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22 de octubre de 2019

María Paula Barros O.

RESPUESTA A LAS PREGUNTAS SOBRE CARTAS PERSAS

La visión de Francia y de Persia en Cartas persas1 se puede tratar de dos maneras. Rica y
Usbek son quienes nos hablan de la sociedad francesa y sus costumbres. Sus críticas y
opiniones no son iguales. Rica es un personaje joven “goza de perfecta salud” y tiene “alegría
natural” (p. 105), él se inmiscuye en la sociedad y vive de cerca los salones parisinos, el teatro,
y con ello critica de manera fuerte y a veces burlona las diferentes capaz y escenas del vivir
parisino. Usbek en cambio es viejo y en sus cartas su contenido ya no es tan anecdótico, es
mas que todo reflexivo, contemplativo y filosófico. Ambos desde cada punto de vista hacen
una crítica a Francia, entre estas críticas las que más adquiere importancia es precisamente
el rechazo al absolutismo monárquico y al actuar de los franceses respecto a los deseos del
rey. Sin embargo, con el paso del tiempo y con su estadía en Francia, ambos personajes van
entendiendo mejor las costumbres parisinas y las aceptan, Rica expone que

casi sin sentirlo, mi espíritu va perdiendo lo que en él queda de asiático y se somete


sin esfuerzo a los usos europeos. Ya no me extraña tanto ver en una reunión a cinco o
seis mujeres con cinco o seis hombres, y me parece que esta costumbre no está mal
pensada” (p. 165)

lo mismo pasa con Usbek “Nunca te hubieras podido imaginar que podía llegar a ser más
metafísico de lo que ya lo era. Sin embargo, así ha ocurrido” (p. 183) y luego opina a favor de
los gobiernos europeos: “Si, en un gobierno moderado, el pueblo está tan sometido como en
un gobierno autoritario, es preferible el primero porque se ajusta más a la razón y la severidad
está ausente” (p. 199).

Entonces, tenemos la visión crítica de Francia a partir de las dos voces distintas de Rica y
Usbek, mientras que, paralelamente, también vemos cómo continúa la vida en el serrallo por
parte de las cartas de los eunucos y de las mujeres. Lo que se puede ver es que desde un inicio

1 Montesquieu, Charles-Luis de Secondant, Baron de. Cartas persas. Trad. Teófilo Sanz. Madrid: Cátedra, 2008.
Usbek está preocupado por dejar sola su propiedad “Veo un montón de mujeres casi
totalmente abandonadas a sus antojos y solo tengo gente vil para garantizar su conducta” (p.
69) y deja la guardia a su primer eunuco “mandas como dueño absoluto, como yo mismo
cuando sospechas que hay un relajamiento en las leyes del pudor y la modestia” (p. 64), como
se puede ver, el poder que se ejerce sobre las mujeres es déspota y sobrepasa su libertad, en
una de las primeras cartas de sus esposas, Fátima dice se dice: “inútil adorno de un serrallo”
(p. 71) y luego reflexiona “¡Qué crueles sois los hombres! Os encanta que tengamos pasiones
que no podemos satisfacer, nos tratáis como si fuéramos insensibles y os disgustaría que no
lo fuésemos” (p. 71).

Se hace entonces evidente que Usbek es un personaje bastante contradictorio. Por un lado,
en Francia, con ojos de extranjero, es capaz de criticar y poner en absurdo las costumbres y
diferentes conductas de los parisinos, así mismo su monarquía absoluta y la figura preponte
del papa. También es partidario de la razón y está en contra de la severidad. Pero no
reflexiona frente a su propia vida, practica en las mujeres una opresión sin medida

Lo que hace que este sexo opuesto sea tan bello en Persia, es la vida tan ordenada que
llevan las mujeres […]. Hay que reconocer que el serrallo está concebido más para la
salud que para los placeres: […] por todas partes se respira subordinación y deber […]
casi siempre se goza de ellos como prueba de autoridad y obediencia. (p. 115)

Y se justifica con argumentos religiosos:

Parece que el principal objetivo de nuestro santo profeta fue privarnos de todo
aquello que puede turbar nuestra razón […] tener muchas mujeres nos libra de su
imperio y calma la violencia de nuestros deseos (p. 155)

Según lo que cuentan las cartas de los eunucos, poco a poco el serrallo entra en desorden y
las mujeres empiezan a sobreponerse a la opresión en que viven. Frente a esto lo que hace
Usbek es responder con amenazas: “Desearía haceros olvidar que soy su dueño y que solo me
recordarais como vuestro esposo” (p.171) y después con actos violentos:

“de hora en adelante, os hará vivir bajo un yugo tan riguroso que, aunque no os
arrepintaráis de haber perdido la virtud, por lo menos os arrepentiréis de haber
perdido la libertad” (p,339)
genera así la indignación de las mujeres y su posterior revelación con el incendio y muerte de
Roxana, única manera de conseguir la libertad.

Montesquieu, con Cartas Persas, nos muestra una gran contradicción en el hombre que
encarna la razón. Usbek puede ser crítico frente a otros, pero es ciego consigo mismo.
También Montesquieu usa las cartas para podernos mostrar las diferentes opiniones que
puede haber sobre una misma cosa, es una polifonía que se aprovecha para no recaer en una
verdad absoluta y para poder aprovechar sus personajes al máximo. Al mismo tiempo que
estos también reproducen las voces de algunos franceses sobre su propia condición. Así, hay
una multiplicidad de voces que también tocan una multiplicidad de temas. Montesquieu
logra a través de sus personajes reflexionar sin que pueda ser culpado de ello.

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