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LAS HOJAS COMO ABONO : para huertas y jardines

ecológicos
Ing. Agr. Fernando Díaz Shenker (*)

En estos días nos tocan vivir fuertes vientos cálidos y una temperatura atípica
para la época del año, pues estamos en pleno invierno. Sin entrar a analizar las
causas de este fenómeno meteorológico, existe el consenso de que, en los
próximos 100 años, el incremento de temperatura entre 1,5 y 2,5 ºC promedio,
según las zonas biogeográficas, provocará modificaciones en los ecosistemas,
el paisaje, las masas polares y los asentamientos humanos.

 Imágenes


 / ABC RuralAM PLIA R
LAS HOJAS COMO ABONO

Una de las consecuencias, además de las alergias para el hombre, es que las hojas de
ciertos árboles caen y cubren las veredas y calles de numerosos barrios de Asunción y
otras zonas. Además de causar molestias al caminar y volver poco estético el aspecto
urbanístico de ciertos lugares, estas hojas pueden utilizarse para preparar un abono
natural rico en elementos nutritivos y provechosos para las plantas de jardín y
hortalizas. Así, disminuirá el volumen de residuos en las calles y, con ello, los focos de
contaminación para la salud humana y animal, entre otros.

BENEFICIOS

Los beneficios son varios: se cuenta con un abono natural que provee elementos
nutritivos al suelo y favorece la retención de agua en el mismo; su EMPLEO no
contamina las plantas y protege el ambiente, dado que en vez de juntar y quemar estas
hojas, que es lo usual, se las utiliza en una práctica amigable con el ambiente.
Representa un ahorro, ya que, en vez de adquirir abonos comerciales, se puede contar
con uno natural y de excelente calidad, a costo casi cero. El abono de hojas puede
prepararse en un pozo, o bien en una abonera aérea o compostera. Conviene elegir un
lugar como debajo de un árbol con media sombra o bajo un techo construido con postes
y hojas de cocotero.

EN POZO

El pozo se abre con pala de punta u otra similar. El tamaño y la profundidad pueden
variar de acuerdo a la disponibilidad de hojas y otros materiales que también pueden
EMPLEARSE , como pastos cortados, malezas, ramas tiernas, aserrín, cáscara de
huevo, cascarilla de arroz, restos vegetales de comidas y ceniza. En el hoyo se coloca
una capa de 15 a 20 cm de hojas recolectadas y se humedece con agua limpia en
regadera de flor fina o similar. Las hojas también se pueden mezclar con uno o más de
los restos vegetales ya indicados. A continuación, se cubre con una fina capa de tierra
extraída del pozo, mezclada con ceniza si se dispone, de 1 a 2 cm de espesor. Se repiten
estas operaciones hasta alcanzar los 10 a 15 cm de la superficie. Por último, se cubre el
pozo con tierra desmenuzada hasta alcanzar el nivel del terreno y se riega en forma
moderada. Al cabo de dos a tres meses, este abono natural estará en condiciones de ser
utilizado.
EN ABONERA AÉREA

Se marca una superficie de 1 m2, que se remueve con pala o azada sin voltear la tierra.
Después, se fijan al suelo cuatro varas o postes finos de madera, de unos 2 m de altura,
por los cuales se sujeta o clava un tejido de alambre que servirá para contener las hojas
y evitar su dispersión. En el centro también se puede clavar un palo, de unos 2 m de
altura, para ayudar a la aireación y oxigenación de la abonera. Se comienza a cubrir la
superficie con una capa de hojas y demás restos vegetales, de 15 a 20 cm de espesor. Se
continúa con el procedimiento ya señalado, hasta alcanzar una altura de 1,50 a 1,80 m.
Luego, se retira el palo o poste del centro. Durante el período de descomposición del
material, este se puede cubrir con una fina capa de tierra, paja o pasto seco, para
protegerlo del sol fuerte y las lluvias. En la parte inferior de esta estructura, el alambre
puede ser removido para permitir la extracción del abono de hojas ya descompuesto y
maduro, al cabo de unos 60 días, en condiciones de ser utilizado.

(*) Especialista en Comunicación Rural

FUENTE: ABC Color – Suplemento Rural


19/08/2015.-

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