que se ven reflejados tanto en las tesis que desarrollan los alumnos
de la carrera de Ciencias Antropológicas como en diferentes trabajos que van desde los
que realizan los estudiantes que participan de proyectos de investigación y/o de
extensión. Estando ligada su formación al conocimiento de la etnografía o enfoque
socioantropológico los resultados se traducen en una práctica reflexiva en torno a los
aportes que este tipo de inmersión produce en la realidad social.
4
En el caso del área de hábitat, salud y medio ambiente, también se incorporaron a los equipos, grupos de
universitarios que vienen trabajando en el territorio. Vale mencionar que algunas áreas cuentan con el
financiamiento del Programa de Voluntariado Universitario del Ministerio de Educación.
Para ser reconocido como centro de capacitación, debimos gestionar ante el Ministerio de Trabajo en Nº
de REGICE (Registro de Instituciones de Capacitación y Empleo): Nº02-2162.
5 La construcción del centro corresponde al Plan de Obra Nº 1014 (Res MTESS 895) y se encuentra en el
marco del Programa Obra Pública Local con aporte de materiales (Res. MTESS Nº 1164/06) bajo la
modalidad de Entrenamiento para el Trabajo (Res. MTESS Nº 969/06). Este proyecto, aprobado y
financiado, consiste en la construcción de infraestructura educativa comunitaria. Se lleva adelante
mediante la modalidad de capacitación en obra y requiere el compromiso de 12 (doce) personas
desocupadas, un tutor y un capataz de obra. Dicha construcción está destinada a los sectores más
carenciados de población residentes en la zona como a estudiantes, docentes, graduados y trabajadores no
docentes de la Universidad de Buenos Aires en general y particularmente de la Facultad de Filosofía y
Letras en tanto la construcción que se pretende, además de constituirse en una “Escuela de Trabajadores”
será un centro de prácticas de investigación, extensión e innovación.
El diagnóstico que habilita este proyecto posee dos ejes estrechamente vinculados. El primero responde a
la situación del mercado de trabajo local y el segundo a la infraestructura educativa local. En cuanto al
primer eje, Barracas (por el valor de los terrenos y por su cercanía al centro) se ha convertido junto con
Puerto Madero, en el barrio del sur con más actividad en el ámbito de la construcción (en el 2007, los
metros cuadrados habilitados para construcción fueron : 20.000; en el 2008 alcanzaron hasta 71.000 ).
Con respecto al segundo eje, como región educativa, el territorio sobre el que impacta la aparición del
CIDAC corresponde a los Distritos Escolares 4º, 5º y 19º. La infraestructura de los mismos resulta escasa
y deficitaria en relación al crecimiento de población de los últimos años.
5
6
A estas formas de acción se las puede denominar como formas de intervención social, pero dado que las
acciones de intervención en sí mismas pueden aludir a prácticas con las que no acordamos o más ligadas
a aquellas prácticas propias del neoliberalismo preferimos por el momento hablar de acciones hasta tanto
el debate que estamos manteniendo al interior del grupo nos permita dar cuenta de otra forma de
conceptualizarlas.
4

Siendo así, avanzamos a continuación en el aporte de la antropología a este proyecto.

El enfoque socio-antropológico como aporte para la investigación, diagnóstico y


análisis de los procesos sociales.

En este apartado daremos cuenta de los aportes del enfoque socio-antropológico,


entendido como trabajo en terreno y relación con la alteridad, recuperando un breve
desarrollo teórico del mismo y algunas de sus características y aplicabilidad en la labor
que venimos realizando en el marco del CIDAC

Partimos de la noción de enfoque y no simplemente de metodología ya que esto nos


permite articular marcos teóricos con perspectiva etnográfica. El concepto de enfoque
etnográfico permite, a los que se forman en él, superar los aspectos meramente técnicos
de las metodologías ya que tal como afirma E. Rockwell (1987, 2009) si hay algo que
el enfoque etnográfico transforma, es en primera instancia al investigador. ¿Qué es lo
que transforma? Transforma su conocimiento de la realidad, transforma hasta los
marcos teóricos con los que se produce la aproximación al campo, transforma el sentido
común y los supuestos básicos subyacentes (A.Gouldner,1979).

¿Qué es la Etnografía? Históricamente, a la etnografía se la enseñó como un método. Es


decir, era el método antropológico, y estaba ligado históricamente al desarrollo de la
disciplina. La etnografía era el trabajo empírico, salir al campo, ir a las colonias para
conocer de primera mano las prácticas, rituales y configuraciones culturales de los
pueblos nativos. Es Malinowski quien comienza a plantear un cambio en la etnografía
de corte empirista, en la introducción de “Los argonautas del Pacífico Occidental”
propone que siempre que se haga trabajo de campo, el mismo tiene que ir munido de la
teoría. No se puede producir un conocimiento en el campo, si no es en relación a una
teoría previa. Y establece y realiza una distinción entre lo que sería el prejuicio, el
conocimiento apriorístico de lo que sería la teoría.

Otra cuestión, que está muy ligada a la forma clásica de concebir a la etnografía es
considerarla como el estudio de lo micro, la pequeña aldea, la pequeña comunidad. Y
parecería ser, que su conformación como metodología clásica de la antropología está
elaborada para este tipo de abordaje. Lo que queremos transmitir aquí es que, la
etnografía, a partir de su relación con la teoría trasciende el marco de lo micro, del
análisis de lo local. Porque a partir de la teorización es posible hacer un estudio local,
pero después generalizar a partir del análisis de los procesos contextuales en los que se
inscribe el estudio.

La etnografía además, presupone un trabajo artesanal, complejo, que tiene que ver con
esta articulación teoría y método. Cuando se está formulando el armado de un proyecto,
una inmersión en el campo, incluso de un diagnóstico, ya debe tenerse un
conocimiento de esa realidad y entonces, se comienza el trabajo de campo también con
un marco teórico.

Elena Achilli (1985), cuando habla de la relación teoría/método, la define como relación
dialéctica. Esta relación se da a partir de las categorías teóricas, analíticas con las que se
está interpretando el campo, y también con la relación con las categorías sociales que se
encuentran en el campo, que producen los sujetos con quienes se está trabajando. Al ser
dialéctico implica una continua relación y transformación entre las categorías de análisis
5

y las categorías sociales. Las categorías sociales son las que producen los sujetos, las
categorías analíticas son aquellas que permiten producir un conocimiento sobre el
campo.

Otro aspecto importante es que, el enfoque antropológico, y la forma particular de


articular teoría y campo, producen un alto grado de desarrollo de la reflexividad del
investigador, es decir, implica un trabajo profundo con la propia subjetividad. Como
sujetos sociales, nos acercamos al campo llenos de nuestros sentimientos, afectividades,
emotividades y de nuestra teoría; cuando trabajamos con sectores populares, la relación
con el otro y con el sufrimiento del otro, nos atraviesa.

En este sentido, el espacio abierto por nuestro trabajo como antropólogos y


antropólogas en el CIDAC nos ha permitido profundizar en estos aspectos de nuestra
disciplina y su enfoque en tanto buscamos producir espacios de reflexión de los grupos
que están actuando en el campo. Porque la inmersión en campos complejos, como dice
Achilli7, atraviesa la propia subjetividad. Ahora bien, reflexionar sobre las teorías, las
categorías con las que estamos abordando el trabajo de campo llevado a cabo en los
barrios de la zona sur de la ciudad y con sujetos inmersos en la pobreza, nos tiene que
permitir superar la emotividad porque si no no hay producción de conocimiento posible,
ni producción de conocimiento con el otro. Tiene que haber un momento en el que
logremos superar lo que nos afecta emotivamente, no sólo para producir conocimiento
sino para lograr la comprensión en los términos que plantea Pierre Bourdieu8. En este
sentido, el trabajo artesanal, el trabajo con el otro, la inmersión en el campo, el abordaje
de la conflictividad social, dan cuenta del trabajo personal en el sentido de la
reflexividad que estamos planteando.

De esta manera, desde el enfoque antropológico se rompe con la tradicional separación


o relación sujeto/objeto. El sujeto investigador por un lado y el objeto a investigar por el
otro. Desde este enfoque no hablamos de objeto de investigación, partimos de una
relación sujeto/sujeto.

El resultado de la inmersión en el campo desde este enfoque, es lograr una descripción


densa, una descripción profunda de las tramas de relaciones sociales, de la complejidad
de la trama social. Contiene conocimiento producido con los otros y conocimiento
producido por el investigador siempre en interacción con el otro.

Otra característica central de este enfoque, en términos de E. Rockwell, es que la


etnografía permite documentar lo no documentado de la realidad social. ¿Qué es
documentar lo no documentado? Generalmente, las investigaciones, muestran o
evidencian los procesos sociales. Cuando E. Rockwell dice “documentar lo no
documentado” dice, el investigador, el antropólogo entra en un mundo social y lo que
tiene que conocer es la dimensión de la vida cotidiana que no aparece en el
conocimiento estadístico de lo social, lo que no dicen las políticas, lo que no dicen las
normativas, lo que no dicen las resoluciones. Ahora, conocer la cotidianidad de lo social
no quiere decir aislar lo cotidiano en su particularidad, sino en tanto atravesado por
procesos históricos generales. La cotidianeidad está atravesada por la historicidad. Los
sujetos sociales son sujetos históricos y la cotidianeidad es histórica tal como afirma
Agnes Héller (1970;1985). Entonces, conocer la vida cotidiana implica trascender lo
7
Achilli op.cit.
8
Ver La Miseria del Mund , (1993; 1999)
6

fenoménico, documentar lo no documentado de la vida social, en el sentido de poder


recuperar la experiencia del sujeto, la historicidad del sujeto y el sentido que le otorga a
sus prácticas. Ahora, en tanto vida cotidiana, no quiere decir que la vida cotidiana sea
armónica o sea la vida de los pobres y como tal, sea idílica, romántica. No,
precisamente, desde esta concepción, es contradictoria, conflictiva y lo que intenta hacer
este enfoque es poder documentar esta conflictividad o estas contradicciones que
puedan tener los sujetos.

Otra cuestión importante es la historización de los procesos sociales, así como también
lo es la recuperación de los sujetos sociales, sus representaciones y sus prácticas. Lo que
planteamos es trascender los debates clásicos acerca de la relación sujeto/estructura, la
determinación del sujeto por la estructura, o esas perspectivas más posmodernas de un
análisis social sin sujeto. Lo que pretende el enfoque socioantropológico es recuperar la
voz de los sujetos, de los protagonistas. Recuperar los sentidos y las representaciones
que tienen en torno a sus prácticas, pero a la vez dimensionarlas en tanto, estos sentidos
puedan ser sentidos contradictorios. Es decir, recuperar la heterogeneidad del sujeto y
de las propias contradicciones por las que puedan estar atravesando. Muchas veces, los
sentidos de los sujetos están atravesados por procesos hegemónicos y sus
significaciones de lo social tienen que ver con esos procesos hegemónicos. Ahora bien,
en términos de Menéndez (2002), es necesario tener un alerta, ya que en tanto la
centralidad está puesta sólo en los sujetos podemos terminar pensando que esa realidad
que nos cuentan, es la realidad. Esto nos tiene que llevar a un debate en torno a lo que el
autor plantea como la cultura como verdad; este debate es central a la hora de realizar
trabajos de investigación participativa o de intervención social ya que el enfoque
etnográfico, permite recuperar el carácter conflictivo, contradictorio de la realidad
social. Nadie es pobre porque le guste ser pobre, hay relaciones de desigualdad que
marcan el lugar en el que está cada uno. Incluso relaciones de desigualdad al interior de
los mismos grupos populares.

Dadas estas características del enfoque, nos hemos propuesto en nuestro trabajo en el
espacio del CIDAC y en la formación de los futuros antropólogos, tratar de conjugar la
investigación etnográfica y acciones en territorio con el objetivo de producir
conocimientos sobre la realidad social en la que estamos inmersos. Producir, además,
conocimiento con el otro, proceso que permite develar la realidad, dar cuenta de
procesos de alienación, de desigualdad social. Pero al conjugar investigación con
formas particulares de acción social lo que pretendemos es romper con formatos
descriptivos de la realidad, la cuestión no es enumerar ni describir las condiciones de
vida de los pobres sino que nuestro objetivo es producir teoría, ya que es la teoría sobre
los procesos sociales la que nos tiene que permitir denunciar y habilitar a pensar por qué
nuestra sociedad es una sociedad fuertemente desigual.

