Cumplir los mandamientos para vivir y entrar a tomar posesión de
la tierra prometida. Deuteronomio 4, 1-2. 6-8. El domingo anterior la palabra invitaba hacer una elección por Dios, Josué y su familia lo hacen, aceptando a Dios como su Señor; de igual manera el pueblo asume una profesión de fe en Dios como su Dios y su salvador. Cumplir los mandamientos para vivir, es decir, para obtener sabiduría e inteligencia, el pueblo que cumple los mandatos del Señor es un pueblo que brillará ante los otros pueblos, respondiendo a la premisa de que ser sabio es el arte de vivir bien, y en este caso, asumir los mandatos del Señor. Para la experiencia de nosotros como pueblo de Dios esto trae consecuencias interesantes en consonancia con la armonía que proporciona la fidelidad a estas enseñanzas. La pregunta ¿Dónde hay un pueblo (nación) grande que tenga unos mandatos y decretos tan justos, como toda esta ley que yo les propongo hoy? Esto contrasta con las leyes humanas que en ocasiones favorecen a los más poderosos, excluyendo a los débiles o pobres. Bastaría cumplir la ley de Dios para la armonía en el mundo. Salmo 14: ¿quién puede hospedarse en la casa del Señor? El justo, el honrado, el que tiene intenciones leales, el que no calumnia, ni difama, el que no es usurero. El que así obra nunca fallará; el salmo nos ayuda a completar con actitudes practicas el cumplimiento de la ley de Dios. Carta de Santiago Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba: del Padre. Santiago nos invita a acoger con docilidad la palabra de verdad que ha sido injertada en nuestros corazones y que es capaz de salvar. Bastaría con hacer un recorrido bíblico para recordad que la Palabra es creadora, como en la narración del primer relato de la creación, la Palabra dice y se obra; de igual forma descubrir en la palabra fiel de Dios que libera, que da sustento al pueblo, o la palabra de Jesús que sana, salva que resucita. Esta Palabra es pues para oírla, como en el Deuteronomio, escucha Israel… pero no se debe quedar ahí, es para practicarla o mejor para vivirla. Santiago invita a una religiosidad autentica, enfocada en la atención a los huérfanos y a las viudas; en una palabra, a la caridad, a la misericordia. Y dice a mantenerse incontaminados del mundo, es aquí donde podemos mirar el evangelio de hoy, que relación establecemos con el mundo, con las cosas del mundo, las consideramos positivas o dañinas. Aparecen la pregunta de los fariseos por lo que es puro (lavarse las manos o no). Como la higiene que practicamos que es algo exterior y necesario. Pero hay que ir mas al fondo, al interior, lo dice Jesús, hay que mirar el corazón, de que está lleno nuestro corazón. La hipocresía: honrar con los labios, pero no con el corazón (desde dentro). Es una oportunidad para revisar mi corazón: la intolerancia cuando vamos en la calle, las palabras cargadas de odio hacia el otro, rencores en el hogar, palabras ofensivas. No miramos al otro como hermano, lo miramos desde arriba hacia abajo.