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Primera Etapa
Primera etapa de la colonización antioqueña
Esta etapa, se inició en 1770 y terminó en 1874. Se caracterizó por la movilización colectiva de
pobladores que formaron expediciones para establecer colonias, fundar pueblos y repartir tierras.
En estas primeras colonizaciones se fundaron Sonsón, en 1797, Abejorral, en 1808 y Aguadas, en
1814, que, a su vez, serían puntos de partida para la colonización de otras zonas.
En esta primera etapa, se colonizaron tres tipos de tierras: el primer tipo, estaba conformado por
tierras baldías otorgadas por el Estado de Antioquia para que grupos de colonos las habitaran.
Mediante esta modalidad, fue colonizado el territorio ubicado entre los Farallones de Citará y el
valle occidental del río Cauca. Allí fueron fundadas, en 1865, las poblaciones de Valparaíso,
Jericó y Jardín.
Publicado por Manuel Villegas en 15:30 1 comentario:
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Historia
Desde los inicios de la conquista española de América, Antioquia fue una región completamente
aislada geográficamente, y este aislamiento continuó durante el período de la Colonia Española y
los subsiguientes.
Las tres primeras tribus, y otras afines de variados nombres, constituían la gran mayoría indígena
del territorio y pertenecían a una familia lingüística mayor, denominada genéricamante por los
antropólogos comocaribes. Los quimbayas constituían una familia diferente.
Durante este proceso de colonización se fundaron casi tantas ciudades nuevas como se habían
fundado en el primer siglo de conquista y colonización españolas.3 En la gran fecundidad del
pueblo antioqueño estas dos actividades encontraron un amplio campo vital que permitió a este
grupo pasar de una población de 50.000 habitantes,2 que tenía la provincia de Antioquia a fines
del siglo XVIII, a una actual de varios millones de habitantes, con lo cual la proporción demográfica
entre el oriente y occidentecolombiano se invirtió a favor de este último, y el potencial humano de
una nación despoblada creció en un siglo más que en toda su historia anterior.
Las tierras habitadas eran escarpadas y estériles, y la propiedad estaba concentrada en las manos
de unos pocos, lo cual daba origen a una contradicción entre el creciente número de habitantes
que pedían tierras para cultivarlas y subsistir, y los poseedores de títulos de propiedad, que
preferían mantenerlas incultas.
Por último, a fines del siglo XVIII, hubo una baja en la extracción de oro, que era el principal y casi
único artículo producido por los campesinos del oriente antioqueño. Acosados por la falta de
trabajo en la minería y sin posibilidades de dedicarse a la agricultura en tierras tan estériles y
concentradas en su propiedad por unos pocos, no tuvieron más que emigrar a regiones más
propicias para su subsistencia y expansión.
La búsqueda de lostesoros, y en especial, de las guacas, fue una causa de la colonización, pero no
la determinante, como popularmente se ha creído.
Las primeras poblaciones fundadas fueron Sonsón (1797), Abejorral (1808) y Aguadas (1814),
bases de la expansión de la población colonizadora. A partir de la década de 1870, la colonización
se intensificó y se extendió al actual territorio de los departamentos de Quindío, norte del Valle del
Cauca y norte del Tolima. Durante la segunda mitad del siglo XIX fueron fundadas por los colonos
un gran número de poblaciones.
La forma como fueron aprovechados esos territorios no favoreció la formación de la gran propiedad
territorial. La colonizaciónera llevada a cabo, primordialmente, por familias que no tenían la
capacidad para pagar mano de obra, sino que, más bien, utilizaban la mano de obra familiar para
explotar las tierras colonizadas. Esto dio origen a un nuevo tipo de sociedad en
eloccidente colombiano: mientras que, en el resto del país, el latifundio era la forma
de propiedad más importante, en las zonas colonizadas predominaba la mediana propiedad
campesina y familiar.