En este sentido, partir del enfoque socio-antropológico produce en quien lo practica la


transformación de sí mismo, esto consideramos que es una acción formadora central de
los nóveles antropólogos que no quieren mirar la realidad sino operar en ella: la
posibilidad de que, quien opera en esa realidad, quien trabaja con el otro sea
transformado en todos sus supuestos. Transformamos, podemos transformar la realidad
en tanto podemos transformarnos a nosotros mismos, así, de alguna manera, los otros
sujetos también se transforman.
7

La participación, en este Programa de Extensión de la Facultad de Filosofía y Letras, de


antropólogos formados y en formación que han ido atravesando por diferentes
instancias formativas de la carrera nos ha permitido también cuestionar las barreras que
muchas veces impone la tradición academicista y un modelo de investigación alejado
de los problemas sociales, es decir, un modelo preocupado sólo por la centralidad y
personalismo del investigador. El enfoque que propiciamos, permite romper con estos
mecanismos de aislamiento de ciertas investigaciones antropológicas que, en definitiva
siempre están produciendo sobre los otros sujetos despojados de su voz. A la vez que
cuando esta voz es recuperada puede ocurrir que lo sea desde una “mirada” paternalista
que inhibe la comprensión de la complejidad de los procesos sociales.

La experiencia investigativa de estudiantes de antropología en la construcción de la


sede del CIDAC

Las así llamadas formas particulares de acción que estamos llevando a cabo en el Barrio
de Barracas reconocen antecedentes históricos no sólo en nuestro país, sino también en
la región latinoamericana y también en Europa.
Nos preocupan especialmente estos procesos y porque pensamos como ya se dijo que
las acciones no son antagónicas con la teorización que las sustenta y las entiende
configurando ambas – la acción y la teoría - una relación dialéctica, sino que por el
contrario estas pueden ganar en alcance y eficacia si se sostiene un vínculo adecuado
entre teoría y acción, tratando de coherentizar nuestro quehacer, tomamos la decisión de
realizar una investigación sobre los trabajos de acción comunitaria que estamos
realizando, comenzando en un primer momento con la indagación y análisis del
proceso de construcción de la sede del Cidac por 12 trabajadores desocupados del barrio
a través del marco de un Programa conveniado con el Ministerio de Trabajo ( ver citas 4
y 5).

El área de Formación para el Trabajo del Cidac cuenta con un Proyecto de Voluntariado
Universitario presentado y aprobado oportunamente (convocatoria del Ministerio de
Educación 2008-2009). Parte del grupo de estudiantes voluntarios de dicho proyecto es
el que va a constituir el equipo de investigación que se forma para llevar adelante la
tarea, coordinados por la responsable del área, Profesora Anahí Guelman (educadora) y
por Mirtha Lischetti ( antropóloga), cada una de las cuales coordina específicamente las
tareas de dimensionar lo teórico y las tareas de trabajo de campo, respectivamente.

La dimensión teórica configura tres unidades de análisis: a)la de la focalización como


parte de una política pública, b) la de empleabilidad: condiciones de trabajo, horarios ,
retribución monetaria, etc. , y c) la de formación profesional, que incluye no solamente
la formación específica de las 12 personas( 5 varones y 7 mujeres) en el oficio de la
construcción para poder alcanzar el Certificado de Auxiliar de la Construcción , que
otorga la UOCRA, después de una evaluación teórico-práctica en obra, sino también lo
que se ha llamado en terminología operativa la “formación complementaria”. La
formación específica está a cargo de un arquitecto formador, al que a su vez , capacitó
para realizar esta tarea el Ministerio de Trabajo. Y que es quien debe responder ante la
evaluación de la Uocra por sus capacitandos. La formación complementaria, que se
ubica en términos de horarios en los mismos horarios destinados a la formación
específica para no entorpecer los “tiempos de la obra”, es impartida por tres personas
voluntarias , una de ellas residente en el barrio, las otras dos pertenecen a otros equipos
de estudiantes de otros Voluntariados que se están desarrollando también en el marco
8

del Cidac. Los contenidos de esta capacitación tienen que ver con conocimientos de
matemáticas, de lengua, y de trabajo corporal, este último para facilitar el uso
inteligente y conciente del cuerpo en obra. Si bien los marcos normativos del Programa
del Ministerio de Trabajo señalan la obligación de evaluar según el marco de
“competencias”, en este caso de los conocimientos teóricos-prácticos de la construcción,
la Profesora Anahí Guelman preparó un informe , que puso a consideración del
Ministerio, en el que analizaba la pertinencia de brindar una capacitación integral y no
sólo específica a los trabajadores-estudiantes, situación esta , que también nos permite
observar la relación entre un organismo estatal de “funcionarios” y otro organismo
estatal en el que es dable desarrollar el “ pensamiento crítico”.

Cuando caracterizamos al enfoque socioantropológico mencionamos que el mismo


trabaja en el campo relevando las representaciones y prácticas de los sujetos, las
resultantes metodológicas de esto es que mientras las representaciones de los sujetos se
obtienen preferentemente a partir de las entrevistas que se realizan, las prácticas , por el
contrario, se pueden conocer preferentemente a partir de lo que se observa y de lo que
se escucha. En el caso que nos ocupa se tomó la decisión metodológica de realizar el
trabajo de campo basándose casi exclusivamente en la observación y / o en la
observación con participación, decisión fundamentada especialmente por las
características de la unidad de observación: el mundo de la obra, el espacio del obrador,
los horarios destinados a cada tarea , los tiempos de obra , así también como el
considerar a todos los actores involucrados en sus relaciones múltiples: capacitandos;
arquitecto capacitador; capacitadores complementarios; capataz de la obra; director de
obra; personal del Ministerio de Trabajo, que asiste eventualmente; equipo de Cidac,
que se hace presente regularmente para realizar el seguimiento y solucionar problemas;
el responsable de Seguridad e Higiene de la Facultad , que también asiste eventualmente
para realizar el seguimiento de la seguridad; etc.
Los estudiantes de antropología que realizan el trabajo de campo, aunque son alumnos
avanzados, cuentan con poca experiencia etnográfica9, por lo cual la formación de
campo debió comenzar desde el inicio de la capacitación . Se debieron realizar
relecturas de los materiales de la teoría de la práctica. Y se hace un seguimiento semanal
de control de los registros de campo. Por otro lado como los registros etnográficos son
públicos , se ha habilitado una carpeta en la obra que los contiene, y a la cual puede
acceder cualquiera de los actores involucrados. Y por supuesto, el aprendizaje que se
está obteniendo de parte de los estudiantes pone el énfasis en la programación y en la
manera de realizar las observaciones.

El equipo que realiza los registros acude al campo una vez por semana cada uno para
realizar sus observaciones. Las reuniones orientadoras, también son semanales y son
coordinadas por las dos profesoras mencionadas.
Si bien están resultando relevamientos interesantes entre lo que se ve y lo que se
escucha, todavía no estamos en condiciones de poder exponer resultados dado el corto
tiempo ( dos meses ) que lleva nuestro trabajo.

A modo de cierre

9
Muchos de ellos reclaman en su formación la ausencia de las prácticas etnográficas, las que ha pesar de
los esfuerzos y las posibilidades que brindan algunas cátedras, no alcanzan a llegar a la totalidad de los
alumnos
9

Nos interesaba poner ante la consideración de Uds. esta experiencia formativa que sale
de los marcos habituales y que conlleva experiencias de interdisciplinariedad en la
acción comunitaria, dando por tierra de manera concreta con la excesiva especialización
y con la desarticulación teoría-práctica, situaciones, estas últimas que tienden a aislar el
desarrollo del conocimiento del contexto histórico-social, alejado de los problemas que
nuestra realidad plantea.

Referencias Bibliográficas

Achilli,E. (1985) El enfoque socioantropológico en la investigación social, Ponencia


presentada en las Jornadas sobre “Antropología y las Ciencias Sociales. Rosario.

Bourdieu, P. (1999) La Miseria del mundo, Buenos Aires, Fondo de Cultura


Económica

Bourdieu, P. y Wacquant, L. (1995) Respuestas para una Antropología Reflexiva,


México, Grijalbo.

Gouldner, A. (1979) La Crisis de la Sociología Occidental, Madrid, Amorrourtu.

Héller, A. (1985) Historia y vida cotidiana, aportación a la sociología socialista, Buenos


Aires, Grijalbo

Menéndez, E. (2002) El malestar actual de la Antropología o de la casi imposibilidad


de pensar lo ideológico en Revista de Antropología Social Universidad Complutense de
Madrid, No 11.

Rockwell, E. (1987) Reflexiones sobre el proceso etnográfico, en Documentos DIE Nº


13, México.
(2009) Reflexiones sobre el trabajo etnográfico, en la experiencia
etnográfica. Historia y cultura de los procesos educativos,
Buenos Aires. Paidós.

Varsavsky, O. (1974) Ciencia, Política y Cientificismo, Buenos Aires, CEAL.


CEADEL
Centro de Apoyo
al Desarrollo Local

CUADERNO Nº 44

EL DIAGNÓSTICO PARTICIPATIVO LOCAL


EN INTERVENCIONES SOCIALES

Dra. Olga Nirenberg, 2006

1
INDICE DE CONTENIDOS

Contenidos Páginas

1. Significado y utilidad del diagnóstico en intervenciones


3
sociales

2. El diagnóstico como recorte de la realidad 6

3. El diagnóstico comunitario 7

4. La participación de los actores 8

5. Aspectos y actores a incluir en un diagnóstico participativo


10
local

6. La construcción, identificación y priorización de problemas 15

ANEXO: MATRIZ PARA EL MAPEO DE ACTORES 19

2
1. Significado y utilidad del diagnóstico en intervenciones sociales1

El principal objetivo de un diagnóstico es brindar un mejor conocimiento acerca


de las situaciones problemáticas que se pretenden solucionar o aliviar mediante
las intervenciones sociales, dando información confiable acerca de la magnitud o
alcance y características primordiales de esas situaciones en el territorio donde
se las aborda; también interesa conocer los factores que influyen en tales
situaciones en los contextos concretos y las consecuencias que habría en un
corto, mediano y largo plazo si no se interviniera en procura de soluciones.

Por ende, la utilidad más evidente del diagnóstico es la posibilidad de identificar,


precisar y dimensionar la situación problemática, para de ese modo, evaluar
distintas estrategias y líneas de acción a desplegar en torno a la problemática
visualizada.

Antes de abordar un proyecto, los técnicos y profesionales de las diferentes


disciplinas (ya sean externos o propios del lugar), como los propios pobladores
que viven los problemas cotidianamente, en forma directa o indirecta, tienen
hipótesis descriptivas y explicativas acerca de cómo funciona el contexto en el
que viven, en particular en relación al tema de preocupación dominante; tienen
por lo general una idea aproximada acerca de cuáles son los déficit y
requerimientos y cuáles son las fortalezas u oportunidades. Ese conocimiento
puede provenir de diferentes fuentes, por el simple hecho de vivir en el lugar,
por conocer la historia o formar parte de la situación a diagnosticar, por estar
familiarizado con información relacionada, por experiencias y aprendizajes de
otros proyectos similares realizados, entre otras vías de conocimiento.

El diagnóstico servirá para corregir, precisar mejor y fundamentar ese saber


previo, esas hipótesis de trabajo, y permitirá que las acciones que se propongan
sean más apropiadas, se ajusten más a situación problemática y a las
expectativas de la gente.

Suele decirse que todo diagnóstico debe tener:

− un componente descriptivo: cómo son y/o suceden las cosas en un


determinado contexto,

− un componente explicativo: cuáles son las causas o factores


condicionantes para que en esa situación y particular contexto las cosas
sean y/o sucedan de esa forma, y

− un componente predictivo: cuáles serían las consecuencias, qué sucedería


si no se interviene y se deja que las cosas sigan su curso “espontáneo”2.

