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23-24 121-142 Logroño 2005-2006

NATURALEZA HUMANIZADA, NAtURALEZA GESTIONADA:


EL CASO DE LAS CEVENAS (FRANCIA)

GÉRARD COLLIN1

RESUMEN
Las Cevenas, montañas de altura media con un clima de carácter me-
diterráneo, están situadas al sur del Macizo Central francés, a pocos kiló-
metros del Mediterráneo. La complejidad y la combinación de los factores
naturales (geología, relieve y clima) han creado un conjunto excepcional de
paisajes y entornos naturales tanto como gran diversidad biológica. Las so-
ciedades humanas han utilizado y gestionado sin interrupción este territorio
desde el Neolítico, transformando su medio ambiente, rico pero difícil para
desarrollarse. Por esto, han favorecido la población de un árbol como el cas-
taño o han introducido la morera. Se ha desarrollado poco a poco casi una
simbiosis entre los ecosistemas naturales y los ecosistemas humanizados. La
conservación de tal riqueza, a la vez natural y cultural, ha sido confiada a
un parque nacional en el que se ha elaborado una política de gestión capaz:
de respetar el trabajo del hombre (y a las consecuencias naturales de este
trabajo); de conservar la biodiversidad y; de guiar la evolución aceptable
de los medios compatible con la economía rural. Durante mucho tiempo se
ha considerado atípico (incluso “anormal”), pero dicho parque seguramente
ha servido para conservar una naturaleza y cultura excepcionales, y para,
quizás, participar en la apertura del camino de la gestión abierta en los es-
pacios protegidos franceses.
Palabras clave: ecosistemas mediterráneos, naturaleza humanizada, de-
sarrollo sostenible, gestión, parque nacional, reserva de la biosfera, paisaje
cultural, mentalidades, comportamientos.

The Cévennes, mountains of average altitude with a climatic Mediter-


ranean character, is located in the south of the French Massif central, not
very far from the Mediterranean Sea. The complexity and the combination
of the natural features (geology, relief, and climates) have resulted in an

1. Universidad de Montpellier III, UICN (Unesco). Résidence Agde Marine 1, appt C 28, 1 place Agde
Marine 34300 LE CAP D’AGDE (France), ge.collin@orange.fr.

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exceptional set of landscapes containing a great biological diversity. Since


the Neolithic, the human societies have continuously utilised and managed
this territory. They have transformed slowly the rich but difficult environment
for their development. For that, they have favoured a tree like the chestnut or
introduced the mulberry tree. Thus a kind of symbiosis has been developed
between the natural ecosystems and the humanised ones. The conservation
of such a wealth, both natural and cultural, has been entrusted to a national
park. He has had to invent a management policy able, at the same time, to
respect the human works (and their natural consequences), to conserve the
biodiversity and to guide an acceptable evolution of the environment, com-
patible with a rural economy. A long time considered as an atypical (and
even abnormal), this park has certainly allowed the conservation of an ex-
ceptional natural and cultural heritage but he has also, perhaps prepared the
road to an open conservation within the French national parks.
Key words: Mediterranean ecosystems, humanized Nature, sustainable
development, management, national park, biosphere reserve, cultural land-
scape, mentalities, behaviours.

0. INTRODUCCIóN
Quien quisiera tratar de analizar la evolución del paisaje de las Ceve-
nas, debería iniciar su trabajo por la descripción del “decorado” y de su
dinámica interna y después combinar estos dos primeros puntos del análisis
con la evolución socio-económica de la montaña.
El método no es original y se aplica a todo paisaje humanizado. El inte-
rés principal de la historia y adaptación del paisaje de las Cevenas es la evo-

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lución lenta del mismo en la que la intervención del hombre, tan integrada
que ha oscurecido la distinción entre lo estrictamente natural y el resultado
de la intervención del hombre.
El castaño es seguramente el ejemplo más impresionante de dicha am-
bigüedad pero no es la única intervención ya que hay otros ejemplos en la
historia de las tierras de las Cevenas.

