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Segunda Etapa

Segunda etapa de la colonización antioqueña


La segunda ola de la colonización antioqueña comenzó con la promulgación, en 1874, de la ley 61
sobre la adjudicación de baldíos nacionales a cultivadores y finalizó en la segunda década del
siglo XX. Esta etapa, se caracterizó por las ocupaciones individuales de tierras.

Tradicionalmente, se piensa que la colonización antioqueña generó un gran número de


campesinos propietarios de pequeñas parcelas, pero, recientes estudios muestran que, aun en
esta colonización, la formación de pequeños propietarios fue poca en comparación con el alto
número de campesinos que terminaron trabajando como aparceros o jornaleros en tierras de
terratenientes o comerciantes. A pesar de esto, el número de campesinos dueños de pequeñas
porciones de tierra fue mayor con relación a otras regiones del país como Santander,
Cundinamarca y Cauca.

Publicado por Manuel Villegas en 15:31 No hay comentarios:


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Primera Etapa
Primera etapa de la colonización antioqueña
Esta etapa, se inició en 1770 y terminó en 1874. Se caracterizó por la movilización colectiva de
pobladores que formaron expediciones para establecer colonias, fundar pueblos y repartir tierras.
En estas primeras colonizaciones se fundaron Sonsón, en 1797, Abejorral, en 1808 y Aguadas, en
1814, que, a su vez, serían puntos de partida para la colonización de otras zonas.

En esta primera etapa, se colonizaron tres tipos de tierras: el primer tipo, estaba conformado por
tierras baldías otorgadas por el Estado de Antioquia para que grupos de colonos las habitaran.
Mediante esta modalidad, fue colonizado el territorio ubicado entre los Farallones de Citará y el
valle occidental del río Cauca. Allí fueron fundadas, en 1865, las poblaciones de Valparaíso,
Jericó y Jardín.
Publicado por Manuel Villegas en 15:30 1 comentario:
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Historia
Desde los inicios de la conquista española de América, Antioquia fue una región completamente
aislada geográficamente, y este aislamiento continuó durante el período de la Colonia Española y
los subsiguientes.
Las tres primeras tribus, y otras afines de variados nombres, constituían la gran mayoría indígena
del territorio y pertenecían a una familia lingüística mayor, denominada genéricamante por los
antropólogos comocaribes. Los quimbayas constituían una familia diferente.

El occidente colombiano, y particularmente Antioquia, durante la Colonia llamaba la atención por su


aislamiento, atraso y pobreza (hasta el punto de que los viajeros que la visitaban la comparaban
con las colonias de África), después de la colonización superó esta condición y es ahora una de las
regiones más desarrolladas de Colombia y asiento de una elevada porción de
la industriacolombiana.2

Durante este proceso de colonización se fundaron casi tantas ciudades nuevas como se habían
fundado en el primer siglo de conquista y colonización españolas.3 En la gran fecundidad del
pueblo antioqueño estas dos actividades encontraron un amplio campo vital que permitió a este
grupo pasar de una población de 50.000 habitantes,2 que tenía la provincia de Antioquia a fines
del siglo XVIII, a una actual de varios millones de habitantes, con lo cual la proporción demográfica
entre el oriente y occidentecolombiano se invirtió a favor de este último, y el potencial humano de
una nación despoblada creció en un siglo más que en toda su historia anterior.

Áreas de la Colonización antioqueña en Colombia.


Además, surgió una sociedad más fluida y democrática formada por numerosos propietarios
rurales, donde el latifundio era la excepción, donde las oportunidades de ascenso fueron mayores,
y donde las distancias y diferencias sociales fueron menores que en otras zonas del país. 4

Sólo el estudio de las condiciones económicas, geográficas y sociales de Antioquia en la Colonia,


nos dan la clave de la migración que tuvo su apogeo en el siglo XIX. En dicha zona, y a diferencia
de otras regiones, no se creó una aristocracia parasitaria que viviera del trabajo aborigen; por no
existir en su suelo grandes civilizaciones indígenas, y, sobre todo, porque los que fueron sometidos
fueron asimilados, o bien, rápidamente sucumbieron ante las enfermedades traídas por los
españoles, la institución de la encomienda no se desarrolló y pronto desapareció, con la
consecuencia de que la agricultura tuvo que ser trabajada directamente por los españoles y sus
descendientes, pues los esclavos fueron dedicados preferentemente a la minería.3

Las tierras habitadas eran escarpadas y estériles, y la propiedad estaba concentrada en las manos
de unos pocos, lo cual daba origen a una contradicción entre el creciente número de habitantes
que pedían tierras para cultivarlas y subsistir, y los poseedores de títulos de propiedad, que
preferían mantenerlas incultas.

Por último, a fines del siglo XVIII, hubo una baja en la extracción de oro, que era el principal y casi
único artículo producido por los campesinos del oriente antioqueño. Acosados por la falta de
trabajo en la minería y sin posibilidades de dedicarse a la agricultura en tierras tan estériles y
concentradas en su propiedad por unos pocos, no tuvieron más que emigrar a regiones más
propicias para su subsistencia y expansión.

Después de la primera fase de la colonización siguió un proceso autogenerado, consistente en que


la parcela primeramente desmontada servía por un tiempo para albergar y dar empleo a la familia,
pero luego, al crecer ésta, se tornaba insuficiente y algunos hijos se marchaban cada vez más
hacia el Sur, para volverse a repetir así el proceso.

