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SIGNO: es una señal que comunica algo o que aporta una información determinada a quien lo
interpreta, es decir que es el medio por el cual se deduce algo de lo que no se tiene un
conocimiento directo.
Tenemos que diferenciar los signos de los síntomas, ya que estos últimos son abjetivos, es decir,
no podemos medirlos, verlos o tocarlos, como el dolor.
HISTORIA CLÍNICA
ESTRUCTURA DE LA HC
IDENTIFICACION DEL PACIENTE: estos son los datos de filiación, es decir, nombres y apellidos,
número de identificación, edad, sexo, estado civil, lugar de nacimiento, lugar de residencia,
grado de instrucción… todos estos datos nos son útiles para determinad si se padecen
condiciones asociadas a determinadas áreas geográficas y para determinar si la persona llevará
a cabo el tratamiento con responsabilidad.
MOTIVO DE LA CONSULTA: Este debe escribirse tal y como lo relata el paciente, citado entre
comillas. Recordemos que esto nos sirve para dar un diagnóstico presuntivo, mas no un
diagnóstico definitivo.
ANAMNESIS REMOTA: hace referencia a los antecedentes del paciente, hábitos, medicamentos,
alergias, inmunizaciones, antecedentes familiares.
La mucosa puede ser dañada por factores químicos como el tabaco, los fármacos, el alcohol; o
por factores físicos como una protesis mal adaptada.
Las lesiones mucosas también puede clasificarse en infeccionsas, por virus, hongos o bacterias;
iatrogénicas, traumatismos físicos o químicos causadas por el operador. Y en carcinoma
epidermoide que es un tipo de cáncer.
ESTADO: inflamación
DOLOR IATROGÉNICO: es el causado por los tratamientos, puede ser originado por cirugías,
radioterapia, cuando tocamos un cuerno pulpar durante una restauración, etc.
El dolor bucal es el estímulo doloroso más fuerte debido a las numerosas terminaciones
nerviosas, pero a su vez es donde hay una cicatrización más rápida, ya que son tejidos altamente
irrigados.
El dolor dental se origina en la pulpa que es el único tejido vivo del diente, el cemento y el
esmalte son insensibles. Este dolor es intenso, se produce con estímulos como cambios de
temperatura, consumo de ácidos y dulces o por caries, restauraciones en mal estado, abrasiones
de esmalte.
La respuesta pulpar al dolor, depende de la intensidad del estímulo que se aplica y del estado
de ésta, varia de leve a severo y puede aparecer con o sin estímulo.
El dolor agudo de la pulpa aumenta al acostarse, ya que aumenta la presión sanguínea al cráneo
y cesa cuando el diente recibe tratamiento. El dolor crónico es la prolongación de la afección
aguda de la pulpa, cuando no cesa, hablamos de una pulpitis irreversible que conduce a la
necrosis pulpar.
ENFERMEDAD ACTUAL
Que sucede?
Desde cuando?
A que lo relaciona?
Le ha sucedido anteriormente?
Las respuestas que nos da el paciente las relacionamos con posibles patologías. Cuando
atendemos a niños o personas con discapacidades, recurrimos a los familiares para responder
estas preguntas ya que ellos son quienes detectan los cambios.
EXPLORACIÓN FÍSICA:
Para la exploración física iniciamos tomando signos vitales que son las mediciones de las
funciones básicas del cuerpo.
Presión arterial: es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias. Cuando se
mide la presión arterial se registran dos números. El número más elevado, la presión sistólica
equivale a 120 mmHg; mientras que el número más bajo, la presión diastólica equivale a 80
mmHg en una persona adulta sana.
Respiración: La frecuencia respiratoria es la cantidad de respiraciones que una persona hace por
minuto. La frecuencia respiratoria puede aumentar con la fiebre, las enfermedades y otras
afecciones médicas. La frecuencia respiratoria normal de un adulto que esté en reposo oscila
entre 12 y 20 respiraciones por minuto.
Temperatura corporal: La temperatura normal del cuerpo varía según el sexo, la actividad
reciente, el consumo de alimentos y líquidos, la hora del día y, en las mujeres, la etapa del ciclo
menstrual. La temperatura corporal normal puede variar entre 36.5°C y 37.2°C.
Pulso o frecuencia cardiaca: Es la cantidad de veces que el corazón late por minuto. El pulso
normal de los adultos sanos oscila entre los 60 y 100 latidos por minuto y puede fluctuar y
aumentar con el ejercicio, las enfermedades, las lesiones y las emociones.