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HDSF
L I B RAR.Y
OF THE
U N VER.SITY
I
OT ILLI NOIS
370.954
P31sSc
1919
¿~
OBRAS
DE
RAB NDRAN
I AT H TAGORE
Morada de paz
(SHANTINIKETAN)
OBRAS DE RABINDRANATH TAGORE
(Según el testo ingle's, escrito o revisado por el propio
autor).
PUBLICADAS
EN PRENSA
TRÁNSITO (poemas).
RECUERDOS.
RABINDRANATH TAGORE
Morada de paz
1SHANT1NIKETAN)
La Escuela de Rabindranath Tagore
en bolpuk
COR
W. W. PEARSON
TRADUCCIÓN
- PRIMERA edición
MAD R i D
I 919
Zenobia Camprubi de Jiménez tiene la autorización
esclusiva de Rabindranath Tagore para traducir sus
obras al español y para publicarlas e7i España y en la
América española.
Todas las otras traducciones españolas que circulan,
son fraudulentas.
ES PROPIEDAD
QUEDA HECHO EL DEPOSITO QUE MARCA LA LEY
COPYRIGHT, 1919,
BY ZENOBIA CAMPRUBI DE JIMÉNEZ
W. W. PEARSON
J AD AV
CANCIÓN
DE LA ESCUELA DE SHANTINIKETAN
por Ra b inora na tu Tagore
(Traducida at. inglés por el propio autor)
l^A Shanttniketan la %
amada de nuestros
Moraba de paz, 2.
lejos que vayamos, vive en nosotros y a
nuestro alrededor. Teje nuestros corazones
en una canción, y nos hace uno en la mú-
RABINDRANATH TAGORE
JLOS más grandes maestros de la In-
dia antigua, de nombres imperecede-
21
A' >1 b i fl ,/ / (I H (í / // /' il !• O ) (•
en el
lugai de i.»
verdad, de la paz y
ii
(|m>( as i»»» .leí ¡01 es, aunque cim
i >i. ii < mi las < <
i sas ,
y numei <
>sos i ein( >• ,
<iia dr mi juventud ,
que se \w^o ,
en
Morada de p a Z
23
Rabindranath Ta &e o f e
24
M orada de p a
25
Rabindranatli Ta e o r e
£>
ashram:
«Afortunadamente para mí, Satish
Chandra Roy, joven estudiante de gran
porvenir, que entonces estaba hacien-
do su bachillerato se sintió atraído por
,
29
Rabindranatk T a g o r e
de la vida.»
Shantiniketan
POR
W. W. PEARSON
PJ. c- cuento que vien
•
ués, estir -.ñámente r<
35
>.;^r .-?-_.
Rabindranath Tag o t e
34
Morada de paz
lentamente, tirados por los bueyes,
nuestra conversación fué principalmen-
te de él.
35
Rabino, ranath Ta g o t c
fundarla.
Habían cesado apenas las voces de
los estudiantes que, después de la ce-
36
Morada de paz
cantan una canción del poeta. Se acer-
caron lentamente a nuestra casa, y lue-
37
Rabindranath Ta g o r e
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Morada de paz
gore, fundador del ashram, quiso que en
Shantiniketan no fuese adorada imajen
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Rabindranath Ta ?
¿>
o r e
40
Morada de paz
cioso estasis, hechizado por el claro de
luna indio.
La mañana de mi despedida hubo
una ceremonia de adiós, a la antigua
usanza hindú cuando un huésped se
va de un ashram al mundo. Me colgaron
41
Rabindranath Tag o r e
43
Rabindranath Ta ?
,s
o r e
44
Morada de paz
Pero sea cual fuere el resultado prácti-
co de este ensayo de educación, que
se esfuerza en unir las mejores tradicio-
nes del viejo sistema hindú con los más
sanos principios de los métodos moder-
nos, no puede ponerse en duda que su
ideal es muy elevado.
Permitidme hablar más de este ideal
y de cómo los muchachos y maestros de
la Escuela se esfuerzan en ponerlo en
práctica.
Shantiniketan era primitivamente un
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Rabindranath Ta &e o r e
Él es el reposo de mi vida,
la alegría de mi corazón,
la paz de mi espíritu.
46
Morada de paz
redadas, contrastaban bellamente con la
47
Rabindranatk Ta g o r e
49
Morada de paz. 4.
Rabindranaih Ta &p o r e
5o
Morada de paz
la publican revistas mensuales, la mayor
parte en bengalí, con cuentos, poemas y
ensayos escritos por los muchachos, y
dibujos de aquellos que demuestran ma-
yor habilidad artística. A veces, estas re-
vistas languidecen y dejan de salir en
mucho tiempo, pero cuando llega el ani-
Si
Rabindranath Ta g o r e
52
Morada de paz
Con frecuencia se hacen escursiones,
bien de un día y para toda la Escuela, o
por varios, a lugares de interés histórico,
para algunos muchachos escojidos, que
son acompañados por dos o tres maes-
tros. En primer caso, se va a algún
el
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Rabindranath Ta 2 o r e
¿>
vidumbre de la cocina.
