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Del

infierno para arriba


Kamandy Chamorro

<<En los sueños encontramos un mundo enteramente nuestro>>


J. K. Rowling

<<El tiempo cura, no estoy llorando más por lo que pasó no puedo seguir molesta. No voy a
permitir que mi felicidad repose en gente que está atrapada porque probablemente ellos no
logran ser felices>>
Jennifer Lawrence

<<Nos prometieron que los sueños podrían volverse realidad. Pero se les olvidó mencionar
que las pesadillas también son sueños>>
Oscar Wilde

A todas las personas que creyeron ciegamente en mí. También aquellas que no lo hicieron,
pues como ya verán, lo logré.


Prólogo
Inglaterra 1698

Solo hace unos cuantos años he recibido el trono de la realeza vampírica, mis padres, la reina
Kendra y el rey Albus, murieron. Cosa extraña ya que eran vampiros pero creo que los
ancianos los asesinaron, creo que lo hicieron porque ellos sabían demasiado. Los ancianos
son seres superiores a los reyes de cada reino, no son dioses ni humanos, solo son seres
poderosos, ellos son los únicos que saben con claridad la realidad de cada imperio, solo ellos.
Mis padres ya estaban cansados de reinar, decidieron dejarme el trono y ellos se convertirían
en ancianos, dada su edad vampírica.
Nuestra familia no es igual a las otras familias vampiro, nosotros somos la realeza, especiales
y únicos.
La realeza vampiro tiene privilegios y dones, cuando la reina asume su cargo se le otorga el
don de concebir hijos, y nuestra conversión es distinta, básicamente los hijos de reyes somos
humanos hasta los diecisiete, en nuestro décimo séptimo cumpleaños, bajo la luz de la luna y
en un altar rodeado de sangre debemos hacer nuestro juramento de sangre, donde juramos
lealtad eterna y exigimos nuestro lugar en este mundo. Así que tenemos diecisiete años para
siempre, por lo menos a mí no me complica.
Los primeros años de mi reinado han sido tranquilos, solo de vez en cuando hay alguna que
otra pelea con otras criaturas, lo que si me molesta es no poder controlar las conversiones de
mis súbditos, me molesta la forma repulsiva en la que actúan.
Mi verdadera historia, la historia de mi vida comienza un día en el que me decidí por salir con
Blake, Mi mejor amiga súcubo, con Meredith mi amiga vampiro y mi hermana Marion a
caminar por el pueblo.
El día era normal, como cualquier otro hasta que lo vi, aquel guapo muchacho sentado a
sombras de un sauce no muy lejos de donde yo estaba. Era alto, de tez blanca, cabello entre
castaño y negro, fuerte y con mirada misteriosa, viste como cualquier otro hombre de ésta
época y se ve de unos veinte años más o menos.
-Háblale –dijo Meredith, quien estaba a mi lado observando a aquel muchacho - después de
todo eres la reina de los vampiros ¿no?
-Estás loca Meredith –dije tratando de parecer desinteresada.- Ya sabes lo que pienso de los
chicos.
-Como usted diga alteza –respondió haciendo una reverencia burlona
-¿Qué le diría? – le dije
-No losé eres la reina eso debe ayudar.- respondió
-Mer él no lo sabe, no es un vampiro
-¿Cómo lo sabes? Ah. Cierto. Tu instinto de realeza que te permite identificar a tu especie.-
dijo burlona, poniendo los ojos en blanco
-Aunque a decir verdad tampoco parece humano, no puedo ver su naturaleza, sabes-
respondí confundida, generalmente puedo reconocer la naturaleza de quienes nos rodean
diariamente pero a este extraño chico no puedo, eso me asusta.
-Bueno si no le hablas tú, lo haré yo.- dijo y salió de la tienda como alma que lleva el diablo,
se dirigía hacia el chico
-¡Meredith vuelve! –grité si resultado
-¿Dónde va?- preguntó Blake incorporándose, fijando los ojos en la dirección de Meredith.
-Hola.- le dijo Meredith al chico, lo sé porque activé mi audición lejana
-Hola.- respondió éste indiferente
-¿Cuál es tu nombre?- dijo Meredith
-Paul…Paul Carter, ¿por qué?- respondió incómodo el chico
-Curiosidad, mi nombre es Meredith Williams
-Un gusto conocerte Meredith.-dijo él, para luego dirigir la mirada hacia donde estaba yo.- Tu
amiga… ¿Cuál es su nombre?
-Lo sabía.- dijo Mer.- su nombre es Eleaine Dhampire ¿quieres que te la presente?
-Por favor.- dijo con mirada seductora hacia mí.
Meredith comenzó a agitar las manos en mi dirección, haciéndome señas para que fuera
hacia ella, así lo hice. Y cuando lo tuve frente a frente lo supe, esa sería la primera vez que
rompería todas las reglas.
La primera vez que hablamos me cautivó, él tan atento y diferente de otros hombres que he
conocido. Me sentía como una puberta encontrando a su primer amor, literal, en años
humanos no paso los diecisiete y jamás me he enamorado ni dejado llevar por la lujuria como
ahora.
Las semanas pasaron y Paul y yo nos seguimos viendo, a escondidas. Tenía el apoyo de mi
hermana Marion y de Meredith, la única en desacuerdo con mi relación con Paul era Blake.
Debo confesar que duele que tu mejor amiga no acepte al hombre del que te estas
enamorando pero es superable.
Acontecía una bella noche de invierno, todo estaba preparado, Paul y yo tendríamos esta
noche para nosotros solos, sin nadie, sin prejuicios, sin rivalidades, solo amor, puro y buen
amor. Aquella noche fue única. Nuestra primera noche juntos. Pero aquella noche no fue del
todo perfecta, me enteré quién realmente era él y yo le confesé quién era yo.
Él resulto ser nada más y nada menos que el rey de los demonios, mis enemigos. Juro que
quise acabar con todo, quise arrancar este amor tan profundo que ciento por él pero no pude,
es más fuerte que yo. Juntos decidimos mantenerlo oculto y sin mencionar quienes éramos,
como al principio.
Y así fue por cincuenta años, hasta aquel día en el que Marion me encontró demacrada en mi
aposento, fue aquel día donde todo cambió. Estaba embarazada, pero eso no era lo peor, lo
peor es que estaba embarazada de un demonio y si los ancianos se enteran no viviré para
contarlo. Quisimos jugar con fuego y nos terminamos quemando.
Cuando le dí a Paul la noticia pensé que lo tomaría mal, que me dejaría, pensamientos
negativos corrían por mi mente, pero erré. Paul se puso feliz, tan feliz que en aquel momento
cuando me estrechó entre sus brazos y me besó nada más pareció importar. Pero yo sabía lo
que se venía y no era nada bueno. No me equivoqué.
Nueve meses después di a luz a una pequeña niña a la que llamamos Samantha Eleaine, era
tan pequeña y tierna, irradiaba amor, paz pero también peligro.
Peligro del que ninguna criatura pudiese escapar.
Su nacimiento aconteció durante una luna sangrienta, cuando pensé que no podía ser peor,
todo empeoró. Mi mejor amiga, Blake, me traicionó. Ella fue hacia a Joshua, el hermano de
Paul y se lo contó, juntos fueron hasta los ancianos y dictaron nuestra sentencia. Muerte para
nuestra hija. Pero Joshua no se iba a conformar con eso, claro que no, él me odiaba, nos
odiaba, y no solo porque naturalmente somos enemigos, sino porque lo rechacé y elegí a su
hermano.
Aquella noche estaba tan asustada como nunca, juré que nada le pasaría a mi bebé.
Entonces llego Meredith.
-Tengo una idea .-dijo
-¿Cuál?- respondí inquieta y asustada
-Hay que hechizar a la bebé, así será indetectable.- respondió ésta tranquila y bastante
segura
-Pero no conocemos ninguna bruja.-dije, y no metía, y no confío mucho en las brujas son
impredecibles y poco confiables para la gente como yo ya que ellas luchan por el equilibrio en
este mundo y su equilibrio perfecto y sin sobrenaturales.
-Iré por una no te preocupes, nada le pasará a la bebé.-dijo Mer mirándonos a Paul y a mí.
Como no me di cuenta antes, Meredith siempre ha sido mi mejor amiga. Siempre ha estado
ahí para mí desde que la conocí. Desde siempre.
-Meredith.- la detuve antes que saliera de la habitación
-Dime.-dijo volteándose a mí
-Gracias.- corrí hacia ella y la abrace. Luego de eso ella se fue.
Tres horas más tarde Meredith volvió, esta vez no veía sola una mujer la acompañaba, la
mujer era rubia, de piel morena, de estatura mediana y guapa.
-Su nombre es Evangeline Paxton, es una bruja solitaria que conocí hace unos siglos atrás
en Rusia .-dijo Meredith.- es la guardiana del libro oscuro
-Un gusto Evangeline.-dije tratado de ser cortés pero mi desconfianza se nota.- ¿El libro de la
primera bruja? ¿Su grimorio?
-Exacto.-dijo asintiendo.-Lo mismo digo Eleaine, tranquila no soy como las demás, yo no
traiciono-dijo Evangeline mirándome y luego mirado hacia Meredith.- Meredith lo sabe bien
-Si Meredith te trajo aquí entonces confío en ti, haz que mi pequeña hija viva por favor.-dije
casi suplicando.
-Solo hay una forma pero nosé si les va a gustar.- dijo mirándonos a Paul y a mí.
-Podrías decírnosla y nosotros decidiremos.- dijo Paul
-Dormirla. Por siglos. Hasta que todo este asunto este olvidado.-dijo
-¿Dormirla? ¿Eso es posible?- dijo Paul
-Con magia todo es posible querido Paul- dijo Evangeline con una leve sonrisa en su rostro.-
y además poner un velo de oscuridad sobre ustedes, eso es algo más difícil pero no imposible
-Hazlo –dije sin pensarlo dos veces

Evangeline tomó a mi bebé en sus brazos y le sacó sangre de uno de sus pequeños bracitos.
Entonces comenzó a recitar su hechizo. Luces verdes atravesaron la a habitación de lado a
lado, cegándonos. Cuando terminó me entregó a mi hija. Dormida. Profundamente dormida.
-Debes llevarla al mundo humano, y dejarla dormir en un recinto encantado hasta que lo
estimes conveniente. Cuando creas que ya es hora, debes buscarme.-dijo dándose vuelta
para retirarse.- Ah. Y debes dejarla bajo la protección de uno de tus súbditos. En el que más
confianza.-dijo, casi leyendo mi pensamiento.
-Gracias Evangeline- dije
-Es mi trabajo y ya sabes si algún día me necesitas sin importar lo que sea solo búscame y yo
te ayudaré.- dijo para luego desaparecer, literalmente, desapareció
Por eso no confió mucho en las brujas nunca se sabe con ellas, siempre te sorprenden de
una u otra forma.
Hicimos exactamente lo que ella dijo. Mandé a llamar a uno de mis más fieles súbditos, Erick.
Él es un vampiro de ciento diez años, él es perfecto para que cuide de mi hija, es leal, y ha
peleado muchas batallas, es el perfecto guardián. Se lo pediría a Jack, mi mano derecha y
amigo pero entonces no podría hacerse cargo de mi ejército.
Además Erick posee poderes que Jack no, a Erick lo convertí yo así que de cierta forma él
tiene u pedazo de mi poder lo cual enserio me tranquiliza porque sé que jamás me
traicionara.
Mandamos a llamar al chico, cuando apareció me terminé de convencer, el chico de cabello
hasta el hombro y rizado, sería el protector de mi hija.
-Tenemos una tarea para ti Erick.-dije cuando éste entro a mi despacho. Le conté todo lo que
sucedió y lo que está a punto de suceder.
-Cuenta conmigo. Yo protegeré a tu hija.-dijo Erick seguro.- Como tú me has protegido
durante todos estos años
Le dí las especificaciones exactas de donde llevarla, de cómo cuidarla y lo que tenía que
hacer cuando fuera el momento de que ella volviera a despertar.
Despedirme de mi hija fue una de las cosas más difíciles que eh hecho en toda mi vida y vaya
que he tenido una vida larga. Pero no solo tengo que despedirme de ella, sino también de
Paul, todo será más fácil si estamos separados, así protegeremos a nuestra hija aunque sé
que llegará el momento en que nos volveremos a ver y tendremos que luchar, pero hasta
entonces hay que ocultar a mi pequeña Samantha.
Y cuando llegue el momento de pelear estaré lista.

Personajes principales y secundarios


Samantha Rush
Nombre real: Samantha Eleaine Carter Dhampire
Chica ruda. Con gustos a la música alternativa. Odia participar de eventos donde haya mucha
gente. Su color natural de cabello es negro con castaño rojizo, sus ojos son de color azules,
normalmente. Sus pasatiempos son generalmente leer y pasar tiempo con sus amigos.
Erick Sanders
Nombre: Erick Dmitri Sanders Witherspoon
Chico antisocial y misterioso. Generalmente viste de negro u otro color oscuro. Es diestro en
armas, especialmente dagas. Su cabello es de color negro. Sus ojos son azules oscuros. Es
una criatura legendaria.
Eleaine Dhampire
Nombre: Eleaine Ágora Dhampire
Reina. Es una mujer aparentemente de diecisiete años, elegante y con clase que ha vivido
más de lo normal. Es peligrosa y agresiva. Tiene dones muy particulares. Siempre ha estado
enamorada de la misma persona. Su cabello es negro azabache, sus ojos son oscuros y
penetrantes. Tiene una hermana. Tiene una hija. Y es de temer.
Paul Carter
Nombre: Paul Anttonie Carter
Rey. Es un hombre aparentemente de veintidós años. Es peligroso y sumamente agresivo. Es
protector, valiente y fuerte. Su cabello es castaño oscuro y sus ojos son azules normalmente.
Tiene un único amor de todo la vida. Tiene una hija. Tiene hermanos.
Salem Wesley
Nombre: Salem Anttoniett Wesley
Es una chica aparentemente normal. Mejor amiga de Sam. Es una chica alegre y siempre
aparece en todo. Su tono natural de cabello es castaño claro pero siempre lo lleva teñido de
rojo, sus ojos son color verde.

Bianca Rush
Nombre: Bianca Emilie Hartnett Lynn
Es una reconocida abogada de la corte. Está casada con el juez Patrick Rush. Es estéril, por
lo que adopto cando era joven. Su cabello es de color rubio y sus ojos son negros oscuros. Es
una persona de una humildad admirable, es sociable y amada por todos aquellos que la
rodean.
Patrick Rush
Nombre: Patrick Robert Rush Bosworth
Es un reconocido juez de la corte casado hace veinte años con Bianca. Es un hombre estricto
y con muchos defectos. Su cabello es de color negro encanecido y sus ojos son azules.
Joshua Carter
Nombre: Joshua August Carter
Es un hombre malvado que busca la destrucción de su hermano a toda costa. Su cabello es
oscuro y sus ojos son azules como el cielo. Tiene hermanos. Es un hombre incomprendido
por el resto del mundo. Tiene secretos buenos y malos al igual que todo el mundo. Es más
poderoso de lo que se pueda imaginar.
Marion Dhampire
Nombre: Marion Eloise Dhampire
Es duquesa del reino. Hermana de la reina. Es una mujer que jamás ha estado conforme con
su naturaleza, la cual repudia. Es luchadora. Tiene un don extraño. Su cabello es de color
castaño y sus ojos son negros. Hace unos años adoptó a una joven huérfana.
Jack Patterson
Nombre: Jack Vladimir Patterson
Es la mano derecha de la reina Eleaine. Sus aficiones son las armas, vive para ello. Su
cabello es rubio y sus ojos son oscuros como la noche. Es retraído. Está enamorado. La
mayoría de su vida ha estado batallando junto a la reina Eleaine.

Sasha Dhampire
Nombre: Sasha Marizze Sunset
Es una chica agresiva y desconfiada. Su cabello es de color rubio y sus ojos son de color
azul. Es hija adoptiva de la duquesa Marion. Odia al resto de los sobrenaturales pero por
sobre todo repudia por completo a los hombres lobos, siempre me mete en algún lio con
alguno. El sarcasmo es su arma más fuerte.
Scott Englert
Nombre: Scott Elliot Englert
Es un chico alegre, bondadoso y amistoso. Su cabello es color rubio y sus ojos son cafés. Es
el mejor amigo de Erick. Es el típico chico de época que no evoluciona con el tiempo. Siempre
está dispuesto a dar la vida por alguien a quien quiera proteger o ame.
Alexa Benson
Nombre: Alexandra Vanessa Benson
Es la capitana del escuadrón de las animadoras. Es alegre e introvertida. Su cabello es rubio
y sus ojos son marrones. Es la mejor amiga de Samantha y Salem. Tiene una hermana. No
es la típica capitana del equipo de animadoras, no, ella es diferente al resto, es humilde y
bondadosa aunque a veces algo irritante y desconfiada.
Josh Robinson
Nombre: Josh Matthew Robinson
Es un chico de estilo alternativo, canta e una banda llamada Malicia. Su cabello es oscuro y
sus ojos negros. Es el mejor amigo de Samantha.
Meredith Williams
Nombre: Meredith Kaley Williams
Es una persona que sabe controlar sus impulsos. Es alegre y a veces agresiva. Su cabello es
rubio y sus ojos marrones. Aparenta veintitrés años. Es la mejor amiga de la reina Eleaine. Le
encanta ayudar a la gente y siempre está dispuesta a todo por sus seres queridos. Es una
respetada doctora.

Danielle Carrison
Nombre: Danielle Alexis Carrison
Es una chica fiestera y demasiado alegre. Su cabello es castaño y sus ojos son verdes, es la
más alta del escuadrón de animadoras y posee la figura de una top model. Pertenece al
grupo de amigos de Samantha.

Devora Benson
Nombre: Devora Darlene Benson
Es una chica aparentemente de veintidós años. Es alegre pero tímida a veces. Su cabello
natural es rubio pero lo tiñe rojizo oscuro, sus ojos son de color negro. Tiene una hermana.
Vive cautiva por el miedo.

Rixon Sinclair
Nombre: Rixon Daniel Sinclair
Es un chico callado y peligroso. Su cabello y sus ojos son oscuros. Es diestro con las armas
blancas y su especialidad son las artes marciales mixtas.
Sky Hendrix
Nombre: Sky Krysten Hendrix
Es una chica solitaria pero feliz. Es de tez morena y su cabello es castaño. Odia en extremo a
sus némesis, y su objetivo es la venganza.
Reese Sanders
Nombre: Reese Mariel Sanders Witherspoon
Es una top model en Milán. Es alegre y espontánea. Su cabello es color negro y sus ojos son
verdes. Tiene un hermano.
Evangeline Paxton
Nombre: Evangeline Halston Paxton Hudgson
Es una mujer impredecible, arriesgada y peligrosa. Su cabello es rubio y sus ojos son negros
con rastros de naranja. Tiene una hija. Es la guardiana del libro oscuro y actualmente la más
poderosa en su especie.

Gabriella Paxton
Nombre: Gabriella Evangeline Paxton
Es una chica tranquila y confiada. Su cabello es castaño y sus ojos tienen reflejos naranja. No
es como las demás de su especie.

Blake Wilde
Nombre: Blake Marlene Wilde
Cabello castaño oscuro, ojos marrones penetrantes y cuerpo escultural. Es una mujer
traicionera y manipuladora pero debajo de esa coraza se puede encontrar cualquier cosa
inesperada. Tiene su historia con Eleaine. Tiene hijos.

Sean Wilde
Nombre: Sean Allan Wilde
Es un chico obsesivo y siempre consigue lo que quiere. Su cabello y sus ojos son oscuros.
Tiene un secreto que podría causarle la muerte. Es un chico muy protector con su hermana y
siempre busca su propia conveniencia.
Michelle Wilde
Nombre: Michelle Abigail Wilde
Es una chica persuasiva y desconfiada. Su cabello es color negro y sus ojos son oscuros.

Haley Sturm
Nombre: Haley Hope Sturm
Es una top model. Es manipuladora y engreída. Su cabello es castaño claro y sus ojos son
como dos grades perlas azules. Esta chica está dispuesta a lo que sea necesario para
conseguir lo que quiere.

Aria
Nombre: Aria
Es una chica tímida y muy sabia. Su cabello es rubio y sus ojos verdes con leves tonos de
negro.

Muriel Carter
Nombre: Muriel Amara Carter
Es una persona impredecible y compasiva. Su cabello es rubio y sus ojos son negros con
reflejos dorados. Es neutra en cuestión de conflictos entre sus hermanos.

Maica Pierce
Nombre: Maica Alexis Pierce
Es la “reina” del instituto. Es antipática y engreída, su cabello es rubio y sus ojos son verdes.
Tiene un gemelo.

Ashton Pierce
Nombre: Ashton Austin Pierce
Es el capitán del equipo de basquetbol del instituto. Su cabello es rubio y sus ojos verdes.
Tiene una gemela.

Lily Woods
Nombre: Lilian Jaimie Woods
Es una chica tímida y solitaria. Su cabello es oscuro y sus ojos marrones. Es de estilo
alternativo.

Mara
Nombre: Mara Griffits
Es una mujer peligrosa y manipuladora. Su cabello es rubio y sus ojos tienen reflejos dorados.
Tiene una hija.

Capítulo 1
Estados Unidos, actualidad


El verano acabó y ya comenzó la escuela...de vuelta al mundo real Sam...Mi verano fue
divertido y raro a la vez, mis padres me llevaron de viaje a Hawái, estuve pidiéndoselos
durante dos años y por fin lo logré, fueron las mejores vacaciones de mi vida. Esa fue la parte
genial, la parte rara es que todo el verano tuve esa sensación de ser vigilada, como si alguien
te estuviera siguiendo, creo que por eso no disfrute mis vacaciones al cien por ciento. Aunque
la verdad es que siempre tengo esa sensación.
Hoy comienzo mi último año de secundaria, y no tengo ánimos de levantarme.
Creo que debería levantarme o llegaré tarde y no tengo ganas de ganarme un sermón de
parte del rector Mawson.
Me metí al baño lavé mi cara lo mejor que pude y me maquillé como de costumbre, máscara
de pestañas, delineador negro y lápiz labial brillante, decidí ponerme unos jeans ajustados
negros, como de costumbre y una remera a juego y terminé mi vestuario con mis botas estilo
militar negras. Salí del baño cuando sentí el timbre de la casa sonar debe ser Salem, seguro
debe estar histérica como de costumbre.
Bajé las escaleras lo más rápido que pude deslizándome por el barandal que lleva
directamente hasta la puerta principal de la casa, cuando abrí la puerta ahí estaba ella,
Salem, una chica poco más baja que yo, cabello rojo brillante, a veces castaño, ojos grandes
y cafés, vestida con un pequeño vestido de encaje azul eléctrico que se ajusta perfectamente
a su cuerpo y unos tacones que deben aportarle al menos unos quince centímetros a su
estatura, lo que la hace automáticamente verse más lata que yo; Esta chica es guapísima es
una de las más guapas de la escuela, y es mi mejor amiga, casi mi hermana, sinceramente
ella es mi consciencia. A veces pienso que ella puede leer mis pensamientos, siempre sabe
exactamente lo que estoy pensando.
Nos conocimos hace muchos años en un campamento para niños problema al cual me
mandaron porque sin querer incendié la consulta de mi terapeuta, bueno fue con querer la
tipa es desagradable.
Desde el campamento de verano, Salem y yo somos inseparables y debo decir que hasta
ahora no me arrepiento de haber quemado la oficina de la doctora Harrison, enserio.
-Sabes, podrías ser un poco más rápida.- dijo la pelirroja mirándome fijamente con esa
mirada intimidante que solo ella tiene.
-Hola a ti también.- respondí.-Adiós Mamá.- Grité antes de salir por la puerta, como siempre
nadie respondió
-Tus padres deberían trabajar menos.- dijo Sal.- o sea no es que necesiten dinero solo mira tu
casa
Ella tiene razón, mis padres trabajan mucho y no necesitamos el dinero, tenemos lo que
queremos, una casa hermosa y gigante ubicada en un condominio costoso, dos sedán de
color negro, pero bueno estamos hablando de los señores Rush después de todo. Las
personas más obstinadas que he conocido en toda mi vida y enserio a veces creo he tenido
una vida muy larga, algo tonto porque solo tengo dieciséis años.
Ya con Salem en su auto nos dirigimos al instituto St. Joseph, ubicado en el centro de la
ciudad, donde todo sigue igual, iguales chicos, iguales aburridos profesores, iguales zorras,
etc.
Y lo comprobé apenas llegamos, lo primero que vi fue el costoso carro nuevo de la zorra de
Maica Pierce que como siempre comenzó a aladear sobre sus vacaciones súper costosas, yo
podría alardear de las mías pero bueno no soy así y las personas como Maica salen de
debajo de las piedras, básicamente se reproducen con la humedad.
1
¿Ya mencione donde vivo? Vivo en un pequeño pueblo llamado TrinitySports cerca de
Atlanta, es algo pequeño pero lindo, hay grandes industrias y locales comerciales pero aun
así es pequeño en comparación con el resto de Estados Unidos.
Nos dirigimos adentro, hacia la secretaria a buscar nuestros horarios, donde nos espera la
muy simpática señorita Murphy, la secretaria, que la verdad parece más una prostituta que
una secretaria, y bueno, no es un secreto que consiguió el empleo acostándose con el rector
después de todo.
Llegamos al mostrador, dijimos nuestros nombres y se nos fueron entregados nuestros
preciados horarios de clases.
Esto no puede ser cierto ¿Química en la mañana? ¿A primera hora un lunes? ¿Enserio?
-Habría alguna posibilidad…-comencé
-No hay más cupos en ninguna clase, aguántate.- me interrumpió la señorita Murphy con el
ceño fruncido
Gracias a Dios a Salem le toca química igual que a mí a la primera hora, no quisiera entrar
sola a la clase de la señorita Mallete, tiene un carácter que no se soporta, sin mencionar que
encuentro aquella clase una total perdida de mi tiempo, ni que fuera a ser un químico famoso,
por Dios.
Lo mío va más allá, la verdad aun nosé que quiero estudiar ni nada pero sinceramente sé que
nada que tenga que ver con química o con átomos.
Cuando nos dirigíamos al salón de química fue cuando lo vi, caminando hacia donde
nosotras, hacia la secretaria obviamente; Alto, pálido, cabello negro y corto a los lados pero
largo arriba, con unos jeans oscuros y rasgados, camiseta negra y una camisa a cuadros, era
el chico más guapo que había visto y claramente es nuevo aquí. La secundaria ya se puso
interesante...
-Sam, estas babeando.-dijo Salem riéndose
-¿De qué hablas?-le respondí rogando para que fuera otra cosa y no se diera cuenta que
estaba mirando a aquel chico
-Se llama Erick Sanders, lo transfirieron de Alaska.- me dijo apuntando con la mirada al chico
guapo que ahora tiene nombre, Erick. Esta chica enserio lo sabe todo.
-De todas formas no me interesa, ya sabes lo que pienso de los chicos.-dije tratando de
hacerle saber que no el chico no me impresionaba, mintiéndole por supuesto jamás en mi
vida había visto un chico tan guapo como él. Bueno quizás exagero un poco, aquí hay chicos
lindos pero son unos completos imbéciles, este quizá es de los mismos.- Además el parece…
-¿Atractivo? ¿Caliente? ¿Sexy?-dijo poniéndose más a mi lado para observar al chico
-Terrorífico.-Ella revoleó los ojos al escucharme decir eso y dejo de mirar en esa dirección. La
verdad es que sí parece terrorífico.
-Como sea, ¿nos vamos a clases?-dijo tomándome del brazo nos dirigimos hacia el salón
dejando atrás al chico nuevo.
No fue sino hasta el almuerzo que lo volví a ver, yo estaba sentada en la cafetería en la mesa
de siempre con Salem, Josh, Alex y Danielle, otros de nuestros amigos. Como siempre a esta
hora yo estaba comiendo mi emparedado, debido a que la comida es muy impórtate para mí,
cualquiera lo sabe, cuando miré hacia la entrada ahí estaba, observándome, me puse
nerviosa, lo normal, y como ningún día de mi existencia puede ser bueno, la palta de mi
emparedado cayó sobre mis pantalones, ¡Y eran mis favoritos! Tuve que levantarme e ir al
baño a limpiarme mientras que mis "amigos" se reían a carcajadas de mí.
Mientras iba de camino hacia el baño, llena de palta está demás decir, me di cuenta que este
chico, Erick, me miraba con ojos chistosos, genial hasta un completo extraño se ríe en mi
cara, tanta fue mi rabia que camine hasta él, obviamente enfadada, y le dije:
-¿Cuál es tu problema niño bonito?- estaba enojada y lo notó, solo me dio una mirada
confusa y se marchó.
Losé a veces doy algo de miedo, me lo dicen a menudo pero cuando quiero soy tierna, a
veces.
Después de la escuela con Salem nos fuimos a la cafetería que está a una cuadra del colegio
donde vamos habitualmente a hacer nuestros deberes, la cafetería de Buz.
Nos sentamos en nuestra mesa habitual, la del fondo, que está lo más alejada de la gente
posible, ¿Ya mencione que no soy muy sociable?, la verdad la mayoría de los amigos que
tengo es gracias a Salem porque si fuera por mí no tendría amigos, bueno a excepción de
Alexa y Josh a quienes conozco hace muchos años. Básicamente aparte de atraer problemas
soy antisocial.
Esa tarde hicimos nuestros deberes escolares y nos dirigimos hacia mi casa, Sal me dejo allí
y se fue a su casa.
Cuando entré escuche gritos, otra vez, esto ya no da para más, mis padres, los flamantes
abogados Bianca y Patrick Rush, estaban de nuevo peleando, traté de averiguar por qué pero
apenas me sintieron llegar se callaron y mi mamá vino a recibirme.
-Hola cariño, ¿cómo estuvo tu día?- me dijo con lágrimas en los ojos por la anterior pelea con
papá
-Hola mamá, bien, ahm… si no les molesta subiré a mi cuarto, encenderé mi iPod e intentaré
no escucharlos gritar.- subí a mi cuarto y me encerré como habitualmente hacía cuando esto
sucedía, actualmente eso es casi todos días, un día se pelean por que uno no sacó la basura
o porque papá rayó el auto incluso por conversaciones tan estúpidas sobre filosofía o sobre
trabajo.
Antes de que me diera cuenta me quedé dormida, escuchando a Bon Jovi, como siempre, su
voz en cierta forma me tranquiliza. Es como una sensación de paz, o lo más cercano a ella.
Últimamente necesito tranquilidad.
A la mañana siguiente Salem llamó a mi celular temprano, me fijé en mi reloj, las seis
cuarenta y cinco.
La voy a matar si no es importante, aún quedan unos minutos para dormir.
-¿Sam? Cariño lo siento no podré ir a buscarte hoy me salió algo importante, después te
cuento.- dijo apresurada sin esperar a que le respondiera y colgó.
Genial ahora tendré que caminar hasta la escuela, catorce cuadras para ser específica, ya
que mis padres se van al trabajo una hora antes que yo me vaya al colegio. Necesito un
coche urgente, enserio.
Cuando me digno a salir de mi casa la mañana está nublada y hace mucho frio, maldije en
silencio a Salem por dejarme botada justo hoy, mi cabello se va a esponjar demasiado con la
humedad, la verdad no es que importe mucho mi apariencia pero vamos tengo una reputación
y la verdad es que amo como queda mi cabello lacio.
Está a punto de ponerse a llover estoy segura y con mi mala suerte de seguro llegaré toda
mojada a la escuela y me enfermaré aunque no me pasa muy seguido, los doctores dicen que
tengo unas defensas únicas.
Iba en la décima cuadra de camino, cuando lo vi afirmado en una Harley Davinson negra,
vestido con un pantalón negro ajustado con una pequeña cadena colgando de ellos, una
remera de metallica y una chaqueta de cuero negra, Erick.
Me quede pasmada cuando su miraba se fijó en mí para después volverla al suelo, estaba a
solo unos pasos delante de mí y la verdad el chico me atraía a pesar de haberlo visto solo el
día de ayer pero es que ¡El chico es guapo! Qué digo guapo ¡Parece un dios griego! Decidí
hablarle, cosa rara en mí, pero algo me dijo que lo hiciera, y cuando por fin pude decir algo,
dije:
-¡Erick! ¡Oye chico espera!-se dio la vuelta y me miro de manera divertida, examinándome de
pies a cabeza, comencé a pensar en lo que me había puesto hoy, una falda negro con tul, una
camiseta con corsé, medias negras y rasgadas, mis botines negros militares y mi chaqueta
negra de cuero, amo como me queda esto.
-Dime.-respondió por fin, esta vez a poca distancia de mí.
-Ahm… Quería disculparme por cómo te traté ayer en la cafetería al almuerzo.-dije con cara
de cordero degollado.
Perfecto solo intenta mantener una conversación Sam.
-No te preocupes, tuviste un mal día, a todos nos pasa.-dijo sonriéndome.-¿Cómo sabes mi
nombre?
-Ahm…–Rayos ahora debe pensar que soy una psicópata.- Mi amiga Salem me lo dijo, ella lo
sabe todo.- dije nerviosa, ahora va a pensar que estoy interesada en él, lo que no era
totalmente falso después de todo.
-Okey, ¿vas hacia la escuela?- dijo por fin
-Sí, Salem me dejo botada vaya yo a saber por qué pero me tuve que venir caminando.- la
verdad nosé por que le explique todo eso
-¿Quieres que te lleve?- oh dios mío ¿y subirme a esa cosa? Oh claro que no ¿qué le digo?
Piensa Sam piensa
-Sería bueno. Pero debo pasar a un lugar primero.-mentí.- Quizás otro día, nos vemos.-le dije
por fin y me marché en otra dirección.
Gracias a la mentira que me vi forzada a decirle a Erick, llegue 20 minutos tarde a clases pero
el profesor Gustav de filosofía me dejo entrar sin ir a la secretaria, gracias a dios.
En la hora del almuerzo por fin vi a Sal. La chica estaba radiante, enserio, creo que tuvo una
buena mañana al contrario de mí.
-¿Dónde rayos estabas chica?- le dije disgustada.- Me dejaste sola toda la mañana sin
mencionar que llegue tarde a clases
-Lo siento Sam pero no me vas creer lo que te tengo que Contar.-dijo sorprendida
-Habla.-la chica estaba roja, enserio roja.
-Ayer mientras iba al supermercado me encontré con un chico súper way y me habló,
intercambiamos números y quedamos en que hoy nos vendríamos juntos a la escuela, nunca
antes lo había visto por aquí, se llama Scott Englert, es un transferido.-dijo al fin, otro chico
nuevo, genial.
-¿Y no podías decírmelo por teléfono? Me tuviste preocupada todo este tiempo.- dije con
aquella expresión única en mí, una mezcla de enojo y tranquilidad
Esperen… mi mejor amiga podría estar enrollándose con un psicópata ¿Y yo le estoy
reclamando por qué no me lo dijo por teléfono?
-Lo siento, pero aún no termino. Hoy después de clases nos juntaremos e iremos al cine, y no
solo eso, es el mejor amigo de Erick el otro nuevo, al que no le quitabas los ojos de encima
ayer ¿recuerdas? y me dijeron que te invitara hoy al cine. ¿Vienes?- tiene que ser una broma.
Mi mejor amiga me está pidiendo que salga con dos extraños que podrían ser asesinos
seriales.
Aunque no es mala idea después de todo, una película no le hace daño a nadie.
-Está bien Sal pero solo lo hago por ti.-dije chistosa
-Si claro, como tú digas- dijo mirándome con ojos cómplices.

Y como lo prometido es deuda, a la salida del colegio estaba la interrogante ¿nos


encontraríamos allá?
Pero después de un momento mi duda se fue, ambos chicos estaban en el estacionamiento
sobre sus motocicletas esperándonos, dos monstruosas Harley Davinson negras y daban
miedo, jamás me eh subido a una y la idea me da escalofríos, aunque está bien de cierta
forma me siento atraída por el peligro así que adivinen que hice.
Sí, me subí a la motocicleta. Y no solo eso, me subí a la de Erick, así sin decir nada ni
siquiera hola solo me subí y ya, después de todo era obvio que Sal se iba a ir con el otro
chico, Scott.
Cuando encendió la moto me entró pánico así que me aferre a su cintura y Dios mío pero ¡Su
abdomen estaba duro! Dios. Cuando me di cuenta afloje mi agarre porque él me miraba con
una expresión en su rostro entre incredulidad y gracia.
El camino hacia el cine fue tranquilo y rápido.
Y debo decirlo, Scott es muy guapo, ya entiendo por qué Sal no se pudo resistir, es un alto,
cabello rubio claro largo, aparentemente de unos diecinueve años, enserio es bastante
guapo. Cuando llegamos al cine entramos a ver una película de vampiros, por cierto no era
crepúsculo para que quede claro.
Compramos los tickets y unas palomitas de maíz para luego dirigirnos a la sala de cine. Nos
sentamos en la parte más alta de la sala, para poder ver mejor ya que los mejores lugares de
la sala, al medio, estaban ocupados. Salem se sentó junto a Scott a un lado de mí, y Erick se
sentó a mí otro lado.
-Nada de lo que aparece aquí es cierto.- dijo Erick casi en un susurro.
-¿Cómo sabes?- le respondí insegura- Ni que fueras un vampiro- dije sarcástica
-No lo losé querida Sam.- ¿Cómo me dijo? ¡Querida! Dios mío necesito salir de aquí sus ojos
me están mirando fijamente, debo salir antes de que se dé cuenta que la sangre se me está
viniendo a la cabeza.
Contrólate Sam tú no eres así.
-Necesito salir un momento, necesito aire.- dije tratando de no sonar nerviosa.
-Está bien, te acompaño, esta película es una basura.- demonios ahora irá conmigo
Nos encaminamos hacia afuera en silencio, caminé lo más rápido que pude pero la sala
estaba llena así que tomo su tiempo.
-¿Quieres?- me dijo mostrando un cigarrillo, demonios el tipo fuma.
-No, yo no… no fumo gracias.- dije indiferente y sorprendida, era demasiado bueno para ser
verdad.
-Solo fumo cuando estoy nervioso.-me dijo mirándome con aquellos ojos oscuros
indescifrables.
-¿Por qué le dijiste a Salem que me invitara?- dije algo enojada y de improviso
-Oh. Está bien Samantha, es hora de que sepas lo que sucede.-dijo mirándome a los ojos, me
agarro del brazo y me llevó a un callejón. Tenía razón es un asesino serial.
-¿Qué demonios te pasa?- estaba furiosa
-Te voy a contar TÚ historia Samantha.- Pero este que se cree, que puede saber de mí recién
me conoce.- Eres descendiente de dos razas muy antiguas, Vampiros y demonios.- rayos
este está loco.- No estoy loco Samantha déjame terminar, los vampiros tienen una realeza, y
solo ellos pueden concebir hijos, tu eres hija de reina, la reina Eleaine, pero tu padre no es
vampiro Sam, es un demonio, Paul, el rey de los demonios. Hace más de trecientos años tus
padres se conocieron y se enamoraron, un amor prohibido, cuando la reina quedó
embarazada, todos querían matarte Sam, así que ella tuvo que tomar una decisión, dejar que
te mataran por que eras una abominación o llevarte al mundo humano. Sam, estuviste
trecientos años en un sueño profundo, en realidad tienes más de 300 años, y ahora tu madre
te necesita y ya estás lista para asumir tu identidad, tu eres la única que puede mantener el
poder, entre vampiros y demonios, intentaran matarte antes de que hagas el juramento y ya
estas próxima a cumplir los diecisiete en años humanos.- demonios ¿qué?
El estómago se me revuelve y siento que la cabeza me va a explotar. Demasiada información
y demasiada fantasía junta.
-Suponiendo que lo que dices es verdad ¿Por qué no chupo sangre?- toma eso loco demente
-Eres humana hasta cumplir los diecisiete y hacer el juramento de sangre.- demonios no
puede ser cierto
-Demuéstrame que todo esto es verdad.-obvio no podría, porque es mentira seguro no se ha
tomado su medicamento. Loco psicótico.
-Si así lo quieres.-me tomó entre sus brazos y me llevó volando hasta mi casa, ¡Volando!,
esto no puede ser cierto. Cuando me dejo en el suelo, en tierra firme le dije.- Esto no es
cierto, estoy soñando.- dije pellizcándome
-Oh querida Samantha. Es muy cierto y en tus manos está que sigamos viviendo. Los
demonios, para ser más específico, tu tío… Joshua, hermano de tu padre, está formando un
ejército de criaturas sobrenaturales para destronar a su hermano y matar a la reina de los
vampiros, tú eres la única que puede detenerlo, sin mencionar que también quiere tu poder.-
dijo tan convincente
-Quiero verlos Erick, a ambos y que ellos me lo expliquen.-demonios enserio dije eso, si es
verdad tengo derecho a conocer a mis padres. Si y si es verdad da miedo aunque a decir
verdad nunca me sentí muy normal que digamos.
-Está bien, arreglaré todo en unos días te llevaré con ellos.- le creo pero qué papel juega él
en todo esto.
-Erick, ¿Por qué tú me dices todo esto?- dije mirándolo a los ojos, unos ojos tan pero tan
profundos
-Soy tu guardián Sam desde que naciste, siempre he estado ahí.-dios mío por eso, siempre
he sentido que alguien me cuida.- Ahora entra a tu casa y no salgas hasta que yo vuelva
-Pero ¿Y el colegio?- es algo obvio debo ir a la escuela
-No asistirás más por lo menos por ahora, después de todo qué caso tiene eres inmortal.-Dijo
con cierto aire de grandeza. Dicho esto se marchó, volando, literalmente volando, ¿Y su
moto?
Estando ya él fuera de mi casa me aventuro a preguntar.
-Está bien. Inventaré algo. Pero hay algo que no cuadra.-dije
-¿Qué cosa?
-¿Cómo rayos puedes volar sin alas?- dije y él dió una pequeña risita
-Ventajas de ser vampiro de sangre pura, ya descubrirás todo lo que un vampiro puede hacer,
es impresionante.

El que no cree en la magia nunca la encontrará


-Roald Dahl

Capítulo 2

Han pasado dos días exactos, desde que Erick me contó toda esa súper historia sobre
vampiros y demonios, sobre mis supuestos padres, etc. Decirlo así suena raro.
Ya estoy cansada de esperar, quiero salir. Los chicos deben estar preocupados y justo hoy
Josh tiene ensayo de la banda así que ¿Por qué no? ¿Qué podría ocurrir? Solo serán unas
horas.
Así que decidir ir, sin hacerle caso a Erick. Cuando me disponía a salir, apareció, así de la
nada, vestido completamente de negro, Erick.
-¿Dónde crees que vas?- dijo amenazante con una mirada extraña
-Josh tiene ensayo y prometí ir.- dije
-¿Tu novio? -¿Qué? Claro que no, es mi mejor amigo además está enamorado de Alexa
-¿Qué te importa?– Dije indiferente.- ¿Traes noticias?
-Sip. Los conocerás
-¿Cuándo? ¿Por qué tardaste tanto?
-Mañana por la noche. No es fácil juntarlos sabes, lleva tiempo.- Y de la nada lo abrasé y le
susurré un <<gracias>> al oído
-Es mi trabajo Samantha. Pero esto me pone incómodo…- Oh claro aún lo estaba abrazando.
La noche al fin llegó, estoy nerviosa, no sé qué ponerme, al fin escogí lo que me pondría,
unos jeans negros apretados, mi remera con corsé roja que tiene tirantes, mis converse rojas,
y listo, y bueno mi pelo, natural, rulos locos y mechones azules.
¿Mi madre se parecerá a mí? Solo quiero conocerla y que me explique todo lo que está
pasando y lo que va a pasar. Ella debe explicármelo para entender, quiero abrazarla,
abrazarlos, ¿Pero ellos querrán? o sea después de todo no son humanos ¿tienen alma? No
losé. Estoy ansiosa, demasiado, quiero vomitar.
Eran las diez de la noche y ya estaba perdiendo las esperanzas de que Erick apareciera pero
llegó, a las diez en punto...
-¿Nos vamos Vamonio?- ¿Vamonio? Que rayos.
-Ahm sí, espera ¿Por qué Vamonio?- dije, el me miraba con ojos graciosos.
-Es la mezcla entre vampiro y demonio, lo acabo de inventar.-cierto soy mitad de ambos, esto
es extraño.- ¿Te incomoda?
-No, la verdad solo estoy nerviosa.- mentí si me incomoda que me recuerde lo que
supuestamente soy.- Ya sabes, conoceré a mis progenitores que no son humanos
-Tranquila, estaré al lado tuyo siempre, no te dejaré sola, nunca.- es tan dulce, pero a veces
da miedo.- Ven, vamos.- me tomó de la mano y nos fuimos volando, cuando mis pies tocaron
tierra firme dije:
-Enserio tienes que enseñarme eso.- le dije sonriendo
-Cuando estés convertida podrás hacerlo, Vamonio, ahora lo más que puedo enseñarte es
defensa personal, la necesitaras.- espera, ¿Qué?, ah cierto olvidé que hay un millón de
criaturas no humanas que me quieren bien muerta. ¿Debería preocuparme verdad?
Caminamos durante diez minutos, yo atrás de él admirando su gran espalda, fuerte y
protectora, rayos debo parar. Hasta que llegamos a un sendero, era una vereda que por los
lados estaba llena de árboles, a lo lejos divise dos figuras, al acercarnos más me di cuenta
que era un hombre y una mujer, mis padres.
La mujer era alta, morena, delgada, su cabello era muy parecido al mío y llevaba un vestido
color violeta oscuro apretado, muy ajustado al cuerpo, es hermosa. Realmente hermosa.
Él también era alto, un poco más que ella, más blanco, cabello corto y castaño, llevaba un
pantalón negro y una chaqueta de cuero a juego, era guapo. Vaya o ellos se visten así
siempre o yo enserio no me vestí para la ocasión.
-Samantha, te presento a la reina Eleaine, reina de los vampiros, y al rey Paul, rey de los
demonios, tus padres biológicos.- dijo Erick mientras yo le apretaba la mano, ¿Ya mencioné
que me tomo de la mano?
-Hola.-respondí tímida
-Hola mi pequeña.-dijo ella abrazándome con lágrimas en los ojos y él, mi padre, se acercó y
nos abrazó. Fue una sensación bastante rara pero acogedora.
Fue un abrazo tan cálido, especial, lleno de amor, no necesitaba nada más, tengo a mis
padres, aquí, conmigo, ahora.
Bueno a los biológicos.
-Te queremos tanto Samantha Eleaine.- dijo Paul, aun no sé cómo llamarle, esperen me dijo
Samantha Eleaine, ¿Ese es mi segundo nombre?, ¿cómo mi madre?
Bueno mi verdadero segundo nombre.
-No sé qué decir, yo…yo…- Paul puso su dedo en mi boca haciéndome callar.
-Yo mejor me voy- dijo Erick y yo asentí, este era un momento personal entre mis padres y yo.
Caminamos siguiendo el sendero tranquilamente y en silencio, abrazados, como una gran
familia. Llegamos a una cabaña muy linda e iluminada con grandes faroles que destellaban
fuego.
-Aquí estamos seguros, nadie nos molestará, hice que embrujaran la cabaña para que no nos
descubran.-dijo Eleaine mirándonos.- Samantha, voy a contarte nuestra historia, por qué
estamos aquí hoy
-Erick ya me la contó, ustedes se enamoraron, era prohibido, quedaste embarazada,
prohibido, dormí muchos años, siempre cuidaron de mí, y ahora tu hermano.- dije señalando
a Paul.- Quiere robarte el trono y matarte a ti.- dije ahora señalando a Eleaine.- Y yo puedo
detenerlo porque soy una abominación.
-Es mucho más complicado que eso querida hija.- dijo Paul.- Joshua, mi hermano, no solo
quiere eso, él quiere el poder de todas las criaturas, hombres lobo, hadas, etc.- esperen
¿también existen? Creo que me voy a desmayar.- Tú posees los poderes de cada uno de
nosotros y eres una princesa así que esos poderes se intensifican, él quiere sacrificarte, y no
lo vamos a permitir.
-Paul tiene razón hija.- dijo Eleaine sentándose en un sofá, señalándome para que yo también
lo hiciera.- Ya te dejamos una vez pero ahora estaremos los tres juntos, como al comienzo,
los tres seremos una familia y derrotaremos a Joshua pero en secreto.
-¿En secreto?- dije mirándolos a ambos
-Por ahora, si dejamos saber que nuestra familia esta junta Joshua va a actuar más pronto.-
dijo Paul.- Es mejor estar un paso delante de él. Créeme.
Conversamos por horas, hubo lágrimas, abrazos, besos, fue maravilloso. Pero todo llega su
fin, después de cinco horas juntos, llegó Erick a buscarme, lo fulminé con la mirada, pero
sabía que debía irme, mi madre (Bianca) se podría dar cuenta que pasé la noche afuera y eso
no sería bueno para mí.
-Nos vemos pronto querida hija.- dijo Eleaine.- La próxima vez llévala al castillo.- dijo
señalando a Erick
-Como digas.- dijo Erick.
Mis padres me abrazaron muy fuerte y me dejaron ir, jamás en mi vida olvidaré esta noche.
Salimos rápido de aquella cabaña y tan rápido como salimos de allí llegue a mi casa.
Estábamos afuera cuando recordé que no había traído mis llaves.
-Tranquila yo te subiré.- dijo Erick apuntando a la ventana de arriba. Me tomo en sus brazos y
volamos, estando ya adentro caímos sobre la cama que estaba a un lado de la ventana, un
accidente, debo cambiarla de sitio, o quizás no, ya que caí sobre él y quedamos a muy pocos
centímetros de distancia.- Gracias.-Le susurré.-Por hacerme conocer a mis padres.-Y me
separé de él, me quedé con las ganas de besarlo, quién no. Pero es mucho mejor mantener
la distancia.

Existe todo tipo de amor en este mundo, pero no el mismo amor dos veces
-F. Scott Fitzgerald

Capítulo 3

Narra la reina Eleaine


Hace trecientos años mis padres me cedieron el trono; hace trecientos años me
enamoré; hace trecientos años tuve una hija; hace trecientos años tuve que esconderla; hace
trecientos la protejo en las sombras; hace trecientos años mi vida cambió gracias a un
demonio rey, Paul, mi gran y único amor.
Yo vivía felizmente en el castillo que construyeron mis padres, el castillo Dhampire en
2
DeadKing , hasta que un día los mataron, raro porque se supone que los vampiros son
inmortales y más los de la realeza, pero están muertos. Así que debí tomar el poder ya que yo
soy la mayor de dos hermanas además Marion jamás hubiera querido el poder, Marion es mi
hermana menor tiene cien años menos, yo tengo quinientos para ser especifica.
Mi reinado iba bien hasta que lo conocí a él, Paul, cuando lo vi no sabía quién era, me cautivo
con su hermosura, ternura y su voz, esa dulce voz; tuvimos un romance pero cuando me
enteré de quién era, el rey legítimo de los demonios, mis enemigos, quise terminar la relación
juro que sí pero el deseo, la pasión, el amor, me lo impidieron. Estuvimos cincuenta años a
escondidas hasta que quedé embarazada, cosa rara en vampiros pero no para mí ya que soy
de la realeza vampírica y somos los únicos que podemos concebir, cuando se dieron cuenta
que estaba en cinta, quisieron matarnos a los tres, a Paul a mí y a nuestra hija, como no lo
íbamos a permitir decidimos llevarla al mundo humano, estuvo en un sueño profundo por
muchos años, hasta que decidimos que tenía que vivir una vida normal, hoy en día tiene
dieciséis años humanos.
Desde el día en que la llevamos al mundo humano la pusimos al cuidado de uno de mis más
grandes súbditos, Erick, él ha cuidado de ella por trecientos años, y fue él quien le contó la
verdad sobre nuestro mundo, sobre su vida, él la trajo hacia nosotros otra vez, tuvimos un
reencuentro los tres, Paul, Sam y yo fue una noche inolvidable llena de abrazos, besos,
palabras lindas, fue la mejor noche de mi vida, y no solo lo digo por que pude abrazar a mi
hija sino que también porque lo vi a él , a Paul, hace muchos años no lo veía, desde lo que
sucedió y ahora los tres tenemos que estar unidos ya que tenemos que enfrentar una gran
amenaza, Joshua, el hermano de Paul, quien quiere arrebatarle el trono a su hermano,
matarme a mí, y usar a Sam como su arma, ya que Sam al ser mitad vampiro mitad demonio
al cumplir los diecisiete y hacer el juramento de sangre será una de las criaturas más
poderosas que haya pisado la tierra.
Pero no lo permitiré, haré lo que sea necesario para mantener a mi hija con vida y por
supuesto mantener mi trono a salvo de las garras de ese engendro del mal.
Siempre he estado en las sombras cuidando de Sam, desde que la despertaron de aquel
sueño profundo, tan dulce y especial, quién iba a pensar que una criatura con tal hermosura y
delicadeza se convertiría en una de las criaturas más poderosas del mundo.
Desde que ella llegó a mi vida todo cambio, algo dentro de mí cambió radicalmente. Creo que
de cierta forma me volví un poco más… blanda. Y la verdad es que no solo en mí cambio
algo, siento que todos nosotros, incluso en Erick, desde que puse la vida de mi hija en sus
manos cambió completamente, su sed de sangre se calmó y cuidó y protegió a mi hija como
un florista cuida los pétalos de cada una de sus flores.
Una de las razones por la que escogí a Erick para ser el protector de Samantha fue que él me
recuerda mucho a Paul. Cuando se enojan, se enojan en serio, cuando están furiosos ambos
dan miedo, y hablo de miedo de verdad.
Con su ayuda y la de los demás nada le pasará a mi hija, ni a nosotros, pelearemos hasta el
final de esta historia, pelearemos hasta que se nos agote la última molécula de oxígeno.
Morirá quién tenga que morir.


La vida es un ruido entre dos grandes silencios


-Isabel Allende

Capítulo 4

Al día después del encuentro con mis padres, mi mamá, Bianca. Entró a mi cuarto con
los ojos con lágrimas.
-Cariño tenemos que hablar.- dijo sentándose en mi cama.- Tu papá y yo nos vamos a
separar.- woow me lo esperaba pero no ahora, con todo lo que tengo en la cabeza y ahora
esto.
-Pero... ¿Por qué?- me miró con tristeza en sus ojos, sé que había algo mal, algo que no
quería decirme
-Cosas de adultos pequeña, ahora vete a la escuela se te hace tarde
-Soy bastante adulta mamá.- dije pero le hice caso y me fui aunque con todo lo que tengo en
la cabeza la escuela es lo menos importante para mí.
Llevaba caminando dos cuadras cuando lo vi, estaba en su motocicleta. Erick.
-Pensé que nunca llegarías.- dijo Erick mirando y señalando su reloj
-No sabía que me esperabas.- no mentía no tenía idea que me esperaba
-Es mi trabajo pequeña Vamonio.- otra vez esa palabra, como la odio.- ¿Te pasa algo?
-Mis padres...- dije mirando hacia el suelo.- Se van a separar.
-Ah los adoptivos, eso se veía venir pelean bastante.- me dijo acercándose.- Sé que debe ser
duro son los únicos padres que habías conocido pero por algo pasan las cosas.- mientras lo
decía me abrazó
-Pensé que abrazarme te ponía incómodo.- solté sin mas
-Hay momentos y momentos, ¿Te subes?- dijo señalando su moto
-Si nos ven llegar juntos a la escuela pueden pensar mal.- la verdad no me interesa
-¿De cuándo te importa lo que los demás piensen Samantha?- dijo prestándome el casco de
la moto, él tenía razón dudé un momento pero me subí a la cosa monstruosa y nos fuimos.
Cuando llegamos a la escuela, todos nos miraban, sentía sus miradas quemándome, nosé si
era por lo que traía puesto, una remera abierta a los lados y unos shorts negros de jeans muy
cortos con mis botas militares, o por mi sexy acompañante. Definitivamente creo que por lo
último.
Nos bajamos de la motocicleta y nos dirigimos hacia adentro de la escuela. Demonios estaba
nerviosa todos nos miraban, por suerte el timbre sonó anunciando que debíamos entrar a
clases, me tocaba biología así que mejor me doy prisa, despidiéndome de Erick me dirigí al
salón.
-Nos vemos al descanso, debes presentarme a tus amigos.- dijo
-Olvídalo.- dije cortante
-Estaré contigo mucho tiempo así que sería mejor que me los presentes o pensarán cualquier
cosa…
-Está bien tu ganas nos vemos.-dije para darme la vuelta e irme a clases
La hora no avanzaba y biología cada vez me resulta más aburrida, o sea Erick tiene razón
¿Para qué estudiar? Soy inmortal, bueno hasta dentro de unos meses cuando sea
oficialmente inmortal.
Gracias a Dios sonó el timbre del recreo, salí como alma que lleva el diablo del salón, no sé si
estaba apurada por salir de ahí y olvidar lo de los asquerosos virus o estaba apurada por
volver a ver a Erick.
Caminé por los pasillos entre los adolescentes que corrían para no llegar tarde a algún lado,
estúpidos. Seguí caminando y me encontré con Alexa.
-¡He! niña, ¿Pero qué coño ha sido de ti últimamente?- dijo golpeándome un brazo
-He estado ocupada Alex, enserio, tengo que contarles algo.- dije indecisa, ¿Puedo contarles
sobre mi verdadera familia? Debo preguntarle a Erick
-Habla mocosa.- ella estaba enojada pero aun así la rubia es guapa, llevaba puesto un
vestido calipso ajustado y botas bajas negras hasta la rodilla, le quedaba bien.
-Cuando estemos todos, ¿Has visto a Josh?- típico que dirá que no como si yo no supiera
que anda tras él en todas partes, debe confesar ya su amor por él.
-No, no tendría por qué es tú mejor amigo.- ya decía yo
-Genial, lo iré a buscar, ¿Vienes?
-Paso, debo hacer cosas, ya sabes, cosas que incluyen alejarme.- es tan rara siempre
Cuando me di vuelta ahí estaba él mirándome fijamente, llamándome, literalmente
llamándome, que querrá ahora.
-Tenemos que irnos.- dijo rápido tomándome del brazo sacándome de la escuela
-¿Qué? ¿Por qué? O sea tengo clases
-Huelo demonios Samantha debemos irnos.- rayos, demonios, cuando salimos nos montamos
en la Harley Davinson negra de Erick y me llevó a casa.
Y ahí estaba mi mamá (Bianca), sentada en el sofá, demacrada, triste, no pensé que esto la
afectara tanto.
-¿Mamá? ¿Estás bien?
-Oh, hola cariño si estoy bien, ¿tienes hambre?- tenía lágrimas en los ojos, se levantó del
sofá y se dirigió a la cocina- ven aquí cariño hice lasaña.
-Voy a cambiarme y vuelvo
Subí las escaleras muy rápido, tanto que casi me da un paro respiratorio. Cuando entré a mi
cuarto pegué un grito, Erick estaba en mi cuarto.
-Cariño ¿estás bien?- gritó mamá desde la cocina
-Si mamá solo me tropecé.- le respondí.- ¿Qué haces aquí?- le dije a Erick susurrando
-Demonios, estuvieron aquí Sam, en tu cuarto, aquí ya no es seguro debemos irnos, debo
llevarte al castillo.- estaba alterado, nervioso y a la vez se veía rudo y sexy. Sam debes
sacarte esos pensamientos de la cabeza por favor.
-No me iré no abandonaré a mamá, no lo soportaría, primero papá y ahora yo, además ¿qué
le diría?
-Dile que te iras unos días a la casa de campo de una de tus amigas.- él estaba poniendo mis
cosas en un bolso.- Tienes que llevar lo necesario.- dijo señalando el bolso.
Saben es algo incómodo que un chico empaque tus cosas… personales.
-Erick, no puedo- le tomé la manos para detenerlo
-Sam, es por tu seguridad.- dijo sin rendirse, lo miré a los ojos y supe que no se rendiría así
que tome el bolso y eché lo necesario.- Vámonos, ahora.
-¿Dónde iremos?
-Primero a mi casa en esta ciudad, nos quedaremos ahí unos días y luego te llevaré al castillo
de tu madre.- woow conoceré su casa.- Te espero abajo en el coche, está aparcado a una
cuadra de aquí
Bajé las escaleras y le dije a mamá lo que Erick me dijo, me creyó, y salí en busca del coche
de Erick.
Erick condujo por aproximadamente dos horas. Nos dirigimos a una villa abandonada,
entramos en una casa pequeña, azul por fuera, blanca por dentro, estaba ordenada, y olía
rico, no me lo esperaba de Erick pensé que sería un poco más...desordenado.
-Ponte cómoda.- dijo llevando mi bolso hacia una habitación.- ¿tienes hambre?
-No me creerías cuanta.- enserio tenía hambre.- ¿qué tienes?- me dirigí a la cocina para
comprobar que no había nada, bueno es normal, es un vampiro, se alimenta de sangre.
-Lamento desilusionarte.- leyó la expresión de mi rostro al ver que no había nada para
comer.- Pediré una pizza ¿Está bien?- asentí
-Erick, ¿En qué momento te alimentas?
-Ahora pediré una pizza.- me miró chistoso
-Ya sabes a lo que me refiero, sangre
-Ah esa comida, cuando voy al castillo, ahí hay voluntarios humanos para alimentarnos
-Espera, ¿voluntarios?
-Sí, voluntarios, de cierta forma les da placer alimentarnos aunque luego tu madre les borra la
memoria y todo eso, es loco pero no me importa, de esa forma el resto de los humanos está a
salvo.- me impresiona cada vez más, entonces los humanos le importan.- Sé lo que estás
pensando, que los humanos me importan, de cierta forma sí, yo era uno así que es
comprensible pero no te dejes engañar, si tengo que matar a uno lo haré sin dudar.
Antes de poder responderle llegó la pizza, comimos en silencio, y luego me dirigí a la
habitación que me señalo para dormir, su habitación, era un cuarto amplio con una gran cama
para dos, tenía sabanas de satén negras, y era tan cómoda que me quede dormida al
instante.
Me desperté en medio de la noche con una cuerpo sobre el mío, tapándome la boca, abrí los
ojos asustada, pero era Erick.- Demonios en la casa.- susurró.- La habitación está
hechizada.- Seguía arriba mío y no me incomoda para nada.
-¿Cuántos son?- estaba preocupada es la tercera vez en el día que él huele demonio, enserio
quieren matarme, me alegro de tenerlo.
-Cuatro.- dijo casi en un susurro
-Apuesto a que podrías con ellos.- dije mirándolo fijamente a los ojos
-Seguro, pero ahora pasa otra cosa por mi mente.- estoy segura de a qué se refiere, también
pasa por mi mente… Besarlo, estamos a tan poca distancia uno del otro.- Pero es incorrecto y
nosé si es correspondido
-Sé lo que estás pensando, tienes luz verde.- me quedó mirando pasmado, y después de un
momento me besó. Rozó sus labios con los míos en una sincronía casi perfecta, es una
sensación tan especial, sus labios son suaves, jamás en mi vida me habían besado así,
nunca había disfrutado tanto un beso.
Separándonos, por la falta de aire, nos miramos a los ojos por un momento y luego se acostó
al lado mío y me susurro al oído un <<Duerme pequeña, mañana será un largo día>> él
velara mi sueño, es tan especial, me aferre a su brazo que me abrazaba, puse mi cabeza en
su pecho y me quedé dormida olvidando la amenaza demonio.
Me desperté agitada, recordé lo de la noche anterior, y tenía dos brazos alrededor mío, Erick
y yo nos habíamos besado la noche anterior.

Me levanté de la cama tratando de no despertarlo, el estómago me rugía de hambre, me dirigí


hacia la puerta, intenté abrirla, pero no se abre, joder, sus palabras volaron a mente "la
habitación está hechizada", joder, ahora tengo que esperar que se despierte, seguí
forcejeando la puerta cuando hasta que sentí la ronca voz de Erick haciéndome soltar un leve
gritito mientras me doy vuelta para verlo, todavía apoyando mi mano sobre el picaporte de la
puerta. Me quedo sin aire al verlo, despeinado y con el rostro levemente adormilado, mientras
se rasca la nuca con un gesto cansado.
-¿No te dije que el cuarto está encantado...?-lo callé con un beso, estaba tan impresionado
como yo, pero me respondió el beso, fue tan apasionado tanto o más que el de la noche
anterior.- Esos si son buenos días
-Buenos días.-dije con una sonrisa en mi rostro.- Tengo hambre
-Lo imaginé, vístete y nos vamos
-Está bien.-dije mirando alrededor.- Pero en tu cuarto no hay baño y tu estas ahí parado
mirándome.- No es que sea pudorosa pero enserio no quiero que me vea, solo nos hemos
dado dos besos y nada más o sea no es para que ya me vea desnuda.- Date la vuelta y no
espíes.-así lo hizo.

Narra Erick
Y ahí estaba ella, desnuda detrás de mí, siento unas ganas de mirarla que nunca antes
experimenté.
Anoche nos besamos y fue especial, si esa es la palabra, especial. Jamás había besado así a
alguien antes, sus labios eran tan cálidos y profundos.
Hoy en la mañana ella me besó, no me lo esperaba pero aun así le respondí.
Desde que la conozco ella despierta en mí deseos de protegerla, de nunca abandonarla y
vaya que la conozco hace años, casi tres siglos para ser exacto... Siento una conexión con
esta chica.
Creo que cada día me gusta más, si, me gusta Sam. Conocí mejor a la Sam humana, y si a
veces es muy perra, tira mierda a todo el mundo por nada, pero aun así ella es especial,
tierna, hermosa y única. No dejaré que nada malo le pase ni hoy ni nunca y si debo dar mi
vida por ella no dudaré en hacerlo y no lo haré por que sea mi deber, sino porque la quiero
proteger.