1. EL CONTEXTO GENERAL

1.1. El medio natural


Situadas a unos 100 km del Mediterráneo, en tierra de Languedoc, las
Cevenas son las primeras montañas encontradas desde las llanuras litorales.
Estas montañas de altitud media (de 250 m a 1700 m) están constituidas por
macizos de formas muy diferenciadas (larga meseta del mont Lozère hasta
las alineaciones de las sierras agudas de las Cevenas pasando por las me-
setas undosas de los Causses) así como por su geología (granito, esquisto,
caliza). Si a esto se añade la influencia climática tan diversificada (medite-
rránea, continental y atlántica) es fácil imaginar toda la diversidad biológica
que contiene dicho país. El interés ecológico de las Cevenas se encuentra
más que en la presencia de especies vegetales o animales únicos, en esta
variedad de paisajes.
Las Cevenas deben considerarse ante todo por su relieve escarpado,
desgarrado por innumerables ríos y torrentes de corriente rápida que corren
en valles (“valats” en lengua occitana) de dirección paralela, separados por
sierras largas y estrechas (“serres” en lengua occitana).
Las Cevenas pertenecen al dominio climático mediterráneo, pero sien-
do una de sus márgenes septentrionales, integran otros elementos más tem-
plados. La montaña, a pesar de la altitud, conoce veranos casi tan calientes
como los de las llanuras del Languedoc e inviernos clementes (con pocos
días de helada). El régimen de precipitaciones se caracteriza por veranos
muy secos a los cuales suelen seguir lluvias torrenciales a principios de
otoño.
La gran variación de altitud (150 m hasta 1700 m) y los cambios de
exposición (las vertientes orientadas al sur o “adrets” siempre más “medite-
rráneos”) llevan implícita gran diversidad de vegetación.
El estrato (150-500 m) de la encina Quercus ilex se presenta en forma
de monte bajo de poca altura donde domina el brezo Erica arborea. En di-
cho estrato, la sociedad humana ha plantado olivos Olea europea, moreras
Morus alba y Morus nigra, y viñas Vitis vinifera.
El estrato (400-800 m) del castaño Castanea sativa se señala por la om-
nipresencia de este árbol llamado localmente “árbol de pan”. A veces crece
junto a roble albar Quercus robur o a otros robles como Quercus sessiliflora,
Quercus pubescens... que han sido eliminados poco a poco por los hombres
buscando especies mas interesantes económicamente, como el castaño.

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Mapa de Francia con la localización de los parques nacionales

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(Extracto de “Atlas du Parc national des Cévennes”, Florac, P.N.C., 1999).
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El estrato (800-1500 m) del haya Fagus sylvatica acoge además del ha-
ya, pinos Pinus sylvestris, abedules Betula pendula y abetos Abies alba. Su
extensión original ha disminuido por su límite más bajo debido a la expan-
sión del castaño favorecida por el hombre, y, por su límite superior, debido
al aprovechamiento para pastos estables y de trashumancia.
El estrato sub-alpino (1500-1700 m) concierne únicamente las cumbres
de los altos macizos que delimitan las Cevenas (Mont Lozère, al norte; Ai-
goual, al sur). Se presenta generalmente como landas (landa de brezo Ca-
lluna vulgaris, Erica cinerea; landa de arandano Vaccinium myrtillus; landa
de retama Cytisus scoparius) o en forma de estepas de altitud con Nardus
stricta. Los paisajes de landa tienen tendencia en volver a cerrarse debido a
la decadencia de la actividad y presión pastoril. Se aprecia a simple vista la
colonización por especies arbustivas (abedules, serbales, pinos...).
En un país tan difícil por su relieve y su clima, tan complejo por la ex-
posición de sus vertientes y organización de su vegetación, nunca ha sido
fácil disponer de terrenos para la agricultura. Solo es cultivable una parte
pequeña de las Cevenas, incluso en minifundios (lo que ha tenido una con-
secuencia directa en la dispersión de los pueblos).
Para cultivar se tuvieron que levantar terrazas («faïsses», «bancels» o «ac-
cols» en lengua occitana). Estas terrazas, que retenían la tierra y la humedad,
se construyeron en todas las vertientes de la montaña y las han mantenido
cuidadosamente durante siglos. Aquí la naturaleza parece ceder frente al
trabajo del hombre.

1.2. Historia y sociedad


La lectura de los paisajes de las Cevenas es compleja además por la
influencia de la rica y larga historia de sus habitantes y de sus hechos, como
se explica más adelante.
Presente desde el Paleolítico, el hombre modela constante y paciente-
mente la montaña para transformarla en el lugar de vida cada vez más acep-
table para una sociedad que vive en autarquía. Él hará muros de piedra seca
que recorren los lados de los valles, para retener la tierra, para canalizar el
agua de riego, para construir paredes y techos de sus casas.
Desde la Edad Media, el hombre de las Cevenas sabrá seleccionar cas-
taños para implantar el árbol de pan más allá de sus límites naturales. Algo
más tarde desarrollará el aprovechamiento de la morera, transformando po-
co a poco dicho país tanto en «tierra de castañas» como en «tierra de seda».
A partir de la mitad del siglo XIX comienza un largo periodo de tremen-
do descenso demográfico que todavía sigue hoy. Las causas son múltiples
pero podemos subrayar: las modificaciones socio-económicas globales rela-
cionadas con la revolución industrial; la necesidad de trabajadores para los
nuevos puestos de trabajo de las minas de carbón de Alès (al pie mismo de
las Cevenas); y, el trazado de las grandes vías de comunicación nacionales