Los honorarios son los mismos para
todos, aunque en ciertos casos se admi-
te gratuitamente a algunos estudiantes
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Rabindranath Tag o r e
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Morada de paz
más importantes de la verdadera edu-
cación.
La más completa modestia reina en
todos los pabellones donde los mucha-
chos hacen su vida diaria. Los dormi-
torios no son sino casitas con techos
de paja, y, aunque se piensa cambiar
ésta por otro material menos inflamable,
en cuanto se pueda disponer de algún
dinero —
porque la posibilidad de un in-
cendio que lo destruyera todo, es una
inquietud continua
— ,
la intención es de
conservarlos tan sencillos como ahora.
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Rabindranath Ta ° o r e
¿>
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Morada de paz
chachos se están en sus cuartos y es-
tudian sus lecciones, ayudados por los
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Rabindranath Ta p o r e
&
6o
Morada de paz
A los muchachos se les permite, con
toda confianza, ocuparse de sus propios
asuntos. Tienen sus comités para cada
maestros y discípulos.
Los estudiantes antiguos del ashram
conservan de varias maneras su relación
con la Escuela, y son llamados por los
que están en ella «Dada», que quiere de-
cir «Hermano mayor». En la fiesta anual,
61
Rabindranath .
T a g o r e
62
Morada de paz
bajo un árbol o en la galena de un dor-
mitorio. Este trabajo al aire libre tiene
63
Rabindranath T a é»2 o r e
po para la cena.
64
Morada de paz
todos andan descalzos; pero esta espe-
riencia sólo molesta algo a los nuevos',
Morada de paz, 5.
Rabindranath Ta 2 ¿>
o r e
67
Rabindranath Ta g o r e
69
Rabindranath Tag o r e
pital de la Escuela,
para que allí reciba
tratamiento adecuado.
70
Morada de paz
Buen ejemplo de este admirable espí-
que yo en su trabajo,
igual ansioso interés
72
Morada de paz
cuanto comprendió que volvía, el pobre-
cito se quedó otra vez tan quieto, lleno
de felicidad.
73
Rabin'dranath Tag o r e
74
M orada a e paz
tiniketan que el que se permita traer
les
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Rabindranatk Ta g
L>
o r e
verdad espiritual.
Shantiniketan fué fundada por el pa-
dre del poeta, el Maharshi Devendranath
78
Morada a e paz
bol,y se está quince minutos sentado en
contemplación muda, o tal vez mejor, en
silencio, puesto que el asunto de sus pen-
samientos se deja completamente a gusto
de ellos. No se les da consejo alguno en
cuanto al método contemplativo, y su
punto de consideración se deja a la in-
fluencia de la idea del silencio y a los
79
Rab.tnd. ranath Tazóte
6
rededor de él.
8o
M orada ct e paz
ne en sí ese elemento de plenitud, si se
mira desde punto de vista debido, pues
el
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Morada de paz 6.
Rabindranath Ta g o r e
83
Rabindranath Ta p o r e
84
Morada de paz
la simpatía por todos los seres vivos. La
música es para ellos una inmensa ven-
taja, ya que las canciones no son del
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Rabindranath Ta g o r e
89
Rabináranath Ta g o r e
go
M o r a a a de p a
diantes.
(**) Santos.
91
Rabindranath T a g o r e
CAPÍTULO I
za verdadera.
92
M o r a a a de paz
en un bosque, y era que el hombre sen-
tía una especie de libertad y podía darse
•93
Rabindranath Ta g o r e
CAPÍTULO II
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M o r a a a de paz
Cerca, la esposa del Gurú
que viene (*),
radiante de su
Gurú, lo escuchan sin
pestañear. Cuando terminaba la lección
matutina, llegaron dos o tres ciervos y se
empezaron a acurrucar, con cálido alien-
(*)'
Señor y maestro.
95
Rabindranath Ta g o r e
juntando las
dijo, manos:
y la bondad divinas.
96
Morada de paz
todo esto, y tengo ya que salir al mundo
grande, donde hay cientos y cientos de
hombres como yo, entre los cuales está
traído, me despediré.»
Mientras hablaba Utonka, todos los
98
Morada a e paz
por otro, para mendigar en la aldea la
comida. Los había hijos de hombres ricos
e influyentes, pero todos, sin distinción,
pedían limosna.
CAPÍTULO III
99
Rabindranath Ta g o r e
ninguna dificultad.»