Narra Sam
Terminé de vestirme rápidamente, hubiera deseado que él hubiera espiado pero bueno
después de todo ha visto mujeres más hermosas, o es eso, o es un caballero, aunque ambas
van al caso.
-Estoy lista.- se volteó
-Vámonos.- dijo tomando mi bolso, sí, es un caballero con aires de desinterés.
-¿Al castillo?
-No, debo avisar para que encanten las entradas, para que no te sientan llegar, y sepan que
estás ahí.- me miraba con unos ojos tan dulces.- Iremos a casa de Scott, vamos.
Nos metimos al auto, y estuvimos en el durante una hora, cuando llegamos a la casa de
Scott, vi que aparte de ser alejada de la ciudad era muy...rústico, era una cabaña antigua, de
madera, era acogedora y bonita.
Nos acercamos a la puerta y esta se abrió dejándonos ver a un Scott adormilado y en ropa en
interior. Oh. Dios. Mío.
-Qué sucede.- dijo haciéndonos pasar
-Demonios, en mi casa.-dijo Erick y Scott lo miro sorprendido
-Eso no es posible, tu casa es impenetrable, es como una maldita fortaleza
-La de DeadKing si pero la de Atlanta no, ahora necesito un lugar donde Sam se quede
mientras voy al castillo y preparo todo, ¿podrías cuidar de ella?- lo dijo de una manera tan
protectora, tan dulce, pero a la vez ruda.
-Claro amigo.- dijo mirándolo-- Ven vamos a comer algo.- me señaló
Scott me guió hasta una pequeña cocina donde había una mesita, una nevera, una cocina y
una repisa. Puso café sobre la mesa y unas galletas con chips de chocolate.
-Así que… ¿tú y Salem?- dije rompiendo el silencio
-Es una buena chica y enserio me gusta-dijo
-Más te vale que la respetes y la cuides o si no ya sabes con quién te estas metiendo.- dije a
la defensiva
-Sip, Salem tenía razón a veces das miedo.- ambos reímos
Después de tomarnos el café, Scott se vistió y decidimos ver televisión, aunque la verdad no
había nada bueno en ella. Divisé unos cuantos libros sobre una pequeña mesita al lado de un
sillón.
-¿Te gusta leer?- pregunté curiosa
-Solo cuando estoy aburrido.-dijo sin dejar de mirar la TV.
Cuando Erick volvió ya era de noche, pero no venía solo, una mujer lo acompañaba, era de
estatura media, blanca, cabello castaño, bonita, vestía ropa oscura, yo la conozco, pero de
donde...
-Sam te presento a Devora.- dijo Erick mirándome.- Es un demonio.- y apenas dijo la palabra
me estremecí.- Tranquila está de nuestro lado
-Hola Samantha.- me dijo Devora.- ¿Me reconoces?- Claro que sí ahora la reconozco es
Devora Benson, la hermana perdida de Alexa, desapareció hace como unos ocho años
-Eres hermana de Alexa ¿verdad?- le dije
-Sí…-dijo en un suspiro.- Estoy aquí para ofrecer nuestra ayuda, la mía y la de mi novio
Rixon, para matar a Joshua
-Pero eres un demonio le debes lealtad
-Pero también a tu padre Samantha.- ella sabe que Paul es mi padre, ahora entiendo
-Entiendo.- dije invitándola sentarse al lado mío.- ¿Cómo terminaste siendo un demonio?-
pregunté intrigada
-Hace ocho años yo trabajaba en el bar de bo's, ¿recuerdas ese pequeño bar del centro?-
asentí.- Una noche salí tarde del trabajo, caminé unas cuantas calles cuando me encontré
con él, el hombre más guapo que había visto, me detuvo y yo caí en su hechizo, después de
eso solo recuerdo estar convertida y haberle jurado lealtad, me convirtió en su asistente y es
por eso que estoy aquí hoy.-Hizo una pausa, habían lágrimas en sus ojos.- Me di cuenta de lo
tenía planeado, quiere matar mucha gente, y no puedo permitirlo, Rixon me conto tu historia,
yo te conocía, sabía dónde encontrarte así que nos escapamos y vinimos a ti.
-La encontré afuera de tu casa y me contó todo, decidí traerla, es sincera, tiene un alma Sam,
es algo raro en demonios, al único que conozco que tiene alma es a tu padre.- dijo Erick
dirigiéndose a mí, el esta tan confundido como yo.
Ahora tenemos más ayuda, dos demonios desertores, aunque solo conozco a Devora, al tal
Rixon lo conoceré otro día supongo, creo que aquí es donde todo empieza. Ya comenzaron a
llegar aliados, estoy asustada.

Nos dirigimos al castillo, llevamos a Devora con nosotros, mi madre le prometió protección, mi
madre… aún no me acostumbro a decirle madre a Eleaine.
Llegar al castillo llevó su tiempo, pero cuando llegamos divisé un castillo enorme, alguna vez
fue dorado pero ahora es negro, tiene jardines hermosos, grandes piletas, es hermoso. Es del
estilo gótico antiguo. En la entrada hay grandes letras que forman “DeadKing” sobre un arco
de metal.
-Llegamos.- la voz de Erick me llevó de vuelta a la realidad
Entramos al castillo, como lo imaginé, enorme y lujoso. A los pies de la escalera estaba la
reina, mi madre. Nos miraba con preocupación, pero con amor en sus ojos. Hay una pregunta
que lleva en mi mente toda la noche, si Paul tiene alma y es un demonio rey, Eleaine al ser
reina vampiro ¿también posee alma?
-Bienvenidos.- la voz de Eleaine sonó alrededor de toda la sala principal
Su belleza es inigualable, su cabello cae sobre sus hombros en forma de cascada, su
maquillaje es neutro, casi natural, lleva puesto un vestido negro largo de encaje que le queda
hermoso. Definitivamente ella siempre viste genial, digno de una reina.
-Ya sé de quién heredaste tu belleza.- me dijo Devora al oído
-Vengan, síganme, les mostraré sus habitaciones.- nos dijo a nosotras.- Paul te espera en mi
despacho.- le dijo a Erick
-¿Paul está aquí?- solté de repente
-Si cariño, ¿quieres verlo?- dijo mi madre
-Tal vez después-dije al fin
Eleaine nos guió hacia nuestras habitaciones, mi habitación, tenía mi nombre escrito en
grande en la pared principal con negro, una cama de dos plazas me esperaba en el centro de
la habitación, con sabanas de seda rojas, un cobertor negro y dos almohadas.
-Está preparada hace años...-dijo Eleaine mirando la habitación.- Espero te guste, siéntete
libre de hacerle lo que te plazca, es tú habitación, y este es Tú castillo.- dicho eso depositó un
beso en mi frente, se volteó y se fue.
-Gracias mamá.- vi como sus ojos se llenaron de lágrimas mientras salía.
Me recosté en mi cama y me quede mirando al techo un largo tiempo pero finalmente pude
dormir.
Cuando le levanté decidí dar un paseo, después de todo estoy en casa.
Salí al jardín trasero y caminé por lo que me parecieron diez minutos, me detuve cuando vi a
una mujer joven, casi de mi edad, sobre un auto en ruinas, me acerqué lentamente.
-Hola- me dijo entre una risita
-Hola, ¿vives aquí?- solté, me miro divertida, se bajó del auto y me abrazo
-Hace tiempo tenía ganas de conocerte, trecientos años para ser especifica.- me miro con
una dulzura en sus ojos que jamás había visto, ni siquiera en Eleaine
-Soy tu tía, Marion, hermana de tu madre.-ahora comprendo, la abracé de vuelta.
-¿Cómo sabes quién soy si jamás me has visto?
-¿Te has visto en un espejo? Eres igual a ella.-dijo soltándome
La chica, Marion, mi tía, se ve tan natural, joven, y viste tan diferente de mi madre, mi madre
viste cosas apretadas que se ajustan bien a ella, mientras Marion viste ropa holgada pero aun
así es bellísima.
-Te vez tan joven para ser mi tía- dije impresionada
-Tengo un año más que tú, si fuera humana
-¿Desde hace cuánto?
-Buena pregunta, hace trecientos ochenta y siete años, soy menor que tu madre, cuando tú
naciste yo era nueva en esto.
-Veo que ya se conocieron.- dijo una voz detrás mío, me di la vuelta para darme cuenta que
era mi madre la dueña de la voz.
-Es tan adorable Eleaine.- dijo Marion abrazándome.- Estoy tan contenta de que este aquí.
-Losé porque yo estoy igual o más.- dijo Eleaine- ¿Tienes hambre Samantha?
-De comida sí, de otra cosa aún no.- ambas rieron pero yo no encontré el chiste
-Vamos a que comas, comida.- dijo Mi madre, Marion y yo la seguimos.
Cuando entramos al comedor del castillo, en una de las sillas al frente de la mesa estaba
sentada una chica, aparentemente de mi edad, rubia, delgada y hermosa, vestía unos
pantalones marrones, remera ajustada, mocasines y un sombrero.
-Esta es Sasha, mi hija- dijo Marion presentándome a quien se supone es mi prima
-Técnicamente me adoptó.- dijo Sasha.- No todos tenemos tu suerte.- dijo prepotente y se
marchó.
-¿Cuál es su problema?- le dijo Eleaine a Marion.
-No losé está algo rara, desde que apareció.- dijo señalándome.- hablaré con ella.- dicho esto
se marchó detrás de Sasha
Me senté en la mesa, había servido un gran plato de fruta y un vaso de jugo, aparentemente
de naranja, mi favorito.
-Come tu merienda, la cena es a las diez.- dijo Eleaine sentándose al lado mío.- así que... ¿te
gusta?
-¿Qué?- respondí atragantándome con el jugo que estaba bebiendo, sorprendida
-Erick. Tranquila lo guardaré en secreto, nadie se enterará
-¿Tan notorio es?- dije
-Para mí sí, te conozco.- ella me conoce y eso que no estuvo visible en mi vida.
-No sabía que fuera tan notorio.- dije avergonzada, mis mejillas se tornaron rojas.- ¿Es algo
malo?
-No es malo querida, pero para tu posición sí, es algo prohibido mi niña, si fuera por mi
podrías ser feliz con cualquiera, incluso con Erick, es uno de los vampiros más fuertes,
inteligentes y fieles, y de raza pura, ya que lo convertí yo y lo veo como a un hijo, pero eres
de la realeza hija, tienes deberes.- Me miraba con cara de tristeza.- Ya vez en donde estamos
por un amor prohibido hija mía.- ella tenía razón no puedo permitirme enamorarme.
-Aun no entiendo bien todo esto
-¿Que no entiendes? Pregunta, yo aclararé tus dudas
-Si Sasha es la hija de Marion, mi tía, ¿es mi prima verdad?- sus ojos penetrantes me
miraban
-Algo así, ustedes son las princesas, aunque legítimamente tú eres la única princesa. Mi
hermana no puede concebir, dentro de la realeza solo una persona puede concebir, la reina,
es como un don. Marion salvó a Sasha hace años y es como su hija así que sí, es como tu
prima pero a la vez no
-¿Los vampiros se queman al sol?- es una pregunta que ha estado en mente hace mucho
junto con otras, en las películas y libros, algunos se queman, otros no, así que quiero saber
todo.
-No, y tampoco brillamos, pero sí la luz del sol nos molesta un poco. ¿Algo más?
-¿La conversión duele?
-No.-dijo segura.- Bueno, quizás un poco, cuando aparezcan estos.- dijo tocando sus
colmillos.- Eso si dolerá
-¿Ajo?
-Mito
-¿Cruces?
-Decorativos
-¿Agua bendita?
-Dañina
-¿Espejos?
-Estupidez ¿Algo más?- dijo
-Por ahora eso, necesito reacomodar mis ideas, hace unos días era una simple adolescente
que su mayor problema era que vestido me pondré para el baile y ahora soy una princesa
vampiro/demonio.- hablando del baile, me lo perderé pero bueno hay una guerra que librar.-
Así que necesito asimilarlo.
-Te entiendo cariño, ve y relájate.
Subí las escaleras hasta mi cuarto, que eran bastantes, esto es un castillo joder.
Y él esperaba en mi puerta, Erick, no lo había visto hace horas, ya lo extrañaba.
-¿Qué haces aquí vampiro?- le dije con una sonrisa
-Vine a ver si estabas bien.- lo dijo mientras abría la puerta de mi cuarto para mí y nuestras
manos se rozaron. Ya no aguanto.
-Entra.- le dije señalando la puerta
-No es correcto
-Nadie lo sabrá recuerda, está encantado.-lo convencí y entró
Apenas entramos al cuarto cerré con pestillo, ya no aguanto, me di la vuelta y me abalancé a
sus brazos, nos besamos, rítmicamente, era caliente, suave, hermoso, algo que solo él puede
darme. Él es mi droga.

Cuando me desperté, él ya no estaba, en su lugar había una nota:

"lo siento, tuve que irme, espero verte pronto, con


cariño, Erick"
Apenas la leí sentí algo en mi estómago. Todos sus detalles, las miradas y sonrisas que me
dedica cuando nadie nos ve, logra que mi estómago se volteé, sintiendo así las famosas
mariposas en el estómago...vaya metáfora de mierda, mariposas si claro, yo siento malditos
elefantes bailando break dance en mi panza cuando lo tengo cerca.
El día comenzó bien, me vestí con lo primero que encontré en mi bolso, un short negro y una
camiseta de Batman, me puse mis mocasines negros y bajé.
En la sala estaban todos reunidos, Eleaine, Paul, Erick, Scott, Marion, Sasha, Devora y otro
hombre, guapo, alto y delgado, imagino debe ser el novio de Devora, Rixon, ya que están
muy juntos.
-Por fin despertaste.- dijo Marion, acercándose a mí para abrazarme
Me senté en el sofá de cuero negro que está a la izquierda de la gran sala, junto a Marion.
-¿Por qué están todos juntos?- dije, o sea, enserio quiero saber, están todos con caras serias,
algo malo debe suceder.
-Joshua, mató a tres hombres lobo e hizo que dos le juraran lealtad.-me informó Scott,
mierda, ese tipo está loco.- Está arrastrando a otras criaturas a su ejército no solo demonios.
Ahora es más peligroso.
-Debes permanecer dentro del castillo, nadie puede verte.- dijo mi madre
-Quiero ayudar.- dije soltando un berrinche
-Si te mantienes viva hasta tus diecisiete, dentro de dos meses, y haces el juramento de
sangre, estarás ayudando bastante.-dijo mi madre mirándome con preocupación.- Erick te
enseñará defensa personal, Sasha te enseñara a tácticas de combate, Marion te enseñará
sobre hiervas curativas y Paul y yo sobre la historia de nuestros mundos.
-Está bien, empecemos con esta tortura.- dijo Sasha señalando en dirección a una puerta a la
izquierda del gran librero de la entrada.- Ven aquí, empecemos lo antes posible para acabar
rápido.- dicho esto se dirigió a la puerta, la seguí y entramos a un cuarto completamente
iluminado, habían libros por doquier, y una computadora.
El primer entrenamiento de tácticas de combate con Sasha comenzó bien, me explicó, lo que
el enemigo piensa en cada movimiento y cómo debo esquivarlo.
-Tienes que aprender a leer sus ojos, Samantha.- me dijo mirándome y haciendo señas a sus
ojos
-Esto es difícil, Sasha tengo miedo, nosé si voy a ser capaz, yo solo quiero mi vida normal.
-Lo normal está sobre valorado, mírate, eres una princesa, posees poderes que ninguna otra
criatura posee, eres única, y debes sacarle provecho.- se acercó a mí me abrazó y comencé
a llorar como loca.- Tranquila, todo estará bien, sabes me equivoqué contigo.- levanté la
cabeza para mirarla a los ojos.- Eres una chica fuerte pero débil, tenemos cosas en común,
como el gusto por los mocasines.- soltó una risita mirando mis pies.- Tú harás que todo
mejore, y ahí estaremos nosotros, tu familia, apoyándote.
-Gracias Sasha.- nos abrazamos fuerte
Así que así se siente tener una prima, la juzgue mal, pensé que era una engreída, cuando
solo no sabía qué pensar por mi aparición, no solo el mundo que yo conocía se desplomó,
sino también el de ella, de la nada salió una nueva integrante de la familia, princesa legitima,
quizás pensó que me robaría su lugar, pero no es mi intención, yo solo quiero una familia, el
trono no me interesa, para eso está mi madre, quien gobierna perfectamente sin ayuda.
Al pasar los días comencé a conocer mucho más a Sasha, nos hicimos cercanas, grandes
amigas, íbamos a todas partes juntas. Me enseño perfectamente como dominar a mi
enemigo. Mientras de cada vez aprendía más cosas, mi cumpleaños se acercaba. Erick me
enseña defensa personal y aún no logro vencerlo pero tengo las esperanzas puestas en esta
tarde, me toca entrenamiento, y pretendo vencerlo.

Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo


-Anónimo


Capítulo 5

-Estuviste bien hoy.- dijo Erick hablándome sobre el entrenamiento de hoy, hice mi mejor
esfuerzo y lo vencí en combate cuerpo a cuerpo, aunque sospecho que me dejó ganar
-Te vencí.- le dí un pequeño empujoncito
-Te dejé ganar Vamonio, tuviste suerte
-La suerte no existe, es el destino.- le dije guiñándole un ojo para luego retirarme a mi cuarto,
estoy cansada, hoy fue un entrenamiento duro.
La verdad creo que me dejó ganar, debo aceptarlo, hoy me vestí para impresionar, me puse
un top deportivo rojo, corto, unos leggins negros que le robé a Salem hace tiempo, una
sudadera ploma a la cintura y mis converse negras. No suelo alagarme pero al ver el rostro
de Erick mirándome, me tiré flores yo sola.

Narra Erick
Realmente hoy fue el mejor entrenamiento que he dado en mi vida, y vaya que he dado
bastante. Sam hoy se veía despampanante, llevaba puesto un top corto de color rojo, dejaba
al descubierto su abdomen, cosa sexy, también llevaba unos leggins que se le ajustaban
perfectamente a su cuerpo, su cabello, estaba normal, todo alborotado pero sexy.
Podría decir que hoy me vencieron por primera vez en combate cuerpo a cuerpo, no fue una
derrota limpia, ella hizo que me distrajera, tenía todo su sexy cuerpo arriba mío, cualquiera se
desconcentra así.
Pero a pesar de todo, lo hizo bien, lo hicimos bien, cada día le falta menos, mañana le
enseñaré las armas, ya está lista para ello, solo espero que no lleve nada provocativo, podría
dispararme con una pistola, por suerte soy aprueba de balas.
Después del entrenamiento se fue tan rápido que no alcancé a despedirme pero está bien,
estaba cansada, ya se lo cobraré.
Por más que intente sacarla de mi mente, borrar el sabor de sus labios de los míos, olvidar
como se siente tocarla, no puedo, es algo mucho más fuerte que yo, jamás me había pasado
con ninguna mujer, y vaya que he estado con muchas, bueno ella no es como las otras, se da
su lugar y eso me gusta, es ruda pero dulce a la vez, a veces asusta y a la vez enamora, si lo
dije, ella me está enamorando, mejor dicho yo me estoy enamorando de esta chica. O eso es
lo que creo.
Narra Samantha
<<Estás a dos semanas de tu destino Samantha>> Esa voz en mi cabeza de nuevo, cuando
estoy en la ducha, en la cama, en todas partes, ahí está recordándomelo.
Cada vez que pienso en ello un escalofrío me recorre el cuerpo, queda poco tiempo y mucho
por aprender.
Ya es hora de la botánica con Marion, la verdad la idea no me entusiasma mucho, o sea, soy
un vampiro, o casi. Nunca me han gustado las plantas en general, no me llama la atención
ésta clase, pero si mis padres dicen que es importante, debe serlo. Mis padres, nótese que lo
dije en una frase sin titubear.
Toqué a la puerta de la habitación de Marion, para avisarle que ya estaba lista. Ella salió y me
guió por un largo pasillo que llevaba a unas escaleras, éstas llevaban al techo del castillo,
sonde había un gran invernadero, era enorme, y el techo era de cristal, hay todo tipo de
plantas y flores, desde gardenias hasta algunas muy extrañas.
-Primero querida Samantha debes saber que a pesar de los vampiros somos inmortales hay
algunas cosas que nos afectan físicamente.- dijo sin dejar de caminar.- Como el agua bendita,
no nos mata, pero nos debilita y sin la hierba especifica tomaría días, quizás semanas en
sanar.-tomó en sus manos una planta de color amarillento, tenía una flor de color naranja en
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la punta y sus hojas con forma de trébol.- Ésta es la Cattnipherum ayuda al regeneramiento
de las células afectadas por el agua bendita.
-Catt... ¿Qué?-dije, enserio es un nombre raro
-Cattnipherum.-dijo moviéndose hacia otra planta que estaba puesta sobre un gran mesón
azul.- La madera también nos perjudica, las cadenas bendecidas, y cosas que estén
bendecidas, para evitar el dolor prolongado se utiliza ésta.- tomó en sus manos una flor color
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turquesa, no media más de quince centímetros.- la Nitreprerum ayuda a minimizar el dolor y
a la curación más rápida.
Y así, mostrándome plantas e indicándome para que sirven, transcurrieron dos horas,
demasiado rápido, la verdad nunca pensé que las plantas fueran tan importantes en la vida
vampírica.
Estaba divagando en mis ideas sobre las plantas cuando -rayos- me olvidé de que tenía prisa,
Eleaine y Paul deben estar esperándome en la biblioteca, para mi clase de historia.
Últimamente todo transcurre rápido, una clase tras otra, sin descanso, solo quedan dos
semanas para mi cumpleaños y debo estar preparada, Joshua puede atacar en cualquier
momento.
-Pensé que lo habías olvidado, de nuevo, Samantha.- dijo Paul, mientras yo entraba
rápidamente, rayos estoy roja y acalorada de tanto correr.
-Lo siento, estaba con Marion y me quedé pensando un rato.
-Está bien, comencemos sin más demora.- Eleaine comenzó a sacar unos libros y a ponerlos
sobre la mesa.- Éstos, Samantha.- dijo mirando hacia los libros.- Son uno de los pocos
ejemplares que muestran la forma, nombre y características de los demonios.-ella abrió el
libro, en una página específica, demonios rapiñadores.
Pasaron tres horas, y yo seguía ahí, aprendiendo sobre demonios, mi mente quemaba, o sea
he tenido un día realmente agotador, primero combate, luego botánica y ahora historia
demoniaca.
Sé que los demonios deberían interesarme después de todo son parte de mí, pero me atraen
más los vampiros, quiero aprender mucho más sobre ellos, hasta el momento solo hemos
hablado de demonios y sus derivados. Queda poco tiempo, dos semanas, y nosé casi nada
sobre vampiros.
-¿Cuándo hablaremos de vampiros?- dije sin prestar atención a lo que Paul decía.
-Todo a su tiempo.
-Solo quedan dos semanas.- estoy frustrada, sé que la principal amenaza en este momento
son los demonios, rebeldes, pero enserio quiero saber más de mi otra naturaleza, tal vez es
porque quiero saber de lo que seré capaz en unos días, o quizás solo por curiosidad.
-Entiendo, pero ahora debes ir a comer y a dormir, la clase acabó.- Eleaine me miró, se
acercó y depositó un delicado beso sobre mi frente.
-Está bien pero, ¿Me prometen mañana hablar sobre vampiros? Por favor...- lo dije con cara
de perrito a medio morir, no se pueden negar.
-Lo prometo solo si tú prometes no querer comprarnos nunca más con esa mirada.- dijo Paul,
genial sabía funcionaría
-Lo prometo.- sé que lo acabo de decir pero, del dicho al hecho, hay mucho trecho.
Salí de la biblioteca y me dirigí al comedor, tengo hambre.
Estaba sentada en el comedor principal, comiendo, cuando sentí una presencia detrás de mí.
Erick. Pero en qué momento llegó aquí.
-Date prisa.- dijo, me miraba con ojos tranquilos pero ansiosos
-¿Sucede algo?- dije en voz fuerte.- Nosé si te diste cuenta pero estoy comiendo y odio
cuando me interrumpen, me pongo de mal humor.
-La mayoría del tiempo estas de mal humor.- dijo- Pero tendrás que darte prisa tu padre nos
espera.- ¿Paul? ¿Para qué? Le iba a preguntar pero entonces habló.- Quiere hablar contigo y
quiere que yo esté presente.
Me guió fuera del castillo. No lo entendía pensé que estaría en el despacho de Eleaine.
-Espera, ¿dónde está?- pregunté sin dejar de caminar
-En su castillo.- lo dijo sin más ni siquiera se inmuto
-¿Iremos al infierno?- la sola idea me aterroriza
Su mirada se suavizó y me susurró un <<tranquila no te dejaré sola>> mentalmente
-¿Cómo hiciste eso?- le dije enserio quiero saber o sea es genial pero aterrador
-Soy un vampiro Samantha, tengo ciertos poderes, tú tendrás los tuyos cuando te
conviertas...en lo que sea que te conviertas.- dijo la última frase con un tono de duda, él tiene
razón nadie sabe en lo que realmente me convertiré.- No quise decir eso lo siento
-Tranquilo tienes razón después de todo soy una abominación.- después de eso bajó la
mirada y siguió caminando.-Espera.-me detuve.- Tengo una duda.
-¿Cuál?
-Pensarás que soy estúpida pero he visto muchas películas y estoy confundida…-dije casi
innentendiblemente.
-Habla ya.
-¿El infierno y el inframundo son la misma cosa?
El río.
-No es para nada estúpida tu pregunta, de hecho es bastante lógica aunque no lo creas.
-No entiendo.
-En respuesta a tu interrogante déjame decirte que no, no son lo mismo. Son dos cosas muy
diferentes.-lo miré extrañada.- Los seres humanos sólo conocen la historia de un ángel que
hizo revolución en el cielo y lo culpan por toda la maldad que existe.
-Mi abuelo. Satanás.-dije con seguridad.
Asintió.- Pero están totalmente equivocados. Hubo una vez tres ángeles que se unieron por el
poder.
-¿Tres?
-Lucifer, Satanás y Azerelle.
-¿Lucifer y Satanás no son la misma persona?
-Es algo complicado. Satanás, tu abuelo, creó la maldad en la tierra y el infierno a donde van
las almas perdidas, junto a Azerelle, tu abuela.
-Esto es… raro.
-Lucifer, por su parte, decidió que no se quedaría junto a ellos y creó el tercer mundo, como
muchos lo llamamos.
-El inframundo.
-Exacto.-asintió.- Verás, el inframundo es mucho más que el infierno en sí, allí gobiernan los
demonios más poderosos y ellos sí que son la maldad viviente.
-¿Mi padre reina allí también?
-No.-dijo rotundamente.- Paul es sólo el rey del infierno y aunque tiene poder por sobre todos
los demonios que existen, él no tiene autoridad en el inframundo. Allí ya existe un rey y no
querrás toparte con él.
Me dirigió hasta el que parecía una especie de sótano en el castillo de Eleaine, abrió una
puerta y ¿Qué demonios es eso?
-Es un portal te lleva donde lo necesitas.- respondió a mi pregunta sin que yo dijera ni una
palabra ¿ahora lee mentes?- Las damas primero.- dijo, ¿es enserio? Nunca he atravesado un
portal, pero al ver mi cara de terror me tomó de la mano, fue una sensación inexplicable
cuando nuestros dedos se entrelazaron, cosquilleos subieron desde mis pies hasta mi
cabeza, jamás he tenido esa sensación y he tomado las manos de muchos chicos guapos,
Josh entre ellos. Aunque realmente él no cuenta, es como mi hermano.
Atravesamos el portal que tenía un color grisáceo, al principio lo sentí húmedo pero esa
sensación acabó cuando llegamos al otro lado, secos. El otro lado era justo como me lo
imaginé, sombrío, tibio, había gritos, etc. Erick me tomó fuerte de la mano.- No debemos dejar
que nos vean.-dijo susurrando cerca de mi oído
-¿Si es tan peligroso por qué Paul no fue al castillo en lugar de hacernos venir?
-Ya notaron que pasa mucho tiempo del infierno para arriba.- dijo señalando más arriba de
nuestras cabezas
-¿Quiénes lo notaron? ¿Los demonios?
-Oh cierto, aún no te han enseñado esa parte.- dijo guiándome por una especie de túnel, no
parece que sea su primera vez en el infierno, pero bueno esa es una pregunta para después.-
Hay seres más poderosos que un rey en cada imperio.- hizo una pausa dudando en decirme.-
Son los ancianos, quienes rigen el actuar de los reyes así como el congreso rigue al
presidente.
-¿Ellos saben sobre mí? ¿Los ancianos?
-No lo sé, de hecho ni siquiera sé por qué Paul nos mandó a llamar a ambos.
Un hombre nos vio, era alto, fuerte, de cabello castaño y ojos grandes, llevaba ropa
totalmente negra. Se nos acercó y susurró algo al oído de Erick, luego se dio vuelta y se fue.
Erick notó la expresión de mi rostro, una mezcla de curiosidad, ansia y miedo.
-Era Zarphaul.- dijo.- La mano derecha de tu padre. Paul nos está esperando, debemos
darnos prisa.
Asentí con un leve movimiento de cabeza y lo seguí por el oscuro pasillo que seguramente
nos llevaría hasta mi padre.
Nos detuvimos en una gran puerta de madera, y cuando digo gran es porque enserio era
grande. Erick llamó a la puerta y ésta se abrió.
-¿Por qué tardaron tanto? ¿Los vieron? ¿Están bien?- aún ni siquiera nos sentábamos y él
nos estaba bombardeando con sus preguntas.
-Estamos bien, nadie nos vio, puedes estar tranquilo.- dijo Erick con una voz calmada y muy
relajada.
-Oh querida Sam.- se dirigió hacia mí y me abrazó.- lamento haberte hecho venir hasta acá
pero era necesario, ¿Erick te contó? Sobre los ancianos...- lo interrumpí
-No te preocupes lo entiendo, lo que no entiendo es por qué no me hablaron sobre ellos
-¿Alguna vez te dije que eres impaciente?- dijo mi padre, la verdad eso ya lo sabía pero no va
al caso ahora.- No te lo dijimos porque ya tienes bastante en que preocuparte.
-¿Por qué nos mandaste a llamar Paul?- dijo Erick impaciente. Y me dicen a mí
-Está bien. Necesito que se vayan de viaje, solo confío en ti.-dijo Paul señalando a Erick.-
Para que cuides de mi pequeña. De cierta forma…-dijo pensativo.-En fin deben irse a
Canadá unos días.
-¿Por qué?- dije, o sea no es que la idea me desagrade, pasar mucho tiempo con un chico
guapo y conocer Canadá, pero no entiendo por qué justo ahora.
-Joshua.- fue lo único que dijo antes de que Erick me tomara del brazo sacándome hacia
afuera.
Después de esa corta platica con mi padre en la que ni siquiera pude despedirme, Erick me
llevó al castillo y comenzó a empacar mis cosas, verlo ahí en mi habitación haciendo lo que
yo debería estar haciendo me trajo una sensación extraña en el estómago.
-No crees que yo debería...-fui interrumpida por el sonido de la puerta abriéndose. Era
Eleaine.
-Cariño.-hizo una pausa observando lo que Erick estaba haciendo.- Paul me acaba de decir
que se tendrán que ir a Canadá unos días...
-Sigo sin entender por qué nos vamos y porqué Canadá.-la interrumpí
-Tenemos información de que te está buscando, y Canadá es un lugar seguro porque las
leyes humanas le prohibieron la entrada no preguntes porqué
-¿Y eso lo detendrá?- soltó Erick de repente.- Sin ofender Eleaine pero es casi un jodido rey y
demonio ¿Enserio crees que unas estúpidas leyes lo detendrán de alcanzar su objetivo?
-Créanme estarás a salvo Sam.- dicho eso entrego dos pasajes de avión en mis manos.-
Deben irse ya.
Eleaine se fue depositando un beso en mi frente. Luego de eso Erick me dirigió fuera del
castillo, hacia su auto, rayos, pero que auto, es un deportivo negro, debí imaginarlo.
-Pasaremos a mi casa primero, necesito sacar algunas cosas, no nos tomara mucho.- joder
conoceré su casa… Bueno la real.
-Está bien aún tenemos tiempo.- en realidad era así el avión sale en dos horas
Conducimos unos diez minutos a través del espeso bosque de robles hasta llegar a una
pequeña casa de color azul, tiene un pequeño jardín al frente, cosa que me sorprende ya que
es una hombre solo el que vive aquí, ¿o tendrá a alguien?, la sola idea de un mujer cerca de
él se siente mal, no son celos para que quede claro.
-Linda casa.- le dije por fin tratando de que no notara como me sentía
-Gracias, a pesar de vivir solo me gusta que se vea bien.- ¡vive solo! Demonios eso creo que
lo notó.- ¿Estás bien?
-Oh. Sí. Lo siento.
-Deberíamos entrar, ¿Vienes?-dijo abriéndome la puerta del auto para que saliera
-Claro.
Cuando abrió la puerta de la casa me sorprendí, adentro era pequeño pero acogedor, tenía
dos sillones alrededor de la sala, una televisión, un gran librero, una gran chimenea y la
cocina era pequeña.
-Iré mi cuarto y vuelvo, siéntete como en casa.- claro que si
Le tomó cinco minutos volver, se había cambiado ropa, ahora llevaba una camisa a negra
sobre una chaqueta de cuero negro, unos jeans negros ajustados y unos mocasines negros,
todo a juego, enserio se sabe vestir.
-Vámonos.- dijo dirigiéndose hasta puerta cuando está se abrió. Un chico guapo estaba
parado en el umbral. Scott.
-Oh. Lo siento, no quería interrumpir, yo solo vi tu auto y pasé a saludar, pero ya me voy.-
dirigió la mirada hacia el bolso que Erick llevaba.- ¿A dónde vas Bro?
-Canadá.- me dirigieron ambos la mirada.- Quiero que cuides de mi casa.- dijo Erick a Scott.
-Está bien bro.- ahora me miraba.- Deberías llamar a Sal, está preocupada hace más de un
mes que no sabe nada de ti, te necesita Sam, más que nunca
Rayos es cierto hace mucho no nos vemos y como apagué mi celular cuando llegue al castillo
no hemos hablado, solo he hablado con Bianca para decirle que estoy bien.
-¿Cómo está?- le dije a Scott
-Bien, pero te necesita mucho
-Cuando pueda le hablaré lo prometo.- dije eso y salí por la puerta, Erick siguiéndome
Ahora tenemos un largo camino por recorrer. Esperen. Jamás he subido a un avión.

No tengas miedo a que un buen amor te mate, ten miedo a no vivirlo y morir
pensando en lo que hubiera sido
-Anónimo

Capítulo 6

Fueron las horas más horribles de mi vida en ese avión, Erick lo notó pero no dijo nada,
gracias a Dios.
Cuando salimos del aeropuerto quedé hipnotizada. Estoy en Canadá.
Erick lo notó.
-Cuando nos instalemos en la casa de Eleaine haremos que conozcas la ciudad.- rayos es
tan especial, sabe perfectamente lo que quiero.
-Gracias- le dije mientras él conseguía un taxi.
Abrió la puerta del taxi para mí y le dió la dirección al chofer. Conoceré otra de las casas de
mi madre. Qué emocionante, nótese mi sarcasmo.
Cuando Erick me miró diciéndome que ya llegamos, miré hacia afuera, había esperado una
gran mansión digna de una reina como Eleaine, pero en su lugar había una pequeña casa de
color rojo con portones negros y altos.
Bajamos del taxi y entramos a la casa, a pesar de ser pequeña es lujosa, tenía candelabros
de cristal en el techo y muebles finos. Erick me guió hacia la habitación principal diciéndome
que aquella seria la mía, abrió la puerta y vi un cuarto de color calipso, una cama para dos,
todo es muy lindo, hay un gran espejo de cuerpo entero y un closet enorme.
-Mi cuarto es el del lado, por si necesitas algo, iré a instalarme, deberías hacer lo mismo, y
descansar, el viaje te agotó, lo noté.- y no se equivoca.
-Gracias, ¿Erick?- le dije y se volteó para mirarme.- Gracias por todo.
-Es mi trabajo.- sé que lo es pero...bueno quisiera que lo hiciera porque siente algo especial
por mi.- Y porque te quiero.- ahí estaba, aquellas palabras que ya lo había oído decirme pero
ahora más fuertes, con más poder.
Se dió la vuelta y cerró la puerta. Me deslicé entre las sabanas de satén rojas de mi cama.
Pensando y a la vez no queriendo hacerlo. Tengo tantas cosas en la mente, Joshua, mis
padres, mis amigos, Erick.
Dormí alrededor de tres horas pero me desperté por el rugido de mi estómago, estoy
hambrienta. Caminé por el pasillo y llegué a la sala donde estaba Erick, leyendo. Me entraron
ganas de preguntarle que leía pero el hambre pudo más, me dirigí hasta la cocina, rebusque
entre los cajones y la nevera por comida, encontré emparedados listos, ahora necesito beber
algo, donde estarán los vasos. Comencé a buscar entre los gabinetes cuando por fin encontré
estaban muy altos hice mi mejor esfuerzo pero no alcanzo. Sentí un cuerpo detrás de mí,
Erick.
-Ten.- dijo pasándome el vaso que había alcanzado para mí
Me di la vuelta y quedamos a tan pocos centímetros, que no me resistí, lo besé. Fue tal y
como lo recordaba, dulce, agresivo, sincronizado. Me abrazó por la cintura pegándome más a
él, estamos tan juntos. Las palabras de mi madre volaron a mi mente <<Samantha es
prohibido ya ves en donde estamos ahora por un amor prohibido>> me aparté y fui corriendo
a mi habitación. Esto es injusto, una persona debe estar con quien quiera y yo lo quiero a él.
La mañana siguiente llegó, nosé como enfrentar a Erick después de lo de anoche.
Cuando salí del cuarto, no vi a Erick, sentí la ducha del baño, debes estar ahí. Mi estómago
rugía así que fui a la cocina en busca de comida, encontré el emparedado que ayer no comí y
me serví un vaso de jugo.
Oh Dios mío.
Erick salió del baño, solo llevaba puesto unos jeans y la toalla estaba en su cuello, su cabello
estaba mojado, su torso estaba al descubierto y se podía ver perfectamente su abdomen,
rayos. Se me cayó el vaso de jugo de las manos y él dirigió la mirada hacia mí.
-¿Estás bien?- preguntó con una sonrisa en sus labios
-Tal vez deberías vestirte completamente antes de salir del baño.- Dije tartamudeando estoy
nerviosa espero no lo note.
-¿Nerviosa Vamonio?-se acercó cada vez más a mí
-No…no deberíamos.- esta tan cerca de mí que puedo sentir su aliento, menta. Se inclinó
para besarme, pensé en zafarme pero al diablo con todo, lo deseo, mis padres fueron felices
por un tiempo, además nadie tiene que enterarse, así que lo besé.
El beso es tan...tan especial, me tomó de la cintura y yo enrollé mis piernas en sus caderas,
me subió a la mesada de la cocina, sin dejar de besarme. La pasión fluía por nosotros.
-Sam lo siento, no puedo...- dijo en mis labios aún.- Podría matarte, aún eres humana...
Lo interrumpí.- Tranquilo, entiendo, solo promete algo
-¿Qué cosa?
-Que nunca me dejarás- dije con la cabeza gacha y en un tono suave
-Lo prometo Samantha Carter, prometo jamás dejarte, pase lo que pase.- me besó
abrazándome, jamás me había sentido tan segura en toda mi vida, quisiera que este
momento durará para siempre. Erick se puso una camiseta y se sentó en el sillón frente al
televisor, yo me senté a su lado y abrazados vimos la tv.

Los días que siguieron fueron iguales, llenos de besos, caricias, cariño, protección. Qué
empalagosa te has vuelto Samantha pero en fin, estaba en el paraíso, jamás había sido tan
feliz en mi vida. Pero todo tiene que acabar.
Llevábamos una semana en Canadá, era Martes por la noche, Erick dormía tranquilamente
en la cama que compartíamos. De repente sonó el teléfono de la casa
-¿Hola?- dije contesté pensando que podría ser mi madre. Gran error.
-Querida Samantha que bueno que contestas.- dijo una voz masculina grave al otro lado del
teléfono
-¿Con quién hablo?
-Casi lo olvido, aún no nos conocemos oficialmente, soy tu tío, Joshua.- apenas dijo eso supe
que algo andaba mal
-¿Qué quieres?- dije algo asustada, rogando para que Erick se despertara
-Quiero que vuelvas a estados unidos sobrina mía, verás, tu madre, Bianca, ha estado algo
complicada y no quiere cooperar.- demonios tiene a Bianca…no.- Si la quieres con vida ven a
mi Samantha, porque si no lo haces ella morirá y luego todos a los que quieres, te espero
mañana en el bosque cerca de tu casa en el mundo humano al anochecer.- Y sin decir más
colgó, quede petrificada, tiene a Bianca, tengo que salvarla, debe estar muy asustada, tengo
que ir, pero Erick no lo permitirá.
Tendré que irme sin avisar. Empaqué lo más rápido que pude, busqué dinero y escribí una
nota para Erick <<lo lamento, me voy, Joshua tiene a Bianca me quiere a mí, no intentes
detenerme por favor, con cariño, Samantha. >> Y luego me fui.
En el camino al aeropuerto no podía dejar de pensar en lo que ese psicópata le estaría
haciendo a Bianca, en lo que me haría a mí. Tengo miedo, más miedo del que nunca tuve,
nosé como voy a reaccionar cuando lo vea.
Solo espero que Erick y mis padres no intenten detenerme.

Narra Erick
Esta semana en Canadá ha sido única, he estado mucho con Samantha y nos acercamos
mucho más. Ahora ambos sabemos lo que sentimos. La quiero. Aunque realmente es difícil
por el hecho de que es prohibido.
Hoy es martes por la mañana y ella está durmiendo envuelta en mí, es tan dulce, tan
hermosa, tan única, no quiero despertarla pero le prometí que hoy saldríamos.
El día ha sido agotador, fuimos a visitar lugares turísticos, ella estaba tan emocionada.
Cuando llegamos a la casa cocinamos comida italiana juntos, aunque no me alimenta pero
debo decir que cocina muy bien. Estamos cansados así que nos vamos a dormir, juntos.
Cuando desperté al día siguiente no la encontré al lado mío así que me levanté y fui a
buscarla pero en su lugar encontré una nota en la mesada de la cocina. <<Lo lamento, me
voy, Joshua tiene a Bianca, me quiere a mí, no intentes detenerme por favor, con cariño,
Samantha. >> Rayos se fue.
Ese hijo de puta, debo avisarles a Eleaine y Paul.
-¿Erick?- dijo la delicada voz femenina al otro lado de la línea.- ¿Qué sucede?
-Samantha, se fue...
-¿Qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? -Eleaine me interrumpió
-No lo sé solo dejo una nota, Joshua tiene a Bianca. Lo siento Eleaine te fallé, les fallé.
-Tranquilo la encontraremos, te espero aquí.- colgó el teléfono y ordené mis cosas para irme
Cuando llegué al castillo todos estaban reunidos, Eleaine, Paul, Marion, Sasha, Jack, Devora,
Rixon y Scott. Todos están preocupados.
-¿Qué sabes?- preguntó Paul
-No mucho.- le entregué la nota y ambos, Eleaine y Paul la leyeron
-¿Ustedes?-dijo Eleaine inquieta
Sé a lo que se refiere. La nota dice mucho sobre nosotros. Y en cierta forma es malo que sus
padres se enteren de todo esto en una situación como esta, debo decir que eso no me da
muchos puntos extras.
-Lo siento…. - le dije a todos ahí casi gritándolo
-Luego hablaremos de eso.- dijo Paul Fulminándome con la mirada.- Ahora debemos
encontrarla.
Comenzamos a idear un plan y ya estamos listos para ir a buscarla.

Narra Samantha
Camino por el oscuro bosque, llena de miedo pero a la vez de valor, no soy poderosa, aún,
pero sé todo lo que me enseñaron. Solo espero un milagro.
Estaba metida en mis pensamientos cuando escuché un ruido.
-Querida Samantha sabía que vendrías.-Y ahí estaba él un hombre alto, moreno, guapo,
vestía completamente de negro con una expresión de regocijo en su rostro que daba miedo,
mi tío, Joshua.
-Aquí estoy ¿dónde está Bianca?
-Eres tan ingenua querida.- ¿Qué?- Ella seguramente está en su casa que sé yo.
-Me mentiste.- dije con odio en la voz.- Eres despreciable
Me mintió y caí en su trampa. Qué estúpida fui.
Se acercó a mi muy rápido y me tomó del brazo muy fuerte, susurró en mi oído un <<somos
familia>> Apenas pestañé y ya estábamos en otro lugar, una bodega, era grande, oscuro,
había una silla con cadenas, en donde me sentó y me ató.
-Por el momento las cadenas no te harán daño pero para tu cumpleaños ya no será así, te
harán daño, mucho daño.- para mi cumpleaños falta una semana ¿me tendrá aquí siempre?-
Tenemos mucho de qué hablar Samantha.- dijo con cierto odio en sus ojos.
-No lo entiendo, ¿Por qué haces esto? ¿Por qué quieres matar a tú hermano? ¿Por qué
quieres matar a mis padres?
-Mi hermano… - dijo riéndose, una risa que daba aún más miedo que él.- Ese bastardo, me
quitó todo. Todo lo que yo quería.- se levantó de la silla enojado
-¿A qué te refieres? ¿Al trono? Porque por legitimidad le pertenece a él
-A Eleaine, Samantha, tu madre.- ¿está enamorado de mi madre? ¿Pero qué demonios?
¿Por qué siempre las venganzas son por amor?- Yo la conocí primero, ella era mía, luego
llegó él y se la quedó, eran felices y no sabes cuánto dolía verlos, ella quedó embarazada y
esa era mi oportunidad perfecta para separarlos, hablé con los ancianos, les conté todo y
ellos tuvieron que separase, tú deberías haber muerto sin embargo aquí estas.
-Si amas a mi madre ¿Por qué matarla entonces?
-Si no es mía no es de nadie.- dijo en un tono crudo. El típico cliché novelesco.- Por último,
¿Cómo podría hacerte feliz querida sobrina antes de torturarte hasta morir?
-Hay un modo…Hay un modo de que me hagas completamente feliz querido tío: muérete.-dije
lo último y se dio media vuelta y se marchó.

Un amigo es aquel que te da la libertad de ser tú mismo


-Jim Morrison

Capítulo 7

Los días pasaban, no sé bien con qué rapidez, nosé que hora es ni qué día, solo sé que el
tiempo pasa. Y cada vez con más lentitud.
Joshua viene una vez al día, al medio día, para torturarme, la mayoría del tiempo me apuñala
con una navaja suiza, pero me curo rápido, él me explico que como van pasando los días y
se acerca mi cumpleaños, cada vez iré sanando más rápido y mis poderes vendrán de apoco,
así que me hará sufrir bastante.
-Se aproxima la hora de tu muerte, Samantha.- dijo Joshua mirándome
-La tuya también está cerca.-murmuré para mí pero como era de esperarse me escuchó. Él
sonrió con burla y salió a paso lento de la habitación como normalmente lo hace.

Narra la reina Eleaine


Los días pasan, ya van cinco días sin saber nada de mi hija, trabajamos lo más que podemos
para encontrarla pero Joshua también trabaja bien ocultándola.
La extraño tanto, si algo le pasa me moriría.
Es extraño no estar cerca de ella, sé que ella me conoce hace poco pero yo siempre he
estado cerca de ella y ahora el tan solo hecho de pensar que jamás la volveré a ver… no.
Eleaine no puedes pensar así, tienes a todos trabajando en su búsqueda, la encontraremos y
la traeremos a casa.
Faltan dos días para su cumpleaños y debe estarse sintiendo diferente, sus poderes
comenzaran a llegar y Joshua los va a usar en su contra.
Ayer Scott llegó al castillo con Salem, la mejor amiga de Samantha, ella nos contó su secreto,
ella es mitad súcubo y Scott la ha estado ayudando con ello. Le contamos todo, hasta el más
mínimo detalle después de todo es la mejor amiga de mi hija desde siempre y tampoco es
humana. Nos ofreció su ayuda y claramente la aceptamos.
Ahora más que nunca necesitamos toda la ayuda que sea posible.
Hoy Paul, Erick, Scott, Rixon y Jack mi mano derecha, salieron otra vez a buscar al norte
mientras que Marion, Sasha, Devora, Salem y yo vamos al sur. Como todos los días, siempre
recorriendo lugares diferentes sin encontrarla.
Hoy no fue diferente, no encontramos nada.
Cuando llegamos al castillo subí de inmediato a mi habitación a darme un baño. Estaba en la
ducha cuando tuve un tipo de presentimiento, se me vino a la cabeza la bodega de San
Lucas, a unos kilómetros de la ciudad. Me vestí rápidamente y les conté a los demás. Tal vez
es porque estoy desesperada o estoy desarrollando mi instinto materno pero fuera cual fuera
es lo mejor que tenemos.
Nos alistamos y partimos. Nos dividimos de cinco en cinco en dos autos.
Condujimos alrededor de una hora.
5
Cuando la encontramos, no me equivoque, ahí estaba, losé porque hay legionarios cuidando
las entradas.
Me dirigí hacia Erick.
-Tú la sacarás mientras nosotros distraemos a Joshua y sus secuaces
-Está bien, así será.- me dijo con adrenalina en sus ojos. Puedo ver que está ansioso por
entrar, nadie sabe con lo que nos vayamos a encontrar, quizás sea demasiado tarde o quizás
no. Me aferro a la posibilidad de que mi hija está viva, ella es fuerte aunque aún no lo sepa y
tengo la total certeza de que este… percance, la hará aún más fuerte.
Salimos del auto y nos dirigimos hacia la bodega para ejecutar nuestro plan. Pero algo salió
mal, nos vieron antes de lo esperado, así que corrimos lo más rápido que pudimos, eran
bastantes, nos superaban en número sin duda alguna.
Erick me hizo señales de que yo fuera por Samantha, él estaba bastante ocupado peleando
con cinco legionarios así que no discutí.

Narra Samantha
Fue una tarde/noche tranquila, pero más entrada la noche llegó Joshua, cosa rara, estaba
enojado y venía a desquitarse conmigo.
Tomó un fierro y lo calentó al fuego por unos minutos, luego lo atravesó por mi muslo al
principio rápido pero después comenzó a prolongar mi sufrimiento haciéndolo cada vez más
lento, dolió como el mismísimo diablo, nada me había dolido tanto.
-¿Eso te dolió? Oh. No sabes cómo lo siento.- dijo con tono sarcástico
-No ganas nada con torturarme.- las lágrimas recorren mi rostro cómo un mar sin descanso.
-Claro que sí. Tus padres están desesperados querida
Siguió hundiendo el fierro caliente en mis piernas. Cada vez se vuelve más doloroso e
insoportable.
Una otra, y otra, y otra vez.
De repente afuera se escucharon ruidos fuertes, personas luchando, vampiros, demonios.
-¿Pero qué...?-Joshua no pudo continuar, de la nada apareció mi madre.
-Deja ir a mi hija Joshua o vas a sufrir.- lo miraba con odio
-Ja.ja.ja. Mira como me haces reír Eleaine.- dijo Joshua
-Te lo advierto no estoy sola, afuera hay vampiros y demonios listos para entrar y matarte
-Están bastantes ocupados allá afuera.- dijo Joshua escuchando hacia afuera.
Mi madre estaba rígida, llena de furia, odio, sus ojos estaban rojos y comenzaron a cambiar,
ahora tenían un aspecto terrorífico que jamás había visto. Así que así se ve un vampiro
enojado.
Se abalanzó hacia Joshua empujándolo, comenzaron a luchar el uno con el otro, Joshua la
golpeó lejos, muy fuerte, ella calló sobre el fierro caliente que Joshua había utilizado para
torturarme, eso le dolió, lo sé pero aun así se levantó y siguió luchando cada vez con más
fuerza que antes.
Llevaban así unos minutos cuando el ruido de afuera se silenció, solo significaba una cosa, o
los secuaces de Joshua habían muerto o habían matado a quienes vinieron con mi madre.
Mis dudas se fueron cuando vi entrar por mitad del muro a unas personas, conté nueve, mi
padre al medio, también estaban Erick, Scott, Marion, Sasha, Jack, Devora, Rixon y Salem…
Esperen… ¿Qué rayos hace Salem aquí?
Apenas ellos entraron Joshua se desmaterializó.
Erick corrió a desatarme, me hundí en sus brazos, y nos besamos profundamente como si
nunca antes lo hubiésemos hecho, debo admitir que extrañé esto, extrañé sus brazos, sus
labios, su ser, todo él; Fuimos interrumpidos por que alguien hizo sonar su garganta.
-Creo que todos nos merecemos al menos un abrazo.- dijo Scott
-Gracias.- me dirigí hacia donde estaban todos y nos abrazamos todos juntos, una sensación
de seguridad me embargó.
Mis piernas estaban débiles por la tortura Erick me tomó en sus brazos pero mi padre nos
interrumpió.
-Aleja tus manos de mi niña Erick, ahora.- Erick me soltó y mi padre me tomó en brazos como
a un bebé. Eso me dió risa, mi padre enserio asusta cuando se lo propone.
Cuando llegamos al castillo me sentía cansada, así que todos estuvieron de acuerdo en que
fuera dormir pero no sin antes hablar con Salem necesito saber que hacia ella en la bodega
en medio de vampiros y demonios a no ser que...Scott la haya convertido, jamás se lo
perdonaría.
-¿Qué hacías en la bodega?- le dije
-Lo mismo que todos, rescatándote.- me respondió con ojos chistosos
-Sabes a lo que me refiero, o sea, te diste cuenta de lo que ellos son… ¿Scott no te convirtió
verdad?
-Quédate tranquila no soy ni demonio ni vampiro, ¿recuerdas que cuando era niña mi padre
me dijo que mi madre era un monstruo que nos abandonó?
-Si ¿qué pasa con eso?
-Resulta que era bastante literal.-dijo con una sonrisa.- Mi madre es un súcubo, lo que me
convierte en mitad súcubo, una criatura que se alimenta de la energía de las personas y
terriblemente sexy.-dijo eso riéndose. -Scott me ha estado entrenando, no eres la única chica
rara.
-¿Eres inmortal?
-Sip, me tendrás que soportar para siempre, literalmente.
Estuvimos hablando por mucho tiempo, nos pusimos al día
Me contó sobre nuestros amigos, y que Alexa, nuestra otra mejor amiga por fin se le declaró a
Josh, mi mejor amigo y que ahora están juntos.
A la mañana siguiente ya faltaba un día para mi cumpleaños, y me sentía como nueva, me
desperté con bastante hambre así que baje al comedor y me encontré con mis padres
hablando con Erick, cuando me vieron hicieron que me sentara a un lado de Erick en la mesa
del comedor principal.
-Te estábamos esperando.- dijo mi padre
Oh oh. Creo que es momento de la conversación incómoda.
-¿Sucede algo?- dije fingiendo sorpresa
-Eso dígannoslo ustedes.- Sip, eso era.
-La quiero.- dijo Erick, su voz fue dulce y tranquila, me tomó la mano por encima de la mesa
-Y yo a él.- solté de la nada, tomando más fuerte la mano de Erick
-¿Saben que es prohibido cierto?- Dijo Paul mirándonos y luego mirando a Eleaine.-
Samantha tienes obligaciones
-Lo sé pero no lo controlo, o ¿acaso ustedes dejaron de quererse?- ambos se miraron.- Claro
que no, solo tienen miedo.
-Lucharemos, pase lo que pase.- dijo Erick con tono seguro. Lo miré sorprendida, sé que todo
esto es nuevo tanto para él como para mí.
-Yo sé que ustedes aún se aman, y pretenden ocultarlo pero no les sale, su amor se nota a
kilómetros.- dije mirándolos.- Nosotros lucharemos y ustedes también deberían.- los ojos de
mi madre se pusieron vidriosos, se levantó y me abrazó.
-Siempre cuenten nosotros.- dijeron al unísono mis padres.
La verdad la situación es bastante confusa. Ver a dos seres sobre naturales sumamente
poderosos, peligrosos y temidos por gran parte del mundo, en este momento confundiría a
cualquiera.
-Gracias mamá.- y ahí estaban de nuevo, más lagrimas por todas partes.
-Eso sí, sin secretos.- dijo mamá.- Ya saben a qué me refiero.
Claro que lo sabemos madre querida, pero estate tranquila aun soy virgen.

Cuando te vi me enamore y tu sonreíste porque lo sabias


-William Shakespeare

Capítulo 8

Después de la conversación con mis padres ellos se fueron dejándonos solos a Erick y a
mí.
-¿Lo que dijiste...?- dije pero él me interrumpió
-Es totalmente verdad, jamás te dejaré, te quiero, y lucharé por nosotros hasta que muera si
es necesario.- dijo mientras me acercaba a él y lo besé.
Después de eso el día fue maravilloso, pasé mucho tiempo con mi madre, explicándome todo
para mañana, como debía vestirme, etc. Parece una broma, mañana seré la criatura más
poderosa del mundo.
-Debes llevar el vestido que llevé yo, y antes mi madre.- dijo mi madre entregándome un
vestido rojo sangre con una cola enorme y escote forma corazón, y con una gran cola que
pesa bastante aunque simplemente sencillo, escalofriante y terriblemente hermoso.
-Es muy bello mamá
-Lo sé hija.- sus ojos tenían lagrimas.- Cuando estés haciendo tu juramento de sangre debes
pensar en lo mucho que amas y que te aman, así conservarás tu alma, también debes
concentrarte en lo que quieres hacer con los poderes que se te van a otorgar.
-Gracias.- le dije y la abracé. Aún no tengo ni la menor idea de lo que haré con mis poderes
después de matar a Joshua.
-¿Sam?- dijo mi madre volviéndose a verme
-Dime.- le dije, ella tomó mi mano con delicadeza
-No tengo idea de cómo va a ser tu conversión, jamás ha pasado esto.- dijo señalándome,
sabía a lo que se refería.- La conversión para los vampiros es de una sola forma, es fácil solo
tienes que decir tu juramento cuando la luna este en su punto más alto, pero para los
demonios es diferente, ellos se convierten durante la luna sangrienta...
-Entonces ¿cómo sabes que funcionará?- la interrumpí
-Sam...Hija.- me abrazó.- Hay una profecía... Y estoy segura que es para ti.
-¿Qué?- la volví a interrumpir
-Déjame continuar. Hace millones de años en Egipto, ciudad de los primeros vampiros.-
Explicó.- Se encontraron nueve pergaminos sellados, solo los ancianos saben lo que
contienen. Mi madre aspiró a ser una anciana y ella fue quién me advirtió y me preparó para
este momento.
-Entonces, ¿mi destino está escrito?- dije incrédula y bastante sorprendida a la vez.
-Algo así pero eso no quiere decir nada. Algún día tendremos el conocimiento completo del
pergamino con la profecía y sabremos toda la verdad.
Se alejó de mí y salió por la puerta dejándome con la incertidumbre, ahora tengo más miedo
que antes, desearía que Erick estuviera aquí. De hecho desearía que muchas personas
estuviesen aquí ahora.
Y así pasó el día, lleno incertidumbre, de risas, lagrimas, etc.
Salem vino a quedarse conmigo esta noche, aunque hubiera preferido que no lo hiciera, así
se habría quedado Erick y me sentiría mucho más segura.
Era la mitad de la noche cuando me desperté sobresaltada, tuve un sueño raro.
Estaba en un campo, lleno de flores y arboles verdes, había una mujer de espaldas, era alta,
delgada y a simple vista, fina. Me acerqué a ella caminando lentamente, cuando estaba lo
suficientemente cerca se volteó, tenía un rostro hermoso, moreno, unos ojos hipnotizantes, la
reconocí de inmediato, en la sala central del castillo había un retrato de ella, la reina Kendra,
la madre de mi madre. Mi abuela.-Por fin te conozco.-dijo mirándome
-Lo mismo digo, abuela.- le respondí, y ella me abrazó- ¿Qué hacemos aquí?
-Samantha, tu vida está por cambiar completamente y tus padres no tienen ni idea de lo
poderosa que eres.- hizo una pausa buscando las palabras adecuadas.- Tu destino es muy
diferente de cualquier otro ser sobrenatural
-¿A qué te refieres?
-Matarás a Joshua, a su debido momento. Pero eso no es la mayor amenaza. ¿Eleaine te
contó sobre la profecía verdad?
-Sí, lo hizo hoy
-Te voy a contar exactamente todo lo que la profecía sobre ti dice.- hizo otra pausa, sacando
lo que parecía un papel de su bolsillo, un pergamino, la profecía pensé y acerté.- ¿Sabes lo
que es esto?- dijo señalando el pedazo de papel en sus manos
-La profecía.- dije sin pensar y ella asintió. La abrió y comenzó a leer
-En el punto más alto de la luna sangrienta nacerá una criatura, más poderosa que el resto de
las criaturas, hija de reina vampiro y rey demonio.-hizo una pausa para mirarme.- Vivirá en las
sombras por siglos, ésta traerá paz al mundo y lo protegerá del mal. Pero habrá algo, algo
que lo cambiará todo, se enamorará del hijo de un ángel, un amor imposible y peligroso, que
lo podría destruir o salvar todo.-dijo la última frase mirándome.- ¿Comprendes lo que
significa?- dijo
-Sí, comprendo, pero esa parte del hijo de un ángel no, o sea que yo sepa ya estoy
enamorada, creo… y no es del hijo de un ángel, es de un vampiro, así que no debo
preocuparme, quizás las profecías después de todo no son completamente ciertas.-dije con
incredulidad, sus ojos me miraban confusos
-¿No sabes nada verdad?- dijo
-¿De qué hablas?
-Busca la verdad.- dicho lo último se desvaneció y yo desperté.
Desperté entre confundida, asombrada y asustada ¿a qué se refería la reina Kendra? ¿Mi
abuela?

Me desperté a las nueve de la mañana siguiente, me deslicé por la cama suavemente


intentando no despertar a Salem, cuando por fin pude levantarme me dirigí al balcón de mi
habitación, estaba húmedo y caliente, hay un sol enorme y abrazador, un día realmente bello,
desde aquí se puede ver una gran parte del reino, se ven montañas sin fin y bosques
penumbrosos. Feliz cumpleaños Samantha me dije a mí misma.
-¡Feliz cumpleaños!- dijo una voz masculina detrás de mí, ¿en qué momento entró?
-¡Erick! ¿Cuándo entraste?- mientras decía eso él se acercó.
Nos encontramos a medio camino. Sus labios estaban tan calientes como sus ojos, enviando
una onda de choque a través de mí. Su tierna boca abrió la mía y pude sentir esa red de
pasión como seda, circulando entre nosotros, empujándonos más cerca.- Esos si son buenos
días.- dije sin separar mis labios de él.
-Hola Vamonio, ¿estás lista para el gran día?- mis ojos se pusieron vidriosos y comenzaron a
salir lágrimas. Tengo miedo. Él lo notó y me abrazo fuerte.- Tranquila aquí estaré siempre te lo
juro.- dijo. Su abrazó me calmó y una paz recorrió mi cuerpo.- Jamás estarás sola, tienes
mucha gente que se preocupa por ti.
Admití para mí misma que probablemente estaría asustada si estuviera con alguien más, pero
con Erick me siento segura. Es una falsa sensación de seguridad porque ni siquiera él podría
salvarnos de un tornado o algo parecido, lo intentaría sí, con lo protector que es pero no lo
lograría.
Él provoca paz en mí, amor… sí creo que cada día que pasa me enamoró un poco más de
Erick Sanders, si eso es posible.
-¿Sam? ¿Estás bien?- me preguntó levantando mi barbilla con sus dedos para verme a los
ojos.
-Sip, ya no estoy taaan asustada, después de todo tú estarás conmigo.- lo volví a abrazar.
-¿Sam?- dijo en duda
-Dime
-Te quiero.- Erick Sanders lo acaba de decir, rayos, los malditos elefantes bailando break
dance en mi panza otra vez.- Quiero que siempre estemos juntos.
-Yo también te quiero.- dije, sí ya lo dije.
-Sabes cuándo un vampiro como yo se enamora generalmente lo hace para el resto de su
vida… ya sabes… para nosotros es algo difícil eso de los sentimientos…
Sus labios volvieron a rozar los míos pero esta vez me levantó en sus brazos, enganché mis
piernas en su cintura y el beso fue más profundo.
-¿Perdón?- dijo una voz femenina detrás de nosotros. Mierda. Despertamos a Salem.
-Salem, ahm, no sabía que estabas despierta.- dije
-Claro que no, estas súper ocupada.- dijo señalándonos.- Apártate niño bonito.- le dijo a Erick
apartándolo de mí y ella me abrazó.- Feliz cumpleaños Sami, hoy será un buen día.- Me dijo
Sami, desde niñas no lo hacía por la simple razón de que sabe que lo detesto. Dos pueden
jugar este juego.
-Gracias Salí- le respondí con burla en mi voz.
-Está bien, está bien, comprendo, me voy, hay que preparar todo, prometí a Eleaine ayudarla,
nos vemos.- dijo eso y se marchó, dejándonos solos otra vez terminando lo que fuimos
interrumpidos.

