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J.R. Salvador 9.

EL PROCESO INDUSTRIALIZADOR Y SUS REPERCUSIONES SOCIALES 1

Doc. 1 Manifestaciones ludistas

[ En 1821 una muchedumbre de los pueblos de la comarca irrumpió en la ciudad alicantina de Alcoy e incendió
17 máquinas de hilar lana. El caso más conocido es el incendio de la fábrica El Vapor de J. Bonaplata, destruida
en 1835 durante la Primera Guerra Carlista.

Episodios similares se repitieron en 1854 en Barcelona, cuando las selfactínas automáticas que no precisaban el
auxilio de ningún trabajador estaban sustitu-
yendo a las mulas o mullgenis. He aquí la condena de estas actitudes por Laureano Figuerola, un abogado y
periodista que llegaría a ser ministro de Hacienda durante el Sexenio Revolucionario]

Quien destruye las máquinas de paz, pone en las calles las máquinas de guerra; véase si no cómo al fúnebre
teñido del incendio los cañones se han colocado en la histórica plaza de San Jaime, y si no han vomitado
metralla, dejad que la desesperación del fabricante le conduzca a cerrar su establecimiento, dejad que la
desesperación del hambre del trabajador haga subir las oleadas del motín y vengue insensatamente en el capital
de las máquinas las quejas contra el fabricante fugitivo: el cañón tronará en las calles, los capitales fecundadores
del trabalo huirán despavoridos, y tendremos la andrajosa libertad de la miseria, la triste igualdad de
exterminamos en una guerra salvaje.

[Véase ahora la respuesta de un obrero a este artículo:]

(...) como usted, señor Figuerola, abogado, no teme que llegue el genio del hombre a inventar una máquina que
no le dejaría a usted hacer pedimentos ni otros escritos de su oficio, por eso ataca a los pobres trabajadores
porque piden la prohibición de las infernales máquinas selfactínas, que ya les han dejado sin oficio y sin medios
para poder ganar honradamente su subsistencia y la de su familia.

Doc. 2 Pablo Iglesias (1850-1925)

Político español vinculado a la formación y difusión del socialismo en España, del que fue máximo dirigente
hasta su muerte. Aunque nació en El Ferrol (La Coruña), siendo niño se trasladó con su familia a Madrid al
quedar huérfano de padre. En la capital su madre se empleó en el servicio doméstico y él aprendió el oficio de
tipógrafo, que le permitiría encontrar trabajo como impresor. En 1869 ya formó parte de las secciones que se
adhirieron a la Internacional (AIT). Pero cuando en 1872 se consumó la ruptura entre bakunistas y marxistas,
fue uno de los pocos que tomó partido por estos últimos. Ingresó en la asociación de impresores en 1873 pasó a
presidirla al año siguiente. Sus contactos con el mundo editorial y la prensa facilitaron su colaboracion en
algunos semanarios obreros, para los que escribió diversos artículos. Con un pequeño grupo de socialista
clandestinamente (2 de mayo de 1879) el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la taberna Casa Labra, de
la madrileñacalle de Tetuán, próxima a la Puerta del Sol. Más tarde aprovecharía su experiencia para dirigir El
Socialista, el órgano oficial del partido, de tirada semana¡, que constaba de un par de hojas (cuatro páginas). En
los años finales del siglo, en la década posterior a la fundación del sindicato socialista (UGT), comenzó la lenta
difusión del socialismo en las áreas rurales, alentada por la creación de casas del pueblo en diferentes
localidades. Junto con otros dos compañeros, entre ellos Largo Caballero, fue elegido concejal del de Madrid en
1905. Después de sus mítines contra la intervención española en Marruecos (comparó la agresión española en
aquellas tierras con la invasión napoleánica) y la brutal represión de la Semana Trágica, fue elegido diputado en
el Parlamento, siendo la prime vez que un socialista obtenía un escaño en Cortes. A partir de la Primera Guerra
Mundial su salud y su actividad menguaron, aunque mantuvo la presidencia de las dos formaciones socialistas
hasta su muerte.

