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1 El ambiente bajo la lupa.


· Ciencia y ambiente o las
otras maneras de mirar

·,q

... el universo, cuyo más notorio atributo es la complejidad.


Jorge Luis Borges, El informe de Brodie (1998)

1. Introducción

Si la crisis ambiental deriva de la manera de actuar de la especie


humana en el planeta, y si la acción humana deriva, al menos en
gran parte, de una manera de entender y de mirar el entorno, en-
¡i
~
tonces el conocimiento, y en especial ese conocimiento particular
qµe es el conocimiento científico, constituye un eje de enorme re-
l~vancia no sólo en la obtención de datos pertinentes respecto de
l~s condiciones ambientales y de su problemática social, sino
tiimbién en la investigación sobre las alternativas de solución téc-
nica. Averiguar sobre la naturaleza del conocimiento científico ilu-
¡J!i
~ina sobre su participación en las causas de la crisis. Sin duda,la
1;
dencia tiene una fuerte presencia en la configuración de la actual
*unción ambiental, ya que debido a su aplicación a dispositivos
tecnológicos de vasta multiplicación industrial y a su gran poder
de modificación de la realidad, la ciencia generó transformaciones
profundas muchas veces perjudiciales y con frecuencia incontro-
1

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HABLAR CON EL BOSQUE I CAP(TULO 1 la inf1c..ncia recibfda por gran parte de la teoría posterior: la ci- 1 -'3
bernética y el paradigma de la complejidad adoptan varios prin- 1 " /
lables. Una transformación de la acción humana en el mundo im- cipios y conceptos de la TGS. Por otra parte, la influencia tam-
plica una modificación de la ciencia o; al menos, de lo que enten- bién se verifica en las ciencias de la tierra y, quizá en menor
i demos por 11 ciencia'1 • , medida, en las ciencias sociales.
1
En su aproximación a la crisis, el pensamiento ambiental hq Pero antes de presentar esta concepción gnoseológica he-
,1 reivindicado ciertos aportes de dete¡minadas corrientes de re- gemónica y exponer objeciones a la misma, quisiéramos aproxi-
1 flexión sobre la ciencia que se ofreci'eron en gran medida como mar algunas definiciones que se han presentado en torno a la
herramientas conceptuales muy apropiadas para el conocimiento noción de uambiente".
1 e incluso para la apreciación del entdrno natural. Estas corrien- En términos generales, este capítulo girará en torno a un aná-
tes de pensamiento se plantearon cor¡,o un "cambio de paradig- lisis epistemológico o de filosofía de la ciencia, esto es una re-
ma" frente a la ciencia tradicional, rn el sentido de constituir flexión que se pregunta sobre los alcances, la naturaleza, los mé-
¡:
una manera distinta de entender la cwnformaci.ón del mundo y el todos y la estructura del conocimiento científico. Sin duda estos
conocimiento del mismo. Estas líneas 'de pensamiento se presen- temas son de por sí vastos y para los fines de este texto nos con-
tan como modelos alternativos para 9rganizary dar sentido a los centraremos en algunas maneras de interpretar la construcción
datos que se obtienen del mundo. Ddde estas posiciones se han del conocimiento científico, maneras que han jugado un papel
['
presentado determinadas objecioneslal estilo moderno de cons- central en el estudio del ambiente.
1
truir y considerar el conocimiento. En este capítulo nos propo- Las consecuencias para la educación de la noción de conoci-
nemos exponer algunas corrientes representativas de una refle- miento (del ambiente) son sin duda notorias, si ha de tenerse en
li
xión desde el pensamiento ambiental' acerca del conocimiento. cuenta la organización del conocimiento, los criterios de relevan-
\i Ellas son la teoría general de sistemds (en adelante TGS), la ci- cia en la gestión de la educación y el proceso educativo mismo,
bernética y el paradigma de la comple)idad, 1 los cuales, como se- etc. (Cf. Priotto, 2005). Para el docente, ello será enriquecedor a f:
11 , ñalamos, son críticas de una concep'ción del conocimiento que la hora de enseñar, no sólo en términos de contenidos sino tam- //
y también vamos a mostrar. , bién de estrategias, además, y no menos importante,para la fun- ! ,
) Hemos dedicado buena parte dei espacio del texto a la ex- damentación epistemológica de su trabajo educativo.
.. ,rtf'. J posición del aporte sistémico por dqs razones. Por un lado, la
11 ~Órf" centralidad histórica de la teoría de!sistemas se manifiesta en
2. El concepto de "ambiente"
¡\
1
1 Po_r razones de espacio no nos referiremos a ciertos aportes teóricos de gran impor-
tancia como la teoría de la autopoiesis de los investiga~ores chilenos Humberto Motu-
1 La noción de ambiente 2 comenzó a tener un uso amplio en la
11 rana y Francisco Varela, ni a las brillantes contribucion¡es de llya Prigogine. Sería tam-
bién interesante un estudio que encuentre correlaciones entre estas corrientes y las
ciencia natural, en especial desde que Ernst Haeckel acuñó en
'\
posiciones que se han desarrollado en filosofía e historih de la ciencia como positivismo
1

lógico, modelos hipotéticos deductivos, ·los programaJ de investigación de lakatos o 2 Más allá de los límites de este texto queda el examen de nociones como 1tnatura!eza",
,¡ los paradigmas de Kuhn. Por otra parte, el carácter críti~o de las posiciones que presen- de carácyer más metafísico, o la de "hábitat1', más científica, ambas tan cercanas a la
tamos,. se sintoniza con éste último con mayor facilidCl.d. De allí el ·uso de la palabro idea de ambiente. Una consideración terminológica merece la denominación 1'me-
"paradigma" para referirme a e.sas corrientes., dioambiente''i usada con amplitud. én los textos especia!i.zados no se utiliza esta ex-
,., ,,-~,~~,i ,-:-•,. . c:_,/.-:,_,>·>·.:c~,:. :--:-·¡

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HA8lAR CON EL BOSQUE I CAPITULO 1 dando los interacciones intrínsecas y alentando un mecanicismo 35
como el que describiremos en lo sucesivo. ¡,)n
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1866 el término "ecología", definiéndola como la ciencia que
estudia las relaciones entre los seres vivos y su ambiente. Desde
allí se ha extendido a diversos ámbitos; incluso, y a raíz de lo pro-
La necesidad de hacer esta interacción más aceptable ha lle-
vado a muchos autores latinoamericanos a entender el ambiente
como el "resultado de componentes sociales y naturales" (Cf. Leff,
J r¡ fJl
v-\•. \J-:;\J~·
~;\ blemática ambiental, llega al habla cotidiana, experimentando 2004 y 2003; Brailovsky, 1999). Esta constituye, creemos, una defi-
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al mismo tiempo ciertos cambios en su significado. En este sen- nición bastante usual, tanto para el análisis teórico, como en las
tido, el más simple es el de ambiente como "aquello que rodea". diversas prácticas educativas en Argentina y Latinoamérica. Es
Tan clara y popularizada como se ofrece esta definición, resulta
1 muy valioso el intento de acercar las cuestiones sociales a los te-
de por sí problemática por varias razones. En primer lugar la de- mas y objetos analizados con detalle por la ecología y las ciencias t
finición no enfoca el ambiente en sí sino en tanto acompaña o 1 de la tierra. Se dice, no sin razón, que hasta hace unos años la edu- .;f
auxilia a otro objeto de estudio (muchas veces, el ser humano), 1 cación ambiental era entendida como un cuidado de lo "natural", ,· 0-~l·
9
el cual constituye el centro de atención. ·Es decir, perdemos de de un neso a_hí afuera es decir, una mera exterioridad. Esto, se f"1Y,,J/J' ~
1
11
,
1
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;¡ vista el ambiente como objeto de estudio y si bien un rasgo esen- afirma, llevaba a una EA algo refractaria a los temas sociales, con ¡j.>-~'
cial es el de rodear a los seres vivos, el contexto natural repre-
1 un énfasis en la responsabilidad y un casi olvido de los derechos. fi' r· }~- /\,1
11

i senta un campo de relaciones tan trascendente que adquiere Una EA realizada por ONGs y destinada principalmente al nivel de <;,,}1'1 :,\~\)}n
i1
~- importancia por sí mismo dados los procesos que allí acontecen
1
1 inicial y la educación primaria. Se critica el tnaturalismo de esa .\·( ';}·
1 1
'

1¡ ;rti-~ y las consecuencias que tiene~ ,para toda la vi~a_- El ambiente educación frente al "ambientalismo" de la nueva pedagogía, que r''
¡,
\<!·' Jf)., comprende elementos tanto b1ot1cos como ab1ot1cos en cons- 1 integra tanto cuestiones sociales como ecológicas.
.} ¡J 'f5 tante interacción, pero también todo ambiente-y la noción de 1 Estas afirmaciones son en gran medida acertadas. Sin em-
\í 'rl f" crisis ambiental así lo pide- deberá incluir componentes socio- bargo, también incluyen algunas inexactitudes y ciertas incon-
iº ~ .\:\ culturales: las distorsiones que se dan en la atmósfera no son 1 gruencias.
~y~vf · sólo efectos estudiables por la física, la química y demás cien- !
Por ejemplo, no habría una total enajenación de lo social, El
cias naturales, sino que la actividad social humana también mismo componente de responsabilidad presupone,tener la so-
debe ser estudiada y revisada como lo hacen las ciencias socia- 1 ciedad en mente. Por otro lado, pensar en lo natural como exte-
les y humanas. La conceptualización del ambiente como "lo que
¡'
rior a la sociedad no resulta muy adecuado, ya que la sociedad y
rodea" también puede presuponer la separación entre lo que ro- 1
! los seres humanos, tanto social como individualmente, incluyen
dea y los elementos individuales que se encuentran en él, olvi-
¡
;
componentes naturales notorios. La sociedad humana misma es,
podría afirmarse, una expresión de la evolución de una instancia
natural, v.g. la tierra.
Esas "viejas" prácticas naturalistas de EA no separaban lo
presión, por su caró.cter reiterativo. También es pertinente otra aclaración: cuando se
usa la palabra ambiente no se está refiriendo a ciertos espacios específicos de acción social de lo natural (no humano), sino que sostenían que el cui-
humana como el "ambiente social" o el "ambiente laboral". Si bien el ambiente que te- 1 dado de los seres no humanos es paralelo al cuidado de los hu-
nemos en mente muestra fáciles asociaciones al ambiente 11 natural", aquellas cuestio- manos, dadas las profundas interrelaciones entre los dos siste-
nes no estarán ausentes de la temática. Como veremos en lo que sigue, a! relacionar es- mas. Si bien el centrarse en "el cuidado del arbolito" tiende a
tos aspectos aparecen gran parte de las dificultades de definición. 1
hacernos olvidar los serios problemas socioambientales presen-
1
~
i
HABLAR CON EL BOSQUE I CAPfTULO ¡ de e,~ situación. El megadesarrollo tecnológico desembocó en 137
' un conjunto de condiciones en las cuales casi podríamos decir
tes, la preocupación por el estado de otros seres no puede estar que ningún lugar del planeta quedó indemne de la influencia
excluida deJa EA, que busca mostrarse como una perspectiva in-
11
' tegradora de los diversos aspectos tanto sociales como natura-
antrópica.
Sin embargo, "influencia antrópica" (en mayor o menor gra- 9JC:
¡, les, culturales y ecológicos. ! do) no es lo mismo que "naturaleza antropizada", hay sectores
i: 1

.• I' Lo "natural" no tiene por qué convertirse en una mala pala- del planeta que si bien sufren o son hasta cierto punto influen-
11
¡I
,1 bra, ya que la misma sociedad humana no carece de elementos ciados por la actividad humana-por desgracio muchas veces en
i! naturales, aparte del hecho de poder considerar a la misma so-
li forma intrusiva, desequilibrada y destructiva-, la interacción
JI., ciedad como una manifestación natJrai. con la sociedad humana directa al mi,nos parece bastante débil.
· Volviendo a la definición de ambiente antes citada, pode- Por otro lado, podemos decir que, aun en el caso de una so-
i mos entender de distintas maneras ell acercamiento entre lo na- ciedad humana carente de ese megapoder tecnológico, habría
tural humano y lo natural no humanoiDicha definición está abier- interacción entre el ser humano y el mundo no humano. Por ejem-
11
ta a diversas interpretaciones. Cuando se apunta al "resultado" plo, la causalidad humana en la extinción de ciertas especies an-
1¡ de interacciones sociales y natural et o culturales y ecológicas, tes de que la nuestra se constituyera en una "masa crítica" capaz
se puede querer significar muchas cbsas, y la más problemáti- de cambios ambientales profundos a causa de su población y sus

ca es que el ambiente sólo se reconoce ' si existe un elemento so- medios productivos. Si bien se puede requerir el estudio de la pre-
11

cial Ounto con otro natural); es decir, considerar el complejo social sencia humana, esta se da en términos de la coyuntura histórica
!\ como un componente imprescindibleidel ambiente. En principio, en la cual aparece ese megapoder. Yeste es otro de los problemas
ji
¡1 y antes que nada no podemos menos que apreciar el loable in- asociados a esta definición: eleva la facticidad histórica so-
1
tento teórico y práctico de relacionar 1!o social y lo natural, o de in- cioambiental a categoría de norma. La definición necesita el me-
corporar las cuestiones sociopolíticas en las problemáticas de gapoder tecnológic~ humano para presentarse como definición
contaminación, recursos y temas ligados. Pero la cuestión impor- vigente: cada vez que se estudie una determinada especie, la so-
tante es reflexionar acerca de cómb hacerlo; cómo definimos ciedad humana tendría que "estar allí" (si es que·hablamos de
esa relación en forma apropiada. ! ambiente), a pesar de que algunas interacciones sean franca-
Si la palabra ambiente sólo puede ser utilizada allí donde mente indirectas. Esta imposibilidad de usar el término "ambien-
. hay, además de naturaleza no humana, una sociedad humana, te" en contextos científicos naturales para designar objetos de
.lJ entonces el término no podría usarse ~n aquellos tiempos y luga- estudio donde el ser humano tiene o tuvo poca o ninguna influen-
\~ri) res donde la presencia humana ha sidlo o es débil y/o inexistente. cia es tanto más extraña cuanto más reconocemos que es en ese
/\,)r Por ejem. pi?, toda la paleontología n~. podría utilizar el término, ámbito del conocimiento, por ejemplo, las ciencias de la Tierra, de
CL{ ,y" no se podna hablar del ambiente delidinosauno o de ciertos ve- donde se ha _tomado dicha palabra.
,.Y'.
'.~_ít 'i),· getal_es o molusc~s extinguidos_hace¡· algunas dec~nas o cientos La tradicional distinción entre ciencias de la naturaleza
\}~-\V" '.;' de millones de anos, o del ambiente del megaterio, antes de la (Naturwissenscha~en) y ciencias del espíritu (Geisteswissens-
L) 11./ aparición humana en la Tierra. cha~en) se ha comportado como un obstáculo para el inter-
f Es cierto que hoy lo "natural intdcado" pasó a ser una abs- cambio entre estos dos tipos de conocimiento en el momento de
tracción y dicha definición de alguna ~anera intenta hacerse eco hacer frente a una realidad integrada, multiforme y compleja. Las
·.cy¿____, ,·'.'/··,,.··,:,22L~·· -~:.;<.i:!:,·:,;,.~---

HABLAR CON EL BOSQUE I CAP{TULO 1 vas de que está provista la especie humana. Descartes pensaba el l 39
' acceso al mundo en términos bastante individuales, a través del
ciencias naturales desconocieron la sociedad humana o la estu- conocimiento humano. Hoy se afirmaría más bien el ~_r_;o-
diaban con las mismas categorías con que emprendían el estudio cial clel__g,_o_q_cimiento,_es decir, como un producto de la construc-
de otro tipo de poblaciones de otras especies, y se dedicaron al ci.ó.ILSOCial. --
1: estudio de leyes supuestamente eternas de los fenómenos objeti- Esto se_c:o_n.e_cta con la frecuente referencia Cll_cti:r,b_i_~nt_e (o la {
,f< !!
,,:1 vos. las humanidades, sublimemente encerradas en su "huma- naturaleza) cualificado como construcción social.
-···········-···.-··-··--···---.--
' ., .
""'
La definición
~

nismo"i no se aproximaron al mundo no humano (con excepción de ambiente que hemos objetado aquí entra en sintonía con esta
:: cualificación. Es legítimo, desde nuestro punto de vista, consi-
de algunos autores), salvo para alguna caracterización algo late-
ral de la naturaleza. derar la idea que se tiene de las relaciones con el ambiente como
'l Aproximadamente la misma situación se sigue en las univer- construcciones sociales o los modelos del ambiente como cons-
sidades: de forma lenta y con grandes obstáculos académicos, trucciones sociales, o lo imagen del ambiente en la conciencia
:[
-~·{' la incorporación de miradas humanísticas en cuestiones am- social en tanto proceso social, pero no estaríamos tan seguros
I'
1
1,~ºI;
Í ' ' l
J":J?_º
> I
bientales se van incorporando en programas, o al menos dejan
de ser una rareza. De la misma manera, del lado de las ciencias
de traducir algo tan colmado de variables, interacciones, equi-
librios dinámicos y procesos infinitos a una construcción social:
11 ¡11' \ .,!1· fácticas, los conocimientos tomados de la química, la ecología, esto es, el ambiente en sí mismo como una construcción social.
j

v,y·
¡)')JI /
;5J se incorporan en contextos institucionales humanísticos para la conslderación del ambiente como una construcción social_!!_ue-
;/
11

abordar temas ambientales. Si bien la integración de ciencias se de_tener dos signifi_c,_C!_cl_os. Uno se asocia a una concepción mar-
yf verifica en estos ampliaciones curriculares, dichos interaccio- ~ista-h~~liana como la de Georg Lukács y la EscueíafeFrarik- ,- u, ,
nes se encuentran aún en una etapa incipiente. furt, donde la construcción científica de la naturaleza, en tanto (j¡,J-'f,; ;~,
1
Pero esta aproximación puede hacerse a través de diversos creación de lo sociedad, va progresivamente mejorando y apro- .'Jf(Y'J'·'°; ·_ ,_,e
,:ami nos. Una es la reducción naturalista del todo, incluida la so- piándose a través de un conocimiento que va ganando mayor .kj._.:r:~<->1»,
.;Ji:'iedad (Cf. lovelock, 1985). Esta posición implica una suerte de exactitud, hasta llegar a una verdadera relación sujeto-objeto, ' t•
rJ-¡>~' · laissez faire 1 a dejar que ula naturaleza siga su cursan; lógica queJ liberados yo del velo de la ideología. En estas condi¡:iones, el co-
1Ji'· ,/'-'' si se aplica a la sociedad,-lleva a la adhesión a procesos ultralibe- munismo sería no sólo una expresión social de esa reapropiación
/'L- mies en lo económico, con resultados por demás conocidos. Estas (los medios de producción) sino que también constituiría el con-
posiciones entienden de manera correcta la sociedad como un texto apropiado para la búsqueda de conocimiento humano.
hecho natural, pero olvidan considerar que no se trata de un he- Pero esta versión progresista contrasta con otra interpreta-
r, , ,,r,u
cho natural análogo a cualquier otro; lo humano tiene sus lógicas ción posible de la concepción constructivista del ambiente. la
l
{._~,~/-' ,. ' 1

asociadas a las leyes de lo no humano pero a veces pueden con- versión posmode;;,~-también es cÓngrueñte con ·ell~: cadá so- L¡_,1}
A¡J""·'J·,:~ . ~'-
". .', t ..
tradecirlas. ciedad (re)construirá el ambiente en torno al cariz que tome la 1._!.
(''
G) )(fº , Pero la otra solución sería volcarse al ot1CO-exb:erno:.entender estructura del lenguaje y su narrotividad (véase Capítulo 2). En
la totalidad del universo como.una_obrahumana. Esto se basa en este caso, el relativismo presupone la legitimidad de todas los
la suposición cartesiana y moderna de que el mundo existe a par- visiones del mundo y ninguna sería más justificado que otra. La
tir del conocimiento que se tiene de él (Cf. Descartes, 1980) y de jugada por la diversidad, valiosa en sí misma sin duda, no está
que se puede conocerlo a través de las herramientas cognosciti- exento de problemas. En primer lugar, obstaculiza la posibilidad
l,
HABLAR CON EL BOSQUE I CAPITULO 1 1

1 nes de ambiente" derivan de determinados marcos teóricos que 1 41


' de un discurso compacto y capaz de rlunir fuerzas para oponerse
han intentado dar cuenta de lo que se entiende por conodmiento.
En.el parágrafo siguiente nos referiremos a algunos de ellos.
al discurso Y. la praxis hegemónica, in~erés, por lo demás, funda-
mental del ecologismo posmoderno. En segundo lugar, por este

il camino se habilita a esa instancia hegemónica a instituirse como 3. Ciencia y ambiente
, ¡1 una visión del mundo tan justificable como otras a partir de sus

prácticas legítimas. En definitiva, 1~ concepción constructivista Bajo estas la problemáticas abiertas por la definición de am-
del ambiente lleva al desarrollismo pfogresista o al relativismo. biente, la perspectiva científica representó una gran contribución
Los problemas del desarrollismo kan reconocibles: hiperpro- para su comprensión y, por lo tanto, pcira su utilización para bien o
\1
ductivismo, hiperconsumismo, hiperexplotación de lo humano y lo para mal.
no humano y, como consecuencia de éstos patrones, insostenibi- De allí que los resultados ambientales de la modernidad llevan
lidad ambiental de los sistemas de producción y de consumo, de- a una crítica de la concepción del conocimiento imperante en la
gradación de la calidad de vida en g~neral, sumados a desigual- actualidad, pero originada en los inicios de la modernidad clásica.
dades ptevias.
1

En lo que sigue adoptaremos tres convicciones que, a manera


Por lo tanto, "ambiente" es lo q4e los pueblos deciden que de hipótesis de trabajo, resultan básicas y muy generales, que se
sea en determinados momentos de su;historia. Ello no lleva a con- incorporan a manera de guías para la presente exposición: a) los
11
'!' cepciones fijadas sino, todo lo contrario, en constante transfor- fundamentos filosófico"epistemológicos últimos de la ciencia con-
mación e intercambio. Esta mixtura ;de percepciones y miradas vencional positivista fueron establecidos ya en los comienzos de la
transformándose en el tiempo fami1 iariza el pensamiento am-
1

época moderna; b) esos fundamentos se encuentran ligados de


biental latinoamericano con el pensatiento intercultural. manera inherente con la imagen de la máquina; y c) hay una pro-
Una definición inclusiva y que no descarta lo natural no hu- funda conexión entre epistemología y ontología; esto dicho en tér-
mano aislado es la que aporta Carlos, eboratti: "El concepto en- minos menos técnicos, significa que la manera de mirar el mundo
·, _µY{~ globa a todos los elementos y relaciones que se encuentran den- implica una determinada concepción de la realidad y, es decir,
,'
~~y/9 tro de la biosfera" (Reboratti, 2000):, con mayor o menor grado
de intervención humana. Esta definÍfÍÓn tiene la ventaja de in-
toda concepción acerca del universo y dé todo lo que en él existe
anticipa de una u otra forma la manera a través de la cual ha de
tegrar los aspectos socio-culturales¡ pero sin hacer dependien- conocerse ese mundo. No obstante, estas convicciones no habrán
tes de éstos la visión que se tiene del fmbiente. de ser demostradas con todo detalle en este trabajo -salvo en al-
Nos parece claro que la definición del término "ambiente"·! guna medida la primera-; tan sólo servirán como herramientas
configura un tema crucial para toda teoría y práctica de EA, esto J i~v necesarias para la presente investigación.
es, la manera en la cual se entienda el ambiente va a determinar ,! En este punto mostraremos algunos fragmentos de un pensa-
la naturaleza de la EA. '
~:1 dor muy representativo de una forma de entender el conocimiento
En suma, lo que sea el ambiento¡ representa algo bastante
1

que determinó todo el saber moderno. En los textos de René Des-


complicado de especificar y estas so1 algunas de las maneras en cartes, Leibniz y Hume 3 también se hace referencia a la idea de
que fue conceptual izado y su compar1ción permite ver las dificul-
tades inherentes a su significado. En gfan medida, estas definicio-
3 Por supuesto que estos temas son muy difíciles de individualizar en otros exponen-
/.,.- - ,,_,--· ',' ,· -.-:·,: /,•,,,: - - - - - - - - - - 'i,. >:::,.,:;;~:::_;_; ~}S·,r;~,

¡¡..,

HABLAR CON EL BOSQUE CAPITULO 1 Teniendo en cuenta este fin, merece transcribirse lo expre- 43
!.
J

sado por K. Deutsch, cuando expresa que el mecanismo:


1
componentes y totalidad en el contexto de sus respectivas teorías
de conocimiento. 4 De ninguna manera deseamos borrar las noto-
¡ " ... implicaba la noción de un todo completamente igual a la
rias diferencias que separan a estos filósofos tan disímiles; sólo suma de sus partes que se podía hacer andar marcha atrás; y
,,,,,,
'"''
i·:·:1 intentaremos poner en evidencia una cierta familiaridad de pen- 1 que se comportaba de una manera exactamente idéntica por
iii:!
lliJ
' samiento y de intuición de la realidad entre la filosofía moderna
(representada en este caso por estos tres grandes hombres), la
l muchas veces que se armaran y se volvieran a montar esas par-
tes, y con independencia de la secuencia en que tuvieran lugar
1

mecánica y el ideal matemático. Por cierto que una demostra- las aperaciones de desmontaje y montaje. Implicaba par tan-
(!
,·,•,
ción cabal exigiría una extensa investigación. Sin embargo, por
1 to, que las partes no se veían significativamente modificadas
¡:::
ahora permítasenos sugerir determinados caminos conceptua- 1 unas por otras ni por su propio pasado y que cada parte una 1

les, a la manera de guías a través de las cuales se podría de- vez puesta en su posición apropiada con su momento apropia-

:1 mostrar aquella familiaridad señalada. do quedaría exactamente ahí y continuaría cumpliendo una
!l En este momento conviene aclarar que la presente aproxima- función determinada de una manera única y completa". 6
t::i ción no trata en particular de la mecánica, misma sino del tipo de
pensamiento y de imagen de la realidad que presupone la mecáni- Es clara aquí la relación inherente entre la inmodificabilidad
li ca, es decir, del paradigma al cual pertenecen, pensamiento e
1
1 de las partes y la totalidad como mera sumatoria: la primera

¡
f;:::!
imagen de la realidad imprescindible para comprender la confor- subyace a la segunda, y esto permite además desmontar las par-
if tes tantas veces como sea necesario con el fin de que el meca-
v::
¡;:;;
mación de otras disciplinas. Para este fin, en primer lugar trata-
¡:: remos de arrojar luz sobre el concepto de máquina, corazón de nismo actúe de la misma predecible manera.
!
(1 tado modelo mecanicista. Pero el hecho -que nos parece central-, es que cada parte

f 3.1. Tota/idady partes en la ciencia moderna: !


no es modificable por la otra, deriva de la particular idea o ima-
gen de la relación entre partes o componentes discretos en el seno
de un todo, que podemos hallar en la Edad Modern.a Clásica: tal
\ el ejemplo de Descartes
1 imagen se encuentra subsumida a la importancia de los compo-
Dada la importancia de la máquina o el mecanismo para la in-
1 nentes mismos, los cuales se entienden como los elementos más
telección de la realidad -importancia ya establecida por Des-
cartes (1596-1650) en las/.1editaciones 5 (1980:224) al referirse a
'
1
¡
simples que podamos pensar.
i Un tal atomismo se traduce en un fuerte especialismo meto-
los seres vivientes en términos de máquinas, comparables a los i
CO.'' dológico;7 ambas actitudes, dicho sea de paso, se complemen-
autómatas tan en boga en su época-, es preciso intentar ofrecer
V.i tan a la perfección. Mostraremos cómo aparece esta idea de
un acercamiento a lo denotado por dicho término.

5 Aquí Descartes habla del propio cuerpo humano 1 pero dada la descripción cartesiana,
tes de la filosofía de esa época, como por ejemplo Spinoza. A pesar de que el espinozis- la analogía cuerpo-máquina puede extenderse a otros seres vivientes.
mo no parece haber tenido muchas consecuencias en e! ámbito de la reflexión acerca 6 Citado en Bertalanffy, 1978: 120. Las cursivas son nuestras.
de ta ciencia empírica, no así en filosofía práctica, un trabajo pendiente sería investi- 1
7 1. .. a menudo, no hay tanta perfección en las obras, compuestas por muchas piezas y
gar en este importante autor las cuestiones relativas a totalidad y partes. hechas por las manos de muchos maestros que aquellas en las que ha trabajado sólo
l! 4 la necesidad de contar con el punto c) de !os ya especificados se liga al hecho de que uno." Descartes 1 "Discurso del método" ,-en Descartes, 1980: 143.
1 la exposición sobre Leibniz tendrá un sesgo más bien metafísico.