Cuando por fin nos dignamos a bajar las escaleras, enormes escaleras debo decir, típico de
un castillo, nos dirigimos al comedor, tomados de las manos, ahí estaban todos
esperándome. Cuando nos vieron llegar juntos, tomados de la mano, nos miraban
estupefactos, sentí toda mi sangre irse a mi cara y volverse roja pero no solté la mano de
Erick en lugar de eso lo besé. Todos quedaron sorprendidos, pero besarlo me da tranquilidad,
es como… mi morfina. Después de eso llovieron abrazos y felicitaciones hacia mí por mi
cumpleaños. Mis padres me tomaron de las manos, como un pequeño bebé debo decir, y me
llevaron a fuera.
-¡Feliz cumpleaños!.- dijeron al unísono poniendo en mis manos unas llaves de auto, pero no
cualquier auto. OH DIOS MIO. Al frente de mi hay un jeep commander negro, el auto de mis
sueños.
-Santo Dios. ¡Gracias!- dije eufórica. Los abrasé y fui de inmediato a subirme a mi jeep.
Después del súper regalo de mis padres divisé a Erick hablando con Scott y Salem. Me dirigí
a ellos.
-¿Vienen?- dije moviendo las llaves de MI auto.
-¿Bromeas? ¡Obvio sí!- dijo Salem pegando un saltito
-Yo paso.- dijo Erick.- Tengo algunas cosas que hacer.- Se acercó a mí y besó mi frente.- Te
espero en mi casa dentro de una hora, no me falles.
-Jamás lo haría.- dije y Salem me tomó del brazo y me llevó hasta el jeep.
Cuarenta y cinco minutos después ya estaba ansiosa por ir donde Erick. Así que le dije a
Salem que se fuera con Scott al castillo. Obvio ella sabía para qué Erick me quería en su
casa así que no dijo nada.
Me encaminé por el bosque que lleva a la casa de Erick, caminé lo más rápido que pude. El
bosque parece más intenso con cada paso que doy.
Cuando por fin divisé la pequeña casa azul me emocioné y comencé a caminar cada vez más
rápido, estoy fatigada, quizás si él me hubiera ido a buscar no estaría fatigada, él y sus
malditos misterios.
-Llegas temprano.-dijo una sexy voz detrás de mí
-No me aguanté.- me giré y lo besé, fue un beso rápido pero suave.- ¿Para qué me querías?
-Yo te quiero para todo- dijo entre risas. Me sonrojé.
-Erick...
-Vamos, entremos- me interrumpió. Me tomó de la mano y me llevó hacia adentro.
Cuando entramos a la pequeña casa me di cuenta que el ambiente estaba tenue, casi oscuro,
en el centro de la sala de estar había una mesa con velas rojas encendidas y cubiertos finos
sobre ella. Una cena en mitad de la tarde, Fue lo único que se me vino a la cabeza.
-Sé que no es mucho pero...-
-Es suficiente con tu presencia, estando contigo me conformaría incluso con solo un beso.- lo
interrumpí y lo besé.- Te quiero tanto Erick.
Sus ojos estaban vidriosos me pregunto si irá a llorar, jamás lo he visto llorar y tengo la
impresión de que no será hoy la excepción.
-Yo también te quiero Samantha Carter y no recuerdo haberlo hecho antes.-interrumpió mis
pensamientos
Nos besamos de nuevo, nos quedamos sin aliento cuando rompió el beso y apoyó su frente
en la mía. Mis manos se deslizaron desde la parte posterior de su cuello a su cara. Pasé los
dedos pulgares sobre sus cejas y sobre sus pómulos.
Me miró a la luz tenue, buscándome. Nuestra respiración se volvió caliente a la niebla en el
aire frio. Luego estiró para darme un beso dulce y suave en los labios. Cerró los ojos y se
quedó allí con nuestros labios apenas rozándose.
En un movimiento tiró de ambos así que estábamos sentados, yo a través de su regazo con
mis piernas envueltas alrededor de él.
Mi cabello cepilló mi piel, suave en contraste con la dureza de sus manos. Sus perfectos
labios se movieron sobre mis hombros empujando los tirantes de mi sostén hacia abajo y
mordisqueando solo con la suficiente presión. Mi cabeza cayendo dentro de su mano
esperando. Presioné mis caderas contra él y fui recompensada cuando gimió, tirando de
ambos nuevamente.
Su boca está en el pequeño oleaje de piel que se asomaba fuera por encima de mi sostén.
Mis manos estaban en su espeso cabello.
-Ahora puede ser tiempo de detenerse estas a punto de ser desvestida y confía en mí cuando
digo que después será demasiado tarde.- dijo él suavemente en mi oído.
-No Erick…- dije, arqueando mi espalda bajo sus dedos calientes.- No pares.
-No podemos.- apenas susurró
-¿Erick?- se estaba alejando de mí y era tal tortura que apenas podía soportarlo.- No me
quieres.- hice una revelación tan patética que podría haber sido mejor dejarla sin decir.
-No digas eso.- su voz era triste.- Es la cosa más difícil que he hecho en mi vida entera.
Se levantó, la vista de su cuerpo estrellándose en mí con fuerza.
-No entiendo entonces.-susurré
-No eres tú.- su voz al borde de la desesperación.- Y no pienses ni por un segundo que no te
quiero.- paró de hablar y presionó sus nudillos en su frente.- no debería ser como esto.- dijo.
-¿Cómo qué?- pregunté
-Sin compromiso.- quedé atónita con esas palabras.
¿Erick Sanders hablando de compromiso? ¿Pero qué pasa hoy? ¿La vida me quiere
confundir no es así?
Nos dirigimos a la mesa que estaba ya preparada.
Cuando terminamos de comer nos quedamos mirando fijamente por un largo tiempo. Yo
pensando a que se refería con eso de sin compromiso, o sea somos en cierta forma
demonios por decirlo así, así que el compromiso no es muy importante que digamos, aunque
la verdad para mi si lo es, creo que de cierta forma se detuvo por mí, yo soy virgen… aún… y
él lo sabe.
Me resulta muy tierno de su parte que tenga todos estos pequeños detalles conmigo, que me
hacen querer abrazarlo y conservarlo conmigo para siempre… Aunque suene cursi y
empalagoso.
Solo hubo silencio por unos minutos hasta que sonó el timbre del celular de Erick.
-¿Hola?- dijo Erick a la persona que estaba en al otro lado del teléfono.- Oh. Demonios. Se
me había olvidado...si... Ajam...ahora mismo.- dicho eso colgó el teléfono y me miró.- Ya es
tarde debemos irnos.- me dijo.
Se nos habían pasado las horas volando, literalmente.
Cuando volvimos al castillo, mi madre estaba en la entrada esperándonos.
-¿Dónde estaban? Ya es tarde.- nos dijo.- Sam sube a cambiarte, ahora.- me dijo señalando
las escaleras.- Y tú sígueme.- le dijo a Erick.
Subí a mi habitación y apenas cerré la puerta detrás de mí comenzó a sonar mi celular, lo
revisé, era Bianca. Rayos tenía setenta y dos llamadas pérdidas de ella y algunas de mis
amigos. Como se me pudo olvidar era obvio que me llamarían, Alexa y Josh deben estar
furiosos hace mucho no hablamos.
Decidí por contestarle a Bianca.
-¿Hola? ¿Samantha? ¿Estás bien?- dijo Bianca casi gritando
-Tranquila solo me olvidé del celular disculpa.- dije intentando calmarla.
-Oh cariño está bien. Feliz cumpleaños hija mía. Me gustaría que estuvieras aquí.- apenas
dijo eso sentí su respiración entrecortarse, estaba llorando.
-Tranquila mamá, te prometo que pronto volveré
-¿Enserio? No sabes cuánto me alegro hija...ahm... ¿Tu padre te llamó?- bueno mi padre me
regalo un súper jeep, pero ella se refiere a Patrick, quien se olvidó mágicamente de nosotras.
-No mamá y no me interesa, de todas formas no le contestaría… ahm mamá debo colgar, Sal
me llevará a comer hoy y debo arreglarme.
-Está bien hija, te quiero mucho.- dijo
-Yo igual mamá, adiós.- Corté la llamada.
Afuera del gran armario donde están guardadas todas mis pertenencias, está colgado el
hermoso vestido rojo sangre con cola enorme que tiene una caída tan delicada y en la cintura
un listón del mismo color pero con una rosa de plata como prendedor y escote en forma de
corazón.
Decidí que ya era momento de alistarme. Opté por llevar el cabello suelto y lo lavé para sacar
la tintura azul de fantasía que cubría algunos mechones.
Cuando ya estuve lista me miré en el espejo de cuerpo completo en el baño de mi habitación.
Debo decir que pensé que el vestido no me quedaría bien, pero se adaptaba perfectamente a
mi cuerpo, como si hubiera sido hecho para mí.
-Se adapta a tu cuerpo Samantha, es mágico.- dijo una voz a mi espalda respondiendo a mi
pregunta. Mi madre.- Te vez hermosa pequeña.- soltó unas lágrimas.
Esto sigue pareciéndome muy extraño, no logro explicarme cómo es que un ser tan… ella,
pueda conmoverse hasta las lágrimas tan rápido pero a la vez ser intimidante. Es que no me
cabe en la cabeza.
-¿Ya deberíamos irnos?- dije
-Sí, ya es hora, está todo listo.- me abrazó fuerte muy fuerte.- Recuerda lo que te dije. Piensa
en lo mucho que amas y que te aman cuando estés haciendo el juramento.
-Lo sé, te lo prometo, quiero conservar mi alma.- nos reímos juntas
-Ten.-dijo mi madre poniendo en mis manos una tiara plateada con incrustaciones de
diamantes y con forma de hojas finas hacia arriba.- Te pertenece. Cuando mi madre aun
reinaba esta era mi tiara.
-Gracias. ¿Llevaras corona?-pregunté
-Sí. Es una ceremonia especial.-respondió poniendo la tiara en mi cabello.- Ahora si pareces
una princesa, una oscura e inmortal pero al fin y al cabo princesa
Bajamos las escaleras con mi hermosa madre de la mano. Ella se veía radiante, un vestido
negro abierto a los lados y ajustado, una corona dorada también con incrustaciones de
diamantes pero bastante más grande y llamativa que mi tiara.
Al final de las escaleras estaban todos esperándome, mi padre, Erick, Marion, Sasha, Salem,
Scott, Jack, Devora y Rixon. Todos vestían muy elegantes pero mi mirada se fue directamente
hacia Erick, vestía un traje completamente negro, sin corbata, era de esperarse, se ve tan
guapo el condenado.
Marion también lleva una tiara solo que la suya era más parecida a una corona que a una
tiara, Sasha también lleva una, plateada y pequeña con diamantes.
Las tres mujeres incluyendo a mi madre llevan puestos esos anillos plateados con una
calavera grande color sangre, el escudo familiar me había explicado mi madre, después de la
conversión me entregará el mío y tendré que llevarlo por el resto de mi vida, no es que me
queje es bastante lindo de hecho.
Mi padre también lleva una corona, del típico estilo rey pero ésta tiene rubíes en vez de
diamantes y es dorada, él también lleva su escudo familiar en el dedo, pero según sé solo los
grades demonios de la realeza lo poseen.
Nos dirigimos todos juntos hasta una especie de templo ubicado en medio del bosque, lejos
del castillo, aún más alejado que la casa de Erick.

El templo, por fuera, era una estructura de estilo gótico aparentemente del siglo XVI, o al
menos así se ve… mejor dicho así lo veo yo. Era grande y tenía algunas inscripciones en
egipcio antiguo.
Por dentro estaba casi oscuro, lo iluminaban unas antorchas, y me dí cuenta que no estaba
techado y el suelo era de cemento. Había una especie de altar al fondo rodeado por un
líquido rojo espeso, sangre, lo que suena lógico porque por lo que me enseñaron mis padres
tanto vampiros como demonios se alimentan de sangre.
Todos se fueron ubicando alrededor del altar, se pusieron unas capas negras y mi mamá me
llevó por el pasillo central hasta el altar donde me dejo con un hombre que no conocía.
-Hola Samantha mi nombre es Azael soy el encargado de estas ceremonias solo haz todo lo
que te diga.- me dijo con una leve sonrisa.
-Queridos hermanos.- se dirigió esta vez a los presentes.- Hoy estamos aquí reunidos para
presenciar la conversión de Samantha Eleaine Carter Dhampire.- Me suena a matrimonio.-
Hija legitima de la reina Eleaine Dhampire, reina vampiro, y el rey Paul Carter, rey demonio.
Cuando la luna esté en su punto más alto, en dos minutos, Samantha recitará su juramento
de sangre y se convertirá en lo que la naturaleza estime conveniente...-hizo una pausa
mirando hacia arriba atónito
-¿Qué sucede? ¿No era en dos días?- dijo mi madre a mi padre con la vista también hacia
arriba.
-Se supone, no sé qué sucede.- dijo mi papá
-¿De qué hablan?- miré hacia arriba y Oh Dios mío.
La luna está roja y gigante por sobre nuestras cabezas.
La luna de sangre.
-Hoy es el día en que debe hacerse sin importar la luna mi reina.- dijo Azael a mi madre,
ignorándome.- Debemos continuar. Samantha haz tu juramento ahora mismo.- dijo Azael,
miré a mis padres y asintieron.
-Yo Samantha Eleaine Carter Dhampire heredera legitima del imperio vampiro y demonio
reclamo mi verdadera naturaleza en este mundo, jurando hacer lo que mi corazón y alma
dicten frente a los obstáculos. Reclamo mi lugar en este mundo.- dije siempre pensando en lo
que mi madre dijo, lo mucho que me aman y lo mucho que amo, dije lo último pasando sobre
mis venas un cuchillo de plata que me quemó la piel, sangre comenzó a fluir y levante mi
cabeza hacia la luna.- Al universo, la luna y las estrellas juro proteger los imperios que se me
han de heredar y reclamo mis poderes.
La luna se volvió más roja, más grande, y una ráfaga de luz roja cayó sobre mí, al principio
me quemó pero luego floté en ella y me sentí poderosa. Sentí como algo cambió dentro de
mí, era como si mi corazón explotara de adrenalina, este dejo de latir, mi pulso se detuvo y
caí desmayada al piso de cemento.
Me desperté minutos después, la luna ya era normal. Cuando abrí los ojos ahí estaba él,
Erick, fue el primer rostro que vi cuando volví a nacer. Aún estaba en el suelo, pero entre los
brazos del hombre al que quiero.

Narra la reina Eleaine


Estábamos en plena ceremonia de conversión cuando la luna sangrienta se hizo presente. Se
supone que sería en dos días, siempre es exacto. Tiene que significar algo.
-Queridos hermanos.- comenzó Azael, encargado de estas ceremonias.- Hoy estamos aquí
reunidos para presenciar la conversión de Samantha Eleaine Carter Dhampire hija legitima de
la reina Eleaine Dhampire, reina vampiro, y el rey Paul Carter, rey demonio. Cuando la luna
esté en su punto más alto, en dos minutos, Samantha recitará su juramento de sangre y se
convertirá en lo que la naturaleza estime conveniente...- se percató de la luna.
-¿Qué sucede? ¿No era en dos días?-le dije a Paul, quien estaba a mi lado.
-Se supone, nosé que sucede- dijo Paul también sorprendido.
-¿De qué hablan?- preguntó Samantha asustada.
-Hoy es el día en que debe hacerse sin importar la luna mi reina.- me dijo Azael.- Debemos
continuar. Samantha haz tu juramento ahora mismo.
-Yo Samantha Eleaine Carter Dhampire.-comenzó a recitar Sam.- Heredera legítima del
imperio vampiro y demonio reclamo mi verdadera naturaleza en este mundo, jurando hacer lo
que mi corazón y alma dicten frente a los obstáculos. Reclamo mi lugar en este mundo.-
tomando el cuchillo de plata para cortarse las venas y dejar que la sangre fluya.- Al universo,
la luna y las estrellas juro proteger los imperios que se me han de heredar y reclamo mis
poderes.-terminó.
La luna se volvió cada vez más roja y un rayo de luz roja se posó sobre Samantha
elevándola, todo brillaba, la plata sobre el altar se desvaneció, se sentía mucho poder en el
ambiente. Jamás había visto algo parecido, fue mágico, pero terminó de golpe, Sam cayó
desmayada y se mantuvo así por cerca de veinte minutos. Cuando despertó su corazón ya no
latía, no tenía pulso y estaba más blanca. Jamás he estado tan desesperada en la vida,
pensé que el cambio la había matado.
Mientras Sam estaba inconsciente Erick la tomó entre sus brazos, la besó y no la soltó hasta
que ella despertó, ahora ya estoy segura, él la ama, y lucharía contra todo y todos por
protegerla y hacerla feliz, me alegro tanto que mi hija lo tenga, yo alguna vez también tuve un
amor así, el solo hecho de recordarlo me da nostalgia, aún amo a Paul y sé que debería
seguir el consejo de Erick y Sam, luchar por este amor, pero sé que si lo hago Joshua volverá
y esta vez solo ella vivirá para matarlo.

El miedo a lo grotesco, a lo bizarro, no es más que miedo a descubrir


nuestro propio lado oscuro y siniestro
-Anónimo


Capítulo 9

Cuando abrí mis ojos Erick me miró sorprendido, como si lo que está viendo no fuera real,
me mire en sus ojos, colmillos salen de mi boca, mi piel…mi piel está más pálida casi del
color de una perla muy fina y mis ojos…mis ojos destellan un rojo sangre intenso. Las llamas
del infierno.
-Rayos.- dijo Erick.- Te ves escalofriantemente peligrosa.- me acerqué y lo besé aun entre sus
brazos.
-Te Quiero.- le susurré
-Yo también te quiero mi pequeña Vamonio.- respondió
-Bienvenida hija.- me dijo mi madre ayudándome a levantarme, mis ojos se volvieron azules
otra vez, lo pude ver al mirarme en sus ojos.- ¿Cómo te sientes? -debe estar bromeando, me
siento mareada, con nauseas, con un dolor de cabeza enorme y bastante confundida, puedo
sentir el latido de sus corazones en mis oídos, pero a la vez me siento fuerte, como si pudiera
demoler un buque militar con una sola mano.
-Bien.- respondí llevando una de mis manos hacia mi garganta. La cual arde como el diablo.
-Tranquila, toma.- dijo mi padre pasándome una pequeña copa de cristal llena con un espeso
y oscuro líquido color rojo. Sangre pensé de inmediato, y unas ansias enormes vinieron a mí
de la nada.- Bebe
Sin más demora, bebí. Lo llevé a mi boca con tal rapidez que le liquido comenzó a escurrirse
por los bordes de mi boca. Mientras lo bebía sentía como caían gotas de sangre alrededor de
mi boca.
Al principio lo disfruté pero al pasar los segundos sentí una extraña sensación.
Quería vomitar.
Y así lo hice, vomité delante de todos, tan solo con mirar el contenido de aquella copa de
cristal nauseas vienen a mí. Erick lo notó y arrancó la copa de mis manos y me abrazó para
luego susurrar un.- Todo estará bien, tranquila.- a mi oído. En aquel momento, en los brazos
de Erick fue cuando intensas ganas de desgarrar su cuello vinieron a mí.
-¿Sam? Hija salgamos de aquí.- dijo mi madre. Obviamente se dio cuenta que algo sucedía.-
Tranquila todo estará bien.- me susurró
Estando ya afuera del templo dije.- Mamá no sé lo que me sucedió yo…yo solo quería morder
la garganta de Erick, no lo entiendo.- dije confundida- ¿Por qué? ¿Por qué a él?
-Cariño lo averiguaremos, te lo prometo.- me miraba con angustia en su rostro
Me abrazó y me llevó hasta el castillo, el que ahora se veía muy iluminado y con vida, al
entrar me sorprendí al ver tantas personas… vampiros, pensé.
Desconocidos para mí. Cuando entramos se disponían a festejarme, ¿En serio? ¿Festejar?
¿Festejar qué? ¿Qué ya soy oficialmente una abominación? La cabeza me da vueltas. Puedo
escuchar sus corazones, y puedo sentir la sangre fluyendo por sus venas.
Mi madre me miró sonriendo, y las ganas de desgarrar cuellos de las personas que allí
estaban vinieron a mí. Se siente como un fierro ardiendo que atraviesa mi garganta una y otra
vez. No… se siente peor… como su estuvieran desgarrando cada pate de mi cuerpo pedazo
a pedazo y con gran lentitud.
Mis ojos se volvieron rojos y mis colmillos salieron, cosa que déjenme decir, dolió bastante.
Mi madre me miró y de prisa me tomó del brazo y me llevo a mi cuarto, quería resistirme y
matar, desgarrar cuellos, pero no lo hice, solo deje que mi madre me guiara.
-Dios.- dijo mi madre, en sus ojos veo preocupación e inseguridad.- Necesito que Paul venga
aquí ahora mismo.- se dirigió hasta la puerta de mi cuarto y llamó a Jack, quien siempre está
cerca.- Ve y dile a Paul que venga ahora.
-Como digas. Ya regreso.-oí a Jack decirle a mi madre
Los minutos pasaban y mi madre se paseaba de un lado para otro en mi habitación, hasta
que puerta se abrió de golpe dejándonos ver el preocupado rostro de mi padre, Paul.
-¿Qué sucedió allí?- su cara es de angustia y bastante preocupación.
-Aún no lo comprendo Paul, ella…ella quería beber de Erick y cuando volvimos y vio a todos
aquí sus colmillos solo aparecieron y sus ojos…sus ojos se volvieron rojo sangre intenso
Paul. Mucho peores que los tuyos… Pude ver el infierno en sus ojos…- dijo mi madre con una
expresión de miedo e sus ojos.- Creo…creo que se alimenta de su raza. No hay otra
explicación.
-Imposible.- dijo mi padre
-Sabíamos que habría consecuencias Paul.- ella se ve mal enserio mal.
-Eleaine, tranquilízate, solo haré traer a Evangeline y ella sabrá que hacer.- la tranquilizo papá
-Dejen de hablar como si yo no estuviera aquí.- dije.- Necesito saber qué me ocurre ¿Por qué
quería morder a Erick? ¿Y a esas personas en el salón?
-Sam. Esto es lo que me temía. Al mezclarse ambas razas. Demonios y vampiros. Jamás
debes esperar cosas buenas.-dijo mi padre sentándose a mi lado en la cama, la que se
hundió con su peso.- ¿Quieres morderme ahora mismo verdad?- Quería decirle que no,
enserio que sí, pero mentiría, siento su sangre fluir y mis colmillos duelen.
Solo asentí.
Sus brazos acunaron mi cuerpo como si aún fuera un pequeño e indefenso bebé.
Imágenes volaron a mi mete con su tacto.
Ahí estaba su voz, mi padre hablándome pero se sentía distante, al principio el lugar era
oscuro y solo podía distinguir un poco de luz, fue cuando supe dónde estaba casi por
intuición, el vientre de mi madre.
Te quiero pequeña mía, decía.
Luego rápidamente paso a otra imagen, él me sostenía en sus brazos, podía ver su rostro,
diferente, su cabello cae por sus orejas igual como el de Erick. Es otra época, puedo ver los
enormes vestidos de las mujeres que en la habitación están y junto a mi padre esta una joven
y bella Eleaine con un hermoso vestido color sangre de la época, su cabello tomado en un
ligero y elegante moño, rizos caen por su rostro.
La siguiente imagen no es para nada parecida a las anteriores, esta vez lágrimas corren por
el rostro de mi padre <<adiós mi pequeña ojitos de lucero, algún día nos volveremos a ver>>
Dijo con una voz cansada y demacrada.
Lo siguiente que vi, fue él luchando con Joshua mano a mano, cuerpo a cuerpo, sus rostros
se ven furiosos y dan miedo, los ojos de mi padre destellan furia y están de color rojo intenso,
como los míos hace un momento.
-¿Qué fue eso?- dijo mi padre alterado sacándome de aquella especie de trance en el que me
encontraba.
-Te vi- hice una pausa para pensar en las palabras que diría.- Aquí.-dije señalando mi
cabeza.- En mi mente, tomándome en tus brazos, hablándome, luego despidiéndote y
después tu luchando con…Joshua
-Imposible.- dijo mi madre.- Sam esas imágenes… ¿Cuándo me tocaste no viste nada?
-Nada.-dije, comencé a sentirme débil, lo último que recuerdo fue que caí bruscamente al
suelo. Desmayada.

Narra Paul
Sigo sin entender todo lo que ha sucedido, primero Sam queriendo beber de Erick, después
esas imágenes en su mente, imágenes verdaderas, porque esos eran parte de mis recuerdos.
Nosé que pensar, quizás es su don, pero ¿Por qué cuando tocó a Eleaine no vio nada? Algo
está mal y si los ancianos se enteran no dudarán en terminar el trabajo que no pudieron hacer
hace trecientos años.
-Estás muy pensativo.- dijo Eleaine detrás de mí
-¿Qué quieres que haga? Mi hija. Mi única hija. Esta allí, en aquella cama.- dije señalado la
cama en la que yace mi hija.- Desmayada, después de su conversión, después de haber
visto parte de mis recuerdos, después de haber querido beber del hombre a quien
supuestamente ama.
Y digo lo último así porque realmente creo que es una completa tontería que MI hija se
enamore tan rápido y más aun de él, quien por cierto jamás me ha agradado del todo.
-También es mi hija Paul. Estoy tanto o más preocupada que tú pero no podemos hacer nada
por ahora, solo hay que esperar que Evangeline llegué.- dijo con lágrimas en sus ojos, a
veces soy demasiado insensible
-Lo siento…no quería sonar a la defensiva
-Entiendo. Créeme solo estas preocupado y no es para menos.- dijo
-Si los ancianos se enteran…
-Eso no sucederá.- me interrumpió.- Al menos no por ahora, y primero deberán pasar por mi
cadáver antes que tocar un solo pelo de mi hija.- había furia en sus ojos
Han pasado más de trecientos años desde que me enamoré de esta mujer, la mujer que
tengo en frente, fuerte, valiente, hermosa, fiel, leal, con valores únicos…etc. Y aún sigo
enamorado, completamente enamorado de ella.
-Eleaine…-la puerta se abrió interrumpiéndome
-Disculpen.- dijo Erick abriendo la puerta.
Siempre interrumpiendo.
-¿Ella está bien?
-Lo estará.- dijo Eleaine en respuesta
-Evangeline llegó.- dijo Erick.- Los está esperando en el despacho. ¿Podría quedarme un
momento?
-¿No temes a que te muerda?- dije
-¿Bromeas? A lo único a lo que le temo, Paul, es a perderla.- lo miré atónito, ahora ya me
convencí, este vampiro enserio ama a mi hija aunque es un vampiro, pero bueno yo me
enamoré de una vampiresa. Y no de cualquiera.
-Está bien.- me volví a Eleaine.- Dejémoslos solos, después de todo ella está dormida
Nos retiramos de la habitación y lo dejamos ahí, al lado de mi hija inconsciente, el cuidará de
ella. Después de todo más le vale, ella tiene como padre al mismísimo rey de los demonios.

Narra Samantha
Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente, ahí estaba él, al otro lado de mi cama, junto a mí,
Erick.
Se ve tan tranquilo, sereno y sexy, debo decirlo, cuando duerme, como si la noche anterior
nada hubiera sucedido y eso quisiera pensar ojala todo hubiera sido una pesadilla y yo no
quería morder a toda esa gente, menos a Erick, pero sería mentirme a mí misma, justo ahora
mismo estoy teniendo aquella sensación de nuevo, su garganta se ve apetitosa, siento su
sangre fluir lentamente por sus venas, la oigo, la siento , la huelo, sabía que después de
convertirme en que sea que me convertí mis sentidos aumentarían pero jamás pensé que
tanto.
Afuera en el jardín se oyen voces, risas. Salem y Scott, reconozco sus voces pero hay una
tercera, la que no reconocí de inmediato pero después de pensar unos minutos decidí que
quizás era la risa de Rixon, el novio demonio de Devora, pensándolo bien jamás he hablado
con él y se supone que viene a ayudarme
Una voz cercana, familiar, adormilado pero sexy me sacó de mis pensamientos, Erick.
-Buenos días.- dijo acercándose para besarme pero me alejé rápidamente
-Hola. Lo siento, pero no quiero hacerte daño.-dije
-Mira. Solo hay una forma de que me puedas hacer daño Samantha Carter.- dijo acercándose
nuevamente a mí pero esta vez me sostuvo y no puede zafarme de su agarre, bueno no
quería zafarme.- Separándome de ti.- susurró en mi oído
Después de aquellas dulces palabras que dijo, me besó, profundamente como nunca, aquel
beso me dijo tantas cosas, como lo que él sentía por mí, y esta vez no hubo ningún fierro
caliente atravesando mi garganta, solo había deseo, pasión y amor.
Fuimos interrumpidos por el sonido de la puerta abriéndose, Sasha nos miraba como
hipnotizada por lo que sus ojos veían.
-Lo siento ¿Sabes que tus padres deben estar escuchando verdad?- dijo haciendo una pausa
sin esperar respuesta de mi parte.- Ahm…Eleaine te está esperando, te quiere presentar a
alguien.
-Bajo de inmediato.- le dije mirándola con unos ojos que decían largo de aquí.- ¿Nos das un
momento?
-Oh claro.- dijo cerrando la puerta detrás de ella.
-¿En que estábamos?- le dije a Erick mirándolo, se levantó de la cama y me levantó con él
para besarme pero un mareo vino a mí.
-¿Sam? ¿Estás bien?- dijo Erick tomándome por la cintura para que no cayera
-Oh. Sí. Tranquilo solo fue un mareo no sé qué sucede además siento que mi cabeza va
explotar
-Debo suponer que el dolor de cabeza es porque tu cuerpo se está adaptando a tus sentidos
amplificados y el mareo probablemente es porque tienes hambre.- me miró seriamente.-
Eleaine ya me contó lo que sucede pero si seguimos esperando te secarás o por instinto
matarás a alguien.- se volvió a sentar en la cama, sacó una navaja de su bolsillo trasero y
cortó una de sus muñecas.- Bebe.- dijo pasándome su brazo.- Vamos hazlo, pronto se va a
curar. Sam escucha, juro que nadie se va a enterar no quiero que te desmayes, no ahora… o
peor que te seques vamos pequeña Vamonio bebe.- asentí
Cuando lleve su brazo sangrante a mi boca mis colmillos dolorosamente salieron y succioné
aquel espeso líquido. Gemí de satisfacción cuando su sangre lleno mi boca, precipitándose
hasta mi garganta, deliciosa, dulce, llenando mi cuerpo de placer....llevándome a un éxtasis
que nunca antes imaginé que podría llegar a sentir.
Sentí como aquel líquido recorrió desde mi boca hasta mi estómago. Literalmente.
Cuando acabé levante mi rostro avergonzado para ver el rostro de un Erick diferente, parecía
totalmente ido. Rayos que hice.
-¿Erick? ¿Me escuchas?- dije tomándolo por los hombros dando resultado.- Oh Erick lo siento
tanto
-Jamás en mi vida había tenido esta sensación.- me interrumpió.- Es como volar…es…
excitante
Lo dijo mirándome a los ojos fijamente, había vuelto. Gracias Dios. Pero algo dentro de mí me
dijo que ya nada sería igual ni con Erick ni conmigo misma. Algo dentro de él cambió, algo
dentro mi cambió, acabo de probar sangre, sangre que me satisface, sangre de vampiro,
sangre del hombre al que amo.
-Deberíamos bajar.-dijo.- Están esperándote… ¿Sam?
-¿Sí?
-Deberíamos mantener esto entre nosotros dos nada más, por ahora.- dijo
-¿Qué?- respondí mirándolo fijamente
-Esto.- dijo señalándome y mostrándome su muñeca ya curada.- Tus padres no lo tomaran
bien, créeme.
-Está bien.- dije en total acuerdo
Cuando por fin nos decidimos a bajar al salón Erick me tomó la mano y juntos bajamos hasta
encontrarnos con todos en el salón principal. Mis padres estaban hablando con una
desconocida mujer para mí, rubia, delgada, estatura media y bastante guapa me pregunto
quién será.
-Sam que bueno que bajaste.-dijo mi madre.- Quiero presentarte a alguien.- la mujer
desconocida se acercó a nosotras.- Ella es Evangeline Paxton, una gran bruja y amiga
-Hola Samantha, un gusto volver a verte.- dijo la mujer como un leve acento británico
-Hola. ¿Volver a verme?-dije
-Oh claro. Casi lo olvido. Yo fui quien te puso a dormir Samantha. Literalmente.-dijo
Evangeline.- Pues bien ¿Para qué me mandaron a llamar?
-Ayer fue la conversión de Sam.- dijo mi madre y Evangeline asintió.- No tolera la sangre
humana, su sed es de sangre de su raza ¿podrías ayudarnos? Si no come podría secarse
Evangeline me miró fijamente durante lo que pareció una eternidad, al principio su rostro
estaba serio pero luego su expresión se suavizó
-Ella ya se encargó de ese problema.-dijo Evangeline a mi madre
-¿De qué hablas?- dijo impaciente mi padre
-Vamos Samantha diles por qué.-dijo ella.
Lo que me faltaba ahora tendremos problemas
-Yo…yo…-comencé
-Habla Rápido Samantha- dijo mi Padre enojado
-Bebí de Erick.-solté. Todos me miraron sorprendidos incluso Erick, le prometí que no lo diría
pero ¿Qué podía hacer? Tengo una bruja en frente que me está presionando.
-¿Qué dijiste?-mi madre está furiosa lo veo en sus ojos
-Es mi culpa Paul.- dijo Erick poniéndose adelante de mí.- Prácticamente la obligué
-Claro que es tú culpa.-dijo mi padre enfadado.
-Papá estaba débil y el solo quiso ayudarme
Mi papá está realmente furioso. Y ahí está. Sus ojos. Rojos como el mismo fuego del infierno
-Tú. ¿Cómo pudiste? ¡Confié en ti!- le gritó mi padre a la cara
-¿Me podrían decir por es tan malo? Después de todo tenía que comer.- dije enojada
imponiéndome al medio de todos
-Cuando un vampiro bebe por primera vez de otro se crea un vínculo señorial.- dijo Marion
-¿Un qué?- pregunté. O sea jamás había oído de ello
-Un vínculo señorial quiere decir que harás todo lo que tu señor diga, en este caso tu señor es
Erick.- dijo Marion. Genial. Pero ¿Erick lo sabía?
-Eve.- dijo mi madre refiriéndose a Evangeline.- ¿Puedes romperlo?
-No.- respondió con voz seca.- Yo no.
-Pero eres poderosa. Busca en el libro. Por favor.-dijo mi madre casi en una orden.
-No puedo Eleaine. Yo no, sin embargo conozco a alguien que puede ver las líneas de la vida
y si tenemos suerte podrá ver el vínculo y romperlo pero no es seguro
-¿De verdad?- dijo Marion.- Eso suena interesante
-Lo sé soy una genio. Iré por ella no me tardaré.- dicho eso Evangeline salió del castillo con
rumbo desconocido
Todos tenían la mirada fija en Erick y en mí. No puedo creer que esto esté sucediendo
-¿Lo sabías?- le grité a Erick
-Podemos hablar de esto en privado.- me dijo
-No volverás a estar solo con mi hija. Nunca.- dijo mi padre para tomarme de manera
aprensiva entre sus brazos
Luego de eso Erick salió del salón. Se veía demacrado, triste, enojado pero yo lo estoy más o
sea ¿Cómo pudo hacerme esto a mí? Se supone que me quiere.
Debe de haber una explicación para todo esto. Necesito respuestas de su parte.
Comencé a aflojarme del agarre de mi padre para salir tras Erick.
-Debo hablar con él.-le dije a mi padre haciéndole entender de quién hablo
-No.- fue lo único que me dijo
-Por favor. Además si algo sucede tu estarás escuchando.- intenté convencerlo y lo logré
Salí del salón tras Erick, no estaba dentro del castillo, estaba en el lago a unos dos kilómetros
del castillo, debo decir que llegar hasta allí no me tomó mucho tiempo, la velocidad vampírica
o lo que sea es genial aunque no sé controlarlo aun.
Él estaba sentado en el suelo sobre el pasto verde a la orilla del lago.
-Necesito explicaciones.- dije. Él levantó la vista del suelo para verme a la cara y yo me senté
junto él
-Sabía lo del vínculo señorial pero no quería que algo te sucediera, además es imposible que
tú hagas algo que no quieras.- dijo. Él tiene razón pero mis padres no piensan igual.- Además
jamás haría algo que tú no quisieras y lo sabes.
-Lo sé- dije en un suspiro
-Perdóname. Por favor.- dijo con todo bajo
-¿Cómo lo haces?-dije
-¿De qué hablas?
-¿Cómo le haces para que nunca me pueda enfadar contigo?- dije y lo besé
-¡Samantha! – dijo una voz dentro del castillo. Una voz ruda. Mi padre.
-Él no está feliz.- le dije a Erick.- Deberíamos ir y esperar dentro.
-No creo que él.-dijo moviendo la cabeza en dirección al castillo.- Me quiera allí.
-Yo te quiero allí y eso es suficiente. Él no tiene autoridad aquí y lo sabes, es territorio
vampiro.
Él se paró primero y me ayudó a levantarme, caminamos a paso lento hacia el castillo,
tomados de las manos, si mi padre nos ve, lo mata.
Dos horas más tarde desde que Evangeline se fue ruedas de coche se escucharon llegar.
Eve venía con alguien, una chica, morena, cabello oscuro, baja, traía puesto un vestido
carmesí corto y tacones.
-Esta es Gabriella.- dijo Evangeline al entrar al salón.- Mi hija
-Woow. Espera. ¿Tienes una hija y nunca nos dijiste?- dijo mi madre ofendida
-Larga historia algún día te la contaré- respondió Eve.- Sabes lo que tienes que hacer.- le dijo
a su hija
-Hola.- me saludo Gabriella con aquel acento británico que también tiene su madre.- ¿Podrían
acercarse por favor?- nos dijo a Erick y a mí.
Ella nos tomó de las manos y cerró sus ojos, comenzó a decir algunas palabras en otro
idioma, algo extraño, creo que era latín pero no estoy segura. Estuvimos así durante uno
minutos. Cuando abrió sus ojos se veía confundida. Miró directamente hasta donde esta
Evangeline.
-No hay vínculo.- dijo
-¿Qué?- dijo mi madre exaltada
-Lo único que hay entre ellos dos es la línea del destino.-dijo.- Ustedes.-nos miró fijamente.-
Deben cuidarse, son parte de algo grande y sus destinos están escritos y unidos
-¿De qué hablas?- le dije
-Algo grande los une, mucho más grande que el amor que está naciendo entre ustedes.- dijo
¿Ella pudo ver eso? Woow.- Tú.- le dijo a Erick.- Tienes que traer a tu hermana de vuelta,
solo ella puede contarte la verdad sobre tu origen. Ella te esconde un gran secreto. Un
secreto que lo cambia todo.
Esperen… ¿Hermana? ¿De qué me perdí? ¿Qué es lo que no me has contado Erick?
-¿De qué va todo esto?- dijo Erick.- Si mi hermana supiera algún secreto sobre mí ya me lo
habría dicho además no tengo idea de donde está.
Erick miraba a Gabriella confundido con una expresión de preocupación e intriga en su rostro.
Él quiere saber más pero ella no le dirá nada. Lo sé, solo lo sé.
-Erick…-intenté calmarlo pero él solo se dio la vuelta y se fue.-ustedes quédense aquí.- le dije
a todos en la sala.- Yo iré con él.
Lo encontré sentado en el jardín trasero, entre unos arbustos con la cabeza entre sus rodillas.
-Ella no vendrá.-dijo al sentirme llegar
-Nunca me dijiste que tenías una hermana.- le reproché
-No la veo hace tres siglos.-Hizo una pausa para mirar mi rostro interrogante.- No me mires
así
-¿Así cómo?-lo seguí mirando con interrogantemente
-Está bien. Se llama Reese, es mi hermana mayor, cuando éramos humanos. Me odia.-dijo
triste
-¿Por qué?
-Porque la convertí. Ella hubiera preferido morir. Pero es mi hermana, la única familia que
tengo.- Ouch
-¿Sabes dónde está?
-Londres.-respondió.- No es que la siga ¿Okey? Es solo que me gusta saber dónde está y si
está bien.
-Cuéntame de ella.-dije. O sea enserio quiero saber de ella después de todo es la hermana
de mi…lo que sea que Erick sea mío.
-Es muy guapa, sabes, es caprichosa y malhumorada pero cuando la conoces bien es una
persona muy distinta de como la imaginaste, es dulce, tierna y sensible.-se le escapó una
risita.- Le encanta el modelaje, supe que ahora se las da de modelo, aunque siempre fue
pretenciosa diría yo.
A juzgar de como Erick habla de ella puedo decir que de verdad la extraña y fue ahí cuando
tomé la decisión de buscarla y traerla.
Suena como una locura y lo es. Pero no tan solo Erick necesita respuestas, yo también. Y sé
a quién acudir para encontrarla, la persona/vampiro que creo conoce mejor a Erick. Scott.

La esperanza es algo con plumas que se posa en el alma y canta la melodía


sin palabras y nunca se detiene del todo…
-Emily Dickinson

Capítulo 10

La noche está fresca, hay un hermoso cielo estrellado y una gran luna sobre el castillo,
justo por el horizonte.
Estoy recostada, sola, en el jardín trasero, el que tiene unas enormes piletas con gárgolas en
vez de ángeles. La puerta del bunker se abre y me deja ver a un cansado Scott y a una
radiante Salem.
-¿Qué ocurre nena?-dijo Sal, notando mi presencia.
-Nada.-dije sarcástica. Pasan un montón de cosas, me alimenté de mi “novio”, una bruja le
dijo a Erick que su hermana, a quién no conozco, sabe un secreto sobre su jodido origen, etc.
-¿Estas así por lo que dijo la bruja?- preguntó Scott. Asentí
-Y por un montón de cosas, entre ellas que bebí de mi “novio”.-dije haciendo comillas con los
dedos.- Y eso me hace sentir mediocre.- ambos se dieron una mirada cómplice
-Debemos decirle.- dijo Salem a Scott y el asintió
-¿De qué estás hablando? ¿Hola? Estoy aquí.-dije.
Salem se sentó a mi lado derecho en el suelo mientras que Scott se sentó frente a nosotras.
-La primera vez que vi a Scott no fue en el supermercado como te dije.- dijo Sal.
-¿Qué?-pregunté no entiendo a qué va todo esto.
-Déjame continuar todo lleva a algo. Nos conocimos en el verano mientras tú estabas
bebiendo margaritas en Hawái, yo pasaba el peor verano de mi vida.- hizo una pausa y una
lágrima rodó por su mejilla
-¿De qué hablas? ¿Qué sucedió?-Dije
-Déjala que siga Sam por favor.- dijo Scott tomando la mano de Salem
-Todo el verano me estuve sintiendo diferente, sin energía, débil. Una noche me dieron ganas
de salir, fui a un bar a Georgia, sola. El lugar era ruidoso y se veía feliz…- dijo eso con algo
de sarcasmo.- Un chico se acercó a mí, hablamos por un rato y luego nos besamos.-la mirada
de Scott es indescriptible.- Cuando abrí los ojos el chico estaba pálido y su cuerpo parecía
estarse chupando. Literalmente. Ahí fue cuando entró Scott y…Erick…se intercambiaron
miradas y comenzaron a hacerme preguntas
-La verdad estaba asustado. No tenía idea que hacia un súcubo allí. Ya sabes entre
sobrenaturales nos sentimos entre nosotros.- Sal lo fulminó con la mirada.- Lo siento,
continúa
-¿En qué estaba? Asi claro. Scott me apartó del chico y le borraron la memoria, bueno Erick
lo hizo. Ambos se dieron cuenta que era nueva en eso ya que ni siquiera sabía lo que era, en
ese momento comenzaron a ayudarme y enseñarme todo lo que sé de mi raza.
-¿Y toda esta súper historia nos lleva a…?-dije
-Paciencia. Enserio hacerte vampiro o demonio, o ambas te volvió más impaciente.-dijo Sal.-
Yo no quería alimentarme ¿Y sabes lo que le pasa a un sobrenatural que no se alimenta?- se
seca, pensé.- Así es Sam se seca. Asi que Scott comenzó a alimentarme
-¿Qué?-dije
-Yo me alimento de Scott. No eres la única chica que se alimenta de su novio Sam.- dijo
Salem. Joder.
-¿No se supone que solo es de humanos solamente, el alimentarse?- Sal sacudió la cabeza
diciendo no.- ¿Entonces cómo es que sobrevives?- le dije a Scott
-Primero me alimento yo y luego Salem se alimenta y luego me vuelvo a alimentar.- dijo
Scott.- Es algo cansado pero vale la pena. Sam, Erick jamás te haría daño, jamás haría algo
que fuera por tu bien. Lo conozco hace más de un siglo y jamás lo he visto así. Enamorado.
Hasta dónde yo sé jamás habían bebido de él y si él te dejó es porque te ama Sam nunca lo
dudes. Y decir que el temible vampiro Erick Sanders ama a alguien que no sea él mismo es
algo grande.
-No lo dudo Scott.- dije.- Es solo que… no quiero dañarlo
-Él está dispuesto a todo Samantha.- dijo Salem.- Aunque no me creas lo sé. Bueno mi
instinto súcubo me lo dice sabes así que deja ya de deprimirte ¿sí?
Le dí una gran sonrisa y comenzaron a levantarse a la par, tomé la mano de Scott. Ahora más
que nunca debo pedirle su ayuda.
-¿Qué pasa?- dijo él
-Necesito tu ayuda. Eres el único que puede ayudarme
-¿Para que soy bueno?-miró a Sal.- Corrijo ¿Para qué somos buenos?- una pequeña risita
salió de Sal.
Ya lo traen por los cuernos. Bueno, así suele ser Salem.
-Necesito traer de regreso a Reese.-dije, él me miró estupefacto.
-¿Quién es Reese? –dijo Salem
-La hermana de Erick.- dijimos ambos al unísono.- ¿Sabes dónde está? ¿Cómo puedo
encontrarla?
-Si Erick se entera me mata y lo sabes.-dijo él
-Por favor ¿sí?-dije con cara de perrito a medio morir
-Buscaré en las cosas de Erick, no es secreto que siempre sabe dónde está, es como una
obsesión.- dijo
-Te lo agradecería tanto.- dije y lo abracé
Luego de eso ambos se fueron y me dejaron sola para seguir meditando, ahora la pregunta
era otra ¿Qué le diré a Reese para que vuelva? Tiene que ser algo a lo que no pueda
negarse.

La noche pasó y la mañana llegó, cálida pero a la vez sombría. Me levanté de mi cama para
dirigirme al balcón donde encontré de sorpresa, no tan sorpresa la verdad, a Erick. Se ve
tan…Cansado. Debe de haberse desvelado aunque la verdad igual se ve sexy. Me acerqué y
lo abracé por la espalda, besando su omóplato.
-¿Estas bien? – Dije
-Sí. ¿Y tú?- creo que mi cara responde a su pregunta.- Ven, tienes que comer
-¿Por qué no me dijiste la verdad de como conociste a Salem?- espeté
-Lo siento. Ella me lo pidió.
-¿Sabes que se alimenta de Scott?
-¿Qué?- sí, ya la jodí.- ¿Es enserio?
-Pensé que sabias. Lo siento. Anoche me lo contaron todo…ya sabes ahora se supone que
no soy la única chica que se alimenta de su novio.- cité a Salem. Oh oh dije la palabra con n.
-¿Asi que novio ah?- dijo con tono burlón
-Bueno…ahm…- mis manos comenzaron a temblar y el notó por que las agarro firme entre
las suyas y entrelazamos nuestros dedos
-La verdad es que aún no es oficial ¿Verdad?- genial ahora me siento como una boba.-
Samantha ¿quieres ser mi novia?- dijo Asi nada más, lo miré incrédula.
Erick me acaba de pedir que sea su novia, al fin.
Esperen… ¡Erick me acaba de pedir que sea su novia!
-¿Qué crees?- le dije
-¿Qué si?
-¿Entonces para que preguntas?- me besó
Cuando nos separamos hizo que bebiera de él, dado que la verdad tengo mucha hambre y se
nota bastante.
-Esto no es justo.-dije
-¿Qué cosa?- preguntó curioso
-Que yo beba de ti mientras tú te debilitas
-Eso se arregla fácil, solo voy al “comedor” y bebo.- el comedor que menciona es donde están
los humanos.
-¿Estás seguro? Por qué podríamos encontrar alguna otra forma…ya sabes.-le dije
-Sam tranquila, estoy bien y tú también, y ese es el punto de todo esto.- me tranquilizó
Bajamos al salón porque sentimos voces casi gritando la verdad una era de mi madre furiosa
y la otra una desconocida. Buscamos el origen de aquellas voces, el despacho de mamá.
-¿acaso la última vez no te quedo claro que aquí no puedes venir?- dijo mi madre furiosa.-
Espera… ¿Cómo entraste?
-Eso no importa. Perdón. Eleaine por favor solo quiero tu perdón.- dijo la otra voz femenina
-No puede ser.- dijo Erick en un susurro detrás de mí
-¿Qué?-dije
-Sam…deberías volver arriba, Eleaine va resolver esto.-dijo
-Erick dime que sucede ahora mismo. ¿Quién es?- el solo dio un suspiro
-Enserio nadie puede controlarte. Juro que no sé cómo pudieron pensar en el vínculo
señorial.- lo miré de la manera más odiosa posible.- Ok. Ok. Es Blake. La ex mejor amiga de
tu mamá. Ella se alió con Joshua, Sam. Para matarte.
-¿Qué? Pues entonces debe conocerme.- y me decidí a entrar al despacho
-Madre.- dije abriendo la puerta
-Sam vuelve a tu cuarto.-dijo ella
-Asi que tú eres la famosa Samantha.- Blake enserio es guapa pero siento raro, no siento esa
vibra de siento cuando hay vampiros cerca. Ella no es vampiro. Es otra cosa. Y ahí está.
Súcubo.
-Blake.-dije.- Creo que mi madre fue lo bastante clara
-Sam…-dijo mamá. Pero no sirvió de nada. Mis ojos se volvieron rojos, reflejando el
mismísimo fuego del infierno, como mi padre, Blake lo notó y se asustó.
-Por favor solo escúchenme.-dijo.- Si estoy aquí Eleaine, pidiendo tu perdón es por mis hijos,
Joshua va a ser que los maten, por favor, si no me perdonas a mí, ayúdame a salvarlos por
favor. Por la amistad que un día tuvimos.
-¿Cuál? ¿La que tu arruinaste?- dijo mamá
-¿Mamá?-dije
-Sam, quiero que la toques.- Dijo mi mamá y Asi lo hice.
Sé lo que intenta, mi madre quiere que vea si lo que dice es verdad y aunque aún no lo
controlo bien sé que sólo es cosa de concentración. Todo es cosa de concentración.
Lluvia de imágenes volaron por mi mente, justo como con papá.
-Concéntrate Sam y averigua si lo que dice es verdad.- dijo mi madre
Asi lo hice, primero comencé a buscar en su mente, descifrando imagen por imagen, debería
haberme enseñado a usar mi don primero antes de…hacer que meta en el podrido cerebro de
su ex mejor amiga. Me esforcé lo más que pude y encontré tres nacimientos pero solo de dos
niños encontré la vida.
-Tuviste tres hijos.- dije mirándola.- Pero solo vi a dos.- su rostro se curvo en una pequeña
sonrisa
-Tú conoces a la tercera, ambas lo hacen.-dijo
-¿Qué?-dijo mi mamá
Y cuando ella dijo eso, se me prendió la ampolleta y comencé a comprender todo. Su tercera
hija ha estado conmigo siempre.
-Salem.- el nombre salió de mi boca
-¡Bingo!.- dijo Blake
-¿Cómo pudiste abandonarla?-dije
-Es mitad humana cariño, inservible.
-¿Cómo puedes hablar Asi de ella? Eres una sucia rata.- y ganas de matarla, de arrancarle la
piel pedazo por pedazo vinieron a mí.
-Erick llévatela.- dijo mi mamá
Las siguientes dos horas fueron de nostalgia, rabia y tristeza. Sigo sin poder creer que la que
era la mejor amiga de mi mamá es la madre de mi mejor amiga y no sé cómo decírselo.
¿Cómo le digo a mi mejor amiga que tiene por madre a una perra? O mejor ¿Cómo le digo
que tiene dos hermanos?
-Tranquilízate.-dijo Erick
-¿Cómo quieres que lo haga? Dios. Mi madre debe estar destrozada. ¿Cómo le diré a Salem?
-dije entre sollozos
-No le dirás. Eleaine se encargará de eso.
Estábamos sentados en el invernadero junto con Marion que solo se preocupaba de cuidar
sus plantas.
-¿Cómo puedes estar tan tranquila?-le dije
-Conozco a Blake cariño, y si vino hasta acá a humillarse es porque enserio quiere salvar a
sus hijos y sé que como siempre mi hermana hará lo que le dicte su corazón. Tu solo no
debes despreocuparte y podrías ocupar tu don en algo productivo, como yo.-dijo
El don de Marion es raro y tal vez hasta tonto, son las plantas, ella hace que crezcan donde
quiera, las cuida y las ama, es como si las plantas fueran sus hijas.
-¿Sam?- eso vino de la puerta. Scott
-Aquí estoy.- solté en un gritito, no tan despacio.
-Necesitamos hablar.-¿enserio? ¿Justo ahora?
-Okey.- miré a Erick para darle una mirada de ya vuelvo.
-Encontré…-comenzó Scott pero lo hice callar y le hice señas de que me lo dijera en el
bunker aquí Erick iba a escucharnos, cosa obvia por la súper audición vampírica.
Nos dirigimos lo más rápido que pudimos al bunker detrás del castillo, donde está la sala de
defensa y de armas. Una vez dentro le hice señas para que hablara.
-Encontré un número de teléfono, no sé si sirva aún pero es lo único que tengo.-dijo y me
entrego un pequeño papel doblado la mitad.- Y más te vale que no menciones mi nombre.
-Gracias.- le dije e hice señas para que se fuera.
Comencé a debatirme entre llamar o no.
Pros, ella quizás venga y ayude a su hermano.
Contras, quizás me mande al diablo y Erick se enteré y también me mande al diablo.
Asi que como es de mí de quién estamos hablando, decidí marcar el numero en mi celular, el
cual no prendía hace bastante tiempo, un montón de llamadas pérdidas y mensajes llegaron a
mi pantalla, enserio necesito hablar con mis amigos, pero la llamada que me sorprendió fue la
de mi papá, Patrick.
Sin dejarme llevar por el momento de confusión, ya que él jamás me llama desde que se
separó de mi mamá, Bianca. Presioné llamar al número que me dio Scott.
El cuarto timbre sonó y nada, cuando él llegó al sexto una voz femenina y aguda atravesó mi
oído.
-¿Hola?-dijo la voz
-Hola…ahm… ¿Es Reese? ¿Reese Sanders?-pregunté
-¿Con quién hablo?- dijo la voz un poco molesta
-Por favor no cuelgues sin escucharme… mi nombre es Samantha…Samantha Carter.-dije y
un sonido de impresión atravesó el teléfono.
-Oh por dios. ¿Qué quieres?
-Reese, necesito que vengas a DeadKing.-digo, y sigo pensando que ese nombre le queda
bien al castillo de madre. Ella soltó una risa
-No tengo por qué ir allí.- dijo enojada
-Soy la novia de tu hermano.-solté pensando que al menos eso suavizaría un poco su tono.
-¿Qué tú qué?
-Eso. Una bruja nos dijo que tú sabes algo sobre Erick, y sé que lo odias, él me lo dijo pero
por favor es tu hermano y te necesita.
-Yo no lo odio…-dijo entre sollozos.- Estaré allí en dos días
-Gracias. Te estaré esperando…
-¿Él sabe todo esto? ¿Qué me estas llamando?
-Adivina.-dije
-Obvio no lo sabe. Jamás lo hubiera permitido. Nos vemos en dos días hija de Eleaine.
Ahora solo debo pensar en que escusa le diré a mi enfadado novio cuando se entere de que
su hermana mayor viene para acá.

Dos días han pasado, mi madre recibirá a Sean y Michelle en el castillo, los hijos de Blake,
pero a ella no la perdonó, le contó la verdad a Salem y ella está destrozada.
Pensé que obligaría a Blake a hablar con su hija pero creo que no lo hizo porque eso la
hubiera dañado más, con lo perra que es su madre.
Hoy se supone llega Reese, nosé como lo tomará Erick pero lo que si se es que saldremos de
todas las dudas que Gabriella puso en nosotros con eso del gran secreto sobre su origen.
Mi teléfono comenzó a sonar, numero privado, Reese pensé, y estaba en lo correcto.
-Estoy por llegar.- dijo
-Voy por ti.- respondí
Por suerte Erick no está en el castillo, mi madre lo envió a no sé dónde con Scott y Jack, ella
sabe todo lo que estoy haciendo así que corrí a avisarle que Reese ya viene y que iré por
ella.
Apenas salí a la entrada la vi, una chica alta, morena, cabello color avellana y bastante
guapa, la verdad se parece mucho a Erick. Apenas la vi supe que era ella.
-Tú debes ser Samantha.-dijo
-Y tu Reese.- respondí
-¿Estas lista?
-¿Él está ahí?
-Nop, mi mamá se encargó de ello.- le expliqué
El ver a Reese, la hermana de mi novio vampiro, me da una sensación de felicidad pero a la
vez incertidumbre, no tengo ni la menor idea de cómo va a reaccionar Erick cuando la vea.
Ya estábamos listas para para continuar con el camino al castillo cuando apareció, un
demonio, no… tres demonios.
Tres bestias descomunales que nos rodearon. Con el humor con que ando debería de haber
mandado a más.
Oí el chasquido de un cuchillo que Reese estaba sacando y sabiendo que se encargaría del
demonio a mi espalda o al menos lo mantendría ocupado, yo les sonreí a los dos que tenía en
frente
-Hola chicos, ¿vinieron a jugar?- me burlé fue algo tonto ya que es mi primer enfrentamiento
cuerpo a cuerpo con un demonio desde que me convertí.
Las horrorosas bestias no respondieron, en lugar de eso, uno se movió de mi lado tratando de
flaquearme mientras el otro se acerca a mí. No sé qué hacer jamás he peleado con un
demonio, y no sé cómo funcionan mis poderes solo sentí que mis ojos cambiaban, decidí
pelear de verdad, como en los entrenamientos con Erick cuando aún era humana, lo que me
parecía bien ya que en estos momentos tengo muchas frustración acumulada.
Reese puso en mis manos dos cuchillos plateados. Solo a una tonta como yo se le ocurre
salir desarmada. No esperé a que el primer demonio se me acercara. Lo ataqué yo primero,
con los cuchillos plateados de Reese en mis manos, cortando, mientras me deslizaba bajo
sus puños y sus asquerosos cuerpos.
De mi boca salieron unas extrañas palabras y de repente mis cuchillos brillaron de un rojo
intenso, los había llenado con el fuego infernal, lo que significaba que la próxima vez que los
cortara ellos se quemarían. Sintiendo movimiento a mi espalda, me agaché justo cuando un
gran puño con garras golpeaba donde estaba mi cabeza hace un segundo. Gire en un pie por
el suelo y con el otro lancé una patada contra la rodilla de la criatura. La fuerza de mi golpe
provocó un fuerte crujido el demonio calló gritando mientras su pierna se doblaba
completamente debajo de él. Me quede boquiabierta por un segundo, o sea sé que me volví
fuerte ¿pero tanto?, genial.
Rodé, el instinto controlando de repente a mi cuerpo y corté al demonio caído que trataba de
agarrarme. Con un aullido parecido al de un lobo pero más grave, ruidoso y molesto, llevó su
mano hasta su pierna y yo me levanté.
Me giré buscando al primer demonio enemigo, pero Reese estaba peleando con él. Me giré
buscando más peligro y vi que el primer oponente de Reese estaba en el suelo cortado en
dos, no fue nada agradable de ver, decapitado. Genial.
Me volví a girar para ver la pelea entre Reese y el demonio que la atacaba, mi corazón casi
se detuvo cuando el horrible y oscuro demonio pasaba sus garras sobre el torso de Reese,
fue ahí cuando más palabras raras salieron de boca y el demonio desapareció, al igual que
los cuerpos de sus otros acompañantes.
-Bueno eso fue bastante interesante.- dijo Reese.- Aunque podrías haberte dado un poco
más de prisa, ya sabes un demonio casi me mata.
-Lo siento aún no controlo mis poderes
-¿Puedes hacer magia?
-¿Qué?
-Las palabras que dijiste me sonaron a hechizo de bruja pero menos coordinado.-yo la miré
atónita
Nos dirigimos lo más rápido posible hacia el castillo donde nos esperaba mi mamá. Entramos
al castillo y le conté todo lo que había sucedido, los demonios llegando de sorpresa, Reese y
yo luchando, palabras raras saliendo de mi bosa, Reese diciendo que eso era magia, y lo
confundida que estaba.
-Primero lo primero.-dijo mi mamá.- Llama a Paul mientras que yo contacto a Evangeline a
ver si ella sabe algo que pueda ayudarnos.- asentí.- ¿Por qué tiene que ser todo tan
complicado contigo?-dijo en un susurro
Me dirigí hasta su despacho donde habían instalado un teléfono de línea directa hasta mi
padre. Marque su número y esperé a que contestara, y lo hizo en el tercer timbre.
-¿Eleaine?-dijo
-No. Papá soy yo Sam.-dije
-¿Sam? ¿Qué sucede?
-Tienes que venir ahora mismo a DeadKing por favor
-Me estas asustando.-dijo preocupado
-Solo date prisa.- y colgué
Cuando salí del despacho Marion estaba atendiendo a Reese en el gran salón. Ambas
estaban sentadas sobre el gran sofá de cuero negro con incrustaciones de diamantes,
conversando como si fueran grandes amigas.
-Marion.-la llamé.- ¿Él aun no vuelve verdad?
-Aun no pero pronto llegará, Jack no podrá entretenerlo mucho ya conoces a Erick.-respondió
y volvió la mirada hacia Reese.- Ven, te instalaré en una de las habitaciones para que puedas
cambiarte y estar lista para la cena.
La cena. El momento en que le diré a Erick que traje a su hermana a DeadKing sin su
permiso. Y el momento donde discutiremos sobre el ataque de hoy.
Mientras ellas subían las grandes escaleras yo tomé sus lugares en el gran sofá. Estaba
recostada cómodamente con mis ojos cerrados cuando sentí la gran puerta abrirse, levanté
pensando que era mi padre. Pero me encontré con Salem, una Salem diferente, con una
mirada distinta.
-Supe lo de tu ataque ¿Estas bien?-dijo
-Afortunadamente.- sonreí.- ¿Y Tú? Ya sabes a lo que me refiero ¿Cómo lo llevas?
-Sobreponiéndome, no todos los días te enteras de quien es tu madre ¿No?
-Dímelo a mí
-¿La conoces verdad?- asentí.- ¿Cómo es?
-Sal…-me miraba con unas ansias en sus ojos, después de todo es lo mínimo que puedo
hacer por ella.- Es alta, delgada, cintura de avispa.-nos reímos.- Cabello castaño oscuro,
bastante guapa la verdad y bastante parecida a ti sobre todo en el carácter, es bastante…
necia. Pero manipuladora y fría. Después de todo es lo que es ¿no?
-Si…-dijo con desilusión.- ¿Cómo supiste que era mi madre?
-Mi mamá me obligó a tocarla y buscar en sus recuerdos, aunque no lo controlo bien pero ya
sabes cómo es ella, vi tres nacimientos Sali, pero solo dos crianzas, luego ella dijo que su
tercera hija siempre estuvo cerca de mí y todo eso…
-Juntaste las piezas.- me interrumpió y yo asentí.- Es lo que mejor haces. ¿Y cómo te fue con
lo de…?
-¿Reese?- ella asintió.- Está arriba. Ella me ayudo sabes, con los demonios
-Pero según supe tú la salvaste
-No tengo idea de cómo funcionan mis poderes Salem, solo palabras salieron de mi boca y
ya.
Ella me abrazó. Fue un abrazo como los de antes, esos apretados y llenos de paz y
tranquilidad. Esos abrazos que tanto extrañaba, esos abrazos que me recuerdan que un día
fui normal pero que jamás volveré a serlo. Y ahí en aquel preciso instante recordé que ella no
sabe que sus hermanos vendrán a vivir aquí.
-¿Sal?- ella me soltó.- ¿Mi mamá te dijo lo de tus “hermanos”?
-Si…-dijo seria.
-Así que hermanos…-dije
-Así que magia…-dijo ella
Reímos.
-Dos hermanos…Sean y Michelle, ambos mayores que yo y súcubos de sangre pura.- dijo lo
último con ironía en su voz
-No importa que tu sangre no sea pura Salem, porque tú tienes algo que ellos jamás podrán
tener. Humanidad.- una pequeña lágrima corrió por su mejilla
-Gracias.-dijo.- Y si te estas preguntando si sé que ellos vendrán a vivir aquí, pues sí, y no, no
me iré de aquí no te dejaré sola
-Gracias…

Las horas se fueron


volando y le dije a Reese que se mantuviera en total silencio hasta la cena, ya que Erick la
oiría desde cualquier lugar del castillo, a veces odio la súper audición. Y como plus le dije que
se quedara en un habitación especial para que él no la oliera.
Mi padre vino y le conté todo detalladamente, sobre las extrañas palabras que salieron de mi
boca, etc. Y el solo dijo.- Debo enseñarte la historia familiar.- eso fue todo y prometió volver
para la cena y que luego de ella hablaríamos del tema.
La verdad es que me parece una estupidez este asunto de la cena, o sea comer comida
normal es para gente normal, nosotros somos vampiros, demonio, súcubos, bueno aparte de
Evangeline y Gabriella que ellas si comen comida normal. Pero ya que, sentirme normal una
vez más es todo lo que quiero, así que no cuestioné la idea de Marion. Una gran cena en
familia, mis padres, mi familia, mi novio, mis amigos ¿Qué más normalidad puedo pedir?
Ya todo está casi listo, conté los platos mientras Salem sacaba los cubiertos, Sasha entró y
sacó los vasos. Marion le dio a la salsa un gran revuelo, parecía disfrutar de todo esto. Es
curioso como ver a todos juntos ayudando me calma, la sensación de por fin tener una gran
familia para mimar es única, solo falta Bianca. Como la extraño.
Llevamos los platos a la gran mesa de roble macizo del comedor, y Marion les enseñó a
Salem y a Sasha la disposición adecuada. Me acerqué a mi mamá mientras ella estaba
llenando una jarra con agua helada.
-¿Cómo te sientes?- preguntó
-Nerviosa.- respondí.- No sé cómo lo va a tomar él.
-Estoy orgullosa de ti, Samantha
-Pues todo se lo debo a todos ustedes y a papá.
Marion se acercó a nosotras
-¿Qué estamos esperando?- preguntó
-Ya verás.- dijo mamá con un tono de excitación en su voz
Luego de unos minutos mi mamá dio un pequeño gritito invitándonos a todos a gran comedor,
todos estábamos en el salón esperando la gran sorpresa que ella nos tenía preparada. Los
chicos no perdieron tiempo y llenaron la habitación, mi padre se sentó a la cabecera de la
mesa, por un lado estaban Salem, Scott, Sasha, Marion, Evangeline y Jack, y por el otro
Gabriella, Erick, yo y tres puestos vacíos.
-¿A cuanta gente esperamos?- dijo Erick
-Amm…sobre eso… ¡Ya puedes venir!- grité para que Reese me oyera.
-¿A quién le gritas?- me recrimino Erick
-Ya verás.-dije
-Sin duda eres hija de tu madre…- lo fulminé con la mirada pero después de todo él tenía
razón.
Luego de un momento ella comenzó a bajar las escaleras, bastante rápido, la mirada de
todos estaba fija en ella menos la de Erick quien tenía su cabeza gacha mirando fijamente el
suelo.
-¿Qué hace aquí?- me susurró como si los demás no fueran a escuchar
-Hola hermano.- dijo Reese
-Por favor toma asiento-. Dijo educadamente Marion.- Después de la cena vendrán las
explicaciones…
-¡Ya volví!- la interrumpió mi mamá entrando a la habitación llena de tensión.- Bueno resulta
de que traigo a una persona que es muy importante para mí, en parte gracias a ella Sam está
aquí con nosotros. Ven entra.- le susurró a la oscuridad. Para luego aparecer una mujer,
rubia, pero no de ese rubio como el de Evangeline si no un rubio como el de Sasha, más
oscuro, alta y bonita, vestida con un delicado vestido azul mar que le llegaba hasta un poco
más arriba de las rodillas.- Esta es mi querida amiga Meredith
-¡Meredith querida!-dijo mi padre parándose para abrazarla
-¿Alguien podría explicarme?-dije
-¿Esta es Sam?- dijo la mujer con un raro acento que no puedo descifrar.
-Así es.-dijo mamá.- Ahora sentémonos antes de que mi querida hermana haga que nos
crezcan raíces.- todos rieron menos Marion.
La cena fue tranquila, Erick no dijo palabra y casi no tocó la comida, la verdad es que casi
nadie tocó la comida, no porque estuviera mala, la verdad Marion cocina bien, si no porque
todos estaban más concentrados en conversar cosas como ¿Dónde estuviste tanto tiempo
Meredith? O ¿Cómo llevas lo de ser doctora Mer? ¿Ya lo mencioné? Meredith es doctora, una
de las mejores a decir verdad.
-¿Podemos hablar?- me dijo Erick tomando mi mano
-¿Ahora?
-Sí. Ahora.-dijo en seco y me llevó a fuera mientras los demás conversaban en el salón
-No estés enfadado, solo la traje para que no estés así y para tu información ella no te odia.-
dije en mi defensa
-Gracias.- dijo en un susurro
-¿Por…?
-Por traerla aunque ya lo sabía…
-¿Cómo?- lo interrumpí
-Te conozco, estuviste rara por unos días y además soy un súper vampiro la olí apenas llegue
Sam.
-Oh.-dije y me besó
-¿Cómo está eso de que te atacaron demonios hoy?
-Oh eso. Si Asi fue pero Reese me ayudo.- dije complacida
-¿Y lo de la magia?
-Papá dijo que me explicaría después de la cena lo que me recuerda… ¿Podemos entrar?
Luego seguimos hablando ¿Si?- él asintió y entramos
-¿Todo bien?- dijo papá al vernos entrar, moví la cabeza para decirle que sí.- Pues bien
dejemos a los chicos para que hablen.- dijo refiriéndose a Erick y Reese.- Tú y yo tenemos
cosas de las que hablar
Se dirigió hasta el despacho de mi madre haciendo un gesto para que yo entrase primero. Se
sentó en uno de los sillones individuales de terciopelo esmeralda que allí hay.
-Bien…-comenzó.- Al parecer el decir hechizos y la magia la heredaste de una persona muy
especial que aún no conoces
-¿Quién?- pregunté
-Muriel
-¿Y quién es ella?
-Mi hermanita.- ¿Qué? Dije en mi mente, ¿Tengo una tía? Esperen… ¿Por qué todos tienen
hermanas y la última en enterarse soy yo? ¿Acaso yo también tengo una?- Cálmate, ella no
es como Joshua o como yo, es totalmente diferente, bueno los tres crecimos juntos y todo,
pero ella no es como nosotros, ella nació años después de Joshua
-Pensé que tu madre había muerto al dar a luz a Joshua
-Y Asi fue cariño. Muriel es hija de una de las conquistas de mi padre.- al decir eso me
pregunto cómo habrá sido su padre.- Todos se preguntan cómo o quién era mi padre pues
déjame decirte que a quien los humanos llaman satanás. Pero esa es otra historia. Muriel es
hija de una gran bruja, Mara, la bruja original quien murió al dar a luz.
-Estoy confundida.-comencé esta vez yo.- Si tu padre era él, ¿o se supone que deberían
tener más hermanos?
-En efecto, los tenemos o teníamos, veras, nosotros somos los únicos que quedan en la faz
de la tierra… mira te lo explicaré de forma simple. Sobrenatural más sobrenatural es igual a
inmortal, sobrenatural más humano es igual a mortal a excepción de los súcubos que sea
como sea crean inmortales y de las brujas que son mortales claro está.
-Espera. Si las brujas son mortales ¿Cómo Evangeline aún vive?
-Eve es la guardiana del libro oscuro por lo tanto es inmortal a menos que la dueña original
reclame el libro, cosa que este caso es imposible dado que la dueña original del libro es Mara,
la madre de Muriel.
-Pero si la mamá de Muriel está muerta ¿El libro no le pertenece a Muriel?
-Sí pero no si ella lo rechaza
-¿Rechazarlo?
-Cuando la dueña original muere pasa a la guardiana, y ésta debe entregárselo a la heredera
cuando ésta controle sus poderes pero Muriel no lo quiso sus palabras exactas fueron “Jamás
seré como ella”-dijo con una mirada perdida.- Pero no nos desviemos del tema
-¿Cuándo podré conocerla?-pregunté
-Cuando sea el momento que ella así lo decida. Es algo…complicado. Ella solo aparece
aunque la busque nunca la encuentro.- dijo triste.- Deberíamos volver Sam
Obedecí y salimos del despacho para dirigirnos al salón donde Reese y Erick se abrazaban.