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que olvidan casi completamente esta región. En tal contexto de éxodo rural
y de crisis agrícola, nació la idea de un parque natural.
Finalmente, para terminar con este cuadro general, hay que tratar rá-
pidamente de la mentalidad de este país. El acontecimiento esencial que
influirá (hasta ahora) en la mente e ideas y comportamiento de la gente
viene sobre todo de la guerra de los “Camisards”. El pueblo de las Cevenas
se convirtió muy pronto a la religión protestante (siglo XVI), enfrentándose
directamente al poder real para obtener el derecho de libertad de espíritu.
Ha reivindicado dicha libertad desde 1685 (fecha de prohibición de la reli-
gión protestante) hasta 1786 (Edicto real de Tolerancia). Durante un siglo,
los habitantes de las Cevenas han sido reprimidos, martirizados y excluidos
de funciones administrativas.
¿Qué familia de las Cevenas no tiene entre sus antepasados un galeote,
un condenado al suplicio de la rueda, un fugitivo hacia Suiza u Holanda?
Después de tantas dificultades en un país difícil, no podemos asombrarnos
de la desconfianza y de la reticencia de estos hombres para los proyectos
del poder central.

2. EL PAPEL DEL HOMBRE EN EL PAISAJE DE LAS CEVENAS

2.1. Las primeras ocupaciones


Durante el Paleolítico, las Cevenas parecen haber sido lugares no per-
manentes de estancia, aunque frecuentados (caza, cosecha...). No se sabe
con certeza cómo se ha hecho la ocupación del territorio en el Neolítico,
pero fue en este periodo cuando se produjo la primera ocupación estable
de estas montañas. La acentuación del movimiento durante el Calcolítico
se ha marcado por los primeros grandes desmontes (ver los análisis de los
pólenes sacados de las turberas vecinas).
Después de una nueva fase de desmonte cerca del tercer siglo de nues-
tra era (época galo-romana), hay que esperar al año mil para conocer una
fase nueva de modificación del paisaje. Los monjes, como en muchas otras
partes, y aquí más los Benedictinos, empezaron la verdadera modificación
forestal de las Cevenas. El castaño, que ya existía en la región, se ve favore-
cido (plantación, injerto) en detrimento de las especies que originalmente
ocupaban el medio (encina en los niveles bajos, haya por encima). Dicha
expansión, favorecida por la época climática caliente que hubo entre los
siglos VIII y XIII, se detuvo en el siglo XIV por un episodio frío fuerte que,
además eliminó los castaños de las tierras más altas (donde estaba a su lí-
mite ecológico). La «pequeña edad glaciar» produjo la desaparición casi total
de los cultivos y árboles más típicamente mediterráneos de las partes bajas
(olivo, higuera, viña). Este episodio muestra cómo ha fluctuado el aspecto
del espacio y de la importancia del castaño. La gente piensa que el castaño,
símbolo de las Cevenas, fue un árbol importado por los hombres y que su
área de ocupación no había variado hasta fines del siglo XIX.

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2.2. El momento de la ordenación territorial


El episodio frío y la peste negra de 1348 provocaron la fuerte despo-
blación de la zona. Esta época se corresponde con un momento de parada
de la progresión del castaño. Los ciclos naturales dominan de nuevo: expan-
sión de los abedules y de los pinos por las alturas, de los robles y encinas
por las partes bajas.
Desde fines del siglo XV, con el desarrollo demográfico, el castaño
vuelve a adquirir importancia, por una parte por plantación, por otra por
conquista natural de los medios forestales por este árbol. Los hombres de
las Cevenas sustituyeron los cultivos de cereales y viñedos por castaños -
prueba indudable de su interés del árbol para esta sociedad. Paralelamente,
prosigue la construcción de los muros de piedra seca, modelando aún más
el paisaje.
Un segundo árbol, otro símbolo del paisaje y de la sociedad de las Ce-
venas, se impone en la montaña desde fines del siglo XVII o principios del
XVIII: la morera o «árbol de oro» en la tradición de la región. Este árbol ya
existía (quizá desde el siglo XIII), y aquí se ha beneficiado de dos factores:
El invierno muy frío de 1709 que llegó a helar los olivos, liberando espacios;
y la decisión de la administración real de ayudar con primas las plantaciones
de morera para aumentar la producción de seda.
A fines del siglo XVIII, se puede decir que el paisaje «clásico» de las
Cevenas está organizado, incluso en sus menores parcelas, ofreciendo a los
visitantes de la época una montaña «construida» en la que dominan castaños,
moreras y terrazas.

