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HUACA DE LA SENTINELA
Fue el asentamiento principal de Chincha, próspero curacazgo de
agricultores, pescadores, artesanos y mercaderes que se desarrolló en el
amplio y fértil valle que lleva ese nombre en la costa del Perú, entre los años
900 y 1450 d.C.
Vista de la pirámide de La Centinela.
Los Chincha fueron una nación muy organizada que construyó una amplia
red de caminos y ciudades dentro de su valle, tales como La Centinela,
Tambo de Mora, La Cumbe, San Pedro, Ranchería, Litardo y Las Huacas.
Edificaron sus templos y palacios sobre grandes plataformas con muros de
barro, usando la técnica llamada del “adobón” o “tapial”, la que consiste en
vaciar barro dentro de una gavera grande, luego esperar que seque y
finalmente retirar la gavera, de modo similar como en la actualidad se
trabaja el concreto. De este modo podían construir muros gruesos, altos y
resistentes.
Rostworowski 1989
Según las investigaciones de María Rostorowski (1989), quien ha estudiado
antiguos documentos del siglo XVII escritos por los primeros encomenderos
españoles, después de la conquista, se escribe que en tiempos anteriores
(en época de los chinchas) existían en este curacazgo más de 6000
mercaderes que se hacían a la mar en largos viajes bordeando la actual
costa peruana hasta el ecuador, llevando cobre (traído del collao) y coca
(producción local) y retornando con mullu (Spondylus) y esmeraldas. Los
mercaderes traficaban con productos fabricados localmente y los traídos
desde las lejanas tierras. Para estos viajes por mar usaron balsas de gran
tamaño construidas con troncos de madera.
Mullu,
Ecuador Cobre, coca
esmeraldas
Lo que aún se puede ver del friso que alguna vez adornó este ambiente, en
la parte alta de la pirámide de La Centinela. Arriba a la derecha, un dibujo
del friso para comparación.
Muy cerca al conjunto de pirámides de La Centinela esta el conjunto de
pirámides de Tambo de Mora, formando una dualidad, esencial en toda
organización andina. Las huacas de Tambo de Mora están organizadas
alrededor de una gran plaza amurallada formada por dos terrazas a distinto
nivel, este espacio divide en dos este conjunto arquitectónico, teniendo a
ambos lados dos sólidas y altas estructuras de forma piramidal. Los muros
están construidos con la técnica de la tapia. Excavaciones arqueológicas
realizadas en los campos cercanos a este sitio revelan que en el tiempo de
los chinchas existió una densa población, formada por especialistas
(artesanos), directamente dependientes de los señores dueños de los
palacios (Canziani 2000). Los primeros cronistas españoles del siglo XVI dan
cuenta que eran muy afamados los artesanos plateros que entre los
chinchas habían.
Los primeros datos sobre la Hacienda San José se remontan más de 300
años atrás, cuando Rosa de Muñantones y Aguado se casó con Andrés
Salazar. La casa hacienda, iglesias y tierras incluídas, fueron la dote.
En 1764, otro matrimonio, el de Rosa Salazar Gaviño –nieta de la primera
pareja– y don Fernando Carrillo de Albornoz y Bravo de Lagunas, fue
aumentando la extensión de la hacienda y de los apellidos involucrados. Al
incorporarse la Hacienda San Regis, ambas plantaciones se convirtieron en
las más ricas de Chincha, contando con un millar de esclavos.
En 1821, el general San Martín y sus tropas desembarcaron en Pisco y
Fernando Carrillo de Albornoz y Salazar, el propietario de la hacienda, huyó
a su España natal, con dos de sus hijos, abandonando a su esposa Petronila
Zavala y su hijo menor, José. Una leyenda popular decía que huyó porque
antes habría tratado de asesinar al libertador infructuosamente y temía su
venganza.
El nuevo gobierno tomó posesión de la casa. Sin embargo, Petronila la
recuperó en 1827. Su hijo mayor, Fernando Carrillo de Albornoz y Zavala, se
hizo cargo de la hacienda en la segunda mitad del siglo XIX y será su hijo,
Julio Castillo de Albornoz y Mendoza, el último de esa familia. Morirá
tragicamente, ajusticiado por los esclavos –que aún existían, aunque la
esclavitud supuestamente estaba abolida–, en la escalera principal de la
casa durante la Guerra del Pacífico.
