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En el siguiente trabajo nos proponemos realizar un analisis aplicando el concepto de “curriculum

escolar” a nuestras experiencias educativas, relacionandoló con la producción de subjetividad en


el contexto de la modernidad.

En primera instancia, acercamos los principales conceptos sobre los cuales establecemos nuestro trabajo:
Por currículum, citando a G. Frigerio, entendemos “un cerco cognitivo, en la medida en que implica una
forma de regular e imponer un determinado recorte de saberes y un determinado reparto del
conocimiento dentro del sistema educativo, así como una forma de establecer un sistema de
pensamiento”. A partir de esta definición, intentaremos cruzar las perspectivas de los autores con lo que
acontece al interior de la institución educativa propia de la modernidad: La escuela.

(………………………)

Balibar, por su parte, analiza la cuestión de la subjetividad desde el proyecto político moderno, que trae
consigo la noción de “ciudadano” (que accede a un sistema de derechos en principio universales) y las
llamadas “diferencias antropológicas”, mediante las cuales se clasifica al ser humano y se le puede negar
el acceso a la ciudadanía, entendiendo esta negación como forma de exclusión.

Para Castoriadis,la construcción de subjetividad se da en la relación de tensión que se produce entre el


imaginario radical de un individuo y el imaginario social de la sociedad instituida; el sujeto aquí es
formado por la sociedad, a la vez que es constructor de la misma.

Focault considera que la subjetividad es resultado de un complejo entramado de relaciones de poder que
se producen en una sociedad. Propone abordar la subjetividad partiendo de esas relaciones de poder,
analizando como este último es ejercido y las resistencias que se presentan.

En estas tres perspectivas, se ponen en juego diferentes instituciones que garantizan que en algún
momento específico, en una determinada sociedad, se produzcan sujetos que cumplan con lo que se
requiera en ese corte histórico. Una de las instituciones fundamentales en esta tarea durante la
modernidad, sobre el que teorizan estos autores, es la escuela.

Desarrollo

ACA VA LO DE CURRICULUM DE TU COMPAÑERO curriculum escolar como parte de las


prácticas educativas, Intentaremos en las líneas siguientes mostrar la exclusión que opera en el mismo,
entendiendo éste ÉSTE CON TILDE como recorte y selección de saberes socialmente útiles, también
con la idea nunca universal de universalidad en la educación.

Balibar nos trae distintas categorías políticas modernas, sobre las cuales se vale para analizar la
subjetividad del ciudadano moderno. En primer lugar, siguiendo a Marx, se critíca la pretensión de
universalidad de los “derechos del ciudadano”, ya que el mismo no es otro que el burgués? Citando a
Balibar (año), “la burguesía idealiza y universaliza bajo el sustantivo de hombre sus propias
condiciones de existencia…la forma de individualidad que permite considerar la propiedad privada
como natural”.

En consonancia con esta distinción entre propietarios y proletarios, la escuela como proyecto educativo
moderno cumplirá, en distintas etapas y lugares, la función de productora de mano de obra, y el
curriculum obrará en ese sentido orientado a la transmisión de saberes relacionados a los oficios
necesarios para tal fin.

Siguiendo con este autor, se plantea específicamente la diferencia antropológica entre ciudadanos
activos y pasivos; estos últimos son las mujeres (Mary Wollstonecraft, “Vindicación de los derechos de
la mujer”. 1792), a las cuales se las margina de profesiones intelectuales y funciones públicas, mediante
la educación, que “transforma a las mujeres en esclavas abyectas”, “entrenándolas en la seducción”,
función que las “embrutece y envilece”.

