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Aluminio, riesgo de Párkinson


Se advierte de la necesidad de "moderar y controlar"
los niveles de aluminio en la marcha de esta sociedad

Según un estudio de la Universidad de Santiago (USC) llevado a cabo en animales de


experimentación se ha confirmado que, si bien por si solo no sería capaz de provocar
Párkinson, el aluminio combinado con otros elementos es un gran factor de riesgo en el
desarrollo de la enfermedad.
A esta conclusión llegó Sofía Sánchez Iglesias en su tesis doctoral que defendió
recientemente bajo la dirección de Ramón Soto Otero y Estefanía Méndez Álvarez,
según informó hoy la USC.
La enfermedad de Parkinson es un proceso neurodegenerativo ocasionado por una
pérdida selectiva de neuronas dopaminérgicas del sistema neuronal cerebral conocido
como sistema nigroestriatal, siendo una de sus principales funciones la modulación del
sistema motor.

En los últimos años, científicos han puesto de manifiesto que en numerosos casos de
Párkinson se encuentran concentraciones de aluminio en el cerebro que sobrepasan en
gran medida los niveles normalmente observados en individuos que no padecen de esta
enfermedad.
Por otra parte, un estudio epidemiológico realizado en los EE.UU. ha demostrado la
existencia de una alta incidencia de Párkinson entre personas con úlceras gástricas
que durante mucho tiempo fueron tratadas con antiácidos que contenían sales de
aluminio. De ahí que los investigadores consideren que el aluminio puede actuar como
un factor etiológico en el desarrollo de esta enfermedad.

El aluminio actúa en el cerebro disminuyendo la actividad de los sistemas enzimáticos


antioxidantes de que dispone para luchar contra el estrés oxidativo, es decir, contra
la acumulación de radicales libres, substancias que atacan a las células en general y a
las neuronas dopaminérgicas en particular.
La toxicidad observada en el estudio de la USC afecta a diferentes áreas cerebrales
y se debe a daños oxidativos por acción del anión superóxido de aluminio y otros
radicales libres.
PREVENCIÓN
Debido a que la enfermedad, de la que aún no se conoce con exactitud su etiología,
presenta una "incidencia relativamente alta" y en aumento entre las personas mayores
de 65 años y que, según la OMS, la edad a la que se diagnostica es cada vez menor,
parece lógico, según apuntó la investigadora, el interés en esclarecer los mecanismos
moleculares por los que se desarrolla así como los factores que afectan en el proceso
neurodegenerativo.
Además, como explicó Sofía Sánchez, la mayor parte de los habituales tratamientos
farmacológicos actuales tratan exclusivamente la sintomatología de la enfermedad. Es
de suma importancia tener en cuenta, que el Aluminio es un riesgo evidente en ciertos
ambientes de trabajo, como son las minas, donde se lo puede encontrar en el agua. La
gente que trabaja en fabricas donde el Aluminio es empleado durante los procesos de
producción puede aumentar los problemas de pulmón cuando ellos respiran el polvo de
Aluminio. El Aluminio puede causar problemas en los riñones de los pacientes, al entrar
en el cuerpo durante el proceso de diálisis.
Teniendo en cuenta estos datos y que en la sociedad actual hay una alta exposición al
aluminio --utensilios de cocina, materiales para envasado y conservación de alimentos,
fármacos o productos de cosmética y perfumería--, Sofía Sánchez ha dirigido su
investigación a profundizar en el conocimiento de los posibles mecanismos moleculares
responsables de la neurotoxicidad de ese metal. "Todo en aras de poder prevenir en lo
posible el Párkinson así como favorecer el descubrimiento de nuevas estrategias
terapéuticas", matizó.
A la vista de los resultados obtenidos, que acaban de ser publicados en la prestigiosa
revista 'Journal of Neurochemistry', la investigadora de la USC advirtió de la
necesidad de "moderar y controlar" los niveles de aluminio a los que se ve sometida la
sociedad actual.
En las condiciones de envasado normales, las cantidades de aluminio aportadas por los
envases representan solo una fracción pequeña del total de la ingesta, sin embargo, al
conservar alimentos ácidos (puré de manzana, salsa de tomate o pescados salados) en
envases de aluminio puede producirse un gran aumento de las concentraciones de este
metal en los alimentos. También se han detectado concentraciones elevadas en algunas
marcas de preparados para lactantes (a base de leche y a base de soja), y también en
concentraciones de máxima peligrosidad en los botes (latas) de las llamadas bebidas
cola y carbonatadas en general dado su alto grado de acidez y su capacidad corrosiva.
El aluminio puede persistir durante largo tiempo en algunos órganos y tejidos antes de
su excreción por la orina. Muestra neurotoxicidad en pacientes sometidos a diálisis y
expuestos parenteralmente a altas concentraciones de aluminio. Y se ha sugerido su
implicación en la etiología de la enfermedad del Alzheimer aunque la EFSA (!) no llega
a considerar que la exposición al aluminio a través de los alimentos constituya un
riesgo para el desarrollo de esta enfermedad, a pesar de los innumerables estudios e
investigaciones asegurando lo contrario.

