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Revista Estudios, Universidad de Costa Rica. No. 20, pág.

83-10 1, ISSN: 1659-1925/2007

HISTORIA Y OLVIDO:
LA HISTORIOGRAFÍA SOBRE EL PORFIRIATO

Ama/do Moya Gutiérre:

RESUMEN

La dictadura de Porfirio Díaz o Porfiriato hizo que se derramaran caudales de tinta entre sus defensores
y sus detractores. En este artículo revisamos la historiografía que aborda este problema en tres vertientes:
los autores contemporáneos al régimen, la rehabilitación histórica del régimen propiciada por estudiosos
mexicanos y extranjeros que acontece después de 1950 y el debate contemporáneo que se inicia en la
década de los 1980's.
Palabras clave: Porfiriato, historia, historiografía, poder, legitimidad, nacionalismo

I ABSTRACT
l. This paper studies Porfirian Age historiography in three venues: authors who lived through the regime;
after 1950's revision and contemporary debate. largue that Mexican modernity is a product of Porfiriato
I and not of the Mexican Revolution
Keywords: Porfirian Age, history, historiography, power, legitimacy, nationalism.

El Porfiriato fue un régimen de facto, de de disidencia. En este sentido la historia oficial


acusado carácter personalista y autoritario legiti- que se trama después de la revolución de 1910
mado por el expediente electoral, al menos en 8 se ampara, ostensiblemente, en los argumentos
ocasiones. Porfirio Díaz permaneció en el poder expuestos por los detractores del régimen. A
entre 1877 y 1911, con sólo una interrupción entre partir de entonces surge una "ideología oficiali-
1880 y 1884. El señor Porfirio Díaz fue a una pri- zante" que denigra a Díaz y a sus colaboradores
mera elección en 1877, y a una segunda reelec- presentándolos como una camarilla corrupta que
ción en 1884. Posteriormente con la complicidad se había hecho con el poder con el único fin de
de las cámaras, de la prensa oficial y de una usufructuar los beneficios económicos que les
camarilla de incondicionales y con la importante deparaba la instauración del México moderno.
ausencia de un organismo electoral competente Esta situación se exponía, al menos, en el caso de
fue reelegido durante 6 veces consecutivas. Para utilizar al régimen como el referente ante el cual
sus defensores el régimen dio pábulo al México estalla la Revolución de 19\0. Pero, en el peor
moderno en su más amplia acepción, aunque de los casos al régimen de Díaz sólo le cabía la
sus detractores lo describen como un régimen ignominia y el olvido histórico deliberado. Este
sanguinario que se erigió sobre el sacrificio de lastre arrastrado por el Porfiriato ha pesado hasta
las libertades públicas y la censura impuesta por nuestros días y ha penetrado hasta la médula del
la coerción más descarnada a cualquier intento imaginario social de los mexicanos. Amparados
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en esta estructura, hasta hace muy poco tiempo, eclesiástica. Lynch fue pionero en la reinterpre-
los temas dignos de ser investigados eran los tación de las revoluciones hispanoamericanas y
relacionados con la Revolución de 1910 y afines. abrió una discusión auténtica mente americana
Como veremos infra la crítica a esta situación en torno al tránsito del Antiguo Régimen a la
fue tanto interna como externa y el saldo positivo "nueva sociedad". Esta temática es abordada por
fue la asunción de nuevas temáticas que rescata- Francois Xavier Guerra en Modernidad e inde-
ban al Porfiriato, como periodo histórico, desde pendencias (Guerra, F.X., 2001). El autor señala
ángulos diversos. que muchas de las novedades habían ido surgien-
do a lo largo del siglo XVIII en grupos restringi-
dos de hombres agrupados en nuevas formas de
1. EL DEBATE SOBRE LA HISTORIA sociabilidad. Lo radicalmente nuevo es la crea-
DEL PODER EN LA AMÉRICA ción de una escena pública [... ] Triunfa entonces
LATINA una nueva legitimidad, la de la nación o la del
pueblo soberano en oposición a la soberanía real
La historia política renovada se ha intere- (Guerra, F,X., 2001, p.l3). En los "salones", ter-
sado por las ideas y los imaginarios, por las prác- tulias, academias, logias masónicas, sociedades
ticas políticas y culturales, por los atributos que económicas, etc., nace la opinión pública moder-
constituyen a la nación, por el nacionalismo, por na, producto de la discusión y del consenso de
el panteón heroico y hasta por la arquitectura y sus miembros (Guerra, F.X., 2001, pp.l3 y 23.,
los monumentos que exaltan a la república liberal y Sabato, H., 1999, p. 53). En Hispanoamérica
decimonónica. Debemos agregar que la historia prevalecieron dos de las formas que adoptaban
política que explora nuevos derroteros también las sociabilidades modernas: las tertulias y las
incorpora en su itinerario nuevas preocupaciones, sociedades patrióticas, pero estas nuevas socia-
nuevas fuentes y problemas que tradicionalmente bilidades chocan a menudo con las solidaridades
no se extendían al campo de estudio del historia- internas de grupos informales estructurados por
dor. El debate contemporáneo no es ni viejo ni el parentesco o la amistad (Guerra, F.X., 2001,
nuevo, pero con la asunción de nuevos problemas pp. 92-95). He aquí el origen de las fuertes redes
de investigación los vínculos de la historia del de parentesco y c1ientelismo político que se
poder con la historia cultural y con la de los ima- traman con fuerza en las sociedades hispanas
ginarios sociales nos aproxima, ostensiblemente, del siglo XIX. La extensión de estos lazos tra-
a la síntesis histórica. El punto de partida de este dicionales explican tanto la Argentina de Rosas
debate es el referente que ofrecieron las revo- como el México de Porfirio Díaz. El Porfiriato se
luciones de Independencia en Hispanoamérica. erige y se consolida merced a estas redes. ¿Cómo
Referente compartido en especial por aquellas explicar el siglo XIX latinoamericano sin reparar
colonias que conocieron la lucha armada que en las grandes mutaciones que hicieron posible el
animó sus procesos independentistas. advenimiento de la modernidad?
John Lynch, en Las revoluciones hispano- La más grande de dichas mutaciones
americanas 1808-1826 (Lynch, 1., 1983) analiza es la Revolución Francesa y Guerra valora su
los cambios estructurales que acontecen en la conexión con España e Hispanoamérica en los
América del Antiguo Régimen. Las revolucio- años clave que transcurren entre 1808 y 1812.
nes de Independencia son la culminación de un La Revolución Francesa, y aquí Guerra sigue a
largo proceso de enajenación en el cual Hispa- Furet, es una revolución cultural que hace posi-
noamérica se dio cuenta de su propia identidad, ble la creación de la política y la aparición de
tomó conciencia de su cultura, se hizo celosa de nuevos actores en la vida social y política y la
sus recursos (Lynch, 1983, p. 9). La respuesta revolución es, además, una mutación cultural: en
americana es la denuncia del criollo ante la falta las ideas, en el imaginario, en los valores, en los
de oportunidades y el ardid del peninsular que comportamientos, en las prácticas políticas, pero
ha monopolizado la administración civil y la también en los lenguajes que los expresan: en el
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MOYA: Historia y olvido: la historiografía sobre el porfiriato

discurso universalista de la razón, en la retórica construcción de la nación, la representación y la