La búsqueda de lostesoros, y en especial, de las guacas, fue una causa de la colonización, pero no
la determinante, como popularmente se ha creído.

Las primeras poblaciones fundadas fueron Sonsón (1797), Abejorral (1808) y Aguadas (1814),
bases de la expansión de la población colonizadora. A partir de la década de 1870, la colonización
se intensificó y se extendió al actual territorio de los departamentos de Quindío, norte del Valle del
Cauca y norte del Tolima. Durante la segunda mitad del siglo XIX fueron fundadas por los colonos
un gran número de poblaciones.

Estampa antioqueña de la época.


El proceso de colonización integró a la economía nacional miles de hectáreas de tierra que,
durante siglos, habían permanecido inexplotadas y deshabitadas. Elcafé fue el producto preferido
por los colonos y su producción llegó a convertirse, en las últimas décadas del siglo XIX, en la base
de la economía de Colombia.

La forma como fueron aprovechados esos territorios no favoreció la formación de la gran propiedad
territorial. La colonizaciónera llevada a cabo, primordialmente, por familias que no tenían la
capacidad para pagar mano de obra, sino que, más bien, utilizaban la mano de obra familiar para
explotar las tierras colonizadas. Esto dio origen a un nuevo tipo de sociedad en
eloccidente colombiano: mientras que, en el resto del país, el latifundio era la forma
de propiedad más importante, en las zonas colonizadas predominaba la mediana propiedad
campesina y familiar.

De una forma esquemática, puede determinarse el rumbo y la cronología de esta expansión en


cuatro etapas, de acuerdo a la región estudiada: en ateneo de barranquilla
Publicado por Manuel Villegas en 15:03 No hay comentarios:
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Consecuencias Que Atrajo


Para el desarrollo del país las consecuencias de la colonización antioqueña fueron
trascendentales. Sintéticamente las podemos enumerar así:

 Creación de la pequeña propiedad campesina en la etapa de la colonización. Los colonos, que no


contaban con más brazos de trabajo que los de su familia, tenían que adecuar la dimensión del
territorio que pretendían colonizar, a la limitación que esta circunstancia les imponía. Si no había
mano de obra asalariada, de nada valía pretender el dominio sobre una vasta extensión no
laborable. Además, la legislación limitaba la cabida de los predios adjudicables. De este hecho se
derivaron consecuencias importantes en el orden económico-social.
 No se formaron, en general, grandes haciendas ni grandes masas de campesinos asalariados sin
tierra como en otras regiones del país. En consecuencia la sociedad fue más igualitaria, lo cual se
tradujo en la actitud liberal y progresista de sus habitantes.
 Se acentuó el núcleo familiar. Esta circunstancia tuvo por consecuencia el
rígido patriarcalismo antioqueño. Para una sociedad en la que la mano de obra la suministraban los
hijos, era un imperativo la proliferación. De allí lo numeroso de las familias antioqueñas. Luego,
cuando la parcela no era suficiente, los hijos emigraban y se iniciaba nuevamente el proceso
anterior.
 Aumentó la capacidad adquisitiva de la población. En el orden económico la consecuencia más
importante fue el aumento de la capacidad adquisitiva. Una sociedad en la que todos trabajaban,
en la que el beneficio se distribuía y en la que no se presentaban las vastas masas de asalariados
con una capacidad limitada por un salario (que por lo regular era exiguo), tenía en conjunto una
mayor capacidad de compra. El café, cultivo elegido por los colonos, llegó a ampliar aún más esa
capacidad adquisitiva. Esto ayudó a desarrollar la industria porque allí había la acumulación
suficiente del capital obtenida a través del comercio del oro, del tabaco y del café, y porque allí las
masas tenían más dinero para comprar sus productos que los asalariados o semisiervos de las
otras regiones colombianas.
 Se unificó geográficamente una gran parte del occidente colombiano. No sólo porque se unieron
económicamente las altiplanicies habitadas desde los tiempos de la Colonia con las llanuras
cálidas, sino porque a través de ella Antioquia y la región del Valle del Cauca quedaron integradas
al descuajarse la selva que las separaba.
 Se crearon, ampliaron y mejoraron las vías de comunicación. Ello con el fin de conectar los nuevos
centros poblados entre sí, y a la región con el mar y el río Magdalena, por medio de caminos
yferrocarriles. En la exposición hecha por Francisco Javier Cisneros sobre las ventajas de la
construcción del Ferrocarril de Antioquia, se ve muy clara la vinculación existente entre la obra y el
aumento en la producción cafetera:
“En el resumen que precede, el café apenas ocupa el 9° lugar en el orden de producción y el de valores el
10°. La producción general y su avalúo no pasan de 0,33% del valor total. Sin embargo, es uno de los frutos
destinados a cambiar la faz del suelo antioqueño, porque hay abundancia de terrenos inmejorables para su
cultivo, sobre todo en los que debe atravesar elferrocarril, regados por numerosas caídas de agua que pueden
convertirse en motores de pequeñas máquinas de reducido precio, para limpiar el grano, despojándolo de su
orujo. La acogida que hace algunos años obtuvieron en Europa varias muestras de café antioqueño, le
aseguran un lugar preferente en todos los mercados del mundo”.
Francisco Javier Cisneros, Memoria sobre la construcción de un ferrocarril de Puerto
Berrío a Barbosa (Estado de Antioquia). (Nueva York, Imprenta y Librería de N. Ponce de León, 1880), p.
41, color
 Se generó la preponderancia económica y política del occidente colombiano. En 1835 el grupo
antioqueño representaba el 10% de los habitantes de Colombia; para 2005, el 26% (8.150.000
paisas sin contar los que viven fuera de su región y de Colombia, que suman alrededor de
900.000) según datos del censo de ese mismo año. Además, la industria surgió y se desarrolló
principalmente en el occidente colombiano, y a partir del siglo XX fueron hombres del occidente los
que capitalizaron la dirección política de país, así como en el siglo XIX lo habían sido los oriundos
de Popayán ySantander.