1
Este docuemnto está basado en el fascículo 2 de la serie Construyendo Comunidades, un aporte
metodológico, que la autora escribió en el marco de la Iniciativa Oportunidades Educativas
Comunitarias, de la Fundación ARCOR, en 2006. Otro antecedente relevante aunque referido a
diagnósticos multisectoriales, con características multidisciplinares y multiactorales (o participativas)
es el capítulo 3 de Nirenberg, Olga; Brawerman, Josette y Ruiz, Violeta. 2003. Programación y
Evaluación de Proyectos Sociales: aportes para la racionalidad y transparencia. Colección Tramas
Sociales. Volumen 19. Ed. Paidós. Buenos Aires, Argentina.

3
A eso se hace referencia cuando se dice que los diagnósticos permiten
fundamentar las hipótesis de trabajo, puesto que para formular dichas hipótesis
debe tenerse, además de una fotografía acerca de la situación actual (un “corte
transversal”), información acerca de las tendencias históricas (qué cambios o
permanencias hubo a través del tiempo) a la vez que una explicación basada en
teorías vigentes acerca de los factores y mecanismos que producen ese tipo de
situaciones, es decir, cómo suceden las cosas o cuáles son los problemas que
deben resolverse para introducir cambios para que las cosas sucedan de otro
modo en el futuro.

Es importante retomar aquí el término de situación problemática, o construcción


del problema, ya que de lo que se trata es de efectuar una reconstrucción
interpretativa y comprensiva de un sector delimitado de la realidad. El
diagnóstico no equivale a descripción, sino que constituye una reconstrucción
“analítica” sintética e interpretativa de un recorte de la realidad que se pretende
transformar.

No siempre se diagnostica en forma explicita o precisa; hay proyectos que se


formulan sin diagnóstico apropiado y eso no impide desarrollar actividades que
pueden beneficiar a las comunidades respectivas. Sin embargo, por mejores que
sean las intenciones de la acción desplegada, será difícil saber en esos casos en
forma certera si las actividades fueron correctamente formuladas o
dimensionadas, si cubrieron a quienes correspondía, si se aprovecharon
plenamente los recursos existentes, si el proyecto fue eficaz o no, en suma, en
qué medida cumplió con sus objetivos y mejoró la situación problemática
visualizada. Esos proyectos parten de las convicciones de los actores
involucrados, aquellos que viven la situación problemática cotidianamente,
acerca de que no necesitan más que su propio conocimiento sobre sus realidades
circundantes. Es indudable que ese conocimiento es útil y necesario, sin embargo
resulta insuficiente. Por otra parte, no siempre ocurre que todos aquellos que
padecen una situación la perciben y en el caso que la perciban, no siempre la
explican de la misma forma, sino al revés: lo más frecuente es que las
percepciones y explicaciones acerca de las situaciones problemáticas sean muy
diversas, lo cual se vincula, por un lado con las distintas posiciones y roles que
los diferentes actores tienen en relación con el problema y por otro con factores
culturales, étnicos, generacionales, de filiaciones, de género u otros En síntesis,
que raramente hay consensos absolutos en las formas de definir y explicar los
problemas.

Así visto, puede decirse que el diagnóstico es el primer momento del proceso de
planificación / programación.

Además de las posibles dificultades mencionadas que acarrea para la


programación la falta de un buen diagnóstico de la situación inicial, también esa
carencia plantea dificultades para la evaluación, ya que no se contará con ese
parámetro que permite comparar – evaluar – al cabo de un tiempo, qué cambió,
de qué manera y en qué medida, debido a la intervención o proyecto que está

2
Se quiere decir “sin intervención”, pues se sabe que los procesos sociales no se desarrollan
azarosamente sino como consecuencia de acciones más o menos intencionales de los múltiples
agentes implicados.

4
siendo o ha sido llevado a cabo. Vale decir que el diagnóstico inicial será
importante para la evaluación en sus diferentes momentos ya que servirá como
línea de base o parámetro comparativo con el que se contrastarán las
informaciones que se obtengan en los diferentes momentos evaluativos,
particularmente en la evaluación final. En la evaluación ex ante permitirá
apreciar la pertinencia de las actividades planteadas y el dimensionamiento de
las mismas, así como la adecuación de las estrategias y modalidades de
intervención, en función de las características y magnitud del/los problemas y su
contexto. En la evaluación de procesos, durante la ejecución del proyecto, servirá
para ver en qué y en cuánto se ha modificado la situación inicial, lo que permitirá
rectificar o ratificar los rumbos de acción que se han venido desplegando. En la
evaluación final servirá para contrastar la situación de llegada con la del punto de
partida, para poder sacar conclusiones acerca de la eficacia del proyecto y de la
modalidad de trabajo adoptada para el abordaje de la situación problemática.

El diagnóstico constituye una de las varias intersecciones que existen entre la


planificación y la evaluación; eso es así por la doble utilidad que recién fue
comentada: para fundamentar las hipótesis y las acciones propuestas y por su
contribución al parámetro comparativo requerido para el proceso evaluativo.

En particular, teniendo en cuenta que luego será relevante evaluar la cobertura o


el alcance de un proyecto, es importante contar con información diagnóstica, lo
más precisa posible, sobre la población que vive la situación problemática
visualizada en el territorio bajo consideración. Suele denominarse a esta última
población objetivo o beneficiarios potenciales; en el caso que acá preocupa
serán: los niños y niñas, sus familias, comunidades en donde se desarrollan y las
organizaciones que conforman esa comunidad.

En los programas que abarcan proyectos en diversas localizaciones, si el proceso


de diagnóstico de las distintas comunidades es llevado a cabo bajo lineamientos
comunes, además de las utilidades planteadas anteriormente, tiene la
potencialidad de permitir realizar comparaciones y análisis entre diagnósticos,
comparando situaciones problemáticas y estrategias elegidas; por otra parte la
consolidación o síntesis de todos esos diagnósticos contribuye a la construcción
de la línea de base del programa.

En resumen, puede decirse que un diagnóstico debe buscar, recopilar y


sistematizar la información secundaria existente, cuanti y cualitativa, proveniente
de diversas fuentes y recoger información primaria (también de índole cuanti y
cualitativa) en relación a la situación problemática específica; en primer lugar
acerca de la población que es afectada por la situación diagnosticada o está en
riesgo de serlo, y también acerca de los recursos disponibles en forma real o
potencial (institucionales, programáticos, de recursos humanos y financieros,
entre los más relevantes) orientados a dicha situación problemática en el
territorio donde la misma ocurre, así como acerca de los actores estratégicos
que influyen real o potencialmente en la situación problemática. El diagnóstico
permite, entre otras cosas, prever el potencial asociativo de las instituciones y
actores presentes en la comunidad, de modo de poder evaluar las posibilidades
de trabajo conjunto, de la conformación de equipos de concertación, etc.

5
En tal sentido, los principales productos3 que se obtendrán, de alta importancia
para la formulación de toda intervención social, son:

− el diagnóstico de la situación poblacional con foco en el tema de interés,

− el mapeo de los recursos disponibles para superar las situaciones


problemáticas identificadas y priorizadas,

− el mapeo de los actores relevantes o estratégicos en relación con el tema


de interés.

2. El diagnóstico como recorte de la realidad

Como se viene diciendo, el diagnóstico da la posibilidad de reconocer situaciones


problemáticas y priorizarlas para formular una intervención; en este sentido
constituye un particular recorte de la realidad que enfoca la mirada hacia un
espacio o territorio delimitado, a un segmento poblacional más que a otros y a
un tipo de situación problemática en especial. Con eso se quiere decir que toda
localización implica un límite territorial referido al espacio en el que se asienta la
comunidad y/o temático (la educación, la salud, la seguridad, etc.) y/o etáreo
(niños de 0-8 años o población infanto-juvenil). Vale aclarar que en esta
dimensión poblacional, el recorte se hace desde una perspectiva relacional, esto
implica considerar el espacio social en el que se configuran las relaciones (por
ejemplo, en el caso de la infancia: niños-familias, niños-comunidad, niños-
instituciones, niños-recursos/servicios).

En el marco de los modelos de intervenciones territoriales de tipo integral, el


diagnóstico debe adoptar también características de integralidad, abarcando -
sintéticamente - las diferentes dimensiones que se refieren a la calidad de vida
de los pobladores: la pirámide demográfica, la situación epidemiológica, los
aspectos de infraestructura (agua de red, sistemas cloacales, electricidad, gas
natural, teléfonos privados y públicos, transporte, etc.), la situación medio-
ambiental, las características económicas y productivas, la situación del empleo,
los ingresos de los hogares, la existencia y utilización de servicios (de salud,
educación, justicia), las políticas publicas, el trabajo de las instituciones y
organizaciones de la sociedad civil, para mencionar las dimensiones más
relevantes.

Visto desde el punto de vista de su elaboración, el diagnóstico constituye un


proceso permanente, de aproximaciones sucesivas, aunque se realicen “cortes
temporales”. Por ende, todo diagnóstico de situación es tentativo y abierto a
enriquecimiento y revisiones posteriores a medida que se avanza en el desarrollo
de la intervención. Sin duda alguna durante la ejecución de un proyecto, se
estará en condiciones de incorporar ajustes al diagnóstico realizado al inicio
como punto de partida o línea basal. Vale decir que aún en la etapa de

3
Como se verá luego, no son esos los únicos productos emergentes de un diagnóstico que
fundamentan en forma completa su significado y utilidad, ya que la generación – o el
fortalecimiento – de un espacio de interacción de actores diversos, que asumirá roles diferentes a
lo largo del ciclo de la gestión del proyecto, así como el comienzo de la colocación del tema en la
agenda pública son resultados estratégicos y relevantes del proceso diagnóstico.

6
intervención se sigue profundizando en el conocimiento de la realidad en la que
se interviene. De modo que puede agregarse que además de los recortes
espacial/territorial, poblacional y temático, un diagnóstico de situación es
también un recorte temporal.

3. El diagnóstico comunitario

Es posible afirmar que una comunidad estaría conformada a partir de las


siguientes características4:

− Asentarse en una localidad geográfica (el territorio, la vecindad).

− Tener una cierta estabilidad temporal (comunidad de vida) es decir contar


con una cantidad de tiempo (años) de residencia en la comunidad.

− Contar con instalaciones, servicios y recursos materiales que forman


núcleos y ejes de condensación comunicativa y relacional de los
individuos. Por ejemplo: un local o centro de venta, un pozo comunitario
en zona rural para el agua, un gimnasio en el barrio, etc.

− Poseer una estructura y sistemas sociales (de socialización, control y


apoyo social, poder y distribución de servicios y recursos), siendo en el
seno de estos sistemas donde suelen originarse los problemas a superar
mediante las intervenciones comunitarias. Por ejemplo, la institución
escolar, la estructura generadora de fuentes laborales, una empresa, una
unidad policial, una biblioteca, etc.

− Un componente psicológico resultante (sentido psicológico de comunidad)


expresado en dos dimensiones: la vertical, o la identificación o sentido de
pertenencia; y la horizontal, o el conjunto de interrelaciones y lazos entre
los miembros comunitarios.

En otras palabras, se entiende por comunidad un sistema o grupo social de raíz


social local, diferenciable en el seno de la sociedad de que es parte en base a
características e intereses compartidos por sus miembros y subsistemas que
incluyen: localidad geográfica, interdependencia e interacción psicosocial estable
y sentido de pertenencia a la comunidad e identificación con sus símbolos e
instituciones. La noción de comunidad está caracterizada en el componente
territorial o por el hecho de que determinadas personas habitan un determinado
territorio5.

Aunque puedan existir otras caracterizaciones más allá de lo territorial, a efectos


de las intervenciones o proyectos sociales la comunidad puede considerarse
como el espacio social local que constituye el lugar de la palabra y los

4
Véase Alipio Sánchez, Ética de la Intervención social, Editorial Paidós, 1999.
5
También existen otras formas de agrupación comunitaria que son relevantes y que no tienen al
territorio como componente definitorio. En efecto, con el término “comunidad” se suele hacer
alusión a los agregados comunitarios que se desarrollan dentro de matrices institucionales como
empresas, escuelas, organismos no-gubernamentales, o aquellos colectivos que tienen una relación
menos estrecha con su territorio como las tribus urbanas (barras bravas, movimientos de rock,
religiosos, etc).