política, en la simbólica, en la iconografía y en legitimidad volvieron a ser problemas centrales
los rituales, e incluso en la estética y en la moda. de la reflexión contemporánea. Los campos de
Lenguajes que además apuntan a una pedagogía investigación de esta historia política renovada
(Guerra, F.X., 2001, p. 30-31). La conexión entre se han ido multiplicando (Guerra, F.X., & Lem-
la Revolución Francesa y el mundo hispánico es périere, A., 1998, p. 6). Los autores se proponen,
valorada por Guerra en su dimensión política en este libro, explorar las transformaciones o
y cultural. El constitucionalismo histórico veía mutaciones de la modernidad como se anunciaba
con simpatía los acontecimientos de 1789 (Gue- en Modernidad e independencias (Guerra, F.X.,
rra, F.X., 2001, p. 37), aunque la reunión de los 2001, pp. 13-16 Y 92-102). Ante el monismo del
Estados Generales era percibida por una parte de concepto de esfera pública, los autores se incli-
las elites como una restauración de las antiguas nan por la plural idad que encierra el concepto de
libertades a las que ellas mismas aspiraban. "espacios públicos". La esfera pública remite a un
El problema criollo, enunciado por Lynch, espacio abstracto e inmaterial, mientras que los
f adquirió dimensiones inusitadas toda vez que la espacios públicos, a los que alude este libro, son
España peninsular abogaba por no conceder a la muy concretos: la calle y la plaza, el Congreso
América española un status semejante al suyo. El y el palacio, el café y la imprenta. Y sobre todo
problema concernía a la identidad de las Indias. la ciudad, lugar por excelencia de la política. El
¿Eran reinos de pleno derecho, reinos subordina- público es aquí, ante todo, el pueblo concreto con
dos o colonias? (Guerra, F.X., 2001, p. 45). En el toda su diversidad (Guerra, F.X., 2001, p. 10).
rechazo peninsular a la igualdad encontramos la El espacio público moderno es una de las muta-
causa esencial de la Independencia de América. El ciones que aparece en América durante la época
sistema de referencias instituido por la Revolución de la revolución y de la independencia. La nece-
Francesa, se difunde, a partir de 1808, primero en sidad de suplir al rey ausente hace de la sobe-
España y después en América. El asalto al Anti- ranía el problema candente de ese momento y
guo Régimen prevalece en el espíritu de Cádiz provoca un intenso debate político que va a llevar
y a la proclamación de la soberanía nacional le a la aparición de la opinión pública (Guerra, F.X.,
seguirá la elaboración de constituciones y de leyes 2001, p. 14). El surgimiento de la opinión pública
destinadas a destruir el Antiguo Régimen en el y de las sociabilidades modernas constituye una
[ campo social (Guerra, F.X., 2001, p. 48).
Algunas de las preocupaciones de Guerra
nueva jerarquía. Ésta no descansa ya en el naci-
miento o la pertenencia a cuerpos o estamentos
en Modernidad e independencias (Guerra, F.X., privilegiados sino en el capital cultural (Guerra,
2001) son retornadas en Los espacios públicos F.X., 2001, p. 17 YBourdieu, P., 2001). Este es un
en Iberoamérica. Ambigüedades y problemas. tema que ya Guerra había esbozado en: México
Siglos XVIII-XIX, (Guerra, F.X., y Lempériere del Antiguo Régimen a la Revolución (Gue-
A., 1998). Hasta hace algunos años la proble- rra, 1992) pero que retoma y profundiza para
mática del "espacio público" era desconocida en explicar el tránsito de las sociedades de antiguo
la historiografía iberoamericana. Muchos de los régimen a las modernas en América Latina.
fenómenos que ese término engloba, tales como Guerra se propone reconstruir a grandes ras-
la opinión pública moderna, las elecciones y la gos el funcionamiento del imaginario político
representación, lo eran también. Los historia- del antiguo régimen en el mundo hispánico,
dores concentraron sus esfuerzos, después de así como la aparición de la moderna noción
la Segunda Guerra Mundial, en los problemas de soberanía. Dicha noción viene acompaña-
sociales y económicos. De tal suerte que las da por la Constitución, la representación, la
preocupaciones por lo cultural y lo político que- ciudadanía, la opinión pública, las elecciones.
daban fuera de las perspectivas de investigación Todos son problemas cruciales del siglo XIX
(Guerra, F.X., & Lernpériere, A., 1998, p. 4-5). que abonan el terreno para el arraigamiento de
Los problemas centrales del siglo XIX, v. gr., la las sociabilidades modernas en Hispanoamérica.
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El nuevo concepto de soberanía implicaba una posesionándose entonces el anál isis de fuentes no
nueva legitimidad. A pesar de la diversidad de tradicionales, fuentes blandas le llamarían algu-
situaciones, desde el Río de la Plata hasta Nueva nos. Adquieren particular importancia los emble-
España, el ideario liberal, en sus distintas ver- mas, las alegorías y los símbolos, la arquitectura
siones, proveyó buena parte del basamento nor- y la estatuaria, la fotografía y el documento
mativo para esa construcción. Los gobiernos literario. Se refiere este punto a una elaboración
independientes se fundaron sobre el principio de mayor dado que apela a la lectura de un edificio,
soberanía del pueblo, y la repúbl ica representativa de un monumento, de una pintura conmemorativa,
se impuso en la mayoría de las antiguas colonias. de una fotografía de época, en fin, enfocamos el
El caso de México y del Brasil, al acoger la opción análisis hacia un territorio que sólo estaba reser-
monárquica, no deja de ser excepcional en el con- vado al arte, al crítico y al historiador del arte.
texto Hispanoamericano. La adopción de regíme- No obstante, primero se habrían desentrañado
nes republicanos en la América independiente fue los grandes temas, que por cierto no han agota-
inevitable en la medida en que la Independencia, do el debate. Sabato advierte sobre la relevan-
al cortar con el rey de España, hacía muy difícil la cia que ha adquirido el tema de la ciudadanía
adopción de un régimen monárquico (Guerra, F.X después de 1980 y se propone analizar un con-
1998, p.133.) Guerra se ocupa de nuevo de la sin- junto de procesos sociales que tuvieron lugar
gularidad del caso hispanoamericano en "Revolu- en Iberoamérica cuando la constitución de una
ción francesa y revoluciones hispánicas: una rela- ciudadanía política se planteó como problema
ción compleja" (Guerra, F.X., 2001), pues como concreto. Cómo se construyeron las comunida-
bien lo señala cuando toda Europa había vuelto des políticas de la región y cómo se organizó,
a regímenes monárquicos e incluso absolutistas, sostuvo y reprodujo el poder político en el seno
sólo los países hispanoamericanos continuaban de cada una de ellas (Sabato, H., 1999, p. 12).
siendo repúblicas y poseyendo constituciones y Por otro lado, Annino advierte acerca de las difí-
libertades modernas (... ] Al romper el vínculo ciles relaciones entre ciudadanía y gobernabilidad
con la Península, también se rompía el vínculo en el México republicano, pues para los grupos
con el rey, es decir con la legitimidad histórica. dirigentes mexicanos la cuestión de la gobernabi-
No quedaba entonces más vía para legitimar el Iidad constituyó, durante todo el siglo, un dilema
poder que la moderna soberanía del pueblo. Por angustiante, sobre todo para la elite liberal que
eso, toda instauración de una monarquía fracasará buscó, a costa de dos guerras civiles la transfor-
en América, aun cuando una buena parte de las mación moderna del país. La tesis del autor es que
elites estuviese tentada, en algunas épocas, por no fue la debilidad de la ciudadanía moderna sino,
esta solución (Guerra, F.X., 2001, p. 51). El caso por el contrario, su fuerza la que creó los mayo-
de Iturbide y de Maximiliano son antológicos. res problemas para la gobernabilidad de México
Algunas de las preocupaciones de Guerra y de otros (Sabato, H., 1999, p. 12). En la argumentación
latinoamericanistas son asimiladas en un extenso de Annino los actores sociales no han cambiado,
debate. La obra coordinada por Sabato: Ciudada- pero si la percepción acerca de su participación
nía política y formación de las naciones (Sabato, histórica. En la óptica de Annino emergen a la
H., (coord.), 1999) es una significativa contribu- historia situaciones ignoradas por el historiador
ción a dicho debate, por cuanto abre las discusio- tradicional, que condenó a amplios sectores socia-
nes sobre tópicos del siglo XIX hispanoamericano les al ostracismo.
que antes habían interesado poco al estudioso,
en especial, por carencias teórico-metodológicas.
Este fue el caso del complejo territorio que abarca 2. LA HISTORIOGRAFÍA SOBRE EL
a las estructuras simbólicas y a los imaginarios PORFIRIATO
sociales de la América republicana. Muchas veces
las fuentes que informan estas investigaciones no El régimen de Porfirio Díaz atrajo, en un
proceden estrictamente de los archivos históricos, primer momento, a los pensadores mexicanos
MOYA: Historia y olvido: la historiografía sobre el porfiriato 87