En la escuela, los saberes que se transmiten no son sólo conocimientos “duros” o formales, sino que
existe gran cantidad de información referida a los comportamientos esperados propios de cada género
(entendido como binomio varón/mujer). Desde el jardín de infantes, las mujeres juegan en el “rincón
del hogar”, una especie de cocina de fantasía, con cocina, juego de té y demás, así como a cambiar a las
muñecas bebé. Los varones, en cambio, tienen opciones como los autitos, construcciones de juguete,
etc. Además del claro rol doméstico asociado a las mujeres, no hay espacio aquí para lo no binario. Más
adelante incluiremos el concepto de curriculum oculto, donde se incluyen este tipo de conductas
esperadas.

Combinando las categorías de “mujer” y “obrera”, podemos complejizar la diferencia antropológica y


llevarla al plano de la educación: no será lo mismo ya una mujer burguesa, que no se está atada a las
tareas de crianza y domésticas, para la cual habrá espacio para cierto tipo de educación, aunque esta no
será destinada a las funciones de la esfera pública de la sociedad.

En el caso de la raza, el ciudadano universal está representado por el hombre blanco. La historia que
estudiamos, la que está seleccionada en el curriculum, es la del blanco (con “o” de masculino).
Entendemos que esto tiene una doble función en la educación. En primer lugar, la identificación de la
historia universal (la única posible) con la historia del blanco europeo. Incluso para quienes acceden
posteriormente a la escuela pública (pensamos el caso de la argentina de principios de siglo XX), siendo
originarios de otras razas, la historia que harán propia es la del blanco. Ponemos como ejemplo breve el
caso de la llamada Conquista del desierto, esta última palabra usada para invisibilizar y anular la
existencia de poblaciones a lo largo del sur argentino que serán diezmadas). En segundo lugar, el
borramiento de las historias de las otras razas, hace posible su degradación a un lugar cercano a la
animalidad, desplazándolos lo más lejos posible del concepto de humano, mucho más de ciudadano,
permitiendo, por ejemplo, la relación de esclavitud.
Relacionada a la concepción de raza, se encuentra la diferencia antropológica de nacionalidad, que hace
uso de los caracteres que serían propios de una raza y una cultura y los hacen extensivos a toda una
población. En la construcción de la nacionalidad, la escuela argentina cumplió una función relevante.
La selección de contenidos, desde la lengua española como medio de transmisión, con la consecuente
prohibición de lenguas originarias, la construcción de una historia argentina con sus signos patrios y
protagonistas (hombres, blancos y propietarios) hacen posible la reproducción del “sentimiento
nacional”, la existencia misma de la nación argentina, como oposición a lo no argentino. Habría una
serie de características típicas del argentino, que nos definen como tales. Así, el ser argentino será una
condición de ciudadanía, que parece aumentar cuánto más argentino se es, recurriendo nuevamente al
concepto de raza, parecería haber argentinos puros y otros híbridos, según la cantidad de generaciones
familiares que se puedan acreditar, el apellido paterno, la sangre no mezclada con nativos o negros, etc.

Por fuera de las diferencias de raza, sexo, nación, clase social, se encuentra en este texto la oposición
normalidad-anormalidad. Allí la escuela aparece, por debajo de la medicina y la justicia, como
dispositivo normalizador de la sociedad burguesa. Como expresa Balibar, no se trata aquí tanto de
prohibir como de prescribir conductas, operando de esta manera en la subjetivación de las personas, en
especial de los y las niñas, sujetos de aprendizaje de la escuela moderna, quienes parecen ser portadores
de instintos infrahumanos, que requieren ser normalizados.

En todas estas categorías mencionadas podemos ver que se producen relaciones de asimetría y
diferenciación, lo que implica que se pongan en juego relaciones de poder. Encontramos aquí un punto
en el cual interesaría detenernos, ya que el aporte de Foucault podría ayudar a entender algunas
cuestiones. La relación de poder de unos sobre otros actúa directamente en la construcción de la
subjetividad de los sujetos, como efecto mismo de la diferenciación que se produce. Ahora bien, Focault
también considera que este no es un proceso acabado, y que es en esa relación de poder que se genera
resistencia, donde el individuo puede construír su subjetividad.

