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Jesús fue caminando de pueblo en pueblo y de aldea en aldea proclamando y anunciando la buena

noticia del reino de Dios, todo lo que dice y hace está al servicio del reino de Dios. El reino de Dios
es la clave para captar el sentido que Jesús da a su vida y para entender el proyecto que quiere ver
realizado en Galilea, en el pueblo de Israel y en todos los pueblos.

Jesús no es un profeta que enseña una doctrina religiosa, él es un profeta que busca una vida más
digna para todos, busca que Dios sea acogido y que su reinado de justicia y misericordia se vaya
extendiendo con alegría. Él no quiere perfeccionar la religión judía, sino que quiere contribuir a
que se implante el reino de Dios, no impone nuevas normas, su objetivo es ayudar a intuir cómo es
y cómo actúa Dios, y cómo va a ser el mundo y la vida si todos actúan como él. Aunque Jesús habla
constantemente del reino de Dios, nunca explica directamente en que consiste.

El pueblo esperaba un rey

Las personas del pueblo de Israel desde niños habían aprendido a creer en Dios como creador de
los cielos y de la tierra, soberano absoluto sobre todos los dioses y señor de todos los pueblos. Él
los libero de la esclavitud de Egipto y los condujo a través del desierto hasta la tierra prometida. El
pueblo lo sentía como su liberador, su pastor y su padre, pues había experimentado su amor
protector y sus cuidados. Pero, el pueblo estaba de nuevo bajo la opresión de un rey extranjero,
despojado del derecho a su tierra, sin rey, sin templo ni instituciones propias, sometido a una
humillante esclavitud. ¿Dónde estaba Dios, el rey de Israel?

Jesús sorprende a todos cuando dice: el reino de dios ya ha llegado. Jesús no habla, como sus
contemporáneos, de la futura manifestación de Dios, Él ha llegado ya, está aquí. Muchos
escépticos se preguntaban ¿cómo se puede decir que el reino de Dios está ya presente? ¿Dónde
puede ser visto o experimentado? La respuesta de Jesús fue: El reino de Dios no viene de forma
espectacular, sin embargo, el reino de Dios ya está entre vosotros, hay que aprender a captar su
presencia

¿Qué dice Jesús sobre Dios?

La llegada de Dios es algo bueno. No viene a defender sus derechos y a tomar cuentas a quienes
no cumplen sus mandatos, no llega para imponer su dominio religioso, lo que le preocupa a Dios
es liberar a la gente de lo que la hace sufrir. Jesús anuncia que Dios ha comenzado ya a invadir el
reino de Satán y a destruir su poder, no viene a destruir a las personas, sino el mal que está en la
raíz de todo. Dios no viene a destruir a los romanos ni a aniquilar a los pecadores, llega a liberar a
todos del poder del mal. Jesús no habla ya de la ira de Dios, sino de su compasión, El no viene
como juez, sino como padre amoroso. Dios no viene a manifestar su poder, viene a manifestar su
bondad, es por eso que cuando Jesús habla sobre Dios no lo llama rey sino padre

Lo primero para Jesús es la vida de la gente, no la religión. Jesús proclama la salvación de Dios
curando, es una sanación tanto individual como social. Cura movido por la compasión, para que
los enfermos, abatidos y desquiciados experimenten que Dios quiere para toda una vida más sana.
El reino de Dios es un reino de vida y de paz, Dios es amigo de la vida. Pero Jesús realizo pocas
curaciones, y esto se debe a que sus milagros no son una fórmula mágica para suprimir el
sufrimiento en el mundo, sino un signo para indicar la dirección en la que hay que actuar para
acoger e introducir el reino de Dios en la vida humana.