7
intercambios, de los acuerdos y controversias, de la materialización de los
resultados, del hacer mancomunado. Cuando se habla de comunidad se hace
referencia a sujetos que recorren espacios comunes en la vida cotidiana y sus
complejas alternativas, a relaciones que conectan desde lo distinto y aún desde
lo contradictorio. La comunidad en este sentido se construye en arduos procesos
de consensos siempre provisorios y contingentes, que necesitan de permanentes
redefiniciones y concertaciones explícitamente trabajadas.

El diagnóstico comunitario es el primer análisis que se lleva a cabo en forma


previa al diseño de una intervención o proyecto social. Como se anticipó, se trata
de la actividad mediante la cual se interpreta, con el mayor grado de objetividad
posible – en el sentido de disponer de datos e información específica sobre la
cual se sustente cualquier interpretación contextualizada de la realidad en
observación –, aquello que interesa transformar. A través de este análisis se
estará en condiciones de definir los problemas prioritarios, las causas, efectos,
las posibles áreas o focos de intervención y las eventuales soluciones a las
situaciones problemáticas. La información obtenida del diagnóstico comunitario
permite orientar la acción, clarificar los objetivos y adaptar el proceso de
intervención a las características de los participantes o población involucrada.

En este proceso de realización del diagnóstico deben involucrarse las distintas


organizaciones que se vinculan directa o indirectamente con la temática de
interés, mediante la aplicación de distintas técnicas (especialmente aquellas
basadas en dinámicas grupales). Intervención o Proyecto Social

4. La participación de los actores

Los diagnósticos participativos incluyen los saberes y puntos de vista de actores


diferentes que se vinculan con el tema de interés, en particular aquellos que
viven – padecen – la situación problemática. Cuando se realiza bajo esa
modalidad participativa el diagnóstico trasciende los objetivos de fundamentar
las acciones de una intervención y de brindar insumos básicos para los diferentes
momentos evaluativos. En efecto, la modalidad participativa añade un valor
agregado sumamente relevante que es la iniciación de un proceso de
construcción de un escenario donde interactúan distintos actores sociales, un
espacio de intercambio de información, de articulación y de negociación, un
ámbito para el aprendizaje social de todos los participantes y un espacio de
oportunidad para el protagonismo de los actores sociales que luego serán
involucrados en los proyectos. Es en sí mismo una práctica democrática de
relacionamiento social.

Dos características relevantes de los diagnósticos participativos locales son:

− La intersubjetividad, entendida como la integración de miradas y


percepciones diversas para la construcción conjunta de la situación
problemática. El proceso implica sucesivas reconstrucciones tentativas de
esa realidad mediante la confrontación y síntesis de informaciones
parciales – objetivas y subjetivas - en un trabajo grupal de elaboración
intersubjetiva.

8
− El aprendizaje colectivo y el empoderamiento institucional y comunitario,
pues como se anticipó, implica aprendizaje para los actores que se
involucran, permite dejar capacidades instaladas y facilita incorporar
modalidades de reflexión – autorreflexión para la transformación.

Los beneficios para una comunidad o un grupo al trabajar en la elaboración del


diagnóstico comunitarios locales son principalmente:

− Mayor claridad, precisión, profundidad y comprensión de las situaciones


problemáticas.

− Menor margen de error al formular las acciones correctivas y mayor


eficacia al llevarlas a cabo.

− Aprendizaje de metodologías, técnicas y procesos de generación colectiva


de conocimientos.

− Aprendizaje de una manera más objetiva y democrática de percibir y


comprender el mundo, el entorno, a los demás y a uno mismo.

En síntesis: se produce un intercambio de conocimientos y de tecnología,


quedando “capacidades instaladas” para una comunidad más autónoma en la
detección, conceptualización y resolución de las situaciones problemáticas que
deben afrontar.

El momento del diagnóstico constituye además una estrategia contributiva para


la convocatoria a las organizaciones no gubernamentales, los actores públicos,
los actores privados, las escuelas, los centros de salud, las familias, así como
otros actores significativos, se acerquen al proyecto, se interesen e involucren en
la conformación y mantenimiento de un nuevo espacio de articulación y decisión.

Es en ese sentido que puede afirmarse que el diagnóstico es útil además para la
construcción de la viabilidad futura de los proyectos. Resulta estratégico para
conseguir adhesiones y apoyos por parte de funcionarios y de otros actores que
tienen poder de decisión o influencia sobre recursos necesarios para la resolución
de las situaciones problemáticas y para llevar adelante las acciones previstas; de
modo que sirve también para construir, desde el mismo inicio de las acciones, su
ulterior sustentabilidad.

Por todo ello, un diagnóstico tiene que ser comunicable, para que pueda
convertirse en una herramienta de abogacía, en la medida que sus resultados
sean difundidos por los medios masivos locales (emisoras de radio y TV y prensa
escrita), haciendo referencia en los mensajes y gacetillas a los procedimientos
por los cuales se llevó a cabo, con énfasis en el protagonismo de los actores. En
tal sentido, los miembros del grupo responsable de las actividades diagnósticas
deben estar disponibles para brindar notas periodísticas junto con pobladores y
otros actores locales que se hayan involucrado; si las autoridades locales (por
ejemplo el intendente o autoridad comunal) se hubieran involucrado – lo cual es
altamente recomendable –, las entrevistas que ellas otorguen a la prensa son de
suma importancia; no cabe duda, que en esos casos, el diagnóstico local se
constituye en herramienta política.

9
El término abogacía usado en el párrafo previo traduce la palabra
inglesa advocacy, que alude a las acciones que se desarrollan en favor de una
causa, para colocarla en forma relevante en la agenda pública y en las políticas
gubernamentales. Por ejemplo, en el caso de la infancia: las prácticas de crianza
para el desarrollo infantil, los derechos de los niños, el valor de la educación y la
inserción en el sistema educativo como influyentes de trayectorias futuras, entre
los más relevantes.

5. Aspectos y actores a incluir en un diagnóstico participativo local

Se mencionaron antes, en forma general, los aspectos que deberían tomarse en


cuenta en un diagnóstico, en la medida que se desee abordar la intervención
social con un carácter integral, es decir, tomando en cuenta los múltiples
factores que convergen en la determinada situación problemática que se procura
resolver o aliviar.

Por otra parte es importante remarcar que los aspectos incluidos en un


diagnóstico (y al mismo tiempo, los aspectos que no se incluyen) ponen de
manifiesto la concepción (marco teórico) que se tiene acerca del tema sobre el
que se diagnosticará. La recomendación es que deberían abordarse todos los
aspectos que se vinculan con la temática, acorde con el estado del arte, pero
cuidando de no plantear un esquema de tal complejidad que sea poco viable
desarrollarlo en los tiempos apropiados. Muchas de las críticas a los diagnósticos
tradicionales hacen referencia, por un lado, a la cantidad de información
recopilada pero con escasa utilización posterior, y por otro a los tiempos de
elaboración que impedían la formulación y realización de los proyectos en forma
oportuna.

Es indudable que según sea la temática y/o el segmento poblacional de interés,


se podrán precisar los aspectos, dimensiones o ejes analíticos que tomará en
cuenta el diagnóstico.

Acá se toma como ejemplo el tema de desarrollo infantil, la infancia, y se


sugieren los aspectos a considerar en un diagnóstico. Pero sin duda, el ejercicio
puede realizarse para la población adolescente6, la población de tercera edad,
etc.

 Situación contextual del territorio

− Ubicación geográfica del territorio (municipio, comuna o barrio).

− Pirámide demográfica (por tramos de edad y sexo).

− Principales actividades productivas y fuentes de empleo.

− Tasas de ocupación y desocupación.

6
En el capítulo 3 de Nirenberg, O. et al, 2003, Programación y Evaluación de Proyectos Sociales,
aportes para la racionalidad y la transparencia, Colección Tramas Sociales, vol. 19, Ed. Paidós, se
exponen los aspectos a considerar en diagnósticos relativos a población adolescente.

10
− Indicadores de pobreza en la población general (personas NBI y por
debajo de líneas de pobreza e indigencia).

− Hogares monoparentales y/o con jefatura femenina

− Disponibilidad de infraestructura (agua de red, cloacas, red de gas


natural, electricidad, transportes, comunicaciones, etc.)

− Marco político institucional de la provincia y/o municipio en relación con


la infancia.

 Situación de los niños/as por territorios, grupos etáreos y sexo:

− Distribución de la población infantil según:

. Municipios o comunas o barrios (según sea la escala del diagnóstico)

. Zonas urbana y rurales

. Grupos de edad (menos de 1 año, 1 a 2 años, 3 a 4 años, 5 años)

. Sexo

. % NBI y/o por debajo de la línea de pobreza y de indigencia

− % de asistencia a centros de cuidado y/o desarrollo infantil (menores


de un año, 1 a 2 años, 3 a 4 años)

− % de asistencia al nivel de educación inicial o preescolar (5 años)

− Situación de salud de niños de hasta 5 años y de las mujeres en edad


fértil:

. Cobertura de la seguridad social.

. Tasas de mortalidad general de menores de un año y de 2 a 5 años

. Principales causas de muerte según los subgrupos etáreos

. Proporción de chicos que nacen con bajo peso respecto a la cantidad


de nacidos vivos, según edad de la madre.

. Principales causas de egresos hospitalarios.

. Embarazos y maternidad adolescentes.

. Mortalidad materna.

. Discapacidades en niños de hasta 5 años.

− Trabajo infantil

− Chicos en situación de calle

11
− Niños fuera de sus familias, institucionalizados (con causas penales o
no) o bajo modalidades alternativas de atención (pequeños hogares,
familias sustitutas, etc.).

 Identificación de actores y dinámica socio – institucional

Un actor social puede ser una organización formal, pública o privada; una
asociación de la comunidad, un grupo comunitario, grupos particulares de
interés, sectores socioeconómicos, clases de individuos (definidos según algún
atributo o rol específico dentro del campo de intervención) e incluso individuos
que intervengan en la dinámica comunitaria en forma relevante.

Deben identificarse aquellos actores significativos que operan en el territorio, en


relación con el segmento de población al que se orienta la intervención. Se hace
referencia al conjunto de instituciones, organizaciones, empresas, grupos
comunitarios, entre otros, que tienen incidencia o vinculación, actual o potencial,
respecto de la población infantil.

Los distintos tipos de actores que en principio pueden distinguirse7, son:

− Establecimientos de salud según niveles de atención (centros de salud y


hospitales).

− Jardines maternales y/o Centros de desarrollo y/o cuidado infantil.

− Establecimientos educativos con nivel inicial y según dependencia.

− Otras áreas o programas gubernamentales, orientados a la infancia, según


temáticas (salud, nutrición, estimulación, cuidado, recreación, defensoría
de derechos, etc.).

− Las entidades u organizaciones comunitarias (ONG, OSC) que se orientan


a esa población objetivo según temáticas de trabajo (salud, nutrición,
estimulación, cuidado, recreación, defensoría de derechos, etc.) y áreas
geográficas de cobertura8.

− Niños y/o jóvenes organizados (centros estudiantiles, grupos,


movimientos, etc.)

− Empresas y fundaciones de empresas que tienen algún tipo de actuación


social con la comunidad y particularmente con el segmento de población
infantil.

− Grupos o movimientos políticos de relevancia.

− Instituciones académicas.

7
Se piensa acá en actores orientados a población infantil, sin embargo, algunos son también
significativos para la población general.
8
Cabe distinguir aquellas que tienen mayores niveles de formalización y las que son organizaciones
o grupos de base sin formalizar (entidades culturales, sociales y religiosas, centros vecinales,
asociaciones de familiares o padres, etc.).

12
Se reitera que la identificación de los actores irá ampliándose progresivamente, a
medida que se avanza en el conocimiento de las relaciones dentro del territorio
de intervención.

El trabajo en conjunto con los actores, debe permitir la construcción de un mapa


de relaciones en el territorio. Conocer las relaciones entre los actores sociales
permite introducir la noción de dinámica en el campo, en el espacio situacional
que se analiza. Estas relaciones pueden ser diversas por su contenido, por su
frecuencia y por su intensidad.

