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Yo soy redimido, santificado, y justificado en Cristo (1 Corintios 1:30).

He sido transferido del reino de las tinieblas al reino del Hijo de Dios, el reino de la luz (Colosenses 1:13).
Todos mis pecados han sido perdonados en Cristo (Efesios 1:7).
Yo soy nueva creación en Cristo, mi vieja vida se ha ido (2 Corintios 5:17).
Dios ha preparado buenas obras para que yo camine en ellas (Efesios 2:10).
Yo soy la justicia de Dios en Cristo (2 Corintios 5:21).
Yo soy más que vencedor en todas las cosas por Cristo que me amó (Romanos 8:37).
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Filipenses 4:13).
Dios suplirá todas mis necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria en Cristo (Filipenses 4:19).
Yo soy llamado a ser santo (1 Corintios 1:2).
Yo soy un hijo de Dios (Juan 1:12; 1 Juan 3:1-2).
Mi cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19).
Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (Gálatas 2:20).
Yo soy libre del dominio de Satanás (Hechos 26:18).
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo (Romanos 5:5).
Mayor es el que está en mí que el que está en el mundo (Satanás) (1 Juan 4:4).
Yo soy bendecido con cada bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Efesios 1:3).
Yo estoy sentado con Cristo en lugares celestiales, por encima de las fuerzas espirituales de Satanás
(Efesios 2:4-6).
Debido a que amo a Dios y soy llamado conforme a su propósito, Él hace que todas las cosas sean para
bien (Romanos 8:28).
Si Dios está conmigo, ¿quién contra mí? (Romanos 8:31).
Nada me puede separar del amor de Cristo (Romanos 8:35-39).
Todas las cosas son posibles porque soy un creyente (Marcos 9:23).
Yo soy un sacerdote de Dios (Apocalipsis 1:6).
Debido a que yo soy su hijo, Dios me dirige con su Santo Espíritu (Romanos 8:14).
Mientras camino en el Señor, mi camino se hace más claro (Proverbios 4:18).
Dios me ha dado dones especiales para su servicio (1 Pedro 4:10-11).
Yo puedo echar fuera demonios y poner manos sobre los enfermos para que se sanen (Marcos 16:17-
18).
Dios siempre me lleva en triunfo en Cristo (2 Corintios 2:14).
Yo soy un embajador de Cristo (2 Corintios 5:20).
Yo tengo vida eterna (Juan 3:16).
Todo lo que yo pido en oración creyendo lo recibiré (Mateo 21:22).
Por las heridas de Cristo soy sano (1 Pedro 2:24).
Yo soy la luz del mundo y la sal de la Tierra (Mateo 5:13-14).
Yo soy un heredero de Dios y coheredero con Cristo Jesús (Romanos 8:17).
Yo soy parte de una raza escogida, una nación Santa, real sacerdocio y posesión de Dios (1 Pedro 2:9).
Yo soy miembro del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27).
El Señor es mi Pastor nada de faltará (Salmos 23:1).
El Señor defiende mi vida, ¿A quién temeré? (Salmos 27:1).
Dios me dará una larga vida (Salmos 91:16).
Dios se llevó mis enfermedades y cargó mis dolores (Isaías 53:4-5).
El Señor es mi ayudador, entonces no temeré (Hebreos 13: 6).
Yo pongo todas mis cargas sobre el Señor porque el cuida de mí (1 Pedro 5:7).
Yo resisto al diablo y él huye de mí (Santiago 4:7).
Yo encuentro mi vida al perderla por causa de Jesús (Mateo 16:25).
Yo soy esclavo del Señor (1 Corintios 7:22).
Para mí el vivir es Cristo y el morir es ganancia (Filipenses 1:21).
Mi ciudadanía está en el cielo (Filipenses 3:20)
Dios completará la obra que empezó en mí (Filipenses 1: 6).
Porque Dios produce en mí el querer como el hacer, por su buena voluntad (Filipenses 2:13).
Yo soy redimido de la maldición de la ley (Gálatas 3:13).