Localización GEOGRAFICA
El territorio político del departamento de Antioquia está localizado al noroccidente
de Colombia, con dos tercios (2/3) de su área en la Región Andina, su zona noroccidental en
el litoral Caribe y su área occidental en la llanura de la Región Pacífica. Ocupa un área total de
62.150 km², lo que corresponde al 5,44% del territorio nacional continental. El departamento
está cruzado por las cordilleras Central y Occidental y su relieve es uno de los más
escarpados del mundo. El mayor asentamiento humano se presenta en el área del valle de
Aburrá y sus regiones aledañas, es decir, el área que rodea a la ciudad de Medellín. Buena
parte del territorio antioqueño son llanuras que se extienden al occidente, norte y oriente. Los
únicos límites montañosos de Antioquia son aquellos del sur, con los departamentos
de Caldas, Risaralda y Chocó, y un tramo de Bolívar, al nororiente. Tiene además 240
kilómetros de costa sobre el mar Caribe.
Historia[editar]
Además, surgió una sociedad más fluida y democrática formada por numerosos propietarios
rurales, donde el latifundio (explotación agraria de grandes dimensiones) era la excepción,
donde las oportunidades de ascenso fueron mayores, y donde las distancias y diferencias
sociales fueron menores que en otras zonas del país.4
Sólo el estudio de las condiciones económicas, geográficas y sociales de Antioquia en la
Colonia, nos dan la clave de la migración que tuvo su apogeo en el siglo XIX. En dicha zona, y
a diferencia de otras regiones, no se creó una aristocracia parasitaria que viviera del trabajo
aborigen; por no existir en su suelo grandes civilizaciones indígenas, y, sobre todo, porque los
que fueron sometidos fueron asimilados, o bien, rápidamente sucumbieron ante las
enfermedades traídas por los españoles, la institución de la encomienda no se desarrolló y
pronto desapareció, con la consecuencia de que la agricultura tuvo que ser trabajada
directamente por los españoles y sus descendientes, pues los esclavos fueron dedicados
preferentemente a la minería.3
De todas las regiones colombianas, Antioquia era la más aislada con el exterior y su comercio
de exportación, con excepción del oro, era prácticamente nulo, lo cual incidía en la pobreza
casi general. Las tierras habitadas eran escarpadas y estériles, y la propiedad estaba
concentrada en las manos de unos pocos, lo cual daba origen a una contradicción entre el
creciente número de habitantes que pedían tierras para cultivarlas y subsistir, y los
poseedores de títulos de propiedad, que preferían mantenerlas incultas.
Por último, a fines del siglo XVI, hubo una baja en la extracción de oro, que era el principal y
casi único artículo producido por los campesinos del oriente antioqueño. Acosados por el
hambre y la falta de trabajo en la minería y sin posibilidades de dedicarse a la agricultura en
tierras tan estériles y concentradas en su propiedad por unos pocos, no tuvieron más que
emigrar a regiones más propicias para su subsistencia y expansión.
Después de la primera fase de la colonización siguió un proceso autogenerado, consistente en
que la parcela primeramente desmontada servía por un tiempo para albergar y dar empleo a la
familia, pero luego, al crecer ésta, se tornaba insuficiente y algunos hijos se marchaban cada
vez más hacia el Sur, para volverse a repetir así el proceso.
La búsqueda de tesoros, y en especial, de las guacas, fue una causa de la colonización, pero
no la determinante, como popularmente se ha creído.
Las primeras poblaciones fundadas fueron Sonsón (1797), Abejorral (1808) y Aguadas (1814),
bases de la expansión de la población colonizadora. A partir de la década de 1870, la
colonización se intensificó y se extendió al actual territorio de los departamentos de Quindío,
norte del Valle del Cauca y norte del Tolima. Durante la segunda mitad del siglo XIX fueron
fundadas por los colonos un gran número de poblaciones.
El café: cultivo elegido por los colonos que les ha sido beneficioso.
Consecuencias[editar]
Para el desarrollo del país las consecuencias de la colonización antioqueña fueron
trascendentales. Sintéticamente las podemos enumerar así:
Se unificó geográficamente una gran parte del occidente colombiano. No sólo porque se
unieron económicamente las altiplanicies habitadas desde los tiempos de la Colonia con
las llanuras cálidas, sino porque a través de ella Antioquia y la región del Valle del
Cauca quedaron integradas al descuajarse con nefastas consecuencias ambientales
la selva que las separaba y sociales al producir el desplazamiento de las comunidades
indígenas principalmente de la etnia emberá, ante la llegada de los nuevos colonos.
Se crearon, ampliaron y mejoraron las vías de comunicación. Ello con el fin de conectar
los nuevos centros poblados entre sí, y a la región con el mar y el río Magdalena, por
medio de caminos y ferrocarriles. El ferrocarril del Pacífico ,(Valle del Cauca), obra del
pueblo vallecaucano, fue fundamental para la primigenia exportación de café, lo cual
derivó en desarrollo de la república y suroccidente colombiano.