que le fueron contemporáneos y afines, algunos y la inanición de los grupos políticos" (Sierra,
de estos fueron insignes porfirianos. Después de 1., 1986, p. 48). El "necesariato", la figura del
1910, el régimen defenestrado atrajo a la crítica "cesarismo espontáneo" y el "gobierno perso-
revolucionaria constituida básicamente por sus nal y autoritario" que emanaba de la figura del
detractores y a partir de 1950 se inició una etapa dictador -más tarde retornados y replanteados
que consideramos como "revisión ista" por cuanto por Daniel Cosío Villegas-, se empezó a fraguar
procuró la rehabilitación histórica del Porfiriato. en la visión apologética de Justo Sierra; pues,
A los contemporáneos los desvelaba descubrir la sin violar una sola fórmula legal, el Presidente
naturaleza del régimen, explicar sus característi- Díaz ha sido investido, por la voluntad de sus
cas y acogerse al expediente tiránico y autorita- conciudadanos y por el aplauso de los extraños
rio, o bien, al expediente del poder sublimado en de una magistratura vitalicia de hecho (Sierra, J.,
la figura del caudillo, según el cual Díaz habría 1986, p.282). La magistratura vitalicia de hecho,
llegado al poder en el momento preciso para acreditada a Porfirio Díaz por la voluntad de sus
encausar una obra que sólo él estaba predesti- conciudadanos, es la manifestación de la ficción
nado a ejecutar como una figura "redentora" y electoral. Díaz se presentaba como candidato
garante de las mejores expectativas que tenían único y transfigurado por la "aclamación de
para entonces los mexicanos. De allí la vincula- la nación" en el "elegido". Las elecciones eran
ción conciente en los discursos cívicos y en las ganadas por unanimidad; haciendo de estas un
odas patrias entre Hidalgo, Juárez y Díaz. Tras la mecanismo indiscutible de legitimidad. Díaz
revolución de Independencia, los dos Imperios, la era aclamado como presidente sin ningún con-
invasión norteamericana, la intervención francesa tend iente, porque los partidos políticos eran
y el difícil parto de la República liberal el Porfi- inexistentes, o confinados a la sombra. Fue con
riato emergió como un parteaguas que dividía las la postulación de Madero como candidato del
evoluciones violentas de la evolución pacífica. Es Partido Antireeleccionista, en 1910, que surgió
este el tenor que guarda en su esencia la versión la oposición partidista organizada cuyo ideario
apologética del Porfiriato, cuyo principal expo- contemplaba arrancar al régimen una serie de
sitor fue Justo Sierra, pues, en la "edad de oro" concesiones democráticas. Digamos que en esta
del régimen, que situamos entre 1888 y 1902, instancia no se pensaba en el derrocamiento del
se encargó de legitimarlo mediante una vasta régimen como a la postre aconteció. La inexis-
obra. En: México social y político: apuntes para tencia, hasta entonces, de la oposición política
un libro (Sierra, J., 1960) -presuntamente escrito era una acción deliberada del régimen por cuanto
antes de 1889- se esbozaron algunas de las ideas veía en la oposición partidista una amenaza al
que se desarrollarían a cabalidad en la Evolución establishment. La ampliación de la base política
Política del Pueblo Mexicano (Sierra, 1., 1986). que se configuró con la apertura a los partidos
El asunto de la legitimidad del gobierno de Díaz políticos que legítimamente accedieran a la lucha
fue en Sierra una preocupación constante (Sierra, por el poder fue la "caja de Pandora" que desató
J., 1986, pp. 47-48). Al ser legitimado el régimen las tensiones que inexorablemente condujeron a
por sus ideólogos podría éste aspirar a lo que en la revolución de 1910.
efecto se persiguió: un régimen vitalicio con visos Con argumentos que no se separan dema-
de legitimidad, puesto que existía un virtual res- siado de los expuestos por Justo Sierra, Emilio
peto del gobernante y su camari lIa a los preceptos Rabasa, uno de los intelectuales porfirianos
constitucionales -que con cierta previsión y con más lúcido del último período del régimen
una Cámara de Diputados adepta al régimen- (1890-1910) avala, sin ánimo de indisponer a los
habían manipulado escamoteando el lema de "no teóricos de la revolución de 1910, el desenvolvi-
reelección" que había llevado a Díaz al poder. miento del régimen porfiriano. En: La evolución
Fue merced a la legitimidad forzada (en histórica de México. Sus problemas sociológicos
las urnas) y a expensas del sacrificio de la vida (Rabasa, E., s/f.) reconoce al Porfiriato como la
política que se lograría "el progreso nacional época de la evolución pacífica y lo opone a toda

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la historia anterior, o sea a la de las evoluciones fueron fiestas para el pueblo sino para las lega-
violentas (Rabasa, E., s/f., p. 44). Entre la guerra ciones extranjeras con el fin de exhibir al Méxi-
de Independencia y la restauración de la repúbli- co moderno como digno integrante del mundo
ca México vive una de las etapas más convulsas "civilizado". Apelamos también el desvelo de la
de su vida política; esta época fue superada con camarilla de colaboradores que rodeaba a Díaz
el apaciguamiento conseguido por Díaz, que a en hacer coincidir el onomástico del octogenario
grosso modo sólo fue roto con el triunfo de la dictador con el centenario de la nación indepen-
revolución de 1910 y su primera época, decena diente. Esta camarilla estaba conformada por sus
trágica incluida. íntimos, sus más allegados, en quienes el dicta-
Emilio Rabasa salía al paso de la crítica dor había depositado su confianza y que luego lo
al Porfiriato derivada de la ortodoxia revolucio- acompañarían en su exilio. Es esta una inversión
naria. A los diez años de la caída de Díaz (1920) simbólica en donde Díaz se transfigura en la
y sin pretender convertirse sólo en su mero apo- imagen misma de la patria; en emblema e icono
logista, sino más bien con el ánimo de aclarar del México moderno. La estructura simbólica
lo que de positivo tuvo el régimen y tomando la de esta coincidencia elevaba al Presidente de la
distancia necesaria que le otorgaban la caída de República al rango de héroe nacional, al lado de
Díaz y sus años de experiencia como juriscon- Hidalgo, Morelos y Juárez y de toda la plétora de
sulto enunció con claridad los dos Méxicos que héroes liberales de las distintas luchas del siglo
se oponían históricamente, uno violento que se XIX. La parafernalia que rodea al cumpleaños
inaugura con la conquista y la colonización y el del señor Presidente no era de carácter casual. El
otro pacífico y que coincide en su totalidad con "Club de Amigos" de Díaz tenía así la oportuni-
la era de Porfirio Díaz. Para un mayor enten- dad de apoyar una nueva reelección y de silenciar
dimiento de la tesis de Rabasa se tendría como las protestas de la oposición. Díaz ganó un sitio
prueba contundente el conflicto político y sus indiscutible en el panteón heroico nacional. Al
consecuencias a partir de 1810. Rabasa, como respecto hallamos una alusión directa en el dis-
ideólogo del régimen de Díaz pudo deslindarse curso cívico oficial del 16 de septiembre de 1879
de sus antiguas raíces y logró exponer el fin del pronunciada por el Lic. Agustín Verdugo, cuan-
Porfiriato con extraordinaria lucidez. Tanto para do dice que Díaz merece ser llamado segundo
Rabasa como para Valadés el fin y la desapari- Hidalgo por su participación en la guerra contra
ción literal del Porfiriato de la memoria histórica la intervención francesa (Verdugo, A., 1879). De
de los mexicanos está asociado al triunfo de la esta manera, entre los contemporáneos no era
revolución; esta circunstancia fue determinante, inusual referirse a dicha guerra como la de la
en gran parte de la literatura histórica posterior, de la segunda Independencia. El desfile militar
inspirada en el dogma revolucionario de des- también se popularizó durante el Porfiriato, en
conocer cualquier saldo positivo derivado del un momento de re-afirmación nacional y dentro
régimen que recién se había desplomado. Esta es de un proceso de heroicidad colectivo. A pesar
una situación que, aún en nuestros días mantiene de la bogante situación económica de los porfi-
vigencia, a pesar del descrédito que sufriría la rianos eminentes la pérfida Clío se ensañó en la
revolución mexicana después de 1940. En esta figura del otoñal dictador y la Revolución per-
tesitura no es tan difícil imaginar que quienes petró su olvido histórico. Porfirio Díaz moriría
habían vitoreado al dictador la noche del 15 de en París, con sus facultades físicas totalmente
septiembre de 1910, en la que podríamos cali- disminuidas, en 1916. Una plétora de porfirianos
ficar como su apoteosis, fueran los mismos que eminentes acompañaron al dictador en su exilio
aclamaron su partida al destierro francés poco dorado (Tello Díaz, c., 1993).
menos de un año después. Las fiestas del pri- El problema del surgimiento del régimen
mer centenario de la Independencia de México de Díaz es abordado por José C. Valadés en: El
son las fiestas más apoteósicas del Porfiriano, Porfirismo. Historia de un régimen. El nacimien-
aunque los contemporáneos criticaron que no to 1876-1884 (Valadés, J.e., 1977) Su primera
l MOYA: Historia y olvido: la historiografía sobre el porfiriato 89

