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Taly Taly
2
Cherry.lips Cherry.lips
Fabiola Fabiola
Angie Any
Estefi
Dedicatoria Capítulo 24
3
Capítulo 1 Capítulo 25
Capítulo 2 Capítulo 26
Capítulo 3 Capítulo 27
Capítulo 4 Capítulo 28
Capítulo 5 Capítulo 29
Capítulo 6 Capítulo 30
Capítulo 7 Capítulo 31
Capítulo 8 Capítulo 32
Capítulo 9 Capítulo 33
Capítulo 10 Capítulo 34
Capítulo 11 Capítulo 35
Capítulo 13 Capítulo 36
Capítulo 14 Capítulo 37
Capítulo 15 Capítulo 38
Capítulo 16 Capítulo 39
Capítulo 17 Capítulo 40
Capítulo 18 Capítulo 41
Capítulo 20 Epílogo
Capítulo 21 Agradecimientos
Joy puede aceptar sus palabras – tiernas palabras, crueles palabras- hasta que
una noche van demasiado lejos.
Ahora, Joy todo atrás para encontrar al único que le ah ofrecido su ayuda, un
chico sin hogar llamado Creed. Ella se convertirá en alguien más. Ella
aprenderá a sobrevivir. Ella respirará… si es que puede llegar a Creed antes de
que sea demasiado tarde.
Dedicatoria
Para mi familia,
E slyt. Eslyt.
Recogí las hebras y las metí en una bolsa de plástico, justo al lado de lo que
quedaba del kit decolorante Manic Panic y el saco lleno de tierra del jardín. Una
chica desconocida me devolvió la mirada en el espejo de mi cuarto de baño.
Blanca melena desmechada. Cejas pálidas, que de una manera extraña iluminan
su decolorada piel veraniega. Anillos negros alrededor de los ojos, la
transformación de ella… de mí… de una muchacha de los suburbios a un
espectro aterrador.
No.
Incluso estando en agosto, hacía el suficiente frío en plena noche para ponerme
la franela de Asher sobre la camiseta y mis harapientos pantalones de PVC
grises que encontré en la tienda de segunda mano. Su olor a desinfectante para
las manos, cigarrillos y su esencia natural, todavía impregnaba las fibras.
Dejaría todo lo demás, pero al menos había rescatado la franela.
Mis ojos recorren la habitación una vez más por cualquier cosa que pudiera
haber olvidado. La brisa entraba por mi ventana abierta y mi cama estaba
deshecha, como si apenas me hubiese levantado. El reloj marca la 1:26 am. Un
par de sucias botas de trabajo esperan al lado de mi vieja mochila, rellena con
botellas de agua, barras energéticas e inhaladores. Sólo tomé un puñado de
cada uno para que no se dieran cuenta de lo que faltaba.
Esas eran las cosas que había preparado, pero ahora que me iba, algo
inesperado me detuvo. No es el ordenador portátil o el armario lleno de ropa.
Ni siquiera el grupo de fotografías donde me encontraba con mi mejor amiga,
Neeta, haciendo caras graciosas o en la piscina. O aquellas con mis dos
hermanos, un trío de J: Jesse, Joy, y Jonah. Yo siempre salía apretujada entre
ellos, como si pudieran devolverle el aire a mis pulmones.
Asher se me quedó mirando, echado hacia atrás, sus brazos cruzados, con una
mirada en blanco y desafiante al mismo tiempo. Aquella mirada que me hacía
doler con ardiente temor.
Neeta no podía saber por qué finalmente había cedido a un viaje de chicas, sólo
con ella. Las fotos no cuentan la historia real. No habíamos platicado realmente,
desde que estuve con Asher. Puedes conocer a alguien toda tu vida, y un año
más tarde, no sabe absolutamente nada de ti.
J1 había estado fuera de casa desde hacía un año, su antiguo dormitorio era una
celda vacía. Él no tendría que cuidar de mí nunca más, ahora que el trabajo
pertenecía a Asher. J3 dormía como un tronco o como un exhausto niño de
cuatro años, su respiración constante y densa. Mis padres no tenían motivo que
los mantuviera despiertos durante la noche.
Aun así, contuve la respiración contra el olor a tierra, cuando me puse las botas
de trabajo y arrojé la bolsa de tierra, manchando desde la ventana a la cama y
luchando con mis almohadas. La suciedad podría provocarme un ataque de
asma, y eso traería a mis padres volando a mi cuarto. Guarde las botas en la
bolsa, y luego golpeé mis pies en el barro para dar la impresión de una lucha.
No dejaría ninguna otra huella. Pronto, la policía se arrastraría en este cuarto
buscando evidencias.
Y luego…
Un crujido
El dolor apuñaló a mi arco desnudo, me agarré el pie para evitar llorar a gritos,
un carro Lego1 de J3, que había dejado aquí para chantajear su camino a mi
habitación. El conductor aplastado colgaba lastimosamente. Él no tendría a
nadie que lo cuidara una vez que me fuera. Metí el pequeño hombre de Lego en
mi mochila antes de que pudiera hacerme cambiar de opinión.
***
1
LEGO es una empresa de juguetes danesa reconocida principalmente por sus bloques de plástico
interconectables.
Nadie se levantaría en nuestro barrio a esta hora, al menos en teoría. Pero eso
no significaba que no me descubriría algún tipo despierto hasta tarde con su
computadora portátil, que pensó ver el fantasma de una muchacha en la noche.
Lo que los vecinos ven y lo que pasa detrás de puertas cerradas son a menudo
dos cosas diferentes en el paraíso suburbano. Debería saberlo.
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Pero no lo hice cuando conocí a Asher. Él me deslumbró tanto como a los
demás.
Para mis padres, él era el sustituto perfecto de un hermano mayor, mejor aún,
podía protegerme durante el resto de mi vida. De la neumonía, de la pobreza,
del abandono.
Sólo que había un precio por todo lo que me dio. Si Jesse no hubiera estado en
la universidad, si mamá no se hubiera consumido con los detalles de mis
medicamentos y horarios, si mi papá no hubiera estado desempleado durante
seis meses y Asher no le hubiera conseguido el trabajo en Empresas Valen. . . tal
vez alguien habría notado que dejé de respirar.
Neeta y yo fuimos a casa por nuestro viaje. Yo aún estaba conmocionada por el
rechazo de Jesse. Si podía contar con alguien, sería él. Sin embargo, él cerró la
puerta en mi cara.
Asher estaría enojado, eso lo sabía muy bien. Pero jamás podía haber adivinado el
castigo. Él me llevó a su apartamento como siempre lo hacía, sólo que esta vez
había una vela encendida. La calma en sus grises, sus grises ojos que entraban
en conflicto con el conjunto de su mandíbula, hecha aún más aguda por la luz
parpadeante. Él retiró las sábanas. Algo metálico brilló a la luz de las velas.
Mis padres siempre estaban quejándose de las chicas Hopkins que dejaban el
portón abierto para sus novios. Pero este nuevo yo contaba con ello. Me
deslizaría entre los barrotes antes de que alguien se diera cuenta que había
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escapado. No me atreví a mirar atrás.
L
a punzada en mis pulmones era el menor de mis problemas mientras
11
pasaba de sombra en sombra. Tendría que tomar un atajo por el
bosque para alcanzar el autobús de las 2:00 am… Si no lo alcanzaba,
estaba jodida por completo. El siguiente no llegaría hasta el amanecer.
Corrí a través del árbol de hoja perenne, donde Jesse y yo solíamos construir
fortalezas y donde conocí por primera vez a Neeta, mucho antes de que Jonah
fuera imaginado. J1, J2, J3.
Jesse fue a la universidad Westner el verano pasado. J1 estaría bien sin mí.
Mejor aun, él mismo lo dijo.
A las 2:02 de la mañana, el autobús 216 del metro, rodaba por el transitado
centro de Issaquah y yo estiré mi sudadera con capucha sobre mí, lista para la
acción.
2
Vans: Marca de zapatillas.
Adolescente fugitivo, pude leer en su rostro. Me pregunté si podía ver la
desesperación en el mío. Yo no la observé demasiado, oficial. Pero no, no puede ser
esta chica. Tenía el pelo rubio, no largo y oscuro, y los ojos. . . negros y vacíos.
Los únicos otros pasajeros eran una mujer inclinada sobre los asientos de
discapacitados y un ejecutivo en la parte posterior. Tomé asiento casi en la
mitad y me hice un ovillo en torno a mi mochila.
Todo lo que tenía que hacer era llegar a Bellevue, donde esperaría el primer
autobús con destino a Seattle. Luego tendría que tomar otro para llegar al barrio
de Capitol Hill, donde desaparecería en la amplia población de adolescentes sin
hogar. Hasta entonces, tenía que fundirme en el paisaje. Eso no sería muy
dificil. Nadie que conocía tomaba el autobús.
Viajamos lejos del estruendo del transitado centro hacia la autopista. Miré por
la ventana trasera, más allá del ejecutivo y en la oscuridad de mi vida
alejándose.
***
—Vallamos a dar un paseo —me había dicho Asher, hacía solo unos días.
Pero esta vez, había llegado demasiado lejos. Mi piel palpitaba en la memoria.
—¿Dónde quieres ir? —le pregunté, una vez que se acomodó en su DeLorean,
minuciosamente cuidado cada semana para mantener su satinado y libre de
huellas dactilares. Él podía tener el coche que quisiera, pero escogió uno que
requería constante cuidado. Al igual que yo.
desplazarme entre las minas terrestres, no sería castigada. No esta vez. Un par
de cuervos picoteando en el muerto camino nos dispararon miradas curiosas,
dándome un escalofrío espeluznante.
Si pudiera recorrer este equilibrio, todo volvería a ser como era antes.
Pasamos por un Starbucks en el camino de salida del barrio, donde solía ir con
Neeta. Ella podría estar allí ahora con Ellerie y Ari, sus nuevos amigos desde
que Asher llegó. Estarían tomando Frappuccinos, tal vez hablando sobre el
viaje. No había tenido la oportunidad de saber lo que Neeta quiso decir, si se
daba cuenta a pesar de todo. Estas diferente, Joy.
No podía arriesgarme a toparme con ellos mientras estaba con Asher. Siempre y
cuando permaneciera lejos, podría dar sentido a lo que había sucedido, primero
con mi hermano y luego ayer por la noche. Al ver a Neeta pondría todo en
peligro. Me desmoronaría con una mirada suya, que sólo empeoraría las cosas.
Él asintió con la cabeza, inclinando sus gafas de aviador sobre sus ojos. Solté el
aire capturado en mis pulmones. Era lo que él quería desde el principio.
Seattle se desplegó ante nosotros, Puget Sound3, las montañas y toda la ciudad
embutida en el bajo y amplio parabrisas. Las últimas gotas de la lluvia de
verano se esforzaban por mantenerse cuando nos sentamos en silencio.
—No hemos hablado mucho desde que volviste —dijo Asher. Acariciando con
sus dedos la pulsera de Tiffany que me había regalado, con un cuervo que
14
colgaba por el extremo de la placa. Esto me identificaba donde quiera que fuese,
incluso a los confines de la tierra.
—No fue gran cosa. Es solo que… Neeta y yo no nos hemos juntado en un largo
tiempo, y ella pensaba que podríamos visitar a Jesse en Westner. —La verdad es
que ni siquiera sabíamos por qué íbamos a ver a mi hermano hasta que
llegamos allí.
Nos bajamos en la salida de Olive, que nos llevaba hacia Capitol Hill. Mientras
nos dirigíamos hacia Broadway, el paisaje cambiaba de brillante a áspero de
seda al cuero, de una boutique de moda a tienda de ropa usada. Aparcar en la
calle se hizo difícil, y dimos vueltas en círculo para encontrar un lugar.
—Pensé que no pasarías más el rato con Neeta —dijo Asher, con una pizca de
desdén. No era ningún secreto que no le gustaba Neeta. Las palabras molesta y
sabe-lo-todo vinieron a mi mente, aunque él siempre la tratara con extrema
cortesía.
—Entonces, ¿qué hacías allí? Tuvo que haber sido bueno si no querías hablarme
sobre ello. ¿Una fiesta? —Su pregunta me paralizó dejándome sin aliento.
3
El estrecho de Puget (o Puget Sound) es un profundo entrante del océano Pacífico localizado en la
costa noroccidental de los Estados Unidos. Administrativamente, sus aguas y costas pertenecen al
estado de Washington.
mi hermano todavía vivía en casa, él venía aquí a menudo, repartía alimento y
calcetines. Asher se mantuvo cerca protegiéndome del murmullo, el
tabaquismo y el flujo impredecible, la suavidad de su mano contradiciendo sus
palabras.
—No, ninguna fiesta —retrocedí—. Sólo nos detuvimos para ver a Jesse,
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paseamos, y regresamos. —Asher esperó algo más, para el punto en que me
delatara a mí misma. Como siempre, no vi mi error hasta que fue demasiado
tarde.
Lo que no podía decirle era que Jesse, el hermano que siempre me cuidaba, el
que me encontró cuando yo había dejado de respirar, no quería verme. Él
alimentaba a los desamparados y construía viviendas en México, pero ya había
tenido suficiente de mí. No obtendría ninguna ayuda de su parte.
—Es cierto. No has pensado —me cortó. Luego sonrió, y no podría decir si la
sonrisa llegó a sus ojos bajo las lentes—. Sé que fue un error. Te perdono. —
Posó sus labios en los míos, recordándome ese lugar emocionante entre el amor
y el peligro. A penas podía sentir el dolor—. Solamente. . . Te echaba de menos.
Te amo, Joy.
No, lo oí…
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Lo conocí una vez, en un callejón de cristales rotos.
Esta vez pude verlo mejor a la luz. Probablemente era de mi edad, con cabello
castaño oscuro colgando en mechones. Los ojos de un profundo azul, piel
áspera y bronceada por la exposición, cuerpo con todos los miembros fibrosos.
Si se pusiera de pie, pensé, medirá más de un metro ochenta de altura.
Su voz suave, una fuerza de música de guitarra se extendía como una mano
atrayéndome en un abrazo.
Podría ver las heridas, formando cicatrices incluso ahora. Cenizas. Las palabras
de su canto hicieron eco en mi mente.
Una cinta se apretó alrededor de mis pulmones. Al instante, odié aquellas botas.
—Quiero verte en ellas. —Lo cual, si hubiera sido dicho por alguien más,
podría haber sido completamente atractivo. Pero sabía lo esto significaba con
Asher. Volveríamos a su casa, y yo me las pondría. Él comenzaría por mi cuello
y trabajaría su camino hacia abajo, dejándo siempre la pulsera del cuervo.
¿Quitaría el vendaje? La idea de ello me dolió.
Saqué mi tarjeta de crédito y recogí las botas. Asher se acercó lo suficiente como
para sentir su aroma a menta y nicotina. Sopló su suave aliento en mi cuello y
sus palabras en mi oído:
—No me gustó lo que hiciste ayer por la noche, Joy. Tendremos que arreglarlo.
M
i vida se divide en tres partes: antes de Asher, después de
18
conocerlo, y después de marcharme.
El tema de este año se destinó a las aves, a causa de la nueva exhibición del
zoológico, un flamenco de color rosa, donde una docena de ellos se esparcirían
alrededor del lodo y deslumbrarían a cada uno en el noroeste lluvioso. El
zoológico espera poder renovar la exposición de pingüinos de una isla falsa a
un verdadero palacio de pingüinos, si al menos los invitados pudieran
desprenderse de algunos fondos para ayudar.
Yo como que sentía pena por los pingüinos. Tenían alas, pero no podían volar.
Esta noche, yo no sería nada como ellos. Cualquier cosa podía pasar cuando me
sentía ligera como una pluma, libre como un pájaro.
4
Bruschetta: Plato originario de la cocina italiana. Consiste en rebanadas de pan tostado, saborizados,
con añadidos a gusto.
babearían y les ofrecerían fabulosos premios para mantener esos flamencos
fangosos y los pingüinos a flote.
Papá y yo nos registramos y cada uno obtuvo una paleta con nuestro número
de licitador 235, el número perfecto para representar a nuestra familia: dos
padres, tres hijos, cinco voces de tumulto y caos.
—No hagas ofertas alocadas —dijo papá—. Pero puedes ofrecer en la tienda de
subasta.
—¿Cuál es mi límite?
5
El sari es un vestido tradicional usado por millones de mujeres del Subcontinente Indio.
6
Yellow Bird: Trago que contiene bacardi, Galliano(licor de hierbas), licor de banana, jugo de naranjas, y
juego de piña.
Papá me contempló con preocupación.
—¿Está segura?
Pase rozando junto a los últimos paquetes de manicura, la escultura del elefante
de arcilla, una cena para dos en la cocina de la Costa. Si yo tuviera a alguien con
quien ir, podría haber pujado7. Estaba todavía muy por debajo de cien dólares
por una noche de cocina regional y mística. Los juegos de mesa Cranium
captaron mi atención. Jesse y yo podríamos jugar Hoopla antes de que
despegara hacía Western y podría jugar Hullabaloo con Jonah, quien estaba a
7
Puja: Una oferta en una subasta (cantidad que ofrece un licitador)
punto de cumplir cuatro. Deje mi número debajo, 235, y deseé no perder en los
tres o los cinco por un solo momento.
Sentí una presencia cálida, y no venía desde el calentador que pasé. Era más
como calor mezclado con un escalofrío.
Sus ojos fueron la primera cosa que me golpeó: intenso y pálido gris, 21
mirándome. Un peligroso poder crepitaba en torno a él, con una fuerza que casi
quema mi piel.
Era esbelto y tosco de alguna manera, aunque impecablemente vestido con una
camisa abotonada y pantalones claros. Sus ojos recorrieron mi cuerpo hasta el
borde del sari sedoso de color rojo y alrededor de mis piernas, y sentí un
escalofrío nuevamente. Su mano descansaba en la camiseta Nirvana como la
que ya poseía. Luego se deslizó nuevamente en la corriente de cuerpos
compitiendo por el espacio en la tienda.
Pasando a la siguiente fila, no podía dejar de mirar atrás. Allí estaba él, en la
pulsera de los santos. ¿Memorizando mi número? ¿Tratando de robar mí
oferta? Bueno, yo no estaba dispuesta a perder. Miré a mí alrededor
salvajemente mientras él estaba de espaldas y me encontré con, una noche de
tragos y música en El Cloud Room8.
Si iba a perder el paquete de Cranium, tendría que encontrar algo para Jonah.
Una fiesta en Castillos inflables. Por supuesto. 235. El muchacho me lanzó una
mirada oscura, mientras todos los demás parecían borrosos a nuestro alrededor.
8
The Cloud Room – Hotel Camlin: El Cloud Room se encuentra en el ático del Hotel Camlin, es un
bar/restaurante clandestino con las comodidades de un hotel cuatro estrellas, por el cual pasaron
numerosos rostros famosos.
Mis rodillas se estremecían donde la seda rozaba. Cada fibra parecía tomar mi
cuerpo de la más extraña manera de frío-calor. Escribió su número después del
mío, en un movimiento un tanto exasperante… y totalmente sexy. 101. Uno él y
Uno yo.
Por último, hice una oferta para un juego de cubre teteras hechos a mano. Esta
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sería la prueba para separar la coincidencia del acoso. En el peor de los casos, se
lo presentaría a mi madre como un regalo por asistir a la fiesta del zoológico en
su lugar. La pregunta ahora era: ¿Pujaría él?
Doblé la esquina sobre la última fila de mesas. Más arte. Más cenas. Más joyería
que podría ser llevada por una tienda del zoológico llena de damas. Él se movía
hacia el juego de cubre teteras, echándome un vistazo y luego miró con frialdad
por encima de su hombro a la multitud, comiendo, bebiendo y siendo felices.
Mi vestido se pegaba en sitios donde la seda nunca debería pegarse. Llegó al
juego de cubre teteras y entornó los ojos en ellos.
Él me estaba dirigiendo esa mirada intensa, esta vez más palpable, como si sus
ojos fueran de alguna manera capaz de enviar ondas de adrenalina por todo mi
cuerpo. Lucho. Vuelo. Me derrito, allí mismo en el camino del zoológico. Mi
padre levanta la vista.
—En realidad, sí. Nos encontramos en la tienda hace unos minutos, pero quería
continuar nuestra conversación.
Thunk.
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El antiguo reloj de imitación ubicado por encima de mi cabeza marcaba las 5:23,
menos de veinte minutos antes de que el primer autobús con destino a Seattle,
pasara lentamente y se dirigiera a la ciudad lleno de gente madrugadora. Solo
había tomado esta ruta una vez, cuando al coche de Neeta le cambiaron los
asientos de piel, y ella, Ellerie, y Ari querían ir a Nuemos por un concierto.
Mis padres llamarían a Neeta en primer lugar, pero ella no tendrá nada que
contar. Desde que yo estaba con Asher, nos habíamos visto cada vez menos, al
principio, porque yo no podía conseguir lo suficiente de él. Más tarde, porque
me quería solo para él.
Ella había sido testigo de la tensión entre Jesse y yo cuando fuimos a verlo a
Western. Al abrir la puerta, la sorpresa pasó por su rostro y luego un ceño
fruncido. Pero eso podía significar cualquier cosa. De camino a casa, ella dijo
que yo había cambiado, aunque no podía decirme por qué.
¿Cómo podría saberlo ella? ¿Alguna vez la había visto antes? ¿Trabajaría para
el padre de Asher? Traté de mirar hacia otro lado, mi corazón latiendo con
fuerza en mi pecho. ¿Pero reconocería mejor mi perfil?
Desde luego que no, pensé. Tendría que tranquilizarme si pensaba lograrlo aquí
fuera. Para llegar a ser invisible, necesitaría un esfuerzo de mi parte.
***
***
—¿Crees que le gustará ésta? —había dicho Neeta, levantando una antigua
chaqueta de cuero marrón de textura crujiente.
Ella estaba intentándolo, lo sabía. Pero no sabía lo que podría gustarle a Asher.
Él era brutal sobre las cosas que no encajaban en su estética. Mi ropa, por
9
Dick Drive-In restaurante de comida rápida en Seattle.
ejemplo. En los seis meses que habíamos estado saliendo, el color se había
drenado de mi armario. Mi figura pasó de floja a elegante, a pesar de que yo
siempre estaba tirando de mis faldas, extrañas para mí, pero hermosas para él.
Esto se fue volviendo aún peor, ya que mi padre comenzó a trabajar en Valen.
Neeta suspiró.
—¿Estás segura? —Me di cuenta de que tenía sus dudas. El poder de las
magdalenas era fuerte para ella.
—Ah. Privado —dijo, y me entregó una pequeña caja, el tono exacto de Tiffany
azul que no podría ser confundido por nada más.
Abrí la caja con cuidado, prudentemente. Era demasiado grande para contener
un anillo, también pequeña como para ser un jarrón de porcelana o una
lámpara. Esto era exactamente el tamaño correcto para una pulsera de
identificación de oro blanco, su placa plana grabada con su apodo cariñoso para
mí. Pajarito. Un amuleto colgaba a un lado, un pájaro con rubíes rojos como
ojos. Pero mirándolo más de cerca, era sin lugar a dudas un cuervo.
—Las pulseras con amuletos se originaron con los antiguos egipcios —dijo—.
Actuaban como identificación de los dioses del inframundo, quienes eran, su
estado, a quien pertenecían...
***
La pulsera todavía tintineaba en mi muñeca, escondida bajo mi manga. Si la
hubiera dejado, ellos lo sabrían de inmediato. Nunca me quitaba la pulsera, ni
para dormir. Tenía que deshacerme de ella de alguna otra manera.
—¿Qué crees que estás haciendo aquí? —Era un hombre alto y calvo de unos
cuarenta años que parecía poder jugar al Scrabble cuando no estaba acosando
adolescentes.
—¿Y bien?
—Yo sólo… tengo que usar el baño. —¿Que puede hacer alguien en Rite Aid?
—No, no estás haciendo nada, porque vas a salir de aquí. —Tropecé con un
enredo de campanas en la puerta y prácticamente caí a través de ella.
10
Max Factor: Marca reconocida de maquillajes.
De regreso en la calle, mis manos temblaban y mi vejiga estaba cerca de estallar.
Si yo era adicta a algo, era a mi estúpida botella de agua.
Me puse en la fila situada entre un tipo enviando mensajes de texto y una mujer
escuchando el correo de voz con el ceño fruncido en su rostro. Todo el mundo
en el café parecía estar umbilicalmente conectado a algún tipo de tecnología. El
bullicio era más del golpeteo colectivo de las teclas que de cualquier tipo de
comunicación verbal.
Cuando llegué al mostrador, el barista me miró más de una vez con aprecio,
pensé. Era más bien alto, de cabello castaño dorado volando en todas
direcciones y combinando con una camisa deshilachada en su estrecho recinto.
Parecía un estudiante de arte, tal vez, en algún lugar de Cornualles. El nombre
de su etiqueta, ligeramente torcida, decía BACH.
—Mira —dijo con la voz ligeramente más fuerte—. Los baños son solo para
clientes. —Pero él deslizó la llave en mi dirección—. Simplemente no te inyectes
allí, ¿está bien? —susurró—. Vas a hacer que me despidan. —A la chica que
vaporiza la leche, él le dijo —. Solo un café con leche pequeño, e inyectado de
almendra.
Q
uería continuar nuestra conversación, Asher había dicho aquella cálida
31
noche de verano que nos conocimos en el zoológico. Yo no sabía
entonces, cómo podía terminar la conversación.
La señora del zoológico, los vicepresidentes y sus esposas con boas de color
rosa no percibieron el intercambio silencioso que se produjo entre mi padre y
Asher. Mi padre asintió con la cabeza, y en ese momento, concedió el permiso a
Asher.
Papá se volvió hacia sus colegas, que estaban listos y entusiasmados por
alimentar a las jirafas. Y yo también lo estaba, hasta hacía solo un momento.
Mariposas, como la que estaban en exposición, se esparcieron en mi estómago.