Localización GEOGRAFICA
El territorio político del departamento de Antioquia está localizado al noroccidente
de Colombia, con dos tercios (2/3) de su área en la Región Andina, su zona noroccidental en
el litoral Caribe y su área occidental en la llanura de la Región Pacífica. Ocupa un área total de
62.150 km², lo que corresponde al 5,44% del territorio nacional continental. El departamento
está cruzado por las cordilleras Central y Occidental y su relieve es uno de los más
escarpados del mundo. El mayor asentamiento humano se presenta en el área del valle de
Aburrá y sus regiones aledañas, es decir, el área que rodea a la ciudad de Medellín. Buena
parte del territorio antioqueño son llanuras que se extienden al occidente, norte y oriente. Los
únicos límites montañosos de Antioquia son aquellos del sur, con los departamentos
de Caldas, Risaralda y Chocó, y un tramo de Bolívar, al nororiente. Tiene además 240
kilómetros de costa sobre el mar Caribe.
Historia[editar]

El Estado Soberano de Antioquia a mediados del siglo XIX.

Desde los inicios de la conquista española de América, Antioquia fue


una región completamente aislada geográficamente, y este aislamiento continuó durante el
período de la colonia española y los subsiguientes.
El territorio antioqueño, estaba poblado en la época precolombina por pueblos indígenas de
las tribus de los catíos, nutabes, tahamíes y quimbayas. Las cuatro primeras tribus, y otras
afines de variados nombres, constituían la gran mayoría indígena del territorio y pertenecían a
una familia lingüística mayor, denominada genéricamente por los antropólogos como caribes.
Los quimbayas constituían una familia diferente.
El occidente colombiano, y particularmente Antioquia, durante la Colonia llamaba la atención
por su aislamiento, atraso y pobreza (hasta el punto de que los viajeros que la visitaban la
comparaban con las colonias de África).2
Durante este proceso de colonización se fundaron casi tantas ciudades nuevas como se
habían fundado en el primer siglo de conquista y colonización españolas.3 Se aportaron a la
economía colombiana miles de hectáreas de tierras nuevas cultivadas. El café se transformó
en una gran industria de exportación que brindó una nueva posibilidad de formación de
capitales, los cuales derivaron luego hacia el comercio y la industria. En la gran fecundidad del
pueblo antioqueño estas dos actividades encontraron un amplio campo vital que permitió a
este grupo pasar de una población de 50.000 habitantes,2 que tenía la provincia de Antioquia
a fines del siglo XVIII, a una actual de varios millones de habitantes, con lo cual la proporción
demográfica entre el oriente y occidente colombiano se invirtió a favor de este último, y el
potencial humano de una nación despoblada creció en un siglo más que en toda su historia
anterior.
Estampa antioqueña de la época.

Además, surgió una sociedad más fluida y democrática formada por numerosos propietarios
rurales, donde el latifundio (explotación agraria de grandes dimensiones) era la excepción,
donde las oportunidades de ascenso fueron mayores, y donde las distancias y diferencias
sociales fueron menores que en otras zonas del país.4
Sólo el estudio de las condiciones económicas, geográficas y sociales de Antioquia en la
Colonia, nos dan la clave de la migración que tuvo su apogeo en el siglo XIX. En dicha zona, y
a diferencia de otras regiones, no se creó una aristocracia parasitaria que viviera del trabajo
aborigen; por no existir en su suelo grandes civilizaciones indígenas, y, sobre todo, porque los
que fueron sometidos fueron asimilados, o bien, rápidamente sucumbieron ante las
enfermedades traídas por los españoles, la institución de la encomienda no se desarrolló y
pronto desapareció, con la consecuencia de que la agricultura tuvo que ser trabajada
directamente por los españoles y sus descendientes, pues los esclavos fueron dedicados
preferentemente a la minería.3
De todas las regiones colombianas, Antioquia era la más aislada con el exterior y su comercio
de exportación, con excepción del oro, era prácticamente nulo, lo cual incidía en la pobreza
casi general. Las tierras habitadas eran escarpadas y estériles, y la propiedad estaba
concentrada en las manos de unos pocos, lo cual daba origen a una contradicción entre el
creciente número de habitantes que pedían tierras para cultivarlas y subsistir, y los
poseedores de títulos de propiedad, que preferían mantenerlas incultas.
Por último, a fines del siglo XVI, hubo una baja en la extracción de oro, que era el principal y
casi único artículo producido por los campesinos del oriente antioqueño. Acosados por el
hambre y la falta de trabajo en la minería y sin posibilidades de dedicarse a la agricultura en
tierras tan estériles y concentradas en su propiedad por unos pocos, no tuvieron más que
emigrar a regiones más propicias para su subsistencia y expansión.
Después de la primera fase de la colonización siguió un proceso autogenerado, consistente en
que la parcela primeramente desmontada servía por un tiempo para albergar y dar empleo a la
familia, pero luego, al crecer ésta, se tornaba insuficiente y algunos hijos se marchaban cada
vez más hacia el Sur, para volverse a repetir así el proceso.
La búsqueda de tesoros, y en especial, de las guacas, fue una causa de la colonización, pero
no la determinante, como popularmente se ha creído.
Las primeras poblaciones fundadas fueron Sonsón (1797), Abejorral (1808) y Aguadas (1814),
bases de la expansión de la población colonizadora. A partir de la década de 1870, la
colonización se intensificó y se extendió al actual territorio de los departamentos de Quindío,
norte del Valle del Cauca y norte del Tolima. Durante la segunda mitad del siglo XIX fueron
fundadas por los colonos un gran número de poblaciones.

