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CONTRATO DE SOCIEDADES

SOCIEDADES MERCANTILES

LIC.JAVIER MASSON LEZAMA

INTEGRANTES:

SEBASTIAN RIVERA PAJARO

UNIVERSIDAD DE CARTAGENA
CENTRO TUTORIAL DE EDUCACIÓN VIRTUAL

PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESA


Semestre II

26 DE OCTUBRE DEL 2019


MAGANGUE BOLÍVAR
INTRODUCCION

El contrato de sociedad mercantil se define como aquel por el cual dos o más personas se
obligan a poner en fondo común bienes, industria o alguna de estas cosas para ejercer una
actividad comercial y obtener lucro, con ánimo de partir entre sí las ganancias.

La mercantilidad no se hace depender de la nota establecida en el Código de Comercio, esto


es, “será mercantil, cualquiera que fuese su clase, siempre que se constituya con arreglo a
las disposiciones de este Código”, la forma, sino de su objeto.

Así ha de ser si atendemos a la derogación del criterio formal de distinción entre la


sociedad civil y mercantil, introducido por el Código Civil, posterior al Código de
Comercio, en su artículo 1669, al permitir que las sociedades civiles adoptaran forma
mercantil, lo cual llevó a la doctrina a establecer como criterio distintivo entre ambas el
objeto social, civil o mercantil.

Sin embargo, este criterio se está viendo de nuevo desdibujado, en principio por las
respectivas regulaciones de sociedades anónimas y de responsabilidad limitada, que
declaran la mercantilidad de las mismas, cualquiera que sea su objeto.

Últimamente se han introducido elementos de mayor confusión, pues pese a haber sido
anulados por el Tribunal Supremo en sentencia de 24 de febrero de 2000 el artículo 81.3 y
el 269 bis del Reglamento del Registro Mercantil, que tenían por objeto permitir la
inscripción en el Registro Mercantil de todas las sociedades civiles, preceptos introducidos
mediante disposición adicional única del Real Decreto 1867/1998, el legislador persiste en
la inclusión de las sociedades con objeto claramente civil en el Registro Mercantil, en
particular mediante la Ley 2/2007, de 15 de marzo, de sociedades profesionales, que en su
exposición de motivos declara mercantiles, a los efectos del título competencial estatal, sin
más explicaciones.

Pese a la apariencia de libertad de forma consagrada por el artículo 122 del Código de
Comercio, al establecer “Por regla general las sociedades mercantiles se constituirán
adoptando alguna de las formas siguientes..., en realidad, no es posible la constitución
válida de una sociedad que no revista alguna de las formas previstas en la Ley, pues en tal
caso, no tendría acceso al Registro Mercantil, conforme a su Reglamento regulador, ni
quedaría válidamente constituida.

Son reconocidas en nuestro Ordenamiento, conforme al precepto citado, y leyes especiales:


JUSTIFICACION

La constitución de la sociedad crea un nuevo sujeto jurídico: la persona social, al mismo


tiempo que engendra derechos y obligaciones de los que son titulares las partes que en
dicha constitución intervienen, derechos y obligaciones cuyo conjunto forma el estado o
calidad de socio. Para que se produzca la plenitud de esos efectos precisa la observancia de
ciertas formas y requisitos, cuya omisión acarrea la irregularidad de la sociedad. El sistema
jurídico venezolano reconoce diversas clases de sociedades, entre ellas, las mercantiles.
Atendiendo a su definición estas sociedades son la "asociación de personas que crean un
fondo patrimonial común para colaborar en la explotación de una empresa, con ánimo de
obtener un beneficio individual participando en el reparto de las ganancias que se
obtengan".
Para conocer más de ella es necesario tener presente que según el artículo 201 del Código
de Comercio las Sociedades Mercantiles se dividen en:

1. Sociedades en Nombres de Colectivos.


2. Sociedades en Comandita.
3. Sociedades Anónimas.
4. Sociedades de Responsabilidad Limitada.

Por lo cual este documento nos ayuda a comprender todo lo que abarcan las sociedades
mercantiles.
MARCO CONCEPTUAL

La sociedad mercantil se puede definir de la siguiente manera: “es sociedad mercantil la


que existe bajo una denominación o razón social, mediante el acuerdo de voluntades de un
grupo de personas llamadas socios, que unen sus esfuerzos y capitales para la realización de
un fin común de carácter económico con propósito de lucro”.

Son dos o más personas que crean relaciones de obligación y patrimoniales mediante un
trato unitario para la consecuencia de un fin común.

Las sociedades mercantiles pueden constituirse bajo el régimen de capital fijo o de capital
variable, por lo tanto, no debe pensarse que la sociedad de capital variable es una sociedad
más que hayamos omitido, sino que, cualquiera puede adoptar esta modalidad. La
constitución de las sociedades mercantiles deberá hacerse ante un notario público, mediante
escritura social que inscribirá en el registro público de comercio.

Las sociedades mercantiles se rigen por la ley general de sociedades mercantiles y la


sociedad cooperativa por la ley general de sociedades cooperativas, la constitución de unas
y otras, deberá constar en escritura social ante notario público.

Enseguida se citan algunos de los principales datos que deberá contener una escritura
constitutiva de una sociedad mercantil.