Según las estimaciones de la ingesta de aluminio calculadas por la EFSA, es probable


que una significativa parte de toda la población europea exceda de la Ingesta Semanal
Tolerable (TWI en sus siglas inglesas) de 1 mg/kg aluminio/peso corporal fijada por el
JECFA y confirmada por la propia EFSA. Los productos a base de cereales, y también
las verduras, las bebidas refrescantes y ciertos preparados para lactantes aparecen
como los principales contribuyentes de aluminio a la dieta.
La opinión científica finaliza diciendo que debido al diseño de los estudios aportados
por los Estados miembros y a que los métodos analíticos utilizados solo determinan el
aluminio total en los alimentos y no sus distintos componentes individuales, no es así
posible conocer qué fuentes son las que más contribuyen al contenido de aluminio en
los alimentos.
Con estos resultados, habrá que estar pendiente de las medidas que se adopten por la
Comisión Europea dirigidas a reducir la exposición a este metal. Estas deberán estar
centradas en disminuir la exposición ciudadana a este peligroso metal, la erradicación
del mismo del envasado de alimentos

Recomendaciones de la FSA a los consumidores


Finalmente quiero darles varias de las recomendaciones de la FSA a los consumidores
británicos para evitar concentraciones elevadas de aluminio en los alimentos:
“No usar utensilios de aluminio para cocinar o conservar alimentos ácidos, como los
tomates, col y frutos rojos (cereales, fresas, moras, grosellas, cerezas)”.
Efectos ambientales del Aluminio
Los efectos del Aluminio en la salud han atraído nuestra atención, mayormente debido
a los problemas de acidificación. El Aluminio puede acumularse en las plantas y causar
problemas de salud a animales consumidores de esas plantas. Las concentraciones de
Aluminio parecen ser muy altas en los lagos acidificados. En estos lagos un número de
peces y anfibios están disminuyendo debido a las reacciones de los iones de Aluminio
con las proteinas de las agallas de los peces y los embriones de las ranas.
Elevadas concentraciones de Aluminio no sólo causan efectos sobre los peces, sino que
también actúan sobre los pájaros y otros animales que consumen peces contaminados e
insectos y sobre animales que respiran el Aluminio a través del aire.
Las consecuencias para los pájaros que consumen estos peces contaminados, es que la
cáscara de los huevos es más fina y los pollitos nacen con bajo peso. Las consecuencias
para los animales que respiran el Aluminio a través del aire son problemas de directos
de los pulmones, pérdida de peso y declinación de la actividad. Otro efecto negativo
en el ambiente del Aluminio es que estos iones pueden reaccionar con los fosfatos, los
cuales causan que el fosfato no esté disponible para los organismos acuáticos.
Altas concentraciones de Aluminio no sólo pueden ser encontrados en lagos ácidos y
arie, también en aguas subterráneas y suelos ácidos. Hay fuertes indicadores de que
el Aluminio puede dañar las raices de los árboles cuando estas están localizadas en las
aguas subterráneas.
Alimentos frescos tales como frutas, hortalizas y carne contienen muy poco aluminio.
Sin embargo, a algunos alimentos (por ejemplo, polvo para hornear, colorantes y varios
agentes para prevenir aglutinamiento) se les añaden compuestos de aluminio durante
su procesamiento. Esto significaría que alimentos tales como queso procesado y tortas
pueden contener cantidades moderadas de aluminio. Un adulto de promedio en Estados
Unidos ingeriría aproximadamente 7 a 9 mg de aluminio al día en los alimentos.
La gente también se expone al aluminio, en algunos cosméticos, por ejemplo, en el caso
de desodorantes, y en medicamentos tales como antiácidos y de aspirina con cubierta
entérica y los en fluidos intravenosos. Los antiácidos contienen entre 300 y 600 mg de
hidróxido de aluminio (aproximadamente 104 a 208 mg de aluminio) en cada tableta o
cápsula, o en cada 5 mililitros, en el caso de líquidos. La aspirina con cubierta entérica
puede contener 10 a 20 mg de aluminio por tableta. Las vacunas, también, contienen
pequeñas cantidades de compuestos de aluminio tales como hidróxido de aluminio,
fosfato de aluminio o sulfato de aluminio (alumbre).
La Administración de Drogas y Alimentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) de
Estados Unidos limita la cantidad de aluminio en vacunas a no más de 0.85 mg/dosis.
Tanto niños como adultos pueden exponerse al aluminio a través de vacunas.
Las fórmulas infantiles a base de soya contienen niveles de aluminio más altos que las
fórmulas a base de leche de vaca o que la leche materna. En fórmulas a base de soya
se han detectado concentraciones medias de aluminio entre 0.46 y 0.93 mg/L,
mientras que en fórmulas a base de leche de vaca la concentración media oscilan entre
0.058 y 0.15 mg/L. En la leche materna, las concentraciones típicas de aluminio varían
entre 0.0092 y 0.049 mg/L.
En niños que sufren de enfermedades del riñón se han observado enfermedades de los
huesos y del cerebro a causa de los altos niveles de aluminio. También se ha observado
enfermedad de los huesos en niños que toman algunos medicamentos que contienen el
aluminio. En estos niños, el daño de los huesos es causado por el aluminio que previene
la absorción de fosfato en el estómago; el fosfato es necesario para la manutención de
huesos saludables.
Por eso es muy importante la búsqueda de soluciones para este tan terrible problema,
causante y colaborador necesario de las enfermedades neurodegenerativas.
Y las investigaciones han llegado a la conclusión de que la cerveza es el alimento mas
perfecto contra las enfermedades neurodegenerativas, en su potente efecto de
limpieza de metales tóxicos.

