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INFORME DE LECTURA
Verdery afirma que en la Europa medieval el robo de reliquias de santos era un gran negocio en
pos de completar los sitios sagrados. Es comparable a la práctica con los “santos” culturales (1).
Los cadáveres están lejos de ser solo elementos corporales activos en el mudo de hoy: hay que
pensar en la venta de órganos y de partes del cuerpo, en el mercado de la adopción
internacional, etc. Este libro pretende centrarse en aquellos cuerpos y huesos que han devenido
símbolos políticos y lo estudia específicamente en la Europa Oriental, durante el post-socialismo,
porque es un período que incluyó mucha actividad alrededor de los cadáveres, que implicó
significados políticos.
Para ello, hay que atender: el simbolismo político; tanto a los ritos mortuorios y las creencias,
como a las ideas respecto de lo que constituye un “entierro adecuado”; las conexiones entre los
cuerpos particulares que son manipulados y los contextos más amplios, nacionales e
internacionales de su manipulación; y la relectura del pasado y la creación o recuperación de la
“memoria” (2).
Para estudiar el tema, propone una serie de ejemplos que divide en dos categorías: los muertos
renombrados y famosos y los muertos anónimos y sin nombre. De los primeros, hay 3 tipos:
estatuas, gente famosos que fue traída desde el exterior y locales famosos que fueron re-
enterrados (4).
Las estatuas son personas muertas fundidas en bronce o talladas en piedra. Simbolizan a una
persona famosa específica, mientras en un sentido también son el cuerpo de esa persona […]
Profanar una estatua participa de una larga historia de iconoclasia […] Levantar nuevas estatuas
invierte el proceso, (re)sacralizando personas que por un tiempo no fueron relevantes (4).
Como el orden político se relaciona con el paisaje y la historia, cambiar el orden político
generalmente implica cambiar los seres humanos de bronce quienes estabilizan el paisaje y
detienen temporariamente cualquier valor particular en ello (6).
Para más desarrollo sobre las estatuas, pág. 12ss.
Como la actividad humana casi siempre tiene dimensiones afectivas y significativas y tiene lugar
a través de procesos simbólicos complejos, Verdery ve la política como un reino de luchas
continuas sobre significados o significación […] Encuentra que los cadáveres son vehículos
particularmente buenos para ello (24).
Afirma que su visión es similar a la de Max Weber: la búsqueda de sentido está en el corazón de
la actividad humana y el análisis social pretende tanto entender los sentidos como explicar sus
causas. En su trabajo, Weber describe algunos procesos que considera como característicos de
la modernidad, como la racionalización, la secularización y el desencanto del mundo. Sin
embargo, esos conceptos (25) han tendido a disecar cómo es tratada la política. Por eso, ella
prefiere hablar de “encantamiento” y de política animada con sentido enriquecido respecto de
lo que podría consistir.
Hablando de encantamiento o animación, tiene dos cosas relacionadas en mente. El primer
sentido es analítico: cómo podríamos animar el estudio de la política en general, energizándolo
con algo más que encuestas de opinión, análisis de “índice de democratización” y formulaciones
de la teoría de los juegos que domina extensamente el campo de la política comparativa. El
segundo sentido es descriptivo y concierne a las formas específicas en que la acción política es
tomada en el mundo postsocialista.
Respecto de “lo político”, Verdery propone darle una vuelta: en vez de ver el nacionalismo en la
forma usual (como cuestión de fronteras territoriales, construcción del estado,
“construccionismo” o competencia de recursos), lo ve como parte del parentesco, los espíritus,
adoración de los ancestros y la circulación de tesoros culturales. En vez de hablar de legitimidad,
prefiere hablar de reordenamiento del universo de sentido (26). Presenta la política de los
cuerpos siendo un tema menos de la legitimidad de los nuevos gobiernos, y más de cosmologías
y prácticas relacionadas con la vida y la muerte. Y ve la reescritura de la historia, que es
obviamente central en la política de los cadáveres, como parte de un proceso mayor, en el cual
los cambios fundamentales están ocurriendo en (26) concepciones del tiempo mismo. Estas son
la clase de cosas que quiere decir cuando habla analíticamente de las políticas de encantamiento
o animación (27).
Las asociaciones sagradas contribuyen con otra cualidad de los cadáveres como símbolos: su
conexión con el afecto, un significante problema para el análisis social. Dónde descansa a
eficacia de los símbolos? Cómo comprometen emociones? Por qué algunas cosas funcionan
emocionalmente y otras no en el escenario político? El vínculo de los cadáveres con lo sagrado
y lo cósmico -con los sentimientos de temor que implica el contacto con la muerte- parece ser
parte claramente de su eficacia simbólica.
Son símbolos fuertes porque la gente se preocupa por ellos cuando estuvieron vivos y se
identifica con ellos (32).
Su ineluctable autorreferencialidad como símbolos se da porque toda la gente tiene cuerpo y
cualquier manipulación de un cuerpo permite directamente la identificación de uno con eso a
través del propio cuerpo. Además, esas manipulaciones movilizan afectos preexistentes
evocando las perdidas propias y la identificación de uno mismo con aspectos específicos de la
biografía de la persona muerta. Las posibilidades crecen donde las ideologías nacionales
enfatizan ideas sobre el sufrimiento y victimización.
La fuerte dimensión afectiva de los cadáveres políticos también está relacionada con las ideas
sobre los lazos de parentesco y los entierros apropiados.
Los cadáveres tienen propiedades que los hacen particularmente efecivos como símbolos
políticos. Tienen excelentes sentidos para acumular algo esencial para la transformación
política: capital simbólico (33).
Los cadáveres pueden ser un lugar donde la lucha por las significaciones (los reordenamientos
del mundo) tenga lugar. Quiere enfatizar su rol en las siguientes áreas: luchar por dotar de
autoridad y política con sacralizaciones o dimensiones sagradas; concursar sobre qué podría
hacer el orden político respecto del orden social; competir por politizaciones del tiempo y el
espacio; reasignar identidades (especialmente nacionales) y relaciones sociales.
Los cadáveres sirven como sitios de conflicto político relacionados con el proceso de
reordenamiento de los sentidos del universo. Esos conflictos incluyen a las elites de distintos
tipos y al pueblo al que pretenden influenciar (36).
Desarrollo de los puntos que ella considera dentro de este mundo de sentidos:
1. Autoridad, política y lo sagrado (37).
2. Orden moral (38)
3. Reconfiguración de espacio y tiempo (39)
4. Identidades nacionales y relaciones sociales (40)