El café: cultivo elegido por los colonos que les ha sido beneficioso.

El proceso de colonización integró a la economía nacional miles de hectáreas de tierra que,


durante siglos, habían permanecido cubiertas de bosques, inexplotadas y parcialmente
habitadas por grupos indígenas emberá. El café fue el producto preferido por los colonos y su
producción llegó a convertirse, en las últimas décadas del siglo XIX, en la base de
la economía de Colombia.
La forma como fueron aprovechados esos territorios no favoreció la formación de la gran
propiedad territorial. La colonización era llevada a cabo, primordialmente, por familias que no
tenían la capacidad para pagar mano de obra, sino que, más bien, utilizaban la mano de obra
familiar para explotar las tierras colonizadas. Esto dio origen a un nuevo tipo de sociedad en
el occidente colombiano: mientras que, en el resto del país, el latifundio era la forma
de propiedad más importante, en las zonas colonizadas predominaba la mediana propiedad
campesina y familiar.
De una forma esquemática, puede determinarse el rumbo y la cronología de esta expansión
en cuatro etapas, de acuerdo a la región estudiada:

Fases de expansión poblacional[editar]


Juan de Dios Aranzazu, presidente de Colombia entre 1841-1842 y terrateniente del occidente
colombiano.

Fases de expansión poblacional durante la colonización antioqueña.

Consecuencias[editar]
Para el desarrollo del país las consecuencias de la colonización antioqueña fueron
trascendentales. Sintéticamente las podemos enumerar así:

 Creación de la pequeña propiedad campesina en la etapa de la colonización. Los colonos,


que no contaban con más brazos de trabajo que los de su familia, tenían que adecuar la
dimensión del territorio que pretendían colonizar, a la limitación que esta circunstancia les
imponía. Si no había mano de obra asalariada, de nada valía pretender el dominio sobre
una vasta extensión no laborable. Además, la legislación limitaba la cabida de los predios
adjudicables. De este hecho se derivaron consecuencias importantes en el orden
económico-social.

 No se formaron, en general, grandes haciendas ni grandes masas de campesinos


asalariados sin tierra como en otras regiones del país. En consecuencia la sociedad fue
más igualitaria, lo cual se tradujo en la actitud liberal y progresista de sus habitantes.

 Se acentuó el núcleo familiar. Esta circunstancia tuvo por consecuencia el


rígido patriarcalismo antioqueño. Para una sociedad en la que la mano de obra la
suministraban los hijos, era un imperativo la proliferación. De allí lo numeroso de las
familias antioqueñas. Luego, cuando la parcela no era suficiente, los hijos emigraban y se
iniciaba nuevamente el proceso anterior.

 Aumentó la capacidad adquisitiva de la población. En el orden económico la consecuencia


más importante fue el aumento de la capacidad adquisitiva. Una sociedad en la que todos
trabajaban, en la que el beneficio se distribuía y en la que no se presentaban las vastas
masas de asalariados con una capacidad limitada por un salario (que por lo regular era
exiguo), tenía en conjunto una mayor capacidad de compra. El café, cultivo elegido por los
colonos, llegó a ampliar aún más esa capacidad adquisitiva. Esto ayudó a desarrollar
la industria porque allí había la acumulación suficiente del capital obtenida a través del
comercio del oro, del tabaco y del café, y porque allí las masas tenían más dinero para
comprar sus productos que los asalariados o semisiervos de las otras regiones
colombianas.

 Se unificó geográficamente una gran parte del occidente colombiano. No sólo porque se
unieron económicamente las altiplanicies habitadas desde los tiempos de la Colonia con
las llanuras cálidas, sino porque a través de ella Antioquia y la región del Valle del
Cauca quedaron integradas al descuajarse con nefastas consecuencias ambientales
la selva que las separaba y sociales al producir el desplazamiento de las comunidades
indígenas principalmente de la etnia emberá, ante la llegada de los nuevos colonos.

 Se crearon, ampliaron y mejoraron las vías de comunicación. Ello con el fin de conectar
los nuevos centros poblados entre sí, y a la región con el mar y el río Magdalena, por
medio de caminos y ferrocarriles. El ferrocarril del Pacífico ,(Valle del Cauca), obra del
pueblo vallecaucano, fue fundamental para la primigenia exportación de café, lo cual
derivó en desarrollo de la república y suroccidente colombiano.