Narra Erick
A nadie más que a Eleaine se le ocurre mandarnos a llamar a las ocho de la mañana, está
bien que sea un vampiro pero no por eso no necesito descansar. Anoche Scott durmió en mi
casa como si sospechara que Eleaine nos mandaría a llamar. Nos encaminamos hacia el
castillo donde nos dispondríamos a desayunar y luego haríamos lo que Eleaine quiere que
hagamos.
-¿Por qué la tuya es rubia?- dijo Scott refiriéndose a Mi desayuno.- No es justo la sangre de
las rubias sabe mejor y lo sabes
-Que quieres que te diga…soy mejor que tú.- dije y él me dio un puñetazo.- Ouch
-Chicos…Chicos…-nos interrumpió Eleaine entrando en la habitación
-Eleaine.- dijo Scott limpiándose la boca
-Necesito que acompañen a Jack a buscar un cargamento de nuevas y mejoradas armas.-
juguetes nuevos, pensé.- Pero deben darse prisa
-¿Tenemos que ser nosotros?- dije
-Jack los pidió a ustedes qué quieres que le haga.- respondió ella
Terminamos de desayunar lo más rápido que pudimos y nos dirigimos hasta dónde nos
esperaba Jack, nos subimos a los autos, separados y estuvimos en ellos tres aburridas horas,
nos dirigimos a un muelle donde había anclado un gran barco irlandés.
-¿Quién las manda?- pregunté a Jack refiriéndome a las armas
-Un conocido de Eleaine.- respondió sin levantar la vista de las cajas.- Son nuevas, algunas
automáticas y otras novedosas pero no las abriremos hasta llegar al castillo.
Lo siguiente que hicimos fue pasar tres horas más de regreso al castillo ¿Por qué no pudimos
tomar el expreso vampiro?
Cuando llegamos al castillo supe que algo andaba mal, hay un aroma extraño, conocido pero
extraño, Scott también lo notó e intento distraerme.
-¡Hey chico! Ven a ver estas hermosuras ¡te enamorarás de esta!- dijo sosteniendo una
especie de lanza fechas
Le hice caso y comenzamos a abrir las cajas junto con Jack, el chico de pocas palabras pero
rudo. Dentro de las cajas hay arsenales de armas raras, unas parecidas a ballestas pero que
tiran fuego, raro. Hay pistolas también pero no cualquieras, son lo nuevo en asesinato,
enserio, cualquier asesino serial quisiera estos bebes.
Y así pasamos gran parte de la tarde hasta que Salem se nos unió.
-Chicos deberían ir a bañarse y alistarse, Marion está preparando una cena mega ultra
especial y están invitados.- dijo la pelirroja, es difícil saber si está exagerando.- Hey Jack tú
también están invitados.- le dijo al chico que seguía ordenando las armas distraído
-Claro que lo está.- dijimos Scott y yo al unísono
-Déjenlo en paz ¿sí?- dijo Salem.- Jack no les hagas caso son unos imbéciles
-Dime algo que no sepa chica.- respondió Jack
No es un secreto que él y Marion están enamorados, o sea la forma en que se miran y todo, a
veces es asfixiante estar en la misma habitación que ellos.
-Ponte un traje negro y una corbata azul.- le dijo Salem a Scott.- Para que combinemos
-Hermano enserio te están dominando-. dije riéndome
-Cállate.- dijo Salem.- Tú deberías vestirte todo de negro como siempre así combinarás con
Sam
Juro que a veces odio a esta chica pero se ha vuelto tan cercana a nosotros, es como la
jodida mejor amiga que nunca tuve solo que a veces es un poco molesta.
Le hice caso a Sal y me vestí completamente de negro, obviamente nada nuevo, siempre
visto así. Esperé que Scott estuviera listo para irnos juntos. Y el muy estúpido fue vestido
exactamente como Sal le dijo, en serio lo tiene dominado por los cuernos.
A penas nos acercamos al castillo sentí ese aroma de nuevo y supe de quién era, hace
tiempo no lo sentía pero es imposible olvidarlo, aroma a jengibre y rosas, mi querida hermana
está aquí, y estoy seguro que Samantha es la responsable.
-¿Supiste del ataque a Sam?- dijo Scott distrayéndome
-¿Qué?- respondí con asombro en mi voz
-Esta tarde antes de que nosotros llegáramos, ella estaba…dando un paseo fuera del castillo
y la atacaron tres demonios
-¿Estaba sola?- él dudó..
-No, pero eso no es lo importante. Los mandó a los tres al infierno con un hechizo ¡un
hechizo!
Claro que no lo estaba. Estaba con Reese, y todo esto de las armas fue una excusa para
deshacerse de mí
-Espérate ¿Qué?
-Amigo solo te aconsejo que no la hagas enojar.- dijo eso y fuimos interrumpidos por Salem
aproximándose a nosotros. Nos tomó del brazo y nos llevó dentro.
Cuando entramos al gran comedor lo primero que vi fue a Sam, extremadamente tranquila
pero sexy, llevaba puesto un vestido de encaje negro que le queda tan bien…
-Ya deja de babear.- dijo y me besó
Esperamos todos nosotros en el salón menos Sam, Sal, Sasha, Eleaine y Marion que se
empecinaron en preparar todo solas. Había tensión entre nosotros o sea, el padre de mi novia
da miedo y me está mirando con cara de odio.
Lo que claro no es nuevo.
Nos sentamos en la gran mesa del comedor, Sam a mi lado, y tuvimos que esperar por tan
inesperada sorpresa que Eleaine nos tenía.
-¿A cuanta gente esperamos?- dije
-Amm…sobre eso… ¡Ya puedes venir!- grito Sam. no para mí o alguien de allí, habló al aire, y
supe que era hora de ver a mi hermana
-¿A quién le gritas?- le recriminé
-Ya verás.-dijo
-Sin duda eres hija de tu madre…- dije y ella me fulmino con la mirada
-¿Qué hace aquí?- le dije a Sam en un susurro después de que Reese bajara las escaleras
-Hola hermano.- dijo Reese
-Por favor toma asiento.- dijo educadamente Marion.- Después de la cena vendrán las
explicaciones…
Luego de la cena Sam y yo hablamos, le dije que ya sabía que Reese estaba aquí y le di las
gracias por traerla, enserio se lo agradezco, tengo tantas peguntas en mi cabeza a cerca de
lo que Gabriella me dijo y la verdad yo no habría tenido el valor de llamar a Reese.
No porque le tema, es estúpido, sino porque verla después de más de trecientos años es
algo… incómodo.
Cuando entramos al salón Paul se llevó a Sam para hablar sobre lo que había sucedido hoy,
dejándonos a Reese y a mi solos.
-Hola.- dije
-Hola Erick.- me respondió.- Tu novia es linda
-Gracias…-dije
-Sé para lo que me trajo pero lo diré en su debido momento el cual no es ahora.
-¿Cómo has estado?- pregunté
-Bien, supongo ¿y tú?
-Lo mismo, ¿Asi que ahora eres Modelo?
-Si sobre eso, siempre quise intentarlo y bueno tengo mis contactos, ya sabes a quién me
refiero.- dijo. Claro que se a quien se refiere, a una víbora que me costó sacar de mi camino
-Sé que me odias…
-Yo no te odio.- me interrumpió.- Jamás intentaste hablarme ¿Por qué?
-Tenía miedo…miedo de que me rechazaras
-Eres mi jodido hermanito, pase lo que pase jamás te voy a dejar solo Erick.- dijo con lágrimas
en sus ojos.- Cuéntame, cómo es ella realmente
-¿Sam?...- Pregunté y ella asintió.- Ella es bondadosa, ruda, fuerte, aguerrida, única. Amo
cuando se encela, cuando alguien se me acerca. Y se preocupa y se sacrifica por quienes
ama, y en serio cuando estoy con ella yo…me siento feliz, olvido por completo lo que soy…
-Basta.- me interrumpió.- Te has vuelto patético con los años, eres débil. Estás enamorado
-Dime algo que no sepa
-El amor es la peor debilidad del vampiro y no somos débiles en absoluto Erick
-Quizás tú lo veas así, pero es ella quién me da fuerzas para seguir viviendo y sé que suena a
cliché pero es lo que siento.
-Te apoyaré en lo que decidas hacer con tu vida, solo no me dejes afuera ¿sí?- asentí y me
abrazó
Narra Samantha
Cuando entramos al salón con papá Reese nos dijo que era hora de que habláramos, ella se
refería a Erick a mis padres y a mí. Nos pidió que nos sentáramos y escucháramos. Después
de todo para eso la traje pero pensé que solo hablaría con Erick.
-Al principio pensé que ella se había vuelto loca…-comenzó Reese con nostalgia en su voz.-
Pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta quizás ella no estaba tan loca después de
todo…
-¿Quién?- preguntó mi mamá
-Mi madre…-soltó Reese con una mirada fija en mi mamá.- Ella constantemente hablaba
sobre ángeles y demonios, pensé que se había vuelto una fanática… cuando era niña me
contaba historias…historias que según ella le contó un ángel. El mismo ángel que la tomó.-Su
mirada estaba fija en Erick.- Ella dijo que era el destino y que algo grande vendría, ella se
refería a ustedes.- dijo mirando desde Erick hasta mí. Yo me congelé. Esto no puede ser
cierto.- ¿Pillas lo que quiero decir Samantha?
-Te enamorarás del hijo de un ángel…-dije
-¿Qué dijiste Sam?- dijo Erick
-La profecía…decía que me enamoraría del hijo de un ángel y que eso lo cambiaria todo…
pensé que solo eran boberías…Erick…
-Erick eres hijo de un ángel.- soltó Reese y Erick estaba en estado de shock
-¿Sam de qué hablas? ¿Cómo conoces la profecía?- recriminó mi padre
-La reina Kendra…poco antes de mi cumpleaños…
-Se le presentó en sueños…-susurró mi madre.- Típico de ella
-¿Puedes recordar toda la profecía?-dijo mamá tomándome por los hombros. Yo estoy
desecha, es….imposible. Pero lo que antes era imposible para mí, ahora es más que posible.
Y la profecía retumbó en mis oídos.- En el punto más alto de la luna sangrienta nacerá una
criatura, más poderosa que el resto de las criaturas, hija de reina vampiro y rey demonio
Vivirá en las sombras por siglos, ésta traerá paz al mundo y lo protegerá del mal. Pero habrá
algo, algo que lo cambiará todo, se enamorará del hijo de un ángel, un amor imposible y
peligroso, que lo podría destruir o salvar todo.-les hice saber
Un frio silencio cubrió la habitación, sé que los demás están escuchando afuera. Sé que
apenas salga de aquí Salem correrá a abrazarme como lo hacía antes en mis días grises. Sé
que ahora ya nada será igual, si pensaba que antes era malo, ahora es mucho peor. ¿Acaso
estoy destinada a sufrir?
No voy a dejar que esto lo arruine todo, no voy a dejar ganar a Joshua. Haré lo que tengo que
hacer, creo que Kendra fue clara, lo tengo que dejar ir, y si para salvar a los que amo
incluyéndolo, tengo que hacerlo, lo haré. Debo decirle adiós al amor. Debo decirle adiós a
Erick Simplemente porque acabo de comprender que las personas como yo jamás tienen
finales felices. Qué estúpida soy.
-Necesito…-comencé pero no pude acabar me desmayé.

Me desperté en mitad de la
noche, recostada en mi cama, con mi madre al lado, ella estaba despierta leyendo, me fijé en
la portada, cumbres borrascosas, me imaginé a ella delirando por el señor Heathcliff, eso hizo
que se me saliera una risita pero luego recordé lo que había sucedido. Ahora la mirada de mi
madre estaba fija en mí.
-¿Cómo estás?-espetó. Lagrimas cayeron por mi rostro y ella me abrazó. Me abrazó tan
fuerte como aquella primera vez, cuando Erick nos juntó, Erick…
-¿Cómo esta él?- pregunte y ella solo movió la cabeza en señal de negación
No puedo describir el dolor que siento en mi interior, siento como si algo se estuve rompiendo
en mi interior.
-No pensé que fuera cierto…-le susurré a mi madre.- Tenía la esperanza de que fuera una
pesadilla…
-Tranquila mi niña solo descansa, mañana será un largo día.- me tranquilizó y me acunó como
a un bebé. Y me dormí. Me dormí pensando en cómo se debe estar sintiendo él.

El sol se asomó por entre


las oscuras cortinas de mi ventana, despertándome.
Quisiera que todo lo ocurrido la noche anterior hubiera sido una pesadilla, pero me mentiría.
Me senté en la gran cama que se sentía vacía, mi madre ya no estaba y tampoco Erick…
jamás lo estará otra vez. Solo queda su recuerdo.
-Pensé que tendrías hambre.- dijo mi padre abriendo la puerta dejando ver un gran trozo de
tarta de chocolate con dos cubiertos.
Hambre. ¿Suena irónico no? Yo me alimentaba de él y ahora llega mi padre con un trozo de
pastel, mi premio de consolación, pensé. Si no tendré a Erick al menos hay pastel.
-Yo lo preparé.-dijo. Lo miré con una cara que decía “mentiroso”- De acuerdo yo pedí que lo
prepararán.-dijo al fin.
Se sentó a mi lado sobre la cama y comió un pedazo de pastel, incitándome a hacerlo yo
también. Esta es justo la escena que siempre quise, comiendo pastel en mi habitación con mi
padre mimándome, pero en el momento equivocado.
-Necesito hablar con él.-le dije
-No es el momento
-Papá por favor
Él me miró confundido como si estuviese pensando en qué decime.
-Yo no te dije esto pero está en la casa de Scott. Si sales ahora podría distraer a tu madre
pero no por mucho así que apresúrate.- mejor no pregunto cómo la distraerá
Me vestí con lo primero que encontré, un pantalón de chándal y una sudadera gris, tomé mi
cabello en una coleta y me dirigí al auto
Voy conduciendo hacia la casa de Scott y no tengo idea que le diré a Erick cuando lo vea, tal
vez un “no lo sabía” o un “lo siento” pero en el fondo sé exactamente lo que tengo que decirle,
adiós.
Cuando llego a la pequeña cabaña estaciono el auto y me quedo ahí, sentada en el asiento
del conductor, paralizada, hasta que veo que de la pequeña cabaña sale un chico poco más
alto que yo, con los ojos más hermosos que he visto pero que ahora están rojos, quizás por
llorar o quizás por no dormir, él no es del tipo que lloran.
Aún cansado se ve tan lindo y sé que debo salir del auto porque está esperándome quizás
para decirme lo mismo que yo debo decirle.
-No me veas así fue una mala noche.- dijo Erick refiriéndose a la forma de mi mirada, llena de
preocupación.
-Erick…
-No lo digas. No digas nada…por favor.-suplicó
-Quisiera no hacerlo…-dije en un susurro.- Pero tú sabes que es lo correcto y debemos
hacerlo
-No te dejaré.-reclamó
-No es tu decisión.- al ver la expresión de su rostro me di cuenta que sea lo que sea que le
diga no me hará caso porque si algo sé de él es que es un necio sin remedio.- No te quiero
cerca de mi.- mentí
-No te creo.-dijo
-No quiero estar con el hijo de un ángel.- solté, sé que esas palabras harían que se rompiera
por dentro pero es la única forma de garantizar su seguridad.- Soy hija de demonio y tú me
causas repulsión ¿No lo comprendes? Siempre hubo algo…. Algo que hacia desconfiar… y
ahora sé que es. Solo vete y no vuelvas jamás.
Dije lo último con dolor en mi corazón, con temblor en mi voz y con miedo, miedo de que no
me creyera, miedo de que se obstinara y no me hiciera caso. Dije lo último sabiendo que
desde este momento le decía adiós al hombre que amo. Para no prolongar más esto subí a
mi carro y me marché.
Mientras me alejaba vi como por el espejo retrovisor como la masculina figura detrás de mí se
alejaba, vi su rostro por última vez, aquel rostro que me cautivó desde el primer momento que
lo vi, con aquellos ojos marrones inconfundibles.
Dejé atrás al amor.

Los cuentos de hadas son bien ciertos, pero no porque nos digan que los
dragones existen, sino porque nos dicen que podemos vencerlos
-Gilbert Feith Chesterton

Capítulo 11

Los días pasan y no he salido de mi cuarto desde aquel día gris en el que hable por
última vez con Erick. Salem ha venido a verme a tratado de convencerme para que salga
pero a la única persona que he dejado entrar es a mi mamá. Suena infantil pero creo que la
única persona que puede ayudarme realmente es ella. Ella que pasó por lo mismo que yo
estoy pasado, ella dejó ir a mi papá y yo dejé ir a Erick. Creo que las mujeres Dhampire
estamos destinadas a estar solas por la eternidad, al menos nos tenemos la una a la otra.
Esta mañana no es diferente a las demás, mismo sol, mismo lugar, mismas personas, como
quisiera un abrazo de Bianca…de esos que me daba cuando era pequeña y me asustaba el
monstruo debajo de la cama.
Qué curioso ahora el monstruo soy yo.
No me he alimentado en días y no me siento diferente, no quiero hacerlo, no quiero dañar a
nadie, yo solo quiero que todos estén bien aguantaré lo más que pueda y luego ya veré que
hacer.
Las violetas cortinas de mi habitación están levemente abiertas en una esquina, con el ángulo
perfecto para que desde donde me encuentro recostada en mi cama pueda ver hacia afuera,
hacia aquel prado antes del espeso bosque, aquel prado tan verde y tan hermoso que fue
testigo de tantos momentos.
Ya no más, no más Samantha depresiva, se acabó, quiero proteger a los que amo, eso es
justo lo que debo hacer, protegerlos, así que me levantaré, me ducharé, me vestiré e iré a
entrenar.
Me decidí por usar ropa deportiva holgada ya que el día que tengo planeado será duro. Baje
las escalera que llevan directamente al salón principal, que está justo al lado de la sala de
entrenamiento, allí en aquel salón estaba mi madre y Marion sentadas conversando sobre
quién sabe qué, no me interesa espiar, la última vez que lo hice fue cuando llegaron los hijos
de Blake a quienes por supuesto aún no conozco.
Cuando ellas me vieron me miraron sorprendidas, no se esperaban que fuera a salir de
cuarto, no hoy.
-¿Estás bien?- preguntó asombrada la reina.
No obtuvo respuesta de mi parte solo pasé directamente hasta la sala de entrenamiento.
Abrí las puertas de la sala de entrenamiento de par en par. Vacía. Ahora comienza mi
entrenamiento, comienza mi proceso de olvido.

Dos días de intenso


entrenamiento, tiro al blanco con armas y cuchillos, combate cuerpo a cuerpo, solo que sola.
Durante las últimas cuarenta y ocho horas la sala de entrenamiento ha sido mi “lugar feliz”,
donde intento olvidarme de todos los problemas y complicaciones de mi vida.
Suficiente por hoy, me avisa un mareo. No me alimento desde la última vez que estuve con él.
Les dije a mis padres que comencé a beber sangre humana, que comencé a tolerarla, una
gran mentira, me sigue produciendo la misma repulsión que la primera vez y añoro la sangre
de Erick.
Salgo de la sala de entrenamiento, aun algo mareada. Paso por el gran salón vacío y me
encuentro de frente con una chica de mi estatura, cabello oscuro, piel reluciente, me recuerda
a alguien. Ya sé quién es.
-Hola.-Dice la chica frete a mi.- Soy Michelle
-Lo sé.-Respondo.- La hija de Blake
-Qué bueno que nos conocemos al fin, porque quiero dejarte claro algo.-dijo apoyándose
contra la pared a mi izquierda
-¿Disculpa?-Dije atónita.
-Mantente lejos de mi hermano.
-¿Qué? ¿De qué hablas? Ni siquiera lo conozco.
-Solo te advierto. Eres justo su tipo. Y no quiero que tu novio lo mate.-dijo
-Erick no es mi novio…-Dije ya odiándola por mencionarlo.
-Pero te quiere y eso es suficiente para que mate a mi hermano si se te acerca. Después de
todo estamos hablando de él ¿no?
-¿Lo conoces?-dije sorprendida por su comentario
-He oído de él. Todos han oído de él. Y no solo porque sea tu novio no te creas tan
importante. Él es de temer. Ha devastado ciudades enteras por capricho nada más.-Dijo eso
y yo quede aún más sorprendida. Como es que esta chica sepa más de él que yo misma.
-Bueno, un gusto conocerte.-Dijo siguiendo su camino.
Me quedé ahí. Fuera del gran salón. Sola. Mi mirada se debió hasta el gran piano de allí hay.
Cuando niña tomé unas cuantas clases por órdenes de mi padre, Patrick.
Me decido por sentarme en el pequeño banquito al lado del piano, sin decidirme aun por tocar
o no. Mi manos recorren todas y cada una de las teclas del instrumento. Y esas ganas de
expresarme vinieron a mí. Toqué un do mayor solo por curiosidad. Luego de eso las
siguientes notas vinieron por sí solas.
Mientras tocaba aquel instrumento con tanta tristeza, comencé a pensar cosas. Mis padres
adoptivos separándose, No saber nada de Patrick, Mi nueva vida, Mis nuevos poderes, pero
por sobre todos aquellos pensamientos reina uno. Erick. Necesito olvidar, es lo que más
quiero en todo el mundo pero es difícil sintiendo lo que siento. Lágrimas comienzan a
deslizarse por mis mejillas.
-Sam…-Dice mi madre sacándome de mi trance de dolor.- Oh mi pequeña. Sé lo que te
ocurre. Lo amas. Y por eso lo dejaste ir, si seguían juntos ambos podrían morir y sabes.
-Fuimos el amor perfecto en las vidas equivocadas.-respondí.- No puedo dejar de pensar en
él mamá
-La vida es como un libro, algunos capítulos son felices y excitantes y otros tristes… pero si
nunca cambias la página no sabrás lo que el siguiente capítulo te depara.-dijo. Ese es el
problema, no puedo cambiar de página él está impregnado en mi interior.
-¿Tu dejaste de amar a mi papá?-pregunté
-No te voy a mentir. El amor verdadero, puro y leal jamás se olvida solo se aprende a vivir con
ello y avanzas.-respondió ocultando las lágrimas. Puedo ver en sus oscuros ojos azules que
ella aun lo ama. Y sé que él a ella.
-El recuerdo de sus besos sigue tan vivido que es como si los estuviera viviendo ahora
mismo.-dije.
-Eso querida Samantha es porque piensas todo el tiempo en él, tú eres quién mantiene vivos
esos recuerdos, lo extrañas, lo amas y no puedes negarlo y mucho menos ocultarlo.- dijo
poniendo sus brazos alrededor de mi hombros.
-Gracias.-dije
-¿Por qué?
-Por estar aquí, conmigo.-respondí
-Siempre.-dijo ella
-Oww.-dijo una voz ronca a nuestras espaldas. Mi padre.
-¿En qué momento llegaste?-dijo mi madre.- ¿Qué escuchaste?
-Lo suficiente.-dijo él.- Vengan acá.-dijo abrazándonos.- Son lo más importante en mi vida, las
amo. A ambas.
La gran declaración de mi padre dejo a mi madre con la boca abierta. Ella se hace la fuerte, la
ruda, la inquebrantable para mantener su apariencia pero en realidad es tan sensible como un
pétalo de rosa.
Un olor desconocido inundo el ambiente. Huele parecido a mi padre pero no proviene de él.
Podría ser un demonio, pero no huele como uno, bueno si parecido pero no igual.
-No puede ser…-dijo mi padre por lo bajo. Mientras que la gran puerta de metal del castillo se
abría de par. Dejando entrar a una delgada y alta mujer rubia con anteojos oscuros, vestida
con un pantalón de cuero negro y una chaqueta roja, con grandes tacones rojos, haciendo
juego con su ropa y su bolso negro.
-¡Hola familia!-grito la mujer rubia exaltándonos a todos.
-Esto en serio es una sorpresa.-dijo mi padre.
-Escuche que me necesitaban querido hermano.-dijo la mujer aparentemente de unos
veintitrés años. Lo cual por supuesto no es verdad, ella es inmortal, ella es Muriel, mi tía.
-Sam ella es…
-Muriel.-Interrumpí a mi padre
-¿Le hablaste de mí? Qué dulzura.-dijo Muriel
-Ella posee tu poder.-dijo mi madre. Hablándole como si se conocieran desde siempre
-Hola a ti también querida Ele.-respondió Muriel.- Y eso ya lo sé por eso estoy aquí. Para
preparar a mi heredera.
-¿Heredera?-pregunté
-Primero lo primero, necesito reponer fuerzas. ¿Elaine aun conservas ese comedor tuyo?-
preguntó a mi madre
-Claro. Sígueme.-dijo mi madre guiándola por el enorme pasillo hasta el “comedor”
Mi padre se quedó paralizado mirando a las dos mujeres yéndose atreves del pasillo. Su
rostro es una mezcla de alegría y de intriga.
-¿Sabías que vendría?-pregunté
-De algún modo sí. Siempre aparece cuando la necesito pero nunca se sabe cuándo lo hará.-
respondió
Ambos, mi padre y yo esperamos en el gran salón a mi madre y a Muriel, quienes se tomaron
su tiempo en volver, bastante diría yo.
Al cabo de un rato ambas mujeres volvieron a aparecer, fugazmente.
-Bueno ¿nos dejarían a solas?- dijo Muriel a mis padres
-No nos hemos visto por casi cincuenta años y tú solo… ¿solo quieres estar con Sam?-dijo mi
padre ofendido
-Vamos Paul. Sabes que te adoro solo dame un momento para conocerme con mi sobrina.-
respondió Muriel.
Mi padre comprendió y él y mi madre se fueron quién sabe dónde, no quiero saberlo siempre
y cuando no salgan de DeadKing todo bien.
-Bien cariño.-comenzó Muriel.- ¿Sabes quién en mi madre, verdad?-yo asentí.- entonces…
¿debo suponer que Paul te contó sobre mis poderes verdad?-volví a asentir.- Bueno, volví no
por Paul ni por Joshua, no me malinterpretes yo amo a mis hermanos aunque cometan
errores garrafales. Estoy aquí para enseñarte.
-¿Enseñarme qué?-pregunté con el estómago revuelto con el hecho de escuchar mencionar
el nombre de esa escoria de manera tan cotidiana.
-Yo no tengo descendencia, no porque no quiera sino porque no puedo, las mujeres
demonios no podemos concebir, mientras que los demonios hombres si pueden tener hijos,
me estoy yendo por las ramas. Por alguna razón tú eres mi heredera.
-Sigo sin comprender eso.-dije
-Heredaste mis poderes, siendo que no tenemos una línea de sangre directa, la naturaleza te
escogió. Hay ya estoy hablando como bruja de nuevo.-dijo lo último poniendo los ojos en
blanco.- ¿Evangeline Paxton te habló sobre el libro oscuro?
-Solo sé que es el libro de hechizos más poderoso y que pertenecía a tu madre, pero tú eres
la heredera y también sé que lo rechazaste.-respondí
-Sí. Estas bien informada. Y si quiero puedo reclamar el libro y si hago eso y algún día me
matan, tú sobrina serás la heredera.-dijo
-Eso suena genial pero yo no puedo tocar el libro ni acercarme.-dije
-Eso es así para sobrenaturales como vampiros, demonios, etc. Pero no para ti ya que llevas
sangre de la dueña corriendo por tus venas. El libro oscuro o mal llamado a veces el grimorio
de la bruja original, solo puede ser tocado por dueña, guardiana y heredera. Pero el libro no
es lo más importante Sam. Tienes que aprender a controlar tus poderes y mañana
comenzaremos.
-Gracias.-dije
-Eres familia y a la familia hay que apoyarla. Pero quiero dejar en claro que amo a mis
hermanos por igual ¿sí? Y no estoy de parte de ninguno. Solo sé que debo hacer lo correcto.
-Lo sé.-dije y la abrasé en el momento en que la sentí tan cerca de mí lo supe. Entre nosotras
hay una conexión que nada ni nadie podrá romper y no es solo la magia. Si no que ambas
nos parecemos bastante y tengo la certeza y la seguridad que ella me guiara por el camino
correcto.
-Bueno…Bueno. ¿Qué pasó con el ángel?-preguntó matando el momento
Solo hubo silencio de mi parte.
-Oh cariño.-dijo lamentándose.- Lo siento. No, ¿sabes qué? No lo siento. Mira tus padres
cometieron el gran error de dejar ganar a Joshua, tu no lo hagas, con o sin profecía ustedes
dos estaban destinados. Tú tienes un corazón oscuro pero él es quien le da la luz que
necesita… ¿Sam no lo ves? Lucha por él ¿Qué importa lo que suceda?
-No dejaré que los que amo mueran porque yo no puedo vivir sin él.-respondí y me paré
-Sé que le mientes a tus padres.-dijo deteniéndome
-¿De qué hablas?-pregunté dándome la vuelta para mirarla
-Sé que no te estas alimentando y no sé cómo son tan estúpidos como para creerte
semejante barbaridad. Enserio. Pero si sigues así te vas a secar y así no protegerás a
nadie.-dijo
-No le digas a nadie.-le rogué
-Guardaré tu secreto si me prometes que lo pensarás.-pidió
-Lo prometo.-dije
-No sabes cómo me alegro de tú seas mi heredera y no uno de los hijos de Joshua.-dijo
-¿Joshua tiene hijos?- pregunte exaltada
-¿No lo sabias? Pero si están viviendo aquí.-Oh MI Dios. Esos hijos de su putrefacto padre.
-¿Mi mamá lo sabe?
-No sé. Debo suponer que no. Si no te lo habría dicho.-dijo parándose del sillón.- Bueno, iré a
descansar y espero pienses lo que te dije.
Se dio la vuelta y se fue rápidamente hacia las escaleras que llevan al piso de arriba. No
puedo creer que los hijos de Joshua vivan bajo el mismo techo que yo. No puedo creer que
tenga dos primos más. No puedo creer que Sean y Michelle sean hijos del bastardo que
intenta matarme.
Sigo sentada en el sillón donde hablé con mi tía, Muriel. Sigo igual de sorprendida al avanzar
los minutos, me siento pálida y temblorosa. ¿Cómo no lo vi? Tuve acceso a las memorias de
Blake y no lo vi.
A los diez minutos después de irse Muriel la puerta principal del castillo se abre dejándome
ver a quien se supone es mi mejor amiga, con quien no he hablado en mucho tiempo.
Salem se ve igual de hermosa y radiante como siempre ¿ella sabrá quién es el padre de sus
hermanos? Y si no lo sabe, ¿debo decírselo? ¿Por qué siempre me encuentro en esta
situación?
-Hola extraña.-saluda la pelirroja con cierta emoción en su voz
-Hola.-respondo
-Habla ¿Qué sucede?-pregunta. Debe ser un chiste un muy mal chiste.
-Todo.-respondo
-Ven, salgamos de aquí.-dice levantándome del brazo.
Me condujo por el corredor que lleva hasta la puerta de salida trasera del castillo, cerca del
“comedor”, sin decir una palabra, totalmente en silencio. Un silencio incómodo pero a la vez
satisfactorio porque sé que cuando ella diga algo ya no tendré tanta carga sobre mis hombros
porque ella la compartirá conmigo.
Salimos al jardín trasero en que tiene esa pileta gigante de piedra, rodeada por arbustos
cortados tan magistralmente que tienen forma de gárgolas.
-Bueno…-dijo sentándose en el prado más alejado del castillo.- Habla
-¿Por dónde empiezo?-pregunté sarcásticamente sentándome a su lado.
-Por… ¿Por qué nos mentiste?
-¿De qué hablas?-dije interrogante
-Escuche parte de tu conversación con la hermana de tu padre.-respondió Salem
reclamando.- ¿Por qué nos dijiste que te estabas alimentando?
-Pensé que era lo mejor.-respondí cabizbaja.
-Pensaste mal. ¿Qué crees que haces? ¿Quieres secarte? ¿Quieres morir?
-No quiero que nadie muera o sufra por mí. No más.
-Todo esto es mucho más grande que tú. Déjame ayudarte por favor. Encontraremos una
manera.
-Promete que no le dirás a nadie sobre esto
-Está bien.-prometió. Un silencio nos invadió.- Y… ¿Cómo llevas lo de…?-dijo rompiendo el
silencio
-¿Erick?- ella asintió.- Pues…estoy viva.
-Él se fue ¿Sabías?
-Lo imaginé.-dije con la cabeza entre mis rodillas
-Se fue a España. Creo. Siempre hablaba de España.-dijo ella mirándome con ojos vidriosos.-
Sam te conozco mejor que nadie. Sé que detrás de esa coraza dura estas sufriendo como
nunca porque te enamoraste. Te enamoraste de verdad. Y comprendo que lo que hiciste fue
por amor. No quieres que algo malo le pase pero Erick pero él no necesita que lo cuiden. Lo
heriste. Te heriste. Y sé que nuestra edad encontrar el amo puede ser algo tonto e incluso
imposible pero de lo que estoy segura es que eso no aplica para gente como nosotras, sabes.
Y creo que en el fondo sabes que jamás volverás a ama a nadie más. Además Erick sabe
cuidarse sola.
Ella tiene razón. Erick no necesita que lo cuiden pero aun así no quiero que nada le pase, eso
sería demasiado para mí y si Joshua sabe que él es mi peor debilidad la va a usar contra mí.
Contra todos nosotros y no tendremos oportunidad.
-¿Sientes eso?- dijo Salem. Asentí. De la nada comenzó a inundar el aire un aroma a flores y
bosque. No el bosque cercano al castillo. Un aroma a bosque diferente.
Ambas nos pusimos de pie al mismo tiempo. Comenzamos a avanzar hasta el interior del
castillo donde nos encontramos con mi madre. La expresión de su cara lo decía todo. Ella no
tiene idea de donde proviene ese aroma.
-Huele al bosque de Diadras.-dijo Marion bajando las escaleras del invernadero. Mi madre
asintió.
Seguí a mi madre por el corredor hasta la puerta principal, siguiendo el origen del aroma.
Salimos fuera del castillo, seguimos caminando en dirección a la entrada. Conforme nos
íbamos acercando vimos un bulto agarrado al portón de hierro. Una mano ensangrentada fue
todo lo que vimos a primera vista. Cuando nos acercamos para ver mejor vimos que era una
mujer, rubia, blanca y delicada vestida con un vestido color damasco hasta los pies, descalza
y llevaba puesto un abrigo oscuro y antiguo que la cubría por completo.
La mujer estaba toda ensangrentada, pero no se le veían heridas a primera vista. Mi madre la
reconoció.- Aria.- murmuró. Mi madre se apresuró a tomarla en brazos y llevarla a dentro.
-Es Aria.-dijo a Marion al entrar al catillo.
Marion se apresuró hasta el sillón y lo acomodó para que mi madre pusiera en él la
desconocida no tan desconocida para ellas.
-¿Alguien podría explicarme?-exigí a las dos mujeres enfrente del cuerpo casi sin vida de la
mujer encontrada
-Ella es Aria. Un hada del bosque de Diadras. Es la heredera de las hadas. Es como… como
una princesa pero elegida por el resto de las hadas.-explicó mi madre.- No sé qué sucedió
pero lo averiguaré. En cuanto despierte me avisas.-le dijo a Marion.- Si vino hasta acá es por
algo.
Dentro de las dos horas siguientes Aria estuvo inconsciente. Marion le dio a beber distintos
tipos de brebajes, todos se veían realmente asquerosos, si no despertó con eso no tengo idea
que la despertara.
Ya entrada la noche mi madre le pidió a Jack que la llevara a una de las habitaciones en lo
que Evangeline y Gabriella llegaban. Ya que Eve se llevó a Gabriella para su “ritual” habitual.
Dado que Gaby solo puede sobrevivir con esos rituales. “La consecuencias de los hechizos”
lo llamó Evangeline cuando le contó todo a mi madre.
Voces me despertaron en la madrugada. Ellas habían vuelto. Mi madre conversaba con Eve
en el pasillo en lo que Gabriella se alistaba.
-Perdió mucha sangre.-dijo Eve a mi madre.
-¿Tienes alguna palabra mágica para recuperarla?-pregunto mi madre con un leve tono de
sarcasmo
-¿Quién crees que soy? ¡Claro que si la tengo!-respondió Eve ofendida.
-¿No sería más fácil una transfusión de sangre?- interrumpí a las mujeres saliendo de mi
habitación
-Nuestra sangre la mataría.-respondió mi madre
-No nuestra. Tendría que estar demente. ¿Humanos? ¿Qué no tienes en tu nevera personal?-
dije en tono serio
-Tu humor mejora prima.-dijo Sasha haciendo aparición.
-¿Dónde estabas?-le pregunté
-Por aquí, por allá, en todas partes y en ningún lado.-dijo sarcástica
-Basta.-dijo mi madre interrumpiéndonos.- Vayan a descansar. Cualquier cosa les aviso.
-Está bien.-dijimos al unísono
-¡Tengo noventa años y aún me siguen mandando!-dijo Sasha en murmullos.

Mi madre me despertó al
otro día para que la relevara en el cuidado del hada. Ella se veía cansada, por no dormir en
toda la noche claro está. Yo acepte con gusto, no tengo nada planeado para hoy a excepción
de entrenar. Aunque la verdad hubiera preferido dormir un poco más, últimamente me canso
demasiado y me mareo con facilidad, esto no está resultando como lo imagine.
Entre a la habitación en la que pusieron a Aria, está a unas doce habitaciones de distancia de
la mía. Es bastante parecida pero más cotidiana. No es por alardear pero la mía es mucho
más genial.
Me senté en el pequeño sofá que está a un lado de la cama, donde duerme Aria. Tome un
libro y comencé a leer. Sin siquiera fijarme en el título.
-Eres muy parecida a ella.-me interrumpió la antes dormida Aria.
-Hola soy…
-Samantha.-me interrumpió.- Vine aquí buscándote.- lágrimas se asomaron en sus ojos verde
limón.
-Tranquilízate. Perdiste mucha sangre. Llamaré a mi madre.-dije eso y Sali a la puerta a
llamar a mi madre.
-Los mató a todos.-dijo entre sollozos
-¿Qué?
-Ese demonio. Joshua. Los mató a todos en frente de mí.
-¿Mató a tu familia?
-Los mató a todos.-dijo mirándome con una expresión de miedo y asombro en sus ojos
Me disponía a preguntarle más, como paso, cuantos fueron, cuando fue, etc. Cuando
apareció mi madre y Marion de la nada.
-¿Lo escucharon?-pregunté
-Si.-respondió mi madre.
-Anoche murmuraste algunas cosas cariño.-le dijo Marion a Aria.
-Con permiso.-dijo Salem entrando a la habitación.- Traigo tu desayuno. Soy Salem y soy una
súcubo. Solo para que lo sepas. Yo no chupo sangre.
-Qué alivio saberlo.-dijo Aria
-¿Por qué viniste a DeadKing?-preguntó mi madre seriamente.
-Los sobrenaturales hablan, el viento habla, se dice que están juntando gente para luchar
contra ese demonio…-dijo Aria dando respuesta a la pregunta de mi madre.
-Esto no es un jodido ejército.-dijo Sasha.- ¿Por qué dicen eso?
-Porque ustedes tienen las armas más poderosas.-dijo Aria
-¿Armas?-dije
-Tú y el ángel.-respondió Aria haciéndome recordar a Erick.- Por cierto ¿Dónde está?
-España.-dijo Scott entrando.
-¿Qué? No. No. Él tiene que estar aquí. ¿Acaso no lo ves?-me dijo mirándome fijamente
-¿Ver qué?-pregunté
-Luz y oscuridad. El balance perfecto. Juntos podrían derrotar a Joshua.-dijo Aria
-O matarnos a todos.-dije
El silencio dentro del cuarto triunfó. Simplemente no lo aguanté. Salí de ahí como alma que
lleva el diablo.
La tarde después de eso paso rápido. Entrené con Jack en el bunker. Le ayudé a limpiar y
ordenar algunas armas y luego fui hasta el prado a pensar. Cuando una presencia apareció.
-Hay esperanza, siempre la hay.-dijo Aria detrás de mí.- No dejes de luchar, pelea, solo hazlo,
¿Qué importa que el destino este escrito? Tú haces tu propio destino. Eres fuerte y poderosa
igual que él. Solo que su poder está dormido. Ayúdalo a despertarlo. Juntos serán invencibles
Samantha. Solo no abandones. Ambos se necesitan, más nada.-se dio media vuelta y se fue.
Sin esperar una respuesta de mí parte
¿Y si ella tiene razón? ¿Y si solo tengo un miedo estúpido? ¿Y si pudiera trazar mi destino?
Hay millones de cosas en mi cabeza ¿Debería solo seguir mi corazón? No puedo decidir que
está bien y que está mal ¿Qué debo hacer? ¡Si solo pudiera seguir a mi corazón sin importar
nada! No sé qué estoy sintiendo. Si solo pudiera encontrar la manera de ser quien debo ser
sin lastimar a nadie.

Estamos hechos de la misma materia que los sueños. Nuestro pequeño


mundo está rodeado de sueños
-William Shakespeare

Capítulo 12

-Te enamoraste.-dijo Reese detrás de mí. Pensé que no había nadie en el salón.
-¿De qué hablas?-me hice la desentendida
-Sam. Sé que siempre digo que enamorarse es para débiles, pero cuando estabas con mi
hermano ambos estaban tan… tan felices. Sabes al menos tú tienes el valor de sentir, y
profundamente, eres digna hija de tus padres. Cuando abras los ojos búscame.-dijo eso y se
fue sin esperar respuesta ¿Por qué todos me dejan con la palabra en la boca?
Medité en las palabras de Reese todo el resto del día en mi habitación. Tiene razón soy digna
hija de mis padres. Ellos sufrieron por enamorase, y ahora yo también lo hago. Sé que él se
fue porque de cierto modo se lo pedí pero también sé que me quiere. Aquel último día en que
lo vi me di cuenta de tantas cosas pero eso de nada sirve ya. Debo concentrarme en ganar
esta batalla. En ganarle a Joshua.
-¿Sam?-dijo mi madre interrumpiendo mis pensamientos.
-¿Si?
-Tenemos que hablar.-dijo con cara seria.
-¿Qué sucede?
-Eso mismo quiero saber yo. ¿Por qué me mentiste? ¿Por qué nos mentiste?-reclamó. Rayos
sabía que Salem le diría.
-Pensé que era lo mejor.-respondí
-Pues te equivocaste ¿Cómo puedes pensar en ello? ¡Podrías morir!
Se movió hasta la mesita de noche al lado de mi cama, yo solo bajé la cabeza. Puso en frente
de mí una copa de cristal con líquido rojo. Sangre. Su sangre.
-No me puedes obligar.-reclamé
-Bebe.-exigió
-No
-Sam. Bebe. Ahora.-exigió furiosa.- No pasará nada. Bebe solo lo suficiente para no secarte.
Accedí. Ella tiene razón. Se supone que debo estar fuerte siempre. Nunca se sabe cuándo
alguna amenaza aparecerá.
Cuando bebí su sangre, todo se hizo más claro. Puede ver lo que antes no.
-Ya sabes lo que debes hacer.-dijo ella
Claro. Como no lo vi. Mi madre puede hacerme ver lo que quiera a través de su sangre.
Puede hacer lo que sea. Es la reina. Lo que vi fue simple y claro. Erick. Debo ir por él y traerlo
a casa.
Primero la corta conversación con Reese y luego esto. Ellas lo estaban planeando. ¿Cómo fui
tan ciega? Podría jurar que Salem también está metida en esto.
-¿Por qué así?- le pregunte a mi madre
-Era la única forma en la que comprenderías.-respondió ella.- Tienen un vuelo que tomar
-¿Tienen?
-Reese irá contigo. Ella lo contactara. Pero tú lo traerás de vuelta.-respondió
Hice mi maleta rápidamente solo con lo indispensable. Y puse una que otra arma escondida
entre mi ropa. Mi madre irá a dejarnos así que no habrá problemas con los guardias.
Reese y mi madre me esperaban en el coche. El camino al aeropuerto fue rápido, condujo mi
madre. Odio viajar en avión. Me asusta. Pero es un sacrificio justo.
Cuando aterrizamos en Madrid, España mi corazón se aceleró al máximo. La gran pregunta
es ¿Querrá verme? ¿Y si no?
Reese me condujo por la ciudad, se ve que conoce bastante bien las calles por donde
pasamos. Dos vampiros en Madrid buscando a otro vampiro. Esto parece telenovela. Pero de
las raras.
Nos registró en un gran hotel bastante lujoso en el centro de la ciudad. Y me dejó allí.
Mientras ella se iba a buscar a Erick. Volvió después de tres largas y aburridas horas de
espera.
-Ponte un vestido.-dijo al llegar
-No traje vestidos.-respondí
-Suerte que yo sí. Nunca salgo de viaje sin uno.-dijo abriendo su maleta roja.
Sacó un largo y angosto vestido rojo abierto por la cintura y la espalda, con incrustaciones de
piedrillas brillantes en los bordes. No me pondré eso. No me quedará bien.
-Eso no me quedará.-reclamé
-Somos casi de la misma talla claro que te quedará.-reclamó ella.
Y como nadie puede discutir con un Sanders terminé por ponerme aquel vestido. Reese no
dijo para que me lo pusiera pero supuse que iríamos a cenar a un lugar lujoso. Aunque no dijo
qué hora ni cuándo. Fue a último momento cuando me di cuenta que solo seriamos Erick y
yo. Ella no iría.
Reese me ayudó a maquillarme y vestirme aunque opté por llevar el cabello recogido hasta la
mitad en forma de cascada. Cuando terminamos me puso en un auto y le dio las indicaciones
al chofer en un perfecto español. Cuando llegué hasta el restaurant los nervios me invadieron.
El apuesto mozo me llevó hasta adentro y me indico donde estaba mi mesa. Y comencé a
bajar aquellas interminables escaleras.

Narra Erick
Otro día en el paraíso. Madrid no esta tan mal pero creo que me iré a Inglaterra,
definitivamente.
Me disponía a prepararme una taza de café, lo que me ayuda a controlar el hambre, cuando
el timbre del departamento sonó descomunalmente. Abrí la puerta y vi a mi querida hermana
parada allí, Reese.
-¿Qué haces aquí?-pregunté
-También me agrada verte.-dijo ofendida.- ¿Me invitas a pasar?-no esperó respuesta y entro
-No te esperaba.-dije
-Nunca lo haces. Pero bueno vine a un asunto específico y me iré mañana en la mañana así
que me preguntaba si podríamos cenar esta noche.-dijo. Vaya que me toma por sorpresa
-Oh. Claro. Dime dónde y allí estaré.-dije para complacerla
-En el centro hay un restaurant lujoso y bastante llamativo, no recuerdo el nombre pero ya
hay una reservación a tu nombre. Solo espera y llegaré.
-¿Y si te paso a recoger…?
-No.-dijo rotundamente
-Está bien nos vemos allí ¿A qué hora?
-A las nueve. Bueno eso era todo un gusto verte. Te quiero. Y si todo sale bien nos vemos
pronto.-dijo eso y salió por donde entró sin dejar rastro.
¿Si todo sale bien? ¿Eso fue lo que dijo? Enserio ella se vuelve más rara con los años.
Mientras más vieja más rara.
Podría haber escogido cualquier otro restaurant pero tenía que escoger el más lujoso, y no
me quejo por el dinero eso me da igual si no por el hecho de que tengo que usar un estúpido
traje.
La noche hizo su aparición magistral. Despejada y llena de estrellas, una noche bastante
hermosa, no sé por qué pero me recuerda a ella. Samantha. Sé que ella piensa que esto es lo
mejor y respeto su decisión pero no la acepto. Sé que algún día volveremos a estar juntos. Sé
que algún día ya no habrá peligro. Como anhelo ese día.
Me puse un típico traje negro, sin corbata, esta demás decirlo, y me encaminé hasta el
restaurant. Decidí ir caminando eso me da tiempo para pensar. Pensar en Sam, en Scott, en
Sal, en todos y lo mucho que extraño a ese puñado de estúpidos.
Cuando llegue al restaurant comencé, enserio a preguntarme el por qué complací a mi
hermana. Esto no es lo mío. Enserio que no.
-¿Señor lo puedo ayudar?-preguntó el mozo en la entrada
-Tengo una reserva. Mi nombre es Erick Sanders.-dije
-Oh. Señor Sanders un gusto conocerlo. Su hermana me habló mucho de usted. La mesa
veintiuno. Su mesa.
Hice exactamente lo que el mozo me dijo. Me senté en la mesa veintiuno la cual tenía mi
nombre en un pequeño sobrecito entre las copas.
-Oh señor disculpe. Me acaban de informar que su hermana cambió la mesa. Su nueva mesa
es la numero uno. En el jardín al lado de las piletas.-dijo eso el mozo y lo seguí a mi nueva
mesa.
Reese enserio me las vas a pagar.
El mozo me condujo hasta el jardín, el que estaba cerca de las escaleras de ingreso y junto a
las piletas. La mesa estaba adornada con velas y copas de champan.
Esto parece más para una cita que para una cena familiar.
Nueve y treinta y dos vasos de whisky, mi hermana no hace aparición aún. Quizás le salió
algo y no pudo avisarme. Mejor me largo pero antes un vistazo a ver si aparece tengo la
estúpida esperanza de que lo haga.
Muevo mi cabeza desde las mesas hasta la escalera donde quedo en estado de shock.
Literalmente.
Ahora entiendo todo.
Como amo a mi hermana.
Allí en la escalera dispuesta a bajarlas se encuentra la mujer de mi vida. Samantha. Se ve
tan…diferente. Vestida con un hermoso vestido rojo que le queda perfecto. Ella se ve
perfecta.
Aún no me ve. Su mirada recorre todas las mesas hasta que llega a la mía y se congela.
Mira hacia abajo comenzando la marcha hasta aquí. Puedo sentir el temblor de sus manos, el
latido de su muerto corazón, el correr de la sangre en sus venas, su aroma. Oh Dios mío
cuanto la extrañaba. Cuanto extrañaba su presencia.
Ella comienza a bajar la escalera lenta y magistralmente, mi corazón se acelera, ciento una
emoción que solo ciento cuando estoy con ella. Tanto tiempo. Tantas cosas.
Cuando por fin llega a la mesa me levanto y la ayudo a sentarse. Ambos en silencio. Un
hermoso silencio.

Narra Samantha
Nervios. Lo busco en las mesas bajo las escaleras. No lo encuentro. Vuelvo a recorrer con la
mirada las interminables filas de mesas lujosas hasta que hago contacto con sus ojos.
Mirándome fijamente. Como aquella primera vez. Esta impresionado lo sé no esperaba
verme. No aquí. No ahora. Pero aquí estoy. Aquí estamos.
Baje las escaleras con las piernas temblorosas, el corazón a mil por hora y sintiendo su
aroma, su presencia, su ser.
Me acerco a la mesa. Nuestra mesa. Lentamente, intentando no hacer notar mi nerviosismo,
pero como siempre, fallo. Él me conoce como nadie. Se para y me ayuda a sentarme. Lo noto
igual de nervioso que yo, tu corazón también está acelerado.
-Definitivamente no se puede confiar en Reese, jamás.-dijo el rompiendo el incómodo
silencio.
-Si te molesta enserio me voy.-dije respondiendo tratando de no parecer nerviosa
-No. No. Por favor.-dijo suplicante
Su mirada era indescifrable. Lo conozco pero a la vez lo desconozco. Somos como dos
extraños con cosas, recuerdos y pensamientos en común.
-Yo…-comenzó
-Silencio.-dije seria.-Yo vine aquí. Yo hablaré primero.
-Como quieras.-dijo resignado sabiendo que no puede llevarme la contraria.
-Si vine aquí fue por algo.-comencé.- Hace unos días en el castillo sentimos un aroma
diferente, distinto a lo usual. Cuando fuimos a revisar con mi madre encontramos a una mujer
mal herida…
-¿Y a dónde vas con eso…?-me interrumpió
-Podrías por favor esperar.-discutí
-Tú eres igual.-respondió
-Está bien. La cosa es que ella era Aria, un hada del bosque de Diadras. Joshua torturó y
mató a todas las hadas enfrente de ella.
-¿Todas las de Diadras? ¿Es una broma? Eran como un maldito ejército en número.-dijo otra
vez interrumpiéndome mirando alrededor por si alguien nos oye.
-Todas.-afirmé.- Pero eso no es por lo que estoy aquí. Bueno si pero no… Cuando ella
despertó me dijo algunas cosas… cosas que te incluyen y cuando bebí de la sangre de mi
madre…
-¿Bebiste de Eleaine?- me interrumpió sorprendido
-Bueno. No tan así. Ella prácticamente me obligó. Y tu hermana estaba coludida con ella.-
reclamé señalándolo.- La cosa es que cuando bebí su sangre todo se hizo más claro. Y supe
lo que tenía que hacer. Y por eso estoy aquí.
Su expresión era de incredulidad completamente. Pero me hizo entender que sabía a lo que
me refería con eso.
-Sabes. Pensé que sería yo el que fuera tras de ti.-dijo
-No estoy tras de ti.-dije con certeza absoluta
-Oh vamos claro que sí. O no estarías aquí. La verdad es que pensaba ser yo el que fuera por
ti. Me arruinaste los planes. Solo te estaba dando tu espacio y tiempo necesarios para que
abrieras los ojos.
-Oh. ¿Por qué todos me dicen eso?-reclamé sorprendida por la confesión imprevista.-
Entonces me disculpo por lo que te dije. Eso de la repulsión fue demasiado lo siento.
-¿No creerás que me lo creí verdad?-dijo prepotente.- Por favor. Tengo más de cuatrocientos
años no pretenderás que me crea algo tan tonto como eso.
-¿Ordenarán?-nos interrumpió el mozo
-La recomendación del chef.-respondió Erick mirando el menú
-¿Y la señorita?-pregunto el mozo
-Lo mismo.-respondí yo sin interés.- Y tráigame lo mismo que él está bebiendo.-dije
señalando el vaso casi vacío de Erick.
El mozo se dio la media vuelta y se dirigió hasta la cocina. Volvió cinco minutos después con
nuestra orden ya lista y mi vaso de whisky. Ambos comenzamos a comer una especie de
sopa con rastros de algo verde y rojo. Se veía asqueroso pero la verdad es que era delicioso.
-¿Sam?-Erick dijo interrumpiendo mi comida
-¿Si?
-¿A qué viniste realmente?
-Por ti.-dije sin pensarlo y comenzó a sonar Rule the world de Take that. Canción
hermosamente bella.
-¿Quieres bailar?-preguntó y yo negué con la cabeza.- Oh vamos sé que amas esta canción.
-Está bien solo esta y nada más. No me sobra el tiempo.
Nos paramos y nos dirigimos a la pista de baile. Me tomó suavemente de la mano y luego con
la otra mano me tomó por la cintura.
-Escucha bien esta canción.-dijo en mi oído.- Porque es exactamente todo lo que ciento.
Dijo eso y levante la cabeza, e hice lo que más quería. Lo besé. Fue justo igual como aquel
primer beso, nervioso, profundo y a la vez perfecto.
-Pues entonces es nuestra canción.-dije mirándolo a los ojos.
-Te amo.-dijo de repente.- Hay millones de razones para que nos separemos pero estoy harto
de todas ellas. Te seguiré a todas partes, te seguiré por el resto de la eternidad. Vivo o muerto
siempre estaré a tu lado. No sabes cuánto te esperé.
-Yo también te amo.-le dije con lágrimas en los ojos.- Pero no quiero que salgas lastimado.
Todo aquel que se acerca a mi termina sufriendo
-Pues entonces sufriré pero sé que seré demasiado feliz como para notarlo.-respondió
Definitivamente la noche termino bien. Me dejó en el hotel y subí por el ascensor meditando
en lo feliz que me vuelve esta con él. Y aunque sé que posiblemente Joshua intente algo por
ese lado no le va a resultar. No dejaré que arruine esto. Si alguien lo arruinará solo seremos
nosotros nadie más.
Cuando entré al cuarto Reese estaba viendo la televisión, a la que por cierto no le entendí
nada, dado que estaba en español.
-Woow por la sonrisa que traes deduzco que todo salió bien ¿Verdad?-dijo sintiéndome llegar
-Imaginas bien cuñada.-dije riéndome. Enserio creo que el whisky me cayó mal.
-Okey. Solo espero que dure y no dejes que nada se ponga en medio. Y bueno es mi deber
decirte que si haces sufrir a mi hermanito te las veras conmigo.-dijo amenazante. Aunque sé
que no lo haría. Hemos construido una especie de amistad, amistad rara pero al fin y al cabo
amistad.
-Asi que ¿Ya tienen una canción?-preguntó
-¿Escuchaste?- ella asintió.- ¿Pero cómo?
-¿Enserio creíste que me perdería el espectáculo?- dijo con una mirada astuta
-No te sentí
-Claro que no estaban demasiado ocupados.-se rió.- Ahora si no te molesta me iré a dormir y
tú deberías de hacer lo mismo. Mañana nos vamos temprano. Por cierto, ¿Le avisaste?
-Creo que te irás tú sola Reese. Yo me quedare unos cuantos días.
-¡Traición! ¿Qué le diré a Eleaine cuando vuelva sin ti?
-Que todo resulto bien.-dije con una sonrisa
-Tu padre se va a enfadar bastante.
-Ya estoy bastante grande Reese.-dije segura.- Él comprenderá.
Luego de eso me fui a la cama aunque la verdad no logré dormir en toda la noche, la
emoción, alegría y el recuerdo de sus besos no me dejaron tranquila. Fue como aquellas
noches cuando estábamos separados pero ahora con la certeza de que ahora estaríamos
juntos. No completamente, claro está, no pretendo perder mi v aun. Sé que lo amo pero para
que eso pase falta mucho aun.
Cuando Reese se fue a la mañana siguiente, apareció Erick en la puerta del departamento.
-Toma tus cosas.-dijo sin saludar.
-¿Qué?
-Te llevo a mi casa. Aquí.-dijo haciéndome saber que tiene una casa propia en Madrid.
-Erick…yo… -comencé
-Tranquila. Dormiremos en cuartos separados.-dijo sacándome las dudas.
Tomé mis cosas. Las pocas cosas que traje incluyendo el vestido rojo que Reese me prestó
para la cena. Él me ayuda a llevar las cosas a su auto. Un bello lexus rojo. Compró auto
nuevo.
-Es rentado.-dijo aclarando mis dudas.- no quise comprarlo. ¿Para qué? Si de todos modos
no me iba a quedar mucho.
Condujo en completo silencio por casi una hora hasta llegar a una gran casa cerca de un lago
y de un bosque, bastante alejado de la civilización. La casa es de dos pisos y está hecha de
madera de roble puro, por lo que puedo ver a simple vista tiene la escalera afuera, a un
costado. Arriba tiene grandes ventanales y un pequeño balcón vacío.
-La compré hace unos años.-dijo Erik bajando mis cosas del auto.- En uno de mis viajes por
trabajo
-¿Trabajo?-dije sarcástica
-En mis tiempos libres me dedico a hacer cosas humanas…así he conseguido mi fortuna. Ya
sabes, un vampiro pobre no es vampiro.
-¿Y de qué cosas humanas estaríamos hablando?
-Contabilidad.-dijo
-¿Bromeas? Jamás me lo hubiera imaginado de ti
-¿Por qué? ¿Por qué soy demasiado guapo?-dijo acercándose perezosamente
-No. Porque no te veía del tipo demasiado trabajador.-dijo separándome de él.
-Definitivamente no sé cómo tomar eso.-dijo llevando las maletas dentro y abriendo la puerta
para mí.
Al entrar a la casa lo primero que vi fue la gran chimenea en el centro de una de las paredes,
rodeada por dos sofás y una mesita de centro, el lugar es bastante lindo y acogedor, siento
que me quedaría aquí para siempre.
-Tienes todo el segundo piso para ti.-dijo él
-¿Y tú?
-Aquí abajo hay una habitación. Es pequeña pero no necesito más.
-Está bien. ¿Subo por fuera?- pregunté. Señalando a la escalera que se ve por la ventana.
-Detrás de la chimenea hay una escalera.-dijo dirigiéndose allí
Me dejó subir primero. La habitación era muy grande y lujosa. Tiene una cama para dos
enorme que queda de frente al gran ventanal que da al balcón donde está la escalera.
La cama está separada de la escalera por una pequeña pared del tamaño del respaldo de la
cama. En una de las paredes, al lado de una lamparilla, hay un cuadro muy raro, me parece
haberlo visto en algún otro lado, Yo me quedo mirando fijamente a él, firma.- Con cariño para
mi amigo Erick
-Oh.-dijo Erick notando hacia donde miraba.- Ese cuadro me lo regaló Picasso.
-¿Conociste a Picasso?-dije impresionada
-Sip. Gracias a tu madre. Ya sabes, en una de esas fiestas de estirados de aquel siglo. Él era
bastante…Raro.-reflexionó.- Pero bastante amistoso.
-Debería estar en un museo.-dije aun mirando el cuadro
-Lo estaba. O algo así. Estaba en la casa de mi familia.-dijo cabizbajo
-¿La casa de tu familia aún existe?
-Sí. En la antigua Inglaterra. A veces voy allí. Jamás he llevado a nadie. Solo tres personas
saben dónde está, mi hermana, tu madre y yo.
Luego de esa pequeña confesión, me dio un tiempo para desempacar y ordenar mis cosas.
Me llevó al lago y me enseñó a pescar, debo admitir que enserio soy un asco en eso.
Jugamos pictionary, lo que fue bastante divertido para mí ya que siempre le gané.
Vimos una película, aunque la verdad me quede dormida cuando recién comenzaba, no
porque fuera aburrida ni nada sino que enserio estaba demasiado cansada.
Los siguientes dos días fueron maravillosos, no hubo interrupciones de parte de mis padres ni
de nadie, creo que comprendieron que estoy bien.
La mañana del tercer día me levanté demasiado temprano, las seis a.m. la noche anterior nos
dormimos temprano, al menos yo. Erick aun no despierta así que me dispuse a preparar el
desayuno, por suerte hay cosas en la alacena, sé que preparar desayuno humano no servirá
de nada pero es rico.
Preparé huevos, tostadas y jugo de naranja natural, recién exprimida. Estaba poniendo lo
último en la mesa de la cocina cuando Erick sale de su habitación, con el cabello todo
desordenado y sin camiseta. Yo me quede pasmada, no porque jamás lo hubiera visto así, de
hecho lo he visto así bastantes veces, sino porque enserio el me deja sin aliento.
-Debes dejar de verme así.-dijo él
-¿Asi cómo?
-Con cara de violadora psicópata.-dijo sentándose en el sofá mirando hacia la mesa con cara
de hambriento.
-Pues tú deberías dejar de hacer eso…
-¿Qué cosa?-dijo sarcástico
-Aparecerte así de la nada y sin camiseta.
-No lo he hecho antes.-dijo en su defensa
-¿Olvidaste Canadá?
-¿Qué parte? ¿Cuándo te fuiste y me dejaste todo preocupado?
-Olvídalo. Siéntate preparé el desayuno
-Ya lo creo.
Estábamos en mitad de nuestro desayuno tan exquisitamente preparado por mi cuando sonó
el celular de Erick. Vio la pantalla y me miró haciéndome saber quién llamaba. Mi madre. Le
hice señas para que contestara y así lo hizo.
-¿Erick?-dijo la voz femenina y delicada perteneciente a mi madre al otro lado de la línea
-Sí. Mira Eleaine enserio estamos bien. No pasa nada…
-¿Sam está ahí contigo?- lo interrumpió mi madre
-Sí. Te está escuchando ¿Qué sucede?- dijo mirándome
-Joshua. Tiene a los amigos de Sam.-dijo mi madre soltando una bomba de tiempo sobre mí.
Me levanté de mi silla y le quité el celular a Erick.- ¿Qué dijiste?- le dije a mi madre
-¿Sam? Cariño Joshua tiene a Josh y a Danielle.
-Vamos en camino.-dije cortando la llamada y dirigiéndome a la habitación a buscar mis cosas
-¡Sam! Tranquilízate por favor. Estarán bien.-dijo calmándome.- Prepararé el carro.
Tomé mis cosas lo más rápido que pude y nos fuimos al aeropuerto, por suerte había un
vuelo de inmediato. Fueron las horas más largas de mi vida hasta el momento. Ese bastardo
enserio ¿Qué no se cansa de hacerme la vida imposible?
Cuando llegamos a DeadKing ya todos estaban listos solo estaban esperándome. Sé lo que
quiere Joshua y estamos a punto de dárselo, no puedo permitirlo. Si tiene que haber una
batalla no será hoy, no dejaré que gane. Siempre hay un plan b, y es justo lo que necesito,
pero para ello no puedo contar con Erick.
Tomé el celular de Erick y le envié un mensaje de texto a Sasha, la única persona que puede
ayudarme y no cuestionara nada.
“Ven al bunker—Sam”
“En dos minutos” respondió
Cuando la rubia llegó yo ya estaba preparando todo, se sorprendió lo noté.
-¿Qué crees que haces?-preguntó mirando las armas que había sacado
-Voy a por Josh y Danielle y tú.-dije señalándola.- Me cubrirás la espalda y no quiero que los
demás se enteren.
-Estás loca.
-¿No pensaras hacerlo sola, verdad?-dijo la sexy voz masculina entrando al bunker
-Lo siento. Es imposible dejarlo fuera, es como maldito detector de locuras de Sam
-Dejarnos fuera.-dijo Salem y Scott entrando tras de Erick.
-Esto tengo que hacerlo sola. Él me quiere a mi.-dije reclamando
Erick avanzó desde la entrada del bunker hasta donde yo me encontraba, cerca del gaviete
de los cuchillos. Por un momento pensé que haría de macho alfa protector pero mis ilusiones
se fueron abajo cuando éste abrió el gabinete y saco un Cuchillo Muela Lion.
-¿No creerás que dejaré a mi chica sola en esto, verdad?-dijo poniendo una protectora mano
en mi cintura. Acercándome a él, cuando estábamos a solo unos centímetros el uno del otro,
giró el rostro hasta los demás, haciendo señas de que se voltearan pero no lo hicieron así que
solo se giró hacia a mí y me besó.
Miré a todos los que estaba en el bunker, todos estaban tan sorprendidos como yo, Erick no
es una persona que demuestre sus sentimientos abiertamente pero hoy fue otro Erick, un
Erick diferente del que conozco. Del que todos conocemos.
Y como a Erick Sanders no se le puede dar un no por respuesta, todos nos fuimos a la
misma bodega donde el hijo de perra me tuvo secuestrada. Sé que allí estará porque es el
lugar perfecto, ambos lo conocemos bien, allí ha sido el único lugar en el que hemos estado
más de dos minutos juntos
Nos dividimos en cuatro autos, Erick y yo en el primero, el sedán negro, atrás Salem, Scott y
Sasha en el otro sedán negro, más atrás los infaltables, mis padres con Rixon y Devora.
Intentamos acercamos los más posible a la bodega en los autos, lo más que pudimos fue a
unos dos kilómetros de la ubicación precisa de ésta.
Caminamos en silencio el resto del trayecto que nos quedaba, casi en la misma posición que
en los autos solo que esta vez mis padres iban al frente.
No puedo describir con palabras lo que estoy sintiendo en este momento, estoy con
demasiada adrenalina pero a la vez estoy tan asustada, no solo por mí, sino por todos. Si
algo sale mal y a alguien le ocurre algo jamás me lo perdonaría.
Supe que ya estábamos demasiado cerca porque pude oír el llanto desolador de Danielle,
lleno de miedo y desesperación.
Divisamos la gran bodega metálica a lo lejos, luces grandes, como gigantes farolas
anunciándonos que allí están. Él nos está esperando. Él sabía que vendríamos. Sabía que
vendría.
Si logramos salvarlos ¿Cómo les explico todo lo que está ocurriendo? ¿Cómo les explico
quién soy y lo que soy? Todo esto suena demasiado fantástico e imposible, hasta a mí a
veces me cuesta creerlo.
Pudimos divisar personas en movimiento a las afueras de la bodega, demonios. No espera,
¿Hombres lobo? ¿Broma? Siento una lluvia de aromas diferentes, esto es confuso.
-Son hombres lobo y cambia formas.-dijo Erick viendo en mi rostro la confusión que traía.
-¿Cambia formas?-pregunté. Jamás he oído hablar de ellos, ni los he leído.
-Criaturas mitológicas. Peligrosas. No te les acerques, déjaselo a los profesionales.- exigió.
-¿Profesionales?-reclamé ofendida
-No es momento para peleas amorosas.-nos regañó mi madre. Yo solo dirigí mi mirada al
frente.
Dejamos que nos vieran para llamar su atención mientras Erick y yo buscábamos la entrada
de atrás, por donde entraron la última vez. Lo cual fue inútil dado que era obvio que ese
bastardo la clausuraría, sé lo quiere. Quiere verme entrar derrotada por la puerta principal. No
le daré ese gusto.
Asi que aprovecho un descuido de Erick y me abalanzó por la ventana rompiéndola
completamente en pedacitos y haciendo mi gran entrada triunfal.
-¿Me extrañabas?-digo burlona captando su atención
-¿Y tú querida sobrina?-dijo él en tono sarcástico
No dejaré que la ira me llené. Veo a Danielle y Josh en el suelo amarrados con cuerda de
caucho, capto el olor. Les hago señales de que todo estará bien y vuelvo mi mirada hacia el
bastardo que tengo justo en frente. Al segundo entra Erick de la misma forma en la que yo
entré solo que sin los pedacitos de vidrio incrustados en su piel como yo. Me da una mirada
furiosa y se gana justo a mi lado. De forma tan protectora.
-¿Qué quieres ahora?-le dije a Joshua acercándome
-Lo mismo de siempre cariño.-dijo con tono grave y amenazador. Aunque hoy solo quiero
hacerte sufrir, vivo para ello.
-Podemos arreglarlo. Puedo matarte en este mismo instante.-esbocé
-Aunque quisieras no podrías.-dijo con la mirada fija en mi.- ¿Y tú que?- dijo señalando a
Erick
El ceño del chico protector a mi lado estaba completamente fruncido, creo que es una de las
veces en que lo he visto más enojado.
Mis pensamientos son interrumpidos por una estampida de cuerpos atravesando la pared del
lado izquierdo.
-Tus gorilas no son suficientes para detenernos.-dijo mi padre entrando después de los
cuerpos junto con los demás.
-¿Se creen un gran equipo?- se burló- ¿Unos demonios convertidos por mi sin valor alguno?-
dijo mirando a Rixon y Devora.- Oh mejor. ¿Un vampiro y la hija de una prostituta? Oh vamos
no son nada, si hubiera querido que todos murieran ya estarían muertos. Sus vidas no me
interesan. Solo una.-dijo mirándome.- Y bueno las de ustedes claro está.- dijo señalando a
mis padres.- Pero como soy piadoso les daré una oportunidad a todo aquel que no quiera
morir. Pueden irse y no les sucederá nada pero si se quedan aténganse a las
consecuencias...
-Tu palabra no tiene valor sobre nosotros. No eres nadie. No eres nada.-dijo Salem furiosa.
-Pues veremos cuando mate a alguno de estos dos.-dijo acercándose a Danielle y Josh.-
Pero hoy me siento buena persona así que te dejaré escoger a uno de los dos. Solo puedes
salvar a uno. ¿Quién será? ¿Tu mejor amigo desde la infancia con quien haz compartido
todo? O ¿Tú amiga plástica, que se acuesta con tu padre? Bueno el adoptivo.- reflexionó.
-¿Qué estás diciendo?- prácticamente me quedé en shock
-Oh cierto. No lo sabias. Oops.-Se burló
-¡Solo dices mentiras!-Reclamé
-Pregúntale tú misma-Sugirió
-Sam…Lo siento.-Dijo Danielle entre sollozos.
-No puede ser…No tú… ¡¿Por qué?! -Reclamé a la chica en el suelo.
Ella solo siguió llorando y sin mirarme a la cara. Erick me tomó del brazo fuertemente, si no lo
hubiese hecho habría decaído ahí mismo.
-Vamos. Date prisa. Escoge.-Insistió Joshua.
Por más que me duela lo que acabo de enterarme no puedo dejar morir a Danielle,
simplemente no puedo, crecí con ella, y no soportaría ver morir a alguien tan cercano a mí.
Por otra parte quisiera matarla. Nosé que hacer, mi cabeza da vueltas, Danielle o Josh,
Danielle o Josh… Nosé que hacer.
-Deja actuar a tu lado oscuro dulzura.-dijo Joshua con una expresión de satisfacción en su
rostro.
-¡Sam!- llamó mi atención mi madre
-No lo escuches. Sabes lo que tienes que hacer.-dijo ella.
Los salvaré a ambos. No sé cómo pero no estoy sola. Podemos salvarlos y acabar de una
vez por todas con todo esto.
-Tiempo.-exclama Joshua. De un solo golpe furioso le arrancó la cabeza a Danielle, a mi
amiga.- Te hice un favor.-me dijo
Mi cuerpo está inmovilizado, en estado de shock y lo único que pasa por mi mente es -se lo
merecía- y sé que eso es lo que piensa y quiere mi otro lado, mi lado “oscuro”, mi lado
malvado, mi lado demonio.
De un momento a otro lo único que pasa por mi mente es furia y rabia, no hacia Danielle, ya
tendré tiempo de comprender todo, mi rabia es hacia Joshua, no puede andar por la vida, o…
la muerte, matando personas sin razón.
-Pagarás por esto.-dije con una lágrima corriendo por mi mejilla.
Mi cuerpo repentinamente recuperó la fuerza perdida por la impresión. Me abalancé contra mi
oponente. Pero éste desapareció.
-¿Pero qué…?-esbocé furiosa
-¡No puede ser!-gritó mi madre también furiosa
-¿Qué?-dijo Erick
-El hijo de puta tiene una bruja.-respondió mi madre cabreada.
Me acerqué hasta donde estaba Josh y me arrodillé para hablarle, está confundido y semi
inconsciente.
-¿Josh? ¿Josh me escuchas?-intenté pero no hubo respuesta
Erick lo tomó y lo llevamos a DeadKing. Cuando entramos al castillo tendimos a Josh en uno
de los grades sofás, el de la esquina, el solitario. Rápidamente llegó Marion y sus plantas
curativas y detrás de ella Evangeline.
-Solo hay dos personas que saben ese hechizo.-dijo Eve.- Y una de ellas murió hace siglos.
-¿Quiénes?- preguntó Muriel
-Yo y Mara.-dijo Eve dejando caer sobre todos nosotros un balde de agua fría.-Ese hechizo
está en el libro oscuro y no se me ocurre nadie más.
-¿Mara? ¿Tu madre?- dije preguntándole a Muriel. Ella asintió.- ¿Pero cómo? … ¿Cómo
murió?
-La quemaron.-respondió Eve.
-¿Y es posible…?-pregunto mi padre
-Es la bruja original. Todo es posible.-respondió Eve preocupada.- Lo malo es que si es así
Muriel tiene que reclamar el libro
-Sabes que no lo haré.- dijo Muriel
-Si no lo haces lo hará ella, y eso será nuestro fin.-dijo Eve
-Muriel…-comenzó mi padre
-¡Sabes lo que eso significaría Paul!-exclamó ella.- No quiero ser como ella. No lo haré.-dijo
eso y se fue.- Además ni siquiera tenemos la certeza de que se ella.
-Como dije solo hay dos personas capaces de…
-Basta. No hay pruebas suficientes.
A las dos horas después mientras todos se planteaban cómo harían para que Muriel aceptara,
Josh comenzó a despertar, lentamente.
-¿Qué…Qué me pasó?-comenzó.- ¿Sam?
-Tranquilo estoy aquí
-Tuve una pesadilla horrible…
-No fue una pesadilla…
-¿Qué? Estás loca. Había demonios y vampiros y estabas tú y Danielle…Danielle…Oh por
Dios.-puso una mano en su boca
-Te lo explicaré todo.-dije. Está realmente asustado.-Tranquilízate. ¿Podrían dejarnos solos
por favor?-les dije al resto
-¿Que sucedió?-dijo
-Primero por el principio.-comencé.- ¿Recuerdas al chico nuevo, de Alaska?
-Si ¿Qué tiene que ver?
-Cuando lo conocí mi vida cambió
-¿Qué? ¿Te enamoraste?
-Ese no es el punto.-dije medio ruborizada con la mirada gacha.- El punto es que él es mi
protector, él me presentó a mis verdaderos padres y mi verdadera naturaleza.
Y comencé a contarle todo, absolutamente todo lo que comenzó a suceder desde que Erick
llegó a mi vida, la historia de mis padres, mi conversión, la profecía y mi malvado tío. Josh
comenzó a relajarse y a comprender, como siempre lo ha hecho.
-Sobrepasaste tu limite Samantha Rush…Digo Carter.-dijo Josh.- Asi que… ¿Por qué no me
habías contado que te enamoraste? ¿He?
-Josh…-dije avergonzada.- Eso es otra cosa y me gustaría hablarlo contigo cuando no haya
vampiros y demonios escuchando.-dije haciendo referencia a que todos estaban escuchando
nuestra conversación.
-Oh está bien.-dijo
-Bueno tienes que descansar, puedes quedarte aquí todo lo que quieras, en las plantas
superiores hay muchas habitaciones
-Ya lo veo. Es un jodido castillo.-dijo burlón
Lo llevé hasta una de las habitaciones vacías, lo más cerca de la mía posible y me fui a
descansar. Realmente me metí a la ducha y ahí comenzó mi llanto. No puedo creer que
Danielle se haya acostado con Patrick, es repulsivo. Peor aún, no puedo creer que Danielle
esté muerta.
-¿Sam?-dijo la voz de mi madre golpeando la puerta del baño de mi habitación.- ¿Estás bien?
Espeté un sí entre las lágrimas que caen por mi rostro.- Ya salgo.-dije para terminar
La hermosa mujer ya cambiada de ropa, ahora con un jeans negros, un chaleco amarrado a
la cintura con un cinturón a juego con los zapatos de tacón negros con hebillas doradas y
para acabar una chaqueta negra. Estaba sentada en mi cama, esperándome. Al verla no me
contuve y comencé a llorar como una bebita entre sus brazos.
-Tranquila mi pequeña.-me tranquilizó.- Él va a pagar te lo juro.
-No es solo eso mamá.-dije secando mis lágrimas.- Yo…yo no quería salvarla y fue mi culpa.
-No lo fue. Él uso tu debilidad mi amor.
-Aun así, yo quería matarla, ¡ella se acostó con Patrick! Seguro por eso se separaron y nadie
me dijo nada.
-La vida nos da sorpresas, cuando menos nos las esperamos, pero debes saber que detrás
de todo lo malo siempre viene algo bueno. Salvaste a Josh y ahora él sabe la verdad, ahora
solo tienes que encontrar la forma de decirle a Alex y a Bianca, para poder protegerlas de lo
que viene.
-Tienes razón. Mamá, debo volver.
-No me refería exactamente a eso.-dijo preocupada
-Debo volver y hablarles con la verdad, antes de que Joshua vuelva a atacar, así estaremos
preparados.