edición salió a la luz en 1941. Para entonces, dentes, o sea el período correspondiente a la res-
habría transcurrido sólo una generación desde tauración de la república, en 1867, que conducía
la caída de Díaz. Señala el autor que antes del la historia de México por un único sendero; el
General Díaz, nadie había vislumbrado la posibi- liberal. Este fue el punto de partida indiscutible
lidad de crear una nación (Valadés, J.c., 1977, p. para fundar los estudios más sólidos y bien docu-
50). La obra de Valadés es un referente obligado mentados del Porfiriato. Fue esta una tarea que
I por cuanto reconoce en el Porfiriato caracterís- se impusieron notables historiadores mexicanos
I ticas diversas que la historia oficial de la post- y extranjeros. El principal obstáculo lo constituía
revolución se habría encargado de confinar al la amplia difusión de la versión histórica posre-
olvido (Renan, E., 1957, pp. 72-73). A este olvido volucionaria que se imponía -corno una barrera
deliberado es al que nos referimos en el título de ideológica- empeñaba en satanizar al Porfiriato.
este artículo para poder expresar una tendencia Charles A. Hale, con su habitual acierto, ha
historiográfica de marcado ascendente oficial señalado que Cosío Vi llegas nos ofrece, por vez
que se inaugura con la Revolución de 1910 y que primera, una comprensión pormenorizada y una
olvida al Porfiriato como un periodo determinan- valoración juiciosa de la política porfiriana. Su
te del México moderno. Así, de un plumazo, se le mayor logro es haber roto la barrera ideológica
negaba a dicho periodo cualquier saldo positivo de 1910, haber renunciado a la perspectiva revo-
y quedaba reducido a la moraleja de que la dicta- lucionaria vulgar, que considera al porfiriato
dura sólo allanó el camino a la Revolución. Pero únicamente como un "Antiguo Régimen" opresor
como sabemos, las implicaciones son mucho más (Cosío Villegas, D., 1980, p. 11). Hale hace eco
profundas. Una de estas es la referida al surgi- de la crítica al reduccionismo imperante tras el
miento de la nación mexicana. triunfo de la revolución de 1910, por cuanto seña-
El surgimiento de la nación es un proble- la que frente a la ortodoxia revolucionaria Cosío
ma real que debe enfrentar el Estado mexicano Villegas presenta como desarrollo una era que
en el último tercio del siglo XIX, toda vez que el anteriormente había sido interpretada tan sólo
porfirismo sentó las bases de la nación moderna. como una totalidad monolítica (Cosío Villegas,
Se discute también la naturaleza no-democráti- D., 1980, p. 13).
ca del régimen en cuestión. Con un intrincado En su visión histórica del Porfiriato Cosío
sistema electoral, Porfirio Díaz se hizo reelegir Vi llegas había procurado recoger todos los mati-
siete veces. El tema de la legitimidad de la figu- ces de los grupos políticos de entonces: católicos,
ra presidencial también tocaba a los elegidos y conservadores, liberales puros y moderados,
fieles de Díaz. Esta circunstancia es cuestionada juaristas, porfiristas, lerdistas o iglesistas. En
por Valadés y desnuda el engranaje de lealtades este punto habríamos de hacer un ajuste, pues
y fidelidades que se tejían en torno al poder el gobierno personalista de Porfirio Díaz quiso
representado por Díaz. Esta situación ha sido nutrirse, desde su segunda gestión presidencial,
retornada por Guerra y está en la base de las de un amplio espectro de facciones políticas en
sociabilidades tradicionales fundadas en la leal- aras de la integración nacional y la conciliación.
tad y el c1ientelismo que a su vez eran el sustrato Cosío Villegas explicaría la complejidad
de las fidelidades modernas. de las fuerzas políticas que se oponían y colabo-
En 1955, a escasos 45 años de los inicios raban durante el Porfiriato. Bajo la égida de Díaz
de la revolución de 1910, salió a la luz el magno encontramos una voluntad conciliadora traducida
proyecto de Daniel Cosío Vi llegas, cuyo interés a transacciones y recomposiciones entre el partido
se centraba en la vida política, la vida económica liberal y los conservadores (Cosío Villegas, D.,
y la vida social de la República Restaurada y del 1980, pp. 96, 97). El Porfiriato posee una serie de
Porfiriato: la Historia Moderna de México (Cosío claves que explican el México actual, y en pala-
Villegas, D., 1956). Según insistía su director bras de dicho autor lo funesto ha sido desvincular
y editor, no se podría introducir la historia del al Porfiriato de la historia moderna y contemporá-
Porfiriato sin explicar debidamente sus antece- nea de México (Cosío villegas, D., 1980, p. 21).
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Según Cosío Villegas el rasgo más sobre- en diversos planos y tramas. La historiografía se
saliente del Porfiriato es una filosofía política en preocupó, desde entonces, en situar en una óptica
que priva como meta principal e incluso única, adecuada al Porfiriato. El debate entre sus defen-
el crecimiento económico, con las dos fallas que sores y detractores continúa aun en la actualidad.
semejante filosofía trae consigo de un modo casi Factor evidente para la rehabilitación histórica
inevitable: por una parte, el descuido o el sacrifi- del régimen de Díaz -señalaba en su momento
cio de las libertades públicas, que acaba por pro- Cosío Villegas- ha sido que desde 1910 hasta la
ducir el descontento, la irritación y finalmente la fecha [aprox. 1970] ha llovido abundantemente
rebeldía; por otra parte, la desigual repartición sobre México, de modo que al ver repetidos en el
de la nueva riqueza generada por el progreso régimen revolucionario muchos de los vicios del
económico (Cosío Villegas, D., 1980, p. 245). Porfiriato, el público sacó primero la conclusión
En cuanto a la naturaleza del régimen, Cosío de que "todos son iguales", para destacar después
Villegas prefería utilizar el calificativo de "auto- rasgos buenos del antiguo régimen, por ejemplo
ritario", pues esa palabra significa "partidario la honestidad personal de Díaz, que no se ha
extremoso del principio de autoridad" (Cosío visto repetida en los gobernantes de la época
Villegas, D., 1980, p. 247). Reconocemos, eso siguiente (Cosió Villegas, D., 1980, pp. 248, 249).
si, que al imputarle Cosío Villegas este talante Establezcamos entonces las diferencias entre el
autoritario al Porfiriato, se olvida de otras piezas Porfiriato y los casi 70 años del Priato. Los nive-
muy sensibles del engranaje que hizo funcionar les de corrupción que se le imputan al PRI, en sus
al régimen por más de 30 años. Las caracterís- años de dominación, sólo son comparables con
ticas acerca del régimen personal, dictatorial y las dictaduras más nefastas que se han sucedido
autoritario son, por supuesto significativas, pero en la América Latina. Recordemos, nada más,
también podríamos aducir que al presentar al el silencio oficial que rodeó a TlateloIco, 1968.
régimen, sólo en estos términos, se le somete al Sierra, Rabasa y Valadés privilegian la explica-
rasero impuesto por revolución con la intención ción histórica que está comprometida con una
de evidenciar su lado más oscuro, pero este no noción de poder en que Díaz era insustituible,
fue el caso de Cosío Vi llegas, cuyo proceso de necesario y perenne; de all í la valoración que
recolección de datos e información pertinente del hicieron de distintos eventos históricos como
periodo está bien documentado. testigos excepcionales. La visión de dichos auto-
El argumento expuesto por Rabasa matiza res corresponde a la constante búsqueda de
la postura de la ortodoxia revolucionaria por legitimidad del régimen y la paz prolongada era
cuanto aquel gobierno personal, que era dictadu- quizás la conquista más cara del Porfiriato: la
ra de hecho, pero cuidadosa de las formas cons- "pacificación" del país fue un proceso multifa-
titucionales; que no destruyó, y que no se empleó cético y complejo que hasta 1900 logró notables
para el mal, ni para la satisfacción de pasiones, victorias, aunque no el triunfo definitivo, y que
ni para la opresión insolente de los pueblos, ni constituyó el mayor motivo de orgullo para los
para el escarnio de los enemigos, no entra en la ideólogos porfiristas (Katz, F, 2001, p. 110).
clasificación de las tiranías, ni el general Díaz en Incompleto sería el cuadro historiográfico que
la lista de los déspotas (Rabasa, E., s/f., p. 130). presentamos si no mencionamos la obra cumbre
Esta posición es abonada por Cosío Ville- que sobre el liberalismo legara Jesús Reyes Hero-
gas al considerar esta situación como un cesa- les: El liberalismo mexicano (Reyes Heroles, J.,
rismo ilustrado. En semejante tesitura, la carga 1957). Esta obra inicia con el juego político que
negativa que tenían algunos de los epítetos con se da a raíz de la consumación de la Independen-
que se calificó a Díaz se diluyó, coadyuvando a la cia y culmina con la Constituyente de 1857: ... el
re-creación de una imagen positiva del Porfiria- porfirismo significaba el mantenimiento de un
to. La investigación dirigida por Cosío Villegas orden que se llegó a creer inmutable, con sólo una
contribuyó a diseccionar el proceso histórico del duda y un temor: la inmortalidad del caudillo y el
Porfiriato y nos enfrentó, a toda su complejidad, vacío que a su muerte se presentía. El porfirismo
MOYA: Historia y olvido: la historiografía sobre el porfiriato 91