 Se generó preponderancia económica y política del occidente colombiano. En el Valle del


Cauca, a partir del siglo xx, se generó una gran industrialización, nacida de los mismos
vallecaucanos, (con influencia de multinacionales estadounidenses y europeas), y a partir
de esta época, fueron hombres del occidente los que capitalizaron la dirección política de
país, así como en el siglo XIX lo habían sido los oriundos
de Popayán, Cartagena y Santander

Económico
La colonización antioqueña es el evento socio-económico de mayor impacto en la historia
económica y política del Viejo Caldas y, asimismo, uno de los hechos más importantes
ocurridos en Colombia a finales del siglo XIX y principios del XX. Dicha colonización fue
incentivada por varias compañías, y, entre ellas, dos de manera muy especial: Gonzáles
& Salazar y Burila en los actuales departamentos de Caldas y Quindío, respectivamente,
las cuales crearon fondos de comercialización para la venta y compra de los baldíos. Esta
característica permitió una diferenciación social muy marcada –pobres braceros, por un
lado, y terratenientes y mineros ricos, por el otro- que originará sorprendentemente una
economía cafetera eficiente y que prevalecerá por décadas en la región.
Personajes y sus biografías

Orgullosos antioqueños que con su trabajo han exaltado el nombre del


país y han ganado reconocimiento en el mundo.
En estos 200 años de independencia de Antioquia varios son los personajes que
desde el arte, la música, el emprendimiento y la innovación, hacen del
departamento una de las regiones más destacadas y prósperas del país.
Estos son algunos de ellos:
Fernando Botero: pintor y escultor más importante de Colombia, reconocido en
el mundo por sus grandes y voluminosas esculturas y piezas de arte. Sus obras,
declaradas patromonio cultural de la Nación, se encuentran disponibles en el
Museo de Antioquia y en el Museo del Banco de la República.
César Augusto Hernández: ingeniero civil, que luego de visibilizar las
problemáticas de movilidad de los habitantes de la Comuna 13 en Medellín
(tenían que subir 380 escalones- casi 25 pisos- hasta llegar a sus hogares), dio el
visto bueno para que se construyeran las escaleras eléctricas que hoy cumplen
dos años, y son uno de los grandes reconocimientos de esta ciudad en innovación.
Juan Esteban Aristizábal 'Juanes': nació en Carolina del Príncipe (Antioquia).
Músico de genero Pop, Rock Latino y Rock en español, ha sido reconocido a nivel
internacional por su talento musical y por ayudar a las víctimas de minas
antipersonas, a través de la fundación Mi Sangre. Fue nombrado como una de las
100 personas más influyentes del mundo por la revista Time.
Fernando Rendón: director del Festival Internacional de Poesía de Medellín,
grupo que recibió en la sede del Parlamento de Suecia, Estocolmo, el Premio
Nobel Latinoamericano por su aporte a la paz y por trabajar a favor de la
conciencia y la vida de calidad en el 2006.
Rendón es fundador, junto con Jairo Guzmán y Gabriel Jaime Franco, del festival
público de poesía más reconocido del mundo que este año, entre el 6 y el 13 de
julio, cumplió su vigésimo tercera versión.
Gloria Inés Palomino: directora de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín, la
primera sede que permitió a los visitantes acercarsen directamente a los textos.
Su labor inició hace 27 años cuando fue practicante de comunicaciones.
Palomino ha guiado la formación de la Red de Bibliotecas, centro que presta los
servicios en las veredas y municipios más lejanos. Su labor ha sido reconocida por
promover el desarrollo comunitario en el departamento.
John Gómez Restrepo: denominado el ‘decano de los empresarios’ y uno de los
100 empresarios del siglo en Antioquia, algunos lo mencionan como el
colombiano que creó en el país cerca de 35 empresas en diversos
sectores productivos de la economía. Entre estas se destaca: Papeles Familia,
Toallas Intimas Nosotras, Pañales Pequeñín, Funeraria La Piedad, Cartón de
Colombia, entre otras.
Jesús Ramírez Johns (1898-1998): creador de la empresa de galletas NOEL, uno
de los negocios más importantes del país. Creó una asociación en Antioquia en la
cual se agruparon importantes empresas como el Banco Industrial de Colombia,
Suramericana de Seguros y la Asociación de Industriales ANDI. Muchos
empresarios lo recuerdan como una persona generosa, emprendedor, visionario e
innovador del departamento.
Luis Melitón Rodríguez (1875-1942): fotógrafo de inicios del siglo XX que captó
con su lente la transformación histórica de Medellín. A través de sus fotografías,
que se encuentran en el Museo de Antioquia, se revive cómo fue paso de esta
ciudad. Melitón es considerado el precursor de la fotografía en el
departamento por retratar la cotidianidad de todos los estratos sociales,
y obtuvo varios premios; dentro de los cuales se destaca el que ganó por la
obra "Los zapateros".
Cultura Cafetera - Colonización antioqueña

Los orígenes de la caficultura en la región se sitúan en la segunda mitad del siglo XIX, con
la colonización de nuevas tierras en la zona antiguamente conocida como el Viejo Caldas, el
norte del Tolima y el nororiente del Valle del Cauca por parte de familias provenientes de
Antioquia.
Las particularidades de este proceso de colonización estuvieron basadas principalmente en la
utilización de mano de obra familiar y generaron un modelo de tenencia de la tierra
cimentado en la pequeña y mediana propiedad. La importancia del núcleo familiar y la
predominancia campesina permearon la estructura socioeconómica de la región y constituyen
parte fundamental de la esencia de este paisaje cultural.
La caficultura se desarrolló como una actividad que permitía el uso intensivo de los dos factores
de producción a disposición de los productores: tierra y trabajo. Igualmente, esta actividad hizo
posible que los campesinos buscaran una fuente de ingresos monetarios sin sacrificar sus cultivos
de subsistencia, como el maíz, el frijol y las hortalizas.