El amor está muy bien a su modo, pero la a amistad es una cosa mucho
más alta, realmente no hay en el mundo nada más noble y raro que una
amistad verdadera
-Anónimo

Capítulo 13

-¿Estas segura?- dijo Erick preocupado y bastante asombrado


-Sí, ya lo decidí. No puedo dejar que él haga más daño, debemos prepararnos
-Iré contigo
-¿Qué, quieres que te presente con mi familia?-dije burlona
-Técnicamente ya la conozco
-No les agradarás. Me sacaste de mi casa y aun no he vuelto.-dije riéndome
-Bueno pues me arriesgaré.-dijo y me besó
-Oh chicos por favor.-Dijo Sasha entrando a mi habitación.- Tu padre está abajo.-me dijo.
Oh rayos debe estar furioso, no solo porque voy a volver sin su autorización sino también
porque Erick está en mi habitación. Y eso no es de su agrado. A veces creo que Erick no es
de su completo agrado.
Me decido por salir de mi habitación para no hacer esperar más a mi papá. Estoy a punto de
bajar las escaleras cuando Aria me detiene.
-Sam…-comienza.- Espero que te vaya bien.
-Gracias Aria. ¿Cómo estás?
-Mejor…y…Mañana nos vemos
-No lo creo…hoy voy a volver a mi vida anterior
-Lo sé. Yo estaré allí. Tu madre arregló todo para que Sasha y yo asistamos a tu instituto.
Cree que estarás mejor así.
-¿Qué?-dije sorprendida.- ¿Es enserio? ¡Qué buena noticia!
-¿No estás molesta?
-¿Por qué habría de estarlo?
-Porque vamos a invadir tu espacio…
-Claro que no. Va a ser genial. Les presentaré a Alex y se harán grandes amigas y nos
divertiremos mucho.
La verdad es que sí me molesta un poco, o sea van a estar ahí por orden de mi mamá.
Aunque igual puede que sea divertido y además estarán todos mis amigos juntos.
Me equivoqué con mi papá, cuando bajé estaba de los más tranquilo, no me regañó ni nada
por el estilo, solo me llevó al auto con mi madre y comenzamos el camino a TrinitySports, los
tres juntos. Y vamos los tres porque creo que así será más fácil decirle la verdad a Bianca,
con pruebas.
Estamos a una cuadra de mi casa, justo en el lugar donde Erick me esperó antes de irnos al
castillo. Estoy nerviosa, demasiado nerviosa a decir verdad.
-Ya es hora.-dice mi madre mirándome hacia atrás, donde estoy sentada. Es irónico,
parecemos una verdadera familia feliz que se dirige a algún lugar en auto, mis padres al
frente y yo atrás.
Decido hacerle caso a mamá y me bajo del auto, camino lentamente hasta mi casa, dando
tirones a la camiseta negra en puntas que traigo puesta.
Conforme me voy acercando noto que mi madre no está sola en la casa, no es Lorianne, su
amiga, no es Patrick. Son mis abuelos.
Abro la puerta de la casa y entro en ella, mi madre me mira incrédula, con brillo en sus ojos y
una gran sonrisa.
-¡Ya volviste! ¿Por qué no me avisaste para irte a buscar al aeropuerto?-dijo. ¿Qué? ¿De qué
me perdí? ¿Aeropuerto? Ella me guiño un ojo.
-No quería molestar.-mentí.- Hola Abuela, hola Abuelo.-saludé a los ancianos no tan ancianos
sentados en el sofá.
Los abuelos Lynn, Miranda y Mathew Lynn, son los padres de Bianca, ambos abogados de
renombre, personas muy importantes. Solo vienen para ocasiones especiales, como mi
cumpleaños o el de Bianca nada más.
-Mamá… ¿Podemos hablar? Sobre el viaje…-dije
-Claro cariño, espera, despido a los abuelos y hablamos.-dijo e hizo exactamente lo que dijo,
a los cinco minutos ya estábamos solas.
-¿Viaje?-pregunté
-Es algo que inventé para que no se preocuparán ¿Se puede saber dónde estabas
Samantha?-dijo bastante enojada
-A eso he venido Mamá.-dije sentándome.- Vengo a contarte todo.- hice una pausa.- Hay
cosas en este mundo…cosas que se consideran imposibles…
-¿A dónde vas con esto?- me interrumpe
-Encontré a mis verdaderos padres.-solté sin pensar.- Estuve con ellos todo este tiempo
-¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuándo?
-Te contaré todo, pero primero…debo advertirte estas a punto de escuchar cosas que solo
pasan en la literatura.-dije algo emocionada.- Pero para que me creas y no me mandes a un
psiquiátrico traje pruebas. ¡Ya pueden entrar!-grité al aire
-¿A quién le hablas?-preguntó Bianca confundida
Me levanté y fui a abrir la puerta principal donde se encuentran la guapa mujer de piel perlada
que me trajo al mudo y el misterioso y peligroso hombre al que llamo padre.
-Mamá, ésta es Eleaine, mi madre biológica
-Mucho gusto Bianca, soy la reina Eleaine y éste.- dijo mirando a mi padre.- Es Rey Paul
-¿Reina? ¿Eres de la realeza?-preguntó Bianca
-Algo así…
-¿Están casados?-preguntó Bianca a mis padres
-Oh no claro que no. Tenemos…diferentes reinos…-dijo mi madre.- Verás Bianca te vamos a
contar una antigua y larga historia
Con la ayuda de mis padres fue mucho más fácil hacer que Bianca comprendiera nuestro
mundo, mi nuevo mundo. Si bien no fue fácil lo logramos.
Lo más difícil fue cuando me pidió pruebas, cuando mi madre le mostró sus colmillos y mi
padre se hizo una herida profunda con la uña y su piel se regeneró inmediatamente Bianca se
espantó y casi entró en estado de shock
-Bueno… Ese es mi pequeño gran secreto mamá.
Mis padres me miran con tranquilidad saben que todo salió bien y si bien Bianca está aún
confundida y algo asustada lo superará porque saben que ella me ama.
Me despedí de ellos y se fueron, supongo que a DeadKing. Mientras que mi Bianca descansa
en su habitación. Yo debería hacer lo mismo.
Entro en mi antigua habitación, bastante más pequeña que la del castillo, está demás decir, y
me encuentro con un intruso recostado en mi cama.
-¿Cómo te fue?- dijo Erick levantándose
-Bastante bien la verdad.-dije sentándome a su lado
-Bueno me parece bien. ¿Y qué planeas para mañana? ¿Te quedarás con Bianca?
-No. Iré al instituto, le contaré a Alex. Y tú.-dije señalándolo con el dedo.- Vendrás conmigo
-Claro que no.-dijo a la defensiva.- No entraré ahí de nuevo
-Claro que sí.-dije y lo besé
-Así no es justo.-reclamó
-¿Te quedarás?- le dije
-Nop.- dijo seco.-Bueno tal vez un rato.- y se recostó a mi lado.

Cuando me desperté a la mañana siguiente Erick ya no estaba, como de costumbre, jamás se


queda una noche completa.
Ya es hora de levantarme, me espera un difícil día.
Busco entre las pocas cosas que hay en mi closet, me decido por una pantalón de cuero
negro, una camiseta manga larga gris, converse negras y mi chaqueta de cuero y agrego un
pañuelo a mi cuello.
No sé quién vendrá por mí así que me decido por bajar e irme caminando. No puedo creer
que a pesar de tener mi propio auto no lo conduzca. Tomo mi bolso y mis llaves, cierro la
puerta principal y noto la presencia de alguien detrás de mí.
-¿No creíste que te dejaría sola verdad?-dijo Erick
-Me asustaste.-dije sobresaltada
Está afirmado en un lexus rojo dos mil doce, que está estacionado justo afuera de mi pórtico.
-¿Lo compraste?-dije admirando el auto, el mismo auto de España
-Sí. Vi que te gustó y es lindo así que…
-¿Lo compraste porque me gustó?- lo interrumpí
-Sí y no.-dijo.- Pero mayormente sí.
Nos subimos al auto, al hermoso auto y nos dirigimos al instituto. No voy a negar que estoy
muy nerviosa, la idea es llegar en el periodo de receso y así reunirnos todos y hablar con
Alex.
Cuando llegamos al instituto, Erick estacionó en el estacionamiento frente a la cancha de la
escuadra de porristas, y pude ver claramente a la sexy rubia vestida con el uniforme de la
escuadra dando saltitos, uno tras otro, como extrañaba a esta estúpida.
-¿Sam? ¡Samantha!-gritó Alex al verme y vino corriendo hasta mí y me abrazó.- ¡Estúpida!
¿Dónde estabas? ¡Te llamé millones de veces! ¡Estaba taaan preocupada!
-Pues estaba algo ocupada…-dije mirando al suelo
-Ya veo.-dijo ella al ver atrás de mí, donde se encontraba Erick parado de una manera muy
varonil y…sexy, esperándome.- ¿De qué me perdí?
-Demasiadas cosas Alex. Demasiadas.-dije y me fijé justo detrás de ella.
-¿Maica Pierce? ¿En tú escuadra?
-Si…-dijo sin emoción.- El rector Mawson dijo que si no la incluía iba a eliminar la escuadra ya
sabes que no iba a dejar que eso sucediera
-Lo lamento. Mi más sentido pésame.-dije burlona. Maica nos miraba con cara de odio, un
odio profundo. Pero eso es normal.
Llevamos a Alex a la cafetería de Buz, donde siempre íbamos, allí nos encontramos con
Salem, Josh y Scott. Nos sentamos en la misma mesa de siempre, la del fondo, apartada de
todos. Y allí comenzamos a hablar de todo lo que nos había sucedido.
Al principio tomó la noticia con horror, con miedo, pero Josh le contó todo lo que habíamos
hecho por él y como lo salvamos, pero también tuvimos que contarle lo de Danielle, lo que
claro no sintió tanto como yo, la verdad nunca se llevaron del todo bien.
-Era una zorra.-dijo Alex
-Pero era una persona.-respondí
-Lo sé pero de todas formas se lo buscó.-dijo Salem
Estuvimos toda la mañana hablando en la cafetería de Buz, los chicos por su parte nos
dejaron solas, para poder hablar mejor, es increíble que ahora Alex salga con Josh, Salem
con Scott y yo con Erick. Como han cambiado nuestras vidas en los últimos meses.
-Tengo examen de Biología en diez minutos.-dijo Alex.- Debemos irnos. Ahora.
Le hicimos caso y nos dirigimos al instituto, la verdad aun no sé cómo me reincorporaré a
clases, debo estar demasiado atrasada.
Cuando entramos al edificio la puerta de la oficina del rector se abre sale de ella mi mamá.
-¿Mamá?-dije
-¿A quién le hablas?- pregunta Alex
-A ella.-dice Salem apuntando a mi mamá.- Ella es su madre. La reina Eleaine.
-¿La vampiresa?-Pregunta exaltada Alex y Salem asiente.
-Hola chicas.-dice mi madre.- Un gusto conocerte Alexandra
-¿Qué haces aquí?-pregunté
-Pensé que Aria te había dicho. Vine a “hablar” con el rector.-dijo haciendo comillas
-¿Ya está todo solucionado?
-Asi es. Tú, Sasha y Aria ya pueden entrar a clases
-¿Y dónde están ellas?
-Oh vendrán mañana. Quisieron darte el día para que estés a solas con tus amigos. Bueno
me marcho tengo cosas que hacer.- me abrazó y se fue.
-Pensé que daría más miedo.-dijo Alex
-Oh créeme ella da miedo.-respondió Salem a su comentario
-No olviden que es mi mamá.-dije
-Su padre sí que da miedo.-Volvió a comentar Salem. En todo caso tiene razón.

El transcurso de la tarde
fue bastante agotador, retomar todas las clases al mismo tiempo es algo…estresante.
Gracias a Dios salimos de español al receso, lo esperaba con ansias, o quizás espera con
ansias ver a mi novio. Esperen… acabo de llamarlo novio. Necesito controlarme.
-¿Samantha?-dijo una voz masculina detrás de mí.- ¿Samantha Rush?
-Carter. Samantha Carter.-Corregí volteándome. Y no adivinan quien era. Nada más y nada
menos que el chico más popular del instituto, el líder de los chicos populares, Ashton Pierce,
si Pierce, el gemelo de la zorra de Maica.
-Oh yo no sabía…-comenzó.- Hace tiempo no se te veía…
-Pase un tiempo con mis padres biológicos como ya lo habrás notado.
Ashton Pierce, un chico atlético, alto, ojos color marrón y bastante guapo me está hablando.
Después de tanto tiempo. Sí. Ashton y yo cuando éramos pequeños éramos amigos pero
bueno luego llegó el instituto, él se hizo popular y dejó de juntarse con personas como yo.
Con…frikis. Incluso se alejó de Josh quien se suponía era su mejor amiga.
-Estas muy guapa.-dijo mirándome
-¿Se te perdió algo?-dijo Erick tomándome de la cintura
-¿Ustedes…?
-Te presento a mi novio. Erick Sanders.-dije. Y Asi es señores. Lo he llamado novio y en su
presencia.
-Bueno…un gusto, acabo de recordar que tengo cosas pendientes. Nos vemos.-dijo y se fue.
-Eres intimidante.-le dije a Erick volteándome para besarlo
-Me llamaste novio.-comenzó a burlarse.- Eso me encanta. Novia.
-Eres un payaso. Vámonos estoy agotada
-¿No querías volver al instituto?-dijo burlonamente
-Ya cállate.-dije y me tomó de la mano guiándome hasta su auto.

Somos pocos los que tenemos suficiente valentía para enamorarnos del
todo si la otra parte no nos anima
-Jane Austen. Orgullo y prejuicio

Capítulo 14

-Claro que irás.-dijo Salem tratando de persuadirme


-Es algo tonto. Claro que no lo haré.-respondí.- Alex ayúdame
-Lo siento. Yo también creo que deberías ir.-respondió Alex
-No tengo vestido y no hay tiempo para comprar uno. El baile es esta noche.-dije. Con eso no
pueden evitar que me quede en mi casa viendo una película con mi novio.
-Yo puedo ayudarlas con eso.-dijo mi madre entrando en la casa.
-Genial ahora tú.-dije enfadada
-Oh vamos Sam. Las chicas están emocionadas por ir y quieren que estés con ellas es el
primer baile escolar de Aria y Sasha cariño.-dijo mi madre.- Además yo como reina que soy
tengo una armario lleno de vestidos
-Es verdad es una aficionada a los vestidos.-dijo Sasha
-¡Hay que ir a DeadKing!- dijo Salem
-Pero por favor mamá…que sea algo de este siglo.-bromeé
-Te sorprenderás.-dijo ella
Y como no puedo decirle que no a ninguna de las personas en esta habitación tuve que decir
que sí. Asi que básicamente iré al baile. Asi que nos fuimos al castillo.
-No tengo pareja.-Dije haciendo un último intento
-Claro que sí.-dijo Erick entrando al castillo tras nosotras
-¿En serio?-dije frustrada. Tenía que llegar y arruinar mi plan de evasión.
-Lo siento, Salem me obligó, también odio la idea.-dijo en mi oído
Mi madre nos hizo entrar a su habitación y luego a su gran armario. Y cuando digo gran es
porque es grande. Demasiado grande. Es como mi casa de TrinitySports de grande. Nos
condujo por varias puertas rotuladas algunas decían “zapatos”, “chaquetas”, “bufandas”, ¿un
armario de bufandas, enserio? Llegamos hasta el último que decía “vestidos”
Ese lugar es un mar de vestidos, largos, cortos, englobados, apretados, etc. Jamás en mi vida
había visto tanto vestido junto.
Me enamoré inmediatamente de un vestido color rojo sangre apretado hasta el muslo y luego
suelto con tirantes de…
-Son diamantes.-dijo mi madre observando la expresión de mi rostro
-¿Es una broma?
-No. Son auténticos. Jamás lo he usado así que si lo quieres es tuyo
Es el vestido más hermoso que jamás haya visto. La verdad que ahora si me dieron ganas de
ir al baile.
-Yo me encargo del cabello.-dijo Meredith entrando en el armario.- Serán las más hermosas
esta noche.
Las horas comenzaron a pasar rápidamente, tendremos suerte si llegamos a tiempo al baile.
-¿Sam?- me llamó mi madre.- ¿Podemos hablar un momento?-dijo llevándome a un lado de
mi habitación.
Salimos de la habitación y me llevó hasta una parte del castillo donde jamás había estado.
Llegamos a una puerta gris, metió una llave en la cerradura y me invitó a entrar. Una vez
dentro realmente quedé sorprendida.
-Bienvenida a la habitación especial de mamá.-dijo
-¿Habitación especial?
-Aquí es dónde guardo mis cosas especiales. Mira.- dijo tomando una gran y bella corona
dorada con incrustaciones de diamantes.- Ésta es mi corona
-Es muy hermosa.- dije tomándola
-¿Ves esto?- dijo alzando su mano dejándome ver su anillo. El anillo que siempre usa. Es
plateado, con diamantes y con una gran calavera color sangre en el centro.- Es el símbolo
familiar. Todos los Dhampire están representados en él.
Bajó la mano y se dirigió hacia una cajonera y sacó un pequeño cofre de ella. Del sacó un
anillo, idéntico al de ella.
-Este anillo es tuyo cariño.-dijo poniéndolo en mis manos.- Es tuyo desde que naciste
-Es hermoso.-dije casi sin aliento. Me puse mi anillo y me quedo perfecto, además combina
con el vestido que usaré esta noche.
-Cada familia real de sobrenaturales tiene su propio símbolo, el que los identifica.-dijo ella
-¿Los Carter también?- ella asintió.- Entonces el anillo que mi papá siempre lleva…
-Es su símbolo familiar.
Lo suponía.
-Gracias.-dije y la abracé.

Cuando volvimos a mi
habitación terminé de vestirme lo más rápido que pude pero aun así termine siendo la última.
Todos ya me esperan abajo.
Me termino de poner los zapatos plateados con suela roja que mi mamá me regaló y
comienzo a bajar las escaleras. Debo confesarlo me siento como en una estúpida película
romántica. Yo bajando las escaleras y mi novio esperándome al final, imagínense todo eso
pero en cámara lenta.
-Te ves preciosa.- dijo Erick. Yo solo respondí con una sonrisa.
-Déjenme tomarles una foto.-dijo Marion.- Primero parejas por separado y luego todos juntos.
Debo confesar que el flash de la cámara de Marion me dejó encandilada y algo mareada.
Las chicas se ven bastantes guapas.
Salem lleva un vestido rojo burdeo, bastante más oscuro que el mío, apretado y con escote
de corazón con un cinturón plateado.
Alex lleva uno verde apretado hasta el muslo igual que el mío pero sin tirantes y con escote
corazón.
Sasha optó por algo más sensual, un vestido morado apretado hasta más debajo de las
rodillas con brillantes en el escote, y Aria, Aria es la que se ve más inocente pero bastante
guapa, lleva un vestido calipso con un tirante alrededor del cuello, apretado hasta la cintura y
con cristales en la parte del busto.
Y los chicos… los chicos parecen trillizos, los tres, Josh, Scott y Erick de negro, solo que mi
pareja no lleva corbata, típico en él, eso me saca una sonrisa y él lo nota.
-Les tengo una sorpresa.-dijo mi padre abrazándome.- Te ves hermosa cariño.-dijo a mi oído.
Nos llevó hasta afuera donde nos esperaba una gran pero gran limusina negra, el típico
sueño de la típica adolescente normal.
-Sé que no te gusta llamar mucho la atención pero creo que la limusina no es nada en
comparación a cómo te ves.-dijo mi padre algo serio.- La cuidas.-le dijo a Erick
-¿Acaso no vivo para ello?- respondió él.

De camino al baile los


nervios incrementaron en mi interior , o sea es algo raro estar viviendo esto, sé que es “mi
vida normal” pero dentro de mi siento que esta vida ya no me pertenece, soy otra persona,
totalmente diferente a la antigua Samantha que siempre hablaba de esta noche con mis
amigas. Es impresionante el vuelco que dieron nuestras vidas en tan poco tiempo.
Salem y los demás están muy relajados en comparación a mí, no debería estar nerviosa sino
ansiosa, ansiosa por pasarla bien con mis amigos esta noche pero los nervios me comen
viva.
Josh nota que estoy absorta en mis pensamientos y cuidadosamente se acerca a mí,
haciendo a un lado a Erick.
-Hey, ¿estás bien?-pregunta algo preocupado
-Claro.-dije sonriendo
-Estás rara.-dice sonriéndome de vuelta
-Siempre lo estoy Josh, Siempre.-concluí

La limusina se estaciona
rápidamente fuera del gimnasio del instituto, donde será nuestro graaan baile. Primero salen
Salem y Scott, seguidos por Alex y Josh, luego Sasha y Aria, y al final pero no menos
importante, Erick y yo.
Erick me toma de la mano y todos juntos, uno al lado del otro, entramos a nuestro, quizás
nuestro último, baile.
No voy a mentir la verdad es que enserio me impresionó bastante la decoración del lugar, se
nota que se preocuparon bastante de esta noche, yo debería haber sido una de las personas
que arregló todo esto ya que las chicas siempre se meten estas cosas y a mí con ellas, pero
bueno al menos no tuve que hacer nada.
Mi buen y excelente humor se fue cuando vi, en la entrada a la rubia plástica de Maica,
tampoco voy a mentir se veía bastante guapa la verdad, trae puesto un vestido color rosa,
típico en ella, largo y que deja al descubierto muy sensualmente una de sus largas piernas,
tiene incrustaciones de brillos en todo el busto y una rosa de cristales en todo el muslo, es
una de las más guapas pero eso era de esperarse.
-¿Ven alguna mesa completamente vacía?-pregunta Salem
-Allá en el fondo.-responde Josh señalándola.- Mira Sam, de todo tu gusto.-dijo mofándose de
mí.
-Que gracioso.-dije. Todos rieron menos yo.
Fuimos hasta la mesa vacía y nos sentamos allí, los chicos se fueron de inmediato a la pista
de baile a excepción de Erick, Sasha y yo. Quienes, como saben, son algo… retraídos.
-Voy a por un trago. ¿Alguien quiere uno?-dijo Erick levantándose.
-Por favor.-dijo Sasha.- No puedo soportar esto sin alcohol
-El trago no tiene alcohol…-dije
-¿Qué?-exclamó asombrada.- Es un baile ¿Y no hay alcohol?
-Exacto primita.-respondí yo
-Pues iré a conseguir mi propio alcohol.-dijo parándose.- ¿Vas conmigo? - le preguntó a Erick
y este me miró.
-Ve tranquilo, enserio.-dije.- Sé que tampoco soportaras ésta tortura sin alcohol… y de paso
tráeme algo a mí.-ambos me miraron asombrados y se fueron.
-¿A dónde van?-dijo Salem acerándose a mí
-A por un poco de alcohol.-respondí algo frustrada y ella asintió.
-Oh por Dios.-dijo Salem asombrada al escuchar que comenzaba a sonar your body de
Christina Aguilera.- Sam es nuestra canción, vamos.
-Claro que no.-dije decidida
-Oh claro que sí nena.-dijo Josh acercándose a nosotras con Alex detrás de él
-Siempre la bailábamos.-recordó Salem
-En la privacidad de nuestras habitaciones.-exclamé
-Oh por favor… No es tan diferente.- dijo Alex mirando alrededor.- Bueno quizás algo
diferente.
-No lo lograrán.-dije
-Claro que sí.-dijo Josh levantándome de mi silla.
-Oh chicos vamos, por favor, no quiero hacer el ridículo.-intenté
-Pues no lo harás sola cariño.-dijo Salem.- Además sabes que no bailas nada de mal.
-Jamás me he visto bailando.-bufé
Narra Erick
-Sabes que si Sam se entera que usaste persuasión para comprar alcohol se enfadará
¿Verdad?-le dije a la testaruda de Sasha
-Antes eras más divertido Erick.-reclamó.- Mi prima te tiene por los cuernos
-Sabes que no es así.-Exclamé
-Demuéstralo.-me desafió y bueno todos saben que nunca es bueno desafiar a Erick
Sanders, ya saben lo que ocurre.
Me encaminé hasta el tipo que está en la barra del bar, a solo unas cuadras del instituto y lo
miré fijamente.
-Quiero dos Tequilas.-dije sin usar persuasión
-¿Puedo ver tu identificación?- dijo el barman
-No. No puedes.-respondí
-Entonces largo de aquí no te daré nada.-me echó
-Oh claro que sí.-dije mirándolo fijamente a los ojos.- Quiero dos tequilas. Ahora.
-Aquí tiene señor.-dijo entregándome los tequilas.- Que los disfrute.
-Podrías haber pedido la botella imbécil.-dijo Sasha cuando llegue hasta ella
-Confórmate y date prisa debemos volver.-dije
-¿Tequila? Esto me dará resaca.-reclamó la rubia
-Claro que no ¿Cómo…? Olvídalo.- dije y ella rió
Sasha se tomó el tequila en dos segundos y nos fuimos lo más rápido que pudimos, en total
no nos demoramos más de cinco minutos. Con alcohol esto será más soportable,
definitivamente.
Entramos y nos fuimos directo hacia la mesa donde estábamos sentados, me preocupé al no
ver a Sam ahí, la comencé a buscar con la mirada hasta que la encontré. Jamás esperé
encontrarla en donde estaba. En la pista de baile.
Es gratificante verla feliz y sonriendo aunque no voy a negar que se ve bastante sexy
bailando, bueno ella es sexy. Extrañaba esta Sam. Ella siente mi mirada posada en ella y me
mira fijamente y la sangre se le sube a la cabeza, lo sé porque se puso roja, como la primera
vez que me habló, cuando se manchó el pantalón, jamás olvidaré eso, fue muy chistoso,
hasta para mí.
-¿Y mi trago?-dijo acercándose a mí
-Lo siento solo para mayores de cien años.-dije y maldecí por lo bajo porque recordé que…
-Sasha aún no cumple los cien.-dijo. Exacto lo acabo de recordar.- Además yo tengo más de
trecientos
-No cuentan si estuviste dormida.-me miró resentida, yo solo me reí.
-¿Usaste persuasión verdad?-reclamó. Yo solo la miré divertido.- Ya qué, esta noche es para
divertirnos ¿No?
-¿Qué le dieron?-pregunté a Scott acercándome a él.
-Alex, le puso alcohol al ponche. Ya sabes no es baile sin alcohol.-respondió éste
-¿Y nadie me pudo avisar?-reclamé. O sea tuve que salir de aquí y dejar a mi novia sola para
ir por un poco de alcohol.
La música comenzó a sonar cada vez más fuerte y no pude resistirme a los encantos de Sam
quién me llevó a la pista de baile. ¿Quién puede resistirse a ella?
-¿Quieres bailar conmigo?-dijo a Sam un tipo acercándose a nosotros.
-Hey ¿No ves que está conmigo?-dije golpeándole el hombro. Y vi su rostro. El mismo tipo del
otro día, el tal Ashton.
-Le pregunté a ella.-dijo prepotente
-Estoy con mi novio, Ashton.-respondió Sam.
-Ya escuchaste, ahora lárgate.-dije por encima de la música
-Tú no me das órdenes.-dijo. ¿Quién se cree? A mí nadie me habla así y menos un niñito de
papá. Lo golpeé en la cara y luego el me devolvió el golpe, claro que a mí no me dolió pero a
él sí.
Comenzamos a forcejear y golpearnos fuertemente, debo confesar que lo dejé golpearme, o
sea si quisiera podría matarlo con un dedo pero bueno debo aparentar ser… humano.
Sam se metió entre nosotros, frenando los golpes.- ¡Basta!- Nos gritó y me miró con una cara
de decepción que jamás olvidaré. Me sacó de allí y nos metimos al baño.
-Lo siento.-dije intentando mirarla a los ojos pero ella solo bajó la cabeza y se cruzó de
brazos.
-¡No puedes reaccionar así cada vez que alguien se me acerca!-me reclamó gritando
-¡Ya te dije que lo siento!-reclamé también
-¿Está todo bien?-preguntó Scott entrando al baño, donde nos encontrábamos.
-Si.-dijo en seco Sam.- Solo… danos un momento.
Scott hizo exactamente lo que dijo Sam, luego de eso ella me miró con una expresión que no
pude leer, quizás entre furia y relajo, o tal vez entre odio y furia, nosé.
-¿Sabes qué? Solo olvídalo.-dijo seria.- Eres así y jamás cambiaras, ahora quiero volver con
mis amigas.-dicho eso se marchó
Salí detrás de ella, y se reincorporó rápidamente hasta donde están las chicas, no creo que
se haya olvidado del asunto, me lo sacará en cara más de alguna vez, pero por ahora todo
bien. Por ahora.
-¿Acaso es noche de Aguilera?-dijo Sasha a escuchar la canción que comenzó a sonar. Lady
marmalade de Christina Aguilera y demás.
Debo confesar que esa canción hizo que todas las tensiones se fueran, las chicas
comenzaron a bailarla como bailarinas profesionales y bastante sensuales, aunque Josh no
se veía muy masculino bailándola, claro estaba junto a Alex, y sí, se veían bien bailándola.
Salem y Sam, no nos necesitan para nada, solas bailan mucho mejor que con nosotros.
-Ve a bailar con ella.-me dijo Sasha
-Claro que no.-dije decidido.- No bailaré eso.
-Te dará puntos extras.-dijo burlona.- Además no creo que te veas menos masculino si
bailaras eso. De hecho creo que hasta te verías sexy.
-Corrección, yo soy sexy.-dije con una sonrisa de oreja a oreja.
-Lo que tú digas.-respondió
Y mientras yo discutía con la rubia refunfuñona, Sam se acercaba poco a poco a mí sin que lo
notase, solo lo noté cuando ya estaba frente a mí.
-No lo haré.-dije respondiendo a su mirada
-Me la debes.-respondió ella. Y allí está, sabía que lo sacaría en cara.
-Vamos bro, se la debes.-dijo riéndose Scott. Le lancé una mirada asesina.
Comencé a pararme lentamente mientras que ella se movía suavemente y bastante sexy,
está demás decir, comenzamos a bailar lentamente y nos fuimos hasta el centro de la pista.
Me miraba con una mirada diferente, una mirada atrevida, y sus movimientos, madre mía.
Y en este momento nada más importa, solo seguir el compás de la canción, dejarnos llevar
por el ritmo y perderme en ella.
Cuando la canción terminó nos quedamos mirando y nos besamos, apasionadamente, cabe
destacar.
Estamos agotados y la seguí hasta la mesa donde estábamos sentados, sin importar las
cientos de miradas puestas en nosotros.
-Woow hermano, eso sí es bailar.-dijo Scott sorprendido
-Incendiaron la pista de baile.-dijo Salem sorprendida al igual que todo el resto.
-Solo nos divertíamos.-dijo Sam
-Eso no es diversión. Eso es seducción.-dijo Sasha.- Vaya que sé mucho de eso.
Todos rieron tras el comentario de Sasha, creo que porque ven que es bastante… gruñona,
pero lo que no saben es que si tiene un lado divertido, solo muy pocas veces sale a la luz,
pero un día lograremos que salga y se quede afuera para siempre, sé que algún día lo
lograremos, o al menos Sam.
-Te amo.-susurra Sam a mi oído. Logrando que su aliento choque contra mí, cuando nuestros
ojos se encuentran logrando que mi pulso estalle y que me quede sin habla en ese instante.

Érase una vez un ángel y un demonio que se llevaron la mano al corazón y


desencadenaron el apocalipsis
-Anónimo


Capítulo 15

Narra Samantha
El sol entra por un pequeño agujero entre la cortina y la ventana, es muy molesto, no porque
tenga resaca, sino porque estoy muy cómoda durmiendo en la cama de mi novio, mi
desaparecido novio.
Al abrir bien los ojos me doy cuenta que me encuentro sola en la habitación, debe haber ido a
comer al castillo. Pero cuando salgo de la habitación él entra por la puerta principal.
-Buenos días bella durmiente.-dijo sonriendo
-La bella durmiente no se despertó así.-le dije señalando mi rostro y mi cabello.
-Pues entonces la bella durmiente no era nada hermosa al lado tuyo.-dijo sensualmente
acercándose a mí
-Adulador.-dije por lo bajo.- ¿Qué hora es?
-Tarde. Las once y veinte.-dijo mirando su celular.
-Demonios.-dije tomando mis cosas.- Mi mamá ha de estar preocupada.
-Eleaine sabe que estas aquí y Bianca cree que estas con Eleaine.-dijo.- Bueno quizás tu
padre esté algo enfadado.-dijo bromeando. Pero sabe que eso no es ningún chiste.- Además
no te irás sin desayunar.-dijo pasándome su muñeca.
-Casi olvidé que tenía que hacer esto a diario.-dije con la cabeza gacha
-Oh por favor solo hazlo.-dijo acercándose y me besó.
La verdad es que enserio estoy hambrienta y su sangre… su sangre es como un manjar para
mis colmillos.
Succiono y succiono hasta que noto que está algo débil. Voy a la nevera, saco una bolsa de
sangre y se la doy.
-Gracias.-dijo.- Me meteré a la regadera.-dijo yéndose.- Si quieres… puedes venir.
-Sabes que es mejor que no.
Él desapareció en el pasillo. Me metí a la habitación por algo de ropa y recordé que anoche
solo traía puesto el vestido del baile así que tomo prestado una de sus remeras, las cuales
me quedan bastantes grandes y pongo una cinta en mi cintura, la cinta que venía en la botella
de whisky que le traje el otro día, negra, y los tacones que usé ayer, y listo.
Un vestido exprés y lindo. Pasa tanto tiempo con Alex me hace bien.
De repente llaman a la puerta fuertemente, lo cual es raro ya que hay pocas personas que
vienen aquí y son todas de confianza, la mayoría tiene llave. De hecho es más como un lugar
público que la casa de alguien.
El agua de la regadera aún está sonando, así me decido por ir a abrir la puerta yo, así lo hago
y cuando la abro me encuentro con una guapa chica castaña de por lo menos uno setenta y
cinco de altura, algo más alta que yo.
-¿Te puedo ayudar en algo?-pregunto a la desconocida
-¿Y tú quién eres?-pregunta alterada pasando sin permiso.- Oh ya veo quién eres.- dijo
mirando y reconociendo el anillo en mi dedo, el de los Dhampire.- La hija de Eleaine.
-¿Quién eres tú?
-La novia de Erick.-dice rápidamente y quedo perpleja ¿novia?- Bueno, la ex novia de Erick.-
dijo aliviándome pero algo prepotente.- ¿Está?
-No.-digo sin pensar
-¿Crees que soy estúpida? Lo siento niña, lo huelo, y además la regadera está encendida.
-Puedes volver en otro momento.-dije con cierta autoridad
-¿Quién te crees? ¿Muy especial?-rió.- Solo eres una más. No eres especial cariño.
-¿Quie…?-dijo Erick saliendo del baño en toalla.- Haley.-dijo asombrado
-Hola mi amor.-dijo la tipa ésta muy sensualmente
-Bueno. Creo que aquí sobro.-dije e hice el ademán de irme
-Sam. Quédate. La que se tiene que ir es ella.-dijo Erick poniéndose una camiseta
-No me iré.-dijo la extraña que ahora tiene nombre
-Claro que te irás.-dijo Erick tomándola del brazo y sacándola de la casa.- No quiero que
vuelvas a pisar mi casa. Nunca.
La mujer lo miró con cierta prepotencia e indiferencia y se marchó rápidamente, solo dejó un
rastro de polvo detrás de ella.
-Lo siento. Yo no…-comenzó Erick.- Te lo iba a decir…
-¿Qué cosa? ¿Qué tienes una ex novia súper modelo? ¿O que está obsesionada contigo?-
dije
-Sam…
-Creo que también debería irme.-dije
-Claro que no. Tenemos que hablar. Quiero que sepas todo, ella no se irá tan fácilmente y no
quiero problemas.-dijo convencido
-Está bien.-dije sentándome y él al lado de mí.
-Primero que nada, ella nunca fue mi novia solo nos acostamos unas cuantas veces.-dijo. Me
estremecí al escucharlo, era obvio que ellos durmieron juntos Sam, por favor. Haley 1 Sam 0.-
Es una loca de remate y es la mejor amiga de Reese.
-¿Reese?- dije y él asintió
-Fue hace mucho tiempo y siempre está ahí, acechándome, es… cansado.-dijo con
frustración
-Pues más le vale que está vez ella se canse, ya que tienes una novia que es algo… celosa y
temperamental.-dije besándolo
Pues la verdad nuestra pequeña charla me dejó bastante tranquila, aunque la verdad ella es
una oponente digna, sé que no será un problema, claro está si se mantiene alejada de mi
novio. Y seguirá viva si se mantiene bien lejos.
Nos dirigimos hasta el castillo para ver cómo estaban los demás. Cuando llegamos Reese y
Sasha estaban desayunando, ya saben en el “comedor”, mi madre no estaba, Marion estaba
con sus plantas y el resto quién sabe dónde diablos están.
-Reese…-interrumpió Erick a su hermana
-¿Qué?-respondió ésta enfadada
-¿Podemos hablar?
-¿No ves que estoy comiendo?
-Es urgente
-Nada es más urgente que alimentarme
-Oh vamos.-dijo Erick en tono grave, la levantó y se la llevó
-¿Qué le sucede?-me preguntó Sasha
-Creo que... se encontró con un fantasma del pasado
-¿Quién?-preguntó ansiosa. Yo le dí una mirada asesina.- Está bien, pero sabes que sabré
igual.-dijo limpiándose la sangre de la boca.
Sé exactamente lo que quiere hablar Erick con Reese, Haley. No es que sea curiosa pero…
solo quiero proteger mis intereses, así extiendo mi audición cuidadosamente sin que noten
que estoy espiando.
-¿Vino contigo?-dijo Erick enojado
-¿Quién?
-Haley
-¿Qué? ¿Está aquí? ¿Cómo supiste?
-Me hizo una visita sorpresa esta mañana. Cuando estaba con Sam.
-Demonios. ¿Y qué dijo Sam?
-Sorprendentemente lo tomó con calma.
-¿Enserio?-dijo Reese sorprendida. Esperen ¿Tan difícil es creerlo? O sea no es que sea una
celópata loca, por favor.
Mejor dejé de escuchar, en cualquier momento pueden regresar y verme o pueden sentir que
los estoy espiando.
Subí las escaleras hasta mi habitación y me recosté en mi gran cama a pensar, primero lo de
Danielle y su muerte, Josh sabe lo que soy y quién soy y aun así sigue aquí, mi novio y yo
aún no pasamos una noche juntos, y para acabar ahora apareció la ex psicópata loca de mi
novio, menuda vida tengo.
Mi celular comienza a sonar descontroladamente sobre la mesita de descanso cerca del
vestidor. Me levanto de la cama dejando mi cómoda posición y tomo el celular entre mis
manos. Lorianne. Lorianne es la mejor amiga de Bianca. Y la mamá de los gemelos Pierce.
-¿Lorianne?-dije al teléfono en mi oído
-Sam tienes que venir al hospital ahora mismo.-dijo asustada
-¿Qué sucede? ¿Lorianne?
-Solo ven rápido. Es tu mamá.-dijo entre sollozos
Colgué el teléfono y bajé las escaleras, iba llegando a la puerta principal cuando Erick se
cruza en mi camino.- ¿A dónde vas tan apurada, sin despedirte?
-Lorianne me acaba de llamar mi mamá está en el hospital.-dije ahora yo entre sollozos.
-¿Estás segura?
-Eso creo
-Voy por el auto espérame vuelvo en dos segundos.-dijo eso salió corriendo a buscar el auto.
-¿Estás bien?-dice Reese detrás de mí
-No lo sé
-¿Quieres…?-comenzó pero Erick nos interrumpió, le hice un gesto de despedida con la
mano y salí afuera para subirme al auto.
Erick condujo lo más rápido que pudo, realmente fue muy rápido, está bien me gusta la
velocidad pero esta vez enserio me asusté.
Cuando llegamos al hospital preguntamos en informaciones si mi madre estaba aquí, me
dijeron que sí, que la estaban tratando de urgencia y vi a Lorianne en la sala de espera.
-¿Qué sucedió?-dije abrazándola
-Sam… se suponía que no tenía que llamarte cariño pero ella no puede seguir ocultándotelo.-
dijo mirándome con tristeza en los ojos
- ¿De qué hablas?
-Tu mamá tiene cáncer.-dijo con una lágrima en su rostro. Definitivamente eso me
desmoronó. No me lo esperaba.
No puedo creer que mi mamá tenga cáncer, no quiero perderla, no ahora, no así, ¡¡¿Por
qué?!! ¿Por qué cuando todo está bien sucede algo malo? No puedo creer que la dejé sola
con todo esto.
-¿Estás segura?- ella sintió.- ¿Hace cuánto lo sabe?
-¿Recuerdas cuando tu padre se fue de la casa?
-¿Se fue por eso?- ella volvió a asentir. Entonces, ¿No se separaron por lo de Danielle?
Erick me abrazó justo cuando estaba a punto de desmayarme ahí mismo. Lorianne nos miró
sorprendida, nadie de mi antigua vida sabe que estoy con Erick, ni siquiera Bianca.

Las horas comenzaron a pasar y los doctores no nos dan ninguna noticia de Bianca, la
espera me está matando, Erick fue por café a la cafetería, Lorianne está hablando por celular,
seguramente con el señor Pierce o quizás con alguno de sus hijos, qué se yo.
-¿Sam?-dijo una voz femenina detrás de mí
-¿Mamá? ¿Qué haces aquí?
-Reese me contó lo que pasó.-dijo ella preocupada, yo solo me tiré en sus brazos y largué a
llorar.- Tranquila mi amor. Cuéntame lo que sucede.
-Tiene Cáncer.-dije respondiendo a su pregunta
-Oh Dios mío.-dijo asombrada

Al rato después de que


llegó mi mamá comenzaron a llegar mis amigos, todos incluyendo a Devora y Rixon y al final
llegó mi papá, quién me abrazó como nadie.
-¿Familiares de Bianca Lynn?-dijo un doctor. Lynn, ¿Ya concluyó el divorcio?
Yo me levanté inmediatamente y me acerqué a él, con mis padres detrás.
-Soy su hija.-dije
-Pues bien, ya está estable y puede pasar a verla.-dijo el hombre con delantal blanco.- De
uno por vez
-Es menor de edad y no sabía lo que sucedía ¿Puedo entrar con ella?-reclamó mi madre
-¿Parentesco?-preguntó el doctor
-Soy su madre biológica.-dijo mi mamá señalándome, el doctor quedó asombrado. Si bien ella
siempre viste súper elegante e intenta no parecer de diecisiete, aun así se ve muy joven.
El doctor nos dejó pasar a ambas a ver Bianca. Cuando entre a la habitación realmente
quedé sorprendida, hay máquinas raras por todas partes haciendo ruidos extraños y ella está
tendida en la cama con agujas en sus brazos.
-Oh cariño…-comenzó Bianca esforzándose yo solo la abracé.- Lo siento tanto.
-¿Por qué no me dijiste?-reclamé.- Ayer te veías tan… normal.-reflexioné
-Cáncer… solo una palabra para una prologada muerte, no quería hacerte pasar por esto. Ya
encontraste a tus padres.- dijo mirando a Eleaine.- Ya sabes quién eres. No me necesitas
más.
-No sabes lo equivocada que estás.-dije entre sollozos

Y así comenzaron a pasar


los días, en el hospital, durmiendo en la sala de espera, solo yendo a casa para ducharme y
comer algo, y siempre acompañada de Erick claro está ya que estamos hablando de comer.
Bianca me contó como sucedió todo, como se enteró. Fue un día en la oficina, le dio una baja
repentina de presión y se sintió mal, la llevaron al hospital, le hicieron exámenes y ya está,
tenía cáncer. También me contó que sabía lo de Patrick y Danielle pero que le perdonó, y él la
dejó sola en el peor momento de su vida. Mis abuelos también sabían, de la infidelidad de
Patrick y del cáncer de Bianca, sigo sin poder creer que se vaya a morir. No lo tolero. Tengo
que hacer algo. ¿Y si la convierto? Solo tendría que darle sangre ¿Verdad?
Le propuse la idea a mi mamá, y ella me regaño brutalmente, se enfadó bastante, primero
porque se supone que es debe ser decisión de Bianca, segundo por que odia que anden
convirtiendo gente sin consentimiento del afectado y tercero porque mi sangre puede hacer
que sufra una lenta y dolorosa muerte. Sangre de demonio y vampiro junta, sería letal. La
mordida de demonio mata la vampiro, imagínense la sangre.
Si Bianca decidiera convertirse, lo cual anhelo, tendría que hacerlo un vampiro completo, y la
verdad es que yo preferiría que fuera mi mamá, ya que si te convierte un vampiro de la
realeza o sea de sangre pura, tú te vuelves de sangre pura lo que significa que puedes
obtener dones. Cosa que cualquier otro vampiro común no puede.
Le propuse la idea Bianca y su respuesta fue un rotundo no. O sea intentó evitar la
propuesta por varios días pero cuando se le dije no anduvo con rodeos y me dijo que no, que
si iba a morir así seria, el ciclo de la vida, fue exactamente lo que dijo.
Días después de la negativa respuesta de Bianca, el doctor nos sorprendió con otra cosa
negativa. La desahució. La envió a casa sin esperanza alguna, y nosotras tras ella.
Me dediqué completamente
a ella, a cuidarla y atenderla, no es fácil, hay noches y días completo en que no duermo, sé
que su dolor es demasiado y me duele verla sufrir pero no puedo hacer para remediarlo, ella
lo eligió así.
-Deberías ir al instituto.-dijo la rubia mujer sentada en el taburete de nuestra casa
-Sabes que no me servirá de nada.- fue mi respuesta, mientras hago su sopa de espárragos.
Sí, losé es raro imaginarme cocinando, pero quiero que sepan que ya me he vuelto una
experta en comida de enfermos. Por cierto, siguen sin gustarme los espárragos.
-Aun así. Lo más importante en la vida son los estudios.-dijo intentando reprenderme
-Claro que no. Lo más importante es la familia.-dije
-Una familia de dos.-dijo cabiz baja
-Una graaan familia.-dijo mi madre entrando por la puerta de cocina con bolsas de
supermercado y los chicos detrás.
-Está bien. Está bien, apóyenla en su locura.-dijo Bianca tratando de parecer enfadada
-Te traje chocolates Bi.-dijo mi madre con tono divertida agitando el paquete
-¿Fuiste al supermercado? ¿Tú?-pregunté con risas
-Aunque parezca imposible así fue.-dijo mi padre entrando con más bolsas
-Esto es lindo.-dijo Bianca
Desde que Bianca está en la casa, todo el día la casa está llena de gente, ella y mamá se han
hecho grandes amigas, y no solo con ella sino que también con Muriel y Marion. Sé que es
difícil para Bianca pero de a poco lo está superando. De hecho tuvo una idea genial, mis
abuelos aún no saben que encontré a mis padres, y no conocen a mis amigos ni a mi novio
así que a Bianca se le ocurrió organizar una cena familiar. Ella misma preparó a cena y la
decoración, no sé de dónde sacó fuerzas pero lo hizo.
Todo quedó realmente hermoso, compró una mesa extra grande, quitó los sillones y la puso
en el linving-room, la decoró con flores y velas, puso manteles de ceda nuevos. Todo está
realmente único.

Cuando mis abuelos


llegaron solo estábamos las dos en la casa, ellos saben que vendrá más gente pero no saben
quién vendrá.
A la media hora después comenzó a sonar el timbre, primero Salem, Scott, Alex y Josh. Más
tarde llegó Devora, Rixon, Evangeline, Gabriella y Aria. Y casi al final pero no al última mis
padres, Marion, Sasha, Muriel, Meredith y Jack y al final llegó Reese y Erick. Y todos vestidos
muy elegantes.
Mi mamá lleva un vestido de cuero negro hasta la rodilla, algo apretado y sin hombros; Marion
lleva un vestido casual largo, con falda blanca y busto negro; Salem un vestido morado con
falda suelta y un pequeño cinturón en la cintura; Alex un vestido plomo con un cinturón de tela
del mismo tono; Devora un pantalón a la cintura ancho y holgado con una blusa negra
brillante; Aria un vestido beige holgado en la parte de la falda y con escote redondo; Sasha
lleva un vestido dorado brillante apretado y sin escote; Muriel un vestido verde oscuro con un
solo tirante y con un cinturón dorado a la cintura; Meredith un vestido azul eléctrico con
encaje en negro hasta la rodilla y sin escote; Evangeline un vestido completamente negro,
corto a delante y un poco más lago atrás; Gabriella un vestido azul oscuro hasta el muslo, con
mangas y con la espalda descubierta; Reese un vestido verde oscuro hasta la rodillas,
apretado, con mangas hasta la muñeca, con rayas negras y espalda descubierta; mientras
que Bianca lleva un vestido negro hasta la rodilla, sin escote, y con un cinturón color marrón
en la cintura; y yo, bueno yo… llevo uno rojo hasta la rodilla, apretado hasta la cintura y luego
suelto, desde el escote hasta el cuello tiene encaje negro y es sin mangas.
Y los chicos van vestidos como siempre, solo que más arreglados y a excepción de mi padre
y Erick que llevan traje. ¿Ya dije lo mucho que me vuelve loca ver a Erick con traje?
-Asi que ¿Cuánto tiempo llevan juntos?-dijo mi abuela a Erick a mi
-Bastante.-respondí
-Once meses y medio.-dijo Erick, lo cual enserio me sorprendió
-¿Y se están cuidando?-preguntó mi abuelo, lo cual hizo que Erick y yo nos atragantáramos
con la comida, mientras que el resto rió, menos mi padre, típico.
-Yeyé no es momento para hablar de eso.-dije a mi abuelo. Sí le digo yeyé.
-Está bien.-dijo él.- Y tú.-dijo señalando a mi padre.- ¿Qué haces para ganarte la vida?
-Soy arquitecto.-dijo mi padre. Esperen ¿Es verdad o solo lo dijo por decir algo?

Y así transcurrió toda la


cena, mis abuelos haciendo preguntas incomodas a todo el mundo, sin pudor alguno y los
demás sin molestarse solo respondían, de hecho hubieron demasiadas risas en aquella
mesa, junto con mis amigos, mi familia y bueno... Erick.
Me quedo en silencio un momento observando la escena, mi abuelo está haciendo sus
chistes pasados de moda y aun así todos ríen, la comida está casi acabándose, mis padres
están interactuando de lo más bien con todo el mundo, Erick y Sasha están riendo
públicamente, lo cual enserio es extraño, pero lo más importantes sin duda alguna, es que
Bianca está feliz, guapa y radiante, como si nada raro estuviera pasando, como si estoy fuera
de todos los días y como si ella no se estuviera muriendo, al recordar eso me cae una lagrima
y tengo que levantarme de la mesa.
-¿Sam?-dice mi padre
-Lo siento.-digo y me voy a mi habitación a ya más no poder con las lágrimas.
Subo las escaleras lo más rápido que puedo sin usar súper velocidad ni nada por el estilo,
entro a mi habitación y me tiro boca abajo a la cama.
Segundos después alguien abre la puerta de mi habitación sentándose a mi lado, no veo
quién es pero siento como la cama se hunde y siento su aroma.
-¿Qué sucede?-pregunta
Yo me levanto y me siento normalmente a su lado.- Ella está muriendo Erick.-digo y me
vuelvo a desmoronar esta vez recargo mi cabeza en sus piernas y el comienza a peinar mi
cabello.
-Llora todo lo que quieras Sam.-dice suavemente.-Debes desahogarte.

Para que triunfe el mal solo es necesario que los buenos no hagan nada
-Edmund Burke

Capítulo 16

Bianca me convenció de volver al instituto, últimamente hago todo lo que la haga feliz, si ella
dice salta yo salto. En cualquier otro momento de mi vida hacer esto, ser taaan obediente
sería patético. Pero ahora es lo único que puedo hacer, además es lo que a mí también me
hace feliz.
Erick pasa por mí todas las mañanas a la misma hora, él también está yendo al instituto
aunque contra su voluntad, Bianca también lo obligó a él, sé que lo hizo para que esté junto a
mí cuando lo inevitable ocurra. Sé que el día está cerca y ella también.

Salgo de la casa porque mi


querido y sexy novio está esperándome afuera en el poco llamativo lexus que compró en
España.
-Buenos días.-lo saludo con un beso al subirme al auto. De lo más normal. Últimamente
quiero pensar que somos personas normales, con vidas normales familias y amigos normales
pero ese pensamiento se va cuando llega la hora de alimentarme como ahora por ejemplo.
Erick sube los vidrios polarizados del lexus y me presta su muñeca, yo succionó la cantidad
de sangre suficiente para saciar el hambre y la suelto, debo confesar que a veces es bastante
difícil detenerme. Busco en la guantera del auto una bolsa de sangre y me topo con una, se la
doy y cuando se la acaba nos vamos al instituto, y así es todos los días.
Cuando llegamos al
instituto allí ya están Salem y los chicos esperándonos, ésta vez con Gabriella, ya que mi
mamá arregló para que ella también viniera al instituto, aunque la verdad tampoco quería
pero tanto suplicarle aceptó, sí, yo le supliqué, somos grandes amigas ahora y quiero estar
rodeada de todos mis amigos.
-Pensé que no llegarían nunca.-dijo Sasha
-Lo siento.-dije.- Entremos. Es lunes y tengo química.
Siento que desde que la señorita Mallete se enteró de que Bianca tiene cáncer es algo
más… clemente conmigo. No es que me suba las notas ni nada, me sigue yendo mal pero me
da más plazo para entregar las tareas y los trabajos.
Gabriella se matriculó en química, para estar más tiempo con nosotras pero sé dentro de ella
hay un ser que lucha por salir y ser un gran químico, es la mejor de la clase, y eso que llegó
hace unos días.

