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Lucky Girls
Traducción
Loly e Ivi
Corrección y diseño
Ivi
Staff
Dedicatoria.
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
A. Quinn.
Para Dax y Julian.
EL PRIMER VUELO
—¿Riddley’s o Zenith?
1
“Riddley’s y Zenith son marcas de chicles.
Esa era la pregunta, ¿no? El viejo o el nuevo, lo certero o lo tentativo. Lo
que ya tenía o lo que nunca había intentado.
Solo pude asentir de acuerdo, perdido una vez más en sus ojos.
Mientras observaba sus ojos, los que parecían brillar por alguna razón,
entendí su punto.
—Se trata de lo que uno supone, ¿verdad? Lo que crees que encontrarás
cuando los desenvuelvas.
Su sonrisa me cegó.
—Wow. Creo que podrías vender cualquier cosa con ese método. – Ignoré el
cumplido de que ella creía que tenía un cerebro; no quería que cambiara
de idea.
—Así que, ¿qué tipo de chicles crees que pienso que soy?
—Bien, cambie de idea. No eres solo una vendedora de chicles. Eres una
filósofa del chicle – reí.
—No del todo. Solo viendo su tú nombre coincide con tu envoltura. Nate.
Ella se enrojeció por algún motivo, pero más que traicionar su vergüenza,
el sonrojo la hizo lucir como a Blanca Nieves de la mejor manera posible.
Asentí sabiamente.
—Cierto, cierto. Aun así, quiero culparte, así que lo haré. ¿No tienes un
vuelo que tomar o algo?— no lo dijo como si quisiera librarse de mí;
parecía que nació de la preocupación.
Pasé por la seguridad con una sola mirada de repulsión por parte de la
agente femenina de la seguridad aeroportuaria que me pasó el escáner
corporal (a la mierda esas cosas, de todas maneras), e intenté pensar que
hacer con la hora restante que me quedaba antes de abordar. Luego de
comprar café y una rosquilla de desayuno, solo una cosa fue hecha.
2
Aeropuerto Sea—Tac, en Seattle, EUA.
larga, por lo que fui a un kiosco diferente, cerca de mi terminal, el único
con una mujer, Annabelle.
Hasta ahora en mis viajes, me había vestido como cuando nos conocimos,
cambiándome con mi traje cuando arribaba, pero puede que— tal vez— me
lo hubiera puesto a propósito esta vez. Sin jeans de fin de semana esta vez.
Ni camisa de franela. Y me afeité.
Miré alrededor del kiosco para tomar un diario antes de méteme en la fila.
El chicle debería esperar hasta que pudiera hablar con ella. El aeropuerto
era lento por lo general cerca del mediodía, por lo que no había nadie en la
fila detrás de mí, un acontecimiento por el cual estuve agradecido.
Mientras me acercaba, su vista estaba focalizada en el mostrador, donde
contaba el cambio del último cliente.
Sonrió incluso antes de levantar la vista. Sus ojos eran tan encantadores
como los recordaba, y me forcé a no mirar embobado.
—¿Por qué?
—El método es algo individual. Lo tienes o no, así que supongo que lo
averiguaremos.
—No tú. No creas que ignoro tus maneras de hacer trampa, y no te diré en
lo absoluto cuál es tu tipo de chicle.
Alcé mis manos en forma de rendimiento.
—Bueno, cualquiera sea el sabor sexy. Ese siempre es el exótico, así que
apostaré a ese porque el tipo se cree muy caliente.
—¿La tengo?
3
Ignoramus: locución latina para “ignorante”.
4
Chubba, juego de palabras con en inglés “chubby”, en español regordete
—Desde que lo has hecho bien, realmente no tengo que decírtelo.— Ella
volvió a la sonrisa satisfecha, el pequeño momento de extraña seriedad se
disipó.
—¿En serio?
5
Iceblock: cubos de hielo.
—Totalmente.— Se inclinó sobre el mostrador para susurrar—: Trabajar
en un quiosco de basuras en el centro de un aeropuerto ajetreado no es
realmente un sueño.
