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LOUIS ALTHUSSER Y LA

EDUCACIÓN
Tuvo la influencia de Sigmund Freud y de Jacques
Lacan. El inconsciente analizado por Freud le sirvió
para asimilarlo al concepto de ideología, a la que
calificó como ahistórica y eterna; y basándose en
Lacan, la define como aquella representación de la
relación imaginaria (sucede a nivel mental) que se
establece con las condiciones reales de la
existencia.

En su obra “Ideología y aparatos ideológicos del Estado” denunció a la escuela


como un aparato esencial para reproducir la ideología capitalista, ya que realiza
también una división del trabajo y transmite conocimientos teóricos y habilidades
según la posición social que ocupa y ocupará cada estudiante cuando egrese y se
incorpore al mercado laboral como empleado o como patrón, enseñando a cada uno
lo que necesita saber: reglas, costumbres, contenidos, etcétera según la clase a la
que pertenezca su familia y de la que no le permite salir, y a la que aprende a
adaptarse para continuar pasivamente en esa posición donde cree que le
corresponde estar, pues ideológicamente y aprovechando su vulnerabilidad infantil
se les inculca como que es algo natural la existencia de diferencias de clase.

La línea de trabajo más conocida de Althusser tiene que ver con sus estudios de
la ideología, y es Ideología y aparatos ideológicos de Estado su obra más
conocida en este campo.

Louis Althusser (1918-1990) fue un intelectual comunista francés, con cierta


influencia en la década de los 60 y 70, y al que normalmente se le clasifica dentro
de la llamada corriente estructuralista, junto con otros pensadores de lengua
francesa tales como Lévi-Strauss, Lacan, Derrida, Deleuze, Foucault, etc., aunque
el propio Althusser nunca aceptó ser calificado como "estructuralista", dado lo
ambiguo del término, y las connotaciones formalistas que tiene, contrarias a sus
pretensiones de elaborar una filosofía materialista.

Louis Althusser aborda el tema de la ideología en la sociedad, desprendiendo el


concepto de ideología elevándolo a una categoría de análisis, en síntesis su estudio
es denominado como la ideología de la ideología, en este sentido toma en cuenta
el papel de la sociedad como reproductora de elementos ideológicos, la
construcción por parte del estado e instituciones con un poder sensible a la
sociedad, Althusser considera como aparatos de estado, término acuñado por Marx,
a los elementos reguladores y represores de una sociedad creados en dos niveles,
el primero contiene a las instituciones gubernamentales como son el gobierno, el
sistema de administración y recaudación con sus respectivas formas de sancionar,
y el segundo plano relativo a las funciones formativas como son la religión, la
educación formal en las escuelas, la familia, y los gremios en artes y ciencias.
Estos sistemas de formación, Althusser los denomina aparatos ideológicos del
estado, posteriormente aplicado en las instituciones privadas con una función
política impresa en una página en blanco que afecta a la identidad del individuo.
Bajo una postura marxista Althusser retoma los términos de fuerza de trabajo y la
repercusión en las relaciones de producción. En otras palabras el estudio de los
valores donde la sociedad en conjunto estamos inmersos, partiendo del supuesto
proceso de las relaciones de producción y la opresión derivada de la explotación
entre las clases sociales y la división del trabajo, durante este proceso la identidad
del individuo se ve alterada en correspondencia de su posición en el sistema.

TEORÍAS REPRODUCTIVISTAS: LOUIS ALTHUSSER

Aborda los aparatos ideológicos el cual son múltiples instituciones y especializadas,


que se nos presentan bajo diferentes realidades. Mientras que el aparato del estado
es uno, pertenece al dominio público. El aparato represivo del estado, actúa
mediante la violencia, mientras que los aparatos ideológicos, funcionan mediante la
ideología.
Es decir que la condición final de la producción es la reproducción de las
condiciones de producción. Considerando que toda formación social depende de un
modo de producción dominante, podemos decir que el proceso de producción
emplea las fuerzas productivas existentes en y bajo relaciones de producción
definidas.

Como primera medida nombraremos que todos los aparatos ideológicos del Estado
concurren a un mismo objetivo, la reproducción de las relaciones de producción, es
decir, las relaciones capitalistas de explotación y que el aparato político, somete a
los individuos a la ideología política del estado. En otras palabras, la escuela toma
a su cargo a todos los niños de todas las clases sociales desde el jardín de infantes,
y desde el mismo les inculca habilidades recubiertas por la ideología dominante.
Aproximadamente en sexto grado, una masa de niños cae en la producción, son los
obreros o los pequeños campesinos. Otra parte de la juventud escolarizable
continua, se encamina y puede cubrir puestos como empleados, funcionarios
pequeños, etc. Y por último los que llegan a la meta, donde se centrarían los agentes
de la explotación, como lo son los empresarios o capitalistas.