El proceso de diagnóstico da cuenta de la forma en que se relacionan los actores,


en nuestro ejemplo, en torno al tema de la infancia. Esto implica mostrar las
relaciones que existen e incluir un análisis de las mismas. Este análisis es un
insumo para valorar la capacidad local de gestión asociativa o de trabajo en red,
detectar aquellos vínculos que pueden ser fortalecidos y desarrollados para el
trabajo conjunto, y detectar también posibles relaciones conflictivas para cuidar
que no obstaculicen el proceso de trabajo.

En especial, cuando se muestra y analiza la relación entre los actores, debe tener
un lugar importante el tipo de vínculos que se establece con los actores públicos,
y viceversa.

Los actores sociales se distinguen entre sí por una lógica particular de


comportamiento o racionalidad, por una percepción propia acerca de la realidad y
por el tipo de recursos que gestionan.

El particular comportamiento que los actores asumen en la comunidad tiene que


ver con los intereses y objetivos propios de la entidad, organización, institución o
grupo comunitario, con sus valores y su cultura. Esa forma de actuar se
manifiesta en los discursos que sostienen los miembros de estas entidades, y
fundamentalmente en las trayectorias de trabajo, en los modos de resolver los
problemas, en el tipo de actividades y proyectos que implementan o han
implementado, en las poblaciones que atienden, etc.

Inicialmente se caracteriza a los actores sociales organizacionales, al menos, en


los siguientes aspectos: datos de identificación, historia, desarrollo y acciones
desarrolladas, esquema organizativo interno, relaciones con otras instituciones,
situación y recursos institucionales que disponen.

Es necesario además dar cuenta de la dinámica socio-institucional en términos de


fortalezas y debilidades.

Las fortalezas son las fuerzas impulsoras que contribuyen positivamente al


desarrollo, y se identifican con el objetivo de aprovecharlas e impulsarlas. Las
debilidades son fuerzas obstaculizadoras que impiden el adecuado desempeño de
la intervención. Se las identifica para eliminarlas o corregirlas.

Como se mencionó previamente, los actores se distinguen entre sí por una lógica
particular de comportamiento o racionalidad, por una percepción propia acerca
de la realidad y por el tipo de recursos en los que tienen injerencia. Estos
aspectos definen una determinada posición de cada actor en la comunidad y
específicamente con respecto al tema de interés.

13
La caracterización que se realiza inicialmente de los actores sociales permitirá
durante el diagnóstico disponer de información para reconocer sus fortalezas y
debilidades como se explicó previamente; pero además sirve para conocer
progresivamente la posición que cada actor asume frente a los problemas
identificados y las soluciones propuestas.

En tal sentido debe realizarse el análisis de la posición de los actores en relación


con los problemas y las estrategias propuestas para su solución; se los debe
caracterizar en términos de una escala como por ejemplo: muy a favor, a favor,
indiferente aunque involucrado, en contra o muy en contra. Para determinar o
fundamentar esta posición es necesario considerar la percepción que cada actor
tiene de los problemas, la forma en que viene trabajando para resolverlos, el
nivel de participación que tiene en el espacio de producción colectiva, los
antecedentes de trabajo en la temática, etc.

También es necesario prever que un actor puede ir cambiando de posiciones a lo


largo del proceso y que incluso un mismo actor puede tener posiciones
contradictorias, generadas por distintos sub-grupos al interior de una misma
entidad.

Otro aspecto relevante es la valoración de los grados y dimensiones de poder de


los actores. Ello se vincula al grado de influencia que cada actor puede ejercer
sobre los recursos (económicos, materiales, tecnológicos, humanos, de
información, organizativos, conocimientos específicos, experiencias, redes de
relación e influencias, de liderazgo, de movilización, entre otros).

Desde esta perspectiva, se trata de conocer el grado de relevancia (o poder) que


tiene cada actor social respecto de los problemas a abordar y/o del proyecto a
implementar. Esta forma de valoración implica considerar el tipo de recursos que
dispone cada actor vinculado a la temática. Al realizar el análisis se consideran
dos aspectos:

− Grado de centralidad que tiene el actor. Esto significa determinar si los


recursos que controla cada actor son indispensables, sustituibles u
omisibles, con respecto a los problemas y las alternativas de solución que
se proponen.

− Grado de concentración que tiene el actor sobre el control de ese tipo de


recursos. Esto significa determinar si la distribución de los recursos que
controla un actor es monopólica (sólo lo tiene el actor en cuestión),
compartida (los controlan varios actores) o dispersa (ese tipo de recursos
es manejado por la mayor parte de los actores)9.

Este análisis de los actores permite, entre otras cuestiones:

− Identificar los actores sociales que resulta indispensable incorporar a la


intervención.

9
En el esquema del Marco Lógico se llama a ese poder “mandato” de los actores, refiriéndose a la
autoridad formal que tienen los actores para proporcionar un servicio o cumplir una función
determinada, es decir, a la jurisdicción que tienen en cuanto al problema bajo consideración.

14
− Reconocer la importancia que tienen para el proyecto determinados
actores que tienen una posición de indiferencia o de oposición.

− Detectar posibles alianzas entre actores que comparten una disposición


similar frente al problema y/o alternativas.

− Valorar el grado de apoyo que tiene la selección de un determinado


problema o estrategia de solución, por parte de los actores sociales.

− Reconocer cuál de los problemas identificados o soluciones propuestas


genera una mayor adhesión de los distintos tipos de actores (actor
público, ONGs, familias, etc.).

− Valorar la relevancia que tienen los actores que están a favor del proyecto,
en función de los recursos que disponen o controlan.

− Identificar recursos críticos porque son indispensables y están


concentrados en un actor que se opone a la iniciativa. Ej.: Para un
proyecto vinculado a la educación materno-infantil, el Centro de Desarrollo
Infantil en donde se atiende la mayoría de la población infantil, se opone al
proyecto.

− Tener criterios para priorizar / seleccionar un problema y alternativas de


acción.

En general, el análisis de los actores y sus posiciones debe ser uno de los
criterios para priorizar y seleccionar el/los problemas; y posteriormente, un
criterio también para seleccionar una alternativa viable para intervenir.

Al mismo tiempo, conocer la posición de los actores según su adhesión y su


grado de poder respecto de los problemas y las alternativas, permitirá
implementar estrategias adecuadas para involucrar a actores indiferentes cuya
participación es indispensable, para generar alianzas entre aquellos que se
encuentran a favor, evitar la influencia negativa de los opositores, o considerar
elementos de negociación en caso de que estos actores que se oponen manejen
recursos fundamentales para llevar adelante la intervención, o involucrar a otros
que puedan sustituirlos, etc.

Se adjunta al final una matriz para sintetizar ese proceso de mapeo y


caracterización de actores.

6. La construcción, identificación y priorización de problemas

Un problema social plantea una brecha entre lo que existe y lo que es deseable
por parte de un conjunto significativo de actores sociales.

Un problema es social cuando afecta a un número importante de personas y para


su superación no bastan los esfuerzos individuales o familiares, sino que se
requieren acciones por parte de los organismos gubernamentales y/o de los
grupos y organizaciones de la sociedad civil.

15
Las situaciones problemáticas implican por lo general carencias o dificultades de
acceso y participación efectiva en relación con servicios o bienes sociales. En el
caso de la iniciativa OEC los problemas se relacionan con los obstáculos
existentes para que los chicos accedan a oportunidades educativas tendientes a
su desarrollo integral. Dichos problemas deben ser delimitados socialmente
(población que está afectada) y territorialmente (espacio geográfico donde se
ubica).

A través del diagnóstico los problemas deben ser priorizados; los criterios más
relevantes para realizar esa priorización y seleccionar el problema central o focal,
son:

− Tipo y cantidad de población afectada.

− Ámbito de gobernabilidad de la/s organización/es que plantea/n la


intervención.

− Prioridad asignada en el marco de las políticas sociales locales.

− Nivel de incidencia en el conjunto de problemas identificados (nudos


críticos).

− Es solucionable: existen modos de intervención posibles y probados


(disponibilidad y efectividad tecnológica).

− Existencia de presión social para su solución.

− Necesidad sentida por la comunidad.

Debe plantearse una explicación del problema focal en función de los factores
explicativos directos, indirectos y estructurales. Esos factores son, a su vez,
problemas asociados, causas, o determinantes, relacionados con el problema
focal o central que se seleccionó; este es el componente “explicativo” del
diagnóstico, que antes se mencionó. Además, deben señalarse los problemas o
consecuencias o efectos que se derivarían de la no resolución del problema focal,
el cual constituye el componente “pronóstico” del diagnóstico, que se anticipó.

Se puede volcar en un diagrama ese esquema problemático, situando en el


centro el problema focal, precedido de los factores antecedentes, causales o
determinantes y seguido de los problemas ulteriores, efectos o consecuencias
que se producirían si no se interviene. Ese diagrama suele llamarse “árbol de
problemas”, el cual es muy usado en el modelo de programación del “marco
lógico”10; se lo muestra en forma de esquema a continuación.

10
Véase El marco lógico: Una guía de gerentes para diseñar y evaluar proyectos en forma
científica. Management Systems Internacional. Washington DC. Mimeo. (Sin fecha) y Banco
Interamericano de Desarrollo (BID). Curso sobre Marco Lógico; www.iadb.org, 2002.

16
Esquema de árbol de problemas (Marco Lógico)

EFECTOS

PROBLEMA
FOCAL

CAUSAS

Los problemas identificados y priorizados por los diversos actores a través de


distintas técnicas (usualmente en el marco de talleres, con dinámicas grupales)
constituyen en su conjunto la problemática de intervención que deberá encarar la
organización responsable de diseñar e implementar el proyecto.

A partir de la priorización de las situaciones problemáticas identificadas, se


analizan los procesos / problemas que conducen a cada uno de elementos
constitutivos de la problemática de gestión, identificando aquellos factores o
procesos causales sobre los que existe capacidad de intervención por parte de los
actores sociales concretos responsables de diseñar la intervención. Para alcanzar
este objetivo será necesario reconocer las interrelaciones existentes entre los
problemas identificados, reconstruyendo colectivamente un modelo integrado de
problemas, que permita identificar los puntos y procesos críticos sobre los cuales
hay que actuar (y es viable hacerlo) para desencadenar modificaciones que

17
tiendan a corregir o resolver los problemas que afectan la situación de la
población objetivo en la temática considerada11.

Se reitera que es imprescindible registrar la percepción que tienen los múltiples


actores sociales respecto de las situaciones problemáticas que han sido
identificadas. Durante todo el proceso de diagnóstico los actores involucrados,
aportan su propia percepción de los problemas identificados, contribuyen con su
información y conocimientos a una mayor comprensión de las situaciones que se
hayan priorizado. Además, las instituciones, organizaciones o grupos
comunitarios son un nexo clave para acceder también a las familias o pobladores
e integrar sus percepciones acerca de los problemas que afectan (en nuestro
ejemplo) a la población de los niños en la comunidad12.

11
Robirosa Mario, Cardarelli, Graciela y Lapalma Antonio. 1990. Turbulencia y Planificación Social.
Lineamientos metodológicos de gestión de proyectos sociales desde el Estado. UNICEF, Siglo XXI
de España, Ed., Buenos Aires, Argentina.
12
En algunos casos se podrán recoger las opiniones de las familias o pobladores en el marco de
talleres, o bien mediante la aplicación de sencillas encuestas de opinión (que no tienen porqué
basarse en muestras representativas estadísticamente), fácilmente procesables y analizables.

18
ANEXO: MATRIZ PARA EL MAPEO DE ACTORES
Grado de poder sobre recursos
Grado de adhesión a la intervención
Tipo de actor (organización y posición Tema/s del/los que se ocupa en estratégicos*

que ocupa en la misma) relación con la infancia Baja/
Alto Medio Bajo Alta Media Opositor
Indiferente
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
* Detallar en la matriz siguiente y en cada caso los recursos sobre los que se ejerce control:
Nº de Detalle de los recursos sobre los que se ejerce control
actor
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12

19
Serie: Documentos de apoyo a los proyectos estudiantiles Nº 1

Formulación de proyectos sociales

Unidad de Proyectos
Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio
Universidad de la República
Mayo de 2009

extensión
r\
Proyectos
Univaritdad da la RapwbIMa
* tOiién OiMoto
*
El presente material fue elaborado por: Agustín Cano, Alicia Migliaro y Blanca Acosta,
docentes del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) y del
Programa Integral Metropolitano (PIM) de la Universidad de la República.