Cuando salimos al receso


vi que Maica Pierce se le estaba insinuando a MI NOVIO. Adivinen que hice.
Exacto, fui directamente hasta él y le di un beso de esos de película. Él me abrazó y se dejó
llevar por el momento. Cuando abrí mis ojos y me separé de él, Maica nos estaba mirando
con asombro.
-Disculpa ¿Qué decías?-le dijo Erick
-Olvídalo.-dijo y se fue. Erick me miró confundido.
-¿Qué? No voy a dejar que se te acerque.-dije y me volvió a besar.- Sé cómo es. Y… ¿Qué te
decía?
-Me preguntaba sobre un estúpido trabajo de trigonometría.- respondió seguro.- El que claro
está no haré. ¿Por qué? ¿Celosa?
-¿Yo? Por favor… claro que no.-respondí a la defensiva

Cuando salimos de clases


nos dirigimos a la cafetería de buz por un batido, bueno prácticamente me fui sola. Salem se
me perdió de vista, Alex tiene práctica, Josh una entrevista con una disquera, Erick me dijo
que nos veríamos esta noche y se fue, Scott y los demás quién rayos sabe dónde están.
-Te conozco.-dijo una chica acercándose a mí.
No la conozco, su aroma es diferente, jamás había sentido algo tan... nauseabundo. Es
castaña, delgada y más o menos de mi estatura
-Muchos dicen hacerlo.-dije sin levantar la vista de mi batido
-Eres la hija de la vampiro.-dijo sentándose al frente de mí.- Mi nombre es Sky. Sky Hendrix.
-Mujer lobo.-solté de repente
-¿Soy la primera que hueles verdad?-preguntó curiosa
-¿Qué quieres?
-Lo mismo que tú.-dijo ella acercando su cuerpo cada vez más a la mesa.- Matar a Joshua
-¿Qué? ¿Por qué?
-Larga historia…-dijo haciendo una pausa.- Lo que importa es que escuché que estas
reuniendo gente.
¡¿Qué?! ¡Yo no estoy reuniendo a nadie! ¡Todos llegan por sí solos! Pero al pensarlo mejor,
ella tiene razón, cada vez tengo más aliados en contra de Joshua, primero Dev y Rixon, luego
Aria y los demás. Ahora la loba…
-Pues entonces dame una dirección.-dije esta vez mirándola fijamente a los ojos
-No tengo una fija…
-Ya veo. Eres una solitaria. Una nómada.-reflexioné
-Algo así… Ahora.
-En ese caso te llevaré al castillo… de mi madre.
-¿Bromeas?
-No. Pero primero tienes que confiar en mí y contarme que te sucedió.
Sentí que la muchacha enserio se relajó porque comenzó a encorvar su espina dorsal y
comenzó a hablar. Me contó su historia. Me contó que Joshua hizo jurar lealtad a su manada
y ella escapó, a los que no logró convencer los mató, incluyendo a su novio, Axel.

-¿Estás loca?-dijo Scott al


otro lado del teléfono
-Solo ven por mí ¿sí?
-¿Por qué no llamas a Erick?
-¿Me estás diciendo que no?
-No. Claro que no.-dijo burlón.- Estaré allí en cinco minutos
Salimos afuera a esperar a Scott quién amablemente vendrá por nosotras.
Tengo que llevar a Sky al castillo y todos están ocupados, definitivamente debo empezar a
traer mi propio auto.
-Sube.-dijo un ceño fruncido Scott bajando la ventanilla de su auto. Me subí al lado del
copiloto.- ¿Por qué traes un lobo?
-Larga historia. Sólo conduce ¿Si?
Llegar al castillo tomo menos de lo esperado, la verdad es que este chico conduce bastante
rápido, tanto o más que Erick, y estar al lado de Erick cuando conduce da miedo imagínense
estar al lado de Scott.
Cuando entramos inmediatamente apareció una confundida Sasha bajando las escaleras.
-¿Qué ese olor a perro?
-Sasha…
-¡¿Trajiste un perro al castillo?!-dijo alterada
-¿Puedes callarte un momento? Está de nuestro lado
-No puedes confiar en ella
-¿Y por qué no debería hacerlo?
-Por qué es un lobo y jamás debes confiar en lobos.-Asentí con la cabeza sonriendo
-Solo démosle una oportunidad
-Samantha no es una bueno idea que esté aquí entre chupasangres.- dijo interrumpiéndonos
Sky
-Pues largo perro.-dijo Sasha
-¿Cómo te atreves a tratarme así? Podría matarte
-Inténtalo. Oh claro no puedes. No es luna llena.-dijo Sasha burlándose
-Basta.-dijo mi madre entrando al salón.- Sam a mi despacho. Ahora.
Ella se ve enfadada, bueno mi madre la mayoría del tiempo se ve enfadada pero creo que
ésta vez enserio está enojada, quizás traer un lobo al castillo sin avisar no fue muy buena
idea. Sam ¿por qué no piensas antes de actuar?
La seguí en el camino hasta el despacho, ella entró primero y yo después, ella se sentó
detrás del gran escritorio y comenzó.
-No puedes llegar y traer un lobo así como así
-Lo sé…
-Silencio.-me interrumpió con el ceño fruncido. Es la primera vez que se enoja conmigo.- En
su mayoría somos vampiros, y si no lo sabes, o si no leíste los libros que te pasé para que
leyeras, los lobos y los vampiros jamás se han llevado bien, hasta en las películas se ve.
-Ella necesitaba ayuda
-Cómo muchos.-dijo aliviando su expresión.- Además ni siquiera fuiste capaz de poner orden
entre Sasha y la loba
-Sky.-corregí.- Mamá… Durante toda mi vida he sentido que soy diferente, he sido excluida,
he sido atormentada pero siempre hubo alguien ahí para mí. Joshua mató a su manada y ella
quedó sola. ¿Cómo crees que se siente?-dije soltando una lagrima.- Y sí, leí los libros y por
eso estoy haciendo esto, se supone que una manada es como una familia y si a ustedes les
pasara algo así yo no sabría cómo reponerme, no podría seguir viviendo. Ponte en su lugar y
ayúdame.
-¿Cuándo creciste tanto?
-Cuándo intentaron asesinarme mamá.-ella se paró y me abrazó
La verdad es que me siento algo identificada con ésta chica, y la compadezco, se quedó sola
en el mundo y solo intento ayudarla pero no sé cómo. Dudo que la ayude mucho metiéndola
en un lugar lleno de vampiros fulminándola con la mirada todo el tiempo y con lo último me
refiero netamente a Sasha.
-Sasha podrías prestarle ropa a Sky por favor.-dijo mi madre saliendo del despacho
-¿Por qué yo?-protestó ésta
-Por parecen ser de la misma talla
-Tendré que bañarme con ácido.-dijo Sky por lo bajo
-Ojala pudieras olerte. De verdad necesitas la ducha de ácido. Creo que después de estar
encerrada contigo en un mismo lugar voy a perder mi olfato por completo.-dijo la pesada de
Sasha. O sea Sky si huele terrible, pero es consecuencia de su naturaleza. Naturalmente
repugnante.
Todos nosotros, incluyendo a mi mamá estallamos en risas, éstas chicas enserio se van a
llevar muy mal.

Al día siguiente dejé a Sky


al cuidado de Marion, quién claramente es la que menos la discrimina, incluso hasta mi mamá
está rara desde que ella llegó. Ya es hora de ir al instituto y mi querido novio me convenció de
no llevar mi auto, otra vez.
En el camino a TrinitySports pasamos por Scott y Salem a la casa de Scott. Son tan tiernos,
incluso cuando no los estoy mirando sé lo que están haciendo. Sarcasmo.
-Basta, es muy molesto que sean dos sopapas en plena acción. Calmen sus hormonas de
una maldita vez.-Scott ya acostumbrado a mis comentarios, sonrió.
-Siempre es un placer hablar contigo Sam.-hice una especie de reverencia y ellos volvieron
besarse. Erick sonrió a mi lado.
-Deberíamos aprender.-dijo sin quitar la vista de la carretera
-Cuando no estés conduciendo.-dije sarcástica y pude algo de música en el estéreo del auto
Amo cuando sonríe por lo bajo, amo cuando se enoja por estupideces, amo la forma en que
me mira cuando quiere besarme, amo todo en este estúpido chico que no me deja dormir, que
me quita el sueño por completo, lo amo a él y no me importa cuánto dure solo quiero estar
junto a él.
Mi teléfono comienza a vibrar sacándome de mis pensamientos, la foto de mi madre aparece
en la pantalla.
-¿Hola?-digo saludando
-¿Están los cuatro?-pregunta preocupada
-Si ¿Qué sucede?
-Vuelvan al castillo. Hay alguien que quiere verlos.-dijo eso y cortó
Erick me mira con la misma expresión de confusión que yo lo miro a él. Eso fue raro,
¿Alguien quiere vernos? ¿Quién? ¿Haley? Esa perra… ¿Blake? ¿Meredith? ¡¿Quién?!
Erick frena bruscamente el auto y se da vuelta nuevamente en dirección al castillo.
Llegamos en menos tiempo del que nos tomó llegar antes, entramos y ni rastro de mi madre
por ningún lado hasta que apareció de la nada entrando al salón donde la esperábamos.
-Bueno realmente solo los necesitaba a ustedes dos.-dijo refiriéndose a Erick y a mí.- Pero
Sasha está insoportable ¿Podrías ir a hablar con ella?-dijo a Salem y ella asintió.- Bueno ahm
¿Vamos al despacho?
La seguimos y ya dentro nos percatamos de que allí se encontraba un hombre, de alrededor
de unos treinta años más o menos, Erick me miró y yo a él. El hombre está sentado en el sofá
de cuero en la esquina de despacho justo al lado del bar, está vestido de una forma muy
formal, pantalón y chaqueta grises, con la pierna encima y mirándonos fijamente, me
recuerda a alguien… ¿Pero a quién?
-Les presentó a Belial.-dijo mi madre.- Tu padre.-dijo ésta vez a Erick
Con aquella declaración definitivamente descubrí a quién se me hacía parecido y Erick no fue
el único sorprendido créanme, Erick está básicamente congelado, literalmente, está
asustándome.
Lo tomo de la mano para que reaccione y así lo hace, da un paso a atrás y yo lo freno.
<<Necesito salir de aquí>> susurra en mi mente. Y yo solo apretó más su mano dándole
señal de que tiene que afrontar esto.
-Un gusto conocerlos.-dijo la ronca voz del hombre, parándose.
-¿Qué hace usted aquí?-dijo por fin Erick
-Si quieres ir al grano… como Eleaine bien dijo soy tu padre y he venido a hablar contigo, sé
que hace poco te enteraste de quién es tu verdadero padre…
-¿Qué quiere?-lo interrumpió Erick con tono bastante enojado
-Contarte todo
-Sam.- dijo mi madre mirándome.- Dejémoslos solos.- Al decir eso Erick apretó a mi mano y
me susurro.- Quédate.
-Yo me quedo.-dije a mi madre dándole una mirada con la que comprendió todo. Comprendió
que no dejaría a Erick solo, él no me dejo sola cuando conocí a mis padres, siempre estuvo
ahí para mí.
-Quién lo diría…-dijo Belial.- Mi hijo y la hija de un demonio…
-Ve al grano.-dijo un serio Erick dejándose caer a uno de los sofás conmigo a su lado.
-Ustedes están causando problemas. Pero bueno eso va en la sangre ¿No?- dijo mirándome.
-¿Por qué nunca antes apareciste?-dijo Erick
-No podía. Cuando conocí a tu madre. Darianne… una mujer realmente encantadora.
-Y casada.-dijo Erick por lo bajo
-Cierto. Pero en ese entonces yo estaba desterrado del cielo, estaba condenado a vagar por
la tierra por la eternidad
-¿Qué?
-Era un ángel desterrado.
-¿Cómo volviste a ser un ángel?
-Fácil. En resumen Maté a su ancestro.-dijo señalándome
-¿Qué?-dije exaltada
-Al padre de tu padre. Al que todos llaman satanás. Para volver tenía que hacer un acto de
verdadero bien para la humanidad y eso fue lo que hice. Subí y tú naciste, no podía hacer
nada te lo juro.
-¿Por qué apareces ahora?-dijo Erick sin cambiar su ceño fruncido
-Por ustedes.
-¿Nosotros?-dije ésta vez parándome
-La profecía.-dijo relajado.- Saben a lo que refiero.
-No quiero escucharte más. Lárgate.- dijo Erick parándose bastante enojado
-Está bien. No insistiré por ahora.- dijo parándose lentamente y arreglando su pantalón.- Eres
especial Samantha, aun siendo hija de quién eres, eres pura, y eso es lo que te hace
especial.-me dijo en un susurro
-Déjala. Vete.-la voz de Erick rugió detrás de mí.
No entiendo a lo que se refiere este tipo y enserio quiero saberlo, pero no es el momento,
Erick está furioso y confundido, no puedo dejarlo solo y menos llevarle la contraria.
El resto del día paso mayormente siendo silencioso, rápido y confuso. Sé porque Erick está
pasando, yo también pasé por ello pero sé que no es lo mismo, sé que en el fondo, muy en el
fondo le duele pero está feliz porque pudo ver el rostro de su progenitor, de su padre.

El momento que da más miedo es justo antes de empezar


-Stephen King

Capítulo 17

Me encuentro con medio cuerpo sobre Erick, con sus brazos rodeándome y nuestras piernas
entrelazadas, deben ser eso de tres de la mañana, afuera está oscuro todavía.
Abro levemente los ojos con una sonrisa perezosa en los labios. No me vendría mal
despertarme así más seguido.
-Deja de mirarme de esa forma.- Murmuro y escondo mi cara entre la curva su hombro, casi
en su cuello.
-¿De qué manera te estoy mirando?- puedo oír la sonrisa en su tono. Separo mi cara de su
cuello y lo miro. Él sigue mirándome de esa forma que hace que las estúpidas mariposas no
se queden quietas en mi estómago.
-¡No lo sé, pero sigues haciéndolo!- le reprocho riéndome.- ¿En qué piensas?-dije cambiando
de tono
-Ya sabes…
-Deberías escucharlo…
-Basta. No quiero hablar de ello.-me interrumpió callándome con un beso.- Debo irme, si
Bianca nos encuentra me va a matar.
-Eres a prueba de balas.-dije sonriendo y él se marchó.
Ahora el problema es ¿Cómo demonios hago, para que Erick Sanders, la persona más
cabeza dura que conozco, incluso más cabeza dura que yo, se detenga a escucharme?

El día siguiente casi todo


marchó normal, Alex siendo igual de indiferente a la situación con la odiosa de Maica, Sasha
peleándose con Sky, Salem y Scott siendo empalagosos, y Erick… bueno Erick está igual,
callado y enigmático como siempre.
Ya es la hora del almuerzo, la hora en que todos nos reunimos en la cafetería como es
habitual, Salem y yo salimos de castellano y nos vamos de inmediato pata allá, luego llegan
los demás, pero me sorprendo al ver que Erick no aparece.
-¿Sabes dónde está?-pregunté a Scott
-Dale su espacio.-me regañó Sasha.
-Ese no es el problema. Me preocupo por él y más con lo que está sucediendo.-le dije con el
ceño fruncido.- Además siempre le doy espacio
-Siempre está detrás de ti, jamás tiene su propio espacio.- Ella tiene razón, quizás
deberíamos separarnos un poco, después de todo una relación no es sana así ¿Verdad? No
es que me guste estarlo controlando ni nada, yo no soy así, pero tengo miedo de que le pase
algo o que haga algo estúpido.
-¿Quieres?-Me preguntó Sky ofreciéndome tarta de chocolate, sacándome de mis
pensamientos
-¿Bromeas? Es de chocolate claro que si quiero.-Dije arrebatándole la tarta y comiéndola.
Dios santo cuanto amo el chocolate.
-Terminaras como una vaca si no controlas tu apetito.-dijo Alex
-Alex… yo no engordo.-dije con una pícara sonrisa en mi rostro. Sabe a lo que me refiero.
-Saben… tengo ganas de emborracharme.-dijo Scott
-¿Fiesta?-dijo Josh sentándose entre Alex y yo
-¿De sangre?-dijo Sasha entusiasmada
-Sasha.-Reclamé.
-Lo siento.-Se disculpó.- Pero es la única forma de alguien como yo se emborrache, sino no
tiene sentido
-¿Qué tal un fin de semana?-Sugirió Aria tomando una mascada de su emparedado
-¿Dónde?-Preguntó Gabriella apareciendo de la nada
-Hasta que te dignas a aparecer.-Refunfuñé.- En fin, ¿En que estábamos?
-En que podrías pedirle una de las cuantas cabañas a tu mamá.-Me dijo Scott guiñando un
ojo
-Buena idea.-Dijo Alex dando un saltito y parándose de su asiento.- Debo irme, tengo
práctica.
-Adiós.-dijimos todos al unísono
Mientras Alex se encaminaba hasta el gimnasio, tomé mi celular e ignoré a los demás,
marqué el nuero de Erick y nada. Buzón de voz. Maldita sea.
-Quizás está resolviendo sus asuntos.-Me dijo Scott al oído
¿Qué asuntos? ¿Su padre? ¿Haley? Maldita perra de tan solo recordarla me hierbe la sangre.
-Hablaba de Belial. Tranquila.-Dijo Scott golpeándome el brazo con un leve puñetazo.
Me salté el siguiente periodo y le pedí el auto a Josh, quien cordialmente después de tanto
insistirle me lo prestó.
Me dirigí hasta mi casa, a verificar si Bi está bien pero me encontré con la sorpresa de que mi
madre ya se estaba encargando de ello. Últimamente pasa más tiempo en mi casa que en el
castillo.
-Hola cariño.-Saludó mi Mamá
-Hola a ambas.-Dije yendo directamente a la alacena. Necesito algo para pasar el rato.
-¿Puedo saber por qué te saltaste un periodo?-Me regañó Bi
-Necesitaba saber cómo estabas.
-Pues ya me viste ahora vuelve a clases.
-No puedo. Necesito hablar con ella.-dije señalando a mi Mamá. La vedad es algo incómodo
llamarla mamá delante de Bi y viceversa.
-Habla.-dijo mi mamá.- ¿En qué puedo ayudarte?
-Bueno hay dos cosas. Primero, los chicos quieren saber si nos prestarías una de tus casas
este fin de semana.
-Escojan
-Segundo, ¿Sabes algo de Erick?
-Se supone que estaría contigo.-dijo confundida tomando su celular y marcando su número.
Inútil pensé. Y así fue. Buzón de voz.- Ya aparecerá. Siempre lo hace. No te preocupes
-Iré a DeadKing.-Le avisé
-Te acompaño.-Sugirió
-No. Yo puedo ir sola. Traje el auto de Josh. Vuelvo en unas horas.-les informé
Tomé el auto y emprendí camino hasta el castillo, pasé por la calle principal de TrinitySports
hasta la carretera que sale de él, conduje alrededor de unos veinte minutos y dí con la
entrada. La verdad es que es raro venir sola, cuando era humana jamás habría encontrado
ésta entrada, ya que solo ojos sobrenaturales la ven, siempre he venido acompañada de
alguien más.
Me pasé el camino pensando en cosas estúpidas, como porque TrinitySports se llama así, mi
abuela, adoptiva, me contaba historias cuando yo era pequeña, en donde explicaba el
nombre, simple y fácil, los fundadores del pueblo eran deportistas exagerados con su trabajo,
y al principio éste era pueblo de deportistas pero se sedentarisó. ¿Esa palabra siquiera
existe?
Llegué sana y salva al castillo y apenas crucé la reja principal escuché los gritos. Ya encontré
a Erick.
Me acerque lentamente y pude percibir que no estaba solo, había dos mujeres con él, dos
vampiros. Reese y Haley. Estúpido Erick.
-Tienes que irte.-Exigió Erick en un tono enojadísimo
-No lo haré. No me mandas y además este lugar es agradable.-Respondió burlona Haley
-Reese por favor ayúdame.-dijo Erick golpeando la pared
Seguí avanzando y entre muy, muy despacio al castillo, tratando de que no me escucharan
pero se me olvido un detalle.
-Puedo olerte Sam.-Dijo Erick alzando la voz
-Lo siento no quería interrumpir.-dije apareciendo en el salón
-Siempre molestas.-dijo Haley sentándose con las piernas cruzadas
-¿Yo? ¿Estás segura?-dije acercándome a ella
-Sam…-Refunfuñó Erick.- ¿Qué haces aquí?
-¿Disculpa? Es el castillo de mi madre así que técnicamente es mío. Además tengo que
hablar contigo
-No es un buen momento.-Dijo mirándome con esa expresión de “vete” ¿Quién se cree? Ni
siquiera mis padres me dan órdenes y ellos si asustan. No digo que Erick no asuste porque
vaya que si lo hace pero no como mis padres.
-Jamás será un buen momento.-dije decepcionada.- Tienes razón mejor me voy
Tomé mi ser, porque no puedo decir humanidad ya que no soy humana así que jode mi frase
que ya que, y salí por la puerta principal dando un gran portazo, nivel dramático así como en
las novelas, ahora que lo pienso eso fue infantil.
-¡Espera!-gritó Reese detrás de mí saliendo del castillo, ni siquiera Erick ¡Reese!
-¿Qué quieres?
-No te enfades él solo quiere hacer lo correcto.
-¿Hacer lo correcto es excluirme?
-Sabe lo temperamental que eres así que…
-Eso no es excusa Reese. Me voy.-y así lo hice. Aunque la verdad tiene razón.

-¿Sucedió algo?-preguntó
Bi al verme entrar a la casa y subir rápidamente mi habitación
-Nada. Sólo quiero estar sola un rato.
Y me encerré en mi habitación a reflexionar, llego la hora de la cena pero no quise bajar, qué
caso tiene, la comida humana no me alimenta, no me hace fuerte y ahí fue cuando reflexioné.
Quizás hay una razón por la que sólo bebo de vampiros y demonios, después de todo soy la
pieza fundamental de esta lucha y no puedo estar bebiendo eternamente de Erick, no estará
para siempre para mí cuando necesite sangre, encontré el verdadero propósito de mi
existencia, solo hay un ser como y soy yo misma y es por una razón, estoy hecha para
destruir, y es lo que debo hacer, o sea no del modo matar a todo aquel que se me cruce por
delante.
Mi vida solo tiene un propósito, una razón de ser, matar a Joshua, por eso soy como soy, por
eso la naturaleza me hizo así, ahora sé que cuando esto acabe también acabará para mí.
Ahora sé que cuando lo mate yo moriré también, porque ya no habrá otro propósito para mí
en esta vida. Ya habré cumplido mi parte. Entonces debo enfocarme en cumplirla, pero
primero disfrutaré un último fin de semana con mis amigos.
-Lo siento.-Dijo una conocida voz sacándome de mis pensamientos. Miré la pared y salió de
la oscuridad.- Ciento ser como soy
-No sientas nada.-Dije abrazándolo.- Yo lo siento, soy una estúpida y quiero disfrutar esto,
quiero disfrutarte.
Lo tomé por el cuello y lo lancé a la cama, me puse sobre él y comencé a besarlo,
apasionadamente, como pocas veces lo he hecho, quién me viera haciendo esto jamás se lo
creería.
Me volteó y me dejó abajo, puedo sentir sus bíceps a través de su negra y algo holgada
camiseta, la cual en estos momentos solo quiero quitar.
-No podemos.-Dijo sin dejar de besarme
-Claro que sí. Ya no soy humana.-Dije mordiendo su labio inferior
-No debemos Sam.-dijo ésta vez mirándome a los ojos fijamente.- Lo siento
-No. Tranquilo. Tienes razón, sería una locura.-Dije sin soltarlo
Él se acomodó en la cama e hizo un gesto con la mano a su lado para que me acercase a él.
Y eso hice, me recosté a su lado con mi cabeza en su pecho, levante mi rostro solo un poco y
bese sus labios, él me respondió. Pero este beso no fue como el anterior, fue más íntimo,
más profundo, más nosotros.
-Espero que este fin de semana no tengas nada planeado.-Dije
-¿Por qué?
-Nos iremos a una de las casa de mi mamá. Todos juntos. Será entretenido.
-Adivino. No puedo objetar ¿Cierto?-Yo negué con la cabeza.

Y finalmente llegó el tan


esperado viernes, ya son las tres de la tarde y ya tengo mis cosas en el auto.
Iremos a una cabaña que mi mamá tiene en un extraño y bastante alejado lago, no recuerdo
haber jamás escuchado el nombre, pero mi madre llamaba a la casa “King Arthur”
baaaastante original. Según lo que insinuó Marion mi mamá le encanta ponerle nombres
estúpidos a sus casas. Y según nos había informado ésta era una de las más hermosas que
ella poseía.
Erick y yo ya estábamos montados en mi Jeep commander cuando llegaron los chicos,
dijimos que nos iríamos juntos, uno detrás de otro, para no perdernos, iremos todos, Salem,
Scott, Alex, Josh, Sasha, Sky, Aria, Devora, Rixon, Gabriella, Reese, inclusive invitamos a
Michelle y Sean, lo cual no me agradó completamente, pero ninguno acepto, ambos dijeron
algo como “No estamos aquí para hacer amigos”
Erick condujo por alrededor de tres horas siguiendo el mapa que mi mamá nos había dado,
esto es toda una aventura.
Es gracioso ver a Erick estresado cada cinco minutos por no saber dónde doblar o a dónde
entrar.
Finalmente llegamos a una cerca, lo suficientemente alta para que un gigante no pasara,
Erick me señaló que era aquí así que entramos, y cuando lo hicimos me sorprendí, ahora
entiendo a lo que mi mamá se refería con eso de que ésta era la casa más bella que poseía.
Es un edificio de dos pisos, de madera y cristal, combinados.
La entrada es entre piedra y madera, tiene una pequeña escalerita que lleva al pórtico, donde
hay una mesita y unos sillones. La casa está rodeada de verde y frente al lago más hermoso
que jamás he visto en mi vida. Al parecer yo no soy la única sorprendida con la casa, me giro
para ver los rostros de los demás y me doy cuenta que están tanto o más sorprendidos que
yo.
El interior de la casa es aún más hipnotizaste, al frente de la puerta principal hay un gran
¿Tronco de árbol? Woow está puesto como soporte en medio del lugar y es bellísimo, con
flores en su base, a cada lado del tronco hay escaleras, y todo de madera, el tronco sujeta el
espacio que hay entre las escaleras y el pasillo de los dormitorios.
-Suban y escojan ¡Rápido! ¡El último es huevo podrido!-dijo Salem subiendo rápidamente las
escaleras
-¡No se vale competir con seres sobrenaturales!-reclamó Alex
-¡La del fondo es nuestra!-le grité a las chicas para que no tomaran mi habitación
-¿Nuestra?-dijo Erick quien está a mi lado
-Nuestra.-dije con una mirada pícara. Me tomó por la cintura y me besó
-Entonces debería ir reconociendo terreno ¿No crees?-Yo asentí
Subimos a nuestra habitación y me volví a sorprender, es un gran cuarto de madera de roble,
bastante oscura, es amplia y no tiene mucho lujo pero es hermosa, y la cama… Oh mi Dios,
la cama es hermosa, es estilo King size y tiene una especie de toldo bastante alto sobre la
almohada, blanco, del mismo color que el cobertor y algunos de los cojines, hay una
lamparilla a juego en la mesita de noche y un sofá enfrente del gran balcón con una hermosa
vista al lago.
Dejé mi bolso de mano en el suelo y me tiré en la cama, como una niña cuando le compran
una gigantesca cama para ella sola.
Erick se recostó junto a mí mirando el techo.
Será un excelente fin de semana.

Dile que sí, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te


arrepientas porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le
contestas que no
-Gabriel García Marquéz

Capítulo 18

-Oh vamos.-Suplicó Erick.- Hiciste que viniera hasta aquí ahora tu vendrás conmigo
-Odio caminar.-dije resoplando
-Amarás caminar conmigo.-dijo acercándose lentamente y me tomó por la cintura
-Si hay algo que odio más que caminar es cuando haces eso. Es imposible decir que no.-dije
golpeándolo en los pectorales
Ayer por la tarde cuando llegamos, nos familiarizamos con el lugar, hicimos un asado exprés
y nos pusimos a jugar adivina quién. Nos quedamos hasta muy tarde jugando y charlando.
Hoy por la mañana Erick se levantó de los primeros e hizo que me levantara, desayunamos,
nuestra comida habitual, yo de él y él de un abolsa de sangre, una de las cuantas que
trajimos y pusimos en el frigo bar.
Y ahora insiste en salir a caminar al cerro cercano a la casa, y lo peor es que sin usar poderes
¡Sin usar poderes! ¡Somos vampiros! O a la mitad pero la cosa es que ¡tenemos que usar
nuestros poderes! No es que sea solo una excusa para no ir, bueno si lo es. Es que enserio
odio caminar.
-¿A dónde van?-pregunta Sasha saliendo de su habitación
-Nos vamos de picnic.-le dije sarcástica
-En realidad era solo un paseo pero si quieres…-me molestó Erick

El muy bastardo me hizo


subir una enorme colina y aunque no me cansé de todas formas reclamé, aunque no me
puedo quejar, la vista desde allí es impresionante, la cima de la colina está cubierta de pasto,
de verde pasto. Hago ademan de sentarme pero Erick me lo impide.
-Aún falta un poco más.-dice mostrándome una venda
-¿Qué es eso?
-Una venda.-dice con una sonrisa
-Ya lo sé pero ¿Qué harás con ella?
-Con esto puedo hacer muchas cosas.-Dijo con mirada sexy
-Hablo enserio
-Yo también.-Dijo más convencido. Sé a lo que se refiere.- Déjame ponértela en los ojos
-¿Qué tramas Erick?
-Solo espera.- dijo poniendo la venda en mis ojos
Me tomó de la mano y me condujo lentamente por el camino, cada vez que le pregunto a
donde vamos me responde un “Solo espera”.
Cuando al fin nos detenemos él suelta mi mano y me quita la venda, abro mis ojos y woow.
Estamos en verdadera cima de la colina, la vista es aún más hermosa que la anterior, miro al
suelo y me fijo que hay una mantita tirada y una cesta de picnic.
-No habíamos tenido una cita nunca.-Dijo sentándose.- Vamos siéntate. Intenté que fuera lo
más normal posible, por eso no ocupé poderes.
-¿Normal? ¿En la parte más alta de una colina? Bastante normal.-dije sarcástica
-Hey hice lo que pude.-Dijo fingiendo un tono de ofensa
-Lo siento corazón.-dije y lo besé
-Sam…
-Dime.-dije mordiendo una fresa
-Yo…-Comenzó mientras me miraba maravillado, se deslizo desde su lugar y se puso de
rodillas.- Mi dulce y Temperamental Samantha. Te amo. Y quiero casarme contigo.-dijo
mostrando una cajita en sus manos. Mi sorpresa no la puedo describir con palabras, woow,
woow, woow.- pero solo si quieres, o sea ¿Quieres? ¿Lo harás? ¿Casarte conmigo?
Siento que estoy pálida, más de lo normal, siento que me voy a desmayar, Dios mío. Su
propuesta fue tan adorablemente incómoda y repentina que una risa salió de mi interior,
deslizándome fuera de mi lugar para poder mirarlo a los ojos me puse de rodillas también.
Agarré su rostro y lo besé. Nos besamos varias veces antes de que se apartara.
-¿Siempre toma tanto tiempo que alguien te diga su respuesta? Me está poniendo
malditamente nervioso.
Lo miré a los ojos nuevamente.
-Tengo una condición
-¿Cuál?
-No quiero que cambies, quiero seas el verdadero Erick, siempre
-No podría hacerte eso
-Así es como me enamore de ti. Del Erick frío y distante, y malditamente malhumorado pero a
la vez protector, confiable, dulce, a veces malditamente estúpido.-sonreí
-Te lo prometo
-Entonces si Erick. Me encantaría ser tu esposa.
Erick puso la pequeña cajita color negro en mis manos, levanté la tapa, y encontré un extraño
anillo, la “perla” es negra y bastante grande, por los bordes está cubierta con hojas que
parecen ser de ¿Plata?, tiene aspecto bastante antiguo y gótico, es hermoso.
-Era de Darianne.
-¿De quién?
-Mi madre. El anillo debería ser de Reese porque es la mayor pero ella me lo dió para ti.
Pensó que sería un lindo detalle. Aunque para ser sinceros yo habría preferido algo más
nuevo…-lo besé
-Gracias.-le dije soltándolo.- Es hermoso
Y mientras nos volvíamos besar, un hurra se elevó de la nada haciéndonos reír.
-No hay nada de privacidad.-dijo Erick con una sonrisa
Su genuina felicidad selló la propuesta para mí. Éste era Erick Sanders, de rodillas por mí.
Este era mi deseo, nuestro mutuo amor y devoción.
Nos pusimos de pie cuando Salem entró en escena de un salto abrazándonos por el cuello.
-¡Brillante!-le dijo a Erick
Scott y los demás llegaron detrás de Salem, Scott chocó su palma con la de Erick y se
apretaron en un abrazo mientras se palmeaban sus espaldas.
-Hombre.- Dijo Scott.- Casi la jodiste, pensé que tenías más valor.
-Cállate.-dijo Erick dándole un empujón pero seguían sonriendo
-¿Todos ustedes sabían de esto, verdad?-dije a la multitud
-Algo así.-dijo Sasha.- Felicidades.-dijo abrazándome
-¿Cuándo lo harán? ¿Casarse?-Dijo Devora
-No. Esperen ¿Dónde lo harán?-dijo Alex
-¿Le dirán a tus padres?-dijo Josh mirándome. Mis padres. Rayos.
-No.-dije.- No le diremos a nadie más.
-¿Secreto?-preguntó Aria
-Si.-respondí
-Hablando enserio ¿Qué tienen pensado?-Dijo Sky
-Tiene que ser algo grande…-comenzó Sasha
-Dije que sería secreto por lo tanto debe ser algo pequeño.-dije
-¿Estás segura?-preguntó Erick
-Sí. No quiero que cierta persona tome esto en nuestra contra
Si Joshua se entera definitivamente lo usará en mi contra, de cierta forma me siento aliviada
de los hermanos de Salem no vinieran. En cuanto a mis padres y a los demás ya habrá
tiempo de decirles.
-¿Nos dejarían solos? ¿Por favor?-dijo Erick, más que una sugerencia fue una orden.
Los demás comprendieron que necesitamos privacidad, este es un momento especial, ¡Me
acaban de pedir matrimonio!
-No sé si tu creas lo mismo pero yo pienso que sería mejor hacerlo lo más pronto posible…-
Dijo Erick sin separarse de mi
-¿Por?
-Cada día que pasa ciento que la muerte está más cerca y si es así quiero morir estando
casado contigo.
-Eso es… tierno y a la vez algo preocupante
-¿Qué dices?
-Por mí me casaría mañana mismo. Pero hay un problema…
-¿Cuál?
-Yo no puedo entrar a una iglesia. Ya sabes… me pulverizaría. Y siento que si lo hacemos
cerca de casa todos se van a enterar si o sí.
-Las vegas.
-¿Qué?
-Casémonos en las vegas.
-¿En el lugar donde hay más demonios? ¿Enserio?-Él sonrió
-Allí no pueden entrar grandes demonios como tu padre o Joshua, solo hay susurradores, lo
cual no me preocupa para nada.
-Pues entonces ¡nos casaremos en las vegas!
Después de decidir el lugar
y el día de nuestra boda, en tres días en las vegas, nos quedamos disfrutando el uno del otro
todo el día.
Cuando bajamos y volvimos a la casa todos estaban preparando la cena, nosotros ya
habíamos cenado pero es comida así que volvimos a comer.
-Saben lo que todo esto significa ¿verdad?-Dijo Scott.- Nuestra pequeña Sam va a recibir
algo en un par de días.
¡Oh dios mío! Mi rostro ardió en llamas completamente y no pude mirar a Erick. Quise
arrástrame lejos de todos.
-Te odio completamente.- le dije a Scott
-Nah, me adoras.-dijo él abrazándome
-Quítate compañero.- Erick deslizo su mano a través de mi cintura.- Estás celoso de que no
puedes tenerme
-Esa es la verdad hermano.-Scott agarró a Erick y fingió echarse contra su cuello. Los dos
luchaban mientras Salem y Alex tomaban mi mano y nos echaban lejos de allí.
-Chicos debemos actuar rápido o se nos juntará con el cumpleaños de Sam, es ¿En cuánto?
Cuatro días ¿Verdad?-Dijo Aria, yo asentí. Ya voy a cumplir dieciocho años y me casaré.
-Tenemos que arreglar todo y tenemos muy poco tiempo.-Dijo Salem sentándose junto a las
demás chicas.
-Será en las vegas.-les informo
-Buena elección.- Dice Sasha aprobando.- Me encargo de la fiesta
-No. No habrá fiesta.
-¡¿Queeeé?! –dijeron todas al unísono
-Al menos no por ahora. Seria sospechoso. Igual que si van todos a la boda. Lo hablé con
Erick y solo irán cuatro personas. No quiero que los demás se sientan excluidos por que los
quiero a todos pero sería sospechoso y peligroso.
-Tranquila. Nosotras entendemos. Además después que todo acabe tendremos una graaan
fiesta.-dijo Sasha
Si es que salgo viva después de que todo termine…
De la nada todas nos pusimos en alerta, un aroma poco conocido invadió nuestras narices.
Vampiro. Pero no cualquier vampiro. Maldita sea. Haley está aquí.
-Nosé que hace aquí.-me dijo Reese al oído.- Se está volviendo un maldito grano en el culo
Mientras los chicos se incorporaban dónde estábamos nosotras, la bella castaña hizo
aparición de manera magistral. Caminó lentamente hacia nosotros, con el típico paso de
modelo.
-Buenas noches.-dijo con una sonrisa.- ¿Interrumpo algo?
Me pregunto si nos habrá escuchado. Instintivamente todos nosotros nos damos una mirada,
no cualquier mirada sino una que dice “Cierren la boca”
-¿Qué haces aquí?-dice Erick
-No me invitaron así que me invité sola
-Largo.-dijo Erick acercándose a mí y dándome la mano, a lo que Haley se dio cuenta
-Es la maldita tercera vez que me echas de un lugar Erick. Me estoy cansando.
-Pues ya era hora.-dijo Erick esta vez decidió a sacarla por la fuerza
-Tranquilo. No dejemos que esta perra arruine nuestro fin de semana.-Dije sujetando
fuertemente su mano.- Entremos.-Y lo llevé hasta adentro empujando a Haley en mi camino.
-¡Tengo una idea!-Dijo Alex
-¿Cuál?-dijimos todos con resignación.
-Juguemos verdad o reto, pero solo con verdad
-Estás loca. Pero me agradas.-dijo Sasha sentándose a un costado de uno de los sillones
Erick se sentó en el sillón individual de cuero negro, de manera muy varonil debo agregar, yo
hice lo mismo, pero para fastidiar más a Haley, me senté en sus piernas y lo besé.
-Contrólense tórtolos.-Dijo Sky entre risas.
Los demás hicieron los mismo, todos nos sentamos alrededor de la pequeñas mesita de
centro ubicada entre los tres sillones, al sillón mi derecha se sentó Reese y Haley, los demás
estaban esparcidos incluso en el suelo.
-¿Quién empieza?- Preguntó Aria.
-Yo.-dijo Sasha.- Mi pregunta va para la persona que huele más horrible en todo este lugar.-y
ahí está la Sasha que conocemos.- ¿Por qué estás contra Joshua? Realmente.
-Está bien… Por cuarenta años estuve sola, sin manada, cuando me convirtieron no tenía
idea de lo que era.-dijo Sky mirando a la nada.- Cuando encontré a Axel todo mejoró, ya tenía
una manada, incluso pensé que podría llegar a controlar los cambios y luego de a nada
aparece un demonio y me quita todo. Quiero despedazar a ese bastardo con mis propias
manos.
-¿Controlar el cambio?-pregunto Sasha
-Lo siento es mi turno.-dijo Sky ignorando su pregunta.- Va para… Rixon. ¿Por qué eres tan
callado y aterrador?
Rixon dudó en responder.- ¿Qué quieres que te diga? Cuando tienes una vida como la mía
aprendes a callar.-dijo al fin con ojos penetrantes.- Bueno me toca, Haley ¿Por qué estás
aquí? Eres mala supuestamente, cualquiera pensaría que eres del bando de Joshua
-No me malinterpreten, enserio, la mayoría de los que están aquí no me agradan pero no voy
a arriesgar mi vida, aunque me cueste admitirlo ustedes tienen la ventaja.-dijo mirándome.- Mi
turno. Seré buena lo prometo. Samantha… Cuéntanos tu fantasía más morbosa cariño.
-¿La más morbosa?-dije con tono pensativo. Es mi oportunidad de molestarla aún más,
asique no la desperdiciaré.
-Así es, por favor ilumínanos.-dijo ella
-Clavarte una estaca en el corazón.-dije mirándola con una sonrisa en el rostro. Los demás
solo rieron.- Ah. Y hacer el amor con mi novio al lado de tu cadáver.
-Woow. Woow. Woow. Calma chica.-dijo Scott

Si me caso, quiero estar realmente casada


-Audrey Hepburn

Capítulo 19

Salem da vueltas y vueltas en la habitación, nerviosa, ella parece la novia.


Hoy es el gran día, hoy me caso y con el amor de mi vida. Aun no sé qué ponerme, Salem
dijo que no me preocupara de eso, que ella y Alex ya lo tenían todo cubierto, pero Alex aun
no llega.
Salem se ve hermosa, trae puesto un vestido hasta poco más arriba de los muslos, con
escote corazón y color púrpura, en la cintura tiene un tipo de cinturón plateado y a la altura
del ombligo tiene cristales formando una extraña flor, se ve radiante. Lleva el cabello suelto y
peinado a la antigua, el típico maquillaje, labios rojos y sombra liviana.
El día en que Erick se me propuso dije que solo podrían venir cuatro personas y así es,
quienes nos acompañan hoy son Salem con Scott y Alex con Josh. Nuestros mejores amigos.
No podría haber personas más importantes para compartir este día.
Bueno quizás si… pero no es momento de ponerme melancólica. ¡Es mi boda!
-Ya debería estar aquí.-dijo Salem sin parar de dar vueltas.- Vamos a llegar tarde
-¿No que la novia siempre llega tarde? Además faltan tres horas
-No importa. Ya. Debería. Estar. Aquí.-dijo enojada.- Avancemos con el maquillaje.
Hizo que me sentara frente al tocador, el cual debo decir es impresionante jamás me había
encontrado con un tocador de hotel tan lindo como éste, y comenzó a aplicar sombra en mis
ojos. Hasta que la puerta se abrió y ella se enfureció aún más.
-¡¿Dónde estabas?!-le gritó a Alex
-Recogiendo el vestido.-dijo Alex en seco
-Ya basta.-dije calmándolas.- Cálmense
Alex trae puesto un vestido bastante parecido al de Salem, el mismo corte y el mismo escote,
solo que el de Alex es calipso, su color favorito, y en vez de cinturón el vestido en la parte
superior tiene una especie de diseño de ramas en dorado. Lleva el cabello tomado en una
coleta y su maquillaje es agresivo como siempre.
-Hoy es el día más importante de mi vida y el que recordaré para siempre. No lo arruinen.
-Lo siento cariño.-Se disculpó Salem
-Más vale que esos tres se preparen bien porque si no juro que los voy a golpear tan fuerte
que a pesar de todo les va a doler.-bufó Alex
-Tienes razón.-estuvo de acuerdo Salem
-De ser por mí me habría casado con jeans.-dije y ellas golpearon uno de mis brazos.- Ouch.-
Fingí dolor.- Mentira no me dolió.
-¿Arreglaste todo en la capilla?-preguntó Alex a Salem
-Scott se encargaría de eso.-respondió sin dejar de maquillarme.- Hora del vestido.-dijo
emocionada
Alex sacó de la bolsa negra un hermoso vestido blanco, corto, tiene escote en v con tiritas,
pero desde el escote hasta el cuello tiene una malla y en el borde del cuello tiene cristales en
forma de collar, la parte del busto también tiene cristales y tiene un pequeño cinturón de tela,
la falda es en forma de tul y es realmente hermoso.
-Oh. Gracias chicas.-dije abrazándolas
-No fue nada.-dijo Alex.- Te dije que le gustaría.-Le dijo a Salem esta vez
-¿No es demasiado? O sea… solo es algo…
-Calla.-dijo Alex fingiendo estar ofendida
Me puse el hermoso vestido, con cuidado de no correr mi maquillaje, Alex me peinó, me tomó
dos mechones de cabello desde los lados de la frente, uno a cada lado y el resto del cabello
lo rizó y ya. Me miré al espejo y estoy realmente hermosa. Solo falta un detalle. Busco en el
bolso de mano que traje conmigo y lo encuentro. Mi anillo. Me lo pongo y ya estoy lista.
-No combina mucho.-dijo Salem con el ceño fruncido.
-No conseguirás que me lo quite.-le dije con seguridad
-Ya vámonos.-dijo Alex tomándonos del brazo y saliendo por la puerta.

Llegamos a la pequeña
capilla del hotel, es como cualquier otra, pequeña, con unas cuantas bancas a cada lado, un
púlpito y flores, muchas flores.
Nos paramos en la puerta y me llegaron los nervios, quiero vomitar, me voy a desmayar,
definitivamente, Alex me da una ramo de orquídeas y ambas entran primero que yo y se
posicionan una a cada lado del púlpito donde me espera Erick.
Comienzo a caminar lentamente pero luego apresuro el paso, no quiero ni debo demorar más
esto, qué caso tiene, estoy nerviosa, sí, pero ¿Qué novia no lo está en el día de su boda?
-Te ves hermosa.-Dice Erick tomando mi mano, se le escapa una sonrisa al ver el anillo en mi
dedo. Se ve tan guapo. Lleva puesto el típico traje formal, sin corbata está demás decirlo,
pero se ve… hermoso.
-Bueno comencemos.-dice el juez. Podría haber sido Elvis pero quisimos algo más… formal.-
Estamos aquí para presenciar la unión de dos personas en su sano juicio, Samantha y Erick.
¿Tienen sus votos?- Oh mierda. Se me olvidó.
-Tengan.-dijo Josh pasándonos unos papeles.- Pensé que no tendrían tiempo así que traje los
tradicionales
-Yo Erick Sanders te tomo a ti Samantha Carter como esposa, prometo serte fiel, amarte,
cuidarte, en la salud y adversidad, hasta que la muerte nos separe.
- Yo Samantha Carter te tomo a ti Erick Sanders como esposo, prometo serte fiel, amarte,
cuidarte, en la salud y adversidad, hasta que la muerte nos separe.
-Momento de los anillos.-dijo el Juez.
¿Por qué no pensé en nada de esto? ¡Es lo necesario en las bodas!
-Oh yo no…- Pero Erick me sorprendió buscando en su bolsillo
-Esto es lo que hice en mi tiempo libre.-dijo en voz baja. Parecía casi tímido y vacílate
mientras sacaba dos argollas color gris, una más pequeña que la otra.- Con este anillo
prometo amarte y respetarte por el resto de mis días.-dijo poniendo el anillo en mi dedo. El
pequeño, para ser específica, el cual tenía un pequeño cristal de oro blanco en la parte
superior.
-Con este anillo te prometo…-solté una lagrima.- Amarte por el resto de mi vida, serte fiel y
respetarte.-le puse el anillo, con lágrimas en mis ojos. Pero no son lágrimas de tristeza, no,
son lágrimas de felicidad, estoy casándome.
-Esta es la parte buena. Puedes besar a la novia.-dijo el juez
Y así lo hizo, me besó, como nunca antes, si creía que antes me había besado de una
manera extraordinariamente enamorada ahora no queda ninguna duda, Erick es el amor de
mi vida.
Siempre he escuchado que dicen que después de tu primer amor viene el amor de tu vida
pero aunque suene cursi debo confesar que Erick es ambos para mí, es mi primer amor y el
amor de mi vida y sé que jamás no dejaré de amar, pase lo que pase siempre nos
perteneceremos y este día es prueba de ello. No todos los días se casan personas como
nosotros.
-Pensé que desde que volvamos deberíamos usarlos en la mano contraria.-Dijo Erick
separándose de mi refiriéndose a los anillos. Yo asentí.
-Me encanta.-le dije por el anillo.- Es extraño…
-¿Soy menos sexy ahora?
-Um, no.-Le aseguré
-Tienen que vivir juntos y comenzar a descubrir los hábitos desagradables del otro.-dijo
Salem.- Sé de lo que les hablo.- Scott la miró ofendido.
-Y tener su primera discusión.- dijo Alex.
-Hemos tenido varias de esas.-Erick aseguró.
-¿A dónde vamos ahora?- le pregunté a Erick
-A un lugar al que debí haberte llevado hace mucho tiempo. Mi casa. Mi verdadera casa.
Enterré mi cara en su pecho mientras otra ola de emoción y recuerdo impactaba sobre mí.
Emprendimos el largo viaje hasta Inglaterra, pero nuestro viaje no termina allí, sino a la costa
de Norwich.

El taxista se alejó dejándonos de pie en el escalón de entrada en silencio. La noche es cálida


y aun así me encuentro temblando.
Sin ninguna advertencia previa, Erick me levantó acunándome en sus brazos.
-¿Qué haces?
-Er… llevándote a través del umbral. Eso es lo que se supone que haga ¿Cierto?
Me reí con nerviosismo y el me dió la sonrisa más tierna.
-Creo que se supone que sea el umbral de nuestra casa pero aun así me gusta
-Ésta técnicamente es mi casa…
-Sabes a lo que me refiero
-Podemos arreglar eso. No ahora claro. En el futuro.- en el futuro, si es que tengo uno.
-Llévame adentro.-susurré hundiéndome en su cuello
-Si señora.
Entramos a la casa rápidamente, al otro lado de la puerta me dejo en el suelo.- Quiero que
conozcas a alguien.-dijo para luego desaparecer
-¿A quién?
-¡Poppy!-gritó al aire. ¿Amapola? ¿En serio?
De la nada una gran bestia dorada se abalanzó sobre él, tiene un perro, corrección un perra,
no esa es Haley.
-Ésta es Poppy o Amapola. Mi mejor amiga. Si ella te acepta eres bienvenida. Ninguna chica
le agrada, ni siquiera tu madre. Aunque no he traído muchas chicas aquí…ya sabes eres la
única que he traído aparte de tu madre. Ella me salvó aquí…
El gran Golden retriever se abalanzó sobre mí, por un instante pensé que me mordería hasta
desangrarme pero lo que hizo me derritió el corazón, me abrazo y comenzó a lengüetear mi
cara.
-Oh. Dulce pequeña. Eres hermosa. ¿Por qué Amapola?
-Porque las Amapolas te hacen dormir, y esta chica.- dijo acariciándole la cabeza.- Parece un
oso.
-¿Por qué no me la presentaste antes?
-Tenía miedo.
-¿Tu? ¿Miedo? ¿El gran Erick Sanders con miedo?-dije burlona sin dejar de acariciar la
cachorra
-Ya sabes… de presionarte.-sonreí y lo besé
-¿Qué edad tiene?
-Ahm ciento cuarenta y tres
-¡¿Queeeé?!
-Un hechizo Sam. Como el de Evangeline y Gabriella.
-¿Ella lo hizo?
-Hay más brujas señora Sanders
-Me encanta que me llames así. Aunque preferiría ya sabes… conservar mi apellido… son
otros tiempos.
-Señora Sanders.-dijo ignorando seductoramente de lo acabo de decir, dejé de acariciar a
Amapola y lo tomé del cuello para besarlo.
Entramos en la habitación individual donde el techo simula un campanario, me tapé la boca
para ahogar un grito emocionado. La cama… ¡la cama! Nunca vi algo parecido a esto.
-¡Esto es increíble!-tomé una almohada de seda color marrón con un toque de negro y la
apreté. Erick se recargo en la pared mirándome con diversión.- ¿Es tu habitación?- el asintió
Salté de la cama y lo tomé de la mano, jalándolo hasta la cama.- Esta noche no quiero
dormir.-dije entre besos. Tenemos que irnos en unas cuantas horas no hay tiempo que perder.
-Voy a permitirte poner todas las reglas en este matrimonio
-Buen chico
-Pero esta noche mando yo.-Él solo rió, un hermoso sonido que hizo que su rostro se
iluminara aún más.
Su mano caliente se abrió paso hasta la parte posterior de mi pierna y me agarró por la
muñeca. Se inclinó más cerca, puedo sentir su aliento contra mi cara y sé que él puede sentir
el mío. Me besó, lenta y seductoramente.
Sus labios se alejaron de los míos y se movieron vorazmente bajo mi cuello. Un gemido
escapó de mi garganta al sentir su aliento sobre mi piel. Él está sobre mí y yo estoy presa por
un hambre desconocida.
Él desabrochó mi vestido y me moví fuera de él. Quité su camisa, dulce Dios. Sus labios ya
están sobre mi otra vez, nuestra piel desnuda aplastada junta, pero seguíamos necesitando
estar más cerca.
Me acarició suavemente el torso, un roce tan delicado que a su vez asestó un fuerte golpe en
mi lujuria, haciéndome jadear.
Sus labios volvieron a rozarse contra los míos y me acercó todavía más a su cuerpo,
marcándome con su calor. Mis brazos envolvieron su cintura en un suave desliz, y me
estremecí al sentir su duro cuerpo contra el mío. Sus labios se apretaron con más fuerza a los
míos.
-Demuéstrame qué tan bueno es.-susurro sobre sus labios, a lo que ambos sonreímos y
luego lo beso, como se debe besar a un chico como Erick, con pasión. Mi lengua se enreda
con la suya y mis manos divagan sobre su anatomía, y viceversa, mi cuerpo tiembla bajo su
tacto.
Sonrío otra vez al ver el cuerpo de Erick, por ver su gran sonrisa y sus ojos brillantes por la
excitación, listo para mí, algo que es impagable e incomparable, vale la pena agregar.
Y yo lista para él. Lista para la nueva vida. Que aunque dure poco estoy dispuesta a vivirla al
máximo por el tiempo que dure.
Pasamos el resto de nuestra noche de bodas amándonos e intentando olvidar las cosas que
pronto tendríamos que enfrentar, por esas pocas últimas horas nos envolvimos uno en el otro
y nos olvidamos del mundo.


El amor no puede ser forzado, el amor no puede ser manipulado


-Pearl S. Buck

Capítulo 20

Quién imaginaría que éste chico robaría mis suspiros, pienso suspirando mientras levanto
suavemente mi desnudo cuerpo de la cama, echándole una mirada a Erick, quien sigue
aparentemente dormido y cómodo.
Me decidí por hacer algo especial, seguramente hace siglos no come aquí, así que le
prepararé el desayuno, a lo humano, claro está.
Salgo de la habitación y me sorprende una cariñosa Amapola.
-Cariño muéstrame la cocina.-le ordeno con amabilidad
La astuta cachorra se acaricia contra mi cuerpo y luego me guía por un pasillo bastante largo
pero al final está la cocina, una graaan cocina.
-¿Qué haremos Amapola? ¿Qué tal Brownies?-definitivamente estoy loca. Hablo con un
perro.
Pero no cualquier perro. Después de todo ella es como yo. Y compartimos un amor. Ambas
amamos a Erick.
Preparo los Brownies tal como me enseñó Bi a los once años, no es por alagarme pero
enserio quedaron buenos, le obsequio uno a mi nueva amiga y vuelvo a la habitación con una
bandeja en mis manos.
Cuando me siento en la cama para despertar a Erick él despierta solo.
-Al fin despertaste, pensé que te iba a esperar toda una eternidad dormilón. Pero claro ambos
tenemos una eternidad
-¿No estás cansada?-negué
-¿Tu sí?- el negó.- De hecho me siento con más energías que nunca.-lo besé
-Hiciste Brownies… Qué rico
-Lo otro está en la nevera ¿Quieres que te traiga una?
-No. Estoy bien ¿y tú?-yo asentí volviéndolo a besar
Lo único mejor que besar a Erick era besarlo entre bocado y bocado de Brownie caliente.
Ahora entiendo el dicho de que el amor es como una droga.
Mi cuerpo está ardiendo. No estoy utilizando mis sentidos extendidos, pero de todas formas
están en alerta máxima desde la electrizante sensación flotante corriendo por mis venas.
Puedo ver el peligro de amar, porque nada más existe para mí fuera de esta habitación. Nada
más importa. Ni siquiera Joshua. Y ciertamente no hay ninguna razón la que otra persona
desaprobaría una relación que llena a dos personas con tanta alegría.
No. Nada de eso es real. Son fugaces pesadillas empujadas lejos con cada presión de
nuestros labios. Estamos juntos. Estamos más vivos que nunca.
-¿En qué piensas?
-En todo y nada a la vez…
-¿Qué haremos ahora?
-Vivir Erick. Vivir.
-Quisiera tenerte todos los días y todas las noches solo para mi.-dijo besándome.- ¿Dónde te
gustaría vivir?
-Podríamos vivir donde quisieras. Bi seguramente nos seguiría, después de unos años de
trabajar podríamos pensar en adoptar. Sé que Bi moriría por hacer de niñera
-Vaya… Niños
-Si… como cuatro o cinco
-¿Cuatro o cinco?
Contuve mi risa.
-Estás chiflada. Un niño, tal vez dos, pero incluso eso es presionar.
No puedo creer que sigas el juego
-¡Tenemos que tener niñas también!
-Niñas no.-Se puso mortalmente serio
Me gire sin decir nada, se sentó y se estremeció.
-¿Pasa algo?
Presionó las palmas en sus ojos.- No puedo pensar… solo la idea de cuidar a una niña, ver
todos esos desagradables chicos a su alrededor queriendo robar su inocencia… no puedo.
Éste el Erick del que me enamoré. Acuné su rostro con mis manos y planté un beso y sus
labios, un suave y delicado beso.
Cada una de estas cosas quedará grabada en mi memoria para siempre.- Vamos a estar
bien.- susurré entre besos.
-Más que bien.-dijo con una sonrisa y luego me volvió a besar y tiré de él hasta que rodó
encima de mí.
-Quiero vivir contigo desde ahora.-dije
-¿Así puedes volverme loco todos los días?
-¿Bromeas? ¡Tú eres el que vuelves loca!
Antes de que él pudiera responder, apareció la bestia de Amapola y se tiró sobre nosotros.
-Hola preciosa ¿Tienes hambre?-dijo Erick acariciándola
-¿Qué come?-pregunté
-Lo que todo perro. ¿Creías que es una perra vampiro?
-Si fuera por eso ya tenemos una.-dije refiriéndome a Haley. Él rió.
-¿Crees que si nos quedamos un poco más lo notarán?
-Ten por seguro que mi papá lo notará
Hicimos las maletas con las pocas cosas que llevamos, nos despedimos de Amapola y
emprendimos nuestro camino, le prometí a Amapola que en cuanto todo esto acabara
volvería por ella, para que viviera en nuestra casa. Ahora tengo una razón para volver.

-Si se dan prisa alcanzan a


llegar a NUESTRA graduación.-dijo alterada Salem al otro lado del teléfono
-Salem estuve horas en un avión no me apures porque créeme no estoy de humor.
-Tus padres preguntan por ti cada cinco minutos.
-¿Qué les dijeron?
-Que estuvimos todos de viaje pero ustedes se retrasaron un poco.
-Gracias
-De nada. Solo dense prisa
-Llegamos en diez minutos tranquila.
La graduación es otra de las razones por las que nos tuvimos que volver tan rápido de
Inglaterra, sé que es importante pero hubiera preferido no graduarme.
Erick conduce el commander lo más rápido que puede mientras yo me pongo la túnica azul
sobre mi ropa.
-No me veas así tú también debes hacerlo.-Lo regañé ya que me estaba mirando chistoso por
cómo me estoy vistiendo, en la parte de atrás del jeep y toda doblada, parezco contorsionista.
-¿No hay alguna opción que…?
-No.-lo interrumpí.- Son las reglas del instituto.-el asintió y se apresuró aún más.
Cuando llegamos Salem no era la única alterada.
Se siente en el ambiente, literalmente, todos están nerviosos, no entiendo por qué, solo es la
graduación, el día en que pasamos formalmente a ser adultos independientes, sin importar
las cosas que hayamos hecho antes, pensándolo bien me adelanté bastante a la adultez, ya
estoy casada y aun no cumplo los dieciocho, bueno ya estoy casi.
-Al fin llegas.-dijo Salem tomando mi brazo y llevándome a rastras.- Les guardé puesto.
Salem nos llevó los asientos disponibles para nosotros, frente a la tarima de graduación, entre
todos nuestros amigos. Todos están aquí hoy, mis amigos, mis padres, mis “tías”, incluso mis
“primas”, Sasha es graduada y Michelle vino porque se le dio la gana, también está Bianca,
que aunque está mal vino igual.
-Buenos días. Mi nombre es Zachary Mawson, soy el rector y es un placer para mí estar aquí
el día de hoy.-dijo nuestro querido rector. Claro que tenía que estar aquí, Kimberly, su hija
también es graduada.
Luego de un infinito y aburrido discurso por parte del rector, y más tarde del alcalde,
comenzaron con la entrega de certificados. De mi grupo de amigos primero llamaron Alex,
luego Sky y así sucesivamente hasta a llegar a mí.
Debo confesar que estar allí parada, frente a tanta gente mirándote, esperando a saber qué
harás con tu vida de ahora en adelante si acaso la vas a echar a perder o no, es aterrador.
Pero la verdad es que a ellos no les incumbe, porque es mi vida y yo escojo si equivocarme o
no. Aun así no deja de ser aterrador.
-¡Felicidades!-dijeron mis padres abrazándome.
-Oh cariño estás tan graaande.-dijo Bi. Mientras Sal abrazaba a su padre y todos se
abrazaban, esperen, todos se abrazan, incluyendo a mis padres, están muy juntitos… ¿De
qué me perdí?
-¿De qué me perdí?-pregunté en voz alta para que ellos me escucharan
-Te parece que hablemos en casa cariño.-propuso mi madre.- Tenemos mucho de lo que
hablar.-dijo con una mirada acusadora. Pero yo también podría mirarla de forma acusadora
porque al parecer yo no fui la única que tuvo un poco de “diversión”. Al pensar en eso un
escalofrió recorrió mi cuerpo, no es muy grato pensar en tus padres de “esa” manera.
Busco a Erick con la mirada, no lo encuentro.- Lo vi caminar hacia allí.-dijo Marion en mi oído
señalando hacia donde está el campus.
Fui hasta donde Marion me señaló y encontré a Erick cerca, inclinado en una barandilla
mirando el cielo.
Quiero tomar una foto justamente así de él, lástima que dejé el celular en el auto. Su cabello
soplando a través de los hermosos ángulos de su rostro. Junté el valor para caminar hacia él,
parándome cerca de la barandilla a algunos pasos de él. Mis pensamientos huyeron de mí
mientras tomaba las imágenes en mi mente.
Es tan pacifico. Tan romántico.
Me acerco más a él y lo tomo por la cintura desde la espalda, sorprendiéndolo.-Felicidades
señor graduado
-Gracias señora graduada.-me responde sarcástico
-¿Crees que deberíamos decirles?-dice tomando mi mano con la suya y mirando nuestros
anillos, puestos en la mano incorrecta para no levantar sospechas.
-Aun no. Él reaccionaria mal. No es un misterio que no le agradas.-Dije refiriéndome a mi
padre
-No entiendo por qué me odia, solo estoy quitándole a su hija nada más.-dijo otra vez
sarcástico
-No le estas quitando nada él siempre será mi papá. Sin importar qué.
-Pues deberías decírselo a él no a mí. Por cierto deberíamos volver.-dijo dándose vuelta y
tomando mi mano correctamente.
Volvimos donde los demás y después nos dirigimos al castillo, dónde nos habían preparado
un tipo “coctel” pero de esos coctel vapirescos. O sea sangre por todas partes en copas de
fino cristal, y obviamente también habían aperitivos humanos claro está, aquí hay bastantes
humanos.
Me descuidé cinco minutos ¡Cinco minutos! Y la zorra de Hayley ya estaba encima de Erick.
Pues las cosas ahora son diferentes, él es mío definitivamente.
-¡Te advertí que no volvieras a acercarte a él! ¿O tu sentido de la percepción está fallando?-El
estruendoso sonido de mi enojada voz se hizo presente en todo el salón, llamando la atención
de todos allí presentes, mientras empujo furiosa a esa zorra lejos de MI Erick.- ¡Pensé que te
había dejado claro que Erick es mío y que me importa un bledo tener que matarte si no lo
entiendes!
-Sam… Contrólate.-Exigió Erick
-Quiero que te vallas y que te alejes.-dije por ultimo
-Sam… tus ojos, estás asustando a los demás.-Oh mierda, se me olvida, maldita sea.
Pero pese a eso me pare en medio de ellos dos, frente a frente con Hayley y la obligué a
retirarse MI castillo y alejarse de MI esposo.
Se siente tan bien.
-Samantha ¿Podemos hablar?-preguntó, no, más bien exigió mi padre.
-Estoy ocupada no puedo.-dije intentando zafarme
-Samantha. Ahora.-dijo enojado y me miró con los mismos ojos, que reflejan el fuego del
infierno, que yo miré a Hayley hace un momento. Lo cual me asusto bastante. Asi que accedí
y lo seguí hasta el despacho.- ¿Puedo saber que rayos te sucede?
-Nada
-¿Nada?-dijo alterado.- Estás actuando justo como él quiere. Exactamente como él quiere. Lo
estás dejando ganar.-dijo esta vez más calmado.
Quizás él tiene razón y lo estoy dejando ganar, no quiero hacerlo pero no puedo evitarlo, me
enfado por cualquier cosa y es inevitable.
-Sé que es difícil. Yo también pasé por eso y créeme cuando te digo que no fui una buena
persona. Tú crees que mi hermano es malo pero es porque no me conociste hace más de
cuatrocientos años, antes de conocer a Eleaine, antes de tenerte. No quiero que te conviertas
en eso Sam.-dijo soltando una lágrima.- Eres más que eso.
-Yo… yo no puedo papá.-dije esta vez con los ojos vidriosos.- Intento controlarlo pero no
puedo…
-Ven aquí cariño.-dijo y me acunó entre sus brazos.
Sentir el calor de mi papá me conforta. Me hace sentir segura. Creo que es porque no lo tuve
por tantos años que se hizo necesario en mi vida y ahora que lo tengo no lo aprovecho y…
me estoy convirtiendo de a poco en lo que no quiero ser.- Todo mejorará te lo prometo.-
intentó tranquilizarme

Me vi durmiendo, soñando
con un lugar que no es este, un lugar… sin oscuridad. Yo conozco este lugar, el lugar donde
el sol nunca duerme, el lugar donde conocí a mi abuela, a quien estoy viendo en este
momento caminar hacia mí con mucha paz…
-¿Qué estás haciendo Samantha?-dice calmadamente
-No lo sé. Tengo tantas razones por las que luchar, por las que puedo ser feliz pero aun así no
lo soy, siento que cada vez que me alimento de él algo en mí se rompe, siento que cada día la
oscuridad de este mundo se apodera más de mi
-Este mundo no tiene oscuridad, es tú mundo el que la tiene
-¿Cómo puedes saberlo todo?
-Yo no lo sé todo. Solo finjo saberlo.-dijo sentándose en el verde prado.
-¿Cómo sabias lo de Erick?
-Cuando uno vive por tanto tiempo se da cuenta de cosas Sam, aprendes a ver lo que los
demás necesitan.
-¿Y qué es lo que necesito?
-Esa es una pregunta que sólo tú puedes responderla. Pero te haré un favor y te obsequio mi
don favorito, el único don por el que valió pena vivir. Y estoy segura que gracias a él
encontrarás la razón que necesitas para ser completamente feliz y ganar esta batalla, porque
cariño esto sólo es un batalla, la guerra aun no comienza.
-¿Cuál don?-no me respondió, solo se levantó y comenzó a caminar sin rumbo,
desapareciendo en la nada. Y entonces, desperté.
-¿Sam? ¿Estás bien?-dijo Erick despertándose conmigo. Estaba conmigo ahí, sin importar
que nos pudiesen encontrar juntos.
-Soñé con ella
-¿Kendra?-yo asentí
-¿Fue malo?
-No. Fue… extraño.-dije volviéndome a recostar ésta vez en los brazos de él.- ¿Qué me
pasó? No recuerdo nada… ¿Cómo…?
-Te dormiste llorando mientras hablabas con Paul.-me interrumpió
-¿Enserio?
-Sip, me hubiera encantado retratar la escena cuando los encontramos, fue taaan… tierno.
Que me dieron ganas de ser yo. Aunque fue bastante extraño ver a tu padre siendo tan…
malditamente humano.
-Hablar con él me sirvió mucho
-Lo sé. Algo cambio dentro de ti
-¿Cómo puedes saberlo?
-Lo veo en tus ojos y lo siento dentro de mí.