 Los nombres, nacionalidad y domicilio de las personas físicas o morales que


integran la sociedad.
 El objeto o giro de la sociedad.
 Su razón o denominación social.
 Su duración.
 El importe del capital social.
 La cantidad que cada socio aporta como capital, especificando el importe en
efectivo y en especie.
 El nombramiento de los administradores, sus facultades y la designación de los que
deberán hacer uso de la firma social.
 Domicilio de la sociedad
 La forma en que se repartirá las utilidades entre los socios así como las pérdidas
 Los casos en que la sociedad deberá disolverse anticipadamente y la forma en que
deberá efectuarse la liquidación.
Características Generales De Las Sociedades Mercantiles

Al momento de constituirse una sociedad a la vida jurídica una nueva persona ésta es un
sujeto jurídico que tiene capacidad de goce y capacidad de ejercicio distinto de las personas
que la conforman o que la integran y que crean un ente diverso el cual tiene características
propias las cuales son las siguientes:

I. La capacidad jurídica: Es la aptitud de ser titular de derechos y obligaciones pero en


materia mercantil la capacidad está limitada o condicionada por el fin de la sociedad, esto
significa que solo puede tener derechos y obligaciones que estén contenidas dentro de su
objeto social.

II. Patrimonio (propio): El patrimonio de una sociedad es el conjunto de bienes, derechos y


obligaciones de los que es titular una sociedad mercantil y se clasifica en los siguientes
grupos:

Patrimonio Activo: Que se refiere a los bienes y derechos de una sociedad y que
puede ser aportado al momento de la constitución de la sociedad mercantil, en un aumento
de capital, en un aumento del haber social o con las ganancias obtenidas por la sociedad.

Patrimonio Pasivo: El patrimonio pasivo de una sociedad está constituido por las
obligaciones de la misma y estas se pueden adquirir desde el momento de la creación de la
sociedad mercantil y consisten en deudas y obligaciones de dar o de hacer.

TIPOS DE SOCIEDADES MERCANTILES

Los diversos tipos de sociedades mercantiles responden a las finalidades económicas que
los socios desean satisfacer, y la ley suministra variadas formas de organización con
distintos grados de responsabilidad de sus integrantes. Tanto la sociedad civil como la
mercantil tienen personalidad jurídica, y esta se adquiere con el cumplimiento de las
formalidades exigidas por el Código de Comercio.

Nuestro Código de Comercio contempla cuatro tipos o clases de Sociedades Mercantiles


con características especiales que las distinguen de las demás, con énfasis en lo relacionado
con la responsabilidad de los socios frente a las obligaciones sociales y cada una regida con
normas específicas Código de Comercio. La doctrina mercantil ha agrupado estos tipos de
Sociedades en tres grupos: las sociedades de Personas, las Sociedades de Capitales; y las
Sociedades Mixtas, dependiendo de la importancia que se le atribuya a la condición
personal del socio o al capital de la Sociedades las Sociedades de Personas, cuyo tipo
fundamental es la Sociedad en Nombre colectivo, la condición personal de los socios es
muy importante y la relación de ellos muy estrecha, basada principalmente, como se ha
referido en lapsos familiares o de amistad con fundamento en la honestidad, las virtudes,
los conocimientos y demás atributos individuales de los socios.

Existen unas características muy de los contratos asociativos y de la sociedad en particular:


el fin común, las partes son variables, la nulidad del vínculo de una de las partes no
comporta la nulidad del contrato.

Garriguez (1977) expone que hay dos momentos para considerar la sociedad, el periodo de
fundación o de constitución que es dominado por la concepción contractual en tanto que la
sociedad no tiene todavía personalidad jurídica y el periodo de funcionamiento a partir del
cual la sociedad va aparecer como un grupo organizado, dotado de una personalidad moral
y cuya situación jurídica podrá entonces apreciarse en forma diferente por latería de la
institución.

Según Sandoval López (1994): Las compañías de comercio son de las especies siguientes:

 La compañía en nombre colectivo, en la cual las obligaciones sociales están


garantizadas por la responsabilidad limitada y solidaria de todos los socios.

 La compañía en comandita, en la cual las obligaciones sociales están garantizadas


por la responsabilidad limitada y solidaria de uno o más socios, llamados socios
solidarios o comanditantes y por la responsabilidad limitada a una suma
determinada de uno o más socios, llamados comanditarios. El capital de los
comanditarios puede estar dividido en acciones.

 La compañía anónima, en la cual las obligaciones sociales están garantizadas por un


capital determinado y en la que los socios no están obligados sino por el monto de
su acción.

 La compañía de responsabilidad limitada, en la cual las obligaciones sociales están


garantizadas por un capital determinado, dividido en cuotas de participación, las
cuales no podrán estar representadas en ningún caso por acciones o títulos
negociables.
Finalmente Rondón Haz indica que en Venezuela se suma y acoge a lo que podría
calificarse de tendencias o reglas universales en cuanto a las formalidades para la
constitución de sociedades, regla que básicamente podría resumirse en tres: forma escrita
por el contrato social, inscripción y publicación.

En Venezuela las sociedades de carácter comercial se denominan compañías de comercio


nombre con el cual se diferencias de las sociedades civiles. Las compañías de comercio
pueden constituirse bajo alguna de las siguientes formas:

1. Compañía En Nombre Colectivo.


2. La Compañía En Comandita.
3. La Compañía Anónima.
4. La Compañía De Responsabilidad Limitada.

APORTACIONES SOCIALES

Partiendo de la definición legal de sociedad como un contrato por el cual dos o más
personas se obligan a poner en común dinero, bienes o industria con ánimo de lucro o partir
entre sí las ganancias (artículo 1665 del Código Civil y artículo 116 del Código de
Comercio), las aportaciones sociales constituyen propiamente ese dinero, bienes o trabajo
que los socios ponen en común para formar o integrar el patrimonio social y para
desarrollar su objeto social, formándose un acervo con los bienes de contenido económico
que pasa a ser titularidad del ente social que surge del contrato.