Al momento de su llegada, los nuevos colonos supieron adaptarse a las dificultades del entorno,
articulando elementos que existían en el territorio y creando otros complementarios para el
desarrollo de la actividad productiva y la vida en comunidad. Estos elementos determinaron la
dinámica del paisaje vivo de la región.
En el proceso de colonización antioqueña las fundaciones de poblaciones a distancias
relativamente cercanas conformaron una red en las dos márgenes del río Cauca, que, con el
desarrollo de los caminos y ferrocarriles, crearon una sólida red geográfica y cultural para la
región, que generó un alto impacto en la cultura y en la economía de todo el país.
Durante el proceso de colonización antioqueña se fundaron 86 poblaciones (en 120 años) en más
de un millón de hectáreas (Fonseca y Saldarriaga 1984). La presencia de población de tradición
indígena durante este proceso no solo se refleja en la actual existencia de resguardos indígenas en
Riosucio y Quinchía, sino en el cultivo y manejo de la guadua, adoptada en las técnicas
constructivas de la mayor parte de las poblaciones y viviendas rurales del Paisaje
Cultural Cafetero. Se trata sin duda de un proceso de colonización cuyo dinamismo, intensidad,
integración al paisaje y uso del conocimiento ancestral generó un nuevo paisaje productivo en un
excepcionalmente corto periodo de tiempo.
Igualmente, la colonización trajo consigo el establecimiento de comunidades que con los años se
convirtieron en pueblos, muchos de los cuales fueron ubicados en los filos de las montañas y en
sus laderas. De la mano del café, se incorporaron al paisaje elementos ligados a su transporte y
comercialización como la arriería y las mulas, para luego dar paso a medios más modernos y
eficaces como lo fueron el cable aéreo de Manizales – Villamaría – Mariquita (1922), el cable
aéreo Manizales – Aranzazu (1929) y el Ferrocarril de Caldas (1927). De esta forma el paisaje se
fue transformando y adquiriendo las características únicas que hoy lo identifican.
A través del cultivo, beneficio y comercialización de café se creó una fuente sostenible de
ingresos para los productores y sus familias, situación que facilitó la creación y expansión de
mercados internos y sustentó el desarrollo de una región y cultura cafetera.

Colonizacion antioqueña y el cafe


TRANSFORMACIONES ECONOMICAS Y SOCIALES

Desde la mitad del siglo XIX se empezó a producir un movimiento migratorio


que partía de Antioquia, en busca de nuevos territorios hacía el oriente y
occidente antioqueño, el Quindío, norte del Valle y Tolima, estableciéndose, en
zonas que en el futuro tendrían una orientación cafetera. Este proceso de
colonización realizado a través de formas de ocupación forzosa, colonización
dirigida y colonización planificada, se fundamentó en la pequeña propiedad,
dando origen a una forma específica de vida agrícola, sustentada en el cultivo
del café, de fácil implantación, con poca inversión y comercialmente exitoso.
Como consecuencia de la expansión cafetera a partir de la pequeña propiedad,
que implicaba una menor concentración de los ingresos y una mayor demanda
de bienes de consumo, se constituyó un mercado interno que favorecía el
establecimiento de industrias dedicadas a la producción de bienes de consumo
liviano.

Igualmente, la comercialización del café contribuyó a la expansión del mercado


urbano, favorecido por el surgimiento o fortalecimiento de sectores
complementarios que se convertían en fuentes generadoras de empleo,
ampliando el trabajo asalariado y con él la circulación de mercancías.

Aquí jugó papel importante el desarrollo de los sistemas de comunicación,


como elemento facilitador de las exportaciones, unificador del mercado nacional
y de la integración geográfica del país, permitiendo agilizar el comercio y
abaratar costos.

Entre 1880 y 1930 creció la producción de café, modificando la producción


regional, que entró a ser liderada por Antioquia y Cundinamarca. Con esto, el
país entra al mercado mundial con un producto de monocultivo que marcó la
vida económica nacional.

El comercio urbano, los ferrocarriles, las labores de embarque y la actividad


financiera, dependientes del sector cafetero, contribuyeron a consolidar el
mercado interno, orientado cada vez más hacia el consumo de bienes
producidos nacionalmente. Sin embargo, la dependencia que tiene el desarrollo
industrial del sector cafetero, lo torna vulnerable al comportamiento de sus
precios.

Ante una baja en los precios del café en 1896, se produjo un déficit fiscal,
acompañado de la consabida inflación y por consiguiente, de los respectivos
impuestos para sanear ¡as finanzas, lo cual acarreó malestar social, que
sumado al descontento existente entre los liberales por su exclusión de! poder y
los cargos burocráticos que de él se emanan, constituyó uno de los puntos de
partida para la ya mencionada Guerra de los Mil Días.

