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I CHING Y SALUD

Más allá de las consultas puntuales que se pueden hacer a esta obra
maravillosa que recorrió los siglos, en cualquier momento y circunstancia podemos
detenernos en alguno de sus 64 signos y encontrar una referencia concreta a la
situación que estemos atravesando.
Aunque nos invada la mayor de las dudas, en nuestro inconsciente existen
respuestas posibles para encontrar la solución. El contacto con el I Ching pone
palabras a estas respuestas prefiguradas, apenas percibidas por nosotros, o, incluso,
respuestas que no quisiéramos enfrentar.
Aun tratándose de sólo 64 signos, la gama de posibilidades es infinita y
siempre una de ellas es la respuesta adecuada.
Por su abstracción y atemporalidad es justo la respuesta necesaria a una
realidad concreta en un tiempo determinado. Es decir, su texto implica un registro
de polaridades, continuo, y la sincronicidad es perfecta.
Reflexionando sobre el momento histórico que estamos viviendo,
contaminado por excesos y desbordes de toda naturaleza, pienso en el desborde de
la salud de la población, con crisis intensas y agobiantes, en los ámbitos físico y
psíquico.
Esta situación aleja al ser humano de las leyes naturales y divinas, hasta el
punto de no poder asumir una actitud responsable en la búsqueda de su propia
curación. En lugar de compartir esta responsabilidad con el profesional de la salud,
deposita en él la autoridad sobre su ser. Entonces recibe pasivamente una
medicación, sin una participación propia, como una acción decidida que implique
un cambio en la conducta; por lo menos, recorriendo un camino inverso al que lo
llevó a enfermar, a decir de Hipócrates.
El hexagrama 43 nos habla del desbordamiento como dar a conocer, sacar,
con una acción decidida que requiere un cambio: “la mejor manera de combatir el
mal es un enérgico progreso en el sentido del bien”.
El desbordamiento puede mostrarse en sus dos caras. Por un lado el
positivo: la energía del bien que transmuta en amor, trabajo, acción reparadora. Por
el otro, el negativo: la tensión, constricción, que irrumpe como descarga excesiva,
provocando la enfermedad del alma y del cuerpo.
Desde el “Tao”: la taza de té que una vez llena, no se vacía, se desborda y
además, no puede volver a llenarse... mientras siga llena.
En el plano de la salud, pasa lo mismo: el organismo tiene una determinada
capacidad de asimilación, que es óptima: asimila y transforma lo asimilado en
energía reparadora, en distintos planos de la existencia; esto es muy bueno. Si
sobrepasa esta capacidad, desborda; puede ser hacia fuera o hacia adentro.
Si es hacia fuera, aunque hay enfermedad, es una reacción muy buena.
¿Porqué?. Porque mediante el síntoma, se las arregla para expulsar el tóxico que
enferma. Tiene vitalidad ese organismo para hacerlo, y va a quedar aún más
restablecido cuando lo haga. Si el desborde es hacia adentro, es negativo, enferma
aún más, ya que ocupa, tapona los llamados tejidos intermedios.
Estos constituyen una preciosa parte de nuestro organismo que sostiene a
todos los órganos, los protege mullidamente. Y además cumple funciones
importantes, como que es el lugar de paso del oxígeno y productos nutricios que
deben ingresar a cada una de las células, y de las sustancias que de ellas tienen que
salir para ser eliminadas. Pero si estos tejidos intermedios están taponados por los
excesos desbordados hacia adentro no pueden cumplir su noble función. Se trata
del desbordamiento que enferma.
Hipócrates, el padre de la medicina, señaló, hace mucho tiempo, la existencia
de una “vix medicatrix natura”: el poder curador de la naturaleza, que, utilizando la
propia fuerza vital del organismo, tiende hacia la curación, provocando desborde
hacia fuera, esto es: limpiando la carga tóxica.
Con esta crisis el ser recobra el equilibrio, aparece la calma orgánica que se
transmite a la espiritual, disminuyendo la ansiedad (Hex. 37)
En estadios posteriores, persistiendo en una falta de respeto a las leyes
naturales, se pierde esa vitalidad que guía hacia la curación. El desborde queda
adentro estancado, dando lugar a enfermedades más graves, muchas veces
insalvables.
Pero entonces, ¿qué hacer?. Volviendo al Tao: permitiendo que la taza de té
se vacíe, en salud: haciendo dietas livianas, frugales, absteniéndose de ingerir
alimentos muy concentrados en horarios matinales, ya que en este momento la
energía del organismo está dedicada a la depuración, a sacar, eliminar; haciendo
actividad física, que con la respiración y la transpiración, también elimina toxicidad.
Todas estas son formas de desbordar hacia fuera antes de llegar a la
enfermedad, y para mantener la salud. El I Ching nos dice: “....Pero la donación de la
comida tiene su tiempo, que debe guardar”(Hex. 5)
Nuestra cultura de excesos nos impide un equilibrio entre el alimento que
se ingiere y el no ingerir alimento, también impide el equilibrio entre las calidades y
cantidades de los alimentos, así por ej. : Un alimento con mucha proteína, seco, se
acompaña de otro fresco jugoso con muy poca concentración proteica (una ensalada
cruda con un puñado de almendras).
Hay que reaprender a vivir de acuerdo a un orden natural; al nacer lo
teníamos.
El I Ching nos dice, hex. 27 :
“Así el noble presta atención a sus palabras y es moderado en el comer y el
beber”
“.....La quietud y el silencio moderan el movimiento, el silencio permite que
las palabras dichas no sobrepasen la justa medida, y que tampoco sobrepase la justa
medida el alimento que entra por la boca. De este modo se cultiva el carácter”.
Hexagrama N° 5