Asher estaba a sólo unos pocos centímetros de distancia, pero se sentía como
que ya había quemado en mi torrente sanguíneo, más allá de cualquier defensa
que pudiera soportar. ¿Cómo podría saber ya cómo desequilibrarme?
A medida que el grupo seguía el camino de la sabana, nos asustó una bandada
de cuervos descontrolados, chillando y graznando indignados.
—En realidad —él contestó—. Los cuervos son muy inteligentes. Casi tan
inteligentes como los seres humanos. —Más adelante un par de esposas
brindaron con sus Yellow Birds y sus carcajadas terminaron en un resoplido
brusco. Dejando un rastro de plumas color rosa a su paso.
—¿Así que…?
—Así que las aves marcadas están todas muertas ahora, pero sus descendientes
todavía caen en picada bombardeando a los investigadores cada vez que
caminan por el campus. Ellos tienen que salir disfrazados. —Cruzó sus
brazos—. Bastante impresionante para una especie de aves inmundas.
—Entonces, cómo sabes tanto… ¿Cómo los llamaste? ¿Córvidos? ¿Son esos
cuervos?
—Bueno, se podría decir que son muy parecidos a los humanos la mayoría de la
gente da el crédito correspondiente. O por lo menos, un cierto segmento de los
seres humanos. Chicas adolescentes, por ejemplo.
Una vez más, no estaba segura si estábamos compartiendo una broma ¿O era yo
el extremo de ella? Sus ojos brillaban. No podía creer como mi estómago estaba
montando una misteriosa montaña rusa que me era totalmente desconocida.
Había algo en él. Yo quería saber qué pensaba de mí, y si se dio cuenta de cómo
su cercanía me hacía sentir totalmente indefensa.
Doblamos alrededor del camino hasta que mis ojos se posaron en unas huellas
pintadas de… ¿Gacelas? ¿Lobos? Pequeñas huellas amarillas nos llevaron hasta
una aldea africana con vistas a la sabana. El parque estaba completamente en
silencio, excepto por unos pocos gritos al azar de los animales.
—La zona de alimentación es solo un poco más allá —dijo. ¿Qué tipo de
autoridad tenía aquí, que los cuidadores del zoológico y hasta mi papá sabían
su nombre? ¿Qué edad tendría? No era un adolescente, supuse. Parecía tener
por lo menos veinte años. Si el conocía a mi padre, tal vez sabía acerca de mí.
¿Sabría que sólo tenía quince años y sería carne de prisión durante los próximos
dos meses?
—Ven aquí, muchacho —dijo Asher en voz baja—. Está bien. Ella no quiere
lastimarte, grandote. No es más que una idiota ruidosa. Totalmente inofensiva.
Mientras sostenía las hojas, una cabeza manchada apareció sobre la curva de la
colina. Las voces se silenciaron:
La embarazada.
Asher estaba tan cerca que podía sentir su aliento detrás de mi cuello y
enviando un torrente a través de mis nervios. Miré a mi padre para ver si se dio
cuenta. Él sonrió y asintió con la cabeza, aun discutiendo los puntos más
delicados de las organizaciones no lucrativas. O no me estaba prestando
absolutamente ninguna atención, o Asher tenía algún tipo de poder sobre él
también.
—Oh, Dios mío, oh Dios mío —la mujer estaba diciendo—. Yo pensé que estaba
a punto de morderme el dedo…
—Bueno, eso se acabó —me dijo bajo su aliento—. Tal vez tenga que
reconsiderar mi opinión sobre el comportamiento de los cuervos, tal vez se
parece menos a chicas adolescentes y más como a esposas corporativas. —
Entonces, la media sonrisa regresa.
A
sher desapareció entre la multitud después de regresar del encuentro
35
con animales. Las subastas ahora estaban cerradas. Nunca tuve la
oportunidad de hacerle una oferta. Después de haberlo visto con las
jirafas, Asher me pareció el tipo de hombre al que no le gustaba perder. Bueno,
al menos tendría un trío de cubre teteras como resultado de mi salida nocturna
con papá.
Caminamos a través de la tienda de la cena hasta nuestra mesa, a tan sólo unos
metros del centro del escenario. Este año los treinta premios principales
figuraban en el Libro de subastas, cena para diez personas con los orangutanes,
una fiesta de Halloween en la zona de juegos, y el gran premio, un jet privado
para doce a Lake Powell con una semana en las cristalinas aguas azules. Estiré
el cuello para encontrar a Asher. No podía olvidar la fuerza de su mirada, o su
dulzura con los animales, o su aliento en mi cuello. O el fuego cuando sus
planes se vieron frustrados.
El resto de la mesa corría con frescas Yellow Birds, incluso la mujer que antes lo
derribó. Ella había sido perdonada y la jirafa olvidada.
La cena consistía en cuatro platos, era aún más emocionante porque no estaba
asfixiada por los chicos y su testosterona. Mamá y yo éramos las únicas que aún
consideraban las cosas básicas… como la ensalada.
Cuando el sommelier11 se acercó con el vino, papá ordenó ambos, rojo y blanco
y deslizó el blanco hacia mí.
11
Sommelier o sumiller, es el experto en vinos que sugiere a la clientela de los grandes restaurantes el
vino apropiado para la ocasión.
Los chefs del zoológico eran demasiado elegantes para servir algo de categoría
avícola, así que nuestras opciones eran brochetas de cordero con tomillo y
limón, salmón asado con cedro, o la opción vegetariana que escogí: trufas
asadas con queso brie12, miel e higos. Ni los pájaros podrían oponerse a eso.
12
Brie es un queso de pasta blanda elaborado con leche cruda de vaca.
13
crème brûlée es un postre cremoso que consiste en una crema pastelera cuya superficie se ha
espolvoreado de azúcar con el fin de quemarlo y obtener así una fina capa crujiente de caramelo.
14
La Hiedras o las ocho antiguas: Grupo de universidades, que tienen en común unas connotaciones
académicas de excelencia, así como de elitismo por su antigüedad y admisión selectiva. Son ocho
universidades privadas del noreste de los Estados Unidos.
—Bombardeos en picada —terminé—. Cada vez que caminan por el campus.
Lo sé, Papá. Él me lo contó todo.
—Entonces tiene que haberte contado también que tienen una extraordinaria
jerarquía social. Esas aves pueden ser muy brutales.
—Estos dos están aquí todos los años, espera hasta que escuches la llamada de
subastas de este tipo.
—Ese es el padre de Asher —susurró el mio cuando una luz iluminó una mesa
al otro lado del escenario. El mítico Steven Valen parecía un poco básico, en
realidad. Era solo un hombre mayor con el cabello cuidadosamente arreglado y
con gafas de montura metálica, pero pude sentir la misma intensidad que sentí
con Asher.
15
Los Halcones Marinos o Seahawks, son un equipo profesional de fútbol americano con sede en
Seattle, Washington.
Era de noche cuando la cena y la subasta llegó a su fin. Todo el mundo caminó
atravesando el parque hasta la tienda de subastas, donde el personal del
zoológico repartió los artículos.
—Aquí, puedes tomar esto. —Él alejo los cabellos de mi frente como si acabara
de darse cuenta de cómo se enfadaría mamá si se enteraba de toda la libertad
que me había dado—. ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda para llevar algo?
Negué con la cabeza. Probablemente podría llevar los cubre teteras por mí
misma. Pero aspiré un par de bocanadas rápidas de mi inhalador y contuve la
tos.
—Aquí tienes —dijo la señora del zoológico, y me entregó una bolsa de papel
con mi premio de consuelo ubicado en el interior. A mamá le encantará. O, más
probablemente, ella los volverá a regalar a la señora de la limpieza. Oh, bueno.
Por lo menos a alguien le gustará el diseño floral.
—Bueno, espero que los disfrutes —le dije, con un insulto leve en mi voz, 39
—Espera. Joy. —La forma en que dijo mi nombre, grave, pero con el mismo
toque de dulzura que había visto cuando alimentó a las jirafas, me detuvo.
Como si fuéramos las únicas dos personas en el universo, y todos los demás se
desvanecieran en el espacio a nuestro alrededor.
Abrí mi boca, pero nada salió. Sostuvo en alto la camiseta vintage de Nirvana.
Y entonces sus labios se encontraron con los míos tan suavemente que mis
palabras todavía flotaban entre nosotros.
—Nos vemos por ahí —dijo. Tuve que esperar un minuto para recuperar el
aliento. Dentro de las bolsas estaba todo, el conjunto de Cranium, la pulsera de
los santos, una fiesta en el castillo inflable. El álbum firmado de Nevermind, una
foto de Kurt y Courtney, y un sobre para una noche en El Cloud Room, con un
número de teléfono escrito en caligrafía nítida:
"Llámame".
Al parecer, tenía una cita.
40
Capítulo 7
Traducido por Cherry.lips
P
ensar en ese beso ahora dejó un mal sabor en mi boca, agravado por los
41
efectos persistentes del café con el estómago vacío. Terminé las últimas
gotas de café con leche y arrojé la taza en un contenedor de basura.
Justo ahora, J3 haría su camino a través de sus Legos y trenes Brio y caminaría
penosamente por las escaleras blancas, en busca de cereales. Mi mamá estaría
preparando los almuerzos, medicamentos, y las llaves antes de ir al trabajo,
cualquier cosa que le hiciera creer que tenía el control. Papá no estaría muy
lejos. A la salida, podría darse cuenta que alguien olvidó poner la alarma. La
señora de la limpieza llegaría al mediodía, cuando ella vería la suciedad en la
alfombra y la ventana abierta. Tal vez ella no piense nada de ello. Mamá y papá
llegarían a casa alrededor de las siete y asumirán que yo estaba con Asher. A las
diez, podrían empezar a preocuparse. Finalmente, Papá podría llamar a la
señora de la limpieza y averiguar acerca de la tierra y toda la evidencia
succionada por la aspiradora…
Las iglesias y refugios estaban fuera de los límites. Luego había lugares en los
que había estado con Asher, o con mis amigos. Cualquiera de ellos podría
delatarme. En su lugar, me gustaría pasar de un mundo a otro, donde los
débiles se hacen fuertes.
Los súper poderes serían muy útiles, pero me conformaría con los poderes de la
calle. Mi fuerza en las calles sería la invisibilidad. Me escondería en plena vista.
A pesar de que dudaba que alguien me reconociera, con veinte centímetros de
cabello nunca teñido cortado. Saqué el sobre dirigido a Locks of Love16 fuera de
mi mochila. Una página de sellos tenía que ser suficiente para enviar medio kilo
de pelo oscuro desde un anónimo buzón de correos de Seattle. Me sentía
extraña sin su luminosidad. Sin trabas.
42
Mi reflejo en el cuarto de baño incluso a mi me sorprendió, con el pelo de color
blanco algodonoso, tan blanco como dos kits aclarantes podían conseguir. Ojos
delineados de negro, corrido por la siesta en el autobús.
Sabía que era una locura pensar que él podía ayudarme, este muchacho con la
guitarra cuyo nombre ni siquiera conocía, sólo que sus ojos se encontraron con
los míos, prometiendo ayuda.
***
Cuando llame a Asher después de la fiesta del zoológico, no sabía que estaría
cambiando una prisión por otra. Yo sólo sabía que me estaba ahogando.
16
Locks of Love es un bien público sin fines de lucro que proporciona pelucas a niños con dificultades
financieras en los Estados Unidos y Canadá, menores de 21 años que sufre de largo plazo de la pérdida
del cabello médica de cualquier diagnóstico.
limpieza vino con tanta frecuencia en aquel entonces que una vez Jonah la
llamo mamá.
Nadie dijo nada, porque todo el mundo sabía los sacrificios que tuvieron que
hacer.
Jesse lo hizo muy bien. Antes de partir a Western, su trabajo consistía en evitar 43
Esto, hasta que conocí a Asher. No sabía cómo alguien tan medido, tan
deliberado, podría hacerme sentir en el límite y fuera de control. Anhelaba que
las cosas estuvieran fuera de control, por una vez en mi vida.
—Joy —repitió, esta vez con una intimidad que me sorprendió. Podía hacer eso,
pasar de frío y distante a meterse dentro mi piel en un instante. Lamenté mi
tono enojado.
Me eché a reír. Nunca había conocido a nadie tan seguro, tan rápido, que me
desquiciara con su audacia.
—No das la impresión de ser una chica que hace conjeturas —dijo—. Parecías
bastante segura de lo que querías en la fiesta del zoológico. Y… aquí estoy. Por
lo tanto, pregúntame.
No me veía a mí misma de esa manera, yo era la muchacha atrapada entre dos
hermanos, a merced de una respiración incorrecta. El hecho de que él me viera
tan segura envió una onda de placer a través de mi piel.
—Yo estaba pensando —comencé de nuevo—. Tal vez los dos podríamos ir. . .
—Pero yo pensaba…
Mis padres conocían a los padres de Asher. Ellos sabían del trabajo de Asher y
su reputación. Él terminaría su último año en la preparatoria View Ridge,
mientras yo era estudiante de penúltimo en Eastside, entonces él tomaría un
año para realizar investigaciones sobre cuervos antes de dirigirse a una
universidad prestigiosa. Él era un buen novio para mí, el perfecto guardián
ahora que Jesse se había ido. Ellos no sabían nada del fuego que me atrajo a él,
peligroso y seductor.
Todo cambió cuando mi papá perdió su trabajo. Incluso aún más, mi relación
con Asher.
Mi padre llegó a casa un día y nos dijo todo lo que había pasado.
Cuando le conté a Asher, asintió con la cabeza, como si lo hubiera sabido desde
el principio.
Pero realmente me preocupé por ello ya que las cosas se habían puesto más
estrictas en casa. Días se convirtieron en semanas y meses, viviendo del salario
de tiempo parcial de mi madre, mientras mi padre seguía buscando trabajo. 46
—¿Qué quieres que haga? —exigió Asher, y le pregunté—. ¿Podrías hacer que
mi padre consiguiera un puesto de trabajo?
Una semana más tarde, mi padre obtuvo una entrevista y Asher me llevó de
nuevo a su apartamento.
Fue mi primera vez, con él o con cualquier otro. Besó cada espacio en donde
estuvo mi ropa y tenía miedo pero estaba agradecida. Le debía tanto.
Él estuvo de acuerdo.
Capítulo 8
Traducido por Cherry.lips
C
apitol Hill era casi irreconocible durante el día. El eje de Broadway y
47
Pine consistía en clausurados clubes, un colegio, restaurantes, y una
telaraña de empresas en ruinas. Sólo tenía un pensamiento en mi mente:
encontrar un lugar para dormir. ¿Una casa vacía? ¿Un respiradero de
ventilación? Sólo un lugar seguro para esta noche.
Siempre había un montón de gente sucia dispersa por todo Broadway, tocando
la guitarra, cantando o actuando monólogos extraños y sin sentido, pidiendo
monedas. Mendigos, los llamaba mi hermano Jesse. Conocía bien el escenario de
personas sin hogar, después de todo su voluntariado. Apuesto a que nunca se
imaginó que su hermana sería uno de ellos.
Cuando venía aquí con Asher, seguíamos la regla tácita: Nunca establecer
contacto visual. Eso era tan bueno como decirles que tenías dinero para darles.
—Tú eres nueva aquí. —Un hombre flaco y calvo de piel curtida, barbas y
oliendo como si durmiera en una alcantarilla, me bloqueó el paso. Traté de
caminar a su alrededor.
—Hey. —Su voz se estrelló tan duro como un ladrillo—. Te estoy hablando a ti.
Sólo ayer, habría estado tan oculta para a él como él para mí, protegida por una
armadura invisible. De repente, estaba más vulnerable que estando de pie
desnuda delante de Asher.
Miré por encima de mi hombro y él seguía allí, esperando a la luz, mientras que
un coche de policía pasaba. Escondí mi rostro. Ellos podrían estar buscándome
ahora. Si yo no hubiera hecho un buen trabajo con la tierra… si Jonah se había
escabullido a mi habitación por un abrazo de buenos días... si mi mamá había
comprobado mi cama para ver lo que estaba haciendo hoy… Fotos de mí ya
podrían estar siendo transmitidas a todos los BlackBerry de la policía. Todos los
policías en la ciudad podrían estar buscándome, sin embrago no veían la
verdadera persecución ocurriendo en sus narices
Podría llamar a Asher, pensé, deslizándome entre los dos bastidores de jeans.
Vendría a buscarme y me llevaría a casa y yo podría explicarlo todo como un
gran mal entendido. Él se enojaría, y sabría que yo no estaba diciendo la
verdad, pero me atendría a mi historia como si mi vida dependiera de ello.
Todo lo que tenía que hacer era encender el teléfono.
Me escabullí más hacia el fondo más allá de los jeans. Podría llegar a la puerta
trasera dentro del centro comercial, pero tendría una oportunidad aun mejor si
pudiera llegar a la ropa para hombres.
Tendría que atravesar un gran camino para llegar allí. Me agaché para buscar
sus pies, que estarían muy sucios y harapientos. Mi cara estaba tan cerca del
suelo que podía sentir el zumbido del tráfico. Jeans y vestidos obstruían mi
punto de vista. Luego, dos pequeñas botas antiguas aparecieron, seguida de
una chica bajita de cabello castaño con un notable peinado pasado de moda.
Parecía demasiado amable para estar enojada, sin embargo, sus cejas se
fruncían en una combinación de rabia y miedo. ¿Por mí? ¿O estaba Apestoso
justo detrás de ella?
—No, espera —le dije, cuando un olor acre golpeo mi nariz. Ella hizo una
mueca y se dio la vuelta.
Esta era mi oportunidad. Podría salir como una flecha detrás de las escaleras al
vestíbulo. La farmacia en el sótano tenía que tener una puerta trasera, o por lo
menos un cuarto de baño donde podría averiguar qué hacer a continuación.
Hice un movimiento y Apestoso me siguió, pero para entonces un par de
hombres de seguridad estaban bajando por las escaleras y agarrándolo por el
hombro.
—Siiiii, amigo. ¿Por qué no vuelve afuera? Sino tendrá que pasar la noche en la 50
—Yo no soy el que deberían estar buscando. ¡Ella va a robarles, están ciegos! —
Le oí gritar, pero ya me había deslizado por la puerta, agarrando mi mochila y
desviándome hacia el otro extremo del centro comercial. El olor a empanadas
del puesto de comida hindú golpeo mi nariz, recordándome lo hambrienta que
me encontraba, pero no podía darme el lujo de detenerme. Terminé mi camino
a través del vestíbulo hasta la esquina de la calle opuesta y pasé corriendo junto
a otro grupo de mendigos. Ninguno de ellos era el muchacho con la guitarra, el
único en quien confiaba para que me ayudara.
¿Dónde estaba? Sería difícil pasarlo por alto en este grupo. ¿Estaba loca
pensando que podría encontrarlo?
Tomé un desvío por una calle lateral mas allá de Broadway aterrizando en la
propiedad de las Hijas de la Revolución Americana -una casa del año 1900 -
algo, restaurada y reciclada en una histórica sala de recepción. Una hilera de
arbustos de camelias bordeaba el lado oeste, grande y sombrío, suficiente para
ocultar una pequeña chica de cabello blanco. Me deslicé en el espacio que había
en la superficie inferior, tomando dos respiraciones profundas con mi inhalador
de emergencia y esperando que se calmase mi corazón y pulmones. Se
escuchaban voces provenientes de la ventana del primer piso, un suave
murmurar. Si Apestoso me buscara aquí, al menos se escucharía mi grito.
Pero él no vino.
No podía imaginarme que podría ser peor que lo que pasó esa noche, pero yo
51
estaba segura que Asher podría.
Pero yo sería diferente ahora. Le demostraría que esto no era un juego. Que
podía dejar todo atrás, incluyendo las palabras que arrojó como dardos
envenenados.
M
i brazo me dolía donde algo pequeño y duro lo estaba
52
presionando.
Capitol Hill se transformaba por la noche. La gente estaba por todas partes,
entrando en restaurantes, cafeterías, librerías de libros usados y clubes, como
figuras oscuras acechando en las puertas. Tenía que mantenerme en
movimiento.
Metí mis manos en los bolsillos y partí en busca de un lugar para pasar la
noche. Después de mi encuentro con Apestoso, la búsqueda del joven de la
guitarra era más urgente que nunca.
Cuanto más tarde se hacía, más fácil fue el esconderme en las sombras. Tenían
que ser las ocho o nueve y ya se hacía de noche a finales de agosto. Todavía
quedaban vetas grises y rosadas en el cielo.
Todos los buenos sitios parecían estar ocupados, los arbustos, cubos de
apartamentos, el callejón detrás de la escuela. Un montón de gente parecía que
entraba y salía de la iglesia, y el cálido aroma de algo ¿chili17, quizás? Flotaba
desde la puerta abierta. Si pudiera escabullirme en esa iglesia, debía de haber
un millón de lugares para esconderse. Pero no esta noche, cuando había tanta
gente entrando y saliendo. Perdería mi invisibilidad en el momento en que
cruzara el umbral por error.
53
Al final, termine nuevamente en Broadway, atraída por las luces y el aroma a
pasa fritas de Dick Drive-In.
No podía distinguir la cara del chico alto, pero algo en él me parecía aún más
familiar. ¿Podría ser el que yo estaba buscando? No llevaba una guitarra con él,
así que no podía estar segura. Y no me acercaría a él con los otros dos de pie a
su lado.
Tomé mis papas fritas y las engullí, bien tibias y saladas llenándome con coraje.
Los ojos del muchacho estaban sobre mí, mientras yo devoraba una papa tras
otra. No podía ser él, parecía enojado, y cada papa que ingería parecía
oscurecer su rostro aun más. Como Asher. Ya era hora de marcharme.
***
17
Chili: plato tradicional en base a carne y chili picante.
intimidaban a cualquier persona que pasaba. Después de un rato, los policías
llegaron y les obligaron a retirarse, y yo encontré mi camino al Starbucks.
No fue tan fácil usar el baño en esta ocasión, Bach el barista no estaba allí, y la
muchacha que ahora estaba en el mostrador no me daría la llave hasta que
comprara algo. Así que invertí un dólar veinticinco en una galleta de avena y
54
un baño rápido en el fregadero. Una nueva capa de delineador de ojos me hizo
ver más como un estudiante que un vagabundo. Tal vez hoy pudiera encontrar
un cuarto de suministros en la escuela o la iglesia y planear mi futuro.
La policía recorría el barrio con regularidad, pero ninguno de ellos parecía estar
persiguiéndome. ¿Qué sucedería si encendía mi teléfono celular? ¿Habría un
centenar de mensajes de texto de Neeta y un correo de voz cortante de Asher
preguntándome qué diablos pensaba que estaba haciendo?
Así fueron las cosas, parecía haber llegado a un acuerdo no verbal con los
demás. Permanecía lejos de ellos, y ellos se mantenían lejos de mí. Después de
unos días, comencé a orientarme. Tenía comida. Tenía un refugio. Tenía un
propósito.
Él se elevaba sobre mí, con unas buenas dos cabezas más de alto y tres cuerpos
de ancho, como un refrigerador humano.
—Necesitas protección.
—Aléjate de mí. —Por eso es que esas chicas pasaban el rato con él. ¿A qué las
obligaría para pagar el precio? De la nada, una foto mía en el apartamento de
Asher pasó por mi mente. Pero esto era diferente. Nada me haría querer estar
con alguien como Mohawk.
55
—Si crees que vas a sobrevivir aquí sin protección, vas a pasarlo muy mal. —
Empecé a caminar rápido, y su voz se elevó.
A
hora que me encontraba en la calle, me di cuenta que no tenía un plan y
56
sólo tenía una tenue comprensión de mis poderes de la calle. Si tuviera
que comprar algo en Starbucks todos los días para ir al baño, mi dinero
se agotaría rápido incluso más rápido en el otoño y el invierno, cuando
necesitara un abrigo, un par de botas y un lugar seco para dormir. Podría
mendigar, pero no iría a llorar a Mohawk, no importa lo desesperada que me
encontrase.
—Espero que esto valga la pena. Este lugar va a comerte viva desde adentro
hacia fuera.
Por lo menos era capaz de respirar. Mi provisión de inhalador podría durar por
un tiempo si permanecía lejos de los factores desencadenantes y conservaba la
calma, pero mantuve uno en mi bolsillo por si acaso. Con el tiempo, tendría que
encontrar alguna manera de conseguir más.
—Hey tú —gritó uno desde una patrulla—. Fuera de aquí, vete a casa o te
arrestaré. —Las palabras de la chica atormentada regresaron a mí.
Eché a correr hacia el Safeway18 ningún camino era seguro, porque ellos
pensaban que yo pertenecía a la gente que robaba tiendas. Sus chalecos rojos
destacaban como uniformes de policía, y sus rostros por lo general amigables se
oscurecieron en el segundo en que atravesé la puerta…
No tenía tiempo para eso. Me dirigí hacia la otra puerta a través de la sección de
frutas. Safe-bot debe haber pensado que iba a meterme las manzanas en mi
camisa, porque él me siguió, y de repente me sentí como si estuviera
arrastrando un tren loco y amenazante a mi paso. Me aferré a mi mochila y me
encamine hacia la otra puerta. Tenía que huir a través del estacionamiento y
hacia algún lugar… a cualquier lugar.
Las puertas abiertas derramaron una ráfaga de luz solar y aire caliente. Miré
detrás de mí para ver si el Safe-bot me seguía, y de pronto un bulto de tela,
sudor y miedo me atrapó en sus brazos. Mi grito fue amortiguado contra su
pecho, ahogándome con la tela y el hedor.
Apestoso me dio la vuelta para poder poner su mano sobre mi boca. El olor de
su piel se apoderó de mí, enviándome a un estado de pánico y náuseas. Debía
calmarme.
18
Safeway: cadena de supermercados.
19
Safe-bots: es un juego de palabra, de guardia de seguridad del Safeway con robots.
Apestoso se rio entre dientes, con su caliente aliento en mi oído.
El Safe-bot estaba a punto de irse. Yo era invisible para él, un ser humano 58
Mordí la palma de su mano sobre mi boca tan fuerte como pude, y Apestoso la
apartó. PISA SU PIE! gritó mi cerebro. Levanté mi talón y lo estrellé hacia abajo
con fuerza.