2.3. De la edad de oro al tiempo de las crisis


El máximo demográfico y la mayor ocupación del árbol de pan y del
árbol de oro se encuentran entre 1760 y 1820. El equilibrio paisajístico que
corresponde al equilibrio socio-económico es de corta duración. Los ha-
bitantes de la montaña, a partir de este momento, tienen que salir a otros
lugares o incluso emigrar definitivamente para ganarse la vida.
La enfermedad del gusano de seda desde 1845 inicia la caída de pro-
ducción que provoca el primer abandono parcial y pasajero de las moreras.
El descubrimiento del origen de la enfermedad y de los medios para com-
batirla por Louis Pasteur en 1870, frena la desaparición de las moreras. El
resurgimiento es corto porque desde 1880, es necesario otro modelo eco-
nómico debido a la competencia de las sedas orientales. La morera deja de
ocupar el papel principal del paisaje de las Cevenas.
El castaño disminuye también, casi en el mismo momento y como nun-
ca había ocurrido, el territorio ocupado se reduce rápidamente. Los factores
que influyeron son varios. Los suelos están empobrecidos por su utilización
incesante. La enfermedad de la tinta se ha extendido muy rápidamente
sobre todo el territorio desde 1870, incitando a los propietarios a cortar y
vender los árboles por el tanino (utilizado en la preparación de las barricas

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de vino de la zona baja del Languedoc). A los factores anteriores se añade la


disminución de población: el árbol tan atendido por el hombre a fuerza de
trabajo no podía mantenerse en un espacio artificial; es decir que su subsis-
tencia en la mayor parte de las áreas ocupadas no es posible sin el cuidado
y mantenimiento de los habitantes de las Cevenas.
A fines del siglo XIX se forma nuevos paisajes en parajes restringidos.
En el macizo del Aigoual, el bosque había sido arruinado para abrir espa-
cios al pasto y por las talas extensivas necesitadas para las industrias locales
de vidriería. El ingeniero de montes Georges Fabre, hizo repoblaciones de
nuevas especies, dentro de la politica nacional de restauracion de los te-
rrenos de montaña (RTM). Así, se abrió el espacio a especies adaptadas a
condiciones difíciles como ciertos píceas (Picea abies), alerces (Larix deci-
dua), pinos (Pinus mugo, Pinus nigra salzmanii corsicana) y se cuidó la
regeneración de hayas que aumentaron su extensión. En las parcelas aban-
donadas que se habían plantado castaños cerca de las minas de carbón, las
compañías mineras pusieron pinos marítimos (Pinus pinaster) de desarrollo
rápido y productores de la madera necesaria para la entibación de las gale-
rías de las minas.

3. EL PAPEL DEL PARQUE NACIONAL DE LAS CEVENAS O ¿CóMO


GESTIONAR LA NATURALEZA HUMANIZADA?

3.1. El comienzo de una historia


La historia comenzó en el año 1956 cuando personalidades de las Ce-
venas empiezan a proponer la creación de un «parque nacional cultural».
Los promotores de esta idea subrayan desde el principio la base cultural del
futuro parque y la «obligación» por parte del Estado de reconocer su valor.
La idea defendida es establecer una estructura que permita mantener y re-
forzar la economía local con actividades complementarias a la agricultura:
el bosque y el turismo. El desarrollo socio-económico y cultural se haría sin
excluir la conservación de zonas integralmente protegidas en las que la vida
social es difícil o en condiciones precarias.
Estas ideas eran prematuras cuando se propusieron: aún no había en
Francia ninguna ley de parques nacionales. Hubo que esperar hasta la pro-
mulgación de la ley de 1960 para iniciar el estudio preparatorio de 1965. Di-
cho estudio comenzó en condiciones adversas. Primero, la ley consideraba
exclusivamente la protección del medio natural sin mención con el hombre,
era una visión ideal de la Naturaleza en si misma. Segundo, los funcionarios
dedicados a la aplicación de la ley no entendían bien la mentalidad de los
habitantes de las Cevenas (la posición negativa no significaba el rechazo de
la propuesta sino la necesidad de discutirla). Tercero, los habitantes de la
montaña no comprendían bien porque el Estado, que había impuesto sus
ideas por la fuerza en el pasado podría tener el mismo interés que ellos.
Las discusiones han sido muy acaloradas (a veces violentas) porque la
gente presentía que el poderoso Estado central los volvería a engañar. Al
principio, el Estado aceptaría que los hombres habitasen en el interior del