Si, por el contrario, se toma como referencia fundamental el hecho de que a través de la
aportación social, dejando al margen al socio industrial que se limita a aportar trabajo, se
produce una salida de un bien desde el socio hacia el patrimonio común que surge y
constituye la base inicial de las relaciones societarias, puede considerarse igualmente la
aportación social, siguiendo a Garrido Esa, como acto o negocio jurídico por el que se
produce dicho desplazamiento patrimonial.

En el caso de las sociedades mercantiles personalistas o de personas, en desuso actualmente


y consideradas como aquellas en las que priman las cualidades personales de los socios
como factor determinante de la concertación del contrato de sociedad, caso de las
sociedades colectivas y comanditarias de nuestro Código de Comercio, las aportaciones
pueden consistir tanto en dinero y bienes como en industria, siendo objeto de discusión si
es factible la constitución de una sociedad de las referidas con aportaciones exclusivamente
de trabajo, posibilidad negada por la mayoría de la doctrina.
En el caso de las sociedades mercantiles capitalistas (sociedades anónimas y sociedades de
responsabilidad limitada) sólo podrán ser objeto de aportación los bienes y derechos
patrimoniales susceptibles de valoración económica y en ningún caso podrán ser objeto de
aportación el trabajo o los servicios (artículo 58 de la Ley de Sociedades de Capital),
circunstancia que se justifica en su integración en el capital social y consecuente necesidad
de su patrimonialidad por las funciones y finalidades asignadas al mismo.

No obstante, aunque no cabe la aportación de industria en estos tipos sociales, se prevé en


los mismos la posibilidad de prestaciones accesorias distintas de las aportaciones sociales y,
a través de esta vía, de una manera próxima al socio industrial en las sociedades
personalistas aunque bajo un régimen totalmente distinto al de las aportaciones sociales, es
factible que los socios se comprometan a la prestación de diversos servicios que,
lógicamente, dada la razón de ser de la sociedad, deberán estar conectados, directa o
indirectamente, a la consecución del fin social.

En la medida que estas prestaciones accesorias se vinculan a la condición de socio y, al


igual que el patrimonio formado por las aportaciones sociales, no pueden tampoco
desvincularse del desarrollo del patrimonio social, doctrinalmente se ha señalado la
posibilidad de confusión de las mismas con las aportaciones sociales en la medida en que
inciden también en el patrimonio común, si bien, dado su régimen jurídico diverso, el
hecho que las aportaciones sociales de bienes, dinero y derechos formen directa e
inicialmente dicho patrimonio como tal, que su establecimiento no sea obligatorio ni resulte
esencial (al contrario que las aportaciones porque sin un patrimonio común formado por
diversos sujetos con el que perseguir un fin lucrativo mediante el desarrollo del objeto
social concreto con el que se ha previsto alcanzarlo materialmente no cabe hablar de
sociedad) y la circunstancia de que aquellas prestaciones accesorias no integren el capital
social, efecto o aspecto fundamental de las aportaciones, permite la adecuada
diferenciación y el desvanecimiento del riesgo referido, salvo que se aceptara un concepto
amplísimo de las aportaciones sociales no acogido en la actualidad.

Efectuando una particular referencia a los bienes y derechos que pueden ser objeto de
aportación social, nos centraremos en las sociedades capitalistas, que prácticamente copan
todo el tráfico mercantil y, teniendo presente que, el artículo 60 de la Ley de Sociedades de
Capital prescribe que toda aportación se considera realizada a título de propiedad, salvo que
expresamente se estipule de otro modo.

Así, podrán serlo todos aquellos derechos y bienes patrimoniales susceptibles de valoración
económica, como dicen dichos preceptos legales, por lo que no debe existir duda alguna en
cuanto a la posibilidad de aportar cualquier bien mueble o inmueble cuya titularidad se
ostenta y dotado de un valor económico, es decir, susceptible de generar la correspondiente
demanda en caso de introducción en el comercio, con independencia del contenido de
aquella y de su importancia económica, siendo extensible lo expuesto a todos los restantes
derechos patrimoniales susceptibles de transmisibilidad, incluidos los derechos de
propiedad industrial e intelectual, aunque teniendo bien presentes respecto estos últimos
que debe estarse a los que son derechos patrimoniales estrictos, es decir, a los derechos de
explotación de la obra, pues el derecho moral de autor, con todas las facultades que
comprende, es irrenunciable e inalienable (artículo 14 de la Ley de Propiedad Intelectual).

Un caso que pudiere plantear muchas dificultades en la actualidad por su importancia


creciente junto con la del contrato de franquicia, es el del "Know-how" (el saber hacer que
suele considerarse o definirse como el conjunto de conocimientos prácticos no patentados
derivados de la experiencia comercial o productiva, que en el caso de la franquicia se
imputan al franquiciador y se da por supuesto que ha procedido a su verificación), respecto
el que Garrido Esa viene a referir como la doctrina mayoritaria admite la posibilidad de
aportación de este elemento del inmovilizado inmaterial y su conceptuación como elemento
patrimonial susceptible de aportación dada la utilidad indudable que tiene para la sociedad
en el actual proceso tecnológico y en atención a que es bien susceptible de tener un valor en
el mercado.