Doc. 3 Pablo Iglesias explica sus comienzos

Eran los socialistas en 1881, tres años después de haberse constituido en Madrid el primer núcleo del Partido
Obrero, fuerza tan pequeña, agrupación política tan débil, que ni los burgueses le prestaban atención, ni los
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obreros, salvo los anarquistas, se fijaban en ella. Tan escaso fue el desarrollo del Partido Obrero desde 1881 a
1885, que a fines de ese año sólo contaba con cinco agrupaciones y algunos núcleos de poca importancia. Sin
embargo (...) [en 1886] apareció El Socialista que hoy es órgano central del Partido y que desde entonces acá ni
una sola semana ha interrumpido su publicación,

Pablo Iglesias, 1902

Doc. 4 El caso de la Mano Negra (1883)

[Opinión anarquista sobre la utilización interesada del supuesto complot]

Nosotros [La Federación de Trabajadores de la Región Española que se mantuvo en funcionamiento en la década
de 1880] hemos organizado con el mismo derecho que se han organizado todos los partidos políticos. Ellos se
organizan para la conquista del poder político, y nosotros para abolir todos los poderes autoritarios (...) Si hoy,
en presencia del fecundo desarrollo de nuestra organización, y ante el temor de perder, en tiempo tal vez no muy
lejano, irritantes e injustos privilegios, se pretende deshonramos para cubrir las apariencias de brutales
persecucíones e injustas medidas excepcionales en contra de nuestra gran Federación de trabajadores, es
necesario que no ignoren que su trama es demasiado burda y que su inmoral juego está descubierto, y conste una
vez más, que nuestra Federación nunca ha sido partidaria del robo, ni del incendio, ni del sucuestro, ni del
asesinato; sepan también que no hemos sostenido ni sostenemos relaciones con lo que llaman 'Mano
negra", ni con la 'Mano blanca", ni con ninguna asociación secreta que tenga por objeto
la perpetración de delitos comunes (...) Tenemos el derecho de pedir a la prensa que cese en su indigna campaña
y en sus lamentables confusiones (...)

Doc. 5 Reivindicaciones obreras (1855)

Hace años que nuestra clase va caminando hacia su ruina. Los salarios menguan. El precio de los comestibles y
de las habitaciones es más alto. Las crisis industriales se suceden. Hemos de reducir de día en día nuestras
necesidades, m, mandar al taller a nuestras esposas, con perjuicio de la educación de nuestros hijos; sacrificar a
estos mismos hijos a un trabajo prematuro.

(...) Os pedimos únicamente el libre ejercicio de un derecho: el derecho de asociarnos.

Hoy se nos concede sólo para favorecernos en los casos de enfermedad o de falta de trabajo: cpncédasenos en
adelante para oponernos a las desmedidas exigencias de los dueños de los talleres, establecer con ellos tarifas de
salarios, procurarnos los artículos de primera necesidad a bajo precio, organizar las enseñanza profesional y
fomentar el desarrollo de nuestra inteligencia y atender a todos nuestros intereses (...)

Exposición enviada a las Cortes, 1855

Documento 6. Manifiesto de la Asociación Internacional de Trabajadores

Obreros:
LA ASOCIACIÓN, como sabéis, es uno de los medios más eficaces con que debemos contar para alcanzar
nuestra emancipación completa: nuestra emancipación económica, religiosa, política, en fin, social. Mas las
asociaciones obreras de todos los oficios y de todos los países han de ser solidarias, para que los esfuerzos no
sean estériles, como hasta ahora lo han sido; y a ello contribuye grandemente el principio de FEDERACIÓN.
Por la Federación concertaremos y centuplicaremos nuestros esfuerzos. El aislamiento es funesto, es propio de
los tiempos del oscurantismo, y todos los que lo predican quieren nuestro mal. La Federación, la unión de todos,
como hermanos, viene a ser un deber en la época actual, para que cooperemos todos con mancomunidad y
acierto en la aplicación de las nuevas ideas y logremos consiguientemente el triunfo de nuestra causa.

La Federación es el principio que está destinado a cambiar el funesto orden de cosas coexistente en el mundo,
impuesto por la fuerza, no por la Razón.
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La Federación (1 de agosto de 1869)

Documento 7. «El camino hacia el anarquismo».

(...) Toda participación de la clase obrera en la política gubernamental de la clase media no podría producir otros
resultados que la consolidación del orden de cosas existente, lo cual necesariamente paralizaría la acción
revolucionaria socialista del proletariado. El Congreso recomienda a todas las secciones de la Asociación
Internacional de los Trabajadores que renuncien a toda acción corporativa que tenga por objeto efectuar la
transformación social por medio de las reformas políticas nacionales y les invita a emplear toda su actividad en
la constitución federativo de los cuerpos de oficio, único medio de asegurar el éxito de la revolución social.

Congreso de Barcelona, 1870

(...) Que democrático es la derivación de Democratia, que significa el libre ejercicio de los derechos
individuales, lo cual no puede encontrarse sino dentro de la Anarquía, o sea, la abolición de los Estados políticos,
reemplazándolos con Estados obreros, cuyas funciones son puramente económicas; que siendo los derechos del
hombre (...), imprescriptibles e inalienables, se deduce que la Federación debe ser pura y exclusivamente
económica. La Conferencia de los delegados de la Región española de la Asociación Internacional de los
Trabajadores reunida en Valencia, declara: Que la verdadera República democrática federal es la Propiedad
colectiva, la anarquía y la federación económica. (...)

