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EL HONOR DE LOS CABALLEROS: LANCES Y DUELOS EN EL PERÚ

Joan Steven Romero C.


Sociología - UNMSM
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joansteven7w7@gmail.com

Un libro caballeresco

Desde la Edad Media, en las épocas donde los respetados y valerosos caballeros

viajaban por todas las naciones conducidos por su espíritu de batalla en busca de riqueza y

fama, estaba muy presente el concepto y la importancia del honor en la alta sociedad de aquel

entonces. Ningún caballero podía permitir que otro hombre manchara su honor, dañando su

moral y su reputación ante la sociedad. Este concepto caballeresco fue remediado con las

prácticas de los “duelos o lances”, dados principalmente en los pueblos bárbaros asentados

después de la caída del Imperio Romano, siendo de mayor importancia en el Sacro Imperio

Romano Germánico que lo implementó como ley, a la que llamaron “duelo judicial”1. A

medida del tiempo su legalidad iría menguando con el avance de la modernidad debido a ser

considerado un acto de barbarie, pero esto no fue un impedimento para que este fenómeno

siguiera vigente hasta hace muy poco de nuestro tiempo.

Si bien existieron códigos de honor por toda Europa desde el siglo XV, en España fue

oficializado su código en el contexto de la Restauración Borbónica a inicios del siglo XX. Se

publicó el libro que sería el origen de momentáneas amistades de dos bandos que se

declaraban la guerra a muerte por aquellos tiempos de los años 50, ni los católicos ni los

comunistas podían verlo sin sentir repudio o cólera (Tamariz, 1997). El libro “Código del

Honor de España” (Figura 1) escrito por el reconocido Marqués de Cabriñana del Campo,

1
Mencionado en el libro Die konzilien deutschlands und reichsitaliens 916 – 1001. Recopilado por
Herausgegeben Von Ernest-Dieter Hehl en el año 1987. Se hace mención a prácticas de duelo en un ámbito
judicial, donde el ganador es el acreedor de la verdad.
Julio de Urbina y Ceballos Escalera, un político español que no tenía idea el impacto que

generaría este libro a la sociedad latinoamericana, especialmente a la peruana desde su

publicación hasta 1965 aproximadamente.

Los duelos por el honor eran una práctica muy común en el Perú del siglo XX, era la

forma en que los hombres arreglaban sus problemas personales que uno de ellos hubiera

empezado manchando el “honor” del otro. Aunque en la actualidad, y también para algunas

personas de aquella época, pueda parecer algo infantil o estúpido, era muy difundido y

acogido por la población en esos años. Hasta en la actualidad se puede encontrar algunos

guiños o referencias en series de televisión que pasan desapercibidas por la gente pero que en

realidad documentan muy bien los hechos pasados.

Según el Código de honor de España Art. 1, toda acción u omisión que denote

descontento, burla o menosprecio hacia una persona o colectividad se considera ofensa si se

realiza con intención de perjudicar la buena honra y fama del que se siente ofendido. De

realizarse esta falta de respeto, el ofendido puede solicitar una reparación por armas en

nombre del honor de ambas personas. (Urbina, 1900). Este artículo sería determinante para la

infinidad de duelos que se celebrarían en cada lugar de ambos continentes ya que era

fundamental señalar al ofensor que normas había infringido de dicho código. Para clasificar

los agravios el libro indica en el Art. 2, “existen tres tipos de ofensas: Las leves, que afectan

al amor propio del agraviado; las graves, que atacan al honor del agraviado; y las gravísimas,

que amedrentan de manera física al ofendido, como también a terceros que el agraviado

brindaba amparo y protección” (Urbina, 1900, p.4). Después de ello señala la nota del Art. 7,

“las armas que puede elegir el ofendido, son la espada, el sable o la pistola, únicas admitidas

por el uso, pero no tiene derecho a usar sucesivamente distintas [sic] clases de armas”

(Urbina, 1900, p.5-6).