Los derechos patrimoniales susceptibles de aportación no deben restringirse al dominio o


propiedad que se ostente sobre bienes, sino que incluyen también los derechos reales
limitados cuya titularidad se ostente y, en todo caso, tengan un valor económico y sean
transmisibles, caso del derecho de usufructo con carácter general, al igual que aquellos
derechos personales en los que se den las mismas condiciones, pudiendo citarse por su
proximidad al usufructo el derecho arrendaticio sobre un local comercial derivado de la
ocupación de la posición jurídica de arrendatario en el correspondiente contrato, sin que
exista óbice a que el surgimiento de tales derechos se vincule a la propia creación de la
sociedad, como por ejemplo mediante la operación de constituir el socio fundador titular
del pleno dominio de un bien de un usufructo a favor de la sociedad que integra el
contenido de su aportación reservándose la nuda propiedad.

En definitiva, cabe la aportación tanto del derecho de propiedad sobre un bien, que en el
caso de bienes materiales viene a identificarse o confundirse con el propio bien, como la de
aquellos derechos que en el caso de bienes de la misma naturaleza no atribuyen la plenitud
de facultades que pueden ejercitarse sobre los mismos sino solo algunas de las mismas
atinentes a su disfrute directo e inmediato pero, en todo caso, dotadas de un significado
económico que trasciende inexorablemente al derecho y a su valoración.

Circunstancia diversa a la expuesta es si es factible una aportación a título de uso en vez de


a título de dominio, es decir, aportar la posibilidad de utilizar y gozar de un determinado
bien durante un periodo determinado en vez de incorporar al patrimonio común la
titularidad del derecho que permite dicho disfrute con carácter general y que fundamenta la
posibilidad de constituir dicha cesión de uso temporal, con independencia de su
conceptuación como acto de administración o de disposición desde la óptica de la
titularidad del bien o derecho correspondiente.

Aun cuando la doctrina en su momento se pronunció en contra de esta posibilidad, por


integrarse las aportaciones sociales en el capital social y remarcarse la función de garantía
que supone de manera esencial para los acreedores dicha cifra (en tanto en cuanto muestra
el patrimonio que los socios arriesgan para el desarrollo del objeto social desde un principio
y que como mínimo debe mantenerse durante la vida social -la denominada cifra de
retención que se dice-, sin perjuicio de los avatares por los que pase el patrimonio en
función de los resultados económicos de los ejercicios sociales y que pueden motivar por
prescripción legal, las correspondientes actuaciones en el seno de la sociedad para que se
siga cumpliendo aquella función o desaparezca del tráfico la sociedad correspondiente), el
hecho de que, el artículo 60 de la Ley de Sociedades de Capital permita que las
aportaciones no se realicen a título de propiedad siempre que se especifique de manera
expresa el título de la aportación, ha conducido a que en la actualidad se defienda la
admisibilidad de las aportaciones a título de uso, a la que no debe ser óbice las dificultades
que puedan concurrir en orden a su valoración, pues lo relevante debe ser el contenido
patrimonial que ostenta el uso del bien que se aporta a la sociedad y que, por dicho motivo,
también debe entenderse que opera a los efectos de aquella función de garantía del capital
social previamente referida.
No obstante, no se trata de una cuestión enteramente pacífica, pues sobre la base del
cumplimiento de dicha función, se sigue defendiendo que las aportaciones a título distinto
del de propiedad, entre las que se incluirían la realizadas a título de uso, solo pueden ser
admitidas cuando sean negociables, transmisibles y susceptibles de la debida conversión
monetaria a través de su disposición.

Las aportaciones sociales también pueden diferenciarse según consistan en dinero en


efectivo o sean no dinerarias, mereciendo una mención por separado en el ámbito de las
sociedades capitalistas en función de su distinto régimen, no obstante advertir que los casos
más frecuentes de aportaciones sociales son los de aportaciones dinerarias, según puede
comprobarse en las hojas registrales de las sociedades (el artículo 114 del Reglamento del
Registro Mercantil respecto las sociedades anónimas y el artículo 175 de la misma norma
legal para las sociedades de responsabilidad limitada exigen que en la primera inscripción
de las sociedades de dicho tipo conste necesariamente las aportaciones que cada socio
realice).

Aportaciones dinerarias

Pueden realizarse tanto en euros como en moneda extranjera, aunque en este último caso
deberá determinarse su equivalencia en euros, lo que es consecuente con la integración de
las aportaciones sociales en el capital social y la necesaria determinación en euros del
mismo conforme a la regulación de las sociedades anónimas y limitadas.

Para controlar la realidad de dichas aportaciones sociales y su efectiva integración en el


patrimonio común de la sociedad se establece un régimen consistente en que en la escritura
pública de constitución o en la que debe constar el correspondiente desembolso, el Notario
debe dar fe que se le ha exhibido y entregado la certificación del depósito de las
correspondientes cantidades a nombre de la sociedad en una entidad de crédito, con
incorporación de dicha certificación a la escritura, sin que la fecha del depósito pueda ser
anterior en más de dos meses a la de la escritura de constitución o a la del acuerdo de
aumento de capital. No obstante, también existe la posibilidad de que se entregue el dinero
al Notario para que éste constituya el depósito a nombre de la sociedad, circunstancia que
se tendrá que consignar en la escritura correspondiente, teniendo el Notario un plazo de
cinco días hábiles para constituir el depósito en una entidad de crédito.
Aportaciones no dinerarias