se integró con numerosos desprendimientos de de esa gran obra de síntesis histórica dirigida
los partidos en pugna, algunos, verdaderos des- por Vicente Riva Palacio: México a través de los
pojos de todas las contiendas -verbales y arma- siglos (Riva Palacio, 1987-1988). No obstante, el
das-o [... ] Hubo conservadores y liberales porfi- derrotero señalado por dicha obra al devenir his-
ristas, intervencionistas y antiintervencionistas y, tórico mexicano, que en ese momento se inscribe
descendiendo a las facciones, juaristas, lerdistas dentro de los cánones estrictamente porfirianos
e iglesistas [... ] El porfirismo, enjuiciado en su -de orden, progreso y modernidad- chocará con-
totalidad como fenómeno que dura treinta años, tundentemente con los juicios históricos estable-
no es un descendiente legítimo del liberalismo. cidos y oficial izados por la revolución de 1910.
Si cronológicamente lo sucede, históricamente lo La historiografía mexicana, a partir de la revo-
suplanta (Reyes Heroles, 1., 1957, pp. XVI, XVII). lución de 1910 fue tributaria de la importante
Frente a un reduccionismo inoperante -que afir- obra de Reyes Heroles. Sus argumentos prego-
maba que la historia política de México en sus naban un bien orquestado liberalismo mexicano
primeros 50 años de vida independiente era la his- que triunfa frente a otras opciones ideológicas,
toria del anarquismo y de la lucha entre liberales aunque como se puede desprender del análi-
y conservadores Reyes Heroles subraya la com- sis profundo de distintas coyunturas, algunos
plejidad de las fuerzas enfrentadas al afirmar que triunfos deben atribuírsele también a la facción
si bien la división política concreta y los juegos conservadora que suspiraba por los privilegios
políticos se hicieron en torno a tres grupos: bor- y por la preservación del status quo heredado
bonistas, iturbidistas y republicanos [... ] Algunos del pasado españolizante. Habría que escudriñar
borbonistas e iturbidistas son liberales, en cuanto también en algunas contribuciones historiográ-
piensan en una monarquía moderada y de tipo ficas más lejanas: José María Luis Mora señala
constitucional. Los republicanos son liberales las fuerzas que se manifiestan, en 1826, como el
y demócratas. La mayoría de los republicanos progreso, representado por los gobiernos de los
hacen alianza con los iturbidistas cuando Iturbi- Estados, y el retroceso o status quo representa-
de es proclamado emperador. La explicación es do por el Clero y la Milicia (ambos detentaban
obvia: era preferible una monarquía -constitucio- fueros especiales, desde la colonia, que querían
nal- nativa, carente de raíces y reciedumbre, que preservar). Desdichadamente, el periodo que se
la proclamación de un Borbón. [... ] Más tarde extiende entre 1857 y 1877 no fue estudiado por
republicanos y borbonistas coinciden en derrum- Reyes Heroles, aunque Charles Hale descubre en
bar a Iturbide y posteriormente, ante el fortaleci- su obra sobre el liberalismo mexicano una reafir-
miento eventual del borbonismo, [el remanente] mación de la ideología política típica establecida
iturbidista se suma a los republicanos federa- a partir de 1910 en la que "el porfiriato fue un
listas (Reyes Heroles, J., 1957, pp. XIX, XX). viejo régimen opresivo destruido finalmente por
La lucha facciosa nos coloca frente a un impre- la revolución" (Hale, c., 1997, p. 827).
sionante mosaico de alianzas, negociaciones y
contradicciones que explican el devenir político
de la sociedad mexicana en los primeros 50 años 3. LA HISTORIOGRAFÍA REVISIONIS-
de vida independiente. Fue en virtud de la laxitud TA DEL PORFIRIATO
de estas alianzas que las armas liberales triunfa-
ron sobre las conservadoras en 1867. Historiográ- El debate contemporáneo sobre el Porfi-
ficamente, al triunfo de las armas liberales se le riato explora el potencial que tienen las investiga-
anexa una voluntad de integración nacional que ciones que han aparecido en los últimos 50 años.
se identifica con los atributos modernos de la Esta situación ha mostrado un giro sorprendente
nación mexicana, entre los que destaca la noción respecto a la percepción que del periodo histó-
de compartir una historia común que atraviesa rico imperaba en el imaginario mexicano entre
los siglos de México. Esta noción de pertenencia 1910 y 1960. Las imágenes que prevalecían sobre
hizo posible, en la década de 1880 la publicación el Porfiriato estaban sesgadas por el discurso
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revolucionario, que lo condenaba las más de las Díaz un afán conciliatorio, pues llamó a for-
veces. Al iniciarse la segunda mitad del siglo XX mar gobierno a antiguos juaristas, lerdistas y
la historia política de viejo cuño privilegiaba el hasta a partidarios del segundo imperio. Todas
"acontecimiento" en detrimento de los procesos estas eran facciones sumamente disímiles que se
históricos. Con distintos énfasis el currículo de la habían decantado del liberalismo y del conser-
historia era esencialmente político; habituado a la vadurismo.
épica propia de los primeros pasos de la nación, Los argumentos expuestos por Hale se
a los avatares de la diplomacia y a las guerras verán enriquecidos en otra obra del mismo autor:
fronterizas. Con diferente grado de variabilidad La transformación del liberalismo en México a
este panorama empezó a cambiar en el contexto fines del siglo XIX (Hale, c., 1991). Liberales
latinoamericano. Al calor de las investigaciones de antigua prosapia y sus herederos, así como
realizadas en Europa y Estados Unidos hubo un antiguos conservadores y monárquicos son lla-
giro en cuanto a la asunción de nuevos temas y mados al servicio de Porfirio Díaz. El triunfo del
problemas, fuentes y metodología (Cardoso, c., positivismo y la inquina causada por "los cientí-
2001, pp. 72-80). ficos" son problemas urgentes que enfrentaban
El discurso acerca de que el Porfiriano fue a la sociedad de ese momento. De hecho existe,
un régimen opresor destruido por la revolución un liberalismo independiente de corte jacobino y
caló profundamente en la historiografía de la muy crítico del régimen de Díaz que deplora la
primera mitad del siglo xx. A los diez años de acción de los científicos.
la publicación de El liberalismo mexicano, de Con Cosío Vi llegas establecemos un
Reyes Heroles, aparece la versión en inglés de la puente entre la historiografía tradicional y las
obra de Charles Hale: El liberalismo mexicano en corrientes historiográficas más recientes. Las
la época de Mora (Hale, c., 1968). En esta obra el preocupaciones por lo social, lo económico y lo
autor ofrece una disección del liberalismo en un político que aparecen en los diferentes tomos de
periodo muy turbulento de la historia de México. la Historia Moderna de México (Cosío Villegas,
El mérito de Hale radica en ofrecer un punto de 1956) derivaron en temáticas y metodologías
vista distinto al ofrecido por Reyes Heroles, para novedosas en las dos últimas décadas del siglo
quien el devenir histórico mexicano era liberal XX. En este sentido el aporte de los estudiosos,
desde la guerra de Independencia. Lo que a tanto mexicanos como extranjeros, que revalora-
Reyes Heroles le era difícil de explicar, porque ron el papel de la historia y de la historiografía
atentaba contra su tesis del liberalismo continuo, en la comprensión global de estos tópicos fue
era el Porfiriato. Para Reyes Heroles el Porfiriato determ inante.
era una suerte de hijo bastardo del liberalismo. Dentro de esta concepción Josefina Zorai-
En una bien fundamentada crítica a la ortodoxia da Vázquez valora la asunción de un nacionalis-
revolucionaria es donde se inicia la revaloración mo tardío que va a tener un gran protagonismo
del Porfiriato y Hale participa de este proceso después de las guerras de intervención. Las
al afirmar haber hallado inquietantes pruebas tesis acerca de este nacionalismo decimonónico
de coalescencia entre liberales y conservadores son revisadas por Josefina Zoraida Vázquez en
en una situación en la que el conflicto ideoló- Nacionalismo y educación en México (Vázquez,
gico ha sido siempre considerado como el rasgo J.Z., 2000). Vázquez estudia las formas que
prevaleciente. En muchas formas, los liberales y asume y los intereses que subyacen en la ense-
los conservadores no siempre estuvieron tan ale- ñanza de la historia desde mediados del siglo
jados. Compartían muchos supuestos comunes, XIX hasta la primera época revolucionaria (1910)
especialmente en los problemas sociales (Hale, y da cuenta del empeño liberal en extender la
C., 1995, p. 12) educación y en hacerla laica, lo que supuso, un
Esta tendencia -a la que apela Hale- la tanto, el abandono de las tesis propuestas por los
confirman Valadés y Cosío Villegas, al revelar conservadores -que privilegiaban las potestades
en las acciones políticas del propio Porfirio de la Iglesia en estos menesteres- en virtud del
MOYA: Historia y olvido: la historiograí'ía sobre el porfiriato 93

triunfo ideológico y militar de los liberales. En los currículos de la enseñanza de la historia hasta
t, este punto el programa del ideario revolucionario
quizá no fue muy disímil. A pesar de la tendencia
nuestros días.
La asunción del nacionalismo recibe un
1- descrita, antes del compendio histórico de Sierra espaldarazo luego de la invasión norteamerica-
(1894) todos los libros de historia centraban su na y la pérdida de aproximadamente la mitad
atención en la conquista, la Colonia y la indepen- del territorio de la republica. La intervención
dencia. Según J. Z. Vázquez, en estos textos [de francesa coadyuvó a cimentar el sentimiento de
acusado ancestro conservador] la conquista y la pertenencia a la nación, a pesar de los "extravíos
colon ia se concebían como los generadores de la del patriotismo" perpetrados por el partido con-
nacionalidad (Vázquez, J.Z., 2000, pp. 286-287). servador. Pero sin duda con el México a través