Me escurrí de las correas y corrí por la calle pasando las piedras rojizas, los
árboles y la Catedral de San Marcos hasta el estacionamiento del Colegio de
Artes Cornualles y hacia las pesadas puertas de la escuela.
—¿Estás Segura?
Pude verme en el espejo. Fantasmal, sí. Mi corazón latía con júbilo, gritando
viva, viva, viva. Ya no tenía más mi mochila, pero todavía respiraba. Tal vez esto
era una prueba, para ver si yo hablaba en serio.
No me rendiría.
C
hop Suey se veía totalmente diferente en el crepúsculo, mientras
60
caminaba de regreso a la caseta de jardín, era sólo un edificio de ladrillo
con ventanas oscurecidas y un cartel de anuncios, no como una
discoteca. Un cuervo serpenteaba de un lado a otro en la acera como un
centinela, cada vez que veía uno, esto enviaba un escalofrío por mi espina
dorsal.
—Tenemos que ir a Chop Suey este viernes. Freezepop estará tocando. —Había
dicho Neeta a principios de este verano, cuando me invitó a pasar el rato con
ella, Ellerie, y Ari. Asher estaba trabajando en el laboratorio de cuervo ese día,
así que no tenía excusa para decir que no.
Cuando Ari resopló y el resto de nosotras la miró sin decir nada, Neeta dijo:
—Ya sabes… ¿Rock Band20? ¿Frontload21? —Es un espectáculo para todas las
edades.
—Creo que será divertido —agregó Ellerie, golpeando las manos en el tablero
de instrumentos.
—¿Joy? —Neeta me miró con ojos suplicantes—. Asher puede venir, si quiere.
20
Rock Band: es una serie de videojuego musical.
21
Frontload: Canción del grupo Freezepop.
—Sí, seguro. Le preguntaré —dije lentamente. Ya sabía lo que él diría.
Unos días más tarde, con tan sólo un vestido ceñido y con la pulsera, me reuní
con las chicas en la acera frente a Chop Suey. Cada una de nosotras tomó un
café con leche espumoso de Stumptown Coffee, todas excepto Ari, que bebió un 61
refresco Italiano con una pajita apoyada sugestivamente entre sus labios color
rosa nacarado.
Más tarde, el Sr. Valen se acercó al lado de Asher y me echó un vistazo. Así que
tú eres Joy Delamere, él dijo. He estado evaluando a tu padre. Sus ojos eran tan
afilados y grises como los de su hijo, y sentí el mismo escalofrío que sentía
cuando Asher me evaluaba. Sólo que cuando su padre lo hizo, me sentí un poco
enferma. Había oído que expulsó a una chica de la preparatoria View Ridge.
Solo podía imaginar lo que podría hacer conmigo.
—Sí, he conocido a su padre —les dije a Ellerie y Ari—. Parece bastante
agradable. —Por suerte, él me consideró digna tanto a mí como a mi padre, y
nunca tuve que ser analizada por él nuevamente.
Por eso, cuando Asher apareció en Chop Suey esa noche, con su andrajosa
camiseta Daft Punk sólo aumentó el aura que ya le rodeaba. Ari y Ellerie
sonrieron con timidez cuando él me abrazó.
Esa noche la multitud era una mezcla de jugadores, habitantes de los suburbios,
y chicos sin un lugar donde ir. Una masa ya se estaba construyendo para la
banda de apertura, Ming & Ping, que estaban tocando una mezcla frenética de
Hong Kong electro pop. Un muro de sudor de todas las edades nos golpeó
cuando entramos.
—¿Qué crees que está haciendo? —exhaló Asher, dirigiéndole una mirada
familiar para mí, aquella donde se suponía que ella debía llegar a la conclusión
que cada palabra que salía de su boca era equivalente a las salpicaduras de
parabrisas. Cuando Neeta no dijo nada, se lo explicó con paciencia—. Ella está
intentando conseguir algo con los Ave Rats.
—¿Drogas?
Unos minutos después, Ari regresó haciendo pucheros. Los Ave Rats,
conocidos como la población menor de edad sin hogar, que viaja en grupo,
unidos más firmemente que la familia. Yo no podía entender el tipo de lealtad
63
en el que se compartían calcetines, agujas y sangre.
—Pobre niña rica ¿no encontró lo que buscaba? —la provocó Asher. Le dirigió
esa media sonrisa que me dedicaba, cuando él sabía que tenía el control.
—El grandote me dijo: Lo siento, no soy el tipo que estás buscando. —Ella imitó
una voz profunda y desdeñosa.
El chico bajito con el pelo negro nos miró. Podría haber sido guapo si se lavara
un poco. La muchacha miraba, delgada pero desafiante. No me gustaría
meterme con ella. No podía distinguir los rasgos del alto, pero sabía que
también estaba observando.
—Tal vez sea otra clase de chico. Quiero decir, podría ser totalmente su
proxeneta22. ¿Sabes la clase de cosas que pasan por aquí?
22
Proxeneta: Persona que induce a la prostitución y vivie de las ganancias de una prostitúta.
Ari le dirigió una mirada de complicidad.
—Shhhh —siseó Neeta. Ellerie estiró el cuello para obtener una mejor vista del
presunto proxeneta.
El chico más bajo miró sobre su hombro otra vez, y la delgada chica Ave frunció
el ceño en nuestra dirección. El alto en las sombras se acercó más a los otros dos
como si estuviera protegiéndolos. Una luz roja parpadeó en su rostro, y sus ojos
se encontraron con los míos.
En ese momento supe, sin una sombra de duda que él no era un proxeneta.
Había algo tan cercano y conocido en ese aspecto. Vulnerable. Ningún
proxeneta podría ser así.
—Quiero decir, en serio —estaba diciendo Ari—. ¿Se imaginan que alguien
tenga ese tipo de control sobre su vida?
El muchacho alto salió a la luz, su mirada seguía fija en nosotros. En mí. Como
si estuviese escuchando mis pensamientos. Un escalofrío me atravesó, como si
estuviera haciendo un inventario y no le gustara lo que veía. Me acerque más a
Asher.
Ellerie se echó a reír, y luego se detuvo en seco. Ari puso su mano sobre su
boca.
—Así que está el muchacho de los globos —resopló Ari. Ellerie rio.
Segundos después, un simpático chico del este de la India con gafas salió al
escenario, la multitud se acumuló en el centro, e incluso el muchacho de los
globos se calmó lo suficiente para oírle gritar:
El bajito chico Ave se abrió paso hacia el frente, y volví a ver a al más alto. Su
pelo negro colgaba alrededor de sus ojos, pero él seguía atento a todos mis
movimientos.
—Sí. ¡Por supuesto! —grité, un poco demasiado fuerte sobre la música. Neeta
me observó durante un largo segundo y luego dejó que Ellerie la arrastrara
hacia la multitud.
—Voy afuera a fumar. —Y a pesar de que la sala giraba con música, ruido y
baile, sus palabras desencadenaron una respuesta. Se refería a que lo siguiera.
23
Keytar: es un teclado o sintetizador relativamente ligero que se adapta a una correa alrededor del
cuello y los hombros, de forma similar a una guitarra.
Tan pronto como salimos del club, Asher encendió un cigarrillo. Él sabía que
podría provocarme un ataque de asma. Pero si lo hiciera, él estaría allí mismo
para llevarme a la sala de emergencias.
Lo seguí a la vuelta de la esquina por el callejón detrás del club. Bebió un último
trago de la cerveza en su mano y arrojó la botella violentamente contra la pared.
66
Apenas pude ver los fragmentos de cristal, romperse en mil pedazos, a través
de las lágrimas que brotaron repentinamente de mis ojos.
—Ahora lo sientes —dijo en voz baja—. Esperas hasta que esté molesto para
lamentarlo cuando deberías haberlo pensado antes de decir eso. ¿Qué
demonios, Joy?
Pero él fue hecho con mis excusas. En cambio, su voz se encaminaba a ese
peligroso, tono grave que conocía bien.
—¿Crees que tu familia estará contenta cuando les diga que no puedo cuidar
más tu patético culo? ¿Crees que lo sentirás cuando tu padre sea despedido y
no pueda conseguir un trabajo en toda esta ciudad de mierda?
Se acercó y atrapó mi mandíbula en sus manos, tan cerca que podía saborear el
azúcar y el humo en su aliento. Casi deseaba que me golpease, porque entonces
tendría una razón para pedir ayuda.
pies.
—Voy a buscar el coche —dijo—. Espero que estés aquí cuando regrese.
Por supuesto que estaría aquí. Tan pronto llegáramos a su casa, le mostraría
cuánto lo sentía, y lo agradecida que estaba por su perdón. Parpadeé las
lágrimas que llegaron con facilidad, ahora que él se había ido y frenéticamente
traté de enjuagarlas.
D
espués de su victoria en el Safeway, Apestoso desfiló por las calles
68
con mi mochila y se regodeó con sus premios. Había tomado la
mayor parte de mi dinero y suministros, y probablemente podría
hacer una fortuna con mis medicamentos, si no decidía utilizarlos él mismo.
Ahora solo dependía de un inhalador, y tenía que hacerlo durar.
Eso significaba que tenía que manejar la respiración por mi cuenta. Fuera de
Chop Suey con Asher fue la primera vez que había tenido que hacer eso en
mucho tiempo. Normalmente tenía tres inhaladores conmigo, más todos los
demás que tenía extras. Un ataque de asma aquí podría ser fatal.
Lo que no destruye, fortalece, diría Asher. Yo ahora era más fuerte que nunca.
Además, la mochila era una de las últimas cosas que me conectaba con mi vida
anterior. Sin ella, me sentía sin peso alguno. En cierto modo, Apestoso me
liberó.
Aquellos jóvenes sin hogar, que había visto en dos ocasiones. ¿No significaba
algo?
Neeta lo creía. Si ves a alguien más de una vez, están destinados a cruzarse en el
camino. Eso es lo que ella dijo sobre nuestra amistad. Se había mudado a
Issaquah con sus padres cuando teníamos ocho años. Nos vimos dos veces en
aquel trecho de bosques entre nuestros barrios y éramos amigas desde entonces.
Ella me llamó después del incidente en Chop Suey, y yo evité cada llamada.
—¿Por qué te fuiste sin avisarme? —exigió en los primeros mensajes. Y luego,
cuando yo no contestaba, el tono cambió—. ¿Qué está pasando, Joy? ¿Por qué
no devuelves mis llamadas?
Quería contarle, pero no había nada que ella pudiera hacer, nada que yo
pudiese hacer, solo escapar, y eso significaba dejar a mi familia atrás. Él podría
69
seguir adelante con la amenaza contra el trabajo de mi padre. Y ¿qué otra cosa?
Recordé la botella que lanzó contra la pared, los miles de fragmentos de vidrio.
Ahora no eran más que palabras, y yo podría manejarlas. Además, pensé, esto es
algo pasajero. Contárselo a Neeta sólo empeoraría las cosas.
—Hagamos un viaje. Sin Asher, sin Ellerie, sin Ari. Solo tú y yo.
Pero eso no fue lo que sucedió. Cuando Neeta y yo nos presentamos en la vieja
casa que compartía con un grupo de otros estudiantes, él casi cerró la puerta en
mi cara.
Sólo verme en el umbral de la puerta de su casa fue suficiente para sacar a Jesse
de sus cabales.
70
—¡Tengo la escuela, tengo un trabajo, tengo una vida! —gritó, como si Neeta ni
siquiera estuviera allí—. Búscate la vida, Joy. Ya no soy responsable de ti, nunca
más.
En realidad, nos habíamos convencido de que podíamos volar, hasta que sufrí
un ataque de asma en pleno vuelo y ellas me dejaron caer en estado de shock,
todas excepto Neeta, que seguía sosteniendo mi mano.
***
Con mis Vans raspando por la acera en una zona tranquila de Capitol Hill, y
tratando de no pensar en lo que estaría sucediendo en casa. Un colgajo de suela
se soltó, recordándome que pronto necesitaría mejores calzados. Me detuve a
arrojar la goma, y una roca se deslizó detrás de mí.
Apestoso.
Lo que el extraía por su protección, sólo podía adivinarlo… pero tenía que ser
tan malo o peor de lo que Apestoso tenía en mente. Me estremecí ante la idea.
Aquel que me hizo una promesa en el callejón, cuya música hizo promesas por
su propia cuenta.
—E
res tú.
73
De cerca, era aún más alto de lo que recordaba, sus ojos más opacos, el pelo un
poco más largo. Le colgaban achocolatados mechones alrededor de sus ojos
azul océano, que me observaban con atención. Vestía la misma ropa que cuando
lo había visto fuera de Hot Topic, una chaqueta excedente del ejército, sucios
vaqueros, una camiseta y gastadas botas de combate negras. Todo en él parecía
familiar, como si ya nos conociéramos. Nos conocíamos.
Él desea poder curar las cicatrices, él le había cantado a la capa más profunda de
mí ser.
—¿Te conozco?
—¿Apestoso?
—Triste —Parecía bastante acertado. Ya que había dejado atrás a Joy, al instante
en que le dije adiós en el espejo. No podría ser ella de nuevo.
—Hemos estado observándote por días, eres nueva por aquí, ¿no es así?
La ropa y el cabello, habían sido suficiente para engañar a todos sobre mi vida
anterior, pero no a él.
—¡Me recuerdas! —exclamé. Yo estaba casi riendo, al decirlo, riendo con alegría
y alivio, de que pudiera reconocerme a través de mi patético disfraz.
Hasta que caí en la cuenta que el no reía. Todo lo contrario. Sus ojos se habían
vuelto tormentosos, con las manos sujetando su cabello lejos de su cara de tal
manera que las venas y la nitidez de la frente, se elevó en relieve.
—No. ¡Oh, no! —estaba diciendo—. Oh, no, no puede ser. Demonios.
Me quedé atónita. Creí, cuando lo conocí… que había algo allí. Una chispa. Él
tuvo que sentirla, también. Tan diferente a Asher, algo que no podía olvidar.
—Sí, y tú estabas… estabas fuera, llorando… no, no puedes estar aquí. ¿Qué
estás haciendo aquí?
75
—Pero tú dijiste…
—Sé lo que dije. —Él se paseaba ahora—. No, yo no sé lo que dije. No te dije
que huyeras. —Esto último lo murmuro para si mismo—. ¿Lo hice?
El hambre y la fatiga extrema después de haber estado aquí fuera durante días
y días me golpearon repentinamente como una inundación, un enorme muro de
decepción. Había cometido un enorme error. Su magnitud fácilmente podría
aplastarme.
—Sí —dije, con voz temblorosa—. Tú dijiste que si alguna vez necesitaba
ayuda, debía encontrarte. —No podía mantener el dolor fuera de mi voz. Metí
la mano en mi bolsillo y sentí las cicatrices a través de la tela, las que yo
pensaba que de alguna manera él podía ver.
Se sintió como una bofetada. Pero él había hecho una promesa, demonios. Las
lágrimas, las malditas lágrimas, que amenazaban con caer. Lo único que podría
pararlas ahora era conseguir enojarme.
—¿Qué se supone que significa eso? ¿Alguien como yo? —Había visto lo que
Asher me había hecho, primero con palabras y luego con fuego. ¿O no?
—Si tú supieras… —se calló, apretando los labios—. Mírate. Ni siquiera puedes
encontrar un lugar para dormir por tu cuenta. ¿Por cuánto tiempo has estado
aquí? ¿Estás comiendo basura todavía?
Debía tener una mueca en mi cara, porque su voz se quebró por la frustración.
—Porque eso es lo que se necesita para sobrevivir aquí. Será mejor que vuelvas
a casa, antes de que te suceda algo aún peor. Confía en mí.
Asher se reiría, si pudiera verme ahora… sin mis inhaladores, sin comida, sin
lugar a donde ir, perseguida por un aterrador vagabundo. Al igual que un
indefenso pájaro abandonado que había caído fuera de su jaula. Sabía
76
exactamente lo que qué ocurriría si me diera la vuelta ahora.
—No —dije—. No me voy a casa. ¿Y quién eres tú para decirme que tengo
hacer? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Dónde duermes?
Él me lanzó una mirada dura, aun más ruda por el conjunto de su mandíbula.
—Por lo menos dime donde puedo ir —dije en voz baja—. Algún lugar seguro.
No sabría decir lo que estaba pensando, pero dejó caer sus hombros. Una gota
de lluvia aterrizó en su rostro, como una lágrima del cielo.
De pronto se volvió.
—Vamos.
—¿Huh?
—Creed.
Creed. Al igual que un código de honor. Él extendió su mano, áspera y agrietada
por la suciedad.
77
Capítulo 14
Traducido por Cherry.lips
C
reed caminaba rápido, dando zancadas con sus largas piernas. Parecía
78
medir cerca de un metro noventa, más las botas. Junto a él, me sentí más
segura desde que dejé mi casa, como si ninguno de estos últimos días
hubieran sido reales. Sólo él era real.
—Ya lo verás. Pero presta atención. Tendrás que ser capaz de encontrar el
camino de regreso, si todos deciden que puedes quedarte.
—¿Todos? —Estaban los dos que había visto con él, pero ¿habían otros? ¿Qué
debería hacer para poder quedarme?
—No es una mala idea, eso de tener un perro —le dije nerviosamente. Si yo
hubiera tenido uno, podría haberle dado un gran mordisco a Apestoso, aunque
eso significaría mendigar comida para dos.
Él soltó un gruñido.
Creed frunció el ceño y apuró el paso, pasando un parque oscuro con una serie
de alambradas bajas.
ninguna manera voy a comprar cena de roedores para alguien que vive en esta casa.
—Sí —le interrumpí—pero hace bastante frío por la noche, y podría ser bueno
tener a un cálido y peludo individuo para acurrucarse con…
Dimos la vuelta en otra esquina y Creed se detuvo, una mirada más seria
apareció en su rostro.
—No sé que te ha traído hasta aquí, Triste, pero es necesario que entiendas:
Debes ser fuerte en la calle. No puedes ser débil. Si lo eres, nunca sobrevivirás.
Quizás desees pensar en eso cuando hayas comparado lo que está detrás de ti
con lo que está delante de ti.
Me pregunté qué le había llevado a las calles, ¿qué cosa espantosa podría llevar
a alguien tan fuerte sobre sus rodillas? Fuera lo que fuese, no podía imaginarlo.
Este era, el momento que temía. Él no comprendía por qué tuve que
80
desaparecer, por qué no podía simplemente dejar a Asher y empezar de
nuevo.
***
Creed me condujo por un estrecho callejón y se llevó el dedo a sus labios. Nos
arrastramos por una casa, tapiada y marcada con grafitis, la escalera rota y
podrida. Parecía una casa embrujada, por la forma en que se cernía sobre
nosotros. Vi un movimiento en el interior, tan rápido que no estaba segura de
haberlo visto en absoluto.
—¡Vamos! —Sólo podía ver las puntas de sus dedos, esperando por mí—. No te
preocupes, ya te tengo.
—¿Estás bien? —Asentí con la cabeza, no del todo segura de si podría hablar
coherentemente cuando sus manos aún permanecían en mis caderas.
—Es seguro, pero es mejor caminar por el lado izquierdo. —Las tablas crujían
bajo nuestros pies hasta que llegamos a una puerta, apenas entreabierta e
iluminada con una luz extraña y parpadeante.
¿Burbs? Levanté la vista hacia Creed, cuyo rostro era una mezcla de vergüenza
y molestia.
—¡Cállate de una puta vez! —dijo—. Ella está con nosotros, al menos hasta que
averigüe lo qué quiere hacer.
24
Burbs: es la palabra Suburbios abreviada.
—¿Recogiste otro callejero, Creed? —dijo una cantarina voz femenina desde
otra habitación—. Maldición. Justo cuando comenzaba a gustarme ser la única
chica por aquí. ¿Dónde demonios dormirá?
—¡Hey! —gritó a la otra habitación—. ¡Shhh! ¿Quieres que nos descubran por 82
ella?
Arrastrando los pies con pasos fatigados llegó. Era la chica de cabello oscuro y
puntiagudo, luciendo más delgada que nunca. De cerca, pude ver tenues
cicatrices moradas en su rostro y la opresión de la piel alrededor de sus
enormes ojos. Parecía un esqueleto andante.
—Oh, eres tú. —Le dirigió una mirada fulminante a Creed—. Sabía que tarde o
temprano, te rendirías. Siempre tienes que proteger a todos, ¿no? Bueno,
siempre y cuando haya suficiente espacio para el resto de nosotros, puedes
quedarte con ella.
Creed, una vez más llevaba una máscara de fastidio. Al parecer, era difícil
mantener a su pandilla bajo control.
Santos negó con la cabeza y rodo sus ojos hacia el techo mohoso.
No estaba muy segura, pero me pareció ver a Santos sonreír. Algo se movió
dentro del pecho de su sudadera y una diminuta cabeza rayada se asomó, el
infame hurón. Se arrastró hacia arriba sobre su hombro en un movimiento
fluido y frunció su hocico hacia mí, como si yo fuera una apestosa. Santos lo
empujó hacia abajo.
—Oye —me dijo—. Necesitas la gran gira. —Los ojos de Santos vacilaron hacia
Creed—. Luego debo irme.
—Sí, claro —May arrastró las palabras con su voz alta y chillona—. Bueno, me
agrada más Burbs.
Santos se echó a reír. Creed cerró los ojos, como si no pudiera creer lo que
estaba sucediendo.
—Ten cuidado —dijo, y Santos me saludó con dos dedos antes de lanzarse por
las escaleras.
Por la esquina, una escalera de madera llevaba al segundo piso. Basura, madera
y yeso estaban desperdigados, como si quien solía vivir aquí hubiera
machacado a mazazos el lugar antes de marcharse de él para siempre. Me di
cuenta de que el horrible olor provenía de una puerta cerrada bajo las escaleras.
—¿Eso sería el…? —Mi voz fue desvaneciéndose, señalando hacia la puerta.
Arriba, los olores de moho y polvo presionaron mis vías respiratorias. Pronto
tendría que conseguir más medicamentos. Mi inhalador no duraría mucho
tiempo en este entorno.
Había tres dormitorios, uno grande con un colchón y dos habitaciones más
pequeñas, con un montón de mantas y la misma clase de basura que había
abajo. Él me llevó a la habitación más grande, donde la maltratada funda de la
guitarra se encontraba sobre el colchón. La mayoría de las ventanas estaban
tapiadas.
—Oye, lo siento por aquellos dos. Están un poco cansados, pero puedes confiar
en ellos.
—¡May!
Ella resopló.
Creed suspiró.
—Si ustedes dos piensan que pueden llevarse bien, podríamos ir a buscar algo
de comida. —Mi estómago gruñó en respuesta. Ya hacía unos días que
Apestoso había robado mi mochila. Lo único que me quedaba eran seis dólares
y el celular, esperando a que lo encendiese y llamase a casa.
—Ahora hay algo en lo que podemos estar de acuerdo —dijo May, deslizando
un folleto, uno de esos… ¿HAS VISTO A ESTA PERSONA DESAPARECIDA?
entre las gruesas páginas.
***
Los tres nos dirigimos hacia la oscuridad, escondidos como ratones hasta que
apresuramos el paso cinco o seis manzanas de distancia. Creed caminaba con
May, por un lado y yo por el otro.
—Dios, Creed, siempre quieres pizza. ¿Nunca has comido nada que no implique
pan? —Creed sonrió, y sentí una punzada. Deseaba conocerlo bien como para
saber que comida le gustaba. Quería saber todo de ellos, incluso de May, si ella
me lo permitía.
—¿Tienes dinero?
—Oh. Mi... —May le dirigió a Creed una mirada—. ¿De dónde dices que
86
vienes? —Ella lo miró con asombro—. Ya sabes, si la hubieses dejado por unos
días más, podría haber muerto de hambre y le hubieras evitado a tus instintos
de héroe algunos problemas.
—De…
Creed me cortó.
—Dije que la dejaras tranquila, May. Ella nos lo dirá cuando esté lista.
—Bien, entonces. Así que al parecer esta es la Avenida Rat 101. Creed y yo
vamos a enseñarte la sutileza del buceo en la basura. ¿Lo captas?
—Uh, sí —dije.
—No te preocupes, no arruinará tu dieta, aunque para ser sinceros, si fuera tan
gorda como tú, ya me habría matado.
—¡Si, nena! —dijo May desde el interior del segundo contenedor de basura—.
¡Lotería! ¡Tienen nuevamente tortellinis rellenos de calabaza! En serio —dijo,
87
entregándome una gigantesca bolsa Ziploc llena de pasta con salsa
completamente intacta—. Tienes que probar esto. Pero no mucho, un momento
en los labios, ¡toda una vida en las caderas! —Ella le guiño un ojo a Creed y ni
siquiera él pudo contener una sonrisa.
Capítulo 15
Traducido por Cherry.lips
M
ay se acurrucó en un montón de mantas en una de las
88
habitaciones más pequeñas, mientras que Creed y yo nos
sentamos en el colchón y hablamos por horas, acerca de todo,
desde nuestros libros favoritos y sueños hasta su música. Todo sobre el
presente, no sobre el futuro, o el pasado, nada acerca de donde habíamos
venido. A pesar de que Creed sabía sobre Asher, yo no quería hablar de él y
dejarlo controlar incluso esto. Me quedé con la pulsera del cuervo en lo alto de
mi brazo bajo la manga de mi franela.
—Entonces, ¿cómo sabías que era nueva en las calles? —pregunté—. ¿Fui tan
obvia?
—Oye —le dije—. Pensé que lo estaba haciendo bastante bien. —Si mis propios
amigos pasaran delante mí, ni siquiera me reconocerían—. ¿Fue mi ropa? ¿Mi
cabello? Vamos. ¿Qué me delató?
¿Y sería tan fácil para la policía y Asher ver a través de mi fachada como lo hizo
Creed?
Se encogió de hombros.
—No lo sé. Un montón de cosas. La ropa, el cabello, sí eso mismo, pero más la
manera en que andas. Caminas demasiado erguida. —Me incorporé, consciente
de cómo me había deslizado por la pared a su lado.