HABLAR CON El BOSQUE j CAPÍTULO 1 riza ct._ .1anera integral la TGS frente al mecanicismo, como mos-' 1 45
' 1

"componente simple" en el filósofo tonsiderado como el inicia-


traremos en lo que sigue.
En este parágrafo intentaremos, si bien a través de cierta sín-
dor del pensar moderno. tesis, hacer evidentes algunos principios básicos de la TGS. Bus-
en las Regulae 5 y 6 de la obra de Descartes Reglas para la caremos integrar estos conceptos y/o supuestos reuniéndolos y
dirección del espíritu (Cf. Descartes,:1980:52 y ss.), se establece estableciendo lazos entre ellos, con el fin de dar una imagen más
,il¡i que para conocer mejor un objeto prllesentado a un individuo es ajustada a la propuesta de esta teoría; este enfoque, suponemos,
conveniente "comenzar por lo más simple", tomando en primer esyiás congruente con la misma teoría expuesta, como se verá.
término los aspectos fáciles de conbcer, y de allí ir reconstru- - Se advierte desde las primeras formulaciones de la TGS una
yendo el objeto en pasos que van de 1b simple (o más simple) a lo inquietud por dar cuenta de una concepción de totalidad. Así, la
más complejo:"(... ) esta proposición( ... ) encierra(. .. ) el prin- teoría de sistemas parece enfocarse en objetos tomados en tan-
i,, cipal secreto del método y no hay na~a más útil que ella en todo to unidades no reductibles a una suma de componentes. la im-
1,
1, este tratado ... (Descartes, l 980:53)r•. portancia de esto radica en el hecho de que el cartesianismo no
1:
Descartes hace una notable distinción entre lo simple en niega la totalidad: ésta es vista como un ensamblado de ele-
tanto instancia absoluta y "más verd,adera" y lo relativo, esto es mentos individuales separables. De aquí que se haya señalado!'_
i,, lo derivado de lo simple, identificado con las relaciones u obje- carácter "holístico" del paradigma sL,¡_tfan[[;J).
li tos en donde las relaciones son rele~antes, por lo tanto objetos Los sistemas se proponen para dar cuenta de elementos que
no tan fáciles de conocer, objetosi dependientes, etc .... (Cf. no se pensaban relacionados con lo estudiado y de los que, por
11
Descartes, 1980:54). ! lo tanto, se requerirá una visión más completa, si es que en ver-
11
el "secreto" del método consist~ entonces en identificar los dad se busca una visión total.
elementos simples y reconstruir la complejidad del objeto a par- Pero no sólo el interés por la totalidad se manifiesta en el
11
tir de aquellos. enfoque de la diversidad de los elementos interconectados que
la TGS estudia y que se encuentran integrados en una instancia
totalizadora. También y, en congruencia con esto, 1.os abordajes ,
3. 2. Una primera alternativa: la te~ría general interdisciplinario_s_asumen un modelo sistémico conTa-mayorge-['
de sistemas 1

nerá"lid~d Jl~;ible. Así, p~dría~;s afirmar que la TGS busca la to-


Pero ¿en qué consisten estos modelos de diverso nivel de ge- talid;d tanto del lado de la visión del objeto como del lado del
neralidad y cierto nivel de abstraccií'.n? ¿A qué se llama "siste- sujeto cognoscente a través de las disciplinas interrelacionadas
ma"? Bertalanffy, casi al pasar, an ta una definición general:r- y sus diversas vías de acceso a ese objeto de estudio total.
"conjuntos de elementos en interacc/ón". 8 Ahora bien, es nea'e- En consecuencia, cuanto mayor énfasis hay en la unidad,
sario darle un contenido más compldo a esta frase, ya que, des- mayor será la insistencia en reforzar la idea de organización de
de nuestro punto de vista, la misma, lasí expresada, no caracte- los componentes de esa totalidad (Cf. Bertalanffy, 1978:32-33),
puesto que no se está hablando de una totalidad homogénea. 9
8 Aquí podríamos plantear la cuestión relativa a la pdlabra 1'sistema" 1 en cuanto a si
ésta refiere a los objetos de estudio o a los modelos hecesarios para entenderlos. En 9 La idea de homogeneidad en un detérminado complejo se liga a la noción de entropía,
este trabajo no trataremos este tema, salvo de una mt°era lateral. en donde existe una carencia total de organización, es decir, hay máximo desorden, los

1
••-,·,-···,·.-.,,,/.',é:'.:.:c'.:_"·_ ',•/t:','· '·''..'.:'._L~,:.·-,-::~-~

HABLAR CON EL BOSQUE I CAPITULO 1 3.2. 3. SISTEMAS y CIENCIA TRADICIONAL 47


Según puede apreciarse en la exposición anterior, la totaJj-
Dicha organización promueve el mantenimiento del sistema dad, la organizació~_y_)gHtl<1cione_sjJ1_di;:an~~reemos, de ma-
en el tiemP.o a través de sus componentes más fijos. Este mante- nera muy sucinta los rasgos eminentes de.los s.istemas, de acuer-
nimiento se ejerce tanto en los sistemas abiertos -a través de dc,-~on fa TG.S. Tal teoría, según Bertalanffy, pretende superar los
intercambios de materia y/o energía con lo exterior al sistema problemas del mecanicismo propios de la ciencia convencional,
, (v.g. sistemas biológicos)- como en los cerrados, en donde dichos tanto en la ciencia en sentido estricto, cuyo modelo es la física
intercambios son nulos. clásica, Como en los estudios spciales. La aparición de cuestio-
Como es lógico, la organización lleva a concebir un cúmulo de nes que implican multiplicidad de variables -por ejemplo, la pre-
relaciones de interacción entre aquellos componentes. El resul- dicción de comportamientos de grupos de más de dos cuerpos, o
tado es el tercer concepto fundamental para entender lo rele- complejos dilemas sociales como la contaminación ambiental
vante para la TGS cuando se habla de sistemas: los comP.onentes que exigen diversas disciplinas, o campos ya establecidos como
comportan relaciones entre ellos, las cuales son por demás tras- la ecología, que integra biología, física, química- representa,
cendentes para el estudio de esas totalidades: "La comprensión para Bertalanffy, grandes dificultades epistémicas para una cien-
de un todo organizado exige la conexión tanto de sus partes como cia volcada al estudio de los compartimientos estancos como la
de las relaciones existentes entre ellos". !O ciencia positivista tradicional.
Semejante modelo formal, altamente abstracto, se encontra- En el terreno de la psicología se cometió el error, según Ber-
ría en condiciones de tratar con todo tipo de relaciones, ya sean talanffy, de intentar reducir la complejidad humana a unidades /
éstas biológicas, químicas, sociales o matemáticas. i de "estímulo-respuesta", llevándonos a una imagen del ser hu-
Además de estos tres rasgos centrales señalados, Bertalanffy ¡
¡ mano casi análoga a la de un robot. Al respecto, Bertalanffy sa-
introduce la distinción entre sistemas cerrados y sistemas abier- ¡ luda a las corrientes de la Gestalt, por tratarse de teorías inte-
tos. El problema que se planteaba era explicar cómo los sistemas l gradoras y holísticas aplicadas al campo psicológico.
li cuya tendencia universal es perder organización (segunda ley de
> la termodinámica) pueden sostenerse y desarrollarse, como lo 1 3.2.4. LA POSICIÓN DE lA TEORÍA DE SISTEMAS ANTE El MECANISMO
mostraba, por ejemplo, la teoría darwinista de la evolución. Ber-
MODERNO: ¿ENFRENTAMIENTO OSUPERACIÓN?
talanffy afirma que esa explicación es válida para sistemas ce-
rrados; un sistema abierto entra en intercambios energéticos con 3.2.4.1. LA IDEA DE RELACIÓN
:1
! su entorno-en todo caso una totalidad mayor-, incorporándose 1 En suma, de acuerdo con lo que podemos generalizar de los
¡ 1
\ti] así en un flujo de energía y materia y permitiendo de esta forma el l1 autores citados, observamos en la filosofía moderna -y al me-
desarrollo de dicho sistema. nos en buena parte del pensamiento de esa época, del cual deri-
l"' 1
¡l
¡::,e
va en gran medida el saber actual-, la insistencia en el estudio
de cada una de las partes y no tomando a la totalidad sino como
un resultado de ellas. Nótese que la totalidad no es relegada en
elementos están totalmente dispersos y mezclados y la emisión de energía del sistema
',:,,:;I es igual a cero ya que la retención de dicha energía que podría tomar de[ medio es nula.
el examen del objeto investigado, sino muy por el contrario, si
,':! De este modo el sistema se halla en una condición de máximo equilibrio. bien se trata de una instancia subsidiaria a la cual se llega tras
10 Bertalanffy, 1978: 34. Las cursivas son nuestras.
:;.¡ ¡
n
f)¡
'
HABLAR CON H BOSQUE I CAPITULO 1 relacic .. üdos". Cuándo A influye en By B, de manera recíproca, i 49
actúa sobre A, el conocimiento se enfrenta con un fenómeno
el estudio de la más simple. Otro tanto sucede con las relaciones: mucho más impredecible que las simples relaciones causales de
ellas son tenidas en cuenta pero padecen esta consideración la filosofía moderna y su modelo mecáni.co, imprescindibles en la
subalterna hasta casi desdibujarse. , ciencia moderna si se ha de predecir con exactitud y seguridad
Las relaciones son reductibles a~ imples efectos emergentes cualquier acontecimiento futuro (Bertalanffy, 1978:96).
' de las características propias de los ~lementos componentes in-
dividuales. Del encuentro de éstos 'con sus propios modos de 3. 3. Control e información
operación y sus peculiares rasgos, s¿rgen las relaciones. Vale la
Otro marco teórico emparentado con la TGS es la cibernéti-
pena recordar que estos rasgos operativos relacionales se esta-
ca.11 Iniciada por Norbert Wiener, investigador del Instituto Tec-
blecen a partir de la actividad cognoscitiva del sujeto. Existe
nológico de Massachussets, su importancia para la concepción
una marcada tendencia a considerar~ los elementos como aque-
del ambiente proviene en gran medida de su aplicación a la hi-
llos que imponen las relaciones entrdsí.
1
pótesis Guia de james Lovelock, que consiste en la comparación
Esta focalización en los componehtes, implícita en la búsque-
del planeta Tierra con una verdadera criatura viviente que regu-
da de previsibilidad, no sólo es congruente con una creciente es-
la sus propios flujos de materia y energía (Lovelock, 1985).
pecialización en la ciencia y también el sujeto de conocimiento se
1
No sólo en la ciencia natural se encuentra el influjo de la ci-
orienta en una predisposición "fragm¡entante", si vale el término.
bernética: la llamada escuela sistémica en psicología, fundada
Por lo tanto, la tremenda canti,dad de relaciones posibles
por Gregory Bateson, ha adoptado marcos de referencia sistémi-
entre los elementos individuales es~á sujeta a una selección en
cos y cibernéticos para el tratamiento de la esquizofrenia, 11 el
la cual se eligen los más relevantes. Así, el conocimiento se sim-
alcoholismo, etc.
plifica y promete una creciente previsibilidad.·
Las primeros aplicaciones de la cibernética fueron para la in-
Yo s.eñalamos respecto de esas relaciones que están fuerte-
1
dustria bélica-con la cual Wiener se negó a colaborar desde 1947,
mente controladas en la ciencia cl nvencionol. El fin de todo manteniendo siempre una actitud crítica con el poder-y para el
esto es hacer el conjunto más previ ible, controlable, seguro y,
estudio del sistema circulatorio humano.
de acuerdo con la descripción de De cortes, Leibniz, y otros, for-
El punto de partida de este investigador norteamericano con-
11, jar conexiones entre lo simple y lo c mplejo que sean más racio-
siste, al igual que en el planteo de Bertalánffy, en ofrecer otra
nales -al menos desde este tipo del racionalidad-, comprensi-
respuesta a la pregunta acerca de cómo los sistemas logran su-
bles en términos de las capacidades del intelecto humano más
usual. j
Así, todo aquello que cae bojo Id etiqueta de la "mecánica",
estudiado por la físico moderno cllásico, también puede caer 11 La Teoría de la Información constituye un campo muy cercano a la cibernética. Los
f
bajo esta misma conceptualización frecido por Bertolonffy. investígadores que la han promovido han trabajado juntos desde los inicios. Como se
verá, la categoría de 11 información 11 cumple funciones centrales en la explicación de !a
Sin embargo, la ideo "relaciono'¡' de la TGS enfatiza una cla-
cibernética.
se de relación especial: la interaccion. Por eso quedó planteada 12 No dejo de ser sugestivo que el texto de Bateson que cobró mayor notoriedad se
más arriba la necesidad de dar contknido a la definición de Ber- llame Pasos hacia una ecología de la mente, en donde se introduce lo llamada "hipóte-
talonffy acerca de los sistemas coto: "conjunto de elementos sis del doble vínculo" para la comprensión y tratamié:nto de la esquizofrenia.
i
'',,'_·,~_::,:::::-..:e:,;·. · '·'•'·>;.<<<<,·>:,·,:::_; i::O•_.~;;;c: ;·:/"/:LU½\:'.0½0'.]i, <:,,,:;,~e%!:;,;:>:, ____ :_ __

(;

HABLAR CON EL BOSQUE I CAPITULO 1


La importancia para el enfoque ambiental aquí es claro, ya 51
que la cibern_é_tica permite_entender los_ecnsistemas como-enti-
perar o al menos retrasar los procesos de entropía, es decir, la dacre;-;,,--;;-onst_anteb_gfonce,y_teoiando_ en Clienta la multi.pl.ici-
tendencia general que muestran todos los sistemas al desorden dad de factores{y por Jo tanto de lazos de realimentación) inhe-
y el equilibrio máximo. rentes a un ecosistema complejo, es fácil advertir la cualidad
\,Jiener encuentra que los seres vivientes y algunas máquinas dinámica de los balances ambientales.
.•. poseen sistemas de control que les permiten regular sus pará-
'
!
La cibernética se presenta como una ciencia o una disciplina.
metros en función del contexto en el cual se encuentran. Operar Sin embargo, la naturaleza interdisciplinaria de este paradigma
en el mundo supone un proceso de retroalimentación o reali- -visto las múltiples aplicaciones a que dio lugar el modelo- hace
mentación (feedback) que consiste en obtener información del que dicho modelo trascienda cualquier disciplina particular.
medio, lo cual va modificando el desempeño del sistema. Es a Ahom bien, dados los poderes tecnológicos liberados, la con-
partir de estas bases que el investigador norteamericano adop- dición de esos balances dinámicos se encuentran en una situación
ta el término "cibernética", derivado del griego kibernetes, es de gran vulnerabilidad.
decirJ upiloto'', o seaJ aquel que ugobíerna el barco. 13
11
Se han planteado problemas a la propuesta; por ejemplo, que
El término se refiere a un sistema que procesa dicha infor- el concepto de información no está del todo definido (Cf. Morin,
mación y la compara con ciertos patrones programados (memo- 2000); que el modelo no sobrepasa el de una concepción meca-
ria); al notar diferencias, el sistema reorienta sus acciones y, a nicista, ya que el intento de establecer paralelismos entre las
medida que los parámetros van cambiando y llegando a los ni- máquinas y lbs seres vivos (humanos incluidos) tiende a "ma-
veles buscados, el sistema también vuelve a niveles anteriores quinizar" estos últimos y, en cierto sentido, a "espiritualizar" los
de actividad. Por ejemplo, si deseo llevar un vaso a mi boca, el primeros, acercándonos a la famosa metáfora cartesiana de la
sistema corporal realiza una suerte de "cálculo" entre el esfuer- vida como una suerte de maquinaria.
zo físico necesario a medida de que el vaso llega efectivamente ' Tanto la TGS como la cibernética, si bien conscientes de la ne-
a la boca. Así funciona, aunque de manera más simple, un horno cesidad de un abordaje interdisciplinario, han tendido a enfatizar
de cocina: si eventualmente se abre la puerta, el dispositivo ) las aproximaciones en temas de ciencias naturales por sobre las
11 abrirá más el orificio de gas, y lo hará hasta compensar la pérdi- \ cuestiones sociales en lo que a lo metodológico se refiere. Cierta-

da de temperatura, lo cual, una vez realizado, el dispositivo menteJ han existido aplicaciones a las ciencias humanas, pero los
vuelve a su posición normal. enfoques y muchos supuestos deben mucho a las ciencias natura-
11
Wiener insiste en la importancia del modelo para los seres les, perdiendo de vista muchas veces la especificidad de lo social,
vivientes y determinadas máquinas: o bien sus aplicaciones a las ciencias humanas, por ejemplo en la
li educación, han llevado a estilos teóricos y prácticos más bien con-
1!
!
"Afirmo que el funcionamiento en lo físico del ser vivo y el de ductistas, respondiendo a modelos de las ciencias naturales.
algunas de las más nuevas máquinas eléctricas son exacta- Han aparecido intentos de superar estas limitaciones--im-
mente paralelas en sus tentativas análogas de regular la en- pulsando con mayor énfasis las preocupaciones sociales y tra-
tropía mediante la retroalimentación" (Wiener, 1988). tando de aprovechar lo bueno de la teoría_ de sistemas, la teoría
de la información y la cibernética. La categoría de "compleji-
13 Es clara la semejanza de! término griego con lo palabro "gobierno". ---- -~---·---- ·-··- ----
HABLAR CON El BOSQUE J CAPfTUló 1
tidumb, e inherente. Por el momento, sin embargo, el modelo de ·1 · 53
' i

dad" fue introducida para ese fin~ ha tenido mucha presencio


la complejidad todavía no ha ofrecido guías explícitas para I
determinar el peso relativo del contexto en cualquier investiga-
en el pensamiento ambiental latinoamericano.

3.4. Complejidad
ción o cómo se dará ese diálogo superador del dualismo.
.- · Definir la complejidad constituye una decisión problemáti-
¡. ca,yaqueporsum,smana .
J~ H L.i·
. a ser i)J',i"
t uro 1eza 1acomp 1eJI"d a d se resiste
,

..l:',.c'.' ,
' Edgar Morin, sociólogo y filósofo francés, adopta el término ( definida. Toda definición conlleva alguna forma de simplifica- , ,, .J,.('C;i'·,;,<.<
"complejidad" para denominar su +opuesta, que integra hallaz- -...ción. No obstante, Morin se anima a subrayar tres principios bási- J-~
gos de Bertolanffy, Wiener y sus seg~idores, contraponiéndose de cosen el paradigma de la complejidad. En primer término, se ubi-
esta manera al paradigma mecanicista. ci:1erpmi"i:T¡ííod)al6gico. Los procesos (sociales, naturales)
De vocación filosófica, el pensamiento complejo de este siempre implican algún tipo de dualidad, no siempre armoniza-
autor se plantea como un pensa;;;ient~-re/;;-~¡ono/,. que in1;e_11NS11=-- da: a veces los antagonistas se vuelven complementarios, como
perarÍa mirada del mundo como Jna simple ·······
reunión de piezas en las tendencias biológicas hacia el interés individual o el de la
. · I ..... .. .. .... ----
separadas. El pensamiento complejq incorporo el contexto en todo especie. Dicho principio muestra algunas analogías con la dia-
acto d.e cÓnocimiento (Cf. Morin, 1~93, 2000), frente al paradig- léctica hegeliano-marxista. En segundo lugar, Morin destaca que
ma clásico caracterizado por la abstracción. Este enfoque reco- la recursividad-la cualidad de las entidades de ser producidas y
noce la multiplicidad de la realidadly no intenta explicar la tota- productoras al mismo tiempo- permite superar la causalidad li-
lidad a partir de un(os pocos) pará(netro(s). La multiplicidad de neal, típica del paradigma clásico. El ser causa y efecto puede
variables lleva a poner de relieve la incertidumbre. La cualidad darse, por ejemplo, en un proceso adictivo en donde los acondi-
incierta e impredecible de los siste~as, ya en cierto sentido pre- cionamientos del cuerpo humano, debido al consumo de drogas
sente en los teorías antes expuestas, no será ya considerado (legales como el tabaco o ilegales), dan por resultado un acos-
como un enemigo al cual hay que dfisolver, tal como en el para-
1

tumbramiento, pero también el mismo consumo adictivo es el re-


digma moderno clásico, sino com un componente al cual es sultado de haber consumido en el pasado. Este principio remite a
necesario integrar en los cálculos y, as decisiones. la retroalimentación (feedback) de la cibernética. El trr:~~ljl_rin-
la complejidad integra lo que aparece como opuesto en un cip)o -el hologram4.ti<:o.- permite encontrar el todo en las par-
diálogo entre las dualidades intro;ducidas por el pensamiento tes. 14 Por ejemplo, en cada célula hay información genética de
f
cartesiano: sujeto-objeto, cuerpo alma, conocimiento-igno-
1

rancia, todo-parte, etc. (Cf. Morin, 2000); aspectos que se opo-


todo el cuerpo. Esta lógica también tiene lugar en los fenómenos
sociales: la conciencia individual expresa las creencias generali-
nen y que se excluyen en el corte ianismo. Morin no niega el zados, y los cambios a nivel amplio también emergen en gran me-
valor de la racionalidad moderna y sus estrategias analíticas, dida de las escalas más reducidas. (Cf. Morin, 2000: 106-107).
sino que intenta contextualizarlas \'n una visión más integrado-
ra: no se trata de una salida nirracionalista 11 , sino de una críti-
ca a lo que llama la "falsa racionallidad" de estilo disociador, y
14 La dualidad todo-parte intentu ser !uperada por una vi~i.ón ~.2.~i&a. Una expli-
la construcción de una racionalidad pompleja que dé cuenta de lo
cación holográfica puede ser importante para ciertas cuestio-;s geográfico-políticas
di-versidad de la realidad, sus múTples conexiones y su incer- 3r--
def-am01ente (v"ease nota 20, Capítulo

1
, ·-:-;¿~ ·:tta···· --·.-·s.;-_:;_;·-·- ,.·,,;,"J;}j'(;'.j _ _

1 '

1 HABLAR CON EL BOSQUE I CAPITULO 1 estas concepciones por partir de una metafísica de !apresen- 1 SS
!
cia, es decir, la complejidad es una simple resultante de proce-
Al aplicar la complejidad al proceso viviente, Morin apela a sos naturales preexistentes a partir de cuya complejización se
una explicación de la vida como un sistema autoorganizado ca- explica el pensamiento. Así, explica Leff (2004), el recurrente
paz de oponerse a la entropía incorporando materia y energía naturnlismo de estos abordajes pierde de vista el enfoque de
del entorno, del cual se encuentra en principio separado_ 15 Allí cuestiones sociales y culturales, donde los problemas de diver-
-· los elementos constituyentes presuponen una unidad mucho sidad humana son casi tan graves como en el mundo natural no
mayor que una máquina, cuyos componentes aislados son más humano.
confiables que tomados en conjunto. La autoorganización pre- Leff recupera los saberes culturalmente silenciados o des-
supone una mayor unidad de conjunto si bien integrado en un preciados por las relaciones de poder imperantes y por las pre-,
sistema abierto, es decir al ambiente (Cf. Morin, 2000:53-58). tensiones universalistas del pensar occidental moderno.
El conjunto unitario así autoorganizado adquiere otra pro- Se retoman las críticas de Morin, pero s_¡,_foshte.en_@e esa
piedad: la autonomía, y la sucesiva complejización convierte al comple]i"éla'd-am5Terit:al no deriva de la "naturaleza" -concepto,
ser autoorganizado en un verdadero sujeto. El sujeto incremen- después de todci, éonstruiclo'socfolríieñte=;-sinó'de estructuras
ta el principio de indeterminación, un factor de apertura a posi- de pensamiento, de donde el ser del mundo emerge.
bilidades, y su función no se ciñe a la de un mero "reflejo del obje- ~JJeva, en la faz política, y también la educativa, a la crí-
to". Por otra parte, el mismo sujeto es a la vez reflejado por él y _tic_a_~_el_c_o_nse_rvacionismo, visión parcializada y desligad~ de las
en este juego de oposiciones también se desenvuelve la comple- problemáticas sociales proveniente de los países desarrolla_dos.
jidad. Esta subjetividad es no es un mero "ruido" arrojado sobre Todo -c~·~serv-acÍ~n.ismo tiende··-a ii:(lj0.r 11 ~o~cepciones de lo na-
el objeto, capaz de encubrir el mundo bajo el velo de la ideolo- tural, lo cual termina siendo comprendido como algo externo
gía, tal como cree el pensamiento positivista. La verdadera "que hay que cuidar", abstrayendo así las relaciones de poder y
racionalidad, afirma Morin, incorpora la subjetividad, sus aspec- los intereses involucrados en el uso y apropiación del entorno. El
tos intuitivos, pasionales, incorporados al simple y complejo he- conservacionismo, como así también la ciencia occidental, va a
cho de conocer el mundo (Cf. Morin, 1993:183). relegar y descartar los saberes tradicionales de América en un
El pensamiento ambiental latinoamericano, por su parte, ha intento homogeneizador global. Este pensamiento homogenei-
acuñado el concepto de ucomplejidad ambiental" cuyo máxi- 1 zador y globalista se mticula con la implantación de fórmulas
mo representante es Enrique_LeffT2ó-ój, 2007). tci"ñ-una pers- económicas neoclásicas aplicadas a diversas culturas, con el
péctivci cercana a las concepciones de Morin, los textos de Leff resultado de una inmensa exclusión social y una gigantesca de-
han hecho, sin embargo, .serias objeciones a la TGS, la ciberné- gradación ambiental (Cf. Leff, 2004). Desde el análisis poses-
tica y la complejidad del autor francés. Desde una perspectiva tructuralista adoptado por el mexicano, vemos que la estipula-
heideggeriana y levinasiana y muy influido por el pensamiento ción de una llrealidad en sí" establece determinadas relaciones
posestructuralista francés, este autor mexicano objeta todas de poder y justifica determinados intereses que se ponen en jue-
go en esas relaciones, La complejidad ambiental busca incorpo-
rarse a la realidad latinoamericana e invoca una racionalidad
15 la idea de·autoorganlzación fue el eje central de! aporte filosófico-biológico de los
chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela, también influidos por la teoría de sis- ambiental en construcción como estrategia epistemológica si-
temas y la cibernética. tuada. Leff sostiene que los sistemas, la cibernética y la com-
HABLAR CON EL BOSQUE I CAPITULO 1 de enri,_acimiento del mundo para laconstrucción de una soc)e- 1 57
;
da__cfsustent9bl ~-
plejidad se manifiestan como intentos totalizadores del conoci- Aquí, leff se hace eco de las críticas posmodemas al conoci-
miento propios de positivismo (véase el parágrafo 3.2.4. de este miento científico occidental. Este supuesto saber indiscutible se
capítulo), y congruentes con los esquemas totalitarios del lagos lo entiende como reflejado en un sujeto como en un espejo, pero
i
! económico neoclásico hegemónico,! cuyo resultado es la anula- en realidad no es otra cosa que el resultado de consensos e in-
ción de la diversidad ecológica y c~ltural (Cf. leff, 2004). Estos cluso imposiciones llevadas acabo por elites de poder. El len-
intentos son el resultado de la vodación positivista de fijar el guaje no "refleja" inocentemente el mundo preexistente, sino
·1 ser, manteniendo los intereses dominadores intactos. En este
sentido, leff hará una crítica del c6mponente "holístico", 16 y<1
que lo construye activamente: el lenguaje instala el contexto
epistemológico para que el mundo "sea". Siguiendo una línea de
que, por un lado, el holismo -recµérdese '
1<1 cualificación de argumentación proveniente del filósofo Derrida, leff (2007:54)
"general" de la TGS- choca con la diversidad de paradigmas y, subraya que el lenguaje no se estructura por referencia a lo que
por el otro, tiende <1 la homogeneización omniabarcadora de la no es el lenguaje, sino todo lo contrario: el lenguaje es un com-
interdisciplina: "lo complejidad a~biental no remite aún a un puesto de palabras que se van diferenciando unas de otras. la
todo ... por el contrario, es el desd9blamiento de la relación de creatividad del lenguaje y, por ende, de la realidad, se manifies-
conocimiento de lo real que nunca' alcanza totalidad alguna" ta como diversidad, como díferencía.
(leff, 2003:48). Í Bajo estas consideraciones, el aporte de leff represento un
Por lo tanto, invocar la realidad (material) implica margina- avance hacia una mayor apertura de miradas a partir de las di-
lizar la heterogeneidad, la espontanfidad y la diferencia. El tra- versas experiencias respecto del ambiente, y el intento de incor-
bajo de Leff, al igual que el deJim Cheney en los EEUU, se orienta a porarlas junto con los conocimientos y saberes discriminados y
la recuperación de las culturas originarias de América, sus sabe- dejados de lado por e! saber oficial, exclusión justificada no a par-
res y miradas del mundo relegados y t!esvalorizados por el proce- tir de una legitimidad racionalmente fundamentada, sino a partir
so y el pensamiento colonizador. Por lo tanto, la complejidad am- de la defensa de los intereses de poder que encubre, esto es, el
biental de leff no proviene de lo real, es decir, de un proceso de mantenimiento de la opresión que permiten la utilización global
,.
complejización de la materia hasta '.llegar a los sujetos, sino de de los entornos particulares de los pueblos, para beneficio de las
una complejidad de los juegos del le~guaje ' e interpretaciones del élites de los países centrales. la diversidad epistemológica pro-
mundo que dialogan y establecen co.nsensos históricos, particu- mueve una lectura múltiple del entorno, y un intercambio de co-
lares y provisorios. La construcción d,e una racionalidad ambien- nocimientos en un diálogo de saberes. Sin embargo, a nuestro
tal, entonces, conlleva un diálogo de saberes, no para la capta- entender, esta postura muestra li·mitaciones. Además de su pe-
·-...L..........- - -
ción y apropiación de la realidad totalizada, sino como una vía ligrosa cercanía a un relativismo radical, lo cual sin duda lleva a
1 - -
problemas de legitimación y justificación en el terreno de la ac-
ción humana, 17 esta perspectiva no parece comprender las mis-
16 Reparos semejantes se han hecho desde el ambíenialismo posmoderno norteameri-
cano. la proximidad ideológica determina, en gran rriedida creemos, la naturaleza de
esas objeciones: la influencia heideggeriana, filosofítj del lenguaje y posestructuralis-
mo francés son puntos de partida que sin duda lleva1 a conclusiones similares. Véase 17 Véase el capítulo siguiente, donde se comenta la problematicidad del relativismo
Capítulo 1. ético.

1
1
-~~- , ~ · ¼~-·.d=-.....c=,,oc, .. ,c_;¿_ .·._¿¡_,fl"-"'.i,··· , ,;',''---'-'~''"

HABLAR CON EL BOSQUE j CAPITULO 1


sis ambiental, ya que ésta no es para el pensador mexicano una
~ i 59
"crisis ecológica" (Cf. Leff, 2007), sino una crisis del pensa-
mas cancepciones tradicionales de las culturas prehispánicas miento. En estos términos, no parece captarse la particularidad
que busca reivindicar en tanto saberes relegados y excluidos de de una crisis cuyo ostensible componente empírico nos parece
los sistemas de conocimiento oficial. Las culturas originarias ob- obvio. Es cierto que determinadas estructuras sociales de pro-
servan en su espíritu rasgos muy cercanos al conservacionismo, ducción, derivadas de una visión del mundo con un determinado
.• en el sentido de dar un valor intrínseco al ambiente como enti- lenguaje sobre él, han generado formas de manejo del entorno
dad capaz de dar vida y origen de todo ser diverso. Una explica- significativas para la intelección de la crisis, pero no todo el en-
ción mítica del mundo en las comunidades originarias de Améri- torno es obra humana. Por Jo tanto, no parece captarse la evi-
ca muestra una presencia ontológica profunda y se contrapone, dencia de los procesos que se ubican en lo real, los cuales no se
en principio, con el pensamiento "desontologizador" y discursi- reducen al parecer a una simple función del lenguaje: el aumen-
vista-narrativo pregonado por el posmodernismo. Además, quien to de lo enfermedad humana por causas ambientales, la des-
· sostiene una cosmovisión del mundo cree en ella y no la acepta aparición de especies, por ejemplo, representan datos que van
como una mera 1tforma de hablaru. más allá de las estructuras de pensamiento particulares y con
Por otra parte, si la diversidad es, en última instancia, diver- independencia de los intereses que se tengan.
sidad de los juegos del lenguaje, y si se deben respetar estas mul- Si se acepta que la relación entre el ambiente y el ser humano,
tiplicidades contra todo imperialismo fundamentalista, entonces o, como otros autores prefieren decir, ulas relaciones sociedad-
no parecen tener lugar conceptos tales como "derechos", "valo- naturaleza", se reducen a la implantación de modos de "apropia-
res", "subjetividad", etc. Si todo ha de resolverse en los términos ción de la naturaleza", estructurados desde una visión del mundo
del lenguaje de la comunidad, la aparición de situaciones de ava- configurada por los lenguajes particulares, y no se reconocen los

, e,
~ JJi'"{-,, o sallamiento dentro de esas comunidades o como discriminación condicionaniientos ambientales mismos, no salimos de una con-
de la mujer o de las personas mayores, podría ser un resultado cepción dominadora de esta relación.
'¡)

r··/ er factible. Para poner el ejemplo de las culturas originarias, tan


\ r-S>''"' ' p estimado por Leff, allí ha habido casos de discriminación en la im-
Otro problema son las lecturas de Morin y, en gran medido, del
11 ~ .\--t' X\-J'í!;,4 sistemismo y la cibernética. En efecto, la lectura de Leff no hoce
\lyv\ C· 'k'-/ plantación de esquemas sociales opresivos que parecerían reque- justicia a la complejidad al identificarlo con un pensamiento úni-
,! ,.~.i1
rir, al menos en principio, una fundamentación de derechos mu- co y global 0 economicista, y no reconocer, por ejemplo, el interés
il -JJJ \ cho más amplia. Es cierto que las comunidades no son entidades del sociólogo y filósofo francés por la subjetividad y la incerti-
11 \(rf fijas y aisladas por contacto o interacción, pero esas cualidades dumbre asociadas a ella.
,,,_, ' no garantizan la superación de situaciones arbitrarias. Tanto la complejidad (Morin) como la complejidad ambien-
\"""+,.,.."f\ Por otro lado, si el complejo simbólico no es un mero emer- ;! ,i tal latinoamericana (Leff) son posiciones que se encuentran en
l't,,~~:~l
gente de la complejidad de lo real-físico, entonces cabe pre- ¡:. proceso de construcción, y sus autores son conscientes delco- .
t \(:,l.- 1
·1

guntarse de dónde viene dicho complejo, puesto que las expli- \ l I rácter incompleto de sus propuestas. En E<:1_rte, esta insuficiencia L"(\Jv~ i }üU'··'
' .- ' >-..
caciones trascendentes o ligadas a lo divino no son aceptables ' se muestra aún en una ausencia de unJnétod~:concreto de investi- ~ .\.:'J. í:
en razón de no tratarse de posturas sujetas a examen crítico-re- gación de eso realidad compleja que ;eestciinvocando. Se ha di- ~-
flexivo. Este problema gnoseológico lleva a mostrar ciertos lími- cho que la complejidad aparece como una hermenéutico-una for-
tes en la comprensión posmoderna/posestructuralista de la cri- ma de interpretar-y no como un método (Cf. Maldonodo, 1999).
HABLAR CON El BOSQUE I CAPfTULO 1 pora ju,"o con la incertidumbre de los hechos mismos. Se nos 61
' Amodo de síntesis, merece deJtacarse el aporte epistemoló-
presenta así un gran cuestionamiento a la imagen de una ciencia
"libre de valores". En la ciencia básica y aplicada, lo que se pone
gico del matemático y filósofo argéntino Si/vio Funtowicz (1993), en juego es poco y se aplica a ciertas esferas circunscriptas de
quien, retomando la termino/ogía'de los sistemas y la compleji- realidad, haciendo el conocimiento mucho más fiable. De allí que
dad intenta recuperar también Jasldiversas miradas respecto del podamos hablar, dentro de ciertas áreas circuncriptas de reali-
·' entorno. dad, de conocimiento objetivo; todo ello asegurado por la con-
Para Funtowicz, la actual situación de crisis sustrae a la cien- firmación de los pares especialistas, es decir, los colegas. Pero el
cia de ese tradicional "refugio" que es el laboratorio. En efecto, desafío que debe enfrentar la nueva ciencia la convierte en una
situaciones de gravedad como las! señaladas en la Introducción ciencia de la crisis y el caos: la cualidad impredecible del mundo
son una fuente de información de 1ucha mayor importancia para redunda en poner en juego decisiones y, por lo tanto, implica poner
la ciencia, porque allí la constelación de sistemas físicos y so- en circulación y en diálogo las normas y los valores asumidos y
ciales se incorpora en la construcFiÓn
' científica de los hechos. manifestados.
Así surge un tipo de ciencia compl~ja que el investigador argen- Quienes defienden y promueven todos estos desarrollos son
tino llama ciencia posnormal, má~ apta para explicar los requi- decididos defensores de una perspectiva interdisciplinaria, lo cual
sitos contemporáneos para la pro~ucción de conocimiento cien- tendrá profundas consecuencias para la concepción y la práctica
tífico que la ciencia básica y la ci~ncia aplicada, normalizadas educativas, ya que esa idea de integración de disciplinas puede
por dispositivos epistémicos estandarizados. La ciencia pos nor- después de todo hacer hincapié, o bien en las ciencias naturales o
mal incorpora la diversidad de pe/spectivas, lenguajes e inter- bien en las sociales. Pero más allá de los problemas-a nuestro en-
pretaciones de la realidad en lo q+ este investigador denomina tender, no del todo resueltos- de varias de estas teorías, la visión
"co_munidad,d_e pares ext:ndida".I La ciencia normal (básica o interrelacionada de la realidad y del conocimiento se introduce en
aplicada)-ut1I en determinados contextos controlados por es- la reflexión educativa, y permite repensar no sólo las cuestiones
pecialistas-debe dar paso a un nuevo tipo de ciencia, en la cual relativas a los contenidos sino también los métodos, la adminis-
los participantes no se cualifican por meros títulos académicos tración o gestión educativa, la producción de conocimiento en la
1'
11:, estructurados institucionalmente.¡ institución educativa, las relaciones entre la educación y la socie-
1
En estos términos, la estrategif de resolución de problemas dad, los destinatarios de la educación ambiental, etcétera.
1 no es la deducción formalizada, sino el diálogo interactivo. La Llegados a este punto, es necesario tener en mente que el

l
li
necesidad de incorporar estas miradas proviene en gran medida
de las limitaciones de la ciencia en¡convertirse en una fuente in-
acto de conocer el mundo no significa, por el momento, actuar
en él y los aportes de Funtowicz muestran la necesidad de refle-
falible de conocimiento e~acto y ~redictivo en la actual época xionar respecto de los parámetros para orientar la actividad hu-
l. de riesgo (Beck) y de caos (Prigog¡ne). La incertidumbre de los mana, al poner de relieve la importancia de los valores y las
11
sistemas es una variable considerdda como elemento a eliminar normas adoptadas por los actores. En estas condiciones, pensar
en la ciencia clásica. Sin embargo, r~presenta un componente im- en la crisis ambiental es pensar en la acción humana en el pla-
portante a tener en cuenta en la cie ncia posnormal. neta. Por lo tanto, las herramientas que promueven la crítica de
Lo que "se pone en juego" en lfs decisiones por parte de los
1

las bases valorativas y normativas de la acción humana habrán


participantes en el diálogo es siemre un elemento que se incor- de necesitar un capítulo dedicado a la ética en donde muestren
, ct::,

HABLAR CON EL BOSQUE I CAPfTULO 1

diversas maneras en las cuales se han comprendido los vínculos


de los seres humanos con ese objeto no perfectamente definido
·' aún que es el ambiente.
.. d •./ ,~~,Z:.L·C'-""~·'.·. .''"'--'.~···· ' •'•"•>~é...·~éhCCJ,>·\•·,·,,•,•e,,- -,-

~t~

.)

