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1. DEFINICIONES DE LA EDUCACIÓN.
< La palabra educación se ha empleado algunas veces en un sentido extenso para designar el
conjunto de influjos que la naturaleza o los hombres puedan ejercer ya sea sobre nuestra
inteligencia como sobre nuestra voluntad.
< Stuart Mill comprende: todo lo que hacemos nosotros mismos y todo lo que los demás hacen
por nosotros con objeto de acercarnos a la perfección de nuestra naturaleza; este comprende
además, los efectos indirectos producidos sobre el carácter y sobre las facultades del hombre
por medio de cosas cuyo objeto es completamente distinto.
- Por medio de leyes
-Por formas de gobierno
- Artes industriales
-Hechos físicos independientes de la
voluntad del hombre .suelo. clima. Situación local.
< Esta definición comprende hechos dispares y que no pueden reunirse bajo un mismo
vocablo sin exponerse a confusiones.
La acción de las cosas sobre los hombres es muy diferente, por sus procedimientos y
sus resultados, de lo que proviene de los hombres mismos.
La acción de los contemporáneos difiere de la que los adultos ejercen sobre los más
jóvenes.
La autora se queda con esta última definición, a la cual le otorga la concreción de la palabra
EDUCACIÓN.
Cuando habla de la acción, no sabemos bien a que se refiere, se han dado contestaciones muy
diferentes con respecto a esto. Se puede reducir a dos tipos principales de acciones.
La definición militaría de JAMES MILL, según la cual la educación tendría por objeto
hacer del individuo un instrumento de felicidad para sí mismo y para sus semejantes.
La felicidad es una cosa esencialmente subjetiva que cada uno aprecia a su manera.
Spencer ha intentado definir objetivamente la felicidad. Para él, las condiciones de la
misma son las de la vida. LA FELICIDAD COMPLETA ES LA VIDA COMPLETA.
Lo que ayer encontrábamos suficiente, nos parece hoy por debajo de la dignidad del
hombre, tal como lo sentimos en la actualidad, todo hace creer que nuestra exigencias
irán creciendo cada vez más.
Tocamos con todo esto a la censura general en que incurren todas estas definiciones. Parten
del postulado de que hay una educación ideal, perfecta que vale para todos los hombres
indistintamente.
La educación ha variado infinitamente según los tiempos y según los países.
Si empezamos preguntándonos cuál debe ser la educación ideal, abstrayéndonos de tiempo y
lugar estamos admitiendo implícitamente que un sistema educativo no tiene nada real en sí
mismo. No vemos en él un conjunto de prácticas y de instituciones que se organizaron
lentamente en el curso del tiempo, que son solidarias de todas las otras instituciones sociales
y que son expresión suya y que por tanto como ocurre con la estructura misma de la
sociedad, no pueden cambiarse cuando se quiere. Más parece que es un simple sistema de
conceptos realizados; desde este punto de vista parece solo relacionado con la lógica.
Cada sociedad, considerada en un momento determinado de su desarrollo, tiene un sistema
de educación que se impone a las gentes con una fuerza generalmente irresistible.
Hay costumbres con las que estamos obligados a conformarnos, si las desatendemos
demasiado se vengan en nuestros hijos.
Cuando se pretende determinar por la simple dialéctica lo que debe ser la educación, hay que
empezar por definir los fines que debe tener. Haría falta decir en que consiste esa educación,
empezando por observar en que consistió esa educación, a que necesidades respondió en el
pasado.
2. DEFINICIÓN DE LA EDUCACIÓN.
Para definir la educación, hace falta pues considerar los sistemas educativos que existen o
que han existido, relacionarlos, separar los caracteres que les son comunes.
Tenemos ya dos elementos: para que haya educación, es necesario que estén en presencia
una generación de adultos y una generación de jóvenes, más una acción ejercida por los
primeros sobre los segundos.
Queda por definir la naturaleza de esta acción.
No hay ninguna sociedad en la cual el sistema de educación no presente un doble aspecto,
este es a la vez uno y múltiple.
Es en efecto múltiple en un sentido en donde hay tantas clases de educación distintas,
en esa sociedad como medios distintos.
Para encontrar una educación absolutamente homogénea e igualitaria haría falta que
nos remontásemos hasta nuestras sociedades prehistóricas, en el seno de las cuales no
existe ninguna diferenciación, y aún esta clase de sociedades no representa más que un
momento lógico en la historia de la humanidad.
Sea cual fuere la importancia de estas educaciones especiales, no son ellas toda la educación.
Hasta puede decirse que no se bastan a sí mismas. Todas se apoyan en una base común. No
hay pueblo donde no exista un cierto número de ideas, sentimientos y de prácticas que la
educación debe inculcar a todos los niños indistintamente, sea cualquiera la categoría social a
que pertenezcan.
Se habla algunas veces del instinto de conservación, pero la expresión es impropia. Porque un
instinto es un sistema de movimietnos determinados, siempre los mismos que una vez
reemplazados por la sensación, se encadenan automáticamente unos a otros, hsta que llegan a
su término natural, sin que la reflexión tenga nada que ver con ello.
Entre las virtualidades indecisas que constituyen el hombre en el momento en que acaba de
nacer y el personaje muy definido en que debe transformarse para desempeñar en la sociedad
un papel útil.
La sugestión Hipnótica supone las dos condiciones siguientes:
1- El estado en que se encuentra el sujeto hipnotizado, se caracteriza por su pasividad
excepcional.
2- El vacío nunca es completo hace falta que la idea reciba de la misma sugestión una
potencia de acción particular. Cuanto mas vaya la sugestión contra el temperamento del
hipnotizado, tanto más será el temperamento natural del hipnotizado, tanto más será el
tono imperativo.
ESTAS DOS CONDICIONES SE ENCUENTRAN REALIZADAS EN LAS
RELACIONES QUE MANTIENE EL EDUCADOR CON EL NIÑO SOMETIDO A SU
ACCIÓN.
A- El niño se halla en un estado de pasividad comparable a aquel en el que el hipnotizado
se encuentra artificialmente colocado- su voluntad es rudimentaria todavía-
B- El ascendiente que el maestro tiene naturalmente sobre su discípulo, con motivo de la
superación de su experiencia y su cultura.
En efecto vimos que la educación tiene por objeto sobreponer al ser individual y asocial que
somos al nacer. Nosotros no podemos elevarnos por encima de nosotros mismos, sino por un
esfuerzo más o menos penoso.
El sentimiento del deber , de ahí, cual es para el niño y cual para el adulto, el estímulo por
excdlencia.
< Se ha puesto en oposición la libertad y la autoridad, como si estos dos factores de la
educación se contradijeran y se limitan el uno al otro. Esta oposición es ficticia. Se
sobreentienden mutuamente. La libertad es hija de la autoridad bien entendida. Ser libre es
proceder con la razón y cumplir con su deber.
< Precisamente en dotar al niño de este dominio, es lo que debe emplearse en la autoridad
del maestro. La autoridad del maestro no es otra cosa que la autoridad del deber, en la cual el
niño debe proyectar su propia construcción de si.