Se trata de un material de apoyo didáctico elaborado en el marco de la “Convocatoria a


Proyectos Estudiantiles de Extensión Universitaria 2009 – 2010” (CSEAM, 2009).

Está habilitada y alentada la libre circulación y reproducción de este material.

Unidad de Proyectos
Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio
UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA
Brandzen 1956 Piso 2 | Tel: (02) 4033782
Correo: proyectos@extension.edu.uy
Montevideo, Uruguay

Unidad de Proyectos SCEAM | Serie “Documentos de apoyo a los proyectos estudiantiles” Nº 1:


Formulación de proyectos sociales 2
ÍNDICE:

Presentación …................................................................................................................. p. 4

Qué es un proyecto social ................................................................................................ p.5

El ciclo de vida de un proyecto ….................................................................................... p.6

El árbol de problemas ...................................................................................................... p. 9

Diez preguntas básicas previas a la formulación de un proyecto ............................. p. 12

Esquema orientador para la formulación de un proyecto .......................................... p. 13

Preguntas orientadoras para analizar la coherencia interna de un proyecto .......... p. 17

Criterios generales de evaluación ex ante de los proyectos ..................................... p. 19

Bibliografía para profundizar en el tema ….................................................................. p. 20

Información y contactos de referencia ......................................................................... p. 21

Unidad de Proyectos SCEAM | Serie “Documentos de apoyo a los proyectos estudiantiles” Nº 1:


Formulación de proyectos sociales 3
Presentación:

Con el presente material inauguramos la serie “Documentos de apoyo a los proyectos


estudiantiles”, un conjunto de aportes documentales que iremos compartiendo junto al
desarrollo de la “Convocatoria a Proyectos Estudiantiles en Extensión Universitaria 2009 –
2010”.

Concebimos el proceso de construcción de proyectos de extensión como un proceso de


aprendizaje que comienza ya en el momento de la propia gestación y formulación de los
proyectos. En esta etapa buscamos apoyar a los estudiantes participantes en lo que tiene
que ver con metodologías de formulación de proyectos; y al mismo tiempo contribuir a
reflexionar desde la perspectiva de la extensión universitaria en torno a algunos de los
problemas teóricos y metodológicos presentes en lo que se llama “el ciclo de vida de un
proyecto”.

Abordamos en este número algunos temas vinculados a la construcción de proyectos y a la


planificación estratégica. Incluimos una guía orientadora para la formulación de proyectos
sociales, así como un glosario de preguntas que ayudan a analizar la coherencia interna de
un proyecto una vez formulado. Finalmente, en el último capítulo presentamos algunas
sugerencias de bibliografía para profundizar en las temáticas abordadas.

Todos los capítulos del presente número buscan contribuir a visualizar los contenidos de un
proyecto social, así como su lógica interna de ordenamiento y presentación. Se trata de un
material de apoyo formativo en el marco de los talleres sobre formulación de proyectos que
realizaremos en la etapa preparatoria previa al cierre de la convocatoria. Es importante
recordar que a los efectos del llamado en curso los proyectos deben presentarse de acuerdo
a lo estipulado exclusivamente en las Bases y Formularios pertinentes al llamado.

La “Convocatoria a Proyectos Estudiantiles en Extensión Universitaria” es una iniciativa de la


Comisión Sectorial de Actividades en el Medio (CSEAM) que desarrollamos en conjunto con
la Comisión de Extensión de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay
(FEUU). Por consultas, apoyo e información pueden dirigirse a vuestro Centro o Asociación
de Estudiantes de pertenencia.

Asimismo, les recordamos que se están creando y consolidando Unidades de Extensión en


todas las facultades, así como en los centros universitarios del interior del país. Estas
Unidades, así como las Comisiones cogobernadas de Extensión, estarán atentas y
disponibles para consultas y apoyo a los proyectos estudiantiles en todo el proceso de la
Convocatoria.

Los invitamos a participar de esta Convocatoria y a construir entre todos una extensión
universitaria crítica y transformadora, cada vez más vinculada a nuestra formación
universitaria curricular.

Dr. Humberto Tommasino Lic. Agustín Cano y Lic Alicia Migliaro


Pro-Rector de Extensión Unidad de Proyectos

Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio, Mayo de 2009

Unidad de Proyectos SCEAM | Serie “Documentos de apoyo a los proyectos estudiantiles” Nº 1:


Formulación de proyectos sociales 4
Qué es un proyecto social

"¡La transformación social se hace con ciencia! Con conciencia,


sensibilidad, humildad, creatividad y coraje. El voluntarismo nunca
hizo ninguna revolución. Y el espontaneísmo tampoco".

Paulo Freire

La palabra proyecto habita un territorio pautado por la idea de tránsito; vincula las
temporalidades de pasado, presente y futuro. El término proyecto remite siempre a un futuro
imaginado desde una situación presente. Conlleva una determinada representación de una
situación nueva respecto a la situación de partida, la cual será posible fruto de determinadas
acciones concebidas y organizadas a tales fines. El proyecto es entonces el medio para
concretar una idea, para transformar una realidad. Podríamos decir que el proyecto es el
camino que recorremos desde que imaginamos la situación nueva hasta que la vemos
realizada. Un proyecto es entonces, en primera instancia, organización de la voluntad de
cambio.

Técnicamente, y a modo de síntesis, podríamos definir a los proyectos sociales como: un


conjunto de acciones desarrolladas en un tiempo y espacio determinado, y emprendidas en
modo articulado combinando la utilización de diferentes recursos (humanos, técnicos,
materiales) en función del logro de determinado objetivo previamente estipulado, el cual se
justifica por la existencia de una determinada situación-problema que se quiere transformar.
(Ander-Egg y Aguilar: 2005)

La expansión de los proyectos sociales ha generado en ocasiones una burocratización de


los mecanismos de construcción de proyectos, al tiempo que han proliferado los
“especialistas” en el arte de presentar proyectos (especialistas en las formulaciones que no
siempre lo son en las intervenciones). Es importante revitalizar el proceso de construcción
de proyectos, siendo a la vez rigurosos y creativos, buscando el mejor modo de organizar
acciones transformadoras. Voluntad de cambio sin proyecto es espontaneísmo y acción
ciega. Proyecto sin voluntad de cambio es reproducción burocratizada de una práctica
estéril.

Unidad de Proyectos SCEAM | Serie “Documentos de apoyo a los proyectos estudiantiles” Nº 1:


Formulación de proyectos sociales 5
El ciclo de vida de un proyecto

Existen variaciones en los modos de concebir lo que se llama “el ciclo de vida de un
proyecto”. Para algunos autores (Cejas, Olaviaga, Kremer: 2006), el ciclo de vida de un
proyecto consta de cuatro fases:

a) Identificación: Momento de gestación del proyecto. A este momento pertenece la


identificación/construcción del problema de intervención. Las preguntas claves de esta etapa
son: ¿qué sucede? ¿por qué sucede? ¿a quiénes afecta y cómo lo hace? ¿qué se puede
hacer para solucionar el problema o mejorar la situación de partida?
b) Formulación: Es la etapa de formalización y organización de las ideas y la información
producidas durante la etapa de identificación. Es el momento propiamente de formulación de
la propuesta con sus diferentes componentes (justificación, objetivos, resultados esperados,
plan de trabajo, y demás contenidos que veremos más adelante).

c) Etapa de ejecución y seguimiento: Es la etapa de desarrollo de las acciones


planificadas. Es importante concebir estrategias y metodologías de seguimiento que
permitan evaluar el desarrollo del proyecto desde una perspectiva flexible, integradora de los
acontecimientos y transformaciones del contexto en que se desarrolla el proyecto1.

d) Etapa de evaluación: Valoración y análisis de las intervenciones realizadas, con


centralidad en la visualización de las distancias entre resultados esperados y resultados
obtenidos, así como en términos generales, entre la “situación final” y la situación de partida.

Otros autores visualizan además de las etapas reseñadas otros momentos en el ciclo de
vida de un proyecto; pero en todo caso, lo que nos interesa aquí señalar es que la vida de
un proyecto no comienza en el momento en que se inicia su ejecución, sino ya desde el
momento de su gestación, concepción, y formulación. Estos momentos iniciales contienen
además una serie de procesos de una importancia fundamental, tanto para lo que será
ulteriormente el desarrollo del proyecto, como por lo que implican en sí mismos ya como
intervención. Nos detendremos un momento en la primera etapa del ciclo de vida de un

1
No nos detendremos mayormente en este punto, simplemente señalaremos que existen diferentes
perspectivas de planificación en función de cómo éstas integran o no las transformaciones e
imprevistos que ocurren en la práctica “a pesar de” lo que inicialmente fue planificado por el proyecto.
Así por ejemplo, se suele diferenciar entre “planificación normativa” (rígida, con poco márgen para
integrar las transformaciones del contexto) y “planificación estratégica” (una planificación con mayores
posibilidades de permeabilidad y capacidad de integración de la dimensión de la incertidumbre propia
de los procesos sociales) (Lapalma: 2001)

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Formulación de proyectos sociales 6
proyecto (la fase de identificación), y en un capítulo posterior (“Esquema para la formulación
de un proyecto”) trabajaremos sobre los contenidos correspondientes a la etapa de
formulación.

La fase de identificación contiene procesos de gran importancia que podríamos resumir en


tres: a) la construcción del problema, b) la construcción de explicaciones en torno a ese
problema, y c) el diseño de una estrategia de intervención.

a) Proceso de construcción de un problema: cómo se definen las problemáticas a


abordar, quién las define, para quién y desde qué supuestos constituyen “un problema”,
cómo se jerarquizan y comprenden las interrelaciones entre problemas, cómo se priorizan y
ubican en esquema de “causas y efectos” (árbol de problemas). Es importante que la
construcción del problema sea el fruto de procesos de construcción de demanda y análisis
de las necesidades, en los cuales puedan producirse procesos participativos de
comprensión y ponderación colectiva de las situaciones. La historia de los proyectos
sociales está plagada de ejemplos de prácticas y proyectos que fracasan por haber
comenzado por la imposición cultural de un problema por parte del técnico o el profesional
universitario.2

b) Proceso de construcción de explicaciones en torno a ese problema: ¿Desde qué


encuadre teórico construimos los problemas y las explicaciones sobre los mismos? ¿En qué
medida analizamos estos supuestos de partida? ¿En qué medida integramos a nuestras
explicaciones las provenientes del saber popular y la cultura local respecto a las
problemáticas existentes y sus causas? Es también interesante analizar aquí cómo se
juegan los procesos de trabajo interdisciplinario, en los dos niveles descriptos por Alicia
Stolkiner: uno epistemológico (vinculado a cómo logramos construir objetos de conocimiento
interdisciplinarios o transdiscilinarios), pero también en el registro del nivel profesional.
Cuando lo interdisciplinario pasa a jugarse en el campo de la intervención, lo epistemológico
se traslada inadvertidamente hacia lo profesional, abriendo un campo donde la construcción
de un problema de intervención está también afectado por las diagramaciones disciplinarias

2
Esta perspectiva de trabajo tiene además que ver con la dimensión ético-metodológica de la
extensión universitaria, donde tan importante como lo “qué” se haga, es el “cómo” se haga. Y ese
“cómo”, en la extensión, parte de concebir a la comunidad no como objeto de intervenciones
universitarias, sino como sujeto protagonista de los procesos de transformación que ocurren en su
interior. Ahora bien, en lo que respecta al presente llamado a proyectos, puede ocurrir que no exista
el tiempo necesario para generar procesos de construcción de demanda previo al cierre del llamado.
En dichos casos, sugerimos que el equipo incorpore dentro de su plan de acción y su cronograma de
actividades la realización de procesos de este tipo como punto de partida de la etapa de ejecución de
los proyectos.