Los históricos encuentros

La gran influencia que dejó España debido a la conquista, hizo que tomemos de

referencia a ese país en cuanto las costumbres y tradiciones, y entre ellas estaría el concepto

de honor. Por ello era lógico, según el pensamiento de aquella época, que el código de honor

que debería regir en el Perú fuera el de España lo que orientó que éste sea regidora de todos

los históricos duelos en el país.

Si bien los duelos eran considerados prácticas que solo los hombres intelectuales

ejecutaban entre ellos, y mayormente se daba entre ellos, en el mundo del hampa de antaño

también estaba muy presente el honor y la forma de arreglar las disputas entre caballeros (El

Comercio, 2000). Y precisamente no podemos empezar a analizar los duelos más importantes

de nuestro país sin antes mencionar este icónico duelo que tuvo predilección en los medios de

comunicación de aquel entonces, el duelo de “Carita” y “Tirifilo”.

El porqué de la gran fama de este duelo se basa en el cómo ocurrieron los hechos y la

disposición de la población de bajos recursos que lo acuñaron como una leyenda urbana. En

la zona conocida en aquel entonces como “El montón” en Rímac, actualmente el Barrio

obrero (Peramás, 2018), el 2 de mayo de 1915 se batirían a duelo Cipriano Moreno, alias

“Tirifilo”, un ladrón de gran porte y experimentado en los duelos a “chaveta limpia” (El

Comercio, 2000), conocedor de los duelos según los inmersos en el mundo delictivos de

aquellos años, que había acudido días atrás a un prostíbulo donde tendría una riña con Emilio

Willmann, alias “Carita”, por los servicios lujuriosos de la conocida meretriz Teresa, alias

“La puma” (Peramás, 2018).

Posterior a la discusión en un burdel de la capital, y debido a ese hecho, Tirifilo

condujo a Carita a cometer un robo para que la policía lo capturara ya que Tirifilo, a pesar de
ser ladrón, era un soplón de la policía. Estos dos hechos serían el detonante para la ira de

Carita que tomó venganza luego de salir de prisión.

Haciéndole creer que Tirifilo iba a ser un juez en un duelo, Carita logró llevarlo a “El

Montón” donde Tirifilo queda sorprendido al darse cuenta que él era el que se batiría a duelo

(El Comercio, 2000). Su actitud formal y centrada de Tirifilo contra el precipitado

comportamiento del aún algo joven Carita (Figura 1). Frente a las vías del tren que conducía

a Ancón se posicionaron los duelistas a la vista de sus conocidos 2. Empezando el encuentro

Tirifilo logró hacerle un gran corte en la cara a Carita logrando tener las expectativas de la

victoria en el combate, sin embargo, Carita logró revertir los hechos haciendo retroceder a su

oponente lo que ocasionó que se tropezara con los rieles del tren, oportunidad que Carita no

desaprovechó logrando abalanzarse encima de él y clavándole la chaveta en el pecho (Figura

2), Tirifilo había muerto (Peramás, 2018).

En la Lima de aquel entonces, señala Carlos Aguirre, era dejado de lado a las personas

de mal vivir señalados como “la plebe urbana”, en un proceso de modernización del estado en

la República Aristocrática se les veía a estas personas como el atraso de la sociedad, no

encajaban ni con la clase obrera ni con la clase burguesa, eran vistos como la peste del país

(2019).

Debido al pensamiento de aquella época fue que tuvieron que agruparse entre ellos

mismos, entrando al mundo de la delincuencia para su sobrevivencia creando sus propias

manifestaciones culturales como el concepto de “faites”3, la organización de jaranas entre

ellos, la conceptualización de la mujer más como objeto sexual que como persona, etc.

2
Los padrinos era un concepto que no practicaban regularmente los hampones, es por ello que se le conocía a
su forma de interpretar el honor como “Códigos viriles”.
3
Llamados así a los líderes hampones de aquella época, proveniente de la palabra “Fighters” que significa
peleadores.
Por ello mismo podemos observar como ese comportamiento y predisposición de los

hampones de aquella época por la visión de la mujer como objeto sexual sigue vigente de

alguna forma en el mundo de la delincuencia de nuestros días. Magdalena Chocano (2011)

señala, “los hombres aspiraban a ser los únicos detentadores y guardianes, las mujeres debían

ser depositarias de este honor” (p.143). Dejando reflejar la actitud patriarcal dominante de

aquel entonces.

