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Aquellos que nos encontramos directamente involucrados con la Educación Musical, no

podemos dejar de pensar, al escuchar un repertorio “infantil”, en la importancia que tiene


el mismo en un niño, para ampliar su conocimiento. Es por ello que valoramos autores
que analizan pedagógicamente estos aspectos, visualizando realidades vivenciadas en la
educación de la Argentina.

A partir de las prácticas y el registro de lo que queda luego de pasadas las horas, podemos
reinventar evaluar y nuestro actuar como sociedad al respecto, y el legado que dejaremos
en nuestros niños, adultos del futuro, en el marco de la educación musical y cultural.

Manifiesta que “…todo lo que se produce en la niñez no es una cosa aleatoria ni neutra”.
“Es un producto histórico complejo que está atravesado por la representación de infancia
que tienen los adultos, cambiante en cada cultura y en los distintos tiempos y sujeta a
otras variables de las que no se excluyen los intereses comerciales”.

También da detalles históricos de lo que se ha considerado música para niños en la


Argentina a lo largo de los últimos años, desde mediados de siglo XX hasta la actualidad,
sembrando un poco de análisis e inspirando a pensar sobre decisiones sociales y culturales
que se han tomado en nuestra historia. Esto mismo, y teniendo en cuenta estos factores,
creemos que estas concepciones o paradigmas de cómo considerar a las infancias tienen
relación directa con el tiempo de atención permanente, con las herramientas que el
docente tiene que poseer a la hora de dar clases y la rapidez para tomar micro decisiones
dentro de la misma situación áulica.

El objetivo de Zulema Noli es “la articulación entre esta música (analizada), y la


representación de la infancia que se instala y se entreteje en el imaginario social”.
Decidimos entonces utilizar dicha autora sumando nuestros registros de la práctica
docente y algún material estadístico referido a la capacidad de atención.

Según la autora la canción tiene vital importancia, porque “…es discurso que amalgama
palabra y música, es cobijo de sentido en el presente y a la vez lugar privilegiado para la
memoria…” “… la palabra y la música en su entrelazado dicen algo. Son símbolo que
crea sentido”.

Resalta la posición de la escuela como impulsadora de conocimiento, brindando a los


niños y niñas la posibilidad de elección, enriqueciendo el bagaje cultural y dando
oportunidades de opción sobre lo que se conoce. Analiza la función de enseñar un
repertorio de música folclórica, patriótica, popular, la subjetividad que se va construyendo
con el mensaje de las mismas, la valoración que se le da a cada una; considerando las
“Infancias desiguales” según estratos sociales.

Menciona lo positivo de la convivencia entre el repertorio “nuevo” con el “viejo”, no


desechando todo lo pasado, sino revalorizando aquellos aspectos que pueden sumar para
construir el presente. Zulema Noli, valora la misión de “los independientes”, aquellos
solistas o grupos musicales nuevos que pertenecen a la comunidad artística con una meta
fundada en la calidad poética y musical.

Observamos a partir de una práctica reflexiva que a la hora de elegir material infantil hay
una presencia de un mercado a través de los medios de difusión, que propicia el consumo
de productos en los que se filtran desigualdades, estereotipos y exclusiones.

También es cierto que hay que tener una mirada más macro y ver las líneas que se bajan
desde el Estado y que es lo que se espera en Educación y particularmente en Musica hoy.
La autora central nuestra, realiza reflexiones de la estética de la escuela hoy en día, en
relación a decisiones concretas y a la política de Estado vigente, subrayando la
importancia que tiene la música en la escuela, el modo de escucharla, interpretarla y
producirla, además del repertorio seleccionado. Resalta la responsabilidad de padres,
docentes, pedagogos y otros sujetos, en favorecer la apropiación de otras formas
culturales, cuando eligen un repertorio determinado para que escuchen los niños:
“Conocer para elegir” “…ampliar el horizonte de la infancia…”

La infancia y la música

Para Violeta de Gainza el objetivo de la educación musical en las etapas iniciales es


sensibilizar a los alumnos, a través de la música, de una manera abierta, inclusiva,
integrando experiencias –actividades y reflexiones- basadas en los principios esenciales
del lenguaje sonoro. Durante las primeras etapas de acercamiento a la música y las artes
en general, se establece naturalmente una relación más libre y participativa, no
necesariamente centrada en el aprendizaje de las estructuras sonoras del lenguaje y la
alfabetización musical. Si observáramos atentamente todo lo que hace un bebé desde
que nace, nos sorprendería descubrir la riqueza de sus movimientos corporales y la
expresión de su rostro, lo cual no es el producto de cierta estimulación, por parte de los
adultos que lo rodean. Lo que el niño realmente necesita, para desarrollarse, es la
atmósfera de afecto y seguridad que induce en él la presencia y cercanía de sus padres.
Las interacciones sonoras entre el bebé y sus progenitores, se inician, por lo general,
con los sonidos que éste dulcemente balbucea y ellos repiten. Es importante permitir
que las expresiones sonoras del niño se produzcan en un clima cada vez más personal y
sereno, respetuoso de lo que éste comunica.

