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Desarrollo

Las mejoras en nuestro conocimiento de la anatomía de las hemorroides han impulsado el


desarrollo de nuevos e innovadores métodos de tratamiento. Desafortunadamente aún existe
confusión entre la gente común y los médicos, quienes utilizan mal los términos hemorroides y
almorranas para referirse a una variedad de trastornos. Esto ha llevado a estimar una prevalencia
que varía del 4.4% de los adultos en los Estados Unidos al 36.4% de la práctica general en Londres
[1,2]. Este artículo describe la patogenia de las hemorroides y las estrategias de manejo.

Métodos

Los autores recogieron artículos basados en evidencia de Medline y de la Cochrane Library, bajo el
término MESH "hemorrhoid". Incluyeron ensayos controlados randomizados con objetivos válidos
y meta-análisis.

Patogenia

El canal anal tiene un lúmen triradiado delineado por 3 almohadillas fibrovasculares de tejido
submucoso. Las almohadillas están suspendidas en el canal por un marco de tejido conectivo
derivado del esfínter anal interno y del músculo longitudinal. Dentro de cada almohadilla hay un
plexo venoso que es alimentado por comunicaciones arteriovenosas. Esas estructuras vasculares
especializadas permiten el agrandamiento de las almohadillas para mantener la continencia fina.
Tanto en estado de salud como de enfermedad las almohadillas anales aparecen en las posiciones
anterior derecha, posterior derecha y lateral izquierda [3].

La fragmentación del tejido conectivo que soporta las almohadillas conduce a su descenso. Esto
ocurre con la edad y el pasaje de materias fecales duras, que produce una fuerza tangencial sobre
el marco. La tensión produce un aumento en la presión venosa y repleción. La almohadilla
prolapsada tiene un retorno venoso deteriorado, lo que origina una dilatación del plexo y estasis
venoso. Con la inflamación ocurre la erosión del epitelio de la almohadilla y el sangrado.

Las hemorroides resultan de los cambios patológicos en las almohadillas anales prolapsadas. Este
mecanismo fue propuesto como la teoría del deslizamiento del revestimiento anal [3] y ha
reemplazado a las nociones de que las almorranas eran una forma de venas varicosas.

Clasificación
Las hemorroides internas se originan del plexo venoso hemorroidal interno, por arriba de la línea
dentada; las hemorroides externas lo hacen del plexo externo por debajo de la misma. Esta línea
yace a 2 cm del margen anal y demarca la transición entre el canal anal superior, revestido con
epitelio columnar y el canal inferior, revestido con epitelio escamoso sensible. Las hemorroides
internas pueden ser clasificadas de acuerdo con el grado de prolapso, aunque esto puede no
reflejar la severidad de los síntomas del paciente. Las hemorroides de 1° grado sangran pero no se
prolapsan. Las de 2° grado se prolapsan con el esfuerzo y se reducen espontáneamente. Las de 3°
grado se prolapsan con el esfuerzo y requieren reducción manual. Las de 4° grado están
prolapsadas e incarceradas.

Presentación y diagnóstico

Los síntomas varían en algunas condiciones, como el embarazo, esfuerzos repetidos o cambios en
la dieta o patrón de trabajo. Los pacientes pueden tener períodos de remisión y recaída o
incrementar la conciencia de sus síntomas.

La hemorragia hemorroidal es de sangre roja brillante y generalmente se advierte el higienizarse o


en la taza del inodoro. El prolapso ocurre con la defecación y se asocia con una sensación
incómoda de repleción y evacuación incompleta; los pacientes refieren una tumoración en el
margen anal. El escurrimiento puede ocurrir en las hemorroides de 3° y 4° grado como resultado
de una continencia alterada o por la producción de una descarga mucosa. Esta descarga puede
causar irritación perianal y prurito.

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