—¿Hay algún otro puesto de empleo? ¿Así podrías tener más tiempo para
volar? — le pregunté, de alguna manera muy triste por ella.
—¿Cuáles son tus habilidades? Tal vez deberías buscar fuera de la venta al
por menor, también.
—Vaya, esa es una expresión muy seria en tu rostro. — Ella pasó un dedo
en el pliegue de mi frente para suavizarla.
Dejé que lo hiciera hasta que dejó caer la mano. Mi rostro se sonrojó, y el
lugar donde su piel tocó la mía se sentía como que una abeja la hubiera
picado.
—Los tres. —Me satisfizo cuando tomó los paquetes de Chubba Wubba,
Iceblocks, y 7 y los empujó en mi dirección.
Tal vez no era tan buena idea ir al aeropuerto una hora antes de lo
habitual. Tal vez ella podría pensar que era un acosador o conseguiría
ponerla completamente molesta conmigo por quedarme alrededor de su
kiosco durante tanto tiempo. Tal vez debería haberme puesto mi traje en
lugar de mis vaqueros ligeramente mejores de los fines de semanas. No
tengo tiempo para la moda; al menos eso es lo que me dije a mí mismo
cuando me subí al taxi.
Tal vez lo que necesitaba era que alguien me diera una bofetada en la
parte posterior de la cabeza y le dijera a mis divagaciones internas que se
callaran.
O tal vez sólo necesitaba ver la enorme sonrisa que se apoderó de su rostro
cuando vio que me acercaba. Había una mujer más bien joven en el
mostrador entre nosotros, mirando al estante de los chicles.
Annabelle me lanzó una mirada con una ceja levantada, y supe que sólo
tenía unos segundos para hacer mis conjeturas. Giré hacia un lado para
poder ver el rostro de la mujer, y las respuestas me vinieron
sorprendentemente rápido.
Me hamaqué sobre los talones con las manos metidas en los bolsillos
mientras la mujer pagaba, de forma rápida reclamando mi lugar frente a
Annabelle, una vez que ella se marchó.
—El calor está encendido6, Nate. Dámelo— dijo en una manera que llevó
mi mente a lugares sensuales.
Pude sentir cómo me sonrojaba, me sentí todo patético por pasar horas
durante la semana pasada, en realidad, estudiando los chicles.
—Ella piensa que es todo eso. Quiero decir, ella quiere ser distante y
moderna y nerviosa, por lo que el chicle de moda con el exterior frío es
perfecto. En realidad, ella es increíblemente aburrida y anodina como
Dentos.
—¿En serio? Supongo que eso habla de lo poco moderno que soy. Ni
siquiera puedo reconocerlo.
6
El calor está encendido: es una frase que se usa para denominar situaciones difíciles, de aprietos.
—Lo moderno está sobrevalorado. Yo la imaginé como ThreeDeep y
ChicleBit.
—LifePreservers.
—¿Caramelo?
—No, voy a dejarte ganar. Creo que los dos estábamos bien. Por lo tanto,
¿tienes un vuelo más temprano hoy?—Ella se inclinó sobre el mostrador
como solía hacer, su mirada brillante evaluándome a través de pestañas
oscuras.
Me aclaré la garganta.
—Sep.— Los nervios me hicieron correr mis dedos por mi cabello—. Estaba
aburrido, supongo.
—¿Cómo lo sabes?
—Debido a que la semana pasada no entendiste de inmediato por qué me
gusta pasar el tiempo aquí. Está bien, la mayoría de las personas no lo
hacen.
Ella se sobresaltó.
—¿Por qué estás tan sorprendida? No voy a filosofar sobre chicle con
cualquiera, ya sabes. —Hmm, eso era audaz y tan diferente a mí.
Hmm.
Realmente no sabía qué decir, pero no quería dejarla.
—Pero por supuesto. Estoy intentando probar todo de una vez. —Le di el
dinero de la semana pasada también.