1) Declaro que Dios es primero en mi vida, le amaré, le serviré, lo adoraré, me consagro con todo el
corazón, pues mi vida le pertenece, ya no vivo yo ahora Cristo vive en mi. Le buscaré todos los días de
mi vida.
2) Decreto una revelación de su presencia y que entro en un nivel profundo de intimidad y de amistad
con el Espíritu Santo.
3) Decreto que por cuanto soy un hijo de Dios, se activa en mi la naturaleza de mi Padre Celestial y soy
lleno de: sabiduría, inteligencia, consejo, poder, conocimiento, temor de contristar tu espíritu y el espíritu
del eterno Dios, confiando en la gracia que me ha sido dada, pido un desbordamiento sin precedentes de
su presencia, acompañada de una unción poderosa capaz de pudrir los yugos y problemas en mi vida.
4) Decreto que hoy decido levantarme del polvo, doy un paso a una vida completa y nueva, llena de
sueños, confieso que se termina mi tristeza porque un nuevo amanecer se aproxima cargado de
bendiciones.
5) Decreto sobre mi vida este año la bondad de Dios, es el tiempo de oportunidades divinas, confieso
sobre mi vida un trato preferencial y de misericordia, donde seré librado del día malo y veré el favor de
Dios todos los días de este año y de mi vida.
6) Decreto protección sobre mi vida de toda clase de males, peligros, tentaciones, desgracias, porque
estoy cubierto bajo el pacto de la sangre de Cristo. Ningún arma forjada contra mi prosperará, el enemigo
no me puede tocar.
7) Declaro crecimiento, revelación, madurez, avance espiritual en mi vida la gente verá en mi a Jesús,
soy un portador de la gloria de Dios, donde este y con quien este mostrare su presencia, su poder, y su
amor.
8) Decreto que mi casa y yo serviremos al Señor, me lleno de toda autoridad que se rompe el velo
espiritual que envuelve a mi familia, todos conocerán a Jesús como su salvador, llegaran a sus pies y se
rendirán a él, hago mía la palabra que dice: cree en el Señor Jesucristo y será salva tu y toda tu casa.
9) Declaro la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento humano sobre mi vida, todo temor, angustia
se van de mi, la paz de Dios guardara mi corazón y mi mente en Cristo Jesús. La paz de Dios gobierna
mis pensamientos, el gozo de mi Señor es mi fortaleza.
10) Decreto que le sirvo en este tiempo a Dios con amor y entrega, nací con un propósito y para un
propósito, estoy dispuesto totalmente para Dios. El Señor cumplirá su propósito en mi. ÉL me enseñará
el camino que he de seguir.
11) Declaro puertas de bendición abiertas para mi nada ni nadie las podrá cerrar, el favor de Dios esta
sobre mi y el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida.
12) Declaro que la atmósfera de mi casa es transformada y se respira paz, gozo, prosperidad,
abundancia y provisión financiera milagrosa, Dios me ha librado de la ruina. El Señor es mi pastor nada
me faltara.
13) Decreto un tiempo de cumplimiento, de aumento, de conecciones benditas, tiempo de gracia en el
cual las deudas serán canceladas de manera sorprendente, que ángeles desde el cielo realizan
transferencias de dinero a favor, me declaro libre de toda maldición y las puertas están de continuo
abiertas para mi en bendición.
14) Decreto que Dios pelea por mi, él va delante, él es mi castillo, mi torre fuerte, mi alto refugio y mi
pronto auxilio en las tribulaciones, ÉL se encargará de mis enemigos y me dará la victoria en el nombre
de Jesús. Amen!

SANIDAD
Porque escucho Su voz y hago lo que Él considera justo, y cumplo Sus leyes y mandamientos, no traerá
sobre mí ninguna de las enfermedades que trajo sobre los egipcios. Él es el Señor, que me devuelve la
salud (Éxodo 15:26)
Adoro al Señor mi Dios, y Él bendecirá mi pan y mi agua. Él apartará de mí toda enfermedad. (Éxodo
23:24)
¡Bendito sea el SEÑOR, que conforme a sus promesas ha dado descanso a su pueblo Israel! No ha
dejado de cumplir ni una sola de las gratas promesas que hizo por medio de su siervo Moisés. (1 de
Reyes 8:56)
Señor mi Dios, te pedí ayuda y me sanaste. (Salmo 30:2)
Me colmará con muchos años de vida y me hará gozar de mi salvación. (Salmo 91:16)
Él perdona todos mis pecados y sana todas mis dolencias. (Salmo 103:3)
Envió Su palabra para sanarme, y así me rescató del sepulcro. (Salmo 107:20)
No he de morir; he de vivir para proclamar las maravillas del Señor. (Salmo 118:17)
Me restaura cuando estoy abatido y cubre con vendas mis heridas. (Salmo 147:3)
Atiendo a Sus consejos; escucho atentamente lo que dice. No pierdo de vista Sus palabras; las guardo
muy dentro de mi corazón. Ellas me dan vida porque las he hallado; son la salud de mi cuerpo. Por sobre
todas las cosas cuido mi corazón, porque de él mana la vida. (Proverbios 4:20-22)
Ciertamente Él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores, pero nosotros lo
consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido
por nuestras iniquidades; sobre Él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos
sanados. (Isaías 53: 4-5)
«Has visto bien- dijo el SEÑOR-, porque yo estoy alerta para que se cumpla mi palabra.» (Jeremías 1:12)
Sáname, Señor, y seré sanado; sálvame y seré salvado, porque Tú eres mi alabanza. (Jeremías 17:14)
Me dará salud y me curará; me sanará y hará que disfrute de abundante paz y seguridad. (Jeremías 33:6)
Que diga el cobarde: «¡Soy un valiente!» (Joel 3:10)
¡La calamidad no se repetirá! (Nahum 1:9)
Traigo íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en Su casa. Lo pruebo en esto-
como dice el SEÑOR Todopoderoso-, y veo que Dios abre las compuertas del cielo y derrama sobre mí
bendición hasta que sobreabunde. (Malaquías 3:10)
Tengan fe en Dios- respondió Jesús-. Les aseguro que si alguno le dice a este monte: «Quítate de ahí y
tírate al mar», creyendo, sin abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo obtendrá. (Marco
11:22-23)