Su régimen también se orienta a asegurar la integridad y efectividad del patrimonio común


fruto de las aportaciones sociales en el momento de la constitución de la sociedad, con la
consiguiente extensión al capital social en que se integran y con el que produce la
correspondiente identificación práctica en este momento inicial. Suficientemente elocuente
al respecto es la Resolución de la Dirección General de los Registros y del Notariado de
fecha 2 de junio de 2000 cuando viene a decir que una de las máximas preocupaciones de la
Ley de Sociedades de Capital es la de asegurar la efectividad de las aportaciones realizadas
a cambio de las acciones recibidas, ya que la aportación se hace no solo en interés de la
sociedad para integrar su propio patrimonio, sino también en interés de los acreedores, que
tienen su garantía en la cifra de capital social de la compañía, el cual, como fondo de
responsabilidad que es, debe tener una correspondencia mínima con las aportaciones
realmente efectuadas, integrantes del patrimonio social. Las cautelas legalmente previstas
respecto de las aportaciones no dinerarias están especialmente encaminadas a conjurar el
peligro que siempre encierran éstas "de traducir en cifra de capital prestaciones ficticias o
valoradas con exceso; por donde se descubre la posibilidad de que la sociedad nazca a la
vida del Derecho con un patrimonio de valor inferior al que indica la cifra del capital, con
el consiguiente engaño para los acreedores y para los futuros accionistas".

En el caso de sociedades de responsabilidad limitada deben quedar determinadas las


aportaciones no dinerarias en la escritura de constitución de la sociedad o en la de ejecución
del aumento del capital social, describiendo las mismas, con sus datos registrales si
existieran y la valoración en euros que se les atribuya.

Idéntica circunstancia acontece en el caso de las sociedades anónimas, si bien dicha


constancia se produce vía un informe pericial elaborado por uno o varios expertos
independientes designados por el Registrador Mercantil en tanto en cuanto dicho informe,
que se incorpora como anexo a una de las escrituras antedichas, debe contener la
descripción de cada una de las aportaciones no dinerarias con sus datos registrales, en su
caso, así como los criterios de valoración adoptados (artículos 67 y ss. de la Ley de
Sociedades de Capital).
Se trata de evitar o atajar en la medida de lo posible con este mecanismo el riesgo de
sobrevaloración de las aportaciones no dinerarias (su equivalencia en euros se debe hacer
constar como se ha expuesto previamente), suponiendo dicha vía una garantía inicial de la
correspondencia relativa entre la importancia económica de la aportación no patrimonial y
su equivalencia monetaria expresada en la constitución o aumento de capital social, todo
ello teniendo presente aquella función de garantía del capital social previamente apuntada y
que opera esencialmente a favor de aquellos que contraten con la sociedad o quieran
integrarse en la misma en el futuro.

Se habla de correspondencia relativa porque compete propiamente y en primer lugar a los


socios, que admiten la aportación no dineraria y la consiguiente integración de quien la
verifica en la sociedad, concretar y materializar su valor patrimonial, así como por el hecho
de que el artículo 133 del Reglamento del Registro Mercantil solo deniega la inscripción de
la escritura de constitución o de aumento de capital social (que resulta precisa) cuando el
valor escriturado supere el valor atribuido por el experto en más de un 20%, disponiéndose
así un margen que permite dar cierta eficacia a cuestiones y apreciaciones de índole
puramente subjetiva. De dicho precepto legal y de las mismas exigencias normativas en
cuanto a la inscripción de la escritura de constitución o aumento del capital se desprende
que la emisión del informe es previa a la efectiva fundación de la sociedad o aumento, es
decir, de la efectividad e integración de la aportación en el patrimonio social.

A la emisión del citado informe pericial en los términos generales referidos puede
recurrirse también en el ámbito de las sociedades de responsabilidad limitada, circunstancia
que tiene una indudable trascendencia, ya que excluye a los socios cuyas aportaciones no
dinerarias se hayan sometido a dicha valoración pericial de la responsabilidad solidaria de
la realidad y valoración de las aportaciones no dinerarias.

La citada responsabilidad opera al igual que el informe de los expertos independientes, eso
es, como mecanismo de control de la integridad y efectividad del capital social por las
funciones que se le asignan en el momento de constitución de las aportaciones sociales,
surgiendo la misma en caso de ausencia de entrega a la sociedad de los bienes relacionados
en la escritura de fundación o de aumento de capital social y que, a tenor de la misma,
deberían haberse integrado en el patrimonio común, así como en el caso en que, habiéndose
aportado realmente los bienes, la valoración asignada a los mismos y que consta
efectivamente en la correspondiente escritura es superior a la que realmente ostentan.
A los mismos fines y, tanto en el caso de las sociedades anónimas como en el de las de
responsabilidad limitada, se establecen otra serie de reglas, recogidas en los artículos 64, 65
y 66 de la Ley de Sociedades de Capital:

- Si la aportación consistiese en bienes muebles o inmuebles o derechos asimilados a ellos


(caso de los derechos reales limitados que puedan operar sobre los mismos), el aportante
estará obligado a la entrega y saneamiento de la cosa objeto de la aportación en los
términos establecidos por el Código Civil para el contrato de compraventa y se aplicarán las
reglas del Código de Comercio sobre el mismo contrato en punto a la transmisión de
riesgos.

- Si la aportación consistiere en un derecho de crédito, el aportante responderá de la


legitimidad de éste y de la solvencia del deudor.

- Si lo que se aporta es una empresa o establecimiento, el aportante está obligado al


saneamiento si el vicio o la evicción afectan a la totalidad o a alguno de sus elementos
esenciales.