Conferencia de Valencia, 1871


Doc. 8 El insurreccionismo libertario

Durante los últimos años de la clandestinidad puede observarse el surgimiento de una divergencia táctica entre el
grupo aliancista barcelonés, más legalista y presindical, y los andaluces occidentales, de los que proceden las
principales propuestas de «acción revolucionaria». En las Conferencias comarcales de 1880 se refleja el
desacuerdo: por un lado leemos que «los actos o protestas indivilduales son de escasos resultados por irse
acostumbrando a ellos la burguesía», y por otro, se reafirma la línea táctica de los años anteriores y «se reconoce
la necesidad de ejecutar represalias, tanto en las personas y los bienes de los burgueses como en las de los
trabajadores que habiendo pertenecido a nuestra asociación abusan de los secretos que durante su permanencia
en ella han adquirido» (...)

La tendencia violenta subsistía, no obstante, en las secciones de Andalucía occidental, animada -pese a los
escasos contactos internacionales de la época- por los vientos que soplaban en el bakuninismo europeo tan
favorables a la «propaganda por el hecho» como demuestra el Congreso de Londres de 1881, llamado de la «
Internacional Negra». En éste, el delegado español informó de que en la península se empleaba «a veces la
huelga, a veces la acción, a veces la insurrección» y que los comités de acción revolucionarios subsistían a la vez
que la organización pública (...)

Siglo XXI, 1976

Doc. 9 Manifiesto fundacional del PSOE, 1879


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Considerando que esta sociedad es injusta, porque divide a sus miembros en dos clases desiguales y antagónicas:
una, la burguesía, que, poseyendo los instrumentos de trabajo, es la clase dominante; otra, el proletariado que, no
poseyendo más que su fuerza vital, es la clase dominada.

Que la sujeción económica del proletariado es la causa primera de la esclavitud en todas sus formas: la miseria
social, el envilecimiento intelectual y la dependencia política.

Que los privilegios de la burguesía están garantizados por el Poder político, del cual se vale para dominar al
proletariado.

Por otra parte:

Considerando que la necesidad, la razón y la justicia exigen que la desigualdad y el antagonismo entre una y otra
clase desaparezcan, reformando o destruyendo el estado social que las produce; (...)

Primero.- La posesión del Poder político por la clase trabajadora.

Segundo.- La transformación de la propiedad individual o corporativa de los instrumentos de trabajo en


propiedad común de la sociedad entera. Entendemos por instrumentos de trabajo: la tierra, las minas, los
transportes, las fábricas, máquinas, capital, moneda, etc.

Tercero.- La organización de la sociedad sobre la base de la federación económica, el usufructo de los


instrumentos del trabajo por las colectividades obreras, garantizando a todos sus miembros el producto total de
su trabajo, y la enseñanza integral a los individuos de ambos sexos en todos los grados de la ciencia, de la
industria y de las artes.
En suma: el ideal del Partido Socialista es la completa emancipación de la clase trabajadora. Es decir, la
abolición de todas las clases sociales y su conversión en una sola de trabajadores libres e iguales, honrados e
inteligentes (...)

Doc. 10. Anarquismo y socialismo en la sección española de la AIT

El movimiento obrero en España adquirió madurez y extensión organizativa a partir del sexenio democrático.
Las dos corrientes de la Internacional encontraron eco en España; pero fue sobre todo la anarquista, por medio
de la visita que Giuseppe Fanelli, discípulo de Bakunin, realizó a España, la que adquirió mayor predicamento.
Creó en Madrid y Barcelona la sección española de la AIT (Federación Regional Española), en 1870.

La corriente marxista se aglutinó en torno a un núcleo madrileño que entró en contacto con Paul Lafargue, yerno
de Marx, en 1871.

La fuerza de las organizaciones anarquistas constituyó durante decenios una de las particularidades del
movimiento obrero español. En la declaración del congreso constituyente de la 'nueva' Federación de
Trabajadores de la Región Española (1881), se afirma: "Nuestra organización, puramente económica, es distinta
y opuesta a todos los partidos pequeñoburqueses y obreros que están organizados con vistas a la conquista del
poder político”.

Doc. 11. Programa del PSOE.

Considerando que la sociedad actual tiene tan sólo por fundamento el antagonismo de clases; que éste ha
alcanzado en nuestro días su mayor grado de desarrollo, como bien claro lo revela el cada vez más reducido
número de los inmensamente ricos y el siempre creciente de los inmensamente pobres; que la explotación que
ejercen aquellos sobre estos es debida únicamente a la posesión de los primeros de la tierra, máquinas y demás
instrumentos de trabajo; que dicha posesión está garantizada por el poder político, hoy en manos de la clase
explotadora; es decir, de la clase media (...).
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Por todas estas razones, el Partido Socialista Obrero Español declara que su aspiración es: Abolición de clases, o
sea, emancipación completa de los trabajadores. Transformaci6n de la propiedad individual en propiedad social
o de la sociedad entera. Posesión del poder político por la clase trabajadora.