Estas señales me acompañarán porque creo: en Su nombre expulsaré demonios; hablaré en nuevas
lenguas; tomaré en mis manos serpientes; y cuando beba algo venenoso, no me hará daño alguno;
pondré las manos sobre los enfermos, y éstos recobrarán la salud. (Marco 16:17-18)
El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; pero Él ha venido para que yo tenga vida, y la tenga
en abundancia. (Juan 10:10)
Y si el Espíritu de aquel que levantó a Jesús de entre los muertos vive en mí, Él mismo que levantó a
Cristo de entre los muertos también dará vida mi cuerpo mortal por medio de Su Espíritu, que vive en mí.
(Romanos 8:11)
Todas las promesas que ha hecho Dios son «sí» en Cristo. Así que por medio de Cristo respondemos
«amén» para la gloria de Dios. (2 de Corintios 1:12)
Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.
Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo
todo pensamiento para que se someta a Cristo. (2 de Corintios 10:4-5)
Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: «Maldito
todo el que es colgado de un madero.» Así sucedió, para que, por medio de Cristo Jesús, la bendición
prometida a Abraham llegara a las naciones, y para que por la fe recibiéramos el Espíritu según la
promesa. (Gálatas 3:13-14)
Me pongo toda la armadura de Dios para que pueda hacer frente a las artimañas del diablo. Porque
nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades
que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.
Por lo tanto, me pongo toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo pueda resistir hasta
el fin con firmeza. Me mantengo firme, ceñido con el cinturón de la verdad, protegido por la coraza de
justicia, y calzado con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Además de todo esto, tomo el
escudo de la fe, con el cual puedo apagar todas las flechas encendidas del maligno. Tomo el casco de la
salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios. (Efesios 6:10-17)
Estoy convencido de esto :el que comenzó tan buena obra en mí la irá perfeccionando hasta el día de
Cristo Jesús. (Filipenses 1:6)
Pues Dios no nos ha dado un espíritu de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio. (2 de
Timoteo 1:7)
Mantengo firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. (Hebreos 10:23)
Así que no pierdo la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. (Hebreos 10:35)
Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. (Hebreos 13:8)
Cuando esté enfermo, haré llamar a los ancianos de la iglesia para que oren por mí y me unjan con aceite
en el nombre del Señor. La oración de fe me sanará y el Señor me levantará. Y si he pecado, mi pecado
se me perdonará. (Santiago 5:14-15)
Él mismo, en Su cuerpo, llevó al madero mis pecados, para que yo muera al pecado y viva para la justicia.
Por Sus heridas he sido sanado. (1 de Pedro 2:24)
Si el corazón no me condena, tengo confianza delante de Dios, y recibo todo lo que le pido porque
obedezco sus mandamientos y hago lo que le agrada. (1 de Juan 3:21-22)
Ésta es la confianza que tengo al acercarme a Dios: que si pido conforme a Su voluntad, Él me oye. (1
de Juan 5:14)
Oro para que me vaya bien en todos mis asuntos y goce de buena salud, así como prospero
espiritualmente. (3 Juan 1:2)
Padre eterno, dador de amor y bondad, de paz y fortaleza. Santo Dios fiel y
verdadero, mira a mi hermano y a mi hermana que desde el fondo de su corazón gritan en
desesperación por una respuesta. TÚ ERES EL DIOS DE LOS MILAGROS, el que abre
camino en medio de la mar y que levanta al pobre y al necesitado.

Te pedimos que tu maravillosa luz llene la vida de aquel que te necesita, de aquel que en
este momento está clamando por una respuesta.
Señor, da libertad, sanidad, quebranta el poder del enemigo.
Saca a mis hermanos de toda confusión, abre los ojos de los hijos para que se vuelvan a
sus padres, sea desecha toda división familiar.
Sana a niños que estén sufriendo en los hospitales.
Sana a aquellas personas que sufren de una aflicción que atenta contra sus vidas.
Especialmente en este día, te pedimos que des fuerza, entereza, paz y multipliques la
alegría de (nombre de la persona aquí). Da sanidad completa a su cuerpo.

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