TRASCENDENCIA, NATURALEZA Y EFICACIA DE LAS APORTACIONES SOCIALES

Se vino a señalar ya previamente, en el marco de la aportación de bienes o derechos de


contenido patrimonial, que podía considerarse la aportación social como el acto o negocio
jurídico por el que se produce el desplazamiento del bien económico que la integra desde su
titular, que asume la posición de socio, hacia el patrimonio común societario. Desde dicha
óptica la aportación supone propiamente un negocio o acto jurídico traslativo de la
titularidad del derecho aportado (pudiendo hablarse de bienes directamente en caso de
aportarse el dominio pleno sobre los mismos) a favor de la sociedad en cuyo patrimonio
autónomo se integra en orden a la consecución de los fines de la misma, con la consiguiente
pérdida del poder de disposición del socio que hasta ese momento ostentaba la
correspondiente titularidad. En este sentido se ha pronunciado la doctrina y los tribunales,
siendo conocida la doctrina de la Sentencia del Tribunal Supremo de 13 de diciembre de
1.982, reiterada y citada por otras posteriores, cuando dice que discutido en la doctrina el
tema y efectos de la llamada fundación cualificada de la sociedad al no aportarse dinero,
sino bienes, es decir, tanto la forma como los efectos o eficacia de la aportación in natura,
es conclusión más común y generalizada la de que con la aportación del bien se transfiere a
la sociedad la propiedad y así ya lo declaró antigua jurisprudencia (Sentencias de 12 de
junio de 1883 y 23 de febrero de 1884) al establecer la presunción del paso de propiedad de
las cosas a favor de la sociedad, doctrina que es reafirmada, si cabe, con más firmeza en la
última jurisprudencia, expresiva de que si bien la aportación social no puede ser equiparada
totalmente a una compraventa, sí constituye un negocio jurídico transmisión.

En definitiva, se está en presencia de una enajenación o transmisión de la titularidad de un


bien, aunque no propiamente de una compraventa, como se encargó de remarcar nuestro
Tribunal Supremo en Sentencia de fecha 27 de mayo de 2000 a propósito del ejercicio de
un derecho de retracto sobre bien aportado a una sociedad, refiriendo, con cita de la
Sentencia del mismo Tribunal de fecha 12 de junio de 1964, que la aportación de un
inmueble a una sociedad anónima no es una venta, porque lo entregado por la sociedad no
es dinero, sino acciones de la misma.

En cuanto al momento en que se entiende producido dicho desplazamiento patrimonial,


suele considerarse por tal el del otorgamiento de la escritura de constitución de la sociedad
o de aumento de capital social siempre que haya pasado a poder del ente social que surge el
bien de que se trate. En todo caso debe tenerse presente, como especialidad de las
sociedades anónimas y partiendo de la base de que al integrar las aportaciones sociales el
capital social, en el momento de constituirse la sociedad se produce una coincidencia entre
el patrimonio socio fruto de las mismas y la cifra de capital, que en el momento de su
constitución no se exige el desembolso íntegro del capital social sino tan solo que alcance,
como mínimo, la cuarta parte del valor nominal de cada una de las acciones en que se
divide.

Esa correlación inicial entre el patrimonio formado por el conjunto de las aportaciones
sociales y la cifra de capital se rompe de manera inmediata en cuanto comienza su andadura
la sociedad, dado que seguirá invariable el capital y el patrimonio aumentará o disminuirá
en función de la marcha de los negocios sociales, operando así el capital como cifra de
garantía y retención en los sentidos previamente puestos de manifiesto.

En inmediata y directa relación con lo expuesto, en función de las aportaciones que realice
cada socio en relación con su valor económico, se ostentaran mayores o menores derechos
y facultades en la sociedad, con independencia del éxito que, a la postre, pueda conllevar la
gestión de los bienes y derechos objeto de las mismas en el desarrollo del objeto social en
orden al fin lucrativo perseguido.
Así, en el caso de la sociedad colectiva, sin perjuicio de las detracciones específicas del
acervo común que el artículo 139 del Código de Comercio permite a los socios para atender
gastos particulares en los términos consignados en el mismo, cada socio participará en las
ganancias sociales a prorrata de la porción de interés que cada cual tuviere en la compañía,
circunstancia que, en función de las aportaciones sociales, se determinará en la escritura de
constitución con expresión numérica de la participación que corresponde a cada socio,
siempre teniendo presente que el socio industrial (que solo aporta trabajo) figurará en la
clase del socio capitalista de menor participación. De igual modo, las pérdidas se imputan
en la misma proporción que las ganancias, aunque excluyendo a los socios industriales.
Asimismo, la posición de socio industrial determinada por el contenido de la aportación
social supone ciertas especialidades, como la prohibición de ocuparse en negocios de
especie alguna salvo si la compañía se lo permitiere expresamente. Lo expuesto respecto la
sociedad colectiva es aplicable a la sociedad comanditaria, como tipo de sociedad
personalista que también lo es, aunque limitándolo a los socios colectivos, ya que respecto
la otra clase de socios que también concurren en este tipo social, los socios comanditarios,
debe tenerse presente que mientras no hay diferencia alguna en el caso de ganancias
sociales, la aportación social que realizan o se obligan a hacer opera además como límite en
el caso de pérdidas, estimándose por ello que la misma es esencial en este caso porque no
solo cumple la función de señalar lo que el socio comanditario está obligado a aportar a la
sociedad, sino también hasta donde llega su responsabilidad por las deudas sociales, pues
las pérdidas no pueden alcanzarle más allá de su aportación.