Al día siguiente mi padre


vino a visitarnos pero no vino solo, aparte de traer a Zarphaul claro está, trajo una idea
consigo.
Hizo que todos nos reuniéramos en el salón principal, absolutamente todos, sin falta de nadie.
-Bien, hola a todos, se preguntarán que estoy haciendo aquí.
-¿Visitándonos?-interrumpí
-Sí y no.-dijo rápidamente volviendo a lo suyo.- Como bien se habrán dado cuenta con
Eleaine decidimos… intentarlo, no renunciar, ya que cierta señorita.- dijo mirándome, pero ya
no soy señorita técnicamente soy señora, estoy casada.- Una vez nos hizo entender que
cuando hay amor, amor verdadero vale la pena luchar. Pero eso no es de lo que les quiero
hablar, eso es personal. Les he traído una propuesta, como muchos de ustedes sabrán, hay
algo que me apasiona, y eso es la construcción, entonces…
-Que no sea lo que estoy pensando…-interrumpió Jack
-Es exactamente lo que estás pensando querido Jack.-dijo levantando una cortina y
dejándonos ver una rara maqueta.- Quiero que todos tengamos un lugar, una casa al lado de
otra casa.
<<Ya sé de dónde sacaste tus ideas estúpidamente divertidas>> dijo Erick en mi mente
-¿Un barrio?-preguntó Marion
-No
-¿Cómo una aldea?-dijo Erick y mi padre asintió
-Me caes mejor…-dijo señalándolo.- Pero no te emociones. ¿Qué les parece la idea?
-Estúpida.-dijo Sean.
Como siempre, todos los Carter me sacan de quicio, demonios, yo soy una.
Enserio no soporto a este chico, tiene ese estúpido complejo bipolar mesclado con autista y
asesino serial.
Todos voltearon la vista hacia el atractivo moreno afirmado en el umbral de entrada.- No
funcionará. Él los encontrará.
-Te equivocas.-le hizo ver mi padre.- Para eso está aquí Ev, para explicarles mi plan.
Sinceramente jamás había visto a mi padre tan emocionado.
Evangeline salió de la multitud de gente reunida en este lugar y se paró en frente.- ¿Saben
que sobre cada uno de ustedes hay un campo protector?
-¿Qué?-preguntó sorprendido Josh
Quien por cierto últimamente se lo pasa aquí en el castillo, siempre esta tras Jack, lo único
que quiere es que le enseñe a utilizar las armas. Claro que no viene solo, miss moda viene
con él. Me refiero a Alex.
-Cuando cada uno de ustedes se metió en todo, sin importar el por qué, Eleaine me pidió
poder un “cerco protector” sobre ustedes, así los de allá arriba.-refiriéndose a los ancianos.-
No los pueden dañar. Entonces, la emocionante idea de Paul.-dijo sarcástica.- Es poner un
campo protector, como el de ustedes, sobre el lugar donde edificaran las construcciones.
-¿Y eso serviría?-pregunto mi mamá.- Ya sabes… es más… grande.
-Eleaine cariño estás hablando conmigo, claro que puedo. Bueno terminando con esto ahm
¿Alguien ha visto a Muriel?
Todos negaron haber visto a Muriel, y la idea de mi padre fue aprobada por la mayoría.
-Sam.-me llamó mi padre mientras todos se retiraban.- Tengo otra idea
-Ya te pareces a Salem…
-No sé cómo tomar eso
-Oh tómalo como un insulto
-Sam. Bueno ¿Qué te parece un fin de semana familiar?
-¿Qué?
-Campo. Tú. Yo. Eleaine. ¿Te gusta la idea?
-Claro
-¿Entonces?
-Tendremos un fin de semana familiar entonces.-afirmé
-Oh. Y puedes traer a Erick si quieres, después de todo somos familia
¿Qué? ¿CÓMO…? ¿Ya sabe? ¿Qué nos casamos?
-No me mires así. Sigue sin agradarme pero estás enamorada de él y más le vale que se
quede contigo para siempre si no quiere morir, así que básicamente ya es de la familia.-dijo
de mala gana. Yo asentí y me retiré.
Es un alivio que considere a Erick como parte de la familia ya que bueno… realmente es
parte de la familia… aun así creo que cuando se entere se va a enfadar demasiado.

Capítulo 21

-No puedo creer que me convencieras de esto.-Dijo el enfadado Erick tomando las maletas
-Es una buena idea.-dije dándole un empujoncito para que se apresurara al auto
-¿Buena idea? ¿Enserio? ¿Acaso pretendes decirles?
-No. Pero sigue siendo una buena idea. Además así puedo pasar más tiempo con mi familia.
-Si tú lo dices…-resopló
Metió las maletas en la cajuela del auto, nos subimos y esperamos a que mis padres
estuvieran listos. Como condición de mi mamá para ir a este viaje, fue que solo ocupáramos
un auto para los cuatro, como una familia normal. Somos taaan normales…
Después de unos veinte minutos de espera mis padres se dignaron a subirse al auto. Mi
padre condujo y mi madre fue su copiloto.
-¿Vamos al aeropuerto?-dije observando la vista del camino
-Casi.-respondió mi papá
-¿A dónde vamos?
-A mi país natal.-respondió si dejar de mirar al frente.- Italia. Amerà il mio paese.
“Amarán mi país” quiso decir, solo que che parla italiano.
-¿Enserio?-resopló Erick.- Es el país de los demonios.-dijo sin ánimos
-Pero de demonios fieles.-explicó mi padre
Llegamos al aeropuerto alrededor de unos treinta minutos después, el camino fue silencioso,
como era de esperarse, ya que mi padre y Erick no se caen para nada bien.
-Papá.-lo llamé a un lado cuando llegamos al aeropuerto.- ¿Es necesario que vallamos a
Italia?
-No. Pero quiero que conozcas ciertos lugares.
-No quiero ir allí
-¿Por qué?
-Porque tu dijiste que antes de conocer a mi mamá eras otra persona, una mala persona, y no
quiero ver esos lugares e imaginarme lo que sucedió en cada uno de ellos, y sé que
seguramente aún debe haber quienes te teman por lo que eras y realmente prefiero evitarme
todas esas situaciones y quiero quedarme con la imagen que yo creé de ti.-expliqué
-Oh cariño.-dijo abrazándome. Mientras mi mamá y Erick nos miraban extrañados.- Entonces,
¿Dónde quieres ir? Creo que aún estamos a tiempo
-No lo sé. A algún otro lugar.-dije mientras él parece pensativo
-¿Qué tal Hobart?
-¿Ho…Qué?
-Hobart es la capital y ciudad más poblada del estado insular de Tasmania, Australia. Es la
segunda capital más antigua de Australia tras Sídney.
-¿Tienes un casa en Australia?
-La pregunta es… dónde no tengo una casa.-dijo esta vez alejándose de mí y acercándose a
los demás.- Bien familia…-Dijo mirando a mi mamá y a mí, ignorando por completo a Erick, lo
cual me hace reír, ambos son infantiles.- Cambiaremos de destino. Iremos a Hobart.
-Jamás he estado ahí.-dice sorprendido Erick
-Oh. Eso es porque no dejan entrar a cualquiera.-dijo mi papá burlándose
Debo admitir que pensé que iríamos en una aerolínea comercial pero me equivoqué, después
de todo estamos hablando de “Realeza” a su modo, pero realeza al fin y al cabo.
La verdad es que no conté las horas que tomo el viaje, solo sé que dormí todo el camino en el
jet de mi papá.
Aterrizamos en Melbourne, Australia. Pero nuestro viaje se extiende un poco más al sur, el
cual realizamos en yate.
Sí, un jodido y lujoso yate.
Cuando mi papá me propuso el viaje en plan “Normal”, enserio pensé que sería más…
normal. Las familias normales no viajan en su propio jet y mucho menos en un lujoso yate.
Nosé cuál es el concepto de normalidad de mi padre.
A pesar de toda la “normalidad” propuesta por mi padre debo decir que este viaje va de
maravilla, el lugar es precioso, tal vez no tanto como ha de serlo Italia pero no quiero
averiguarlo, no cambiaría esto por nada. Sobre todo porque por primera vez Erick y mi padre
no se están llevando tan mal, de vez en cuando se miran con odio pero es algo incontrolable.
Estoy sentada en asiento estilo sofá a uno de los costados del yate, Erick está en la cabina
metiendo los dedos dónde no debe, creo que el piloto lo regañó un par de veces.
Mi madre está afirmada en la barandilla de la punta del yate, el viento le lleva el cabello al
rostro, dejando ver solo la mitad de él, se ve tan serena, tan tranquila, como si nada
sucediera, como si esto fuera de lo más normal, y cómo quisiera que así fuera… Quizás este
es el tipo de normalidad que todos necesitamos.
Mi padre se acerca a ella y la abraza por detrás para después darle un suave beso en el
hombro, la escena es romántica y verlos juntos me da una especie de felicidad inexplicable,
su historia de amor trasciende los años, supera a cualquier otra escrita en alguna novela.
Quizás algún día yo tenga mi propia novela, mi propio cuento de hadas. A quién engaño sé
que de cierta forma ya la tengo, mi vida no es un infierno, de hecho me atrevería a asegurar
que éste es mi propio paraíso.
Aunque sé que nuestra felicidad está del infierno para arriba.
Ahora sé que la felicidad está hecha de pequeños retazos de alegría, de pequeños
momentos, pero grandes recuerdos, quizás algún tenga a quién contárselos, quién sabe,
quizás algún día yo sea la reina, aunque la idea no me entusiasma mucho.
-¿Todo bien?-pregunta mi madre sentándose a mi lado mientras mi papá va a por una botella
de champaña.
-Sí. Todo de maravilla.
-Sam. Sé que probablemente esta situación es algo extraña. Ver a Paul a mi juntos no ha de
ser muy… como lo defino…
-Es una de las mejores cosas que he visto en mi vida, mamá
-¿Enserio crees eso?
-No hay nada mejor para una niña o adolescente o… alguien, que sus padres se amen, eso
es algo que… no se ve a menudo. Los tiempos han cambiado y encontrar un amor que
trascienda todo es demasiado difícil.-Ella sonrió
-Entonces iré a seguir amando a tu padre.
-No necesito detalles mamá.-le reproché con una sonrisa cómplice
-¿Y tú como estas… con Erick?-huy mamá como te lo explico
-De maravilla
-Estas diferente.-Claro que si mamá
-Claro que no. Iré a ayudar con la champaña.-dije poniéndome en pie.
Pasamos las siguiente dos horas conversando y riendo, y bebiendo, pero para ser sincera
tengo hambre y no quiero mencionarlo no quiero arruinar el ambiente.
-Estamos a punto de llegar.-anunció mi padre mientras mis tripas reían a carcajadas.
-Tienes hambre.-Aseguró Erick a mi oído
-No. Solo quiero vomitar.-lo que no es completamente mentira
-Ven. Tenemos diez minutos.-dijo llevándome hasta el camarote.
-¿Qué quieres de mí?
-Pff no sabes la cantidad de cosas sucias que se me vienen a la mente al oírte decir eso
-No es un buen momento.-dije señalando mi oído para que comprendiera que posiblemente
mi padre está escuchando. Realmente creo que lo está haciendo justo en este momento.
Se sentó en la cama y levantó su brazo hacia mí.
-Creo que esta vez no beberé de ahí.-dije sentándome sobre su regazo. Y oliendo su
delicioso cuello.
Mis colmillos salieron y puedo sentir como mis ojos cambian, ese calor recorriéndome, esa
urgencia por beber de él, por sentir esa sensación.
-Cinco minutos chicos, háganlo rápido.- Dijo mi mamá al otro lado de la puerta.
Lo cual a Erick y a mí nos hizo reír.
Inserté mis colmillos en su cuello y comencé a succionar, lenta y frenéticamente, creo que soy
adicta, adicta a su sangre, así como un ebrio es adicto al alcohol o un drogadicto a las
drogas.
El suave, caliente y espeso liquido rojo viaja desde mi boca hasta todo mi cuerpo, dándome
esa sensación de poder y autoridad, esa sensación que no puedo explicar.
Erick se estremece debajo de mí y es cuando despierto de mi trance, lo debilité demasiado.
Me pongo en pie y voy al frigo bar a por una bolsa de sangre y se la doy. La bebe
rápidamente y el ver aquel espeso líquido chorrear por su boca me da ganas de besarlo, pero
recuerdo que si pruebo esa sangre vomito, y descarto la idea. Hubiera sido malditamente
excitante.

-Esto es hermoso.-le digo a


mi padre junto a mí. La isla es completamente hermosa.
-Lo sé. Ya es hora de descansar.-dijo a modo de orden.- Cada uno a sus respectivas
habitaciones.-exigió.- Sam la tuya está junto a la nuestra, tú, la tuya esta al final del pasillo a
la derecha. La ultima.
-Papá…-le reproché
Seguimos las ÓRDENES de mi querido y nada amoroso padre, a veces…
Cada uno fue a su habitación y debo decir que mi habitación me dejo impresionada. Es muy
parecida a mi habitación en la casa de Bi. Tengo tantas habitaciones que es algo difícil
compararlas.

Doy vueltas y vueltas en la


cama sin conciliar el sueño, el viaje fue bastante agotador pero la verdad me queda mucha
energía aún. ¿Y si voy a la última habitación? De seguro mis padres están muuuy ocupados
como para notarlo.
-¿A dónde crees que vas?-dijo la voz ronca voz de mi padre apenas abrí la puerta de mi
habitación. Me equivoqué, no estaba tan ocupado como para no controlarme
-Al baño.-Mentí.- Solo hay uno además del de ustedes
-Tú pediste venir aquí…-dijo mientras yo bajo las escaleras con él detrás
-¿Quieres un trago? No espera ¿Quieres un vaso de leche?-dijo ya abajo en camino a la
cocina
-Un whisky estaría bien papá
-Entonces una leche semidescremada será.-yo rodé los ojos.- ¿No querías ir al baño?
-Ya se me quitaron las ganas.-él rió
-Estás diferente.
-¿Qué?- ¿es una broma? ¿Por qué todos me dicen eso?
-No sé es extraño. Hueles… diferente. Cada vez que estas cerca ciento un aroma extraño,
conocido pero extraño, es como si tu hedor y el de él.-dijo señalando el techo, hacia Erick.-
Se mezclaran
-Estás loco.-le hice saber
-Un poco tal vez.-dijo guiñándome un ojo.- Ve a dormir
-¿Si no me voy tú no te iras verdad?
-Estás en lo correcto.-dijo dando un sorbo a su whisky.- No olvides tu leche, te hará crecer.
-Papá. Estoy estancada. No puedo crecer más. Y ya deja de intentar ser un padre normal.-
exigí.- Sé tú mismo
-Estoy siendo yo mismo.-dijo ofendido
-¡Sí, pero al triple de exagerado!-dije subiendo las escaleras.- Buenas noches, te quiero.
-Yo también Samantha, que descanses.

-Sam… ¡Samantha!-me
despertó exageradamente mi madre golpeando mi frágil cuerpo con su extrema fuerza. Bueno
quizás exagero un poco.- Oh por Dios ya despierta.
-Cinco minutos más. Sé que tienen todo planificado pero la leche que papá me dio no me dejo
dormir.-dije cubriendo mi cabeza con la almohada
-Tenemos que volver a DeadKing
-¿Qué?
-Pasó algo
-¿Y los demás no pueden resolverlo por sí mismos?
-No. Es preciso que vayamos todos. Ahora. Levántate.-ordenó cerrando la puerta.
Maldita sea ¡pero si llegamos ayer! Cómo odio esto. Yo solo quería un fin de semana tranquilo
y con mi familia, de seguro ese bastardo de Joshua hizo algo más, juro que si es por su culpa
me las va a pagar. Por esto y por muchaaaas cosas más.
Tomé lo primero que encontré y me vestí, amarré mi cabello en una coleta rápida y salí de mi
habitación.
-¿Qué sucedió?-dije llegando rápidamente al living
-Nos traicionaron.-respondió mi madre de espaldas a mí, mirando por la ventana
-¿Qué? ¿Quién?
-No lo sé.-respondió ella
-¿Entonces?
-Muriel llamó y nos informó. Joshua planea algo grande y será pronto.-respondió esta vez mi
padre.
-También dijo que ya es hora.-dijo Erick ignorando a los demás.
-¿La hora para qué?
-Para que seas la heredera.

Capítulo 22

-Espérame en la sala de entrenamientos.-ordenó Muriel.- Y lleva al chico contigo, a Erick.


-¿Erick?
-No creerás que harás esto por ti sola ¿Verdad? Él también tiene magia, supuestamente, solo
hay que encontrar la manera de… sacarla a flote.-se explicó
Le hice caso y llamé a Erick por celular pero como se le ha hecho costumbre lo tenía en
buzón de voz, así que deje un mensaje, fuerte y claro.- Muriel te quiere en la sala de
entrenamientos, ahora. Más te vale aparecer pronto porque no empezará MI entrenamiento si
no estás aquí.
Apenas y colgué el teléfono cuando sentí voces en el despacho, voces alteradas y conocidas.
-¿Por qué tiene que entrenar con él? ¿No crees que pasan mucho tiempo juntos?-reclamó mi
padre a Muriel.
-¿No has entendido nada?
-Ilumíname tú eres la bruja
-Tú no ves lo que yo, no solo ella lo hace mejor persona, él también la cambia, Erick la reta, la
sorprende, la hace cuestionar su vida, sus creencias, y su amor es puro y siempre le hará
bien, Erick será lo mejor para ella o lo peor, pero solo hay una persona que puede decidirlo,
ella misma.-Dijo Muriel con tono de sabiduría.- Yo solo les estoy dando un empujón. Tú más
que nadie debería entender lo que ella siente, lo que ellos sientes, se aman pero su amor es
peligroso, contradictorio y va contra las leyes de la naturaleza. ¿Acaso eso no te suena
familiar, hermano?
-No es lo mismo…
-Claro que sí, solo que tú no lo quieres ver.-Lo interrumpió.
Ella de cierto modo tiene razón, no tanto en la parte de que nos cambiamos el uno al otro…
aunque pensándolo bien si tiene algo de razón, pero más que nada tiene razón en la parte de
que nuestras historias se asemejan bastante. Solo que yo no tengo un hermano egoísta y
bastante malvado.
Quién me hubiera dicho hace un año que ésta sería mi vida ahora, no me lo hubiera creído ni
de chiste.
-¿Por qué espías?-dijo Erick asustándome y sacándome de mis pensamientos. Como
siempre
-No espío, solo pasaba por aquí. ¿Por qué no contestas el celular? ¿Para qué tienes uno si
no lo vas a contestar?-dije enojada
-Lo siento mamá estaba ocupado.
-¿Ocupado? Mejor no pregunto. Vamos. Si Muriel llega antes que nosotros se va a molestar.

-Si les pedí a ambos que


vinieran aquí es por una simple razón…-comenzó Muriel
-¿Por qué Erick también tiene poderes, solo que ocultos?-interrumpí a Muriel.
-Sí pero no. Veras no quiero que crean que soy estúpida.-dijo sentándose en el piso, en el
centro de la sala de entrenamiento.- Siéntense a mi lado.-Exigió, nosotros obedecimos, no es
grato ver un demonio enojado.- Ustedes son uno.
-¿Qué?-preguntó alarmado Erick
-Soy bruja. Puedo verlo. Llevan más de una semana casados.
Oh mierda.
-Pero tranquilos, no diré nada. Si insisten en ocúltalo está bien, sus razones tendrán, pero no
es eso lo que me interesa. Lo que me importa es que se mantengan con vida.
Con las palmas de sus manos dio dos golpecitos entre sí, y luego nos ofreció una mano a
cada uno.- Vamos, tomen mi mano, les mostraré las maravillas de la magia.
Cada uno tomó una mano, yo tomé la derecha, al sentir el toque suave de Muriel, el espacio
cambió, el lugar cambió.
-¿Saben dónde estamos?-dijo poniéndose en pie.
Claro que sí, conozco este lugar, aquí me casé.- Es la capilla en las vegas.-Dijo Erick.-
¿Cómo…?
-Entré en sus mentes.
-¿Así de fácil? No te creo.
-Observen quienes vienen ahí.
Oh por Dios. Somos nosotros, estamos… besándonos en el altar. Es justo como ocurrió.
-¿Cómo es posible que entraras en mi mente?-pregunté
-Cualquiera puede hacerlo Sam. Pero con magia puedes ocultar lo no quieres que otros
vean.-dijo soltándonos, y esta vez volvimos a la sala de entrenamiento.
-Enséñame.-dije segura.- Enséñanos.
-Está bien. Primero que nada.- dijo atando su cabello en una coleta.- Quiero que canalicen su
energía
-¿Y cómo hago eso?-preguntó Erick
-Relájense y piensen en su mejor recuerdo.-dijo cerrando los ojos y poniéndose en posición
buda.- Eviten cosas sucias por favor.-dijo abriendo un poco un ojo
Me senté en la misma forma que ella y cerré mis ojos. Mi mejor recuerdo… tengo un montón.
-El más feliz.-dijo Muriel en un susurro.- Con el que sientan que sus vidas cambiaron, puede
ser más de uno, tenemos muchos recuerdos felices, concéntrense.
Pensé en el momento en el que mi vida cambió completamente, no cuando conocí a Erick,
sinceramente pensé que era un demente, no fue hasta que conocí a mis padres que todo
cambió y ese es el recuerdo que escojo.
-Ahora quiero que lleven esa energía positiva a todo su cuerpo y expulsen fuego por sus
manos.-dijo y yo sorprendida abrí mis ojos.
-¿Estás loca? ¿Crees que soy un jodido dragón o qué?-dije casi molesta
-Sam… los dragones ESCUPEN fuego.-dijo Erick sin abrir los ojos.
-Samantha… concéntrate.-Dijo casi en regaño la chica.
-No puedo. Yo…no puedo.-dije parándome. Muriel tomó mi brazo con firmeza e hizo que me
volviera a sentar.
-No te iras de aquí hasta que yo vea fuego en tus manos.-dijo con tono grave. Y entonces
comenzó a salir humo.- Samantha… mi… mi mano.-dijo y yo desvié mi vista hacia ella. Mi
brazo está quemando su mano. Repito. MI BRAZO ESTÁ QUEMANDO SU MANO.
-Lo siento…
-Pueden irse.-dijo calmada y no desaproveché la oportunidad.- Te espero aquí todos los días.
A ambos.
-Sam…-dijo Erick tomándome del brazo
-No Erick ¡Cuidado te puedo quemar!
-Sam no pasa nada ¿Ves?-dijo haciéndome mirar nuestras manos juntas.- Tranquila.
-¿Qué rayos fue eso Erick?
-No tengo idea…

Así siguieron los días, con


las locuras de mi chiflada tía, pero la que más me hizo reír fue un día x cuando llevo a
Evangeline y Gabriella a practicar con nosotros y bueno… la práctica no salió muy bien que
digamos, no fue buena idea llevar a una de mis amigas porque sinceramente, me
desconcentré.
Con Gabriella terminamos en el invernadero de Marion y la cara de ella al vernos aparecer de
la nada fue… sinceramente inexplicable. De ello nos hemos estado riendo desde entonces.
Aunque para ser completamente sinceras, estos últimos días no me he estado sintiendo de lo
mejor, quizás he comido poco y gastado mucha energía con esto de la magia, qué se yo.
-¿Estás bien?-preguntó Salem al ver mi rostro confundido
-Si… Sólo me mareé
-Okey…ahm ¿Sam?
-Dime
-No hemos podido hablar en privado… ya sabes…
-No te voy a contar cómo fue mi noche de bodas.
-Oh vamos.-reclamó sentándose a mi lado en mi cama.- Yo te conté como fue mi primera vez.
-Sí. A los catorce. Con Toby, el chico bombero.
-¿Ves? Dame detalles sucios. No, espera. Pensándolo bien mejor no. Seria… raro. Pero…
¿Cómo es Erick en la cama?
-Oh Salem es que te pasas…-dije mientras ella me mira con cara de perrito a medio morir,-
Está bien. Qué quieres que te diga… fue… increíble.
-Lo sé cariño. Lo sé. El sexo es lo mejor.
-No es el sexo Sal, es con quién ¿No crees?
-Si...-suspiró.- Yo dudo que alguien pueda superar a Scott en la cama
-Oh por favor.-supliqué.- Guarda tus detalles sucios, no quiero escucharlos.
Sinceramente no me apetece imaginar a Scott en plan romántico con Salem, es… asqueroso.
Ahora tengo esa imagen en mi cerebro ¡Nooo! Tendré que vivir con ello.
De repente como que veo todo borroso, pierdo el equilibrio y resbalo de la cama.- ¿Sam?
¿Estás bien? ¿Llamo a alguien?-dijo Salem levantándome
-No. Últimamente no me he estado sintiendo bien. Es raro.
-Llamaré a Meredith entonces, no perdemos nada.-dijo sacando su celular.
-No hace falta ya estoy bien.-dije pero como nadie puede detener a Salem Wesley terminó
llamando a Meredith.
Por lo que Mer no tardó en llegar, me está revisando y es incómodo.
-Salem me dijo que te has estado sintiendo mal ¿Qué síntomas has presentado?
-Hablas como toda una doctora.-die mientras ella me mira seria.- He vomitado, el otro día me
mareé y me caí en la tina, cosas así.
-Imposible. ¿Cómo has dormido?
-Cómo una marmota.-respondió Salem.- Duerme todo el santo día.
-Imposible.
-Deja de decir imposible y dime que sucede ¿Qué tengo?
-Te tomaré unas muestras de sangre, no te diré nada hasta que sea seguro.
-Ahm ¿Mer?-ella me miró.- Soy vampiro mitad demonio ¿Recuerdas? No creo que unos
análisis de sangre ayuden mucho
-Créeme si es lo que pienso, serán útiles, muy útiles. Hay Dios ya pase por esto una vez, no
permitas que suceda de nuevo.-dijo saliendo por la puerta.
Definitivamente están todos locos, y de la nada recordé el sueño que tuve con la reina Kendra
hace más de unas ¿Tres semanas? Si alrededor de tres semanas.
-Mamá.-dije a la mujer que iba saliendo del despacho.- Necesito preguntarte algo
-Dime
-¿Cuál era el don favorito de tu madre?
-Oh eso. Ella siempre presumía de eso, a nosotras nos hacía sentirnos orgullosos de quienes
éramos.-dijo dándole rodeos, al notar mi mirada intrigada lo soltó.- El poder concebir.- Oh
mierda. Ahora comprendo por qué Mer estaba así. Es imposible. ¿Pero y si es así? ¿Si estoy
embarazada? Imposible. Realmente imposible. Pero… tengo todos los síntomas ¿Verdad?
Dios mío no por favor.- ¿Mer estuvo aquí?-dijo mi mamá cambiando de tema
-Sí. Ahm vino a ver cómo estaba.-dije algo confundida
-¿Por qué, te sientes mal?
-No. Por lo de Bi, ya sabes… por cierto quería vernos, Bi, quiere hablar con nosotras.
Recordé que hacia allá iba a ir antes de que Salem se cruzara en mi camino y ocurriera todo
este alboroto innecesario. Aunque no totalmente innecesario.
Con mi mamá nos subimos al auto, al sedán negro, el cual manejó el querido y muy rudo
Jack, sinceramente no sé cómo mi mamá lo convenció para hacer de chofer, que yo sepa su
campo son las armas no los autos.
Cuando entramos a la casa Bianca está sentada en el sofá más grande, recostada hacia
atrás, se ve… demacrada.
-Sam… oh mi Sam.-dijo al verme.- Eleaine un gusto verte querida.-saludó a mi mamá.- Iré
directo al grano.-dijo y tosió, puso un pañuelo en su boca, el cual salió lleno de sangre.- Cómo
pueden ver me queda muy poco de vida.
-Silencio, no digas eso.-la detuvo mi madre.
-Eleaine… prométeme que cuidarás bien de Sam, prométeme que ese bastardo no le hará
daño alguno.
-Lo prometo Bianca.-dijo mi mamá soltando una lágrima.
-Sam…júrame que jamás dejarás ganar a tu lado oscuro, júrame que siempre serás… tú
-Lo juro mamá.-dije poniendo mi cabeza en su regazo. Es tan difícil ver esto, soportarlo. Ver
cómo la vida de quien amas se extinga y no puedas hacer nada para cambiarlo. No porque no
quiera si no porque ella no me deja.
La vida es como un laberinto del que jamás podrás salir, hay obstáculos, hay pérdidas, lo sé,
pero cuando son tan cercanas a ti, duele de una forma inexplicable.
Recordar todos aquellos momentos en los que fuimos felices, pero también recordar otros en
los que fuimos infelices y… eso duele el doble, porque sé que no le entregué todo de mí, y…
eso es lo que más me duele.
Mi mamá no pudo soportar la situación, Bianca se desmayó, tuvimos que llamar a
emergencias, la llevaron al hospital de gravedad, está conectada a máquinas y… está
inconsciente. ¿Cómo la vida de alguien aparentemente sano puede escaparse así?
Todos vinieron enseguida, no esperaba menos, todos le tomaron gran cariño a Bianca, para
muchos fue como una segunda madre, sobre todo para Salem, Bi siempre estuvo ahí cuando
ella se enfermaba y el sr. Wesley no sabía que hacer porque era padre soltero, gracias a
Bianca, Salem y yo somos quienes somos. Gracias a ella somos mejores personas. Y ahora
se nos está muriendo.
-Qué bueno que te encuentro Sam.-dijo Mer viniendo hasta el lugar donde me encuentro
sentada en la sala de espera.- ¿Podemos hablar, en privado?
-¿Qué sucede?-Dije saliendo del hospital con ella para que los demás no nos escucharan.
-No sé cómo decir esto. No sé cómo sucedió.
-¿Estoy embarazada cierto?- ella asintió
-¿Cuándo fue la última vez que…?
-¿Qué tuve sexo?-ella asintió
-Mi noche de bodas.-ella pareció sorprendida.- No hay tiempo de explicarlo Meredith. Estoy
embarazada y no sé qué hacer, no es el mejor momento. ¿Por qué las reinas vampiro son tan
malditamente complicadas?-dije soltando mi llanto desesperado
-¿Por qué dices eso y con tanta furia?
-¿Cómo crees que me metí en este lio si soy inmortal y no puedo concebir?-ella pareció
entender.
-Sam... Es un milagro…
-Claro que no.-la interrumpí.- Esto es obra de Kendra Dhampire… Te ruego no le digas a
nadie.
-Debes decirles.-yo negué.- ¿Ni a Erick?
-Él menos que nadie.-Metí las patas, pero en grande, tengo que pensar bien las cosas.
-No estarás pensando en…
-No claro que no. No voy a abortar.
-Igual y no podrías, tiene unas tres semanas.
-¿Y cómo es que me siento más poderosa? ¿No debería volverme humana?
-No el primer mes. En el primer mes tus poderes aumentan considerablemente. Quizás por
eso…
-¿Por eso qué?
-Quemaste a Muriel el otro día.-imposible. Que alguien me clave una estaca por favor. Cómo
si eso sirviera.
Si estoy embarazada, debo decírselo a Bianca, si es su hora de morir, lo acepto pero debe
saber que voy a ser mamá. Oh Dios mío ¡VOY A SER MAMÁ!
Corro lo más rápido que puedo dentro del hospital hasta el cuarto de Bianca y cierro la puerta
con el seguro para que nadie pueda interrumpirnos ya que sé que Evangeline encantó la
habitación, aunque Bi posiblemente no me oiga.
-¿Mamá? Soy Sam.-dije tomando su inerte mano.- No puedes abandonarme, no ahora. No sé
qué hacer mamá… Estoy metida en un lio tremendo y no sé qué hacer.-lágrimas salen de mis
cristalizados ojos.- Estoy embarazada, y juro que hice las cosas como siempre me inculcaste,
me casé, a escondidas… y ahora estoy en este lio. No sé si quiero que los demás se enteren.
Si la noticia se propaga, sería peligroso, Joshua haría cualquier cosa por lastimarme. No
tengo idea como cuidar un bebé, como alimentarlo, como cambiarlo, ¡MAMÁ! ¿QUÉ VOY A
HACER?
-Sam… estas asustando a todos.-dijo Meredith detrás de mí.- Ven aquí cariño no estás sola.
Nunca lo estarás.
-Mer… voy a tener un hijo.-dije llorando en su hombro.- Y no es el mejor momento.
-Lo sé. Pero por algo suceden las cosas y si Kendra te dio su don es porque en tu futuro hay
algo grande, y tienes que superar esto como tu mamá lo superó y triunfó porque trajo al
mundo a una valiente niña que es capaz de soportar mil y una cosas a la vez y no
derrumbarse, no lo hagas Sam, no te derrumbes.-dijo llorando conmigo.
-Tienes razón. Si mi mamá lo hizo, yo también. Yo puedo.-dije secando las lágrimas que me
impiden ver.- Esto no me va a derrumbar. Nada lo hará. Lucharé, aunque sea sola
-No tienes que hacerlo sola… Él merece saber que va a ser papá.-dijo mirando por la
ventanilla a un cansado Erick afirmado en la pared con los ojos cerrados.
-Sé lo diré.-la tranquilicé.- A su debido momento.

Capítulo 23

-Ya te dije que no quiero ir, Alex.-seguí insistiendo


-Debes pensar en tu futuro, Bi así lo querría.- volvió a insistir. Desde que se enteró que habría
una feria de universidades no para de molestar con lo mismo ¿Qué piense en mi futuro? Ja.
Que buen chiste. Probablemente muera pronto, si no me mata Joshua lo más posible es que
la criatura que llevo dentro lo haga.- Además yo no tengo una eternidad para estudiar.-dijo
sarcástica
-Está bien.-dije para tranquilizarla.
-Pues vámonos
-¿Ahora?
-Sip. Ahora.
Y así es como me vi arrastrada a acompañar a mi querida amida Alex a una estúpida feria de
universidades, la cual no me sirve de mucho.
Entramos al gimnasio del instituto al cual ya dejamos de asistir, gracias a Dios.
Definitivamente los lugares demasiado públicos no son lo mío, me siento realmente
incomoda en este lugar.
De la nada comienzo a oler un extraño aroma, sangre. Exquisita y abundante sangre.
Esperen… ¿Vampiro? ¿Demonio? Es lo que se ocurre dado que la sangre humana me
produce… nauseas.
-Sam…-me mira Alex con una expresión confundida.- Tus ojos…
Rayos. Maldita sea. Mis ojos están desprendiendo su color rojo, llama de fuego o como
quieran llamarle, y no solo eso mis colmillos están saliendo, en ¡un lugar público!
-Tranquila. Entra al baño.-dice Alex empujándome.- Cálmate adentro y yo vigilo que nadie
entre.
Eso hice, entré al baño y me apoyé en el lavabo tratando de calmar esta ansia, pero es inútil,
el delicioso aroma a sangre llega a mi nariz, haciendo que mi garganta duela como hace
mucho no duele. Como un fierro atravesándola.
-¡Oh dios mío!-grita con pánico una voz detrás de mi
Demonios, ahora esto. Miro por el espejo y veo a una aterrorizada adolescente, pero no
cualquier adolescente, es Lily Woods, y tengo que callarla de alguna manera.
Mi instinto me dice ”mátala”. Pero yo digo otra cosa.
-Tranquila no pasa nada. Ahm solo se me irritaron los ojos…con los lentes de contacto…-la
tranquilizo
-Eres un vampiro. ¡Si existen!-grita algo emocionada acercándose.- ¡Samantha Rush es un
vampiro!
-Espera. Espera ¿Qué?-pregunto bastante sorprendida.- ¿Cómo estás tan segura?
-Eres un vampiro. Colmillos, ojos rojos, causas miedo.
-¿Cómo sabes de vampiros?
-He estado toda mi vida obsesionada con ellos. Sé todo sobre vampiros.
-Pues primero que nada, Lily. Mi nombre es Samantha “Carter”-hice énfasis.- Y segundo, soy
mitad vampiro.
-¿Mitad? ¿Te cambiaste el apellido?
-Encontré a mis verdaderos padres y sí.
No puedo creer que esté teniendo esta conversación con una chica como Lily Woods.
-¿Estás bien?-dijo Erick entrando al baño a súper velocidad
-¿El transferido también? ¿Él te convirtió?
Erick me miró confundido.- Yo estoy bien. Ella no.-dije señalando a Lily.

Llevamos a Lily al castillo,


con mucha precaución para que mi mamá le hiciera olvidar todo lo que hoy vio. Lo cual fue
algo estresante, no paró de hablar y preguntar cosas en todo el camino.
Y también fue inútil llevarla al castillo, mi madre no pudo borrar su memoria, Lily no se lo
permitió. Entonces decidimos que se fuera, pero con la condición de que si habría la boca
mataríamos a toda su familia.
Quizás yo no lo haría pero sé que mi mamá cumpliría su palabra.
Y así es como una simple humana ahora sabe de nosotros, nos arriesgué a todos por no
saber controlar mis ansias.
-¿Puedo saber qué te pasa?-preguntó enfadada mi mamá.- ¿Cómo puedes hacer eso en
público? No espera ¿Por qué no te fijaste que había alguien en el baño?
Comprendo su enojo, yo también estoy enojada y me hago la misma pregunta que ella,
primero ¿Por qué olí sangre en ese lugar? Segundo, ¿Por qué no me di cuenta de su
presencia?
-No lo sé.-respondí a su pregunta.
-Tengo cosas más importantes que resolver. Nos vemos luego.-dijo haciéndome salir del
despacho.- ¿Sam?-yo me volteé a verla de nuevo.- ¿Has visto a Sky? Hay luna llena y
tenemos que encerrarla.
Demonios. Se me había olvidado. Desde que llegó nos pusimos de acuerdo que en todas las
lunas llenas la encerraríamos en el ala este del castillo, la que mamá mandó a adecuar para
su estancia de… lobo, o como diría Sasha, su fase de perro.
Buscamos a Sky por todas partes sin obtener resultados, se nos fue la noche en eso, la luna
llena pasó y no tuvimos noticias de Sky, lo cual es preocupante. No por ella, sino que por la
gente del pueblo.
Nadie durmió en toda la noche, bueno sin contar a Alex y Josh que se fueron a sus casas.
-¡Eleaine!-llamó Jack a mi madre desde la puerta principal.- ¡Aquí está!
Jack tomó en sus brazos a una desnuda Sky, cubierta de sangre, no puedo creer que esto
esté sucediendo, estoy segura que esa sangre no es suya.
-Yo… yo lo lamento.-dijo Sky recobrando el conocimiento
-¿Qué tienes en la cabeza?-le reclamó mi madre bastante enojada.- ¡Te dije que no era
buena idea traerla!- me reclamó ésta vez a mí.
Todos están tan sorprendidos como yo, ver a Sky así es… decepcionante e impresionante.

-Hace un tiempo
mencionaste que tu novio podía controlar el cambio.-dije a Sky, quien se levantó lentamente
de la cama donde la pusieron
-Axel… le tomó décadas, Sam. El controlaba su lobo, podía convertirse cuando y donde
quisiera.
-Podrías intentarlo.
-Lo he intentado desde que lo conocí. Jamás he podido.
-Yo te ayudaré.
-No es así de fácil, ¿Tienes idea de lo que duele el cambio?
Yo negué. No puedo imaginarme esa clase de dolor, por lo que he leído a lo largo de este
tiempo, en los libros que mis padres me dieron, mencionan que el cambio de persona a lobo
es como si te estuvieran quebrando todos los huesos del cuerpo al mismo tiempo pero quince
veces peor.
-Yo voy a ayudarte Sky. Tengo una idea.
Y así es. Tengo una loca idea en mi cabeza y sólo hay una persona que puede ayudarme.
Bajé hasta el salón principal para buscar a Gabriella, pero me encontré con la sorpresa de
que todos estaban allí reunidos.
-Encontraron un cuerpo en el bosque.-Me informó mi padre.
-¿Ya saben quién era?-preguntó Sasha
-Sam… Josh… esta persona significó mucho en sus vidas. En sus infancias.
-No me asustes papá.-dije mirándolo fijamente. Sé que Alex no es, porque está aquí, Salem
tampoco. Entonces… ¿Quién es?
-Era Ashton.-dijo en seco.- Ashton Pierce.
Oh por Dios. Lleve una mano a mi boca y una lagrima salió de mis ojos, miré a Josh y él está
tan sorprendido y choqueado como yo.
-¿Están seguros?
-Meredith se encargó de todo, lo hizo pasar por un accidente de auto.
-¿Accidente? ¡Un maldito lobo lo asesino!-grito desconcertado Josh.
Él tiene razón.
Dios mío, no puedo creer que Ashton… esté muerto.
Lo conocí casi toda mi vida, crecimos juntos. Sé que a quién más le afecto la noticia fue a
Josh, a pesar de todo lo que ocurrió en el instituto, la separación, la distancia, la indiferencia
por parte de Ashton, Josh siempre lo consideró su mejor amigo.
Y la única cosa que se me viene a la cabeza es Maica, su hermano era todo para ella, ellos…
eran inseparables.
-Ven…-dijo Erick abrazándome
-No puedo creer que esté muerto.-dije en su cuello.
-No me agradaba para nada pero yo tampoco puedo creerlo.-dijo él.
-Bien… ¿Qué hacemos
aquí?-dijo Gabriella refiriéndose al sótano, dónde su madre puso el libro oscuro para
custodiarlo, por la amenaza de la supuesta Mara.
-Necesito un hechizo de control
-Sabes que no soy tan poderosa
-Pero él sí.-dije mirando el libro
-Si lo tocamos nos carbonizará lo sabes
-Quiero intentarlo. Se supone que a mí no me hará nada.
-Ni lo sueñes.-se puso delante de mi.- No dejaré que mueras por estúpida, Muriel no lo ha
aceptado por lo que ella sigue siendo la heredera
-No moriré por estupidez. Nadie muere de estupidez.
-Pues tú serias la primera y no dejaré que lo seas.
-Solo me acercaré un poco, si algo sucede me salvas y ya ¿Okey?-ella asintió
Hice exactamente lo que dije, me acerqué de a poco al altar donde está puesto el libro, no
voy a negar que me entraron nervios y sobre todo miedo.
Cuando estoy a la suficiente distancia lo toco, con miedo, cierro los ojos esperando lo peor
pero los abro al notar que nada sucedió, sigo viva e intacta.
-El libro te escogió de no ser así habrías muerto.-Dijo una voz proveniente de la entras.
Evangeline.
-¿Qué?-pregunté
-Eres la heredera de Muriel, naturalmente, pero no del libro, la línea de sangre no es directa y
se supone que el libro se guía por la sangre directa.
-No entiendo.-dije confundida
-El libro te escogió. Como escogió a su primera dueña.
-¿Primera dueña?
-Mara. ¿No creerás que ella creo algo tan poderoso, verdad?... te voy a contar una pequeña
historia. Hace unos mil años, aproximadamente, había una humana, joven, buena, con toda
una excelente vida por delante, hasta que un extraño libro llegó a su vida.-dijo mirando el
libro.- Ella lo aceptó y se convirtió en lo que ahora es.
-¿Mara era humana?
-Sí. El libro la convirtió en lo que ahora es.
-Esa es la razón por la que Muriel no lo quiere ¿Verdad?
-Sí, Sam. Cuando una bruja acepta el libro oscuro, toda la oscuridad del libro es traspasada a
ella.
-Y es por eso que quiero que me maten si eso pasa.-dijo Muriel entrando a la habitación.
-¿Qué?-pregunté mirándola
-Si me vuelvo una perra odiosa tienes que matarme. Nadie más que tú, Sam.-dijo sin dejar de
mirarme.
-No podría.
-Claro que sí. Prométeme que lo harás.
-¿Vas a aceptar el libro?-pregunto sorprendida Gabriella.
-Sí. No es lo que más me emociona en la vida, pero es la única forma de encontrarla.
-¿Encontrarla?-pregunte
-Cuando la bruja heredera acepta el libro, éste le informa donde yace su antigua dueña. En
este caso…
-Mara.-dije yo en un suspiro
-Y así podremos saber si es verdad que ella está viva.-Dijo mirando el suelo.- Y si está con
Joshua.
Si me pongo en el lugar de Muriel por un momento, sé que esto no es fácil, más que por la
oscuridad del libro, ella está a punto de saber si su madre está o no viva. Y eso es importante.
¿Y si lo está, sería capaz de matarla?
-¿Lo harás ahora?-pregunta Ev.
-Sí Sam necesita un hechizo y yo necesito salir de dudas.
Evangeline tomó el libro en sus manos y dijo unas palabras en lo que pareció ser latín o algún
idioma desconocido para mí. Y luego se lo entregó a Muriel.
-Yo Muriel Amara Carter, acepto el libro oscuro como mi nuevo guía. Prometo hacer su
voluntad...-dijo con decaimiento.
Pensé que habría luces y cosas raras pero no ocurrió nada de otro mundo, absolutamente
nada.
-¿Eso es todo?-preguntó Muriel.
-Hechizo de control total.-dijo Muriel al libro.- Hay que probar.-nos dijo
-Después del primer hechizo ya no serás la misma.-dijo Evangeline a Muriel.
-Lo sé.- el libro se abrió en un extraña página llena de símbolos extraños.- Traigan a Sky.
Llévenla al bosque. Evangeline tú sabes dónde.
Eso hicimos, fuimos a por Sky a su habitación y luego Evangeline nos condujo hasta una
parte específica del bosque, es un lugar vacío, hay una especie de círculo sin árboles, que
curiosamente está rodeado por árboles. Un claro.
-Es un lugar neutro, Sam. Perfecto para hechizos poderosos.-me informó Gabriella
-Incendia.-dijo Muriel parándose al medio de un gran circulo que hizo con sal. Fuego cubrió el
lugar donde la sal estaba y Muriel puso a Sky dentro.- Va a doler.- Tomó el libro y comenzó el
hechizo.
Esta vez fue diferente, hubo mucha luz, demasiada, fuego y viento, la luz me encandiló y no
podía ver, escuché los gritos de Sky, desgarradores gritos de dolor, intenté acercarme pero el
fuego me lo impidió.
Cuando todo terminó pude ver a las dos mujeres tiradas en el suelo, no tuve que elegir a
quién ir a ver primero, me lancé de inmediato hacia Muriel, quien está inconsciente en el
suelo, pongo su cabeza en mis piernas y comienzo a intentar despertarla. Cuando abre los
ojos se me queda mirando sin expresión alguna en su rostro. Después de un momento volvió
en sí completamente.
-¿S-Sam?
-¿Muriel todo bien?
-Si
-¿Eres tú o tu yo malvado?
-Creo… creo que soy yo.

La vida, aunque solo sea una acumulación de angustia, es preciada para mí


y la defenderé
-Mary Shelley. Frankenstein

Capítulo 24

Después de la locura que ocurrió en el bosque, todo mejoró un poco, Muriel no se volvió la
“bruja loca quiero matar a todos” que todos pensábamos, por lo cual no la tuve que matar y
eso fue un alivio.
El hechizo de control total funciono sobre Sky o eso creemos hasta el momento. Han pasado
dos días desde eso y debo agregar que mis síntomas ya no son tan malos, y la verdad sigo
sin sentirme como humana otra vez.
Sigo sin decirle nada a nadie y le mentí a Salem cuando me preguntó que si habían llegado
los resultados de los análisis, mi respuesta fue “No funcionó, Mer dijo que solo tengo que
comer mejor” y ya, se lo creyó.
Han pasado más de tres semanas desde que me casé y Erick está insístele que insístele de
que le digamos a los demás así que acordamos que ésta tarde juntaremos a toda la familia, y
amigos, en el salón del castillo para decirle a quienes no saben, pero solo eso, no le diré a
nadie aun de mi embarazo.
-Bueno. ¿Para qué somos buenos?-preguntó Marion sentándose en el gran sillón de cuero
negro junto a mi madre.
-Con Erick tenemos algo que decirles…
-Puede esperar.-dijo Sean entrando.- Que bueno que están todos reunidos.-dijo acaparando
la atención de todos.- Les traigo un mensaje
-¿De qué hablas?-interrumpió mi padre
-Definitivamente es de familia.-dijo Sean refiriéndose a la impaciencia de mi padre.- Mi padre,
a quien todos ustedes conocen.-Esto no está bien.- Les manda a decir que los verá ésta
noche a la hora de los demonios en donde todo comenzó
-¡Traidor!-gritó Michelle impulsándose hacia él pero Sasha la sujetó del brazo
-Jamás estuve de su parte.-reclamó Sean.- Y tú lo sabes. Tú eres la traidora. Tú niegas a tu
padre, niegas tu sangre.
-Él no es mi padre.-reclamó ésta vez Michelle poniéndose de pie.- Y ellos son mi familia… Tú
eres mi familia… ¿Por qué me hiciste esto? ¡¿Por qué?!
Michelle cayó al suelo y comenzó llorar descontroladamente, Marion fue hasta ella y la
abrazó, todos los demás estamos impactados.
Erick y mi padre se abalanzaron contra Sean lo más rápido que pudieron pero fue tarde, se
desvaneció igual como lo hizo Joshua hace un tiempo cuando mató a Danielle.
-Mara está con él.-dijo Muriel entrando.
Oh Dios mío, doble problema.
-¿Aceptaste el libro?-pregunto impresionado mi padre, ella asintió.
-¿La hora de los demonios?-preguntó Salem
-A las tres de la mañana.-respondió Rixon
-Donde todo comenzó… ¿Qué quiere decir eso?-pregunto Devora
-El cementerio General…-respondió en un suspiro mi madre.- Ahí comenzó todo
-No entiendo.-le informé
-Conocí a Joshua en el cementerio general, ahí comenzó todo.-explicó
-Excelente lugar para conocer personas Eleaine.-dijo Scott sarcásticamente.
-Tenemos que alistarnos.-dijo Jack.- Todos al bunker, deben llevar algún arma, algo.
-Yo también iré.-dijo Sky apareciendo, totalmente recuperada.
-No es luna llena, Sky, sería peligroso.-dijo mi padre
-Paul. Yo controlo al lobo.-dijo mostrando su mano y cómo sus garras comenzaban a salir. La
impresión de todos fue enorme, no para mí, ni para los que sabían.- Él mató a Axel y tengo
que participar en su muerte.
-Eleaine.-llamó Jack a mi madre.- Tenemos visitas.-dijo haciendo pasar al gran salón a tres
jóvenes.
-¡Zeref!-gritó Aria.- ¡Dragnnel! ¡Lissana!
-¿Aria?-dijo sorprendido el chico rubio al que llamó Zeref
Al parecer Aria conoce a estos chicos bastante bien ya que se tiró directamente a los brazos
del chico que la reconoció.
-Estas vivo oh Dios mío.-dijo en su cuello.- Oh lo siento.-Nos dijo a nosotros secándose una
lagrima.- Ellos son mis hermanos, bueno no sanguíneos.
-¿Son hadas?-dijo la impertinente de Sasha.- Esperen ¿No que todas estaban muertas?
-Todos.-corrigió el chico rubio quien aún tiene en sus brazos a Aria.- Soy un chico
-Pero eres un hada así que no cuenta.-dijo Sasha
-Claro que sí.-respondió el chico de más atrás.- Lo siento, mi nombre es Dragnnel.-nos hizo
saber el lindo chico de la coleta de caballo.
-Yo soy Lissana.-dijo con suave voz la chica rubia
-Yo soy Sasha.-dijo otra impertinentemente.- ¿Qué hacen aquí?
-Sasha.-la reprimió mi madre.- Bienvenidos
-Ni que este fuera un refugio para abandonados… dejan entrar hasta perros.-bufó Sasha por
lo bajo mi madre ignoro pero Marion la miró de una manera acusadora.- Lo siento.
Sin duda Sasha no cambia, presiento que jamás aceptara a Sky, es algo… intolerante.
Mi madre llevó a los recién llegados “Hadas”, hasta para mí es raro, hasta su despacho y
pasaron allí varios minutos hablando quien sabe de qué, pero cuando salieron nos
prometieron ayudar.
Todos comenzaron a prepararse como podían, Jack comenzó a repartir armas mejoradas,
armas que matarían tanto a un demonio como a cualquier otra criatura, pero armas que a
Joshua no le harían daño alguno, lo sé.
Fue inteligente de su parte mandar a su hijo como mensajero, bastante inteligente debo
reconocerlo, lo que me preocupa realmente es Michelle, ella le reclamó a su hermano, ¿ella
está de nuestra parte?
Ya son las nueve y algo de la noche, la hora se acerca lentamente, salí al jardín a pensar, si
esta noche muero lo más probable es que nadie más se entere de que me casé, quizás nadie
nunca sepa que estoy embarazada.
-Qué bueno que estás sola.-dijo una conocida y detestable voz detrás de mí
-¿Qué quieres?-dijo dándome vuelta para ver el rostro del chico más desagradable del
mundo.
-Tú sabes lo que sucede.-dijo Sean
-¿Él no quiere verlos a todos verdad?
-Correcto. Te espera a ti a la hora de las brujas en el cementerio.-dijo desapareciendo
¿La hora de las brujas? Creo haber escuchado una vez a Evangeline hablando de eso, si no
me equivoco es a media noche, pero eso no me deja mucho tiempo. Dios mío. Si quiero
salvar a mi familia debo hacer esto. Sé que puedo. Aunque me cueste la vida. Pero mataré
Joshua.
-¿Estás bien?-dijo mi padre haciendo me volteara hacia él
-Sí. Solo necesito un trago.-dije mientras él me mira con una expresión de preocupación.-
Concédeme eso papá, posiblemente no vuelva a probar uno en mi vida.
-No digas eso. Por sobre mi cadáver, tu morirás esta noche.-dijo abrazándome
-Te amo papá.-dije soltando una lágrima
-Yo también cariño. Yo también.-dijo apretándome aún más fuerte.- Bueno creo que ambos
necesitamos un trago.
-Por la victoria de esta noche.-Dijo mi padre alzando su vaso delante de todos los demás.
-Por la familia.-dije yo levantando mi vaso también. Todos levantaron sus vasos y dijeron un.-
Salud.-al unísono.
-Debes estar tranquila.-dijo Alex.- Tu papá da miedo todo estará bien
-Él no da miedo
-Claro que da miedo, si hablamos de un rango de miedo, tú papá estaría en la cabeza de la
lista y luego, claramente, Erick. Sabes Sam, me he dado cuenta de algo últimamente.
-¿De qué?
-Que eres una adicta al peligro amiga
-Quizás…
-Hey Alex.-la llamé.- Mejor vete a casa a planear como sacar a Maica del escuadrón.- y mi
comentario la hizo enojar mucho.
-Mira niña consentida, si yo quiero quedarme aquí, lo hago, si quiero sacar a Maica Pierce de
mi escuadra…
-No podrás.-la interrumpí. Molestar a Alex es más fácil que exasperar a Sasha hablándole de
Sky.
Después de la pequeña discusión con Alex, fui a despedirme de Bianca, quién descansa en la
habitación contigua a la mía, es una de las cosas más dolorosas que he hecho. Luego me di
una ducha y quité el tinte azul de mi cabello, reemplazándolo con rojo, como diría Salem, si
voy a morir, moriré a mi más puro estilo.
-Reemplazaste el tinte azul por rojo ¿enserio?-dijo Erick entrando en mi habitación.
-Combina con mis ojos
-Tus ojos son azules
-No cuando me enojo.-dije besándolo. A lo que él respondió placenteramente tomándome por
la cintura.
-Eres mía, solo mía.-dijo soltándome
-No lo sé
-No era una pregunta. Era una afirmación.-dijo y me besó, ésta vez con más fuerza, y le
respondí, este es mi beso de despedida.
No voy a llorar, no lo hice antes ni lo voy a hacer ahora, no es el momento ni el lugar para
debilidades. Seré fuerte. Seré valiente.
Espero que todos estén lo suficientemente ocupados en sus cosas como para que no noten
mi ausencia y me largo, voy camino a mi destino, camino a la muerte.
No quiero sentirme como una mártir, pero estoy actuando como una, lo sé pero no puedo
evitarlo. Es lo que me tocó.
Conforme me acerco al cementerio el miedo y el enojo se hacen uno convirtiéndose en una
ira inexplicable, una ira que me alimenta, una ira que no puedo controlar.
-Eres taaan predecible.-Dijo una ronca voz frente a mi.- Sabía que vendrías. Harías todo por
esa bola de inútiles.
-El único inútil eres tú Joshua.-respondí sin ánimo
-Ya lo veremos. Me parece correcto que esto sea ente nosotros
-Ésta es mi pelea.-dije segura
-No. Ésta es NUESTRA pelea.-dijo una voz lo suficientemente conocida detrás de mí.
Mi padre.
¿Qué hacen aquí? No pueden hacer esto. No por favor. No me hagan esto.
-Quiero que te vayas de aquí.-Dijo Erick en mi mente
-Estás loco.-le hice saber
-¿Sabes que sigo siendo tu protector verdad?
-Me vale una partícula de aire.
Y entonces aparecieron todos, no solo por mi parte, sino que también del lado de Joshua, la
primera en aparecer fue Blake con Sean, llamaron a Michelle pero ella… ella solo negó con la
cabeza y no se movió de su lugar junto a Sasha.
Entonces entró en escena un mujer mucho más guapa que Blake, acaparando todas las
miradas, con un largo vestido negro de mangas abiertas, y por su cabello rubio, su andar y su
rostro comprendí que aquella mujer era nada más y nada menos que la tan esperada Mara, la
primera bruja.
-Muriel…-dijo ella con tono relajado.- Si vienes aquí ahora no te haré daño de lo contrario
morirás con todos ellos.
-Preferiría que me disecaran viva antes que ponerme de tu lado, madre.
Esto no ha de ser fácil para Muriel, que tu madre aparezca después de siglos pensando que
había muerto, y no solo eso sino que queriendo matarte.
-Bueno. Hay dos formas de hacer esto.-dijo Joshua.- Te mueres por las buenas o por las
malas.- me advirtió. Y entonces comprendí todo. Comprendí la razón por la que la reina
Kendra me dio su don. Este bebe es lo que necesitaba. Ésta es mi razón para vivir. Para
luchar. Para vencer. Lucharé. Lucharé para salvar mi vida, la vida de mi familia, pero por
sobre todo lucharé para salvar la vida de mi hijo.
-¿No tienes respeto alguno por la vida?-pregunté a Joshua lo suficientemente alto como para
que todos me escucharan. Mara rió.
-Pides respeto por la vida pero no respetas la que llevas dentro.-dijo ella. Demonios. Claro
que se iba a dar cuenta, es una jodida bruja, odio a las brujas, a las malas, no pueden cerrar
la boca.- ¿No les has dicho? ¿Ni a tu novio? Espera… ¿Tu esposo?
Las miradas de todos están sobre mí, y sobre Erick.- ¿De qué habla?-dijo Erick en voz alta
hacia mí.
-Serás padre cariño.-dijo Mara con tono sarcástico. Erick se congeló. Yo me congelé. Todos
nos congelamos. Demonios. Demonios. Y demonios.
-¡¿Qué?!-dijo el furioso de mi padre moviéndose de su lugar, pero mi madre lo detuvo del
brazo.
-No es tiempo de explicaciones.-dije.- Sí, estoy embarazada, ya supérenlo.
Erick sólo me miró, pero no de esa forma acusadora, no hubo expresión en su rostro pero sus
ojos… sus ojos dijeron lo que necesitaba. Sé que está feliz y sí, me reprocha que no se lo
haya dicho pero sabe que hay una razón por la que no lo hice.
-Basta de plática.-dijo Joshua.- Estoy aquí para verlos morir no para charlar.-dijo imitando una
expresión de ofensa.
El primero en lanzarse hasta mi fue Sean, su expresión era de miedo y furia, sabe que viene
a su muerte, es cómo si la estuviera buscando, es eso o enserio es realmente estúpido, mi
padre se adelantó y se puso frente a mí, lo tomó de la cabeza con fuerza y se la arrancó sin el
más mínimo remordimiento.
No me sorprendió el hecho de que mi padre se pusiera frente a mí, dentro de mi sabía que lo
haría, lo que me sorprendió que hasta en el rostro de Blake hubo cierta angustia y pesar pero
no en Joshua, él solo se mostró indiferente como si la muerte de su hijo no le importara en lo
más mínimo.
Blake siguió los pasos de Sean pero a ella, no la voy a tocar, sé quién la matará sin
remordimiento, no será mi padre, no será mi madre, ni nadie más, solo Salem, Blake morirá
en las manos de su propia hija bastarda.
Y así fue, Salem se abalanzó sobre ella, la lucha fue impresionante, pero quién venció sin
lugar a dudas fue la hija rechazada, la hija “Insignificante” la mitad humana. Salem mató sin
remordimiento a su progenitora. Le quitó el corazón a su madre, literalmente, le sacó el
corazón a Blake con sus propias manos a la muy bastarda, dejando su cuerpo inerte y sin
vida en el suelo.
Y eso desató la tormenta, todos se lanzaron contra todos, a excepción de dos personas,
Joshua y yo. Nuestra pelea es entre nosotros, y así debe solucionarse.
Mi mirada se concentró en él hasta que dos siluetas se pusieron frente a mí, dos siluetas que
conozco perfectamente, dos estúpidos que cometieron el error de sus vidas, dos estúpidos
que ya son humanos, Alex y Josh.
-¿Creíste que nos perderíamos la acción?-dijo Josh
-Eso esperaba.-dije sin ánimo.- ¿Saben que no hay cura verdad?
-¿Cura? ¡Qué mejor cura que la inmortalidad cariño!-dijo Alex emocionada mientras que dos
demonios se lanzaban a ella, ambos peleando dignamente derrotando a sus oponentes, no
puedo creerlo.
Mis ojos volvieron a concentrarse en Joshua, quien fugazmente ya no estaba donde lo vi por
última vez.
-Debiste morir cuando naciste.-dijo tomándome del cuello
-Tú debiste seguir siendo el lacayo de mi padre.-dije con tono arrogante
-Eres igual de arrogante que él
-Hago lo que puedo.-dije soltándome de su agarre
Nos lanzamos uno contra el otro, encontrándonos a medio camino, empujando de ambos
lados, el muy condenado es fuerte pero yo también, cerré mis ojos por un segundo y cuando
los abrí ya no estaban azules, eran rojos, rojos cómo el fuego del infierno, mis colmillos
salieron y Joshua retrocedió un paso para después volver a atacar.
-No me asustas niña.-dijo persistente
Si hay algo que mi padre me enseñó en todos los entrenamientos es que en una pelea cuerpo
a cuerpo no te puedes distraer o morirás.
Hace unas horas Jack me dio una especie de estaca que se acciona con un pequeño
movimiento de muñeca. Moví a muñeca en forma circular y la estaca se incrustó en el pecho
de Joshua.
-Con que quieres jugar rudo ¿He? Te voy a dar en el gusto
Se dio la vuelta dejándome sola allí parada, no comprendo que trama, sinceramente no
entiendo. Cambió de dirección tan rápidamente que mis ojos apenas pudieron percatarse de
su blanco, hasta que fue demasiado tarde.
Joshua le enterró la estaca que hace unos segundos yo le enterré a él, a Erick, en el corazón,
y me miró con esa expresión de alegría y felicidad mientras que mi mundo se venía abajo.
-¡¡Nooo!!-fue lo único que pude gritar pero ya era demasiado tarde, Erick está en el suelo,
muerto. Sin vida. Y la mía se fue con él.
Joshua desapareció rápidamente dejándome el paso libre, corrí hasta el cadáver sin vida del
amor de mi vida y me arrodillé junto a él.
-Oh vamos Erick no me hagas esto. ¡No nos hagas esto!-dije llorando a mares en su oído.
Entonces recordé que mi sangre de cierta forma es especial.- Toma. Bebe. Por favor.- dije
poniendo mi muñeca chorreante de sangre en su boca, sin respuesta alguna.

Narra Eleaine
Entre cuerpos sin vida, sangre por doquier, gritos de dolor, estoy peleando para defender la
vida, estoy peleando para salvar a mi familia, estoy peleando para vivir.
Muriel está a mi lado, peleando, cubriéndome las espaldas, cubriéndonos las espaldas la una
con la otra.
De la nada un profundo grito de dolor llega a mis oídos, una voz que conozco, y me temo lo
peor, giro mi cabeza hasta donde proviene el ruido, el desgarrador grito.
Mi hija está tirada en el suelo abrazando un cuerpo, un cuerpo, oh Dios mío, no… no es
cualquier cuerpo. Es Erick. Miro a Paul y luego a Muriel, lentamente preguntándome que
hacer. Paul se me adelantó se puso delante de ellos esquivando cualquier amenaza que
pudiese acercárseles. Yo hago lo mismo.
Luego los demás, de a uno en uno, formando un gran y espacioso circulo alrededor de ellos.
No sé cómo vamos a salir con vida de aquí, sin Sam, sin Erick. Esto se ve oscuro. Sin
esperanza alguna.
De pronto una gran ráfaga de luz apareció detrás de nosotros, dónde estaban Erick y
Samantha, todos nos apartamos lo más que pudimos, la luz es enceguecedora,
deslumbrante, demasiado brillante.
Todos miran expectantes lo que está sucediendo, no tengo ni la más remota idea de lo que
está pasando.
Cuando la extenuante luz comenzó a desvanecerse a lo lejos se puede distinguir dos siluetas,
oscuras, pero yo sé quiénes son, y el saberlo me trae una alegría y una paz enorme, lo que
hace que en mi rostro se forme una gran sonrisa, miro a Paul y luego a los demás, ellos
también saben lo que está pasando, pero Joshua… no puedo describir la expresión de
Joshua en este momento, él no contaba con que Erick fuera un ángel.
Conforme la luz se va desvaneciendo cada vez más se pueden ver con más claridad aquellas
siluetas, entrelazadas la una con la otra, ahora entiendo tantas cosas, el nuevo olor de Sam,
su nerviosismo, etc.
La muy condenada se casó a escondidas de nosotros, y admito que eso me hace sentir un
tanto excluida de su vida y más aún saber que está embarazada.
Oh por Dios voy a ser abuela ¡VOY A SER ABUELA! Dios no me siento tan vieja. Jamás
pensé que llegaría este día. ¿Pero cómo sucedió?
-Mi nombre es Samantha Carter Dhampire, princesa y heredera legítima de la oscuridad, soy
testigo, juez y verdugo.- dijo reincorporada Sam en tono grave, aun con su mano tomada a la
de Erick.- Y yo te sentencio a la muerte Joshua Carter.
Erick estiró su mano y luego la apretó, me tomo un tiempo comprender lo que estaba
haciendo pero cuando lo comprendí, Dios mío. Por la expresión del rostro de Joshua, lo
deduje, Erick está apretando el corazón de Joshua desde la distancia, tanto es el poder con el
que lo hace, que si bien no lo mata, hace que éste caiga de rodillas al suelo. Es entonces
cuando Sam lo mira y ésta vez ella es quién estira su mano, y lo siguiente que sé es que ya
no hay Joshua.
Fuego salió de la mano de mi hija ¡FUEGO! Esto está de locos, ¡Mi hija expulsa fuego de sus
manos! ¡Como un maldito dragón! No esperen… Eleaine los dragones soplan fuego no lo
expulsan de sus manos. Pff.
Lo único que puedo decir es que Joshua está carbonizado en el suelo, hecho cenizas, hecho
una escoria.
Lo que siempre fue.
La cara de Paul es… indescriptible. Sé que le duele, sé que no quería que esto sucediera, él
quería una segunda oportunidad.
-Te pido perdón hermano, te pido perdón por haber permitido que te convirtieras en esta
escoria.-dijo Paul a las cenizas de su hermano.
Giré mi mirada hacia Sam y Erick, quienes están otra vez en el suelo, pero esta vez quién
está en las piernas del otro es Sam.- ¡Saaaam!-grito y corro hacia ella.