Sergio F'ederovisky

Historia del
medio ambiente
La transformación de la naturaleza: de mundo
ajeno y amenazante a espacio por conquistar.
La génesis del movimiento arnbientalista.

ESTACIÓN CIENCIA
Colección dirigida por Leonardo Moledo

HI] CAPITAL INTELECTUAL


G

DIRECCIÓN EDITORIAL: Jorge Siga!


DIRECCIÓN DE LA COLECCIÓN: Leonardo Moledo
COORDINACIÓN: Juan Manuel Santoro
CORRECCIÓN: Alfredo Cortés
DIAGRAMACIÓN: Verónica Feinmann
ILUSTRACIÓN DE TAPA: Juan Lima (asistencia: Victoria Nemiña)
PRODUCCIÓN: Néstor Mazzei

Derechos exclusivos de la edición en castellano reseNados para todo el mundo:


© 2007, Federovisky, Sergio
© 2007, Capital Intelectual
1' ediclón: 4.000 ejemplares • Impreso en Argentina
Para mis hijos y mis viejos, como todo
Para Irene, por jugar siempre en el mismo equipo
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Francisco Acuña de Figueroa 459 {1180) • Buenos Aires, Argentina
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Queda hecho el depósito que prevé \a ley 11.723. Impreso en Argentina. Todos los
derechos reseNados. Ninguna parte de esta publlcación puede ser reproducida sin
permiso escrito del editor.

Federovisky, Sergio
Historia del medio ambiente, 1ª ed., Buenos Aires, Capital Intelectual, 2007
104 p.; 21x15 cm. (Estación Ciencia, dirigida por Leonardo Moledo, Nº 7)
ISBN 978-987-614-028-7
1. Medio Ambiente-Historia. l. Título
CDD 577,09

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Le Monde diplomatique, edicíón Cono Sur - Claves para todos - Fem, femenina
y singular - Mirá Quién Vino, Vinos y Gastronomía - Pasión Celeste y Blanca -
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~
r:0

El mundo es multiforme y variado, colorido, triste y alegre al mismo


tiempo. La aventura del pensamiento consiste en encontrar dentro
de esa enorme multiplicidad las leyes simples y bellas que hacen
funcionar el poderoso motor de la naturaleza. !·
La aventura del pensamiento es probablemente'la más rica que
vivió la humanidad, formulando conceptos que le permitieran com-
prender y crecer. La lenta transformación de la idea de naturaleza
hacia la más compleja y confusa de medio ambiente -una idea ina-
cabada, porque supone un hacer y un transformar, una manera de
estar en el mundo y convivir con lo dado sin destruirlo-- es una de
las adquisiciones más recientes de, entre otras ciencias, la biología.
Porque la naturaleza, gobernada al principio por dioses todopode-
rosos, y por las leyes estrictas nacidas de la Revolución Científica des-
pués, fue siempre lo dado, lo infinito, lo que se extendía sin límites.
Un espacio primero amenazador, luego amigable, más tarde el lugar
por excelencia para someter... La emergencia del capitalismo asoció
el mundo natural a la idea de conquista, del mismo modo que aso-
ció la idea territorial a la idea de dominación.
Pero la idea de una dominación a secas no tardó en revelar sus
fisuras y desde hace ya más de un siglo comenzaron a advertirse
que de la intersección entre actividad humana y desarrollo natural
~

surgía una dinámica, un fenómeno nuevo, que daría paso al pleno


concepto de medio ambiente, y a los movimientos ambientalistas.
En la construcción de la idea de que habitamos un medio ambiente
y no un mero contexto natural se mezclaron tanto el pensar como
Introducción
el hacer y las poderosas fuerzas económicas que motorizan a una
La historia del medio, ambiente
sociedad mundial y globalizada, que emerge de un siglo de catástro-
fes y se interna en un nuevo siglo, temerosa y con las solas armas
del pensamiento y la inteligencia, enfrentando a Golems desatados
por ella misma y que, muchas veces, no sabe córno detener.
En Historia del medio ambiente se narra cómo de una actitud
pasiva y temerosa ante lo natural se transitó a una postura depreda-
toria y de cómo luego empezaron a verse sus límites. En sus pági-
nas se explica cómo, a pesar de que esos límites presionan con
fuerza, no hemos podido todavía diseñar una estrategia clara para
Todo tiene una historia. Incluso, conceptos presuntamente tan moder-
convivir con ellos.
nos como el medio ambiente. Aun, vocablos tan equivocadamente
Leonardo Moledo denominados -en castellano al menos-como "medio ambiente",
una redundancia que a esta altura todos toleran/toleramos. Porque el
concepto "medio ambiente" es una repetición, una grosería lingüís-
tica, un barbarismo que se repite sin ninguna autocrítica gramatical.
Podrá decirse que las barbaries del lenguaje que se heredan, que se
conservan, que se impregnan en el vocabulario, deben terminar por
ser aceptadas por aquello del "uso y costumbre", y porque siem-
pre tiene más valor la palabra que se adhiere a la cultura popular (y
que configura cultura) que aquella que se predetermina en el sofá
de una augusta oficina. Pese a eso, es una redundancia que sólo
puede tramitarse como anécdota.
Pero ... ¿hablamos de la historia del medio ambiente o de la his-
toria del concepto? Porque ocurre que, como todo, la historia de un
hecho y la de su denominación no siempre van pegadas, no siempre
registran una simultaneidad. Más aun, uno está tentado a inferir que

Sergio federovisky 13
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~
r-•

siempre la historia de un hecho es anterior a la de su denominación, ción entre los seres vivos y su ambiente. Sabemos también que
puesto que algo recibe un nombre una vez que existe y, lógicamente, Ernst Haeckel, un alemán de convicciones menos progresistas que
eso brota de una existencia anterior para la cosa que para el nombre aquellas que siglo y medio más tarde desembocaron en la mili-
que finalmente le es dado. Aceptado por imperio del sentido común tancia derivada del término que acuñó, fue quien utilizó el concepto
que algo es anterior a su bautismo, también debemos reconocer que griego oikos -olKoc;-(que significa algo así como "casa" o "lugar
la denominación que reciba condiciona altamente su trayectoria. De habitado") para designar la disciplina que estudia esa interrelación.
ahí que para analizar la historia del medio ambiente sea obligatorio Haeckel quiso hallar una forma de denominar el funcionamiento
-y no por mera arqueología lingüística-detenerse en la anécdota de de "lo natural", de aquello que, de acuerdo con "las leyes eternas
su bautismo. de la naturaleza", permitía o avalaba que las golondrinas recorrie-
Seamos arbitrarios, y por qué no discrecionales, y comence- ran el mundo buscando el verano o los salmones viajaran a con-
mos por la historia de la denominación, la curiosa y equivocada his- tracorriente para garantizar su descendencia. Según Haeckel, esas
toria del nombre. Si entendemos por medio ambiente (apenas por leyes de la naturaleza determinaban el cómo y el dónde de esa
citar una definición inicial propia del primer curso de ecología al interrelación. Y esas leyes debían explicar también el vínculo de la
que acceda cualquiera interesado en la materia) la intersección entre humanidad (al cabo, conformada por seres vivos, con historia "natu-
los organismos vivos y el ámbito geográfico en que se desarrolla su ral", según Haeckel) con la naturaleza. El propósito de la cooJigu,
actividad, no habrá que ser demasiado agudo para comprobar que ración del concepto "ecología" era la búsg-ÜecJ~ y la obtgnc[é>nde
ese vínculo existe desde que hay organismos vivos que establecen la arnioriía, la. misma que se verifica en el bosque entre árboles,
su accionar (reproductivo, trófico, lúdico) sobre un espacio deter- ardillas y pájaros. Y la pertinencia filosófica de la creación de esta
minado. La misma agudeza nos permitirá descubrir que tal hecho disciplina era trasladar aquella armonía a la sociedad que, según
(esa intersección, esa relación entre el ser vivo y su lugar) es indis- Haeckel, para alcanzar su felicidad debía regresar a sus fuentes,
cutiblemente anterior al nombre que se le ha dado. Ergo: el medí.o es decir, a la naturaleza.
ambiente existe antes de gu.e s.e lo bautizara. ---·--·-·~-- Pero lo que queremos contar en este primer tramo de nuestro
~---·---- ···--·-·-···,-·, _, ____ .,..,.... __ -- ---· --
~ _, ... ., ·---------·

Ya algún lector a esta pequeña altura de nuestro relato se pregun- libro no es la historia de una ciencia, sino la historia de un concepto,
tará por qué este señor se empecina en hablar (o escribir) de "medio de una subjetividad. Cuando se habla de ecología, espontáneamente
ambiente" y no de "ecología", la palabra que designa la ciencia que se piensa en un sujeto integrado a un laboratorio --0 a un libro o a un
estudia aquella intersección de la que hablábamos (o escribíamos). trabajo de campo-, en una persona que analiza, estudia, vincula el
Permítaseme una pequeña (o no tanto) digresión respecto de mundo "exterior" al hombre; ese mundo que-si fuera posible escin-
ambos términos. O, mejor dicho, de lo que estos términos connotan. dirlo del anterior- integran sólo los animales, las plantas y las locacio-
A lo largo de este trabajo hallaremos con precisión la definición nes inertes en que estos seres viven, se reproducen, anidan, crecen,
-que ya todos sabemos de memoria- que llevó a darle el nombre se depredan, se descomponen y finalmente mueren. El hombre, en
de ecología a la ciencia que estudia (seamos superficiales) la rela- ese mundo supuesto, en ese mundo recortado "académicamente",

14 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 15


es apenas un observador, un espectador y, sólo eventualmente, El medio ambiente, en cambio, necesita -para tener sentido-- al
un agente que agrega distorsión o ruido en el momento en que se hombre como protagonista. En el medio ambiente el hombre es
incorpora. La ecología, tal como la acuñaron tanto su creador como protagonista.
sus seguidores, recorta sólo el mundo natural, ya sea porque se Inicialmente, el término "medio ambiente" (cuya curiosa y redun-
pretende que la sociedad aprehenda y copie ese funcionamiento dante etimología describiremos en pocas líneas más) parecía haber
para obtener armonía en el suyo propio o porque sus leyes (las socia- nacido para denotar la existencia de un entorno: "lo que nos
les) son ajenas (diferentes, diríamos nosotros; peores, señalaría rodea, lo que nos contiene, aquel espacio en el que estamos". Tenía,
Haeckel) a las de la naturaleza. así, una adjetivación predeterminada: el medio ambiente es inerte,
La denominación "medio ambiente", en cambio, conlleva otra así como la suerte es buena. "Cuidemos el medio ambiente", se
mirada, despierta otra evocación en el entendimiento de quien es decía -y se dice-- como si fuera un hecho ajeno, exterior. La evolu-
destinatario de algún comentario con ese término. ción que todo concepto necesariamente padece (y digo padece pues
No es lo mismo hablar de muerte que de crimen, aunque el resul- la evolución no es por definición buena, como la suerte) alcanzó para
tado (para el que muere) sea el mismo. En la muerte a secas, al que el medio ambiente agregara al hombre de una u otra manera en
menos desde la comprensión que provoca en quien escucha el voca- lo inescindible de su definición. El medio ambiente responde (hasta
blo, la única persona que interviene es la que muere. La palabra se podría decir que es consecuencia) de la existencia del hombre:
"muerte" da una idea de ausencia de otros, amén del protagonista. no parece haber medio ambiente -siempre subjetivamente hablando--
Por el contrario, el crimen obligatoriamente integra a otro. Otro cuando se trata de una colonia de grullas. Las grullas (o los gorilas
hombre ya está allí incorporado -desde la subjetividad- como una o las orquídeas) tienen hábitat, entorno, nicho, aquello que estudia
instancia ineludible para que el crimen sea efectivamente ejecutado: la ecología. El hombre, la especie humana o mejor dicho la huma-
no hay asesinato si no hay asesino, aunque puede haber muerte sin nidad, concepto más humanizado --o antropizado--que el de especie
el concurso de un tercero. humana, tiene medio ambiente.
La distancia entre la ecología y el medio ambiente puede, Puede por eso hablarse de "cuidar el medio ambiente", dado que
desde la mirada subjetiva, hallar un paralelismo con la muerte y el el verbo "cuidar" habla de una acción deliberada, que el hornero --aun
asesinato. La ecología no necesita al hombre más que como obser- cuando modifique el espacio físico con sus nidos- no tiene. Se puede,
vador, como sujeto pasivo, como aquel que con su mirada legitima entonces, hablar de cuidar porque hay un (supuesto) deliberado grado
(porque la ve y la puede describir) la existencia de una interrelación de conciencia al que le es exigible el acto de cuidar. Y si se habla
entre los seres vivos y el ambiente, entre los animales, las plantas de cuidar es porque también hay posibilidades de señalar el acto
y su entorno. Más todavía, la concepción más purista de "ecología" anterior (potencial o real) de dañar, al cual lo sucede el acto de cuidar.
ubica al hombre como aquel que debe apenas observar y aprender Lo deliberado es el accionar que no mide las consecuencias, que
de ese funcionamiento "equilibrado" de la naturaleza para copiarlo previamente no fija la mirada en el hecho de que puede estar hacién-
y luego trasladarlo a la sociedad. dose algo que después obligue a elegir el verbo "cuidar" (o proteger,

16 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 17


'·Cc_c'.é'.,:_ ---------

o remediar o cualquiera que aparezca en los diarios cada día) para que precisar en qué momento podemos considerar "sociedad"
referirnos al rnedio ambiente. a la especie humana y deberemos sobreponernos a demasiados
Pareciera que al hablar de ecología y medio ambiente alcanzara supuestos para estar de acuerdo en que pueden ser asimilables
con establecer la diferencia entre una ciencia y un concepto social. al mismo concepto de "sociedad" tanto la civilización medieval
Es posible, aunque no alcanza a configurar la totalidad de una res- europea -que visualizaba lo exterior como el ámbito a temer- como
puesta. De ahí que las palabras que denotan una ciencia, una disci- el capitalismo industrialista del siglo XIX -que lo consideraba un
plina, tengan una evolución de menor intensidad que aquellas que espacio a conquistar-.
revelan una instancia social. La física denota desde siempre un sig- Decíamos al comienzo que la historia de un nombre no es idén-
nificado similar; son las relaciones sociales que devienen de su avance tica a la historia del concepto que determina. La "relación sociedad-
las que permiten hablar de una evolución en el concepto. naturaleza ", para aceptar un término sociológico, existió siempre,
Por esto es que es diferente hablar de una historia de la ecología desde que existe la sociedad. En cambio, la determinación con-
que de una historia del rnedio ambiente. ceptual de ese vínculo comenzó a existir en el momento en que se
Una historia de la ecología implicaría explicar cómo han sido estu- decidió estudiar, justamente, lo que producía, lo que emergía de la
diadas desde tiempos inmemoriales las relaciones que se dan al inte- relación entre la sociedad y la naturaleza. El medio ambiente es una
rior de la naturaleza: de por qué tal especie es predadora de tal otra denominación moderna. Contaminación existió siempre que había
y no de la de más allá; de cómo el término "ecología" derivó en la una sociedad transformando un espacio natural y provocando con-
delimitación arbitraria y parcial de un ecosistema como abstracción secuencias con esa alteración; en todo caso no hubo antes quien
para el estudio y de cómo luego pasó a definir un ecotopo o determi- la describiera. Dice el ácido protagonista de una novela de Arturo
nado concepto de ecología vegetal. Una historia del medio ambiente Pérez-Reverte: "Tsunamis hubo siempre; sólo que ahora hay quie-
obliga -y es necesario puntualizar, subrayar, resaltar el verbo "obliga" - nes construyen hoteles cinco estrellas en las costas".
a incorporar la dimensión humana no en calidad de observador sino Será ésta, entonces, la historia del rnedio ambiente, denominación
,
en calidad de perturbador de la naturaleza, en su condición de instau- curiosa, redundante si las hay. Más curioso o, incluso, más angustiante t
rador de ámbitos e intersecciones que de no mediar la participación desde la negligencia lingüística que expone, es el origen de esa deno- '
humana no serían tales, no existirían. Pensemos: ¿existiría la conta- minación. Cuentan que en ocasión de la Primera Cumbre Mundial
minación sin la intervención del hombre? Esto de ninguna manera de Medio Ambiente, en Estocolmo, en 1972, debían -como ocurre
hace culpable al hombre en tanto género; apenas explica. en esa Babel que son las reuniones de Naciones Unidas-traducirse
Descartando que el lector ha dado para esa pregunta la respuesta los documentos a los diversos idiomas. La base era el inglés y, en
correcta es que hablamos de historia del medio ambiente. Puede, él, predominaba la palabra environment. No había computadoras,
si se recorre la historia desde algún arbitrario comienzo de la misma, sino mecanógrafas que pasaban de un idiorna a otro sin respiro. Aún
que estemos refiriéndonos a la evolución de la relación entre la hoy, si se usa cualquier buen diccionario, como traducción al caste-
sociedad y la naturaleza. Pero para eso, larnentablemente, habrá llano de la palabra environmentaparece "ambiente". En cambio,

18 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 19

;"'
':i
:;

~

deseosos de incluir diversas acepciones, los traductores de aquella


conferencia internacional tras los dos puntos que seguían a la pala-
bra inglesa environmentescribieron: entorno, medio, ambiente.
Naturaleza y medio ambiente:
Cuentan que desapareció la coma que separaba las palabras "medio"
y "ambiente", y así nació "medio ambiente". Y de allí, lo que clara-
mente puede y debe definirse como un barbarismo: "medioambien-
1e iguales pero diferentes

tal" y similares horrores derivados de aquel error provocado por


la ausencia de una coma. Es la historia del medio ambiente. O
del medio, ambiente.

Discurrir acerca del concepto de naturaleza le ha llevado a la huma-


nidad cerca de tres mil años y no hay aún un criterio universal que
pueda sintetizar aquella idea. La dificultad principal se encuentra
en que no se está definiendo un elemento (la naturaleza) decidida e
inobjetablemente externo al hombre y que pueda definirse apenas
como un compendio de partes que se suman. Tampoco se habla,
a través del concepto de naturaleza, de un elemento cuyas propie-
dades se conformen exclusivamente a partir del uso que le otorgue
el ser humano.
Intuitiva y groseramente, podría decirse que cuando se intenta
definir algún concepto corpóreo (no así cuando se pretende explicar
qué es el alma o qué es la esperanza), aparecen dos grandes ave-
nidas: la de los objetos que se definen a partir del uso que les da el
hombre y la de los objetos que se describen de manera "objetiva"
exclusivamente por su composición y su eventual función en deter-
minado esquema.

Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 21


20
w =
;;-·
1

Así, el concepto escalera se define a pa11ir de la función para que al hombre? ¿La naturaleza es el hombre? ¿La naturaleza es la con-
secuencia de la evolución de la sociedad? ¿La naturaleza es, en una
la que fue creada: subir (bajar) hacia (desde) tal o cual lugar. O sea,
visión de marxismo clásico y pedestre, un bien, una mercancía, algo
el uso antropocéntrico de esa herramienta. Una escalera sin alguien
que el hombre debe atrapar? ¿El hombre es la naturaleza? ¿Algo que
que la suba o la baje, no es escalera.
es concebido como "naturalista" responde sólo a la dinámica del
En cambio, el concepto nube o el concepto flor se define a partir ',
mundo natural y es, por lo tanto, ajeno al mundo humano? Y quizás
de su descripción supuestamente objetiva, devenida de la observa- 1·
la pregunta más cautivante: ¿el hombre (no en tanto sujeto bioló-
ción que sobre ese objeto realiza el ser humano. Una nube es una
gico, sino social) es parte integrante de la naturaleza? Y si el hombre
nube (o la definición académico-climatológica que de ella quiera
es -desde su condición de ser vivo- parte integrante de la natura-
hacerse) y una flor es una flor de forma completamente indepen-
leza, ¿su subjetividad se reconoce en ese espacio?
diente de la voluntad o el uso que el ser humano haga de ellas. Más
Desde los griegos, la humanidad intenta responder al menos a
todavía: esos dos objetos tienen una función que sería idéntica en
algunas de estas preguntas. Aristóteles, por ejemplo, puso énfasis
el caso de que el ser humano no estuviera sobre la Tierra.
en las observaciones, determinado así un concepto de la naturaleza
La naturaleza, desde ese punto de vista, presenta un serio pro-
como ente externo al sujeto, que se mantuvo casi incólume hasta
blema: un problema que todavía, veinte o treinta siglos más tarde,
el Renacimiento. La naturaleza era, primero, aquello que había que
no ha conseguido descifrar de manera definitiva la filosofía a lo largo
auscultar para entender. Y luego, aquello que había que entender
de la historia. Quizás, escapando hacia adelante, cabría aceptar para poder transformar.
que como decía Paul Valéry, la naturaleza es apenas lo que la De manera instintiva o, incluso, compulsiva, se establece muchas
sociedad logra interpretar de ella según el grado de desarrollo (cien- veces una identificación falaz entre naturaleza y medio ambiente.
tífico, técnico, educativo) que haya alcanzado. No es -siguiendo ese Principalmente, esto ocurre cuando se "consigniza" el concepto de
pensamiento- lo mismo la naturaleza para el hombre del Renaci- la ecología en términos militantes: "Hay que proteger la naturaleza",
miento que para la sociedad de geografías inmediatas del siglo XXI. se sostiene, como quien protege una escenografía.
Pero, pese a esa mirada antropocéntrica que propone Valéry, la Como se sabe, el significado de las cosas es finalmente aquel
naturaleza no alcanza a aceptar una definición completa. Podemos, que connota una determinada idea, al margen de lo que diga la eti-
de ese modo, recordar decenas de preguntas (aunque aquí nos limi- mología. Y nadie puede negar que la palabra "naturaleza" parece
temos a unas pocas) que el pensamiento universal ha buscado identificar aquello que brinda algún tipo de fruto (o mercancía, o
afanosa (¿e infructuosamente?) responder desde que el hombre miró tesoro, o amenaza, según la época y la ideología) del que el hombre
a la naturaleza no ya como su espacio propio -su espacio animal- puede echar mano o que el hombre deba eludir.
sino como albergue y al mismo tiempo territorio a conquistar. Medio ambiente, en cambio, parece incluir al hombre en su defi-
¿La naturaleza es algo externo, ajeno al hombre y que, como nición y, como tal, obliga a romper con una posición antropocéntrica.
tal, debe describirse apenas por su composición y la suma de sus O, en todo caso, la exacerba: no hay medio ambiente sin hombre;
partes? Es decir, ¿la naturaleza puede definirse sin incorporar en ella mientras sí puede existir naturaleza sin seres humanos.

Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 23


22
f

Pues más allá de que la filosofía haya conseguido dilucidar si en determinados fines. (... )se deshace la unidad originaria del hombre
términos ontológicos la naturaleza contiene o no al hombre, o si el con la naturaleza para reestablecerse nuevamente como unidad
hombre es o no parte integrante e inescindible de la naturaleza, lo mediada". La industria es la unidad "superior" que los filósofos de
cierto es que medio ambiente y naturaleza señalan cosas diferen- la economía denominan "industria".
tes. El medio ambiente, y así se lo traduce incluso periodísticamente, ¿Por qué ubiqué la palabra "superior" entre comillas? Porque
no es tal si el ser humano no es parte integrante. De la naturaleza, quiero destacar que la superioridad de la alianza industrial entre el
aún tenemos dudas. hombre y la naturaleza se obtiene por la sola suposición de que ope-
De ahí que la historia del medio ambiente no sea la historia de rar conscientemente para transformar el entorno y obtener de él
la naturaleza. ¡¡quello que se precisa para alcanzar un bienestar es una mejora
La historia de la naturaleza puede leerse de dos maneras. Antro- cualitativa respecto del vínculo intuitivo que los animales (y así lo
pocéntricamente, es la historia de aquello que evoluciona si y sólo hacía el hombre-animal) alcanzan con la naturaleza. Las comillas apun-
si quien la modifica "obliga" a esa evolución. Pero desde una mirada tan a resaltar que, inconcebiblemente, algunos aún suponen que es
de observador puro, c~_'li de profesordEl. ge.ografía, la historia de la mejor aquel vínculo "animal" o "biológico" con la naturaleza, al cual
/) naturaleza puede concebirse como la historia de aquel paisaje que se reclaman retornar. Y en el deterioro al que está sometido el ambiente
transforma sólo en tanto sus "fuerzas motrices" (terremotos, aluvio- producto de esa actividad humana justifican su consideración de que
nes, meteoritos, genética) así lo vayan modelando. la nueva unidad entre el hombre y la naturaleza es una involución.
Medio ambiente no puede concebirse sin el hombre. O, mejor Quizás -honestamente- crean que vive mejor un zorzal, que no con-
dicho, sin la sociedad. tamina, que un habitante de Bélgica.
La historia del medio ambiente es la historia de la intersección. Aceptemos que la historia del medio ambiente, en tanto intersec-
La historia de lo que emerge en esa intersección. La sociedad (o si ción, empieza el día en que se expresa el deterioro de la naturaleza
alguien prefiere el hombre, o los hombres o la gente o el pueblo) por el impacto de la sociedad sobre su entorno. Y aceptemos, enton-
aprieta el surtidor de la naturaleza para abastecerse, como si fuera ces, que la historia del medio ambiente es algo así como la historia
apenas un animal persiguiendo su cadena trófica, pero en verdad sin de la contaminación, entendiendo por contaminación el resultado
serlo de manera tan ramplona y pedestre, sino de un modo infini- --{;alificado como empeoramiento, claro está- de Erquella interven-
tamente más complejo. No es éste el sitio para afrontar el debate ción. Si se quiere podremos admitir que la historia del medio ambiente
pero debe tomarse como condición dada que en algún momento es la historia del deterioro o, seamos piadosos, de la transformación
equis de la evolución el hombre dejó de ser un animal --0 una manada de la naturaleza. Es la historia de la intersección.
de animales- para pasar a ser un sujeto social. Para Friedrich Engels
fue el trabajo lo que permitió el pasaje del mono al hombre: "En lugar
del uso ingenuo de la naturaleza, mediado únicamente por los órga-
nos corporales, aparece la producción consciente y dirigida a

24 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky


25
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2® Intersección e interacción

Históricamente, se ha trasmitido la idea de que la ecología social o


la relación entre la sociedad y la naturaleza responde a una interac-
ción. Y que en esa interacción es donde se configura el medio
ambiente, que vendría a ser el espacio común en que interactúan
sociedad y naturaleza o, de una manera más precisa, un emergente
de esa interacción. Según esa mirada académica, que responde a la
idea biologicista de que el medio físico y el mundo animado interac-
túan, el medio ambiente se erige como el sistema resultante de la
interacción específica entre la sociedad y el medio natural.
Si uno se guía por una matriz de razonamiento tradicional, y muchas
veces repetitiva aunque sin demasiada reflexión, debe aceptar sumi-
samente esa idea de que la sociedad y la naturaleza interactúan,
es decir, se influyen mutuamente para dar lugar a algo que no es la
suma algebraica de esas dos partes. Esa idea, seguramente, se
recoge de manera directa de la también tradicional definición de eco-
logía, respecto de que es la ciencia que estudia la interacción entre
los seres vivos y el ambiente.

l.
Sergio Federovisky 27


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Ahora bien, tanto el saber común como el diccionario otorgan a donde deberíamos describir una interacción, producto de la acción
la palabra "interacción" un sentido definido: "acción que se ejerce recíproca de dos fuerzas. Pero más bien parece ser una intersec-
recíprocamente entre dos o más objetos, agentes, fuerzas, etcé- ción, puesto que la acción es unidireccional y la naturaleza parece
tera". Corresponde pensar entonces que hay un impacto de cada ser apenas el ámbito -en tanto espacio físico- en que se configura
una de ellas sobre la otra a partir, precisamente, de la interacción que esa superposición entre un subconjunto dinámico (la sociedad) y otro
se establece en determinado ámbito. estático (el medio natural). Uno que acciona y otro que se somete.
Quizás si pensamos en el mundo animal o vegetal podamos acep- Pensemos en un evento concreto que se dio, se da y se seguirá
tar sin ojo crítico que la interacción se produce entre, por ejemplo, dando a lo largo de la historia de la humanidad y conforma un
dos fuerzas: la población de hormigas buscando su alimento y el momento en que la interacción debiera alcanzar su cenit: el desarro-
terreno oponiéndote sus accidentes geográficos y su climatología. llo de un ámbito urbano, la consolidación de una ciudad. Tomemos
De la tensión entre ambas fuerzas saldrá un resultado superior, se por ejemplo un espacio físico próximo a un río, como podría ser el
supone, o al menos diferente al que implicaba cada una de las par- Paraná, en el que se instala una futura ciudad, que llegará a ser, por
tes sin interacción alguna con la otra: quizás un hormiguero adap- ejemplo, Santa Fe. Si la lógica de vinculación entre esa sociedad que
tado a un relieve inesperado. está conformando su ambiente urbano y "la naturaleza" o el medio
La interacción supone como dato básico la existencia simultánea natural sobre el que se asienta fuera la de una interacción, debe ima-
de dos fuerzas que no necesariamente deben ser iguales, pero que ginarse que el resultado se ubicará alrededor de algún grado de equi-
sí deben tener la capacidad de alterar la fisonomía de la otra, obligán- librio. Y que todas las tensiones dispuestas en el momento más
dola a adaptarse al resultado de esa tensión. La interacción supone álgido de esa interacción, se hacen plásticas y maleables para per-
la presencia simultánea de fuerzas, rechazos, resistencias, adapta- mitir que esa interacción sea positiva. O sea que hay, en el sentido
ciones, de uno y otro lado del vínculo que se está estableciendo. ¿Se más estricto de interacción, una acción recíproca de las dos fuerzas
puede hablar de interacción, en ese mismo sentido de acción recí- que están cotejando para dar lugar a un sistema diferente, resultado
proca, si de un lado está la sociedad y del otro la naturaleza inerme? de un nuevo equilibrio entre esas dos tensiones. En cambio, si la
¿Puede suponerse que sea una interacción entre la sociedad y la lógica que prevalece en el vínculo es la de la cooptación o la coloni-
naturaleza lo que dé como resultado el concepto de medio ambiente? zación lisa y llana, se obtendrá como resultado un sistema nada armó-
¿O más bien se trata de una suerte de captura, de desembarco, de nico: la ciudad crecerá permitiendo que los pobres ocupen zonas
colonización de un ejército de seres vivos (a veces esto es literal) bajas, inundables, el río padecerá las consecuencias ambientales de
sobre un campo que devendrá en aquello que ese ejército deter- una captura; no un equilibrio derivado de la interacción, sino un pade-
cimiento forjado en la sumisión.
mine de él?
En el capítulo anterior hablábamos de intersección para referirnos Interactuar parece significar, en términos ambientales, reconocer
al espacio físico sobre el que se desenvuelve ese combate desigual lo otro, actitud que sólo puede ejercer el objeto no inanimado de esta
entre la sociedad y la naturaleza. Justamente es en ese espacio historia; es decir, la sociedad.

Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 29


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Muchos historiadores del mundo natural, como Antonio Brailovsky, estos ambientes boscosos son altamente frágiles y poco recepti-
señalan recurrentemente la distancia conceptual entre la producción vos para un cultivo de esas características. El rendimiento de la soja
agrícola de las poblaciones indígenas precolombinas -en especial, es allí inferior (en productividad y en cantidad de años de cosecha)
los Incas-y la de los españoles, que nos legaron la modalidad de al que puede obtenerse en zonas más aptas, como la Pampa
actividad agraria que hoy padecemos. Los Incas, grafican los estu- Húmeda. Al cabo de un par de años, ya la soja no es negocio y el
diosos, idearon un método agrario que exacerbaba la potencialidad bosque es parte del pasado irrecuperable.
del medio natural: los cultivos en terrazas representaban verdade- ¿Puede decirse que lo que se expresó es una interacción?
ros ecosistemas de máxima productividad en los que se buscaba
obtener aquellos productos que mejor rendimiento brindaban en
cada configuración ambiental. Eso es el resultado de una interac-
ción, en la que cada una de las partes impuso sobre la otra sus mejo-
res características y de la cual salió un nuevo equilibrio. La natura-
leza puso su clima, su geografía, su régimen de lluvias, su altitud. La
sociedad incaica interpuso sus necesidades de obtener alimentos.
Cada una produjo una acción recíproca sobre la otra.
En cambio, el modelo de producción de granos de soja que
impera hoy en Argentina y buena parte de los países productores
de materias primas no responde precisamente a un modelo de inte-
racción. La metodología de avance de la frontera agropecuaria sin \i
más consideración que la mayos rentabilidad en el menor plazo fun- ¡
ciona como un mecanismo de sometimiento. Se hacen desapa-
recer hectáreas y hectáreas de ecosistemas nativos (E!n general
bosques de notable adaptación a las características climáticas y
topográficas del norte de Argentina) para ser reemplazados por
monocultivos, en particular, de soja, una variedad vegetal no apta
para ser emplazada en tierras de escasa capa exterior de materia
orgánica consolidada, como suelen ser los bosques, cuyos suelos
están "acostumbrados" a particulares valores de humedad, inso-
lación y diversidad de especies. El resultado es la configuración de
un "medio ambiente" de altísima fragilidad: además de la poten-
cialidad perniciosa de la soja respecto de los suelos en general,

30 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky


31
3@ El trayecto del hombre en la
naturaleza: de predador a presa

El tránsito del hombre primitivo (calificado así no en su condición de


cavernícola, sino de portador de mitos para cubrir los huecos del
conodmiento) al hombre moderno (si es que así se puede denom·.-
nar al que lanza bombas atómicas o construye una humanidad donde
la inmensa mayoría vive con una misérrima parte de los recursos)
puede graficarse, en relación al vinculo con el entorno, como un
pasaje de la naturaleza al medio ambiente.
Para el hombre que integraba la sociedad preindustrial, la natura-
leza era un espacio ajeno a explorar. Tan ajeno era que su determi-
nación provenía de los dioses y de los Cuatro Elementos -agua, tierra,
fuego, aire- que se combinaban para establecer los ciclos a través
de los cuales se presentaba la naturaleza. Ajeno también a la dis-
cusión acerca de si pertenecía o no a la naturaleza, de la que preva-
lecía la interrogación respecto de su representación filosófica, el hom-
bre era básicamente un receptor de los designios divinos que se
configuraban y conformaban en el mundo natural: los cultivos o las
catástrofes eran parte de una rnisrna determinación en la que el horn-

Sergio Federovisky 33
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bre sólo actuaba en carácter de observador y receptor, sea de las y estaba relleno de temor y reverencia a lo desconocido. No había
bonanzas o sea de las desventuras que los dioses dispusieran. prácticamente intersección alguna entre la sociedad y la naturaleza,
De lo que se trataba era de explicar lo que, para la época, consti- puesto que el hombre funcionaba como espectador o-en el mejor
tuía lo inexplicable. Heráclito, por ejemplo, en su intento de describir de los escenarios- como estático beneficiario o perjudicado por los
la conformación del mundo natural, explicaba el "camino descen- avatares del mundo natural, determinados a su vez por el designio
dente" ("el fuego al contraerse se convierte en humedad, y ésta al o el estado de ánimo de los dioses. No había consecuencias de la
condensarse, se transforma en agua; el agua al congelarse se vuelve "invasión" del hombre sobre el medio natural. Más bien, el hombre
tierra") y el "camino ascendente" ("la tierra vuelve a hacerse líquida era invadido por la naturaleza que, de un modo si se quiere arbitra-
y, del agua, se deriva el resto de la serie"). Aristóteles e Hipócrates rio o caprichoso, establecía los cánones de aquellas sociedades y las
incorporaron el sistema de los cuatro elementos que, sin gran difi- iba moldeando discrecionalmente. Era la propia naturaleza lo, mejor
cultad, se relacionaba con las cuatro estaciones del año. Empédo- dicho, lo que decidieran los dioses a través de ella) la que prefiguraba
cles sostenía que de la combinación de esos cuatro elementos deri- el contorno de aquella sociedad. Todo era producto de una suerte de
vaban todas las cosas, según las proporciones en que precisamente destino inverso: lo que la naturaleza llos dioses) hubiera decidido pre-
se combinaran. viamente era lo que la sociedad expresaba. La naturaleza (los dioses)
La mera observación de la naturaleza llevó al hombre de aquellos resolvía cuándo una enfermedad saqueaba un pueblo, cuándo una
tiempos a describir diversas tendencias, aunque todas remitieran en cosecha brindaba bonanza e, incluso, quién se moría de hambre o
última instancia al designio de los dioses. Según los griegos, la natu- por alguna catástrofe engendrada en algún castigo divino.
raleza se movía de acuerdo a ciclos, conclusión extraída de las cua- Esto no significaba que la sociedad no "operara" sobre la natura-
tro estaciones y de la cornbinatoria de los cuatro elementos. Y el leza, muchas veces en busca de su transformación, tal como lo mues-
mundo, percibían, podía permanecer eternamente atado a aquellos tran las marcas heredadas principalmente del Imperio Romano. Los
ciclos, siempre y cuando el hombre no enojara a los dioses, pro- romanos, por ejemplo, planificaban y proyectaban el manejo de las
tectores indiscutibles de aquella secuencia. cuencas de agua, para llevarla ahí donde no estaba y consolidar así
El historiador de la ciencia Jan Janko resume de la siguiente su poderío, del mismo modo en que se conocen incluso consecuen-
manera aquel conocimiento del mundo: "Las diversas y contradic- cias negativas de su accionar sobre los bosques en el norte del Africa.
torias nociones sobre el vínculo entre sociedad y naturaleza en el Pero de lo que hablamos no es del impacto en sí !impacto hubo y
mundo antiguo reflejan la dependencia de los creadores en las con- habrá siempre) sino de la motivación que representaba la naturaleza
diciones históricas de una época dada. El terror del hombre arcaico para la sociedad. Como describe el filósofo francés Luc Ferry, el hom-
determinaba la contraposición entre la seguridad del desarrollo cíclico bre aristotélico, por llamarlo de un modo que lo ubique tanto tempo-
de la naturaleza y el peligro que entrañaba la evolución lineal". ralmente como respecto de su posición ante el mundo, tenía una
En cualquier caso, la naturaleza era un elemento inabordable, salvo relación premoderna con la naturaleza y la "animalidad", que parte
por el intento del conocimiento que, a todas luces, era insuficiente de la noción de inaccesibilidad que ese mundo representaba. La natu-

34 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky


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raleza era lo ajeno, lo externo, lo desconocido, lo que se guiaba por científico elaboró para la biología un andamiaje voluminoso apoyado
. leyes que no estaban al alcance de la humanidad. en el error observacional de Aristóteles, para quien determinados
Para el hombre de las primeras sociedades consolidadas de la ámbitos favorecían por sí mismos la aparición espontánea de deter-
humanidad, era la naturaleza la que determinaba el esquema que se minadas formas de vida.
establecía socialmente. El cristianismo le agregó a esta mirada piadosa y exageradamente
Ya Aristóteles había establecido con sus observaciones que la externa del mundo el concepto del agradecimiento. Todo lo que pro-
entelequia, el rnodo de organización del mundo y obviamente de la venía de la naturaleza (hay que detenerse en el verbo "provenir")
naturaleza, era algo dado, casi inmodificable. Esa condición de "inmo- era producto de Dios, así como antes -con menor religiosidad o
dificable" fue lo que empujó la actitud observacionista de Occidente unción, pero igual carácter pasivo- era producto de los di.oses. El
durante varios siglos, pues aún con sutilezas tales como el presunto cristianismo, desde lo conceptual, le adicionó a aquella postura un
oscurantismo de la Edad Media o la contemplación romántica del carácter casi de postración, dado el cual sólo se puede agradecer
Renacimiento, la sensación que operó en el hombre fue la de que la cuando llega la bienaventuranza y padecer en silencio cuando llega
naturaleza era algo externo, dado y de lo cual sólo debía obtener la malaria.

aquello que fuera otorgado. "La naturaleza -dice el historiador español Carlos Barros- era
Esta percepción desde el plano filosófico y ontológico condicionó mucho más que el trozo de tierra o de mar que cultivaba el campe-
la actividad del hombre. sino y el pescador para alimentarse; era obra de Dios e inseparable
El hombre cazador o el hombre recolector, sólo para utilizar del hombre, tenía ánima y producía maravillas, a menudo terribles.
algunos de los estereotipos antropológicos clásicos, no suponía un ¿Cómo agredirla impunemente? ¿Qué sentido tiene hacerlo si ofrece,
impacto considerable sobre la naturaleza. Era más bien al revés. Difí- por mandato divino, sus frutos al hombre?".
cil hablar de medio ambiente, entonces, en un entorno en el que La Edad Media, esa época que ahora sabemos o intuimos que
había escasa intersección y donde el ámbito configuraba las relacio- fue más hermosa y más compleja que lo que permitiría la imagen
nes sociales y no a la inversa. heredada de la Ilustración, todavía expresaba una relación casi de
Tanto la percepción sensorial de quienes "pensaban" (los filó- pares entre los hombres y el resto de los integrantes del mundo
sofos o los monjes) como la de quienes "padecían" (los primeros natural. En El nuevo orden ecológico Luc Ferry transcribe decenas
agricultores) a la naturaleza configuraba un esquema en el que el de "juicios" contra gorgojos, ratas o sanguijuelas que se extralimi-
mundo externo era básicamente una amenaza. Lo que empezaba taban en su previa y armoniosa convivencia con los humanos y, de
allí donde culminaba el límite geográfico de la "civilización" era ni ser halladas culpables, eran condenadas a la excomunión, el éxodo
más ni menos que "el más allá". La naturaleza sólo imponía incóg- o la ejecución. Mirado desde 500 años después, no hay otra reac-
nitas, enigmas, que permitían por caso llegar a deducciones (cien- ción posible que la comicidad: tras una plaga de insectos que asoló
tíficamente incorrectas, pero devenidas sólo de la percepción visual) los viñedos de Saint-Julien, en Francia, el juez, luego de escuchar el
como la generación espontánea. Durante siglos, el pensamiento alegato del abogado defensor de esos organismos, resolvió

Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 37


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"ceder a los susodichos animales sitio y lugar suficiente de pasto Y, lentamente, se empieza a comprobar el primer impacto de la socie-
fuera de los viñedos y del que pudieran vivir para evitar que coman dad sobre el entorno, y lentamente también comienza a percibirse
y echen a perder los susodichos viñedos". que la intersección se conforma y que la naturaleza, hasta entonces
Era, evidentemente, una relación no sólo premoderna, s·,no prehu- ajena, lejana y amenazante, que sólo era un ámbito al que acceder
rnanística, semianirnal con la naturaleza. Visto desde este milenio para obtener una satisfacción, empieza a constituirse en un espacio
resulta gracioso·. para nosotros hace demasiados siglos que la natu- a conquistar.
raleza es letra muerta, no es sujeto al que pueda atribuírsele alma Hasta ese momento, hasta el momento en que la agricultura se
institucionaliza como el vehículo para que la sociedad a su vez se
o subjetividad alguna.
Pese a estar condicionado por la persistencia de esta mirada con- conforme como tal, el hombre era apenas un predador, que funcio-
templativa de la naturaleza, en la que el mundo es apenas un paisaje naba en la naturaleza como un eslabón más -seguramente en la
a conquistar, el Renacimiento comienza a plantear un mayor cuestio- cúspide de la pirámide- de una intrincada red trófica. La agricultura
namiento como con;e¿;;~a del avance productivo. Ya las necesi- "tecnificada" -si se permite ese término para una actividad iniciada
dades se hacen más presentes (o quizás la exigencia de satisfacción a escala hace más de quinientos años- conforma aquello que
de las m·1smas necesidades es lo que empieza a cristalizarse como comienza a perfilar el pasaje del hombre de predador a presa: la trans-
demanda) y el avance concreto sobre el mundo natural, para obte- formación voluntaria y deliberada del entorno.
ner de allí aquella satisfacción, empieza a generar consecuencias, La evolución "ambiental" del hombre primitivo constituye un
contradicciones propias de la intersección entre sociedad y natura- verdadero contrasentido.
leza que se verificaba. Desde el punto de vista conceptual, filosófico, el pensamiento del
La naturaleza sigue siendo un fenómeno omnipresente, es cierto. hombre de la sociedad arcaica se consideraba externo al mundo natu-
Y esta omnipresencia se refleja especialmente en las bases ral, al que le destinaba un sitial superior (propio de los dioses) y bási-
que regulan la prosperidad económica de una sociedad rural, clara- camente inaccesible. Ese era su pensamiento, habida cuenta de que
mente dependiente del éx'1to que pueda tener su actividad agrícola. el hombre se notificaba a sí mismo de su capacidad de intelectuali-
Pero la misma dinámica de esa actividad, lo que Karl Marx describi- zar un mundo al que ya no pertenecía en condición animal.
ría siglos después como la tensión entre las fuerzas productivas y Pero desde el punto de vista fáctico, seguramente víctima de la
las relaciones de producción, empuja a la sodedad más allá de sus todavía precaria capacidad de constatación acerca del funcionamiento
límites o, en verdad, más allá de sus limitaciones. del mundo y presumiblemente condicionado por la cercanía evolu- ,.
Justamente el esplendor de la agricultura en tiempos del Rena- tiva con el proto-hombre que se desenvolvía en la naturaleza apenas
cimiento antes que nada obliga a modificar algunos de los aspectos como la cúspide de la cadena trófica, el hombre funcionaba como
"obse1Vacionistas" que había impuesto Aristóteles. Ya las demandas un predador más, como un recolector de frutos.
de productividad indican que no se podía apenas "esperar" aquello Con la extensión del mundo agrícola y con el desarrollo intelec-
que deparara el clima, sino que había que "salir a buscar el partido". tual del Renacimiento el hombre pasa de ser un mero predador que

Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 39


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captura del mundo natural (en el que desde el punto de vista fáctico La proliferación de normativas postulando el cuidado de los recur-
todavía se comprueba inmerso aunque lo describa como externo a sos señala, al mismo tiempo, que la intersección entre sociedad y
él) a una presa. ¿Por qué presa? Porque progresivamente tiende a naturaleza ha comenzado a corporizarse y que las consecuencias de
invertir su relación con la naturaleza y deja de ser invadido por ella esa intersección pueden comprobarse. De hecho, la condición rural
a invadirla; pasa de ser "capturado" por aquello que no puede apre- . de la estructura socioeconómica prevaleciente a partir del siglo )0,/
¿

hender de la naturaleza, a capturarla; y curiosamente en esa diná- está determinando una transformación de la naturaleza; ya no se
mica pasa a ser presa de las consecuencias que supone esa inver- trata del medio natural que envuelve a la humanidad con sus miste-
sión en el sentido de la relación. rios, sino de una sociedad que viaja hacia el medio natural para con-
En un artículo titulado "La percepción de la naturaleza en la socie- vertirlo en aquello que le resulte más provechoso. Nace, sin saberse,
dad renacentista", Gerhard Jaritz y Verena Winiwarter, dos investi- el criterio de "recurso" (natural, lógicamente) para todo lo que puede
gadores austríacos, hacen un interesante estudio de la normativa de extraerse de la naturaleza, mediante su transformación.
las aldeas vienesas entre los siglos )0,/ y )0,/11 para determinar cuál era La condición de proveedora de recursos naturales le da a la natu-
la forma de vincularse con el medio natural. La principal conclusión es raleza el primer empujón hacia la definición de medio ambiente. Ya
que la mayor parte de los patrones que se integran a la normativa la intersección está delimitada y sólo es cuestión de ir midiendo la
"municipal" de una sociedad predominantemente rural son aquellos tasa de transformación del medio natural original que se expresa al
-·-·{
que determinan prohibiciones y obligaciones, las que en muchas oca- interior de esa intersección.
siones se confunden. Desde no arrojar piedras a los viñedos vecinos No es casual que en ese contexto aparezca la primera escara-
hasta la protección de las pasturas por parte de ganado que no fuera muza teórica de envergadura que contiene en su interior las diferentes
propio de esa comunidad, todas las "ordenanzas" expresan una sor- visiones ideológicas sobre el ambiente que el mundo va expresando.
En verdad, el pasaje del Renacimiento a la Revolución Industrial (o,
prendente y puntillosa decisión de proteger los recursos naturales. --~
si se sigue una secuencia del materialismo dialéctico, el tránsito del
Los investigadores llegan a la conclusión de que el entorno, debido
a la necesidad de sostener comunidades que viven directamente de feudalismo al capitalismo) detona controversias en las que subyace
él, se angosta y pasa a prevalecer el criterio de cercanía y proximi- la cuestión central de la apropiación de los recursos naturales y su
dad: ya la naturaleza no es aquel universo inabordable e insondable distribución al interior de la sociedad. Su disparador fue el econo-
(o lo sigue siendo sólo para los pensadores), sino aquello que per- mista y religioso inglés Thomas Robert Malthus (1766-1834), con la
mite la supervivencia. Y lo que permite la supervivencia es el entorno publicación de su Ensayo sobre el Principio de la Población. En él
inmediato, lo más próximo. argumentaba que mientras la población crece geométricamente -al
Pero es necesario extraer una segunda conclusión de ese análi- modo de la serie numérica 2, 4, 8, 16, 32, 64-, la producción de ali-
sis sobre las aldeas austríacas anteriores a la Revolución Industrial. mentos lo hace más lentamente de forma aritmética -al modo de la
A partir de la necesidad de proteger dichos recursos, aparece len- serie numérica 2, 4, 6, 8, 1O, 12-. Ergo, según el hoy considerado
tamente el concepto (no verbalizado, obviamente) de medio ambiente. reaccionario Malthus, a medida que la población crezca, llegará un

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40
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momento en que no habrá alimentos para todos. El reverendo del dilema del cambio climático, al darse por supuesto que el crecí--¡
Malthus aplicó·esta tesis a Inglaterra en un modelo dividido por miento geométrico en el consumo no puede sostenerse con el actual /'
etapas de un cuarto de siglo cada una. crecimiento aritmético de la producción de recursos. J
l.: En la primera etapa, la población y la producción de alimentos cre- En los hechos, su teoría se puso nuevamente de moda en los
·,:·:: cen paralelamente, como en el inicio de las series numéricas que he mediados del siglo XX, cuando la sociedad mundial comprobaba la
puesto como ejemplo: 2, 4, 6. En la segunda etapa la población inglesa existencia de demasiada gente que se moría de hambre y los núme-

¡¡ alcanzaría los 28 millones pero sería capaz de alimentar sólo a 21


millones. No sólo se trata de que la necesidad sobrepasa a la capa-
ros de la población mundial comenzaban a escandalizar. En rigor,
periódicamente, y con una alta dosis de ideología en su mochila,
cidad para satisfacerla, sino que la diferencia entre ambas se dispara, cada tanto tiempo algún filósofo o pensador agorero vuelve a la carga
i!i:il
tt se acelera. Malthus predijo que para el final del primer siglo de su con la misma y reman ida mirada apocalíptica: si el número de terrí-
¡:'
,::::!
estudio, en el año 1898, Inglaterra, con una población proyectada de colas sigue creciendo, el planeta camina inexorablemente hacia su
112 millones, sería capaz de alimentar adecuadamente sólo a 35 ruina, o lo que es peor hacia su autodestrucción. Algunos como Paul
t?
¡:,:' millones. Setenta millones de ingleses, por tanto, iban a morir de Ehrlich eligieron ser más taxativos, pretendiendo reproducir seme-
hambre en los albores del siglo XX. jante profecía autocumplible a partir de la observación de la natura-
Es verdad que podría criticarse a Malthus por haber predicho un leza que el hombre había dejado atrás unos éuantos siglos antes.
::
¡1: escenario que no se cumplió acertadamente, así como muchos Ehrlich, un entomólogo de la Universidad de Stanford, aprovechó su
,,,.,
denostan a Marx por no haberse verificado que la etapa superior del observación sobre una población de mariposas diezmada por el
r capitalismo desarrollado debía ser el socialismo real. Hoy, la pobla-
!' avance de la industria inmobiliaria. Se esmeró y escribió La bomba
1

I" ción de Inglaterra apenas llega a los sesenta millones de habitantes, pob!aciona! (The popu!ation bomb). En una mezcla de maltusianismo
¡,::·
no tiene problemas de abastecimiento de alimentos y jamás ha sufrido con darwinismo primitivo, Ehrlich prologó su libro con aseveracio-
hambrunas en las que hayan perecido millones. nes de las que el propio reverendo inglés se hubiera sonrojado: "La
¡¡.;, El reverendo vivió en Inglaterra durante la Revolución Industrial batalla para alimentar a toda la humanidad se ha acabado [... J En las
l!/i pero se le escaparon dos efectos de aquella época. El primero: el décadas de los 70 y 80 centenares de millones de personas sé
rnl•.Li avance tecnológico aumenta no sólo la producción manufacturera morirán de ham.bre a pesar de cualquier programa de shock que se
~
,;,:
sino también la producción alimentaria. Y segundo, pero no menos emprenda ahora. A estas alturas nada puede impedir un sustancial

tt importante: las sociedades industriales tienden a reducir drástica-


mente su crecimiento demográfico vía menor natalidad.
incremento en la tasa de mortalidad mundial, aunque muchas vidas
podrían ser salvadas mediante drásticos programas para ampliar la
?ti Estos detalles no impidieron que el maltusianismo sobreviviese capacidad de la tierra incrementando la producción alimentaria y dis-
durante años. Tanto, que a pesar de que las predicciones de Malthus tribuyendo más equitativamente el alimento disponible. Pero estos
!:/ no se cumplieron, la impronta ideológica de su hipótesis sigue vigente. programas sólo proporcionarán un aplazamiento a menos que se acom-
~:·:: Y en cierta manera recupera vigencia, en el debate, ante la irrupción pañen con esfuerzos decididos y exitosos de control de la población".
1.

Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 43


42

:i;i:i
¡:;¡_:¡
Atrevidamente, el estadounidense proyectó que "un mínimo
de diez millones de personas, en su mayoría niños, se morirán de
hambre durante cada año de la década de los setenta. Pero esto
es un mero puñado comparado con los números que se morirán de
hambre antes del fin de siglo". Y a estos millones que iban a morirse
de hambre no había que ir a buscarlos a algún lugar olvidado de la
4G La Revolución Industrial

mano de Dios, tal vez en África: muy al contrario, Ehrlich afirmaba g,


que "antes del año 2000" unos "65 millones de norteamericanos"
iban a "perecer por inanición". 3
Ehrlich desató una polémica contemporánea que tuvo sus res-
puestas, además de la verificación de Jo erróneo de sus pronósticos.
Pero, volviendo a Malthus y a su siglo XVIII, es interesante obser-
var cómo la todavía no del todo desarrollada Revolución Industrial
había establecido ya de modo indisimulable que la intersección entre
naturaleza y sociedad se corporizaba seriamente. Y que la otrora inva- "En la historia del planeta se abrió una fase nuevá cuando el hom-
sión de la naturaleza sobre la vida del hombre progresivamente se bre empezó a interferir en el equilibrio de la Naturaleza previamente
había invertido para dar paso a la puerta de entrada de Jo que sería establecido de un modo esencialmente diferente al de los demás
una era de invasión, dominio y desmanejo de la naturaleza por parte organismos. Como cazador, y todavía más como campesino -al prin-
de la sociedad, que aún hoy no conoce su límite. cipio inconscientemente y a pequeña escala, más tarde consciente-
Malthus, desde una observación economicista respecto de cuánto mente y a una escala que crece para abarcar todo el planeta- el hom-
--------
de lo natural podía abastecer las necesidades del ex predador ahora bre ha intentado deshacer a favor suyo el equilibrio natural. El éxito
convertido en conquistador, introdujo un concepto caro a la ecología obtenido desde el principio Jo demuestra la multiplicación y difusión
y determinante de lo ambiental: los recursos naturales. La natura- de la especie humana, que aumenta a ritmo siempre creciente. En
leza dejaba de ser el más allá de Aristótel~s y sus contemporáneos. los primeros estadías el hombre carecía de una comprensión ade-
Pasaba a ser una suerte de gigantesca despensa a donde ir a bus, cuada de Jo que estaba haciendo y ocasionalmente producía resul-
car provisiones. Claro que nada de eso seguía siendo gratis. Así como tados indeseados, como el exterminio de los animales y plantas
en la bucólica sociedad campesina del Renacimiento la instauración de los que se alimentaba o el agotamiento de los terrenos de cul-
y la diseminación de la modalidad agrícola había conducido a las tivo, pero las reducidas dimensiones de estas operaciones impedían
primeras consecuencias derivadas de la transformación lisa y llana que se ocasionara un perjuicio permanente en los recursos terrestres.
del ambiente, la Revolución Industrial implicaba un escalón mucho En la actualidad, la situación es diferente. No faltan conocimientos
más elevado. Había nacido la contaminación. ni poder, pero los éxitos de la moderna agricultura mecanizada y

Historia del medio ambiente 'r Sergio Federovisky 45


44

'J
,'.[

de la explotación de los bosques se obtiene al precio de arruinar de la naturaleza pues, de serlo, su participación debiera ser parte de
en una medida peligrosamente grande el suelo del planeta y cam- ese equilibrio. La supuesta ruptura de ese supuesto equilibrio ha
biando el clima de un modo desfavorable para todas las formas de ,j funcionado como coartada histórica para sostener que el hombre
vida". Desde un maniqueísmo propio de aquellas épocas de la Gue- debería proteger ese equilibrio, cual si fuera un cuadro pintado en
rra Fría, donde el mundo se dividía mecánicamente en buenos y una pared y como si la participación del hombre no fuera un aspecto
malos y los buenos siempre éramos nosotros, John Berna! ocupó de la cualidad evolutiva del planeta.
así su capítulo sobre "La ecología" en su Historia social de la cien- El tema del equilibrio de la naturaleza se instala en la discusión a
cia. Más allá de la simplificación teórica que supone resumir todo 0 partir de la verificación de las consecuencias negativas de la inter-
al punto de que el hombre primitivo era bueno pues carecía de capa- sección que conforma la sociedad con la naturaleza. El hombre pro-
cidad para comprender el daño que provocaba y el hombre actual ductivo irrumpe y altera el equilibrio "natural"_ Esto nos lleva a los
malo pero víctima del capitalismo, su descripción sirve para compro-- primeros capítulos de este trabajo en donde discutíamos acerca
bar que el derrotero del medio ambiente sólo se edifica a partir de de si el hombre es naturaleza, forma parte de ella o es un ingrediente
las consecuencias que genera la actividad del hombre sobre la natu- que se le agrega.
raleza. A lo cual, Berna! ---como la mayoría de los teóricos binarios del Si se piensa que el hombre productivo "rompe" un equilibrio, eso
último siglo--- apostilla permanentemente respecto de que el hombre significa que ese hombre -o, mejor dicho, la sociedad que repre-
"irrumpe" y, con esa irrupción "rompe el equilibrio de la naturaleza". senta- no está integrada a la naturaleza o, por lo menos, no forma
De algún modo, la mirada soviética del mundo arrastraba mucho de parte de los elementos que integran ese equilibrio, sea estable o
aquello que el hombre es externo a la naturaleza y su acceso al mundo inestable. Es como en química: si se tiene una solución en equilibrio
natural no genera una interacción sino una ruptura de un equilibrio (azúcar en agua), el agregado de aceite cambia radicalmente las
anterior. Según aquella mirada, el capitalismo, impulsado apenas condiciones y el equilibrio desaparece.
por la reproducción del lucro, altera ese equilibrio y consagra una Lo que también nos enseña la química es que, dependiendo de
situación sólo favorable a la rapiña de los recursos naturales. En la sustancia que se incorpore, puede alcanzarse un nuevo equili-
cambio, el mundo socialista, que por antonomasia perseguía el brio (nunca el mismo).
bien común, también por antonomasia -más allá de su accionar ¿Por qué se dice que el hombre rompe el equilibrio de la natura-
lesivo--- conformaba un "nuevo" equilibrio en el que la sociedad y leza y no que su impacto sobre el medio natural genera un nuevo
la naturaleza convivieran en armonía. equilibrio? Si se presupone que toda intervención de la sociedad
Berna!, como la mayoría de los teóricos del ambiente desde sobre la naturaleza quiebra un consolidado equilibrio anterior, enton-
ese momento y en adelante, ubica como central el eje de la existen- ces toda intervención es obligatoriamente negativa. ¿Es así? Y en
cia de un "equilibrio de la naturaleza" que el hombre quiebra con su todo caso, ¿negativa para quién? ¿Para la naturaleza?
actividad productiva. En gran medida, esa interpretación es una pro- Desde el asentamiento de la Revolución Industrial como expre-
longación del debate acerca de si el hombre es o no parte integrante sión productiva del capitalismo que llegó en los siglos XVIII y XIX para

Sergio Federovisky
46 Historia de! medio ambiente 47
quedarse, la aparición de "consecuencias no deseadas" (si es que Pero, lógicamente, fue Darwin, con la publicación de El origen de
se hubiera deseado alguna en particular) fue lo que disparó la las especies quien permitió abarcar científicamente de modo más
visualiz.ación del entorno natural de la sociedad corno un problema rotundo la relación básica entre los organismos y el ámbito en el que
a analizar. viven. "En esa obra no sólo se dio por primera vez el golpe de gra-
Desde el punto de vista epistemológico, la sociedad científica cia a la teleología en la ciencia natural, sino también se desentrañó
mundial ingresaba junto con la Revolución Industrial en un período empíricamente su sentido racional", escribió Marx en una carta a
fértil caracterizado por la exarninación empírica (y eventual confirma- Lassalle, al referirse a esa obra. Darwin obligó a mirar desde otro
ción o denostación) de todo aquello que el observacionisrno había ángulo la relación entre la naturaleza y los seres vivos y, con eso,
establecido como sentencia durante siglos. Todo Jo que aparecía impulsó a observar de una manera más rigurosa y honesta el vínculo
corno verdad anterior quedaba ad referéndum del tarniz que impo- entre el hombre y el mundo natural. Como derivación positiva del
nía la ciencia ilustrada y positivista. Así, irrumpieron en el rnundo del método inductivo de Francis Bacon, contrapuesto al observacionismo '
saber la química, la física, la geología, la astronomía, la biología (ya de los aristotélicos, comienza a cristalizar la idea de que en verdad
la generación espontánea tenía su antídoto conceptual) y, como dato el hombre persigue dominar a la naturaleza como condición para su
novedoso, la biología evolutiva y, con ella, la teoría de la evolución. supervivencia: "Todo dominio de la naturaleza presupone el conoci-
Así como la preocupación por establecer la idea del rnedio miento de las vinculaciones y procesos naturales, así como este
ambiente nace a partir de la existencia de consecuencias verifica- conocimiento, a su vez, sólo surge de la transformación práctica del
bles de la penetración de la sociedad en la naturaleza, no puede des- mundo", escribió el filósofo alemán Alfred Schmidt.
conocerse que el marco teórico para su aparición lo brinda la ecología Pero esa persecución, o mejor dicho esa disposición a la captura
como ciencia y que ésta es una derivación de la biología como de la naturaleza, no deriva de una cuestión teleológica, no es un fin
disciplina. Los inicios del siglo XIX representan el momento de predeterminado. Es, en todo caso, una forma de garantizar la per-
colisión conceptual entre el creacionismo (el mundo natural es una manencia del ser humano sobre el planeta. "La naturaleza sólo se
fotografía permanentemente renovada de aquello que el Creador somete mediante la sumisión", había escrito anteriormente Francis
ubicó sobre el planeta) y la empiria o la comprobación cotidiana que } Bacon en el Novum Organum o Indicaciones relativas a la interpre-
ponía fuera de foco esa concepción. tación de la naturaleza, en 1620. El avance de las doctrinas kantianas
En 1809 aparece la primera bisagra académica con la publicación y hegelianas desemboca en una mirada que aparece como pragmá-
de la obra de Jean Baptiste Lamarck, Histoire Naturelle des Animaux tica en ta relación entre et hombre y la naturaleza: "Los hombres,
sans Vertebres, que crea el término "Biología". Lamarck se ocupó para reproducir su vida, deben mantenerse en un ininterrumpido pro-
de los organismos y sus circunstancias y afirmaba que tales cir- ceso de intercambio con la naturaleza", escribe Schmidt, y agrega
cunstancias tenían influencia directa sobre la morfología de los seres un dato de la ciencia: "Cuanto más exactamente conozcan las for-
vivos. Para Lamarck, las circunstancias actuaban sobre los hábitos y ii: mas de las sustancias naturales (como las denominaba Hegel), de
costumbres y éstas, a su vez, modificaban la organización del ser vivo. manera más útil para el hombre podrá hacerse esa transformación".