En cuanto a las sociedades capitalistas, la participación que cada uno tenga en el capital
social como consecuencia de su aportación social (que habrá determinado que haya
recibido un determinado número de acciones o participaciones sociales según se trate de
sociedad anónima o de responsabilidad limitada) determina en muchos casos la proporción
en que se participa en los derechos sociales (caso del reparto de ganancias, suscripción
preferente de acciones o derecho a la cuota de liquidación) y las posibilidades de actuación
al respecto en el seno de las relaciones internas societarias (posibilidad de examen de la
documentación contable de la sociedad o de solicitud de convocatoria de juntas
extraordinarias), sirviendo de índice de referencia de lo expuesto, en el ámbito de las
sociedades anónimas sobre todo, que más que de socios (condición que presupone que se
ha adquirido dicha cualidad mediante la aportación social y que se ostentan determinadas
participaciones capital en correspondencia a aquella aportación) debe hablarse de acciones
como cada una de las partes en que se divide el capital social (así, incluso se considera más
conveniente no hablar de reunión de socios sino de acciones). En todo caso lo que no puede
perderse de vista es que la intensidad con que se ejerciten los derechos fundamentales del
socio de asistencia y voto en las juntas generales dependerá del porcentaje con que se
participe en el capital social fruto de las aportaciones iniciales o posteriores (en caso de
ampliación de capital).

METODOLOGIA

Las características principales de las sociedades limitadas son:

Tienen personería jurídica.

Tienen obligaciones propias que recaen sobre la empresa y no sobre sus socios.

Ante una deuda que no se puede pagar, la empresa responderá sólo con el capital aportado
en el momento de su constitución, no con el patrimonio personal de los socios.

Deben tener una razón social única y además debe estar seguida por la palabra limitada o su
abreviatura “Ltda.”

Pueden constituirse por entre 2 y 25 socios.

El capital social está compuesto por las cuotas parte (todas del mismo valor) que los socios
pagarán en el momento de su constitución.

Cada socio tendrá un porcentaje de la empresa en función de las cuotas parte que posea.
Además tendrá un voto por cada una de ellas.

Las decisiones dentro de la sociedad se tomarán por consenso. Para aprobar una decisión se
debe contar con la mitad más uno de los votos.

Ventajas de la sociedad limitada

La principal ventaja de una sociedad limitada es el nivel de responsabilidad sobre las


deudas adquiridas en la empresa. Ante cualquier problema, los socios sólo responderán con
el capital invertido en la empresa, dejando de lado su patrimonio personal, salvo en algunos
casos excepcionales relacionados con temas laborales o fiscales.

Otra de las ventajas de las sociedades limitadas consiste en que, al tener personería jurídica
propia, los derechos y obligaciones que le son inherentes recaen sobre la empresa y no
sobre sus socios.
Desventajas de la sociedad limitada

La desventaja más marcada que presenta la sociedad limitada radica en que para su
constitución se requiere aportar el capital social íntegro, lo que en muchos casos representa
una suma de dinero muy elevada. Esta particularidad dificulta en muchas ocasiones la
formación de la sociedad limitada, pues los socios no disponen del capital mínimo
necesario para establecerse.

Por ello muchas empresas empiezan utilizando otras formas jurídicas, hasta lograr acumular
un capital que les permita cubrir el monto que dedicarán a la fundación de la sociedad
limitada.

En resumen, la sociedad limitada es una forma jurídica que permite que dos o más personas
reúnan sus capitales individuales para crear una empresa mayor y más sólida. Si bien es
más difícil de formar, sobre todo en lo relativo al capital inicial necesario, cuenta con la
ventaja de que sólo responderá ante las deudas adquiridas con dicho capital, protegiendo así
a los socios de posibles situaciones de pérdida de su patrimonio personal ante una situación
de riesgo dentro de la empresa.

Sociedad anónima

Junto a la sociedad limitada (S.L.), la sociedad anónima es otro de los tipos de asociación
más comunes entre las empresas colombianas. Ambas son formas jurídicas que se
relacionan con una imagen de solidez y que además protegen a sus socios y accionistas más
que otras formas de asociación, a la hora de enfrentarse a un imprevisto.

Definición y características

Las sociedades anónimas son un tipo de asociación compuesta por un mínimo de 5


accionistas y que dispone de un fondo social que se dividirá en acciones a repartir entre
aquellos socios que hayan aportado capital a la empresa. Las sociedades anónimas y las
sociedades limitadas comparten una serie de características comunes, que se pueden
resumir en:

 Tienen personería jurídica.


 Deben designar un representante legal.
 Ante una deuda que no se puede pagar, la empresa responderá sólo con su capital
social.
 Deben tener una razón social única. En el caso de la sociedad anónima, debe llevar
seguido a su nombre las siglas “S.A.”
 Además de estos aspectos, las sociedades anónimas tienen otras características
propias que se detallan a continuación.

Socios y accionistas en la sociedad anónima

Para su constitución, una sociedad anónima necesita de un mínimo de cinco accionistas y


no hay un límite máximo de socios o accionistas.

En este apartado es importante resaltar que hay una diferencia entre socio y accionista. El
accionista es aquel socio que ha hecho un aporte de capital y posee acciones de la empresa,
lo que le otorga el derecho de votar en los procesos de toma de decisiones.

Por su parte, un socio es una figura que no ha hecho aporte de capital, por lo que aun siendo
socio, no tiene los mismos privilegios que un accionista.