Económico
La colonización antioqueña es el evento socio-económico de mayor impacto en la historia
económica y política del Viejo Caldas y, asimismo, uno de los hechos más importantes
ocurridos en Colombia a finales del siglo XIX y principios del XX. Dicha colonización fue
incentivada por varias compañías, y, entre ellas, dos de manera muy especial: Gonzáles
& Salazar y Burila en los actuales departamentos de Caldas y Quindío, respectivamente,
las cuales crearon fondos de comercialización para la venta y compra de los baldíos. Esta
característica permitió una diferenciación social muy marcada –pobres braceros, por un
lado, y terratenientes y mineros ricos, por el otro- que originará sorprendentemente una
economía cafetera eficiente y que prevalecerá por décadas en la región.
Personajes y sus biografías
Los orígenes de la caficultura en la región se sitúan en la segunda mitad del siglo XIX, con
la colonización de nuevas tierras en la zona antiguamente conocida como el Viejo Caldas, el
norte del Tolima y el nororiente del Valle del Cauca por parte de familias provenientes de
Antioquia.
Las particularidades de este proceso de colonización estuvieron basadas principalmente en la
utilización de mano de obra familiar y generaron un modelo de tenencia de la tierra
cimentado en la pequeña y mediana propiedad. La importancia del núcleo familiar y la
predominancia campesina permearon la estructura socioeconómica de la región y constituyen
parte fundamental de la esencia de este paisaje cultural.
La caficultura se desarrolló como una actividad que permitía el uso intensivo de los dos factores
de producción a disposición de los productores: tierra y trabajo. Igualmente, esta actividad hizo
posible que los campesinos buscaran una fuente de ingresos monetarios sin sacrificar sus cultivos
de subsistencia, como el maíz, el frijol y las hortalizas.
Al momento de su llegada, los nuevos colonos supieron adaptarse a las dificultades del entorno,
articulando elementos que existían en el territorio y creando otros complementarios para el
desarrollo de la actividad productiva y la vida en comunidad. Estos elementos determinaron la
dinámica del paisaje vivo de la región.
En el proceso de colonización antioqueña las fundaciones de poblaciones a distancias
relativamente cercanas conformaron una red en las dos márgenes del río Cauca, que, con el
desarrollo de los caminos y ferrocarriles, crearon una sólida red geográfica y cultural para la
región, que generó un alto impacto en la cultura y en la economía de todo el país.
Durante el proceso de colonización antioqueña se fundaron 86 poblaciones (en 120 años) en más
de un millón de hectáreas (Fonseca y Saldarriaga 1984). La presencia de población de tradición
indígena durante este proceso no solo se refleja en la actual existencia de resguardos indígenas en
Riosucio y Quinchía, sino en el cultivo y manejo de la guadua, adoptada en las técnicas
constructivas de la mayor parte de las poblaciones y viviendas rurales del Paisaje
Cultural Cafetero. Se trata sin duda de un proceso de colonización cuyo dinamismo, intensidad,
integración al paisaje y uso del conocimiento ancestral generó un nuevo paisaje productivo en un
excepcionalmente corto periodo de tiempo.
Igualmente, la colonización trajo consigo el establecimiento de comunidades que con los años se
convirtieron en pueblos, muchos de los cuales fueron ubicados en los filos de las montañas y en
sus laderas. De la mano del café, se incorporaron al paisaje elementos ligados a su transporte y
comercialización como la arriería y las mulas, para luego dar paso a medios más modernos y
eficaces como lo fueron el cable aéreo de Manizales – Villamaría – Mariquita (1922), el cable
aéreo Manizales – Aranzazu (1929) y el Ferrocarril de Caldas (1927). De esta forma el paisaje se
fue transformando y adquiriendo las características únicas que hoy lo identifican.
A través del cultivo, beneficio y comercialización de café se creó una fuente sostenible de
ingresos para los productores y sus familias, situación que facilitó la creación y expansión de
mercados internos y sustentó el desarrollo de una región y cultura cafetera.