Narra Samantha
-¿Estoy muerta?-le pregunto a la mujer sentada a mi lado, la hermosa pelirroja que tengo por
abuela.
-No.
-Pero… lo último que recuerdo es ver a Joshua en cenizas y luego yo perdiendo el
conocimiento.
-Sólo te desmayaste cariño, tranquila. Estás débil, le diste mucha sangre al ángel.
-¿Y qué hago aquí?
-No lo sé. Éste es tú sueño. Dímelo tú.
-Gracias.
-¿Por?
-Por darme por qué luchar.-ella sonrió complacida
-Ya deberías volver tú ángel está preocupado. Todos lo están, además tienes muuucho que
explicar, señorita.
-Señora.-la corregí. Ambas reímos.
-¿Y cómo vuelvo?
-Es tú sueño. Solo despierta.
Y entonces, desperté

Capítulo 25

Ya han pasado tres meses desde que la gran batalla con Joshua ocurrió, debo dar gracias de
que no tuvimos baja alguna. Al contrario, se nos sumaron a la familia, Alex y Josh, y no solo
ellos, cuando desperté en el castillo la vida me tenía una gran sorpresa, ¿La vida? No. Mi
madre. Ella hizo que lo malo fuera bueno, ella hizo a Bianca un vampiro.
Cuando me lo contaron fue impresionante, no solo porque el Bianca sino porque lo hizo por
mí, se convirtió en vampiro por mí, para ayudarme con el bebé. Hablando de bebé, ya estoy
panzoncita, tengo casi cuatro meses de embarazo, y debo confesar que volver a sentirse
como humana es como estar en el paraíso, comer comida humana y saciarme es
completamente único. Ya no tengo que morder a Erick, aunque él sí bebe de mí.
Oh eso es otra cosa que se me había olvidado contarles, cuando le dí a Erick de mi sangre en
el cementerio, sus poderes despertaron y desde entonces es como yo, ya no bebe sangre
humana, lo cual es un alivio dado que nuestro bebé será humano, o eso supone Meredith, ya
que según ella el gen vampiro es el dominante, él o ella nacerá siendo humano y a los
diecisiete se volverá vampiro. Lo cual es triste.
Para Erick ha sido tanto o más que para mí acostumbrarse a no beber sangre humana, para
mí fue más fácil ya que yo cuando me convertí comencé pero él bebió sangre humana toda
su vida.
Cuando las cosas se estabilizaron, después del gran interrogatorio/regaño de mis padres
decidimos que necesitamos nuestro propio lugar, así que nos decidimos a construir una
nueva casa sobre la casa de Erick, en lo cual mi padre está ayudando bastante, debo decir
que mi papá es uno de los más emocionados con ser abuelo.
Oh por Dios, no puedo creer que haya dicho eso.
Bueno la verdad, yo me decidí por construir ahí, es que ese lugar es como un lugar neutro,
solo hay naturaleza y belleza, es tranquilo y es todo lo que necesito.
Recuerdo cuando convencí a Erick de hacer una pequeña casa, solo con lo necesario, y
cuando le dije que sin un gran estacionamiento para sus autos.
-Pero son mis autos.-reclamó
-Puedes ponerlos en el castillo, ahí hay espacio de sobra.-insistí
-¡Pe-pero no hay motivo para abandonarlos!
-¡Claro que sí! ¡Prometiste que seriamos una familia normal en todo lo posible!
-¡Los autos son normales!
-No cuando son como cien y todos deportivos.-bufé
-Pero son mis autos.-reclamó
-Al menos puedes quedarte con uno o dos
-Sam, no por favor.-sus ojos irradiaban compasión y tristeza, no quería deshacerse de sus
amados autos
Pero al final terminó aceptando mis condiciones, y ahora vive de lo más bien con dos autos.
Yo sigo viviendo con “mis madres” y lo digo así porque Bianca se vino a vivir con nosotras al
castillo, no comparto habitación con Erick porque mi papá se molestaría, ya que su condición
fue hacer un matrimonio como se debe para poder vivir juntos y solo estamos esperando a
que nazca la criatura.
Y hoy, hoy iremos a un funeral, de hecho es solo una fachada, es algo que nos pidió Bianca,
para que ya saben no fuera tan sorpresiva su recuperación, después de todo tenía cáncer y
estaba desahuciada.
Así que decidió cambiar de vida, dejar todo atrás, su carrera, su vida, sus amistades, y
dedicarse de lleno a su nueva vida, para qué voy a mencionar que ella se hizo gran amiga de
mi mamá y de Meredith.
-¿Estás lista?-dijo Erick entrando por la puerta de mi habitación.
-Sí. Sólo un segundo.-dije terminando de subirme el vestido
-Déjame ayudarte.-dijo entrando
-Este no va a entrar. Estoy muy panzona.
-Claro que no, casi no se te nota que estás embarazada.
-Aún.-bufé
-¿Y si se te notara qué? Cada día te ves más hermosa
-Estás obligado a decir eso.-dije por fin haciendo entrar el vestido
-Claro que no. Vámonos, nos esperan
Me tomó de la mano y bajamos las escaleras. Me puse un vestido hasta la rodilla, con tul, de
escote corazón con tirantes y sobra decirlo, negro.
Todos van vestidos de negro, como Bianca lo pidió, también nos dijo que si llorábamos se iba
a reír mucho. Y le creo.
Llegamos al cementerio, se supone que todo será sencillo y rápido. Allí están Lorianne, quien
aún llora la pérdida de Ashton, y Maica, son quienes más resaltan entre la gran multitud,
Bianca es una mujer agradable y demasiado sociable.
La ceremonia estaba por concluir cuando lo vi. No puedo creer que se atreva a venir ahora,
justo en su funeral.
Patrick.
-Sam. Lo siento.-dijo suplicante
-¿Qué haces aquí?
-Era mi esposa…
-La abandonaste en el peor momento de su vida
-Y no sabes cómo me arrepiento. De abandonarlas… pero ya estoy aquí hija
-Yo no soy tu hija.-dije con desprecio
-Sam…-dijo mi madre detrás de mí- ¿Asi que tú eres Patrick?
-¿Tú quién eres?
-Somos sus padres.-dijo mi papá llegando hacia nosotras
-¿Tus padres?
-Lárgate.-dije en seco.- Ahora
-Sam… toma.-dijo Erick entregándome sus lentes de sol. Demonios, sigo sin controlar mis
jodidos ojos.
-¿Y este quién es?
-Su esposo.-dijo Erick tomándome la mano
-¿Te casaste? ¡¿Me fui un año y te casaste?!
-Las cosas cambiaron mucho Patrick Rush.-dije dándome la vuelta y dejándolo atrás.
-Sam, sé que quizás no es el mejor momento pero tengo que decirte algo.-dijo Meredith
deteniendo mi camino a mi casa, el funeral y lo de Patrick me dejaron demasiado cansada.-
Mañana tienes ecografía.
-Woow ¿Tan pronto?
-Sam, vas a tener cuatro meses ya debería haberte hecho la primera y no lo has hecho.
-Ahí estaré
-¿Puedo ir?-dijo Erick poniéndose detrás de mi
-Claro, eres el padre.-dijo Mer con una sonrisa, mientras mis padres la miraban con cara de
querer ir.- Ustedes no, solo estaremos ellos y yo
-¿Y tú por qué?
-Soy su doctora de cabecera y quién traerá al mundo a ese bebé.-dijo Mer con cierta
prepotencia en su voz.

Y el esperado día llegó,


creo que el más emocionado con esto es Erick, no para de preguntar la hora, tenemos hora a
las once de la mañana y son recién las diez, aún hay tiempo pero como nadie puede controlar
a Erick Sanders, tendré que irme ahora.
Después de esperar casi media hora a que el ecografisca, si es que así se dice, se
desocupara y Meredith llegara, pudimos entrar.
Debo admitir que tengo nervios los cuales aumentaron al ponerme esa pasta en la pansa, ese
asqueroso gel que casi me hizo vomitar.
Después de unos diez minutos de mirar una pantalla en la que solo se veían manchas,
escuché es sonido del corazón de mi bebé, a mi parecer está demasiado alterado, en
televisión he visto estos momentos y no se supone que el corazón de mi bebé este tan
acelerado.
-¿Por qué está tan acelerado?-pregunté
-Dra. Williams ¿Ve eso?-preguntó el técnico. A lo que Meredith se acercó a la pantalla.
-Dios mío.-dijo sorprendida
-¿Mer? ¿Qué sucede?-dijo un preocupado Erick tomando fuertemente mi mano
-No tendrán un bebé.-dijo en seco
-¿Qué? ¿Entonces qué es?-dije afligida
-Dos. Son dos bebés.-dijo Mer mirándome aún más sorprendida. Erick está en shock
-¡¡¿Queeeé?!!-dije yo alterada

Y los meses fueron


pasando tan rápido que no alcancé a darme cuenta cuando ya estoy en mi último trimestre,
en el final, que miedo. Tendré dos bebés.
-Después de todo si fueron un milagro.-dije a mi pancita.
-Claro que sí.-dijo Erick entrando a mi habitación y sentándose a mi lado.- ¿Ya pensaste en
nombres?
-Pensé en que como son dos bebes, cada uno pensará en un nombre para uno, o sea que
cada uno piense en un nombre de mujer y uno para hombre
-Me parece bien.-dijo tocando mi pancita.- ¿Crees que me quieran?-yo solo sonreí
-Erick, eres su padre, claro que te quieren, es más ellos te aman. Pero no tanto como la
madre.-dije y lo besé

-Uno debe llevar mi


nombre.-dijo Salem viendo mi pancita
-Claro que no. Salem es feo. Alexandra es lindo.-dijo Alex
-No llevara ninguno de sus nombres. Si hay una niña tengo los nombres perfectos.-dije yo
tapando mi pancita.
-Con que no le pongas Eleaine…
-¡Escuche eso!-gritó mi madre desde su despacho.
Todas reímos. Claro que no. No se llamará Eleaine.
-Oh Dios mío.-dije sorprendida
-¿Sam, te hiciste pipí?-dijo Alex
-Chicas… no creo que esto sea pipí.-dije aún más sorprendida
-Rápido boba llama a Erick, no espera, llama a Meredith, Erick no nos sirve.-dijo Alex
-Tranquilas. Estoy preparada además no duele.-dije
-¿Segu…?-Interrumpí a Salem con un pequeño gritó, demonios. La primera contracción.
-¿Qué sucede?-dijo Erick entrando asustado y al ver la escena quedó paralizado.
-¡Llamen a Meredith los bebes ya vienen!-gritó Salem a quien escuchara.
-Respira lento.-dijo Meredith apenas llegó
-¡Eso intento!
-No lo intentes, hazlo
-¡Meredith te juro por el demonio que lo estoy intentando!
-Te creo, ahora lo que haremos es llevarte a la clínica…
-No…-la interrumpí.- No hay tiempo y no quiero tenerlos en la carretera.-dije ahogando otra
contracción
-Está bien, todo estará bien ¿Sí?-dijo segura.- ¡Eleaine! ¡Marion! ¡Todos! ¡Vayan a por agua y
mantas limpias!
Todos aportaron con algo, y Erick sigue congelado, pero esta vez está junto a mí, le rogué
que saliera, la verdad no quiero que me vea sufrir así, pero no hizo caso.
-Sam, cada 10 vas a pujar con todas tus fuerzas, cada vez que venga una contracción lo más
que puedas, tal vez durante otros 10 segundos con la fuerza de tu abdomen, para eso lleva
tu barbilla a tu pecho y puja como si no hubiera un mañana, quiero que estés semi sentada
para mejor rendimiento del parto.- Dijo Mer.- Papá si quieres ver esto, ármate de valor.
-Aquí voy.-dije para después gritar lo más fuerte que pude, sé que todos están fuera de mi
habitación, amontonados esperando a ver qué sucede.- ¿Has hecho esto antes?
-¿Quién crees que te trajo al mundo?-dijo Mer lo cual enserio me tranquilizó
Una hora estuve pujando, una jodida hora, sin resultados, juro que estuve a punto de
desmayarme, lo juro, pero en el último instante, un bebé lloró y luego otro y mi felicidad no
podría ser más grande.
-Felicidades tienen una parejita.-dijo Mer entregándome a mis niños. Son los bebés más
hermosos que he visto en mi vida y no lo digo porque sean mis hijos, son tan parecidos…
pero con ciertas diferencias. Ambos tienen el cabello rubio, pero sus ojos… ambos tienen los
ojos de diferentes colores, o sea ambos tienen un ojo gris y otro azul. Los tomé en mis brazos
con la ayuda de Erick, quien está sentado a mi lado en la cama admirando a estas bolas de
grasa a los llamaré hijos.
Luego de eso todos entraron a la habitación a conocer a los nuevos integrantes de la familia,
un niño y una niña Sanders.
-Necesito los nombres, para el registro familiar.-Dijo Marion
-¿Yo el de la niña y el de niño?-le pregunté a Erick y él asintió.- Se llamará como las dos
grandes mujeres que hicieron posible que esto sucediera. Kendra. Kendra Darianne.-solté
-Gracias por contarme cariño.-Dijo ofendida mi madre
-¿Otra Eleaine? ¿Enserio? Podría apostar que el segundo nombre de tu madre era Eleaine.-
dije mientras ella asintió, sé que está feliz.- Luego miré a Erick quien está totalmente
sorprendido de que le haya puesto a nuestra hija por segundo nombre el nombre de su
madre.
-¿Y el niño?-le preguntó Marion
-El primero es un nombre que siempre me ha gustado, y el segundo es... Aunque me cuesta
admitirlo, es el nombre de un gran hombre… Kaiden Paul.-dijo mirándome, todos dijeron un
“Oh” silencioso.
-Cada día tienes más puntos.-dijo mi padre sarcásticamente pero agradeciéndole con la
mirada.
-Bien ¿Qué estamos esperando?-dijo Sasha
-¿De qué hablas?-pregunté
-Cuando te casaste nos prometiste una gran fiesta. Y ya es el momento.

Capítulo 26

Han pasado dos meses desde que los gemelos nacieron, fue un tiempo prudente para
esperar a casarnos, para recuperarme, para que ellos crecieran un poco y pudiera vestirlos
como se debe.
Estos dos meses han sido un paraíso, sin preocupaciones, solo amor para los pequeños. Mi
padre insistió en que la boda y la fiesta la realizáramos en la recién terminada aldea, a la que
llamo, bastante originalmente, “Reino de la paz”.
Amo su originalidad.
Aunque Erick y yo aún no vivimos juntos por petición, más bien orden, de mi padre, tenemos
nuestra propia casa en la aldea, fue uno de los cambios que mi papá tuvo que hacer al
enterarse de la situación.
Aún no he visto mi nueva casa, la que se construyó sobre la de Erick, dijeron que sería una
sorpresa, pero ésta, ésta es un sueño, es de dos pisos, típica cabaña, es amplia, y realmente
hermosa, está ubicada entre la casa de mi padres y la de Marion con Jack, Sasha y Sky, sí
Sky, Marion decidió que ella viviría con ellos, a decir verdad fue una buena idea ya que las
peleas entre Sasha y Sky se redujeron notablemente. Pero no del todo, siguen sin soportarse.
Mi habitación, nuestra habitación, es bastante normal, aunque graaande, es muy rústica, las
paredes son de madera de roble, tiene una ventana a cada lado, las cuales tienen cortinas
rojas y doradas, la cama es tipo King size, hay un ropero pequeño, un sofá en el centro, frente
a un televisor y una mesita.
El gran vestido blanco que Sasha y las chicas me ayudaron a escoger, me pesa y debo
admitirlo, quisiera que esta parte terminara pronto solo para quitármelo ya que después, para
la fiesta tengo otro, obligada por Sasha a cómpralo, pero no saben cómo me alegro de
haberle hecho caso.
-Sam…-dijo mi padre irrumpiendo en mi habitación.
-Entra. Chicas nos dan un momento.-dije a quienes estaban en mi habitación, quienes
salieron como se los pedí
-No puedo creer que esto está sucediendo…
-Yo no puedo creer tantas cosas papá
-Ten.-dijo entregándome un hermoso anillo, el que él siempre usa, el escudo de los Carter. Es
plateado y en la superficie tiene una especie de calavera con cristales negros, es tan lindo
como el de los Dhampire.
-Pensé que solo los grandes demonios lo poseían
-Tu querida hija, eres el mejor demonio asesino que poseo
-Gracias.-dije alagada.
-Espero que después de éste día no te olvides de mi
-Papá… siempre serás mi padre.-dije abrazándolo
-Lo sé pero no quiero que te lastimen
-No podrás protegerme toda la vida. Papá… yo escogí esto, yo lo escogí a él y todos tienen
que respetar mi decisión porque es mi vida y si no me apoyan yo… no sé qué haría. Y si me
equivoco en algo espero que estén ahí para apoyarme no para reclamarme.
-¿Cuándo maduraste tanto?
-No lo sé. Yo me pregunto lo mismo.
-Ya es la hora.-Dijo Salem interrumpiendo.
-Salem… espero que no vaya a sonar la típica canción cuando entre en escena.-le hice saber,
ella sabe cuánto odio esa típica cancioncita en las bodas cuando entra la novia, y bueno se lo
digo a ella por es quién se encargó de la música.
-Tranquila. Ya tengo todo cubierto. El novio escogió la pista.-me hizo saber, ¿Erick? Sólo
espero que no sea algo tan… él.
-¿Sal?
-Dime… espera ¿No te arrepentiste, verdad?
-Claro que no. ¿Podrías traer a todas?-pedí y ella asintió saliendo a por todas.
Después de unos dos minutos de no dejar de mirarme en el espejo, es que no puedo creer
cómo me veo, el vestido es hermoso y todo y amo como me veo aunque siento que no soy
yo… hasta que llegaron todas y deje de mirarme.
-Bueno… ahm no sé cómo pedirles esto.-comencé
-¿Quieres escapar? Yo te ayudo será emocionante.-dijo Alex a lo cual la fulminé con la
mirada.- Está bien yo solo decía.
-Quiero que todas entren antes de mí, ya saben… como especie de damas de honor…
-¿Debemos cambiarnos y vestir iguales?-dijo Sasha sin ánimo
-No. Solo quiero que entren antes que yo.-dije a las guapas y elegantes mujeres de vestidos
largos frente a mí.- Pero yo escogeré las parejas de entrada.
-¿Parejas? Espera ¿Entraremos con los chicos?-preguntó Devora.
-No. Entraran de a dos entre ustedes.-les informé y les entregué una lista que confeccioné
cuando aún estaba embarazada
Salem-Alex
Sasha-Sky
Devora-Michelle
Muriel-Marion
Evangeline-Gabriella
Aria-Lissana
Lily-Resse

-Tiene que ser una broma.-reclamó Sasha. Pero mi cara le hizo saber que no lo era y que
debían acatar lo que allí decía porque éste es mi día y prometieron complacerme
-Ten.-dijo mi madre entregándome una linda tiara.- Es mi primera tiara y ahora es tuya.-dijo.
Es hermosa, es semi abierta en la parte de atrás, con terminaciones en forma de hojas y tiene
colgantes de cristal, esperen… ¿Diamantes? Joder son diamantes.- Bueno de hecho hay una
tiara para cada una. Muriel, Marion, Sasha y yo ocuparemos las tradicionales de eventos
oficiales y para las demás en la sala de trono hay una con su nombre.
-Gracias.-le dije a mi mamá abrazándola
Paso las manos por mi vestido para relajarme un poco y todas me miran con cara de “ya es la
hora”, todas salen de la habitación primero, yo bajo y me encuentro con mi padre en la puerta
de entrada de la casa, listo para llevarme al altar.

Narra Erick
Desde que me convertí en vampiro supuse que no tendría una vida anormal y me resigné a
eso, y ahora, todo es como nunca lo imaginé, tengo una familia, mi propia familia, tengo dos
hijos hermosos con la mujer que más amo en el mundo y hoy me caso oficialmente con ella.
Siento que éste día sería mucho más feliz si tuviera a mi madre conmigo, su sueño era
vernos a Reese y a mí en este momento y jamás lo hará. Pero sé quién podrá sustituirla bien.
-¿Puedo hablar contigo un momento?-le dije a la bella mujer de vestido color sangre frente a
mí.
-Dime.-dijo con serenidad Eleaine
-¿Quisieras… ya sabes…?
-Nada me haría más feliz.-dijo entendiendo lo que quiero decir.- Nada me haría más feliz que
llevar a mi hijo al altar.-dijo tomándome del brazo.- Porque eso eres para mí, desde el
momento en que te convertí, eres el hijo varón que jamás tuve.
-Gracias.-le hice saber y la abracé
-Pues ya es hora. La novia está lista.-dijo llevándome a la puerta.
Y comenzamos nuestro camino hasta el altar dónde nos espera Azael, con Eleaine de mi
brazo, guiándome feliz y con una sonrisa imborrable.
Todas las miradas están fijas en nosotros, fue una sorpresa que yo le pidiera esto a Eleaine,
podría habérselo pedido a mi hermana pero ella no se prestaría para esto, además odia este
tipo de cosas, si hoy está aquí es por el hecho de que Eleaine se lo pidió amablemente. Y
cuando digo amablemente lo digo sarcásticamente.
Llegamos al altar, me dio un beso en la mejilla y me dejó allí, esperando a por Samantha. Y
entonces… la vi. En la entrada, esperando el momento justo, perfectamente hermosa y
radiante.


Narra Samantha
Mi madre llevó a Erick al altar lo cual me parece adorablemente tierno.
Sujeto fuertemente el brazo de mi padre para no resbalar y comenzamos a caminar, ya sé a
lo que Salem se refería con que Erick se encargó de la música, y no se equivocó.
A penas puse un pie en la entrada, la banda comenzó a tocar Wait for me de theory of a
deadman, una canción realmente hermosa.
Entramos a paso lento, con las chicas por delante de nosotros, cada una ocupó su lugar en
las bancas y Salem, Alex, Scott y Josh junto a Erick en el altar, ya que son nuestros padrinos.
Cuando llegamos al altar mi padre tomó mi mano y se la entregó a Erick susurrándole un
“Más te vale cuidarla” al oído. Claro que lo haría.
Erick tomó mi mano y me miró de una forma que conozco perfectamente.
Mis padres tienen en sus brazos a los gemelos, quienes se ven demasiado adorables, sobre
todo la pequeña Kendra con su vestidito color púrpura.
El lugar está adornado al más puro estilo Sasha, es entre moderno y antiguo, pero la verdad
no puedo reclamar porque todo está perfectamente bello, no habría podido hacer algo mejor
ni aunque lo hubiera intentado.
-Queridos hermanos hoy estamos aquí reunidos para presenciar la unión de Samantha
Eleaine Carter Dhampire y Erick Dmitri Sanders Witherspoon en una sola persona.-dijo Azael
atrayendo la atención de todos.- ¿Samantha, aceptas a éste hombre como tú legitimo esposo,
Jurando amor eterno y fidelidad ante todo obstáculo?
-Acepto.
-¿Erick, aceptas a ésta mujer como tú legitima esposa, Jurando amor eterno y fidelidad ante
todo obstáculo?
-Acepto
-Momento de los anillos.-dijo ésta vez y apareció Scott con las dos argollas plateadas que
fueron el regalo de mi padre.
-Con este anillo te desposo prometiéndote absoluta fidelidad y amor por el resto de nuestras
vidas, juro protegerte y estar ahí en la salud y en enfermedad. Hasta que la muerte nos
separe.-dijo Erick poniendo el bello anillo en mi dedo.
-Con este anillo te desposo a ti Erick Sanders prometiéndote amarte y serte fiel por el resto de
nuestras vidas, prometo estar ahí en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos
separe.-dije ésta vez yo poniéndole el anillo
-Pues bien. Lo que yo he unido que no lo separe el hombre. Puedes besar a la novia.-dijo
Azael a Erick.
Y vaya que Erick le hizo caso, me besó, pero de una forma seductoramente enamorada,
como aquellos besos que sólo nos damos cuando estamos solos, y nada más importó,
porque todo lo que quiero está aquí, en este momento, en éste lugar, mi familia, el hombre
que amo y mis bebés… mi pequeños hijos. Pienso soltando una lágrima.

Después de la ceremonia,
la escenografía cambió radicalmente, ésta vez el lugar está cubierto de mesas y sillas,
además de una pista de baile, no me dí cuenta porque entré a la casa a cambiarme de
vestido, me puse el simple y poco llamativo vestido que Sasha me ayudó a escoger para la
fiesta. Es apegado al cuerpo, sin mangas, pero con encaje en la parte superior del busto, con
una cintita diminuta en la cintura y completamente blanco perla, como el anterior.
-Hora del primer baile.-anunció Salem en el micrófono de la banda.- La primera canción fue
un pedido especial del novio para la novia.
Yo miré a Erick sorprendida ¿Otra canción? Pero ésta no era cualquier canción, es nuestra
canción, comenzó a sonar rule the world de take that, la primera canción que bailamos juntos
y en España.
Me tomó de la mano y me llevó a la pista donde nos convertimos en uno solo, no es novedad
que no soy buena en el baile, o al menos en los lentos pero ésta canción me transforma.
Comenzamos a bailar lentamente hasta que la canción acabó y yo me hundí en su pecho,
luego nos besamos y mi padre pidió bailar conmigo, su excusa fue que es lo normal en las
bodas, que el padre baile con la hija.

- Tú pusiste mis mundo


patas arriba.-Comenzó Erick en la tarima, quitándole el micrófono al vocalista de la banda.
Cierra los ojos y cuando vuelve a abrirlos están llenos con el brillo de la emoción del
momento.- Mi mundo era quizás no tan ordenado, ni calmado, ni mucho menos controlado,
pero de repente tu llegaste a mi vida con tus comentarios inteligentes, tu inocencia, belleza y
temeridad y todo lo que había antes de ti empezó a parecer aburrido, vacío, mediocre...y me
enamoré pero no de esos enamoramientos de novelas, porque lo que siento es real. Eres la
luz que ilumina todo mi mundo Sam sin ti solo soy oscuridad y fantasmas que me persiguen
hasta el final. Te necesito… Te necesito más que a nada en mi mundo.-Sus palabras hacen
que saladas gotas salgan de mis ojos arruinando el maquillaje pero no importa, estoy feliz.- Te
amo. y prometo hacerte feliz por siempre.
-Me toca.-dije cuando él se sentó a mi lado.- ¿Alguien podría explicarme porque es tan
jodidamente perfecto? En serio. Porque no puedo entenderlo. No llega a entrarme en la
cabeza toda su perfección. Siento que la primera vez que lo vi me enamore de él, porque
solo bastó una mirada para saber que jamás me dejaría. Déjame decirte 'esposo'.-dije
haciendo énfasis en la última palabra.- Que amo tu forma de reír, tu forma de caminar, como
revoleas los ojos, ese gesto extraño que haces con la boca cuando estás enojado, tu
terquedad, todo tu.-Le dije mirándolo.- Siempre habrá alguien que aunque no quieras será tu
debilidad. Si te sonríe tú sonreirás. Si te habla tu responderás y si te necesita tu estarás ahí
para él o ella, siempre. Te amo Erick Sanders y eres lo mejor que me pasó en la vida.
Luego me senté a su lado con los ojos llorosos y lo besé.
-Ya que estamos en esto…-dijo mi madre subiendo a la tarima.- El amor no puede ser
forzado, el amor no puede ser manipulado. ¿Saben quién lo dijo? Pearl S. Bucks y tenía toda
la razón. Soy testigo de las vidas de estas dos increíbles personas. Una, mi querida hija a
quién amo con toda el alma y otra, uno de mi más fieles amigos a quien considero como un
hijo. A pesar de que se casaron a escondidas quiero que sepan que tienen todo mi apoyo y el
camino que emprendieron el día en que se casaron es un largo y difícil camino. Un
matrimonio. Gemelos. Rivalidades. Peleas. Angustia. Sangre y sobre todo amor. Esos serán
sus más difíciles obstáculos pero confío en que serán lo suficientemente inteligentes para
vencerlos.... Les deseo toda la felicidad del mundo y sepan que siempre estoy ahí para
ustedes.
-Bueno, ya que…-dijo Salem en el micrófono.- Desde que lo conoció ella lo miraba como un
ciego miraría al mundo por primera vez. Y creo que con eso lo digo todo ¿no? desde el
momento en que, debo decirlo... hice que estuvieran juntos en un mismo lugar.-Dijo haciendo
énfasis en qué lugar y momento la fulminé con la mirada.- Si Sam, fue mi idea. Desde aquel
momento me di cuenta que estaban hechos el uno para el otro, ambos son igual de tercos
cabeza dura e insoportables. Lo que intento decir es que tal vez, solo tal vez el destino esta
vez no se equivocó. Los quiero mucho.
-Creo que me toca.-dijo Alex.- Me di cuenta que estaban enamorados por que se notaba en la
manera en que se miraban entre sí como si tuvieran el secreto más maravilloso del mundo
entre ellos. Aunque así era claro está.-Dijo y todos rieron cómplices.- Pero saben a lo que me
refiero. Cada vez que Sam está...o estaba en peligro veía como Erick se echaba a correr
como un animal en plena caza. Era malditamente rápido. Pero no 'rápido veloz'. La clase de
rápido inhumano. Era como un maldito flash. Lo cual después entendí.-Reflexionó.- Lo que
quiero decir es, que aunque no me agradas mucho.-Le dijo a Erick.- Sé que la vas a cuidar
bien y déjame decirte que más te vale no la lastimes porque si mal no recuerdo ya soy un
vampiro. Aunque prefiero que me digan “Candente criatura que bebe sangre”
-Bueno ya que todos están sentimentales hoy…-Dijo mi padre poniéndose en pie.- No voy a
parame en frente de un micrófono si todos pueden escucharme.-dijo refiriéndose a que casi
todos aquí somos sobrenaturales.- Mira muchacho, creo que las cosas te las he dejado lo
suficientemente claras, no me agradas y no sé qué es lo vió mi hija en ti pero sé que te ama y
también sé que tú la amas, lo cual me deja completamente tranquilo, y cómo le dije una vez a
Sam, más te vale que te quedes para siempre con ella ya que sino sufrirás demasiado hijo.-
dijo para finalizar.
Debo confesar que esperaba que mi padre dijera algo así incluso me esperaba algo peor
como amenazas de muerte o algo así, pero se moderó así que todo bien.

Después de un rato el ritmo


de la música cambió completamente, lo cual hace notar que quién se encargó de la música
fue Salem, necesitaba escapar de todo el bullicio y me alejé un poco con mis niños en brazos.
-Saben, hoy es el día más feliz de mi vida, después de su nacimiento.-les dije en voz bajita,
para que solo ellos escucharan.
-Ellos lo saben.-dijo Erick tomándome por la cintura para después tomar a Kendra en brazos.
-¿Juntos?-comencé
-Siempre.-respondió él
-Acabas de arruinar una frase épica.-reclamé
-¿Por…?
-Siempre es solo una palabra que no contempla completamente el verdadero significado de
eternidad.-le informé.
-Entonces… ¿Juntos?
-Por la eternidad.-respondí y él me besó, con nuestros hijos en medio. Woow, nuestros hijos.
Acabo de cumplir dieciocho años y ya estoy casada y con gemelos. La verdad no me
arrepiento de nada. Volvería a hacer lo mismo mil veces más, y más ahora que sé que nada
podrá romper mi felicidad, nada puede hacernos daño si estamos juntos.- Te amo

Fin
Epilogo
DeadKing, 17 años después

Un diminuto rayo de luz entra por entre las cortinas de mi habitación, la exquisita luz del sol
me deja ver que hoy es un día hermoso, además de un día especial, muuuy especial, hoy
hace diecisiete años nacieron mis gemelos. Hoy sus vidas cambiarán completamente, vaya
que sé de eso.
-Buenos días bella durmiente.-dijo Erick despertándose a mi lado
-La bella durmiente no despertó así.-dije refiriéndome a mi cabello todo esponjado.
-Apuesto a que no era tan hermosa
-Casi dieciocho años con lo mismo. No cambias.-dije levantándome de la cama.- Debemos
darnos prisa.
-Aún hay tiempo ven aquí.-dijo abriendo sus brazos.- Solo un rato más.
-Hoy no Erick, hoy es importante y lo sabes
El asintió y se levantó de la gran cama en nuestra habitación, entro a la ducha y luego escojo
la ropa que usaré antes de la ceremonia, unos jeans azules, una blusa negra y una chaqueta
a juego de cuero con unos tacones negros cerrados, toda una madre. Odio esto.
-¿Alguien sabe dónde está Kendra?-pregunté al salir de la habitación. No hubo respuesta.-
¿Cariño?-dije entrando en su oscura habitación
-No quiero.-dijo entre dormida
-Debes levantarte nos esperan en el castillo.-insistí. Siempre que intento levantarla no me
resulta, hasta con Keyra es más fácil. ¿No les he contado, verdad? Cuando los gemelos
tenían cinco años quedé embarazada otra vez y fue una niña, a la que llamamos Keyra
Sasha.
-No quiero.
-Kendra. Voy a hablarte solo una vez más. Levántate.
Y ella lo hizo de mala gana, a nadie le gusta verme enojada, y aunque la verdad no pretendo
enojarme con ella ni con nadie hoy, disfruto haciéndoselo creer.
-¿Mamá?-me llamó antes de salir de la habitación.
-Dime
-Después de ésta noche ¿Todo estará bien?
-Desearía poder decirlo cariño.-dije sentándome a su lado en la cama.- desearía poder decirte
que no habrá dolor, que jamás ansiaras, pero lo harás, y eso será lo peor por lo que tengas
que pasar, pero podrás vivir, ser quién quieras, ser tú misma, y debes recordar que siempre
estaremos ahí si nos necesitas.
-Tengo miedo.-dijo con una lágrima
-Es normal ¿Crees que yo no lo tenía? Estaba aterrada pero ¿Sabes lo que me ayudo?-ella
negó.- Todos a los que amaba estaban ahí y entonces ya no sentí miedo
-¿Y si algo pasa? Además tú a mi edad ya tenías a papá.-Yo sonreí
-No pasará nada cariño. Tranquila.-la tranquilicé.- Ahora mi súper top model arréglate porque
mi madre nos espera en el castillo para darte tu hermoso vestido.
-¿Y Kaiden?
-No lo sé. Ahora iré a ver qué sucede con él.
Me levanté de la cama y Salí por la puerta a la habitación de Kaiden pero me sorprendí al ver
que ya no estaba allí, extendí mi audición y lo encontré, en la sala de juegos con Erick, es que
no cambian.
-¿Nos vamos?-dije entrando a la habitación y viendo a los dos guapos chicos sentados en el
futón azul. A veces me sorprendo de lo parecidos que son.
-Lo siento pero el chico necesitaba desestresarse.-explicó Erick
-Si tú lo dices.-bufé

-Tengo una duda.-le dije a


mi madre
-¿Qué sucede?
-¿Qué anillo debo entregarle a los chicos? ¿Carter? ¿Dhampire? ¿Ambos?
-La verdad, creo que ambos, son de ambos linajes y los Sanders no tienen uno así que
supongo que sí.
-Genial porque mandé a hacer ambos.
-Ya estoy lista.-dijo Kendra bajando las escaleras con el mismo vestido rojo que yo usé hace
más de dieciocho años atrás.
-Te ves hermosa.-dijo Erick al recibirla al pie de la escalera. Esto me trae tantos recuerdos.
Emprendimos el viaje hasta el templo de conversión, está igual a como lo recordaba,
adornado igual como lo estaba para mi cumpleaños diecisiete.
Entramos y dejamos a los gemelos en el altar rodeado de sangre. Puedo leer la expresión de
miedo en el rostro de Kendra, Kaiden está relajado, siempre soñó con este día, siempre lo
ilusionó el volverse un vampiro.
-Queridos hermanos.-comenzó Azael.- Hoy presenciaremos un evento especial, el cual no se
da todos los días. Kendra tú vas primero.
-Mi nombre es Kendra Darianne Sanders Carter, heredera…-se congeló y me miró. Solo
ruego para que recuerde lo que le pedí sobre su alma.- Heredera en segundo grado de
ambos imperios de oscuridad, reclamo mi lugar en este mundo y prometo hacer la voluntad
de la naturaleza. Ofrezco mis dones otorgados al bien y prometo jamás hacer el mal.
-Mi nombre es Kaiden Paul Sanders Carter.- comenzó Kai bastante confiado.- Heredero en
segundo grado de ambos imperios de oscuridad, reclamo mi lugar en este mundo, prometo
hacer la voluntad de la naturaleza y ofrezco los dones que se me sean otorgados al bien. Y
prometo jamás hacer el mal.
-Tienes dos hijos maravillosos.-dijo Marion en mi oído a lo que yo asentí.
La luna está en su punto más alto, a diferencia de mi conversión, ésta noche hay una luna
llena enorme y radiante, por lo que recuerdo la última luna que vi así fue la noche en que
Ashton murió. Pero hoy no hay preocupaciones ya que Sky desde hace años controla a su
lobo.
He temido este día por tanto años que ya no recuerdo bien a qué le temo, se supone que ya
no hay peligros y se supone que debemos tener una vida plena y feliz pero no dejo de tener
esa sensación de que esto aún no ha terminado.
Una vez la reina Kendra me dijo que aquella era solo una batalla y que la guerra aún no había
comenzado, creo que es a eso a lo que le temo. Pero no sé realmente qué es lo que temo.
Una luz blanca cegante iluminó el lugar por completo haciendo ascender a los gemelos y
luego descender. Bastante parecido a lo que ocurrió conmigo.
Al disiparse la luz se puede ver que ambos están frente a frente y ruego por que sigan siendo
mis hijos, a quienes yo crié.
-¿Kendra? ¿Kaiden?-los llamó Azael
Se ven algo confundidos y ahora es donde se supone que entramos nosotros. Tomo la gran
copa de cristal de mi derecha, llena con el espeso líquido que me da nauseas, Erick toma la
de la izquierda, yo le entrego la copa a Kendra y él a Kaiden, quienes beben rápidamente la
sangre que la copa contiene, como si no hubiere un mañana.
Los comprendo, la sed de sangre es mayor. Y es solo el principio.
Saco de la manga de mí vestido dos cajitas, le entrego una Kaiden y una a Kendra, en ellas
están los anillos que deben usar por el resto de sus vidas, los anillos que los distinguen del
resto de los sobrenaturales, los anillos que identifican su sangre y su linaje.
Ahora mis hijos llevan los mismos anillos que yo, que mi padre, que mi madre, que mi familia.
Con Erick volvemos a nuestros lugares fuera del circulo de sangre, junto a la pequeña e
impresionada Keyra, quién presta atención a cada detalle de lo que ocurre en todo momento.
Sin lugar a dudas todos mis pequeños son idénticos a su padre porque de mí no sacaron
nada, ni siquiera un rasgo físico, son idénticos en todo a Erick, bueno puede que Kendra haya
sacado algo de mi mal carácter y Kaiden algo de lo bueno en mí, lo cual es poco pero aun así
cuenta.
De pronto todos se mantienen alerta, un extraño olor aparece de la nada, huele como a
sangre y rosas… es conocido, pero no logro identificar de quién desprende.
Hasta que recuerdo la última vez que olí aquella fragancia, fue hace dieciocho años atrás en
el cementerio, en aquella batalla que casi nos cuesta la vida. Y ahora lo sé aunque sigo sin
estar segura.
-¡Hola familia!-exclama extasiado aquel hombre que carbonicé hace tantos años atrás.
Joshua está de regreso.

Documentos adicionales Parte 1


Mala Sangre
“La historia de los Carter”

Italia 1517
En estos momentos está tomando el poder sobre los demonios Paul Anttonie Carter,
heredado por nada más y nada menos que de su padre, a quienes todos llaman Satanás.
Su hermano Joshua August Carter está a su derecha, quién es su mano derecha, su mejor
amigo y su confidente. Al lado izquierdo se encuentra su hermana menor Muriel Amara
Carter, hija de la gran bruja Mara, dueña del libro oscuro.
Hoy es un día especial para los Carter, especialmente para Paul, hoy se convierte en rey, rey
de los demonios, y jura ante la luna que protegerá su raza con todas sus fuerzas, sobre todo
ante ángeles y vampiros, sus enemigos mortales.
-Felicidades hermano.-le dice Joshua a Paul abrazándolo
-Gracias hermano.-responde éste devolviéndole el abrazo
-No hay nadie mejor para reinar sobre nosotros.-añade Joshua
-No seas adulador hermano.-dice Muriel a Joshua. Acercándose a abrazar a su hermano
mayor, ahora rey.
La muerte del padre de los Carter fue repentina, de un día para otro. Un ángel, un desterrado
lo asesinó para volver a obtener sus alas. Fue un golpe duró no solo para sus hijos sino
también para todos los demonios, no porque lo amaran, sino porque él era quién los mantenía
a salvo, ellos no son capaces de amar a nadie más que no sean ellos mismos.
Paul tiene ciento dos años, es el mayor entre sus tres hermanos reales, y digo reales porque
como es bien sabido Satanás tiene cientos de hijos por el mundo. Pero éstos tres son
especiales. Paul y Joshua son hijos de una demonio poderosísima, quién creó el infierno y el
mal junto con Satanás, Azerelle.
Y Muriel es hija de Satanás con Mara, quién es la bruja más poderosa de todos los tiempos.
Y los otros hijos de Satanás son con humanos, claro que son especiales pero no tan
importantes como Paul, Joshua y Muriel, los otros no tienen ningún derecho de optar al trono
ni tener autoridad sobre los otros demonios

Italia 1600
-Quiero que crees un ejército lo suficientemente fuerte para derrotar un imperio.-dijo Paul a su
hermano Joshua
-¿Para qué?-respondió éste intrigado
-Eh oído que habrá un cambio en el trono de los vampiros.-le informó Paul
-¿Cómo sabes eso?
-Soy el rey del infierno. Sé muchas cosas.-respondió Paul con cierta prepotencia en su voz
Paul siempre está atento de los que sucede en los otros reinos, siempre buscando peleas y
guerras, y su hermano Joshua siempre está ahí, es la voz de su conciencia.
Se podría decir Joshua es el único que posee una conciencia en esta familia.
-Hermano.-interrumpió Muriel a Paul mientras este condenaba a un forastero
-Estoy ocupado.-le dijo Paul a hermosa mujer rubia vestida con un largo vestido negro.
-Es urgente.-volvió a intentar Muriel.- Es sobre los vampiros
Paul se giró rápidamente hasta su hermana y la condujo hasta el trono dorado, donde solían
conversar a gusto.
-¿Qué noticias traes hermana?
-La reyes han sido asesinados.-dijo la rubia.- Pensarán que fuimos nosotros
-Advierte a Joshua. Tenemos que estar preparados.-mandó Paul.
-Él ya está listo. Solo está esperando órdenes.-respondió la hermana
-Bien, pues primero manda informantes. Quiero saber todo lo que ocurra.-volvió a mandar
Paul.
Muriel salió por dónde mismo entró y Paul siguió con su trabajo, siguió dictando la sentencia
de aquel pobre ser humano pecador.
-Bueno, querido Zarphaul tendré algo de clemencia contigo.-advirtió Paul al forastero.-
¿Quieres seguir con vida?
El forastero asintió y Paul le ordenó volver a subir a la tierra e investigar todo lo posible de
todos los reinos sobrenaturales, empezando por los vampiros.
Paul ha estado sin comunicación con su hermano por varios meses, sin tener noticias de él,
teme que pueda estar muerto.
De repente entra Muriel a la sala de trono donde se encuentra Paul.
-¡Hermano! ¡Hermano!-entró gritando
-¡Muriel! ¿Qué sucede?
-Ha vuelto hermano. Nuestro hermano ha vuelto.
-¿Qué? ¿Cuándo? ¿Dónde está?
-Acaba de lle…
-Aquí estoy hermano.-interrumpe Joshua entrando a la sala de trono.
-¡Hermano! ¡Oh cuanto te extrañé! - exclamó Paul abrazando a su hermano.
-¡Tengo tantas cosas que contarte hermano!-dice Joshua a Paul emocionado
Los tres se quedaron ahí, en la sala de tronos por un lago tiempo, hablando de todo lo que
había sucedido, por ambas partes, Joshua le contó a Paul que había estado en Inglaterra y
que se había enamorado, enojado Paul le responde:
-¿Eres estúpido? El amor no es para criaturas como nosotros. Está sobre valorado. Es una
simple ilusión y nada más.
-Lo dices porque jamás te has enamorado hermano pero debes saber que no es como lo
dices.
-Lo que tú digas Joshua, lo que tú digas.-respondió indignado Paul

Inglaterra 1648
Paul hace un viaje de negocios a Inglaterra, estaba previsto para unos cuantos días, pero
terminó quedándose un laaargo tiempo.
Un día Paul estaba en un pequeño pueblito cerca de Cambridge sentado bajo la sombra de
un sauce esperando a su hermana, quién estaba comprando unos vestidos.
De un minuto a otro se le acerca una chica rubia, bastante guapa.
-Hola.- le dijo la chica extraña
-Hola.- respondió éste indiferente
-¿Cuál es tu nombre?- dijo preguntó la chica
-Paul…Paul Carter, ¿por qué?- respondió
-Curiosidad, mi nombre es Meredith Williams
-Un gusto conocerte Meredith.-dijo él, para luego dirigir la mirada hacia donde estaba otra
chica. Una chica diferente. Castaña, piel semejante a una perla y demasiado guapa.- Tú
amiga… ¿Cuál es su nombre?
-Lo sabía.- dijo Meredith.- Su nombre es Eleaine ¿quieres que te la presente?
-Por favor.- dijo con mirada seductora hacia la chica parada frente a él.
Meredith comenzó a agitar las manos en dirección a la chica, Eleaine, haciéndole señas para
que fuera hacia ella, así lo hizo.
Paul siempre fue un mujeriego a morir, todos sabían lo que él creía saber sobre las mujeres.
Pero esta vez se llevó una sorpresa, él sabía que la chica no era humana, pero tampoco
distinguía su naturaleza.
Pasaron las semanas y Eleaine y Paul se siguieron viendo, a escondidas. Tenían el apoyo de
Marion, la hermana de Eleaine y de Meredith, la única en desacuerdo con la relación era
Blake.
Acontecía una bella noche de invierno, todo estaba preparado, Paul y Eleaine tendrían esta
noche para ellos solos, sin nadie, sin prejuicios, sin rivalidades, solo amor, puro y buen amor.
Aquella noche fue única. Su primera noche juntos.
Pero aquella noche no fue del todo perfecta, Se confesaron su verdadera naturaleza. Al
enterarse quienes realmente eran quisieron separarse, distanciarse, pero fue inútil. Juntos
decidieron mantenerlo oculto y sin mencionar quienes eran, como al principio.
Todo cambió desde entonces, no sólo por el hecho de que naturalmente eran enemigos, sino
porque, Paul se enteró de algo, algo que debería haberlo cambiado todo, pero sin embargo
no cambió nada.
Eleaine era la chica de la que Joshua se había enamorado hace unos años en su viaje a
Inglaterra, y en la memoria de Joshua aún están presentes las palabras de su hermano, “El
amor no es para criaturas como nosotros. Está sobre valorado. Es una simple ilusión y nada
más.” ¿Adivina quién no tomó en cuenta su opinión?
Desde que Joshua se enteró no volvió a hablarle a su hermano.
Dentro de Joshua aún hay esperanza, de que Eleaine se dé cuenta de quién realmente es su
hermano, un prepotente, asesino y sin conciencia, mantiene las esperanzas de que ella lo
escoja.
Mientras tanto Muriel es neutra en la pelea de sus hermanos, ella solo sabe que los ama a los
dos por igual, y si bien, intenta no meterse en medio, sale perjudicada, sus dos hermanos se
enfadan con ella.
Hasta el momento ambos hermanos viven bajo el mismo techo.

Inglaterra 1698
Ya son cincuenta años desde que Paul y Eleaine se ven a escondidas, sin descanso, siempre
están juntos, Paul ha cambiado completamente, ya no es la criatura más malvada del mundo,
ahora es… diferente.
Encontró el amor.
Acontece una bella noche en Cambridge, Inglaterra. Eleaine y Paul han quedado para una de
sus citas clandestinas. Ya es la hora de las brujas (00:00 am) y no hay rastro de la bella chica.
De repente, de la nada aparece una chica rubia acercándose a Paul, Meredith.
Paul comprende inmediatamente que algo sucedió.
-No pueden seguirse viendo.-dice la rubia
-¿Qué? ¿Por qué?-responde alterado Paul
-Yo…yo no puedo decirlo.-dice cabiz baja la rubia
-Meredith. Dime lo que sucede.
-Ven conmigo.- lo invita la rubia
Meredith llevó a Paul hasta el castillo del reino vampiro, bien nombrado DeadKing.
Paul se sorprende, no sabe lo que sucede, hasta que entra y ve a una demacrada Eleaine en
uno de los antiguas sofás de cuero fino en el salón principal.
-¿Qué sucede? ¿Qué ha pasado?-pregunta Paul a Eleaine impresionado al verla así.
-Paul…-comienza Eleaine entre sollozos.- Esto no debió haber sucedido. Jamás. Es nuestro
fin.
-¿De qué hablas?
-Estoy embarazada.-dijo casi sin voz Eleaine. Paul quedó demasiado impresionado,
paralizado, en estado de shock. Jamás pensó que escucharía eso en su vida. Si bien es, o
era, algo mujeriego siempre fue cuidadoso.
-Imposible.-dijo en seco el chico
Paul comprendió la situación, lo peligroso de la situación, si los ancianos se enteran los
matarán y al bebé.
El palacio de Eleaine está encantado desde el principio de los tiempos, hay una capa sobre
él, dentro de éste los ancianos no tenían control. Decidieron que mientras estuviera
embarazada no saldría de allí y no hablaría con nadie.
Todo estaba bien, todo iba bien hasta el momento. Hasta que un día, Blake, la mejor amiga
súcubo de Eleaine la fue a visitar y se encontró con la sorpresa.
Blake se volvió loca, loca de rabia y loca de celos. Sí, Blake estaba enamorada del chico
demonio.
Y ella no dejaría que fuesen felices. Jamás.
Así que la morena fue hasta donde Joshua, lo buscó por todas partes, hasta que lo encontró y
le contó todo lo que sucedía. Éste lleno de rabia por la traición de su hermano y sabiendo que
después de esto Eleaine ya había hecho su elección, decide recurrir a los ancianos.
Su plan dio resultado, los ancianos dictaron sentencia, pero no la que él quería.
Dictaron muerte para la criatura cuando naciera, y lo que Joshua quería era muerte para su
hermano.
Después de todo el amor que sintió por su hermano, por Eleaine, quiso destruir sus vidas y se
convirtió en el más despreciable y sanguinario ser que haya pisado la tierra alguna vez,
igualando o incluso yendo más allá de la maldad de su padre. Más malvado que el mismísimo
Satanás.
El nacimiento de la criatura aconteció durante una luna sangrienta, Aquella noche estaban tan
asustados como nunca. Entonces llego Meredith.
-Tengo una idea.-dijo
-¿Cuál?- respondió la muchacha tendida en la cama con el bebé en sus brazos inquieta y
asustada
-Hay que hechizar a la bebé, así será indetectable.-respondió ésta tranquila y bastante segura
-Pero no conocemos ninguna bruja.-dijo Eleaine
-Iré por una no te preocupes, nada le pasará a la bebé.-dijo Meredith
-Meredith.- la detuvo Eleaine antes que saliera de la habitación
-Dime.-dijo volteándose a ella
-Gracias.-corrió Eleaine hacia ella y la abrazó. Luego de eso ella se fue.
Tres horas más tarde Meredith volvió, esta vez no veía sola una mujer la acompañaba, la
mujer era rubia, de piel morena, de estatura mediana y guapa.
-Su nombre es Evangeline Paxton, es una bruja solitaria que conocí hace unos siglos atrás
en Rusia.-dijo Meredith.- Es la guardiana del libro oscuro
-Un gusto Evangeline.-dijo Eleaine tratado de ser cortés.- ¿El libro de la primera bruja? ¿Su
grimorio?
-Exacto.-dijo asintiendo.- Lo mismo digo Eleaine, tranquila no soy como las demás, yo no
traiciono.-dijo Evangeline mirándola y luego mirando hacia Meredith.- Meredith lo sabe bien
-Si Meredith te trajo aquí entonces confío en ti, haz que mi pequeña hija viva por favor.-dijo
Eleaine casi en suplica
-Solo hay una forma pero no sé si les va a gustar.-dijo mirándonos a Paul y a la chica
-Podrías decírnosla y nosotros decidiremos.-dijo Paul
-Dormirla. Por siglos. Hasta que todo este asunto esté olvidado.-dijo
-¿Dormirla? ¿Eso es posible?- dijo Paul
-Con magia todo es posible querido Paul.-dijo Evangeline con una leve sonrisa en su rostro.-
Y además poner un velo de oscuridad sobre ustedes, eso es algo más difícil pero no
imposible
-Hazlo.-dijo Eleaine sin pensarlo dos veces
Evangeline tomó a la criatura en sus brazos y le sacó sangre de uno de sus pequeños
bracitos. Entonces comenzó a recitar su hechizo. Luces verdes atravesaron la a habitación de
lado a lado, cegándonos. Cuando terminó entregó la bebé a sus padres. Quienes la llamaron
Samantha Eleaine. Y así nació Samantha Eleaine Carter Dhampire.
-Debes llevarla al mundo humano, y dejarla dormir en un recinto encantado hasta que lo
estimes conveniente. Cuando creas que ya es hora, debes buscarme.-dijo dándose vuelta
para retirarse.- Ah. Y debes dejarla bajo la protección de uno de tus súbditos. En el que más
confianza.-concluyó
-Gracias Evangeline.-dijo Eleaine ahora un poco más aliviada
Hicieron exactamente lo que ella dijo.
Desde entonces la vida de Paul, Eleaine, su bebé y por lo tanto también Joshua se convirtió
en un infierno. Literalmente.
Cada vez que Joshua tenía oportunidad le mandaba un desagradable mensaje amenazando
tanto a ellos como a la bebé.
Juró que la encontraría y cuando lo hiciera la mataría pero primero le quitaría sus poderes y
sería la criatura más poderosa del mundo.
La bebé sin duda será poderosa, no hay duda de ello, es hija de rey demonio y reina vampiro,
seres completamente impresionantes en cuando a poder se trata. Esa criatura sin duda
cambiaría todo.

Documentos adicionales parte 2


Vereda de Memoria
“Conversación perdida de Samantha
y Erick: Cómo me convertí en
vampiro”

-¿Cómo fue? –pregunté a Erick sentándome en el sofá frente a la chimenea con un frasco de
mantequilla de maní en una mano y una cuchara en otra. –¿Cómo te convertiste en
vampiro? Es algo de lo jamás hemos hablado y si vamos a ser una… ¿pareja? No hay que
tener secretos, ni guardarnos nada.
Me miró de reojo y bajó la cabeza sin mover un músculo de dónde estaba, de espaldas a la
pared a un lado de la chimenea.
-Pues morí. –dijo sin expresión alguna. –Fue igual que con cualquier otro vampiro.
-Hablo en serio.
-Yo también.
Se movió de su lugar y se sentó en el sofá a mi lado, frente a la gran chimenea ardiente.
-Tenía sólo diecinueve años y me creía el dueño del mundo. –comenzó mirando el fuego. –
De hecho ni siquiera puedo decir que cuando era humano era una buena persona, porque no
lo era.
-No me estás diciendo nada, Erick.
-Eso intento, pero si me interrumpes no puedo. –reclamó. –Tenía todo lo que necesitaba para
ser feliz, sabes, aunque no tenía grandes riquezas, mi familia era una familia humilde,
vivíamos de nuestro trabajo como comerciantes. –arqueó su boca en una leve sonrisa. –Mi
madre solía hacer las mejores telas de la región. –Río por lo bajo. –Pero como típico
adolescente, siempre quise más.
Pude ver un reflejo de tristeza en sus ojos que no me miran directamente.
-Comencé a andar con gente peligrosa y en aquellos tiempos no tenía a nadie a quién seguir
o quién me guiara. –continuó. –Mi padre siempre me ignoraba, mi madre siempre ocupada y
mi hermana… ella estaba comprometida y a punto de casarse.
-Espera… -lo interrumpí.- ¿Reese estaba comprometida? ¿La misma Reese que acabo de
conocer hace un par de horas?
Asintió.
-Eso es casi imposible de creer.
-Eran tiempos diferentes y nosotros éramos diferentes, también.-pasó su mano izquierda
suavemente por su cabello desprendiendo un leve olor a limón fresco <<su champú>>
pensé.- Un día con mi grupo de “amigos”-dijo enfatizando la última palaba con sus dedos.-
Bebimos demasiado y todo se nos salió de control, mi padre detestaba mi estilo de vida, yo
era una vergüenza para él, para la familia… se suponía que yo debía ser quien llevara a la
familia al siguiente nivel, ya sabes, mi padre esperaba grandeza de mi parte. Esa noche él
salió a buscarme, todos estábamos ebrios, él llegó demasiado prepotente hasta donde
nosotros estábamos, y a Jaxon, el líder de nuestro grupo no le gustó para nada.
Me miró fijamente a los ojos, puedo notar cierta serenidad en él pero a la vez siento que aún
al pasar los años hay cierto pesar sobre él.
-¿Lo asesinó verdad?-solté sin pensar mientras dejaba la mantequilla de maní y la cuchara a
un lado del sofá en el piso, Erick asintió.
-Me abalancé hacia él y lo ataqué ¿Pero qué le podría haber hecho un crío como yo a alguien
como él? Me apuñalaron sesenta y siete veces por todo el cuerpo. Lo recuerdo como su
hubiese sido ayer, aunque fue hace ya tanto tiempo…
Oh mi Dios.
-Pero aquí estoy, tuve la suerte de un vampiro de sangre real olió mi sangre y me salvó.
-¿Ese vampiro real… era… mi madre?
-Exactamente, Samantha. La mismísima Eleaine Dhampire me salvó la vida, pero no todo
acabó ahí, me volví un monstruo sediento de sangre, los maté a todos, absolutamente a
todos… incluyendo a mi hermana.
-¿Qué?
-Yo maté a mi hermana.-confesó con pesar.
-No entiendo. Si la mataste… ¿cómo es que está aquí? Y además ¿por qué harías eso? No te
veo del tipo que va matando a todo el mundo por ahí.
-No eme vs así porque me conociste mucho después de mi faceta de monstruo mata
personas.-rió falsamente.- No quería estar solo y la convertí en quién jamás debió ser, pero
erré, en cuanto volvió a la vida me abandonó, prometiendo odiarme por la eternidad. Sólo me
quedaba alguien, mi madre. Y no me permitiría lastimarla, así que me aleje pero no lo
suficiente.-su vista estaba fija en las rojas llamas de la chimenea.- La vi morir de soledad, le
quité todo, incluso las ganas de vivir. Luego volví con Eleaine pero ya no era el mismo, jamás
me sentí… bueno.-dijo haciendo comillas.- Hasta que te conocí.
Levantó su mirada hacia mí y nuestros rostros se encontraron a una misma distancia, ni muy
cerca ni muy lejos, la distancia justa para entender que es sincero y que en serio está dando
lo mejor de sí mismo para que todo esto resulte bien.
-Hay cosas de mi pasado que no puedo cambiar, Samantha. Pero sí sé que mi futuro está
ligado al tuyo y también sé que a tu lado soy mejor.
-No soy yo la que te hace mejor, Erick. Cada quien busca su propia perfección, y tú
precisamente, no necesitas de nadie para alcanzarla.
-Yo no hablo sobre perfección, princesa. Hay oscuridad dentro de todos, toda mi vida he
sentido cómo se mueve dentro de mí, pero desde el día en que me di cuenta de lo que me
pasaba contigo simplemente todo ha cambiado, tú eres la luz que pelea contra la oscuridad
de mi alma.
Y ahora es cuando no sé qué hacer. Me está mirando fijamente con aquellos hermosos ojos
azules que penetran hasta el fondo de mi alma y hacen que mi cuerpo tiemble al instante.
-¿Crees que me vuelva… ya sabes, un monstruo cuando me convierta?-pregunté con
nerviosismo en la voz.
-De por sí tendrás una dura batalla contra tu propia oscuridad, ser vampiro no es fácil, todo en
lo que piensas es en sangre y en asesinar y toda oscuridad que sientes por dentro es difícil
de alejar… pero, además tienes una parte demonio, y eso es mil veces peor. Creo que todo
está en cómo lo manejes, hay cientos de maneras de controlar el ansia por sangre pero la
verdad es que aprender a controlarlo puede llevarte décadas.
-¿Cuánto te llevó a ti?
-Aún no lo hago.-confesó.- Incluso cada vez que estoy cerca de ti, aun sabiendo quién eres,
tengo esa necesidad, esa ansia de succionarte hasta la última gota de sangre. Cuando te
conviertas entenderás a lo que me refiero.
Entonces… lo que me acaba de decir es que, bueno, quiere encajarme los dientes. No sé si
tomar eso como un cumplido o como una advertencia.
-Pero debes tener cuidado, todo vampiro en esta tierra busca tres cosas y para conseguirlas
son capaces de todo.
-¿Qué cosas?
Mostró su mano como iniciando una cuenta atrás.- Poder. Dinero. Y gloria. Tú ya tienes dos
de tres, sin haber hecho nada. La gloria no es algo que se consiga tan fácilmente, pero si
quieres sobrevivir en este mundo deberás alcanzarla.
-Cuando mate a Joshua.
-Si es que él no te mata primero.
-¿Qué se siente morir?
-Es como cuando tienes un día agotador y lo único que quieres es dormir y cuando lo logras,
te sientes pleno. No hay dolor y no hay esperanza.-hizo una pausa como pensando en sus
palabras.- Cuando llegas al otro lado te das cuenta de que ya no hay nada más para ti en el
mundo. La muerte es muy parecida a la soledad, son fieles compañeras, puedes estar muerto
sin morir.
-Ya no estarás solo, nunca más.-asegure tomando su mano.
-Cada ser en este mundo tiene un destino asegurado, y un compañero con quien compartirlo.
Un vampiro sólo puede encontrar una sola pareja en la eternidad, y cuando la encuentra no
se desliga de ella jamás. Quiero que seas mi pareja, Samantha, no me importa si la muerte
está a la vuelta de la esquina o dentro de cientos de años, quiero seas la parte que me falta,
quiero que seas lo que me haga volver a casa con vida.

Agradecimientos

Todo llega a su fin. Y, aunque me duele tener que despedirme de estos maravillosos
personajes, no puedo negar que me siento muy orgullosa de haber concluido mi primera obra.
Como J. K. Rowling una vez dijo: “ninguna historia vive a menos que alguien quiera
escucharla”. Y por esto que estoy eternamente agradecida con todas y cada una de las
personas que me apoyaron durante este proyecto.
Primero y principal, tengo que mencionar a mi queridísima amiga Yennily, una amiga tan
buena como escritora, quién desde el inicio me apoyó y estuvo ahí cuando la necesitaba, que
siempre buscó las mejores palabras para valorar mi trabajo y que siempre cuando me decaía
y quería tirarlo todo por la borda se esforzó en siempre mantener vivo mi sueño de ser
escritora.
Hay tantas otras personas a quienes debo agradecerles que no me alcanzaría un libro entero
para ellos, mi querido Dani, mi siempre carismática Fernanda, mi amado mejor amigo
Richard, mi sinceramente demente Felipe, etc. Son tantas aquellas personas que estuvieron
ahí conteniéndome en momentos difíciles que cada una se merece un pedacito de cielo.
Pero claramente no puedo dejar de agradecerte a ti lector, que te diste el tiempo y la
paciencia, elementos que son necesarios para leer algo escrito totalmente por mí, que tuviste
ese valor de entrar en un pequeño espacio de mi subconsciente, gracias, porque sin ti mi
sueño jamás se habría cumplido.
En fin, muchísimas gracias a todos, esta realmente fue una experiencia genial y espero que
nos leamos en la secuela y en mis próximas obras.
¡Hasta pronto!

Próximo Libro

Después de haber ganado la gran batalla contra Joshua, Samantha tendrá que enfrentar a
nuevos enemigos aún más poderosos, pero no lo hará sola. Nuevos aliados y nuevas
batallas.
Diecisiete años después todo ha cambiado, incluso ella misma. Ahora no sólo tendrá que
enfrentarse a sus enemigos más temidos, sino que también a ella misma y a la oscuridad que
la posee cada vez más.

Spin-off


Mucho antes de la gran batalla contra Joshua, existió en este mundo un gran amor prohibido.
Dos prófugos amantes consumidos en el fuego de su amor lucharán contra todo para
conseguir su objetivo y lograr estar juntos, pero… ¿La oscuridad será un problema para
ellos?
Descubre una sorprendente historia, una historia de la que jamás se ha hablado antes.
Conoce la historia detrás de la chica que repele al amor. Conoce la historia oculta de Michelle
y Rixon.
Mucho antes de la gran batalla contra Joshua, existió en este mundo un gran amor prohibido.
Dos prófugos amantes consumidos en el fuego de su amor lucharán contra todo para
conseguir su objetivo y lograr estar juntos, pero… ¿La oscuridad será un problema para
ellos?
Descubre una sorprendente historia, una historia de la que jamás se ha hablado antes.
Conoce la historia detrás de la chica que repele al amor. Conoce la historia oculta de Michelle
y Rixon.
Ella solía ser una chica normal, con una vida perfecta, con una familia perfecta, con el novio
perfecto. Con un futuro brillante. Hasta que en su camino se cruzó el demonio más cruel y
despiadado que ha existido. Joshua Carter. Pero a la vez conoce al gran guerrero que le
robará el corazón y junto a él emprenderá la gran batalla contra su nueva naturaleza.
Conoce la historia de la chica que forjó su propio destino. Conoce la historia de Devora
Benson.
Ella solía ser una chica normal, con una vida perfecta, con una familia perfecta, con el novio
perfecto. Con un futuro brillante. Hasta que en su camino se cruzó el demonio más cruel y
despiadado que ha existido. Joshua Carter. Pero a la vez conoce al gran guerrero que le
robará el corazón y junto a él emprenderá la gran batalla contra su nueva naturaleza.
Conoce la historia de la chica que forjó su propio destino. Conoce la historia de Devora
Benson.
Notes
[←1]
Ciudad ficticia creada por la autora
[←2]
Nombre que recibe el lugar donde está ubicado el castillo de la realeza vampírica.
[←3]
Planta ficticia
[←4]
Planta ficticia
[←5]
demonios del ejercito demoniaco.

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