Posteriormente, su viuda Catalina del Valle y Osma la vendería a Roberto
Leguía, hermano del presidente, y luego pasaría a manos de Manuela
Eguren, viuda de Cillóniz. Fue su época de mayor bonanza, pues exportaban
algodón a Inglaterra directamente desde el Puerto Tambo de Mora. En esa
época la hacienda también incorporó ganado para vender su carne.
San José fue dividida en los años sesenta, durante el primer gobierno de
Fernando Belaunde. Julio Cillóniz Eguren, hijo de Manuela, adquirió las
tierras y las transfirió a sus cuatro hijos: Julio, Augusto, Alemán y Amelia
Cillóniz Garfias. Finalmente, al fallecer Augusto, su viuda, Doña Ángela
Benavides de Cillóniz, compró la tierra a sus cuñados. Hoy, a sus casi 90
años, sigue siendo la propietaria de la Casa Hacienda.
Como ven, visitarla es darse un paseo por un microcosmos de la historia
peruana con las comodidades del presente: Wifi, estacionamiento,
restaurante, piscina, habitaciones con TV de pantalla plana, minibar, en un
entorno colonial que te hará viajar en el tiempo.
Basta cerrar los ojos e imaginar para que las amplias terrazas se llenen de
jesuitas, esclavos angoleños, zulús y mandingas, nobles esclavistas,
revolucionarios de la independencia, que regresan del pasado a
acompañarnos.
MELCHORITA
Bodegas y viñedos
Al llegar a Chincha la mayoría de viajeros buscan realizar un paseo por
las bodegas y viñedos del lugar. La experiencia te invita a recorrer una
ruta y degustar los vinos o piscos en ruta. Destacan las bodegas de Viña
de Oro, Bodegas y licores Tabernero fundadas desde 1897, Bodega
Grimaldi, castellano, Naldo Navarro, El Paraíso, San Cristóbal, Arenas,
Villa Julia y Chumbiauca. Lo más interesante, uno puede visitar el lugar
y ver el proceso, la elaboración y probar el pisco puro. Muchos de ellos,
elaboran sus licores con una gran variedad de uvas.
La Carapulcra Chinchana
Es la mas tipica de las comidas
chinchanas y se prepara a base
de papa cocida, carne de cerdo,
carnero o gallina; cebolla, aji,
comino, pimienta, sal, ajo,
manteca de cerdo y maní
tostado. En su preparación
tipica se usa, generalmente, la
papa fresca cortada en cuadros
pequeños, olla de barro y
cucharon de palo; para un sabor
especial se usa una cocina de
adobes y leña.
La Sopa Seca
Se elabora con fideos,
carne de cerdo o gallina,
achiote, aceitunas negras,
perejil, sal, comino,
pimienta y caldo de
gallina.
El Tamal Chinchano
Dulce de Camote
Frijol Colado
Dulce de Higo
Chapanas
LA UVA VERDE
EL HIGO
LA CIRUELA
LA GUANABANA
EL PACAY
LA LUCUMA
EL TUMBO
Las Playas
El litoral chinchano exhibe un notable conjunto de atractivos naturales
incomparables, tanto por su belleza escénica como por su agradable
clima. La puesta de sol nos muestra espectaculares paisajes. Entre
las principales playas tenemos: wakama, jahuay, las totoritas, el
silencio, socorro, lurinchincha, la perla, carrizal, viña del mar entre
otras.
LAS LAGUNAS
En la Cordillera Occidental los nevados que se deshielan por la elevación
de la temperatura, van almacenando sus aguas en determinadas hoyas o
depresiones del terreno, formando lagunas, que al correr los siglos
acumulan millones de metros cúbicos, los que vienen siendo
aprovechados por la agricultura en la época de sequía del río y a la vez
para solucionar el problema del agua potable.
Estas lagunas de Chincha, son:
- Huarmicocha
- Chumcho
- Turpo.