Ante una baja en los precios del café en 1896, se produjo un déficit fiscal,
acompañado de la consabida inflación y por consiguiente, de los respectivos
impuestos para sanear ¡as finanzas, lo cual acarreó malestar social, que
sumado al descontento existente entre los liberales por su exclusión de! poder y
los cargos burocráticos que de él se emanan, constituyó uno de los puntos de
partida para la ya mencionada Guerra de los Mil Días.
POLITICA
La historia de la política antioqueña, 1830-1930 La historiografía política colombiana ha sido
tradicionalmente nacional. Esto quiere decir que se ha concentrado en los actos del gobierno
central, en las figuras que han actuado en un marco político .nacional y en los procesos que en
forma más o menos inmediata han influido sobre la configuración del poder en la totalidad del
país. Entre las historias generales, quizás sólo la extensa obra de Gustavo Arboleda sobre el
período que se extiende entre 1819 y 1860 incluye periódicamente unas cuantas páginas sobre el
acontecer político regional. Por eso es natural que la única obra de conjunto o de síntesis sobre las
innumerables revueltas locales del siglo XIX se deba al mismo autor. Para los demás historiadores,
los hechos locales o regionales sólo cuentan en la medida en que aparecen como determinantes,
en alguna medida fácilmente visible, de cambios políticos nacionales, y esto ocurre incluso
cuando, como en la época federalista, el grado de autonomía estatal hace menos determinante la
acción del gobierno central. Guerras civiles, golpes de estado que crean una crisis nacional,
crímenes o revueltas que encuentran eco en la capital de la república, son los hechos típicos que
logran figurar en las páginas de nuestros libros de historia. Es evidente, en todo caso, que desde
1821 el marco lógico de la historia política es la nación, incluso durante la época federal. La
debilidad del estado central, patente en épocas centralistas o federalistas, no oculta el hecho de
que el escenario político es el nacional, y que las normas constitucionales y legislativas crean, para
la vida política, un contexto uniforme para todo el país, ni tampoco impide tal debilidad que los
conflictos locales, las luchas de poder regionales, sólo encuentren su sentido y hallen su plena
explicación cuando son enmarcados dentro de la trama de ideologías y conflictos partidistas
definidos nacionalmente. No obstante, una óptica puramente nacional puede conducir a ignorar
parte importante del proceso político del país y a deformar su significado. Profundas
transformaciones en las formas de organización política nacional, desplazamientos de poder entre
partidos o grupos sociales, no pueden entenderse si no se atiende a los lentos procesos de cambio
de la vida política regional, a la consolidación paulatina de uno u otro grupo en una región, al
desplazamiento en el poder relativo de las diversas regiones del país, www.jorgeorlandomelo.com
2 como efecto de situaciones que no aparecen inmediatamente cuando la mirada se dirige
únicamente a la acción del estado central. Esto es así, en gran parte, porque la acción del Estado o
la lucha por su control no se llevan a cabo o se realizan en un medio en el que sólo existan el
Estado y los ciudadanos autónomos. A pesar de que la concepción del Estado que se impone
progresivamente en el siguió XIX, y que tropieza sólo tardíamente con los esfuerzos "organicistas"
de Miguel Antonio Caro y sus amigos, es esencialmente liberal y tiende a minimizar el papel de
todo órgano intermedio entre el Estado y el individuo, el hecho real es que tales mediaciones
existen y tienen un peso bastante grande. Durante el siglo XIX apenas se están constituyendo
órganos estatales o políticos de corte verdaderamente nacional; el ejército y los partidos, por
ejemplo, dependen de formas de solidaridad y coordinación cuyo ámbito es inicialmente local y
extraen su fuerza y eficacia del vigor de las instituciones regionales en las que se apoyen. La
burocracia misma es durante todo el siglo escasa, poco eficaz, y más leal al medio inmediato en el
que se inscribe, que a entidades de ámbito nacional. Incluso buena parte de las funciones públicas
como el notariado y el registro o el cobro de algunos impuestos, se efectúan mediante sistemas de
remate de tales funciones a individuos particulares. Y en el terreno militar, el mantenimiento del
orden público requiere, siempre que la amenaza supera un umbral bastante bajo, el reclutamiento
de gentes armadas que dependen, más que de los poderes centrales, de las fuerzas sociales y
políticas locales. Si a esto se añaden las dificultades tantas veces mencionadas —la lentitud del
transporte y los sistemas de comunicación, las diferencias muy marcadas en la composición étnica,