—Por lo tanto, ¿es mi postura? ¿Me estás diciendo que si me inclino un poco
más, podría encajar, sin problemas?
—Bien, bien, es más que eso. Quiero decir, bueno, se llega a saber quién está ahí
fuera, y es bastante fácil detectar a las nuevas personas. Pero, obviamente, lo
tuyo no es un asunto de crianza y no tienes idea de lo que estás haciendo.
—¿Maul?
—Sí. El chico grande que siempre está ahí afuera, vendiendo a sus chicas. Así se
hace llamar en las calles, él piensa que es todo un malvado de Star Wars… 89
—¿Qué sucedió? —Su cuerpo se tensó, como si estuviera listo para tirar abajo la
puerta de alguien y darle un puñetazo en el rostro. Si sólo supiera la manera en
que Asher ya me había marcado.
***
—Pero ya todo el mundo lo sabe —le dije a Asher, la noche que llegamos al
límite.
Sabía que llegaría el castigo, pero nunca imaginé que podría ser peor que sus
palabras.
Asher echó hacia atrás las sábanas y me acostó en la cama con mucho cuidado,
aunque su voz sonaba como el acero fundido. Él no dejaría a mi padre sin
trabajo, o a mi familia en la calle. Haría cualquier cosa por él, algo que hiciera
desaparecer todo esto. Entonces me perdonaría.
Algo brilló en su mano, su encendedor Zippo. Recuerdo haber pensado que era
extraño, porque el nunca fumaba en la cama. Sería demasiado peligroso, y él no
era imprudente.
Pero eso no era lo que estaba pensando. En su lugar, encendió una vela y
entonces vi algo más brillar en su mano.
—No me importa si alguien más lo sabe —dijo en voz baja—. Sólo me importa
si tú lo sabes, Joy. Tú me perteneces.
***
—Nada, nada —le dije, tomando aire—. Mohawk… Maul… nunca me hizo
nada. —Pero yo sabía que no sonaba muy convincente. 90
Creed echó un vistazo por la puerta abierta hacia el lugar donde se encontraba
durmiendo May.
¿Maul le había hecho algo a May? La cara de Creed provocó una simple lectura.
—Así que, cuéntame acerca de los nombres callejeros —le dije, esperando poder
sacarlo fuera de la mar traicionero de sus pensamientos—. ¿Creed no es tu
verdadero nombre? —Como tampoco Triste era el mío, pero él no tenía que
saberlo todavía.
—Aquí fuera, tu nombre representa lo que eres, y cuando mas vulnerable eres,
más duro debe ser el nombre. Creed es lo que soy. Si yo tenía otro nombre, no
importa. Ya no soy esa persona.
Todas las preguntas que contestaba me dejaban con una nueva. ¿De dónde
había salido? ¿Quién había sido antes de convertirse en Creed? Yo no era más
Joy, lo sabía. ¿Pero mi nuevo nombre mostraría quien era ahora?
Bajé la voz, a pesar de que estaba casi segura de que podía oír la suave
respiración procedente de la otra habitación.
—¿Y May? —No podía entender lo que su nombre pretendía identificar—. ¿Es
ese un nombre falso, también?
*** 91
Creed adormilado, asintió con la cabeza. Santos se deslizó y se acurrucó con ella
a la luz de la mañana, los dos como un par de cachorros abandonados.
—¿Son…?
—No —dijo Creed, como si fuera lo más extraño que jamás había oído—. Son
familia.
—Todos somos una familia, la única familia que tenemos. No tiene por qué ser
de sangre.
—Pero, no lo entiendo… ¿no tienen una familia real? —Hice una mueca, incluso
mientras lo decía, pensando en la mía propia. Un destello atravesó su cara,
luego se fue, y un sentimiento familiar se deslizó en mi estómago. Mal, mal,
mal. Quería decir algo gracioso para romper la tensión. Pero Creed estaba serio.
Muy serio.
—No tienes que contarme —le susurré, deseando que mi tono transmitiera lo
que las palabras no podían. Daría cualquier cosa por saber cómo Creed llegó a
ser quien es.
Él no hablo. En su lugar, se deslizó más cerca de mí y me atrajo a sus brazos. Yo
estaba demasiado cansada para permanecer despierta, demasiado consciente de
sus brazos a mí alrededor y de su piel contra la mía y el ritmo de su respiración
para siquiera pensar en quedarme dormida.
92
Capítulo 16
Traducido por Cherry.lips
C
uando desperté estaba sola en el colchón con un fragmento de luz solar
93
que se colaba en la habitación. No tenía idea de qué hora era, sólo que
mi estómago pensaba que debía ser la del almuerzo y mi cabeza pensaba
que debía darme la vuelta y volver a dormir. Me sentí increíble para despertar
en algo plano y suave, incluso si los resortes se fueron asomando a través de
varias manchas parduscas no identificables. La guitarra también había
desaparecido.
Durante el día, era evidente que la casa había sido condenada por una razón.
Había yeso desgarrado en huecos irregulares, listones de madera pudriéndose
en una masa enorme. Remolinos de polvo siguiendo una corriente invisible
alrededor de la casa… un ataque de asma esperando a suceder.
—¿Quieres un poco? Siento decir que no va a ser como uno de tus Macchiato
latte almendrado bajo en calorías y espumoso, y podrías tragar algunos granos
accidentalmente, pero, si me permites decirlo, no es del todo malo el café gratis.
—Tomó una taza humeante desde el suelo junto a ella y me la ofreció.
—¿Cómo lo conseguiste?
—Secretos del comercio —respondió May con cansancio, estirando los dedos de
sus pies contra el estómago de Creed.
94
Él soltó un bufido.
—Granos de café usados, cualquier café tiene bolsas y bolsas de ello y lo acaban
de tirar. Luego, buscas una taza…
May abrió una bolsa de papel grasoso y sacó un trozo de lo que parecía ser
bollo de arándanos.
—¿Quieres uno? —Ella me arrojó una bolsa marrón y la abrí para encontrar un
panecillo de salvado.
Creed ladeó la cabeza y la fulminó con la mirada, lo cual, me di cuenta cada vez
más, que era parte de su rutina. Parte de convertirse en una familia era
encontrar su lugar en ella. Y a pesar del terrible ambiente, yo esperaba que
hubiera espacio para respirar en esta.
De repente, con un torbellino salvaje de piernas, May fue del sofá a mi cara.
Pensaba que teníamos la misma altura, pero ahora me daba cuenta de que me
alzaba sobre ella por unos buenos siete u ocho centímetros. Como hacía para
parecer más alta, era uno de los profundos misterios de May.
Traté de meterlo detrás de mí oreja, como lo hacía cuando era largo, pero los
extremos irregulares se deslizaron a través de mis dedos.
—Oh, no —dijo Creed. Se levantó del flácido sofá, el cual tenía una superficie
arrugada y marrón bajo la luz moteada—. Me largo de aquí, antes de que esto
se ponga feo. —Agarró su guitarra—. ¿May, te encargarás de ella hoy? —Fue
más una orden que una pregunta.
—Um, bien —dije, sintiendo que el asunto ya estaba resuelto mucho antes de
que llegara.
—Volveré más tarde —gritó, y luego escuché sus pasos bajando las escaleras
con su guitarra.
Me senté con la espalda recta en el sofá, May pasó sus dedos por el cuero
cabelludo, todavía sensible desde mi trabajo con el aclarante Manic.
—Bueno, lo que sea de lo que estés escapando, tuvo que ser malo si tuviste que
darte el puto peor corte de pelo que he visto nunca. Espera aquí. —Un segundo
después, ella apareció con un par de tijeras.
—No le digas a los chicos que tengo estas, o las van a utilizar para sacar clavos
de sus botas o alguna mierda estúpida como esa. —Blandió las tijeras enfrente
de mi cara para enfatizar el punto.
Me senté obediente y ella pasó sus dedos por mi pelo otra vez. El aclaramiento
había vuelto mi cabello de espeso y oscuro a blanco y ligero, como el algodón
96
de azúcar, más y más enredado cada día. Ella lo peinó con sus dedos hasta que
se lo sentí relajante.
—Estoy tratando de averiguar que te quedaría mejor. Quiero decir, tienes estas
mejillas regordetas. —Fruncí el ceño—. Pero entonces tienes esta gran línea
afilada de la mandíbula y los ojos grandes, como Natalie o como sea su
nombre…
—¿Portman?
—Sí, lo que sea, pero con el cabello blanco. Así que en realidad, si le damos la
forma correcta, podríamos arreglar este pelo de abuela.
—¿De abuela?
—¿Quieres que lo arregle o qué? No. No respondas. No podría ser peor, así que
podrías dejarme mejorarlo.
—Ya está frío. —May le entregó la cuarta taza donde una "S" había sido rayada
en la superficie cerosa—. Hay panecillos de salvado en la cocina.
97
—No puede ser Sid y Nancy. Pero no se ve tan mal. Aquí, mírate. —Sostuvo un
trozo de espejo—. Podemos arreglar el maquillaje más tarde, pero mira el corte
y dime lo que piensas.
—Lo que sea —resopló ella—. Pero es mejor que el look de peluquería post-
Gene Juárez que tenías. Nadie va a llamarte Burbs ahora. —soltó una risita—
.Excepto tal vez nosotros, porque tú siempre serás Burbs para mí. Pero te ves
sexy ahora.
Tal vez me vería como si perteneciera aquí. Pero la verdadera pregunta era más
profunda, había dejado una familia y sólo accidentalmente encontré otra.
¿Habría espacio para mí en esta?
25
Sid y Nancy: Sid Vicious miembro de los Sex Pistols y Nancy Spungen la groupie con la que mantenía
una relación.
Capítulo 17
Traducido por Cherry.lips
—B
ien, así que lo primero que tienes que saber si vas a
98
sobrevivir en las calles es como ir de compras.
—Eso es lo primero que hay que aprender, Triste, prestar atención. Porque si
ellos piensan que estás allí para tomar cosas, van a prestarte atención a ti. —Él
se agachó, con las manos en el suelo, mirando como una pantera al acecho—.
Tienes que ser rápida. Sigilosa. No permitir que ellos descubran lo que estás
haciendo.
—Es sobrevivir —replicó—. Es como ese tipo, el que robó el pan y se quedó 99
—Sí. Él. De todos modos, quién sabe si tú y yo tomando el pan nos llevará a ser
alcaldes algún día, y si eso daría lugar a una revolución, toda la gente sin hogar,
el sistema de crianza, los depredadores, la adopción… —sus ojos brillaban—.
Todo podría cambiar debido al pan que tú y yo estamos a punto de tomar.
Pensé que me encontraba en juicios simulados con Neeta, las dos éramos un
equipo imparable. Neeta era la estratega. Yo formulaba el argumento en contra.
Entonces, Neeta entraba a matar. Pero yo no podía pensar en un argumento en
contra para derribar el gran plan maestro de Santos para conseguir comida, yo
estaba a punto de ayudarle a robar.
Y de repente, supe cual era su poder de la calle con una claridad sorprendente:
Podía convencerte con sus palabras.
—Así que este es plan. Entras y te diriges al pasillo del pan, en realidad,
también me apetecen algunos Cheetos, así que si puedes, pasa por el pasillo de
aperitivos, ¿de acuerdo? Iré tras de ti y permaneceré en la sección de frutas. Si
ves a alguien, hazme una señal, como "una mirada hacia mis Vans," haz
chirriar tu zapato en el piso, y sabré mantener un perfil bajo. Pero si la costa esta
despejada, revienta un globo de chicle.
Ugh.
Santos sonrió.
Tenía mi chirrido de mis Vans controlados y hacia mis señales. No era sólo por
el pan y los chicles, se trataba de la libertad y nuestro futuro y los riesgos que se
tienen que tomar para ser el cambio que queremos ver en el mundo.
Santos pasó a través de las frutas mientras que yo me concentré en el pasillo del
pan. Él se estaría guardando cacahuetes y unas cuantas manzanas, además de
aperitivos para Faulkner, quien tenía una debilidad por los pepinos. Mientras
tanto, Faulkner, metió sus patas rosas cosquillosas en mis costillas y se echó un
gas con un aroma que sólo una mamá hurón podría amar. Contuve la
respiración y eché a andar. Exactamente como Santos dijo, había un espejo por
encima de las góndolas de carnes y productos lácteos en la parte posterior,
oficinas detrás de un vidrio réflex y cámaras potencialmente en todas partes.
Tenía la esperanza de que mi corte de pelo escondiera mi cara como para no
aparecer en las noticias KING 5, la cámara me mostraría al lado de mi foto del
anuario y los periodistas lo declararían "una definitiva coincidencia." Ningún
trozo de pan valía la pena para esto, preferiría bucear en el basurero cuando
oscureciera.
Justo en ese momento, el carnicero dio la vuelta en el pasillo, tan alto como
Creed, pero mucho más… carnoso. Llevaba un delantal blanco con manchas
rosadas y me miró fijamente, como si estuviera a punto de llevarme a la parte
de atrás y mostrarme su colección de cuchillos.
Mis Vans chirriaron en el suelo. ¡Oh, no! ¿Era la señal para moverse o para
quedarse? Santos iba a matarme, yo era muy mala en esto. Todo fuera por ser el
cambio. Prácticamente salí disparada a los brazos del carnicero.
—Disculpe. —Me eché reír como una loca—. ¿Hay un baño aquí? —Peiné mi
cabello apartándolo de mis ojos, dejando colgar la pulsera. Tal vez la vería y se
daría cuenta que era solo alguien normal.
—Sí, por esas puertas. —Él me saludó desde lejos y siguió caminando hacia la
parte delantera de la tienda—. Y date prisa.
—Ya basta—susurré. Mientras yo estaba aquí, bien podría tomar la mitad del
rollo de papel higiénico que se situaba en la parte posterior del tanque. Dios
sabía que necesitaba un poco.
—Ya era hora —dijo—. Quiero decir, sé que la sala de la mierda es mala, pero…
Santos me siguió a través de las puertas giratorias y allí estaba, un rayo de luz.
Si teníamos suerte, no habría otro carnicero allí, pero no teníamos tiempo de
comprobarlo. El primer carnicero estaba comprometido en seguirnos el rastro.
Pero no era rápido como yo o ágil como Santos, que derribó una pila abierta de
Avena Quaker mientras nos deslizábamos por la puerta. Escuchamos al
carnicero maldecir cuando adelantamos todo el camino hasta la siguiente
manzana junto a los arbustos de la biblioteca.
Esperé hasta que se nos pasara el susto, nunca me llevaría con él de nuevo. Casi
hago que nos atrapen e incluso que el carnicero nos asesine. Asher se reflejó en
mi mente. Me encogí, protegiéndome de lo que pudiera venir después.
Antes de darme cuenta, mi garganta se cerraba. Me faltaba el aire y sólo sentía
las partículas de polvo que se arrastraban en mi ropa y el pelaje de Faulkner y el
terror de la fuga y ahora la decepción de Santos. Disminuir mis respiraciones no
era suficiente.
Me iba a ahogar.
103
—Oye —dijo Santos, su voz era suave mientras el resto del mundo giraba a
nuestro alrededor—. Oye, ¿estás bien? —Estaba poniendo su brazo alrededor
de mi hombro, frotando mi espalda con su mano.
—¿El carnicero?
—…y no sabía qué hacer, le dije que tenía que usar el baño, y yo estaba allí
atrás, pensando que estabas solo, y yo no quiero que pienses que me había
arrepentido del plan, oh, sí, entonces me tropecé…
—Oh espera, ten —dije con un resoplido, sacando la bolsa—. Esto es para ti. —
Agarré el chicle de mi bolsillo—. Y esto, también.
cumpleaños.
—¡Mierda, chica, eres la mejor! —Lo abrió allí mismo y se metió un puñado en
la boca—. Cualquier medicamento que necesites, puedo conseguírtelo. Solo
tienes que decírmelo. ¿Está bien?
Le dio un Cheeto a Faulkner, que trituró polvo nuclear anaranjado por toda mi
sudadera. Pero no me importaba. Porque a Santos no le importaba.
Yo estaba dentro.
Capítulo 18
Traducido por Cherry.lips
L
e entregué una lista a Santos de los medicamentos que podría necesitar
105
para cualquiera y todas las eventualidades del asma, y apareció pocos
días después con un saco lleno de ellos: inhaladores de fluticasona, los
inhaladores de albuterol para casos de emergencia, esteroides orales
prednisona, la amoxicilina y la azitromicina en caso de bronquitis o
neumonía… todo ello etiquetado al azar y en cantidades variables, como si
todos hubieran escapado del cementerio de medicamentos.
Examiné el contenido.
—Sabes que podría contártelo, pero entonces tendría que matarte —bromeó en
un acento gangsta26—. Además, no puedo dejarte morir cuando se supone que
debo enseñarte a vivir.
—Es como ese libro El ratón y el hombre —declaró—. Esta Lennie, el tipo lento, y
George, que un poco, ya sabes, cuida de él, y Lennie tiene, como, esta cosa para
los conejos. Así que tengo que cuidarte y asegurarme de que no hagas que te
maten.
—¿Que es…?
26
Gangsta es una pronunciación no rótica de la palabra gangster. El término "Gangster" se utilizaba para
los mafiosos, la delincuencia organizada, pero ahora se lo usa más para los miembros de las pandillas
callejeras.
—Tengo que cuidarte.
Si fuera gorda como tú, me mataría, había dicho May. Debía haber mucho más en
106
su historia. Más de todas sus historias, si lo que dijo Santos era cierto.
Creed nunca les explicó a Santos y May de donde había venido yo, y parecía
que ellos no me reconocieron del club. El acuerdo entre nosotros era sin
palabras: Creed se sentía responsable. Quedaría sólo entre nosotros. Y cuando
nos acurrucábamos juntos en el sucio colchón, pensaba en cómo me hacía sentir,
segura pero no ahogada. El cantaba para sí mismo, y ahora para mí, para
dormir.
Mis amigos y todos los otros chicos en el Condado de King ahora estarían de
regreso a la escuela, lo que significaba que la rutina y el flujo de Capitol Hill
cambiarían a un flujo constante de estudiantes rumbo a la Universidad de
Seattle y al colegio comunitario. Por lo menos sería más fácil entrar en los
campus por lo fundamental, baño limpio y una ducha de vez en cuando.
Incluso Creed estaba empezando a darse cuenta de mi aroma a tierra.
—Está bien —dijo Santos un día cuando me estaba mostrando los lugares más
finos para la adquisición de los bienes necesarios: el jabón, gel para el cabello
(para él y May), calcetines, y dulces. Creed trajo a casa una mochila nueva para
mí después de que le contara que Apestoso me la había robado, aunque omití la
parte sobre los medicamentos. Lo último que quería era que mi salud se
convirtiera en una obsesión para él, también.
—Está bien, en algún momento —dijo Santos—, tienes que decidir qué vas a
hacer con tu vida.
—Alto, alto, espera un segundo. ¿Así que ahora estoy planeando mi futuro?
Santos sonrió.
—Bueno, todos hacemos algo. No podemos robar pan todo el tiempo, aunque
estás mejorando, lo admito. Durante un tiempo, me preocupaba que nos
echaran de todos los mercados de mi lista.
—Pero pensé que habías dicho que era un imperativo moral, ¿que robar pan era
el primer paso para cambiar el mundo?
Creed no tocaba su guitarra en la casa a causa del ruido, pero regresaba todos
los días con una pila nueva de monedas en la funda de la guitarra.
—Así que… Creed hace música. ¿Qué hace May? —Ella podría ser peluquera,
claramente, pero yo no conocía ningún salón donde contratasen chicas de la
calle.
—Ella hace un montón de cosas —dijo Santos vagamente—. Creo que ella tiene
estudiantes de arte que le pagan por… tú sabes…
—¿Es una prostituta? Solté, luego me tapé la boca. Santos me miró ofendido.
27
Regaliz: caramelo de regaliz u orozús, es un dulce con una textura similar a la goma que se saboriza
con los extractos de las raíces de la planta del regaliz, así como también aceites de anís. Existe una gran
variedad de estos dulces a lo largo de todo el mundo.
28
Twizzlers: marca popular de caramelos de regaliz, reconocidos por su largo y color.
—¡No! Ella posa. Para que la dibujen o lo que sea. Es una modelo.
—Sí. Bueno, tal vez ella pueda llevarte también. Probablemente necesiten a más
de una chica linda para dibujar. —Lo mire fijamente, estaba ruborizándose.
108
—Quiero decir, tú sabes, ustedes son…
—Lindas —terminé—. Las modelos para dibujar deben ser más que lindas. No
es como el porno, sabes.
—De alguna manera, esto parece tan incestuoso —bromeé, pero se detuvo. Tal
vez yo estaba siendo presuntuosa, pensando que había penetrado en el círculo
familiar.
—Hey, baby —dijo con un falso acento Spanglish29 al coche de policía que
pasaba y se detuvo frente a nosotros—. ¿Le gustaría comprar a mi sister?
—Oye —me gritó, inclinándose hacia adelante para tener una mejor visión—.
¿Has visto a esta chica?
Me cubrí las mejillas con las manos, como si estuviera mirando de cerca la
imagen, pero en realidad estaba tratando de ocultar mi rostro. Eso y el salvaje
latido de mi corazón.
29
Spanglish es la fusión morfosintáctica y semántica del español con el inglés estadounidense. Este
idioma híbrido no es de uso oficial, sino de uso coloquial.
Aminoré mi respiración. Tenían que estar buscando una chica con asma. Un
inhalador me delataría al instante.
Era la foto del colegio del año pasado, tomada poco después de haber conocido
a Asher. Probablemente había perdido diez kilos desde entonces, cinco cuando
Asher pensó que debería, y cinco más desde que estaba en la calle. Ella ya no
109
era yo. Esas mejillas eran demasiado redondas, aun sonriendo e inocente.
Parecía un bebé.
—Parece una cabrona —observó Santos—. ¿Por qué la están buscando aquí?
—Para nada —dijo Santos, un poco demasiado alto. Una pareja normal en la
esquina opuesta miró para ver lo que estaba sucediendo.
Yo apenas podía respirar. Tenía que ser mucho más cuidadosa de ahora en
adelante.
***
—¿A dónde va? —Le pregunté a Creed, después de que May se había ido a la
cama y él y yo nos abrazamos para alejar el frio. Estar tan cerca era tanto una
bendición como una maldición.
Las últimas veces, había llegado de un color gris y agotado y parecía como si
alguien lo hubiera golpeado en la mandíbula, y luego dormía hasta media
tarde.
Pero él podía, simplemente no lo sabía. Cada vez que me tocaba, sentía como si
mis nervios se despertaran de un largo sueño. Cuanto más tiempo estuviéramos
aquí juntos, peor se pondría.
—Tienes más control del que piensas que tienes —le dije. Sus labios estaban a
sólo unos centímetros de distancia. Él ni siquiera pestañeo, sólo me miró
fijamente, con el peso de algo que no pude comprender.
Con Asher, siempre era tan claro. Después de haberme entregado a él, no había
vuelta atrás. Le gustaba que yo fuera virgen era una de las cosas que más le
gustaba de mí. Él podía enseñarme todo lo que necesitaba saber, que lo era
todo. Todos los días después de la escuela, él me recogía en su DeLorean y me
llevaba a su privado apartamento. Él trabaja en una investigación mientras yo
hacía mi tarea. Luego, cuando terminaba, me hacía cosas que nunca hubiera
imaginado que eran posibles, quitando una capa tras otra de lo que nos
separaba hasta que nada quedaba.
Incluso cuando se enojaba, siempre supe cómo llevar a Asher a ese lugar dulce.
Donde se olvidaba de mis palabras y se concentraba en mi cuerpo.
¿Que detenía a Creed?
111
Capítulo 19
Traducido por Taly
C
reed y yo bebíamos el café que May nos preparó esa mañana, mientras él
112
hojeaba el periódico que ella había arrebatado camino a casa. Yo evitaba
mirar los periódicos, como si evitándolos pudiera pasar por alto lo que
pasaba fuera de mi acogedor nuevo mundo.
—Lo peor que puede suceder —me dijo Santos una vez—, es perder tu
escondite.
—O peor aún. Ser atrapado por alguna otra persona… si eso sucede, estás
jodido. Pierdes tu casa, pierdes tus cosas, y si tienes suerte, sólo pierdes un ojo.
—No me digas. Yo tenía este amigo… de todos modos, que perdió un ojo, y no
fue bonito. Sangraba por todas partes...
Él se echó a reír, pero en el fondo, podía percibir la amenaza de que todo esto
podría evaporarse y dejarnos marcados de por vida.
—Así que dime —le dije a Creed, con la esperanza de que me llevase con él—.
Santos mendiga. May modela y esas cosas. ¿Qué haces tú durante el día?
—Bueno… —Sonrió—. Creo que esto tendría que darte una pista. —Dio unos
golpecitos a su guitarra dentro de una funda maltratada y rota por fuera, pero
como nueva por dentro.
Pensé en lo que Santos dijo, que cada uno aportaba. Pero Creed no parecía
enojado. Si no lo conociera mejor, pensaría que estaba coqueteando conmigo.
—No es gracioso.
—No tienes que contármelo, es sólo, hay algo sobre ti. Hay más, ¿no?
—¿Triste?
114
De repente, no había viento suficiente en la ciudad, ni suficientes pendiente en
los montes para contener todo lo que estaba sintiendo, Lo único que quería era
correr por Madison tan rápido como pudiera.
—No —dije, mi cara cerca de la suya. Animada, mi corazón latía con fuerza. No
lo suficientemente animada como para sostener su cara entre mis manos y
besarlo. Pero quizás algún día.
Los cuervos son algunas de las formas de vida más singularmente centradas, diría
Asher, creando jerarquías, historias, y su propia sociedad a través de un complejo
sistema de comunicación…
Verlos hizo que me dolieran los pulmones. Tenía que deshacerme de esa
pulsera de cuervo pronto.
—¿Estás bien?
—Sí... lo siento, fue solo… que percibí cosas que no había notado antes.