4
Historia del medio ambiente \f::, Sergio Federovlsky 49
48
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Desde hacía ya algún tiempo, a través de la mutación que sufrie-


ran los naturalistas, la mirada hacia la naturaleza había ido variando demoler las teorías catastrofistas o deterministas que inundaban)
desde la mera contemplación y descripción a un análisis más por- el mundo. Las predicciones de Malthus, quien fuera inspirador O~
menorizado de la intersección de la sociedad con el mundo natural. buena parte de las observaciones de Darwin, fueron demolidas una
Hay quienes intentan demostrar que en sentido estricto los primeros por una no sólo por su incumplimiento, sino porque el darwinismo
ecologistas fueron Humboldt, Linneo o, en mayor medida, Mendel. le otorgó una versatilidad al mundo natural que le permitía recuperar
Es verdad que su aporte fue decisivo en términos de información de los equilibrios una vez que fueran perdidos. Malthus, recordemos,
base para conocer muchas de las situaciones que involucran el decía que el crecimiento de la población era geométrico respecto
impacto de la actividad humana sobre el ambiente, pero también del incremento aritmético de los alimentos, lo que provocaría un
debe aceptarse que su subjetividad estaba marcada por una obser- colapso a escala planetaria. Darwin entendió que era la búsqueda
vación meramente taxonómica, sin ninguna vocación por observar del alimento lo que motorizaba la mejora de las especies y que la
la intersección sociedad-naturaleza. Los naturalistas eran primera- selección natural permitía mantener aquel "equilibrio" sin que se
mente hombres que pretendían describir, al influjo de la potencia precipitaran situaciones apocalípticas. "De cada especie y de cada
científica que otorgaba la Revolución Industrial y cierto toque de generación nacen más ejemplares de los que el ambiente puede
laicismo, el funcionamiento de la naturaleza. El mundo natural, sostener; solamente una fracción sobrevive a la lucha por la existen-
para ellos, debía describirse con minuciosidad para cubrir los enor- cia y llega a poder reproducirse. Como nacen más'individuos de
mes baches conceptuales que tenía la humanidad. los que pueden sobrevivir, y parte de éstos deben desaparecer, en
Quien indudablemente da la vuelta de tuerca, y como decía Marx\ cada caso hay una lucha por la existencia, ya sea entre individuos de
da el golpe de gracia a la "doctrina de las causas finales", es Darwin, } la misma especie, con los de otra o con las condiciones de vida",
el primer y verdadero ecólogo. El valor de Darwin puede reducirse escribió Darwin en El ongen de las especies.
-··"------·---
-y no es poco, sino por cierto una verdadera revolución en la biología- Las "circunstancias" de Lamarck y la "selección natural" de
a su teoría sobre la selección natural, es decir, la tendencia a favo- Darwin abrieron paso a que se analizara con seriedad el vínculo \
recer la permanencia en el mundo de aquellos ejemplares que entre los seres vivos y su entorno. La pared conceptual que los
expusieran una característica heredable que les facilitara la adapta- ;~ separaba --producto en buena medida por la mezcla entre el observa- )
ción en detrimento de quienes no la poseyeran. Pero su verdadero cionismo aristotélico y la oscuridad del fijismo religioso-- comenzaba"
a desmoronarse.
valor puede hallarse en lo que subyace y en lo que permite la
~--···-- '
teoría de Darwin.
Lo que subyace es el primer científico que se anima a analizar)
seriamente la intersección entre los seres vivos y su entorno, lo que}
da el paso imprescindible para analizar la intersección entre el
hombre y el medio natural. Y lo que permitió la teoría de Darwin es

50 Historia del medio ambiente


Sergio Federovisky
51
El inesperado (ideológicamente)
5. comienzo de la ecología

Establecido en buena medida Charles Darwin como quien logró poner


en negro sobre blanco no sólo la dimensión hereditaria de los seres
vivos sino principalmente su vínculo con el entorno, todo estaba dado
para que apareciera quien zurciera esos conceptos y proclamara el
comienzo de la ecología.
Se sabe que la historia es según la cuentan y no según ocurrió.
Será por eso que los ecologistas de hoy, los ambientalistas de la
actualidad e incluso los científicos autodenominados ecólogos -para
no llevar ningún "isrno" en su denominación- narran una historia apa-
rentemente bucólica o romántica en relación al nacimiento de la cien-
cia que les dio sentido a sus vidas. Esa historia oficial narra que los
conocimientos expuestos por Lamarck y Darwin debían desembo-
car en donde desembocaron casi con la plácida naturalidad de un arroyo.
Dice, por ejemplo, el ecólogo Alejandro Malpartida, en un trabajo
acerca de la historia contemporánea de la ecología:
"En 1869, el alemán Ernst Haeckel crea el término 'Ecología' (Óko-
logie) comprendiendo en ésta el estudio de las relaciones de los orga-

Sergio Federovisky 53
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nismos con el entorno (Umwelt, en alemán), incluyendo en sen- pueden ser rastreadas hasta principios del 1800 en contemporáneos
tido amplio todas las condiciones de existencia. de Lamarck, que si bien suscribían a ideas transformistas, creían que
La Ókologie del autor alemán se fundó sobre la base del voca- los organismos eran moldeados por el ambiente y no por los hábi-
blo griego oikos--DfKoc;-que significa "patria, casa, residencia, lugar tos, el uso y el desuso".
donde se habita". Existe un vocablo muy similar a oikos que es La cita es larga, ciertamente, pero conviene releerla: describe el
ethos -1jern;-escrito con eta 41- como letra inicial y que significa nacimiento de la ecología con la cadencia de una hamaca de plaza.
justamente "patria, habitación, morada habitual". Si la misma pala- J Efectivamente, como dice Malpartida, en tanto "seguidor" de Darwin,
bra (ethos) se escribe con épsilon -E- como inicial -é'eoc;- significa Haeckel "defendía la idea de la selección natural". Ahora bien,
"costumbre, hábito, uso", dando la raíz "etnos" -e'evrn;- (pueblo, esto aparenta ser un elogio. O puede no serlo.
grupo, raza) y de nuestra palabra "ética". Una disciplina comple- Haeckel, en verdad, dio las bases científicas para una ciencia
mentaria de la Ecología es la Etología, inclusive no es posible saber e;.;,; que aún no había sido establecida como concepto, aunque -como
con qué raíz se construyó este término, si el ethos de Etología tuera vimos en el primer capítulo- su verificación empírica era parte de la
de inicial épsilon sería tal vez como la entendernos actualmente, cotidianidad de la humanidad a lo largo de los siglos. Haeckel, como
es decir el estudio de las conductas; en cambio, si fuera con "eta", tantos otros científicos contemporáneos, visualizaba que el desorden
tendría un sentido similar al de Ecología. Sin embargo, el sentido de la sociedad acarreaba el comienzo del desorden de la naturaleza
de oikos es quizá más profundo si atendemos a la palabra oiko- (o, como suele decirse, "rompía el equilibrio de la naturaleza", esta-
poiós, --DcKo-nocóc;-que significa "que hace habitable" por lo cual bleciendo uno nuevo que no satisfacía los cánones impuestos). Su
se puede pensar que el entorno y el organismo lo son el uno por el modo de enfrentar esa tensión fue adorar el "equilibrio" en que vivían
otro. Entorno-organismo es una unidad. animales, plantas y minerales en la naturaleza, e impulsar la idea de
Haeckel como seguidor de Darwin, defendía la idea de selección que la sociedad -para no sufrir consecuencias indeseables- debía
natural significando que los organismos eran activos respecto del copiar ese funcionamiento y restablecer así su propio equilibrio. En
ambiente, tal como los organismos de Lamarck. Haeckel apre- el siglo XIX, al influjo de la batería enorme de avances de las ciencias
ciaba la obra de este último, de Goethe y por supuesto la de Darwin, naturales, y a la vista de las consecuencias que la Revolución Indus-
actitud que se evidencia en los capítulos IV, V y VI de la Historia de trial ya estaba provocando sobre el entorno de la población, se
la creación de los seres organizados (Haeckel, 1947). Especialmente hacía maduro el momento para desentrañar una clara definición para
en el capítulo V: 92-102 elogia a Larnarck, siendo estas páginas la pri- aquel vínculo que se establecía entre la sociedad y la naturaleza.
mera traducción castellana de la Filosofía Zoológica (Lamarck, 191 O Haeckel, que era biólogo y filósofo, funcionó en el comienzo como
y 1986). Por esto, Haeckel se oponía claramente a la idea de que los propalador de las ideas de Darwin, en lo que respecta al avance cien-
organismos fueran pasivos frente al ambiente y que fueran el pro- tífico que éstas suponían. Tanto significaban -y significan en ese
ducto de su influencia directa, conceptos que se encuadran en lo campo- que aún hoy a un siglo y medio de difundidas, el clericalismo
que se conoce como arnbientalismo. Las raíces del ambientalismo derechista, en especial en Estados Unidos, sigue combatiendo a

~;;;-
54 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky
55
Darwin por el hecho de que sus teorías obligan a abdicar de la exis- La historiografía de la ecología tiene una manera curiosa -o si
tencia de un dios todopoderoso que creó, de modo inmodificable a se quiere neutra, edulcorada- de describir a Haeckel. Apenas se lo
futuro, las criaturas que habitan el planeta. Y, sin imaginarlo segura- menciona como creador de la palabra que designa a la ciencia que
mente, con una lectura sociológica pedestre de la selección natu- estudia la relación entre los seres vivos y su ambiente. Y se destaca,
ral Darwin proveyó de argumentos (falaces, claro) para los derechis- como un hecho desapasionado, casi inocuo, que Haeckel utilizó el
tas menos clericales que pretendieron demostrar que alguna de las término griego "oikos", que significa "casa, patria, residencia, lugar,
"razas" humanas triunfa por capacidad de adaptación (guerras) sobre morada", para definir enternecedoramente el ámbito en que desa-
las otras. Haeckel, aparentemente liberal -<;orno todo biólogo- en lo rrollan su vida los seres vivos.
que respecta a la aceptación de que son las leyes naturales y la evo- La realidad en cambio parece haber sido un poco más áspera.
lución -y no un todopoderoso- lo que moldea al conjunto de los seres En un trabajo titulado El problema del ecofascismo, el pensador
vivos, adscribió pronta y entusiastamente a las teorías de Darwin. Pero francés Philippe Pelletier recuerda que a diferencia de lo que deta-
el propio Haeckel, en su creación del concepto de "ecología", desató lla la literatura científica y ambientalista actual, tan propensa a pen-
la primera interpretación sociobiológica acerca de la formalización sar la ecología como sinónimo del bien, Haeckel no se limitó a forjar
de la selección natural al interior de la sociedad. el neologismo "ecología". Definió detalladamente su dominio, muy
Quizás a esta altura de la lectura de estas líneas, haya quien no amplio, y lo hizo adoptar. El enfoque organicista y biológico del mundo
se percate de que estamos hablando del huevo de la serpiente con- que desarrolla, y que da prioridad a lo vivo, se corresponde con el
ceptual del nazismo, cuyas raíces revelan dos obsesiones: la gené- biocentrismo contemporáneo y se opone al antropocentrismo. Haec-
tica (emparentada con el darwinismo social) y la protección de la kel lo integra en el monismo, filosofía que postula la unidad de lo
naturaleza (los nazis apuntaban -perdón por el verbo- con el mayor inerte y lo vivo, y que no es otra que el equivalente al holismo con-
ahínco posible su amor por los animales). temporáneo. "Su obra El monismo (1897)-puntualiza Pelletier- está
En un trabajo periodístico sobre la relación entre el nazismo y la prologada por el racista y arianista George Vacher de Lapouge (1854-
ecología, Federico Kukso recuerda que aquellos eran años de saltos 1936), que sugiere en ella sustituir la divisa 'libertad, igualdad, frater-
gigantes en lo que a revelaciones sobre el mundo natural se refiere. nidad' por el eslogan 'determinismo, desigualdad, selección"'.
Proliferaban los trabajos de Darwin, Humboldt, Mendel y diversos Es probable que algún ecólogo actual, desembarazado ideológica-
naturalistas. "Pero a Haeckel se le fue la mano", subraya. Y coincide mente de aquellas raíces, sostenga que la influencia de Haeckel se
con otros autores, como Juan Terranova, Fernando Serra o Philippe extinguió en aquellos tiempos inmediatamente posteriores a su
Pelletier, en que Haeckel fue quien rnás semillas sembró para el naci- "creación" de la ecología corno ciencia. Falso. Su influencia inme-
miento filosófico del darwinismo social, el "regreso a la naturaleza", diata se tradujo a través de la Liga Monista, auspiciada por el propio
la existencia de un "orden social natural" y la eugenesia o la pena Haeckel. Esa línea de pensamiento tiñó gran parte de la conforma-
de muerte como instrumentos de selección natural. ción "biologista" de la relación sociedad-naturaleza. Escribe Pelletier:
El protagonista iniciático, entonces, es Haeckel. "Los miembros de la Liga Monista, como Willibald Hentschel y Wil-

56 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky


57
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helm Ostwald (1853-1932), premio Nobel de Química, influirían sobre más neutra, en detrimento de la de 'geografía social' propuesta por
una generación de ecólogos reputados que se perpetuarían genera- su contemporáneo Elisée Reclus. El primer sabio que sostuvo una
ción tras generación, como Alfred James Lotka (1881).1949), su colega tesis de sociología en Francia (al fin y al cabo, una tesis de sociolo-
!
Raymond Pearl (1879-1940), Vladimir Vernadsky (1863-1945), que gía animal), es un pensador organicista que se considera seguidor de
conceptualiza sobre el término biosfera y propone el de noosfera, o Haeckel, Alfred Espinas (1844-1922).

incluso George Evelyn Hutchinson (nacido en 1903). Hutchinson ha Corno prolongación de Haeckel, y más allá, se dibuja toda una l
formado a otros ecólogos conocidos como los henmanos Odum, Ray- corriente científica e ideológica continuadora de la ecología que man· /
mond Lindeman, Lawrence Slobodkin y Rache! Carson. El conjunto tiene, a través de diferentes escuelas, sobre todo en Estados Uni·;

!ii
1·:i
constituye una verdadera cadena histórica e ideológica de maes·
tros a discípulos desde finales del siglo XIX hasta nuestros días. El
V
dos y Alemania, un enfoque naturalista y biológico de los h.echos;
sociales. Tal es el caso de la célebre y problemática 'ecología urbana/
de Chicago (Robert Ezra Park, William Burguess, Roderick MacKenzie,
¡:: planteamiento haeckeliano encuentra su prolongación en el vitalismo.
etc.), ligada al ecólogo naturalista Amos Hawley".
Esta filosofía de moda en la primera mitad del siglo XX da una priori-
:r•:-;
dad mística, si no social-darwiniana, a la vida, en distintos registros. Pero quizás la mayor sorpresa del legado de Haeckel es su inser-
Ha sido desarrollada por Henri Bergson (1859-1941 ), Jan Christian f_, ción ideológica en la génesis del nazismo o, al menos, en la utiliza-
Smuts (1870-1950), cofundador del apartheid y creador del vocablo ción doctrinaria que el nacionalsocialismo hizo de la ecología para

'holismo', Wilhelm Dilthey (1833-1911), su discípulo Oswald Spen- desarrollar sus creencias a favor de la naturaleza.
t:.'
¡; gler (1880-1936), profeta de la decadencia cercano al nacionalsocia- En su libro El nuevo orden ecológico, Luc Ferry pide expresamente
que no se hagan alusiones rápidas o interpretaciones ramplonas de
i' lismo y Alfred North Whitehead (1861-1947). Antimaterialista con-
ki vencido, Whitehead ha influido sobre numerosos ecólogos-ecologistas la asimetría que espontáneamente expresa el amor de los nazis por
los animales y las "animaladas" que ejercitaron sobre otros hom·
(Robín Attfield, Alfons Auer), a través del grupo ecológico de la Univer-
li:> sidad de Chicago (William Morton Wheeler, Warder Allee, traductor de bres. En los hechos, la primera introducción de los conceptos ambien-
Haeckel al inglés, Thomas Park, Alfred Emerson, Kar1Schmidt, etc.). tales en la estructura legislativa de un Estado ocurrió en la Alemania

Varios ecólogos influyentes, que adoptaron la ecología de Haeckel, de Hitler a comienzos de la década de 1930. Para algunos, incluso,
2_:_:
vergonzantemente habría que admitir que el cuerpo normativo más
li
;,-;;··
comparten las mismas implicaciones ideológicas social-darwinianas,
como Frederic Clements (1874-1945) y Víctor Shelford (1877-1968), sólido de la historia dirigido a proteger a la naturaleza y a los anima·
creadores de la 'bio-ecología'. En geografía, la ecología de Haeckel les lo escribió el nazismo.
se prolonga en la biogeografía de su alumno Friedrich Ratzel (1844· "En el nuevo Reich no debe haber cabida para la crueldad con los
1904), teórico del 'espacio vital' (Lebensraum), que será retomada animales", dijo Adolf Hitler en el discurso de fundamentación de la
por los geopolíticos nazis. Encuentra también ecos en Vida! de La Bla· imponente -corno casi todo en el fascismo- ley de protección de
f
che (1845-1918), pilar ideológico de la conservadora y colonialista 111 los animales del 24 de noviembre de 1933. Ferry se sorprende al
:-' comprobar que a pesar de que esas leyes (la de protección de los
República Francesa, que hizo adoptar la expresión 'geografía humana', ~
L.
~

Historia dei medio ambiente Sergio Federovisky 59


58 -~
-·¡

animales, junto con la que limitaba la caza y la ley de protección de tica e irracional, accesible únicamente a través de las vías del senti-
la naturaleza) hayan sido las primeras en el mundo en intentar com- miento. "Esta naturaleza original -dice Ferry- se define como tal
paginar un proyecto ecológico de envergadura con el afán de inter- incluso por su carácter extrahumano. Es exterior al hombre y ante-
. vención de una política real, no se encuentra de ellas el menor rastro rior a él; exterior a su razón matemática y anterior a la aparición de
en la literatura contemporánea dedicada al ambiente. la cultura artificial de la que el desvarío y el orgullo humanos son
"Hay que desconfiar -escribe Ferry- de la demagogia que recu- los únicos responsables".
rre al rechazo que inspira el nacionalsocialismo para descalificar a A tal punto llega la intención de separar ambos criterios que, con
priori cualquier preocupación ecológica. La presencia de un autén- un fanatismo claramente atribuible al nazismo, el biólogo Walter
tico interés por la ecología en el seno del movimiento nacionalsocia- Schoenichen, en su obra de 1942, dedicada a la "Protección de la
lista no constituye, en mi opinión, una objeción pertinente a la hora de naturaleza como tarea cultural popular e internacional", precisa, en
hacer un examen crítico de la ecología contemporánea. Así las cosas, una perspectiva nacionalsocialista, en qué términos hay que com-
habría que denunciar como fascista la construcción de autopistas -es prender la noción de naturaleza. Partiendo de la "evidencia" de que
,\,,· sabido que constituyó una de las prioridades del régimen nacional- "el respeto por las creaciones de la naturaleza está inscrito en la san-
socialista-. En este caso, como en ninguno, la práctica genealógica gre de los pueblos del Norte", empieza por lamentar el hecho, poco
de la sospecha no es de recibo". discutible en efecto, de que la palabra "natur,aleza" remite por su
Del mismo modo, hay que decirlo, querer a los animales y a la etimología al latín «natura». Un origen fastidioso, demasiado meri-
naturaleza o, más cerca de nuestro tiempo, declararse ecologista no dional, casi francés, que Schoenichen prefiere sustituir por la palabra
garantiza la pertenencia al bando de los buenos. griega phyo -<j,Úúl-, un verbo que significa "criarse, haber nacido",
Los nazis fueron menos crueles con los animales que con muchos y que forma el sustantivo physis -<j,Úm;- del que procede la palabra
hombres. Filosóficamente, advierten muchos estudiosos, el anclaje "física". Esta operación filológica presenta la ventaja de llegar a la
de semejante cinismo histórico debe ser buscado en la distinción conclusión siguiente: "Visto lo que antecede, cabe tener por seguro
tremebunda que los alemanes hacían entre el romanticismo o sen- que el concepto de naturaleza designa en primer lugar unos objetos
timentalismo (con sus raíces wagnerianas germánicas inmaculadas) y unos fenómenos que se han hecho por sí solos, sin la intervención
y el clasicismo y racionalismo francés. El primero tomaba la natura- del hombre. Nos encontramos en las antípodas de la naturaleza
leza como un dato absoluto, más parecido a lo salvaje que a lo 'humanizada' de los clásicos". Y ahí está lo esencial, según Schoeni-
"natural", sin intervención humana alguna. El segundo, humaniza chen, que insiste sobre el valor y sobre el significado de la etimolo-
a la naturaleza y considera su belleza y su esplendor a través del gía griega según la cual "la ausencia, incluso la exclusión, de cual-
prisma que le otorgue la intervención humana. quier inten1ención de los hombres constituye el rasgo absolutamente
Oponiéndose al clasicismo francés, racionalista, humanista y arti- característico de la naturaleza".
ficialista, la ecología nacionalsocialista abreva en la representación Tanto era el fanatismo conceptual de los nazis respecto de que
"alemana" de una naturaleza original, salvaje, pura, virgen, autén- el hombre es ajeno a la naturaleza, y que ésta es la que señala el
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60 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 61


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camino del equilibrio deseable, que Schoenichen, director de la Agen-
albores del siglo XX". Y Schoenichen hace inventario, con gran minu-
cia del Reich para la Protección de la Naturaleza, llega a fastidiarse:
ciosidad por cierto, de la lista de los diversos genocidios que han jalo-
"Durante siglos nos han ido hinchando la cabeza con la idea de que
nado la historia de la colonización, desde el exterminio de los indios
el progreso era defender el derecho de las tierras cultivadas, pero hoy ''ª de América del Sur hasta el de los Sioux, que "fueron reprimidos en
en día hay que reivindicar los derechos de la naturaleza salvaje".
~ condiciones inconcebibles de crueldad e infamia", pasando por el
Es difícil de entender este exacerbado y presunto rechazo al V
fi
r de los Bushmen de Sudáfrica.
antropocentrismo a la luz de lo ocurrido en el Tercer Reich, donde
Ferry describe que en contra de esta visión "asimilacionista" del
el nazismo intentó erigirse en dueño del presente y del futuro de la t- salvaje que estaría pregonando el "liberalismo" norteamericano o la
humanidad, en una lógica macabra según la cual el hombre podía ¡~,·
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democracia francesa, la política nacionalsocialista preconiza un autén-
r.,
intervenir para determinar qué razas humanas debían desaparecer ;e
tico reconocimiento de las diferencias: "Para la política natural del
pero no estaba autorizado para alterar el equilibrio entre los conejos i
nacionalsocialismo, el camino a seguir está muy claro. La política de
y el bosque en que vivían. Sin embargo, toda la doctrina naturalista
represión y de exterminación tal y como América o Australia nos pro-
del Tercer Reich lleva impresa una fuerte impronta casi fanática
porcionan en sus principios está tan fuera de lugar como la teoría
en contra de todo antropocentrismo. Tanto, que en las leyes que
francesa de la asimilación. Tan sólo interesa un florecimiento de
castigan el maltrato a los animales, los nazis dejan sin efecto la juris-
los naturales que sea conforme con su origen racial propio". Así
prudencia que diferenciaba a los animales domésticos de los salva-
pues, en todas sus variantes, hay que dejar que los indígenas se
jes, pues en la legislación británica o francesa sólo se consideraba ¡; desarrollen por sí mismos. Un único consejo al respecto, evidente
domésticos a aquellos que podían sufrir malos tratos por parte de ¡;.

f, según Schoenichen "desde una visión del mundo nacionalsocia-


sus dueños. Animales, para las leyes nazis de protección, eran todos
lista": se prohíben los matrimonios mixtos, precisamente porque
aquellos que no fueran humanos. Y, en el mismo sentido, lo que se
castiga es el maltrato, la crueldad como tal por sus efectos sobre
f implican la desaparición de las diferencias y la uniformización del
género humano.
~
todo animal, y no -como solía ocurrir en el mundo aristrocrático
Y allí entra de nuevo la ecología, como la disciplina que nos guiará
de comienzos del siglo XX- por "sus efectos indirectos sobre la
nuevamente al estado natural, al reino donde las diferencias
sensibilidad de los hombres".
estaban claras y-como nos enseñó Darwin y nos alumbró el viejo
Pero el colmo del "ambientalismo" nazi se encuentra en su
Haeckel- donde siempre era el más fuerte aquel que iba a triunfar.
demanda de preservación de los pueblos indígenas y originarios.
La cultura, lo que los alemanes consideraban un "interpretacio-
Escribe el teórico Schoenichen: "La esclavitud de los pueblos pri-
nismo" de lo natural al pasar por el prisma de lo humano, desvir-
mitivos en la historia 'cultural' de la raza blanca constituye uno de
túa las cosas tal como la naturaleza las dispuso. Por eso, como bien
sus capítulos más vergonzosos, no sólo surcado por ríos de sangre,
recuerda Ferry, no es sorprendente, en estas condiciones, que "el
sino de crueldades y de torturas de la peor especie. Más aun, sus
hitleriano saque el revólver cuando oye la palabra 'cultura', pues
últimas páginas no se escribieron en tiempos remotos, sino en los
en realidad es para disparar sobre el apátrida, sobre el que no está

62 Historia del medio ambiente


Sergio Federovisky 63
arraigado en una comunidad". Para disparar sobre el que no está
anclado en la naturaleza de las cosas (según la entendían los arios).
podría agregarse.
El nazismo, en ese contexto, otorgó a la ecología la tarea de la
defensa de la identidad, es decir la preservación del entorno étnico,
6 e La ecología como ideología
cultural y natural de los pueblos, empezando, claro está, por el suyo
propio: "¿Para qué luchar por la preservación de las especies ani-
males y aceptar, al mismo tiempo, la desaparición de las razas
humanas a través de un mestizaje generalizado?", se preguntaba
Schoenichen. La respuesta, a la luz de la historia, estremece.

La herencia del viejo Ernst Haeckel fue indudablemente discutible.


Curiosamente -o no tanto- luego del nazismo nadie volvió a hablar
de Haeckel más que como un simpático biólogo de mediados del
siglo XIX que le había puesto un nombre a aquello que era necesa-
rio bautizar. Haeckel, inesperadamente, pasó entonces a la historia
como el hombre que inventó el término "ecología", corno si nada
más de lo que se cifraba en ese término fuera a condicionar el futuro.
Hasta su condición de filósofo, con la que verdaderamente se asomó
a la naturaleza con la intención de hallar allí los fundamentos de un
modelo "natural" para el funcionamiento de la sociedad, fue casi
ocultada para adosarle a Haeckel apenas una mirada, obligatoria-
mente sesgada, de biólogo incapaz de observar el reino de los huma-
nos. Se lo trató, historiográficarnente hablando, como si Haeckel
mismo no hubiera aportado a la configuración del término "ecolo-
gía" otra cosa que su valor etimológico. En verdad, la utilización
del concepto "oikos" (casa) para designar el espacio en el que viven
los seres vivos no fue casual ni arbitrario; ni tampoco se refería

Sergio Federovisky 65
64 Historia del medio ambiente
particularmente a los animales: Haeckel ubicó alrededor de ese con- hartazgo se transforma en verdad, aunque resiste poco el revisio-
cepto la piedra basal de una mirada que pretendía romper el antro- nismo-: "La ecología es la rama de la biología que estudia los seres
pocentrismo y prefigurar la idea de que el hombre sólo es tal, sólo vivos, su medio y las relaciones que establecen entre ellos".
es pleno, y la sociedad sólo funciona aceitadamente "cuando retorna A diferencia de lo que imprimió Haeckel y sus iniciales seguido-
a su hogar", cuando recupera sus raíces, y sus raíces -se sabe, decía res, si se revisa la bibliografía de la ecología de los últimos cien años,
Haeckel y repitieron más tarde los fascistas- están en la naturaleza sobresale justamente la idea de que esa ciencia creció casi como
salvaje y silvestre. una rama de la biología (más aun de la zoología) y que su penetra-
No sólo no fue inocuo el término elegido por aquel filósofo y bió- ción en el mundo social -o, mejor dicho, la penetración de la socie-
logo nacido en Postdam en 1834, sino que el futuro mismo de esa dad en sus conceptos-fue una aparición posterior a la década de
disciplina que colaboró a bautizar apareció claramente condicionado 1960. Se dice, y se repite como verdad indiscutible, que recién cuando
por el mismo Haeckel. El pensador francés Philippe Pellef1er, quien el mundo de la Guerra Fría se ideologiza y aparecen los primeros ves-
habló de" ecofascismo", escribió incluso que hasta "el vocablo 'eco- tigios del f/ower power o del postrero Mayo Francés, la ecología pasa
logía' -y en consecuencia todos sus derivados- se adoptó a principios a mirarse con ojos sociales o, lo que es más preciso, pasan a anali-
del siglo XX en detrimento de otros propuestos por otros pensado- zarse las aristas sociales de una ciencia que había permanecido
res, como' etología', 'fisiografía' o 'biogeografía', para designar la miope. Se dice, y se repite sin posibilidad de retruque, que la con- ,
misma cosa, pero con diferente significado". El significado dife- cepción social de la ecología aparece cuando se comienzan a verificar ,
rente tenía, en general, el valor de ceñir efectivamente al mundo natu-
ral la descripdón del funcionamiento de las relac'1ones entre los seres
los abusos del capitalismo sobre el ambiente, con sus flagelos de)
contaminación, agujeros de ozono y demás.
vivos y su entorno. En cambio, Haeckel iniciaba allí su camino para Es una verdad a medias. Quizás porque conocían la matriz cuasi-
edificar el "espejo" en el que debía mirarse la sociedad si deseaba fascista de la génesis ideológica de la ecología, los ecólogos del siglo
organizar sus valores de acuerdo con lo que nos había legado la natu- XX hicieron un esfuerzo sobrehumano para mantener a esa disci-
raleza, con sus triunfadores y sus inevitables perdedores, los débiles. plina dentro de la cabina de lo "incontaminado". Pero sería injusto,
Y cuando a principios del siglo XX la ecología comienza a sentar y hasta síntoma de subestimación, creer que ocurrió de ese modo
sus reales en el ámbito académico y gozar del estatus de cienc·1a, porque no se percataron de la incidencia de la particular relación
empieza simultáneamente a despegarse de todo lo que la vinculara sociedad-naturaleza que se estaba engendrando en el capitalismo
con el ser humano o la sociedad, como si la culpa la corroyera. Nada desarrollado. De hecho, el mismo Haeckel, a quien le adjudican un
más alejado de Haeckel, que pensó la ecología casi como una supuesto afán puramente académico como forma de justificar esa
coartada filosófica para el pensamiento humano, pese a lo que pre- pureza conceptual posterior, fue el primero que aportó el sesgo social
tendieran después los escribas de la historia oficial de la ecología. a la ecología. Haeckel sostuvo la tesis de que la ecología humana era
Aún hoy, una búsqueda por Internet acerca del significado de la equivalente a la ecología en el mundo natural y que la condición
palabra "ecología" arroja casi una mentira -que repetida hasta el hum~na sólo hallaría su equilibrio si prevalecían en su interior las mis-

66 Historia del medio ambiente


Sergio Federovisky 67
'
mas leyes que hacían posible el equilibrio entre los animales y su de aquel funcionamiento. El hipernaturalismo nazi, así como el ideal
entorno. Su tendencia hiperdarwiniana lo convirtió en una suerte de de sociedad totalitaria, abrevaba en el monismo para descartar el
exegeta de :a selección natural como mecanismo de adaptación rasgo individual que pondría en riesgo la prevalencia del conjunto.
de los hombres al interior de la sociedad. Difícilmente, entonces, El ecosistema, más allá de su funcionalidad conceptual a la hora
pueda decirse que el nacimiento mismo de la ecología fuera divor- de analizar un determinado vínculo entre los seres vivos y su entorno,
ciado de la cuestión social. O, lo que es conceptualmente más grave, es una creación arbitraria que ideológicamente sólo abreva en -o
suponer que sólo cuando se persiguen objetivos socialmente eleva- condiciona a- una versión fundamentalista del mundo. De allí al
dos (la lucha contra la contaminación o la pobreza) se puede aceptar "regreso a la naturalidad" y, con ello, la postulación de la superiori-
el perfil social de la ecología. dad racial como predicado de esa naturalidad, hay-y hubo- ape-
"Cuando nos referirnos a la ecología, hablamos del cuerpo de nas un solo paso. Haeckel, desde su romántica ecología, pregonaba
conocimientos relacionados con la economía de la naturaleza -la en verdad la imposición -desde el pensamiento, la política, en defi-
investigación de todas las relaciones del animal en su ambiente orgá- nitiva, el Estado- la aplicación de un "orden social natural", adaptado
nico e inorgánico; eso incluye, sobre todo, su relación amable y hos- a las leyes eternas de la naturaleza. La sola mención de la "econo-
til con los animales y plantas con que se contacta de manera directa mía de la naturaleza" de parte de Haeckel presagia un intento de imi-
o indirecta-, en una palabra, la ecología es el estudio de todas las tación: allí estarán las bases para un funcionamiento acorde, en cual-
interrelaciones complejas a las que se refirió Darwin como las con- quier territorio en que se encuentre un ser vivo, incluso el hombre.
diciones de la lucha para la existencia". Esta es la frase, atribuida a Como la tentación de "humanizar" la biología (o, si se quiere,
Haeckel, que habitualmente figura en los libros escolares o semies- de "biologizar" a la sociedad) era mucha y el peligro aun mayor, los
colares en los que se reserva para el creador de la ecología una científicos abocados a la ecología decidieron adoptar los parámetros
esquina casi banal en la historia de la ciencia, más próxima al bronce trazados por Haeckel pero, para evitar equívocos, mantenerlos den-
de la fundación de una disciplina que a las bases de su desarrollo ide- tro del campo de lo "natural". No fue una contraposición en el sen-
ológico. Sin embargo, ni su propio pensamiento ni su herencia se tido de aceptar y menos aun de proclamar que no están allí enlabio-
mantuvieron incólumes en ese umbral. Más todavía, cuando se des- logía los ejes dff la correcta configuración de la sociedad, sino apenas
cribe la doctrina del viejo Haeckel se olvida -o se deja a buen res- una adaptación, una salvaguarda: nadie iba a cuestionar que en la
guardo- su concepción biocéntrica del mundo, en la que prevalece naturaleza no se cumplieran las leyes eternas del mundo natural. En
el enfoque organicista y biologista de un mundo que desarrolla y cambio, todo lo que tuviera que ver con la relación entre la sociedad
da prioridad a lo vivo. Haeckel sentó doctrina: su monismo, su pos- y la naturaleza escapó del campo de la ecología, que práctica-
tulación de la unidad entre lo inerte y lo vivo fue equivalente al holismo mente demoró un siglo en acceder a algunos diagnósticos respecto
contemporáneo, una figura que defendiendo el paradigma de lo sis- de ese vínculo. Por el contrario, seguramente como una forma de
témico, de la necesidad del funcionamiento global de los siste- escapar a la armadura ideológica que implica discutir acerca de la
mas, niega la existencia de lo individual a no ser que esté al servicio aplicación de las leyes naturales en la sociedad, la ecología se pre-

68 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 69


,

servó disponiendo su campo de estudio dentro de la naturaleza, "No se puede permitir que la irracional búsqueda de beneficios
como si ésta pudiese ser "separada" de la sociedad. especulativos sin conciencia o sentimiento se combine con los recién
En los hechos, muchos estudiosos de la ecología del siglo XX le otor- adquiridos poderes tecnológicos para hacer inhabitable esta lierra".
gan a esta ciencia un carácter casi aséptico, probablemente por cierta Las dos son citas del nazismo, la primera de la Alianza Alemana
culpa estructural que arrastró esta disciplina debida a sus raíces pro- de Protección de la Naturaleza y la segunda del escritor hitleriano
tonazis. En un artículo titulado "Historia de la Ecología", Alejandro Mal- Paul Schultze-Naumburg. Sacadas del contexto de la década de 1930,
partida describe el ingreso de esta ciencia al siglo XX de un modo más y habiéndose limado y hasta disimulado la exaltación de una esté-
que inmaculado: "Como la Ecología se consideró parte de la Biología tica totalitaria y excluyente, cualquiera de las dos citas podría ser sus-
tuvo un desarrollo inicial apegado a ésta y evidenciado porque el cen- cripta por cualquiera que hoy milite en la causa del ambientalismo.
!•. tro de su interés fue el organismo o el grupo de organismos con Y eso provoca escozor.
algún grado de parentesco (especie, población), pero no directamente Quizás por culpa, o por intento de diferenciación de aquellas con-
las relaciones con el entorno. Este tipo de conceptualizaciones generó vocatorias a la protección de la naturaleza aislada de lo humano, la
un tipo de Ecología denominada Autoecología o ecología del organismo. ecología transitó carriles excesivamente biologistas que, contradic-
,,:¡
En esta perspectiva las cuestiones de 'relación' eran consideradas acce- toriamente, insuflaron incluso más los aires darwinistas de su ori-
sorias o secundarias, ya que el énfasis estaba en el estudio de la res- gen haeckeliano.
¡;¡::
r.::: puesta (fisiológica) del organismo en un determinado ambiente. Mar- "El organismo que destruye a su entorno se destruye a sí mismo",
1

''/ galef ha denominado acertadamente a esta actividad como 'fisiología decía Haeckel. Los fanáticos hitleristas se apropiaron de esa frase
al aire libre' y en rigor no responde cabalmente al objeto de estudio (¿o quizás Haeckel la escribió para ellos?). Y de esa frase se nutrie-
¡/! ron formatos que hoy serían (ajenos a un Estado totalitario) refren-
de la ecología, aunque actualmente existan ecólogos que produzcan
mucha literatura científica con el calificativo de autoecología". dados por todo perseguidor de vida sana y natural: Hitler era vege-
Probablemente, Malpartida describa correctamente lo que ocu- tariano, amaba a los animales y exigía la abolición de cualquier forma
rría al interior de ciertos laboratorios que pretendían -ex profeso- de maltrato hacia ellos. Y al calor de esa protección de lo animal y

~; cortar toda vascularidad con la realidad exterior en la que la política


y la naturaleza hilvanaban un vínculo más que controversial.
lo salvaje, se edificó el amor por la conservación o, mejor dicho,
por la preservación: preservar todo lo que la naturaleza nos dio, tal

!li
1
,.
Lo notable es que la ciencia se mantuvo a raya dentro del mundo de
lo natural mientras los mayores exponentes de los llamados "proble-
como ella lo legó. Así nacieron los parques nacionales, una figura
que todavía hoy se exalta como emblema de lo ecológico.
mas ambientales" (presumiblemente parte del campo de estudio de la Repitamos: "El organismo que destruye a su entorno se destruye
¡::::: a sí mismo", decía Haeckel.
ecología) provenían de la intersección de la naturaleza con la sociedad.
"Una naturaleza bella y rica es la fuente original de todos los pode- Curioso que tanto desde una visión antropocéntrica como desde
res del hombre, y la protección de la Naturaleza es la piedra de toque una que la contradice, se lea de igual manera -reaccionaria- la
t: del corazón del Pueblo". misma tesis.
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70 Sergio Federovisky
Historia del medio ambiente 71

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7 ., Ecología socialista

El filósofo esloveno Slavoj Zizek dice que el gran error del socialismo
real -o, en todo caso el gran error conceptual de Marx- fue haber
supuesto que una vez eliminada la contradicción entre las fuerzas pro-
ductivas y las relaciones de producción -representada a través de la
apropiación privada de la plusvalía-, la productividad no encontraría
techo. En consecuencia, y casi como reflejo de la inercia acumulada,
el impulso de la productividad generado por el capitalismo no hallaría
más obstáculos y alcanzaría toda su potencialidad cuando los modos
de producción fueran socialistas. Zizek concluye en que el principal
error de Marx fue no considerar que ese supuesto obstáculo/antago-
nismo que funciona como "condición de imposibilidad" del pleno
desarrollo de las fuerzas productivas es, simultáneamente, su
"condición de posibilidad": si abolimos el obstáculo, la contradicción
inherente al capitalismo, dice el esloveno, "no conseguimos que la
productividad se desate plenamente, liberada finalmente de su impe-
dimento, sino que perdemos precisamente esa productividad que
parecía ser generada y simultáneamente frustrada por el capitalismo".