En conclusión, esta representación ideológica, la escuela la hace totalmente natural,


e indispensable y por lo tanto la relación entre escuela-familia constituye el aparato
ideológico del Estado dominante, que desempeña un rol determinante en la
reproducción en las relaciones de producción, de un modo de reproducción
amenazado en su existencia por la lucha de clases mundiales.

Para Althusser la ideología es ahistórica, pues, al igual que el inconsciente


freudiano, es eterna. Es decir, siempre habrá ideología. Para Althusser ésta no es
una forma de "engañar" o de "conciencia falsa" sino más bien una relación normal
de individuos con la sociedad. La ideología, como ya vimos, es la relación imaginaria
(sucede en la mente) de los sujetos con sus relaciones sociales.

Quizá la tesis central de toda la filosofía de Althusser es que la historia es un proceso


sin sujeto ni fines, cuyo motor son las fuerzas productivas (y la lucha de clases
determinada por ellas). La historia no tiene sentido. Para Althusser todos somos
sujetos, y en calidad de éstos, marionetas de la historia, pero esta historia no es
movida por alguien, lo que desemboca en su famosa tesis de que todos somos
marionetas de algo que no va a ningún lado, de algo sin sentido.

Otra famosa tesis de Althusser en filosofía es que, al contrario de lo que


comúnmente se piensa, la filosofía siempre viene después de la ciencia. Esta tesis
rechaza que la filosofía haya sido la madre de todas las ciencias, sino que, más
bien, la filosofía es la hija de las ciencias. Esto quiere decir, la filosofía no es una
ciencia, sino una reacción a las ciencias en el campo teórico. De esta forma, la
matemática (Tales de Mileto) engendró la filosofía de Platón, la física (Galileo)
engendró la filosofía de Descartes, la ciencia de la historia (Marx) engendró su
propia filosofía y el psicoanálisis (Freud) comienza hasta ahora a engendrar su
propia filosofía. Lo interesante de este proceso es que la filosofía marxista,
engendrada por la ciencia de la historia es, para Althusser, "correcta" (no verdadera,
pues la filosofía no dice verdades, no es una ciencia, sino una ideología). Esto
quiere decir, la filosofía se ubica correctamente en posiciones que defiendan a las
ciencias, ya que la ciencia de la historia le permite el conocimiento científico de la
producción filosófica e ideológica, le permite el conocimiento científico de la
producción de sí misma. En esto consiste "la inmensa revolución teórica de Marx".
Pierre Félix Bourdieu fue uno de los
más destacados representantes de la sociología
contemporánea. Logró reflexionar sobre la sociedad,
introdujo o rescató baterías de conceptos e investigó en
forma sistemática lo que suele parecer trivial como parte
de nuestra cotidianidad. Algunos conceptos claves de su
teoría son los de "habitus", "campo", "capital cultural" o "instituciones".

Al final de su vida se convirtió, por su compromiso público, en uno de los principales


actores de la vida intelectual francesa. Su pensamiento ha ejercido una influencia
considerable en la conciencia humana y social, en especial de la sociología francesa
de posguerra. Caracterizó su modelo sociológico como "constructivismo
estructuralista"; la problemática constructivista tiende a descifrar las realidades
sociales como construcciones históricas cotidianas de actores colectivos e
individuales que se sustraen del control de estos actores. Su sociología reveladora
ha tenido críticos que lo acusan de una particular visión determinista de lo social

Su obra está dominada por un análisis sociológico de los mecanismos de


reproducción de jerarquías sociales. Bourdieu hace hincapié en la importancia de la
diversidad cultural y simbólica en esta reproducción y critica la primacía otorgada a
los factores económicos en las ideas marxistas.

El discurso de Bourdieu, que ya se había manifestado con matices críticos antes de


mayo del 68, se acentúa en los últimos años de su vida con nuevas
argumentaciones contra el neoliberalismo y en favor de la sociedad civil y del
naciente Foro Social Mundial, participando cerca de los sindicatos, de las
organizaciones no gubernamentales, de los emigrantes y de las asociaciones
cívicas contra las posiciones neoliberales que nutrían el discurso de la sociedad
llamada postmoderna. Bourdieu fue uno de los fundadores de la editorial Liber-
Raisons d'agir, impulsora del movimiento Attac. Falleció, como consecuencia de un
cáncer, en 2002.

Pensamiento

Fue uno de los sociólogos más importantes de la segunda mitad del siglo XX. Sus
ideas fueron relevantes tanto en teoría social como en sociología empírica,
especialmente en la sociología de la cultura, de la educación y de los estilos de vida.
Su teoría destaca por ser un intento de superar la dualidad tradicional en sociología
entre las estructuras sociales y el objetivismo (fisicalismo), por un lado, frente a la
acción social y el subjetivismo (hermenéutica), por otro lado. Para ello se dota de
dos conceptos nuevos, el habitus y el campo así como reinventa uno ya establecido,
el capital.