Hsü / La Espera (La Alimentación)

El tiempo de Hsü, La Espera, es el tiempo de kairós, diferente al de cronos. Es un


espacio interno, psicológico, del alma, no se trata del tiempo cronometrado por el
reloj, ni por ningún objeto de medición externa.
El tiempo de kairós es el de la “paciencia”, el de los pacientes, pues toda
curación tiene su propio tiempo interno.
No empujamos el río para que fluya más rápido, ni golpeamos el árbol para
apurar la maduración de sus frutos, simplemente “esperamos” y al mismo tiempo
continuamos haciendo nuestra vida. De pronto nos sorprenden los anaranjados, los
rojos o los morados.
En nuestro sistema de creencias, los occidentales le otorgamos mayor
relevancia “al hacer”, al movimiento, a la energía yang, sumando a ello nuestras
pasiones yoicas: control, inseguridad y ansiedad.
No siempre es útil ser tan voluntarioso, a veces puede ser más importante no
hacer, (wu wei) aguardar, lo cual no implica abandonar la meta, o ser negligente. Si
confiamos en que las leyes del cosmos se cumplen siempre, nos sentiremos más
protegidos y más libres internamente.

Acerca de la nutrición del cuerpo y del alma

Esperar en un lugar agradable, “comiendo, bebiendo, y con buen humor” nos


aconseja el I Ching. Si en cambio la espera es tensa y dolorosa, cuando llegue
aquello que tanto ansiábamos, posiblemente nos encuentre exhaustos y ya no nos
sirva.
El Libro de los Cambios le da suma relevancia al aspecto de la nutrición. En
toda su obra hay varios hexagramas que se refieren a éste tema: Hexagrama N° 27
- “Las Comisuras de la Boca”, Hexagrama 48 - “El Pozo de Agua”, Hexagrama 50 –
“El Caldero”.
La nutrición también aquí tiene su referente en lo material.
Hasta el presente los seres vivos no han podido prescindir del alimento
concreto, pero tampoco del alimento de arriba, del que nutre el alma y el corazón.
Si un bebé durante el primer año de vida recibe alimento y cuidados generales,
pero no es mirado ni mimado, se enferma y muere. (Primer Año de Vida, de René
Spitz). Ese bebé no puede esperar porque aún no ha tenido oportunidad de
fortalecerse, no cuenta con recursos propios.
El tiempo de espera, es de los fuertes dice el Libro de los Cambios. Uno de los
aspectos más importantes que denotan madurez, es “la paciencia”. Los niños poseen
un umbral de frustración muy bajo frente a la postergación; “ese chocolate lo quiero
ahora mismo”.
En el tiempo del hexagrama N° 5, el destino se cumple por sí solo, es el
período de la inacción, es necesario aguardar que llegue la oportunidad, que pase
el peligro (K’an), que se curen las heridas; todo ello implica templanza, fortaleza
interior, madurez. John Blofeld lo denomina: “Inactividad Calculada” y Carlos
Molinero: “La Paciencia”
Tengamos en cuenta que el ideograma Hsü, representa un meditador
sentado, que nos remite a la idea de la contemplación, a través de la cual recibimos
la energía cósmica, la sabiduría de la conciencia superior, el alimento del cielo.
El presagio es feliz si logramos apelar a la paciencia. Aguardar implica cultivar
el aquietamiento, hasta que bien sea propicio “cruzar las grandes aguas” y lograr
nuestro objetivo cuando estemos listos para ello.
En este hexagrama El Libro de las Mutaciones lo expresa como una sentencia:
“La Espera no es una esperanza vacua, alberga la certidumbre interior de alcanzar su
meta”.
La dificultad aquí está simbolizada por el trigrama K’an, el peligro, lo abismal.
Las líneas denotan diferentes grados de dificultad y hasta se habla de estar atrapados
en un agujero.