I
Salvo en el México a través de los siglos, el acen- de los siglos los mexicanos tendrían la obra
to estaba puesto en el enfrentamiento entre dos prima que condujo a la integración nacional y a
tradiciones distintas, la liberal y la conservadora, la concil iación de antiguas facciones políticas en
pero la década de 1880 vio florecer textos que eterna disputa. La asunción de este nacionalismo
, pugnaban por exponer la "versión definitiva de es otro de los rasgos esenciales que adquiere la
la historia patria". Ante ese fervor patrio Vázquez modernidad mexicana con el advenimiento del
insiste en que la educación se uniformó y la ense- Porfi riano.
, ñanza de la historia debió llenar las expectativas
de los más asiduos defensores del nacionalismo
Para la restauración de la república, tan
sólo 10 años antes de la instauración del régimen
1,
incipiente (Vázquez, J.Z., 2000, pp. 287-288). de Díaz se tomaron las previsiones necesarias en
Para la América Latina, que ha sufrido toda cuanto a la enseñanza y difusión de la historia
suerte de revoluciones y de gobiernos a partir del nacional que, para entonces, es asumida por el
rompimiento del vínculo colonial era un impera- currículo de la enseñanza primaria como vía
tivo reseñar, primero, y luego enseñar, las vicisi- moral izante y ejemplar. La educación, en general,
tudes de la historia política en las que se inserta y la enseñanza de la historia, en particular, con-
t el parto de la nación dentro del ideario liberal tribuirían a formar el "alma cívica de la nación"
republicano. Se explican los acontecimientos como muy bien lo expone Josefina Zoraida Váz-
que engrandecen a la nación para incentivar la quez (Vázquez, J.Z., 2000, pp. 68-104).
noción de pertenencia, se magnifican las hazañas Vázquez expone una vertiente de aproxi-
r de los héroes y se crea un panteón oficial. Sobre mación a procesos históricos que adquieren
l este tema también insiste Vázquez por cuanto toda su dimensión en El Porfiriato. Los usos de
i a partir de la lucha de independencia empieza la historia, como "maestra de vida" no eran un
l a aparecer una imagen de México. Esta es una expediente que habría inaugurado la Revolución
I imagen "vaga e imprecisa" por cuanto no existe de 1910. Los aspectos que del Porfiriato fueron
l aun un proyecto hegemónico de nación. Los rechazados por la ortodoxia revolucionaria luego
I
atributos que configurarán a la nación están por fueron refutados por la investigación posterior.
constituirse; la institucionalidad se está fundan- De la historiografía revisionista ofrecemos sólo
do, el territorio aun no ha sufrido su más grave una selección.
cercenamiento y los partidos políticos están en El oportuno ensayo bibliográfico de (Ben-
pleno enfrentamiento. No obstante, habría de jamin, T., & Ocasio-Meléndez, M., 1984) valora
edificarse la nación sobre los mitos acuñados por la historiografía del Porfiriato desde 1880, y se
I
Carlos María de Bustamante, pues dicho autor encarga tanto de las contribuciones de autores
r-
se encargó del complejo traslado de la lealtad individuales como del significado de las prin-
I
al rey hacia la patria. De all í se desprende que cipales tendencias interpretativas en tan extensa
fuera Bustamante el gran promotor de la guerra área. Este ensayo es ordenado cronológicamente
de Independencia y de las carreras heroicas de con el fin de describir claramente la evolución
Hidalgo y Morelos (Vázquez, J.Z., 2000, pp. 39 de la imagen porfiriana en la literatura histórica
Y 45). Los mitos tejidos por este autor alcanzan de México (Benjamin, T., & Ocasio-Meléndez,
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M., 1984, p. 324). Los autores se esfuerzan por so, la década de 1950 es determinante. Womack
recopilar la bibliografía más significativa del afirma que el debate de los estudios en torno a
Porfiriato y su análisis se inscribe en las ten- la Revolución aumentó considerablemente en los
dencias revisionistas que, en ese entonces, se decenios de 1960 y 1970. En los estudios más
constituían en novedad. Después de mediado el serios y mejor informados se hallaba implícita
siglo XX se inauguran una serie de estudios que una desconfianza imparcial hacia los antiguos
se saben tributarios de la Historia Moderna de supuestos, una utilización depurada de las anti-
México (Cosió Villegas, D., 1956) Del mismo guas críticas. La situación se tornaba aún más
modo los latinoamericanistas de este y del otro difícil por cuanto los críticos insistieron desde
lado del Atlántico contribuyeron a una visión el principio en que líderes tramposos habían
renovada del Porfiriano, cada vez más alejada de utilizado "al pueblo" para una causa falsa y lo
la ortodoxia impuesta por la revolución. habían arrastrado hacia unas condiciones peores
El problema del poder y el de sus mani- (Bethell, L., 2001, pp. 148-149). A juzgar por las
festaciones, ha sido tratado bajo distintas ópticas. revisiones, ahora parece claro, sostiene Womack,
Matices diversos encontramos en el discurso de que básicamente en México hubo una continui-
los autores contemporáneos al régimen de Porfirio dad entre 1910 y 1920 (Bethell, L., 2001, p.149).
Díaz, cuyas posiciones oscilaban entre la apología La ortodoxia revolucionaria, en ese entonces,
y la crítica devastadora. El "antiguo régimen" era estaba renuente a reconocer lo enunciado por
considerado como el preámbulo obligado de la Womack más de 70 años después. La historiogra-
revolución, procurando así devaluar su dimensión fía posrevolucionaria se deslindó del "oprobioso"
histórica, en el entendido de que el Porfiriato era régimen y lo condenó al olvido.
la etapa previa al México moderno y revoluciona- Después de la Historia Moderna de Méxi-
rio, y lo único rescatable era que sin Porfiriato no co (1956-1972) la obra más importante que se
hubiera habido revolución. escribió sobre el Porfiriato fue la de Francois
Fue en virtud de una reflexión profunda, Xavier Guerra (Guerra, F., X., 1988). En dicha
al abordar los procesos históricos de principios obra el autor sostiene que durante el Porfiriato
del siglo XX, en particular aquellos procesos que México se modernizaba rápidamente y conocía
establecían cierta continuidad entre el final del un verdadero despegue económico que la revo-
Porfiriato y el advenimiento de la revolución, los lución iba a detener. Fue el Porfiriato, señala
que permitieron la revisión de las visiones más Guerra, un régimen extraño: sus contemporáneos
tradicionales que se difundieron de la revolución. lo calificaban de patriarcal; los revolucionarios
La revisión y la crítica de hitos historiográficos le llamaron dictadura; nuestros contemporáneos
que ya se daban por descontados permitió la lo designan con etiquetas diferentes que van de
rehabilitación del Porfiriato. En esta apreciación caudillismo a régimen autoritario (Guerra, F. X.,
coincidirían estudiosos mexicanos y extranjeros. 1988, p. 21).
Además ¿cómo explicar una revolución que no Utilizando el lenguaje habitual de las cien-
destruyó los emblemas del antiguo régimen? Sta- cias políticas, apunta Guerra, se podía afirmar
robinski llama la atención acerca de que las revo- efectivamente que el régimen porfirista era una
luciones no inventan inmediatamente el lenguaje dictadura moderada que no se sostenía por la
artístico que corresponde al nuevo orden político fuerza. En su madurez, hacia uso reducido de los
sino que, incluso cuando desean proclamar el medios de coacción, por lo demás muy restringi-
hundimiento del mundo antiguo, continúan sir- dos (Guerra, F. X., 1988, p. 22).
viéndose de formas heredadas (Starobinski, J., Un examen de las afirmaciones de Gue-
1988, pp. 7-8). rra nos acerca a una representación del poder
La nueva situación vio florecer un valioso que no es extraña en América Latina; la del
acervo historiográfico que se encargó de ubicar caudillo que deviene en dictador; es el hen-
en una óptica distinta al denostado régimen de chido de poder (Balandier, G., 1992, p. 22).
Díaz. Si hemos de fechar el inicio de este proce- "Dictadura moderada", "medios de coacción",
MOYA: Historia y olvido: la historiografía sobre el porfiriato 95