Creed asintió con la cabeza. Nos sentamos en los escalones y Creed comenzó a
desempacar su guitarra.
—Oye, no tienes que quedarte aquí si no quieres… quiero decir, si hay algo
acerca de este sitio…
—Sí. Exacto.
Se encogió de hombros.
Eso fue fácil de olvidar cuando Creed comenzó a tocar. Sus dedos, sucios y
harapientos como los míos, se convirtieron en algo más tocando la guitarra,
como si las cuerdas se estuvieran conectado ellas mismas a los lugares que
116
habíamos ocultado.
Su voz salió profunda y suave, como me imaginaba que sería su beso. Cantó
una canción que no conocía, una acerca de vivir como las olas en la cima del
agua, una nueva corriente contra las profundidades que estuvieron allí todo el
tiempo. Había soledad allí, e incertidumbre, y libertad. Todas las cosas que yo
había estado sintiendo, capturadas en un suspiro.
Más tarde, él me compró un cono de helado sabor a chicle en Molly Moon's, por
lo que su sabor permanecería luego de que el helado se hubiera derretido.
—Guardarlo —dijo—. Puedo guardar la mayor parte de él, todo lo que no tenga
que utilizar para un abrigo y tal vez unas botas nuevas. —Le dio una patada al
poste de una señal de Stop, y me di cuenta del desgaste de sus suelas—. Eso me
recuerda… vas a necesitar algo más cálido. El escondite estará con goteras tan
pronto como llegue la lluvia. —Hizo una pausa, sumido en sus pensamientos,
como si el peso de nuestra supervivencia estuviera solo sobre sus hombros.
—¡No! Me refiero…
—No tienes que explicarte. Cuando llegue el momento, vamos a encontrar algo.
Sólo mantén tus ojos abiertos, ¿de acuerdo? Y no hables con Santos y May sobre 117
esto.
—Ellos han sufrido bastante. No quiero que tengan que preocuparse por esto,
también.
Lentamente, la llevó a su boca. Cerró sus ojos. Me pregunté si podía sentir mis
frenéticos latidos con sólo sostener mi mano. Él lo saboreó y dejó escapar un
suspiro de placer. Podía sentir el eco en mi propio cuerpo.
L
o ultimo de mi cono de helado había desaparecido cuando llegamos al
118
´´Experiencie Music Project’’, conocido como el EMP por los locales. El
museo, construido por el magnate Paul Allen de Seattle, era una
enorme masa ondulante de metales de colores en el exterior y retorcidos
ángulos reflectantes en el interior, supuestamente para imitar los redobles y
ondas de la música. Estaban hechos a partir de láminas de aluminio aeronáutico
remachadas entre si. Lo sabía porque Steven Valen era uno de los principales
donantes.
Pero Asher nunca me llevo allí. La música y cualquier sentimiento que pudiera
inspirar, era un misterio para él, y a Asher no le gustaban los misterios. Le
gustaban las cosas que pudiera sentir. Tocar. Manipular. Por lo tanto,
caminando hacia el EMP con Creed a mi lado, me sentí completamente libre.
No pude seguir. Era todo lo que podía hacer para no enamorarme de él.
Lo seguí hasta llegar al chico que vendía las entradas, un convertido adicto a la
música que llevaba una camiseta polo estampada con el logo EMP, pareció
iluminarse cuando vio a Creed. ¿Se conocían? Ellos compartieron una
conversación en voz baja, algo acerca de ‘’show´´ y ´´actuación´´ y ´´partitura´´.
Y antes de que pudiera preguntar algo, el chico miraba sobre su hombro y nos
hizo un gesto para que entráramos.
30
Cota de malla se denomina a la protección metálica conformada por anillas de hierro forjado, o acero,
dispuestas de forma que cada anilla está ensartada al menos a otras cuatro formando un tejido.
Nunca hubiera prestado mucha atención a la gigantesca escultura de guitarra
que colgaba del techo del corredor principal. Pero con Creed, se sentía como
llegar a un santuario. Había guitarras acústicas, eléctricas, y bajos de cada color
y de forma inimaginable. Un torbellino de instrumentos, montados en una red
de andamios, que parecía una escalera hacia el cielo. El cielo de Creed
119
Nos quedamos atónitos. Y comprendí, sin que él lo dijera, que aquí estaba la
razón por la cual haría cualquier cosa, iría al lugar que fuera necesario para
llegar donde estaba destinado.
—Algún día llegaras —dije rápido, como si cualquier cosa más fuerte rompería
la conexión entre el hombre y la música.
Creed sabia más acerca de la música de Noroeste que cualquiera que hubiera
conocido, todo su camino hasta Oregon y lo que había en cada pared de La
Casa del Té Icky’s en Eugene, donde toneladas de bandas habían actuado antes
de conseguir su gran oportunidad.
Creed se encogió.
—Todo el mundo tiene que empezar en alguna parte. Era Seattle u Olympia
para mí. ¿Puedes imaginarme en Olimpia?
Lo único que había hecho en Olimpia fue asistir a una cena de estado con Neeta
y su familia, mi madre me dio carta blanca para elegir el vestido perfecto en
Nordstrom y pasamos todo el tiempo coqueteando con un chico que resultó ser
un asistente de campañas casado.
—Un sello discográfico, luego están todas las bandas que vienen de Olympia.
Bikini Kill, Sleater-Kinney, Some Velvet Sidewalk… todo el movimiento Riot
grrrl31, straight edge32 …
—…pero pensé que tendría mejores oportunidades aquí. —Sus ojos brillaban
con esperanza hacia un futuro, y me dolía terriblemente pensar que lo podía
lastimar.
—Uh, no.
31
Riot grrrl: es un movimiento musical feminista que alcanzó su fama en 1990 pero continuó con una
significativa influencia sobre la cultura musical alternativa del grunge.
32
straight edge: es un estilo de vida y un movimiento que inició dentro de la subcultura del hardcore
punk, de la cual, sus seguidores hacen un compromiso de por vida para abstenerse de beber alcohol,
usar tabaco, consumir drogas, y también abstenerse de ser promiscuo.
Agarró mi mano y me llevó a la majestuosa escalera de metal.
—Realmente no había pensado en eso todavía —Él también susurraba. Sus ojos
más azules y profundos que nunca, incluso bajo las luces rojas—. Tenía la
esperanza de que cantaras por tu propia voluntad. Tal vez eres una estrella de
rock y ni siquiera lo sabes. Podría descubrir tu talento.
—¿Death Cab for Cutie? —su ceja se alzó—. Ajá. Definitivamente Seattle indie.
33
El término indie se suele usar incorrectamente, para referirse a un sonido nuevo presentado por un
músico. Originalmente está ligado a las condiciones de producción y circulación de su obra, refiriéndose
a aquellos músicos que producen su obra de manera independiente (palabra de donde deriva el
término) y no a un género musical.
tanto a alguien que lo seguirías a cualquier sitio y harías el máximo sacrificio.
Era algo que Asher nunca entendería.
—Es solo que... también me gusta esa canción. —Comenzó a tocar, como si
supiese lo que yo elegiría, fácilmente, siguiéndome el ritmo cuando comencé a
cantar, no muy alto, no muy aguda, no exactamente en el tono.
Sabía la letra, pero la melodía era algo totalmente diferente. Mientras él tocaba
las notas con facilidad, yo cantaba, no, aullaba la letra
Había gente parada afuera, mirando hacia dentro en la cabina mientras Creed
pasaba su mano por de su desordenado cabello.
Podía ver que estaba tratando ser amable, pero no estaba funcionando. El tono,
el gorjeo, lo absolutamente horripilante de esto, él no pudo aguantarlo mas, y
ambos acabamos riendo.
—¡No!
—¡No, en serio!
—Pero ¡podría ser una estrella de rock y no saberlo! —giré mi rostro para
mirarlo—. Podrías descubrir mi talento susurré, batiendo mis pestañas.
Él se puso rojo, más rojo que la oscilante luz de la cabina.
—Cierto.
Me sentí herida.
El comenzó a tocar los acordes, luego la letra cantándola como siempre la había
escuchado en mi cabeza.
—¡Oye!, ¡has estado ahí media hora! —Un fanático se cernía fuera de la
ventana, mirando a través de sus Buddy Holly’s34.
***
Cuando salimos del EMP hacía más frío, y el estímulo del helado se estaba
disipando.
Me cubrí más con mi capucha, mientras Creed metió sus manos en los bolsillos.
—Podríamos buscar una esquina aquí cerca y tocar... yo podría cantar. —dije
sonriendo.
—Eso está bien. Pero supongo que debemos conseguir comida para comer, no
para que nos la arrojen.
34
Buddy Holly’s: tipo de lentes que se hizo famoso, aludiendo a su nombre, por Buddy Holly
—Hey! Hey, hey. Ahora, eso estuvo totalmente fuera de lugar.
—Tú insistías.
Debía estar tan enfocada en Creed porque ni siquiera estaba prestando atención
a mi propia respiración. Una corriente de aire frio atravesó mis pulmones
dándome una serie prolongada de tos. Traté de detenerla hasta que pensé que
iba a estallar, recordando las veces que me había magullado las costillas, tosido
sangre, y dejado de respirar por completo.
—No, estoy bien —dije sin aliento, tan pronto como pude volver a hablar—. Me
sucede de vez en cuando, no es gran cosa.
Asentí, y el gruño.
—Hmm.
—Si. Todos tienen uno. Necesitas uno para sobrevivir. Yo puedo cantar. Tú…
—¡No lo digas!
—Si. Era tan hermosa, de color miel, con profundos ojos negros. Ella amaba
127
correr por la playa, excepto que siempre se dirigía al agua. Una y otra vez, esto
sucedía. La llevaba a correr por la playa, y ella intentaba galopar directamente
al océano.
—¿Y?
—Ella siguió su camino. Dentro del océano, más y más lejos, luchando contra el
agua hasta que le llegó al cuello. No podía nadar. Solo seguía trotando, tratando
de ir donde sabia que estaba destinada a ir.
Tal como Creed y su música, luchaba en contra de las olas. Como yo, luchando
contra el asma y las riendas que mi familia y Asher me pusieron a causa de ello.
En algún punto el caballo debía detenerse y dejar de luchar, volviendo a la
playa o muriendo. Pero por ahora, ella dejó sus riendas atrás.
—Siempre reflexiono sobre eso, cuando pienso acerca del porqué estoy aquí —
dijo Creed.
El sol estaba casi completamente detrás de las montañas, excepto por una
pequeña franja dorada. Era hermoso, pensé que podría llorar.
Capitulo 21
Traducido por Angie
S
antos, Creed, y May estuvieron susurrando todo el día.
128
Era el día después de que hubieran ido al refugio New Horizons para una
buena ducha y cambio de ropa.
Una comida caliente, prometió May a pesar de que, según ella, yo tenía un
largo camino por recorrer antes de quedar escuálida. Una ducha, insinuó Creed.
Nuevos zapatos y ropa de abrigo, prometió Santos.
—Hablan de Jesús y toda esa porquería, pero New Ho’s está bien. Al menos,
dan comida decente. —Él dijo. Y la semana pasada, volvió a casa con una
chaqueta, calcetines nuevos, y ropa interior.
—No puedo.
—Déjala. Si ella no quiere ir, no tiene por qué hacerlo. Todos tenemos cosas de
129
las que preferimos no hablar.
Sentí una punzada en el estómago. May tenía sus cosas. Santos tenía las suyas.
Si supieran acerca de mis cosas, me echarían más rápido de lo que podría robar
una barra de jabón de la farmacia. Si supieran de mis amigos, mi casa, mis
padres… Todavía no sabían nada de mí.
—Está bien, yo me quedaré con ella —se ofreció May—. Podría ayudarte con tu
decoloración, tienes un centímetro de raíces crecidas y estás empezando a
parecer un jodido zorrillo.
No había mucho que hacer, sola en la casa. May y Santos tenían montones de
libros de la biblioteca en su cuarto -A Brief History of Time, Dragon’s Keep, Speak,
Crime and Punishment. May había terminado de leer Mujercitas y estaba con
Mansfield park. Santos tenía The Oxford Companion to Greek Mythology, abierto por
la mitad y desparramado en las sábanas. Eran notablemente buenos lectores,
pensé, para ser personas sin hogar.
Tomé Dragon’s Keep y lo llevé a nuestra habitación con la vela ya casi terminada.
Necesitaríamos más pronto.
Diez páginas más tarde, May todavía no había regresado. Las palabras
comenzaron a desdibujarse hasta que me encontraba leyendo la misma frase
una y otra vez y cerrando los ojos, y entonces oí a los chicos que subían las
130
escaleras, riéndose de algún muchacho en el refugio tratando de aferrarse a sus
cosas mientras él tomaba una ducha. Todo volvió a la realidad.
—Hey, amigo —intervino Santos desde el otro cuarto—. No es culpa suya, ella
no lo sabe.
Creed cerró sus ojos. “Arreando gatos,” mi madre solía decir cuando quería
llamar la atención de todos en casa.
Creed parecía que arreaba algo mucho más escurridizo que gatos. Ave Rats.
—Podría, si me lo contaras.
Creed suspiró.
Luego Santos regresó con café y May durmió hasta la tarde, y de repente los
tres estaban murmurando y hablando sobre los planes para esta noche como si
nada hubiera pasado.
***
Ahora, alrededor de media noche, los cuatro corríamos por toda la oscura
ciudad.
Incluso Creed estaba sonriendo, aunque veía su preocupación cada vez que él
miraba a May.
May era como una sombra de lo que había sido la noche anterior, cansada y
encogida, manteniendo un suéter agujereado alrededor de ella. Cuando ella me
sorprendió observándola, sonrió incómoda.
—¿Estas bien? —pregunté. Parecía cinco años más joven en ese momento, una
niña pequeña en su metro y medio.
—Si. Bien, gracias. —Y se apresuró hacia adelante para unirse con los chicos.
—Justo ahí —susurro Santos, señalando a un enorme edificio detrás del cartel
del parque de la ciudad: Centro Comunitario Maplewood, situado en la parte 132
—Ve adentro, y yo vigilaré con las chicas —dijo Creed a Santos, quién subió
por la cerca y desapareció.
—Por aquí. —Santos pasó por unas puertas dobles a una enorme sala, haciendo
eco. Sólo un haz de luz provenía de una farola, iluminando una enorme piscina.
Creed comenzó a quitarse la ropa en cuanto llegamos a una nube de cloro.
Santos se lanzó de cabeza, mientras que Faulkner caminaba silenciosamente por
el lateral. May encendió el interruptor de luz de la piscina, enviando un
resplandor verdoso desde el agua.
Me di cuenta que no podía mirar a Creed sin darle todo. Pero lo mire de todos
modos
Todas las veces que había estado envuelta en su cuerpo, había imaginado como
sería. Pero no estaba ni siquiera cerca de la realidad. Lo que yo pensaba que era
35
HDPS: Hijos de Putas.
flaco resultó ser fuerte y delgado. Allí, en el borde de la piscina e iluminado por
el resplandor líquido, fue suficiente para despertar cada uno de mis nervios.
May se quitó solo su holgada camiseta. La tiró hacia abajo para cubrirse, pero
no pudo disimular los moratones en sus brazos y piernas, flacos como palos.
Me quité la ropa y quedé en camisola y ropa interior, pero no más de eso. Había
cosas que no quería que vieran, nadie.
Me sumergí y empecé a nadar tan lejos como pude hasta donde aguantaba la
respiración y salía a la superficie en un estallido de pulmones y agua. Cuanto
más nadara, más podría lavar el sudor y la suciedad y el ardor de ver a Creed.
Pero allí estaba, en mi camino, oculto sólo por un remolino de corriente entre
nosotros. Agité el agua antes de que pudiera chocar con él, y mi piel tocara su
piel y otros lugares que deseaba tocar…
—Aquí —él dijo, estirando sus manos para secar mis ojos, habría
probablemente círculos negros que bajaban por mis mejillas como lágrimas de
134
carbón. No podía dejar de mirar su boca, preguntándome como sabría. Salada,
cálida, y quizás un poco dulce.
De nuevo, un reflejo de molestia paso por su rostro, tan rápido que no estaba
segura de haber visto algo.
—¡Mira esto! ¡Mira esto! —Él saltó en una salvaje zambullida lateral.
Floté hasta May, que todavía estaba en el extremo poco profundo de la piscina.
Sus brazos y piernas brillaban en la aguamarina con excepción de un moretón
fresco, dando vueltas su brazo como si fuera una enorme mano. Marcas de
dedos se destacaron moradas contra el blanco de su piel.
Di un grito ahogado.
Se dio la vuelta.
Dos segundos después, ella salía de la piscina hacia la puerta, cruzando el brazo
contra su cuerpo, mientras gotas de agua corrían por sus piernas.
—May, mira esto —llamaba Santos, dando un salto hacia atrás. Pero ella no
estaba observando. Ella apagó la luz, enviando la oscuridad a la piscina.
—N
o quiero ir a casa —dijo May. Ella se inclinó hacia Creed,
136
quién tarareaba una vieja canción de REM que yo conocía:
La ropa mojada que tenía bajo mis prendas me hizo temblar. El restaurante
IHOP seria un buen lugar en este momento, los invitaría, si tuviera algo de
dinero. Pero no tenía.
—Tengo una idea. —Santos saltaba sobre un pie, tratando de arrancarle una
sonrisa a May. La cabeza de Faulkner se balanceaba arriba y abajo desde la
parte delantera de su sudadera—. Una palabra. Fogata.
—¿Jardines de Oro?
Descendimos unos quince metros de escaleras hasta el nivel del mar bajo una
cubierta de árboles de hoja perenne. Al fondo, una playa de arena blanca se
extendía bajo una luna creciente.
May temblaba, y Santos la cubrió con su cuerpo como si fuera una manta. Él le
acarició el cuello con ternura. En un primer momento, no reconocí el
sentimiento en mi estómago, hasta que noté que Creed los estaba observando
137
con los mismos ojos. No celoso o triste pero…. con nostalgia.
Santos la aferró con más fuerza y Creed tocó su hombro. May me miró de reojo.
—Espero que se muera en las calles este invierno. Si no, tendré que matarla yo
misma o conseguir a Ma… — ella se detuvo. Creed aspiró aire bruscamente, y
pude ver que se estaba reteniendo. ¿Que puede tener que ver May con Maul?
—Su madre es una madre de la calle —dijo Santos, como si yo debiera saber lo
que eso significaba.
—Sí. —dijo May enojada—. No para mí. Después de que su novio descargara su
mierda sobre mi y me jodie… ella me abandonó por ese maldito bastardo y sus
pertenencias, y luego, cuando la echó a patadas a la calle, encontró una nueva
hija, una puta familia nueva, un montón de miserables y lameculos Ave Rats…
May continuó hablando entre dientes y maldiciendo y noté que ella estaba al
borde del llanto mientras que Santos rozó sus labios en su mejilla y le susurró:
—Hey. May. Somos tu familia real. Ella no es nadie. Nunca te cuidó como lo
hacemos nosotros.
Creed sacudió su cabeza negando, la luz de las llamas capturaban sus rasgos
más destacados como la luna reflejada en las olas.
—Es sólo… no es nada como May, por lo que no pretendo que sea algo como
eso —comenzó.
Creed era tan reacio a hablar mientras que yo estaba ansiosa por escuchar cada
palabra, cada sílaba me acercaría más profundamente a quien era él. ¿Porqué
estaba aquí?
Esperé una réplica al estilo de May. Por lo menos tienes un padre. Pero ella estaba
en silencio.
—Él quería que fuera a la escuela, lo que esta bien. Realmente, me gustaría ir a
la escuela, pero no para lo que él quiere.
—Música —dije.
—Si. Por supuesto. Siempre he querido música, y mi madre, siempre que me
defendía… —Se contuvo—. Mi madre, realmente no tenía mucho de que decir.
—Vine aquí a encontrar una nueva familia. Y para hacer música. Música que le
hable a la gente acerca de la verdad y convicción. Lo que es real.
Quería contarle, que sus primeras palabras abrieron una puerta para mí, pero la
música me condujo. Lo conocía incluso antes de que el me conociera. Cada
noche cuando me dormía a su lado, nuestra conexión era más profunda que la
piel.
—Odio haber dejado a mi madre, ella nunca se defendía de él. No como yo. Ella
solo se desvanecía…
Quizás por eso él siempre nos cuidaba, debido a los otros que no pudo
proteger, se hacía cargo de los que podía.
—P
ero todos ya saben que soy tuya —le dije a Asher esa
140
noche.
Me besó con fuerza, con tanta fuerza que mis labios dolieron. Luego puso su
brazo a mí alrededor y cuidadosamente me llevó a la cama.
Él calentó la varilla, dándole vueltas y vueltas. Sobre un extremo eso tenía un 141
Asher apartó la sabana, exponiendo las venas azules que corrían alrededor de
mi cadera. Posó su mano sobre las mías.
Leí sobre chicas que se hacían cosas a ellas mismas a propósito, cortándose o
quemándose y marcando su piel para liberar el dolor de vivir.
Pero esto era diferente. Él quería poseerme. No solo etiquetarme con una
pulsera al igual que los investigadores etiquetaban a los cuervos. Él quería
marcarme.
Lentamente asentí, lágrimas amenazaban con caer. Él no tenía que decir más.
Podría destruirme, a mi papá, a mi familia. Si no encontraba un modo de
complacerlo, esto solo sería el comienzo.
Podía sentir el calor, el aroma a finos vellos quemados, pero no sentía otra cosa
más que la descarga eléctrica mientras trazaba la primera letra.
A.
Presionaba lo más cerca que podía sin tocar demasiado, sólo lamiendo el aire
por encima de mi piel, justo chamuscando la superficie.
Entonces perfilé a fuego las letras de su nombre, una por una. Pude ver cómo
alguien podía volverse adicto a esto, negociando una especie de tortura por
otra. El dolor al rojo vivo ahogó el grito de mi espíritu.
S.
H.
Cada letra bordada y trazada con nervios despertando. La cara de Asher era
una mezcla de horror y fascinación. Fascinación por mi obediencia. Horror, tal
vez, de tener ese tipo de poder sobre mí.
E.
ASHES.
Y ahora me levantaría.
***
Pero no lo hizo. Él nunca puso un dedo sobre mí, sólo palabras. Tan terribles
como pudieran ser, por mucho que me dolieran, sólo fueron palabras.
Hasta donde sabían, podría ser cualquier cosa o nada en absoluto. Yo quería
que siguiera siendo así.
Incluso May tenía los ojos muy abiertos, como si ella pudiera imaginar lo que
llevaría a una chica como yo, Burbs, a las calles a vivir en la mierda, la basura y
el cambio considerable. Santos jugaba con los cordones de sus zapatos,
raspando un patrón de un lado como si estuviera tratando de limpiar sus
propios recuerdos.
36
Cenizas: hace referencia a ASHES (en inglés significa cenizas)
Pude ver el tipo de fuerza que operaba aquí que los mantenía a todos unidos.
En casa, habían cortado mis alas y luego me enjaularon, por lo tanto no podía
permanecer allí. Aquí ellos se vendaban las alas rotas los unos a los otros,
ayudándose a volar. Contarles la verdad haría que me echaran para siempre.
Seguro. También podría ser. Nadie creería que las palabras podrían ser tan
dañinas como los puños. Ni siquiera yo lo creía.
Asentí.
—Jodida… mierda.
Nadie hizo la pregunta, una que Santos no podría eludir con palabras rápidas o
pies rápidos.
—Santos.
—Está jodidamente frío aquí afuera. —Ni una sola vez me miró mientras le 145
daba a la arena una fuerte patada en dirección al fuego. Luego se marchó hacia
el muelle.
—¡No tenias que rociarnos con la maldita arena! —gritó May—. Ahora
probablemente sea demasiado tarde para tomar un autobús —murmuró—. La
puta brillante idea de alguien.
***
Santos comenzó a regresar más y más tarde, con profundas ojeras y más
delgado a pesar de que May le ofrecía pasta de Café Flora y café con leche.
Dondequiera que él hubiera estado, no le pregunté.
—Ella sólo quiere que lo logres en la calle, ¿sabes? Hará frío pronto, y esta casa
será un bloque de hielo.
Era fácil pensar en todas las razones por las que debería defenderla. Se me
ocurrió una sola razón por la que podría querer defenderme, y no había nada
seguro en eso. Desde que habíamos estado juntos en la piscina, él no había dado
ninguna señal de que pensaba en mí como algo más que una hermana, y tal vez
otra boca que alimentar. Fruncía el ceño cada vez que me veía utilizando mi
medicamento, pero yo seguía diciéndole que no era gran cosa.
Él tenía razón.
Sabía lo siguiente que tenia que hacer.
146
Capítulo 24
Traducido por cherry.lips
—N
o estoy muy segura de esto —dijo May a medida que
147
caminaba delante de una hilera de piedras rojizas a la luz
del atardecer—. ¿Estás segura? Quiero decir, a ellos no les
importa que lleve a una chica más… de hecho, Julián se puso muy
emocionado…
Julián era el contacto de May para su trabajo temporal con estudiantes de arte.
—Estoy segura. —Mi madre tomó una clase de arte con modelo vivo, Así que
¿Qué tan malo puede ser?
—¿Quitarse la ropa?
—¡Bueno, por supuesto que tienes que quitarte la ropa, cabeza hueca! Es por
eso que lo llaman arte anatómica, tienes que hacerlo si quieres dibujar una
figura. ¿Sabes lo que significa desnudo, ¿no?
—Sí, pero no sabía que desnudo y yo jamás tendríamos algo en común frente a
una sala llena de gente.
—Son artistas —replicó ella—. A ellos no les importan tus pechos caídos.
Alguien se asomó desde una ventana del segundo piso. Alentado por el insulto
de May, le grité:
—¡Métete en tus asuntos!
—Está bien —dijo May—. Vuelve. Sólo te estoy llevando porque Santos y yo
pensamos que necesitas un trabajo, aunque a Creed no le importa un carajo si te
sientas a comer bombones todo el día. Él puede encontrarte un trabajo. Pero
tarde o temprano, sería bueno que ayudes en lugar de permanecer todo el rato
haciéndole ojitos a Creed.