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Formulación de proyectos sociales 7
y de poder que configuran las construcciones sociales de la legitimidad de tal o cual
disciplina para intervenir sobre tal o cual problema.

c) Proceso de construcción de una estrategia de intervención al respecto del problema


construido y la transformación deseada. Este es el momento bisagra entre la fase de
“identificación” y la fase de “formulación” del proyecto. Se trata del trabajo de formular los
objetivos del proyecto, habiendo ya definido la problemática a abordar, y la situación deseada
(visualización de la transformación a la que se aspira). Una vez definidos los objetivos, se debe
diseñar una estrategia que permita alcanzarlos en el tiempo estipulado, y en las condiciones
materiales existentes y en el contexto en que se desarrollarán las acciones.

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Formulación de proyectos sociales 8
El árbol de problemas

El árbol de problemas es un instrumento útil en la etapa de definición del problema de


intervención. Ayuda a una comprensión de la problemática, visualizando sus causas y
efectos, así como otros problemas relacionados, lo cual aporta al mejor recorte del problema
central que abordará el proyecto. Una vez concluido, el árbol de problemas aporta una
representación de las problemáticas que condicionan la situación existente de partida del
proyecto, permitiendo jerarquizar problemas y adoptar decisiones.

Sintéticamente, el árbol de problemas consiste en la elaboración de un diagrama en el que


se ubican causas y efectos en torno al problema central del proyecto. Por cierto que las
problemáticas existentes a nivel social son complejas y multicausales, y todas las
formulaciones de este tipo pueden pecar de reduccionistas o tecnicistas. No obstante, la
virtud de este instrumento consiste en que permite visualizar los problemas relacionados al
problema central de modo tal que el conjunto de acciones planificadas gane en precisión y
potencia estratégica. Asimismo, el árbol de problemas es un buen instrumento para trabajar
en el marco de un taller o técnica participativa, favoreciendo el proceso grupal de reflexión
sobre las problemáticas existentes.

A continuación veremos los pasos necesarios para elaborar un árbol de problemas, y luego
incluiremos un ejemplo que ayude a visualizar mejor el instrumento.

Pasos para la elaboración de un árbol de problemas:

1- Formulación del problema central. Generalmente el árbol de problemas se construye a


partir del problema central que se ha identificado3. Es importante formular este problema de
modo que sea concreto y permita abrir la búsqueda de soluciones diversas. Para esto se
debe procurar evitar las formulaciones del problema como carencia o negación de algo. Los
problemas formulados en términos de “ausencia de”, más que describir la problemática a
resolver, refieren a una situación deseada. Por ejemplo, un problema formulado de la
siguiente manera: “Ausencia de huertas familiares” conlleva una única posibilidad de
intervención, “la creación de huertas familiares”. El mismo problema puede ser formulado de
otras formas, de modo de complejizar la comprensión de la situación y a la vez posibilitar

3
En ocasiones en lugar de partir del problema central, se estructura el árbol de problemas partiendo
de un problema cualquiera, ubicando luego otros problemas relacionados según sean causas o
efectos del problema inicial. Una vez finalizado el ejercicio se elige un problema focal de intervención,
por lo que en esta perspectiva el problema central sería resultado y no inicio del árbol de problemas
(FORMEZ: 2002).

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Formulación de proyectos sociales 9
diversas posibilidades de acción; por ejemplo: “Subvaloración de las posibilidades propias
de producción de alimentos”, o “dependencia alimentaria”.

2- Identificación de las causas directas del problema central. Pregunta orientadora:


¿Por qué se produce este problema? Se identifican los factores que han producido el
problema central, y se representan gráficamente debajo del problema central. Las causas
deben formularse con frases sencillas y breves.

Una técnica sencilla que ayuda a iniciar la construcción de un árbol de problemas es la


“lluvia de ideas”, que permite obtener un primer listado de problemas relacionados al
problema central, los cuales luego se pueden ir jerarquizando y ordenando en relación de
causas y efectos, tal como se describe a continuación.

3- Avanzar hacia abajo preguntándose por las causas de las causas. Una vez
identificadas y colocadas las causas directas del problema central, se pasa a buscar y
describir las causas de las causas, que se irán colocando debajo de las causas identificadas
primariamente. Se busca así representar explicaciones multicausales del problema central.
Se pueden utilizar líneas para vincular la relación entre causas (causas que lo son de más
de un problema).

4- Avanzar hacia arriba preguntándose por los efectos. Una vez identificadas las causas,
se pasa a la búsqueda de los efectos o consecuencias del problema central. Tal como se
hizo respecto a las causas, se ubican en la primera línea los efectos directos del problema
central, y luego se avanza hacia arriba ubicando efectos y consecuencias indirectos o
relacionados con los efectos primarios.

5- Revisar el esquema completo y verificar las relaciones causales. Una vez obtenida
una primera representación gráfica del árbol de problemas, se analiza colectivamente el
resultado y se revisan las relaciones entre problemas y sus relaciones causales. En la
técnica del árbol de problemas, tan importante como el resultado (que si es bueno ayuda a
la definición de la opción estratégica sobre los problemas que se abordarán) es el proceso
de discusión (que permite complejizar la visión inicial sobre la problemática, comprenderla
mejor, y consolidar consensos grupales vinculados a la definición del problema).

A continuación veremos un ejemplo de un árbol de problemas ya construido.

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Formulación de proyectos sociales 10
Ejemplo de un árbol de problemas (ejemplo extraído de Cejas, Olaviaga y Kremer: 2006):

Aumento de la Aumento de los Descenso de la


deserción escolar costos de salud calidad de vida de la
población

Aumento de las Aumento de las


enfermedades enfermedades
respiratorias de la intestinales de la
población población

Altos índices de
PROBLEMA CENTRAL contaminación
de la zona X

Inadecuado Altos niveles de Derramamiento de


tratamiento de la polución ambiental aguas servidas en el
basura arroyo X

t
Bajo nivel de
t
Bajo nivel de
t
Escasez de servicios
educación ambiental responsabilidad de e infraestructura
en la ciudadanía las industrias estatal para el
tratamiento de los
desechos

t
Escasez de canales
t
Baja eficacia de los
1
Planeamiento
de información y organismos de ambiental deficiente
campañas estatales control del Estado desde el municipio
para la
concientización del
ciudadano

Bibliografía consultada en este capítulo:

• Cejas, C; Olaviaga, S; Kremer, P: Manual para la formulación de proyectos de organizaciones


comunitarias, Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC),
Buenos Aires 2006.
• FORMEZ, Project Cycle Management: Manuale per la formazione, Presidenza del Consiglio dei
Ministri, Dipartimento della Funzione Pubblica, Roma 2002.

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Formulación de proyectos sociales 11
Diez preguntas básicas para la formulación de un proyecto

En función de lo visto hasta el momento, presentamos a continuación algunas preguntas


orientadoras que resulta útil plantearse en la etapa de construcción de la estrategia.
Planteadas previo a la formulación del proyecto, estas preguntas contribuyen a ordenar la
información y organizar el pensamiento. Como se verá, las diez preguntas corresponden a
capítulos de la formulación de un proyecto. Se trata de preguntas muy simples, que han sido
formuladas por Ezequiel Ander-Egg y María José Aguilar (2005).

Preguntas orientadoras para la formulación de un proyecto (Ander-Egg y Aguilar: 2005):

¿QUÉ se quiere hacer? Naturaleza del proyecto

¿POR QUÉ se quiere hacer? Orígen y fundamentación

¿PARA QUÉ se quiere hacer? Objetivos, propósitos

¿CUÁNTO se quiere hacer? Metas

¿DÓNDE se quiere hacer? Localización física y cobertura espacial

¿CÓMO se va hacer? Actividades y tareas / Métodos y Técnicas


¿CUANDO se va a hacer? Calendarización o cronograma (ubicación en el
tiempo)
¿A QUIÉNES va dirigido? Destinatarios o beneficiarios

¿QUIENES lo van a hacer? Recursos humanos

¿CON QUÉ se va a hacer? Recursos materiales


se va a costear? Recursos financieros

A continuación, nos ocuparemos del tema de la formulación de un proyecto

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Formulación de proyectos sociales 12
ESQUEMA ORIENTADOR PARA LA FORMULACIÓN DE PROYECTOS

ADVERTENCIA:

Existen diversas maneras de formular un proyecto, y tanto los contenidos como su


ordenamiento suelen variar según las características del proyecto y el contexto en que fue
preparado. Existe no obstante un conjunto de contenidos comunes a las diferentes
perspectivas de construcción de proyectos, así como una lógica general de su ordenamiento
y formulación. En cualquier caso, ninguna guía de este tipo debe ser tomada como un
recetario a seguir taxativamente.

El esquema que presentamos a continuación fue elaborado de acuerdo a los contenidos del
Formulario de presentación de proyectos de la “Convocatoria a Proyectos Estudiantiles de
Extensión Universitaria”. Por tal motivo hemos obviado algunos elementos que suelen estar
presentes en los manuales de construcción de proyectos, y hemos introducido contenidos
nuevos.

Para una profundización sobre metodologías de formulación de proyectos, recomendamos


consultar la bibliografía sugerida en el capítulo final del presente trabajo.

A grandes rasgos, la formulación de un proyecto social contiene los siguientes


componentes:

TÍTULO
El titulo ayuda a diferenciar un proyecto de otro, al tiempo que permite caracterizar su
temática y anticipar una idea sobre su contenido. Se sugiere que sea breve, informativo y/
o evocativo, es decir: que brinde una idea sintética de lo que se quiere hacer.
Eventualmente se pueden incluir subtítulos

AUTORES
Brindar información sobre los autores del proyecto, su encuadre institucional, y el contexto
en que es presentado el proyecto.

RESUMEN
Brindar en forma breve la información esencial sobre el proyecto: qué tipo de proyecto es,
sus objetivos, destinatarios, localización, duración, las macro-acciones que se planean
realizar y el costo total del proyecto. El resumen debe ser breve.

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Formulación de proyectos sociales 13
FINALIDAD Y OBJETIVOS
Describir qué cambio es el que se desea realizar respecto a la situación actual y la
situación tendencial (inercial). Para esto responder a la pregunta ¿para qué se hace el
proyecto?
Se debe hacer una distinción entre la finalidad del proyecto (más amplia) y los objetivos
(más específicos). La finalidad refiere al impacto del proyecto (por ejemplo: “disminuir la
mortalidad infantil en tal región”). El objetivo refiere a los efectos del proyecto (por ejemplo:
“reforzar la red de atención en salud a nivel territorial”)
La finalidad y los objetivos deberán ser coherentes con los problemas y las situaciones
evidenciadas. Se debe tener cuidado de no confundir los objetivos con los medios para
alcanzarlos.
Para que los objetivos tengan un carácter operativo es necesario indicar el alcance del
proyecto, “cuánto” se quiere lograr teniendo en cuenta la duración del proyecto, el contexto
social y cultural en que se desarrollará, y los medios disponibles.
El objetivo general refiere al propósito central del proyecto.
Los objetivos específicos son complementarios al general, y expresan la operativa para
alcanzarlo. Generalmente se desprenden del objetivo general como acciones dirigidas a
su consecución.

ANTECEDENTES
Hacer una breve “historia” de cómo y porqué nació el proyecto. Reseñar, si las hubiese,
las acciones ejecutadas en la zona y con la población por parte del equipo o de alguno de
sus integrantes. Reseña de otras actividades realizadas por la Universidad pertinentes al
proyecto, sea por similitud temática y/o territorial (es decir, sea porque se desarrollaron en
el mismo territorio en el que se propone trabajar el proyecto; o sobre la misma temática
que procura atender el proyecto).

JUSTIFICACIÓN
Fundamentación de la pertinencia del proyecto y las razones que lo vuelven oportuno y/o
necesario. Para fundamentar el punto se podrá incluir resultados de eventuales estudios o
proyectos realizados anteriormente sobre la temática o el territorio en cuestión.
Responder a la pregunta: ¿por qué se quiere hacer este proyecto?
Describir:
a) La importancia o la urgencia del problema de intervención.
b) Porqué es éste proyecto (y no otras soluciones) la respuesta más adecuada para
resolver el problema (sea por razones técnicas, o políticas, u otras).

CONSTRUCCIÓN DE LA DEMANDA
Caracterización de las problemáticas que se propone abordar así como del proceso por el
cual estas problemáticas fueron definidas.