- Obispo, y
- Huachinga
- La Laguna de Huachinga:
Es una inmensa y alargada laguna, que se encuentra entre 12°-48"30" y 76°-
32"15" de longitud occidental y a una altura que pasa los 4 560 metros de
altitud.
Su capacidad pasa de los 40 millones de metros cúbicos.
- La Laguna de Chuncho:
Se encuentra a una altura de 4 500 metros y almacena más de 7 millones
de metros cúbicos.
- La Laguna de Turpo:
Se encuentra al S.O. de Chincha, con la capacidad de 3 812 628 metros
cúbicos.
- La Laguna de Obispo:
Se ubica a la altura de la de Turpo, con una capacidad de 2 millones 200 mil
metros cúbicos.
- La Laguna de Huachinga:
Ha sido represada, al igual que Turpo. Huachinga tiene una dimensión de
268 metros, por tres metros en la corona; 10 metros en la altura máxima y
con 24 665 metros cúbicos de columen, con el que represa 13 569 789
metros cúbicos de agua.
Mientras que Turpo represa una cantidad menor de sólo 3 812 628 metros
cúbicos y da una salida de 50 metros cúbicos de agua por segundo y cuyo
túnel ha sido reforzado por planchas de fierro, por haber presentado un
notable agrietamiento y así evitar un posible aluvión.
La represa de Uasmachay, que almacena la cantidad de 3 287 900 metros
cúbicos.
Estas represas como las lagunas antes mencionadas no sólo son afotadas
periódicamente, para determinar la época y la cantidad de agua que debe
evacuarse anualmente, sino también para observar su estado de
conservación y evitar aludes o aluviones. En estos momentos tanto por la
evaporación como la escasez de las lluvias en los últimos años, han bajado
su volumen considerablemente, quedando entre 30 y 27 millones de
metros cúbicos.
EL MAR CHINCHANO
La parte del océano que baña las costas de la provincia de Chincha, posee
una riqueza ictiológica, debido a la presencia del plancton, microorganismo
de que se alimenta la anchoveta.
Debido a una pesca indiscriminada e incontrolada, la floreciente industria
de fabricación de harina de pescado y extracción de aceite de anchoveta,
ha cerrado sus actividades productivas, al punto que las 10 fábricas,
instaladas en el puerto de Tambo de Mora, han quedado en actividad sólo
dos de PESCA Perú y han ido desmantelándose sistemáticamente, para ser
habilitadas otras en Chimbote, Chala o Ilo.
Actualmente, la zona de Tambo de Mora, ha sido declarada por el Instituto
del Mar y Pesca Perú, como zona de reproducción de anchoveta, sardinas,
etc.; pero no se permite la pesca frente a su litoral todo el año. En el
presente año y sólo por unas semanas, se permitió que las dos fábricas que
se encuentran implementadas para el procesamiento de la anchoveta,
trabajaran un excedente la de la zona pesquera de Pisco.
Pero no sólo la pesca industrial, sino aún la artesanal, ha decaído
sensiblemente, no obstante, la diversidad, calidad y abundancia de peces
de consumo con que cuenta nuestro mar, al punto, que nuestro mercado
lo abastece, Pisco, Chala o Camaná, y sólo en muy contadas ocasiones el
producto de la pesca, de los chinchorreros de Jaguay o Cinco Cruces, en el
límite norte, con la provincia de Cañete. La presencia de pescadores venidos
de Ica han instalado en la zona de Jaguay han ahuyentado o exterminado
en su caso la sabrosa chita de Jaguay famosa por su abundante carne blanca
y que ha hecho que los numerosos pescadores de cordel de nylon no
puedan dedicarse a su pasatiempo favorito: la pesca deportiva, pues los
chinchorros y redes instaladas dificultan dicha actividad, por lo que es
motivo de llamar la atención a las autoridades a fin de poner coto a ilícita
actividad.Aparte de la liza, lorna, perrey, zorritos, mojarrilla, bobito y el jurel
y bueno en contadas ocasiones la chita, nuestro mar cuenta también con
abundancia de mejillones, muy - muy y choros en las playas de las Violetas,
Lurinchincha, Cruz Verde, Tambo de Mora, la Bajada de la Perla, El Silencio,
Las Totoritas, Villa del Mar, Las Ladrilleras, El Espinel, Flecha Dorada, Jaguay
y Cinco Esquinas en el Sector de las Granjas por la subida a Cañete.