Figura 1: Representación artística del duelo entre Carita y Tirifilo llamada “Duelo en
Malambo”.
Archivo de la Municipalidad Metropolitana de Lima

Figura 2: Reconstrucción del momento del asesinato de Tirifilo en frente de las vías del
tren hacia Ancón.
Archivo del Diario El Comercio
Después de este mítico duelo se popularizó el uso de las chavetas en el mundo del

hampa para arreglar sus disputas por muchísimos años. Sin embargo, en el ámbito político era

donde se podía ver los duelos en todo su esplendor de las reglas citadas en el Código de

honor.

Si bien Tamariz (1997) señala que los duelos tuvieron gran incidencia en la época del

Coronel Luis Sánchez Cerro (1930-1933), la documentación de estos encuentros es muy

escasa debido a la represión a los medios de aquella época por parte del gobierno, los cuales

no pudieron documentar de forma amplia los eventos o simplemente manipulaban la

información para que no sea divulgado. Sin embargo, en la mesa para el almuerzo familiar no

podía faltar la típica conversación de la política actual y en aquel entonces el tema principal

era las discusiones entre, el presidente del Congreso Constituyente, Luis Antonio Eguiguren;

y Luis Alberto Flores, presidente del Consejo de ministros de Sánchez Cerro durante

mediados del año 1932 y que se convertiría en el presidente del partido Unión Revolucionaria

posteriormente.

Ambos compañeros del Coronel Luis Sánchez Cerro, Eguiguren era de la misma

ciudad que el militar, Piura; y Flores fue un partidario acérrimo de Unión Revolucionaria lo

cual se ganó el cariño del coronel al acompañarlo en sus recorridos por el país. Sin embargo,

esto no pudo evitar las disputas generadas entre ellos, Eguiguren era un creyente de la

democracia, y Flores demostraba una actitud autoritaria y facista.

Por esos años el Poder Legislativo se veía en riñas con el Ejecutivo, lo cual generó

amenazas contra Eguiguren y su familia ya que este había aprobado el voto de censura contra

Flores. Un 20 de mayo de 1932, Flores renunció a su cargo generando así una fuerte discordia

entre estos personajes. Debido a las amenazas, Eguiguren se asiló en la Embajada de Chile

con su familia para evitar cualquier atentado contra su vida y la de sus allegados, sin
embargo, debido a la represión violenta liderada por Flores que ejecutó contra una revuelta en

el Callao, Eguiguren publicó en el diario “El Callao” señalando la actitud que tomó Flores

como un tipo preponderante y autoritario hacia las medidas tomadas contra los manifestantes,

y de incumplir con las promesas de garantías para la vida de los parlamentarios (La Prensa,

1932). Flores no tardó en mandar a sus padrinos en el club de la Unión un 30 de mayo de

1932, don Manuel Diez Canseco y don Luis Gonzáles Orbegozo quienes debatirían los

hechos de la ofensa con los padrinos de Eguiguren, don Erasmo Roca y don Emilio Romero.

Llegando a la conclusión que el día siguiente sería el comentado duelo a pistola con 4 balas, y

a 25 pies de distancia del otro.

A las 9 de la mañana se apersonaron los competidores a la famosísima Pampa de

Amancaes4, afortunadamente ninguno de los combatientes logró asestar un tiro contra el otro

dejando cumplido lo estipulado dando corrección al acto de “deshonor”.