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parque pero, poco a poco y sin decirlo, dificultará y hará imposible la vida
en la zona central del parque. Así, 300 años después se realizaría el sueño
del rey Luís XIV de dominar totalmente las Cevenas.
Felizmente, tras sucesivos debates se llegaron a acuerdos que permitie-
ron proponer la creación del Parque nacional de las Cevenas pero con las
siguientes particularidades:
-en la zona central no se prohíbe la presencia del hombre y de sus ac-
tividades tradicionales (agricultura, cría, cosecha, pesca y caza)
-la caza está autorizada únicamente para los habitantes permanentes
y su regulación se define mediante acuerdo entre la administración y los
cazadores
-están prohibidas las construcciones nuevas excepto residencias y edi-
ficios técnicos relacionados con las actividades tradicionales
Los debates han conducido a la definición de los límites de las zonas
previstas por la ley: una zona central (conservación) y una zona periférica
(desarrollo sostenible). No se ha podido adoptar una delimitación totalmen-
te ecológica. No se han incluido los pueblos mayores en la zona central. Ha
habido propietarios particulares y ciertos municipios que no han permitido
incluir tal o cual parcela en la zona central. En consecuencia, la curva de
nivel que limita la zona central en la parte de los valles de las Cevenas se
sitúa a 800 metros cuando el conjunto ecológico empieza a los 150 metros.
Por tales cortapisas, la delineación de la zona central resulta muy complica-
da tanto sobre el mapa topográfico como en el terreno.
Los defensores de la Naturaleza dijeron que era un compromiso in-
aceptable, y un parque nacional falso. La Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza (UICN) no lo ha reconocido como «parque
nacional»(categoría II) sino «solo» como «paisaje cultural protegido» (catego-
ría V).
Unas palabras de uno de los primeros presidentes del consejo de ad-
ministración del parque (hombre nacido en las Cevenas) resumen bien el
resultado obtenido y su recorrido:
«Propuesta por un cierto numero de visionarios, amigos bien intencio-
nados del país, la idea del parque, de escalón en escalón, ha llegado a Paris.
Desde entonces todas las perspectivas se han ocultado mediante razones ba-
sadas en la extensión, objetivos y perspectivas del proyecto. Desde entonces,
cada uno de nosotros tuvimos que elegir, no se podía ser ciego y sordo y
estar en una postura no negociable. Hay que decir que el camino ha sido
doloroso»

3.2. La búsqueda de una política (1970-1976)


Las dificultades relativas a la creación del parque no se esfumaron, co-
mo por encanto, con la publicación del decreto y su ejecución. Durante los
primeros años se iba a plantear un reto importante que se debía resolver. La
población tenía ahora que vivir en un parque nacional con sus obligaciones

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Mapa de los límites del Parque nacional de las Cevenas (zona central y zona periférica).
(Extracto de «Annuaire des parcs nationaux français», Montpellier, A.T.E.N., 1995).

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y sus ventajas; la administración debía poner en marcha un programa digno


de un parque nacional sin olvidar sus deberes con los habitantes que iban
a estar muy atentos a todas sus acciones y proyectos.
Establecer el primer plan de gestión - delineando el equilibrio armo-
nioso entre la conservación del patrimonio y la ayuda al desarrollo de las
actividades socio-económicas respetuosas con el medio- era una acción
difícil. Este plan era a su vez también difícil por el margen de operación tan
estrecho que separa a veces la práctica democrática de la demagógica.
Muchos de los que habían luchado por la creación de este parque ya
no participaron en la primera fase por muchas razones. En unos se de-
bió al cansancio producido por estar trabajando en un trámite de casi 20
años que no colmaba sus aspiraciones. Otros se decepcionaron porque el
parque resultante es muy diferente del pretendido. Finalmente otros han
sido olvidados o apartados de las instancias de decisión por una administra-
ción demasiado preocupada... por administrar. La consecuencia fue que la
falta de dinamismo a la que se llegó hubiera conducido a la administración
a estar sola frente a los problemas.

3.3. La política en actos administrativos (1976-1985)


La primera fase se terminó tras la publicación del primer plan de ges-
tión. Este plan fue esencialmente obra de de la administración, aprobada
por el consejo de administración, pero no discutido con la población. La
segunda fase empezó con lo que se llama «un consenso apático». No existía
oposición radical (salvo la de una minoría irreductible) pero si existía la
posición de espera y de crítica, quizás más difícil de negociar que la del
rechazo categórico.
Las primeras acciones importantes de gestión del parque han sido na-
turalmente de ayuda a las actividades agrícolas y a la conservación del
patrimonio cultural.
En primer lugar, hay que citar la utilización de convenios originales
(«contratos Mazenot»): remuneración de los agricultores para el manteni-
miento del medio ambiente (muros de piedra seca, terrazas, canales de rie-
go...), el pago de la diferencia de precio entre materiales corrientes (piedra
sillar, chapa ondulada...) y materiales tradicionales (piedra, pizarra...), ayuda
a la restauración de edificios tradicionales para turismo rural, conservación
de la raza bovina tradicional de Aubrac. Dicha política en general ha sido
bien acogida porque, por una parte constituye el elemento fundamental
para el mantenimiento de la agricultura de las Cevenas y porque por otra,
prueba que el parque no se «interesa únicamente por los insectos o las flo-
recitas». Si fue bien acogida, no lo fue inmediatamente porque entre la gente
subsistía siempre el temor al sutil engaño de la administración.
En segundo lugar (el patrimonio cultural), se han cuidado principal-
mente los ecomuseos o sistema museográfico de conservación e interpreta-
ción del patrimonio pasado y presente del territorio en donde se ha contado
con la participación de la población. El clima de confianza entre la pobla-