—Um, sí, ¿no te gustaría? Quiero decir, ¿quieres... quieres venir conmigo a
conseguir mi café? Quiero decir, no como oh bueno, ir a verme tomar mi
café, sino como en ¿quieres un poco de café, también? —Tuve que
contenerme en no pegarme en la cara por mi propia estupidez.
Annabelle abrió el panel del mostrador y echó llave antes de venir junto a
mí. Era más baja de lo que pensaba, su cabeza llegándome justo debajo de
mi hombro. El suelo del kiosco debía estar un poco levantado.
—Sin razón. Sólo pensé que tal vez podrías ser una bebedora de té.
—Ah, ahora que has entrado en el territorio de una nueva filosofía entera…
Hey, ¿vas al de la terminal central?
—Bueno, supongo que es por eso que mi café con leche previo al vuelo me
cuesta siete dólares cada semana. Pensé que sólo eran recargos del
aeropuerto o algo así.—Mi tono casual desactivó su vergüenza, gracias a
Dios.
—Plataforma A.
—Hay una muy buena allí. La gente es amable, sin sobrecargos, y estarás
más cerca de tu puerta de esta manera. —Ella se encogió de hombros,
claramente luchando para superar su comentario aumenta ego.
7
Radiohead es una banda británica de rock alternativo originaria de Abingdon, Inglaterra, formada en 1985.
EL CUARTO VUELO
—¿Y el hombre?
—De acuerdo, los tienes a los dos. Yo les catalogué como Fruity Juice y
Ginger Red… así que sí, estás mejorando en esto.
—Guau, sí. Sólo uno más y ganarás. Eso sucedió rápido. —Tenía una
mirada extraña en su rostro.
8
Tweedle Dee y Tweedle Dum: personajes de un poema de John Byron y de una canción de cuna inglesa. y
parece que provienen del hecho de enredar con los dedos o agitarlos sin ningún sentido práctico (tweedle).
(Tararí y Tarará)
Una serie de emociones cruzaron su cara con demasiada rapidez para
identificarlas. Nos sentamos uno frente al otro en el Starbucks de nuevo,
porque fui al aeropuerto temprano por segunda semana consecutiva.
Realmente odiaba sólo poder verla los lunes, pero no pude encontrar la
manera de arreglar eso sin sonar como un idiota. Tal vez estaba sobre-
complicando las cosas, pero me encontraba muy asustado ante la
posibilidad de que mi flechazo de hombre adulto fuera completamente
unilateral y ella sólo quisiera un amigo.
Hmm. ¿Qué tipo de papeleo tenía que hacer en un quiosco? Ni siquiera era
la encargada; ella me había dicho que la chica bajita y rubia lo era.
—Los miércoles por la noche. Trabajo aquí en Seattle los jueves para
actualizar a mi jefe, y luego tengo todos los viernes libres.
—Oh, por nada. Sólo por curiosidad. —Su sonrisa cegadora estaba
destinada a distraerme, estaba seguro de eso.
9
US Airways: era una aerolínea con base en la ciudad estadounidense de Tempe, Arizona y controlada por
American Airlines Group.
Funcionó muy bien, pero todavía mantenía algo en mí. Me aproveché de su
silencio momentáneo para preguntarle algo que había pensado en el avión
la semana anterior.
Hizo una pausa, con esa mirada extraña que a veces tenía.
—Dah. Ya estoy viniendo aquí a las nueve, así que, ¿qué son unas pocas
horas menos de sueño? Con la agradable compañía y todo eso. —Le sonreí
con la esperanza de calmar la extraña atmósfera que nos rodeaba.
Hmm. Tal vez no era tan estúpido como para entenderlo. No quería tener
mi momento de arrogancia, ¿pero era realmente arrogante considerar la
idea de que Annabelle podría estar atraída por mí? Sinceramente esperaba
que fuera posible ya que me encontraba en una especie de estado nervioso
montado en algún lugar entre enamorándome de ella y ya enamorado.
—Hola— dije sin convicción mientras me dejé caer en la silla frente a ella.