Discutamos los siguientes textos y espero tus comentarios:

1- Las relaciones de producción en las haciendas, enfrentadas a la


acumulación de hecho de los colonos, no son completamente capitalistas.
Generaron formas de contradicción distinta pero complementaria a la
explotación del trabajo asalariado. Estas formas de explotación, dominación y
exclusión no se logran a cabalidad. Los sectores subalternos practicaron el
bandidaje, el sabotaje al trabajo obligatorio, las fugas de arrendatarios a la
frontera agrícola, incluso se recurrió a la guerra, como forma de control,
demostrando la debilidad política e ideológica del sistema para lograrla
sumisión del campesinado.

El proceso histórico de la formación social colombiana se consolida con


aspectos no capitalistas, pero es una relación distinta, comparándola con el
feudalismo europeo. La acumulación de rentas y ganancias es posible, aunque
en magnitud pequeña por la baja productividad del trabajo y por los altibajos de
la actividad exportadora, porque existe circulación de mercancías, división
social del trabajo y movilidad de mano de obra, todas estas características base
de la economía capitalista. Incluso no toda la población esta sometida a los
terratenientes. Se trata de hacer del campesino un híbrido que reúna las
ventajas del proletariado moderno: rapidez, eficacia, actitud racional frente al
trabajo; y del trabajador rural tradicional: escasas exigencias en cuanto al
salario y mansedumbre para aceptar la disciplina.

Una serie de supuestos culturales que caracterizaban a los campesinos, como


la pereza, fueron actitudes históricas de sabotaje permanente a la abierta
expropiación de su trabajo sobrante mediante el cual las clases dominantes
acumularon riqueza a fuerza de una explotación de trabajo sobre todo servil.

2- Radicales y regeneradores trazaron los bosquejos de la nación en


construcción, así como para dotarla de los elementos estatales necesarios para
su administración. En ese proceso también construyeron su personalidad
histórica: rapiña de los recursos públicos, débil legitimidad que se expresó en
un gran número de guerras civiles, que desde entonces han sido un elemento
sobresaliente en la historia de Colombia y una actitud sumisa frente a la
intervención extranjera.

El cambio de las relaciones de producción colonial fue lento precisamente por


la incapacidad de concebir un proyecto histórico nacional por parte del bloque
dominante; la división regional daba cuenta, tanto de la rica diversidad como de
la catastrófica fragmentación del escenario en construcción. Situación que se
complicó por el privilegio de algunas regiones, en términos productivos y
comerciales. Panorama en el que fue determinante la continua intervención de
países extranjeros en la vida social, económica y política, culminándose con la
intervención directa de su fuerza, que terminaría por extirpar una de las
regiones del precario proyecto nacional: Panamá..