Violeta de Gainza habla de tres etapas: la primera etapa sería de absorción, la segunda
de favorecer la libre expresión y la tercera, de integración y alfabetización.

La primera comienza en el período prenatal, con aquello que el bebé ha escuchado en el


seno materno (los sonidos –y movimientos- que se producen en el cuerpo de la madre y
los que le llegan desde el mundo sonoro externo) y es capaz de reconocer casi desde su
nacimiento. Es la inmersión en el mundo sonoro, el mundo de la música, lo que nos
permite internalizarla, lograr que los sonidos que nos rodean se introduzcan en nuestro
interior, donde, eventualmente, pueden quedar registrados. Desde una etapa temprana,
el bebé internaliza diferentes estímulos y sensaciones. No es posible internalizarlo
todo... “Algo” que reside en nuestro interior nos permite escoger ciertas sensaciones que
nos impactan.

La segunda etapa comienza un poco más tarde, cuando el bebé ha aprendido a caminar
y posee mayor autonomía motriz y un repertorio más rico de movimientos. Es la época
del jardín maternal, de expresión y socialización, el período en que esa personita
empieza a producir algo propio, a mostrar lo que tiene adentro (aunque hoy en día puede
afirmarse que el bebé se comunica desde muy temprano, desde el nacimiento). Para
favorecer el desarrollo del niño, es deseable que éste reciba una estimulación temprana,
siempre que la misma no se limite a entrenarlo para repetir mecánicamente lo que le
dice o le indica el adulto. Las formas de estimulación temprana deben ser adecuadas,
cuidadosas, para no llegar a transformarse en sobre estimulación, algo que en la
actualidad abunda, no sólo en nuestro ambiente sino en todo el mundo.

Violeta y el cancionero folklórico Argentino

La experiencia ha demostrado reiteradamente que el éxito de toda iniciación musical


depende en gran parte de la calidad y riqueza del cancionero que se maneja. En efecto,
el cancionero infantil tiende, cada vez más, a convertirse en el verdadero eje de la
enseñanza de la música, enfocada con un criterio moderno.

Tomando como base el libro Canten señores cantores, de Violeta de Gainza y Guillermo
Graetzer, diremos que fue propósito fundamental de este trabajo contribuir al desarrollo
de la educación musical, poniendo en manos de los maestros y profesores de música un
material auténtico, capaz de influir activa y positivamente en nuestros niños y jóvenes a
través de las distintas etapas de su formación.

La creación de esta obra pareció ser lo más indicado para remitirse a las fuentes mismas
del canto popular, infantil y folklórico. Se dice que no hay nada más adecuado para la
sensibilidad de un niño que esas melodías a veces seculares -aunque lamentablemente
cada vez más olvidadas- y esos versos que, por la gracia y frescura de su contenido, se
dejan repetir hasta el cansancio por chicos y grandes.

Este cancionero tradicional argentino, que se ha ordenado teniendo en cuenta la edad o


la madurez del niño, está constituido en su totalidad por canciones anónimas. Buena
parte de ellas ya figura en colecciones anteriores realizadas en nuestro país por los
folkloristas y estudiosos reconocidos de la materia, mientras que otras, que aparecen
anotadas aquí por primera vez, fueron recogidas por los autores o bien obtenidas en
forma directa por gentileza del recopilador.

En cuanto a la autenticidad de las canciones, los autores se han ajustado a las versiones
originales, salvo en el caso en que alguna irregularidad rítmica o melódica ponía al
descubierto imperfecciones individuales de la versión a la cual sin duda se remitió
fielmente el folklorista. Al eliminar estas notorias irregularidades, tenemos el propósito
de restablecer la forma original.

La intención de los autores es aspirar que este cancionero contribuya a impulsar la tarea
en que nos hallamos empeñados actualmente los maestros y profesores de música:
lograr que los niños argentinos amen y canten sus canciones, ya que éste es el medio
mejor y el más directo de prepararlos para el goce de la música.

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