Por habitus entiende las formas de obrar, pensar y sentir que están originadas por
la posición que una persona ocupa en la estructura social. En cuanto al campo, es
el espacio social que se crea en torno a la valoración de hechos sociales tales como
el arte, la ciencia, la religión, la política... Esos espacios están ocupados por agentes
con distintos habitus, y con capitales distintos, que compiten tanto por los recursos
materiales como simbólicos del campo. Estos capitales, aparte del capital
económico, están formados por el capital cultural, el capital social, y por cualquier
tipo de capital que sea percibido como "natural", forma ésta del capital que
denomina capital simbólico. Los agentes, con el habitus que es propio dada su
posición social, y con los recursos de que disponen, "juegan" en los distintos
campos sociales, y en este juego contribuyen a reproducir y transformar la
estructura social. La obra en la que presenta de forma más sistemática su teoría es
El sentido práctico (publicada en castellano por la editorial Taurus).

En su trabajo empírico destaca especialmente toda su labor de crítica de la cultura,


mostrando que la distinción cultural no es más que una forma encubierta de
dominación, a la que denominó complicidad ontológica entre el campo y el habitus.
Esta crítica no le lleva al cinismo ante las manifestaciones de la alta cultura, sino a
considerar que todos deberían tener igual acceso a la misma.

Su papel como intelectual cobró plena vigencia a partir de la segunda mitad de los
90 en Francia, siendo sus declaraciones objeto de viva polémica, por mantener
posiciones muy críticas tanto con respecto a los medios de comunicación (véase
"Sobre la televisión") como con respecto a la política en general. Propuso y fue
fundador del parlamento de los escritores, una asociación pensada para dar a los
intelectuales mayor autonomía sobre su trabajo, y de esta forma poder criticar y
controlar al poder al margen de sus medios de difusión de la cultura.

*Sobre su teoría del campo literario, véase el apartado correspondiente en


Sociocrítica

Conceptos básicos

Espacio social y prácticas sociales según Pierre Bourdieu.

La teoría de Bourdieu está constituida por un conjunto de conceptos relacionados


entre sí y que sólo se entienden en relación con otros. El punto de partida del análisis
de lo social es el momento objetivista o de la indagación, en el cual nos abocamos
a caracterizar las estructuras sociales externas, lo objetivo, lo social hecho cosa. El
segundo momento del análisis será el subjetivista, la consideración de las
estructuras sociales internas, subjetivas, o lo social hecho cuerpo.

Teoría Social de Pierre Bourdieu

Según el sociólogo francés, las personas acumulan, luchan, compiten por la


distribución de distintos

recursos para POSICIONARSE en la sociedad.

Existen tres tipos de capital, cada uno de ellos tiene una lógica particular y los
podemos definir como:

Capital económico: que se mide y acumula en objetos y dinero.


Capital social: se refiere a la influencia, la capacidad de activación y movilización
social.

Capital cultural: es el saber acumulado y los objetos que permiten demostrar


externamente

nuestro nivel cultural.

Pierre Bourdieu a lo largo de toda su obra elaboró conceptos polémicos que fueron
cuestionados por su determinismo, por ejemplo, el sociólogo sostiene que la escuela
REPRODUCE las diferencias familiares, sociales y de clase porque SELECCIONA
Y LEGITIMA a aquellos que están mejor dotados culturalmente por su origen
familiar. En este sentido la escuela funciona como un mecanismo de movilidad
social pero también de MAGINACIÓN Y DISCRIMINACIÓN. Todo esto se relaciona
con la afirmación de Bourdieu respecto al status social de las clases medias que a
su entender se fundamenta en recursos extraídos del sistema EDUCATIVO, por lo
tanto el principal capital de las clases medias es el cultural.

Para Bourdieu TODOS LOS CAPITALES TIENDEN A CONVERTIRSE EN


CAPITAL ECONÓMICO.