—Sí. Claro. Sólo ten cuidado. No lo jodas y luego vuelvas a los suburbios. Si lo
haces, uno de nosotros va a matarte. —Cuando lo dijo, ella no parecía mala o
amenazante. Ella sólo miraba asustada.
—Santos y yo, tenemos algo más que sexo. Él es. . . nos cuidamos el uno al otro.
—May se detuvo, mirándome con una seriedad mortal—. Cuida a Creed, ¿de
acuerdo? Porque ninguno de el resto de nosotros puede. No como tú.
¿Cómo yo?
Pero estaba equivocada, nada había pasado entre nosotros desde la noche en
que fuimos a nadar. Aún dormíamos en el mismo colchón, pero en vez de
acurrucarse a mi lado como lo hacía antes, Creed dormía en el extremo más
alejado dándome la espalda. Cuando le pregunté más acerca de sus padres, él
respondió con un silencio sepulcral. No. May no podía estar más equivocada
acerca de Creed y yo.
—Por cierto —dijo ella—. Él no quiere que te traiga aquí, pero no te atrevas a
contarle que te lo dije. Tendría que suicidarme.
—¿Por qué te dices eso? —exigí, demasiado molesta como para considerar el
resto de lo que estaba diciendo—. ¿No te das cuenta lo mucho que hablas de
matarte?
—Hola —Él sonrió, sosteniendo la cara de May entre sus manos y dándole un
beso húmedo en la mejilla—. La trajiste. —Sus redondos y espeluznantes ojos
viajaron de arriba a abajo recorriéndome. Tuve un mal presentimiento sobre
esto.
—Tú debes ser Julián —le contesté, cruzando los brazos sobre mi pecho antes
de que pudiera echar un buen vistazo. Algo que sucedería muy pronto, supuse.
Le dio una palmadita en el culo a May cuando ella entró, y ella no respondió, ni
siquiera para darle la mirada fría que estaba acostumbrada a esperar. Una
mirada de Creed lo enviaría aullando como un perro golpeado. Los seguí
dentro del apartamento.
May me lanzó una mirada por encima del hombro como diciendo, No me
arruines esto. No sería ni la mitad de compasiva que Santos cuando hice que nos
echaran del Mercado Red Apple, pero tal vez más indulgente que Creed cuando
se enterara de que estuve aquí.
37
Fauxhawk: corte de cabello en forma de cresta larga
Julián comenzó a sacar el suéter de sus hombros, pero May lo esquivó.
—¿Juntas?
—¿Qué fue eso? —Ni siquiera estaba segura de haber visto algo. Ella volvió el
agua sumamente caliente.
No era de extrañar que pareciera gorda para ella. Una de sus piernas delgadas
podría partirse por la mitad con tanta facilidad como un pedazo de leña.
—Ponte en movimiento. Cada minuto que estás ahí es dinero por el desagüe.
—Quiero estar limpia por fuera, por lo menos —repliqué. Ella no me hizo caso,
luego secó el vapor para poder delinearse los ojos de negro.
—Bien, así que no tienes las tetas caídas. —Resoplé, y ella sonrió—. A ellos les
va a encantar.
—Esto no es suficiente.
Me sentí aliviada. Yo sabía que no era lo suficiente para mí como para sacarme
esta toalla, no importaba lo grueso que fuera el fajo.
—Oh, vamos —Julián intentó persuadirla—. He añadido algo extra para tu
amiga, además de que un par de personas no están aquí esta noche… —Él me
dio una sonrisa lasciva.
¿Veinte dólares? ¿Estaba dispuesta a vendernos por sólo veinte dólares más? 152
—Está bien, cuarenta —le dije. May me envió una mirada de entero
agradecimiento.
Los chicos pusieron una canción emo que haría a Creed romper su guitarra
contra la pared, y Julián estableció la desbastada lámpara halógena para
proyectar sombras extrañas… Había una colchoneta de yoga en el centro de la
habitación, claramente sólo lo suficientemente grande como para una de
nosotras o una persona delgada y otra a punto de desaparecer.
Más dinero no lo hacia más fácil para mí. La música tronaba y gemía, y los
chicos apenas podían contenerse. Ellos estaban contentos con un poco de carne
fresca. Una vez que deje caer la toalla, mantuve mi mano sobre mi cadera hasta
que Julián dijo:
—Oye, ¿puedes mover eso?
Lo hice.
Incluso May miró para ver lo que tenia a todos los chicos irritados. Sus ojos se
153
agrandaron cuando cayeron sobre mi cadera, cicatrizado pero aún crudo y
rosado.
May no dijo nada cuando vomité en el baño o cuando tomé dos grandes
bocanadas de mi inhalador. Ella no me preguntó acerca de las palabras que
ardían en mi piel. Pero ella sabía lo suficiente como para asumir que un imbécil
en mi pasado me lo había hecho. Ella no sabía que fui yo el imbécil.
En cambio, ella se reunió con Julián y susurraba con urgencia. Esta vez no.
Espera. Ella susurraba entre dientes, y Julián estaba inquieto como un resorte. El
otro perdedor siguió examinando sus cordones, con las piernas temblando,
como si de un momento a otro saltaría sobre mí, mientras May discutía con
Julián, con voces más fuertes ahora. Julián quería que se quedara, no, quería
que las dos nos quedáramos, y pagarían extra. Una gran cantidad extra, y May
podría agradecerme a mí y a mi negociación por eso. Deberíamos estar
agradecidas de que no llamaran a la policía, ya que probablemente acabaríamos
con una hoja de antecedentes penales de un kilómetro de largo si él hubiese
levantado el teléfono.
—Vamos, May, regresemos a casa.
—Como si tuvieran un hogar a donde ir. ¿Duermes bajo un puente en estos días
May?
154
—¡Vete de aquí, Triste! ¡Sólo vete! —May no me miró.
—Olvídate de ella. Sólo olvídala. Así que son ustedes dos. ¿Cuánto dinero dices
que tienes?
No tenía idea hacia dónde iba, simplemente sabía que no quería estar allí con
ella, con lo que sea que podría suceder después.
Capitulo 25
Traducido por Estefi
M
e propuse pasar a través de las oscuras calles de Capitol Hill.
155
Cada sombra formaba la silueta de Apestoso, aunque no lo había
visto desde que Creed pateó su culo en el parque. Pero ahora me
sentía muy vulnerable como el día en que llegué.
Era viernes por la noche, por lo que Broadway estaba eufórica. Creed podría
estar aquí en algún lugar, tocando en las calles o en uno de los clubes.
Probablemente estaría en Neumos, quizá en White Lava o Chop Suey.
Santos estaría fuera, también, aunque no tenía idea de dónde empezar a buscar.
Tomé aire y me dirigí hacia las luces.
Todo estaba tan claro para ella, ¿no lo entendía? Podía irse y nadie la culparía.
Las cosas nunca habían sido tan sencillas para mí.
Pero no lo hizo. Era como si nada hubiera sucedido, o como si Maul le hubiera
hecho una broma. La niña no lloraba. Ni siquiera reaccionaba. Ella simplemente
se puso de pie en sus piernas pecosas y le susurró al oído nuevamente.
Y así como así, vi su cuerpo en el callejón, más adelante, apoyado en una puerta
e iluminado por el halo de la luna.
—¿Santos? —dije, avanzando hacia él—. ¡Santos! Estoy tan contenta de que
estés aquí.
La figura saltó. Ambas saltaron. Bajo la luz de la luna. Con mi voz aun haciendo
eco en el callejón, ellos desaparecieron dentro del edificio como dos oscuros
fantasmas.
Llegué a la puerta, y estaba cerrada, tal vez era la entrada de algún club, cerrada
desde el interior.
Golpeé la puerta.
—¿Que esta pasando aquí? —Un policía o Maul, quien sabe, pero me largué, sin
parar a preguntarme si realmente había visto a Santos o si se trataba de un
157
producto provocado por la adrenalina. Más allá de la universidad, más allá de
la hilera de puertas con multitudes de personas, pasando cafés y bares, pasando
toda la noche borrosa. El teléfono celular que había apagado hacía mucho, de
repente comenzó a sentirse pesado en mi bolsillo. Podría hacer una llamada y
poner a fin a todo esto.
—Sí. ¿Esta allí dentro? —Mi corazón latía tan rápido, que podría haber
agarrado al gorila de seguridad y quitarlo de mi camino. Su indiferencia era
exasperante.
Se encogió de hombros.
Al principio, no pude ver a nadie, las luces en el interior eran de color rojo y
destellaban alrededor de la sala a un ritmo frenético. El latido de mi corazón
coincidía con el ritmo de los graves, mientras buscaba a Creed. Sería por lo
menos un cabeza más alto que cualquier otra persona.
Me pareció ver el tipo del EMP. Por lo tanto, este era el show del que Creed
tanto hablaba, ¿la razón por la cual el tipo de la entrada nos dejo entrar gratis?
Tendría que preguntarle más tarde qué clase de conexiones tenía con la escena
158
musical underground38 de Seattle. Más de lo que pensaba.
Asher.
Todo el aire se fue de la sala, mis pulmones estaban en una jaula de hierro.
Tenía otro lugar adonde ir. Me di la vuelta y choqué con un pecho familiar, un
cuerpo que conocía y un alma que buscaba.
Era Creed. Caí en sus brazos, llorando y respirando con dificultad, como si todo
en mi cuerpo entero estuviera rompiéndose.
38
Underground: es un término de origen inglés con el que se designa a los movimientos contraculturales
que se consideran alternativos, paralelos, contrarios o ajenos a la cultura oficial.
Capítulo 26
Traducido por Taly
C
reed me abrazó con fuerza. Su cuerpo me protegió de Asher, del club, de
159
todo, excepto de su propia voz.
Él me sacó de la lucha.
Creed me condujo por una puerta trasera que nunca había visto antes, por el
callejón, donde un remolque se equilibraba sobre una formación de bloques de
cemento agrietados. Bajo la luz de la luna, me quedé sin aire y tomé dos
desesperadas bocanadas de mi inhalador de emergencia, luego expectoré hasta
creer que iba a vomitar.
—Triste —la manera en que Creed, dijo mi nombre, sonaba como una plegaria.
—. Triste. ¿Qué pasó? ¿Por qué no estás con May? ¿Dónde estabas?
Después de lo que conté en la playa, sabía lo que Creed haría si ahora veía a
Asher por ahí. Él ya había peleado por mí una vez y lo volvería a hacer si yo se
lo pidiera.
Y yo quería eso.
Porque entonces Asher sabría que yo estaba aquí. Y tendría que regresar. . . .
No.
—¡Creed!
—Sí, se supone que tengo que tocar con la banda esta noche. Es bastante genial,
están buscando a alguien para que toque con ellos en los espectáculos locales…
—¿No te gustaría venir a verme? ¿Lo harías? Hay un área de camerinos detrás
de la cortina, por lo que podrías pasar el rato allí…
Limpió una lágrima debajo de mi ojo y luego me condujo hasta los bastidores.
Estaba envuelta en la oscuridad, a salvo por ahora.
E
sa noche, cuando Creed envolvió sus brazos a mí alrededor antes de
163
dormirme, me obligué a apartarme. May llegó más tarde. Santos no
llegó en absoluto.
—¿Estas…?
—Oye, Santos, necesito tu ayuda con algo. ¿Conoces alguna buena casa de
empeño?
***
Le estreché la mirada.
—Pasé por el callejón para evitar a Maul —le dije—. Yo estuve ahí. Te vi.
Realizamos nuestro camino de regreso a Broadway sin decir mucho. Había casi
olvidado lo de la casa de empeño cuando Santos metió su mano en el bolsillo.
—¡Bueno, así que… no vas a creer esto! —Él se detuvo, justo en el cruce de la 165
—¡Me dieron casi trecientos malditos dólares por tu pulsera! Lo que significa,
que es como una cuarta parte de lo que realmente cuesta. ¿Dónde demonios
conseguiste eso?
—Um, alguien me lo regaló. —Mi muñeca parecía mucho más ligera ahora que
ya no estaba. El dinero no se sentía tan pesado, ya que sabía exactamente qué
hacer con él.
—Si tienes a alguien que simplemente te entrega algo como eso, no entiendo
por qué andas con nosotros.
Pensé en la pregunta.
—Mejor que estar bajo la tutela del Estado. —Lo dijo como si fuese un título, no
mejor que la basura en la calle—. Obviamente, tú nunca has estado en acogida.
—¿Cómo es?
—Yo viví como en diez sitios diferentes en dos años… ninguno de ellos bueno.
Es como la esclavitud infantil, eso es lo que es. Maldito abuso infantil. Y lo peor
es que te mueven o te envían de regreso con tus jodidos padres en un
santiamén. Prefiero vivir en el abismo del infierno con mi familia callejera que
perderme en esa pocilga otra vez.
—¿Qué diablos estabas pensando? —gritó Creed—. ¿Qué crees que quería?
—¡Ella ha estado aquí sentada sobre su culo todo el día y no hace un carajo para
contribuir!
Una pausa.
Algo se estrelló.
Seguí a Santos por las escaleras e irrumpió en la cocina, pero los gritos habían
cesado.
Los encontramos en la sala de estar. Creed inclinado sobre May, quien era un
ovillo pequeño en el sofá, con sus ojos hinchados y enrojecidos.
Yo sabía de qué se trataba. Era sobre mí, y lo que había sucedido anoche en lo
de Julian.
Fue como si me hubiera golpeado. Al igual que las palabras que utilizaba
Asher. Sentí un ardor en la garganta.
—¡No!
—Entonces, ¿qué?
Lo que sea que habían estado discutiendo había llegado a su punto final.
—Tal vez, por una vez podamos comer algo que no proceda de un cubo de
basura —dije con cansancio.
Santos:
Deberías haberle dicho simplemente que no podías esconderla aquí desde el principio.
La voz de May era aguda y chillona, la de Creed como el ruido sordo de una
línea grave y la de Santos interpuesta. Las palabras desaparecieron en una
confusión de sonidos, me tumbé en el desnudo colchón y observé las partículas
de polvo elevarse en el aire. La nitidez mohosa pinchado mi nariz, los peligros
de vivir en una casa usurpada con goteras. La pelusa negra creciendo en los
rincones húmedos estaba comenzando a afectarme.
Tomé un largo suspiro de mi inhalador, luego lo cambié por uno nuevo. El peso
de todo presionó sobre mi pecho.
Casi me atraganté con el aire. Más gritos seguidos de un lento crack, como
huesos en flexión y luego rotura.
—¡No! —Alguien gritó en medio de una riña. Algo golpeó la pared con un
repugnante ruido sordo.
Tuve que obligar a mis pies moverse… hacia abajo por las escaleras, sobre las
tablas podridas donde pude ver la sala de estar. No era Creed y Santos en
absoluto.
L
a sala era un caos total. Una sangrienta mata de pelaje yacía en un
170
cúmulo contra la pared, inmóvil. Maul retenía a Creed hacia abajo
mientras uno de los otros le daba puñetazos en el estomago a Santos.
Otro se apoderó de May, mientras ella pateaba y gritaba. El dinero estaba por
todas partes… bajo Creed, en el suelo.
—Ah, mira quién está aquí —dijo Maul cuando me vio. Un escalofrío se
arrastró por mi columna. ¿Lo habíamos conducido hasta aquí? La idea me hizo
jadear con miedo.
—Te lo dije —dijo en voz baja—. Deberías haber venido cuando lo pedí
amablemente. Ahora tendrás atenerte a las consecuencias.
Trastabilló por el golpe, pero él era como un árbol golpeado con sólo una rama.
Maul se echó a reír, con una tos cruel. Esto hizo que el zumbido en mi cerebro
se contrajera.
—Sí, tomaremos el escondite, pero no vas a salir tan fácilmente. Otro violento
golpe y Creed estaba en el suelo, sosteniendo su cabeza. Mi propio dolor se
convirtió en un bajo bramido de pánico.
—¿Te crees tan difícil? Sí, va a ser divertido dañarte, niña invisible.
—Tu cabello luce bonito. ¿Te lo hizo May? —La voz de Maul era como un clavo
oxidado raspando mi piel lentamente—. Ella es buena en eso —se rio—. Hay
tantas cosas en la que May es buena. O tal vez no te diste cuenta. Quizás ella
intenta pasar de página, pasando el rato con ustedes compositores.
Especialmente tú —escupió en dirección a Creed.
¿Creed todavía permanecía en el suelo… noqueado? ¿Planificando un ataque?
No sabría decir. Había cuatro de nosotros y cinco de ellos, pero había sólo una
chica. Sabía que ella no aguantaría mucho en una pelea. Los demás, cada uno
de ellos apresando uno de nosotros, eran tan grandes como Maul.
—May solo viene a mi cuando quiere algo al instante… que es más de lo que
crees, Miss Sunshine. No estoy tan seguro de querer más su lealtad, ahora que
tú estás aquí.
—¿Lo dices enserio? —Sonaba la voz de May, dura, como la noche que la
conocí. Sarcástica. Uno a uno, levantó los brazos del chico con arrogancia,
mientras que él la dejaba caer al suelo.
May resopló.
Se volvió hacia Maul, que la miraba con una amplia sonrisa, y le dio un beso
lento y mortífero.
39
Nombres como Pantsos se dan por falta de razones hereditarias.
—No me diga qué hacer.
—May.
—¡Tú cállate la boca, Creed! Eres el más grande hipócrita de todos nosotros.
¿Crees que nos estás protegiendo cuando ni siquiera puedes proteger a tu
propia madre. Ella está allí y tú estás aquí, fingiendo como si fueras un salvador
en un caballo blanco y dirigiendo a todos como si fueras el propio Jesucristo y
jugando con nuestras emociones. Ni siquiera puedes contar la verdad porque
estás demasiado asustado. ¿Qué clase de idiota hace eso?
May arrastró a Maul hacia las escaleras con una mirada que reconocía, la misma
que había visto en las chicas de Maul cuando acampaban en las calles, haciendo
pucheros y sonrientes. ¿Era verdad o mentira? ¿Cada vez que ella salía de la
casa, Creed y Santos se habían preocupado de que volviera drogada o peor. Ella
tiene una historia con Maul, Santos había dicho. Ahora lo estaba viendo de
primera mano.
La pandilla de Maul nos rodeaba no muy seguros de qué hacer con nosotros.
—Maul, ¿qué quieres que hagamos? —gritó el chico que sostenía a Santos.
—Aquí, llévense sus mierdas —llamó May por las escaleras, deslizando la
funda de la guitarra de Creed desde un rincón con su pie.
La mano de Maul aterrizó sobre su rostro, golpeando su cabeza contra la pared
con un Crack.
C
on Creed entre nosotros, Santos y yo lo arrastrábamos hacia algún lugar,
175
cualquier lugar, para que pudiera recuperarse de la brutal paliza de
Maul. Su boca había dejado de sangrar, pero ahora un moretón negro se
extendía sin cesar por su mandíbula. ¿Dónde iríamos ahora?
Mi cabeza aún palpitaba por el golpe, pero no me sentía tan mal como parecía
Creed.
—¿Qué carajo? —Santos tropezó y casi perdió su control sobre Creed, que era
tan pesado como Santos y yo juntos.
—No —tosió Creed como si uno de sus pulmones hubiera colapsado. Sangre
fresca brotaba de un corte en su labio—. Triste —dijo con voz ronca—. Ella no
estará a salvo allí.
No. Se necesitaría mucho más que ser echados a patadas del escondite para
separarnos.
—A la mierda May—la voz de Santos se quebró a través del aire lluvioso con 176
Creed no dijo nada, sólo cerró sus ojos, con dolor o vergüenza, no lo podría
decir. Nadie sabía mejor que yo que Santos estaba equivocado. Pero Santos no
había terminado.
Cuando llegamos al autobús que se dirigía el centro, la gente abrió paso a tres
inadaptados empapados por la lluvia y el espíritu quebrantado. Santos se sentó
en su propio banco, mientras que yo me acurruqué con Creed, intentando y
fracasando para mantenerlo caliente. El temblor se extendía ahora, mientras lo
sostenía, su cabello chorreaba sangre y lágrimas.
40
Space Needle: es una torre en Seattle, Washington y es un símbolo de esa región del país.
Una multitud ya se estaba formando fuera del refugio, niños que había visto en
Capitol Hill y otros que no, algunos de ellos parecían carne fresca. Rechonchos
y limpios, con los ojos muy abiertos en el enfrentamiento, los tropezones y la
gran nube de humo elevándose por encima del grupo. ¿Parecía tan ingenua,
cuando vine por primera vez?
177
Se notaba quienes eran los voluntarios, a pesar de que trataban de mezclarse
con ropa de segunda mano y una postura sencilla. Un adulto con una camisa de
franela y pantalones vaqueros se acercó. Parecía como si hubiera visto una
buena cantidad de mierda. Uno de sus ojos vagaba en todas direcciones detrás
de sus gafas Rockabilly41, como si hubiese sido noqueado y ahora se mantenía
en la búsqueda de un lugar para quedarse.
—Hola, Ron. —Creed asintió con la cabeza hacia él, tratando de ponerse de pie
por su cuenta. Escondí mi rostro antes de que el hombre pudiera verme mejor.
—Va bien. —Creed era un terrible mentiroso. Ron se limitó a mirarlo, con sus
locos ojos errantes. Era como un cíclope. Me di cuenta que no iba a conseguir
mucho más allá de él.
Pero Ron debía saber que algo estaba pasando, porque aquí estaba Creed y
Santos conmigo en lugar de May. Los tres eran inseparables.
—Sandy esta dentro con ropa limpia y comida para las chicas —dijo Ron hacia
mí—. Puedes situarte en la fila justo ahí. Así podrás limpiarte, y echarle un
vistazo a ese corte.
41
Rockabilly: es uno de los primeros subgéneros del rock and roll. Contribuyó enormemente al
desarrollo de su estilo.
—Uh, gracias. —¿Cuántos segundos se necesitarían para que alguien me
reconociera de mi vieja foto?
Quería quedarme con Creed, pero ahora no había nada que pudiera hacer por
él.
El ojo vagó hacia mí y me estremecí. Ese ojo podía ver cosas. Tenía que salir de
allí ahora.
Capítulo 30
Traducido por Cherry.lips
R
egresé a Capitol Hill. Era peligroso, pero familiar. Sabía dónde no ir
179
para estar fuera del camino de Maul. Evitaría Broadway, sin lugar a
duda, el estaría allí y sus chicas saldrían a atraer una captura para la
noche. Me estremecí al pensar en May. ¿Estaría por ahí, también, o Maul la
conservaría para si mismo?
El dolor estaba tan mezclado con el shock, que recordé cada palabra. Ella quería
morir, lo decía todo el tiempo. ¿Esta era su manera de terminar el trabajo?
La única cosa que tenía que hacer era ir donde Maul jamás iría.
Creed estaría bien, me dije. Estaba casi de pie cuando me marché. Santos le estaba
hablando a Ron que era todo oídos, escuchando cada historia más escandalosa
que la anterior. Las historias eran la moneda de la calle, aunque la verdad no lo
era, y Santos tenía en abundancia.
Una mujer salió de la iglesia, una típica madre, baja, con una cara redonda y
cabello gris desordenado, me descubrió con una sola mirada.
—¿Quieres entrar? —preguntó con una sonrisa, una irresistible que sería mi 180
perdición si lo permitiera.
—No, gracias.
Unos minutos más tarde, salió con un paquete de servilletas y una taza
humeante. La servilleta estaba llena de galletas de chocolate con crema, los
bocadillos favoritos de Jonah. La taza estaba llena de sopa minestrone42 y olía
tan bien que podría llorar.
Tragué la sopa y las galletas, pero ella aún no se marchaba. Mi madre hubiera
salido, dejado la comida y retirado con elegancia. Pero esta madre se quedó
observándome con una mirada de cuervo.
—Uh-huh.
—Gracias.
42
Minestrone: es una especialidad de la cocina italiana similar a una sopa elaborada con vegetales de la
época del año.
—Puedes lavarte aquí, si quieres. Hay un cuarto de baño al final del pasillo.
La seguí al interior del edificio, veinte grados más cálidos que en el exterior, y
se detuvo en un armario de madera para sacar un edredón color gris oscuro de
tela que se parecía más a una bolsa de papas que a un abrigo. 181
Algunas de las personas sin hogar abordaron trenes y emigraron, lo sabía. Sin
embargo, se necesitarían cientos de kilómetros y dólares para ir a donde nunca
fueran encontrados. Donde nunca me encontraran, y a Creed, y a Santos. ¿May?
Ella había hecho su elección de vivir con los chicos malos en vez de morir con el
bien. Tal vez ella estaba escogiendo la muerte de cualquier manera.
43
Snuggle: Nombre comercial de un suavizante para telas.
Creed estaba sentado solo en la acera, con sus brazos en la postura de la
guitarra. Sin ella, se veía como una sombra, la pantomima44 su poder anterior de
la calle. Ver una parte de su pérdida trajo lágrimas a mis ojos. Contuve otra tos.
—¿Te dio un abrigo gratis? ¡Inscríbeme! Tal vez tienen una guitarra de
repuesto. —Se echó a reír, un pobre intento de cubrir el hueco dejado por su
ausencia—. O podrías comenzar a cantar conmigo. Porque sabes que la gente
paga buen dinero para escuchar a alguien cuya voz está en un nivel
fantásticamente, apestoso, ¡Ay!
—Nah. El médico dijo que sólo tengo un par de contusiones en las costillas, ojo
magullado, mandíbula magullada, mano magullada, ego herido…
—Por lo menos no tendrán que tocar durante un tiempo, porque esto duele
como el infierno. Vamos, salgamos de aquí.
Caminamos durante unos minutos sin hablar antes de darme cuenta que faltaba
algo.
44
Pantomima es un trabajo dramático que se enfoca a la representación de una línea o historia
mediante la mímica-(expresiones, gesticulaciones y movimientos corporales).
Creed se envolvió más en su campera guerrillera.
—Se fue.
—¿Dónde se fue?
—A trabajar.
—¿Qué demonios?
—¡Cállate!
—Es diferente.