La atrapé con la guardia baja por su mirada. Parecía calculadora. No
estaba nerviosa o deprimida como lo había estado, y parecía estar de buen
a juzgar por su sonrisa cegadora.
—Hola a ti también.
La forma en que envolvió su lengua alrededor de las "A", me dejó sin habla
momentáneamente por la sensualidad de todo ello.
—Um, en realidad no, no. ¿Café? —Me puse de nuevo de pie para comprar
el desayuno.
—Sí, quiero un moka blanco grande con avena. Dos de azúcar morena, sin
nueces— su respuesta era confiada.
Levanté mi frente.
—Había planeado vagar y fisgonear por aquí y asustar a todos tus clientes
con mi desagradable risa.
—Así es. Está bien, entonces, prepararte para la hora más aburrida en la
historia.
Ella vaciló.
—Lo sé.
—No seré capaz de decirte si tienes razón. Dirá más sobre ti que sobre mí.
—Sí, bien.
—¿Cualquier persona?
—No, hombre, ella renunció. Su último día fue ayer. —La chica me
estudió, pero no me molesté en reorganizar mis características en algo
agradable.
¿Por qué tenía que mentirme, sin embargo? Ella dijo que me vería la
próxima semana, lo que significaba ese mismo día. Debería haber estado
allí, detrás del mostrador, viéndome.
Me tiré del pelo con las dos manos antes de golpear el mostrador.
—Bien. Excelente. Siempre arruino las cosas, ese soy yo. ‘El arruina
cosas’.
Abordé el avión en Los Ángeles el miércoles por la noche para volver a casa
a Seattle, todavía en un estado de ánimo terrible. Había acosado a todos
los empleados en el trabajo, al pobre recepcionista en el hotel, y casi todos
los demás con los que tuve contacto. Mi semana estaba completamente
arruinada. Tal vez mi mes. Tal vez mi año.
—Bueno, te dije que te vería la próxima semana. Ésta es “la semana que
viene”.
Asentí.
Ella continuó mirando sus manos aferradas entre sí mientras les daba la
vuelta.
—Tenías razón, sabes. Acerca de mí y mis chicles, así que eso lo hacen
cinco respuestas correctas. Pero aquí está el secreto: no tengo ningún
secreto. No tengo ningún método o ideas sorprendentes sobre la
humanidad. Es sólo un juego, ¿sabes? Te dije que ese tipo de cosas para
que volvieras a verme, como cebo. Era una especie de decir ya que ahora
no tengo recompensa. Lo siento por eso.
Me aclaré la garganta con fuerza, lo que indicó que iba a decir algo, por lo
que ella dejó de murmurar para sí misma tras el escudo de sus palmas.
—¿Qué?
—Lo acertaste las primeras veces, ya sabes. Crees que eres Riddley porque
te ves a ti mismo como una cosa súper blanda que pierde su sabor muy
rápido y que luce sosa para las demás marcas. Pero en realidad eres
Zenith. Vienes en un elegante empaquetado del que ni siquiera te das
cuenta, pero a pesar de eso, el sabor es igualmente increíble en el interior.
Tienes este magnetismo del que eres completamente inconsciente, como
una estrella polar que guía a las almas perdidas, pero está fuera de su
alcance. Dios, es tan cursi.
—¿Perfecto?
—Sí. Perfecto.
—Sí, eso es lo que quise decir. Tienes hasta el lunes, yo tengo hasta el
lunes si pretendo fingir que tengo la gripe aviar mañana. ¿Dónde quieres
ir?
Ella tomó mi mano, entrelazando sus dedos con los míos y sonriendo como
una niña en una tienda de dulces.
Y realmente, ¿que se suponía que hacer con una respuesta como esa?
Y sabían a chicle.
A. Quinn es una escritora de romances peculiares y muchas veces
extraños. Ella es el estereotipo de profesora de español quien finalmente
cedió ante su deseo de escribir, y es probable que en sus novelas
aparezcan referencias a Jane Austen y Drácula.