INMATERIAL
TRADICIONES ORALES
EL PERRO BLANCO
Cuenta una anciana, que
vive en las afueras de
Lurinchincha, que cerca
de la cabaña que habita,
hay una acequia que
cruza el camino y que
llega hasta la ranchería.
A la orilla de la acequia
crece una enredadera
llamada “uña de gato” y
que, del interior de una
enredadera, sale un perro blanco, de pelaje ondulado y lleva, en el
pescuezo, un hermoso collar de oro.
Este perro sale únicamente en las noches oscuras y permanece largas
horas sentado en el centro del camino. Todas las personas que pasan por
ese lugar tienen ganas de llevarse a tan bonito animal.
Cuando están cerca del perrito y se disponen a agarrarlo, el animal se
pone en dos patas y comienza a caminar en forma muy graciosa. Los
siguen, pero por más quieren alcanzarlo no pueden y termina perdiéndose
del camino. Lo que más les impresiona es la desaparición del perro de un
momento a otro, y muchos han perdido el habla o caído desmayados del
susto que se han llevado al verlo desaparecer en forma tan súbita.
LA CULEBRA DE ORO
Había un matrimonio
campesino que era muy
aficionado a comer camarones,
esos riquísimos camarones que
tanto abunda en el rió San Juan
que forma el Valle de Chincha.
La mujer, especialmente tenia
“antojos” por saborear esta
clase de animal de rió y el
esposo, que era muy
complaciente en satisfacer los deseos de su señora, no tuvo más remedio
que preparar sus “ichiguas” o “izangas”, (especie de canastas alargadas
que se colocan en el rio para atrapar camarones).Después de haber
esperado más de tres horas, comprobó que en las “ichiguas” habían caído
algunos camarones, los suficientes para preparar un buen cebiche de
colitas y un sabroso chupe. Regresa a su casa y en el camino se le atraviesa
una víbora. Coge una piedra y con gran puntería, aplasta la cabeza de ese
repugnante animal. Contempla su hazaña y con el fin de mostrarle a su
esposa la culebra, la recoge y envuelve en una hoja de papel
periódico.Llega a su casa y entrega a su mujer dos paquetes, uno
conteniendo los camarones y el otro la víbora, pero sin acordarse de
contarle lo ocurrido. La señora toma los paquetes y con los camarones se
dedica a preparar los potajes de su predilección guardando el otro
envuelto en la alacena de la cocina.A la hora de la comida, después de
haber hecho los honores a tan suculentos platos y haberlos remojado con
una botella de vino tinto, el esposo pregunto a su mujer por el paquete
que contenía la culebra, y ella le responde que estaba guardado porque
tan sólo tenía una varilla de metal en forma de culebra. El marido,
sorprendido, se dirige a la alacena para cerciorarse de las palabras de su
señora y, en efecto, encuentra una varilla de metal, color amarillo. La
culebra se había convertido en oro.Demás está decir la alegría que
experimentaron, porque en esta forma solucionaron, sus problemas
económicos, ya que con la venta del oro compraron una chacrita; que era
la mayor ambición de su vida.
LA CALAVERA DE LA LAVANDERA
Una pobre mujer, de oficio lavandera, tenia en su casa una calavera, a la
que había hecho la promesa de velarla todos los lunes, porque en ese día
de la semana ella se ausentaba de casa para entregar la ropa limpia y
recoger a su vez la ropa sucia para lavarla.
Su devoción por la calavera tenia por objeto que sirviera de celoso
guardián en los momentos que ella se encontraba en la calle y no permitir
que le robaran los objetos que poseía.
Era un día lunes, y la mujer estaba planchando la ropa que acababa de
recoger del cordel.
Estaba tan afanada en su tarea que se había olvidado de prender la vela a
su calavera. Y era día lunes. Al darse cuenta de su olvido, sale presurosa de
su casa para comprarle en el chino de la esquina.