Starbucks con los normales que entraban y salían de la bruma matutina. Creed
me miraba fijamente, un mundo de verdad en sus ojos.
C
reed no me preguntó más acerca de los refugios nuevamente, pero
185
encontrar un sitio seguro para dormir era lo principal en nuestras
mentes. Además, los centros nos separarían, en chicas y chicos. Y no
quería separarme nuevamente de Creed.
Mi tos fue empeorando. Cuando no pude ocultarla por más tiempo, Creed
aceptó mi explicación, le dije que tenía un resfriado, lo cual era bastante común
en las calles. Además, él se centró en la búsqueda de un lugar donde vivir.
Consiguiendo suficiente dinero para comprar una caja de papas fritas por aquí
y un panecillo por allí. Evitando a Maul, que podría cambiar de idea y
perseguirnos hasta matarnos.
Vimos a May en las calles una noche mientras las nubes amenazaban con
estallar. Se veía más delgada y amarilla. ¿Moretones? ¿Drogas? Ella fingió no
vernos mientras se pavoneaba paseando con una nueva chaqueta y pantalones.
—Sólo vuelve a casa, Burbs. Es increíble que todavía no hayas conseguido que
te maten. No vuelvas a hablarme.
Limpió su nariz, dejando al descubierto su muñeca salpicada de pequeñas
heridas punzantes. Abrí la boca para decir algo, pero Creed habló primero.
—Debajo de un sucio puente por ahora —se burlaba ella—. Bueno, creo que
tomé la decisión correcta en su momento. —Miró por encima de su hombro, y 186
—Ella puede irse al carajo, o con Maul o quien sea con quien ella lo esté
haciendo en estos días —dijo, pero eso no cambió su expresión habitual, o la
forma en que comenzó a evitarme a mi y a Creed, y nuestro nuevo lugar
seguro, que cambiaba casi todas las noches, bajo el puente de la Universidad o
el caballete, escondido detrás de los viejos apartamentos de piedra rojiza.
Teníamos un mantel de plástico que Santos robó de algún restaurante en
Broadway, además de los últimos ejemplares de The Stranger o Seattle Weekly
que nos protegería del frío hasta que pudiéramos encontrar algo permanente.
Mi antigua vida parecía tan lejana, todo lo que estaba aquí, ahora, se había
apoderado. Esa muchacha que era entonces, Joy, ya no existía. ¿Fue la razón de
Creed de acabar en la calle mejor que la mía?
—¿Qué hay de ti? —le pregunté con voz ronca, tomando pequeños respiros
para evitar otra tos—. ¿Por qué no vuelves a casa?
Creed me jaló más cerca de él por lo que nuestros abrigos cerrados nos rodeaba,
como mantas. Nuestros rostros se tocaban, frente con frente, casi haciendo que
todo lo que nos rodeaba desapareciera bajo esta carpa de plástico, periódico,
cabello y aliento.
—He pensado en ello —dijo—. Podría ir a casa y vivir con ese idiota y mi madre
187
y todo volvería a ser como antes, y probablemente iría a la escuela y tocaría en
mi tiempo libre hasta también terminar como un imbécil, que toca la guitarra en
los cafés los fines de semana y golpea a su mujer por diversión. Entonces algún
día podría tener un niño pequeño para patear y tratar como la mierda así puede
crecer y ser igual que yo.
—O…
Sus manos pasaban por mi cabello, suavizando mi piel y los lóbulos de mis
orejas, mientras que yo tocaba, su cara, su cuello y su cabello, todos aquellos
lugares que había estado esperando ver, sentir, probar. Podía sentir como
soltaba lo que llevaba consigo, encadenándolo con fuerza a su pasado de la
misma manera que se encadenaba el mío. Él ya no estaba tratando de
protegerme… incluso de sí mismo.
Ambos estábamos dejando que todo se liberara, como globos hacia el cielo,
estallando como los besos que me dio una y otra y otra vez.
188
Capítulo 32
Traducido por Taly
D
espués de esa noche, todo sobre estar aquí, en la calle, encajó en su
189
lugar. Tal vez estábamos durmiendo bajo puentes y detrás de
contenedores de basura.
Tal vez nos estábamos congelando y mis pulmones estaban empeorando, pero
podía sentir mis capas de protección caer.
Cenizas.
Él las descubrió por primera vez con sus dedos. Suavemente trazado las letras,
ahora rosadas contra el trasfondo de mi tono de piel mientras yo contenía la
respiración, esperando por su juicio.
Y a continuación.
A continuación, las besaba, cada letra más suave que la anterior, hasta que cada
cicatriz fue tocada por él.
Le dejé creer que alguien me hizo esto, porque era demasiado doloroso contarle
la verdad.
—Hay cicatrices que se pueden ver, y otras que no. Sabía que las tenías, Triste.
Me desperté con las mejillas de Creed presionadas contra las mías, con los
cuerpos entrelazados y cálidos entre ropa y abrigos. Ya era sábado. Sabíamos lo
que teníamos que hacer.
Los fines de semana, asistíamos a conciertos en los clubs Neumos, Chop Suey,
incluso al viejo local Crocodile, un club legendario que había lanzado un
montón de bandas de Seattle antes de su cierre y recientemente reabrió sus
puertas. Creed podía conseguir tocar en un concierto con el equipo de la banda
aquí y allá, y si tenía mucha suerte, el club le dejaba reemplazar a alguien. Los
rumores en las calles decían que Creed podía improvisar cualquier canción
después de oír sólo unas notas, al igual que mis amigos que te dejaban perplejo
tocando canciones del Rock Band para desbloquear la siguiente partida, pero de 190
verdad.
Me escondí en las sombras de los clubes, temerosa de ver una vez más a Asher
y aún desesperada por saber si le había hecho algo a Neeta.
45
Croc club Crocodile abreviado.
—¿Qué? —gritó Santos—. No me miren de esa maldita manera. Me largo de
aquí. —Se metió la mano en el bolsillo, y un paquete pequeño, cuadrado fucsia,
se deslizó de él.
Me sonrojé un poco pensando en Creed, los besos, la piel y la cercanía, sin 191
—¿Es por eso que no has estado con nosotros? ¿Tienes novia? ¿Qué hay de
May?
Recordé la forma en que se veía, la última vez que la vimos. Delgada y nerviosa,
pero vestida de punta en blanco. Ella había abandonado a nuestra familia. La
sangre tira más que el sexo o por lo menos, yo pensaba que así era.
Los ojos de Creed se encontraron con los míos, como si estuviera dándome una
advertencia.
Creed y yo nos dirigimos a Broadway por un par de cafés gratis y pan de limón
del día anterior de Starbucks, mi favorito en la calle o no, y caminamos hacia
abajo en dirección a Chop Suey para comprobar las filas. De Gravity Echo.
Universal Hall Pass. Symbion Project.
—Sí. Sólo mantente fuera del camino de Maul, ¿de acuerdo? —Asentí con la
cabeza.
—Oye, vi algunas personas repartiendo calcetines y jabón por allí, ¿tal vez
podrías detenerte y conseguirnos un poco? Gran grupo. Niños de iglesia o 192
—¡Tiene su mochila! —gritó un chico. Él debía haber sido uno de ellos, ya que
los policías estaban escuchándolo realmente. Un vagabundo se había caído al
suelo, rodando y gritando:
J1.
Mi hermano Jesse.
Capítulo 33
Traducido por Taly
J
esse, que se suponía estaba a dos horas al norte de aquí, se encontraba a
194
sólo unos metros de distancia.
Un pensamiento salvaje pasó por mi cabeza, ¿Había estado allí, o no, cuando el
primer policía realizaba búsquedas en las calles con mi foto del anuario? La
imagen de Joy, que ya no se parecía en nada a mí. ¿Santos lo sabía? ¿Había
estado guardando mi secreto todo este tiempo?
Los policías se llevaron a Apestoso en un coche y a mi hermano en otro. Ahora
que Jesse se había calmado un poco, estaba con su teléfono celular,
probablemente llamando a nuestros padres. Mi propio teléfono estaba
escondido. Ni siquiera Creed lo había descubierto en nuestras nuevas y
frenéticas exploraciones.
195
La multitud se dispersó, dejándome a solas con Santos. Podía verlo en sus ojos,
dolor, decepción, vergüenza. Volví a ser Burbs, la fugitiva que no pertenecía a
este lugar con Creed o con cualquiera de los demás. Mi historia no significaba
nada en comparación con lo que ellos habían pasado. Yo lo sabía, y él
probablemente también lo sabía.
—Santos.
Él no respondió.
—Santos, yo…
—Te lo dije, no quiero saber. Las cosas no siempre son como parecen. Somos
una familia, eso es lo único que importa.
—Todos tenemos nuestros secretos —dijo—. Será mejor que encuentres a Creed
antes que los tuyos empeoren.
Fotos de Joy, mi foto, acabó en la primera plana del Seattle Times en todos los
puestos de venta de periódicos de aquí hasta el lado Este.
196
Una pieza de joyería perteneciente a la joven fue recuperada de una casa de empeño en el
centro de la ciudad de Seattle. El propietario, Alyana Ivanova, indicó estar segura de no
haber visto al sospechoso en relación con el tema. —Rechazo objetos robados todo el
tiempo—dijo la Srta. Ivanova—. Aunque es imposible reconocerlos a todos.
***
El resto de la noticia estaba doblada en la máquina expendedora, pero la
imagen se burló de mí en cada esquina de la calle.
Creed y yo nos acurrucamos bajo las gradas del parque mientras llovía
torrencialmente. Si había notado mi retirada cuando la policía recorrió Capitol
Hill, no dijo nada. Sólo esperó pacientemente, con mucha dulzura, como los
besos que ahora me concedía con abandono.
—¿Por qué te importa si ella estará allí? —le exigí—. Ella nos abandonó,
¿recuerdas?
—Seguro. —No quería oír hablar acerca del sacrificio de May—. ¿Y por eso ella
aún permanece con él y toma sus drogas y prácticamente escupe en tus zapatos
cada vez que te ve? Ella estuvo jugando durante todo ese tiempo con tu
compasión, teniéndote como su gran protector hasta que encontró a alguien
mejor. No puedo creer que no lo veas. —Metí más del panecillo en mi boca.
—¿Qué está pasando contigo? Has estado actuando como una extraña
últimamente. —Me besó suavemente, y yo esperaba que no pudiera oír el
traqueteo en mis pulmones, aumentando cada día—. ¿Estás bien?
46
Roadie: persona encargada de transportar y montar el equipo de un grupo musical en gira.
No, yo estaba cualquier cosa excepto bien. Eso se estaba haciendo más y más
evidente, mis días estaban contados, días los cuales atravesar sin enfermarme,
de dejar el pasado atrás, de dejar a Asher. De cualquier tipo de futuro con
Creed.
—No, no lo estoy. —No podía mirarlo a los ojos mientras lo decía. Así que tal
vez estaba celosa, aunque eso era sólo una pequeña gota en el océano que
amenazaba con ahogarme—. No puedo entender por qué quieres seguir con
ella cuando ella nos abandonó totalmente, quiero decir, a ti y a Santos. Tú
hablas sobre la familia.
—Si piensas que hay algo entre May y yo, entonces no sabes nada de mí.
¿Qué podía decirle, que quería que él me protegiera sólo a mí? Sabía que no era
justo. No era quien Creed fue, pero no me impidió anhelarlo. Podía sentirlo
esforzándose contra mis expectativas, al igual que aquel caballo en el océano.
Resultó una llave en mí, un clic silencioso que sólo yo podía sentir.
—Tal vez May tenía razón —dije en voz baja—. Si eres un protector, entonces
¿por qué no protegiste a tu madre?
L
a noche de la fiesta de Halloween, todo el mundo desde los normales a
199
la mayoría de los nerviosos hipsters47 estaban apretados en un edificio
de depósito abandonado de lo que seguro seria una fiesta épica.
Una tos me pilló con la guardia baja y me sacudió violentamente. Hacía frío
aquí y luego calor, sin suficiente aire para los cientos de personas entrando.
—¿Cómo me veo? —Apareció Santos, con una brillante falda de piel artificial y
un bustier48 con un enorme y extraño collar de segunda mano, medias de red y
tacones. Tuve que mirarlo dos veces. Él casi parecía May, sólo que sin rastros de
marcas y la palidez fantasmal. Llevaba mucho maquillaje, largas y exageradas
47
Hipsters: es una subcultura contemporánea donde se destacan por intentar marcar un sello individual
en su personalidad y tratar de estar fuera de la moda.
48
Bustier: es una prenda femenina similar a un corsé que se usa tradicionalmente como ropa interior.
pestañas y labios color sangre. En realidad, parecía una chica más guapa que
May.
Santos sonrió.
200
—¿Sí?
Me reí.
—Tú, también, hermosa. Sabes que te quiero. ¡Oh!, eso me recuerda. —Él hurgó
en su bolsillo y me dio un frasco medio lleno de amoxicilina en la mano—. Me
fue difícil de conseguir esta vez, siento haber tardado tanto.
Cuando Santos volvió a desaparecer entre la multitud, toqué mis labios y me fui
con una raya de color rojo en mis dedos. Mi piel todavía se estremecía, como si
ese beso hubiera sido una especie de despedida. Una oleada de pérdida surgió
en mi pecho, la falta del escondite. La falta de Santos subiendo la escalera en
medio de la noche y acurrucándose como cachorros con May y Faulkner. Falta
de la simple bondad del café hecho con granos viejos. La falta de Creed.
Eso parecía tan lejano ahora. Esa fue la noche que por primera vez les mentí y
he estado mintiendo desde entonces.
Por fin, la banda terminó su serie de canciones. Creed entró en acción, una
figura alta moviéndose en la oscuridad. El DJ retomó al pulsante tecno.
—¿Qué harías por veinte dólares? —me preguntó con una sonrisa lasciva.
¿Qué diría May, ahora que le había dado todo su poder a Maul? No le hice caso
y me abrí paso con mi cerveza en la mano.
—May esta aquí —gritó entre la multitud de sonidos—. Tal vez puedas
encontrarla y fijarte si ella se encuentra bien.
Lo miré fijamente. Una réplica murió en mis labios. Para Creed, comprobar si
May estaba bien era sólo eso: saber si estaba bien, nada más. De pronto me sentí
avergonzada de pensar en otra cosa. Se lo diría, tan pronto como la fiesta
terminara. Tal vez le contara la verdad… acerca de todo.
Creed hablaba a gritos bajos con uno de los organizadores, la banda estaba
202
reduciendo su corto espectáculo debido a una cierta discusión entre el cantante
y el baterista. Traté de llamar la atención de Santos, pero él había desaparecido.
El chico de servidumbre que había estado hablando con él no estaba a la vista.
Nadie notó a una chica esquelética vestida con una enagua, mientras se
tambaleaba hacia atrás y adelante, sonriendo con una maniática sonrisa antes
de dejar caer la tira de su hombro y empujarse contra un hombre, y luego otro.
—May…
El tipo de los tatuajes dio un paso mas cerca y puso su brazo alrededor de May,
con el ceño fruncido hacia mí.
—¿Estás bien? No quiero participar en una pelea de gatos.
—May, no lo hagas. Por favor. —Hacia tanto calor aquí. Mi aliento salía en
203
inhalaciones cortas y dolorosas.
—Por favor. Tienes tan malditos buenos modales, Burbs. Tu y Creed pueden ir a
cuidarse el uno al otro en la puesta de sol mientras Santos y yo caemos por el
borde de este planeta de mierda. Entonces, será mucho más fácil para ti. —Se
dio la vuelta hacia el hombre tatuado con una sonrisa fantasmal—. Vamos,
larguémonos de aquí. ¿Tienes algo para aliviar mi dolor, o tengo que seguir
adelante?
—Sí, tengo algo. —Metió su mano en el bolsillo y le mostró una bolsa de color
blanco.
—¿May?
C
reed se paró en la oscuridad con una guitarra eléctrica, practicando para
204
el momento en que se presentaría sobre el escenario. Él no tenía que
escuchar de May ahora o acerca de las drogas. Le diría todo más tarde,
después de que hubiera tenido su momento de brillar.
Me paré de puntillas para ver si Santos había vuelto, pero no podía verlo. Todo,
las luces, las caras, el escenario, se había vuelto borroso y brillante.
—Por favor, deja a Creed ser genial —susurré. Había gente de la música aquí.
Sellos discográficos. Las estaciones de radio. Una sola palabra de alguno de
ellos, y podría vivir su sueño.
¿Dónde me dejaría eso? Había poderes de la calle, pero no para mí. Lo que
necesitaba eran habilidades concretas de supervivencia, y no tenía ninguna.
49
Grungy: es un subgénero del rock derivado del rock alternativo influenciado por el Noise Rock.
50
Tanqueray: es una marca británica de ginebra fabricada en Escocia.
La multitud estalló, en éxtasis volando con cosas naturales y no naturales,
cuando la segunda banda terminó su última canción. El chico con el que Creed
había estado hablando, subió al escenario y gritó:
Una ovación se elevó junto con el humo y cenizas y una oleada fría me recorrió 205
—Ahora tengo algo totalmente diferente para ustedes, un muchacho local que
ha sido parte del panorama musical desde hace mucho tiempo, a pesar de que
nunca han oído hablar de él. Este muchacho llegará lejos, gente. Por lo tanto
presten atención y recuerden el nombre: Street Creed. ¡Son los primeros en
escucharlo, pendejoooos!
Creed se quedó allí, asimilándolo todo. Comencé a ponerme nerviosa por él. En
cualquier momento, la multitud dejaría escapar el aliento de aire en un quejido,
y él perdería la oportunidad de deslumbrar a esta peligrosa y eléctrica multitud.
El sistema de sonido chirrió, enviando una onda a través del público.
—Triste —su voz sonó como un susurro, recordándome la primera vez que
había dicho mi nombre—. Esto es para ti.
hechizar a una audiencia, a pesar de haberlo oído tocar en la calle y cantar para
mí, solos en el colchón del escondite. Cantó sobre el color de la piel, y de la
añoranza, y de polvo cayendo. Cantó sobre los besos y las cenizas.
Cuando terminó, clamaron por otra. Creed ocultó una sonrisa, como si hubiera
estado esperando por esto, cientos de personas, todos ellos a la espera de
escuchar lo que saldría de él después.
Por un segundo no pude sentir mi cuerpo, y lo siguiente que supe era que
alguien se aferraba a mi hombro bruscamente, uñas se clavaban en mi carne y
me giraban en la oscuridad de la multitud.
Allí estaba May, como si una tumba la hubiera tragado y escupido de regreso.
—No entiendeess… Algo sucedió… tienes que venir. Por favor —Ella agarró mi
hombro nuevamente con una fuerza sorprendente—. Ve por Creed, también.
La ira estaba bombeando por mis venas, donde las palabras de Creed habían 207
Santos.
Sangre.
Pero lo peor era la boca. Los labios estaban agrietados y los dientes rotos, donde
no había palabras para describirlo, no importaba que tan rápido o furiosamente
se distribuyeran.
Conocía esa falda, esas piernas, terminando en un par de zapatos rojos en mal
estado.
RCP51. Sabía RCP. ¿Estaba todavía vivo? ¿Habría quedado suficiente de él como
para ayudarlo a respirar de nuevo?
51
RCP siglas de reanimación cardio pulmonar. (primeros auxilios)
La sangre se filtraba fuera de Santos, en un charco aceitoso y se extendía como
el humo. Y entonces lo noté.
En el suelo junto a sus pies había un paquete de color rosa desgarrado abierto y
un tubo de látex blanco enrollado, recubierto de rojo.
claridad.
Me sentía cansada, muy cansada. Y caliente, a pesar de que sabía que haría frio,
aquí en la noche.
Detalles pasaron por mi mente, todos ellos apuntando a la misma cosa, las
largas noches, la forma en que se veía destrozado cuando regresaba a casa, los
secretos que él estaba dispuesto a mantener. Por sí mismo. Para mí.
Las palabras que le dije hacían eco en mi mente. Nunca tendría la oportunidad
de decirle la verdad. El miraría hacia la multitud, y yo me habría ido.
Pero él tendría que averiguarlo. Santos se estaba muriendo. Sólo había una cosa
que podía hacer.
—¿J
oy?
210
Pero una cosa esperaba. Mientras la ambulancia se alejó con Santos y May a su
lado, ella me miraba desde la ventana, sus ojos se llenaron con una mezcla de
envidia y odio.
Ella tenía razón, después de todo. Yo era solo Burbs, una chica de Issaquah,
jugando a ser una persona sin hogar. Iba a volver, y ella iba al hospital con
Santos, quien quizás no sobreviviera.
¿Qué estás haciendo aquí? ¿Qué sucedió? ¿Fuiste secuestrada? ¿Escapaste? ¿Estás
bien? ¿Cómo te encontraron? ¿Alguien te lastimó?
Las preguntas seguían llegando, una encima de la otra en medio de abrazos y 211
lágrimas y asfixia. Tocaban mi cabeza y mi rostro, para saber que era real
enfrente de ellos.
Se refería a Apestoso. Eso era lo que pensaban, que él me había tenido todo este
tiempo. Ellos no sabían nada en absoluto acerca de Asher.
—Quiero decir… no tienes que hablar de ello ahora mismo. Ahora que estás
aquí, estás a salvo. —Ella me aferró en sus brazos.
Pero hace calor, pensé. Aunque no tenía la fuerza para hablarles. Mis ojos se
estaban desenfocando por el calor, luego frío.
—Aquí, nena, toma esto. —Mi madre presionó un inhalador nuevo con mi
nombre, mi propio nombre, en él—. He estado guardando todas las medicinas
en el coche, en caso de encontrarte…
—Espera, tengo que volver —le supliqué, empujando las palabras a través del
dolor cegador que tenía de repente envuelto en mi cabeza.
Creed no me encontraría. Desaparecería sin dejar rastro, y con solo May para
decirle lo que había sucedido, si es que alguna vez ella lo volvía a ver. Quién
sabría lo que Maul le haría ahora.
—Que cree que esta haciendo —ella gritó a través de la cascada precipitándose
en mis oídos—. Ella no irá a la comisaría. Ella irá al hospital.
Miré hacia la escena a mis espaldas y la capturé como una fotografía viviente,
grava y basura esparcida por todo el callejón, los charcos de la lluvia y la
sangre, los golpes de la banda titular flotando por el aire y estableciéndose en
mí como una lágrima.
Peter, gruñó mi mamá, ayúdame a subirla en el coche para que podamos llevarla a la
213
sala de emergencias.
Yo era buena en irme, le había dicho. Pero no pensé que lo estaría dejando a él.
M
i primer recuerdo fue del día que dejé de respirar.
214
Sólo que esta vez fue diferente. Ahí fue la tos, tos que no pude parar.
Estaba bajo el agua y todo era un sueño. Un sueño cansado, donde apenas
podía aspirar el aire y Jesse entraba y salía de mi habitación para ver cómo me
encontraba, y no podía comer. No podía dormir. Entonces, no había otra opción
que dormir, y luego estaba soñando nuevamente con las botas rosa que quería
vestir en mi primer día de clases.
J-O-Y.
Al igual que la canción, sólo que no podía respirar lo suficiente para cantarla.
Los dedos de mis manos y de mis pies comenzaron a hormiguear y temblar.
El resto fue una pesadilla del viaje en ambulancia hacia el hospital, y luego
tubos y monitores y olores acres mientras mis padres se cernían sobre mi cama.
Papá me llevó, envuelta en una manta plateada, como una ofrenda. La patrulla
se detuvo detrás de nosotros en un loco ángulo.
Había tubos y agujas y una succión breve de oxigeno antes de que la tos
regresara nuevamente, profunda y húmeda en mis pulmones, como si estuviera
nuevamente en mi habitación de la infancia sintiendo el aumento de las
inundaciones.
—Él fue puesto en libertad esta mañana, señora —dijo el oficial—. Su hija ha 216
—¿Pueden ustedes hablar sobre eso afuera? —Era el médico, con una voz
profunda y dominante. Él era alto y delgado, como Creed. Tal vez podría
salvarme, si no era demasiado tarde.
Me esforcé por oír a mis padres y al oficial en el exterior. Él estaba diciendo algo
acerca de una alerta AMBER52.
Eso es lo que hubiera querido, para que creyeran que había sido secuestrada.
Todavía podría, si no hubiera hecho la llamada para salvar a Santos. Él podría
estar en esta misma sala de emergencia, sólo a unas pocas habitaciones de
distancia.
—No son una banda —Intenté susurrar, pero el médico no parecía estar
escuchando. Él estaba conectándome a algún otro monitor, mientras que una
enfermera introducía un tubo en mi garganta.
—Uno de ellos es una conocida adicta a las drogas y una prostituta con una
madre sin hogar relacionándose en el Distrito Universitario…
52
La Alerta Amber es un programa para recuperar a menores de edad desaparecidos, extraviados o
sustraídos.
May.
—Uno de ellos se prostituye fuera de los clubes, ha sido expulsado del sistema
de crianza, y ha sido arrestado por hurto y robo…
Santos.
217
—Uno de ellos no tiene un registro, pero creemos que es el protector, que es el
proxeneta de las chicas en su círculo.
¡No! Me quejaba, pero no podía conseguir decir ni una palabra más allá del
tubo, lo que estaba haciendo a mi garganta tener convulsiones.
D
ías y noches pasaron como sueños o pesadillas, dependiendo de
218
donde yo estaba en el ciclo de las drogas, o tos, o la lucha contra mis
vías respiratorias, llenas de agua y, sin embargo seca como el cristal
crujiente.
No me gustó lo que hiciste ayer por la noche Joy, me dijo Asher mientras dormía.
Tendremos que arreglarlo.
¿Ya había estado aquí? ¿Mis padres lo dejaron entrar? Pero yo había oído decir
que nadie podía visitarme, sólo mi familia. Eso no podría ser.
Abrí mis ojos para ver un rayo de luz a travesar la pared, por un extraño
momento, no sentí otra presencia en la sala, ni de mi madre o padre, o el
personal del hospital hurgando o nebulizando o comprobando mis placas de
rayos X.