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ción y la administración se ha ido logrando mediante la posibilidad del


diálogo fluido en la montaña, entre los habitantes y los funcionarios, sobre
las acciones concretas en favor de la agricultura y del patrimonio.
La implantación de las dos actividades y su desarrollo fueron los ingre-
dientes que permitieron instaurar progresivamente un clima de confianza.
Clima de confianza que no significaba el triunfo de las ideas de la adminis-
tración sino la posibilidad, aún frágil, de la participación de la población en
la política del parque.

3.4. Una política participativa aplicada a un territorio más eco-


lógico (1985-2005)
La Unesco inició en 1971 el programa «El Hombre y la Biosfera» (M.A.B.)
para favorecer la conservación del medio ambiente en relación con un de-
sarrollo sostenible. Consistía (y todavía hoy aún consiste) no sólo en la con-
cretización de programas de investigación interdisciplinaria en relación con
el medio ambiente, sino también en la creación de lugares de observación
y aplicación de estas ideas: las reservas de la biosfera.
En estos espacios de interés ecológico, reconocidos internacionalmen-
te, no se trataba únicamente de denunciar las actividades «nocivas» para
el medio ambiente sino también de proponer actividades susceptibles de
conciliar las necesidades de conservación con las del desarrollo local, de
manera concertada con la población. La filosofía del MAB estaba tan cerca
de lo que se proponía para las Cevenas que el parque elevó su candidatura
a la Unesco y ha sido inscrito como reserva de biosfera en 1984.
Las reservas de la biosfera generalmente se organizan en tres zonas:
- una zona central (conservación);
- una zona tampón (conservación y actividades tradicionales compati-
bles);
- una zona de transición o de cooperación (actividades con cuidado al
medio ambiente).
En las Cevenas, la preparación de la candidatura fue la ocasión de
reorganizar el territorio de manera más acorde con la ecología de la zona.
Hemos visto antes que la delineación de los límites del parque y de sus
zonas fue un compromiso entre las definiciones científicas y las puramente
administrativas.
La zona central del parque (cerca de 90.000 ha) sigue por ejemplo el
valle del río Lot al norte pero al Este sigue la curva de nivel de 800 metros,
excluyendo casi completamente el espacio ocupado por el castaño. Al Oes-
te, la zona central pasa por la mitad de la meseta del Causse Mejan, divi-
diéndolo en dos partes sin llegar al límite físico constituido por los cañones
del río Tarn.
La zona periférica (cerca de 300.000 ha) va por los limites de munici-
pios, de cantones y departamentos, afectando a dos regiones (Languedoc y

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Delineación de la Reserva de la biosfera en relación con los límites ecológicos.

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Ródano-Alpes). La parte situada en Ródano-Alpes ha sido incluida desde el