el nivel cultural, las formas de actividad económica, la estructura social en las diversas regiones del
país— se refuerza la impresión de que buena parte del proceso político colombiano durante el
siglo XIX y aún del XX, se realiza dentro de un contexto local o regional, y que sólo comprendiendo
adecuadamente estos niveles puede entenderse el proceso político nacional. El problema, mirado
en su aspecto sustantivo, puede haber tenido bastante que ver con las dificultades con las que se
tropezó para establecer un sistema político viable durante los primeros años de la república pues
era difícil establecer un sistema unitario en un país en el que las alternativas políticas y los
partidos, en vez de dividir el país cruzando sobre las fronteras locales, se consolidaban en
unidades regionales más o menos homogéneas. Para una zona dada, someterse a un gobierno
relativamente autoritario de orientación totalmente opuesta era difícil, pues no encontraba el
gobierno central aliados suficientes entre los grupos dominantes locales. Y para estos grupos
regionales, como por ejemplo para la Antioquia de la década de 1850, sujeta a una política
nacional liberal, el federalismo, la autonomía regional, aparecía como el único camino posible de
supervivencia. Mirado el problema desde el punto de vista del historiador, muestra la necesidad
de estudiar detalladamente cómo se conformaban las instituciones políticas regionales, cómo
surgen grupos dirigentes y cómo consolidaban su poder, qué clase de redes políticas locales se
constituían y en qué clase de identidades de intereses, historias locales, ideologías, solidaridades
familiares se apoyaban, qué relación tenían los grupos locales políticos con los grupos
www.jorgeorlandomelo.com 3 dominantes sociales o económicos, con los procesos de desarrollo
económico y los intereses de una región, etc. Esta 'necesidad se da independientemente de que
tales procesos sean reconocibles o no desde el punto de vista de quien mide a la política sólo
desde la perspectiva del Estado central, la guerra civil, el golpe de estado que aparece como la
punta de un iceberg, aparecían como debidos al azar, sí no se conocen las corrientes regionales
que mediante un largo suceder las hacen surgir en un momento determinado a la luz nacional. En
todo caso, no puede caerse, ante la necesidad de estos estudios de historia regional, en un
extremo opuesto al que hasta ahora ha dominado. Es preciso repetirlo: el marco político es
básicamente el nacional, y buena parte de los sucesos regionales resultan de la interrelación entre
lo regional y lo nacional. Para pensar en el caso antioqueño, cuántas de las peculiaridades de la
evolución política decimonónica no provienen, más que de sus propias características, de la
necesidad de responder a ciertas formas de acción del gobierno central, a los efectos
perturbadores para los grupos dirigentes locales de ciertas orientaciones nacionales. ¿Un gobierno
conservador nacional relativamente estable no habría hecho mucho más débiles los caracteres
regionalistas, el aislamiento, la relativa falta de interés político de los antioqueños? Y, además, un
marco antioqueño para los estudios regionales no puede hacer olvidar el interés por estudios
geográficamente más limitados. Es cierto que durante el siglo XIX, e independientemente de la
forma concreta que tuviera la división político-administrativa, los sectores dominantes de
Antioquia se identificaban como antioqueños, con un mínimo de visión más provincial, de
sensación de identidad y de solidaridad, incluso cuando la constitución o las leyes, como en 1853,
independizaban completamente las diversas regiones de Antioquia. Pero tales regiones existían, y
su estructura política era diferente y provenía de historias y coyunturas diferentes. Santa Rosa y la
zona de su influencia, por ejemplo, exhibían características muy diversas en su acción política que
la región de Santa Fe de Antioquia, y al menos hasta este siglo no se consolida, en el nivel
departamental, una hegemonía relativamente clara —nuevo caso de centralismo— de la capital.
Lo anterior se aduce para señalar que aunque el marco probablemente más adecuado para
cualquier historia política es la totalidad de la región antioqueña —incluyendo, hasta finales del
siglo, a la zona caldense—, los estudios de historia local pueden resultar también bastante
reveladores y útiles. Historia nacional, historia regional, historia local: la división es mecánica y
cruda, y todo estudio concreto que haga énfasis en uno de los niveles deberá estar siempre atento
a lo que ocurre en los demás niveles, a los hilos que unen una historia regional con los patriciados
de los pueblos o con las fuerzas políticas nacionales.