Sei sulla pagina 1di 2

Era ya de atardecer y el sol palidecía ante la mirada de Federico y Dante, ambos panaderos de

oficio con la misma madre a la que adorar y nación a la que servir; Ferrara vuestra patria y
mientras iban a casa, esta servía ante sus miradas la vista al horizonte de donde se proyectaba
el gran contraste dorado del sol y el paisaje calmado apaciguaba el alma y las mentes
divagaban.

Federico: De la fortuna mucho se habla, más aun de la desgracia, Dios no quiera que...

Dante: Es vano ser tímido ante esta, pero no tenerla en cuenta sería imprudente, solo nos
resguarda la prudencia ante lo desconocido.
Federico: Quizá, pero nuestro destino es guiado por los vientos del Mediterráneo, muchas
veces ya ha quedado claro que el humano se ve reducido en una víctima del destino
caprichoso, sea este guiado por un ser omnipotente o por el puñal de un congénere, y en
algunos casos la víctima es su propio victimario.

Dante: Así es la naturaleza de la fortuna, la que sega a los hombres y les incita a la barbarie.

Pronto la aurora enmarcaba el paisaje y los pobladores ìbanse a sus hogares, refugiados de la
negra noche, la austera y discreta noche, mientras, Federico y Dante recorrían las nocturnas
calles de Ferrara la que yace lado del rio Po.

Avistaron su casa a la distancia a Alessandra, dulce en palabras, les esperaba como siempre y
agradecidos con su madre por su paciencia se dispusieron a entrar.

Alessandra: Con el ánima calmada guarnezco aquí, no hay que inquietarse pues la vejez no es
más que un mero acto en este infinito ciclo, una gota de agua en este infinito océano universal,
así que no deben desfallecer ante el porvenir, vuestro padre les ha instruido bien en su arte,
más ahora, su renombre aumentado más debido a sus vástagos.

Federico: Eres precisa en tus palabras y no veo que haces vastos halagos, sé que le debo a la
gente de Ferrara mi fama, mas no sé qué vendrá en el futuro y eso es lo que me carcome el
pensar.

Alessandra: Hijo, dispones de tu razón y eres libre del placer material, no hay camino que sea
una quimera para ti si dispones de rectitud en tus actos y compasión en tus prójimos.

Federico: Mañana será otro día.

Alessandra: Así es.

Otro día se acerca como la loba que acaricio a los antepasados de Ferrara, la que algún día fue
etrusca, otro día le sigue, cae el sol, llega la aurora, la luna le sigue el canto y tras una espera
ínfima llega el amanecer, la que indica el día, la que guía a los hombres buenos en sus deberes,
la que Federico y Dante esperan.

La familia Lombardi, compuesta por Federico, Dante, Alessandra y el ya fallecido Filippo,


maestro en la panadería, un hombre simple que falleció de manera natural y fiel a su deber, se
encargó de instruir a sus hijos pero el paso del tiempo ha dejado claro la muerte de este.

Potrebbero piacerti anche