"habilidad política", "poder personal" y "régimen lucha terminó en 1917, año de la Constitución
autoritario" son conceptos que construyen e iden- revolucionaria. El nuevo Estado revolucionario
tifican al gobierno de Porfirio Díaz. Estas carac- gozaba de tanta legitimidad y tanta fuerza como
terísticas han sido estudiadas por Guerra; pero decían sus portavoces (Bethell, L., 2001, p. 147).
las implicaciones del poder simbólico conducen a De ahí viene el juicio de los profesionales de
una explicación integral de la estructura del poder la historia, que fue aceptado de forma general
que exhibe el Porfiriato. El régimen de Díaz nos hasta el decenio de 1970, en el sentido de que
sumerge en una trama donde subyacen los lazos la Revolución mexicana había sido una revolu-
personales, vínculos variados y fidelidades pro- ción "social" (Bethell, L., 2001, pp. 147-148).
badas. Su permanencia, sin embargo, daba lugar Esta interpretación planteaba problemas: Los
a conjuntos de individuos ligados entre sí, a los críticos insistieron desde el principio en que líde-
que podríamos calificar con todo derecho como res tramposos habían utilizado "al pueblo" para
actores colectivos (Guerra, F. X., 1988, p. 22). una causa falsa y lo habían arrastrado hacia unas
En Historia de México (Bethell, L., 2001) Katz condiciones peores. Pero casi todos los estudio-
y Womack se interesan por diversos aspectos del sos rechazaban estas versiones y las tachaban de
Porfiriato y de su crisis final, por cuanto a partir propaganda contrarrevolucionaria [... ] lo que era
del segundo mandato de Díaz que se inauguró en imposible de soslayar era la sensación que se pro-
1884 y se extendió hasta 1911, México conoció pagó después de 1940 que el desarrollo de Méx ico
su más profunda transformación económica, seguía unas pautas que eran más propias del anti-
política y social desde su independencia en 1821 guo régimen que de la supuesta revolución [... ]
(Bethell, L., 2001, p.103). La consolidación de aunque la retórica revolucionaria siguió manan-
la dictadura estuvo fuertemente ligada a dos do sin interrupción (Bethell, L., 2001, p. 148).
hechos: el logro de la estabilidad interna y el Womack señala que el debate de los estudiosos en
surgimiento de un Estado fuerte y eficaz. Hechos torno a la Revolución aumentó considerablemen-
que a su vez estaban estrechamente relacionados te en los decenios de 1960 y 1970. Guiados por
con el desarrollo económico del país (Bethell, L., una conceptualización más objetiva que antes,
2001, p.lIO). las investigaciones y los análisis nuevos han
La crisis del Porfiriato que se precipita modificado de forma significativa la antigua his-
entre 1900 y 1910, cuando el acuerdo tácito toria a la vez que justificaron una interpretación
entre el ejército, la clase alta, y la clase media nueva [... ] El espectro que rondaba por México
se rompe, poniendo fin a la Pax porfiriana. El en 1910 era el espectro de la reforma política. La
viraje decisivo -señala Katz- se produjo en la política del país tenía que cambiar pronto, porque
primera década del siglo XX y tuvo su origen en su institución política central, el presidente Por-
la progresiva incapacidad del régimen de Díaz firio Díaz era mortal y contaba 80 años de edad.
para mantener el consenso entre las clases alta y el cambio sería profundo, porque, después
y media. La escisión más grave entre estos dos de 30 años de vigoroso desarrollo capitalista
grupos se produjo en un momento en el que el y astuta dictadura personal, la política signifi-

l descontento popular y la insatisfacción de los


Estados Unidos con respecto al régimen de Díaz
caba negocios (Bethell, L., 2001, pp. 148-150).
A la visión novedosa y revisionista de Katz

I
iban en aumento. Cuando los miembros de todos y Womack habríamos de agregar el estudio
estos diferentes grupos y clases unieron sus fuer- que sobre la Revolución Mexicana realizó Alan
zas, estalló la revolución mexicana y el régimen Knight en: La Revolución Mexicana, (Knight,
de Díaz fue derrocado (Bethell, L., 2001, p.l33). A.,1996). El régimen porfirista dio a México una
En el capítulo dedicado a la revolución mexi- generación de paz y estabilidad sin precedentes.
cana en la Historia de México, Womack afir- La Pax Porfiriana fue, por supuesto, una paz
ma que después de la Revolución mexicana la imperfecta que se basaba tanto en la represión
nueva sociedad se formó dentro de un marco recurrente como en el consenso popular (Knight,
de instituciones revolucionarias oficiales. La A., 1996), argumento que no dista del de Guerra
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de que durante el Porfiriato hubo más consenso política porfiriana era intensamente personalista.
popular que represión recurrente, aunque en El contacto personal ya fuera por corresponden-
(Turner J. K., 1992, pp. 112-130) se señala todo cia o en audiencias privadas, era el medio prin-
lo contrario, constituyéndose este libro en uno cipal de comunicación entre Díaz, sus acólitos
de los principales tributarios de la leyenda negra y camarillas, y sus subordinados, así como con
del régi men. Esta suerte de leyenda negra fue sus rivales y enemigos [... ] el estilo político de
orquestada en Washington con el claro propósito Díaz tenía una sutil combinación, por una lado
de desprestigiar a Díaz y de debilitar los vín- de compromiso, negociación y adulación, y, por
culos económicos del régimen con Europa. De el otro, el cultivo de la lealtad y la deferencia
tal suerte que la política más que un esfuerzo (Garner, P., 2003, pp. 80-83). Fueron estos dife-
noble en favor del interés público, era más bien rentes matices los que tipificó Guerra dentro de
una fuente de poder, seguridad y patrocinio, en las sociabilidades tradicionales y modernas, y
una sociedad donde las oportunidades de avance que sin duda hicieron del Porfiriano un régimen
eran a menudo limitadas. Por espacio de una moderno, extraño y sumamente complejo, aún
generación, sin embargo, esta política funcio- ante el escrutinio del estudioso.
nó. Dentro del gobierno central, el ejecutivo,
con Díaz a la cabeza, fue todopoderoso [... ]
Los grupos de oposición en el Congreso, aún CONCLUSIÓN
resonantes en la década de 1880, fueron gra-
dualmente silenciados en la medida en que sus En la primera parte de este artículo hici-
miembros eran víctimas del acoso y las eleccio- mos una valoración de los rumbos que ha toma-
nes eran manipuladas para garantizar una legis- do la historia del poder en la América Latina y
latura cada vez más leal (Knight, A., 1996, p. 39). abordamos, con Guerra y Sabato, el debate más
En la década de 1900 la popularidad de Díaz -y importante que ha suscitado el siglo XIX latino-
con ella la legitimidad del régimen- había decli- americano, o sea, el concerniente a los problemas
nado, principalmente a causa de las tensiones de la nacionalidad, de la esfera pública, de la ciu-
sociales emanadas del rápido cambio económico. dadanía, de la representación y de la legitimidad.
El régimen de Díaz no era una dictadura militar Este debate arroja luz sobre la nueva dimensión
ni tampoco un estado policíaco, dependía tanto que adquiere la reconceptualización de lo políti-
de una prolongada legitimidad como de la coer- co y de lo cultural en la historiografía. Dentro de
ción; ésta última era limitada y selectiva más esta tendencia Guerra logra, con suma lucidez, la
que indiscriminada (Knight, A., 1996, p. 53). mejor disección de las entrañas del Régimen de
Entre los aportes historiográficos recientes con- Porfirio Díaz. En la segunda parte proponemos
tamos con la investigación de Paul Garner: la tesis de que los usos de la historia, de la lite-
Porfirio Díaz. Del héroe al dictador (Garner, P., ratura histórica y de la enseñanza de la historia
2003). La tesis principal que propone el autor es marcaron profundamente la época de Porfirio
que Porfirio Díaz logró mantener un equilibrio Díaz, por cuanto en la segunda mitad del siglo
entre las dos culturas políticas decimonónicas, XIX México deseaba su integración nacional,
el caudillismo y el liberalismo. Además, se establecer como meta primordial la paz y enrum-
enfocan las estrategias que adoptaron Díaz y su barse por la ruta del progreso. Ninguno de estos
CÍrculo de allegados para la construcción y el factores estuvo exento de la habilidad partidista
mantenimiento de su incuestionable autoridad en en la toma del poder político y de las decisiones
la cúspide del poder político. Garner señala que más trascendentales. Este es un problema anali-
ni la historiografía porfirista, que alaba a Díaz zado con amplitud por Sierra, Rabasa, Valadés,
como un hombre de destino sobrenatural, ni la Reyes Heroles, Cosío Villegas y Hale. Con los
antiporfirista, que lo caricaturiza como un tirano autores mencionados la historiografía mexica-
brutal, capturan la esencia de la poI ítica porfiris- na se habrá enriquecido no sólo en cuanto a la
ta (Garner, P., 2003, p. 76). Garner apunta que la asunción de nuevos problemas, sino en cuanto
MOYA: Historia y olvido: la historiografía sobre el porfiriato 97