Utonka la oyó con deleite, la saludó y
IOI
Rabindranaíh Ta g o r e
del regalo.
Cuando se hubo ido, la esposa del
Gurú siguió sentada sin moverse,
dicién-
102
Morada de p a
CAPITULO IV
103
Rabindranath Ta g o r e
lió a una
gran llanura. A lo lejos, la luz
104
Morada de paz
achicharradora del sol vibraba en lenguas
de fuego, bajo el cielo de un azul profun-
do. Antes de echarse al solazo, Utonka se
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Rabindranath Ta g o r e
1 06
Morada de paz
la cara y vio otros dos vivos ojos que lo
miraban desde un rostro sonriente; y
mientras miraba estos ojos, oyó, como
en sueños, una voz que le decía: «Hijo
mío, bebe leche de esta vaca, porque tu
Gurú la ha bebido también». Utonka se
inclinó para bebería, y le pareció que
bebía néctar. Pero, al levantar la cabeza,
selva.
preguntárselo,
se
paso. Volvió a acordarse del regalo, y
apresuró de nuevo.
CAPÍTULO V
que deseas. »
res de la Reina, a pedirle lo
109
Rabindranath Ta o o
¿>
r e
no
Morada de paz
Cuando llegaron a una de las salas,
elguardián se detuvo y dijo a Utonka:
«Bramachari, aguarda aquí un poco, en
este salón, que voy a llamar a la Reina.
Ella te recibirá en la sala inmediata. » Y
diciendo así, mientras Utonka se senta-
ba para esperar, el guardián se fué hacia
la vaca.
Mientras esperaba, creía Utonka sen-
tir en todo una calma y una paz bendi-
tas. Veía pasar y volver a pasar por el
patio las servidoras de la Reina, vesti-
das de seda roja y con lámparas en las
ni
R a b i n d r a n a t 1: Ta g o r c
veo...»
112
M orada de paz
boca después de beber la leche, estoy
impuro y no puedo ver a la Reina. ¡Y
Morada de paz, 8.
Rabindranath Ta g o r e
114
M orada de paz
dijo con dulce voz: «Bramachari, guár-
dalos bien, que el Rey de las Serpientes
tiene muchas ganas de cojerlos.»
US
Rabindranath T. a g o r e
116
Morada de paz
*
CAPÍTULO VI
117
Rabindranath T a g o r c
jigantescamente.
Parece que no hay una sola nube;
ayer me pasó...»
Estuvo mirando fijo,
durante un largo
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R a b i 11 d r a n a t h T a g o r e
cerrar de ojos.
Se echó Utonka a nuevamente y reir
lido bramachari!»
Con los ojos en el cielo, rezaba Uton-
ka así, juntando las manos; y mientras
miraba a los aires, descendió una nube
sobre su misma cabeza. Luego, Utonka
sintió caer una lluvia suave,
y brilló un
arcoiris; y de parte a parte de la nube,
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Rabindranaih Tacóte
6
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Morada de paz
CAPITULO VII
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Morada de paz
sobre enormes montones de joyas y per-
125
Rabindranath Ta 2
b
o r e
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Morada de paz
la vida se en un momento, de
le llenaba,
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Rabindranath Ta g o r e
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Morada de paz
era más bien de apacibles ánjeles son-
rientes.
129
Morada de paz q.
Rabindranath Ta °
¿>
o r e
glorioso! me inclino!»
130
Morada de paz
cuenta de que toda aquella visión se
había disipado. Por todas partes, la fresca
luz del sol que amanecía se filtraba por
los árboles; el rocío estaba aún en las ho-
131
Rabindranath Ta sp o r e
132
Morada de paz
ciones, y todas las formas imperecederas
de la hermosura de esta tierra. El dios
del fuego ha puesto en mí su seña, y la
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Rabindranath Ta g o r e
CONCLUSIÓN
141
Rabindranath Ta g o r e
142
Morada de paz
de un órgano potente y llega a lo más
hondo de nuestro ser con su música.
Aunque no sepamos, es verdad que en
lo
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Rabindranath Tag o r e
144
Morada de paz
estilo;hay que ser un hermano mayor,
dispuesto a caminar con los niños por la
misma senda del saber elevado y de la
aspiración. Y
único consejo que puedo
el
150
Morada de paz
a un término, sino que tiene su continui-
dad en la verdad. En
que somos ver-
lo
i5i
Rabindranath Ta g o r e
152
M orada de p a 2
153
Rabindranaih Ta g o ? e
FIN
de Morada de paz
ÍNDICE
Pájs.
Morada de paz:
(NOTA DE LA TRADUCTORA:
NINGUNA obra, y menos si es traducción, puede te-
Madrid, 19 19.
FIN
UNIVERSITY OF ILLINOIS-URBANA
3 0112 067082898