Sergio Federovisky 73
Conclusión: si apartamos el obstáculo, el verdadero potencial, frus- no hay suficiente cantidad de recursos ante el crecimiento geomé-
trado por ese obstáculo, ya no se expresa, se disipa. trico de la población. Por otro lado, admitían los teóricos socialistas
l..
Traducido a la política y el discurso, el mundo socialista repitió de la relación sociedad-naturaleza, están quienes ingenua y hasta
hasta el hartazgo aquella hipótesis de Marx como hecho que debía bienintencionada mente buscaban en el desarrollo -capitalista- las
comprobarse por antonomasia, de manera axiomática: desanudado condiciones para una mejora de la calidad ambiental. Pobres, soste-
el corset que representaba la tenencia de los medios de produc- nían los soviéticos, no saben que sólo en la economía socialista
ción en manos del capitalista, el modo de producción socialista no planificada está el paraíso de la ecología. "La ciencia moderna se

t
!'
podía sino generar la máxima productividad y la felicidad del
hombre nuevo.
basa en el axioma de que la relación entre el hombre y la natura-
leza en cada etapa histórica dada adquiere la forma óptima para esas
Semejante afirmación fue trasladada casi sin retoques a otros condiciones", explicaba lllia Nóvik en su libro Sociedad y Naturaleza.
¡l!iif ámbitos, entre ellos al ambiente. Los teóricos del socialismo real Sin más trámite, y apenas porque axiomáticamente debía serlo, Nóvik
ti sostenían que el deterioro ambiental era inherente al capitalismo concluía que "en el socialismo, el crecimiento intensivo de la pro-
pues el capital, en su intento inexorable de maximizar ganancias ducción no se contrapone con la protección del medio natural; por
en el menor tiempo como único objetivo, no se detiene siquiera ante el contrario, la intensificación de la producción es condición necesa-

~ts la desaparición de los recursos no renovables, como el petróleo, que


motorizan su plusvalía. Esa descripción, como aquella que denun-
ciaba al capitalismo como método inexorable de explotación del hom-
ria para la conservación de la biosfera".
¿Por qué era "condición necesaria"?
Por aquello que explicaba Zizek: el socialismo estaba teñido, hasta
'ii:
I n,s:,:
bre por el hombre, era básicamente cierta. El problema era lo que
presuponía el modelo antagónico: el socialismo, decían, no se moto-
el tuétano, de ideas incontrastables, que funcionaban como verda-
des axiomáticas. La principal era aquella, desarrollada por Marx,
I!ii riza por el afán de lucro sino por la búsqueda del bienestar de la pobla- que hablaba de las fuerzas productivas desatadas y orientadas al
l¡····,,,.,'"" ción; tiene entonces una condición inherente que es la conservación encuentro de su cenit, habida cuenta de que había desaparecido el
1!!11 de los recursos para, precisamente, mantener o elevar la calidad de obstáculo que las limitaba.
1
2::1
. •_.. , vida de la sociedad y, cuanto menos, satisfacer de manera continua Tanta era la presuposición de fe que ocultaba tal enunciado
l1;;,1
,;¡;:, sus necesidades básicas. que se leían cosas que, observadas hoy, casi provocan gracia. O
Los propios teóricos soviéticos del ambiente ubicaban al socia- conmiseración.
lismo en una presunta tercera posición. De un lado, describían, están En su Historia social de la ciencia, John Bernal busca la forma
quienes consideran que hay una relación directamente proporcional de quitar subjetividad al análisis: "La devastación intensiva a gran
entre crecimiento industrial y grado de contaminación del medio escala no tiene nada que ver con la supuesta perversidad o estupi--
natural, y utilizan un enfoque metafísico de la interpretación de la dez del hombre, o con un deseo irrefrenado de propagarse( ... ): se
realidad. El epítome de esa visión era aquel trabajo neomalthu- debe simplemente a la naturaleza esencialmente depredatoria
!.
siano de Los límites del crecimiento, exponente de la idea de que del capitalismo".

74 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky


75

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La "verdad" que revela Bernal es seguramente cierta, al rnenos extremo llegó el fanatismo apoyado en ese determinismo que hace
según la comprobación que a cada rnornento se puede hacer con al bien triunfador obligatorio, que se aplicó a innumerables campos:
una simple observación del estado mundial del ambiente. El pro- la victoria en un partido de fútbol de A.lemania del Este sobre Alema-
blema era la consecuencia automática que presuntamente develaba nia Occidental, posterior campeón del Mundial de 1974 (organizado
el mundo nuevo. por la Alemania capitalista y, por ende, "malvada"), sólo pudo ser
Ya no se trataba de conservar lo que el capitalismo estaba desti- explicada como un triunfo del bien sobre el mal.
nado a destruir. Ni siquiera se trataba de remediarlo o de encontrar El bien, entonces, podía cambiar la geografía, como proponía -o
las fórmulas para obtener productividades similares a un costo ambien- rnás bien describía- Berna!. Y podía hacerlo porque portaba una auto-
tal más bajo. No. Se trataba, literalmente, de poner a la naturaleza al rización ideológica para concretarlo, dado que sus propósitos al ser
servicio del hombre ... puesto que el hombre era nuevo y su angu- altruistas justificaban toda metodología para conseguir el bienestar
rria se había evaporado con la llegada del socialismo. "En la parte del del pueblo.
mundo que se ha salvado del funcionamiento del mercado libre y de Aquel error de Marx que señala Zizek no disimula la inequidad
los monopolios el cuadro es opuesto", nos ilustra Berna!. Como la intrínseca del capitalismo. Igualmente, la precariedad conceptual que
tierra, decía, pertenece al pueblo y la conservación y mejora del suelo delata el suponer que el socialismo por antonomasia es cuidadoso
figura en primer lugar, lo que se estaba produciendo con la agricul- con el ambiente no oscurece las taras que él capitalismo tiene en
tura socialista era "algo nuevo en la historia del planeta: se trata de este registro. "La lógica ecológica es la negación pura y simple de
un intento deliberado de reconstruir la Naturaleza y de cambiar la la lógica capitalista", exponía Herbert Marcuse. Lo tremendo para el
geografía al servicio de la humanidad". mundo socialista fue que lo contrario no era lo correcto. El rnani-
Un par de párrafos más adelante, Berna! refuerza su determinismo queísrno soviético estribaba en un silogismo patético: si todo lo capi-
y expone la diferencia entre los buenos y los malos: "cambiar la Natu- talista es malo y lo opuesto al capitalismo es el socialismo, ergo, el
raleza no para beneficio privado sino para el uso de todos". socialismo es bueno.
Haría falta otro libro, y bien gordo -y escrito por otro-, para Nóvik presentaba una cita de Engels que pretendía ser admoni-
explicar por qué lo que se le atribuye al bien parece que en determi- toria sobre el fracaso insoslayable de la protección del ambiente
nados contextos no requiere ser fundamentado. Incluso, se podría en el capitalismo. Pero esa misma frase leída al trasluz de la geogra-
escribir -y discurrir eternamente-- sobre la existencia del bien y del fía transformada de Berna! parece un bumerang. "No nos dejemos
mal, corno organización mental previa, algo en lo que, lamento decirlo, llevar del entusiasmo por nuestras victorias sobre la naturaleza. Des-
no creo. Sin embargo, hay que aceptar que ese carácter binario del pués de cada una de esas victorias, la naturaleza toma su venganza.
bien y del rnal funcionó en el caso de la pelea ideológica entre el Bien es verdad que las primeras consecuencias de esas victorias
socialismo y el capitalismo. El socialismo, al encarnar desde su óptica son las previstas por nosotros, pero en segundo y tercer lugar,
el supuesto bien, no exigía más explicación que ésa para justificar el aparecen unas consecuencias muy distintas, imprevistas y que, a
objetivo perseguido y la inexorable obtención de ese objetivo. A tal menudo, anulan las primeras".

76 Historia de[ medio ambiente Sergio Federovisky


77
Berna! contaba con entusiasmo militante que la transformación
con el agente de la burguesía, revisionista o reformista que anidaba
de la geografía era posible en el socialismo porque estaba dirigida
en todo aquel que aproximaba un pequeño matiz en la observación.
a satisfacer las necesidades del hombre soviético. Contaba que, con
Pese a que por portación de ideología el socialismo debía ser ami-
esa plataforma indiscutible, la economía planificada de la URSS había
gable con la naturaleza, el antagonismo fue grosero. Cuando se pudo
sacado al macizo del Caspio de su condición de desierto para con-
mirar del otro lado del Muro de Berlín se descubrió que todo aquello
vertirlo en un vergel de koljoses que motorizaban la agricultura colec-
que se pregonaba era puramente teórico. Sin plusvalía, sin monopo-
tiva. "Los grandes ríos, como el Volga, el Dnieper, el Don, se están
lios, sin economía lucrativa concentrada, sólo con la zanahoria de "si
convirtiendo en una serie de lagos separados por presas con
es por el bienestar del pueblo es bueno", el deterioro del ambiente
esclusas y centrales eléctricas que extienden sus tentáculos en forma
en la ex Unión Soviética fue pasmoso. Cuando se conmemoró el
de canales de riego", escribía sin imaginar que una catarata de ecó-
vigésimo aniversario del accidente de la central atómica de Cher-
logos podría en el futuro decretar su fusilamiento por defender la
nobyl, Mijail Gorbachov, el último presidente de la URSS, sostuvo
transformación de un ecosistema fluvial en un rosario de embalses,
que esa catástrofe fue la bisagra a partir de la cual se produjo el des-
es decir eh una miserable hilera de lagos artificiales. Pero Berna!
moronamiento de ese país inmenso y artificial. En pleno centro de
no olvidaba el medio ambiente: "El objetivo de los sistemas de
la ciudad de Kiev, la capital de Ucrania, a 150 kilómetros de Cher-
cultivo socialistas es practicar una agricultura que proteja y enriquezca
nobyl, un sobreviviente del estallido de la central nuclear describió
el terreno con una ecología vegetal y animal bien equilibrada".
las cosas desde un ángulo exactamente opuesto: "La existencia de
No sólo existía la economía planificada; también se nos brin-
la URSS fue lo que hizo posible que ese accidente ocurriera".
daba la ecología socialista, pensada para satisfacer de la mejor manera
un territorio equis. Si el socialismo decía que allí el equilibrio debía
lograrse con el trigo y el sorgo, pues ésa será la ecología que triunfe.
Todo al servicio del hombre, incluso -o principalmente- la destruc-
ción de los ecosistemas originales.
Según escribía Edgar Moriri en 1972, en pleno triunfo moral y efec-
tivo del socialismo real sobre el capitalismo, el marxismo ortodoxo
es una forma de reduccionismo, que se exacerba al pasarlo por el
tamiz del medio ambiente. El marxismo oficial, así lo bautizaba, "en
tanto sistema cerrado reacciona de modo conservador, no queriendo
absorber más que pequeñas dosis de ecologismo por temor a desor-
ganizar la doctrina". Probablemente por eso, tratárase de ecología,
1 .•
amor, salud, indigenismo o numismática, siempre debía adosarse
el vocablo "socialista" como adjetivo que denotaba la oposición

78 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky


79

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8,. Distintos tonos de verde

Dicen que el ambientalismo nació, formalmente -si existiera un modo


de determinarlo de esa manera- el 22 de abril de 1970, en ocasión
de una inmensa movilización en Estados Unidos. Como casi todos
los recuerdos buenos, éste también tiene un costado romántico,
casi como un Woodstock del medio ambiente. Precisamente, quie-
nes llegaron al ambientalismo en los últimos lustros ubican a aquel
22 de abril de 1970 -luego convertido en feriado ecológico con el
nombre de Día de la 1ierra- como un sucedáneo de las vertientes
hippies de esos tiempos. Sin embargo, la historia real habla en ver-
dad de un origen menos lírico y más mezquino, pese a que el tiempo
se ocupó de pulir esas aristas.
Cuenta la leyenda que en medio de la crisis de los misiles que
involucraba a Estados 'Unidos y la Unión Soviética en su batalla a dis-
tancia por el control de la reciente revolución cubana, algunos ase-
sores del presidente John Fitzgerald Kennedy hurgaron en la bolsa
de temas nuevos para obtener alguno que dulcificara la crítica situa-
ción política de un presidente que aún con buena imagen pública

Sergio Federovisky 81
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aparecía esmerilado por dos por entonces potenciales guerra,¡: la Tierra. El segundo elemento, ya sí en plena efervescencia setentista
Fría y la de Vietnam. Mezcla de política de Estado en ciernes y pro- y con el calor del Mayo Francés encima, lo dio el momento. Eran tiem-
puesta de mejoramiento de imagen, Gaylord Nelson, senador del pos de reclamos por una sociedad más justa. O al menos por una
Partido Demócrata, le sugirió a Kennedy en noviembre de 1962 que sociedad con menos agresiones para las personas que desperta-
instalara el tema del ambiente a través de una gira "conservacio- ban a esa conciencia. En ese caldo se cocinó aquel 22 de abril de
nista" por todo el país. "Hasta el momento-admitió luego Nel- 1970, que superó las modestas expectativas del senador Nelson y
son- el medio ambiente era un 'no-tema'". En septiembre de 1963, puso en las calles de las diferentes ciudades de Estados Unidos cerca
Kennedy inició esa gira que concluiría con el balazo que Oswald o la de 20 millones de personas exigiendo algo que hasta entonces, masi-
CIA le regalaron en Dallas. El amigo Nelson no amainó en su pro- vamente al menos, no se había reclamado: un medio ambiente sano. /
pósito y eligió otro Kennedy, Robert, futuro asesinado candidato a La primera consecuencia de semejante demostración social fue
presidente, corno el depositario de su propuesta. Y ese otro Ken- la creación de una agencia estatal que no tenía antecedentes. Como
nedy, ya en campaña electoral, inició la gira a favor del medio ambiente respuesta a la exigencia de detener el deterioro ambiental, el Con-
como tema. Claro está, que en tiempos de Guerra Fría, y principal- greso de Estados Unidos creó la Agencia de Protección Ambiental
mente de intentos desmesurados del capitalismo por demostrar su (EPA, según su sigla en inglés), el primer organismo ocupado
mayor eficacia respecto del "socialismo real", la producción indus- específicamente, ya no de designar guarda parques en Yellowstone,
trial y tecnológica era el desideratum: nadie, lógicamente, manifes- sino de controlar a las actividades contaminantes que hasta el
taba preocupación por las consecuencias de esa industrialización y momento gozaban de completa impunidad.
el incipiente temario ambiental del senador Nelson se recortaba ape- Había nacido también el movimiento ambientalista, pues siem-
nas alrededor -una vez más en la historia- de lo "natural". pre hay que hallar un momento fundacional para los reclamos socia-
En septiembre de 1969, cuando ya su segundo Kennedy había les que no tienen una fecha formal de inauguración.
sido asesinado, Nelson siguió con su obsesión y anunció en Seattle La segunda consecuencia de aquel 22 de abril de 1970 fue la con-
que en la primavera boreal de 1970 se haría una gran manifestación vocatoria a la Primera Conferencia de Naciones Unidas sobre el
a favor del ambiente. Ocurrieron dos cosas, ya despejadas de la ori- Ambiente que se realizó en Estocolmo en 1972.
ginal estrategia de marketing que Nelson había bosquejado para El mundo, conviene recordarlo, atravesaba una crisis de con-
su partido. Por un lado, el periodismo dio una mano inesperada, al ceptos pasada la posguerra. La ecología, terminado el nazismo, se
"leer" la pertinencia temporal que tenía la demanda. "La creciente había refugiado en los laboratorios y en la descripción de fenómenos
preocupación acerca de la crisis ambiental está barriendo las pura y arbitrariamente biologistas. Pero el planeta seguía andando y,
sedes universitarias del país con una intensidad que puede estar en en ese andar, aparecían la explosión demográfrica -a escala global
camino a eclipsar el descontento estudiantil acerca de la guerra de y principalmente en el Tercer Mundo-y la clara visualización del
Vietnam", escribió The New York Times en un anticipo explicativo empeoramiento de las condiciones ambientales. La Tierra estaba en
de la posterior concentración del que se convertiría en el Día de la problemas. O, para ser más rigurosos, los problemas de la Tierra eran

82 Historia tjel medio ambiente Sergio Federovísky 83


visibles de manera más grosera. O, para ser más dialécticos, la socie- vencione a los agricultores para que no cultiven .sus tierras o para que
dad tenía ojos para problemas para los que antes no tenía visión. disminuyan el número de cabezas de ganado".
Y como aún para los temas ambientales, al mundo lo mueve la En 1970, en pleno auge internacional del debate sobre el futuro
economía -como explicó el catalán Joan Martínez Alier-, la discu- de la Tierra, el Club de Roma :-un think tank del capitalismo con-
sión se localizó en el uso de los recursos. Y reapareció el fantasma centrado- convocó al Instituto Tecnológico de Massachusetts a
del viejo Malthus. realizar un estudio acerca de "las tendencias y los problemas eco-
Respecto de la reactualización del debate acerca de la bomba nómicos que amenazan a la sociedad global". Dos años después, el
poblacional que, según Paul Erlich y el Club de Roma, iba a provocar profesor Dennos L. Meadows, convertido en un Malthus redivivo,
a fines del siglo XX el apocalipsis que se venía presagiando desde publicó Los límites del crecimiento.
tiempo inmemorial, el español Alfonso Aguiló escribió: Meadows y sus muchachos recurrieron a algoritmos, computa-
"Si a los íberos que poblaban la ribera del río Manzanares antes doras y toda la tecnología disponible para llegar a la misma apocalíp-
de la llegada de los romanos alguien les hubiera preguntado por la tica conclusión que Malthus elaboró un par de siglos antes: "Si se
población máxima que podrían admitir aquellas tierras que ellos ocu- mantienen las tendencias actuales de crecimiento de la población
paban, es muy probable que hubieran asegurado que allí no había mundial, industrialización, contaminación ambiental, producción de
caza para alimentar más que a unos pocos miles de personas; y alimentos y agotamiento de los recursos, este planeta alcanzará los
que si hubiera más, se exterminaría a los elefantes y bisontes de que límites de su crecimiento en el curso de los próximos cien años. El
se alimentaban; y no habría madera para construir sus viviendas; y resultado más probable sería un súbito e incontrolable descenso tanto
los pequeños campos cultivables serían insuficientes. Y si les hubie- de la población como de la capacidad industrial", escribió Meadows.
ran dicho que allí, en esa zona en la que apenas había unos cuantos Hubo, corno era de esperar, decenas de respuestas y, principal-
asentamientos dispersos a la orilla del río, tres mil años después iba mente, alarma. La propia Cumbre de Estocolmo, en 1972, estuvo
a haber una ciudad de cuatro millones de habitantes -la actual Madrid-, cruzada tanto por las demandas acerca de la situación provocada por
lo más probable es que pensaran que les estaban tomando el pelo. el incontrolado accionar de la industria, como por el temor a la "bomba
Pensarían que habría que estar loco para pensar que de aquellas poblacional" y las consecuencias ambientales de la pobreza, las cua-
tierras pudiera salir carne, frutas y cereales para alimentar a esa ingente les -decían los teóricos maltusianos- sólo se reducirán en tanto se
multitud. Y sin necesidad de remontarnos tanto, si en 1950 le hubie- reduzca el número de pobres. La Fundación Bariloche se paró desde
ran preguntado a alguien qué ocurriría si se duplicara la población mun- otro carril. Y produjo un modelo de simulación que introdujo una sola,
dial, probablemente habría dicho que sería una tremenda catástrofe. pero no menor, variante en la matriz que había instalado el MIT: la
Sin embargo, eso es lo que ha sucedido -con creces-, y se supone distribución de los recursos. "No existen límites físicos absolutos en
que vivimos algo mejor que entonces. Es más -paradojas de la vida-, el futuro previsible", sancionó la Fundación Bariloche.
resulta que muchos de los problemas de Occidente provienen ahora También en 1972 nace la revista inglesa The Eco/ogist, cuna perio-
de los enormes excedentes alimenta°rios, y es frecuente que se sub- dística de la naciente cultura ambientalista. Y en ese marco, se fun-

84 Historia de! medio ambiente Sergio Federovisky 85


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dan las principales organizaciones ecologistas que perduran hasta Como dice Peter Staudenmaier: "El Hombre vla Tierra (tal el nom-
hoy: Greenpeace, Amigos de la 1ierra, la Unión para la Conserva- bre de aquel manifiesto prehitleriano) anticipó casi todos los temas
ción de la Naturaleza. Todas tienen una particularidad que no puede del movimiento ecologista contemporáneo. Lamentaba la acelerada
soslayarse si se registra el momento de su parición: nacen en medio f extinción de las especies, el desequilibrio del balance global del eco-,
de la Guerra Fría, pero hacen pie en el capitalismo. Dos razones pue-" sistema, la deforestación, la destrucción de los pueblos aboríge-
den explicar ese fenómeno. La obvia: el mundo del socialismo real nes y los hábitats salvajes, la aglomeración urbana y la creciente alie-
no daba cabida a un movimiento de protesta y allí convivía el fun- nación del hombre de la naturaleza. En términos enfáticos criticaba
damentalismo stalinista que aseveraba que en una sociedad igua- el cristianismo, el capitalismo, el utilitarismo económico, el consumo
litaria en la que el mercado no determinaba el uso de los recursos excesivo y la ideología del progreso". Chase, director de un Master
naturales los problemas ambientales no tenían chance de aparecer. de Organización Ambiental en la Antioch University de Nueva Ingla-
Además, pese a la invocación teórica de que la sociedad sin fines terra en Estados Unidos, habla, como si fuera intrascendente, del
de lucro no atenta contra los recursos naturales, la realidad demos- "pensamiento verde contemporáneo". Y reproduce una cita que
traba -y confirmó tras la caída del Muro de Berlín- que la ecología resuena demasiado: "Nuestra falta de objetivo es nuestra fuerza",
del mundo socialista era tan falaz como la proclamada felicidad era el lema del Movimiento Juvenil alemán, que tiempo más tarde
del Hombre Nuevo. refrendó las palabras de un botánico prominente en 1934: "Nos
La segunda explicación es más controvertida: ¿cuánto de aque- damos cuenta que separar a la humanidad de la naturaleza, del todo
lla mirada que reivindicaba el orden natural como el sustrato para la de la vida, lleva a la propia destrucción de la humanidad y a la muerte
edificación de una sociedad piramidal -con vencedores y vencidos- de las naciones. Sólo mediante una reintegración de la humanidad
sobrevivió en forma de organización ecologista? en el todo de la naturaleza puede hacerse nuestra gente más fuerte.
De hecho, aunque la generalización no admite certezas, Steve Ese es el objetivo fundamental de las tareas biológicas de nuestro
Chase es uno de los tantos que -desde una lectura piadosa y empá- tiempo. La humanidad por sí sola ya no es el punto central del pen-
tica- exige que se reconozca que mucho de lo que alimentó el naci- samiento, sino la vida en su conjunto ... Esta aproximación hacia la
miento de los verdes europeos (alemanes, para más precisión conexión con la totalidad de la vida, con la naturaleza misma, una /
geográfica e ideológica) hay que ir a buscarlo en el nazismo o, por lo naturaleza en la que hemos nacido, ese es el significado más pro-
menos, en los movimientos juveniles "ecopacifistas" de comienzos fundo y la verdadera esencia del pensamiento Nacional Socia-
del siglo XX que, quieran o no, desembocaron en las proclamas con- lista". La similitud vale no para pretender caprichosamente adherir
servacionistas del Tercer Reich. "Las similitudes entre el Manifiesto a la reaccionaria idea de que el ecologismo es cuestionable porque
del Wandervogel (movimiento juvenil alemán) de 1913 y el pensamiento tiene raíces en el nazismo. Por el contrario, sirve para entender
verde contemporáneo son innegables", admitió Chase, a su pesar, qué y cómo debe diferenciarse en un movimiento social cuando
en un trabajo titulado ¿Comandos verdes por las calles de Berlín? su génesis es confusa y sus postulados están alejados de aquella
Examen de la tradición eco-fascista en la historia de Alemania. esencia que los estigmatiza.

86 Historia de! medio ambiente Sergio Federovisky 87


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Como todo lo que se impone desde el discurso, la ecología, el de que la naturaleza está en equilibrio estático, lo que contradice '
ambientalismo, el ecologismo, la vida sana o cada uno de los sinó- el segundo principio de la termodinámica que empuja todo hacia
nimos que se pretenda hallar para una relación "armónica" con el el desorden. Los teóricos de la ecología decidieron describir en la
entorno, se ha convertido en una moda. Tomás Maldonado, en un naturaleza un equilibrio que no es tal: la repetición eterna de cier-
brillante pero pequeño libro titulado Ambiente Humano e Ideología, tas conductas, corno la marcha de los pingüinos al corazón de la
decía que como toda moda, lo importante es lo que deja. Y la eco- Antártida a concebir y procrear no es una muestra de equilibrio
logía deja tras de sí una estela de conductas que previamente a su sino, apenas;de repetición. Lo que en verdad prevalece en la natu-,
condición de moda eran impensables. raleza es el desorden.
Entre esas conductas algún escritor descifró la existencia de los El ambientalismo ha caminado en las últimas décadas sobre un
ecololós. Martín Caparrós, allá por los albores de la década de los borde delicado.
'90 cuando la ecología era en estas playas una mercancía profunda- De un lado de ese precipicio argumental está el hecho cierto de
mente romántica e inhallable, bautizó como ecololós a aquellos que que la naturaleza expresa un determinado nivel de deterioro que
protestan por el contorno y no por el fondo. "Francia era, hace mil se manifiesta en extinción de especies, pérdida de biodiversidad,
años -ejemplifica Caparrós- un gran bosque y los franceses se morían calentamiento global, agujero de ozono y demás miserias desatadas
de hambrunas y de gripes. Los ecololós hubieran alertado contra 'la por un uso irresponsable (de ninguna manera irracional, ya que bien
destrucción de ese patrimonio forestal que dejaría sin madera a las racional es la explotación de los recursos) de las actividades produc-
generaciones venideras'". tivas. Ese filo de la cornisa expone a quienes son conscientes de ese
La ironía, dicen, esconde siempre una verdad. O, por lo menos, deterioro a una tentación riesgosa, la de suponer que es el Hombre
una lectura sumamente verosímil de determinada actitud. -a secas, con mayúscula, sin más ni más, sin diferenciación alguna,
"La ecología es la forma más prestig·1osa de conservadurismo", sólo como género o raza o ser vivo pensante-- el que conduce ese
detalló Caparrós junto con la definición de "ecololó". padecimiento de la naturaleza. Recordemos los imperativos germá-
Y, hay que admitirlo, todo intento de preservar algo que está a nicos del "regreso a lo natural" y veremos que este costado del pre-1
punto de ser destru'1do contiene el germen del conservadurismo. cipicio contiene el germen del combate al antropocentrismo como¡
Los pensadores del romanticismo alemán instauraron la idea de presunto antídoto --o cura- para el sufrimiento del mundo natural.
que el antropocentrismo es el daño mayor al pensamiento ambien- Los movimientos conservacionistas a ultranza llevan en su morral
ta lista. Aquel "regreso a lo natural" que se pregonaba con la pre- todo el bagaje que fundamenta este modo de ver el mundo y q·ue
tensión de equiparar la única belleza posible al bosque agreste presupone que la sola actividad antropizante del mundo natural es
de la zona del Rhin condujo a una maniquea percepción que divor- un atentado contra la naturaleza, la que contiene en su interior los
ció a la sociedad (a sus propósitos) de la naturaleza (como si tuviera secretos del equilibrio. Obviamente, no es posible hacer desapare-
propósitos). Una gran falacia contenía aquel pensamiento: la idea cer al hombre de la faz de la Tierra para preservar la naturaleza (y si

88 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 89


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fuera posible se daría el absurdo de que algunos hombres militarían


Los Estados no lograban dar respuesta a problemas cuyo agrava-
a favor de la naturaleza proclamando la necesidad de que desapa- miento era evidente.
reciesen ellos mismos; aunque, es más probable que desatarían con-
El cenit de semejante desequilibrio fue la edición en 1992 de
signas a favor de que sólo algunos hombres -ellos, los mejores, los Nuestro Futuro Común, un encomiable esfuerzo teórico condu-
que entienden el modo de alcanzar el equilibrio natural- deberían cido por la entonces primera ministra de Noruega, Go Bruntland. Ese
quedar en pie para proteger a los demás seres vivos y a su entorno). libro tuvo la particularidad de condensar todos los deseos respecto
Por lo tanto, al ser inviable proclamar la extinción del ser humano de qué debe ser el mundo, ambiental y socialmente hablando. Tornó,
para preservar la naturaleza, se crearon los parques nacionales; es de alguna manera, la herencia ideológica de frases como aquella de
decir, relictos de "equilibrio natural" que nos señalarán eternamente Maldonado, y aceptó -muy a contrapelo de lo que había ocurrido e~.,
el camino que debimos hacer seguido pero que nosotros, tozudos Estocolmo 20 años antes- que la pobreza no era causa sino COí]f
los hombres, desatendimos. "La peor amenaza para cualquier¡ secuencia del deterioro ambiental y éste, a su vez, resultado de un
ecosistema sigue siendo el hombre, lo cual no nos autoriza a supri-/ mal manejo y una pésima distribución de los recursos. Además de
mirlo", puntualizó Caparrós. una ristra de propósitos, el llamado Informe Bruntland dejó para la
Del otro lado del precipicio está la misrna constatación de dete- posteridad la consolidación del concepto de "desarrollo sustenta-/
rioro del ambiente natural y la errónea percepción de que es la ble" como puente teórico que salvaría a la humanidad de seguir des- 1
conducta individual de las personas la que determina el grado de !izándose sobre aquel desfiladero que ubicaba al "regreso a la
compromiso con el ambiente, sin que pueda mostrar una incidencia naturaleza" o a las conductas testimoniales e ineficaces como las
a escala. "El escándalo de la sociedad termina en el escándalo de la únicas salidas posibles al laberinto del dilema ambiental.
naturaleza", sostuvo Tomás Maldonado. Se discutió, de ahí en más. acerca del desarr9Vo.su.stentable como
Los hombres son culpables de lo que le ocurre al entorno, pero·'0, aquel que permitiría (tácitamente en el ma1·co del capitalismo como
1
no todos ni cualquier hombre es el culpable, podría ser una sínte- ·· mecanismo de apropiación de la renta) el crecimiento económico de
sis de aquella cornisa sobre la cual caminó el ambientalismo. la sociedad sin poner en riesgo los recursos naturales ni el ambiente
. Las últimas dos décadas del siglo XX aportaron no sólo la apari- que debían permanecer con su capacidad de permitir la vida de las
/ción del ambientalismo sino su constitución dentro de la categoría \ generaciones que nos sucedieran.
'\,de organización no gubernamental (ONG). La Conferencia de Esto-- Ignacio Lewkowicz describió maravillosamente en Pensar sin
colmo provocó el inicio del debate y la institucionalización de la cues- Estado las dificultades del pensamiento cuando no hay un Estado
tión ambiental en la escala superestatal que integran las Naciones que distribuya roles en la sociedad, cosa que según muchos pensa-
Unidas. Con el devenir del anquilosamiento de esa instancia supe- dores se está comprobando en esta era de la fluidez.
restatal se fue consolidando la idea de que el fracaso consistía en La inoperancia intrínseca de las burocracias internacionales se
generar ámbitos para tratar ternas que no tenían "tratabilidad". potencia cuando alguien se arrima al dilema ambiental tratando de
resolverlo desde la lógica de las organizaciones.