POBLACIÓN Y REFERENTES LOCALES


¿Cuáles son los grupos de personas que se verán afectados por la realización del
proyecto? ¿Cuáles son los actores con los que se propone trabajar?
Algunos autores hablan de “población objetivo” de un proyecto. Otros distinguen entre
“beneficiarios inmediatos” y “finales” (Rebonato: 2007) o entre “beneficiarios directos” e
“indirectos” (Cejas, Olaviaga, Kremer: 2006). En ambos casos la nominación refiere a la
vinculación entre las personas y los resultados esperados del proyecto.

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Formulación de proyectos sociales 14
Desde la perspectiva de la extensión proponemos cambiar el criterio de nominación, y
hacer hincapié en la relación entre las personas y el proceso de desarrollo del proyecto.
De este modo, proponemos hablar de “población sujeto” o “actores” como nominaciones
que dan cuenta de una concepción de la comunidad como protagonista de los procesos de
transformación que ocurren en su seno.

DELIMITACIÓN GEOGRÁFICA
Encuadre y caracterización territorial del proyecto: en qué lugar, área, territorio se
desarrollará.
Se puede distinguir entre la “localización” del proyecto (el lugar donde se desarrollará
efectivamente) y la “cobertura” (que sería el área de influencia del proyecto) (Rebonato:
2007). Si es necesario, se pueden incluir mapas y gráficos que ayuden a visualizar el área.

REFERENCIAS TEÓRICAS
Soporte teórico – metodológico del proyecto. Encuadre teórico de los dispositivos de
intervención propuestos.

ESTRATEGIA DE INTERVENCIÓN
Descripción de las acciones que se desarrollarán para el cumplimiento de los objetivos del
proyecto, de su ubicación temporal, así como de la relación de estas acciones entre sí.
Descripción de los encuadres y metodologías específicas que organizan las acciones del
proyecto.
Relación entre problemática definida – objetivos del proyecto – acciones y actividades.
Confección de una tabla de actividades – cronograma.

FACTORES EXTERNOS
Análisis de los factores de la coyuntura que podrían incidir sobre el desarrollo del proyecto,
sea como obstáculos o como generadores de condiciones favorables al cumplimiento de
los objetivos del proyecto.
Especificar, si existieran, cuales son los factores de contexto de los cuales pudiera
depender significativamente la viabilidad del proyecto.

DESCRIPCIÓN DEL EQUIPO UNIVERSITARIO


Descripción de la integración del equipo, los roles específicos y la asignación de tareas.
Descripción del modelo organizativo previsto para el trabajo del equipo en el desarrollo del
proyecto.
En caso en que el Equipo de estudiantes cuente con apoyo de docentes y/o
egresados,especificar en qué consiste este apoyo, cuál es el rol que cumplirán, y cuales
son las tareas específicas que tendrán a su cargo.

FINANCIAMIENTO
La solicitud de financiamiento deberá realizarse de acuerdo a lo estipulado en los
formularios del llamado.

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Formulación de proyectos sociales 15
EVALUACIÓN
Estrategia, encuadre y metodología de evaluación. Especificar los modos de participación
de la población involucrada en la evaluación.Relación entre resultados esperados,
indicadores y medios de verificación, en función del logro de los objetivos específicos
planteados por el proyecto.

Bibliografía consultada en este capítulo:

• Ander-Egg, E y Aguilar Idáñez, MJ: Cómo elaborar un proyecto. Guía para diseñar
proyectos sociales y culturales, Editorial LUMEN / HVMANITAS, Buenos Aires, 2006.

• Cejas, C; Olaviaga, S; Kremer, P: Manual para la formulación de proyectos de


organizaciones comunitarias, Centro de Implementación de Políticas Públicas para la
Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), Buenos Aires 2006.

• Rebonato, M: Schema per la preparazione di un progetto sociale, Material Didáctico


LUMSA-Università, Roma, 2007.

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Formulación de proyectos sociales 16
PREGUNTAS ORIENTADORAS PARA ANALIZAR LA COHERENCIA INTERNA DE UN
PROYECTO

Las siguientes preguntas contribuyen a analizar la consistencia de un proyecto una vez


formulado en lo que refiere a su coherencia interna (es decir: el análisis tanto de la construcción
del problema, los objetivos y la estrategia, como de la relación existente entre: problema –
objetivos – resultados esperados – acciones y actividades – indicadores y medios de
verificación).

Identificación y delimitación del problema:

• ¿Cómo se llegó a la identificación y delimitación del problema? (estrategia


investigativa).
• ¿Qué relación existe entre las necesidades detectadas y la construcción de la
demanda con la población participante?
• ¿Porqué se priorizó este aspecto de la realidad?
• ¿Quiénes participaron en su priorización?
• ¿Por qué es un problema lo que se formula como tal? ¿”Para quién” es un
problema?
• ¿Qué técnicas se utilizaron en la recolección de la información?
• ¿Participó la población sujeto del proyecto en el proceso de formulación? ¿Cómo lo
hizo?
• ¿Qué capacidad presenta el equipo para incidir en el problema priorizado?

Formulación de los objetivos:

• ¿Los objetivos reflejan en su formulación la imagen deseada y los cambios que se


pretenden alcanzar respecto a la situación de partida?
• ¿Contemplan los tiempos previstos para alcanzarlos?

Actividades, indicadores y recursos:

• ¿Las actividades están desarrolladas por objetivos específicos?


• ¿Cada una de las actividades está desagregada en tareas?
• ¿Se han identificado los resultados que generarán las actividades?
• ¿Se han identificado los recursos necesarios para la realización de las actividades?
• ¿Se han elaborado indicadores de proceso?
• ¿Se ha establecido la fuente de información de los indicadores?

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Formulación de proyectos sociales 17
• ¿Se ha establecido el costo de las actividades en cada uno de los componentes?
• ¿Los resultados proyectados expresan los cambios cuanti y/o cualitativos previstos
en los objetivos específicos planteados en el proyecto?
• ¿Con que recursos económicos, políticos, legales e institucionales se cuenta para la
ejecución del proyecto?
• ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades que presenta el contexto para abordar la
temática planteada en el problema?
• ¿Qué nivel de importancia le otorga la facultad de pertenencia a la temática
abordada por el proyecto, en el marco de sus políticas de enseñanza, investigación
y/o extensión?

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Formulación de proyectos sociales 18
CRITERIOS GENERALES DE EVALUACIÓN EX ANTE DE LOS PROYECTOS

Se denomina “evaluación ex ante” a la evaluación realizada previamente a la ejecución de


un proyecto, generalmente con el fin de definir sobre su aprobación y eventual
financiamiento.
En el caso de la “Convocatoria a Proyectos Estudiantiles en Extensión Universitaria”, el
proceso de evaluación ex – ante se desarrollará de acuerdo a lo estipulado en las Bases
del llamado.
A continuación se resumen los criterios generales que orientarán la evaluación técnica de
los proyectos, los cuales serán evaluados según su pertinencia, consistencia y viabilidad.

Resumen de Criterios de referencia para la Evaluación ex-ante de los proyectos:

El siguiente cuadro presenta una breve descripción de los elementos de evaluación que
componen los criterios de pertinencia, consistencia y viabilidad.

Criterio Concepto
Pertinencia del proyecto respecto a las Bases del Llamado: relación del
proyecto con los objetivos de la convocatoria. Promoción de intervenciones
interdisciplinarias, articulación con espacios o actividades de enseñanza y/
o producción de conocimiento, articulación con espacios universitarios
curriculares, promoción de intervenciones respetuosas de las comunidades
Pertinencia
con las que se trabaja, orientadas al protagonismo de la población
involucrada y sustentadas en una ética de la autonomía y el diálogo de
saberes. En los casos en que el proyecto se inscriba en un determinado
Programa universitario se evaluará su pertinencia respecto a los objetivos
de dicho Programa.
Consistencia teórico metodológica del proyecto. Relación entre:
Problemática definida/demanda – Objetivos planteados – Marco teórico-
metodológico adoptado y Dispositivos de intervención propuestos. Análisis
del proceso de construcción de demanda. Consistencia de los dispositivos
Consistencia
de evaluación propuestos. Relación entre objetivos – acciones- resultados
esperados – indicadores y medios de verificación. El proyecto considerado
como propuesta global: coherencia interna entre los diferentes
componentes del proyecto.
Viabilidad técnica y económica del proyecto. Relación entre la formación y
experiencia del equipo universitario y los dispositivos de intervención
propuestos. Conocimiento, vínculos y/o acuerdos de trabajo existentes con
población que participará en el proyecto. Niveles de participación de la
población en las acciones, incluida la evaluación. Caracterización territorial
Viabilidad
del proyecto. Relación entre la demanda que se plantea abordar y la
estrategia con que se propone hacerlo. Organización del equipo
universitario, roles y tareas de acuerdo al cronograma de acciones
planteado. Relación entre: Problemática definida – Objetivos planteados –
Cronograma de acciones y Recursos disponibles.

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Formulación de proyectos sociales 19
BIBLIOGRAFÍA PARA PROFUNDIZAR EN EL TEMA

La bibliografía disponible acerca de la formulación de proyectos sociales, planificación


estratégica y metodologías de programación de actividades es ciertamente abundante.
Consideramos importante ampliar la gama de materiales consultados de modo de enriquecer las
perspectivas sobre los modos de formular proyectos, y los instrumentos y metodologías
existentes. A continuación, presentamos una pequeña reseña de algunos materiales que
entendemos contribuyen a profundizar algunos de los aspectos presentados en este compendio.

Bibliografía sobre formulación de proyectos y planificación estratégica:

• Ander-Egg, E y Aguilar Idáñez, MJ: Cómo elaborar un proyecto. Guía para diseñar
proyectos sociales y culturales, Editorial LUMEN / HVMANITAS, Buenos Aires, 2006.
• Ander-Egg, E; Introducción a la planificación estratégica, Editorial LUMEN / HVMANITAS,
Buenos Aires, 2007.
• Camisaza, E; Guerrero, M; De Dios, R; Planificación Estratégica: metodología y plan
estratégico de las organizaciones comunitarias, Capacitación a distancia en gestión de
organizaciones comunitarias.
• Cejas, C; Olaviaga, S; Kremer, P: Manual para la formulación de proyectos de
organizaciones comunitarias, Centro de Implementación de Políticas Públicas para la
Equidad y el Crecimiento (CIPPEC), Buenos Aires 2006.
• Centro de Investigación y Desarrollo Integral de la Comunidad (CIDIC); El Plan de
Desarrollo Comunitario, Curso de Planificación Participativa Comunitaria, Guía de
Aplicación Nº 3, CIDIC – KAS, La Paz, Bolivia, 2004.
• Fernández Lorenzo, A y Quintana Martínez, O; El enfoque prospectivo en la planificación
estratégica de las comunidades en Cuba,
• Nirenberg, O; Brawerman, J; Ruiz, V; Programación y evaluación de proyectos sociales.
Aportes para la racionalidad y la transparencia, Paidós, Buenos Aires, 2006.

Programas de planificación, método Gantt y construcción de cronogramas:

Existe una gran cantidad de instrumentos disponibles para el diseño de cronogramas y


tablas de actividades. Los que presentamos son de acceso libre en internet:

• “Gantt Project”: descargar en: http://www.ganttproject.biz


• “Planner”: descargar en: http://www.cdlibre.org/

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Formulación de proyectos sociales 20
INFORMACIÓN Y CONTACTOS DE REFERENCIA

¿A quién referirse por consultas, dudas, información, aportes, comentarios...?

 Al Centro o Asociación de Estudiantes de tu Facultad.

 A la Comisión de Extensión de la FEUU.

 A la Unidad de Extensión y/o Comisión de Extensión cogobernada de tu


Facultad o Centro Universitario del interior del país.

 A nosotros: la Unidad de Proyectos del Servicio Central de Extensión y


Actividades en el Medio (SCEAM):

Unidad de Proyectos SCEAM


Brandzen 1956 | Piso 2
Correo: proyectos@extension.edu.uy
Tel: (02) 4033782 | 4025427 | 4020612

Toda la información referente a la “Convocatoria a Proyectos Estudiantiles”


está disponible en:

www.extensionuniversitaria.blogspot.com y en www.universidad.edu.uy

(Próximamente:www.extension.edu.uy)

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Formulación de proyectos sociales 21

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