Y como medios inmediatos para acercarnos a la realización de este ideal los siguientes: libertades políticas.
Derecho de coalición o legalidad de las huelgas. Reducción de las horas. Prohibición del trabajo de los niños
menores de nueve años (...) Leyes protectoras de la vida y la salud de los trabajadores (...) Creación de
comisiones de vigilancia, elegidas por los obreros, que visitarán las habitaciones en que éstos vivan, las minas,
las fábricas y los talleres (...) Creación de escuelas gratuitas para la primera y segunda enseñanza y de escuelas
profesionales (...) Servicio de las armas obligatorio y universal y milicia popular (...) Adquisición por el Estado
de todos los medios de transporte y de circulación así como de las minas, bosques, etc., etc.

Madrid, 9 de julio de 1879.

Doc. 12. Las demandas de los trabajadores

En el año 1890 comienza una seria depresión económica de alcance internacional que tiene fuertes repercusiones
en España. Justamente ese año tendrá lugar la primera gran movilización obrera, en la que tiene un papel
protagonista la recién creada UGT.

El negocio de las empresas de Bilbao florecía a ojos vista, pero las condiciones de trabajo seguían siendo tan
penosas como quince años atrás. En el informe que años después redactó el Instituto de Reformas Sociales se
señalan corno principales causas de la huelga de 1890 la jornada de trabaio (de doce y hasta trece horas), los
bajos salarios, la obligatoriedad de albergarse en los barracones de la empresa durante toda la semana y de
comprar los artículos alimenticios en las tiendas de la empresa o de los capataces, la falta absoluta de garantías
en cuanto al despido o admisión de trabajadores, etc.(...)

La chispa que encendíó la hoguera fue el despido de cinco obreros de «La Orconera» por su participación en la
manifestación del 4 de mayo. Al día siguiente del despido, el 13 de mayo, la huelga comenzó en las minas
«Orconera», «Lejana» y «Precavida». los obreros fueron recorriendo en manifestación todo el distrito minero
para incitar a la huelga a los gritos de « Vivan las ocho horas de trabajo”, ¡Viva la unión de los trabajadores!,
¡Vivan los socialistas!” (...) A la mañana siguiente estaban en huelga cerca de nueve mil mineros. (...) La huelga
se extendía como mancha de aceite y en aquel atardecer había 21.000 trabajadores en huelga, es decir, el 99 por
100 del censo obrero de Bilbao y la periferia (...)

Los objetivos de la huelga fueron fijados en la nota que el comité presentó a la patronal y a las autoridades (...).
1.º Que la jornada de trabajo no exceda de diez horas.
2.º Que se supriman por completo las «tareas».
3.º Supresión absoluta de los cuarteles o barracones, dejando, por tanto, completa libertad a los trabajadores para
que se administren comestibles donde lo crean conveniente.
4.º Admisión de los individuos que han sido despedidos de sus trabajos.

Estas son las resoluciones adoptadas por los mineros en huelga, los cuales se hallan decididos a mantenerla.

La Arboleda, 15 de mayo de 1890.

Doc. 13. Una sociedad dual

Se ha descrito la situación de la España de la Restauraci6n como la de una "sociedad dual" en la que conviven
dos mundos muy diferenciados: unas pocas áreas industrializadas y un inmenso interior agrario con formas de
vida y subsistencia muy atrasadas, con una escasa interrelación entre ambas.
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Sin embargo, un análisis más detallado nos permite identificar tres grandes áreas económicas en la España de fin
de siglo:

a) Zona agraria del interior, dedicada a cultivos extensivos de productos de gran consumo mundial, con bajos
rendimientos, que sólo puede subsistir en base a una rígida y creciente protección y reserva del mercado,
destinándose la totalidad de sus productos al consumo interno del país.

b) La zona periférica industrial, que también produce fundamentalmente para el mercado nacional, dado que la
estructura de los costes, la dimensión de las plantas, los bajos niveles de productividad, etc., impiden cualquier
posibilidad de competir en mercados internacionales; por tanto, las actividades industriales ahí radicadas
necesitan también una fuerte y progresiva protección.

c) La zona periférica mediterránea, que consume del interior, a precios altos, productos protegidos y, en cambio,
vende parte de sus productos al exterior (productos hortofrutícolas, fundamentalmente), posibilitando de esta
forma la realización en buena medida de las importaciones necesarias para la continuidad de la producción
industrial (... )

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