90 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky


91
Ti

Menos filosóficamente aunque con increíble intuición política, que "debemos" hacer y lo que "deben hacer". Del primer lado,
el general Juan Domingo Perón decía que cuando uno no quiere los Estados confundidos en una mega estructura metaestatal de
resolver un problema debe anmar una comisión que se ocupe de él. inoperancia manifiesta. Y, por el otro, el ambientalismo autodefinido
La búsqueda de organizaciones que encaren los problemas desde la negación del concepto de "no gubernamental".
ambientales -como tantos otros- ha seguido la lógica de la confor- El ambientalismo en esta instancia ha adoptado una política alec-
mación de instituciones estatales metaestatales. Es decir, parafra- cionadora. Consciente de que su pretensión de modificar los
seando a Perón, una comisión municipal, por encima una provincial, patrones de conducta social que empujan al deterioro ambiental
adicionándosele una nacional y, si el problema es allende las fronte- es quimérica, o incluso no deseada ideológicamente, las ONG estruc-
ras, una regional y si es un tema global, una mundial. Una suerte de turan su discurso y su accionar desde lo que "no debe ser". No deben
muñecas rusas de la burocracia. talarse los bosques, no debe agredirse la atmósfera con gases de
Nunca, por el contrario, se ha logrado pensar -incluso para, al efecto invernadero, no deben seguir utilizándose productos que
menos, descartar su pertinencia- en organizaciones ad hoc capaces dañen la capa de ozono ...
de intervenir (con todo lo que denota este verbo) en las cuestiones
ambientales. Las organizaciones "estatales", incorporando allí los
gobiernos, supragobiernos, así como partidos, sindicatos o ministe-
rios, evidentemente no pueden lidiar con la alteración del planeta no
por escala sino por la cualidad de los términos.
El planeta no es la suma de los Estados; no es estatalmente tra-
table. Y los problemas ambientales no se expresan con precisión
limítrofe. No aparece-y quizás no existe-institución capaz de asumir
la complejidad del problema. Porque cuando una instancia de Nacio-
nes Unidas dice que los problemas ambientales se mitigarán cuando
disminuya la pobreza, lo que hace es enviarle la pelota a otra instancia
de Naciones Unidas que tampoco tiene la capacidad organizacional
más que para enunciar una nueva dificultad.
Aquel estudio presidido por Bruntland fue el prolegómeno de lo
que parecía ser la bisagra en la historia ambiental de la humanidad:
la Conferencia de Naciones Unidas sobre Ambiente y Desarrollo que
se efectuó en Río de Janeiro en 1992.
Ya para entonces el mundo llegaba a semejante debate con la
constitución de una suerte de enfrentamiento conceptual entre lo

92 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 93


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Malpartída, Alejandro, "La historia de la ecología", en wwweco·sítío.


com.ar

Biólogo y periodista ambiental. Lleva veinte años de trayectoria en


gráfica, radío, agencias internacionales y televisión. Autor de El medio
ambiente no le importa a nadie (Planeta, 2007). Conductor de Con·
taminación cero, el único programa de ecología de la televisión abierta
de Argentina. Colaborador del Suplemento Futuro del diario Página/! 2.

98 Historia del medio ambiente Sergio Federovisky 99


Índice

Introducción La historia del medio, ambiente 13

Capitulo 1. Naturaleza y medio ambiente:


iguales pero diferentes 21

Capitulo 2. Intersección e interacción 27

Capítuio 3. El trayecto del hombre en la naturaleza: 33


de predador a presa

Capitulo 4. La Revolución Industrial 45

Capitulo 5. El inesperado (ideológicamente) 53


comienzo de la ecología·

C@pituio S. La ecología como ideología 65

Capitulo 7. Ecología socialista 73

Capituk, 8. Distintos tonos de verde 81

Bibliografü, 95

El autor 99
', "-'::,-,,_·,.-:.·.·,·-·:-~,: ·-~~' ',, .. __ ;_.f·:·-·.).::c>,~:-':,;::--···

Impreso en Sociedad Impresora Americana S.A., Lavardén 157, Capital Federal,


en agosto de 2007. Distribuye en Capital Federal y GBA Vaccaro, Sánchez y Cía. S.A.
Distribuye en interior y exterior: D.LS.A.
. d. 1
lti'•. ,.,,~,_,.~-
,/IJ'fi~ 'illi, •
·.· ...
,..,. .
midiiO • . J.º ;, •..\
El medio ambiente es una construcción cultural:
a medida que el hombre se organizaba en las
prirneras socie&actes. agrícolas también empezaba
a percibir a la naturaleza como un terreno fértil para
la explotación y la expansión de sus actividades,
La naturaleza amenazadora frente a la cual se había
encontrado inerme se transformaba en un recurso
más para la satisfacción de su subsistencia, y luego,
a partir de la Revolución Industrial, en el medio
de obtención de suculentas ganancias.
La historia de la ecología y del ambientalismo es,
pn~cisamente, !a historia de ta transformación de
la natura!eza en medio ambiente, el proceso que
l!eva al p!aneta de tierra desconocida a recurso a
disposición de quien tenga el capital para explotarlo.
En Historia del medio ambient~ se cuenta cómo la
ecología -erigida hoy en lo políticamente correcto-
surge de propuestas de !a derecha, derivadas
primero de !a tradición darwinlana y más tarde
adoptadas por el nacionalsocialismo.
Es un enfoque duro, pero el único que puede dar
pistas para detener la depredación y !a destrucción
sistemáticas que padece nuestro planeta.

ISBN 978-987-614-028-7

9111!~~l~!l !l~!~ij~tl l 111!!~~~111


ESTACIÓN CIENCIA
ColE-cción dirigida por Leonardo Moledo
--~:_:_:,_.2'.S..'. ·~·'<.::'.~·'-;,:,·,,,_..,

,. El pensamiento ecologizado
(Le Monde diplomatique, 1989)

~
i
'

Ya no es tiempo de lamentarse de las catás-


trofes ecológicas. Tampoco de imaginar que el
desarrollo de las tecnologías bastaría para re-
1 . .

TI
mediarlas. El arranque salvador sólo puede ve-
j nir de una transformación radical de nuestras
1 relaciones con el hombre, con los demás seres
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vivos y con la naturaleza.
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El problema ecológico no sólo nos concierne


;::: en nuestras relaciones con la naturaleza, sino tam-
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::·: bién en nuestra relación con nosotros mismos.
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La ecología, como disciplina científica, se creó
;¡::: a finales del siglo XIX con el biólogo alemán
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26 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA


· EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 27

Ernst H. Haeckel; y, en 1935, con Tansley, apa- ·necesidades hic et nunc de los seres que se sien-
reció el «ecosistema», noción central que dis- .ten vejados, atormentados, oprimidos en un
tinguió el tipo de objeto de esta ciencia de la jmundo artificial y abstracto. La reivindicación
, mayor parte de los restantes ámbitos de investi- de la naturaleza es una de las reivindicaciones
gación. más personales y más profundas, que nace y se
En 1969 tuvo lugar en California una unión ' desarrolla en los medios urbanos cada vez más
entre la ecología científica y la toma de concien- tecnificados, burocratizados, cronometrados e
cia de las degradaciones del medio natural, no ;industrializados. Han sido precisas la ciencia y
sólo locales (lagos, ríos, ciudades) sino en lo su- la conciencia ecológicas para que se descubra

~
cesivo globales (océano, planeta), que afectan su racionalidad.
a la alimentación, los recursos, la salud y el psi- En los años 1969-1972, la conciencia ecoló-
quismo de los seres humanos. Se obró así el gica suscita una profecía de tintes apocalípti-
1
paso de la ciencia ecológica a la conciencia eco- cos. Anuncia que el crecimiento industrial con-

~
lógica. duce a un desastre irreversible, no sólo para el
Además, se produjo la unión entre la con- conjunto del medio natural sino también para
ciencia ecológica y una versión moderna del la humanidad. Hay que considerar hist6rico el
.. ' sentimiento romántico de la naturaleza que se año 1972, año del informe Meadows encargado
i
:!
había desarrollado, principalmente en la juven- por el Club de Roma, que sitúa el problema en
tud, en el transcurso de la década de 1960. Este su dimensión planetaria. 1 Ciertamente, sus mé-
sentimiento halló en el mensaje ecológico una todos de cálculo eran simplistas, pero se trataba
justificación racional. Hasta entonces, todo re- de una primera tentativa de comprender con-
torno a la naturaleza se había percibido, en la juntamente el devenir humano y el biológico a
'
historia occidental moderna, como irracional, escala planetaria. Análogamente, los primeros
utópico y en contradicción con las evoluciones
«progresivas». De hecho, la aspiración a la na- 1. Meadows, D., y otros, Halte a la croissance, París,
turaleza no expresa únicamente el mito de un Fayard, 1972 (trad. cast.: Los límites del crecimiento, Mé-
pasado natural perdido, expresa también las xico, Fondo de Cultura Económica, 1973).

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28 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 29

mapas geográficos establecidos en la Edad Me- secundario, y algunos tomaron por lo principal,
dia por los navegantes árabes contenían enor- era la alerta energética. Muchos integrantes de
mes errores en la situación y la dimensión de los la primera ola ecológica creyeron que se iba a
' continentes, pero constituyeron el primer es- dilapidar con mucha rapidez los recursos ener--
fuerzo por concebir el mundo. géticos del globo. De hecho, las potencialidades
La profecía ecologista de la década de 1970 ilimitadas de lo nuclear y de lo solar indican
se ha autodestruido parcialmente: la difusión que la amenaza fundamental no radica ahí. El
bastante rápida de la conciencia de las contami- segundo error era el mito de una naturaleza que
naciones, degradaciones locales o provinciales, representa una suerte de equilibrio ideal, estáti-

~ ha provocado la puesta en marcha de dispo-


sitivos jurídicos y técnicos que han enmendado
co, que era preciso respetar o restablecer. Se ig-
noraba que los ecosistemas y la biosfera cuen-
tan con una historia hecha de rupturas de
!, o diferido en cierto modo su carácter cataclís-
mico. Pero una buena profecía es precisamente equilibrios y de reequilibrios, de desorganiza-
aquella que suscita las reacciones y luchas que ciones y de reorganizaciones.
evitan la catástrofe que predice. ',) Pero ¿qué había entonces de importante en
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No obstante, la profecía catastrofista sólo se la conciencia ecológica?
ii:
l!'.:1 ha diferido: quince años después la han verifi- Como vamos a ver, se trata de:
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·:::, cado diversos accidentes espectaculares, como l. la reintegración de nuestro entorno en
!J los de Seveso y Chernóbil, y hoy se ha dispara- nuestra conciencia antropológica y social;
1) 2. la resurrección ecosistémica de la idea de
' do la gran alerta sobre la biosfera.
naturaleza;
3. la aportación decisiva de la biosfera a nues-
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Lo SECUNDARIO Y LO ESENCIAL tra conciencia planetaria.
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Actualmente, con la distancia, se puede ver Regresemos a la noción de ecosistema. En un
mejor lo que había de secundario y de esencial medio dado, los componentes geológicos, geo-
ii:!i en la toma de conciencia ecológica. Lo que era gráficos, físicos, climatológicos (biotopo) y los
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30 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 31


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1

! seres vivos de toda índole, unicelulares, bacte- fes carnívoros, etc. Así, la vida y la muerte se
rias, vegetales, animales (biocenosis), interac- }ustentan mutuamente, según la fórmula de
túan retroactivamente para generar y regenerar rieráclito: «Vivir de muerte, morir de vida».
sin cesar un sistema organizador (o ecosistema) Hay que maravillarse de esta asombrosa orga-
' nización espontánea, pero no idealizarla por
producido por estas mismas interretroacciones.
Dicho de otro modo, las interacciones entre los ~llo, pues es la muerte la que regula todos los
seres vivos no son únicamente devoradoras, de excesos de nacimiento y todas las insuficiencias
conflicto, de competición, de competencia, He alimento. La madre naturaleza es al mismo
de degradación y de depredación, sino tam- tiempo madrastra.
bién de interdependencia, de solidaridad y de : Cabe preguntarse si los ecosistemas no son
complementariedad. El ecosistema se autopro-
duce, se autorregula y se auto-organiza de ma-
Fª especie de ordenadores salvajes espontánea-
Fente creados a partir de las intercomputacio-
nera tanto más extraordinaria por cuanto no pes entre los seres vivos, que, bacterias, plantas
dispone de ningún centro de control, de ningu- o animales, son todos seres cuya organización y
na cabeza reguladora, de ningún programa ge- actividad resultan indisociables de una organi-
nético. Su proceso de autorregulación integra la zación computacional y de una actividad cogni-
! muerte en la vida, la vida en la muerte. fiva. Hasta las plantas disponen de estrategias,
j Es el ciclo trófico en el cual, efectivamente, la por ejemplo para luchar unas contra otras por
muerte (y la descomposición) de los grandes pre- ~l espacio o el sol. Así, los rábanos segregan sus-
dadores alimenta no sólo a animales carroñe- tancias nocivas para apartar de su vecindad a
ros, no sólo a una multitud de, insectos necró- otros vegetales; los árboles se abren paso vio-
fagos, sino también a las bacterias. A su vez, estas lentamente en los bosques para buscar el sol;
1
1
1
bacterias van a fertilizar los suelos; las sales mi- Ías flores recurren a la seducción para atraer a los
nerales procedentes de las descomposiciones !nsectos libadores. Se constatan incesantes fe-
van a nutrir a las plantas por las raíces; estas mis- hómenos de íntercomputaciones e intercomu-
1 mas plantas van a alimentar a los anímales her- nicaciones que, a mi parecer, establecen una en-
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bívoros, que, a su vez, van a nutrir a los anima-· ~idad computacional global.
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32 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 33

Así como el mercado económico es una espe- primera que trata del sistema global, con sus
cie de ordenador numérico espontáneo, nacido constituyentes físicos, botánicos, sociológicos,
de miríadas de cálculos y cómputos individua- microbianos, cada uno de los cuales compete a
·'
les, que regula a su vez dichos cálculos y com- una disciplina especializada. El conocimiento
putaciones, así también las intercomputaciones ecológico precisa una policompetencia en estos
entre los seres vivos crean una suerte de super- diferentes ámbitos y, sobre todo, una compren-
computación (no numérica) que regula las pro- sión de las interacciones yde su naturaleza sis-
pias interacciones. Es la única manera de com- témica.
prender por qué son tan numerosas las flores,

~ comenzando por las orquídeas, que utilizan


estrategias de atracción, de ornato y de seduc-
ción con los insectos, de forma que éstos acuden
UNA NUEVO TIPO DE CIENCIA

a libar su polen; y de comprender asimismo por Los éxitos de la ciencia ecológica nos mues-
qué los propios insectos se acercan a estas plan- tran que, contrariamente al dogma de la hiper-
tas. En otros términos, muchas complementa- especialización, existe un conocimiento organi-
riedades se tornarían inteligibles concibiendo el zativo global que es el único capaz de articular
ecosistema como una especie de ser natural es- las competencias especializadas para compren- ·
pontáneo, con miles de millones de cabezas y der las realidades complejas. Además, el diag-
de miembros. Lo mismo ocurre con el concep- nóstico de un daño ecológico no requiere una
to de biosfera, ecosistema supremo que contiene acción destructora contra un blanco, sino una ac-
y engloba los ecosistemas de nuestro planeta. ción reguladora sobre una interacción; así se
Así, las nociones de ecosistema y de biosfera interviene ecológicamente contra un patógeno,
incorporan su riqueza y su complejidad a la no mediante el empleo masivo de pesticidas
idea romántica de naturaleza. que, para destruir la especie considerada ne-
Hasta una época reciente, todas las ciencias fasta, van a destruir la mayor parte de las demás
recortaban arbitrariamente su objeto en el com- especies, sino mediante la introducción en el
plejo tejido de los fenómenos. La ecología es la medio de una especie antagonista de la especie
:,
34 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA · EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 35

peligrosa, lo que va a permitir regular el ecosis- yugo y referirse a un paradigma complejo don-
tema amenazado. de la autonomía del ser vivo, concebido como
Nos hallamos, pues, ante un nuevo tipo de ~er auto-eco-organizador, resulta inseparable
ciencia, referida a un sistema complejo, que re- ~e su dependencia.

curre a la vez a las interacciones particulares y 1 El organismo de un ser vivo (auto-eco-orga-
al conjunto global, que resucita el diálogo y la nizador) trabaja sin tregua, pues, para mant~-
confrontación entre los hombres y la naturale- nerse a sí mismo, degrada su energía. Necesita
za, y que permite intervenciones mutuamente tenovarla extrayéndola de su entorno, por lo
provechosas. ~ue depende de este último. Así pues, necesi-

~
Examinemos ahora el aspecto paradigmático tamos la dependencia ecológica para poder
del pensamiento ecologizado. Doy al término ksegurar nuestra independencia. Dicho de otra
«paradigma» el sentido siguiente: «La relación forma, la relación ecológica nos conduce rápi-
lógica entre los conceptos clave que gobiernan HI amente a una 1·dea aparentemente parad'"
0¡1ca:
todas las teorías y todos los discursos depen- para ser independiente, hay que ser depen-
dientes de ellas». Así, el gran paradigma de la diente. Y cuanta más independencia queremos
cultura occidental de los siglos XVII al XX desune {onseguir, más debemos pagarla con la depen-
el sujeto y el objeto, el primero remitido a la fi- Jlencia. Por tanto, nuestra autonomía material
losofía, el segundo a la ciencia: todo lo que es t espiritual de seres humanos depende de ali-
espíritu y libertad compete a la filosofía; todo lo mentos culturales, de un lenguaje, de un saber,
. 1 material y determinista compete a la ciencia. elle mil cosas técnicas y sociales. Cuanto más
i Este mismo paradigma trae aparejada la dis- $os permita nuestra cultura el conocimiento de
yunción entre la noción de autonomía y la de ~ulturas ajenas y de culturas pasadas, más pro-
1
. 1 dependencia: la autonomía no posee ninguna babilidades tendrá nuestro espíritu de desarro-
rl 1
validez en el marco del determinismo científico llar su autonomía.
01 y, en el marco filosófico, sustituye a la idea de La auto-eco-organización significa también,
¡
. 1
.J

.l dependencia. Ahora bien, el pensamiento eco-


logizado debe liberarse necesariamente de este
fás profundamente, que la organización del
mundo exterior está inscrita en el interior de
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36 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 37

nuestra propia organización viva. Así, el ritmo SOMOS SUPERPRIMATES


cósmico de la rotación de la Tierra sobre sí
misma, causa de la alternancia del día y la no- Llegados a este punto, hemos de abandonar
che, se encuentra asimismo en nuestro interior por completo la concepción insular del hom-
'
bajo la forma de un reloj biológico; éste deter- bre: no somos extraseres vivos, extraanimales,
mina nuestro ritmo nictémero autónomo, el extramamíferos, extraprimates. No estamos se-
cual manifiesta su periodicidad, sin estímulo parados de los primates: hemos llegado a ser
exterior alguno, en un sujeto humano que viva superprimates desarrollando cualidades que
sin reloj en una caverna. Análogamente, el rit- eran esporádicas o incipientes en los monos,

~
i
mo de las estaciones se halla inscrito en el Lnte-
rior de los organismos vegetales y animales.
Ciertas plantas comienzan a segregar su savia a
como el bipedismo, la caza o la utilización de
instrumentos. No estamos separados de los ma-
míferos, somos supermamíferos marcados para
¡ partir del crecimiento de la duración del día, siempre por nuestra relación íntima, cálida e

~
otras a partir de la intensificación de la luz solar. intensa con nuestra madre, inconclusa no sólo
Para la mayoría de los animales, la primavera es en el nacimiento sino hasta la muerte, así como
la estación de los amores, de las copulaciones, por la relación entre los hermanos y las herma-
de la reproducción. Dicho de otro modo, el rit- nas en una camada, fuente del amor, el cariño,
1 '
' mo cósmico externo de las estaciones reapare- la ternura y la fraternidad humanas. Somos su-
ce en el interior de los seres vivos, al igual que permamíferos, supervertebrados, superanima-
' hemos tomado del cosmos, para integrarlo en les, superseres vivos. Esta idea fundamental
nuestras sociedades, la organización del tiempo significa, por consiguiente, que la organización
que es la de nuestro calendario y de nuestras biológica, animal, mamífera, etc., no sólo se en-
fiestas. Por consiguiente, el mundo está en no- ,¡ cuentra en la naturaleza, en el exterior de noso-
sotros, al mismo tiempo que nosotros estamos Í tros, sino también en nuestra naturaleza, en
en el mundo. nuestro interior.
~

38 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 39



:¡' EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO ·fraños para él, nos hemos distanciado y margi-
nado de él.
1

Como todos los seres vivos, somos también 1 Para comprender nuestra situación, retomaré
; seres físicos. Estamos constituidos por macro- la parábola del matemático G. Spencer-Brown.
moléculas complejas que se remontan a una tste decía más o menos: <<Supongamos que el
época prebiótica de la Tierra: los átomos de car- ~niverso quisiera tomar conciencia de sí mismo.
bono de estas moléculas, indispensables para la ¿Qué haría? Pues bien, el universo estaría obli-
vida, se formaron en el crisol de soles que pre- gado a extraer de sí una especie de pedúnculo,
cedieron al nuestro, del choque de núcleos de una especie de tentáculo de pulpo que alejaría

~ helio. En definitiva, todas las partículas que se


unieron en el helio datan de los primeros se-
gundos del universo. Por tanto, al mismo tiem-
He sí de manera que pudiese mirarse a sí mis-
1

ino. Pero, en el momento en que ese tentáculo


~e aleja, en que el extremo de ese brazo se vuel-
po que estamos en un mundo físico, este mun- te sobre el universo para contemplarlo, deja de
do físico, en su organización fisicoquímica, está formar realmente parte de él y deviene ajeno.
constitutivamente en nosotros. He aquí, pues, Así, el universo fracasa allí donde ha triunfado:
un principio fundamental del pensamiento eco- 11 momento en el que ha logrado conocerse, es
logízado: no sólo no se puede separar un ser dl.emasiado tarde; aquello que lo conoce se ha
OJ 2
autónomo (autos) de su hábitat cosmofísico y vuelto, de alguna manera, autónomo». Algu-
1 .

biológico (oikos), sino que también hay que 111os han pensado definir al hombre por disyun-
•I pensar que oikos está en autos sin que autos dión y oposición a la naturaleza; otros por la

! cese, sin embargo, de ser autónomo, y, en lo que


concierne al hombre, relativamente ajeno al
ibtegración en la naturaleza. Ahora bien, debe-
rnos definimos a la vez por la inserción mutua y
1:~I
mundo que es, no obstante, el suyo. En efecto, 11JOr nuestra distinción con respecto a la natura-
¡.-
somos íntegramente los hijos del cosmos. Pero, l~za. Vivimos esta situación paradójica.
1
1
por la evolución, por el desarrollo particular de
'
nuestro cerebro, por el lenguaje, por la cultura, 2. Spencer-Brown, G., Laws o/ Form, Nueva York,
por la sociedad, nos hemos convertido en ex- Bantam Books, 1972.
1
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40 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 41

Hoy hemos llegado al momento histórico en catástrofe. Pero el pensamiento ecologizado es


que el problema ecológico nos exige tomar si- muy difícil porque contradice principios arrai-
. multáneamente conciencia de nuestra relación gados en nosotros desde la escuela primaria,
,,
fundamental con el cosmos y de nuestra ajena donde nos enseñan a hacer cortes y disyunciones
condición. Toda la historia de la humanidad es en el complejo tejido de lo real, a aislar ámbi-
la historia de la interacción entre la biosfera y el tos del saber sin poder asociarlos en lo sucesivo.
hombre. El proceso se intensificó con el desa- Después nos convencen de que estamos con-
rrollo de la agricultura, que modificó profunda- denados a la clausura de las disciplinas, que su

~
mente el medio ecológico. Se creó una suerte de aislamiento es indispensable, mientras que las
diálogo creciente (relación a la par complemen- ciencias de la Tierra y la ecología muestran hoy
¡ taria y antagonista) entre la esfera antroposocial que la concentración disciplinar es posible. Es-
y la naturaleza. El hombre debe cesar de actuar tamos dominados de algún modo por un para-
!
i como un Gengis Khan de la periferia solar y no digma que nos constriñe a una visión segmen-

~
considerarse el pastor de la vida, sino el copi- tada de las cosas; estamos habituados a pensar
loto de la naturaleza. La conciencia ecológica al individuo separado de su entorno y de su

~
requiere en adelante un doble pilotaje: uno pro- habitus, a encerrar las cosas en sí mismas.
fundo, que viene de todas las fuentes incons- El método experimental ha contribuido a
cientes de la vida y del hombre, y el otro el de desecologizar las cosas. Extrae un cuerpo de su
nuestra inteligencia consciente. entorno natural, lo coloca en un entorno artifi-
cial controlado por el experimentador y somete
este cuerpo a pruebas que determinan sus reac-
LA NECESIDAD DE UNA CONCENTRACIÓN ciones en diversas condiciones. Hemos llegado
DISCIPLINAR a creer que la única realidad era la que surgía en
los entornos artificiales (experimentales), mien-
1 La conciencia ecológica puede ser muy fácil tras que lo que ocurría en los entornos natura-
cuando se trat". de daños, de perjuicios: he ahí les no era interesante, al no poder aislar las va-
un Chernóbil, he aquí un Seveso, he aquí una riables y los factores.
!
'
42 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 43

LAS COSAS NO SON COSAS cto por Descartes, y luego por Marx, de con-
puista y posesión de la naturaleza. Este proyec-
El método experimental se ha revelado esté- fº se ha tornado ridículo a partir del momento
' ril o perverso cuando se ha querido conocer un ~n que nos hemos dado cuenta de que el in-
animal por su comportamiento en el laborato- benso cosmos, en su infinitud, queda fuera de
rio y no en su medio natural con sus congéne- puestro alcance. Ha llegado a ser delirante a
res. Ha sido incapaz de llegar a las constatacio- partir del momento en que nos hemos percata-
nes capitales efectuadas por la observación de do de que el devenir prometeico de la tecno-

~
los chimpancés en su ecosistema. Allí se ha des- Fiencia es lo que conduce a la ruina de la bios-
cubierto que estos animales eran omnívoros, in- fera y, por ende, al suicidio de la humanidad. La
ventivos, capaces de fabricar herramientas, de divinización del hombre en el mundo debe ce-
practicar la caza; se ha advertido que se trataba sar. Ciertamente hemos de valorar al hombre,
'

de seres complejos, muy diversos en su carácter ~ero hoy sabemos que no podemos hacerlo si-
1 e inteligencia, que no practicaban el incesto en- ho valorando también la vida: el respeto pro-
tre madre e hijo, mientras que la interdicción fundo del hombre pasa por el respeto profundo
del incesto se consideraba propia del hombre. He la vida. 3 La religión del hombre insular es
En otros términos, la observación de los seres una religión inhumana. La presión de la com-
T en su entorno natural ha permitido descubrir su plejidad de los acontecimientos, la urgencia y la
naturaleza propia, en tanto que el método del magnitud del problema ecológico nos impulsan
1 aislamiento destruía la inteligibilidad de su vi- ¡¡ cambiar nuestros pensamientos, pero necesi-
11 da. Todo cuanto aísla a un objeto destruye su famos asimismo un impulso interior dirigido a
!
• f
realidad misma. No basta con decir «los seres lnodíficar los principios mismos de nuestro
i humanos, los seres vivos no son cosas»; convie- pensamiento.
1
ne añadir que las cosas mismas no son cosas,
esto es, objetos cerrados.
1
¡ 3. Véase Morin, Edgar, La Méthode, II: La Vie de la vie,
.i Hay que dejar de ver al hombre como un ser París, Seuil, 1980 (trad. cast.: El método, II: La vida de la
,, '
•"i
'
sobrenatural y abandonar el proyecto formula- vida, Madrid, Cátedra, 1997).
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44 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 45


'
El aspecto metanacional y planetario del pro- cia contemporáneas, las tornas de conciencia
blema ecológico apareció en los años 1969-1972. ecológicas nos acostumbran a no abstraer nada
La amenaza ecológica ignora las fronteras. La del horizonte global, a pensarlo todo en la pers-
,,
contaminación química del Rin concierne a Sui- pectiva planetaria.
za, Francia, Alemania, Holanda y a los países
ribereños del Mar del Norte. Vimos la extrema-
da insolencia de la nube de Chernóbil: no sólo UNA CONCEPCIÓN BÁRBARA DEL DESARROLLO
no respetó los Estados nacionales, la división

~
entre Europa del este y Europa occidental, si- Al mismo tiempo, nos vemos instados a re-
no que desbordó incluso nuestro continente. plantear el problema del desarrollo rechazan-
El problema de Chernóbil se une así a los del do la concepción (tan burda y tan bárbara, y
incremento del gas carbónico en la atmósfera tanto tiempo imperante) según la cual la tasa
1
y del agujero de ozono sobre el Antártico. Los de crecimiento industrial significaba el desa-

~
problemas fundamentales son planetarios, como rrollo económico y el desarrollo económico
lo es el peligro que se cierne en adelante sobre significaba el desarrollo humano, moral, men-
la humanidad. En estos términos debemos pen- tal, cultural, etc., mientras que en nuestras ci-
sar respecto de los males que nos amenazan, vilizaciones, llamadas desarrolladas, existe un
1: pero también respecto de los tesoros ecológicos, atroz subdesarrollo cultural, mental y huma-
biológicos y culturales que hemos de salvaguar- no. Hemos querido dar este modelo a los paí-
11
. ' dar: la selva amazónica es un tesoro biológico ses del Tercer Mundo. Debemos repensar por
de la humanidad que debemos preservar, como, completo la palabra desarrollo en toda su
en otro terreno, hemos de preservar la diver- complejidad. Estamos en un momento en el
sidad animal y vegetal, así como la diversidad que el problema ecológico se suma al proble-
cultural (frutos de experiencias multimilena- ma del desarrollo de las sociedades y de la hu-
rias) que, hoy lo sabemos, son inseparables de manidad entera.
la diversidad ecológica. Con más rapidez e in- La humanidad está en la biosfera, de la que
tensidad que todas las demás tomas de concien- forma parte; la biosfera está alrededor del pla-
·w

46 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 47


'
·,
1 neta Tierra, del que forma parte. En años re- La idea de Gaia repersonaliza la Tierra en un
cientes, James Lovelock ha propuesto la hipó- ¡momento en que, desde hace veinte años, es to-
tesis Gaia: la Tierra y la biosfera constituyen 1do el planeta Tierra, en sus profundidades y su
un conjunto regulador que lucha y resiste por :existencia física, el que ha entrado en la era de
·'
sí mismo contra los excesos que amenazan ~as ciencias sistémicas: las ciencias de la Tierra
con degradarlo. 4 Esta idea puede pasar por la lse unieron en la década de 1960. Estas múltiples
versión eufórica del ecologismo con respecto ciencias (cliniatología, meteorología, volcanolo-
a la versión pesimista del Club de Roma. Así, 1gía, sismología, geología, etc.) no se comunica-
por ejemplo, Lovelock piensa que Gaia dispo- ban entre sí. Ahora bien, las exploraciones de la
ne de regulaciones naturales contra el creci- ~ectónica de las placas submarinas han resucita-
miento del óxido de carbono en la atmósfera, do la idea de la deriva de los continentes, lanza-
y encontraría por sí misma medios naturales ida por Wegener a comienzos del siglo XX, y han
1

para luchar contra los agujeros de ozono apa- ¡revelado que el conjunto de la Tierra constituye
recidos en los polos. Sin embargo, ningún sis- un sistema complejo, animado por movimien-
tema es inmortal, ni siquiera el mejor regula- rtos y transformaciones múltiples; desde enton-
do, y un organismo, incluso autorreparador y ices, puede concebirse la Tierra como un ser vi-
:~
autorregenerador, muere si un veneno le toca fº' no en el s~ntido biológ_ico, con un A~N, un
?I. en su punto débil. Es el problema del talón de ARN,5 etc., srno en el sentido auto-organizador
\! Aquiles. También la biosfera, ser vivo, aunque y autorregulador de un ser que tiene su historia,
no sea tan frágil como se pudo haber creído, ;es decir, que se forma y se transforma mante-
puede ser herida de muerte por la acción hu- piendo su identidad.
,.··¡
mana.

