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¿Qué es el fraude del acto jurídico?

Historia y concepto

La palabra fraude viene de las locuciones latinas “fraus, fraudis” que significa falsedad,

engaño malicia que produce un daño, por lo que es indicativo de mala fe y de conducta ilícita.

En el antiguo derecho romano era la persona del deudor la que respondía por sus obligaciones

y, en su fase primitiva, su incumplimiento era sometido a las penas personales más rudas,

incluso, podían reducirlos a la condición de esclavo, posteriormente, la legislación se fue

suavizando, llegando a su momento culminante cuando en el año 326 a.C se promulgo la Lex

poetilla que abolió la esclavitud por deudas e introdujo la bonorum vendiltio donde el deudor

sufría una capitis diminutio máxima. Luego vino la “cessio bonorum”a favor del deudor

insolvente exento de culpa, equivalente a la quiebra. Finalmente, el pignus ex causa judicati

captum mediante el cual el acreedor puede obtener del deudor un derecho de prenda,

susceptible a recaer también sobre todo el patrimonio.

Gayo (año 286 a.C), alude en varios pasajes de sus Institutas a la acción para combatir los

ahora llamados fraudes, aunque sin denominarla Pauliana. Al comentar la Lex Aulia dice que

el capítulo segundo de la misma, daba derecho a reclamar en contra del tercero cómplice el

fraude, por un monto equivalente al de la enajenación del deudor. (Ghirardi, 2005)

En su evolución histórica nace la «pauliana» según Trincavelli, su origen se encuentra en el

Derecho griego cuando Demóstenes hizo referencia a ella en sus alegatos, sosteniendo la

existencia de un acuerdo fraudulento entre Onstor y Aphobos , para evitar el pago de las

indemnizaciones a que éste fue condenado, pero como sabemos, la institución fue

desarrollada plenamente en el Derecho romano Justinianeo, como consecuencia de la

recopilación de los tres remedios de origen pretorio: el interdictum fraudatorium, que

reintegraba al acreedor en la posesión de un bien que el deudor ha traspasado a otro; la


restitutio in integrum ob fraudem, de caracterización más dudosa, destinada a destruir los

efectos de la enajenación con la consecuencia de restituir los bienes a la situación anterior a

ella y la actio ex-delicto, de naturaleza penal, en cuya virtud se condena al deudor y sus

cómplices al pago de una indemnización. (Iglesias, 2010)

El fraude del acto jurídico en sentido estricto según Guillermo Lohmann es un problema de

comportamiento impropio o imperfecto del deudor ante una legítima aspiración del acreedor,

el fraude es siempre y genuinamente doloso, pues hay una ausencia consciente de la buena

fe y la voluntad maliciosa de impedir el cobro del acreedor.

Los tratadistas peruanos han cuestionado esta denominación en razón que no existe fraude

de los actos jurídicos, sino fraude a través o mediante los actos jurídicos, es por eso que Vidal

Ramírez lo denomina acto jurídico fraudulento.

Teofilo Idrogo señala "Por medio del fraude, el deudor realiza actos jurídicos reales y

legales disponiendo u ocultando sus bienes a título oneroso o gratuito para burlar a la ley o

perjudicar los derechos de sus acreedores"

El fraude en el acto jurídico está directamente vinculado a las relaciones Jurídicas de carácter

obligacional o crediticia. Estas relaciones tienen siempre dos sujetos: un acreedor y un

deudor, siendo un acto jurídico real y verdadero, cuyos efectos son queridos por los sujetos

y consiste en la enajenación de bienes a título oneroso o gratuito que realiza un deudor

denominado fraudator para evitar que su acreedor pueda reclamar sus bienes como medio de

pago. (García,2011)

El fraude a los acreedores hace referencia a los actos celebrados por el deudor con los cuales

renuncie a derechos, o disminuya su patrimonio conocido, provocando o agravando su estado


de insolvencia, en perjuicio de sus acreedores, presentes o futuros, que se ven impedidos de

obtener la satisfacción total o parcial de sus créditos.

El estado de insolvencia consiste en un desequilibrio patrimonial en el que el pasivo es mayor

que el activo, por tanto, el insolvente, no cuenta con bienes en su patrimonio para afrontar y

cumplir con sus obligaciones (deudas). El patrimonio presente o futuro de los deudores

constituye para los acreedores una garantía patrimonial genérica o común del recupero de sus

créditos; por eso, a dicho patrimonio se le dice también "prenda general o común". Se pueden

considera tres tipos de acreedores:

1. Quirográficos: aquellos cuyo crédito no está respaldado con garantías específicas.

2. Privilegiados: la ley establece que su crédito debe ser pagado con preferencia a otros.

3. Garantizado: cuenta con garantías específicas (prenda hipoteca).


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