El curriculum, como documento escrito es esencialmente prescriptivo, ya que en él se incluyen de


antemano los saberes y normas que se van a transmitir a los alumnos y las alumnas, prescindiendo de
las particularidades propias del aula y atendiendo a la necesidad del tipo de sujeto que precise el Estado.
Pero más allá del recorte de saberes formales que opera en las escuelas a los fines de constituir individuos
normales (ni locos ni criminales), parece relevante aquí hablar del llamado curriculum oculto.
Entendiendo al mismo como “conjunto de influencias formativas que la escuela ejerce sistemáticamente
sobre los sujetos, no explicitadas ni reconocidas formalmente” y también aquellas “actitudes,
comportamientos, valores, y orientaciones que permiten que los sujetos se ajusten de la forma más
conveniente a las estructuras y pautas de funcionamiento del sistema escolar” (C. Salit, 2018). Esto
último, se traslada fácilmente desde el sistema escolar al sistema social, donde lo aprendido en la escuela
es validado por el sistema social; a través de los saberes que se consideran apropiados de aplicarse en
las instituciones educativas, con el fin de formar a los sujetos que conformaran dicho sistema.

Como venimos mencionando hasta aquí, la escuela opera directamente en la construcción de


subjetividades de los individuos. La misma, es transmisora del imaginario social instituyente, aquí se
presentan los saberes en forma de verdad absoluta, y colabora, junto a otras instituciones de la sociedad,
en formar sujetos que comparten formas de pensar y de hacer. El concepto de diferencias
antropológicas está presente en el curriculum escolar, entendiendo a este como conjunto de saberes y
comportamientos seleccionados, permitiendo la reproducción de estas “diferencias”, que se enmarcan
en la idea de universalidad, y que también atraviesan la educación y permiten sostener las formas de
exclusión vistas previamente. En base a Foucault, podemos decir que la escuela que es “para todos”,
reproduce las exclusiones dentro de la forma de inclusión, que Balibar llamará “inclusión diferencial”.

A partir del análisis realizado, posicionandonos como futuros docentes, proponemos la idea de repensar
nuestra posición frente a estas problemáticas planteadas. ¿Seguiremos siendo reproductores de las
prácticas educativas tal como se plantean hasta hoy en día? ¿Qué alternativas existen? ¿Cuál es el lugar
del docente en el sistema educativo? En el sentido la pregunta, se dirige el ideal de autonomía planteado
por Castoriadis. Este cree que la construcción de la subjetividad es un hecho histórico social inacabado,
aunque la sociedad procura crear en su sistema defensas que garanticen la perpetuidad de la misma,
estas no pueden con la psique singular del sujeto. Si bien la psique absorbe desde el nacimiento del
sujeto todas las significaciones de la sociedad instituida, nunca podrá ser penetrada por completo,
debido a su característica de creadora, a la cual el autor llamara imaginario radical. Este imaginario es
particular del sujeto singular y puede aportar en la construcción de una alternativa a las ideas que nos
presenta el imaginario social instituyente. Para Focault, también es clave en el avance hacia la autonomía
el poder pensarse como individuos, (dentro de una sociedad que pretende totalizarnos), para poder así
ofrecer una resistencia a lo que se nos ofrece.

Consideramos importante reflexionarnos continuamente en nuestras prácticas educativas, siendo


partícipes en la construcción de la educación, deteniendonos a pensar si eso que nos viene impuesto
desde más arriba es realmente lo que consideramos correcto, y si no lo es, avanzar en la construcción de
una alternativa a partir de nuestra individualidad, para luego poder hacer la misma práctica desde el
conjunto.

Vimos entonces como es que la escuela es formadora de subjetividad, lo ha sido

Conclusión

Bibliografía
Curriculum. Itinerarios para aprehender un territorio. Flavia Terigi. Ed. Santillana. Bs As, 1999.

Ciudadano Sujeto. Etienne Balibar. Prometeo. 2013

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