Comandita simple o Comandita por Acciones

Cuando una o más personas (naturales o jurídicas) se asocian comprometiendo sus


responsabilidades sobre acciones sociales y otro o varios socios las comprometen de
manera limitada, se denomina constitución de una comandita.

A la primera clase (los que se comprometen ilimitadamente) se les llama socios gestores o
colectivos, y a los que se comprometen limitadamente se les denomina socios comandito.

Delimitando la participación, una comandita se puede constituir de dos formas: sociedad


comandita simple o por acciones.
Diferencias entre Comandita Simple y por Acciones

COMANDITA POR
ÁREA DE INTERÉS COMANDITA SIMPLE
ACCIONES

Constituido por aportes


Constituido por aportes
sociales, de los socios
sociales, de los socios
Capital Social comanditarios y de los
comanditarios y de los
colectivos en conjunto bajo
colectivos en conjunto.
participación accionaria.

Las normas de la sociedad


Aplicación de Normas Las normas de la sociedad
colectiva, de los
en casos No Previstos colectiva, de los
comanditarios y de los socios
de Socios pertenecientes comanditarios y de los socios
gestores y las disposiciones
a la Comandita gestores, las de las anónimas.
de responsabilidad limitada.

Aplicación de Se ajustará a todo lo Se ajustará a todo lo


Normatividad establecido en las sociedades establecido en las sociedades
Asimilada anónimas. limitadas.

Se realizan por escritura


pública, inscribiendo la cesión
en el registro mercantil, sólo Se realizará de acuerdo a lo
por aprobación unánime de expuesto en sus estatutos,
Cesión de Acciones
todos los socios se aprobará por lo tanto tiene una libre
la cesión de las partes de aplicación.
interés y la cesión de cuotas
de un socio.

Se realizará al disminuir el
Cuando las pérdidas reduzcan
capital social a una tercera
Disolución el capital social en un 50% o
parte o menos producto de
menos.
pérdidas.
Básicamente ambas figuras (comanditas simples o por acciones), son sociedades civiles que
requieren de la participación activa de todos sus socios. Recordemos que una comandita
simple se caracteriza por poseer mayor radio de acción en comparación de la comandita por
acciones, aunque ambas dependan de la aprobación de todos sus socios para definir las
acciones de las mismas.

En el caso de las comanditas por acciones, deberán acatar a un mayor número de


normativas que las simples que solo actuarán según lo establecido en sus reglamentos
internos. Es importante destacar que las comanditas simples se pueden disolver al
presentarse un 50% del capital de la misma, en cambio las accionarias sólo lo podrán hacer
cuando las pérdidas mermen su capital a un tercio o menos.

En ambos casos, el capital social de estas figuras legales estará constituido por aportes
provenientes de sus socios comanditarios o con los de éstos y, simultáneamente, con los de
los socios colectivos (en las simples será bajo la figura de aportes sociales y en las
comanditas por acciones, será a través de instrumentos denominados acciones).

Es importante recordar que ambas figuras económicas son totalmente legales en nuestro
país y estas deben acatar todas las normativas y leyes colombianas vigentes, a fin de
garantizar a cada uno de sus socios la transparencia en sus acciones y la seguridad de su
inversión.

CONCLUSIÓN

La importancia de la distinción entre sociedad civil y sociedades mercantiles reside


en que la sociedad mercantil tiene la condición de empresario mercantil y, por tanto, ha de
quedar sometida al estatuto jurídico propio del mismo, cuyos criterios tienen su base en la
manera que adquiere la sociedad su condición de empresario mercantil por virtud del
régimen legal de la propia forma social con independencia y del contenido del objeto social
(esto es, de que las actividades propias del mismo sean de carácter empresarial en el sentido
de que se hallen dirigidas a la obtención de beneficios para ser repartidos entre los socios).
La constitución de la sociedad crea un nuevo sujeto jurídico: la persona social, al
mismo tiempo que engendra derechos y obligaciones de los que son titulares en calidad de
socio. Para que se produzca la plenitud de esos efectos precisa la observancia de ciertas
formas y requisitos, cuya omisión acarrea la irregularidad de la sociedad. Tomando en
cuenta los efectos de la sociedad se puede decir que es obligacional por virtud de los socios
que contraen la obligación de acuerdo con los pactos establecidos y el régimen legal de la
sociedad por ellos elegida; ordinariamente, las relaciones jurídicas surgidas del contrato de
sociedad que tienen lugar entre la sociedad y sus socios de igual manera por el régimen de
la formas sociales internas (sociedad-socios) y externas (de actuación jurídica de la
sociedad con terceros), aunado a la responsabilidad directa y solidaria de los socios que
afectan a los fundadores, administradores, quienes responderán con el régimen jurídico
correspondiente.
En Colombia los socios tienen plena libertad de crear compañías cumpliendo con lo
establecido por el Código de Comercio, mientras no se violen principios de orden público o
las buenas costumbres teniendo como finalidad una función económica social lícita
protegida por el Ordenamiento jurídico que responda a una acepción polifacética. En
primer lugar, la causa de la sociedad es procurar el régimen legal preciso para las
organizaciones adecuadas del ejercicio en colaboración entre personas de una o varias
actividades lícitas y posibles cuyo contenido puede ser de orden capital, patrimonial o de
otra naturaleza. La licitud es exigible tanto al fin social como al objeto social; asimismo, en
caso de ilicitud existe la imposibilidad de conseguir el fin social que determina la
disolución de la sociedad.

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