Interpretación Rápida
Hexagrama 1: Sé audaz, pero no implacable, y todo terminará felizmente y bien.
Hexagrama 2: Se necesita un esfuerzo intenso, sin relajación.
Hexagrama 3: Si tienes prisa, ve despacio; solicita la ayuda de otros.
Hexagrama 4: Decídete; ha llegado el momento de tomar decisiones. Aprende de la
experiencia.
Hexagrama 5: Tu éxito quedará asegurado con una combinación de decisión,
persistencia y sinceridad.
Hexagrama 6: Sé cauto; no corras riesgos, y no confíes en la suerte. Tus planes
pueden conducir a un conflicto.
Hexagrama 7: Una acción bien considerada producirá éxito.
Hexagrama 8: Debes tratar de dar tanto como tomas; elabora otro hexagrama.
Hexagrama 9: Sé feliz con pequeños éxitos. Sé responsable con los deseos de otras
personas.
Hexagrama 10: Un problema puede superarse con iniciativa y tenacidad.
Hexagrama 11: Buena fortuna en esta cuestión.
Hexagrama 12: Las cosas no son lo que parecen; no corras riesgos ni sigas el consejo
de otros.
Hexagrama 13: Las cosas terminarán bien si consideras los intereses de otros; no
aplaces decisiones.
Hexagrama 14: Busca la ayuda de otros. Prepárate para lo inesperado.
Hexagrama 15: Conserva la calma, haz lo que te parezca correcto y todo terminará
satisfactoriamente.
Hexagrama 16: Evita las incomprensiones explicando tu punto de vista. Busca ayuda.
Hexagrama 17: Contrólate o las cosas saldrán mal.
Hexagrama 18: La situación es confusa; trata de desenredarla con paciencia. No seas
perezoso.
Hexagrama 19: Una situación mezclada, con fuerzas buenas y malas agitándose;
corta de raíz estas últimas.
Hexagrama 20: Evita la prisa excesiva; considera cuidadosamente cada factor
implicado.
Hexagrama 21: Emprende una acción positiva y contundente, y empuja
enérgicamente hacia adelante.
Hexagrama 22: Atente a las reglas; no hagas nada que pueda despertar objeciones
en los demás.
Hexagrama 23: Retrocede y permanece sereno. No hagas nada. Momento para la
paciencia y la prudencia.
Hexagrama 24: Experimenta con lo nuevo; evita a toda costa aferrarte a lo viejo.
Hexagrama 25: Actúa de acuerdo con tus deseos más íntimos. Actúa con
espontaneidad.
Hexagrama 26: ¡Trabaja! ¡Juega! Sé extrovertido. Un momento para gran energía.
Hexagrama 27: ¡Ten cuidado! Concéntrate en lo importante, no en trivialidades. No
desanimes a otros.
Hexagrama 28: Momento para el esfuerzo sostenido y planificado.
Hexagrama 29: No te comprometas; atente a tus principios y las cosas saldrán bien.
Hexagrama 30: Ponte de acuerdo con la realidad: no puedes tenerlo todo.
Hexagrama 31: La buena fortuna está contigo, pero evita ser complaciente.
Hexagrama 32: Tiempo para aceptar los golpes de la fortuna. Sé humilde, como el