principio para atender a un hecho histórico: los iniciadores de la idea de un
parque en las Cevenas eran de dicha zona.
Los límites de la reserva de biosfera de las Cevenas (RdBC) se basan
en los del parque nacional (PNC) (para respetar el decreto de creación del
parque) pero con una relación mas estrecha con la ecología.
La zona central de la RdBC se compone de las reservas integrales, las
reservas forestales y las reservas de caza del PNC (cerca de 2.000 ha).
La zona tampón de la RdBC es equivalente a la zona central del PNC
(cerca 90.000 ha).
La zona de cooperación/transición (cerca 300.000 ha) sigue límites eco-
lógicos como: los pisos vegetales (castaño, pino silvestre); los cañones ....
Se distingue fácilmente de la zona periférica del PNC, definida por límites
puramente administrativos.
El cambio esperado con ocasión de la candidatura abría la posibilidad
de trabajar en un espacio más homogéneo y era un avance importante para
gestionar ecosistemas humanizados. Pero surgió un nuevo peligro que podía
abortar los efectos positivos de tal progreso: los habitantes creyeron que el
cambio modificaría la regulación del parque nacional sin su consentimiento.
En conclusión. “la administración llegaba a lo que quería desde el principio:
dirigir las Cevenas a su manera, sin tener en cuenta a la población”.
En 1991, para fomentar la participación de los habitantes, se propuso a
5 municipios de un valle pequeño de la zona de transición (la zona donde
la diferencia entre el PNC y la RdBC era mas importante), que preparasen
junto con la administración un plan de acción para la conservación y el
desarrollo sostenible del valle.
Durante más de un año se reunieron grupos de trabajo en los que
participaron políticos, propietarios, asociaciones y administraciones. Se de-
batieron los de tres temas de más impacto: agricultura y bosque, patrimonio
y turismo, empleo y servicios. La primera parte del debate ha permitido
definir y concretar: las fuerzas y las debilidades del valle del Galeizon; los
puntos de acuerdo general y los de desacuerdo profundo; las posibilidades
y recursos reales; y lo que llamaré «los sueños» puros. Estos últimos, olvida-
dos muchas veces por las administraciones representan las «fuerzas ocultas»
de cada sociedad: sin conocerlas no se puede entrar en el dialogo verdadero
con un colectivo. La segunda parte ha consistido en la definición del plan
de acción, en el que se consideran una decena de objetivos y unas cuarenta
acciones favorables para un desarrollo armonioso que se preocupa por el
medio ambiente.
Como sucede muchas veces, el plan de acción no se ha realizado del
todo pero sigue funcionando hoy, 15 años después, con lo cual ha cumplido
su principal finalidad. El plan de acción permanece y es un documento de
referencia de la filosofía surgida del esfuerzo conjunto de reflexión sobre
los posibilidades de futuro del valle. El enfoque participativo ha quedado

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como el ejemplo de lo que se puede hacer con hombres de buena voluntad


en situaciones complejas.

3.5. Entre cultura y naturaleza (2006)


La Historia conoce el secreto de cómo, de una manera un poco irónica,
el parque de las Cevenas, considerado como «falso parque nacional» durante
mas de 30 años (ya hemos visto por qué), seguramente ha servido de idea
de base para la evolución del concepto de áreas protegidas y de los elemen-
tos que las constituyen.
En la nueva ley francesa de parques nacionales (30 de marzo 2006) ha
tenido muy en cuenta el mensaje emanado del propio terreno: en el siglo
XXI no se pueden gestionar espacios protegidos si consideran unidades
ecológicas aisladas sin participación en ellas de los sistemas antropomórfi-
cos.
En la exposición de los motivos de la ley, se puede leer:
«Un parque nacional es un espacio con gran carácter excepcional, de-
bido a la combinación única a nivel nacional o internacional de la geología,
la diversidad biológica, las actividades humanas y de los paisajes o, dicho
de otra manera, de naturaleza y cultura...
...Dicha combinación excepcional entre geología, diversidad biológica,
actividades humanas y paisaje da como resultado un patrimonio natural
original de muy alto valor, además del patrimonio constituido por las acti-
vidades humanas que han respetado los elementos característicos naturales,
satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades de las sociedades locales. El
carácter de «monumento de la naturaleza» es, por consecuencia, indisociable
de la presencia de comunidades humanas que han impregnado la diversi-
dad biológica y los paisajes de estos territorios, sobre todo por el uso de los
pastos y la gestión forestal, y pueden estar orgullosas de haber modelado
un equilibrio original...
...La inscripción como parque nacional constituye una respuesta apro-
piada si las comunidades locales y la nación francesa en general:
- reconocen el valor excepcional a dicho «monumento de la naturaleza»
y deciden propiciar la gestión de conservación de los espacios a proteger;
- identifican los aspectos negativos relativos a modalidades particulares,
a menudo recientes, de explotación del medio y los prohíben, los hacen
evolucionar o intervienen en ellos;
- y deciden proporcionar los medios para consolidar la cooperación y
estabilidad entre los sistemas ecológicos, económicos, sociales y culturales
entre el parque y los territorios que lo rodean, basándose en el desarrollo
sostenible construido con la cooperación entre el Estado y las comunida-
des...».
La definición de lo que es un parque nacional ha cambiado totalmente
entre las dos leyes, debido al contexto internacional (reunión de Río en

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Mapa de las zonas y usos de Reserva de la biosfera de las Cevenas.

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Mapa de los municipios del valle del Galeizon (zona de transición de la Reserva de biosfera
de las Cevenas.