Otra enfermera vino a verme y le gritó a la otra enfermera. ¡Le dije a usted y al 219
***
Mis padres estaban junto a mi cama en cada momento del día, mientras la
neumonía daba un vuelco. Estaba débil todavía, como si me hubiera caído de
tres pisos de altura y roto todos los huesos de mi cuerpo. Todos los músculos
me dolían.
Había sido vestida con una bata de hospital. La cicatriz… alguien la había visto.
¿Mi madre? No, ella todavía creía que había sido secuestrada, a pesar de todas
las pruebas que indicaban lo contrario. Ella no podía lograr que su mente
aceptara la verdad.
Me encontraba en una habitación privada ahora, rara vez sola, excepto durante
la noche, cuando mis padres volvían a casa para cuidar de Jonah, y yo estaba
bajo la mirada vigilante del personal de la noche. Habían empezado a dejarme
dar paseos cortos para reconstruir mi fuerza. Y fue entonces cuando me las
arreglé para escapar.
Los recuerdos de Santos esa noche hicieron eco en mi mente, él tenía que estar
en cuidados intensivos, si aún estaba vivo. El pasillo de la UCI53 estaba al final
de un largo pasillo y a través de varios conjuntos de puertas blancas. Señales
metálicas instruían cubrir nuestra boca al toser y lavarse bien las manos para
prevenir la propagación de la infección.
53
UCI: siglas de Unidad De Cuidados Intensivos.
Encontré la sala de espera de la UCI, un espacio abierto con sillas, una pecera, y
una chica solitaria. Delgada y destrozada figura esperando en un rincón,
acurrucada alrededor de una almohada. Su cabello disparado en todas
direcciones, y se veía frágil como una ramita.
May.
220
No se porque no imaginé que ella estaría aquí. O que mi identidad como Joy y
mi identidad como Triste colapsarían. ¿Quién sería yo ahora?
May levantó la mirada, sus ojos manchados de negro, con falta de sueño y tal
vez rendida. Se veía completamente presente, nada como la última noche que
la había visto. Ella concentró todo su veneno en mí.
Al parecer May no se había dado cuenta que yo vestía una bata de hospital.
—Lo sé. —Pero ella no tenía ni idea de que yo también acababa de pasar una
semana aquí—. ¿Está mejor?
—Si tú puedes llamar mejor a un estado de coma, entonces sí. Están allí
reordenando su rostro, pero al menos no está muerto. Dijeron que permanecerá
aquí por lo menos otro mes, y entonces, ¿quién demonios sabe? Pero su vida
esta acabada, gracias a ti.
Pensé que lo estaba salvando, llamando al 9-1-1. No sabía qué pensar ahora,
pero May estaba en lo cierto. El estado de coma era mejor que muerto.
La vieja ira burbujeaba, la misma sensación que tenía cada vez que hablaba de
sí misma y cómo se mataría si ella se pareciera a mí. Ella se mataría si hubiera
sido una chica de los suburbios. Ella se suicidaría antes de ir a ver a su mamá.
Ella valora a May tanto como yo a Joy, que no era nada en absoluto.
May resopló.
—Como sea. De todos modos estoy muerta desde el segundo en el que deje este
hospital. Tan pronto como camine fuera de aquí, Maul va a matarme.
Comprendí, tal vez por primera vez. Que yo estaba esperando lo mismo, a que
Asher me mate.
—Estoy hablando de ti. Cada vez que hablas de ti misma, es de lo mucho que
deseas morir.
—¿En serio? ¿Cómo puede ser Burbs? ¿Cómo puede ser para alguien que ha
pasado toda su vida en las calles, con una adicta al crack de madre y sin un
padre, y mi único amigo de verdad, está a punto de estirar la pata en la
habitación de al lado? —Una enfermera caminando la miró, pero a May no
pareció importarle—. La única cosa que puedo hacer para evitar ser él es
revolcarme con alguien para ganarme la vida, y en cuanto salga por esa puerta,
ni siquiera podré hacer eso porque Maul estará allí. No tengo a nadie, Burbs.
Así que dime, ¿cómo puede ser para alguien como yo?
Todos los poderes de la calle se habían ido al infierno, todos estaban en mi
cabeza. Habilidades de supervivencia, que es lo que Creed tuvo en su música.
Santos podía convencer a su manera para salir de casi cualquier cosa, hasta que
no pudo salvarse a sí mismo. May, podía controlar a la gente con su cuerpo,
hasta que alguien tomó el control del de ella.
222
Y yo, yo pude haberme escondido, pero ni siquiera puedo esconderme de mi
misma.
—Tú crees que lo único que tiene valor es tu cuerpo, pero te equivocas, May.
¿Qué pasa con esto? —Señalé mi pelo, con su corte irregular y blanco por sus
tintes—. ¿Qué pasa con esto? —Señalé su cabello—. ¿Qué pasa con Creed y
Santos? Podrías disfrazar a cualquiera. Podrías disfrazarte a ti misma, si
quisieras.
Ella no respondió.
—No tienes que volver con Maul, ni siquiera tienes que quedarte en Seattle,
podrías ir a cualquier sitio.
Entonces cayó una gota, una gota que no esperaba. Una lágrima, caía sobre la
espiga azul de su silla.
Quería echar mis brazos alrededor de ella y decirle que todo iba a estar bien.
Para darle las gracias por el sacrificio que hizo, aunque eso significó sacrificarse
a si misma. Pero no pude, había un campo invisible entre nosotras, no
importaba cuánto lo intentara penetrar.
—¿Que hay de New Ho´s? Ron podría ayudarte, ellos están construyendo ese
refugio frente a la iglesia. ¿O el refugio de mujeres? ¿O Mary’s Place54? Tiene
que haber algún sitio donde estés a salvo… —Mi voz se fue apagando mientras
ella me miraba.
54
Mary’s Place: es un refugio para mujeres y niños.
—No hay esperanza para mi, Burbs. No importa a donde vaya, no importa lo
que haga, la muerte siempre va a estar ahí, esperándome. Puede que incluso
nos encontremos a medio camino.
223
Capitulo 39
Traducido por Estefi
C
uando volvimos a casa, fue como un espejismo, enorme, luminoso y
224
limpio, cerniéndose enfrente de mí. Era surrealista. De nuevo en mi
propia habitación, todas mis ropas estaban en mi armario, la cama
hecha, artículos de higiene organizados, como si fuéramos a tener invitados.
Mi mamá decidió tomarse un tiempo fuera del trabajo hasta que las cosas se
estabilizaran.
Ellos intentaban aparentar a que todo era normal, aunque nuestras vidas no lo
eran.
—No tienes que dejar el trabajo, mamá —le dije un día después de dejar a Jonah
en el prescolar.
—¿Qué piensas que voy a hacer? —Yo sabia exactamente lo que haría, iría
directamente al hospital y buscaría a Creed.
—No es sobre lo que tú vayas a hacer Joy, es sobre lo que podría pasarte —Se
volvió hacia mí con ternura y apartó un mechón de cabello de mi rostro—. No
te preocupes, ¿si? las cosas van a estar bien. Todo volverá a la normalidad muy
pronto. Llamé a Jesse. Él esta regresando a casa.
Jesse llegó esa noche, a pesar de que fue un miércoles y Acción de Gracias
estaba todavía a una semana de distancia. Si había estado enojado cuando me
presenté en la puerta de su casa con Neeta, ahora estaría furioso.
225
—¿Por qué estás aquí? —le pregunté, recordando la última vez que lo había
visto.
Jesse se paseaba furioso por toda la casa, mamá me preguntaba como estaba
cada cinco minutos, Jonah estaba a punto de construir una metrópolis de Lego y
yo estaba acurrucada en un sueño cuando papá llego a casa con nuevas noticias.
—Renuncié a mi trabajo.
—¿Qué?
—Jonah, ¿por qué no subes a tu habitación a jugar con eso? —dijo mamá en voz
baja.
—¡Pero no estoy haciendo nada! —se quejó Jonah desde la sala de estar.
Papá lanzó la edición del diario de hoy el Seattle Times sobre la mesa frente a
nosotros. El titular decía, MUCHACHA LOCAL VICULA A EMPRESAS
VALEN CON UN FALSO SECUESTRO -Como la novia fugitiva, pero peor, ya
que me había juntado con un narcotraficante, un proxeneta, una prostituta y
varios otros personajes. Ellos sabían que yo estaba conectada con Asher, a pesar
de que su padre decía que solo era una conocida y que su hijo había terminado
su relación conmigo antes de escapar.
Asher iba a saber que yo había vuelto a casa.
—Esto está mal —susurró mi madre, sacudiendo la cabeza—. Ese, ese hombre,
¡Jesse encontró la mochila! ¡Vimos la tierra, Peter! —Ella estaba casi llorando.
Mi padre gruñó:
226
—Ella no fue secuestrada, Elena. Déjalo ir.
—¡Claro que no! —Gritó Jesse—. ¡No vendré a casa para cuidar de ella!
—¡Ustedes! Ustedes tienen que hacer frente a sus problemas. Son los padres
aquí.
—Asher nos dijo lo que sucedió —Oh, Dios. No quería saber lo que les había
contado. Mi cicatriz ardía en su memoria.
—¿Qué?
—Pensamos que habías sido secuestrada, no queríamos creer que huiste a causa
de una ruptura… —Así que eso es lo que él les había dicho. Es por eso que no
había llamado. Estaba demasiado aturdida para hablar.
Entonces surgió una avalancha mixta de ira y alivio, ira por que había mentido
para salvar su propio culo, y alivio de que tal vez todo hubiera terminado.
Quizás no había escuchado su coche fuera de mi ventana en el hospital, y había
sido sólo mi imaginación. Tal vez, si me dejo ir, por fin podría ser libre.
Algo cambió, como la luz que se filtraba en el dormitorio que había compartido
con Creed e iluminaba las partículas de polvo, imperceptibles en la oscuridad.
Pero yo tenía una oportunidad, aquí con mi familia, de decir la verdad. Había
una ventana de claridad, un hueco, donde las palabras pueden hacer una
diferencia.
—Miren —dije.
Y ellos lo vieron.
Las letras eran gruesas y de color rosa y retorcidas ahora, pero sobresalían de
mi piel.
Yo estaba agotada, todo mi ser molido en partículas como arena. Ellos no sabían
nada acerca de él, no realmente.
—¿Él te hizo eso? —Papá quería saber—. ¿Te hizo daño? —El dolor en su rostro
era casi insoportable.
Dañar era una palabra relativa. Creed tenía mucho dolor, él tuvo que dejar a su
abusivo padre y a su madre valiéndose por si misma. Santos había soportado
años de dolor, y ahora estaba pendiente de un hilo. La propia madre de May la
había rechazado y ella se castigó a si misma cada vez que Maul la golpeaba,
cada vez que ella daba su cuerpo a cambio. ¿Asher me hizo daño?
Si él me hubiera golpeado, eso hubiera sido algo, Algo a lo que podría apuntar.
Las palabras, las palabras no eran nada. Pero cada palabra suya me enseñó a
temerle a él, a sus amenazas, a su tacto y a su recordatorio constante de que me
había rescatado a mí y a mi familia. Al igual que una niña de cuento de hadas
que se sacrificó para salvar a su padre, sólo que en esta historia el príncipe
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resultó ser la bestia, quien quería despedazarla con sus garras de adentro hacia
afuera. Incluso hizo que la chica se lastimara a si misma.
—Yo lo hice —dije—. Él me hizo hacerlo, como castigo, y… luego hizo más. —
Eché un vistazo a Jesse, sus ojos se llenaron de tristeza. Él lo sabía.
—Él nunca me gustó realmente —murmuró Jesse, y lo dejé pasar. Ese era su
trabajo, saberlo todo. Mi hermano mayor.
Mi madre se nos unió, incluso Jesse puso su mano en mi espalda mientras Jonah
se lanzaba sobre mí abrazándome. Luego podríamos hablar de como ellos
también me estaban sofocando, como alejarme de morir me alejaba de vivir.
H
ubo algo liberador al perderlo todo. Cuando sucede lo peor y aun
229
así sobrevives, te libera del miedo. No teníamos capacidad de
supervivencia, pasábamos nuestra vida dependiendo de los demás
y ahora era tiempo de aprender por nosotros mismos.
Las clases ya estaban en marcha desde hacía un par de meses, así que me
esforcé para ponerme al día en casa con clases por internet. No me importaba
mucho, porque me mantenía fuera de la atención mientras el infierno de la
prensa y el cotilleo cesaba.
Mi madre vaciló.
—Al fin y al cabo —dijo—. Si pudiste sobrevivir en las calles durante dos
meses, probablemente puedas manejar Starbucks.
—Hola.
—Hola.
Me dirigió una ojeada, aunque la mayor parte de mí, estaba oculta por las
almohadas. Ella se aproximó para abrazarme, entonces debía de haber
cambiado de opinión.
Se echó a reír, la misma risa que escuché desde que nos conocimos. Ligera como
una pluma, libre como un pájaro. No descubrimos hasta más tarde que lo
decíamos mal. Debía ser "ligera como una pluma, rígida como una tabla." Pero
jamás lo hubiéramos dicho de esa manera.
—¿Huh?
—La policía y todo el mundo pensaba que habías sido secuestrada, había barro, 231
la ventana estaba abierta y sin ningún aviso. Nadie podía entender por qué
podrías escapar, excepto Asher. Él es el único que pensó que estarías allí. Así
que me preguntó si quería acompañarlo. Pensaba que si yo estaba allí, te
acercarías. Pero no lo hiciste. ¿Por qué?
—Oh —dije en voz baja—. Él sólo estaba utilizándote, entonces. —Por supuesto
que lo hacía. Él haría cualquier cosa para obtener el control de la situación.
Incluso usar a mi mejor amiga en mi contra—. ¿Entonces no están saliendo?
—Oh, Dios mío, no Joy. Incluso si no hubiera sido tu novio, yo nunca saldría
con él. —Ella hizo una mueca—. Además, pensé... en lo que dijo, cuando la
policía comenzó a investigarlo, les dijo que había terminado contigo... y me
alegré, porque nunca creí que fuera bueno para ti…
—Claro.
—Cuando fuimos a ver a Jesse... cuando nos dirigíamos a casa… dijiste que yo
estaba diferente. ¿Qué quisiste decir?
—Quiero decir, que fue terrible cuando estabas con él. Nos preocupábamos por
ti, en especial cuando pensaba que estaba haciéndote algo. Tenía la esperanza
de que si te llevaba a ver a Jesse, obtendrías alguna ayuda. Estaba tan
sorprendida como tú cuando él te dio la espalda.
¿Neeta lo sabía?
—Pero espera —le dije sin aliento—. Espera. ¿Cómo cambie? ¿Qué viste? 232
—Hey, sé que tenemos que hablar, pero pensé que te gustaría hacer algo
divertido. Ellerie nos ha invitado para un poco de…
—¿Rock Band?
Ella sonrió.
—¿Quieres venir?
Ella se detuvo.
—Mierda, creo que se me cayeron las llaves dentro, pero el coche está justo allí.
¿Me esperas?
—Asher —susurré.
Venía hacia mí. Sus ojos me quemaban con su intensidad. Con odio, con deseo,
con algo parecido a la tristeza.
Cerré mis ojos, deseando que se marchara. Recordé la primera vez que me besó,
exactamente así. Tan cerca, sin tocarlo, luego atrapándome con un roce de sus
labios. Oh, lo estúpida que fui. Lo estúpida que era ahora, pensando que no me
seguiría.
Asher frotó su cara hacia arriba junto a la mía para que yo pudiera sentir el roce
de su barba y oler su usual perfume y sus cigarrillos. Una parte de mí se perdió
estando bajo su hechizo.
—Quería que supieras —dijo en voz baja—: que estoy dispuesto a darte otra
oportunidad, pero existe un precio. Te he visto en las calles, con el grupo que
estabas saliendo. Te observé con ellos, Joy. —Su respiración era caliente sobre
mi cuello—. Tal vez tengan que pagar, por apartarte lejos de mí.
Creed. Santos. May. Me estaba ahogando en la posibilidad, tan profunda que casi
no vi la luz.
—Las chicas con las que estaba. Prométeme que te mantendrás alejado de
ellas... 234
—Oh, tú sabes que no voy a permanecer lejos de esas chicas. Puedes estar
segura de eso.
—¿Qué?
—Era sólo una chica —le dije, con más confianza. La luz se hizo más brillante,
mi respiración más fuerte—. Eres un mentiroso.
Él no tenia nada sobre mi familia, sobre mi padre. Sólo tuvo algo sobre mí.
El único poder que había tenido sobre mí fue el que yo le di. Y me convirtió en
su víctima.
Neeta se aproximó arrojando sus llaves al aire, luego se detuvo cuando lo vio.
—¿Qué está pasando? —exigió, con una voz que nunca había oído en ella—.
¿Joy?
—Nada —le dije—. Sólo un asunto pendiente, pero se terminó. ¿Nos vamos? —
Ella asintió, y me reuní con ella bajo la farola, la luz nos iluminó como un
bautismo.
No tenía que intentar ser invisible, nunca más.
235
Capítulo 41
Traducido por Fabiola
D
espués de eso, Asher no me buscó nuevamente. Le decía a todo el
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mundo que ya había cortado con la loca fugitiva libertina y, ya era
hora. Sólo Neeta y yo sabíamos la verdad: ya no tenía nada de qué
avergonzarme.
Ella fue a Capitol Hill conmigo, primero visitamos a Santos y luego a ver si
conseguíamos un tatuaje.
Santos todavía estaba en la UCI, pero estaría moviéndose pronto. Por ahora,
podía tener unos pocos visitantes.
Neeta le dirigió a Santos una sonrisa tímida y pude ver como algunas partes de
su cara se sonrojaban, ¡se ruborizó! Nunca me lo hubiera creído.
—Los amigos son como una familia, ¿sabes? —dijo en voz baja—. Ustedes... ya
sabes, May y Creed...
—Vi a May, la última vez que vine, cuando todavía te encontrabas bastante mal.
¿Está bien?
Santos trató de asentir, luego hizo una mirando hacia atrás por el dolor.
—Sí, ella estará bien. Cuando salga de aquí, cuidaremos el uno del otro. —Él se
mantuvo hablando de los planes con una voz esperanzadora, pero ambos lo
sabíamos muy bien. Cuando saliera, él regresaría al sistema y desde allí de
vuelta a las calles. ¿Quién sabía lo que le ocurriría a May?
237
Neeta me miró bruscamente. Has cambiado, Joy, me dijo cuando se lo conté todo.
Ya no tienes miedo. Supe que podía confiar en ella ahora.
No tuvo que terminar la frase. Yo podía terminarla por él -no desde que yo había
desaparecido.
—¿Marchado?
Por supuesto que sí. ¿Cómo podía esperar que se despidiera de mí si lo había
dejado sin ninguna explicación?
—Supongo que se dio cuenta que yo estaba bien aquí. Me dijo que tenía ciertas
cosas que hacer. Así que volvió a Oregón.
***
Durante los próximos dos meses, la vida fue cambiando hasta la nueva
normalidad. Volví al colegio como un héroe clandestino y comencé a rellenar
las solicitudes de las universidades. Tenía mucho que contar en mis ensayos,
tras mi experiencia en las calles.
Organicé una campaña de abrigo en la escuela, prácticamente conseguí que se
quitaran las prendas de encima para llevar tres enormes bolsas de basura llenas
a New Ho’s.
El hombre del ojo de vidrio, Ron, aceptó las bolsas con una gran sonrisa en su
rostro y me dirigió una mirada sospechosa. Ese ojo tenía poderes callejeros, yo
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estaba segura de ello. Pero si me reconoció, nunca dijo nada.
Asher se mantuvo lo más lejos posible de mí. Conservé el peinado, una fusión
de Triste y Joy, a pesar de que nadie podía dejarlo de la misma forma que May.
Mis raíces oscuras crecieron tan rápidamente que parecía más un zorrillo que
punk.
O en Creed.
Ella me llamó.
—¿Joy? Hay alguien en el teléfono. Creo que puede ser para ti.
—¿Quién es?
Mis pies con calcetines resonaron al bajar por las escaleras alfombradas. Yo no
conocía a nadie llamado Joel.
—No crees que sea Asher...
—¿Hola?
Silencio.
—¿Hola?
—Triste.
—Creed.
—Hola.
—Creed, lo siento... por favor, lo hice para salvar a Santos, no tenía intención de
dejarte de esa manera...
—Sí —dije con rapidez, entonces—: No. Quiero decir, espera un segundo. —
Apoyé el teléfono contra mi estómago—. Mamá, ¿puedo usar el coche, por
favor?
—Sí —dije al teléfono—. Sí. ¿Dónde estás? ¿Dónde quieres que nos reunamos?
Mis ojos se posaron en él, en este muchacho que apenas reconocí, no hasta que
sonrió, se levantó y caminó hacia mí. Envolvió sus brazos alrededor de todo mi
cuerpo y me levantó del suelo, delante de toda la sala, en este mundo privado
que compartimos juntos.
—Pensé que te habías ido para siempre —dije entre beso y beso, sin importarme
que la gente a nuestro alrededor estaba mirando y sonriendo—. Tenía miedo de
no volver a verte de nuevo, que te hubieras ido a Portland para no volver jamás.
—Bueno, Santos dijo Oregón, y es allí donde van todos los músicos de Seattle,
¿verdad? Así que pensé... después de mí partida aquella noche, tenía miedo...
Creed se echó a reír, con los dientes tan blancos y perfectos, excepto por una
diminuta muesca.
Terriblemente perfecto, para un muchacho que había vivido en las calles. Me
besó una vez más, luego, agarró dos copas de helado que nos esperaban en la
mesa, uno salteado con caramelo y otro de chicle.
—Ven conmigo.
El aire era vigorizante y frío en el exterior, pero genial con un cielo azul y con 241
Jadeé.
—¿Aquí en Seattle? —El asombro de esto casi me deja sin aliento. Estaría cerca
de mí, cerca de Santos y May...
—¿Y May? No la he visto desde hace meses, no después de que dejara de
acampar en la sala de espera del hospital. ¿La has visto?
—Todo lo que le dijiste debió de causarle una gran impresión, ella dijo, y citó
textualmente “esa jodida Burbs, parece pensar que la única manera que tengo 242
de salvarme es cortando cabello. Así que estoy demostrando que esta llena de
mierda. ”
Lo miré, sorprendida.
—Bueno, por fin acabaron esos apartamentos de New Ho´s construidos tras la
universidad comunitaria. Hablamos con Ron y se metió como inquilina con su
primera paga, que logró haciendo peinados y, probablemente, quejándose todo
el tiempo. Ron está ayudando con la documentación para que Santos obtenga la
emancipación y pueda salir del sistema. Cumplirá diecisiete en unos pocos
meses, así que tiene una muy buena oportunidad, siempre y cuando se
mantenga fuera de problemas.
—¿Qué?
—¿De la fiesta de Halloween? Oh, Dios mío, ¿de la fiesta de Halloween? ¿Te
escucharon? ¿Qué pasó? Quiero decir, que estuviste asombroso esa noche,
pero...
Mi corazón de pronto se sacudió. ¿No querría saber por qué me había escapado
en el primer lugar? Y tendría que confesarle, cada mentira y cada verdad.
Tendría que contarle lo de las cicatrices, aunque ahora yo misma sabía la
verdad sobre ellas.
—No iré a ningún sitio, excepto ahora que vamos a un lugar. Juntos.
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Doblamos en una esquina hacia la iglesia de ladrillos antiguos y el nuevo
edificio de apartamentos sobre el estacionamiento.
Creed asintió.
"Llega un momento en que un fugitivo decide que es más seguro vivir en las
244
calles, que vivir en su casa."
Eso es lo que el Presidente del Consejo en el real New Horizons me contó sobre
los adolescentes sin hogar cuando estuve investigando esta novela. Desde ese
momento, la historia de Joy cambió irrevocablemente.
Desearía que las experiencias de May, Santos, Creed y Joy jamás pudieran
suceder, pero ocurren y de hecho todos los días.
Más de 1,6 millones de jóvenes huyen cada año en los Estados Unidos, una gran
mayoría a consecuencia de abuso físico o emocional. A las setenta y dos horas,
los innumerables adolescentes en la calle han sido asaltados. Las drogas se
convierten en una forma de afrontamiento y muchos consideran el intercambio
de sexo por alimentos, refugio y ropa. A partir de la redacción de esta novela,
Seattle cuenta con una de las mayores poblaciones de adolescentes
desamparados en el país, junto a muchos otros millones en todo el mundo.
Para Catherine Onder, Sarah Dotts Barley, Tara Weikum, el increíble equipo de
Harper Collins, y mi amigo y agente Edward Necarsulmer, por su apoyo cálido
y gran contribución al recorrido de Joy y el mío.
Para los bibliotecarios, libreros, bloggers y amantes de YA, que me han colmado
con su apoyo y entusiasmo. Estoy profundamente agradecida por ello.
Para Jack Brace, que nos invitó a dar las mochilas y calcetines y me dio el
pedernal para esta historia, a Verónica Bandin por ayudar a darme la voz de
Santos, a Bo Gilliland por revelar secretos del escenario musical underground
de Seattle, para Gena García por mostrarme lo que se siente al no respirar, a
Josefina en la tienda de cuentas por proporcionar valiosa inteligencia de la vida
en Capitoll Hill, y Pam Longston y New Horizons, por traer la verdad a la
experiencia de Joy y por trabajar tan incansablemente en el albergue de
adolescentes sin hogar.
Para mamá, papá, Ginger y John por creer en mí desde el primer día y ser mi
maravillosa familia y para mis queridos amigos que son como familia.
Por encima de todo a Shiraz, Lyra y el Único que nos unió con el amor.
Sobre su Autora
Holly Cupala
Autora de Tell me a Secret. Cuando no está 246
escribiendo o haciendo arte, explora Seattle con
su esposo e hija. Una parte de sus ingresos va
hacia la ayuda de muchachas víctimas de
explotación sexual en el mundo.
www.hollycupala.com
¡Visítanos!
http://moonlightvampireclan.blogspot.com