En aquellos años, sabiendo la represión de la dictadura sanchezcerrista, se puede

observar cómo era manipulado el concepto del honor para llevarlo a un ámbito político. En

este caso, los padrinos de Eguiguren señalaron que no se trata de una ofensa hacia Flores

debido a que el supuesto ofensor solo se limita a narrar los hechos ocurridos en el puerto

lanzando una crítica a las medidas represivas y sanguinarias de Flores lo cual no sería un

ataque a su honor (La Prensa, 1932). Sin embargo, los padrinos de Flores argumentaban que

era una ofensa directa a su apadrinado ya que lo da a ver como una persona de carácter

amargo y frívolo hacia las personas. Posteriormente se tendría demostrado que la

personalidad de Flores era muy temperamental con sus enemigos políticos, llegando a batirse

a duelo en múltiples ocasiones tratando de aliviar sus debates ideológicos de esta manera,

dejando de lado el concepto del verdadero honor por prestigio

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4
Lugar preferido de los contendientes a duelo de la primera mitad del siglo XX.
Según Tamariz (1997) convivió entre los peruanos un célebre personaje, reconocido

por ser un gran conocedor del arte de los duelos y, además, padrino de muchísimos lances de

caballeros en la historia peruana, don Miguel «Gaviota» Mujica Gallo (Figura 3).

Sin embargo, existía un personaje clave que era un fiel apasionado de estas prácticas

pseudoprofesionales, el gran Miguel «Gaviota» Mujica Gallo (Figura 2). Persona de gran

conocimiento en el arte de los duelos, el más grande de su época, llegando a ser padrino de

incontables duelistas a lo largo de la primera mitad del siglo XX, siendo principalmente

conocido por poseer un ejemplar original del dichoso libro.

Gracias a él podemos conocer grandes historias de duelos históricos en el Perú, como

el caso de José Antonio Cáceres Godot (sanchezcerrista) y Manuel Tello (leguiísta). El joven

Cáceres Godot había publicado un artículo periodístico donde insultaba al señor Manuel

Tello que le doblaba la edad. Una falta seria que el partidario de Leguía no pasó por alto

acusando que el padre del joven Cáceres había hecho negocios con el expresidente del

oncenio y que por ello le parecía raro que éste milite en el partido opositor. La respuesta del

joven Cáceres no se hizo esperar, quien fue en busca de su acusador, encontrándolo en la

calle propiciándole dos bofetadas, se había declarado el duelo. Después de hacer la respectiva

invitación por parte de los padrinos y pactar los preparativos, los dos combatientes se

presentaron a la batalla. Lastimosamente el encuentro no duraría más de un minuto, ya que el

señor Tello acabaría con la vida del joven Cáceres de un balazo en la cabeza.
Figura 1: El “Código del Honor en España” escrito por el marqués de
Cabriñana que poseía Miguel Mujica Gallo.
Archivo Revista Caretas

Figura 2: El sr. Miguel Mujica Gallo junto a su más apreciado libro


español del marqués de Cabriñana.
Archivo Revista Caretas
Una de otras historias jocosas y anecdóticas que cuenta este gran conocedor de estos

dichosos duelos es la de los capitanes Herbozo y Fierro, pero a diferencia de los demás

duelos, este no se realizó con las normas fijadas en el “Código de Honor” desatando una

batalla sin padrinos, sin médicos y sin lugar acordado, lo hicieron a su manera. Se encerraron

en un cuarto de su cuartel militar donde se enfrentaron a duelo con sables, decididos a que

solo uno saldría con vida de ese lugar. El desenlace hubiera sido trágico de no ser por la

intervención de sus compañeros de pelotón quienes tuvieron que tirar la puerta de la

habitación para salvarlos a ambos. Cuando entraron a la sala del combate ambos estaban

seriamente heridos lo cual les costó varias semanas hospitalizados.

El gran Mujica Gallo presenció y narró muchísimos más duelos entre personajes

políticos famosos de aquella época, como por ejemplo: Los dos más famosos duelistas, el

periodista Federico More y el líder político Luis A. Flores representando a la UR, que

llegaron a enfrentarse hasta 5 veces cada uno. Otro caso es el duelo de honor más sangriento

de esos años representado por los políticos Alfonso Pardo Vargas y Juan Brysson que

celebraron el lance en los alrededores de Chorrillos.

Pero el último duelo de gran interés en Perú y que marcaría la carrera política de un

líder histórico sería el jueves 19 de enero del año 1957 entre el diputado Eduardo Watson

Cisneros y el político Fernando Belaúnde Terry quien se convertiría en el Presidente de la

república.