POLITICA
La historia de la política antioqueña, 1830-1930 La historiografía política colombiana ha sido
tradicionalmente nacional. Esto quiere decir que se ha concentrado en los actos del gobierno
central, en las figuras que han actuado en un marco político .nacional y en los procesos que en
forma más o menos inmediata han influido sobre la configuración del poder en la totalidad del
país. Entre las historias generales, quizás sólo la extensa obra de Gustavo Arboleda sobre el
período que se extiende entre 1819 y 1860 incluye periódicamente unas cuantas páginas sobre el
acontecer político regional. Por eso es natural que la única obra de conjunto o de síntesis sobre las
innumerables revueltas locales del siglo XIX se deba al mismo autor. Para los demás historiadores,
los hechos locales o regionales sólo cuentan en la medida en que aparecen como determinantes,
en alguna medida fácilmente visible, de cambios políticos nacionales, y esto ocurre incluso
cuando, como en la época federalista, el grado de autonomía estatal hace menos determinante la
acción del gobierno central. Guerras civiles, golpes de estado que crean una crisis nacional,
crímenes o revueltas que encuentran eco en la capital de la república, son los hechos típicos que
logran figurar en las páginas de nuestros libros de historia. Es evidente, en todo caso, que desde
1821 el marco lógico de la historia política es la nación, incluso durante la época federal. La
debilidad del estado central, patente en épocas centralistas o federalistas, no oculta el hecho de
que el escenario político es el nacional, y que las normas constitucionales y legislativas crean, para
la vida política, un contexto uniforme para todo el país, ni tampoco impide tal debilidad que los
conflictos locales, las luchas de poder regionales, sólo encuentren su sentido y hallen su plena
explicación cuando son enmarcados dentro de la trama de ideologías y conflictos partidistas
definidos nacionalmente. No obstante, una óptica puramente nacional puede conducir a ignorar
parte importante del proceso político del país y a deformar su significado. Profundas
transformaciones en las formas de organización política nacional, desplazamientos de poder entre
partidos o grupos sociales, no pueden entenderse si no se atiende a los lentos procesos de cambio
de la vida política regional, a la consolidación paulatina de uno u otro grupo en una región, al
desplazamiento en el poder relativo de las diversas regiones del país, www.jorgeorlandomelo.com
2 como efecto de situaciones que no aparecen inmediatamente cuando la mirada se dirige
únicamente a la acción del estado central. Esto es así, en gran parte, porque la acción del Estado o
la lucha por su control no se llevan a cabo o se realizan en un medio en el que sólo existan el
Estado y los ciudadanos autónomos. A pesar de que la concepción del Estado que se impone
progresivamente en el siguió XIX, y que tropieza sólo tardíamente con los esfuerzos "organicistas"
de Miguel Antonio Caro y sus amigos, es esencialmente liberal y tiende a minimizar el papel de
todo órgano intermedio entre el Estado y el individuo, el hecho real es que tales mediaciones
existen y tienen un peso bastante grande. Durante el siglo XIX apenas se están constituyendo
órganos estatales o políticos de corte verdaderamente nacional; el ejército y los partidos, por
ejemplo, dependen de formas de solidaridad y coordinación cuyo ámbito es inicialmente local y
extraen su fuerza y eficacia del vigor de las instituciones regionales en las que se apoyen. La
burocracia misma es durante todo el siglo escasa, poco eficaz, y más leal al medio inmediato en el
que se inscribe, que a entidades de ámbito nacional. Incluso buena parte de las funciones públicas
como el notariado y el registro o el cobro de algunos impuestos, se efectúan mediante sistemas de
remate de tales funciones a individuos particulares. Y en el terreno militar, el mantenimiento del
orden público requiere, siempre que la amenaza supera un umbral bastante bajo, el reclutamiento
de gentes armadas que dependen, más que de los poderes centrales, de las fuerzas sociales y
políticas locales. Si a esto se añaden las dificultades tantas veces mencionadas —la lentitud del
transporte y los sistemas de comunicación, las diferencias muy marcadas en la composición étnica,
el nivel cultural, las formas de actividad económica, la estructura social en las diversas regiones del
país— se refuerza la impresión de que buena parte del proceso político colombiano durante el
siglo XIX y aún del XX, se realiza dentro de un contexto local o regional, y que sólo comprendiendo
adecuadamente estos niveles puede entenderse el proceso político nacional. El problema, mirado
en su aspecto sustantivo, puede haber tenido bastante que ver con las dificultades con las que se
tropezó para establecer un sistema político viable durante los primeros años de la república pues
era difícil establecer un sistema unitario en un país en el que las alternativas políticas y los
partidos, en vez de dividir el país cruzando sobre las fronteras locales, se consolidaban en
unidades regionales más o menos homogéneas. Para una zona dada, someterse a un gobierno
relativamente autoritario de orientación totalmente opuesta era difícil, pues no encontraba el
gobierno central aliados suficientes entre los grupos dominantes locales. Y para estos grupos
regionales, como por ejemplo para la Antioquia de la década de 1850, sujeta a una política
nacional liberal, el federalismo, la autonomía regional, aparecía como el único camino posible de
supervivencia. Mirado el problema desde el punto de vista del historiador, muestra la necesidad
de estudiar detalladamente cómo se conformaban las instituciones políticas regionales, cómo
surgen grupos dirigentes y cómo consolidaban su poder, qué clase de redes políticas locales se
constituían y en qué clase de identidades de intereses, historias locales, ideologías, solidaridades
familiares se apoyaban, qué relación tenían los grupos locales políticos con los grupos
www.jorgeorlandomelo.com 3 dominantes sociales o económicos, con los procesos de desarrollo
económico y los intereses de una región, etc. Esta 'necesidad se da independientemente de que
tales procesos sean reconocibles o no desde el punto de vista de quien mide a la política sólo
desde la perspectiva del Estado central, la guerra civil, el golpe de estado que aparece como la
punta de un iceberg, aparecían como debidos al azar, sí no se conocen las corrientes regionales
que mediante un largo suceder las hacen surgir en un momento determinado a la luz nacional. En
todo caso, no puede caerse, ante la necesidad de estos estudios de historia regional, en un
extremo opuesto al que hasta ahora ha dominado. Es preciso repetirlo: el marco político es
básicamente el nacional, y buena parte de los sucesos regionales resultan de la interrelación entre
lo regional y lo nacional. Para pensar en el caso antioqueño, cuántas de las peculiaridades de la
evolución política decimonónica no provienen, más que de sus propias características, de la
necesidad de responder a ciertas formas de acción del gobierno central, a los efectos
perturbadores para los grupos dirigentes locales de ciertas orientaciones nacionales. ¿Un gobierno
conservador nacional relativamente estable no habría hecho mucho más débiles los caracteres
regionalistas, el aislamiento, la relativa falta de interés político de los antioqueños? Y, además, un
marco antioqueño para los estudios regionales no puede hacer olvidar el interés por estudios
geográficamente más limitados. Es cierto que durante el siglo XIX, e independientemente de la
forma concreta que tuviera la división político-administrativa, los sectores dominantes de
Antioquia se identificaban como antioqueños, con un mínimo de visión más provincial, de
sensación de identidad y de solidaridad, incluso cuando la constitución o las leyes, como en 1853,
independizaban completamente las diversas regiones de Antioquia. Pero tales regiones existían, y
su estructura política era diferente y provenía de historias y coyunturas diferentes. Santa Rosa y la
zona de su influencia, por ejemplo, exhibían características muy diversas en su acción política que
la región de Santa Fe de Antioquia, y al menos hasta este siglo no se consolida, en el nivel
departamental, una hegemonía relativamente clara —nuevo caso de centralismo— de la capital.
Lo anterior se aduce para señalar que aunque el marco probablemente más adecuado para
cualquier historia política es la totalidad de la región antioqueña —incluyendo, hasta finales del
siglo, a la zona caldense—, los estudios de historia local pueden resultar también bastante
reveladores y útiles. Historia nacional, historia regional, historia local: la división es mecánica y
cruda, y todo estudio concreto que haga énfasis en uno de los niveles deberá estar siempre atento
a lo que ocurre en los demás niveles, a los hilos que unen una historia regional con los patriciados
de los pueblos o con las fuerzas políticas nacionales.

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