a métodos y fuentes. Entre la obra dirigida por ticos los principales argumentos para demostrar
Cosío Villegas y la célebre investigación de que la revolución de 1910 se ha agotado a tal
Guerra establecemos un puente entre una tradi- nivel que el mito de la "revolución continua" se
ción historiográfica de viejo cuño y las posturas convierte en un ardid de quienes han usufructua-
revisionistas y rehabilitadoras del Porfiriato. En do el poder hasta entonces.
la crítica de Cosió Vil legas al Porfiriano y en Estudiosos mexicanos y extranjeros de
las investigaciones de Guerra, Katz, Womack, sobrado prestigio intelectual señalan el camino
Hale, Knight, y Garner fundamentamos el revi- para los estudios porfirianos. Iluminar dicho
sionismo que deriva de las antiguas posturas de camino es el objeto de esta propuesta. Al hacer
los estudiosos. Las discusiones recientes de lo tabla rasa del pasado se sacrificaba lo que de
político arrojan luz sobre los procesos históri- significativo tenía el Porfiriato como periodo
cos del siglo XIX que se mantenían eclipsados histórico. Cualquier periodo histórico en el que
por una manera tradicional de historiar y de las omisiones son de mayor alcance que el mismo
escamotear los pasados incómodos que tendía a proceso de la historia condena a nuestra profesión
ocultar ciertos procesos históricos a convenien- a las manipulaciones del poder descarnado y a la
cia del estudioso. En este sentido, iluminar el responsabilidad de los más atroces cuadros en la
proceso político de la segunda mitad del siglo América Latina. Es más, algunos estudiosos espe-
XIX y principios del siglo XX ha sido el propó- cularán acerca de que los primeros años revolucio-
sito más fecundo de esta revisión historiográfica. narios retardaron el crecimiento económico y la
Otros temas y problemas emergen con el remo- reforma que se encontraba en ciernes en el México
zamiento de la historia. ¿Cuál es el papel que de Díaz. Cuando México está a punto de ingresar
juega el urbanismo, la educación y la enseñanza en el "concierto de las naciones" los miembros
de la historia? ¿Participaban todos los mexicanos de la elite porfiriana se preocuparon por mostrar
por igual de la asunción de la modernidad? ¿Qué los avances en los campos científico, académico,
significaba ser moderno en las postrimerías comercial y cultural. Con alguna ironía Tenorio
del siglo XIX? ¿Cuál es la idea que se tiene del describe el desvelo que tuvo Vicente Riva Palacio
nacionalismo? Los que habían sido súbditos de en mostrar que la "raza indígena" era más evolucio-
sus majestades españolas, en un proceso largo nada por la ausencia de un molar (Tenorio, 1998)
e inequívoco se convierten en ciudadanos. Fue La paz, la conciliación, la búsqueda de legitimidad,
este un elemento moderno. El gran debate surgió el anhelo de instaurar una "voluntad nacional" y el
respecto a quienes se convirtieron en ciudadanos terreno apropiado para que realizara sus negocios
y quienes no. La cuestión indígena siguió siendo la elite porfirista condujeron a una amplia acep-
agobiante e irresuelta, a pesar del Palacio Azte- tación del régimen que no mostró grandes fisuras
ca en París, 1889. El indígena antropológico, sino hasta la llegada del siglo XX.
pieza exótica de museo, no daría paso al indio La "Conferencia Creelman" es quizá el
"patarrajada" que pululaba en la ciudad capital y documento más importante para advertirnos
que había que ocultar a los ojos de los visitantes sobre las fisuras del régimen. La sucesión pre-
distinguidos en las fiestas del centenario de 1910. sidencial en 1910 de Francisco Madero con
El Porfiriato en la versión siniestra divulgada todo el programa del Partido Antirreleccionista
por sus detractores fue el expediente al cual se es, también, un documento que nos acerca a
recurrió al triunfar la Revolución de 1910. Los la realidad política que se vivió en los últimos
ideólogos revolucionarios, en su ortodoxia, nega- años del Porfiriato, la oposición sistemática y
ron al Porfiriato sus raíces históricas y su respon- organizada rindió sus frutos. Guerra advierte
sabilidad en la modernización de México. Esta que en la última década del Porfiriato afloraron
situación sufre un cambio rotundo en la década las tensiones causadas por la modernización
de 1950, pero en especial después de 1970. Los capitalista, ya que el régimen carecía de polí-
críticos al argumento de la "revolución continua", ticas económicas y sociales con la flexibilidad
encontrarán en el régimen de Díaz y en sus crí- necesaria para tomar el control del proceso.
98 REVISTA ESTUDIOS No. 20 / 2007/ ISSN: 1659-1925/83-101

Para dar cohesión al Estado, Díaz no hizo más periodo constitucional de Díaz culminó, estrepi-
que retoques progresivos en la Constitución de tosamente, en el verano de 1911.
1857: estas modificaciones llevaron a un aumen-
to de las competencias del gobierno central
en materia económica (Guerra, 1988, p. 50). BIBLIOGRAFÍA
El régimen había derramado los frutos de su
prosperidad sobre una elite que además ostentaba Bethell, L. (2001). Historia de México. Barcelona:
su cuota de poder y los sectores sociales desfavo- Editorial Crítica.
recidos empiezan a discutir su exclusión y a pug-
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nar por su participación. Los sectores medios no
Essays on French Political Culture in the
tardan en organizarse a nivel partidista y a desa- Eighteenth Century. Cambridge University Press.
fiar al poder que emana de la autoridad central.
El proceso histórico que hemos analizado expli- Baczko, B. (1991). Los imaginarios sociales.
ca la centralización del poder en las manos Memorias y esperanzas colectivas. Buenos
del gobierno nacional y el debilitamiento de la Aires: Ediciones Nueva Visión.
participación política que habría caracterizado al
México posterior a la Independencia (Coastwor- Balandier, G. (1992). El poder en escenas. De la repre-
th,1., 1975, p. 223). Esta matriz, que en la época sentación del poder al poder de la representa-
ción. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica.
de Díaz se presentaba al público como ideal, se
convirtió pronto en el detonante de la revolución. Benévolo, L. (1980). Historia de la Arquitectura
El sistema político se tornó vulnerable y puso en Moderna Barcelona: Editorial Gustavo Gilli.
evidencia que los beneficios de la modernización
se concentraron en una pequeña elite empresa- Benjamin, T., & Ocasio-Meléndez, M. (1984).
rial, inversionista y latifundista insolentemente "Organizing the Memory of Modern Mexico:
rica. La contrapartida eran esos amplísimos con- Porfirian Historiography in Perspective, I880s-
tingentes de indígenas pobres y despojados de sus 1980s. En: Hispanic American Historical
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descrita desnuda las raíces del descontento social
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inexorablemente al triunfo de la revolución.
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La interrupción de los trabajos en el Pala-
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en especial después de 1908, ponen en evidencia
el resquebrajamiento de una estructura de poder, Cosío Villegas, D. (1956). La República Restaurada.
que hasta entonces muchos consideraban imper- La vida social. Historia Moderna de México, t.
turbable. Pero el régimen no sobrevivió a la crisis III México: Editorial Hermes.
política que supuso el problema de la sucesión
presidencial, aunque en 1910, el señor presidente ___ (1957). El Porfiriato. La vida social. Historia
o

Moderna de México, t. IV. México: Editorial


había sido reelegido unánimemente para el octa-
Hermes.
vo mandato presidencial. No se habían acabado
los ecos de los festejos del centenario cuando el ____ (1972). El Porfiriato. La vida política
o

1° de diciembre de 1910 Díaz protestó para un interior (Parte segunda). Historia Moderna de
nuevo período que acabaría en 1916. Este último México, t. X. México: Editorial Hermes.

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