Cerveza, contra las enfermedades neurodegenerativas


El consumo moderado de cerveza contribuye a disminuir muchos factores de riesgo de
enfermedades neurodegenerativas, como es el caso del Alzheimer, al reducir de forma
drástica la absorción de aluminio, uno de los elementos pro oxidantes que causa estas
afecciones.
La premisa forma parte del estudio “Posible efecto protector del silicio contenido en
la cerveza en las enfermedades neurodegenerativas”. El mismo fue presentado Colegio
Oficial de Médicos de Zaragoza.
Tal como señala el informe el silicio contenido en la cerveza influye positivamente en
la reducción de factores de riesgo para contraer alzheimer. Es que éste produce una
interacción con otro elemento, el aluminio, formando un complejo químico que impide la
absorción de ese aluminio por el organismo.
"El aluminio es un elemento que ejerce efectos oxidativos en el cuerpo humano", así
señaló Meseguer, quien también explicó que "muchas de las enfermedades que están
asociadas con los procesos del envejecimiento están vinculadas a procesos oxidativos,
entre ellas la enfermedad de Alzheimer, que es la más frecuente dentro de las
enfermedades neurodegenerativas".
"No hay tantos alimentos que contengan silicio -añadió Meseguer-" a Europa Pres y El
Mundo por eso "para poder encontrarlo tenemos que irnos a la rama de los elementos
cereales", y aquellos "que se consumen en sus formas integrales", ya que se encuentra
en la parte externa de los granos cereales. La cerveza, al macerar los granos enteros,
traslada en su proceso de elaboración una gran cantidad de silicio.
Silicio. Los mejores alimentos para el cerebro son aquellos que contienen silicio, el cual
se haya en:
- Té de paja de avena
- Té de cebada
- Decocción de cola de caballo
- Salvado
Y en todos los cereales integrales, razón por la cual debemos poner en primer término
en nuestra dieta los alimentos naturales, dejando de lado harinas refinadas porque en
su proceso de elaboración pierden la cáscara de los cereales, perdiendo por lo tanto el
silicio necesario para la eliminación de los metales tóxicos.
Para intentar eliminar el aluminio o cualquier otro metal pesado del organismo son muy
útiles las algas de agua dulce Chlorella, de gran poder alimenticio y que son capaces
de arrastrar fuera del organismo estas sustancias que suelen ser acumulables y de tan
difícil eliminación.
Propiedades del alga chlorella
Regula el sistema digestivo, desintoxica, reestablece el peristaltismo con lo que ayuda
en el estreñimiento crónico, ayuda a cicatrizar las úlceras y combate la halitosis. El
alga chlorella actúa como un agente desintoxicante interno, neutralizando los metales
pesados, dioxinas, pesticidas, herbicidas... Ayuda a cicatrizar las heridas cutáneas y a
regenerar las células de la piel (efecto rejuvenecedor) Disminuye la tasa de colesterol
en sangre, compensa la hipertensión (disminuye la máxima) y aumenta la producción de
glóbulos rojos (adecuada para combatir la anemia). Atenúa también los síntomas de las
reacciones alérgicas.
Es tal su poder desintoxicante que no solo elimina el aluminio, también uranio, cadmio,
mercurio y plomo, reteniéndolos en una de sus tres capas celulares donde por medio
de una substancia carotenoide polimerizada la capta para su posterior eliminación.

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