Jesús no excluye a nadie, todos pueden entrar en el reino de Dios, pero no todos de la misma
manera, pues la misericordia de Dios se basa en que se haga justicia a los más pobres y
humillados. Jesús dice que el reino de Dios es para los pobres, son ellos los que necesitan escuchar
antes que nadie la noticia del reino, no les invita a la resignación, sino a la esperanza. Pero ¿Por
qué van a ser ellos los privilegiados? ¿Es que Dios no es neutral? Al proclamar las
bienaventuranzas, Jesús no dice que los pobres son buenos, sino que están sufriendo
injustamente. Si Dios se pone de su parte, no es porque se lo merezcan, sino porque lo necesitan,
Dios defiende a los que nadie defiende

¿Que debía suceder para que se implantara el reino de dios? La irrupción de Dios está pidiendo un
cambio profundo. Si anuncia el reino de Dios es para despertar esperanza y llamar a todos a
cambiar de manera de pensar y de actuar. Jesús quería ver a su pueblo restaurado y transformado
según el ideal de la Alianza: un pueblo donde se pudiera decir que reinaba Dios, libre de toda
esclavitud extranjera y donde todos pudieran disfrutar de manera justa y pacífica de su tierra.
Jesús nunca tuvo en su mente una estrategia concreta de carácter político o religioso para ir
construyendo el reino de Dios. Lo importante, según él, es que todos reconozcan a Dios y entren
en la dinámica de su reinado. Entrar en el reino de Dios quiere decir construir la vida no como
quiere Tiberio, las familias herodianas o los ricos terratenientes de Galilea, sino como quiere Dios.
Por eso, entrar en su reino es salir del imperio que tratan de imponer los jefes de las naciones y los
poderosos del dinero. Además, Jesús invita a un estilo de vida basado en la compasión. Dios no
puede reinar en una aldea donde los vecinos viven devolviendo mal por mal, ojo por ojo y diente
por diente, Jesús dice: al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra. Hay que
parecerse a Dios.

El reino de Dios ha llegado y su fuerza está ya actuando, pero lo que se puede comprobar en
Galilea es insignificante, este ya está abriéndose camino, pero su fuerza salvadora solo se
experimenta de manera parcial. El reino de Dios no es una intervención puntual, sino una acción
continuada del Padre que pide una acogida responsable, pero que no se detendrá hasta alcanzar
su plena realización. ¿Cuándo llegará este final? Jesús no se preocupa de fechas ni calendarios, hay
que vivir en alerta porque el reino puede venir en cualquier momento

Parábolas

Jesús no explicó directamente su experiencia del reino de Dios. Al parecer no le resultaba fácil
comunicar por medio de conceptos lo que vivía en su interior, así que recurrió a narrar parábolas
que cautivaban a la gente. No necesita recurrir a ideas abstractas o frases complicadas; comunica
lo que vive. Su palabra se transfigura al hablar de Dios a aquellas gentes del campo. Necesita
enseñarles a ver la vida de otra manera: Dios es bueno; su bondad lo llena todo; su misericordia
está ya irrumpiendo en la vida. A veces les hace mirar de manera nueva el mundo que tienen ante
sus ojos; otras les enseña a ahondar en su propia experiencia

"Mirad los cuervos; ¡no siembran ni cosechan, no tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta!
¡Cuánto más valéis vosotros que los pájaros! Mirad los lirios, cómo crecen: no trabajan ni hilan.
Pero yo os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de ellos. Si a la hierba del
campo, que hoy existe y mañana es arrojada al fuego, Dios la viste así, ¡cuánto más a vosotros,
hombres y mujeres de poca fe!"

Si Dios cuida de unas aves tan poco atractivas como los cuervos, y adorna con tanto primor unas
flores tan poco apreciadas como los lirios, ¿cómo no va a cuidar de sus hijos e hijas?

La vida es más de lo que se ve

Con el reino de Dios sucede como con un grano de mostaza. Es más pequeña que cualquier semilla
que se siembra en la tierra, pero, una vez sembrada, crece y se hace mayor que todos los arbustos,
y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo anidan a su sombra

Jesús podía haber hablado de una higuera, una palmera, una viña o el cedro, como lo hacía la
tradición, pero para Jesús, la verdadera metáfora del reino de Dios no es el cedro, que hace pensar
en algo grandioso y poderoso, sino la mostaza, que sugiere algo débil, insignificante y pequeño