junco que se inclina al viento.
Hexagrama 33: Es mejor una ordenada retirada e inactividad.
Hexagrama 34: La situación terminará bien para ti si haces lo moralmente correcto.
Hexagrama 35: Controlarás la situación si usas tu influencia para el bien.
Hexagrama 36: No seas sensible ni te deprimas; mantente frío y tranquilo en medio
del desorden.
Hexagrama 37: Tiempo para la lealtad, y para cumplir con tus obligaciones.
Hexagrama 38: Están indicados el compromiso y la buena voluntad.
Hexagrama 39: Evita las disputas, busca la ayuda de los amigos.
Hexagrama 40: Tiempo para la audacia, olvidar el pasado y pensar en el futuro.
Hexagrama 41: Sé prudente, usa tu fortaleza interna.
Hexagrama 42: Sé audaz; haz grandes cambios en tu vida, pero ten en cuenta los
intereses de los demás.
Hexagrama 43: Sé firme y muestra buena voluntad.
Hexagrama 44: Confía en tu propio juicio; toma tus propias decisiones y actúa sobre
esa base.
Hexagrama 45: Trata de no ser demasiado seguro de ti mismo; busca ayuda y
consejo de otros.
Hexagrama 46: Sé adaptable y prepárate para pensar y actuar con rapidez, y para
aceptar consejos.
Hexagrama 47: Una situación muy difícil; sé resistente.
Hexagrama 48: Trata de comportarte como se esperaría de ti; utiliza tu fuerza interna.
Hexagrama 49: Ante una situación que cambia con rapidez, debes estar preparado
para cambiar con ella.
Hexagrama 50: La situación no es prometedora; contrólate y no emprendas ninguna
acción.
Hexagrama 51: Abundan las sorpresas, en general desagradables. Reflexiona antes
de actuar.
Hexagrama 52: Necesitas fortaleza interna; es necesario un autoexamen sereno.
Hexagrama 53: Evita la precipitación; deja que las cosas se desarrollen a su propio
ritmo.
Hexagrama 54: No corras riesgos; sé muy prudente, evita ofender.
Hexagrama 55: Disfrute con lo que suceda. Relájate.
Hexagrama 56: Nada es seguro en este momento; debes ser paciente.
Hexagrama 57: No hagas ningún movimiento sin haber considerado antes las
implicaciones.
Hexagrama 58: Sé generoso, ten en cuenta todas las ideas nuevas, y coopera con los
demás.
Hexagrama 59: Sé cuidadoso, actúa con desinterés. Asegúrate de que tus
motivaciones son honradas.
Hexagrama 60: Te encuentras en una encrucijada importante; acepta cualquier
fuerza que se ejerza sobre tus acciones.
Hexagrama 61: No pierdas la calma; explica con todo detalle tus acciones.
Hexagrama 62: Concéntrate en los pequeños problemas; no trates de resolver los
grandes.
Hexagrama 63: Prepárate para lo totalmente inesperado. Saldrás fortalecido.
Hexagrama 64: El éxito se deriva de la prudencia; te hayas sobre una capa de hielo
muy delgada.

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