Un hombre la vio salir y como sabía que la lavandera tenia ropa muy fina,
pretendió robársela penetrando con todo sigilo en la casa. Cuando estaba
haciendo un gran paquete con la ropa limpia, oye una voz que le dice:
“Deja lo que no es tuyo”. Pero él no hizo caso porque creyó que era su
imaginación la que estaba hablando en esa forma. Continuó arreglando el
producto de su robo y cuando se disponía a salir por la puerta de la calle,
siente que la calavera comienza a moverse y que le repite en tono más
alto: “Deja lo que no es tuyo”. El hombre soltó el paquete y salio corriendo
a toda velocidad, presa de un enorme miedo, hasta caer desmayado a
pocos metros de su casa.
Cuando regresó la lavandera encontró el paquete en el suelo y al ladrón
en estado inconscientes. Llamo a la policía y él contó lo que había
sucedido. En esta forma la calavera cumplió con sus funciones de
guardián, salvando a la pobre lavandera, la que no dejó de velarla los días
que tenia costumbre.
EL PUERCO DE PLATA
Cierto día, un chacarero, camino a su hogar después de haber vencido las
fatigosas tareas del campo, encuentra en su ruta un par de puercos, uno
era blanco y el otro colorado.
Se decide apoderarse de uno de ellos en vista que parecía no tenia dueño.
Se aproxima a ellos y, de un salto, agarra al chanchito blanco metiéndolo
en su costal.
Al colocar el costal sobre su espalda siente un gran peso, porque el
chanchito bien gordo y se dirigió a su casa pensando en los buenos kilos
de manteca y en los sabrosos chicharrones que comería al día siguiente.
Todo sudoroso y cansado llego a su choza, y después de haber
descargado, decide darle un vistoso al chanchito. Abre su costal y se da
cuenta que el animal se había convertido en plata. ¡Un verdadero chancho
de plata! Jubiloso llama a su mujer y, después de contarle sucedió “¡Que
tal si chapo al puerco colorado seguramente se habría convertido en
oro!”.
Landó
El Panalivio
Ritmo creado por los negros e indígenas, baile de solteros de ritmo
cadencioso que invita al coqueteo. Casi siempre se realiza en grupo, se
usaba en este baile pañuelos, costumbre que se sospecha vino de Senegal.
La tradicional bajada del Señor Crucificado, de la provincia de Chincha,
reunió a cientos de devotos que esperan esta oportunidad, la cual se realiza
una vez al año, para estar cerca de la sagrada imagen. Durante los próximos
nueve días, en la iglesia Santo Domingo de Guzmán se estarán
desarrollando novenas hasta el 21 de octubre. Ese día, se iniciará el
recorrido procesional por diferentes calles del cercado de la ciudad. Antes
de iniciarse la bajada, el padre Marco Martínez -párroco de la provincia-
ofició como ya es costumbre una misa en honor al santo patrón. Los fieles
siguieron la homilía hasta el anunció esperado que era proceder con la
bajada del Cristo Crucificado. Luego de recibir la autorización, un grupo de
personas usando sogas y poleas inician el descenso de la efigie, que desde
el año pasado, permanece en la puerta principal de la iglesia.
Tras este acto tradicional, el Señor Crucificado es llevado hacia el altar
mayor, en donde permanece recibiendo a los cientos de fieles.
VERANO NEGRO
Es una de las festividades más importantes de la región Ica
Desde este sábado 23 hasta el final del festival el campo ferial de Chincha
será el epicentro de las presentaciones de artistas locales e invitados que
deleitarán al público con lo mejor de su repertorio de canto y baile.
El jueves 28 de febrero tendrá lugar en la Plaza de Armas, desde las 22:00
horas, la Gran Serenata Chinchana, con la quema de fuegos artificiales y la
presentación de renombrados artistas nacionales.
Lo más representativo de la gastronomía chinchana se efectuará en un
festival culinario y del pisco sour, a desarrollarse el sábado 2 de marzo en la
Plaza de Armas, desde las 11:00 horas.
Los asistentes deleitarán sus paladares con potajes emblemáticos de la
cocina chinchana como carapulcra, sopa seca, “mancha pecho”
(combinación de ambos platos); tamales y chicharrones, además de
exquisitos postres como el frejol colado, camotillo y chancaquitas, entre
otros.