Su duelo había sido originado por un comentario del diputado Watson ante una

manifestación del sr. Belaúnde Terry quien no dudó en desafiarlo a un duelo que se haría

escuchar hasta en las casas más humildes y pacíficas de los barrios limeños. Todos

satirizaban aquel encuentro considerando que el hombre ya había conquistado el espacio en

aquellos tiempos y se estaba dejando de lado estas prácticas medievales.


En aquella época fue una noticia “bomba” que no pasaba por alto ante cualquier tema

de conversación de una cantina, restaurante o hasta de burdel; pero lamentablemente no se

tiene exactitud del lugar de dicho lance ya que ambos querían mantenerlo en discreto y los

medios de comunicación de la época dan versiones diferentes. Los periodistas del diario “El

Comercio” señalaban que fue en una terraza con dirección a Ancón, en la av. Panamericana

norte, específicamente en Collique; y otros, como el histórico y gran periodista Domingo

Tamariz Lúcar5 de la revista “Caretas”, señalan que fue en una terraza de Miraflores.

Al margen del lugar de tan caballeresco acontecimiento, se conoce muy bien que fue

en el transcurso de entre las cinco y siete de la mañana. Ambos trataron de evadir a la prensa,

como Belaúnde, quien no durmió esa noche en su casa de Inca Rípac logrando evadir a

periodistas que esperaban su salida de su residencia. EL padrino del futuro presidente fue

nada más ni nada menos que el gran conocedor ya mencionado, Miguel Mujica Gallo, y el del

diputado Watson era el reconocido jurista y abogado, aún vivo y personaje que el redactor de

este artículo le encantaría entrevistar, Javier Ortiz de Zevallos.

El lance estuvo compuesto de tres asaltos (Figura 3) donde, según el periodista

Tamariz, Belaúnde tuvo el control del encuentro mientras el diputado solo se limitaba a la

defensa terminando éste con unos cortes en la oreja y algunos rasguños, mientras que el

arquitecto terminó con unos rasguños en la mano (Figura 4 y 5). Si bien ninguno de los dos

había antes practicado ni un poco de esgrima, la noticia se había hecho tan viral que no había

forma de echarse para atrás. Sin lugar a dudas este evento marcó un hito en la vida de este

flamante político ya que no volvería a haber un duelo que diera tanto de que hablar y,

progresivamente, se dejaría de dar la práctica de este pseudo-deporte caballeresco.

5
El gran periodista es uno de los pocos que pudo entrevistar al gran Miguel Mujica Gallo, del cual se hace gran
mención en este escrito.
Figura 3: El arquitecto Belaúnde Terry y el ingeniero
diputado Watson Cisneros plasmados en una caricatura
satirizando su encuentro.
Archivo Revista Rochabús

Figura 5: El futuro presidente


Belaúnde Terry realizando su
característico saludo con la
mano vendada.
Archivo Revista Caretas

Figura 4: Los duelistas, Belaúnde y Watson, atendidos por


sus respectivos médicos y padrinos.
Archivo Revista Caretas
Si bien ya ha perdido popularidad esta actividad, aún se recuerda con cierto cariño

entre las personas mayores de las calles de cada ciudad del Perú que, con nostalgia, narran

estas historias de honor. Y tal como me dijo uno de mis maestros, Ernesto García Torres,

citándolo: “Si ofendiste a alguien, ya sea amigo o enemigo, y éste te estrecha el rostro de

manera seria y efusiva, ya sabes que debes tomar unas clases express de esgrima, una espada

bien afilada y conseguir un buen padrino que sepa lo necesario para salvar tu dichoso honor,

¡carajo!”.

BIBLIOGRAFÍA:

- Anónimo (19 de enero de 1957). Duelo Belaúnde-Watson. El Comercio, 1-12.

- Tamariz, D. (febrero de 1957). Treinta años de duelos. Caretas, 19-39.

- Tamariz, D. (1997). Memorias de una pasión. Lima, Perú: Jaime Campodónico.

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