Henry giroux
es un profesor y estudioso estadunidense,
pionero en el campo de la pedagogía critica.
Sus teorías de basan en la importancia de que
as estrategias didácticas promuevan el
pensamiento crítico del alumno y tengan en
cuenta un contexto de democracia, justicia
social, poder, cultural y comunidad. Crear una
sociedad mejor donde prolifera los verdaderos
valores democráticos.
La educación se ve afectada de manera muy profunda por las grandes fuerzas
políticas y corporativas. No se puede hablar de educación sin hablar de las grandes
estructuras políticas, económicas, culturales y sociales en las que se enmarca y que
ejercen una presión sobre la enseñanza y los docentes que no puede obviarse.
La sociedad actual desprecia la esencia de la educación. Vivimos en una sociedad
donde predomina el interés privado, el dinero, el mercado, el consumismo y el miedo
frente al interés público, la responsabilidad compartida, los valores y las
instituciones democráticas. Esto acaba con la comunidad, la justicia, la igualdad y
el bien común y, por el camino, elimina la educación entendida como un bien público
y la pedagogía como práctica empoderadora.
La pedagogía actual es una forma de violencia. La pedagogía, tal y como está
planteada en muchas escuelas actuales, ataca en vez de educar y no logra que los
alumnos se reconozcan en lo que hacen. La multitud de pruebas y exámenes,
modelos de aprendizaje que apagan la chispa crítica y crean espacios sin ningún
tipo de imaginación, los sistemas de organización represivos y basados en el
castigo, la memorización y el conformismo crean un ambiente donde los alumnos
comprenden rápidamente que la escuela es un lugar desagradable y que no existe
nada parecido a la satisfacción de aprender.
La educación debe ser comprometida, crítica y revolucionaria. Hay que ver la
educación como algo más que un diploma o un instrumento para conseguir trabajo
al servicio de la cultura de la empresa. Debemos recuperar el papel que la
enseñanza ha tenido históricamente como herramienta para desarrollar la
capacidad crítica, utilizarla para que los alumnos sean agentes comprometidos con
el mundo, preocupados por afrontar asuntos sociales esenciales y dispuestos a
profundizar y extender el significado y la práctica de una democracia radical y
revolucionaria.
El pensamiento crítico está en peligro. En la sociedad actual pensar se convierte en
algo peligroso, al igual que los sitios donde se promueve el pensamiento. Y, como
señaló Goya en uno de sus grabados, “el sueño de la razón produce monstruos”.
Hay que desarrollar formas de pedagogía crítica que sean capaces de desafiar las
crecientes políticas y prácticas antidemocráticas y que permitan imaginar una
alternativa a la sociedad actual, inmersa en la desigualdad, la degradación del
medio ambiente y el encumbramiento de la guerra y la militarización como ideales
nacionales.
La educación no solo ocurre en las escuelas. Hay multitud de instituciones, desde
los medios de comunicación hasta los nuevos espacios digitales, que forman parte
de la llamada pedagogía pública y resultan primordiales para expandir y permitir la
voluntad cívica y política o para acallarla.
Hay que repensar la educación para que sea un instrumento democrático. Debemos
preguntarnos qué debe lograr la educación en una democracia, qué trabajo deben
hacer los educadores para crear las condiciones económicas, políticas y éticas que
permitan dotar a los jóvenes de las capacidades necesarias para pensar,
preguntarse, dudar, imaginar lo inimaginable y, en consecuencia, para que ellos
mismos defiendan la importancia de la educación como herramienta inspiradora e
impulsora de ciudadanos críticamente implicados y socialmente responsables.
La pedagogía crítica es mucho más que la transmisión de conocimientos. La
pedagogía crítica no se limita a comunicar técnicas y metodologías, sino que se
centra en comprender qué ocurre realmente en el aula y en otros espacios
educativos, lanzando preguntas sobre cuál es la relación entre el aprendizaje y el
cambio social, qué conocimiento tiene más valor o qué significa conocer algo. Pone
el énfasis en la reflexión crítica, crea un puente entre el aprendizaje y la vida
cotidiana, entiende la conexión entre poder y aprendizaje y amplía los derechos
democráticos y la identidad.
Los profesores tienen una gran responsabilidad en el desarrollo de la pedagogía
crítica, pero no siempre pueden ejercerla. Los docentes deben aprovechar el poder
de la educación para crear una cultura formativa que ponga freno a las amenazas
que sufren la democracia y la justicia y promueva esferas públicas, ideales, valores
y políticas que ofrezcan modelos alternativos de identidad, pensamiento, relaciones
sociales y política. Sin embargo, las condiciones de trabajo de los docentes, la
temporalidad o la carga de trabajos administrativos no dejan tiempo ni generan
espacios de intelectualidad para poner en práctica sus habilidades de forma
adecuada.
El objetivo final no es solo una nueva educación, sino una nueva sociedad. No solo
debemos imaginar que reformamos una sociedad que está rota, sino que la
eliminamos: necesitamos un nuevo tipo de sociedad, un nuevo discurso, unas
nuevas instituciones. Y para empezar a hacerlo debemos tomarnos en serio la
educación y sus implicaciones, comprender que con la pedagogía no solo estamos
modificando el conocimiento, sino que estamos influyendo en la consciencia y la
percepción, y tenemos el poder de crear nuevas subjetividades que no se definan a
sí mismas por el precio de mercado.

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