1972; congreso de Caracas sobre los parques, 1992; congreso de la UICN


en Durban, 2004) y, seguramente por la existencia del parque atípico de las
Cevenas. Las consecuencias directas de esta nueva ley son las siguientes:
-definición de una «zona corazón» (sin diferencia notable con la antigua
«zona central») rodeada por una «zona de adhesión» (completamente diferen-
te de la «zona periférica»);
-mayor participación de representantes de las fuerzas locales.
La idea clave se encuentra en la zona de adhesión. Es la primera vez,
considerando las legislaciones y denominaciones anteriores en la que los
municipios participan en la política del parque. Se firma para ello un docu-
mento o carta de compromiso recíproco entre la administración del estado
y local de 12 años de duración. Los municipios reciben subvenciones pero
adquieren deberes inherentes a la gestión de la zona de adhesión. Perte-
necer a la zona de adhesión significara reconocer normal la administración
del parque y admitir la necesidad de vigilancia cotidiana en la gestión del
territorio de los municipios.
La filosofía de gestión del parque de las Cevenas creada dentro de las
prescripciones de la primera ley sobre los parques nacionales (1960) que es-

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taba al margen de lo posible ahora es la norma. Se podría hablar de norma-


lización, de triunfo de la Razón o del engaño de los políticos, dependiendo
del tipo de análisis de esta (r)evolución.
- La normalización si se considera lo dicho sobre el contexto mundial.
- El triunfo de la Razón está relacionado con la visión filosófica de las
relaciones del Hombre y de la Naturaleza («el Hombre es bueno, es parte de
la naturaleza y su porvenir está relacionado con ella. No puede subsistir si
desaparecen otras especies»).
- El engaño existirá si los políticos utilizan la nueva ley como instru-
mento de poder y no como instrumento de ordenación territorial equilibra-
do entre conservación y desarrollo, entre naturaleza y cultura. El buen uso
de una ley es una cuestión de conjunto, no particular de dicha ley. En el
caso de los parques nacionales esta relación de conjunto es más necesaria
porque dentro del dominio del medio natural todo el mundo está de acuer-
do en preservarlo, pero nadie aporta nada para ello.
Será muy interesante seguir la pista de las Cevenas durante los primeros
próximos meses. La gente y administraciones que han convivido y actuado
con la filosofía de la nueva ley tienen que decidir ahora si aplican sus conte-
nidos con el compromiso legal que supone la nueva situación. El cambio de
situación “de facto” a “de jure” puede ser peligroso. La situación no obstante
es esperanzadora porque se cuenta con el aval de la experiencia conjunta
y con el saber hacer de los hombres de las Cevenas para progresar con la
ayuda de la nueva ley.

4. CONCLUSIONES
El parque nacional y la reserva de biosfera de las Cevenas se carac-
terizan por la gran diversidad biológica contenida dentro de un espacio
fuertemente marcado por el Hombre. Mantener esta originalidad pasa por la
consecución del diálogo Hombre-Naturaleza.
Los paisajes conservados en el parque traducen el equilibrio entre la
naturaleza y la sociedad, equilibrio puesto en peligro desde fines del siglo
XIX. La creación del parque ha sido una de las respuestas posibles frente a
esta situación y a los riesgos que corrían el patrimonio natural y cultural.
La preservación será real si se considera tanto la historia natural como
la situación y evolución cultural y social de las Cevenas. Las potencias de
los ecosistemas junto con los sistemas económicos locales, nacionales o in-
ternacionales producen medios naturales y paisajes diferentes, y pueden fa-
vorecer el mantenimiento o la inducir la disminución de la población rural.
El parque no tiene la finalidad de impedir su evolución sino el de analizar
las consecuencias «positivas» o «negativas» de su implantación en la región
y el de definir las acciones para ayudarlas o frenarlas. De una manera más
científica, se hablaría de matrices de evolución de las unidades ecológicas
en las que se miden los efectos de las modificaciones naturales («cambios

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climáticos mundiales») y de la esfera socio-económica sobre el patrimonio


(natural y cultural).
La política del parque nacional de las Cevenas no es, ni será, la de
un espacio protegido dedicado a la conservación biológica “sensu stricto”
porque su territorio está formado por ecosistemas humanizados desde hace
mucho tiempo. A este equilibrio se debe que haya estado en una posición
aislada durante más de la mitad de su historia pero esta experiencia pro-
porciona la prueba de que es posible gestionar un territorio conservando al
mismo tiempo los valores naturales y culturales.
Es posible seguir manteniendo la historia del parque con una nueva
generación de actores: los funcionarios y los habitantes (35 años han pasa-
do desde su creación) y una nueva ley. Se tiene confianza en la política de
ordenación del territorio facilitada por la experiencia adquirida, encuadrada
hy en un texto mas adecuado a la realidad de esta montaña.

AGRADECIMIENTOS
Al profesor Félix Pérez-Lorente (Universidad de La Rioja) por la revisión
de la versión definitiva del texto.

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