Además, Jesús les hace fijarse en una escena que están acostumbrados a contemplar todos los
años, les propone como ejemplo lo que sucede con la semilla que el labrador siembra en su tierra.
Nadie sabe muy bien cómo, pero algo se produce misteriosamente bajo la tierra. Lo mismo sucede
con el reino de Dios, ya está actuando de manera oculta y secreta, solo hay que esperar a que
llegue la cosecha. Lo realmente importante no lo hace el sembrador, Lo único que hace es
depositar en tierra la semilla, una vez hecho esto, su tarea ha concluido. Al comienzo solo asoma
de la tierra una brizna insignificante de hierba verde; luego aparecen las espigas; más tarde se
pueden observar ya los granos abundantes de trigo. Todo sucede sin que el sembrador haya
tenido que intervenir; incluso sin que sepa muy bien cómo se produce esa maravilla.

Jesús invita a todos a captar en ese crecimiento la acción oculta y poderosa de Dios. La cosecha va
más allá del esfuerzo que puedan hacer los campesinos, algo así se puede decir del reino de Dios.
No hay que impacientarse por la falta de resultados inmediatos, Jesús está sembrando; Dios está
ya haciendo crecer la vida

Dios es compasivo
Un padre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda
que me corresponde. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después, el hijo menor lo reunió
todo y se marchó a un país lejano, donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar
necesidad. Entonces fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus
fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos,
pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan
en abundancia, mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré:
Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de
tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vio su padre y,
conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: Padre, pequé contra
el cielo y ante ti: ya no merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traed aprisa
el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el
novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto
y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor
estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando
a uno de los criados le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Ha vuelto tu hermano y tu padre ha
matado el novillo cebado, porque lo ha recobrado sano. Él se irritó y no quería entrar. Salió su
padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de
cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos;
¡y ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado
para él el novillo cebado! Pero él le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo;
pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha
vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. La acogida del padre es increíble, no actúa como
el patrón y patriarca de una familia. Sus gestos son los de una madre

Si Dios es como ese padre tan acogedor y comprensivo con su hijo perdido, tiene que cambiar
mucho la actitud de las familias y de las aldeas hacia los jóvenes, sin estos cambios nunca reinará
Dios en Israel. Lo que hay que hacer es introducir en la vida de todos, la compasión, una
compasión parecida a la de Dios.

los perdidos le pertenecen a Dios

Jesús les dice así: ¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el desierto y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y, cuando la
encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa convoca a los amigos y vecinos,
y les dice: Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.

¿Pero, puede Dios sentir a los perdidos como algo tan suyo? Por otra parte, ¿no es algo
demasiado arriesgado abandonar el rebaño para buscar a las ovejas perdidas?
La oveja no hace nada por volver al redil. Es el pastor quien la busca y la recupera. ¿Es que Dios
busca y recupera a los pecadores solo porque los quiere, incluso antes de que den signos de
arrepentimiento?

para entrar en el reino de Dios es importante que todos sientan como suya la preocupación de
Dios por los perdidos y su alegría al recuperarlos.

Muerte y resurrección de Jesús

¿Qué quiere decir el Señor ha resucitado?

Al decir "Jesús ha resucitado" estamos diciendo que Dios es resucitador de muertos. Jesús va a la
muerte porque asume el compromiso que Dios. Jesús va a la muerte porque es fiel a lo que el
Padre quiere de él: "Nadie me quita la vida; soy yo el que la da" (Jn 10,17-18)

¿Y Dios es fiel a Jesús?

Al decir "Jesucristo ha resucitado", estamos respondiendo que sí, que no hay nadie más fiel que
Dios. El hombre es inmortal, no tanto porque posea un alma inmortal, sino porque la fidelidad de
Dios no puede permitir que quien le ha sido fiel experimente la corrupción

¿cómo es posible que un Dios bueno permita la muerte del inocente? Es posible, porque al
inocente que muere Dios lo recupera en una vida gloriosa junto a Sí

El sentido de la vida

¿Para qué estamos aquí?

El sentido de la historia de la humanidad está en ser como Jesús, estamos aquí para morir como
Jesús y resucitar como Jesús. Jesús nos ha salvado, porque ha hecho posible que nosotros
reproduzcamos la imagen de Dios que es él mismo. Jesús es el hombre como Dios quiere que sea
el hombre

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