4. Lovelock, James, La Yerre est un étre vivant. J;hy- 5. Los ARN, o ácidos ribonucleicos, son copias casi
1
pothese Gai"a, París, Le Rocher, 1986 (trad. cast.: Gaia: una exactas de las secuencias genéticas inscritas en los cromo-
1

;: i nueva visión de la vida sobre la Tierra, Madrid, Hermann somas por las moléculas de ADN (ácido desoxirribonu-
. ;I Blume, 1983). cleico).
- - - ~ - . é . :--- _.:...:-:e:·· ét:.:,·, · · ·,.,,<,>:-tc::;ifo/--; i/,,_:-:.::.::.::,2::;:c:;:.::,,.-"' ;c·,::s::,v,&:¿.

¡
C- ¡;
48 EL AÑO I DE LA ERA ECOLÓGICA EL PENSAMIENTO ECOLOGIZADO 49
'
LA EDAD DE HIERRO DE LA ERA PLANETARIA lo absoluto y de la salvación terrestre, en defini-
tiva, a la conciencia de la itinerancia humana,
Existe así un sistema organizado llamado los descubrimientos astrofísicos nos revelan un
.• Tierra, existe una biosfera con su autorregula- cosmos inaudito, donde la Vía Láctea no es sino
ción y su auto-organización. Podemos asociar la una pequeña galaxia de la periferia, donde la
Tierra física y la Tierra biológica y considerar en propia Tierra no es más que un micrón perdido.
su complejidad misma la unidad de nuestro pla- La historia humana sobre el planeta Tierra ya
neta. Ahora bien, esta unidad se había reconsti- no está teledirigida por Dios, la ciencia, la razón
tuido a escala humana desde el descubrimiento

~
o las leyes de la historia. Nos hace recuperar el
de América: Cristóbal Colón había hecho en- sentido griego de la palabra «planeta»: astro
: trar la humanidad en la era planetaria. Desde errante.
i
esa época, la humanidad, diseminada en el
transcurso de sesenta mil años de evolución, se
ha hallado en una intercomunicación cada vez NUESTRA TIERRA-PATRIA
más estrecha. Pero, al mismo tiempo que las
nuevas solidaridades, se han multiplicado los Sabemos en adelante que el pequeño planeta
antagonismos y las servidumbres. En este senti- perdido es más que un hábitat: es nuestra casa,
do, estamos todavía en la edad de hierro de la home, heimat, es nuestra matria y, ·más aún, es
era planetaria. Para lo mejor y para lo peor, to- nuestra Tierra-patria. Hemos aprendido que
do lo que acontece en una parte del globo tiene nos convertiríamos en humo en los soles y en
un alcance planetario. Todo devenir local se ha- hielo en el.espacio. Sin duda podremos partir,
lla en interretroacción creciente en y con el con- viajar, colonizar otros mundos. Pero es aquí,
texto global. en nuestra casa, donde están nuestras plantas,
.i
Por último, en estos años de las décadas de nuestros animales, nuestras muertes, nuestras
1960 y 1970, que han asistido a la vez al desa- vidas. Necesitamos conservar, necesitamos sal-
rrollo de la ciencia y de la conciencia ecológicas var la Tierra-patria. En estas condiciones es
y al de las ciencias de la Tierra, a la pérdida de donde puede producirse en nosotros la conver-
l.
1
1 50 EL AÑO l DE LA ERA ECOLÓGICA

1 gencia de verdades procedentes de los más di-


, yersos horizontes: unas de las ciencias, otras de
'las humanidades, otras de la fe, otras de la ética,
otras de nuestra conciencia de vivir la edad de
hierro planetaria.
En esta Tierra perdida en el cosmos astrofí-
1 1 sico, esta Tierra «sistema vivo» de las ciencias
"¡ 1
dela Tierra, esta biosfera-Gaía, es donde puede
concretarse en lo sucesivo la idea humanista
de la época de las Luces, que reconoce la misma
condición a todos los hombres. Esta idea puede
aliarse con el sentimiento de la naturaleza de la
era romántica, que recuperaba la relación um-
bilical y nutricia con la Tierra-madre. Al mismo
tiempo, podemos hacer converger la conmise-
ración budista por todos los seres vivos, la fra-
ternidad cristiana y la fraternidad internaciona-
lista (heredera laica y socialista d~l cristianismo)
en la nueva conciencia planetaria de solidaridad
que debe vincular a los humanos entre sí y con
1a naturaleza terrestre.
-~-----'-"<-,.,,.. ,-v..:;.•·: :•::.::&ill!!lll"!""""%' ,·,.e,-.-.·.,•,vc,•>\V.•; !Ji:!!!S··,.,y.-·.-,,-.-'/· "~- "<<·:'J½<(:··'•··_------· •, __. · · ·;· ·.-.' . -:,:" .-',,,._ . ..-:_ ·-·, -.- ------------- /:/-/-·--,-~-/·--- ._- ,, ·--_-·.··--- ___ ,:,_.:,:-:-c,,,,-:-·.--..-:-.-.,.··.·c-·- ''': -.-;-· .. ,:::::-;'-:,'.<-'-'S···,,.,_.-;,--.. _•_::-·-

~ OS itL
[j)~--cQb -V: u ~,.J_~ La geopolítica de la biodiversidad
~M-"(l,
y el desarrollo sustentable
A-,x~ TII: IJ º .i1
~-~ 5WD5- Economización del mundo,
~ó- ~u..UOl(LJU..U!~l2.Lú--cfu_ 0S.JU.Lu"°-? racionalidad ambiental y
reapropiación social de la
~~- naturaleza'
t' e,
[J'
\)

Enrique Leff*

A..'.l- '· __,_;,o --~ t

!'s.! -::\' *
Coordinador Globalización económica y capitalización de la
de la Red de naturaleza
-._'/\
Formación Ambiental
_¿ para América Latina
El planeta que habitamos siempre ha sido global: un
()..\ y el Caribe,
Programa de
globo terráqueo. La tierra se desprendió de su planicie
\ e inició el vuelo de su globalización en el siglo XVI,
los Naciones Unidas
para el Medio Ambiente. una vez que el mundo fue circunnavegado y que los
1,
Integrante. del intercambios comerciales fueron int~rconectando a
~--f__,.(.,;_..{,
,0 Grupo de Trabajo las diferentes cívilizaciones y culturas. Más adelante, la.
Ecología Política generalización de los intercambios comerciales se
/! de CLACSO. convirtió en ley, y esta se fue universalizando, iflva-
_ji.--({'
diendo todos los dominios del ser y los mundos de
l'
V
vida de las gentes. Con la invención de la ciencia eco-
\ nómica y la institucionalización de la economía como
reglas de convivencia universales, comenzó un proce- i
é,,- ,__, so de cinco siglos de economización del mundo. Mas §
())'.,_ --L-"-----l.> ' --t. -.,.'.,\ ~
1//; el ~rden físico y la vida en el planeta que dan origen y
~
sustentan al géñero humano no encuentran en sus
"
raíces ninguna esencialidad económica más allá de la "'>
pulsión de producir con la naturaleza para satisfacer '~

"'
'--, -~
/\
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oC\
r,1ecesidades humanas. Este proceso de expansión de la raciL ,idad económica culmina valores económicos; por otro, \a biodiversidad es !a expre-
con su saturación y su límite, e! límite de su extrema voluntad de globalizar al mundo sión del potencial productivo de un ecosistema, ante el
engullendo todas las cosas y traduciéndolas a los códigos de la racionalidad económica, cual se plantean !as estrategias posibles de su manejo
razón que conlleva la imposibilidad de pensar y actuar conforme a las leyes límite de la sustentable así como las formas de apropiación cultura\ y
naturaleza, de la _vida y la cultura. económica de sus recursos.

En este sentido, el proceso _de globalización cuya naturaleza intentamos descifrar -los ªLa geopolítica La geopolítica de la biodiversidad y del desarrollo sustenta-
crecierítes intercambios comerciales, las telecomunicaciones electrónicas con la ínterco- ble no sólo prolonga e intensifica los anteriores procesos
de la biodiversidad de apropiación destructiva de los recursos naturales, sino
nexión inmédiata de personas y flujos financieros que parecen eliminar la dimensión
espacial y temporal de la vida, la planetarización del calentamiento de la atmósfera, e y del desarrollo que cambia las formas de inteivención y apropiación de la
incluso el aceleramiento de las migraciones y los mestizajes culturales-, ha sido movili- naturaleza y lleva a su límite la lógica de la racionalidad
sustentable no sólo
zado y sobredeterminado por e! dominio de la racipnalidad económica sobre los demás económica'. Esta nueva geopolítica de la sustentabilidad se
p'rocesos de globalización. Es esta sobre-economización de! mundo la que induce una prolonga e configura en el contexto de .una g!obalización económica
homogeneización de los patrones de producción y de cons-úmo, contra una sustentabili- intensifica que, al tiempo que lleva a !a desnaturalización de la natu-
dad planetaria fundada en la diversidad ecológica y cultural. raleza, promueve con el discurso del desarrollo sostenible
los anteriores una estrategia de apropiación que busca "naturalizar" la
Desde los orígenes de la civilización occidental, !a disyunción del ser y el ente que opera procesos mercanti!ización de la naturaleza. En esa perversión de "lo
el pensamiento metafísico preparó el camino para la objetivación del mundo. La econo- natural" se -juegan las controversias entre la economización
de apropiación
mía afirma el sentido del mundo en la producción; la naturaleza es cosificada, desnatu-1~:fif de la naturaleza y la ecologización de \a economía.
ralizada de su complejidad ecológica y convertida en materia prima de un proceso eco-
destructiva de los
Por otra parte, la economia po!ítíca engarzada en la re\a-
nómicÜ; los recursos naturales se vuelven simples objetos para la explotación del capital. recursos naturales,
En la era de la economía ecologizada la naturaleza deja de ser un objeto del proceso de ción de la fuerza de trabajo, el capital y la tierra se despla-
sino que cambia za hacia una ecología política en la que los antagonísmos
trabajo para ser codificada en términos del capital. Mas ello no le devuelve el ser a la
naturaleza, sino que la transmuta en una forma de! capital -capital natural- generalizan- las formas de las luchas sociales se definen en términos de identida-
do y ampliando las formas de valorización económica de la naturaleza (O'Connor, des, territorialidades y procesos de sustentabilidad. Las
de intervención
i
z
1993). Es en este sentido que, junto con las formas ancestrales de explotación intensiva
y apropiación
relaciones de producción y las fuerzas productivas ya no
se establecen entre el capital y e! proletariado industrial
~ que caracterizaron al "pillaje del tercer mundo" (Jalée, 1968), hoy se promueve una
-entre capíta\, trabajo y tecnología. En el nuevo discurso
explotación "conservacionista" de la naturaleza. La biodiversidad aparece no sólo como de la naturaleza
~ una multiplicidad de formas de vida, sino como zonas de reseivas de naturaleza -territo- sobre la biodiversidad y el desarrollo sustentable-sosteni-
~ rios y hábitat de esa diversidad biológica y cultural- que hoy están siendo valorizados por
y lleva a su límite ble, los conceptos de territorio, de autonomía y de cultura
"' su riqueza genética, sus recursos ecoturísticos y su función como colectores de carbono. la lógica se han convertido en conceptos políticos que cuestionan
1§ los derechos del ser y las formas de apropiación producti-
de la racionalidad
!
:5
~
En este sentido las políticas recientes en torno a la biodiversidad no responden tan sólo
a una preocupación por la pérdida de especies biológicas y por su importante papel en económica"
va de la naturaleza (Leff, 2001 b).

Ante la complejidad ambiental (Leff et al., 2000), las polí- i


e·I equilibrio ecológico del planeta. La biodiversidad se ha revelado como un enorme .n
§

i banco de recursos genéticos que son la materia prima de los grandes consorcios de las 1 ticas de la globalización económico-ecológica ponen de
industrias farmacéuticas-y de alimentos, cuyo valor económico supera ya el de los con- manifiesto la impotencia del conocimiento para compren-
der y solucionar los problemas que han generado sus for-
i
á sorcios petroleros. Por su parte, para los países y los pueblos donde se encuentran loca- z
~
lizadas las áreas de mayor biodiversidad, esta representa, por un lado, el referente de sig- mas de conocimiento del mundo; el discurso del creci- >o
ta
ffi miento sostenible levanta una cortina de humo que ve!a ~
e nificaciones y sentidos culturales que son trastocados cuando son transformados en

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§
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las causas reales de la crisis ecológica. As!, ante el calentam(j)J global del planeta, se
desconoce la degradaClón entrópica que produce la actividad económica ejercida bajo la
racionalidad económica (cuyo último grado de degradación es el calor) y se niega el ori-
gen antropogénico del fenómeno al calificar sus efectos como desastres "naturales".

La geopolítica del desarrollo sostenible mira con optimismo la solución de las contradic-
ciones entre economía y ecología al proponer la reconversión de la biodiversidad en
colectores de gases de efecto invernadero, con !o cual se exculpa a !os países industriali-
zados de sus excedentes de sus cuotas de emisiones, mientras se induce una reconver-
sión ecológica de los países-del tercer mundo. Fundadas en un supuesto control del pro-
ceso de !argo plazo a través ·del automatismo del mercado, estas políticas desconocen
los factores de íncertidumbre de los procesos económicos y ambientales, la ineficacia de
las políticas públicas y los intereses encontrados sobre las estrategias de apropiación de
!a naturaleza.

Los Acuerdos Multilaterales Ambientales (AMAs) y la OMC

Desde la adopción del CITES en 1973 se han venido acordando, elaborando e imple- ,;., Martin fernilndez

mentando diferentes tratados, convenciones, convenios y protocolos para !a protección


sidad de intereses y conflictos que se dirimen en su interior, poniendo de manifiesto
del medio ambiente. Al tiempo que se ha !agrado disminuir el uso indiscriminado e
las d~ficultades para internalizar \os costos ecológicos y amalgamar las políticas econó-
inconsciente de sustancias como el DDT, el plomo, el asbesto, las dioxinas y los CFC, en
micas y ambientales.
!a Implementación de algunos de estos nuevos instrumentos jurídicos de la nbrmatividad
ecülógica internacional -como el protocolo de Montreal sobre !a capa de ozono- se
Más allá de los intentos de los negociadores de aigunos países por abrir las agendas
registran importantes logros.
= hacia temas controversiales sustantivos, en !a práctica estos instrumentos se establecen
1 sobre Principios de orden más pragmático: reg\as de procedimiento, cuestiones de finan-
~ La Conferencia de las Naciones Unídas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) ciamiento, indicadores mensurables. Las consideraciones éticas y Filosóficas, las contro-
§l celebrada en 1992 marca un punto de inflexión importante en la geopolítica ambienta! versiás políticas en torno a valores e intereses que definen las alternativ?s del desarrollo
!
o
cd
global. A partir de Río-92, las políticas del desarrollo sostenible han promovido y puesto
en operación un nuevo marco legal internacional, basado en un conjunto de Acuerdos
sustentable y que no son traducibles al patrón común de la valorización económica, son
desp.!azadas de estos n_iveles de !a d!p\omacia internacional hacia el campo de la ecolo-
Multilaterales Ambientales (AMAs), que incluyen una serie de instrumentos jurídicos que gía política, donde se genera la fuerza social para la apertura de las agendas globales. Es

buscan establecer normas a los agentes económicos y sociales para limitar y revertir los

1
s
impactos de los procesos económicos y tecnológicos sobre e! ambiente.
en este plano que se expresan \os intereses por la diversidad biológica y cultural frente a
la homogeneidad del mercado y las estrategias de la globalización económica. No es de
sorprenderse que buena parte de las causas que han retardado los acuerdos y la imple-
o
Los AMAs incluyen los Convenios de Cambio Climático y Diversidad Biológica, la ·mentación de estos mecanismos de gobernabi\idad global sean \as controversias en ~
i Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación y \a Sequía, y torno a asuntos relacionados con el comercio: la mercanti\ización de \os bienes ·naturales
§
'.i
~
¿
los protocolos de Cartagena sobre Bioseguridad, de Kyoto sobre Cambio Climático y- y la .evaluación económica de \os riesgos ambientales. ~
de Estoco!mo sobre Cqntaminantes Orgánicos Persistentes. Entre esos instrumentos,
z
":¡ quizá los más controvertidos han sido los convenios de cambio climático y de diversi- Las dificultades p~ra la puesta en ·vigor y \a efectiva implementación de los AMAs ponen >
o
c!í dad biológica -y sus respectivos protocolos- por sus implicaciones globales y la diver- de manifiesto \as· resistencias del -orden económico para internalizar los costos ambien- cs.

:g h
~
N N

~ ~
tales y acomodarse a las normas de la sustentabilidad eco le,. a. Ejemplo de ello son 1 En el fondo de !os ( Jtes en torno a estos AMAs y los disensós para su aprobación y
obstáculos interpuestos paré! el cumplimiento de los acuerdos de Río --esto es, para li aplicación están la controversia entre la racionalidad ecológica y la ética que subyacen a
tar !as emisiones de gases de efecto invernadero y frenar el avance del ca!entamien las normas ambientales, y los principios y reglas de la racionalidad económica. Sus
global del planeta. Al mismo tiempo, la OMC ha venido diseñando sus propios reglrn incompatibilidades no sólo se expresan en la resistencia de gobiernos como los de
nes ambientales bajo el predominio de las reglas del mercado y los derechos de pro Estados Unidos y Japón a finnar y ratificar los AMAs. Al mismo tiempo, la OMC ha veni-
dad intele,ctuaL Si bien se han logrado avances en los AMAs, como la reciente firma do generando sus propios regímenes ambientales sometido·s a !a supremacía de !os
Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático, los mismos son acordados bajo el princi intereses y mecanismos económicos. De esta manera, los Acuerdos sobre Aspectos de
de un mínimo común denominador que logre conc'e'rtar voluntades de los gobierno los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) buscan
pero que reduce sus alcances y diluye sus objetivos. Así, las cláusulas sobre el comer, legitimar y legalizar los derechos de las empresas por encima de las provisiones a los
de permisos de emisiones de gases de efecto invernadero no aseguran que cada paíS, derechos ~e indígenas, campesinos y agricultores en la CDB y el Tratado Internacional
cada industria !imite a! máximo sus emisiones; a! contrario, ese objetivo se pervierte a sobre Recursos Genéticos para !a Alimentación y la Agricultura.
la posibilidad de que los países que se excedan de sus cuotas las transfieran a otros p
ses, o que las compensen cubriendo el valor ficticio de su captura por parte de los Estas controversias desembocan finalmente en la· necesidad de establecer marcos inter-
ses ricos en biodiversidad. nacionales de gobernabilidad que, bajo e! principio de responsabilidades comunes pero
diferenciadas, sean capaces de generar sinergias y relaciones que se· refuercen mutua-
Al poner énfasis sobre la comercializadón de derechos de emisiones, el Protocolo mente entre los AMAs y la OMC (UNEP, 2001). Sin embargo, en su ánimo de evitar dis-
Kyoto ofrece un salvoconducto a los países de! Norte, que en vez de reducir sus emisi( putas formales así como de prever y resolver antícipadamerÍte los conflictos entre los
nes de C0 2 y de gases de efecto invernadero las compensan transfiriendo sus costos< regímenes ambientales.y comerciales, la integración de las consideraciones ambie_ntales
países (como los de !a ex Unión Soviética) que se encuentran por debajo de sus cuotas en la toma de decisiones de !os asuntos económicos y sociales tiende a ceder la aplica-
y que incluso, por su situación económica, no estarían en condiciones de incrementa~ ción de las normas ecológicas y los principios ambientales a los regímenes del libre
sus emisiones. Por otra parte, 1a asignación de precios a la captura de carbono por las comercio. En este sentido se ha acelerado .!a tendencia a elaborar y aplicar instrumentos
reservas de biodiversidad dentro del MDL funciona como un verdadero subterfugio que económicos para la gestión ambiental y a reducir el valor de la naturaleza a los precios
permite a los países que exceden su hue!la ecológica transferir e! monto equivalente a que esta puede adquirir en el mercado de bienes y servicios ambientales.
algún pals rico en biodiversidad cuya flora y suelos supuestamente secuestran el exceso
~ de gases emitidos por las industrias del país industrializado a precios de "dumping" -a

~"'
falta de un mecanismo de formación de precios de captura- y al "mejor postor" porque, Valor y territorio: una política del lugar y la diferencia
como afirma Martínez Alier, los países pobres venden barato sus servicios ambientales.
"
'l A través del MDL se vienen lntroduciendo cambios en el uso del suelo y formas de cul- Frente al proceso de globalización regido por la racionalidad económica y las leyes del
~
Q
tivo como por ejemplo la siembra directa, mediante la cual se pretende reducir las emi- mercado, y junto con los movimientos "globalifóbicos", está emergiendo una política del
siones de gases y la aplicación de agroquímicos al tiempo que se implantan cultivos lugar, eje! espacio y del tiempo (Leff, 2001 c) movilizada por los nuevos derechos a la
"
1l transgénicos, cuyos riesgos ecológicos y para_!a salud están lejos de poder ser evaluados identidad cultural de los pueblos (CNDH, 1999; Sandoval y García, 1999), legitimando
i y en particular cuantificados. Así, no sólo no se generan sinergias entre los AMAs, sino reglas más plurales y democráticas de convivencia socia!. La reafirmación de la identidad
~ que estos funcionan como velos que encLibren y escudos que sirven ~e parapeto a !o~ es también la manifestación de lo real y de lo verdadero frente a la lógica económica que
s procesos de "reconversión ecológica" que bajo su protección y legitimación se ejecutan se ha constituido en el más alto grado de racionalidad del ser humano, ignorando a la
~ en favor del "desarrollo sostenible". En este sentido es cuestionable la efectividad del naturaleza y a la cultura, generando un proceso de degradación socioambiental que afec-
,í'
el
§ Protocolo de Kyoto, ya que el "valor de uso sumidero" de la biodiversidad seguramente ta las condiciones de sustentabilidad y el sentido de la existencia humana. §
~
~

á
no habrá de reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero que
seguirá generando el imperio de la racionalidad económica, debilitándose las acciones
¡
El te1:(i[Q.ÜQ es el lugar donde la sustentabilidad se enraíza en bases ecológicas e identi- ~

~ de mitigación a través del MDL y el uso de tecnologlas limpias. Como resultado, el calen-
z
dades culturales. Es el espacio social donde lbs actores sociales ejercen su poder para >o
~ tamiento global seguirá agravándose. controlar la degradación ambiental y para movilizar potenciales ambientales en proyectos ~

l:!
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autogestionados generados para satisfacer necesidadeS, . /-'

aspiraciones y deseos de los pueblos que !a g!obalización


nificado de la utopía': <10
el derecho de cada individuo y cada comunidad para fo~ar su
propio futuro. Los terriiorios culturales están siendo ferti!i:Zados por un tiempo que recrea
económica no puede cumplir. El territorio es el locus de !as estrategias productivas y los sentidos existenciales. No es sólo !a reivindicación de \os
las demandas y !os redamos de !a gente para reconstruir derechos culturales que incluyen !a preseivación de \os usos y costumbres de sus len-
sus mundos de vida. El nivel local es donde se forjan !as guas autóctonas y sus prácticas tradicionales, sino una política cultura\ para la reconstruc-
identidades culturales, donde estas se expresan como ción de identidades, para proyectar a sus seres colectivos trascendiendo un futuro prefi-
una valorización social de los recursos económicos y jado y excluyente. Es resistencia a la hegemonía homogeneizante de la globalización
como estrategias para la reapropiación de la natu.raleza. Si económica y afirmación de la diversidad creativa de la vida, construida desde la helero-
la economía global genera el espacio donde las sinergias génesis cultural-ecológica.
negativas de la degradación socioambiental hacen mani-
fiestos los límites del crecimiento, en el es_pacio __ local Esto !leva a repensar el sentido mismo de !a geopolítica. Las geografías, como marcas
1
en]_f:rgen las sinergias
--- -
positivas
' ,,,,
de la racionalidad ambie~- 1/ dejadas por las civilizaciones en la tierra, son el /ocus, el hábitat en el que se asienta un
tal y de un nuevo paradigma de productividad ecotecno-1 "Una nueva política mundo que ha sido trastocado por la globalización, que desplaza el lugar de su lugar, que
lógica (Leff, 1994 y 1995).
del lugar y hace prevalecer la globalidad de una razón única, universal, dominante. Pero son tam-
bién la escritura que van dejando en !a naturaleza los nuevos movimientos sociales de
El t~_rr_i_t?_r(? es un espacio donde se precipitan tiempos de la diferencia
reapropiación de la naturaleza (Gon<;alves, 2001 ). De esta manera, las poblaciones indí-
diferenciados, donde se articulan identidades culturales y está siendo genas están afirmando sus derechos culturales para recuperar el control sobre su territo-
potencialidades ecológicas. Es pues el lugar de conver- rio como un espacio ecológico, productivo y cultural para reapropiarse de un patrimonio
gencia de los tiempos de la sustentabilidad: los procesos
construida
de recursos naturales y significados culturales. La racionalidad ambiental está siendo
de restauración y productividad ecológica, de innovación y a partir interna\izada por nuevos actores sociales, expresándose como una demanda política que
asimilación tecnológica, de reconstrucción de identidades guía nuevos principios para la valorización del ambiente y para la reapropiación de \a
del sentido
culturales. Por ello el slogan "pensar globalmente y actuar naturaleza, arraigá.ndose en nuevos territorios y nuevas identidades.
localmente", tan tenazmente promovido por el discurso del tiempo en
del desarrollo sostenible, ha sido en realidad una artimaña las luchas actuales La geopolítica de 'la globalización se ha centrado en las falsas virtudes del mercado y de
para generar un pensamiento único sobre "nuestro futuro
~ por la identidad, la capaci<iad empresarial para guiar y alcanzar los objetivos del desarrollo sostenible. Se
"' común". Ante los retos del desarrollo sustentable alternati- confiere al mercado la capacidad de internalizar \os costos ambientales y de absorber
1 vo, induce en las culturas locales un pensamiento global por la autonomía
;e
que no- es_ otro que el discurso economicista del creci-
miento sostenible, cuando el reto de la sustentabilidad es
pensar las singularidades locales y construir una racionali-
y por el territoría"
actividades productivas sobre el capital natural y los servicios ambientales que hasta
ahora han sido campos tradicionales de apropiación y manejo de un patrimonio y bienes
comunales que funcionan fuera del mercado, para transformarlos en nuevas oportunida-

"' des de negocios. Más aún, asumen o priori la voluntad de los pueblos del tercer mundo
dad capaz de integrar sus diferencias, asumiendo su

i
-en particular poblaciones indígenas y campesinas- de colaborar en este propósito,
inconmensurabilidad, su relatividad y su incertidumbre. cediendo a las iniciativas del mercado temas fundamentales del desarrollo sustentable:
m~nejo de recursos naturales, pobreza rural, seguridad alimentaria, etcétera. Por e_l con-
s Una nueva política del lugar y de la diferencia está siendo
1's tra~1o, !as controversias entre la racionalidad económica y \a racionalidad ambie·ntal en las ~
construida a partir del sentido del tiempo en las luchas
~

!
perspectivas del desarrollo sustentable llevan a contrastar y oponer a la lógica del valor
actuales por la identidad, por la autonomía y por el territo-

¿
rio. Lo que subyace al clamor por el reconocimiento de los
d~ cambio una racionalidad productiva fundada en el valor de uso, que va más allá de
los principios de la "calidad total" y la "tecnología limpia" de la nueva ecoirÍdustria, asi
1
¡
derechos a la supervivencia, a la cjiversidad cultural y la como de una calidad de vida fundada en la "soberanla del consumidor'. La racionalidad

~ calidad de vida de los pueblos, es una política del ser; una lee
ffi ambiental lleva a repensar la prooucción a partir de los potenciales ecológicos de la natu- >o
Q
política del devenir y lo transformación, que valoriza el sig-
raleza y las significaciones y simbolismos asignados a la naturaleza. por la cultura, Esta ~

~ ;:
~
N

~
(México DF: PNU/ :EIICH-UNAM) Serie Foros y Debates Ambientales Nº l, Red de
Formación Ambiental para América Latina y el Caribe.

Leff, Enrique 2001 c "Espacio, lugar y tiempo. La reapropiación social de la naturaleza y la


construcción local de la racionalidad ambiental" en Nueva Sociedad (Caracas) Nº 175,
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Leff, Enrique 2002 (1998) Saber ambiento/: su~tentabilidad, raciónofidad, complejidad,


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Leff, Enrique y Bastida, Mindahi (coords.) 2001 Comercia, medio ambiente y desarrollo
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UNAM) Serie Foros y Debates Ambientales Nº 2, Red de Formación Ambiental para
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O'Connor, Martín 1993 "On the Misadventures of Capitalist Nature" in Capitalism, Nature,
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Sandoval, J. E. y García Colorado, G. 1999 El derecho a la identidad cultural (México DF:
Instituto de Investigaciones Legislativas, H. Cámara de Diputados).

Notas
l N. del E.: El presente artículo es una versión resumida del texto original, una de cuyas
primeras ediciones fue publicada en la compilación de A E. Ceceña y E. Sader La Guerra
({;; Comité de Derechos Humano5 de O rellana, Red de lideres ComunitariD5 Angel Shingre y Oficina de Pastoral Social de! Vicariato de Aguari~o,
Infinito. Hegemonía y Terror Mundial (Buenos Aires: CLACSO, 2002); así como también
lleva a una política del ser, de la diversidad, de la diferencia, que replantea el sentido de forma Parte del reciente libro de Enrique Leff Racionalidad Ambiental. La Reapropioción
Social de la Naturaleza (México: Siglo XXI, 2004), entre otras publicaciones. E! artículo, en
la naturaleza, de la producción y del desarrollo sustentable.
formato completo, puede consultarse en la sección debates de la página web del OSAL
<http://osal.clacso.org>.

2 Economistas ecológicos como René Passet, Herman Da!y y Joan Martínez A!ier han argu-
Bibliografía
~ mentado sobre las limitaciones del mercado para regular efectivamente !os equilibrios eco-
" CNOH 1999 "El derecho a la identidad cultural" en Gaceta (México: Comisión Nacional lógicos y su capacidad para interna!izar los costos ambientales a través de un sistema de
!
9
de Derechos Humanos) Nº 103. normas legales; sugieren que la economía debe constreñirse a !os limites de expansión
que asegure la reproducción de las condiciones ecológicas de una producción sustentable
Gom;:alves, Carlos W. Porto 2001 Ceo-grafías. Movimientos sociales, nuevas
1
~
territorialidades y sustentabilidad (México DF; Siglo XXI).
Jalée, Pierre 1968 Le Pillage du Tiers Monde (Paris: Frarn;:ois Maspero).
y de regeneración del capital natural. Sin embargo, la economía (la racionalidad económi-
ca, el proceso económico) carei.::e de flexibilidad y maleabilidad para ajustarse a !as condi-
ciones de la sustentabilidad ecológica. El debate político se ha enriquecido con los aportes
1l Leff, Enrique 1994 Ecología y capital (México DF: Siglo XXI). de la ciencia sobre la insustentabilidad creciente del planeta y los riesgos ecológicos que la

i
o Leff, Enrique 1995 Green Production. Towards an Environmental Rationality (New York:
amenazan, pero no ha logrado desujetarse de las razones de fuerza mayor de! mercado. La
ley de la entropía, preconizada por Georgescu-Roegen (1971) como la ley límite de! creci-
~ Guilford Press). miento económico, aparece como !a negatividad negada por la teoría y las políticas econó-
~
o ·Leff, Enrique 2000 "Pensar la complejidad ambienta!" en Leff, Enrique (coord.) La micas sobre su vínculo con la naturaleza. Mas la teoría aftica de la economía basada en la "'
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-5 complejidad ambiental (México DF: Siglo XXI/UNAM/PNUMA). ley de la entropía, antes de haber !legado a fundar la positividad de un nuevo paradigma
económico (de una economía ecológica), ha abierto las compuertas de una ecología polí-
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Leff, Enrique 2001a Ep[stemologío ambiental (Sao Paulo: Cortez Editora). tica donde el debate científico se desplaza hacia el campo politico; !a cuestión de la sus- ~
á . tentabilidad se inscribe en las luchas sociales contra la g!obalización y por la reapropiacióñ
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Leff, Enrique 2001 b "Lbs derechos del ser colectivo y la reapropiación social de la
de la naturaleza, desplazando el discurso y la acción ál ·campo de la deconstrllcción de la
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naturaleza: a guisa de prólogo" eíl Leff, Enrique (coord.) Justicia ambiental. Construcción >
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o y defensa de los nuevos derechos ambientales, culturales y colectivos en América Latina lógica económica y la tonstrucción de una racionalidad ambiental (Leff,. 1998; 2001 a). I
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